222 boletin de pastoral

Presentación

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Héctor López Alvarado, Pbro.Director

En los pasados meses de mayo y junio, en el proceso pastoral que lleva nuestra Arqui-diócesis de Guadalajara, se llevaron a cabo 2

grandes acontecimientos que sin duda alguna de-jaron huella para nuestra historia diocesana: en el mes de mayo se realizó la “Visita ad limina aposto-lorum” de nuestros obispos mexicanos encabeza-dos por nuestro Arzobispo y Presidente de la CEM, el Emmo. Sr. Cardenal José Francisco Robles Ortega para informar al Santo Padre de la situación de Mé-xico en las distintas Iglesias locales; y por otra parte en el pasado mes de junio se realizó la II Asamblea Diocesana rumbo al VI Plan Orgánico de Pastoral, con la intención de definir las líneas comunes de acción. Ambos acontecimientos son un impulso para nuestro proceso pastoral. En esta edición de nuestro Boletín de Pastoral encontramos:

En la sección la Palabra del Pastor, una entre-vista que la Radio Vaticana hizo a nuestro Arzo-bispo con motivo de la Visita Ad Limina Aposto-lorum.

La sección Vida Pastoral Diocesana, en esta ocasión nos presenta abundantes acontecimien-tos que se llevaron a cabo, tales como la Peregri-nación de nuestra Arquidiócesis de Guadalajara a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, el primero de mayo.

En el contexto de nuestro Año Jubilar por los 150 años de nuestra Arquidiócesis, se llevó a cabo las etapas de los Congresos Eucarísticos a nivel parroquia, decanato, vicaría, vida consagrada, co-misiones y secciones diocesanas, en preparación al IV Congreso Eucarístico Diocesano, por lo que encontraremos en este boletín un artículo sobre la vivencia del Congreso Eucarístico de las Siervas de Jesús Sacramentado, realizado el jueves primero de mayo. Y también encontrarán en otro artículo,

la reseña del IV Congreso Eucarístico Diocesano realizado los días del 16 al 21 de junio.

También hemos recogido los trabajos de la pasada reunión conjunta del 21 de mayo en pre-paración a la II Asamblea Diocesana rumbo al VI Plan Orgánico de Pastoral. Así como un abundan-te artículo del desarrollo de nuestra Asamblea Diocesana llevada a cabo del 25 al 27 de junio.

Los Decanos, Vicarios Episcopales y la Vica-ría de Pastoral, tuvieron la primera experiencia de hacer ejercicios espirituales juntos, y uno de nuestros artículos nos da la reseña de esta impor-tante vivencia espiritual y pastoral.

Por otra parte en la Solemnidad de Pentecostés se llevaron a cabo las ordenaciones sacerdotales y en la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote se hizo la presentación de los neo-presbíteros al clero de nuestra arquidiócesis, en dos de nuestros artículos encontrarán la reseña de dichos aconte-cimientos.

En la sección Caminar de la Iglesia en México, y la sección Pulso de la Iglesia Universal encon-tramos un artículo acerca de la Visita ad Limina Apostolorum, así como el mensaje íntegro que el Santo Padre dirigió a nuestros obispos mexicanos con motivo de dicha visita.

Y finalmente a propósito del Sínodo de los Obispos del próximo mes de octubre, en la sec-ción Herramientas Pastorales encontrarán una clave de lectura para el Instrumento de Trabajo para esa III Asamblea Extraordinaria.

Como siempre, nuestro Boletín de Pastoral desea que los contenidos ofrecidos sigan favore-ciendo a nuestro caminar y trabajos pastorales.

La Palabra del Pastor

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Emmo. Sr. Cardenal D. José Francisco Robles Ortega

Yo quiero resaltar un detalle, los obispos no somos peregrinos solitarios a este encuen-tro con el Papa, sino que cada uno trae la

representación de la Iglesia particular que le ha sido encomendada, es decir, trae la realidad de los laicos bautizados en la Iglesia, trae la realidad de los laicos comprometidos en la tarea evange-lizadora, la realidad de la vida consagrada, de los llamados a los distintos ministerios y vocaciones y trae la realidad de los sacerdotes de manera que vinimos al encuentro del Papa, con un cúmulo de realidades que vive la Iglesia en cada lugar.

Nos ha sorprendido la atención, la serenidad, incluso la alegría con la que el Papa nos ha recibi-do y nos ha atendido.

Debo compartirles que en esta primera visita con el Papa Francisco, la desarrollamos con una modalidad, con los anteriores Santos Padres ha-bía un encuentro personal con cada Obispo, más o menos de quince minutos.

El Papa nos ha recibido en grupo; en grupos de diez o doce obispos. Como me tocó vivir el primer esquema del encuentro personal y ahora me ha to-cado vivir el encuentro en grupo, yo le he encon-trado muchas ventajas a este formato de ser un encuentro en grupo, ¿Por qué? Porque al estarle yo compartiendo al Santo Padre la realidad de mi Igle-sia, los hermanos obispos ahí presentes, escuchan lo que yo vivo y al expresar cada uno su realidad, pues yo me enriquezco y las respuestas y orienta-ciones que el Papa da a los problemas que cada uno le plantea, pues iluminan la realidad de todos, de manera que así se ha desenvuelto la visita y ahora este encuentro total con los obispos aquí presentes que estuvimos alrededor de setenta obispos cuan-do en la conferencia del Episcopado somos 118 obispos, entre residenciales y auxiliares.

El Papa nos ha acogido, nos ha ofrecido su ben-dición, no sólo para nosotros sino también para todos los fieles de nuestras iglesias, para todos los fieles de México, y como es tradición en él, tam-bién nos ha pedido que oremos por él; él insiste en que él también necesita de la oración y así nos hemos despedido.

El Santo Padre en su mensaje que nos dio, re-saltó uno de los temas que más daña a México: la violencia y el narcotráfico.

Ustedes conocen que este tema triste, doloro-so, se vive con más intensidad en algunos Esta-dos, en algunas regiones de nuestro país, de tal manera que los obispos que sirven a la Iglesia en esto Estados, ya en particular le manifestaron la triste realidad que están viviendo. En el mensaje, el Papa retoma el tema y nos recuerda esto: “el pueblo de Dios espera de ustedes, pastores, no res-puestas técnicas ni políticas a este gravísimo mal. Lo que el pueblo espera, es su cercanía de pastores y que desde el Evangelio, ustedes aporten el con-suelo, la misericordia, la determinación de vivir en paz, de vivir en armonía y de vivir en justicia”. El Papa asume el tema pero nos recuerda cuál es nuestra labor específica.

Yo creo que sintetizo la experiencia vivida, en que todos los obispos que hemos encontrado al Papa, el encuentro ha hecho mucho bien. En el rostro de cada obispo se percibe el bien que ha hecho la visita al Papa y se percibe también, no cabe duda, en el corazón de cada uno de los obispos.

(Extracto de la entrevista hecha el 19 de mayo de 2014 por Radio Vaticano al Emmo. Sr. Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la CEM con motivo de la Visita “Ad Limina Apostolorum”).

Vida Pastoral Diocesana

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LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARAa los pies de la Morenita del Tepeyac

Jonathan Eloy Álvarez Saracco, Pbro.

Con gran alegría y júbilo, el jueves 1 de mayo, el pueblo de Guadalajara se hizo presente en la casita del Tepeyac sabiendo que su madre

le recibía con gozo, como la madre que espera el retorno de su hijo. Era maravilloso contemplar en el rostro de los fieles tapatíos la luz que reflejaban sus miradas por el gozo de estar ante la madre del verdadero Dios por quien se vive. Como un niño encuentra la paz en los brazos de su madre, así se acurruco el pueblo de Guadalajara en los brazos de la morenita del Tepeyac.

El señor cardenal José Francisco Robles Orte-ga como buen pastor llevo a su rebaño a gozar de pastos abundantes en el cerro del Tepeyac. Podía percibirse en su ánimo, en su mirada y en sus pa-labras el júbilo de estar ahí a los pies de la Virgen Morena con su pueblo. ¿Qué pastor no va estar contento al ver que su rebaño tapatío goza de las bendiciones abundantes de su Señor, concedidas por la interacción de su amada Madre?

Tuvieron el honor de acompañar al pastor de la diócesis tapatía sus obispos auxiliares José Leopoldo González, Miguel Romano Gómez y Juan Humberto Gutiérrez Valencia, además del señor obispo José Francisco González Gonzáles titular de la diócesis de Campeche, quien nació a la vida episcopal en esta diócesis hermosa de Guadala-jara, por ello ese bonito gesto de acompañar al rebaño de Guadalajara a la basílica de Guadalupe.

Por su parte, los 45 presbíteros que también se hicieron presentes en la casita del Tepeyac. Lleva-ron a los pies de la Virgen madre su vocación, su ministerio y las intenciones de sus comunidades. Sus proyectos, sus agentes, sus familias y sus fie-les estaban en la oración de esos sacerdotes pia-dosos que, junto a su pastor también oraban por la santificación de la diócesis tapatía.

El servicio al altar estuvo a cargo de los peque-ños seminaristas del seminario Anacleto Gonza-


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les Flores. En premio por su destacado desem-peño académico tuvieron la dicha de ofrecer su servicio en la Basílica de Guadalupe, experiencia única que les marcará para toda la vida y que for-talecerá su joven vocación. Entre nervios, emo-ción y alegría estos seminaristas atentos y pres-tos ejercieron este servicio de manera eficiente, como exige una celebración de esta magnitud y con tan distinguida anfitriona no se esperaba me-nos de ellos.

Pero los seminaristas “anacletos” no fueron los únicos que se hicieron presentes en esta fiesta diocesana. Los pequeños seminaristas del semi-nario auxiliar de Ahualulco fueron los encargados de ofrecer a la Virgencita una ofrenda especial compuesta de cantos y notas musicales, salidas desde el corazón para acompañar la celebración litúrgica. Estos seminaristas aunque pequeños físicamente cuentan con un gran talento musical que ofrecieron a la madre de su vocación. Cada canto se hacía acompañar de una oración que su-plicaba la compañía de su Madre en el hermoso camino de su vocación.

¿Qué decir de los 4425 fieles que peregrinaron a la Basílica de Guadalupe? Simplemente decir que es ejemplar su amor y devoción a la Virgen de Guadalupe, manifestado con oraciones, cantos, porras, ofrendas y lágrimas de emoción. Estos fie-les hicieron presente a toda una diócesis que ama a su madre y que no deja de ponerse día con día bajo su protección.

Agradecemos al señor cura Manuel Eufrasio Re-tana y a su comunidad parroquial Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia Constitución por orga-nizar esta peregrinación a la casita del Tepeyac que se convirtió en una auténtica fiesta diocesana.


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Hna. Victoria Margarita Jiménez Breceda, SJS.

CONGRESO EUCARÍSTICO DE LAS SIERVAS DE JESÚSSACRAMENTADO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE GUADALAJARA

El jueves primero de mayo de 2014, se realizó el Congreso Eucarístico de las comunidades de las Hnas. Siervas de Jesús Sacramentado,

en la Casa General, ubicada en calle Juan Bernar-dino 650, Col. Chapalita, en Guadalajara, Jal.

