Post on 31-Oct-2015
INTRODUCCIÓN
El motivo de elegir al pedagogo D. Francisco Giner de los Ríos para nuestro
trabajo, es porque actualmente éste es reconocido como fundador de la Institución
Libre de Enseñanza (ILE), y por consiguiente resulta muy valioso y enriquecedor
profundizar en el conocimiento de su obra.
Cuando se nos solicitó la realización de un trabajo de investigación, tras varios días
de estudio, concluimos en centrarnos en la figura de D. Francisco Giner de los Ríos.
Nosotras como docentes y andaluzas, compartimos gran admiración por este
pedagogo mundialmente conocido, y que además ha sido maestro de educadores.
Con nuestro trabajo, pretendemos resaltar la figura del malagueño Giner de los
Ríos, no solo cómo el fundador de la ILE, sino como un pedagogo que marcó la
evolución de la pedagogía en tiempos posteriores. Y que dejó una extensa obra que
durante mucho tiempo ha sido un referente en el ámbito educativo.
Nuestro principal objetivo es poner de manifiesto la trascendencia de la obra de
este filósofo, pedagogo, ensayista, profesor universitario, haciendo hincapié en su
faceta de discípulo de Sanz del Río y continuador del krausismo.
El propósito de Giner de los Ríos fue regenerar el país a través de las conciencias,
la revolución de las conciencias. Quería crear hombres íntegros, cultos y capaces, en
base a la idea de que los cambios los producen los hombres y las ideas, no las
rebeliones ni las guerras. Tras la guerra civil española todo lo que tenía que ver con
Giner, por su corriente de pensamiento, fue prohibido por el régimen franquista, lo
que ha hecho que se pierda gran parte de su obra. Durante la dictadura, la enseñanza
pasó a estar controlada por el régimen franquista, haciendo que la mayoría de los
seguidores de Giner desaparecieran. No obstante, existen algunos colegios en España
que están retomando los principios pedagógicos de Giner adaptados a los nuevos
tiempos.
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1. BIOGRAFÍA DEL AUTOR
DON FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS (1839-1915)
Nace en la ciudad de Ronda en el seno de una familia acomodada, lo cual le
permite acceder a una correcta formación universitaria. Estudió Filosofía en
Barcelona y Granada, trasladándose a Madrid en 1863, donde entraría en contacto y
recibiría la influencia del profesor Sanz del Río, como se sabe introductor en España
del ideario krausista (Karl Christian Friedrich Krause (1781-1832); las ideas e
influencia del krausismo marcarán para siempre tanto el pensamiento como la obra de
Giner de los Ríos. Obtiene la cátedra de Filosofía del Derecho y de Derecho
Internacional de la Universidad de Madrid. Su carácter profundamente crítico, sus
modos de enseñar y su ilimitada ilusión docente convertirán a Giner en una de las
figuras obligadas del Madrid universitario. No dudará en enfrentarse abiertamente a
ciertas ordenanzas atentatorias a la libertad de cátedra que habían sido adoptadas por
el Ministro de Fomento, Marqués de Orovio, en 1875.
Como consecuencia de sus opiniones contrarias a las disposiciones del gobierno es
expulsado de su cátedra, junto con amigos y discípulos, buena parte de los cuales
compartirán desde ese instante los sueños transformadores de Giner de los Ríos. A
raíz de los acontecimientos anteriores, pone en marcha una de las iniciativas que más
han marcado la Educación de nuestro país.
Destacó como jurisconsulto y como pensador, pero será con la fundación de la
Institución Libre de Enseñanza (ILE) cuando salga a relucir el genial pedagogo que
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Giner llevaba dentro. Desde ese instante y hasta el final de sus días, don Francisco
Giner de los Ríos se dedicará en cuerpo y alma a poner en práctica las líneas
pedagógicas que definen la Institución: formación de hombres útiles a la sociedad,
pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento
explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de
cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes
memorísticos. En una palabra, una Escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el
método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de
hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano. Giner opuso la
libertad a la autoridad. La Institución Libre de Enseñanza, se convirtió en el modelo
de calidad de enseñanza, y entre sus fundaciones destacamos el Museo Pedagógico
Nacional, las Colonias Escolares, las Residencia de Estudiantes, entre otras.
Esos eran los sueños de Giner y su contribución a la consecución de un país de
hombres libres dirigidos por hombres libres y con preparación adecuada. Aunque la
nómina de personalidades, alumnos y profesores en algún momento relacionados con
la I.L.E. o formados directamente en ella sería interminable, basten los nombres de
Azaña, Bestéiro, Ortega, Lorca, Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez,
Buñuel, Unamuno, o Bosch Gimpera , para comprender la trascendencia que la
iniciativa de este rondeño ha tenido en la historia reciente de España.
Tenemos que recordar en esta página a Antonio Jiménez-Landi , Premio Nacional
de Historia, recientemente fallecido (Marzo 1997), que dedicó 40 años de su vida a
una grandiosa obra, que ocupa 4 volúmenes, La institución Libre de Enseñanza y su
ambiente. Entre las muchas obras y escritos de Giner de los Ríos destacan:
Principios de Derecho natural (1875).
Estudios de Literatura y Arte (1876).
Lecciones sumarias de Psicología (1874).
Estudios jurídicos y políticos (1875).
Estudios filosóficos y religiosos (1876).
Estudios sobre educación (1886).
La persona social. Estudios y fragmentos I (1899).
La persona social. Estudios y fragmentos II (1899).
Pedagogía universitaria (1905).
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Filosofía y Sociología: Estudios de exposición y de crítica (1904).
Resumen de Filosofía del Derecho I (1898).
2. PRINCIPIOS QUE FUNDAMENTAN SU PENSAMIENTO
El propósito de Giner de los Ríos fue regenerar el país a través de las conciencias,
la revolución de las conciencias. Quería crear hombres íntegros, cultos y capaces, en
base a la idea de que los cambios los producen los hombres y las ideas, no las
rebeliones ni las guerras.
