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ACADEMIA ARGENTINA DE CIENCIAS, PSICOANÁLISIS Y PSIQUIATRÍA LA DIALÉCTICA DE LA CREATIVIDAD: Una Síntesis de los Aspectos Neurobiológicos, Psicológicos, Culturales y Prácticos del Proceso Creativo Rainer M. Holm-Hadulla Universidad de Heidelberg La investigación psicológica ha encontrado procesos dialécticos en la relación entre la creatividad, la inteligencia y la sabiduría (Sternberg, 2001). Goldschmidt (1991) demostró que la dialéctica del proceso creativo genera una transformación gradual y concluye cuando se ha logrado una coherencia suficiente. La psicología evolutiva se refirió a la dialéctica del proceso creativo siguiendo la perspectiva de Piaget (Ayman-Nolley,1999) y de Vygotsky (Moran y John- Steiner, 2003). George (2007) describió procesos dialécticos en las organizaciones para lograr estabilidad y cambio. Recientemente, las neurociencias han añadido interesantes estudios acerca de la naturaleza dialéctica del proceso creativo. Desde el punto de vista neurobiológico las ideas nuevas se correlacionan con el surgimiento de redes neuronales nuevas y coherentes (Kandel, 1998). La conectividad neuronal – especialmente entre excitaciones localizadas y controladas en la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal – permite coherencia entre sentimientos, pensamientos y acciones (Kelso, 1995). Al parecer existe un constante interjuego de regulación de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba que lleva a la coherencia neuronal. La desestabilización de la coherencia neuronal que se asocia a menudo con sentimientos displacenteros, refuerza la actividad autopoiética del cerebro para crear y estabilizar nuevos

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LA DIALÉCTICA DE LA CREATIVIDAD: Una Síntesis de los Aspectos Neurobiológicos, Psicológicos, Culturales y Prácticos del Proceso Creativo

Rainer M. Holm-Hadulla

Universidad de Heidelberg

La investigación psicológica ha encontrado procesos dialécticos en la relación entre la creatividad, la inteligencia y la sabiduría (Sternberg, 2001). Goldschmidt (1991) demostró que la dialéctica del proceso creativo genera una transformación gradual y concluye cuando se ha logrado una coherencia suficiente. La psicología evolutiva se refirió a la dialéctica del proceso creativo siguiendo la perspectiva de Piaget (Ayman-Nolley,1999) y de Vygotsky (Moran y John-Steiner, 2003). George (2007) describió procesos dialécticos en las organizaciones para lograr estabilidad y cambio. Recientemente, las neurociencias han añadido interesantes estudios acerca de la naturaleza dialéctica del proceso creativo. Desde el punto de vista neurobiológico las ideas nuevas se correlacionan con el surgimiento de redes neuronales nuevas y coherentes (Kandel, 1998). La conectividad neuronal – especialmente entre excitaciones localizadas y controladas en la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal – permite coherencia entre sentimientos, pensamientos y acciones (Kelso, 1995). Al parecer existe un constante interjuego de regulación de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba que lleva a la coherencia neuronal. La desestabilización de la coherencia neuronal que se asocia a menudo con sentimientos displacenteros, refuerza la actividad autopoiética del cerebro para crear y estabilizar nuevos patrones neuronales (Osipov, Kurths & Zhou, 2007). Desde una perspectiva interdisciplinaria surge la cuestión acerca de cómo estos hallazgos e interpretaciones podrían complementar la investigación sobre la creatividad psicológica y el conocimiento cultural. Los estudios culturales muestran que la desestabilización o la deconstrucción de los órdenes habituales de cogniciones y emociones pueden llevar a un conocimiento nuevo y a figuraciones creativas (Assman, 1995).Se supones que la coherencia nueva y útil surge de un procesos dialéctica entre orden y caos (G00dman, 1978). Esto se corresponde con los hallazgos psicológicos acerca de personas creativas quienes transforman la incoherencia cognitiva y emocional en formas coherentes (Andreasen, 2005; Runco, 2007). Queda por mostrarse que la interpretación interdisciplinaria de los hallazgos psicológicos, neurobiológicos y culturales favorecerá nuestra comprensión de la creatividad y conducirá a consecuencias prácticas. Enfocando el proceso creativo en la creatividad cotidiana, que a menudo constituye la precondición para la creatividad extraordinaria (Csikszentmihalyi,

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1996), los criterios de novedad y utilidad (Runco y Albert, 2010) pueden ser suficientes para servir de definición preliminar.

