21 de Noviembre de 2011
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JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD 2011.
(AHORA NOS TOCA A NOSOTROS)
Madrid. Esa calurosa ciudad, en agosto, en el centro de la
península, (donde no sé como vive tanta gente a la vez y como a
la vez la gente sin poder vive), ha sido como esa bofetada que te
espabila para seguir creyendo que el mundo no es un “pasar los
días” sino compartir tu ser con el resto de personas que te rodean
cada minuto y segundo. Y es que nuestra vida necesita de
novedades, de nuevos aires, de nuevos bríos. La juventud
necesita algo más que crisis, la tan manida palabra, en estos
tiempos que nos toca cambiar. Aunque también la vida necesita
esa “CRI-SI” como diríamos por esta tierra del olivar.
Algunos hacen miles de kilómetros para ver una final de la
“Champions”, otros para ver a su cantante favorito, los más
pudientes se montan un viajecito 5 estrellas a cualquier ciudad de
los del “por el mundo” que tan repetitivos nos enseña la “caja
mentirosa” del salón y otros, para relajadamente tumbarse y
freírse sobre la arena (o los pedruscos) al sol, en un mes de
agosto, también hacen sus eternas colas. Pues bien. Otros, y qué
mejor que a 40 grados, con 2 millones de personas, también se
atreven a hacer miles de kilómetros, tras las huellas de un
anciano de 80 años. ¿Qué cosas más raras hacen los jóvenes no?
En un mundo al parecer sin necesidad de Dios, sin
necesidad de preguntarnos qué somos y qué podemos hacer por
los demás, en un mundo que sólo prima la sociedad de consumo,
todavía encontramos personas que intentan buscar en su día a día,
en su caminar diario, una causa por la que luchar, una razón para
ser feliz y hacer feliz a los demás, una meta a alcanzar. Y la
comodidad de muchos no le impide salir de sus países para
encontrar la senda, para seguir motivándose. Y eso quieras o no,
impresiona, te hace pensar en tu vida y en todo lo que te rodea.
Porque estamos rodeados de indiferencia y pasotismo.
Como digo. Esto impresiona; o impresionó. Hablamos de la
Jornada Mundial de la Juventud Madrid (JMJ) 2011 cuyo
lema “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” venía a
dar cabida a esta 36 jornada; encuentro que cada 2 o 3 años se
organiza para que compartan su fe todos los jóvenes del mundo
junto al Papa.
Foto: Algunos miembros del Grupo de San Francisco
de Granada. Junto al logotipo de la JMJ
Es la primera vez que acudo a este tipo de macro
concentraciones aparte de la última experiencia que tuve hace dos
años en el Camino de Santiago, en los encuentros Europeos de
Jóvenes Franciscanos, aunque lógicamente a menor escala. ¿Y
por qué franciscanos en mi caso? En Granada, donde vivo, acudo
a la Iglesia de San Francisco (Camino de Ronda 65), donde en el
grupo de jóvenes intentamos compartir nuestra vida y hacer un
poquito mejor aquello que está en nuestra mano; catequesis,
catecumenados, oración comunitaria, liturgia, misiones, acción
social... El tiempo que podemos dedicado a la Iglesia y a los
hermanos, llamados todos a crear comunidades fraternas. Por
tanto el carisma franciscano es el que nos motiva dentro de la
Iglesia y toda la pastoral, incluida la veraniega, se desarrolla
desde este carisma.
Y casualidad o no. El origen de la JMJ (aunque la primera
en realidad fue en Roma en 1984, instaurada por el Beato Juan
Pablo II) fue un encuentro internacional de jóvenes que tuvo lugar
en Roma durante la semana santa del Año Santo de 1975, siendo
Papa Pablo VI, como clausura de la “I Marcia Internationale
della Reconziliatione Cristiana”, donde participaron jóvenes
llegados de numerosos países y recorrieron el camino de San
Francisco, desde Asís hasta Roma.