Participaron 120 hermanas, de las 13 comuni-dades pertenecientes a la Diócesis de Guadalaja-ra, ubicadas en esta ciudad y una de La Barca, Jal., además las hermanas formandas.

A las 10 hrs. inició con la exposición del Tema: Eucaristía y Vida, impartido por el Pbro. Heri-berto Alcalá Cuevas, capellán de la Casa General, maestro y secretario del Seminario Mayor de Gua-dalajara. Su participación fue muy amena, inició dando a conocer el motivo: La acción de gracias por el 150 Aniversario de la creación de nuestra Arquidiócesis y elementos históricos del mismo, enseguida la importancia de la Eucaristía en to-das sus partes y la conciencia que debemos tener en cada momento, resaltando el unirnos a Cristo que es sacerdote, víctima y altar.

Además la Eucaristía nos impulsa a vivir en amor y caridad durante todo el día. Salir de nues-

tro yo para darnos como Cristo a los demás. Al terminar dio tiempo para contestar algunas pre-guntas, que llevaron a retomar el cómo realizarlo en nuestro apostolado educativo. Por lo intere-sante de las mismas, continuaron en particular durante el descanso.

Enseguida se expuso al Santísimo Sacramento y en particular se dio tiempo para reflexión y ado-ración. A las 12 hrs. se realizó pequeña procesión con lámparas encendidas y llegamos a la Capilla para una Adoración Comunitaria. Después un descanso y a las 13:15 hrs. la Eucaristía solemne, hicimos renovación de votos, peticiones propias por nuestra Arquidiócesis, ofrendas para el altar y al final ofrecimiento de flores a la Santísima Vir-gen como es costumbre en nuestra Congregación durante el mes de mayo.

Desde la llegada se nos repartieron: El subsi-dio de la Comisión para el 150 Aniversario, ade-más otro folleto que elaboró la Congregación SJS donde se da a conocer que asumimos el objetivo del Congreso Eucarístico Diocesano, el horario, el esquema de la Hora Santa y la Eucaristía. Y en la segunda parte contiene la carta circular para los


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consagrados hacia el año dedicado a la Vida Con-sagrada de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Éste último se repartió a toda la Congregación de Siervas de Jesús Sacramentado.

Se dejó de tarea la lectura y reflexión de estos subsidios por comunidades, seguir profundizan-do en lo celebrado este día, además la proyección social que desde nuestro apostolado educativo se debe realizar, siendo algo concreto y a corto pla-zo.

Pasamos a la comida convivencia que estuvo muy animada, donde se fomentó la fraternidad y se realizó un juego de Lotería con Pensamientos Eucarísticos de nuestra propia espiritualidad.

A la vez que se realizaba en Casa General este evento, en Casa San José, donde se encuentran nuestras hermanas mayores y enfermas, y comu-nidad que las atiende, se estuvo llevando a cabo en ese lugar: Valle de la Misericordia, el Congreso Eucarístico con el mismo programa, el motivo fue

porque 45 hermanas que ahí residen no les es po-sible trasladarse fácilmente. También estuvieron muy animadas con una muy buena participación y el tema que les impartió el Padre Rodolfo Nava-rro, Misionero de Guadalupe.

Agradecemos a Dios por este acontecimiento unidas a nuestra Provincia Eclesiástica de Gua-dalajara, anexando algunas fotografías que nos sigan motivando en nuestra vida Eucarística.


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Desde el principio del año, dieron inicio los preparativos para la realización de la próxima y ya cercana Asamblea Diocesana

2014. Cada uno ha emprendido, desde su voca-ción o servicio, el camino que nos llevará a “traba-jar juntos” con una misma fe y un mismo espíritu en el diseño y confección de lo que, en un futuro será nuestro VI Plan Diocesano de Pastoral.

En este caminar que nos ha llevado algunos meses de reflexión y de discernimiento pastoral, se han realizado algunas reuniones en las que la Vicaría ha convocado, en las instalaciones de la Curia Diocesana a los Vicarios Episcopales, a la Vida Consagrada, a las Comisiones Diocesanas y sus Secciones para escuchar el aporte de los sa-cerdotes, consagrados y laicos a quienes repre-sentan. En el desarrollo de estas reuniones, se han podido medir y evaluar los avances en el camino que la Arquidiócesis de Guadalajara ha recorri-do hasta este momento para llegar a la Asamblea Diocesana.

En la reunión el pasado 21 de mayo, dimos ini-cio con una Lectio Divina, misma que fue animada el Pbro. Lic. Eduardo Vargas y que tuvo como pun-to de partida un primer paso (lectio) la lectura del texto bíblico: “Yo soy el Buen Pastor”, tomado

de Jn 10, 11-16, destacando en un segundo paso (meditatio) que el tema del pastor y de sus ovejas tiene sus raíces profundas en el A.T. (Sal 23; 80; Is 40,11; Jer 23, 2 - 4; Ez 34, 23 – 24; Zac 11, 4 -11) y Jesús lo empleó en varias ocasiones (Mt 10, 16; 18, 12 – 14; Lc 15, 3 -7; Mc 14, 27). Declarándose en buen pastor, Jesús se presenta como el perso-naje mesiánico; más aún, utilizando la solemne expresión “yo soy el buen pastor”, se apropia –en cierto sentido y con todo derecho- de una prerro-gativa que corresponde a Dios (Sal 23, 1; Ez 34, 11.23). Para proseguir con un breve momento de silencio (oratio) y respondernos ¿Qué nos pide el Señor a la luz de su palabra? (contemplatio), para concluir con el último paso de la Lectio Divina, haciéndonos la pregunta sobre ¿Qué actitudes y compromisos pastorales nos invita a asumir (ac-tio).

Posteriormente Mons. Rafael Hernández nos compartió el objetivo de la reunión, siendo éste el de “Animar a una participación generosa y cons-ciente en la Asamblea Diocesana 2014”, dando también a conocer la ubicación y la agenda para los trabajos para este día.

Como siguiente paso en el orden del día, se pi-dió a todos los participantes que nos integrásemos

JUNTOS HACIA LA ASAMBLEA DIOCESANA 2014Lic. Laura Patricia López Navarro

Comisión Diocesana de Pastoral Social


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homogéneamente en los equipos en los que gene-ralmente nos corresponde aportar. En esta oca-sión, la Vicaría de Pastoral hizo algunos cuestiona-mientos que nos ayudan a situarnos en qué lugar y momento del proceso es en el que actualmente estamos preguntándonos ¿Cuáles son los logros, deficiencias y los retos con respecto a la animación para participar en la Asamblea Diocesana? Dentro de los aportes cabe destacar algunos:

Logros: Vamos entrando en una dinámica de comprensión y de sensibilización común; el proce-so para la realización de la Asamblea, ha logrado sumar y articular el trabajo pastoral; hay interés de los sacerdotes y laicos por participar en la Asam-blea; se ha definido una metodología en común; se ha asimilado el Objetivo Diocesano en todos los niveles; se ha trabajado en la unidad, respetando la pluralidad; la vida consagrada se ha integrado al proceso diocesano; el trabajo ha continuado aun-que no se cuenta con el “Plan libro”, etc.

Deficiencias: Se percibe cierta frustración entre algunos sacerdotes y laicos por no contar con el “Plan Libro”; todavía se manifiestan ex-presiones y actitudes como aquella en la que “si no me dicen qué hacer, no hago”; la dificulta y la resistencia para hacer un trabajo de planeación; dificultad para comprender el lenguaje de la pla-neación; a nivel general se desconoce en qué mo-mento vamos del proceso; sigue habiendo islas pastorales que no se han integrado al proceso de la Diócesis; existe la percepción de que ha habido una ruptura en el proceso porque no se han reto-mado los trabajos de análisis de la realidad de las Asambleas (parroquiales y la Diocesana 2013); es un proceso engorroso en el que no sabemos dón-de vamos, etc.

Retos: Mejorar las estructuras de comunica-

ción interna; que la Vicaría Diocesana pida un trabajo previo a las Comisiones Diocesanas para hacer su aporte en estas reuniones; que surjan ta-reas o compromisos de estas reuniones para tra-bajarlos durante el mes; que la Vicaría proporcio-ne un resumen o panorama general que nos haga visualizar el punto en el que vamos del proceso; que la metodología sea más consistente y se defi-nan claramente los pasos a seguir así como las he-rramientas para la planeación; que se retome el trabajo que se ha realizado en la Asamblea 2013 y se den a conocer los avances del VI Plan.

Para concluir, la buena noticia de esta reunión corrió a cargo de Mons. Rafael Hernández, Secre-tario Ejecutivo de la Vicaría de Pastoral, quien co-municó a todos los aquí reunidos que el Emmo. Sr. Cardenal Don José Francisco Robles, además de convocar a quienes por oficio son invitados (Vicarios Episcopales, Decanos, Responsables de las Comisiones y Secciones Diocesanas), también asistirán 3 laicos por decanato, así como algunos sacerdotes que estén interesados en participar y hagan su solicitud a la Vicaría de Pastoral, misma que será valorada y en caso de aceptación, media-rá una convocatoria- invitación firmada por el Ar-zobispo Metropolitano.


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La semana del 26 al 30 de Mayo, los Decanos, Vicarios Episcopales y la Vicaría de Pastoral hemos vivido un precioso tiempo de Gracia,

que el Bueno Dios nos ha regalado, en la experien-cia de Ejercicios Espirituales. Dios que tanto nos ama nos ha manifestado su amor fiel y de nuevo ha resonado, en el corazón de cada uno de noso-tros, su llamado: ¡Sígueme! Y con asombro, ale-gría y confianza, como si fuese por primera vez, hemos respondido: ¡Te seguiré, Señor!

El Pbro. Lic. Ricardo González, ha tenido la gen-tileza de dirigirnos estos Ejercicios Espirituales. El P. Ricardo es Sacerdote de la hermana Diócesis de Zamora, con 21 años de vida ministerial llena de una sólida fe y amor profundo a la Iglesia, asi-mismo con una gran experiencia en la formación de los seminaristas y de los sacerdotes.

El Señor, en estos días: Nos ha llamado amigos (Jn 15,15), nos ha compartido todo lo que le ha oído a su Padre (Jn 15,15); nos da una alegría pena (Jn 17,13), nos envía a ser tus testigos a todos los rincones de la tierra (Mc 16,15); nos encomienda que vivamos unidos en su amor (Jn 17,21); nos ha mostrado su rostro y su querer en cada eucaristía, en cada oración, en cada hermano, en el testimo-nio del P. Ricardo, en el silencio y en el compartir lo que se agita en nuestro corazón, en las “parábo-

las modernas” que llevan destellos de su querer; en la confianza de formar Iglesia y en el deseo de continuar gastando la vida a favor del Reino.

