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7/27/2019 Sintaxis Figuradas_figuras Literarias
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21/10/13 INTRODUCCIN
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REVISTA ELECTRNICA DE ESTUDIOS FILOLGICOS
S I N T A X I S F I G U R A D A : C O N C E P T O S YF U E N TE S B I B L IO G R F I C A SP A Z C A R R I L L O N A V A R R O
( U N I V E R S I D A D D E M U R C I A )
O. INTRODUCCIN
1. LAS FIGURAS RETRICAS SINTCTICAS
1.1.Figuras sintcticas: schema o anomala gramatical?
1.2.Las figuras sintcticas en los tratados de retrica
1.3.Las figuras sintcticas en las gramticas
2. FIGURAS POR ADICIN
2.1. La anfora
2.1.1. Definicin de anfora
2.1.2. Comentario de la bibliografa sobre la anfora
2.1.3. Bibliografa sobre la anfora
2.1.4. Bibliografa sobre la epfora
2.2. La enumeracin
2.2.1. Definicin de enumeracin
2.2.2. Comentario de la bibliografa sobre la enumeracin
2.2.3. Bibliografa sobre la enumeracin
2.3. El epteto
2.3.1. Definicin de epteto
2.3.2. Comentario de la bibliografa sobre el epteto
2.3.3. Bibliografa sobre el epteto
2.4. El polisndeton
2.4.1. Definicin de polisndeton
2.4.2. Comentario de la bibliografa sobre el polisndeton
2.4.3. Bibliografa sobre el polisndeton
2.5. El pleonasmo
2.5.1. Definicin de pleonasmo
2.5.2. Comentario de la bibliografa sobre el pleonasmo
2.5.3. Bibliografa sobre el pleonasmo
3. FIGURAS POR DETRACCIN
http://www.um.es/tonosdigital/znum8/corpora/indicecorpora.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/peri/peri.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/Resenas/indiceresenas.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/relecturas/unidadeslingTonos2.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/Teselas/Teselas.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/Recortes/todo.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/hemero/numeros.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/Recortes/todo.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/Teselas/Teselas.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/relecturas/unidadeslingTonos2.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/Resenas/indiceresenas.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/peri/peri.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/corpora/indicecorpora.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/perfiles/perfila.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/entrevistas/Entrevistas.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/estudios/indicestudios.htmhttp://www.um.es/tonosdigital/znum8/index.htm7/27/2019 Sintaxis Figuradas_figuras Literarias
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3.1. La elipsis
3.1.1. Definicin de elipsis
3.1.2. Comentario de la bibliografa sobre la elipsis
3.1.3. Bibliografa sobre la elipsis
3.2. El zeugma
3.2.1. Definicin de zeugma
3.2.2. Comentario de la bibliografa sobre el zeugma3.2.3. Bibliografa sobre el zeugma
3.3. El asndeton
3.3.1. Definicin de asndeton
3.3.2. Comentario de la bibliografa sobre el asndeton
3.3.3. Bibliografa sobre el asndeton
4. FIGURAS POR TRANSPOSICIN
4.1. El hiprbaton
4.1.1. Definicin de hiprbaton4.1.2. Comentario de la bibliografa del hiprbaton
4.1.3. Bibliografa sobre el hiprbaton
4.1.4. Bibliografa sobre la anstrofe
4.2. El isocolon
4.2.1. Definicin de hiprbaton
4.2.2. Comentario de la bibliografa del isocolon
4.2.3. Bibliografa sobre el isocolon
4.2.4. Bibliografa sobre el quiasmo
5. CONCLUSIONES
0. INTRODUCCIN
Las figuras, en tanto que fenmenos lingsticos, tienen la capacidad de
poder presentarse, en mayor o menor medida, en todas las manifestaciones
posibles de la lengua, desde la ms deliberadamente cuidada a la ms espontnea.
Desde la lingstica, considerando a la potica como parte integrante de sta[1],
se puede dar explicacin a la capacidad que sta tiene de traspasar el mbito
meramente retrico o literario para establecerse en el terreno de la lengua
coloquial. Esta doble vertiente de actuacin que tienen algunas de estas figuras
es lo que nos proponemos estudiar en este trabajo: en qu medida el uso de una
figura sintctica, por sus caractersticas propias, es rentable o no en la lengua
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comn y, por lo tanto, si su estudio compete o no a las gramticas. De los
distintos puntos de vista que se pueden adoptar para llevar a cabo este objetivo
hemos elegido el de la diacrona, esto es, el estudio de las distintas concepciones
que de las figuras sintcticas y su relacin con la lengua coloquial y la literaria han
ido aportando los distintos autores a lo largo del tiempo. Adoptar una panormica
diacrnica nos permitir entender mejor las convergencias y divergencias que
existen en la actualidad alrededor de las concepciones y definiciones de algunasde las figuras que vamos a tratar.
El presente estudio es fundamentalmente bibliogrfico. Hemos tratado de
ofrecer una serie de referencias bsicas y representativas de la forma de entender
cada una de las figuras durante los siglos. Sin embargo, la seleccin de bibliografa
que ofrecemos ha dependido en gran medida de las dimensiones limitadas de este
estudio. Somos conscientes de que, como ocurre en todo trabajo bibliogrfico, no
hemos podido abarcar en su totalidad la bibliografa existente sobre cada una de
las figuras que hemos tratado, pero tampoco era ese nuestro objetivo. Ante laingente cantidad de gramticas y retricas que se han ido editando, sobre todo
durante el pasado siglo XX, hemos tenido que ser muy selectivos e incluir en
nuestro estudio slo las obras que hemos considerado relevantes en cada caso.
No hemos abarcado el tratamiento de todas las figuras retricas
sintcticas, sino slo el de diez de ellas: la anfora, el polisndeton, el epteto, el
pleonasmo, la enumeracin, la elipsis, el zeugma, el asndeton, el hiprbaton y el
isocolon. A esta seleccin de diez figuras han de sumarse tres ms, la epfora, la
anstrofe y el quiasmo, que no hemos considerado independientemente sino
dentro de los captulos dedicados a la anfora, el hiprbaton y el isocolon
respectivamente, pero de las que incluimos una bibliografa especfica. Las razones
que nos han llevado a esta disposicin sern tratadas convenientemente en los
captulos correspondientes.
El hecho de que en este trabajo bibliogrfico se hayan dejado fuera otras
figuras sintcticas se debe a la aplicacin de unos criterios de seleccin
previamente establecidos. Podemos afirmar que, de forma general, hemos aplicado
un criterio cualitativo y no cuantitativo, esto es, a la hora de incluir una figura
determinada, hemos valorado ms la importancia de las aportaciones que se han
hecho sobre ella y su presencia en la tradicin bibliogrfica retrica y gramatical
que el nmero de referencias que de sta hemos hallado.
De este modo, a partir de la seleccin de figuras y de la bibliografa que
existe sobre ellas, este trabajo ha consistido en la ordenacin y comentario de
dicho acopio bibliogrfico. La bibliografa se ha organizado de la siguiente manera:
1) En primer lugar, contamos con una bibliografa general que cierra el primer
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captulo y que recoge las referencias bibliogrficas comunes a todas las figuras
retricas sintcticas. sta incluye obras tanto del mbito estrictamente retrico
como del estrictamente gramatical. 2) Por otro lado, cada uno de los captulos
dedicados a las figuras por adicin, por detraccin y por transposicin constan de
una definicin de la figura (basada siempre en los planteamientos de Lausberg), de
un comentario de la bibliografa recopilada y de la propia bibliografa que sobre
cada una de las figuras hemos conseguido reunir dividida a su vez en dosapartados: bibliografa especficamente lingstica y bibliografa especficamente
retrico-literaria.
La preparacin de una bibliografa general de todas las figuras sintcticas
adquiere sentido si consideramos las distintas concepciones que de los fenmenos
retricos se han tenido a lo largo de los aos. La separacin entre gramtica y
retrica, como veremos en este trabajo, no ha estado clara hasta prcticamente
hace un par de siglos. Sin embargo, no debemos deducir de la indistincin entre
estas disciplinas ignorancia o falta de rigor en los planteaminentos de los autores.Tanto gramticos como retricos entendan las figuras retricas como fenmenos
propios del lenguaje en general y no de un tipo determinado. En este sentido,
destaca el hecho de que muchos autores, algunos tan importantes como Nebrija o
el Brocense, escribieron tanto retricas como gramticas y en ambas incluyeron un
apartado destinado a la descripcin y explicacin de las figuras retricas. La
interdependencia entre una y otra disciplina queda patente en el gran elogio, casi
sacralizacin, que de la gramtica realiza uno de los grandes retricos de la
Antigedad: Quintiliano[2].