EL MÉTODO INTERDISCIPLINARIO

Se presentan como primer paso para la mediación interdisciplinaria, hallazgos esenciales acerca del proceso creativo desde la neurobiología, la psicología y los estudios culturales. Subsiguientemente se señalan las limitaciones de las aproximaciones científicas individuales y se esbozan hallazgos complementarios de otras disciplinas científicas. Para este fin resultan necesarias descripciones de los fenómenos y de los principios rectores tales como la dialéctica de la estabilización y la desestabilización, de la coherencia y la incoherencia, la construcción y la deconstrucción, el orden y el caos. Estas descripciones son relevantes en todas las ciencias pero de significación diferente, basada en requisitos teóricos, metodológicos e interpretativos diferentes. En la mediación interdisciplinaria de los hallazgos y las descripciones de ciencias individuales existe el riesgo del uso inapropiado de términos puesto que en cada ciencia dichos términos tienen significados diferentes. Aun así, debe mostrarse que la reflexión interdisciplinaria y hermenéutica de hallazgos científicos particulares puede llevar a ideas nuevas, conceptos utilizables y consecuencias prácticas (Gadamer, 1976).

NEUROBIOLOGÍA DEL PROCESO CREATIVO

En este acápite muestro que formas nuevas y útiles se logran por medio de la actividad autopoiética del cerebro que oscila entre la coherencia y la incoherencia. Es más, demuestro que el interjuego neuronal de coherencia-incoherencia se corresponde con hallazgos psicológicos. En la interacción evolutiva entre el organismo y el ambiente, el cerebro se ha desarrollado a lo largo de los últimos cien mil años como un órgano que establece y mantiene un orden organísmico. Permite percepciones e interpretaciones coherentes de los acontecimientos y a la vez acción significativa. Provee un balance dinámico entre mantenimiento de la información y adaptación flexible. La coherencia neuronal, también descripta como conectividad intra- y sub-cortical, se hace posible por patrones de excitación coordinados temporalmente (Osipov y col.,2007). La coordinación temporal de la

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actividad neuronal entre diferentes áreas del cerebro, medida por ejemplo con magnetoencefalografía, es de importancia central para la formación de ideas que se pueden recordar así como para la percepción de emociones y acciones dirigidas hacia un fin. (Meyer-Lindenberg, 2010). La emergencia de conectividad cortical – por ejemplo entre el hipocampo y la corteza prefrontal – hace posible la creación de representaciones coherentes. Para la comprensión de la creatividad es interesante ver cómo el cerebro integra el caos aparente de las emociones desordenadas y las percepciones en representaciones coherentes. Parece existir un delicado interjuego entre estabilización y desestabilización de la coherencia en las redes corticales. La falta de redes neurales coherentes suficientes y la debilidad de la conectividad neural parecen estar asociadas con trastornos mentales. (Bassett y Bullmore, 2009). En la esquizofrenia por ejemplo se ha demostrado que ninguna lesión cerebral circunscripta es crítica, sino más bien una disfunción distribuida que involucra muchas áreas corticales y su conectividad (Uhlhaas y Singer, 2010). Estos autores hablan de un síndrome de desconexión como expresión de una coherencia alterada. Esta concepción se corresponde con el punto de vista fenomenológico clásico según el cual la incoherencia mental es un rasgo y un estado característico en la psicosis esquizofrenia (Bleuler, 1911/1950,; Kraepelin 1899/1990). En el trastorno de stress postraumático y en algunos trastornos depresivos los sistemas neurales asociados con las emociones están desconectados de los sistemas neurales asociados con las cogniciones. El éxito terapéutico en estas condiciones se acompaña de un aumento en la conectividad cognitivo-emocional (Etkin y col 2005). Esto resulta consistente con los resultados logrados por métodos psicológicos muy diferentes utilizados por la psicoterapia cognitivo-conductual (P.ej. Beck,1976; Ellis, 1980) o la psicoterapia psicodinámica (p.ej. Gabbard, 2010). Estos abordajes psicoterapéuticos tienen en común, entre otros factores, que promueven la coherencia cognitiva y emocional (Holm-Hadulla & Hofmann, 2012).