Deseo compartir con ustedes, de manera más específica, algunos destellos de la riqueza de ideas, intuiciones y nociones del Espíritu que en estos días se nos han dado en abundancia: Ten-taciones y fragilidades del Ministerio sacerdo-tal:

a) La tentación de la “Memoria Ingrata”, que olvida el amor siempre fiel de Dios, pues vaya que ha estado siempre con nosotros y nunca olvida su misericordia. Contra la tentación del olvido: aprender a na-rrarnos desde Dios.

b) La tentación de la “Idolatría”. Hacer a Dios el marco de plata de nuestra propia foto-grafía, poniendo en el centro de nuestro corazón a personas, cosas, privilegios, pre-tensiones… Contra la idolatría: la Pala-bra de Dios y la Vida de oración

c) La tentación de “Inventar nuestro Cris-to”, muy distante del Cristo del Evangelio apropiándonos de su proyecto cuando solo somos siervos. Contra la falsa ima-gen de Cristo: La Dirección espiritual, la Formación permanente y la Fraterni-

UN KAIRÓS DONDE SE PROCLAMÓ UN VERDADERO KERIGMA: Ejercicios Espirituales de los Decanos, Vicarios Episcopales y la Vicaría de Pastoral

Bernardo Santana Ramírez, Pbro.


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dad sacerdotal.

El P. Ricardo nos invitó a reflexionar sobre al-gunos gestos del Papa Francisco, para de ahí pa-sar a actitudes perdurables:

a) Sencillez de vida, de trato, de palabras, de opciones. “La pobreza teórica no nos sirve. La pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre en los humildes, los pobres, los enfermos y los niños”.

b) Cercanía. “Ser pastores con ‘olor a oveja’, pastores en medio de su rebaño y pescado-res de hombres”.

c) Continuidad. “Fidelidad creativa marcada por el amor a la Iglesia, aprender a escribir (trabajar) a cuatro manos”.

d) Ternura. “Las manos de Dios Padre y el ros-tro materno de Dios”

e) Servicio. “No olvidemos que el verdadero poder es el servicio”.

f) Alegría. “No la alegría del mundo, la ensa-yada, la impuesta, la fugaz de la droga y el desenfreno. Sino la alegría de la paz de un corazón que se sabe amado infinitamente y perdonado siempre”.

Otra gran bendición fue el haber tenido un

tiempo para compartir en pequeños grupos lo que el Señor nos había hablado a cada uno. La conversación entre amigos de corazón a corazón, la charla sin prisas, el dar y recibir comentarios, experiencias, ideas, con humor y profundidad. Al mirarnos al rostro saltaba la chispa del compar-tir y disfrutar. Desde bromas abiertas hasta ar-gumentos serios, y desde mínimas experiencias personales hasta los remedios que ha de arreglar el mundo entero y a la Iglesia. El tiempo se hacía a un lado cuando nuestras almas paralelas se unían en la luz y el ardor de ideas comunes y afectos compartidos. La presencia del Señor se ratificaba al estar reunidos en su Nombre (Mt 18,20).

Vislumbramos con esperanza lo hermoso que es caminar juntos, de compartir la misma llamada a trabajar en la Viña del Señor, desde la pequeña par-cela de nuestra comunidad parroquial, de nuestro Decanato, de nuestra Vicaría, de nuestra Diócesis. Se ha renovado en nosotros la alegría de ser sacer-dotes de Jesucristo para servir al pueblo de Dios.

En estos días hemos vivido un kairós en don-de se proclamó un verdadero Kerigma, que lo he-mos acogido con gratitud y ha surgido espontá-neamente el compromiso por llevarlo a la vida y compartirlo en nuestros Decanatos y Parroquias.


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CON LAS ORDENACIONES SACERDOTALES DE PENTECOSTÉSse rejuvenece nuestro presbiterio como discípulos misioneros

David Plascencia Sandoval, Pbro.

Dios deja sentir su amor providente a su pueblo de la Nueva Alianza, nacido de su costado abierto en el Gólgota y manifesta-

do el día de Pentecostés y en ese amor misericor-dioso Dios suscita ministerios, carismas y servi-cios en su Pueblo santo.

Ante los cristianos venidos del helenismo, - mundo griego-, los Apóstoles piden que elijan hombres de buena fama, dotados del Espíritu de prudencia y caridad para atender a las viudas (Hech, 6,3-6)

En la solemnidad de Pentecostés, una vez más, Dios nos manifestó su grande amor y predilec-

ción por esta Iglesia Diocesana de Guadalajara regalándonos 10 diáconos diocesanos y un Fran-ciscano y 46 sacerdotes que vienen a rejuvenecer e impulsar a nuestro presbiterio como discípulos misioneros.

En oración de gratitud y reflexión quiero mani-festar lo que Dios ha hecho con nosotros a través de las mediaciones:

Seminario, la Institución de la Iglesia, que nace en el concilio de Trento y en nuestra Dióce-sis en 1696 se crea el seminario, que Fray Felipe Galindo y Chávez - Obispo de Guadalajara - fun-dó y que a lo largo de estos siglo ha cumplido su


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misión ininterrumpidamente formando a los pas-tores del pueblo de Dios que peregrina en esta Diócesis de Guadalajara donde han salido santos pastores, egregios obispos, hombres de letras, po-líticos, filósofos, poetas…

La Familia, maestra de fe y escuela de valo-res, viviendo el Evangelio ofrece a alguno de sus miembros como fruto madura para que se consa-gre a Dios en el servicio a sus hermanos. La fa-milia es el primer seminario y el testimonio de fe y amor de los papás que ofrendan a uno de sus hijos a Dios para siga al Salvador dejándolo todo…

La Parroquia, que por su entrega a Dios, la vi-vencia de los consejos evangélicos manifiesta su madurez en la fe suscitando de entre sus hijos vo-

caciones sacerdotales, misioneras y religiosas, las vocaciones en una parroquia manifiesta la madu-rez de la fe de la misma. La comunidad parroquial con su testimonio, oración, fe y entrega ofrece lo mejor de sus hijos a Dios para que Él los configure a Cristo Buen Pastor.

El Presbiterio, que con su testimonio y entre-ga hace creíble el evangelio y adolescentes y jó-venes ante este testimonio de sacerdotes entre-gados, santos, alegres, dejan que Dios los llene de su amor y como los primeros discípulos oyen las palabras del Divino Maestro que les dice: “Ven y Sígueme” (Mc. 1,17-18).

El Obispo Diocesano, principal promotor de las vocaciones que hace presente a Cristo Profeta,


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Sacerdote y Pastor y hace que por su ministerio hombres buenos queden investidos del sacerdo-cio de Cristo Jesús por la imposición de las manos y la oración Consecratoria.

Este Pentecostés oímos como oyó Pedro a la orilla del lago aquellas Palabras “Simón Hijo de Juan, ¿me amas?” Jn. 21,15-17 y También en este Pentecostés Jesús dijo a los que fueron ordenados diáconos: …Carlos Alfredo Chávez Buenrostro y así - a cada uno de ellos -, “¿Me amas?”,… “Apa-cienta mis ovejas” y de la misma manera a los presbíteros les dijo: …José Guadalupe Plascen-cia González y - así a cada uno de los 46 -, “’Me amas’”… Apacienta a mis ovejas”.

¿Qué significa esa triple profesión de amor que Cristo pidió a nuestros Diáconos y Neo- Presbíteros?

Les pide que caminen con El abrazando amo-rosamente la cruz porque dijo: “mi discípulo niéguese así mismo, cargue la cruz de sus obli-gaciones y sígame”, porque si no hay cruz no hay Salvación, ni Resurrección, atrás de la Cruz está la gloria del triunfo y la Resurrección.

Les pide que caminen delante de las ovejas como Buenos Pastores llevando el rebaño a don-de hay alimento en abundancia; les pide que va-yan en medio del rebaño, oliendo a oveja, porque también son ovejas y el único pastor es Cristo, porque también las ovejas saben orientar a donde hay pastos suculentos y manjares sustanciosos, el rebaño conoce a su pastor, y este debe hacer caso a sus ovejas que también tiene mucho que decirle (nuestros agentes de pastoral, nuestro pueblo), debe discernir, , valorar y vivir con ellas… Ir de-trás del rebaño para curar, cargar a las débiles, defender de los depredadores escondidos en las encrucijadas del camino…

Les pide que anuncien el nuevo estilo de vida anunciado por el Salvador: “Han oído que se dijo, ojo por ojo y diente por diente”… Pero yo les digo,


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amen a sus enemigos….Que el diácono y el presbí-tero sean heraldos de la misericordia de Dios, del perdón y la compasión. Que se hagan solidarios con el que sufre, el desposeído, el enfermo, el tris-te, el anciano, el pobre, el triste, el que es menos útil a los ojos del mundo y les manifieste la cari-cia de Dios en su amor compasivo, en su entrega generosa y en el anuncio gozoso del Evangelio…

Les pide vivir la fraternidad y la caridad apos-tólica siendo solidarios con el hermano sacerdo-te, viviendo la caridad pastoral, el respeto, la ayu-da mutua en alegría, comprensión, solidaridad y entrega generosa. Les pide formar y capacitar agentes para ser discípulos misioneros que con la entrega, alegría e intrepidez den razón de su fe y su esperanza a los nuevos areópagos del mundo que cada día se olvidan más de Dios. Les pide ha-cer opción por la cultura de la vida. Ante un mun-do que tiene estructuras de muerte y perdición el diácono y el presbítero tienen que manifestar con palabras, vida, testimonio, el respeto a la vida en todas sus manifestaciones desde la vida que ini-cia hasta la que está en fase terminal; defender el matrimonio y la familia como, lo planeó Dios

y como Él lo quiere; defender y ayudar a niños, adolescentes y jóvenes a liberarse de droga, alco-hol, sexo y vicios… Ante la cultura del anónimo, calumnia, la destrucción desde el anonimato… Salir con la corrección fraterna, la defensa al her-mano, la ayuda desinteresada y hacer que la di-versidad de frutos de unidad, paz, respeto, ayuda mutua y todo para construir el Reino de Dios y junto con Nuestro Obispo, Diáconos y Presbiterio diocesano, ser creadores de unidad y así “IMPUL-SAR LA NUEVA EVANGELIZACION MEDIAN-TE EL ANUNCIO DEL KERIGMA A TODOS Y LA FORMACIÓN INTEGRAL PERMANENTE PARA FORTALECER NUESTRAS COMUNIDADES ECLE-SIALES Y NUESTRO PUEBLO EN CRISTO TENGA VIDA”.

Nuestros mártires regaron con su sangre el te-rritorio y la diócesis, ellos interceden por todos nosotros y hacen crecer las vocaciones para nues-tra Iglesia Diocesana.

¡Bienvenidos hermanos Diáconos! ¡Bienveni-dos hermanos presbíteros! Felicidad, y a ser san-tos construyendo el Reino de Dios.


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“TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE”Presentación de los neo-presbíteros en la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote

Juan Bojórquez Aguirre, Pbro.