Pero esta estrecha relacin entre gramtica y retrica no es slo algo del
pasado. Actualmente, podramos hablar de la nueva vinculacin entre ellas
establecida por algunos autores: ambas estaran includas dentro de una disciplina
superior que abarcara todos los fenmenos del lenguaje. De este modo, y tal
como afirma Jakobson[3], la potica o retrica formara parte de la lingstica que,
a su vez englobara tambin a la gramtica. Como podemos comprobar, esta
concepcin de los fenmenos retricos no dista mucho de la que ya propusieron
los autores renacentistas antes citados. Desde este punto de vista, que es el que
mantenemos en este trabajo, carece de sentido pensar en las figuras como
pertencientes a la retrica o a la gramtica, ya que stas perteneceran a la
lengua en general.
Adems de este apartado genrico, tal y como hemos adelantado antes,
contamos con otros dos apartado bibliogrficos incluidos en los captulos
dedicados a cada figura. En el apartado titulado Bibliografa especficamente
lingstica hemos incluido las referencias que podramos denominar tambin
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gramaticales. Sin embargo, hemos evitado el trmino gramatical por los lmites
lingsticos que ste supone. En este apartado hemos incluido todas las
gramticas, de las latinas a las ms actuales, y los trabajos que tratan el estudio
de las figuras retricas sintacticas desde una perspectiva gramatical,
independiente de la retrica y el lenguaje literario. Por otro lado, en el apartado
titulado Bibliografa especficamente retrico-literaria hemos incluido todos los
manuales y tratados de retrica y los estudios que tratan el estudio de las figurasretricas ligado exclusivamente a la retrica misma, a la oratoria o a la literatura,
esto es, al lenguaje elaborado.
Estos dos apartados en los que hemos organizado la bibliografa han sido
incluidos en nuestro estudio por razones prcticas. Esta clasificacin del material
de estudio en referencias exclusivamente lingsticas o retrico-literarias permitir
al lector hacer distintos usos de la compilacin bibliogrfica que ofrecemos en este
trabajo, porque es la utilidad que de l se pueda hacer, y no otro, el fin ltimo que
ha perseguido su realizacin.
1. LAS FIGURAS RETRICAS SINTCTICAS
1.1. Figuras sintcticas: schema o anomala gramatical?
Los oradores y los escritores han precisado, desde la Antigedad, de una
serie de procedimientos verbales que le ayudaran a mantener la atencin del
receptor, tanto para persuadirle como para deleitarle. Estos procedimientos
lingsticos que implican una cierta manipulacin del mensaje se concretaron en lo
que conocemos como figuras y tropos y estn presentes en los distintos niveles
de la lengua. Sin embargo, en el presente trabajo, como ya se ha dicho, nos
vamos a centrar exclusivamente en los fenmenos retricos que pertenecen al
nivel sintctico de la lengua.
Son muchsimas las definiciones que podemos encontrar de figura, casi
tantas como manuales y tratados retricos existen, sin embargo, todos los autores
coinciden en definirla como un cambio, mutacin o modificacin del discurso no
elaborado que es reconconocida como una parte de la dispositio orientada a la
elocutio[4]. Quintiliano, por su parte, habla de dos tipos de figura: la forma o
forma expresiva y las figuras denominadas schemas[5]. David Pujante explica as la
diferencia entre estos dos conceptos:
La figura, en el sentido ms primitivo de la palabra, es una
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forma (como forma es un cuerpo); en nuestro caso, una forma
expresiva (...) En el caso de las figuras contempladas por la
tratadstica retrica, nos enfrentamos a una definicin ms
elaborada, la figura de estilo (llamada schema), que consiste en un
cambio razonable, en el sentido o en las palabras, del modo vulgar o
sencillo[6].
Histricamente las figuras sintcticas, en tanto que figuras (schema), han
sido objeto del estudio de la retrica y, a la vez, en tanto que anomalas del
modo comn de hablar, han sido abordadas en un sinfn de gramticas. No es de
extraar tal interseccin en el estudio de estas figuras si se tiene en cuenta que
tanto la Gramtica como la Retrica, aunque tenan bien delimitado su objeto de
estudio, eran consideradas como artes por los preceptistas hasta bien entrado el
Renacimiento. A la Gramtica le corresponda discernir sobre el modo de hablar
para comunicar alguna cosa y a la Retrica la manera de disponer artificiosamente,con tropos y figuras, adornos y sinonimias, las palabras y oraciones para deleitar y
persuadir[7]. As, la Gramtica estaba considerada como el ars recte dicendiy la
Retrica como el ars bene dicendi. [8] La nica diferencia entre estas
denominaciones la constituyen los adverbios recte y bene, muy prximos
semnticamente, de ah que hubiera fenmenos lingsticos que pudieran
pertenecer a ambas disciplinas.
1.2. Las figuras sintcticas en los tratados de retrica
Los tratados de retrica, comenzando por el de Aristteles y terminando
por los ms actuales, han reservado siempre un lugar privilegiado al estudio de las
figuras retricas en general y, entre ellas, al estudio de las figuras sintcticas. Sin
embargo, no en todas las pocas se han denominado de la misma manera ni se han
clasificado siguiendo los mismos criterios. Se puede decir que cada retrico quiere
impregnar su obra de una cierta novedad cuando, en realidad, a lo nico que
puede aspirar es a nuevas clasificaciones y reorganizaciones de las formas
retricas, ya que, segn Pozuelo, en la retrica clsica fue tan grande y
pormenorizado el edificio de la Elocutio que son muy pocas las entradas que hoy
da se hacen[9]. Todo esto ya lo advirti Jimnez Patn en su Elocuencia, quien
reconoce que su tarea no ha sido otra que la de la ordenacin de las figuras, en la
que ha puesto gran esmero:
Esto es lo que he podido ordenar acerca de las figuras. En el
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uso de las cuales advierto que sean en tiempo y lugar que obren, y
no sean ociosas, o afectadas. Y no hay que maravillar si ahora
dijremos ms que hasta aqu hemos dicho. Porque como dijo Cicern,
no se pueden incluir bajo de cierto nmero ni especie, y que les
hayamos dado [ sic, a ] algunas diferentes lugares que otros, pues
que, como advirti Quintiliano, el mismo Cicern figuras puso por de
palabras que despus las puso por de sentencias. Entindase de minimo que he puesto en esto particular industria y cuidado, y que lo
que me ha sido posible, he procurado poner cada cosa en su lugar[10].
En el repertorio bibliogrfico que ofrecemos al final de este captulo
incluimos un buen nmero de manuales de retrica y de trabajos exclusivamente
dedicados a las figuras retricas publicados a lo largo del tiempo. Somos
conscientes de que no estn todos, ya que nuestro propsito ha sido simplemente
el de recopilar una serie de obras clave para el estudio de las figuras retricassintcticas. Para ello hemos comenzado por la seleccin de las obras que deben su
importancia al hecho de haber sentado las bases de la retrica de todos los
tiempos. Estamos hablando de los escritos de autores clsicos como Aristteles,
Cicern o Quintiliano.
Tambin hemos incluido en nuestra bibliografa algunas de las obras ms
significativas de los que Karl Halm ha denominado rhetores latini minores[11]. En
efecto, en los primeros siglos de la cristiandad vieron la luz una serie de obras que
resultan ser verdaderos inventarios de figuras retricas ordenadas segn las
clasificac iones c lsicas. Estos tratados, aun estando lejos de ser obras magnas de
la retrica, tienen gran importancia para el estudio de las figuras y los tropos.
Son, a su vez, esenciales en una bibliografa de este tipo las retricas
espaolas de los Siglos de Oro, por un lado, por lo que aportan de novedoso a la
definicin de cada una de las figuras retricas y, por otro, porque ejemplifican con
poetas de la poca. Tal es el caso del autor que ms destaca por los valiosos
planteamientos retricos de su Elocuencia en arte: Bartolom Jimnez Patn.
Durante los siglos XVIII y XIX apenas se escribieron obras de verdadera
relevancia en el mbito de la retrica, si exceptuamos Les figures du discours de
Fontanier, de la que despus hablaremos. Cabe destacar tambin una obra, la
Potica de Luzn, por la novedad que sus planteamientos supusieron en su
momento, sin embargo, no aporta apenas nada al estudio de las figuras retricas.