¡Quién nos lo iba a decir a quienes acudimos a Madrid!
Fuimos un grupo de 60 personas: de Granada, Martos, Estepa y
Cádiz; y varios frailes de la Provincia Franciscana de Granada.
Junto con toda la organización de la JMJ, paralelamente y
para cubrir los primeros días y las horas sin encuentro con el
Papa, se organizó la llamada “Aldea Franciscana”: lugar de
encuentro de todas las ramas franciscanas y de los grupos
franciscanos que acudieron de todo
el mundo a Madrid, desde el 15 de
agosto.
Foto: Aldea Franciscana en la
Iglesia de San Francisco el
Grande.
Los días pueden desgranarse, o bien compartir las
experiencias según se han vivido. En este caso y podemos hacerlo
así, el relato de los días nos da pie a comentar la experiencia
vivida.
Lunes 15 de agosto
La primera tarde, la de la llegada a Madrid, fue al Colegio
Divino Maestro en el Paseo de Extremadura regentado por la
Congregación de Misioneras del Divino Maestro. Los
franciscanos de España, Portugal (unos 100) y Polonia (5) nos
abrigamos en este colegio para dormir todos los días de la JMJ
salvo los relativos al encuentro de Cuatro Vientos.
Los comienzos no son nunca fáciles, siempre el pellizco de
no conocer gente, el qué te encontrarás, cómo será la acogida.
Pero no suele haber problemas. Sólo hay que dejarse llevar por el
buen corazón de los jóvenes con los que te encuentras, pues el
Espíritu sopla en cada corazón en una misma dirección, la de
encontrar la fraternidad de los hermanos. Por eso las primeras
horas consisten en la acogida, cena y posterior encuentro de
presentación de cada una de las Provincias Franciscanas presentes
en Madrid: la de Granada, la Bética, la de Galicia, la de Cataluña.
Antes del merecido descanso en el silencio de la noche, la
oración comunitaria nos interpela por el sentido de nuestra vida,
por el rumbo que le damos, por las expectativas del encuentro de
la JMJ, por nuestra edificación en Cristo, por nuestra misión
como apóstoles en el mundo que nos toca vivir, por la visión y
vivencia de la JMJ de la mano de Francisco y Clara.
Todavía estás a tiempo estimado lector, de hacer tuyas
estas cuestiones. Párate en el silencio de la nada, o
retirado a la sombra de los abrazos de algún árbol, o
junto a la alberca, donde el agua baña a la luna en la
noche. Haz una parada en tu camino. Y cuestiónate el
sendero de tus pasos.
Martes 16 de agosto
Los primeros días serían un poco diferentes al resto. Más
bien un encuentro con los franciscanos del mundo. Catequesis,
oraciones, eucaristías. El Papa vendría más tarde. Así que como
es lógico, tempranito en pie para aprovechar el día. Una animada
oración comunitaria y catequesis cibernética realizada por la
monjas de las Clarisas de Jaén, del Convento de las Bernardas,
para compartir y comentar posteriormente en grupos; y todo ello
enmarcado dentro de la celebración en el año 2012, del VIII
Centenario de la fundación de la Orden de las Hermanas Clarisas.
Y hago mía la reflexión de Sor Mª del Pilar, que nos dice:
“Como contemplativa, he de interceder por toda la
humanidad teniendo un alma sensible ante los problemas
cotidianos de cada uno, haciéndome cargo de todas las
penas. No existe preocupación ajena, sufrimiento,
angustia, desesperación que no encuentre eco en mi
corazón de mujer orante; pues contemplar a Jesús en la
cruz es lanzar a su Corazón todas las necesidades del
hombre”.