Tras la guerra civil española todo lo que tenía que ver con Giner, por su corriente
de pensamiento, fue prohibido por el régimen franquista, lo que ha hecho que se
pierda gran parte de su obra. Durante la dictadura la enseñanza pasó a estar controlada
por el régimen franquista, haciendo que la mayoría de los seguidores de Giner
desaparecieran. No obstante, existen algunos colegios en España que están retomando
los principios pedagógicos de Giner adaptados a los nuevos tiempos. Dos axiomas
constituyen el núcleo esencial a partir del cual se despliega el pensamiento filosófico
de Francisco Giner de los Ríos: la existencia de un Ser Superior (Perfección Suma) y
la existencia del hombre como ser finito pero perfectible en un continuo devenir-
progreso.
Desde estos dos principios, la obra de Giner puede ser analizada, integrando cada
uno de los elementos dispersos de su interpretación del mundo y de la vida. Y por lo
mismo, su teoría educativa solo será bien entendida cuando se configure y desarrolle
tal interpretación desde ese núcleo esencial.
2.1 EXISTENCIA DE UN SER SUPERIOR
Para Giner, la existencia de Dios es un principio que no necesita demostración. Es
una verdad evidente. Dios es un Ser Supremo, Principio y Fin de todo lo existente.
Giner se retirará a Dios a través de sus escritos, unas veces explícita y otras
implícitamente. Y en ningún caso se planteará el problema de su existencia, el
problema para Giner será delimitar el concepto del hombre, concepto que establecerá
el concepto de Dios, ya que es a partir del hombre como encontramos qué piensa
Giner a cerca de la divinidad.
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2.2 EL HOMBRE COMO SER FINITO
El hombre, para Giner, es un ser finito y perfectible, concepción que analiza
exhaustivamente. Este ser finito para este autor compuesto de dos elementos
esenciales: el elemento naturaleza y el elemento espíritu. Cuerpo y espíritu es una
conjunción armónica, configuran el ser hombre, que es por lo mismo un ser
intermedio. No es naturaleza pura ni espíritu puro, pero participa de ambos. Como
cuerpo-naturaleza el hombre está sujeto a las leyes de la matera.
Para dicho autor, el espíritu es un ser real y verdaderamente sustantivo,
absolutamente unido consigo mismo en forma de infinidad o conciencia, y dotado de
propia casualidad. En este sentido, Giner llama espíritu al ser coscio de sí, causa de
sus estados. Ahora bien, el hombre participa del espíritu, pero no es solo espíritu;
también cuerpo, naturaleza.
Además, como espíritu, el hombre tiene la capacidad de perfectibilidad. En cuanto
a la actividad del espíritu y del cuerpo, hace una distinción simple, afirmando que
corresponde al primero la reflexión, mientras que el cuerpo, por el contrario, se
determina en forma de una continuidad solitaria con el medio natural en que vive
subordinado a la naturaleza.
De todo lo dicho anteriormente podemos concluir con una aproximación a la idea
gineriana del hombre como ser racional, capaz de conocimiento ideal, de sentimiento
y de voluntad libre, sujeto a la ley del bien, de la verdad y de la belleza, pero al mismo
tiempo ser finito, limitado por la ignorancia, el dolor y el mal; capaz de conocimiento
científico, de creaciones artísticas y de responsabilidad moral. Necesitado del Derecho
como condición para obrar y, finalmente, ser de relación con lo absoluto.
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3. CONTEXTO HISTÓRICO
La concepción antropológica de Giner de los Ríos se patentiza cuando
consideramos su pensamiento respecto al hombre de su tiempo, para contrastar su
ideal de humanidad con la concepción del momento presente. Sin esta consideración,
el pensamiento de dicho autor referido al hombre nos quedaría en cierta manera
limitado y caeríamos en el error, criticado por él mismo, de separar teoría de práctica.
3.1 CIENCIA, POLÍTICA Y RELIGIÓN
España, por diversas circunstancias históricas, ha mantenido un gran alejamiento
de la cultura europea, lo que ha derivado en un bajo nivel cultural. La ciencia en
España estaba en la mayor parte de los sectores oficiales apoyada, pero la intolerancia
religiosa imposibilitaba el progreso natural de la misma.
Por ello, Giner analizó las teorías doctrinarias, así como los socialistas, comunistas
y las economicistas, con la intención de conseguir la construcción de un Estado que se
desenvuelva al ritmo de Europa y reduciendo los índices de analfabetismo. Durante la
Constitución del 69, se mantendrá fiel a sus principios de respeto a la libertad y a la
tolerancia, por ello Giner y Salmerón protestan contra los principios que tal
constitución defiende, pero su protesta no fue aceptada.
Giner, por tanto, tiene una idea pesimista de la sociedad en la que vive. Más aún,
Giner dejó el catolicismo, y cuando pone en práctica su magna obra: La Institución
Libre de Enseñanza, una de sus características es la neutralidad en materia religiosa,
justificada en que las religiones confesionales dadas en la escuela dividen a los niños,
oponiéndose al ideal, tan presente en su pensamiento, de armonía de la humanidad.
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Aula de Educación Básica de la ILE4. FUENTES DEL PENSAMIENTO GINERIANO
El pensamiento educativo de Giner está estrechamente ligado con los postulados
filosóficos. Por tanto, centraremos este apartado en las influencias filosóficas y los
antecedentes pedagógicos, que marcaron tal pensamiento.
4.1 INFLUENCIAS FILOSÓFICAS
Respecto de los principios filosóficos, Giner recibió una influencia de Krause,
Kant y Hegel. En Giner, el krausismo responde a una gran insatisfacción respecto a la
sociedad que le rodea. El krausismo ofrece al intelectual español una filosofía
asentada en el espíritu liberal, llena de una religiosidad sin dogmatismo, enemiga del
estatalismo colectivista y cimentada en el uso de la razón al servicio de la ciencia.
El hombre para Krause, logrará superar la lucha que se le plantea entre su tendencia
“al sentido, al hombre de la vida” y la tendencia del espíritu a alejarse del contacto de
la vida, que empaña las purezas de las ideas. En esta línea, Giner conecta las ideas
krausistas con su propio intento de cambio social y cultural.
El hombre krausiano es, pues, un hombre por y para Dios; pero conservando su
propia entidad, porque Dios está en el mundo pero no es el mundo. Con ello tocamos
una de las ideas fundamentales del krausismo y que sin duda influye decisivamente en
Giner. Se trata del panenteísmo, que los krausistas oponen al concepto de panteísmo.