La edicin de manuales de retrica destinados al uso disminuyeron
notablemente en el siglo XX. Hasta este momento el afn de todos los retricos
haba sido el de editar obras que sirvieran al lector para desarrollar sus
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capacidades de oratoria y de persuasin. Sin embargo, no por ello dejaron de
publicarse obras con contenido retrico, al contrario, se multiplicaron
sorprendentemente, pero estos trabajos perseguan un objetivo distinto: el
tratamiento cientfico, explicativo de la propia retrica. Ya no se trataba de
manuales didcticos propiamente dichos, sino de estudios que indagaban en la
esencia misma de la retrica, aunque algunos de ellos, como el de Lausberg,
conservaran la denominacin pedaggica de manual.En los ltimos aos se puede decir que se ha vuelto a la tendencia de
siglos anteriores de querer ensear al lector cmo expresarse en pblico. Las
necesidades laborales y sociales del hombre actual han propiciado la proliferacin
de trabajos que versan sobre lo que se ha denominado oratoria moderna, que no
es otra cosa que una adaptacin actual de las pautas retricas que proponan ya
los autores de la Antigedad para hablar en pblico[12].
En 1960 Lausberg public su Manual de retrica literaria, obra que se
convertira muy pronto en un clsico de obligada lectura para los estudiosos deltema. Por otro lado, aparece tambin una serie de diccionarios de trminos
literarios y/o retricos, como el de Bleiberg (1949) o el de Morier (1961), que
recogen tambin las definiciones de todas las figuras.
En los ltimos aos, adems de los estudios retricos de los que
hablbamos antes, se han abierto paso los estudios y artculos monogrficos
dedicados exclusivamente a una o a varias figuras sintcticas (unidas por
diferentes vnculos: uso en la obra de un determinado autor, semejanzas
estructurales, etc.). Con esta limitacin del material de estudio se ha conseguido
aportar interesantes novedades sobre el origen, la descripcin y el uso literario o
retrico de cada una de las figuras estudiadas. Los estudios de este tipo
seleccionados para la realizacin de este trabajo han sido recogidos en nuestra
bibliografa y sern comentados cuando convenga.
Al ser tantos los manuales de retrica y, por tanto, tantas las
clasificaciones de las figuras retricas que se han realizado en los ltimos
cincuenta aos, resultara poco prctico, a la vez que inabarcable para las
dimensiones de este trabajo, enumerar y cuanto menos comentar cada una de
ellas. Por esta razn lo que nos proponemos a continuacin es resaltar y comentar
aquellas clasificaciones de figuras sintcticas que por la perspectiva adoptada o
por los criterios seguidos para su elaboracin consideramos que gozan de mayor
relevancia.
Sin embargo, antes de centrarnos en los manuales retricos del siglo XX,
hemos de volver la vista hacia la Antigedad para realizar dos distinciones que
fueron fraguadas en esa poca y que siguen teniendo vigencia en los trabajos de
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retrica ms actuales. Son las de figura/tropo y la de figura de diccin/figura de
pensamiento. La retrica recurri para su clasificacin a las cuatro categoras de
la modificacin del uso normal de la lengua propuestas por Quintiliano: adicin
(adiectio), supresin (detractio), variacin de orden (transmutatio) y sustitucin
(inmutatio)[13]. As, la distincin entre los elementos del primer binomio,
figura/tropo, se basara, grosso modo, en la separacin de la ltima categora
modificativa, la sustitucin o inmutatio, de las dems y en su consideracin detropo. Las figuras, por su lado, se caracterizaran por las restantes categoras
modificativas[14]. A pesar de este razonamiento, son muchos los autores que
manifiestan la estrecha relacin existente entre los tropos y las figuras [15],
relacin que se pone de relieve por la multitud de autores que denomina figura
tanto a los tropos como a las propias figuras[16].
La siguiente oposicin, figuras de diccin/figuras de pensamiento, se basa
fundamentalmente en el plano de la lengua al que afectan las figuras. De este
modo, las figuras de diccin sern las que actan en el plano fonolgico,
morfolgico y sintctico, y las de pensamiento en el del significado. Si las figuras
de diccin, en tanto que figuras, se clasifican segn las categoras modificativas
enumeradas anteriormente (adicin, supresin y sustitucin), las de pensamiento,
por su parte, se dividen la mayora de las veces en: a) figuras frente al pblico y
b) figuras frente al asunto[17]. Aunque en algunos casos tambin se manejan las
categoras modificativas propias de las figuras, sta es la clasificacin ms
habitual en los tratados de retrica, con posibles variaciones en la terminologa en
algunos c asos, como comprobaremos ms adelante.
Comenzamos nuestro recorrido por las retricas ms actuales con la obra
de Fontanier (1821-1830) que, aunque pertenece al siglo XIX, realiza una
clasificacin de las figuras que consideramos interesante. Esta clasificacin est
basada en la diferenciacin entre los tropos y las figuras del discurso que no son
tropos. En este segundo grupo incluye las figuras de construccin, las figuras de
elocucin, las figuras del estilo y las figuras del pensamiento. En nuestro caso slo
nos interesan los dos primeros grupos:
Figures de construction:
Par rvolution: inversion (hyperbate)[18], imitation, nallage.
Par exubrance : apposition, plonasme, expletion.
Par sous-entente : ellipse, synthse, zeugme, anacoluthe.
Dune nouvelle figure de construction par exubrance distinguer :
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incidence.
Figures dlocution :
Par extension : pithte, pronomination.
Par deduction : rptition (anaphore), synonymie, gradation.
Par liaison: adjonction, conjonction (polysyndton), disjonction
(asyndton), abruption.Dune nouvelle figure dlocution per extension distinguer:
pithtisme.
Lo primero que sorprende de esta clasificacin es la separacin que existe
entre las figuras de construccin de las de elocucin. Como se explicar ms
adelante, los gramticos a partir del Renacimiento y durante muchos aos despus
definieron la sintaxis con el trmino latino constructio. Fontanier recoge, pues, en
su tipologa de figuras retricas el testigo de la doctrina gramatical de siglos atrs.Por otro lado, segn la retrica clsica y ms recientemente segn Lausberg, bajo
del ribete de figuras de elocucin se incluan las figuras que pertenecen a los
niveles fonolgico, morfolgico y sintctico. Sin embargo, Fontanier distingue entre
la llamada construccin y la sintaxis, aunque es consciente de que esta
separacin no se ha llevado a cabo siempre:
On na pas toujours distingu entre la construction et la
syntaxe, et quelque-uns mme appellent figures de syntaxe ce que
nous appelons figures de construction. Mais il y a cependant entre
les deux choses un differnce essentiell qui ne permet pas de les
confondre lune avec lautre. La syntaxe a pour objet les inflexions,
les accidens, en un mot, les formes que les mots doivent
respectivement prendre suivant leur rapports didentit ou de
dtermination, ou, sil on veut, de concordance ou de dpendance.
La construction a pour objet la place et le rang quils doivent
occuper dans lennonciation, daprs le gnie de la langue, et le
genre de style o ils sont employs. Il y a des rgles gnrales de
syntaxe communes toutes les langues, et ces rgles gnrales n
empchent pas que chaque langue nait une construction
particulire, souvent tout oppose celle dune autre langue[19].
Segn este autor, la sintaxis estara constituida por un conjunto de reglas
de concordancia y dependencia entre unas palabras y otras, y estas reglas seran
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comunes a todas las lenguas. Por otro lado, la construccin sera ms bien el
assemblage, el arrangement[20] de las palabras en el discurso, esto es, su
disposicin y combinacin.
Por su parte, Lausberg en su Manual de retrica literaria sigue el esquema
de clasificacin tradicional de las figuras que mencionbamos antes. Ofrece,
adems, una serie de denominaciones con las que la tradicin retrica ha
designado a las figuras de diccin: conformatio verborum, figurae orationis,figurae elocutionis, etc. Es figurae elocutionis el trmino que elige este autor para
nombrar este tipo de figuras. Hace lo mismo con las figuras de pensamiento, a las
que l denomina figurae sententiae[21]. En nuestro trabajo seguiremos siempre
tanto la clasificacin como la terminologa empleada por Lausberg.