El jueves 12 de junio, Fiesta de Jesucris-to, Sumo y Eterno Sacerdote, en el templo Expiatorio, se celebró la Santa Misa a las

11:00 de la mañana. Presidió el Señor Cardenal José Francisco Robles Ortega junto a sus obispos auxiliares y a un nutrido grupo de presbíteros entre quienes estaban, como ya es tradición, los Neo-Sacerdotes que fueron consagrados en la pa-sada Solemnidad de Pentecostés.

La celebración transcurrió en un clima sereno de oración y reflexión, de alegría tranquila y repo-sada, de gratitud a Cristo Sacer-dote por el don compartido del ministerio. La Pa-labra de Dios, las oraciones, la ho-milía de Don José Francisco; todo invitaba a vivir desde dentro la Santa Misa.

Momento par-ticularmente in-tenso fue el acto de desagravio a Jesucristo por las faltas y pecados de los sacerdotes que lastiman el corazón amoroso de Cristo, que dañan a su Igle-sia, que empañan el anuncio del Evangelio.

Y es que ser sacerdote, y serlo para siempre, no es cualquier cosa… Recordemos las palabras de San Juan María Vianey:

“Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios pue-

de conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”. “¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría… Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia…” “Si desapareciese el sa-cramento del Orden, no tendríamos al Señor. ¿Quién lo ha puesto en el sagrario? El sacerdote. ¿Quién ha recibido vuestra alma apenas nacidos? El sacerdote. ¿Quién la nutre para que pueda ter-minar su peregrinación? El sacerdote. ¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola

por última vez en la sangre de Jesucristo? El sa-cerdote, siempre el sacerdote. Y si esta alma llegase a morir a causa del pecado, ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz? También el sacerdote… ¡Des-pués de Dios, el sacerdote lo es todo!…Él mismo sólo lo entenderá en el cielo” (Santo Cura de Ars).

Estas afirmaciones, nacidas del corazón sacer-dotal del santo párroco, pueden parecernos exa-geradas o demasiado ingenuas. Sin embargo, re-velan la altísima consideración en que tenía el sacramento del sacerdocio. Parecía sobrecogi-do por un inmenso sentido de la responsabilidad: “Si comprendiéramos bien lo que representa un sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de pa-vor, sino de amor… Sin el sacerdote, la muerte y la


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pasión de Nuestro Señor no servirían de nada. El sacerdote continúa la obra de la redención sobre la tierra… ¿De qué nos serviría una casa llena de oro si no hubiera nadie que nos abriera la puerta? El sacerdote tiene la llave de los tesoros del cie-lo: él es quien abre la puerta; es el administrador del buen Dios; el administrador de sus bienes…Dejad una parroquia veinte años sin sacerdo-te y adorarán a las bestias… El sacerdote no es sacerdote para sí mismo, sino para vosotros.”

Por eso es tan especial la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote para el presbiterio de Guadalajara, porque le recuerda que el Sacramen-to del Orden le vincula estrechamente, ontológi-camente a Cristo, eternamente…

Lugar especial ocuparon los neo-sacerdotes quienes subieron al presbiterio y rodearon el al-tar mayor a partir de la segunda parte de la Santa Misa: la liturgia eucarística. Así tenía que ser por-que es el día mejor para darles la bienvenida, para hacerles saber que yo son parte de la gran familia sacerdotal de Guadalajara.

Terminada la Misa, se abrieron las puertas de ese gran salón de reuniones, conocido por todos los adoradores nocturnos que tienen en el tem-plo Expiatorio su bastión, para que todos los sa-cerdotes asistentes pasaran a tomar un vaso de agua fresca, a comer un poco de fruta, a pintarse las manos y hasta la camisa con las tradicionales pitayas.

A la una de la tarde de ese jueves 12 de junio, ya casi todos se habían marchado, retornando a su cotidiano ministerio, a seguir actuando “in per-sona Christi”. En el aire quedaron flotando esas bellas palabras que le dan tanta identidad al con-sagrado: TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE.


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EL IV CONGRESO EUCARÍSTICO DIOCESANO DE GUADALAJARA:en el Año Jubilar por el 150 aniversario del nacimiento de la

Provincia Eclesiástico de Guadalajara José Abel Castillo Castillo, Pbro.

Engastado en el Año Jubilar por el aniversa-rio 150 del nacimiento de la Provincia Ecle-siástica de Guadalajara, con el antecedente

de hace medio siglo, 1964, cuando el Arzobispo de ese tiempo, el Cardenal José Garibi Rivera, con-vocó en tal marco al II Congreso Eucarístico Dio-cesano, su Eminencia el Cardenal José Francisco Robles Ortega dispuso que la Iglesia particular tapatía diera gracias a Dios por el tiempo trans-currido de 1864 al presente, mediante un IV Con-greso Eucarístico Diocesano.

Antecedentes

A fines del año 2013, la Comisión Diocesana para los Festejos sesquicentenarios promovió un pequeño Comité organizador del Congreso, quie-nes se propusieron este objetivo:

“Propiciar un encuentro gozoso con Cristo vivo proclamado, celebrado y viviendo la Eucaristía para fortalecer la memoria histórica y el proceso pastoral diocesano”, el cual señaló las dos direc-trices de dicho Congreso: en primer lugar, siendo

como somos los católicos de esta Arquidiócesis herederos de una historia plurisecular y de una profunda tradición cristiana, incluso heroica, nota común en la Provincia Eclesiástica, es nece-sario fortalecer la memoria histórica para afian-zar nuestra identidad de Iglesia arquidiocesana hoy.

En segundo lugar, apuntalar el presente de la Iglesia diocesana, la cual se encuentra compro-metida en un proceso de elaboración y vivencia de su IV Plan Diocesano de Pastoral.

Respecto a este último punto, se dispuso que la clausura del Congreso estuviera próxima a la Segunda Asamblea Diocesana, que asumió los an-teriores procesos, y ahora se enfila rumbo a un trabajo pastoral sostenido por el objetivo dioce-sano propuesto en la Primera Asamblea y ciertas líneas comunes y criterios de acción fruto de tal asamblea.

Por otro lado, el Comité organizador del Con-greso Eucarístico sugirió que éste tuviera lugar


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en diversas etapas, de modo que se abriera al ma-yor número posible de bautizados, bajo el lema “Denles ustedes de comer” (Lc 9,13).

Desarrollo

La apertura oficial del Congreso tuvo lugar en el Templo Expiatorio de Guadalajara las 12 horas del día 20 de abril de 2014, Domingo de Resurrec-ción, extendiéndolo hasta la Procesión Diocesana del Corpus Christi, sábado 21 de junio, que par-tiendo de dicho Templo Expiatorio, concluyó en la Plaza de Armas, en el centro de la ciudad.

La primera etapa fue la de los Congresos Parro-quiales, del 20 de abril al 10 de mayo, para cuya ce-lebración el Comité ofreció un subsidio con un ane-xo histórico amplio y cinco temas para la reflexión en las comunidades parroquiales o de Vida Con-sagrada: 1. Jesucristo: conocerlo, seguirlo y tras-mitirlo; 2. La Iglesia, casa del Señor; 3. El hombre tiene hambre de la verdad, de justicia y de amor; 4. Iglesia samaritana; 5. Junto a la cruz de Jesús es-taba María, su madre. Se incluyeron en el impreso textos para la Adoración Eucarística y la Celebra-ción de Misa de conclusión del Congreso. Se sugirió que tanto éste subsidio como el preparado para la siguiente etapa -la de los Congresos de Decanato y de Vicaría-, se pudieran utilizar y distribuir entre las diversas instancias diocesanas, quedando estas en libertad de modelar su propio Congreso, en uno o en varios días, lo que produjo una gran variedad de modalidades durante el desarrollo de estos con-gresos particulares.

Los temas del subsidio propuesto para las eta-pas decanal y por vicarías episcopales (del 11 de mayo al 15 de junio) se eligieron para fortalecer y profundizar diversos aspectos que contempla el objetivo diocesano. Sus contenidos fueron: “La

Eucaristía, fuente de formación para el discípulo misionero” y “La Eucaristía, fuente de comunión y participación del discípulo misionero” para la primera de estas dos modalidades; para la otra, un solo tema: “La Eucaristía, fuerza para la misión”.

Según se propuso, algunas Vicarías Episcopa-les sí culminaron el proceso que arrancó en las parroquias sosteniendo su congreso en la Ca-tedral Metropolitana. Otras lo hicieron en algún santuario y lugar apropiado. Estas variantes mos-traron como en la etapa anterior, la riqueza y va-riedad de carismas de este Iglesia guadalajarense.

Conclusión

La culminación del IV Congreso Eucarístico Diocesano no pudo tener mejor marco: el Templo Expiatorio, construido sólo para adorar y expiar a Jesús en la Eucaristía y servir de sede al Conse-jo Diocesano de la Archicofradía de la Adoración Nocturna del Santísimo Sacramento. Las fechas fueron el lunes 16, martes 17 y miércoles 18 de junio, sirviendo como solemne clausura la Euca-ristía y Procesión Diocesana de Corpus Christi, tres días después de esta última fecha.

El lunes 16 estuvo dedicado a la Vida Consa-grada y lo coordinó la Hna. Cristina Ventura, re-presentando a la Vicaría Episcopal para la Vida Consagrada, que preside el señor obispo auxiliar Juan Humberto Gutiérrez Valencia. La respuesta de los religiosos y religiosas, y de los consagrados en general, fue excelente, en un Templo expiato-rio que lucía lleno, así como el Salón anexo al mis-mo. Luego de un saludo de bienvenida se tuvo un momento de adoración y alabanza, animado por las hermanas Catequistas de Jesús Crucificado; después, la Lectio Divina que dirigió la Hna. Ra-mira Magdalena García Chávez, CSC, Presidenta


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de la CIRM, que tomó como base de su medita-ción los gestos de Jesús en la Última Cena: partir el pan y lavar los pies, gestos que hemos de imitar en nuestra vida cristiana y que son característicos de la vida consagrada.

El tema central de reflexión estuvo a cargo del R.P. Evaristo Olmos Velázquez, SDB, quien impar-tió el tema “Las relaciones Iglesia-Estado en la historia reciente de México”, haciendo un repaso de las circunstancias en las que quedó la Iglesia al producirse la Independencia de España y los conflictos en los que quedó atrapada en los años venideros, hasta llegar a la abierta persecución religiosa. El expositor subrayó el hecho singular de lo que fue la restauración de la vida consa-grada en este período de la historia después del intento formal y jurídico de exterminarla, conclu-yendo que tal criba sirvió para fortalecer lo que sus adversarios dispusieron que fuera extirpado. La presencia de unos cuatrocientos miembros de la vida consagrada en la sesión matutina, y de unos quinientos en la vespertina, da cuenta de la fecundidad y riqueza de la Vida Consagrada en nuestra Provincia Eclesiástica. La jornada se re-

dondeó con un momento de convivencia fraterna y finalmente con la adoración eucarística dirigida por las religiosas Siervas de Jesús Sacramentado.