¿Te atreves a mirar el mundo con otros ojos? Porque la
hermana así los expresa. No te aísles del mundo. Las
noticias de cada día de los medios de comunicación, los
problemas del vecino, la vecindad de los
problemas…todo tenemos que rumiarlo y darle sentido
desde la oración. Hay que llevar la vida a la oración y la
oración a la vida para darle luz a las necesidades de cada
día.
La puesta en común por grupos, la reflexión del hermano
nos hace mirar nuestra vida a la luz de la del compañero. (Pero
también me hace a mi pensar, ¡por Dios, qué mal ando de
portugués! Aunque menos mal que el portugués es portugués.
Otra cosa hubiese sido el polaco, ¿algún voluntario?).
El resto de la mañana lo celebramos en San Francisco el
Grande, para la apertura de la ya comentada “Aldea Franciscana”.
Bastante calor en Madrid. Ya por la tarde Eucaristía de
bienvenida por el Cardenal Rouco Varela en Cibeles.
Por la noche antes de volver al colegio teníamos un
momento de fiesta con todos los franciscanos en un “Festival de
la Alegría”, con actuaciones de cantantes, de algunos hermanos
franciscanos y del mago Magone, un gracioso fraile que tiene
dotes de mago y que nos hizo pasar un buen rato. También en
Cristiano se puede y debe hacer reír. La Iglesia no es un conjunto
de caras largas como tantas veces podemos ver. La alegría es un
requisito fundamental para todo cristiano, porque tenemos que ser
instrumentos de esperanza. Sin alegría no hay esperanza. Y ya lo
dice San Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito,
estad alegres” (San Pablo a los Filipenses 4, 4-5)
Foto: Festival de la Alegría. Parque de Atenas
Foto: El grupo con el Mago Magone
MIÉRCOLES 17 DE AGOSTO
Día de catequesis. Nos encontramos en Madrid con el
Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo. El franciscanismo, la
vocación y un sin fin de preguntas. Como siempre ameno y
cercano, vamos, se nota que es franciscano (¿incongruente?). Por
la tarde tuvimos el encuentro con los Ministros Generales de la
orden franciscana donde bajo el lema “La alegría de ser
franciscano”, compartieron su fe y el camino del franciscanismo.
Foto: Grupos Franciscanos antes
del encuentro con Fray Carlos Amigo
Foto: Monseñor Carlos Amigo Vallejo
dirigiéndose a los jóvenes
Hasta la larga espera del encuentro con el Papa en días
siguientes (muchas horas por delante), Madrid ofrecía
posibilidades. Y es que el encuentro religioso se vería arropado
por lo cultural y lo turístico; la visita a las distintas Iglesias para
disfrutar de los pasos que posteriormente harían su presencia en el
Vía Crucis; el cambio de la Guardia Real en el Palacio Real; las
exposiciones de los museos, o bien las actividades de la Aldea
Franciscana completaban la experiencia de la JMJ. Podemos
recordar, el espectáculo que fue ver en la Iglesia Castrense, al
malagueño Cristo de Mena escoltado por la legión, con cambio de
guardia incluido.
JUEVES 18 DE AGOSTO
El primer día en que compartiríamos con el Papa la
bienvenida a la JMJ. Pero antes por la mañana nos repartimos
todos los jóvenes por Madrid. Los obispos en las sucesivas
catequesis recibirían así también nuestras inquietudes y nosotros
las suyas. Esta vez no tuvimos suerte y el obispo de Tegucigalpa
(Honduras), Óscar Andrés Rodríguez Madariaga tenía un lleno
absoluto para su alocución en la Iglesia correspondiente. Esto me
hace recordar el encuentro que tuvimos los grupos franciscanos en
el verano de 2009 en Santiago de Compostela, donde nos quedó
el poso de sus palabras tan encaminadas al mensaje definitivo que
el Papa nos dejaría al final de la JMJ. Madariaga nos cantaba un
entusiasta “¡Ay de mi si no evangelizo!” que todavía resuena en
todos los jóvenes que anduvimos en tierras gallegas.