Tratados de retrica posteriores, como Rhtorique Gnral del Grupo
(1970), han realizado una tipologa de las figuras retricas desde una perspectiva
lingstica. De este modo, se parte de la distincin de la lingstica estructural
entre el plano de la expresin y el plano del contenido. A su vez, se clasifican las
figuras atendiendo al nivel lingstico al que afectan: morfolgico, sintctico,
semntico y referencial. As, despus de esta doble clasificacin, las figuras de
expresin estaran compuestas por los metaplasmas y los metataxis y las de
contenido por los metasememas y los metalogismos. Sobre cada uno de estos
grupos de figuras se produce una nueva ordenacin atendiendo a la supresin, la
adjuncin, la supresin-adjuncin y lapermutacin.
Si tomamos en consideracin los metataxis, ya que son las figuras que nos
interesan en este estudio, su clasificacin sera la siguiente:
Supresin: elipsis[22], asndeton.
Adjuncin: parntesis, concatenacin, explecin, enumeracin,
polisndeton.
Supresin-adjuncin: silepsis, anacoluto, quiasmo.
Permutac in: tmesis, hiprbaton.
El ltimo apartado del captulo que dedica la Rhtorique General a los
metataxis es el titulado Application: les mtataxes dans le titres de presses. El
lenguaje periodstico es considerado aqu como modificador de la sintaxis francesa
y como posible generador de recursos retricos sintcticos nuevos:
La phase franaise subit frquemment, dans le titre de presse,
un traitement singulier dont le processus est aisment discernable.
Quelles formes de prdilection va y prendre lcart? Des figures
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indites vont-elles apparatre ?[23]
Resulta significativo que como colofn al estudio de las figuras retricas
sintc ticas se presente la aplicac in de stas a un mbito, el periodstico, distinto
ya de la oratoria y de la literatura. No deja de ser el lenguaje periodstico un
lenguaje elaborado, sin embargo, al configurar un tipo de texto denominado de
comunicacin de masas, tiene el deber de ser inteligible para la gran mayora delos receptores. Por otra parte, si se tiene en cuenta que es ms que sabida la
influencia que ejerce el lenguaje periodstico en la lengua corriente, el uso de
figuras retricas en los peridicos podra garantizar de alguna forma la introduccin
paulatina de estos fenmenos lingsticos en la lengua comn.
Otra clasificacin relevante desde el punto de vista de la perspectiva que
adopta es la que lleva a cabo ngel Lpez[24]. Este autor propone para la
definicin de cada figura y tropo unos tipos de relaciones que parten de la teora
de los conjuntos. As, cada uno de los elementos puede estar relacionado con
todos los otros elementos con los que forma el sistema. La definicin de cada
figura est basada en dos tipos de estructuras lingsticas: niveles sintagmticos
y relaciones distribucionales. Los planteamientos de A. Lpez se pueden
esquematizar de la siguiente manera:
1. Niveles sintagmticos:
1.1. El nivel de reccin (A B)
1.2. El nivel de concordancia (A = B)
1.3. El nivel de orden (A B)
1.4. El nivel de nfasis (A C B)
2. Relaciones distribucionales:
2.1. La interseccin distribucional (A B)
2.2. La equivalencia distribucional (A=B)
2.3. La distribucin complementaria (A B)
2.4. La inclusin distribucional (A C B)
De esta forma, cada figura quedara definida por la combinacin de un nivel
y un procedimiento distribucional.
La ltima tipologa de figuras retricas que vamos a comentar es la
realizada por J. A. Mayoral (1994). En primer lugar, cabe destacar que este autor
considera conjuntamente los fenmenos divididos entre los conceptos clsicos de
tropos y figuras, a todos ellos los denomina figuras. Por otro lado, Mayoral se hace
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eco de la cantidad y variedad de clasificaciones de las figuras retricas propuestas
en los ltimos aos, sin embargo, aun reconociendo la validez y la relevancia de
todas ellas, opta por seguir en su trabajo un modelo terico analtico concreto: el
diseado por H. P. Plett.[25]
Para Plett como para Mayoral, toda Figura retrica ser considerada una
unidad lingstica que constituye un desvo. Segn esto, la Elocucin retrica
podr definirse, por tanto, como un sistema de desvos lingsticos. Siguiendo aMorris (1938), Plett indica que estos desvos se pueden dar en tres planos
distintos: el de la Sintaxis, el de la Pragmtica y el de la Semntica. A cada uno
de estos planos le correspondera, segn Plett, una clase de figuras retricas:
figuras (semio-) sintcticas al primero, figuras pragmticas al segundo y figuras
(semio-) semnticas al tercero. La primera clase de figuras (las que nos interesan
en este trabajo) presupone la presencia de un modelo de gramtica, y este
modelo, a su vez, comprende dos vertientes: a) las operaciones lingsticas y b)
los planos o niveles lingsticos: fonolgico, morfolgico, sintctico, textual,semntico y grafemtico[26].
Cuando Plett habla de operaciones lingsticas presenta una doble
alternativa: la transgresin de la norma o licencia (por adicin, supresin,
permutacin o sustitucin) o el reforzamiento o recurrencia (repeticin o
recurrencia). De esta forma cada operacin lingstica es proyectada sobre cada
uno de los niveles dando lugar a las figuras.
Mayoral dedica dos captulos a las figuras sintcticas. En el primero trata
las Licencias sintct icas o Metataxis y en el segundo las Equivalencias sintcticas
o Isotaxis. Dentro de las Licencias sintcticas, este autor habla de las llamadas
Figuras de palabra (Figuras de diccin o Figuras de elocucin en otros autores),
haciendo excepcin de las figuras de este tipo que se tratan en los apartados de
las Licencias morfolgicas y de las Equivalencias sintcticas[27]. La ordenacin de
las Figuras sintcticas la realiza Mayoral atendiendo a las categoras modificativas
cannicas ya citadas en otras ocasiones.
En cuanto a la denominacin de Figuras de construccin, Mayoral afirma lo
siguiente:
Del conjunto de las Figuras de palabra, ciertos gramticos
suelen individualizar algunas de las figuras de este nivel lingstico en
un grupo especfico designado como Figuras de construccin.[28]
En opinin de este autor las Figuras de construccin no son sino una
individualizacin de las Figuras sintcticas, y por lo tanto no es slo que no se
diferencien de stas, sino que forman parte de ellas. Difiere en gran medida esta
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opinin de la Fontanier, vista anteriormente.
En el captulo dedicado a las Equivalencias sintcticas o Isotaxis, Mayoral
se propone estudiar aquellos fenmenos que:
representan una serie de fenmenos relacionados con la
configuracin y ordenacin o distribucin de constituyentes
sintcticos y/o de estructuras oracionales, segn determinadosprincipios de proporcin y simetra, en la progresin del discurso.
Entre tales fenmenos destacan los comnmente conocidos bajo el
concepto general de Paralelismo.[29]
Consciente de que son numerosos los fenmenos de equivalencia que se
podran haber tratado en este captulo, Mayoral slo considera algunos de los ms
representativos: Isocolon, Comprar o Plurimembracin; Paralelismo y
Especularidad; Merismo o Distribucin[30].
Como se ha visto anteriormente al comentar la clasificacin de figuras de
la Rhtorique Gnral del Grupo m (1970), el uso de las figuras retricas no
siempre se circunscribe al mbito de la literatura y la oratoria. La retrica en los
ltimos tiempos ha ampliado su radio de actuacin a otros tipos de textos que
requieren tambin de la atencin del espectador. Nos referimos a los textos de la
comunicacin de masas, entre los que se encuentra, adems del periodstico, el
poltico o el publicitario. A este ltimo tipo de texto, el publicitario, dedica Spang
un captulo de su libro Fundamentos de retrica (1979). Este autor sostiene que
las analogas entre la retrica literaria y la publicitaria son llamativas. Lo que
resulta novedoso de este trabajo es la inclusin del estudio del texto publicitario
en un tratado de retrica. El repetorio de figuras que ofrece Spang est ilustrado
con ejemplos tanto de obras literarias como de anuncios publicitarios. En cuanto al
uso de las figuras retricas en publicidad, Spang afirma:
En principio no hay ninguna figura ni ningn tropo que no se
pueda documentar tambin en un texto publicitario. Fcilmente se
puede comprobar en el repertorio de los ejemplos publicitarios. Sin
embargo, la frecuencia del empleo de algunos recursos determinados
demuestra que existe cierta preferencia por las figuras de omisin por
un lado y por ciertos tropos: metfora, metonimia, sincdoque por
otro. No extraa que predominen figuras de la brevedad, sobre todo
la elipsis, dado el postulado de la eficacia y sobre todo de la
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economa de la que hablamos al tratar del lenguaje de la
publicidad[31].