El segundo día estuvo dedicado al presbiterio e inició con un momento de oración en la modalidad de Lectio Divina dirigida por el Vicario General, el Padre Jesús García Zamora, a la que siguió la con-ferencia magistral de Su Eminencia Cardenal José Francisco Robles Ortega, titulada “El renacimiento de la Iglesia en México luego de las Leyes de Re-forma”. En su discurso hizo un repaso de los prin-cipales episodios de nuestra historia y de las vici-situdes que ha vivido la Iglesia de Guadalajara, así como de la labor evangelizadora de todo el pueblo de Dios guiado por sus insignes pastores. La mira-da de fe, con los ojos del Padre, el juzgar con los cri-terios del Hijo y el actuar con la fuerza del Espíritu fue la invitación del Pastor para contemplar nues-tra historia con esperanza y para asumir los retos que nos desafían frente a la Nueva Evangelización.

La reflexión fue continuada después de un bre-ve receso en un panel en el que participaron los presbíteros y licenciados Eduardo Vargas Flores y José Guadalupe Miranda Martínez, este último vi-cerrector del Seminario de Guadalajara, así como el doctor José Marcos Castellón Pérez, exponien-do, respectivamente, los ángulos bíblico, histórico y pastoral de la Eucaristía. Después del panel, se sostuvo un animado diálogo entre los presbíteros asistentes. La sesión concluyó con un momento de adoración eucarística.

La participación del clero diocesano, sin ser nutrida, sí fue representativa, entusiasta y devo-ta. Palpable fue el amor a Jesucristo Eucaristía y el compromiso con la Iglesia arquidiocesana, al servicio de la cual cada presbítero entrega su vida y trabajo apostólico.


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El día dedicado a los laicos fue el miércoles y tuvo una gran participación, mayor en la mañana que en la tarde, pero muy enriquecedora y varia-da toda la jornada. Inició los momentos matutino y vespertino el presbítero licenciado Benjamín Aguirre Barba, quien condujo la meditación y ora-ción con la Palabra de Dios tomando como punto de partida el episodio de los discípulos de Emaús.

Monseñor Primitivo López Alonso, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe Chapalita y Vica-rio Episcopal de Los Santos Mártires Mexicanos expuso cómo se ha de sostener la vida cristiana mediante una espiritualidad eucarística: “Vivir la Eucaristía”, fue el título de su conferencia, la cual estuvo centrada en la teología eucarística con profundas reflexiones pastorales, de conver-sión interior y comunitaria, aterrizándolo todo en la afirmación de que la Eucaristía es el centro, la fuente y la cumbre de toda la vida y misión de la Iglesia y por lo tanto de todo discípulo misio-nero.

Después de él se tuvo un panel entre dos lai-cos y un presbítero, los cuáles tocaron aspectos de suma importancia para la espiritualidad euca-rística del cristiano de a pie, de todos los fieles lai-cos. El doctor Juan López Vergara lo hizo desde la espiritualidad bíblico eucarística, tomando como apoyo el episodio de los discípulos de Emaús, ade-rezado con una fuerte perspectiva testimonial; el presbítero licenciado Tomás de Híjar Ornelas compartiendo a grandes zancadas algunos episo-dios de la historia de la arquidiócesis de Guada-lajara, de su nacimiento, en 1548, a su elevación al rango de metropolitana, en 1864. La muy re-conocida psicóloga Lupita Venegas Leyva, funda-dora de la asociación civil Valora, conciencia en los medios, invitó, de forma muy amena, a los allí presentes, a sostener una vida plena, cimentada

en el amor y adoración a Cristo Eucaristía.

Por la tarde el panel fue diferente y desde una perspectiva novedosa: los doctores Guillermo de la Peña Topete, Renée de la Torre y Cristina Gu-tiérrez Zúñiga, presentaron en interesante po-nencia compartida, los “Paisajes de la diversidad religiosa en Guadalajara. Retos y desafíos para una cultura de la pluralidad”. La visión de nuestra Provincia Eclesiástica no podía quedarse sólo en el fortalecimiento de la memoria histórica, sino debía incluir una visión crítica pero objetiva de la realidad del hoy de la Provincia Eclesiástica de Guadalajara, pues es el reto que nos presenta a nuestra generación la Nueva Evangelización.

De esta manera, ofreciendo el panorama actua-lizado del escenario en el que deambulamos, sal-taron a la vista desafíos tales como la descristiani-zación de la sociedad; el enjutamiento de quienes saben dar razón de su fe católica, y sin embargo, donde resulta evidente la necesidad espiritual y de trascendencia que el hombre y la mujer de nuestro tiempo busca saciar donde se pueda.

El Congreso Eucarístico terminó con la celebra-ción, en cada parroquia, de la Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo y con la Solemne Procesión Diocesana de Corpus Christi, que presidió el se-ñor Cardenal Robles Ortega, dejándonos el com-promiso de administrar con sabiduría y pruden-cia la heredad que recibimos, dándole a nuestro compromiso en este tiempo de gracia y sentido de Nueva Evangelización, de modo que la Iglesia de Guadalajara llegue a ser, como lo sugiere el Papa Francisco, una Iglesia abierta, en salida, al encuentro de los nuevos retos y necesidades del mundo de hoy, la cual ha de nutrirse espiritual-mente en el mejor de los alimentos, el de la Euca-ristía, Pan vivo bajado del cielo.


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Miércoles 25 de junio

El Seminario Menor abrió sus brazos para re-cibir a La Asamblea Diocesana en esta be-lla mañana, aún recientes las muestras, los

perfumes y los signos eucarísticos de la fiesta del Corpus, la tarde previa. Casa bendecida y agrade-cida por la celebración de sus 50 años. “50 años de dar frutos”.

Desde las nueve fueron llegando los agentes convocados y elegidos para esta alta misión. Los inmensos y resplandecientes corredores se llena-ron de animación y vitalidad: Los sacerdotes de distintos lugares de la diócesis y sus laicos colma-

dos de entusiasmo e ilusiones. Podía establecerse un promedio de 400 convocados.

Los hijos predilectos de esta familia diocesano, los noveles seminaristas, en los distintos puntos de servicio y atención, brindaban una alegre y gustosa acogida a tan especiales y apostólicos ro-meros.

La venerable y sin igual capilla fue el centro de la primera congregación para abrir los trabajos de esta Asamblea Diocesana. Lugar privilegiado, hora bendita: los recién llegados, experimenta-dos labriegos de la Viña, los de mediana edad y los más jóvenes, todos postrados ante su Divina Majestad.

Previamente el Emmo. Señor Cardenal dio la bienvenida a la Asamblea. Como celoso pastor fue marcando el objetivo y las actitudes necesarias para esta encomienda apostólica, ingente tarea, trascendental coyuntura. No es a nombre perso-nal, somos portadores de la representatividad diocesana, invitados a vivir con responsabilidad esta hora de búsqueda de lo que Dios quiere para nuestra Iglesia Particular. Habrá algunos sacerdo-tes o agentes que prefieran no moverle, seguir ha-ciendo lo mismo, pero no podemos ignorar que la realidad está cambiando vertiginosamente y nos interpela y nos exige respuestas concretas.

Es vital la participación activa: Saber decir y saber escuchar, hablar y comprometernos con todo el corazón. El Pastor quiere escuchar a to-dos, no sólo a algunos que le acaricien los oídos. No es atender a las estructuras, a la organización externa, lo importante es el sueño misionero de llegar a todos, como se manifiesta en Evangelii Gaudium no. 31. Por eso el Señor Cardenal invita-ba a estar inmersos en el proceso, en la Asamblea,

AGENTES DE PASTORAL AL SERVICIO DEL REINO:en la II Asamblea de Pastoral rumbo al VI Plan Orgánico

Oscar Maldonado Villalpando, Pbro.


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participar totalmente sin escapadas. El Pastor pi-dió a los agentes generosidad y responsabilidad en su participación. El panorama se funda en el Concilio Vaticano II que pide volver a las fuentes, a los cimientos del Reino que Cristo estableció.

No se buscan reformas superficiales, sino re-formar nuestro interior. Buscar los valores del Reino, ir al fondo (E. G. 49). Salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo, nos pide el Papa Fran-cisco. Hemos de ofrecer a todos la alegría en la fe. E.G. 11. Aparecida está en la inspiración de estos trabajos pastorales.

Todo inicia con el encuentro personal con Cristo

Esta Asamblea Diocesana debe ser un encuen-tro personal con Cristo que nos espera con los brazos abiertos. Hoy debemos vivir esta expe-riencia de encuentro con Jesucristo (E.G. 3).

Este proceso pastoral quiere transformar con el Evangelio, vivir la comunión con Dios y entre los hermanos. Luego se vivió un momento tras-

cendente de encuentro con el Evangelio, “que sean uno”.

Ver con los ojos del Padre

La Vicaría de Pastoral preparó en forma dili-gente y minuciosa los procedimientos y la logís-tica para un desarrollo eficaz de este encuentro.

En este primer momento se buscó ubicar la Asamblea en el proceso del VI Plan Orgánico Dio-cesano de Pastoral, a fin de establecer los retos que nos presenta.

El plan vivo y presente

El Plan vive y late en este auditorio por nuestra presencia, por nuestra actividad. Monseñor Rafael Hernández, Secretario Ejecutivo de la Vicaría de Pastoral, contextualizaba los trabajos. El Dr. Pbro. Marcos Castellón explicaba el momento en que nos encontramos, diciendo que estamos en pleno pro-ceso del Plan, el libro vendrá oportunamente. El Lic. Arnold Jiménez y el señor cura Vicente Ortega, daban las indicaciones para el trabajo por grupos. Los diligentes alumnos del Seminario encabezaban la marcha de los distintos equipos para llevarlos a 30 lugares claves de esta amplia casa, para, ahora sí, escuchar la voz de todo el pueblo de Dios. Estos momentos llegan al auténtico palpitar del Pueblo de Dios, un coordinador, un decano, de entre los 53 que cubren la geografía eclesial de Guadalajara, fue hilando el sentir de estos católicos para descu-brir los retos, los vacíos, las demandas de nuestras tareas pastorales. De treinta equipos se hicieron diez sub-plenarios para enfocar las aportaciones de todos y escuchar los acentos de las propuestas. Así fue durante esta primera mañana, florecida de encuentros, saludos, felicitaciones de tantos sacer-dotes, laicos y religiosos y religiosas de nuestra fa-


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milia diocesana. Por la tarde se dieron a conocer los retos de toda la Asamblea. Fueron 27 riquísi-mas aportaciones que nos piden pronta y eficaz atención.

Luego se regresó a trabajar por equipos. Ahora se tomaron las aportaciones de la Vicarias y de las Comisiones diocesanas, manejando las metas que llegaron a la Vicaría de Pastoral, para descubrir valores, con el fin de escuchar todo el sentir de la base eclesial y popular. Igualmente se fue a los subplenarios para condensar y discernir las apor-taciones.

Se estaba terminando el primer día de labo-res. El Señor Obispo Leopoldo González, antes de despedir a todos, los felicitaba e insistía como La Palabra de Dios es el tema Fontal de la Pastoral.