La actividad cerebral en general se caracteriza por el constante interjuego entre sincronización y desincronización de la actividad neural que parece estar sujeta a un principio de coherencia (Singer, 1990). Los resultados intelectuales y las representaciones mentales nuevas surgen cuando diferente información recibe una forma nueva y coherente. Estas formas nuevas no son estructuras estáticas sino más bien están en proceso de formación, disolución y reformación (Schacter, 1999). Raichle y Snyder (2007) han mostrado que la función de un modo cortical de default y su interacción recíproca con sistemas neurales subordinados lleva a redes organizadas coherentes de gran escala. La emergencia de un orden espacio-temporal permite el procesamiento auto-referencial, el recuerdo autobiográfico, el divagar mental y el pensamiento creativo (Carhart y Friston,

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2010). La conectividad funcional permite la creación de emociones, cogniciones y acciones nuevas y útiles.

Para ganar estabilidad y adaptación flexible las redes neurales se recalibran constantemente. Esto ocurre especialmente en fases que Andreasen (20059 llamó pensamiento silencioso episódico al azar. Consideró a estas fases como un modo de default sin perturbaciones de la actividad cerebral (Raichle y Snyder, 2007) de particular relevancia para el pensamiento creativo. En estas fases se reorganizan trazas de la memoria y se inserta reciente material aprendido en los campos correspondientes de asociación. Esto se hace por patrones continuamente cambiantes de actividad en busca de los modelos de coherencia más probables o plausibles, hasta el momento en que la búsqueda arriba a un resultado. Se puede mostrar que estos estados, que en la terminología psicológica pueden identificarse como la fase de iluminación del proceso creativo, se asocian con un bienestar particular, conoció p. ej. con dejarse fluir. (Csikszentmihalyi, 1996). Su correlato biológico se encuentra en la activación de sistemas de recompensa. Intriga el hecho de que los estados de consistencia cognitiva y satisfacción emocional sean cortos y a menudo reemplazados por nuevos procesos de resolución de problemas que se asocian con la insatisfacción. Esta insatisfacción asociada con la desestabilización de la coherencia se parece a la inquietud durante la fase de incubación descripta psicológicamente (Csikszentmihalyi, 1996) y la demanda de esforzarse por nuevas formas coherentes.

Al igual que en el nivel cognitivo, en el nivel emocional y interaccional la dinámica entre coherencia e incoherencia, estabilidad e inestabilidad, también juega un papel mayor. Esto es consistente con hallazgos originados por la investigación psicológica de los factores salutogénicos que mantienen sanas a las personas. Se ha demostrado que el sentido de coherencia (Antonovsky,1997) es un factos esencial para la salud mental. Sin embargo, neurobiológicamente parece que algún grado de incoherencia favorece la actividad cognitiva y emocional (Singer, 1990). Esto se correspondería por su parte con estudios psicológicos y fenomenológicos que muestran un cierto grado de de desestabilización emocional, de ansiedad y ánimo depresivo pueden favorecer las actividades creativas (Holm-Hadulla, Roussel y Hofmann, 2010). Desde una perspectiva evolutiva también el interjuego de cogniciones y emociones estabilizadoras y desestabilizadoras parece jugar un rol importante en el desarrollo creativo (Akiskal y Akiskal, 2007; Runco, 2007).