Pero, como apunta el propio autor, no son slo los recursos de la brevitas
de los que hace uso el texto publicitario. Las figuras de repeticin, aunque atenten
contra la economa, realizan una funcin fundamental para la publicidad: la
insistencia:
Algunos recursos retricos parecen contradecir el principio dela economa; as, por ejemplo, las figuras de repeticin queaparentemente son superfluas por no aadir informacin nueva altexto, no contribuyen a la densidad semntica. Sin embargo, lanecesidad de eficacia publicitaria exige que el anuncio sea tambininsistente, memorizador, martilleante, hasta obsesivo. Y las figuras derepeticin son precisamente un recurso muy adecuado para conseguireste fin[32].
Hasta ahora slo hemos tratado este tipo de fenmenos sintcticos desde
el punto de vista retrico, pero como veamos anteriormente, la Gramtica tambin
ha dedicado muchsimas pginas a su estudio.
1. 3. Las figuras sintcticas en las gramticas
Al ser la sintaxis una de las partes de las que est compuesta la gramtica
de cualquier lengua, era de esperar que los gramticos, hasta los siglos XIX y XX,
incluyeran en sus obras un captulo que tratara las anomalas en las relaciones
entre las palabras, ya fuera por la falta o por el exceso de elementos, o por
transposicin o cambio en el orden normal de stos.
En cuanto a la compilacin de bibliografa gramatical sobre las figuras
sintcticas que ofrecemos en este trabajo, hemos procedido en este caso del
mismo modo que con los tratados de retrica, esto es, hemos seleccionado una
serie de obras que por su importancia consideramos son fundamentales para el
estudio de estos fenmenos lingsticos.
Contamos con pocos datos acerca de la concepcin que tena los
antiguos de la sintaxis. El autor al que se suele denominar el padre de la sintaxis,
Apolonio el Dscolo[33], advirti ya que las expresiones lingsticas respondan
fundamentalmente a dos esquemas o estructuras: la anloga o regular y la
anmala o irregular. As, la primera reproducira la forma natural de hablar y la
segunda se apartara de la norma[34].
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Estos usos anormales de la sintaxis fueron tambin apuntados por autores
posteriores como Donato, con el cual inauguramos la lista de gramticos que
ofrecemos en nuestra bibliografa. Al final de su Ars Gramtica, este autor
enumera, explica y clasifica estos fenmenos. La clasificacin que Donato realiza
de las figuras est basada en la dicotoma figura/tropo. Tanto la figura como el
tropo son tratados como usos desviantes de la lengua, pero nunca como vicios (s
lo son los barbarismos y los solecismos), ya que ambos son empleadosintencionadamente por el escritor o el orador bien para embellecer el texto, bien
para persuadir al interlocutor. Esta diferenciacin quedara aclarada aos despus
por el gramtico castellano Antonio de Nebrija:
Todo el negocio de la Gramtica () o est en cada una de
las partes de la orazin, considerando dellas apartada mente, o est
en el orden y juntura dellas. Si en alguna palabra no se comete vicio
alguno, llama se lexis, que quiere dezir perfecta dicin. Si en lapalabra se comete vicio que no se pueda sofrir, llama se barbarismo.
Si se comete pecado que por alguna razn se puede escusar, llama
se metaplasmo. Esso mesmo, si en el aiuntamiento de las partes de la
oracin no ai vicio alguno, llama se phrasis, que quiere dezir perfecta
habla. Si se comete vicio intolerable, llama se solecismo. Si ai vicio
que por alguna razn se puede escusar, llama se schema. Ass que
entre barbarismo y lexis est metaplasmo; entre solecismo y phrasis
est schema.[35]
Como se puede comprobar, pues, es de nuevo la antigedad la encargada
de marcar las pautas gramaticales que se repetiran una y otra vez en las obras de
los gramticos del Renacimiento y los Siglos de Oro espaoles.
La Gramtica de Nebrija tiene una importancia crucial en la historia de la
lingstica castellana por ser fuente de la que bebieron muchos de los gramticos
posteriores. De esta forma, lo que hizo este autor en el libro cuarto de su
gramtica fue sentar las bases de la futura sintaxis espaola sobre las
concepciones de los autores grecolatinos. Imitando a Donato, titula el ltimo
captulo de este libro De las otras figuras[36]. Nebrija hace distincin entre los
metaplamos y las otras figuras, y dentro de este ltimo grupo incluye tanto las
figuras sintcticas como las semnticas. En su gramtica no aparece todava la
denominacin de figuras de construccin, individualizacin de una serie de
figuras sintcticas que resultara ser muy comn en los gramticos que le
precedieron.
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El trmino sintaxis fue definido generalmente hasta el Renacimiento como
co-ordinatio o constructio. De este modo, el trmino construccin, referido a la
gramtica, tena como objetivo ensear las reglas del orden y correspondencia que
deban guardar entre s las partes de la oracin para hablar con claridad y
propiedad.[37] La confusin entre sintaxis y construccin se mantuvo a lo largo de
los siglos, por ello muchas gramticas hablan de figuras de construccin o de
construccin figurada cuando se refieren a determinadas anomalas o desvos delas reglas lgico-gramaticales.
Aos despus, en su Minerva, Snchez de las Brozas se considera como un
continuador de la labor emprendida por Nebrija[38]. Hernndez Terrs seala
cmo partiendo del listado de figuras que incluye Nebrija en su gramtica, el
Brocense se propone ordenarlo y clarificarlo desde su propia teora gramatical:
Efectivamente en el Brocense vamos a encontrar una
ordenacin sistemtica, desde sus propios puntos de vista, de los
geniales atisbos que encontramos en el planteamiento inicial de
Nebrija. El punto de partida, especficamente sintctico del Brocense,
le permite prescindir, en su teora gramatical, de las figuras que se
dan en la palabra, y considerar slo aquellas que se producen en la
oracin[39].
Snchez de las Brozas dedica el ltimo libro de su gramtica al captulo de
las figuras de construccin. Esta clasificacin es fundamental en el mbito
gramatical del momento y de pocas posteriores ya que, como tendremos ocasin
de comprobar ms adelante, esta clasificacin es asimilada e incluso imitada por
los gramticos que le siguieron. El Brocense slo contabiliza cuatro figuras de
construccin:
Las figuras de construccin son anomalas o desigualdad de las
partes de la oracin que se hacen por defecto, por hiprbole, por
discordancia, por inversin del orden. Por endia o defecto, la elipsis y
el zeugma; por hiprbole, el pleonasmo; por enlage o discordia, la
silepsis; por inversin del orden, el hiprbaton. As, pues, son cuatro
las figuras, pues la antiptosis, la prolepsis, la sintaxis, la aposicin, la
evocacin, la sincdoque, etc., son partos monstruosos de los
gramticos.[40]
Este fragmento deja patente la confusin de conceptos de la que antes
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hablbamos. Basta comprobar cmo entre las figuras que enumera como partos
monstruosos de los gramticos aparece una que lleva el nombre ni ms ni menos
que de sintaxis.
Otra gramtica fundamental para el estudio de las figuras de construccin
es la de Correas. Para este autor, tanto sintaxis como construccin designan el
mismo concepto, la diferencia entre ambos trminos radicara nicamente en su
etimologa:
Dicho de las tres partes (nombre, verbo y partcula) lo que
basta a su conocimiento, conviene aora dezir de la costruzion que en
griego se llama suntaksis, i en latin constructio.[41]
Este autor concibe tambin la sintaxis como la construccin de las partes
de la oracin y el orden que entre stas ha de haber. As, tanto Correas como los
dems gramticos renacentistas desarrollaron una doctrina de la construccin quenicamente se basaba en la regularidad o conformidad con el orden natural y la
razn (Sintaxis anloga), y su irregularidad o disconformidad con la forma
ordinaria de hablar (Sintaxis anmala)[42].
Incluimos tambin en nuestra bibliografa obras del mbito de la lingstica
francesa, ya que resultan relevantes por sus aportaciones: constatan que el
estudio de estas figuras no se limita a los gramticos castellanos ni a nuestra
propia lengua, sino que estamos ante fenmenos que ataen a todas las lenguas
en general, aunque los autores de la Gramtica general y razonada de Port Royal
afirmen que el francs est casi exento de estas figuras:
Solamente nos queda aadir que apenas hay lengua que use
menos esas figuras que la nuestra, porque gusta particularmente de
la claridad y de exponer las cosas, en la medida de lo posible, en el
orden ms natural y ms desembarazado, aunque, al mismo tiempo,
no ceda a ninguna en belleza y elegancia[43].
