Post on 06-Mar-2016
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Las piedras también están vivas
Irene Mariñas
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¿Nunca habéis pensado que a veces los mayores
están equivocados? Yo sí.
Esta mañana, el
profe de ciencias ha
estado explicando
todo ese rollo de los
seres vivos, que si
nacen, se
reproducen,
mueren… Y no sé cuántas cosas más… Pues,
resulta, que ha puesto un montón de ejemplos de
seres vivos. Las flores, las moscas, los árboles,
bueno, muchos ejemplos, y después ha dicho que las
estrellas, los granos de arena y las piedras no forman
parte del mundo de los vivos. ¡Pero, qué animalada
más grande! Bueno, el caso es que he levantado la
mano y le he preguntado si es que entonces estaban
muertas y me ha contestado que no, que
simplemente no tienen vida. ¡Hala!
Sin pensarlo le he dicho, ¿seguro? Y Luis, el
profe, me ha mirado como si yo fuese un bicho raro
y me ha contestado: ― Por supuesto que seguro, no
tienen vida, igual que la silla, la mesa o las paredes.
Iba a protestar, pero me di cuenta de que el resto
de la clase me miraba con cara de… pero, ¿tú eres
tonto, chaval?
Así que he optado por cerrar la boca y seguir
atentamente las explicaciones del profe.
Sonó el timbre y salimos al patio. Jugando al fútbol
se me olvidó todo ese rollo de los seres vivos. Pero
hace un rato, cuando regresaba distraído a casa, le he
dado un puntapié a una piedra y me ha parecido…
ahora pensaréis que estoy loco, pero, el caso es que
me ha parecido que la piedra se alejaba por el aire
dándome las gracias por ayudarle a moverse. Y he
pensado que, a lo mejor, aquella piedra estaba
esperando pacientemente a que alguien le diera una
patada para llegar hasta el otro lado de la calle y yo
lo había hecho.
Al llegar a casa,
me he sentado con
el libro delante y
he mirado la
lección de esta
mañana. Quería
saber en qué se
basaban los mayores para decir que las piedras son
materia sin vida.
Pues bien, lo que he descubierto es increíble.
Resulta, que según el libro de ciencias, los llamados
seres vivos, tenemos varias características que nos
distinguen.
Primera: los seres vivos nacemos. Pues muy
bien. Digo yo que las piedras saldrán de algún
sitio, ¿no?, de una montaña o de una roca más
grande, así es que también tienen madre.
Segunda: los seres vivos nos alimentamos.
Vale, ¿pero es que la gente mayor no sabe que
sobre las piedras se van depositando unas cosas
que se llaman sedimentos? Yo lo di el trimestre
pasado. Pues esos sedimentos hacen que la
piedra sea cada vez más grande y mi madre
siempre me está diciendo que para crecer tengo
que comer. Conclusión: los sedimentos hacen
crecer la piedra porque son su alimento. ¡Ah!,
se me olvidaba, ¿y qué me decís del musgo que
tienen a veces encima?
Tercera: los seres vivos crecemos y nos
transformamos. Las piedras también, unas
crecen como ya he explicado antes y otras se
hacen cada vez más chiquitas, como las que
están en la playa, que mi padre me explicó una
vez que de tanto chocar con las olas, poco a
poco se van gastando. A lo mejor, la
transformación de las piedras es muy lenta,
pero en el libro no pone que tenga que ser
rápida.
Cuarta: los seres vivos nos reproducimos. El
profesor dijo esta mañana que una piedra no
hace otras piedras, ¡pero, qué bobada! Todo el
mundo sabe que cuando se rompen hacen un
montón de piedrecitas.
Quinta: los seres vivos nos morimos, y aquí
recuerdo que el profe dijo que no hay diferencia
entre una roca de hace cien años y una roca de
hoy, porque la materia nunca muere. Pero, yo
creo que se equivoca, las rocas cambian con el
tiempo, muy lentamente, por el aire, el agua…
Puede ser que una roca enorme, después de
unos cuantos siglos, se convierta por desgaste
en un granito de arena y que desaparezca en el
aire, y digo yo, ¿eso no es como morir?
¿A que es increíble mi descubrimiento? Resulta
que los mayores se equivocan a veces, y aunque
ellos digan que no, yo sé que las piedras son seres
vivos, porque nacen, se alimentan, cambian y se
transforman, se reproducen y mueren.