Desde las contribuciones neurobiológicas puede derivarse la siguiente definición del proceso creativo: El proceso creativo consiste en una nueva formación de redes neurales que dan a la información almacenada un patrón nuevo y útil. Este

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proceso ocurre según un interjuego dialéctico entre estabilización y desestabilización, coherencia e incoherencia, de redes neurales temporalmente sincronizadas o desincronizadas. Se puede concluir prácticamente que para la actividad autopoiética y creativa del cerebro deben darse tiempo y espacio sin estimulación externa para crear formas nuevas y útiles de información y habilidades aprendidas.

PSICOLOGÍA DEL PROCESO CREATIVO

En correspondencia y complementariamente con los hallazgos neurobiológicos se puede encontrar la dinámica entre coherencia e incoherencia en la investigación psicológica acerca de la creatividad. Psicológicamente, el proceso creativo depende de los siguiente requisitos básicos: talento, conocimiento, motivación personalidad y ambiente (Csikszentmihalyi, 1996; Runco, 2007).

En lo que hace al talento, la inteligencia general y formas específicas tales como inteligencia lingüística, lógico-matemática, musical, corporal-kinestésica, espacial, interpersonal e intrapersonal, parecen ser prerrequisitos para la creatividad (Gardner, 1994) Sin embargo, la llamada inteligencia cristalina, sólo se vuelve fructífera cuando se complementa con la inteligencia fluida (Cattell,1971). En este concepto, resuena el interjuego entre pensamiento convergente y divergente (Guilford 1950). El pensamiento convergente se define como focalizado, concentrado y dirigido a una meta, mientras que el divergente es menos focalizado, asociativo y sin direccionalidad. Existe evidencia psicológica que las formas de inteligencia relacionadas con las emociones interactúan según un proceso de ajuste y aflojamiento (Fiedler, 2004). Esto coincide con el concepto neurobiológico de las dinámicas de estabilización y desestabilización de las redes neurales. Psicológicamente este proceso dinámico de interjuego de la coherencia e incoherencia y la nueva coherencia puede adscribirse a la creatividad cotidiana, así como a la creatividad extraordinaria. (Weisberg, 2006). Sin embargo, por razones metodológicas, (Andreasen, 2005) parece imposible la diferenciación neurobiológica y psicológica de los procesos cognitivos y emocionales entre personas ordinariamente creativas y extraordinariamente creativas.

Para resumir, se puede aseverar que los talentos pueden realizarse creativamente actuando en un balance dinámico de cogniciones y emociones convergentes y divergentes. Este proceso también puede describirse por la dialéctica de

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construcción y deconstrucción: el conocimiento estable y las formas comunes se desestabilizan para crear conocimiento y formas nuevas y útiles.

La motivación y la decisión de ser creativo tiene lugar en la interacción dinámica entre soluciones estables pero ya no suficientemente útiles y la inestabilidad que impide nuevos resultados (Sternberg, 2007). Amabile (1996), Csikszentmihalyi, (1996), y McCrae (2007) añadieron a los prerrequisitos de talento y motivación para la creatividad, diferentes rasgos de personalidad que parecen estar en interjuego dialéctico: resiliencia y flexibilidad, concentración y apertura a nuevas experiencias, conformismo e inconformismo, estabilidad y tolerancia a la ambigüedad. La dialéctica entre estos factores parece ser una importante directriz en lo que respecta al apoyo práctico de las personas en procesos creativos. También deben tomarse en cuenta las diferencias en la interacción de los factores psicológicos en diferentes dominios (ver Runco y Richards, 1997) y diferentes culturas ( Lubart, 1999).