Comprobamos que esta gramtica es tambin continuadora de las doctrinas
gramaticales del Renacimiento por el gusto por mantener el orden ms natural.
Hablan tambin los autores de esta obra de figuras de construccin, y sitan
bajo esta denominacin las mismas figuras que se venan enumerando
tradicionalmente: silepsis, elipsis, pleonasmo e hiprbaton.
Gramticos posteriores como Du Marsais y Beauze retomaron de nuevo el
concepto de figuras de construccin, pero con algunas variaciones. En la
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gramtica de Beauze, en el apartado titulado Figures de construction, al final
del captulo dedicado a la sintaxis, podemos leer:
On distingue communment, par rapport lordre de la
phrase, deux sortes de figures ; lune que lon nomme inditinctement
Inversion ou Hyperbate, laquelle a plusieurs espces ; et lautre quon
nomme Hipallage[44].
En este apartado el autor tan slo habla de dos figuras: el hiprbaton y la
hiplage. El primero es un viejo conocido, incluido dentro de las figuras de
construccin desde los gramticos renacentistas. Sin embargo, la hiplage
aparece por primera y nica vez[45] en este panorama.
Volviendo a la lingstica hispnica, aos despus, ante la ausencia de una
definicin rigurosa de sintaxis, la gramticade laReal Academia de 1771 heredara
de estos autores la afirmacin de que sintaxis es lo mismo que construccin y que
sus reglas son fundamentalmente reglas de orden[46]. Este orden que postulan los
acadmicos es tambin un orden natural, acorde con el orden natural de las
cosas. De este modo, las reglas sintcticas no tendran como fin inmediato
construir con propiedad oraciones, sino expresar con claridad los pensamientos[47].
Siguiendo, del mismo modo, la pauta de los gramticos renacentistas, los
autores de 1771 reservan las ltimas pginas de su gramtica a la construccin
figurada. La clasificacin y definicin que esta gramtica realiza de las figuras de
construccin nos evoca claramente la que el Brocense realizara en su da:
Quando se invierte el rden se comete la figura hiprbaton que
vale inversin. Quando se callan palabras es por la figura elipsis que
vale falta, defecto. Cuando se aumenta es por la figura pleonasmo
que vale sobra, superfluidad. Y cuando se falta a la concordancia
es por la figura silepsis, concepcin[48].
Las figuras de construccin que enumeran los acadmicos coinciden con las
postuladas por Snchez de las Brozas (que considera al zeugma y a la elipsis como
una nica figura al ser ambas figuras per detractio). El argumento que aporta la
Gramtica de la Academia para afirmar qu figuras merecen pertenecer al grupo
privilegiado de las figuras de construccin y cules no es, adems del de autoridad
(se cita textualmente a Snchez de las Brozas), el de la finalidad pedaggica que
ha de tener siempre una gramtica:
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Estas quatro figuras hiprbaton, elipsis, pleonasmo y silepsis
son las principales, y aun las nicas de construccin; pues otras
muchas que suelen aadirse son (como dice un clebre autor
nuestro) partos monstruosos de los gramticos[49]; y la verdad no
sirven sino de abrumar la memoria, y ofuscar el entendimiento de los
nios[50].
En las nuevas ediciones y reimpresiones que la Academia fue haciendo de
su Gramtica de la lengua castellana (slo hemos incluido en la bibliografa las de
1916 y 1917, ya que las de 1925, 1928, 1931 y 1962 no suponen ninguna novedad
en el caso que nos ocupa) aparece tambin este apartado dedicado a estos
fenmenos, pero con un ttulo sustancialmente diferente: Sintaxis figurada. Se
ha abandonado el trmino de construccin definitivamente para sustituirlo por el
de sintaxis. Sin embargo, la nica novedad es el ttulo del apartado porque el
contenido es exactamente el mismo que el de la edicin de 1771: el estudio de la
elipsis, el hiprbaton, el pleonasmo y la silepsis.
La variacin de la perspectiva en el estudio de estas figuras sintcticas no
se producir hasta la publicacin del Esbozo en 1973. Esta obra, aunque carece de
validez normativa, se propone renovar una serie de conceptos anquilosados que se
han ido arrastrando en las anteriores ediciones de la Gramtica. En su
Advertenc ia podemos leer:
Entre las novedades de la Sintaxis figura la supresin de los
captulos, obedientes a conceptos hoy superados, sobre los Casos,
la Sintaxis figurada y los Vicios de diccin[51].
El concepto de Sintaxis figurada ya no tiene sentido si se tiene en cuenta
que estos fenmenos son tratados como algo anlogo y no anmalos en el
funcionamiento de la lengua.
Al margen de las directrices que marcaba la Academia, dos gramticos del
siglo XIX, Salv y Bello, no incluyeron en sus obras las figuras de construccin. En
estas gramticas ya no aparece ese apartado final dedicado a las anomalas en el
captulo de la sintaxis, sino que, al igual que hara el Esbozo cien aos despus,
son tratados como fenmenos lingsticos dentro de la norma.
Durante el ltimo tercio del siglo XX han sido editadas un sinfn de
gramticas del espaol, sin embargo, no consideramos que tenga especial
relevancia incluir en este trabajo bibliogrfico una serie interminable de gramticas
que no aportan nada nuevo ni al estudio ni a la perspectiva desde la cual se
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abordan las figuras sintcticas. Tanto es as que en la Gramtica de Alarcos
(1999), la que a falta de una nueva edicin de la Gramtica de la Real Academia
supondra un intento de normativa, no hemos encontrado referencia alguna a
ninguna de los fenmenos que estamos estudiando en este trabajo. Por otro lado,
s hemos recogido todos aquellos plantemientos que la Gramtica descriptiva de la
lengua espaola (1999) ofrece sobre lo que se ha considerado tracidionalmente
figuras sintcticas.
1.4. Bibliografa general de las figuras sintcticas
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SPANG, K. (1979): Fundamentos de retrica, Pamplona, EUNSA.
2. FIGURAS POR ADICIN
2.1. LA ANFORA
La funcin anafrica est muy presente tanto en la lengua comn como en
la elaborada. El uso, por ejemplo, de los pronombres anafricos en espaol es un
fenmeno lingstico muy comn en la lengua y, si nuestro trabajo abordara el
estudio de los fenmenos lingsticos anafricos, la bibliografa que podramosofrecer sera, sin duda, mucho ms abundante que la que presentamos aqu. Sin
embargo, el objetivo que nos hemos propuesto en este texto es el de recopilar y
comentar la bibliografa suscitada por una serie de fenmenos sintcticos
considerados en su vertiente retrica, vertiente en la cual parece tener menos
incidencia la manifestacin de la anfora a juzgar por la evidente escasez
bibliogrfica con la que nos hemos encontrado. En efecto, apenas contamos con
trabajos que aborden exclusivamente el estudio de la anfora desde el punto de
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vista retrico, aun teniendo en cuenta que esta figura ha formado parte
tradicionalmente de todas las clasificaciones de recursos retricos desde la
antigedad.
2.1.1. Definicin de anfora
Lausberg recoge y sistematiza en su Manualmuchas de las definiciones quede este fenmeno se han dado a lo largo del tiempo y aclara su manifestacin con
diversos ejemplos. Para este autor la anfora es una figurae per adiect ionem cuya
definicin es la siguiente:
La repeticin intermitente del comienzo de un miembro o de un
inciso se llama anfora ( /x/x)[52].
En esta obra, Lausberg se limita a considerar esta figura de repeticin entanto que fenmeno mtrico y a describir en qu parte del verso puede
aparecer[53]. Sin embargo, unos aos ms tarde afirmar lo siguiente:
Repeticin y acumulacin tienen lugar dentro de un grupo depalabras supraordenado con valor de totalidad y precisamente en sucomienzo, en su interior o en su final.
La totalidad del grupo de palabras supraordenado puede ser de
naturaleza sintctica o mtrica. Como comienzo, interior, y final del
grupo supraordenado de palabras pueden, por tanto, valer el
comienzo, interior y final de una totalidad sintctica (frase, periodo,
colon, coma completo) o el comienzo, interior y final de una totalidad
mtrica (estrofa, grupo de versos, verso, mitad de verso). Con ello
no es preciso que totalidad sintctica y totalidad mtrica coincidan
en su extensin de totalidad (es decir, en la situacin de sus lmites)
[54].