El panenteísmo es la doctrina de todo en Dios. El krausismo, sobre todo en Giner, era
más que nada una actitud mental (de austeridad, reserva y simpatía hacia el esfuerzo
científico) y ética (la vida debe ser en todo momento expresión práctica de un ideal).
4.2 ANTECEDENTES PEDAGÓGICOS
Las ideas que sobre pedagogía y educación tiene Giner mantienen una trayectoria
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doctrinal de siglos, a lo largo de los cuales el hombre intenta encontrar en sí mismo la
respuesta a su propia realidad existencial. Por tanto, su pensamiento pedagógico
mantiene una relación inmediata con aquellos pensadores que, sin renunciar a la
existencia de Dios, se preocupan más del hombre. No obstante, esta preocupación
repercute indirectamente en una forma de relación religiosa en la que Dios es para el
mundo “la propia alma, la esencia más honda que lo hace ser y lo mantiene en el
ser” (Agazzi, 1974). A partir de estas premisas podemos estudiar los antecedentes del
pensamiento pedagógico gineriano en una doble perspectiva: su teoría educativa y sus
propuestas pedagógicas.
Con respecto a su teoría educativa, Giner pertenece a la corriente pedagógica de
tipo humanista. Su concepto de educación integral y armónica, sus ideales de libertad
como condición para el desarrollo científico, y de fe en el hombre como realizador de
su propia plenitud, encuentran en los pedagogos del humanismo renacentista
(Erasmo, Luís Vives, Rabelais, Montaigne) hasta llegar a Comenio, Rousseau,
Pestalozzi y Froebel en pleno siglo XVIII, sus más claros orígenes. Por otro lado, con
respecto a sus propuestas pedagógicas, en Giner influyó la pedagogía francesa
contemporánea (Buisson, Pecaut, Compayré) así como la inglesa y la americana
(Spencer, Williams James, Dewey). Además, Giner aboga por la integración en la
Universidad de todos los organismos encargados de la ciencia para preparar hombres
nuevos, que expandieran su semilla por medio de la educación y no de la política.
Según la pedagogía de Giner, la relación del niño con sus padres es fundamental, y
defiende la necesidad de realizar un seguimiento de las facultades de cada alumno,
con el fin de desarrollar al máximo sus posibilidades. No obstante, analizando sus
métodos, hay que afirmar que existía en él cierta tendencia a trabajar con “los
mejores”, y en cierta medida esto ha sido la causa de que se le tachase de elitista.
Otro aspecto relevante es el uso de un método de enseñanza que toma a la
Naturaleza de modelo, que se irá configurando hasta constituir el método intuitivo
froebeliano, tan admirado y defendido por Giner, considerándolo como el “único”, y
desarrollado en la Institución Libre de Enseñanza (creada en 1876). Este proyecto era
más ambicioso que el de Pestalozzi, centrado en socorrer a los niños más humildes.
Giner, en sus orientaciones pedagógicas para la Institución desarrolló todos los
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métodos de Pestalozzi, destacando las excursiones escolares. Pero el pedagogo que
más influenció en Giner fue Froebel, al cual tomó de modelo para la organización de
la escuela de párvulos de la Institución.
5. PRINCIPIOS PEDAGOGICOS
1. El principio fundamental es educar a sus alumnos. Para ello es primordial el
principio de la «reverencia máxima que al niño se debe». Ajena a todo particularismo
religioso, filosófico y político, se propone sembrar en la juventud, con la más absoluta
libertad, reserva en la elaboración de sus normas de vida y el respeto religioso.
2. Pretende despertar el interés de sus alumnos hacia una amplia cultura general,
para cimentar en ellos una educación profesional de acuerdo con sus aptitudes y
vocación; tiende a prepararlos para ser en su día científicos, literatos, abogados,
médicos, ingenieros, etc.; pero sobre todo personas capaces de gobernar su propia
vida y de producirla mediante el desarrollo de todas sus facultades.
3. La coeducación es un principio esencial del régimen escolar. No existe
fundamento para prohibir en la escuela que uno y otro sexo vivan como en la familia
y en la sociedad. Juzga la coeducación como uno de los resortes fundamentales para la
formación del carácter moral, e imprescindible para acabar con la actual inferioridad
de la mujer, que no empezará a desaparecer hasta que aquélla se eduque.
4. Aspira a que sus alumnos puedan servirse de los libros como fuente de cultura;
pero no emplea los “de texto”, ni las “lecciones de memoria”, por creer que
contribuyen a petrificar el espíritu y a mecanizar el trabajo de clase, porque la función
del maestro ha de consistir en despertar y mantener vivo el interés del niño, excitando
su pensamiento, enseñando a razonar con rigor.
5. La Institución considera indispensable la activa cooperación de las familias en la
escuela, debido al natural y recíproco influjo de una en otra.
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6. La educación elemental y la secundaria no pueden separarse. Forman un proceso
continuo que también debe extenderse a las universidades con los mismos métodos.
7. Las clases deben ser una conversación familiar e informal entre maestros y
alumnos: métodos intuitivos, realidades en vez de abstracciones, objetos en vez de
palabras.
8. La disciplina no puede basarse en castigos, sino en la idea de la corrección y la
reforma. Los juegos y otras actividades libres son la mejor oportunidad para observar
las inclinaciones de los niños.
9. Se propugna el principio de la pedagogía activa y en íntimo contacto con la vida,
principios tomados de Pestalozzi y Froebel, y que alcanzó unas dimensiones
plenamente contemporáneas por obra del educador de Manuel Bartolomé Cossío.
10. Gran interés en formar en la salud y la higiene, la depuración de los gustos
estéticos, la tolerancia, la alegría, la serenidad, la lealtad, la disposición a vivir como
se piensa. Utiliza el juego corporal al aire libre, la relación con la naturaleza y con el
arte. Reniega del sistema de exámenes, de la emulación, de los premios y castigos y
del espionaje hacia los alumnos.