Jueves 26 de junio

Vital arcoíris pastoral de sacerdotes apostóli-cos, laicos generosos, alegres religiosas y desta-cados religiosos llenaba, nuevamente este nido de anhelos evangélicos. Primero en la capilla, esta muchedumbre parecía apiñarse en torno al Señor como ayer en Tiberíades, como auténticos discípulos misioneros, ahora en nuestra latitud diocesana. Luego de la oración, se pasó al audito-rio para conocer el resultado de los subplenarios sobre los valores. Fueron más de 20 aportaciones que se agruparon en Espiritualidad de comunión, Encuentro con Cristo vivo, Formación, Alegría y Participación. Así se levantaba la voz desde todas nuestras más de 500 parroquias de la pastoral te-rritorial y las Comisiones de la Pastoral funcional.

Juzgar con los criterios del Hijo

Los corredores, las divisiones, el auditorio, se

iluminaron de alegría con la presencia de este Pastor tan querido, el Excmo. Sr. Arzobispo emé-rito de León don José Guadalupe Martín Rábago y, que hace 50 años vivió el estreno de esta casa.

El fin de este segundo momento metodológi-co fue: Iluminar nuestro proceso de pastoral con la mística de la espiritualidad de comunión, para asumir las exigencias que de ella surgen. Guiarían el momento el sr. Cura Cándido Ojeda y el sr. Cura Lic. Gerardo Jiménez.

DECÍAMOS AYER…

Parece que nuevamente se realizaba ese ejem-plar retorno. El apreciado maestro de tantos sa-cerdotes, ahora, nuevamente tomaba la palabra para iluminar el caminar de esta diócesis en su proceso pastoral.

Decía Monseñor Rábago que muchos planes cuidan solamente el aspecto estructural y técnico, dejando a un lado lo interior, la espiritualidad, la santidad tan esencial y necesaria. Algo que parece venir desde algunas aplicaciones parciales de Vati-


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cano II. Se puede programar la santidad, afirmaba apoyado en San Juan Pablo II. El Papa Francisco ha insistido en que la Iglesia debe hablar menos de sí y más de Dios y de Cristo. Ir a la dimensión interna. La Iglesia es Cuerpo de Cristo, y debe hablar más de Cristo crucificado. Ella es sacramento de comu-nión con Dios y con los hombres.

En momentos cruciales de la historia los San-tos han sido fuente de renovación, como en los

albores del medioevo, con el Papa Inocencio III, cuando la Iglesia sufría por la invasión del poder temporal, es cuando surge el pobrecillo de Asís y muchos otros santos. En el Siglo XVI, en tiempo de la reforma, viene otra generación de grandes hombres de Dios, San Ignacio de Loyola, Santa Te-resa, San Juan de la Cruz. En este momento dra-mático que vive la Iglesia han venido los santos Papas Juan XXIII y Juan Pablo II. A lo largo de la historia hay grandes santos anónimos, que están ahí frente a nosotros en el pueblo de Dios. Muchos laicos comprometidos.

Hay fortalezas y debilidades en algunos planes.

Lo bueno es que el plan unifica acciones, evita acciones paralelas, individualistas. Debe buscarse un plan participativo. Aparecida menciona como los resultados de algunos planes no son satisfac-torios porque se enfocan solamente a la reforma y planeación de estructuras. Falta la formación en la espiritualidad para los agentes pues ese es el humus donde crece la pastoral. Algunos progra-mas no tocan el corazón para la conversión perso-nal y pastoral. Hay resistencia al cambio y apatía en los agentes porque no se toca el corazón, falta el encuentro con Cristo.

El plan puede no ser el mejor, pero ha de ser asumido por todos, es donde entra la humildad y la conversión. Muchos planes adolecen de espiri-tualidad de comunión, en donde el Espíritu uni-fica la diversidad de dones. Este espíritu no des-carta la creatividad. Se trata de hacer de la Iglesia casa y escuela de comunión. Aplicar a nuestra vida diocesana el misterio de la S. Trinidad. Ver al hermano para compartir no para competir. Ver en él alguien que me pertenece. Resaltar en el otro las cualidades, dar espacio al hermano, no a la competitividad, al grupismo y a la envidia. No


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hagamos de los planes medios sin alma, másca-ras de la superficialidad. No hagamos planes de generales derrotados. Toda acción pastoral debe centrarse en la fuerza del Resucitado.

Ideas fuerza y exigencias

De nuevo, se fue a los 30 equipos para descu-brir lo que Dios nos pide ante esta iluminación tan oportuna. Luego se pasó a los subplenarios para recoger las aportaciones y discernir sobre ellas. Al empezar la tarde se presentaron los resultados de los diez subplenarios en 24 exigencias. Donde se resaltaban La conversión personal y pastoral permanente. El encuentro con Cristo vivo. La Es-piritualidad de Comunión y la Santidad de vida.

Tercer momento metodológico

Discernir y asumir las líneas comunes del VI Plan Orgánico Diocesano de Pastoral.

El Señor cura Juan Manuel González, clarificó los términos para este gran momento de partici-pación, considerar los retos, ver las exigencias y los valores y de ahí formular dos líneas comunes. Estamos ya en la tarde del jueves 26. Los equipos hicieron su discernimiento y así terminaba este segundo día de labores.

Viernes 27 de junio

Ahora, después de la oración, (bien dirigida por Fray Lázaro, sr. Cura Luis Llamas y P. Eduardo Vargas), se invitó a pasar a los subplenarios para discernir las aportaciones de los 30 equipos. Que cada mesa elija dos líneas comunes. Los secreta-rios fueron a hacer el vaciado y mientras la comu-nidad vivió un momento de gran animación.

Monseñor Rafael Hernández condujo el ple-nario para la presentación de las diez mesas. Los resultados fueron:


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- Espiritualidad de Comunión.- Encuentro con Cristo a través del kerig-

ma.- Formación integral y permanente y con-

versión.- Los procesos.- Conversión personal y pastoral.

El Señor Cardenal pasó al frente para dirigir este momento culminante. Hizo los comentarios pertinentes y dio la palabra a buen número de agentes para comentar los resultados. Finalmen-te consultó a la Asamblea sobre si se delega a un equipo especial la redacción final de estos resul-tados, todos apoyaron la propuesta levantando su mano.

La voz de los obispos

Pasaron al frente el Señor Cardenal, los obispos auxiliares, J. Trinidad González, Juan Gutiérrez y Leopoldo González. También fue invitado al pre-sídium el P. Arturo Martín del Campo por su gran experiencia en los procesos diocesanos. Cada uno apoyó con todo el entusiasmo el desarrollo de la

Asamblea felicitando a tantos agentes que han acudido a cumplir este gran deber de represen-tar a sus hermanos y colaborar para descubrir la voluntad de Dios en el trabajo pastoral. Se puede decir que ya estaban logrados los frutos de esta II gran Asamblea Diocesana de Pastoral.

Cuarto momento metodológico

Celebración festiva. Agradecer a Dios y pedir, por intercesión de la Virgen de Zapopan, se lleve a buen fin el trabajo realizado en la Asamblea.

A las doce y media del viernes 27 de junio de 2014, ya se encontraba a la puerta del Seminario, llena de solicitud y cariño, la imagen de la Virgen de Zapopan, el gran patio de los naranjos se lle-nó de cantos, de alabanzas, el corredor poniente, apenas contenía a los agentes que acompañaban la solemne procesión. Al fin en la capilla se con-gregaron todos los hijos privilegiados y elegidos de esta Asamblea.

Día del Sagrado corazón de Jesús

Con todo el amor que eso significa, el amor de Dios que se manifiesta en Cristo Jesús, a través de


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su corazón herido, donde fuimos engendrados al amor eterno de Dios.

No podía ser mejor el cierre de esta jornada ecle-sial. El Señor Cardenal fue exponiendo el sentido de este amor maravilloso. Al final se entonó la Salve a la Virgen y todos recibieron su singular bendición.

La Asamblea estaba llegando a feliz puerto.

El envío

Un momento maravilloso, el Señor Cardenal, en voces bíblica, hacía el compromiso y manda-ba a sus agentes para llevar esta feliz noticia, los agentes, por su parte contestaban en una actitud generosa y comprometida. Al fin los agentes fue-ron invitados para tomar la foto conmemorativa.

La fiesta final, la despedida

En el corredor oriente, los seminaristas ofre-cían aperitivo y botanas a todos.

Luego inició la música del mariachi a todo vue-lo estimulando la alegría de todos. A la entrada del comedor, se servían platillos mexicanos como las enchiladas, tacos dorados, tortas ahogadas, zopes. Todo era alegría y contento. Esto da opor-tunidad a reconocer tantos y tan buenos servicios durante estos días.

Gratuidad a Dios y a todos los colaboradores

No es posible expresar todo lo que se vivió en esta Asamblea. Momentos de encuentro con Dios, con los hermanos. Servicios llenos de fraterni-dad y cariño. La casa tan resplandeciente, gracias a esos preciosos hermanitos seminaristas, a los superiores. A los distintos responsables de la Vi-caría, minucioso trabajo de varios meses de pre-paración. Los alimentos, los refrigerios tan conso-ladores a cargo del P. Ramón Duarte.

En el contenido, en la forma, en los detalles esta Asamblea ha sido una jornada de gracia y bendición, caricia del Señor para su Iglesia dioce-sana de Guadalajara. Alabado sea el Señor.

Caminar de la Iglesia en MéxicoCEM

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LA VISITA “AD LIMINA APOSTOLORUM”DE LOS OBISPOS MEXICANOS

Paulo César Barajas García, Pbro.

Durante el pasado mes de mayo la Conferen-cia Episcopal mexicana ha realizado la Vi-sita Ad Limina Apostolorum, el encuentro

periódico que los obispos católicos realizan con el Santo Padre. Esta visita se presenta en un marco histórico particular de nuestra Nación, contexto que ha evolucionado negativamente desde la pa-sada visita Ad limina realizada en año 2006 con el Papa Benedicto XVI, una situación incluso distin-ta a la de la visita pastoral que él mismo realizó a nuestro País en el año 2012.

Enfatizar este período nos permite reconocer la degeneración de la situación interna del país, así como la agudización de las crisis económica y social que nos acompañan desde hace décadas. La visión desde el exterior del contexto nacional sin duda que es una oportunidad para advertir cual puede ser la contribución de todos los bautizados y de las instancias eclesiales en la transformación hacia condiciones más humanas y justas para to-dos en la Nación.

Una visita para reavivar la fe

Los obispos distribuidos en tres grupos han realizado a lo largo del mes la visita al Santo Padre Francisco, a los Dicasterios de la Curia Romana y a las basílicas Mayores de Roma (San Pedro, San Pablo extramuros, Santa María mayor y San Juan de Letrán). El elenco y programa de los encuentros es por demás abundante para ser especificado en estas líneas sin embargo hemos de recordar cómo se ubica de manera específica esta visita Ad limina del episcopado mexicano en el contexto de un nue-vo pontificado, el primero de un Papa de América, y en el específico contexto eclesial del continente que camina en misión y que ahora en el pontifica-do del Papa Francisco comparte su espíritu con la Iglesia Universal y con toda la humanidad.