Entendida as la repeticin y, por ende, la anfora, es posible distinguir
entonces, como lo hace Lausberg (1963), entre anfora sintctica y mtrica y, a
la vez, entre anfora sintctica en verso y anfora sintctica en prosa[55].
Otra diferencia fundamental entre estos dos trabajos de Lausberg (1960 y
1963) radica en la consideracin de una figura afn a la anfora: el polisndeton. Si
en el Manual la concibe como una figura ms de acumulacin[56], en sus
Elementos la considera como un tipo especial de anfora:
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Como un tipo especial de anfora o (para las conjunciones
enclticas como te o que) de epfora puede concebirse el
polysyndeton, que consiste en la construccin sindtica de miembros
coordinados; de modo que, tratndose de dos miembros, ambos (et
... et ...) estn acompaados de una conjuncin de igual significado
(y la mayora de las veces tambin de igual cuerpo lxico);tratndose de ms de dos miembros lo estn todos, sin que sea
necesaria la inclusin del primer miembro (... et ... et ...)[57].
La figura polisndeton no es explicada ya como una figura por acumulacin
independiente, sino vinculada estrechamente a la anfora. Para que sea posible
esta relacin es necesario que la anfora sea concebida en su dimensin
sintctica y no exclusivamente mtrica, ya que, como apuntaba antes Lausberg,
la repeticin tiene lugar dentro del grupo de palabras supraordenado, y ste notiene por qu estar limitado por el verso forzosamente. As, si se reconoce la gran
frecuencia con que aparece el polisndeton en las diversas manifestaciones de una
lengua, ya sea en verso o en prosa, habra que reconocer, por tanto, la misma
frecuencia de aparicin para el fenmeno de la anfora. De este modo, la anfora
se convertira en uno de los fenmenos retricos ms comunes en la lengua
comn.
Otro fenmeno retrico muy ligado a la anfora es la epfora, figura que la
mayora de los retricos considera independiente de la primera, ya que la
repeticin tiene lugar no al comienzo sino al final de los grupos de palabras que se
suceden en una oracin. Sin embargo, salvo en lo concerniente a esta diferencia
de posicin de la repeticin, anfora y epfora comparten las mismas
caractersticas. Por otro lado, si al comienzo de este captulo apuntbamos que es
realmente escasa la bibliografa existente sobre la anfora, an lo es ms a la que
se puede acudir cuando se trata del estudio de la epfora. Son stos y no otros los
motivos que nos han llevado a no dedicar un captulo completo de este trabajo a
la figura epfora. No obstante, adjuntamos a la bibliografa de la anfora las
referencias bibliogrficas que sobre la epfora hemos logrado recopilar (apartado
2.1.4. de este trabajo) con el fin de que sirvan de utilidad al lector.
2.1.2. Comentario de la bibliografa sobre la anfora
A pesar de no ser abundante la bibliografa que podemos ofrecer de este
fenmeno, hay que apuntar que la retrica de todos los tiempos ha estudiado los
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fenmenos de repeticin, entre los que ha incluido tradicionalmente tanto la
anfora como la epfora. La definicin de la anfora de Lausberg antes vista no
difiere demasiado de las que ofrece la retrica latina. Cicern, adems de definir
esta figura como un fenmeno del ornato, apunta las aportaciones expresivas de
que dota al texto el uso de esta figura:
Repetitio est, cum continenter ab uno atque eodem verbo inrebus similibus et diversis principia sumuntur (...) Haec exornatio cum
multum venustatis habet tum gravitatis et acrimoniae plurimun. Quare
videtur esse adhibenda et ad ornandam et ad exaugendam
orationem[58].
Para Cicern la anfora sera un fenmeno de repeticin de una sola
palabra, mientras que Quintiliano la define como et ab isdem verbis plura acriter
instanter incipiunt[59]. Al margen de esta diferencia de nmero, ninguno de estos
retricos adscribe la aparicin de la anfora especficamente al verso. Hablan de
frase y miembro (de la oracin?), trminos que, salvando las diferencias
conceptuales existentes entre ellos, hacen referencia de modo general tanto al
verso como a la prosa. Tampoco realizar esta limitacin Jimnez Patn, cuya
definicin engloba el parecer de ambos retricos:
La repeticin, que en griego dicen anfora es cuando un
mismo vocablo se repite en los principios de los miembros de la
oracion muchas veces[60].
Sin embargo, si los retricos definen este fenmeno de manera que es
posible hablar de anfora tanto en el mbito potico como en el prosstico, no deja
de ser significativo el hecho de que gramticos como Donato[61] o Nebrija[62] s
reduzcan la manifestacin de la anfora nicamente a la poesa. Hay que recordar
al respecto que la inclusin de las figuras retricas en estas gramticas cobra
sentido si se tiene en cuenta que stas eran consideradas como una alteracin de
la norma lingstica, por lo tanto slo vlidas para determinados tipos de discursos
en los que esta alteracin era fruto de una intencionalidad literaria o retrica. De
ah que la manifestacin de figuras como la anfora slo tuviera razn de ser en
textos de esta ndole.
La anfora queda fuera del grupo de las figuras de construccin, por lo
tanto, este fenmeno no volver a ser estudiado en trabajos de orden gramatical.
Tan slo Du Marsais[63] en el siglo XVIII incluye la definicin de esta figura en su
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obra, que como su propio ttulo indica, Mlange de grammaire, de philosophie,
etc., se trata de una mescolanza en la que los contenidos no son estrictamente
gramaticales.
A mediados del siglo XX comenzaran a aparecen trabajos de tipo retrico-
literario dedicados a la anfora, como el de Veres DOcon (1949), que estudia la
manifestacin de esta figura en la poesa de un autor determinado, Quevedo.
Por su parte, Dmaso Alonso hablar en dos de sus estudios derepeticiones anafricas a propsito de la obra potica de dos grandes poetas
espaoles: Garcilaso de la Vega (1950) y Gngora (1955). En ambos casos estas
repeticiones anafricas estn ligadas a otras figuras retricas como son la
correlacin o el paralelismo. Y es precisamente en una obra fundamental para el
estudio de este ltimo en la que la relacin entre anfora y paralelismo es puesta
de relieve. Alonso advierte que la anfora aparece con enorme frecuencia en las
ordenaciones paralelsticas[64]. Por su parte, Bousoo, dentro del estudio del
paralelismo en la poesa de Bcquer, afirma que la anfora tiene un papelfundamental en la manifestacin de dicho fenmeno:
Si el paralelismo no es otra cosa que la reiteracin de un
gnero prximo, Bcquer puede dar, en ciertos momentos
poemticos, un paso ms en el empleo del recurso, repitiendo
tambin la ltima diferencia de algunos elementos. Pero, adems, la
anfora, el estribillo, etctera, son como llamadas de atencin que el
poeta nos dirige para que el paralelismo formal, al cobrar bulto, se
nos entre ms por los ojos, e incluso para que tal paralelismo pueda
producirse[65].
De este modo, el inters por el estudio de la anfora en estos trabajos
pasar por la funcin que sta realiza de adyuvante en la manifestacin de otra
figura, el paralelismo.
Si nos basamos en las pocas referencias que hemos conseguido recopilar
en nuestra bibliografa, al margen de trabajos como el de Alonso y Bousoo que no
tratan la anfora de forma muy profundizada (ya que no es el estudio de esta
figura su objetivo) parece que el tratamiento de este fenmeno tan slo interesa a
los manuales y diccionarios de retrica que, sobre todo a partir de mitad del siglo
pasado, se han ido multiplicando.
2.1.3. Bibliografa sobre la anfora
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Bibliografa especficamente lingstica
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2.1.4. Bibliografa sobre la epfora[66]
ALBADALEJO MAYORDOMO, T. (1989): Retrica, Madrid, Sntesis, p. 143.
AZAUSTRE GALIANA, A. y J. CASAS RIGALL (1994): Introduccin al anlisisretrico: tropos, figuras y sintaxis del estilo, Santiago de Compostela, Universidad
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CICERN (106-43 a. C.): Orator. Versin espaola de E. Snchez Salor (1997): El
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LZARO CARRETER, F. (1971): Diccionario de trminos filolgicos, Madrid, Gredos,
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RICO VERD, J. (1973): La retrica espaola de los siglos XVI y XVII, Madrid,
Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, p. 305.