Por la tarde, nos esperaba la primera gran manifestación de
católicos en Madrid. Una inmensidad de gente ocupaba Cibeles, y
todas las calles adyacentes. Si queríamos situarnos en buen
emplazamiento, había que partir temprano, con una antelación de
dos horas como mínimo, pero como se dice, la espera siempre
tiene recompensa. Y así fue. Ya se atisbaba la presencia del
Papa cuando en la Calle Alcalá todo el mundo despertó del
letargo de tantas horas de espera. Nervios, emoción, sensaciones
nuevas que te pasan ese momento por la cabeza. Y es que en
definitiva (aunque nos pille físicamente lejos) hablamos del Papa
y no todos los días podemos contemplar su figura en primera
persona. La gente jaleaba, cantaba, vitoreaba, sonreía. ¡Estaban
alegres y todo por un anciano de 80 años que lleva un mensaje de
Paz y Amor! Es para cuestionárselo.
Foto: El Papa Benedicto XVI en
una masificada Calle Alcalá.
Cibeles fue un gran altar durante varios días. Desde allí, en esta
fiesta de acogida que supuso aquel primer encuentro, el Papa
quiso llegar al corazón de todos y aterrizar en nuestro día a día.
Sus palabras así nos lo enseñaron en relación al relato
evangélico de edificar sobre roca:
“ Queridos jóvenes, escuchad de verdad las palabras del
Señor para que sean en vosotros «espíritu y vida» (Jn
6,63), raíces que alimentan vuestro ser, pautas de
conducta que nos asemejen a la persona de Cristo, siendo
pobres de espíritu, hambrientos de justicia,
misericordiosos, limpios de corazón, amantes de la
paz…Al edificar sobre la roca firme, no solamente vuestra
vida será sólida y estable, sino que contribuirá a
proyectar la luz de Cristo sobre vuestros coetáneos y
sobre toda la humanidad, mostrando una alternativa
válida a tantos como se han venido abajo en la vida,
porque los fundamentos de su existencia eran
inconsistentes. A tantos que se contentan con seguir las
corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato,
olvidando la justicia verdadera, o se refugian en
pareceres propios en vez de buscar la verdad sin
adjetivos”.
Un mensaje que el mundo necesita, que todos necesitamos
plantearnos: justicia, misericordia, paz, alternativas. La Iglesia,
nosotros, tenemos que ser motores en este mundo e implicarnos
en la tarea del cambio social.
Por la noche tras un largo y agotador día (las horas de espera,
las distancias y el sol abrasador) el cansancio hacía mella. Pero lo
espiritual tiene que animar el cansancio, tiene que llenar los
tiempos de fatiga; y por eso en la Iglesia de San Francisco el
Grande tuvimos una vigilia de oración, que continuó
posteriormente en diversas Parroquias. Vigilia que nos animaba a
dejarnos mirar por los ojos de Cristo como bien se nos decía en la
motivación inicial:
“En esta noche iluminada por este
Cristo de San Damián, que ha llenado y
quiere llenar la vida de todos los seres
humanos, estamos junto a Él porque
buscamos que nos mire. Somos tan
poca cosa que si Él no nos mira, si Él
no calienta nuestro corazón, si Él no
nos abraza no tenemos vida. Hemos
venido aquí, jóvenes franciscanos de
todo el mundo arraigados en la fe de Cristo, en esta JMJ
de Madrid 2011, para dejarnos coger el corazón, para
experimentar que Jesús es nuestro hermano y que en Él
estamos todos. Hemos venido a contemplar en Él al Padre
Bueno, al Padre de las misericordias, como Clara lo
llama. Francisco y Clara bebieron de Él. Él es icono que
marca los fundamentos de nuestro carisma. Dejémonos
mirar por Él y que Él nos hable esta tarde como lo hizo
con Francisco y con Clara”
Foto: Vigilia de Oración en San Francisco el Grande
VIERNES 19 DE AGOSTO
Por fin para mí. ¿Por qué? ¿Se estrena alguna película, juega
el Real Madrid y me encuentro en la capital? ¿Alguna obra de
teatro, algún concierto de un grupo famoso? ¿Alguna promesa
nunca cumplida y siempre prometida desde algún escenario que
otro?