De manera especial la visita al Santo Padre y a los Dicasterios, durante los cuales los prelados presentaron la situación del país respecto a los temas específicos que involucran a los organismo de la Santa Sede, han sido desde la etapa prepa-ratoria cumplida por cada Iglesia particular, una ocasión para identificar los desafíos que en las realidades pastorales y sociales que los miem-bros de la Iglesia que peregrina en México están experimentando.

La visita Ad limina ha incluido además del en-cuentro con el Santo Padre el signo concreto del peregrinar a las cuatro basílicas mayores para orar ante la tumba de los apóstoles Pedro y Pa-blo y para testimoniar la comunión con la Iglesia Universal.

Esta experiencia no deja de recordarnos la compañía, la oración y la solidaridad de la Igle-sia entera, ante las dificultades de nuestra Nación, donde la distancia física y temporal no impiden que la comunidad eclesial y aquella internacio-nal conozca la manera en que el pueblo mexicano está siendo duramente probado, realidad ante la


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que no dejará de recibir apoyo real ante el limi-tado resultado de la acción de las instituciones que deberían garantizar las condiciones de pleno respeto a la dignidad humana y a los derechos de todos. Todo esto, porque vivir en uno de los diez países más ricos del mundo y ver a la vez que la más de la mitad de la población viva en la pobreza o la miseria extrema, ha sido un elemento que ha cuestionado seriamente al episcopado del país, realidad que ya señalada en el mensaje final de la última asamblea plenaria: “POR MÉXICO ¡ACTUE-MOS!” Mensaje de los Obispos de México, y en las distintas actividades en torno a la actual visita Ad Limina.

Por la gracia de Dios en el magisterio del Papa Francisco, hemos recibido la exhortación apos-tólica Evangelii Gaudium (El gozo del Evangelio) en que nos ofrece numerosos elementos que de gran actualidad para la vida de la Iglesia en todo el mundo y en nuestra nación. Con la certeza de la presencia de Jesús entre nosotros en fidelidad a su palabra de estar “con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos”, de manera específi-ca fortaleciéndonos y consolándonos en la tribu-lación convencidos de que él ha vencido al pecado y a la muerte.

La llamada a vivir una pastoral en conversión y una conversión pastoral

Un particular llamado ha dejado esta visita Ad limina, la de intensificar la formación de los laicos, para su justa participación en la Iglesia y en la so-ciedad, venciendo el dualismo que en una sociedad de mayoría católica da lugar a innumerables situa-ciones netamente incompatibles con la fe católica, tales como la falta de respeto a la vida, la injusticia social, la corrupción, los atentados contra la fami-lia, la falta de solidaridad y participación.

Dejando de lado los conformismos, la como-didad y recreando nuestros ritmos pastorales saliendo de nosotros mismos e ir a los más aleja-dos, incluidos los ámbitos en los que la presencia eclesial es nula y en los estamos llamados a ha-cer presente la gracia de Cristo, única en la cual el hombre es capaz de encontrarse a sí mismo.

De manera particular la presente visita Ad limi-na, encontró un ambiente eclesial muy dinámico en el que las urgentes necesidades para la Iglesia han sido perfectamente evidenciadas por el santo Padre, quien ha hecho suyas las preocupaciones y los sufrimientos del pueblo mexicano: “Me que-daron preocupaciones serias de las Iglesias de us-tedes: algunas sufren mucho los problemas que el Señor Cardenal acaba de mencionar. Son proble-mas serios, pero veo que las Iglesias de ustedes están como consolidadas sobre un cimiento muy fuerte. En ustedes parece que es más fuerte la Ma-dre del Señor…”

Una visita para acrecentar la comunión, un momento para reconocer el camino.

En las diversos momentos en que se ha hecho pública la situación del país, sea a través del re-ciente mensaje de la Conferencia del Episcopado Mexicano, luego de la última asamblea plenaria, sea el mensaje dirigido por el Presidente de la CEM, nuestro arzobispo, el Emmo. Sr. Cardenal Francisco Robles, como en el mensaje del Papa dirigido a los obispos y cuya versión integral que les entregó en forma escrita, se enumeran las grandes tribulaciones que el pueblo y la Iglesia de México enfrentan hoy.

Como un grande y particular desafío se advier-te en los mencionados textos, tanto la formación de los laicos cristianos en orden su mayor inci-


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dencia social, en especial con la profundización y conocimiento de la Doctrina social de la Igle-sia, así como la participación de todos en la vida social en orden a una mayor participación en la creación de la cultura que en ella se desarrolla.

El actual estado de cosas presentes a lo largo y ancho del país, en la cual todos los ciudadanos e instituciones compartimos las responsabilidades, es fruto de la acción u omisión de los sujetos men-cionados. La cultura de muerte y de desprecio por familia y por la vida y dignidad humanas (aun cuando busque el disfraz del derecho bajo el reconocimiento legislativo) en todas sus ma-nifestaciones e n c o n t r a r á n una solución cuando cada uno asuma su propia respon-sabilidad, co-menzando por las institucio-nes públicas, que no pueden pretender con una avalancha de declaraciones mediáticas negar el estado de cosas, además de la tan necesaria su-peración de la carencia de desarrollo de la cultura cívica en el país.

A ser evangelizadores según el espíritu

Como grande tarea luego de esta visita Ad limi-na, la Iglesia católica en México reconoce su com-promiso de evangelizar con un nuevo ardor cada

una de las realidades de nuestra Nación. Fortale-ciendo los procesos de evangelización ya presen-tes, purificando los pudiera haberse detenido y llenar del espíritu de Dios cada una de sus tareas e iniciativas de Evangelización, yendo hasta los más alejado, acompañándonos en todo momento en la comunión. Son estos los deseos del Santo Pa-dre al despedirse de los Obispos de México cuan-do les señaló: “la única recomendación que yo les diría es ésta, de corazón, –las escritas son también de corazón, pero esta es más de corazón–: la doble

trascendencia. Trascender, en la oración al Se-ñor. ¡No dejen la oración!, ese ne-gociar con Dios del Obispo por su pueblo. No lo dejen. Y la se-gunda trascen-dencia: cercanía con su pueblo. Esas dos cosas. Adelante, y con esa doble ten-sión”…

El final de la visita Ad limina, ha sido en cambio el comienzo de una misión el envío a testimoniar el Amor de Dios en toda circunstancia, para “dar testimonio de Cristo con la vida también entre los más ale-jados, y salir de nosotros mismos a trabajar con entusiasmo en la labor que nos ha sido confiada, manteniendo a la vez los brazos levantados en oración, ya que la fuerza del Evangelio no es algo meramente humano, sino prolongación de la ini-ciativa del Padre que ha enviado a su Hijo para la salvación del mundo”.

Pulso de la Iglesia Universal

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS OBISPOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE MÉXICO EN VISITA

“AD LIMINA APOSTOLORUM” Lunes 19 de mayo de 2014, Sala Clementina

Palabras introductorias del Santo Padre

Les agradezco la visita. Gracias al Presiden-te de la Conferencia, el Cardenal Robles. El memorial que yo firmé se lo van a dar a

cada uno escrito, así los puedo saludar uno por uno, como despedida. Gracias por la cercanía de ustedes. Yo aprendí mucho de lo que me iban di-ciendo. Me quedaron preocupaciones serias de las Iglesias de ustedes: algunas sufren mucho los problemas que el Señor Cardenal acaba de men-cionar. Son problemas serios, pero veo que las Iglesias de ustedes están como consolidadas so-bre un cimiento muy fuerte.

En ustedes parece que es más fuerte la Madre del Señor... Y eso es muy importante, ¡muy impor-tante! María no les va a dejar solos frente a tantos

problemas y dolorosos... Parte de sus hijos que cruzan la frontera, todos los problemas de la emi-gración, los que no llegan al otro lado... Son hijos que mueren, muertos por sicarios alquilados... Todo ese problema serio de la droga, que hoy en día se está ofreciendo muy seriamente; o cuando un campesino te dice: “¿Y qué querés que haga? Si cultivando maíz vivo todo el mes, cultivando amapola vivo todo el año”. Y ustedes con su pue-blo siempre.

Por eso, la única recomendación que yo les di-ría es ésta, de corazón, –las escritas son también de corazón, pero esta es más de corazón–: la doble trascendencia. Trascender, en la oración al Señor.

¡No dejen la oración!, ese negociar con Dios del Obispo por su pueblo. No lo dejen.


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Y la segunda trascendencia: cercanía con su pueblo. Esas dos cosas. Adelante, y con esa doble tensión, adelante. Y recen por mí que yo rezo por ustedes y muchas gracias.

Texto escrito entregado por el Papa a los obispos

Queridos hermanos en el episcopado:

Reciban mi más cordial bienvenida con motivo de la visita ad limina Apostolorum. Agradezco las amables palabras que el Cardenal José Francisco Robles, Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, me ha

dirigido en nombre de todos, como testimonio de la comunión que nos une en el auténtico anuncio del Evangelio.

En estos últimos años, la celebración del Bi-centenario de la Independencia de México y del Centenario de la Revolución Mexicana ha cons-tituido una ocasión propicia para unir esfuerzos en favor de la paz social y de una convivencia jus-ta, libre y democrática. A esto mismo los animó mi predecesor Benedicto XVI invitándolos a “no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal, a ser valientes y trabajar para que la savia de sus pro-pias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro” (Despedida en el Aeropuerto de Guana-juato, 26 marzo 2012).

Como en muchos otros países latinoamerica-nos, la historia de México no puede entenderse sin los valores cristianos que sustentan el espíri-tu de su pueblo. No es ajena a esto Santa María de Guadalupe, Patrona de toda América, que en más de una oportunidad, con ternura de Madre, ha contribuido a la reconciliación y a la liberación integral del pueblo mexicano, no con la espada y a la fuerza, sino con el amor y la fe. Ya desde el principio, la “Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive” pidió a San Juan Diego que le cons-truyera “una Casita” en la que pudiera acoger ma-ternalmente tanto a los que “están cerca” como a los que “están lejos” (Nican Mopohua, n. 26).

En la actualidad, las múltiples violencias que afligen a la sociedad mexicana, particularmen-te a los jóvenes, constituyen un renovado llama-miento a promover este espíritu de concordia a través de la cultura del encuentro, del diálogo y de la paz. A los Pastores no compete, ciertamen-te, aportar soluciones técnicas o adoptar medidas políticas, que sobrepasan el ámbito pastoral; sin


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embargo, no pueden dejar de anunciar a todos la Buena Noticia: que Dios, en su misericordia, se ha hecho hombre y se ha hecho pobre (cf. 2 Co 8, 9), y ha querido sufrir con quienes sufren, para sal-varnos. La fidelidad a Jesucristo no puede vivirse sino como solidaridad comprometida y cercana con el pueblo en sus necesidades, ofreciendo des-de dentro los valores del Evangelio.