En adición a la compleja entretejido de talento, conocimiento, motivación, y rasgos de personalidad, las condiciones ambientales juegan un papel importante en el proceso creativo. Similarmente al punto de vista neurobiológico, la perspectiva psicológica también pone énfasis el balance de estructuras disciplinares y áreas de libre juego (Runco, 2007; Sternberg, 2001). Este balance comienza en la temprana infancia y continúa a lo largo de la vida. La guía interesada es un término que designa la función de apoyo de los proveedores de cuidados que refuerza los talentos y las motivaciones de los niños un modo emocionalmente asertivo, tanto como intelectualmente competente. Esta directriz debiera reforzar la resiliencia para tolerar la dinámica de estabilidad y fragilidad, y trabajar con el interjuego entre coherencia e incoherencia, satisfacción e insatisfacción, durante el proceso creativo. El balance entre aprendizaje convergente y juego divergente parece ser un requisito continuo. En este sentido, son necesarias condiciones ambientales convenientes para brindar un marco estable a la búsqueda autopoiética de lo nuevo y más útil.

La dinámica de estabilización y desestabilización se configura de manera diferente en distintas fases del proceso creativo. Las cinco fases del proceso creativo que siguen: preparación, incubación, iluminación, realización y verificación, parecen de valor heurístico actualmente pero pueden ser revisadas en el futuro (Lubart, 2001). En la fase de preparación algunas personas tienen dificultad para adquirir con paciencia conocimiento coherente y habilidades estables y para tolerar que todavía no han hallado tiempo, espacio y formas para la desestabilización creativa y la transformación de la coherencia existente. La segunda fase del proceso creativo, llamada fase de incubación, puede llevar a dificultades semejantes. Esta

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fase se caracteriza por el hecho que la tarea se hace a un lado y se deja al procesado autopoiético y a menudo inconsciente. Como la fase de preparación, la fase de incubación puede producir distress.: Después de adquirir conocimiento y habilidades impulsado por motivaciones complejas el individuo puede intuir preformas del logro creativo. Él o ella deben ahora sobrellevar un cierto grado de desestabilización e incoherencia. Existe una tendencia frecuente a reducir la tensión retrocediendo hacia el orden habitual o manipulando la tensión creativa con alcohol o drogas. Por consiguiente, durante la fase de incubación se necesita la capacidad de dejar a la deriva intuiciones sin resultado tangible y la paciencia para encontrar el balance creativo entre actividad propositiva y procesos autopoiéticos no dirigidos.

El término metafórico fase de iluminación se refiere a antiguos mitos e ideas religiosas así como conceptos filosóficos según los cuales la inspiración creativa es posible por la luz divina. Psicológicamente, es raro que la iluminación creativa ocurra como inspiración súbita, más bien usualmente es un complejo fenómeno que en lo usual se desarrolla de modo gradual. Para capturar el nuevo orden cognitivo, emocional y práctico, nuevamente se pone en juego la dialéctica entre estabilidad y desestabilización, concentración disciplinada convergente y conciencia divergente asociativa. En la cuarta fase, llamada fase de realización, se elaboran las formas nuevas y útiles. Además de pasión, curiosidad y originalidad (Csikszentmihalyi, 1996), se requieren estabilidad y resiliencia convergente (Antonovsky, 1987) para sobrellevar el progreso a menudo lento del trabajo y la experiencia decepcionante de que nada se gana todavía con la bendita iluminación. Aunque la fase de incubación puede provocar incertidumbre por su falta de orden y forma precisos, la fase de realización requiere renunciar a nuevas ideas para formar convergentemente el nuevo orden visto en la fase de iluminación. Parece de importancia práctica reconocer los peligros de las fases individuales del proceso creativo con el fin de vérselas efectivamente con ellas.