5.1 DIMENCIONES DEL PENSAMIENTO EDUCATIVO DE GINER
Educación, educador y educando son los tres conceptos claves en la teoría
educativa de Giner, y a partir de ellos, da sentido a toda su interpretación del hombre
y de la sociedad. Así pues, son tres las dimensiones que constituyen su pensamiento
educativo: la educación en función del conocimiento, la educación del sentimiento y
la educación de la voluntad.
a) La educación del conocimiento: el fin inmediato de Giner es capacitar las
facultades intelectuales para la búsqueda de la verdad y la ciencia. Por ello, la única
educación que admite es aquella que permite a cada sujeto emitir su propio juicio
sobre lo que le rodea.
b) La educación del sentimiento: el fundamento de esta educación es la educación
estética. Es indispensable facilitar a los individuos el desarrollo de su creatividad en el
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trabajo artístico, que solo se realizará poniendo a los sujetos en contacto con las obras
de arte creadas por el hombre. Por tanto, se debe rodear a los educandos de un
ambiente de buen gusto, armónico y en equilibrio.
c) La educación de la voluntad: la voluntad de los sujetos no solo está formada por
el conocimiento de la verdad sino por el sentimiento que esta verdad produce y que
determina su conducta. En este sentido, Giner se opone a toda violencia y métodos
coercitivos, pues no se forma al niño impidiéndole su acción con prohibiciones, sino
procurando que sea él quien elija.
5.2 FINALIDADES QUE PERSIGUE SU PENSAMIENTO
Giner tenía muy claro que debía excluirse “la enseñanza confesional o dogmática”,
según su propia expresión, no solo de las escuelas del Estado, sino también de las
privadas. Desde esta perspectiva, su insistencia en la neutralidad de la educación se
enriquece con una nueva dimensión, relacionada con la vida en común.
No puede haber tolerancia sin respeto a las opiniones ajenas, aunque choquen con
nuestras convicciones más íntimas y arraigadas. Pero esa disposición no es innata,
sino que solo puede ser aprendida. La tolerancia era para Giner un valor inseparable al
hombre, por ello dice en sus Estudios sobre la educación que “si hay una educación
religiosa que deba darse es la de la tolerancia positiva, no escéptica e indiferente, de
las simpatías hacia todos los cultos y creencias”.
La Institución se propone como escuela neutral, es decir, como una escuela que
promueve un sentido religioso general de la vida y sin adelantar, en ningún caso,
verdadera confesión alguna. Ello obedece, entre otras cosas, a la decisión de mantener
a la escuela apartada de las pasiones y enfrentamientos que dividen a los hombres que
determinan tantas veces, según él por falta de educación, la aparición de un ciego
instinto de exterminio por parte de aquellos que se creen en posesión de la verdad.
Para Giner, la escuela tiene que crear un profundo sentimiento de solidaridad
humana, una convicción que haga a todo individuo algo sagrado en cuanto ser
humano, y más cercano que distante de nosotros en cuanto miembro de otra confesión
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u otro partido. Sólo así no se lesionan los elementos centrales del humanismo integral
que se encuentran como un germen en la personalidad del niño. En tiempos en que los
maestros se parecían mucho a funcionarios vitalicios y rutinarios, la Institución tuvo
mucho interés en elevar la figura de los maestros, sacarles de la indigencia, formarles
y potenciarles al máximo. Los maestros son lo más importante, y todo lo demás se
evapora en la inutilidad si éste falta.
La vocación, severidad y honradez en la conducta y las dotes de investigación y
exposición eran los elementos a tener en cuenta, para el nombramiento de profesores
en la Institución y eran condiciones inexcusables: todo profesor podrá ser removido
cuando perdiese alguna de estas esenciales condiciones. En todas las fundaciones
derivadas del espíritu institucionista se trataba de evitar por todos los medios la
burocratización del maestro como consecuencia de los nombramientos vitalicios y la
falta de estímulos.
La figura del maestro que promovía Giner no podía poner condiciones al impulso
que surgía de él, ni trocar su labor por más o menos dinero, ni regatearle un minuto a
su compromiso moral. La intuición era tanto un don del educador como una vía de
relación del niño con el mundo. El educador asumía intuitivamente los caracteres
originales y personalísimos del discípulo e iba estimulando su desarrollo, secundando
su actividad, alimentando su maduración, dejándole hacer.
Para ello se servía de la totalidad de las plurales y complejas provocaciones que
ofrecía la vida real: la naturaleza, el arte, la familia, la industria, etcétera. Se trata de
una enseñanza activa, porque el maestro tiene por misión alumbrar y alimentar la
fuerza personal del educando; se trata también de una educación individualizada,
porque, huyendo del uniformismo, acentúa y potencia su personalidad original.
Cossío se opone radicalmente a lo que él llama el procedimiento de estampación, el
que utiliza el prototipo de maestro poseedor de la verdad contra el alumno calladito y
neutro que injiere tal presunta verdad para luego reestamparla de memoria y mal
digerida el día del examen.
Exactamente igual, y por las mismas razones, se opone al libro de texto, cuya
deglución a fuerza de codos aplasta cuidadosamente las tentaciones de la curiosidad
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estudiantil por la consulta de otros libros innecesarios. Para Giner y Cossío la
enseñanza debe ser lo contrario de eso: una excitación permanente a la actividad, a la
curiosidad, a la búsqueda: No enseñar las cosas, sino enseñar a hacerlas.
6. PERSPECTIVAS ACTUALES
6.1 EL HUMANISMO GINERIANO Y LA PEDAGOGÍA HUMANISTA
CONTEMPORÁNEA
Como señalamos anteriormente, los orígenes del pensamiento de Giner, tanto
filosófico como pedagógico, y los elementos que lo integran nos llevan a denominar
su teoría educativa como una teoría de carácter humanístico. No obstante, en la teoría
educativa gineriana y en su concepción del hombre, encontramos elementos
netamente cristianos, y a su vez está impregnada por un claro matiz liberal.
Es decir, que siendo en efecto la doctrina de Giner un sistema con un cierto
carácter sincrético, esencialmente se define por estar apoyado en la realización de un
“ideal humano”, basado no tanto en la experimentación como en la proyección de la
razón, avanzando metas para el hombre, que solo por medio de la razón pueden ser
aceptadas. Para hacer tal afirmación sobre el pensamiento pedagógico de Giner, es
necesario estudiar dos aspectos fundamentales: su ubicación dentro del pensamiento
pedagógico contemporáneo y la vigencia de tal pensamiento. Por tanto, Giner
pertenece a aquella corriente pedagógica que apoyándose en un sistema de valores de
carácter espiritual, hace de la educación una industria a la que se aplican todos los
procedimientos propios de los sistemas materialistas, llámense capitalistas o
comunistas, cuya finalidad expresa es la productividad material.