Conozco vuestros desvelos por los más nece-sitados, por quienes carecen de recursos, los des-empleados, los que trabajan en condiciones infra-humanas, los que no tienen acceso a los servicios sociales, los migrantes en busca de mejores condi-ciones de vida, los campesinos… Sé de vuestra pre-ocupación por las víctimas del narcotráfico y por los grupos sociales más vulnerables, y del compro-miso por la defensa de los derechos humanos y el desarrollo integral de la persona. Todo esto, que es expresión de la “íntima conexión” que existe entre el anuncio del Evangelio y la búsqueda del bien de los demás (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium,178), coopera, sin duda, a dar credibilidad a la Iglesia y relevancia a la voz de sus Pastores.

No tengan reparo en destacar el inestimable aporte de la fe a “la ciudad de los hombres para contribuir a su vida común” (Carta enc. Lumen fidei, 54). En este contexto, la tarea de los fieles laicos es insustituible. Su apreciada colaboración intraeclesial no debería implicar merma alguna en el cumplimiento de su vocación específica: transformar el mundo según Cristo. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sa-cando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacra-mentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del mo-vimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su respon-

sabilidad secular y les ofrezcan una adecuada ca-pacitación para hacer visible la dimensión públi-ca de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario.

De esta forma también se superarán las difi-cultades que surgen en la transmisión generacio-nal de la fe cristiana. Los jóvenes verán con sus propios ojos testigos vivos de la fe, que encarnan realmente en su vida lo que profesan sus labios (cf. Carta enc. Lumen fidei, 38). Y, además, se irán generando espontáneamente nuevos procesos de evangelización de la cultura, que, a la vez que con-tribuyen a regenerar la vida social, hacen que la fe sea más resistente a los embates del secularismo (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 68, 122).

En este sentido, el potencial de la piedad po-pular, que es “el modo en que la fe recibida se encarnó en la cultura y se sigue transmitiendo” (íbid., 123), constituye “un imprescindible pun-to de partida para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga más profunda” (Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacra-mentos, Directorio sobre la piedad popular y la li-turgia,n. 64).

La familia, célula básica de la sociedad y “pri-mer centro de evangelización” (III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Docu-mento de Puebla, n. 617), es un medio privilegiado para que el tesoro de la fe pase de padres a hijos. Los momentos de diálogo frecuentes en el seno de las familias y la oración en común permiten a los niños experimentar la fe como parte integran-te de la vida diaria. Los animo, pues, a intensificar la pastoral de la familia –seguramente, el valor más querido en nuestros pueblos– para que, fren-


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te a la cultura deshumanizadora de la muerte, se convierta en promotora de la cultura del respeto a la vida en todas sus fases, desde su concepción hasta su ocaso natural.

En la hora presente, en la que las mediaciones de la fe son cada vez más escasas, la pastoral de la iniciación cristiana adquiere un relieve especial para facilitar la experiencia de Dios. Para ello es necesario que cuenten con catequistas apasiona-dos por Cristo, que, habiéndose encontrado per-sonalmente con Él, sean capaces de cultivar una fe sincera, libre y gozosa en los niños y en los jó-venes.

No quiero dejar de destacar la importancia que tiene la parroquia para vivir la fe con coherencia y sin complejos en la sociedad actual. Ella es “la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas” (Juan Pablo II, Exhort. ap. postsi-nodalChristifideles laici, 438), el ámbito eclesial que asegura el anuncio del Evangelio, la caridad generosa y la celebración litúrgica. En esta tarea, los sacerdotes son sus primeros y más preciosos colaboradores para llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios. Además de promover espa-cios de formación y capacitación permanente, no olviden el encuentro personal con cada uno de ellos, para interesarse por su situación, alentar sus trabajos pastorales y proponerles una y otra vez como modelo, de palabra y con el ejemplo, a Jesucristo Sacerdote, que nos invita a despojar-nos de los oropeles de la mundanidad, del dinero y del poder.

No se cansen de sostener y acompañar en su ca-mino a los consagrados y consagradas. Ellos, con la riqueza de su espiritualidad específica y desde la común tensión a la perfecta caridad, pertenecen “indiscutiblemente a la vida y santidad” de la Igle-

sia (Lumen Gentium, 44). Por tanto, su integración en la pastoral diocesana es también incuestionable, como ‘centinelas’ que mantienen vivo en el mundo el deseo de Dios y lo despiertan en el corazón de tantas personas con sed de infinito.

Finalmente, pienso con esperanza en los jóve-nes que sienten el llamado de Cristo. Cuiden espe-cialmente la promoción, selección y formación de las vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada. Son expresión de la fecundidad de la Iglesia y de su capacidad de generar discípulos y misioneros que siembren en el mundo entero la buena si-miente del Reino de Dios.

Queridos hermanos, me alegra ver que, en sus planes pastorales, han asumido las indicaciones de Aparecida, de la que en estos días se cumple el 7º aniversario, destacando la importancia de la Misión continental permanente, que pone toda la pastoral de la Iglesia en clave misionera y nos pide a cada uno de nosotros crecer en parresía. Así podremos dar testimonio de Cristo con la vida también entre los más alejados, y salir de noso-tros mismos a trabajar con entusiasmo en la labor que nos ha sido confiada, manteniendo a la vez los brazos levantados en oración, ya que la fuerza del Evangelio no es algo meramente humano, sino prolongación de la iniciativa del Padre que ha en-viado a su Hijo para la salvación del mundo.

Antes de despedirme, les ruego que lleven mi saludo al pueblo mexicano. Pidan a sus fieles que recen por mí, pues lo necesito. Y también les pido que le lleven un saludo mío, saludo de hijo, a la Madre de Guadalupe. Que Ella, Estrella de la nue-va evangelización, los cuide y los guíe a todos ha-cia su divino Hijo. Con el deseo de que la alegría de Cristo Resucitado ilumine sus corazones, les imparto la Bendición Apostólica.

Herramientas Pastorales

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LOS DESAFÍOS PASTORALES DE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN,

clave de lectura para el Instrumento de Trabajo de la III Asamblea GeneralExtraordinaria del Sínodo de los Obispos

Hector López Alvarado, Pbro.

El pasado jueves 26 de junio del 2014 se dio a conocer el Instrumento de Trabajo (Instrumen-tum laboris) del Sínodo de los Obispos para su III Asamblea General extraordinaria sobre “Los desafíos pastorales de la Familia en el contexto de la Evangelización”, donde se sintetizan las res-puestas que la Iglesias locales hicieron llegar a la Secretaría General del Sínodo ante el cuestionario sobre matrimonio y familia, propuesto en el Do-cumento preparatorio del Sínodo.

Para conocer y profundizar mejor en esta he-rramienta de trabajo, y poderla utilizar para re-flexionar con nuestros agentes de pastoral, pre-sentamos brevemente cómo está se estructura.

El “Instrumentum laboris” gira en 2 ejes: la fa-milia, célula básica de la sociedad, y la familia en crisis; de ahí se presentan los retos y dificultades que afronta la familia hoy; y finalmente se pre-senta una reflexión sobre la constante ayuda que ofrece la Iglesia.

El documento se compone de tres partes, y se divide en 159 números.

La primera parte se titula: “Comunicar el Evangelio de la familia hoy”. Y se divide en cua-tro capítulos:

1. El designio de Dios acerca del matrimonio y la familia

2. Conocimiento y recepción de la Sagrada Escritura y los documentos de la Iglesia sobre matrimonio y familia

3. Evangelio de la familia y ley natural4. La familia y la vocación de la persona en

Cristo

Esta parte del documento está dedicada a la comunicación del Evangelio en la familia y se con-centra en dos aspectos: las dificultades de com-prender el valor de la “ley natural”, la dimensión matrimonial entre hombre y mujer; y la tutela que deberían tener del Estado los núcleos familiares.

La segunda parte se titula: “La pastoral de la familia frente a los nuevos desafíos”. Y se di-vide en tres capítulos:

1. La pastoral de la familia: las diversas pro-puestas actuales

2. Los desafíos pastorales de la familia (A. La crisis de la fe y la vida familiar, B. Situacio-nes críticas internas a la familia, C. Presio-nes externas a la familia, D. Algunas situa-ciones particulares)

3. Las situaciones pastorales difíciles (A. Si-tuaciones familiares, B. Acerca de las unio-nes entre personas del mismo sexo)

Esta parte del documento se centra en la crítica situación que la familia enfrenta en la actualidad: la debilidad de la figura del padre, la fragmenta-ción debida al divorcio y la separación, la trata de niños, las drogas, el alcoholismo, la ludopatía.

También destaca el impacto laboral en la vida familiar: las largas jornadas de trabajo, la insegu-ridad laboral… Otros factores críticos son la mi-gración, la pobreza, el consumismo, las guerras, el SIDA, la diversidad de culto entre los cónyuges y de ahí la dificultad de educar a sus hijos.

Respecto a las uniones homosexuales, todas las Conferencias Episcopales se dicen contrarias a la introducción de una ley. Aunque, el Instru-

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mentum laboris, en su esencia, señala que para las situaciones difíciles, la Iglesia no debe asumir una actitud de la juez que condena, sino el de una ma-dre que siempre acoge a sus hijos.

La tercera parte se titula: “La apertura a la vida y la responsabilidad educativa”. Y se divi-de en dos capítulos:

1. Los desafíos pastorales acerca de la aper-tura a la vida

2. La Iglesia y la familia frente al desafío edu-cativo (A. El desafío educativo en general, B. La educación cristiana en situaciones familiares difíciles)

En esta última parte del documento, se enfoca en la responsabilidad educativa, señalando que la enseñanza de la Iglesia sobre la apertura a la vida por parte de los cónyuges es poco conocida y a menudo considerada como una injerencia en la pareja.

El documento destaca la importancia de ex-plicar los métodos de la regulación natural de la fertilidad, en colaboración con las universidades, dando asimismo una formación, en este aspecto, a los sacerdotes que a menudo están poco prepa-rados sobre estos argumentos.

En general, sin embargo, la sugerencia es pro-mover una mente abierta a la vida a través de los esfuerzos de los cristianos en el fomento de las leyes y las estructuras civiles que apoyan a los ni-ños por nacer.

Y finalmente el documento nos presenta una conclusión: En la que se considera que los tres grandes ámbitos sobre los cuales la Iglesia desea desarrollar el debate para llegar a indica-

ciones que respondan a las nuevas preguntas pre-sentes en el pueblo de Dios son, en cualquier caso, las que se han señalado: el Evangelio de la familia que hay que proponer en las circunstancias actua-les; la pastoral familiar que hay que profundizar frente a los nuevos desafíos; la relación generati-va y educativa de los padres respecto de los hijos.

El Instrumento de Trabajo encomienda a la Sagrada Familia de Nazaret los trabajos de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos del 5 al 19 del próximo mes de oc-tubre del año en curso. Y finalmente ofrece una oración del Papa Francisco:

Oración a la Santa Familia

Jesús, María y José en vosotros contemplamos

el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias

lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios

de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado

sea pronto consolado y curado.Santa Familia de Nazaret,

que el próximo Sínodo de los Obispos haga tomar conciencia a todos

del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén.

222 boletin de pastoral

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