No creo que atinen si no me conocen. Pero es que hay que
vivirlo tantos años para poder esperar en la ilusión de un Via
Crucis. Pero en este caso bastante especial: una pequeña
representación de la Pasión de Cristo, una Semana Santa en un día
(pues eso es de todos modos la Semana Santa, un gran Via
Crucis). Y claro, ya son muchos años los que lleva uno
disfrutando de la Semana Santa de Granada y de la de Alcaudete;
muchos años los que tras el Señor de la Humildad, he
acompañado el camino de Cristo humillado hacia la Cruz;
muchos años iluminando con el cirio el camino; muchos años con
los ojos encendidos con la tenue luz de una calle mirando al cielo,
y algunos años ya, también, tras los palios de Andalucía orando
con la música, clarín de melodías. Muchos son los Via Crucis que
cada Semana Santa vivimos de una manera intensa al estilo del
sur de España. Auténticos altares en movimiento, expresivos en
su representación de la vida de Cristo, rodeados de un ambiente
difícil de explicar, pero que todos los que vivimos la Semana
Santa, la saboreamos de una manera única: el olor a incienso, la
música, la luz del cirio, la oscuridad de las calles, el silencio, la
saeta, la oración…
Pero ahora caigo. De nuevo se me viene a la mente el
carisma franciscano. Es curioso. Miren por donde que los
orígenes del Via Crucis son franciscanos. Siguiendo la tradición
de la Virgen María de visitar los lugares por los que Jesús caminó
hacia la Cruz, durante siglos, los peregrinos a Jerusalén recorrían
el camino de Jesús en su Pasión, (la Vía Sacra, era llamada en el
siglo XII). Posteriormente en 1342, cuando se les concede a los
franciscanos la custodia de Tierra Santa, éstos contribuyen mucho
a su devoción. También contribuyó mucho el beato Álvaro de
Córdoba, dominico, a su regreso de Tierra Santa (1420),
estableciendo un Via Crucis en tierras cordobesas. Fue San
Leonardo de Puerto Mauricio (superior del Convento Franciscano
de Florencia) quien erigió en el siglo XVIII, cientos de Via Crucis
por Italia, concretamente en 571 parroquias. Y finalmente fueron
los franciscanos los que establecieron las estaciones en número de
14, según la Bula Inter Plurimas, concedida por el Papa
Benedicto XIII (Papa entre 1724 y 1730).
Vía Crucis en Madrid. Toda España representada, la fe
arraigada en la historia, el arte, la escultura. Un total de 14
representaciones de la Pasión de Cristo procedentes de distintas
cofradías de España esperaban enfiladas como si fuera una
catequesis de Cristología. El Paseo de Recoletos se convirtió en
un museo andante, era como un gran altar mayor donde el retablo
infinito evocaba toda la Pasión de Cristo. Cristo estaba vivo en
Madrid, en su Pasión, y Madrid, viva por miles de jóvenes
ilusionados por seguir el mensaje del Evangelio, el mensaje que
un Via Crucis nos puede hacer ver si abrimos los ojos, los oídos y
el corazón : “Toma tu cruz y sígueme”.
Por suerte para mí, y a tan sólo 150 metros de casa (en
Granada), radica la hermandad del “Despojao” de Granada. Ahora
a más de 400 kilómetros parecía que me estaba esperando,
esperando la hora predeterminada en la novena estación.
Cristo está en la calle, cuando no quieren en esta
sociedad de hoy “Cristos” en la calle. Aunque todos los
días nos encontramos o conocemos pobres sin techo,
familias rotas, familias carentes de alimentación,
enfermos, ancianos necesitados de cuidado, niños… Los
verdaderos Cristos de hoy en día son ellos.