Giner muere cuando la primera guerra mundial está en su apogeo. Esta realidad
histórica parece ser un argumento decisivo en contra de ese progreso continuo de la
humanidad hacia el triunfo de la razón y de la ciencia, en una situación de paz y
conocimiento. Parece que Giner se haya equivocado y con él toda una serie de
pensadores que suponían cercano el triunfo del racionalismo armónico. Giner puede
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muy bien ser conectado con la pedagogía contemporánea en lo que se refiere al uso
que el hombre hace o ha de hacer de sus facultades y de sí mismo. Además,
considerado defensor de la libertad y de la educación integral, en función de la
totalidad del hombre, tiene una estrecha relación con la pedagogía humanista de
nuestro siglo, que sigue apoyando una educación en la que predomine el “ser” y no el
“tener” y en el que la competición no sea el fundamento del progreso.
Ciertamente, Giner puede ser entendido cuando habla de suprimir los exámenes, de
la falta de valor que tienen los títulos académicos, de la deformación que supone la
excesiva especialización, de la necesidad de atender el desarrollo del cuerpo con la
misma preocupación que a las facultades de la mente; e igualmente cuando trata la
importancia que para la vida del hombre tiene el haber recibido una educación
integral, sin coacciones ni violencias, desarrollando la personalidad de los alumnos sin
recurrir a la suplantación de la conciencia; respetando al niño e intentando hacer de
cada niño un hombre pleno. Con estos principios, enlaza con los presupuestos de la
Escuela Nueva y más adelante con las directrices de la pedagogía actual.
Además, el momento histórico que vivimos, definido sobre todo por la rapidez y
multiplicidad de la información y por el gran desarrollo de los medios tecnológicos,
determinan esencialmente la provisionalidad de los objetivos educativos no basados
en la naturaleza originaria del hombre. Por tanto, el humanismo pedagógico de Giner
tiene la característica de responder, no a un tipo de hombre determinado, de una época
determinada, sino al hombre esencial, dotado de las facultades del espíritu y capaz de
desarrollar su creatividad sobre lo que le rodea.
Y la preocupación por el niño, que a partir de Rousseau impregnó toda la
pedagogía, se transformó en preocupación por la eficacia de la educación. Pero ya no
importaba tanto el niño como finalidad, sino que la finalidad en ese caso era la
propuesta por los sistemas escolares, dependientes sin duda de los tipos de sociedad a
los que pertenecían. Por ello, de la pedagogía paidocentrista pasamos a las pedagogías
de la tecnología y de la experimentación. En cualquiera de ellas sigue siendo un factor
determinante la concepción que del hombre se tenga, la cual estará influenciada por
las necesidades que esa sociedad se plantea. De este modo, en los países desarrollados
los objetivos educativos no tendrán apenas coincidencia con los propuestos en los
países subdesarrollados.
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Giner tiene con la pedagogía contemporánea una doble relación: la derivada de su
propia concepción del hombre y la educación, y la que se refiere a los principios
didácticos. Con respecto a la primera idea, la concepción antropológica y la educativa,
Giner puede ser relacionado con los sistemas de pensamiento definidos como
humanistas, en concreto el “humanismo personalista” y el “humanismo socialista”.
La pedagogía gineriana proyecta un mundo capaz de plenitud y perfección, en que
la educación es el instrumento viable. Pero lo cierto es que pedagogos
contemporáneos como Bernfeld, llegan a dudar de tal poder, e incluso de la propia
Pedagogía. Sobre todo, porque están manejando el concepto de “científico” en el
unívoco y exclusivo sentido de las ciencias positivas.
El utopismo gineriano determinó ciertamente un modo de enfrentar la educación y
el propio ser-hombre que ha tenido una influencia expresa en la sociedad española
postgineriana, respecto a la cual no hay diferencias en los historiadores. Giner, con su
acción directa y con la fuerza de sus principios, utópicos y revolucionarios, impulsó
todo un cambio de la sociedad española que solo las circunstancias políticas pudo
detener.
Por otro lado, existe cierta conexión entre el pensamiento de Giner y la pedagogía
derivada del “socialismo humanista”. Giner ni se firma socialista ni en sus escritos
acepta las teorías de Proudhon o de Marx. Sin embargo, en sus principios pedagógicos
hay cierta asimilación con lo que consideramos “socialismo humanista” y que Samir
Amin esclarece cuando al hablar de cultura la define como el “modo en que se
organiza la utilización de los valores de uso”, y afirma también que la utopía socialista
tiene el proyecto de una sociedad desalienada, en la que el hombre sea consciente de
sus verdaderas necesidades y no las enmascare ocultando su propia personalidad. Por
tanto, el hombre desalienado es el ideal del socialismo humanista, y aquí es donde
encontramos relación con el humanismo gineriano, aunque sus planteamientos se
apoyen en una concepción diferente del hombre.
Este socialismo humanista tiene el mismo carácter sincrético que el de Giner, en
cuanto que intenta asimilar principios a veces contradictorios. Es cierto que el término
“socialista” ha sido secuestrado por los regímenes y sistemas colectivistas marxistas
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que comienzan con la URSS, hasta el punto de que el socialismo de Occidente tiene
que marcar sus distancias especificándose como “socialismo democrático”, el cual
enlaza con frecuencia con fuentes humanistas diversas, desde el humanismo cristiano
al “socialismo utópico”: a este pensamiento lo denominamos “socialismo humanista”,
y no “humanismo socialista”.
En este sentido, puede hablarse de socialismo humanista y pedagogía del
socialismo humanista en autores como Girardi o Freire. Con ello, el pensamiento
educativo de Giner puede situarse en la misma línea que la de los pedagogos
mencionados y a su vez mantener el carácter de “personalista”, sin que sea realmente
una contradicción.
Giner, liberal y laico, parece a su vez muy lejano al pensamiento manifiestamente
católico de otros pedagogos como Laberthonière. El hecho de que el pensador francés
afirme unas verdades reveladas y el pedagogo español se asimile a una forma de
religión natural, no significa una diferencia radical, por cuanto que para Laberthonière
“la Revelación es la manifestación de una bondad, la efusión de una gracia, mediante
la cual Dios se comunica dándonos su secreto, para permitir al hombre participar en
su vida íntima; y la verdad de Cristo contenida en el Evangelio es, por tanto, un
germen depositado en el seno de la Iglesia y, por obra de la Iglesia, en el seno de la
Humanidad, destinado a desarrollarse en la historia”.
