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Apuntes de un viaje en bici entre Bariloche y San Martín de los Andes por el camino de los 7 lagos Prólogo Antes que nada quisiera explicar el motivo por el cual voy a escribir este relato. Sabida es la tendencia de algunos a falsear la verdad, torcer los hechos de manera que reflejen otra realidad, enturbiar la pureza de los acontecimientos... con fines que cuesta entender, por lo menos a mí me cuesta, pero definitivamente con fines no muy claros. Turbios agregaría. Normalmente estos individuos dan su versión de los hechos para mostrar una mirada tendenciosa de lo sucedido. Generalmente cambian factores para beneficio propio o, lo que es mas triste, para provocar algún tipo de daño al otro. Ejemplos de esto abundan en todos los ordenes de la vida, sin buscar demasiado seguramente encontraremos muestras en nuestra historia, en la literatura, en la política, etc. Hasta se han publicado copias que alteran los contenidos, tergiversan su esencia, como por ejemplo en el Martín Fierro, la Biblia, el Quijote y hasta, me irrita cuando lo pongo por escrito, el Inodoro Pereyra! Aunque solo sean palabras esto no está bien. Nadie tiene derecho a cambiar la verdad de los acontecimientos. Y aunque la mentira tenga patas cortas, conviene erradicarla de raíz, ganarles de mano, salir al ruedo valientemente, aventajando a estos personajes que riegan nuestros oídos con falsas historias. Alguno tratará de poner dudas sobre lo que van a leer. Qué autoridad tiene ése, dirán de mí, para arrogarse el título de “el que dice la verdad” Fácil, nada mas fácil que defender la pureza del corazón. A lo que podemos sumar mi experiencia en este tipo de aventuras y ningún motivo, ni siquiera mínimo para ocultar

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Apuntes de un viaje en bici entre Bariloche y San Martín de los Andes por el camino de los 7 lagos

Prólogo

Antes que nada quisiera explicar el motivo por el cual voy a escribir este relato. Sabida es la tendencia de algunos a falsear la verdad, torcer los hechos de manera que reflejen otra realidad, enturbiar la pureza de los acontecimientos... con fines que cuesta entender, por lo menos a mí me cuesta, pero definitivamente con fines no muy claros. Turbios agregaría.Normalmente estos individuos dan su versión de los hechos para mostrar una mirada tendenciosa de lo sucedido. Generalmente cambian factores para beneficio propio o, lo que es mas triste, para provocar algún tipo de daño al otro. Ejemplos de esto abundan en todos los ordenes de la vida, sin buscar demasiado seguramente encontraremos muestras en nuestra historia, en la literatura, en la política, etc. Hasta se han publicado copias que alteran los contenidos, tergiversan su esencia, como por ejemplo en el Martín Fierro, la Biblia, el Quijote y hasta, me irrita cuando lo pongo por escrito, el Inodoro Pereyra!Aunque solo sean palabras esto no está bien. Nadie tiene derecho a cambiar la verdad de los acontecimientos. Y aunque la mentira tenga patas cortas, conviene erradicarla de raíz, ganarles de mano, salir al ruedo valientemente, aventajando a estos personajes que riegan nuestros oídos con falsas historias.Alguno tratará de poner dudas sobre lo que van a leer. Qué autoridad tiene ése, dirán de mí, para arrogarse el título de “el que dice la verdad”Fácil, nada mas fácil que defender la pureza del corazón. A lo que podemos sumar mi experiencia en este tipo de aventuras y ningún motivo, ni siquiera mínimo para ocultar lo acaecido. Resumiendo, lo puedo hacer por toda una vida conduciéndome con transparencia.

He aquí la verdad:

Introducción

Algunas advertencias, antes de que se sumerjan en los acontecimientos y luego les sea imposible dejar de leer. 1) Si bien trataré de mantener un vocabulario que no esté peleado con la Real Academia

Española de Letras, muchas veces los actores, por su naturaleza ordinaria, su pobreza de educación, hechan mano de vulgaridades, las cuales no podré suplantar con sinónimos dado que a veces esto quitaría frescura al relato y otras no existen reemplazos para tales guasadas. Ya veréis.

2) Les advierto también que en esta historia, como en toda historia que se precie de tal, hay sangre, sudor y lágrimas. Sexo también. Ni muertes ni violaciones, que no es una novela policial, pero un poquito de cada cosa para que no sea un tratado de trigonometría. Algo livianito y picantito como esas películas italianas de los 70.

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3) Del título podrán inferir que se trata de un viaje en bici, por ende muchas veces haremos referencias técnicas y económicas al tema, sobre todo por si algún loco nos quiere imitar en la patriada y específicamente apuntando al objetivo que no cometa exactamente las mismas pavadas que hicimos nosotros.

Toda historia tiene un principio y sin bucear mucho en la vida de cada uno es importante que aclaremos el porqué de esta aventura, la causa raíz diría un auditor. Para ello debemos dar una semblanza imparcial de cada uno de los personajes y sus herramientas.

A) Martin Rambaud alias “Martincito” alias “El Galán”. 29 años de edad, argentino, soltero aparentemente. 1,93 m de altura. Jugador de básquet en el primer equipo de CBC de Campana. Se desempeña profesionalmente en el Dpto. QESH de Monsanto Planta Zárate. Experiencia previa en cicloturismo: Un viaje a Capilla del Señor y salidas a comprar el pan los Domingos por la mañana.