Cada Via Crucis nos debe infundir la fuerza necesaria para
servir a estos Cristos vivientes; cada representación de la Pasión
de Cristo, nos tiene que llevar a ver en cada hermano a ese Jesús,
ese Cristo que necesita nuestra ayuda.
Catorce estaciones y al final, la sevillana Madre y Señora de
Regla. Cada una de ellas comentadas por las hermanitas de la
Cruz. Evangelio y vida para cada una de las representaciones de
la imaginería española, presente con tallas de: Cuenca, Granada,
León, Madrid, Málaga, Murcia, Segovia Sevilla, Úbeda,
Valladolid, Xerez, y Zamora.
Fue emocionante ver cómo lentamente se acercaba al
Papamóvil y pasaba delante de cada uno de los pasos, hasta
llegar a la Plaza de Cibeles. Muy cerca viví ese instante, intenso y
emocionante. Novena estación: Jesús Despojado de sus
Vestiduras. El Papa bendecía al Despojao de Granada.
Posteriormente en la estación del Cristo granadino, una
impresionante saeta de Damián María Montes, un redentorista de
25 años, granadino y misionero en Calcuta, dejó a todos
emocionados ante la Cruz del Papa que era portada por jóvenes de
Ruanda y Burundi.
Foto: Novena estación.
El Papa Bendice al “Despojao”
Foto: Para el recuerdo, delante del “Despojao”
Foto: Cruz del Papa portada por jóvenes de Ruanda
y Burundi, ante Jesús Despojado
Al final del Via Crucis, el Papa nos invitaba a la
conversión, como meta de la contemplación de las imágenes que
son fe del pueblo español. Y nos invitaba a no pasar del
sufrimiento, sino a que nos entreguemos a los demás amando,
siendo cada una de las imágenes del Via Crucis una llamada del
Señor para edificar nuestras vidas siguiendo sus Huellas:
“También nos ha ayudado en este itinerario hacia el
Calvario la contemplación de estas extraordinarias
imágenes del patrimonio religioso de las diócesis
españolas. Son imágenes donde la fe y el arte se
armonizan para llegar al corazón del hombre e invitarle
a la conversión. Cuando la mirada de la fe es limpia y
auténtica, la belleza se pone a su servicio y es capaz de
representar los misterios de nuestra salvación hasta
conmovernos profundamente y transformar nuestro
corazón, como sucedió a Santa Teresa de Jesús al
contemplar una imagen de Cristo muy llagado (cf. Libro
de la vida, 9,1). Queridos jóvenes, que el amor de Cristo
por nosotros aumente vuestra alegría y os aliente a estar
cerca de los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy
sensibles a la idea de compartir la vida con los demás,
no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde
Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros
mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer.
Las diversas formas de sufrimiento que, a lo largo del
Vía Crucis, han desfilado ante nuestros ojos son
llamadas del Señor para edificar nuestras vidas
siguiendo sus huellas y hacer de nosotros signos de su
consuelo y salvación.”
Por último y aunque no pude disfrutar toda la noche por el
escaso tiempo de apertura del colegio (aparte del retraso en la
salida de cada uno de las imágenes debido a algún que otro
“Indignado” y por qué no decirlo, intolerante en la Puerta de Sol)
en Madrid viví una auténtica noche de Semana Santa, pero de
toda España en un solo día. Los sones de las bandas junto con los
hermanos de filas y los pasos caminando hacia sus respectivas
Iglesias hizo el deleite de quienes, asombrados, miraban al cielo
en cada levantá, se sorprendía en cada chicotá o emocionados,
aplaudían la música que era el corazón de cada costalero.
¿Podremos disfrutar de alguna experiencia similar algún año?