Por su parte, para Giner, Dios está en los seres creados y existe como “principio
absoluto y supremo del mundo, de la vida y del pensamiento”; por tanto funda
también lo finito, que no es, sino divino. En ambas concepciones hay una
coincidencia: es el hombre el que tiene que conquistar su propia verdad. La pedagogía
de ambos autores se basa en el conocimiento progresivo por parte del hombre de su
propia potencialidad y en el conocimiento de los otros hombres.
Con respecto al pedagogo brasileño Pablo Freire, considerado personalista y al
mismo tiempo socialista, podemos afirmar la existencia de una serie de puntos
comunes entre su pedagogía y la gineriana. Para Freire, el hombre está capacitado
para conquistar su propia libertad, al lograr su posibilidad de juzgar y actuar
críticamente; principio que se repite en la concepción antropológica gineriana: solo el
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hombre capaz de ejercer la razón puede contribuir al desarrollo armónico de la
humanidad. En ambos pensadores la categoría de persona es en realidad el fin que la
educación ha de proponerse conquistar.
Por otra parte, sus teorías educativas aparecen conectadas con tal realidad, de
manera que si en Freire la educación ha de servir al hombre concreto de un lugar
concreto, para Giner solo tendrá sentido una educación conectada con la vida y
proyectada para la vida.
La pedagogía freireriana, como la de Giner, ve en los hombres “personas”, con
unos valores de índole espiritual que le separan tanto de la categoría de “organismo
bioquímico”, como de “individuo proyectado a la productividad material y la
eficiencia competitiva”.
Estas conexiones de Giner con cierta pedagogía de carácter personalista y con
implicaciones del socialismo humanista nos hacen comprender su influencia en
socialistas españoles del talante de Fernando de los Ríos y Julián Besteiro (alumno de
la Institución Libre de Enseñanza). Pero al mismo tiempo, el hecho de no ser ortodoxo
en ninguna de esas dos corrientes, sino que más bien muestra un eclecticismo
aparentemente no científico, motivaron que la pedagogía de Giner fuese atacada en
nuestro país tanto por los sectores conservadores, como por los más revolucionarios.
Para educadores pertenecientes al pensamiento conservador, como el Padre
Manjón, Giner y la Institución significaban el triunfo del error y el mal, y en cambio
nada tenía que ver Giner con la pedagogía propugnada por los anarquistas, de la que
es un ejemplo Ferrer Guardia (pedagogo libertario autor de La Escuela Moderna).
No deja Giner de ser hijo de su siglo y de la clase social a la que pertenece, y aunque
sus planteamientos sean revolucionarios a largo plazo, están apoyados en un modo de
tolerancia y de respeto, que permite que sean utilizados en cierto modo por sectores
ideológicos contradictorios si no se profundiza radicalmente en sus planteamientos.
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Fachada principal del proyecto de edificio para la «Institución libre de enseñanza en el Paseo de la Castellana de Madrid.
6.2 VIGENCIA DE SU PENSAMIENTO: LOS PRINCIPIOS DE LA LEY DE EDUCACIÓN DE 1970
Una vez analizado y reflexionado sobre el pensamiento gineriano, nos planteamos
una pregunta esencial: ¿Es Giner un educador que ha dejado de tener vigencia, o su
pensamiento ha sido capaz de traspasar el tiempo? Sin duda alguna sería necesario un
estudio exhaustivo de la realidad educativa actual para poder determinar con todo
rigor hasta que punto pervive su pensamiento. Por tanto, contrastaremos los principios
de la Ley General de Educación española de 1970, señalando las coincidencias que
mantiene con las bases fundamentales del pensamiento educativo gineriano.
Con respecto a la enseñanza primaria, conviene señalar que los proyectos de Giner
han necesitado mucho tiempo para ser llevados a cabo. El nivel primario de
educación, o Educación General Básica, tiene por finalidad impartir una formación
integral, igual para todos y adaptada a las aptitudes y capacidades de cada niño/a.
Según esta Ley, comprende ocho años de estudio (6-13 años) y está dividida en dos
etapas. En la primera (6-10) se acentúa el carácter globalizado. Y en la segunda (11-
13) existe una moderada diversificación por áreas de conocimiento, destacando las
actividades de orientación, con el objetivo de facilitar a los discentes tomar la decisión
más adecuada con respecto a sus opciones de estudio y trabajo (Datos y Cifras de la
Enseñanza en España, MEC, Madrid, 1976).
En este sentido, las ideas ginerianas con respecto a la enseñanza primaria parecen
aflorar en cada uno de los principios enunciados, más aún cuando la coeducación es
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aceptada y la confesionalidad no está vinculada a los centros oficiales (Constitución
Española, Art. 16).
Por otro lado, esta enseñanza básica está apoyada en una enseñanza pre-escolar,
con carácter voluntario y que comprende hasta los cinco años de edad, dividida en dos
etapas: Jardín de Infancia (2-3 años) y Escuela de Párvulos (4-5 años). La
metodología que este nivel de enseñanza utiliza es un reflejo de la proyección
gineriana. El autor es el paladín del método intuitivo y al mismo tiempo el crítico más
feroz de los exámenes.
Por tanto, si analizamos los planteamientos didácticos actuales, ni el método
intuitivo es utilizado plenamente (aunque sí defendido), ni los exámenes como
pruebas educativas han variado sus características, habiéndose creado un problema
que en la época de Giner solo se apuntaba como una posibilidad: la masificación de
los alumnos/as en las aulas de clase (Coombs, 1978).
Respecto al método intuitivo, aunque es bastante conocido, su empleo en la vida
docente no lo ha sido tanto. Y aunque nació orientado a la eliminación de las palabras
por las cosas, aparece en cierta manera deformado, ya que de las palabras se ha
pasado a la imagen de las cosas y como consecuencia estamos falseando la esencia de
tal método. Por otro lado, el método cíclico es aconsejado por Giner como el más
adecuado para transmitir los contenidos de la enseñanza, iniciándose a los alumnos en
los conocimientos más elementales de todas las materias, para ir profundizando en
ellas. Con ello intentaba Giner poner en contacto al alumno con todos los campos de
la ciencia, y al mismo tiempo se creaba en él una disciplina mental que le hacía buscar
en cada momento de su aprendizaje las posibles conexiones de las ciencias entre sí.