La última fase del proceso creativo, fase de verificación, es decisiva para que el resultado del proceso creativo sea de importancia individual en el sentido de la creatividad cotidiana o sea aceptada por la comunidad ampliada como algo nuevo y útil. Las propiedades del producto creativo adquieren ahora una significación especial (Klausen, 2010). Las categorías psicológicas ya no pueden ahora abarcar lo que es nuevo, apropiado, útil e inusual acerca de una idea científica, un poema, un cuadro o una canción. Tiene importancia práctica el hecho que las personas creativas a menudo consideran su producto con dudas destructivas y así se previenen de nuevos procesos creativos. Las fases del proceso creativo están en permanente feedback. Las reacciones de los demás en la fase de verificación por

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ejemplo modelan la motivación para nuevas preparaciones, la resiliencia en la fase de incubación y de iluminación, y la realización productiva de otras obras.

En cada etapa del proceso creativo podemos reconocer la dialéctica entre coherencia e incoherencia, estabilidad e inestabilidad. En la fase preparatoria domina la adquisición paciente de conocimiento y habilidades. Sin embargo, el pensamiento divergente y asociativo no carece de significación, aunque sea por regeneración psico-física (Andreasen, 2005). El periodo de incubación se caracteriza por formas incoherentes e indefinidas mientras que en la fase de iluminación ocurren un orden y una coherencia súbitamente nuevos que pueden a su vez ser nuevamente desestabilizados por diferentes ideas y emociones durante la fase de realización. También la fase de verificación es una mezcla de reconocimiento estabilizador y autocrítica desestabilizadora y ambas pueden ser incentivo y obstáculo para involucrarse en procesos creativos ulteriores.

Así la síntesis creativa lograda en el proceso dialéctico no excluye antítesis. Por el contrario el concebir activamente múltiples opuestos y antítesis puede favorecer al proceso creativo y conducir a mejores resultados (Rothenberg, 1996).También en lo que hace a emociones opuestas y hasta caóticas se puede sostener la hipótesis que las personas eminentemente creativas pueden soportar la incoherencia mejor que el promedio. Por otra parte parece que, como lo ha resumido Rorty (2000) desde perspectivas epistemológicas y prácticas, los seres humanos pueden tolerar la incoherencia en su vida cotidiana, así como en sus cerebros y en su mente, sólo durante un periodo de tiempo finito. Resulta indiscutido neurobiológica y psicológicamente que las condiciones ambientales modulan el procesamiento y la recombinación de la información. Sin embargo, aun cuando la psicología social y evolutiva pueden explorar factores que son conducentes para la creatividad, están limitadas en la exploración de las complejas influencias culturales. Por ende para incluir las complejas condiciones culturales de los procesos creativos es necesario referirse a los estudios culturales. Esto también importa porque las narrativas culturales modelan la interpretación y la aplicación práctica de los resultados científicos. (Assmann, 1995; Gadamer, 1976).

ASPECTOS CULTURALES DEL PROCESO CREATIVO

En esta acápite muestro cómo aparece en los estudios culturales la dialéctica del proceso creativo entre coherencia e incoherencia. Comenzando con el análisis de los mitos de la creación podemos detectar que es dominante una dialéctica entre