Armamento: Zenith Cima 04Cuadro de Molycro Suspensión delantera Componentes Shimano 18 velocidadesFrenos a balancín Parrilla trasera.Cubiertas con tacos chicos

B) Marcelo J. Infante alias “Modelo Masculino” alias “Firemen”. 44 años de edad. Casado con Karina (& La Gallega), 3 hijas y un varón en su haber. Señas particulares: Ojos azules, pelo rubión entrecano, bigotes al tono cuando no se los saca. Sin experiencia previa en ciclismo salvo un viaje a la Reserva Natural de la Costanera con un grupo de jubilados de San Martin

Armamento: Raleigh Mojave 4.0 Cuadro Aluminio. Suspensión delantera Componentes Shimano 24 velocidadesFrenos a discoVelocímetro Echo Parrilla trasera Cubiertas con tacos altos

C) Andrés Salum alias “Chino” (por su sabiduría) alias “Gnomo” (por su diseño compacto). 46 años de experiencia. Casado con Caro. Jero y Cami fruto de su amor. Algunos viajes previos en bici: Por Argentina Bs As/Concepción del Uruguay, dos veces, San Martín de los Andes/Villa la Angostura, Por Uruguay: Carmelo/Colonia, Por Europa: Paris/Islas Orcadas.

Armamento: Raleigh Mojave 2.0 Cuadro Aluminio. Suspensión delantera Sr SuntourComponentes Shimano V Brake / Altus 21 velocidades

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Frenos a balancín TektroVelocímetro Echo F2Apoyabrazo ProfileParrilla trasera y delantera Cubiertas Raleigh con banda central de ruta

Para el novato en esta cuestión les cuento que hay distintos niveles de bicicletas. Específicamente entre las mountain-bikes las más berretas son las de supermercado, luego hay un salto a las que normalmente venden en bicicleterías, donde las más económicas son hechas en argentina con accesorios argentinos, para luego subir hasta las importadas. Las nuestras se ubican en este último segmento, en los primeros peldaños que comienzan en $800 y ascienden hasta $5000. Generalmente las mas económicas son las mas pesadas, a medida que se alivianan crecen en precio.En nuestro caso la bici de Marcelo es la que mejores prestaciones brinda, seguida por la mía y cerraría el lote el “caño” de Martincito, ideal para quien necesita sacar muchos gemelos ó transpirar de lo lindo.Para poder empezar a pedalear solo nos falta el origen de la aventura y en este punto no queremos dejar pasar por alto al ideólogo de la expedición, que generalmente es el que mas experiencia tiene en estas lides. Error. En esta ocasión fue al revés, pues Marcelo comentó que su idea era ir con otros dos amigos cultores de la bicicleta a recorrer los 7 lagos en el verano. Estos señores finalmente arrugaron como los mejores y afortunadamente nos acoplamos con Martín para que el plan no fracasase.Así fue como quedó en firme entonces realizar un viaje desde Bariloche hasta San Martín de los Andes en bicicleta durante la última semana de Enero del 08.

La partida

Hubiese sido algo lógico viajar en ómnibus desde Retiro hasta Bariloche, bajar en dicha terminal y comenzar a pedalear desde ahí en dirección a San Martín. Claro que la lógica no siempre se aplica, en este caso Martín recomendó tomar un bus desde Retiro hasta Viedma para desde ahí viajar en tren hasta Bariloche. Su tesis se apoyaba en dos factores fundamentales, el primero que se podría apreciar mejor el paisaje desde el tren y el segundo que uno podía caminar por los vagones durante el viaje. Un tercer punto no del todo claro argumentaba una cierta economía en los pasajes. No muy convencidos nos

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entregamos a los supuestos puntos fuertes de esta teoría arrastrados por el entusiasmo del joven compañero.Vamos a los bifes solía decir un profesor universitario mío. En Retiro uno debe tener las bicis embaladas (sacar las ruedas, pedales, doblar el volante y hacer un paquete) y el chofer antes de subirlas nos apuró tratando de cobrarnos $200.- por las tres. Gracias al gen ruso de Marcelo acordamos por $100.- a pagar en el lugar de destino.Nos acomodamos en nuestros asientos y miramos por las ventanillas. Afuera se agolpaban cientos de personas, todas seguramente agradeciendo íntimamente el ser testigos privilegiados de la gesta que comenzaba en ese instante. Cada uno satisfecho de por lo menos, ante la imposibilidad de acompañarnos, compartir un pequeño tramo de la aventura. Un capítulo, un párrafo, una línea. El ruido del motor y las lágrimas provocadas por el escape seguramente no permitieron que el resto del pasaje pudiese apreciar todos estos detalles... El bus se abrió paso entre la bulliciosa multitud, entre vítores y buenos deseos partimos rumbo al sur.