Ojalá alguien tuviera la lucidez para convocar un encuentro
parecido. La Semana Santa se lo merece, los cofrades y nuestra
fe.
CUATRO VIENTOS. SÁBADO 20 Y DOMINGO 21
Aquello no era una multitud, aquello parecía la huida de
Egipto, parecía el pueblo de Israel buscando la Tierra Prometida.
El maná caería después en forma de encuentro con el Papa.
Fue complicado llegar hasta la zona desde el colegio del
Divino Maestro hasta Cuatro Vientos. Sólo una línea de metro
para tanto peregrino, resultó una auténtica aventura para poder
acceder a la gran explanada del aeropuerto. Nos ubicamos en la
zona E6, a mitad de camino entre los hangares y el espacio de
celebración. Para dos días poco había que llevar, esterillo y saco
de dormir; recogimos la comida para los dos días y a esperar a 40
grados que pasaran las horas de mediodía.
Foto: Buscando ubicación en Cuatro Vientos
Las fuentes eran un ir y venir, para beber agua y rellenar las
botellas, empujón a empujón;¡¡Y si eso fuera un campo de
refugiados, pensé!!
Que mal se debe pasar cuando tienes que salir de tu
país, expulsado por la guerra, el hambre; y te hacinan
en esos grandes campos llenos de tiendas de campaña;
y se viven escenas de la más absoluta pobreza, los
pobres de solemnidad buscando agua y comida.
Y llega la tarde, bajan por fin las temperaturas, y estábamos a
expensas de la llegaba de nuevo del Papa. Expectación y júbilo, se
repetían, pero ahora en un ambiente distinto sobre todo porque las
nubes que se divisaban por el horizonte y el viento, empezaban a
hacer de las suyas.
Así el encuentro con el Papa en la Vigilia de Oración que
tuvimos, también fue especial. El lema de la JMJ era “Arraigados
en la fe”, y hasta ahora habíamos tenido además la oportunidad de
encontrarnos con la fe del pueblo español a través de su
imaginería. Pues ahora sería el arte de la orfebrería el que nos
haría conectar con la fe del pueblo a lo largo de tantos siglos. La
custodia de Toledo, de Arfe, surgía de las entrañas del espacio
celebrativo. Adoración al Santísimo Sacramento del Altar, tras
escuchar la lectura del Evangelio de San Juan “Como el Padre me
ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor” (Jn 15,
9).
Y así nos lo decía el Santo Padre:
“Si permanecéis en el amor de Cristo, arraigados en la
fe, encontraréis, aun en medio de contrariedades y
sufrimientos, la raíz del gozo y la alegría. La fe no se
opone a vuestros ideales más altos, al contrario, los
exalta y perfecciona. Queridos jóvenes, no os conforméis
con menos que la Verdad y el Amor, no os conforméis
con menos que Cristo…Os invito, pues, a permanecer
ahora en la adoración a Cristo, realmente presente en la
Eucaristía. A dialogar con Él, a poner ante Él vuestras
preguntas y a escucharlo. Queridos amigos, yo rezo por
vosotros con toda el alma. Os suplico que recéis también
por mí. Pidámosle al Señor en esta noche que, atraídos
por la belleza de su amor, vivamos siempre fielmente
como discípulos suyos. Amén”.
Y un silencio sepulcral se hizo cuando más de 2 millones de
personas nos arrodillamos ante el Santísimo Sacramento. Un
silencio impresionante en la noche madrileña y me surge del
corazón:
Silencio.
Que toda rodilla se doble
que todo corazón brille
en el rumiar de la noche.
Que se incline toda cabeza
que todas las criaturas adoren
¡al Santísimo Sacramento!
Silencio.
Sin embargo la noche también dio para anécdotas. Parecía
que el día estuviese destinado a vivir casi las diez plagas de
Egipto. Si al mediodía nos asábamos al sol, si veíamos como los
saltamontes saltaban cual langostas bíblicas de saco en saco;
instantes antes de la celebración y durante la misma,
presenciábamos como la lluvia arreciaba, el cielo se ilumina por
la tormenta eléctrica y el fuerte viento hacía temblar a más de
uno.