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caos y cosmos, significando el orden modelado. (ver Klibansky, Panofsky y Saxl, 1964). En la mitología griega los dioses son llevados por fuerzas constructivas y destructivas; p. ej. Cronos, en latín llamado Saturno, es una encarnación de la creatividad constructiva pero también de la destructividad. Siguiendo este concepto, los seres humanos están bendecidos por y condenados a la actividad creativa permanente para mantener el orden contra las fuerzas del caos. Se pueden halla conceptos similares de la creatividad en los mitos tradicionales de India Y China donde la creatividad humana está conectada con una lucha permanente entre fuerzas constructivas y destructivas (ver Holm-Hadulla, 2011). La descripción implícita de las relaciones psicológicas y sociales en los mitos griegos de la creación tuvo una fuerte influencia en la filosofía griega, que continuó siendo relevante para el pensamiento occidental hasta la actualidad. (Gadamer, 1976). El concepto principal es que existe un conflicto fundamental entre orden y caos, entre la estabilidad y la inestabilidad, que lleva a actividades creativas. Este concepto dialéctico de la creatividad fue formulado más influyentemente por Heráclito quien enfatiza que el mundo se mantiene en movimiento por fuerzas opuestas que coalescen en nuevas formas de orden para dividirse otra vez en flujo incesante. Platón (1997) escribió, en la Politeia particularmente, su trabajo más extenso, que la educación y la cultura debieran servir el objetivo de transformar el caos de ideas y afectos en formas coherentes. También afirmó que la comunidad está permanentemente amenazada por fuerzas destructivas que llevan al caos y que requieren constantes actividades ordenadoras y creativas. Se puede encontrar también una lucha entre fuerzas destructivamente desorganizadoras y constructivamente ordenadoras en las obras de Aristóteles. En un proceso dialéctico, la energía y la materia caótica realizan su potencial en logros creativamente ordenados.(ver Holm-Hadulla, 2011). Durante el renacimiento eminentes artistas, científicos y políticos fueron considerados como especialmente inspirados por una estructura ordenada al caos desordenado. (Klibansky y col., 1964). Los potenciales creativos florecen en pugna con las poderes destructivos, que son efectivos también dentro del individuo creativo. La actividad creativa trae a primer plano logros excepcionales pero también puede desestabilizar y conducir a la melancolía y la desesperanza (Ficino,1499/1980). En Shakespeare (1951) también resuena la tradición griega de la dialéctica creativa entre orden y caos, construcción y destrucción, formas estables e inspiraciones líquidas:

Lovers and madmen have such seething brains,

Such shaping fantasies that apprehend

More than cool reason ever comprehends…

And as imagination bodies forth

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The forms of things unknown, the poets pen

Turns them to shapes, and gives the airy nothing

A local habitation and a name.

(A Midsummer Night’s Dream, Act V, 1; págs. 217-218)

En el siglo XVIII y el temprano siglo XIX tuvo lugar una era dorada de conceptos artísticos y filosóficos sobre la creatividad con la estética del genio. A partir de ideas de la antigüedad y del Renacimiento evolucionó un concepto que encuentra el destino de los seres humanos en actividades creativas (ver p.ej. Hutcheson ,1725). Hasta el desarrollo humano cotidiano y práctico es presentado como una tarea creativa en la estética de la genialidad clásica (p.ej. Schiller, 1795/2000). En especial Hegel (1807/1977) mostró como los potenciales individuales, sociales y políticos se realizan en conflictos de fuerzas e intereses contradictorios. En la lucha por el reconocimiento la elaboración de intereses conflictivos lleva al desarrollo creativo y al orden político y social. Hegel no redujo la dialéctica a una operación intelectual de tesis, antítesis y síntesis sino que la concibe como un medio para configurar la existencia humana. El reconocimiento se vuelve un término central en el empeño humano por formas nuevas y utilizables. La concepción de Hegel es consistente con la moderna psicología evolutiva que muestra la significación fundamental de la necesidad humana de ser visto y correspondido (p.ej. Fonagy, Gergely, Jurist y Target, 2005). Aun el creador más introvertido necesita algún tipo de reconocimiento, al menos por sí mismo. Se puede encontrar en Goethe, quien llegó a ser uno de los más influyentes científicos y hombres de estado, una elaboración especial de los aspectos psicológicos de conceptos clásicos de autorrealización individual y social. En alrededor de 50 volúmenes de naturaleza autobiográfica describió el estrecho entretejido de desestabilización y trastorno cognitivo con los logros creativos. Sus (auto)reflexiones culturales, científicas y psicológicas lleven a la compleja idea de permanente morirse y rehacerse en el proceso creativo y autoterapéutico. (Holm-Hadulla y Hofmann, 2012) Se encuentran ideas similares en el siglo XX. Dewey (1934) por ejemplo enfatizó la importancia de actividad creativa cotidiana para oponerse a las fuerzas destructivas individuales y sociales.