El Expreso Patagónico

Sin otras cosas para destacar llegamos al otro día por la mañana a Viedma. Algún inconveniente tuvo que haber pasado pues no pudimos distinguir a la comitiva de bienvenida. Seguramente nos esperarían en Bariloche. Lo único que descubrimos fue que entre la terminal de ómnibus y la ferroviaria media una distancia de 4 km. aprox., lo que derivó en la contratación de una chata para que nos trasladara hasta el tren. Luego de pagar $20.- por la movida, comenzamos a armar el equipo dado que se nos informó que podíamos mandarlas completas. Como era mediodía y el horario de salida era a las 19:00 decidimos bicicletear por Viedma, almorzar y retornar a las 18:00 para despachar el equipaje.Dimos unas vueltas por la costanera observando como la gente se refugiaba del calor bañándose en las aguas del Río Negro. Parte de la comitiva que no pudo ir a la Terminal a recibirnos seguramente estaba en la playa, evidencia de esto fueron los saludos de algunos niños ante nuestro paso marcial. El paseo por la costanera es muy lindo, tranquilo y prolijo. En ambas costas (recordando que este río divide las provincias de Baires y Negro) existen balnearios con playa de arena.

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Al rato fuimos rumbeando para la terminal donde, luego de pagar $35.- por nuca, despachamos el equipaje en el vagón de carga, eso sí, con seguro incluido.Con puntualidad argentina la formación partió a las 19:30 hs. No importaba, seguramente ganaríamos terreno durante la noche y llegaríamos puntualmente a Bariloche a las 10:00 AM del día siguiente, tal como nos lo adelanto personal de la agencia de viajes de Campana. La locomotora diesel tiraba a un vagón cine, dos pullman, 2 coches cama, un vagón comedor, 1 boite (sí, para bailar), 1 de carga y cerraban dos vagones de transporte de vehículos. Es frecuente que gente de la capital maneje hasta Viedma y cruce la Patagonia en tren, ahorrando un día de manejo.El resto del pasaje generalmente se completa con turistas extranjeros los que casi con seguridad buscan experimentar cosas locas, vivencias inéditas para su esquemática vida europea tales como viajar en tren a paso de hombre, detenerse por largos minutos y que nadie te explique que miércoles está pasando, toser en forma incontrolable por la cantidad de tierra que flota en el ambiente, ir al baño y descubrir que el inodoro descarga directamente sobre las vías, descarrilarse, etc.Indudablemente debe tener su lado romántico. Dado que viajamos solos nosotros no lo pudimos apreciar. Aunque a Marcelo el lento desplazar y el constante traqueteo de las vías lo transportó a su mas tierna infancia cuando su abuela, viuda de un ferroviario, lo llevaba frecuentemente a pasear en tren.Los kilómetros pasaban lentos y fuimos matando el tiempo con partidos de truco, mate y charlas sobre el itinerario a seguir, experiencias, consejos y otras yerbas del cicloturismo.Siguiendo con el Patagónico, lo único que vale la pena como paisaje es el último trayecto. Después de toda una noche de viaje uno se despierta bien descansado, hay que reconocer que lo que sobra es espacio para soñar a pata suelta, se dirige a tomar el desayuno y... pasa toda la mañana. Lo que fue anunciado como arribo a las 10:00 AM pronto se convirtió en 12:00 ó quizás 14:00 hs con suerte, 15:00 mas seguro, en una de esas 16. Obviamente fueron las 16.Como les decía, recién al final, el último par de horas, es donde uno comienza a vislumbrar un cambio en el paisaje, se acaba el desierto, aparecen las primeras estribaciones, el tren deja su paso cansino y se acelera hasta que a uno lo asustan esas bajadas con curva donde empieza a dudar de la seguridad de ese cascajo. Mas dudas lo asaltan a uno cuando observa vagones tirados al costado de la vía, productos de recientes descarrilamientos.Bueno, pero todo llega y como decíamos, el convoy arribó a la estación de Bariloche puntualmente a las 16 hs del Sábado. En los últimos tramos del viaje habíamos decidido viajar hasta Villa La Angostura como primer tramo de nuestra aventura ciclística. Este trayecto consta de 85 km. todo asfaltado en un camino que rodea al Nahuel Huapi.Al frenar la formación, nos apeamos y presurosos fuimos a buscar nuestras máquinas. Esperamos un rato hasta que terminaron las maniobras de desenganche de los vagones de autos y finalmente nos entregaron las bicis. Una montaña de tierra y abajo de las mismas se intuían nuestras bicicletas. Pero nada iba a impedir nuestro arranque, las plumereamos y salimos rumbo al Neuquén.

Bariloche hasta Villa La Angostura

Seguramente contagiados por tanto tren arrancamos en fila, la locomotora primero, seguida por Martincito y el vagón lechero al fondo.No alcanzamos a salir del ejido urbano de San Carlos que tuvimos que parar. Marcelo tuvo un inconveniente con la estiba de su equipaje. En ese corto trayecto la cámara de fotos de