RUTILI LUPI (?): Schemata lexeos, en Halm Kart (1964): Rhetores latini minores:
ex codicibus maximam partem primum adhibitis, Frankfurt am Main, Minerva, p. 6.
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SPANG, K. (1979): Fundamentos de retrica, Pamplona, EUNSA, pp. 151-152.
2.2. LA ENUMERACIN
A diferencia de lo que ocurre con otras figuras por adicin, la enumeracin
no cuenta con una gran tradicin bibliogrfica. Son muy pocas las referencias que
hemos logrado recopilar en nuestra bibliografa acerca de este fenmeno
sintctico, sin embargo, figuran en ella algunos trabajos, de los que hablaremos
ms adelante, que han resultado ser fundamentales para el estudio de la figura. Y
es precisamente la existencia de dichos trabajos la razn por la que no hemos
descartado la inclusin de la enumeracin en nuestro trabajo, ya que, si
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tuviramos que considerar la bibliografa que resulta del estudio de este fenmeno
de una forma cuantitativa, tendramos que haber prescindido de esta figura. Sin
embargo, tal como adelantbamos al comienzo de este trabajo, en este caso,
como en otros, hemos preferido valorar la calidad de las aportaciones por encima
de la cantidad.
2.2.1. Definicin de enumeracin
Si acudimos al texto de Lausberg, podemos comprobar que para este autor
la enumeracin es la acumulacin coordinante en contacto[67]. Segn el retrico,
cada uno de los miembros de una enumeracin son las partes integrantes y
coordinadas de un todo. As:
El todo (representado y especificado por las partes) es (segn
la magnitud de la suma de la partes) frecuentemente un conceptoabstracto-colectivo (mucho, todo, etctera), que a su vez puede
expresarse u omitirse. Cuando el todo (semnticamente superpuesto)
se expresa, puede ir antes de las partes () o detrs, de manera de
remate sintetizador e intensificador[68].
Las partes de ese todo pueden ir unidas de forma sinttica o asindtica, de
ah la relacin entre la enumeracin y figuras como el asndeton y el polisndeton.
Considerando esta estrecha vinculacin, Mayoral define y explica los fenmenos de
asndeton y polisndeton partiendo de la figura enumeracin y los denomina figuras
subsidiarias de sta[69].
Lausberg apunta que la enumeracin, adems de aparecer en cualquier otro
lugar, surge de forma planeada en dos pasajes del discurso[70]: en la part itio
(distributio) y en la peroratio (recapitulatio). La enumeracin en la part itio
consistira en la enumeracin a modo de introduccin de los puntos que se van a
tratar[71]; la enumeracin en laperoratio tendra como funcin principal refrescar
la memoria[72] del receptor, resumir brevemente todo lo que se ha dicho. De este
modo, habr autores que denominen enumeracin al fenmeno que se manifiesta
en una de estas partes del discurso y no en la otra.
2.2.2. Comentario de la bibliografa sobre la enumeracin
Cicern es el primer autor de nuestra bibliografa que define la enumeracin.
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El retrico latino slo considera este fenmeno, si seguimos los planteamientos
antes expuestos por Lausberg, en la peroratio[73]. Sin embargo, Quintiliano no
compartir esta opinin. Al final del captulo de su retrica dedicado a las figuras
de palabra, Quintiliano pone en tela de juicio las clasificaciones de las figuras
retricas que autores anteriores a l (entre ellos Cicern) han realizado. De la
enumeracin afirma que no es en absoluto una figura, aunque Cicern la incluya
dentro de su listado[74].De la manera como Cicern concibe la enumeracin hace pensar en este
fenmeno ms como si perteneciera al grupo de las figurae sententiae que como si
formara parte de las figurae elocutionis. As, esta figura seraindependiente de la
concrecin elocutiva, de su formulacin lingstica y, por lo tanto, quedara fuera
de nuestro trabajo. Lausberg intenta explicar el por qu de esta confusin:
Los lmites entre las figurae elocutionis y las figurae
sententiae no son precisos: hay, pues, figuras que una parte de los
tratadistas asignan a las figurae elocutionis y otra parte de los
tericos atribuyen a las figurae sententiae, segn se considere
caracterstico en la correspondiente figura su contenido conceptual o
su formulacin lingstica[75].
Dentro de este grupo de figuras sobre las cuales los tratadistas no
terminan de estar de acuerdo podramos situar la enumeracin.
En la escasa bibliografa que hemos compilado sobre esta figura, podemos
observar el salto vertiginoso que se produce desde los textos de la antigedad a
los trabajos que surgen a mediados del siglo XX. Existe un vac o bibliogrfico sobre
la enumeracin que abarca casi toda la era cristiana. Esta situacin no se repite
en ninguna de las figuras que son objeto de estudio en este trabajo y, por lo
tanto, es susceptible de una reflexin. Quiz haya que buscar el motivo de esta
larga ausencia documental en las propias autoridades retricas latinas, en las
obras de Cicern y Quintiliano. Bien es sabido que ambos autores formulan las
bases de la retrica y que tanto los tratados retricos como las gramticas, sobre
todo a partir del Renacimiento, han cimentado sus teoras en los planteamientos
ya abordados por estos retricos.
Acabamos de ver cmo la nica definicin de enumeracin de la que
partimos, la de Cicern, considera este fenmeno como figura sententiae. Por su
parte, Quintiliano ni siquiera la considera figura. Ante esta divergencia de
opiniones, los autores posteriores podan acogerse tanto a uno como a otro
parecer, pero el resultado fue siempre el mismo: la desaparicin de la enumeracin
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21/10/13 INTRODUCCIN
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de los listados de figuras. Est ms que claro por qu el planteamiento de
Quintiliano dara lugar a esta desaparicin, sin embargo, la consecuencia del que
propone Cicern no es menos transparente. La enumeracin como figura
sententiae quedara fuera de la concrecin lingstica y, por lo tanto, fuera del
estudio de las figuras de palabra y del estudio de la construccin, protagonista de
las gramticas renacentistas posteriores. Sin embargo, esta explicacin slo sera
vlida para justificar la ausencia del estudio de la enumeracin en las gramticas.En el caso de las retricas podramos considerar que stas sufriran la influencia de
los planteamientos gramaticales. Si, como acabamos de ver, en un primer
momento fue la retrica la que ejerci fuerza sobre la gramtica, despus sera la
propia gramtica la que motivara la desaparicin de la figura enumeracin en los
tratados de retrica. El hecho de que las fronteras de ambas disciplinas no se
consiguieran delimitar hasta despus del Renacimiento, facilit que se produjeran
este tipo de influencias recprocas.
A pesar de esta carencia bibliogrfica en el pasado, parece como si lostrabajos dedicados a esta figura a partir de mediados del siglo XX quisieran, de
alguna forma, resarcir la laguna documental existente sobre este fenmeno. El
estudio de esta figura en el pasado siglo va muy ligado a la obra de determinados
autores y al uso que stos hacen de una variedad de la enumeracin: la
enumeracin catica. Este tipo de enumeracin supone la ruptura de la
coordinacin semntica de las partes, pero desde el punto de vista sintctico, no
supone ningn cambio con respecto a la enumeracin concebida tradicionalmente.
El primero de los trabajos de este tipo que incluimos en nuestra bibliografa
es el artculo de 1940 de Amado Alonso titulado Disyectia membra y objetos
heterogneos[76]. En este estudio dedicado a la obra potica de Neruda hay un
captulo que trata la enumeracin de objetos heterogneos en los poemas del
autor chileno.
Otro trabajo que aborda la enumeracin desde un punto de vista literario es
el que realiza Schumann (1942)[77]. Este terico estudia la manifestacin de esta
figura en la obra potica de tres autores: Whitman, Rilke y Werfel. Pero quiz sea
la aportacin al estudio de la enumeracin catica de Spitzer (1945) la ms
completa. Este autor intenta explicar el fenmeno de la enumeracin desde sus
manifestaciones en la poesa moderna. No se cie tan solo al estudio de este
fenmeno en la obra de unos pocos poetas, sino que, partiendo de las
aportaciones del trabajo de Schumann, intenta demostrar la persistencia del estilo
enumerativo y, en concreto el estilo enumerativo catico en la poesa
contempornea.
Dcadas despus apareceran dos breves trabajos que tratan la
7/27/2019 Sint