La dialéctica del proceso creativo parece ser una idea cultural central, una especie de leitmotiv, que se puede redescubrir en las nociones neurobiológicas de la dinámica entre estructuras fijas y adaptaciones flexibles, coherencia e incoherencia, estabilización y desestabilización, así como en los conceptos psicológicos sobre el interjuego de pensamiento convergente y divergente, ajuste y aflojamiento, trabajo focalizado e intuición asociativa, Los estudios culturales

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denotan estos procesos dialécticos con términos tales como construcción y deconstrucción, perpetuación y licuefacción, y así. Desde una perspectiva cultural Goodman (1978) describió el proceso creativo como el interjuego dialéctico entre composición y descomposición, suplementación y eliminación, formación y deformación, ordenamiento y disolución.

Cuando se toca las condiciones concretas sociales y políticas del proceso creativo también deben considerarse aspectos éticos. En 1942 el economista austro-americano Schumpeter introdujo el concepto de destrucción creativa en el discurso económico y político sobre la creatividad. Resultaba adecuado como apología para los mercados irrestrictos. A fines del siglo XX la creatividad se convirtió en un fenómeno mágico que debiera mejorar a los individuos y a la sociedad. Florida (2002) habló de la clase creativa que guiará las políticas, la economía y la cultura. Este punto de vista fue muy popular hasta que la crisis financiera de 2007 aguó el optimismo de la creatividad económica y mostró el lado peligroso de innovaciones de corta duración. También se puede ver este peligro en los desarrollos científicos del siglo XX. Uno de los más grandes avances en la física moderna, el descubrimiento de la fisión nuclear, llevó a la creación de armas nucleares que desplegaron un increíble potencial para la destrucción. El desarrollo ecológico de comienzos del siglo XXI es otro ejemplo de la doble faz de la creatividad humana. Aun más, los medios han traído libre acceso al conocimiento internacional con la innovación de Internet pero también una variedad de producciones creativas que contribuyen significativamente a la violencia y la (auto)destrucción. Las tecnologías y las ciencias individuales por sí mismas no pueden justificar la aplicación razonable de sus productos y sus resultados innovadores. (Gadamer, 1976). Parece necesaria una ética del discurso para aplicar razonablemente los logros creativos en un mundo de intereses globales conflictivos (Habermas, 2011). A este respecto, entran en juego las diferencias culturales en la configuración de la dialéctica entre orden y caos. En las culturas occidentales por ejemplo se enfatiza la singularidad y la individualidad del acto creativo, mientras que en las culturas orientales aparecen en primer término los aspectos colectivos y repetitivos de los procesos creativos. El primer verbo de la Biblia, creavit, denota un acto individual y único que le da forma estructurada al caos, y el término clásico chino, zaohua, se refiere a un proceso continuo y colectivo de transformación de lo ya hallado para controlar el caos y la destructividad (Ledderose, 2000).

CONCLUSIÓN

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La investigación neurobiológica y psicológica y los estudios culturales muestran que la creatividad es a menudo un proceso dialéctico entre construcción y deconstrucción, orden y caos. La reflexión interdisciplinaria beneficia a los estudios sobre la creatividad porque complementa hallazgos específicos de las ciencias individuales y conduce a consecuencias prácticas. Por ejemplo, la investigación de la actividad autopoiética del cerebro sugiere que deben darse tiempo y espacio sin estimulación externa para almacenar información y procesar creativamente emociones y cogniciones caóticas. Esto es consistente con hallazgos psicológicos y estudios culturales que muestran que la incubación creativa y la iluminación necesitan conocimiento y habilidades por un lado y, por otro, ámbitos impertubados de asociación libre y juego. Prácticamente, el insight sobre la dialéctica de coherencia e incoherencia, estabilización y desestabilización, satisfacción y frustración en el proceso creativo puede ser inspirador para que se busque sintetizar y fluir, pero también puede ayudar a aceptar cierto monto de caos y stress en tanto se configura creativamente la realidad de cada uno.

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