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Tincho y el botiquín, que traía Marce colgando de su bici tal como un Equeco sufrieron el roce de sus pantaneras (ruedas mas aptas para el barro del Amazonas que el asfalto sureño), con lo que las fundas quedaron marcadas con su ritmo demoledor. Con no mucho tráfico y algo de viento a favor seguimos pedaleando por la ruta 237, siempre con el Nahuel a nuestra izquierda hasta su intersección con la 231, ya en territorio Neuquino. Al llegar a este cruce doblamos a la izquierda enfilando raudamente para Angostura. En nuestras elucubraciones previas dedujimos que convenía hacer un primer día de 84 km de asfalto para asentar las máquinas (humanas y mecánicas) en vez de otras alternativas que incluían al ripio en el menú.A poco de transitar la 231 por la orilla norte del Nahuel, comienzan las largas trepadas, sin mucha pendiente pero cansadoras. Por supuesto que generalmente compensadas por generosas bajadas que permiten gozar de un descanso mientras uno se desliza entre las montañas. Los dos primeros kilómetros de este tramo nos recibieron con un vientito en contra desalentador. Pero afortunadamente fue solo un susto. El fuerte viento de la cordillera no se presentó por lo que pudimos avanzar sin otras dificultades que las inherentes al terreno.Para que tengan una idea de lo que hablo, al día siguiente nos encontramos con otros ciclistas de La Plata que intentaron hacer este mismo trayecto en todo un día y tuvieron que acampar, agotados, en el kilómetro 65 después de luchar toda la jornada contra el mencionado soplido del oeste.Los diferentes ritmos de pedaleo que llevábamos nos llevaron a realizar paradas de reagrupamiento aproximadamente cada hora. Aprovechábamos para detenernos, descansar, hacer un poco de streching a las órdenes del profe Martín y rellenar las cantimploras con agua de los arroyos. Seguramente la separación se debía a que mi equipamiento, gracias a los apoyabrazos, las cubiertas y una mejor distribución de los pesos (alforjas traseras y delanteras) me permitían avanzar mejor en el pavimento, seguido por Martín que a pesar de ser su primera incursión le tomaba rápidamente la mano al tema y cerrando el lote Marce, que si bien venía despacio no acusaba cansancio. A la salida de una de estas paradas dos colectivos se cruzaron justo a la altura de Martín, resultando en la voladura de uno de los espejos de uno de los bondis. Este se detuvo a los pocos metros y el chofer recriminó a Tincho por no haberse tirado a la banquina ante su paso! Si bien este hombre tenía trastornados los conceptos del tránsito, fue un buen aviso para mantenernos alertas sobre la fragilidad de nuestras humanidades frente a cualquier roce de un vehículo. Cuando me enteré del percance agradecí el tener el espejo retrovisor, quien me mantenía bastante al tanto de lo que sucedía detrás de mí.Los últimos veinte kilómetros son mas pintorescos, comienzan a aparecer las típicas construcciones en madera barnizada, hoteles y restaurantes de categoría, aumentando también el tráfico de autos y 4x4, camiones que vienen de Chile (esta misma ruta mas adelante cruza a Chile por el Paso Cardenal Samoré) y buses. Aproximadamente a las 21:30 llegamos al camping que previamente habíamos seleccionado, Osa Mayor, que se encuentra a pocas cuadras del centro de Angostura. Gracias al sol que se pone bien tarde nos permitió cumplir con esta larga etapa sin necesidad de pedalear de noche, lo que hubiese sido realmente muy peligroso.En pocos minutos armamos la carpa, desarmamos las bicis y nos bañamos (hacía dos días que no nos bañábamos y especialmente Martín y Marcelo olían muy mal) y vestimos para salir a comer. No habían muchos lugares abiertos por lo que terminamos en una pizzería comiendo unas pastas espectaculares.La caminata de vuelta hasta el camping terminó de prepararnos para una noche reparadora.

Resumen de datos:

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Tiempo de pedaleo 4 hs 21 minVelocidad promedio 18,2 km/hDistancia pedaleadas en el día 79,6 kmDistancia acumulada 79,6 km

Villa La Angostura hasta Villa Traful

En estas latitudes el sol sale tipo 8 por lo que esto, sumado al cansancio del pedaleo, invita a estirar la levantada inicial. En contrapartida la dureza del suelo no permite el descanso infinito así que tipo 10 estábamos saliendo en bici para el centro a tomar un desayuno y arrancar hacia Villa Traful.Nada como un chocolate con churros rellenos con dulce de leche para tener suficiente energía para pedalearse la vida!!Luego de comprar algunas cosas en el super salimos finalmente a la ruta. Este día nos esperaban unos 15 km de pavimento y luego comenzaba el ripio. 45 km de tierra, piedra, arena y subidas, muchas subidas…La camino de los 7 lagos comienza técnicamente en el lago Hermoso, es la ruta 234 que sale con rumbo norte hacia San Martín. Si uno sigue por el pavimento por la 231, termina yendo pa Chile por el mencionado paso internacional Cardenal Samoré. Comenzado el ripio paramos para reagruparnos y afortunadamente lo hicimos, dado que en esos momentos Marcelo pasaba raudamente sin leer los carteles… rumbo a Chile! Un par de gritos lo reorientaron y arrancamos por la tierra hacia Traful. No pasaron muchos minutos hasta que se nos presentó la primera de una infinidad de subidas. La rutina es siempre la misma por lo que describiré lo que pasa por el intelecto del cicloturista profesional una sola vez pero es válida para todas:“Bajada, bajada, bajada, vientito, que bueno, a lo lejos se ve la próxima subida, no parece muy larga, uy, parece que es larga, bueno, cambio a plato mediano y piñón 4 de 7. Ya está. (Comienza la subida) Puta que es más empinada de lo que pensé. Rápido plato chico piñón 3 para que me quede resto, puf, puf, como pesa esta mierda, ma sí le meto el piñón mas grande (el uno), cof, cof, (pasó una 4x4 a los pedos y nos llenó de tierra), la puta que te parió, turista conchudo, ojala que pinches las cuatro ruedas, cornudo, pedaleo, pedaleo, falta poco para la curva y sigue subiendo, pero ya termina, ya termina, vamos que podemos, pedaleo, pedaleo, la gotita de transpiración me está corriendo por la frente y se me va a… la puta madre me arde el ojo y no puedo parar, pedaleo, pedaleo, con un solo ojo, vamos que llegamos, vamos, vaaamos…ay la concha de tu hermana, tábano hijodeputa y la reconcha de tu hermana, vení, vení, picá de vuelta que te reviento. Paf! Tomá puto de mierda. Uia! El hijo de puta revivió. Tábano puto, pero te asustaste, eh? La próxima vas a ver si te animás a picarme asi nomás. Pedaleo, pedaleo, dale que ya llega la curva, ya casi estamos, ya est…no lo puedo creer, sigue la subida? Cuando mierda para de subir esto. Pedaleo, pedaleo, pedaleo, Camino de mierda, quien me manda a hacer estas boludeces, tendría que estar en la playa en vez de estar transpirando como un forro en medio de la tierra. Pedaleo, pedaleo, Dale que para eso vinimos, si no te gusta andá a pedalear a La Pampa, pedaleo, pedaleo, pedaleo, como pesa esta poronga, ni bien llegue al Camping tiro a la mierda la latita de picadillo de reserva, el buzo, si al final te cagás de calor, pero si llega a hacer frío, mejor lo dejo, ya veo que lo tiro y se pone a nevar, con la leche que tengo, pedaleo, pedaleo, la próxima me compro una de titanio, algo que no pese nada, que vuele, pedaleo, pedaleo, vamos, vamos, chau, chau (pasaron 4 motos onda Paris Dakar y nos saludan levantando sus pulgares) te quiero ver pedaleando en vez de paradito en tu moto, trolo, pedaleo, pedaleo, y ese ruidito