Y todos lo vieron. El solideo del Santo Padre cayó al suelo
no sin tener algún percance parte del espacio celebrativo, por lo
que se detuvo la celebración durante unos minutos.
Además había gente preocupada pues las grandes pantallas
se movían sobre su eje y podía suceder algún accidente que por
fortuna no terminó siendo noticia. Pero el clamor era grande, la
gente cantaba, no quería irse, no quería que la celebración no
continuase. Firmes en la Fe (como reza la canción oficial de la
JMJ) y dando gracias al Señor por el momento que se estaba
viviendo, los peregrinos allí, a pie quieto, aguantaron el tipo. Y en
mis retinas queda, cómo durante la caída del diluvio universal,
Sor Conchi (una monja franciscana de Ntra Sra del Buen
Consejo) se cantaba todo el repertorio del cantoral de la Iglesia de
San Francisco de Granada mientras los más jóvenes cantaban el
ya famoso “no, no, no nos moverán”, a la vez que el aparato
eléctrico se hacía notar. También nos llamó la atención como
durante la noche, en el tremendo silencio y oscuridad de la gran
explanada de Cuatro Vientos, se producía un continuo ir y venir
de gente aunque se podía descansar bien, sin ruidos, ni historias
paralelas que alguien podría haber montado.
A la mañana siguiente a eso de las 6, ya estaban las pantallas
despertándonos para preparar la Eucaristía. Nos impresionó cómo
por las mismas comentaron que durante la noche habían
desaparecido ¡26 niños! (y es que mientras uno intentaba coger
por la noche el sueño, más de una voz se escuchaba llamando a
algún niño perdido) y cómo también había desaparecido una
anciana polaca de ¡86 años! ¿Pero ésto no era un encuentro para
jóvenes? Y eso que las condiciones no eran las más adecuadas ni
para niños ni para persona mayores. Pero seguir a Cristo es lo que
tiene, es todo un reto y algunos bien que lo han entendido.
Y finalmente la Eucaristía del Domingo, donde el Papa nos
recordó (y así lo sentí yo a lo largo de toda la JMJ) la
Universalidad de la Iglesia y nos animó ser Santos y Testigos de
Cristo en el mundo que nos toca vivir:
“Queridos jóvenes, permitidme que, como Sucesor de
Pedro, os invite a fortalecer esta fe que se nos ha
transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo
de Dios, en el centro de vuestra vida. Pero permitidme
también que os recuerde que seguir a Jesús en la fe es
caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se
puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la
tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la
mentalidad individualista, que predomina en la sociedad,
corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de
acabar siguiendo una imagen falsa de Él. Que todos en
la Iglesia, pastores y fieles, nos acerquemos cada día
más al Señor, para que crezcamos en santidad de vida y
demos así un testimonio eficaz de que Jesucristo es
verdaderamente el Hijo de Dios, el Salvador de todos los
hombres y la fuente viva de su esperanza. Amén.”
Así que ahora nos toca a nosotros ser testigos de Cristo en
nuestro día a día. Y como señalamos al principio: <<la vida
necesita esa” CRI-SI”>>. Pues si, necesita a esos
“CRISTIANOS-SI”. Y Gracias.
ANEXO FOTOS
Foto: Con las hermanas de Calcuta Foto: Grupo con Franciscano de China
Foto: Eucaristía con Rouco Varela. Frente a Neptuno Foto: Candelaria (Xerez) y Despojao (Granada)
Foto: Paseo de Recoletos. Museo Cristológico Foto: Malagueño trono del Beso de Judas en Cibeles
Foto: Fray Salva en el metro Foto: Catequesis en una de las parroquias de Madrid