De esta manera pretendía Giner establecer el principio de la interdisplinariedad
como necesario para la formación completa de los individuos. Actualmente, tal modo
de enseñanza es ciertamente difícil ya que las disciplinas se han multiplicado, siendo
imposible que se le den al alumno los conocimientos elementales de todas ellas desde
el comienzo de la escolarización. Además, el método cíclico conlleva una atención
decidida por los trabajos manuales desde los primeros cursos, y en este sentido, sí que
podemos afirmar que la enseñanza primaria actual está orientada siguiendo esa
dirección, siendo de gran influencia las aportaciones de pedagogos como Freinet.
19
La educación integral, tantas veces defendida por Giner, aparece propuesta en esta
ley (Art. 13), pero en ciertos aspectos no ha pasado de ser un proyecto utópico. La
masificación y la falta de espacios de recreo suficientes, determinan una deformación
de esa educación que en lo referente al cuerpo (educación física), sigue manteniendo
muchos de los vicios denunciados por Giner, entre ellos el de predominar el
intelectualismo tantas veces por él criticado.
Algo similar ocurre con el sistema de evaluación, aunque es en la Educación
Básica donde predominan las formas más racionales en cuanto el alumno no es
juzgado exclusivamente por una o varias pruebas, sino que su rendimiento es seguido
a lo largo del curso en una forma de “evaluación continua”. De esta manera el niño/a
de primaria tiene la posibilidad de recibir conocimientos de una manera global, y en
cierto modo cíclica, potenciando el desarrollo de la observación, la expresión y la
capacidad de juicio. De hecho, no es otra la meta buscada por Giner, pues en la
Institución Libre de Enseñanza se llega a un sistema educativo que suprime los
exámenes, debiendo los alumnos presentarse por su cuenta a los establecidos por la
enseñanza oficial.
Otro de los principios prácticos defendidos por Giner, la coeducación, fue
paulatinamente imponiéndose con esta ley, poniéndose una vez más de manifiesto la
pervivencia de su pensamiento y su pedagogía. En cuanto a la confesionalidad de los
centros estatales, la actual Constitución permite la enseñanza religiosa de todas
aquellas confesiones que respondan a las necesidades de los alumnos/as, siendo
voluntaria la asistencia a la enseñanza de esta asignatura (Art. 27). Con ello parecen
haberse reconocido los argumentos de Giner en torno a la libertad de enseñanza y a la
tolerancia y respeto por cualquier tipo de confesionalidad.
Con respecto a la enseñanza secundaria, Giner insistió en la necesidad de que se
iniciara a una edad más avanzada de la que se venía haciendo, y que en todo momento
mantuviese su carácter de nivel de formación general, aunque orientado a una
próxima profesionalidad. Los cual se asemeja a lo k propugna la Ley de 1970, “el
bachillerato además de continuar la formación humana de los alumnos, intensificará
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la formación de éstos en la medida necesaria para prepararlos al acceso a los
estudios superiores o a la Formación Profesional de segundo grado y a la vida activa
en el seno de la sociedad” (Art. 21).
Con todo ello, parece evidente que los proyectos de Giner con respecto a este
grado de enseñanza no estaban asentados en el desconocimiento de la realidad, sino
que se apoyaban en una clara visión de la misma, por lo que sus principios han sido
ratificados por pedagogos y psicólogos actuales que se apoyan en sus métodos de
manera implícita mayoritariamente.
Por otro lado, en cuanto a las materias impartidas en el actual bachillerato, éstas
suponen un modo de profundizar la cultural general alcanzada en la enseñanza básica,
e incluyendo la educación física y deportiva como obligatoria. Y además existe la
posibilidad de elegir un número determinado de materias optativas de cara a la
orientación profesional que cada alumno tenga. Esta formación general se
corresponde también con las ideas ginerianas.
En cuanto a la Universidad, la Ley de 1970 señala que “La Universidad tiene por
finalidad: 1º Completar la formación integral de la juventud y prepara
profesionalmente. 2º Fomentar el progreso cultural y la investigación. 3º Contribuir
al perfeccionamiento del sistema educativo y al desarrollo social y económico del
país”. Estos fines se corresponden con la finalidad que Giner asignaba a la
Universidad, apareciendo de nuevo su pensamiento como un pensamiento vivo capaz
de realización en el momento actual.
Sin embargo, la Universidad para la que Giner escribía formaba parte de una
sociedad muy diferente a la del siglo XX, por ello su vigencia más que en la
metodología se manifiesta en los principios teóricos, tal y como ocurre en lo relativo a
la autonomía universitaria y a la formación del profesorado.
- Autonomía universitaria → según Giner condición indispensable para el
progreso de la Universidad, siguiendo dos posibles caminos: la devolución gradual de
sus atribuciones naturales a las corporaciones docentes, o la constitución provisional
de un organismo intermedio como el Consejo de Instituto de Florencia o el Colegio de
Francia. Este objetivo también se planteó en la Ley de 1970 con el fin de consolidar
21
una Universidad “formadora de hombres, realizadora de la verdad, rectora de la vida
social, creadora de cultura, forjadora y garante de la libertad” (Jesús Arellano).
- Formación del profesorado → la preocupación gineriana por la formación
pedagógica de los profesores parece haber sido asumida por esta ley, que establece en
su artículo 102 los siguientes principios:
a) Los profesores de Educación Pre-escolar y Educación General Básica la
adquirirán en las Escuelas Universitarias correspondientes.
b) Los profesores de Bachillerato, de las Escuelas Universitarias y de Formación
Profesional la obtendrán después de la titulación científica mediante cursos
intensivos dados en los Institutos de Ciencias de la Educación.
c) Los profesores de Educación Universitaria la obtendrán en los referidos Institutos
durante el periodo de Doctorado o de su actuación como Profesores Ayudantes.