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que és? La cadena que no para de chirriar, no tiene un gramo de aceite, en el camping también la lleno de grasa, se va a dejar de joder, espero que no se corte porque me corto las bolas, pedaleo, pedaleo, me duele el culo de tanto estar sentado, vamos, vamos, garra y corazón, vamos, pedaleo, pedaleo, estoy cagado de sed, llego arriba y me bajo la cantimplora, uy, no tengo mas agua, tengo la boca como un osito de peluche, pedaleo, pedaleo, vamos, vamos…y…no lo puedo creer, terminó, mierda, mirá la bajada, plato grande, piñón chico, rápido, que placer, que placer…vale la pena, esto es lo mejor… Bajada, bajada, bajada, vientito, que bueno, a lo lejos se ve las subida, espero que no sea muy larga…” (se repite infinitamente durante el día)Pero debemos detenernos en este momento crucial porque fue ahí cuando nuestro colega, haciendo honor a su apellido y a su enorme capacidad de creación, inventó una nueva disciplina. Sí, así como lo leen o escuchan, ante la primer subida de ripio, Marce se apeó de su rodado, puso primera y…a empujar! Nada de pujar a lo bestia, ni de trepadas técnicas, ni de elegir los radios de giro para acortar las curvas y otros menesteres del ciclismo de montaña. Ahí mismo y como quien no quiere la cosa, Marce desarrolló el bike&trek y por ende se convirtió en el primer cultor de esta modalidad, disciplina o especialidad, como quieran llamarla. Seguramente será nombrado en alguna ciudad cuando se hagan las olimpíadas y los países compitan con sus mejores equipos de bike&trek como el inventor y primer cultor de este nuevo deporte.Obviamente esta forma de desplazarse, para algunos menos cansadora que la tradicional pedaleando, es definitivamente mas lenta. Por ende si antes debíamos esperar hasta que llegase Marcelo de ahí en más teníamos oportunidad de dormir una siesta!En una de esas “esperadas” y ya recorrido un poco más de la mitad de la distancia fijada para el día, llegamos a un camping sobre el lago Torrentoso. A decir verdad el mismo estaba a unos 500 mts más abajo del camino. Como no queríamos perder mucho tiempo, junto con Martín bajamos hasta el sitio para ver si valía la pena detenerse para almorzar (aunque eran las 4 de la tarde). El lugar era muy lindo por cierto, y decidimos que valía la pena parar, recomponer fuerzas y luego seguir hasta Traful. Subimos hasta el camino principal y esperamos un rato, esperamos más, esperamos mucho más y después de un buen tiempo comenzamos a preocuparnos. Se habría accidentado el bike&treker? Estaría desahuciado en algún arroyo esperando que sus compañeros lo rescaten? Estas y un montón de hipótesis más, no menos trágicas, cruzaron nuestras mentes. Preguntamos a un sinfín de turistas, cicloturistas y parroquianos por si habían visto a una persona con una bicicleta Raleigh azul y nadie lo había visto. Luego de más de una hora de espera decidimos salir a buscarlo. Bajamos nuevamente al Camping, desarmamos las bicis y con las mismas alivianadas desandamos el camino hacia Villa La Angostura. Recorrimos cada metro de ruta, cada piedra, cada curva, miramos con temor en cada desfiladero, temiendo lo peor, preguntamos al personal que realiza el pavimentado de la ruta (personas que casi son parte del paisaje dado que hace años que están haciendo esta obra y nunca se ve que la misma avance algo) y nada. Con sincera preocupación retornamos al Camping para plantearnos que podíamos hacer. Faltó agregar, como condimento dramático, que no hay señal de celular en esa área por lo que no podíamos contactarlo bajo ningún concepto.Eran las 19 hs, no teníamos noticias de Marcelo, estábamos a 35 km de Villa Traful, no habíamos almorzado y no entendíamos que había pasado. Para colmo de males teníamos la carpa en nuestro poder. La imagen de Marcelo, solo y abandonado no nos dejaba tranquilos. Solo el profundo conocimiento de su psiquis nos empujó a barajar que la única posibilidad era que hubiese hecho dedo a una camioneta, tirado la bici en la caja y hubiese pasado justo cuando nosotros estábamos verificando el lugar para el almuerzo! Dada esa única opción decidimos hacer lo mismo ya que no quedaban muchas horas de luz y densos nubarrones aparecían entre las montañas. Le pedimos a la Sra. Mapuche, encargada de la

