88 años del Museo de San Marcos. Crítica

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Casona de San Marcos, cede del Museo Arqueológico de San Marcos, Lima. Foto Gori Tumi 2008 LA GALERIA DE SUS OFRENDAS. UNA CRÍTICA A LA EXPOSICIÓN “MEMORIA Y ORIGEN, 88 AÑOS”. MUSEO DE ARQUEOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA, UNMSM. Por Gori Tumi ECHEVARRÍA LÓPEZ Esta es una reflexión sobre la muestra “88 años”. Advertimos que hay que prepararse para ver una de las exposiciones más originales de la historia académica de San Marcos referidas a su Museo de Arqueologia y Antropología. Esta se esta llevando a cabo desde el octubre del 2007 hasta febrero del 2008 por iniciativa explicita del director de este museo quien ha tenido la feliz idea de mostrar una de las instituciones más brillantes de la historia universitaria de nuestra Alma Mater de una manera particular e irrelevante.

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Una critica a la desastroza exposición de museo por los 88 años del Museo de San Marcos

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Casona de San Marcos, cede del Museo Arqueológicode San Marcos, Lima. Foto Gori Tumi 2008

LA GALERIA DE SUS OFRENDAS. UNA CRÍTICA A LA EXPOSICIÓN “MEMORIA Y ORIGEN, 88 AÑOS”. MUSEO DE ARQUEOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA, UNMSM.

Por Gori Tumi ECHEVARRÍA LÓPEZ

Esta es una reflexión sobre la muestra “88 años”. Advertimos que hay que prepararse para ver una de las exposiciones más originales de la historia académica de San Marcos referidas a su Museo de Arqueologia y Antropología. Esta se esta llevando a cabo desde el octubre del 2007 hasta febrero del 2008 por iniciativa explicita del director de este museo quien ha tenido la feliz idea de mostrar una de las instituciones más brillantes de la historia universitaria de nuestra Alma Mater de una manera particular e irrelevante.

Ya en la Casona de San Marcos uno puede pasearse libre y abiertamente por esta exposición, por que allí, todos los arreglos, todos los diagramas, y todos los mensajes llevan a lo mismo: la perplejidad. Los colores brillantes de las paredes y las sabanas colgadas son la muestra más patética de que museística que se

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sostiene sin argumento y sin ideas solo refleja un mediocre gusto estético por los cambios de color y las variaciones luminosas. No hay nada en esta muestra que ponga en evidencia la relación coherente entre imagen y contenido, es más que evidente que uno esta en una galería a punto de ver las reliquias dispuestas entre magros matices y pésimas selecciones.

¿Pero que hay dentro de estos cuartos cerrados de salidas encontradas? Pues nada que recuerde la arqueologia Sanmarquina, nada que refleje una tradición continuada de investigación nacional, de herencia científica. Tello, uno de lo más preclaros intelectuales peruanos, un estudiante modelo en todas las universidades que pisó, es expuesto en una sección secundaria marginal de la muestra por gente sin ningún brillo intelectual y cuyo recorrido académico es claramente expuesto en esta consecución de ideas mediocres y deficientes.

¿Que ha hecho San Marcos por la arqueologia Nacional? Pues nada. A pesar de que probablemente no haya rincón en Perú donde San Marcos no haya puesto un pie, donde no haya hecho una investigación humanista, donde no se haya visto así mismo, San Marcos es mostrado en la exposición como un conjunto de personas en muchedumbres repetitivas, sin ideas, sin proyectos, sin derroteros; como si fuéramos apadrinados siempre en la historia por mentes foráneas donde no hay San Marcos sin Meggers, sin Rex Gonzales, sin Murra; donde no hay Arguedas, donde no hay Maceras, Espinozas, donde no hay Muelles; donde los Choys andan retirados y confundidos en bancas de parlantes, donde no hay historia Sanmarquina, donde no hay antropología Sanmarquina, y donde definitivamente no hay arqueología Sanmarquina.

¿Eso es Memoria y Origen? ¿Una selección de imágenes entre tres decapitaciones? ¿Es acaso “memoria” aquello donde no hay una mención coherente a ningún proyecto de San Marcos en ningún lado y donde se opone antiguos estudiantes contra antiguos profesores, donde hay un congreso de recuerdos personales? ¿Dónde esta la tradición histórica de San Marcos, dónde el honor? Es más que obvio que la visión impuesta en esa muestra es una reflexión vulgar reducida a rescates arqueológicos, donde las piezas de colecciones particulares y donaciones abundan, donde los arqueólogos de San Marcos no son reflejados si no por la única generación que el creador de la muestra puede recordar, en la cual

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no hay una luz para Kaufman Doig, y donde los viejos maestros como Matos Mar, Porras o Sanchez han desaparecido.

Y en realidad no hay origenes que recordar o memorias que compartir por que toda la selección es deficiente, marchita, mala; donde hiere recordar a Mejía Xesspe, a Manuel Chávez Ballón, a Yácovleff, a Rebeca Carrión, o a toda la contribución Sanmarquina posterior a Tello; donde pesa recordar los honores de San Marcos en sus generaciones más jóvenes hoy llena de brillantes profesores, donde no hay una doctora Ruth Shady sino una estudiante sin triunfo, donde no esta Alberto Bueno o Lorenzo Samaniego; donde no existe Daniel Morales ni la amazonia, donde no esta Jorge Silva, ni Arturo Ruiz. Aquí no esta el Perú y no esta el museo, ese museo que se ha dejado arrimar en la Casona y que Tello creo para estudiar al Perú, para estudiarnos a nosotros mismos. Aquí esta solo el triste reflejo de la falta de conocimiento y el pésimo academicismo en acción.

Pero es obvio que no se tiene idea que hacer y todo esta diseñado en dirigir un tributo particular, en exponer un subconsciente servil y pusilánime. La muestra nos orienta irremediablemente a recibir la imagen de un dios monolítico, el que se paseo humanizado entre todas las imágenes y después aparece brillando en el firmamento mítico de la cerámica; entre puntas de piedra, figurinas sin cocer y láminas de fotos si referencia. El diagrama es lineal y todas las rutas nos llevan a lo mismo, no hay salida en esta percepción. Es el destino oscuro y final; la cueva mental de la ignorancia.

Es triste ver como gente sin nivel académico puede reflejar una institución Sanmarquina de esa manera, ni siquiera ambigua, solo mediocre, mezquina y descontextuada. El museo de San Marcos parece hoy un objeto huaqueado que no tiene pertenencia, un ente perdido que jamás encontrara su rumbo entre una revista de mentes colonizadas y sin perspectivas. Es penoso decirlo pero esta muestra deja ver la vergonzante realidad de una institución universitaria nacional, que fue diseñada para estudiar al Perú, para rescatar la memoria colectiva de nuestra identidad milenaria, y no para exponer una banda minúscula de decrepita fidelidad.

La muestra es sin duda una galería de las ofrendas personales, y eso es lo más ridículo de ella, aquí no hay el más mínimo vestigio de esos 88 años de investigación y trayectoria, y siguiendo la muestra más parece que estos años han pasado en vano o se han

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olvidado definitivamente. Podríamos ahondar más destacando las incoherencias de este show de museo pero es obvio que eso no puede ya remediar lo irremediable, la exposición esta allí mostrando un mundo donde no existe San Marcos.

Gori Tumi Echevarría LópezBachiller de ArqueologíaUniversidad Nacional Mayor de San MarcosE-mail: [email protected]