En base a estos principios, se cumple uno de los proyectos más defendidos por
Giner, que imitando la pedagogía francesa, concebía unos Centros de formación para
la preparación pedagógica del profesorado de primaria, medio y universitario. En
definitiva, podemos afirmar que en la Ley de 1970 se pueden encontrar desarrolladas
muchas de las ideas ginerianas, pero este hecho, solo significa que el pensamiento
pedagógico de Giner continúa vigente. Pero todavía quedaban en estos años por
desarrollar numerosos aspectos, ya que solo cuando la Ley se integrase en la realidad
socio-económica del país, se le podría dar categoría de documento sociológico
educativo, con la garantía de la objetividad.
Por otra parte, el Estatuto de Centros Docentes y la futura Ley de Autonomía
Universitaria, serán nuevos documentos a contrastar para verificar cualquier
pensamiento educativo perteneciente al pasado. Y con ello, la Ley General de
Educación podrá ser más científicamente considerada, al determinar aquellos aspectos
que hubieran de ser atendidos por una nueva legislación. De este modo, el
pensamiento pedagógico de Giner queda abierto a nuevas consideraciones que
demuestren cómo sus principios pedagógicos todavía se siguen teniendo en cuenta en
la realidad educativa actual.
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Biblioteca de la ILE
7. CONCLUSIONES
La elaboración de este trabajo nos ha enriquecido pedagógicamente, y nos ha
llevado a reflexionar sobre diversas cuestiones relacionadas con la situación actual de
la enseñanza: si de verdad está progresando o si todas las reformas propuestas por
diferentes leyes se han quedado en el aire sin dar paso a la innovación educativa. Y es
que actualmente todavía muchos docentes se siguen apoyando en los métodos
tradicionales tan criticados por Giner, quien hace ya dos siglos nos aportaba otros
métodos, otra forma de ver la enseñanza, que sí atiende a todas las parcelas del
conocimiento y del desarrollo.
Y aunque hoy en día se han integrado sus principios en el sistema educativo,
todavía quedan prácticas antipedagógicas dentro de las escuelas (evaluación basada
solo en exámenes, profesorado que no continua su formación permanente, etc.). Ello
choca con la enorme labor que hizo Giner de los Ríos por mejorar la enseñanza y por
hacer de los alumnos los verdaderos protagonistas de su educación.
Por otro lado, la evidente preocupación de Giner por la educación, a la que
considera esencial para conseguir el progreso de la humanidad, ha hecho que se le
otorgue una figura de maestro, reformador social y fundador. Además, su teoría
(eminentemente práctica) se mueve entre dos parámetros: la realidad dada y el modelo
ideal, es decir, Giner pretende amoldarse a la naturaleza para superarla y avanzar
hacia un futuro mejor. Sin embargo, gran parte de las propuestas de reforma gineriana
quedan aún en pie, siendo prueba de las deficiencias existentes en el desarrollo de
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nuestra sociedad. Y cuando tales propuestas se cumplan, quedará todavía un núcleo
esencial de validez y perennidad en el pensamiento gineriano.
Finalmente, nos gustaría señalar que la elaboración de este trabajo, ha sido todo un
proceso de investigación sobre la pedagogía gineriana, que nos ha hecho reflexionar
sobre la situación del sistema educativo, sobre aquellos elementos que todavía
impiden llevar a cabo en las escuelas una enseñanza totalmente integral, que potencie
al máximo las cualidades y expectativas de cada alumno y alumna. Por tanto,
recomendamos el estudio, análisis y lectura de la obra educativa de Giner a todas
aquellas personas anhelantes de nuevos aires en la escuela, para lo cual es preciso
conocer y comprender mejor los individuos, y así progresar socioeducativamente
hacia una escuela por y para la vida, donde todos/as tengan cabida y reciban las
mismas oportunidades para aprender.
Todo ello nos lleva a reconocer como digna de admirar la gran dedicación de Giner
hacia la educación durante toda su vida, lo cual justifica que en la actualidad todavía
se le siga recordando como uno de los reformadores de la enseñanza que más ha
influido en ese recorrido que ha experimentado la educación, desde aquellos años
hasta nuestros días. Y que sin lugar a dudas, hemos de confiar que aunque aparezcan
obstáculos, entre todos conseguiremos llevar a cabo todas las reformas que Giner nos
proponía y que ya se implantaron en la Institución Libre de Enseñanza, y que gracias
a labor de instituciones como la Fundación Giner de los Ríos, siempre las tendremos
presentes para conseguir avanzar hacia un futuro que siempre puede ser mejor.
Por último, nos gustaría incluir este poema que Antonio Machado dedicó a Giner,
que refleja cuál fue el cometido de Giner a lo largo de su vida, una labor basada en
enseñar a los demás para hacer de ellos personas capaces de valerse por sí mismas y
con expectativas y metas que alcanzar para ser felices.
“Como se fue el maestro
la luz de esta mañana
me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
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¿Murió? ... Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.”
Antonio Machado
A don Francisco Giner de los Ríos.
8. BIBLIOGRAFÍA
CAPITÁN RODRÍGUEZ, Alfonso (1980): Los humanismos pedagógicos de
Francisco Giner de los Ríos y Andrés Manjón. Secretariado de Publicaciones de
la Universidad Granada.
GARRIDO, Francisco (2001): Francisco Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de Enseñanza. Comares, Granada.
GÓMEZ GARCÍA, Nieves (1983): Educación y pedagogía en el pensamiento de
Giner de los Ríos, Secretaría de Universidad, D.L. Sevilla.
LÓPEZ-MORILLAS, JUAN (1988): Racionalismo pragmático: el pensamiento de Francisco Giner de los Ríos. Alianza, Madrid.
PRELLEZO GARCÍA, J. MANUEL (1975): Francisco Giner de los Ríos y la
Institución Libre de Enseñanza. Librería Ateneo Salesiano, Roma.
RODRÍGUEZ DE LECEA, Teresa (1990): Escritos sobre la Universidad española/Francisco Giner de los Ríos. Espasa Calpe, Madrid.
VÁZQUEZ ROMERO, J. Manuel (coord.) y ÁLVAREZ LÁZARO, Pedro
(2009): Francisco Giner de los Ríos: actualidad de un pensador krausista.
Marcial Pons, Ediciones de Historia, Madrid.
Páginas webs consultadas:
http://www.fundacionginer.com
http://www.colectivoginer.com
http://www.museosdeescritores.com
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