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proveeduría, si nos podía llevar hasta Traful. Luego de mucho insistir accedió, previo pago de $200!!! Obviamente le dijimos que no en su idioma natal (agarrame el nahuelito), armamos las bicis y salimos presurosos pedaleando, con la esperanza de que Marcelo estuviera a salvo…Tres o cuatro kilómetros más adelante se encuentra el desvío de la 234 hacia Villa Traful, que es la ruta 65. Comienza con una empinadísima cuesta que luego de 2 km e infinidad de curvas y contracurvas llega a un paso por sobre la montaña de 950 mts de altura. Debido a nuestra delicada situación emocional decidimos bike&trekearla y como premio se largo a llover en plena subida. Pero finalmente llegamos arriba y empezó la consiguiente bajada. Casi diez kilómetros hasta llegar al lago Traful. El paisaje es maravilloso, el camino de ripio, con bastante arena, piedras y serrucho, casi de una sola mano, pero se desliza entre bosques de lengas, helechos y bancos de flores multicolores, con un fondo de paredes de granito y pino, con arroyos de aguas cristalinas sorteados por puentes de troncos. Con luz pero sin sol, silencio absoluto, esa bajada fue mágica. Me pareció volar entre los troncos, como le comenté a Martín, parecíamos los de la Guerra de las Galaxias cuando eran perseguidos por los malos en unas motos voladoras en un bosque de no se que planeta! Un sueño.Este camino, cuando llega al lago Traful toca al Puerto Arrayanes, donde hay un camping y milagrosamente señal de teléfono! Intentamos conectarnos pero solo pudimos dejar un mensaje. Dimos la descripción de nuestro amigo pero nada sabían de él. Con las últimas luces del día recorrimos los 15 km que nos separaban de Villa Traful. Casi llegando a la Villa y caminando en dirección contraria a la nuestra nos cruzamos con…Marcelo!! Que emoción, que alegría verlo bien, sano y salvo! Contuvimos las lágrimas, pusimos de lado nuestro sentimientos y antes de correr a abrazarnos, a estrecharlo en nuestros brazos, desde la distancia le inquirimos, con la angustia a flor de piel:“¿Dónde carajo te habías metido, pedazo de pelotudo?”A lo que el respondió, también cariñosamente:“Y uds. forros? Que los estoy esperando hace como una hora. ¡Al final la tortuga le gano a la liebre!”Para no entrar en detalles íntimos, que hasta pueden descubrir nuestro lado femenino, les resumo que el susodicho no quiso reconocer la versión mas aceptada del misterio, la de la camioneta, e insiste en que a su paso cansino llegó antes que nosotros.Infinidad de testimonios recogidos en la ruta, la propia declaración bajo juramento de Martín y de quien escribe, que es la mas desinteresada, concuerdan en apoyar la hipótesis esgrimida oportunamente como la única valedera. O sea que Marce nos cagó, mal. Pero no sientan pena de nosotros, menos compasión. Que Dios está del lado de los justos, ya verán como le llega el castigo merecido. Ya verán…Para completar el día Marce nos trajo la mala noticia que no había lugar en los campings de Villa Traful por lo que debíamos regresar hasta Puerto Arrayanes para acampar!Concordamos en comer algo antes que nada, por lo que nos trasladamos un poco mas hasta la entrada de la Villa donde estaba una pizzería.Ahí cenamos opíparamente, utilizamos su toilette y caída la noche decidimos no bicicletear más, menos en la oscuridad, por lo que acampamos bajo un gran árbol con vista al lago, en un lugar público donde no esta permitido acampar. Si bien no somos devotos de la transgresión esto fue por fuerza mayor, teniendo en cuenta que no haríamos fuego y que solo era para dormir y que el riesgo ser atropellados por andar de noche por esos caminos era alto…Los ronquidos de Martín y Marcelo no pudieron empañar la belleza del paisaje. En un momento las nubes se abrieron y dieron paso a una luna llena que bañó todo el lago de

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plata. A pesar de los contratiempos la naturaleza seguía obsequiándonos con sus mejores preseas. Resumen de datos:

Tiempo de pedaleo 5 hs 31 minVelocidad promedio 13.4 km/hDistancia pedaleadas en el día 74,4 kmDistancia acumulada 154 km

Villa Traful hasta Pichi Traful

Me desperté a las 7. Mis amigos seguían durmiendo y no había indicios de que se fueran a levantar temprano asi que salí de la carpa y luego de meditar sobre el sentido de la infinita belleza que nos rodeaba decidí ir hasta el centro de la Villa para husmear un poco. Marcelo había dicho la noche anterior que el lugar no valía la pena y de haber sabido como era de entrada jamas hubiese tirado la idea de desviarnos hasta este lugar. Intuí que estos comentarios estaban fuertemente influenciados por el estado de ánimo del día anterior.Tal cual lo pensado Villa Traful es un rincón mágico de nuestra Patagonia, ideal para los que quieren mucha tranquilidad y escapan a las aglomeraciones. Tiene su pequeño puerto, banco, iglesia, varios restaurantes y casas de té, cabañas, centrito comercial. Lo justo para no extrañar tanto a la civilización.Aproveché para llamar a mi familia, sacar plata del cajero y comprar una cantimplora para reemplazar a una que se me pinchó.Al volver a la carpa los bellos durmientes seguían apoliyando por lo los insté a moverse para poder arrancar antes del mediodía. Durante el desayuno decidimos hacer una pedaleada corta hasta el camping de Puerto Arrayanes, almorzar ahí para luego seguir hasta Pichi Traful, distante unos 35 km de donde estabamos, todo de ripio.Todo el mágico camino que habíamos realizado el día anterior, se convirtió, obvio también mágicamente, ¡en subida! Así que meta pedalear para algunos, caminar para otros, nuevamente hasta el paso de los 950 mts. En esta ocasión no tuvimos que bajarnos de los asientos en ningún momento, con lo que mancillamos nuestro honor herido el día anterior. La veloz y empinada bajada nos condujo hasta la ruta 234, donde primero Martín y luego quien suscribe se sentaron a esperar a Marcelo. Endemientras platicábamos sobre física cuántica, literatura española del siglo pasado, pintura rupestre y de otros tipos, cerámica japonesa del siglo XI bc y otros temas del mismo estilo cotidiano que no valen la pena mencionar. Aparentemente el fuerte entrenamiento estaba sirviendo dado que cada vez era menos el tiempo que lo esperábamos. A los pocos minutos de habernos trenzado en una discusión sobre si el agua de los arroyos de la Patagonia contenía el virus estreptococo o no, llega Marce y a la vez por la ruta desde Bariloche nos pasa un ciclista con indumentaria de argentina, bici de media carrera con semitubos y alforjas. Nos miramos con sorpresa y comentamos sobre la falta de cordura de esta persona al juzgar por el estado del camino y el tipo de bici elegida para recorrerlo. Seguíamos esperando que Marce se recupere cuando al tiempo pasa una mujer practicando el mismo deporte inventado por nuestro amigo. Venía biketrekeando a la vez que profería lo que a las claras se entendían como insultos, a juzgar por su cara de ojete, los movimientos de sus brazos y los ojos desorbitados. El centro de los epítetos eran estas pequeñas criaturitas de Dios, llamadas tábanos, las cuales habían agarrado como blanco precisamente a sus carnes blancas expuestas al sol. Viendo

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tal escena de sufrimiento, cual mosqueteros de las rutas argentinas, saltamos a socorrer la pobre e indefensa damisela. Intentamos en vano explicarle que las moscas no entendían su lenguaje, por ende era al cuete insultarlas y que tampoco existía insecticida eficaz contra tan molesto insecto. Que la única forma de someter a tales bestias era dejándolas posar sobre nuestras, o suyas, carnes y cuando se aprestaban a picar pegarle una buena cachetada. Insistimos primero en español, luego en inglés, francés y lunfardo, pero en ningún idioma pareció entendernos. Es más, nos miró con desconfianza y prosiguió con su camino, por lo que sintiéndonos despechados aplicamos la táctica numero dos del manual del galán, montamos en nuestros corceles metálicos y fuera de su alcance auditivo comentamos: “Ma’ si, matate pelotuda”Con la consciencia tranquila por haber cumplido con nuestra parte de caballeros seguimos viajando hacia nuestro destino del día, Pichi Traful. Al poco rato nuevamente nos habíamos separado entre nosotros, por lo que fuimos pasando de a uno por el lugar donde descansaba el flaco de la indumentaria argentina y bici de carrera. Nos preguntó si habíamos visto a su compañera y cada uno le indicó que estaba a unos cuantos kilómetros más atrás y caminando. Un poco más adelante comenzaba una linda bajada de ripio que acompañaba al río Traful en su descenso hasta el lago homónimo. Desde la ruta y a nuestra izquierda se veían playas de canto rodado, aguas transparentes, remansos azules bajo la sombra de grandes sauces que invitaban a un chapuzón. Lamentablemente la inercia de la bajada y la concentración que había que tener para no terminar desparramado en medio del camino nos llevó a dejar el baño para otra oportunidad. Llegamos con la clasificación habitual hasta el desvío hacia el camping Pichi Traful donde nos detuvimos para el tradicional agrupamiento.En este punto, que coincide con la vivienda del guardaparques, se juntan gran cantidad de jóvenes mochileros a la espera del colectivo que los lleve hasta el siguiente camping. Con Martincito decidimos comer algo mientras esperábamos a la tortuga. Pasaban los minutos y al no venir comenzamos con las tradicionales hipótesis de los buenos amigos, “se habrá pegado un palo?, como puede ser si no hicimos tanto?, habrá pinchado?, seguro que está durmiendo abajo de un árbol, podrá ser tan boludo? etc.”Al rato llega el flaco de la bici de carrera con el cual establecimos una pequeña charla intimista y averiguamos que era americano, de nombre David y estaba haciendo Bari-San Martín junto con una amiga de Alemania (de ahí que ella no nos entendía el tema de los tábanos, pensamos apresuradamente!) También nos sacó la duda sobre su extraña elección sobre su bici. “Sí, dijo, no es la mejor bici para estos caminos, pero hasta ahora no pinche nunca y si uno tiene cuidado con las piedras no es tan mala.” Confirmamos que estaba en pedo.Un rato mas tarde llegó su compañera, Jana (Iana se pronuncia) quien traía recado de nuestro queridísimo compañero de ruta, textualmente dijo en un español un tanto encriptado:“Amigo suyo dice que viene mas tarde”A lo cual requerimos, angustiados:“Pe..pero, está bien? Donde lo viste? Tuvo un accidente?”Y ella dijo:“En camino, back in the creek, tomando baño”“Se cayó al agua” repreguntamos no queriendo enfrentar la verdad.“No, no cayendo, swiming” dijo con una sonrisa teutona de dientes blancos y haciendo la conocida mímica de la ranita nadando.Mucho mas tarde llegó nuestro, como llamarle?, le cabe el mote de amigo? Bueno, tal como la parábola del hijo pródigo, así lo recibimos. Bueno, le agregamos algunos epítetos, pero lo recibimos, sin lugar a dudas.

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En todo este tiempo el americano y su chica nos preguntaron si se podían abrojar dado que Jana estaba agotada y no le daba el cuero para seguir. Afloro nuestra solidaridad para con los hermanos cicloturistas y aceptamos gustosos.Hicimos un par de kilómetros hasta el camping que se extiende sobre la ribera del lago en un brazo del lago Traful. El sitio estaba bien lleno pero dada su extensión no se sentía la acumulación de personas. Dado que David seguía medio preocupado por el tema afano lo tranquilizamos e invitamos a armar su carpa junto a la nuestra. Ahí nos aclaró que venían sin carpa y que torraban al descampado. Bueno, desprendidos como somos, lo invitamos a que durmiese afuera de nuestra carpa y de paso nos relojeaba las bicis!Armamos el igloo con vista al río, por supuesto transparente, prístino, congelado, y nos preparamos para una buena cena. A esta altura el yanqui y la alemana eran parte de nuestro team. Organizamos una chorizada y lo mandamos al boy scout a buscar leña. Cuando trajo la quinta rama húmeda Martín fue relevado del cargo y lo mandamos a que consiguiese una parrilla. No solamente no la consiguió sino que se peleó con el vecino.Finalmente comimos unos chorizos crudos por dentro y quemados por fuera con pan casero. Como sería el hambre que había que nos parecieron riquísimos. Termino la jornada en un fogón junto al lago con unas rosarinas, contando historias del lugar de origen de cada uno. Cuando la luna salió de atrás de las montañas, bañando toda la superficie del lago de plata, cada uno se retiro, románticamente, a dormir solo!

Resumen de datos:

Tiempo de pedaleo 3 hs 16 minVelocidad promedio 14 km/hDistancia pedaleadas en el día 46 kmDistancia acumulada 200 km

Pichi Traful hasta Lago Hermoso

Si bien el aire de montaña invita a despertarse con ganas, el gasto energético realizado no nos empujaba a apurarnos. Después de bañarnos (las dos únicas duchas de este camping funcionan con una ficha que cuesta $5 y dura 6 minutos), desayunar, desarmar la carpa, armar el equipaje y estar prestos a partir se hizo la hora de almorzar por lo que de común acuerdo decidimos hacer un viaje corto (además de que estábamos un poco agotados) hasta el Lago Hermoso. David y Jana aceptaron la propuesta también. Por otro lado sabíamos que pronto se terminaba el ripio y comenzaba el asfalto! Al fin pedalear un poco sin rebotar!Salimos y al poco tiempo comenzó una subida potente, el ripio se quería despedir con todo. Era pedal y pedal, plato chico, piñón chico y dale que va. David picó en punta pero pronto le dimos alcance, su bici no le daba la posibilidad de trepar fácil. Jana se la bancaba (David le llevaba todo el equipaje) pero tranqui. Marce caminaba apreciando con mas tiempo al paisaje. Si bien transpiramos lindo no dejamos de gozar del espectáculo que se nos brindaba. Ha medida que pedaleábamos a la sombra de los árboles, los carpinteros nos miraban sorprendidos en medio de su almuerzo, algún que otro loro graznaba a nuestro paso. En un momento el lago Escondido apareció casi adivinándose entre los pinos, lengas, cipreces y coihues.

Resumen de datos:

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Tiempo de pedaleo 3 hs 16 minVelocidad promedio 14 km/hDistancia pedaleadas en el día 46 kmDistancia acumulada 200 km

Lago Hermoso hasta San Martín de los Andes

XXMe

Resumen de datos:

Tiempo de pedaleo 2 hs 15 minVelocidad promedio 19,1 km/hDistancia pedaleadas en el día 43 kmDistancia acumulada 243 km

Quila Quina hasta San Martín de los Andes

XXMe

Resumen de datos:

Tiempo de pedaleo 1 hs 18 minVelocidad promedio 12,9 km/hDistancia pedaleadas en el día 17 kmDistancia acumulada 260 km