Actas Notariales PN MOD1

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1 Práctica Notarial: módulo 1 – contenidos Actas notariales Trabajo Final -Escribana Analía PEGORARO (alumna UBP). PRÁCTICA NOTARIAL ACTAS NOTARIALES Contenidos: ACTAS NOTARIALES - - Estructura interna de las actas - Diligencia - Unidad de acto - Intervinientes - Actuación del notario - Valor probatorio - Diferencias entre Escrituras y Actas - Forma - Clases de actas - acta de constatación o comprobación - acta de protesto - acta de notificación - acta de depósito - acta de protocolización - acta de presentación de testamento cerrado - acta en la Ley 24.441 ACTOR EXTRAPROTOCOLAERS – LIBRO DE REGISTRO DE INTERVENCIONES CERTIFICACIÓN DE FIRMAS - Naturaleza jurídica - Valor como instrumento público - Consecuencias de la certificación de firma - Características de la certificación - Principios y requisitos de la certificación - Análisis de casos especiales - certificación de firme de documentos en blanco - certificación de impresiones dactilares - certificación de reproducciones o fotocopias - documentos firmados

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Práctica Notarial: módulo 1 – contenidos Actas notariales Trabajo Final -Escribana Analía PEGORARO (alumna UBP). PRÁCTICA NOTARIAL

ACTAS NOTARIALES

Contenidos: ACTAS NOTARIALES

- - Estructura interna de las actas

- Diligencia

- Unidad de acto

- Intervinientes

- Actuación del notario

- Valor probatorio

- Diferencias entre Escrituras y Actas

- Forma

- Clases de actas

- acta de constatación o comprobación

- acta de protesto

- acta de notificación

- acta de depósito

- acta de protocolización

- acta de presentación de testamento cerrado

- acta en la Ley 24.441

ACTOR EXTRAPROTOCOLAERS – LIBRO DE REGISTRO DE INTERVENCIONES

CERTIFICACIÓN DE FIRMAS

- Naturaleza jurídica

- Valor como instrumento público

- Consecuencias de la certificación de firma

- Características de la certificación

- Principios y requisitos de la certificación

- Análisis de casos especiales

- certificación de firme de documentos en blanco

- certificación de impresiones dactilares

- certificación de reproducciones o fotocopias

- documentos firmados

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- existencia de personas

ANEXOS - Reglamento del Libro de Registro de Intervenciones

- Casos Jurisprudenciales

- Jurisprudencia Nº 1

- Jurisprudencia Nº 2

- Jurisprudencia Nº 3

- Jurisprudencia Nº 4

- Jurisprudencia Nº 5

- Modelos de Actas Notariales

Las actas notariales son instrumentos públicos autorizados por el escribano, que describen

hechos y situaciones, sin poseer negocio o acto jurídico. Fijan y comprueban sucesos, con

exclusión de aquellos que son objeto específico de las escrituras.

Etchegaray1 ha sostenido que mediante las actas se instrumentan hechos y acciones y que las

mismas no poseen contenido negocial.

Arévalo expresa que son instrumentos públicos que recogen sucesos que no son actos

jurídicos, y se limitan a narrar o describir aquellos que necesitan justificarse fehacientemente.

Gattari2, por su parte, ha expresado que el acta notarial es un documento autorizado por un

funcionario u oficial público, con las solemnidades de las escrituras con respecto a los terceros,

al compareciente y a los objetos. Su objetivo es fijar derechos y hechos.

El contenido de las actas está integrado esencialmente con “hechos”.

Para dicho autor entonces, los siguientes puntos caracterizan las actas notariales:

a) Es un instrumento que autoriza el oficial público, fuera o dentro del protocolo. El acta es un

instrumento público al igual que la escritura. Quien la autoriza es el notario o quien ejerza tales

funciones.

b) Cuyo fin común es fijar hechos y derechos, normalmente declaraciones de ciencia, sucesos,

y diligencias. Existe una descripción de posibilidades según el tipo de actas.

En síntesis podemos decir que, el ACTA NOTARIAL, es un instrumento público de contenido

esencialmente fáctico, autorizado por el notario competente, a requerimiento de una persona

con interés legítimo y que, fundamentada en los principios de la función imparcial e

independiente, pública, veraz e inmediata y responsable, tiene por objeto constatar la realidad

de un hecho que el notario ve, oye o percibe por sus sentidos, cuya finalidad primaria es ser un

instrumento de prueba en el proceso judicial, pero que puede tener otros fines, informativos, 1 Etchegaray, Natalio Pedro. “Escrituras y Actas Notariales”. 3º Edición actualizada y ampliada. 2 Gattari, Carlos Nicolás. “Manual de Derecho Notarial”. Lexis Nexis-Depalma. Bs. As.

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autenticados en la esfera privada, administrativa, registral e incluso integradores de una

actuación jurídica no negocial o de un proceso negocial complejo, para su preparación

constatación o ejecución..

El Código Civil no alude a las actas en forma expresa, sino a través de la interpretación del inc.

2 del Art. 979: “son instrumentos públicos respecto de los actos jurídicos…..2º. Cualquier otro

instrumento que extendieren los escribanos o funcionarios públicos en la forma que las leyes

hubieran determinado…”

Así, el acta notarial es un instrumento público, sea su facción protocolar o extraprotocolar, dado

que se trata de un documento extendido por un notario de conformidad con las leyes.

En consecuencia, el acta notarial como instrumento público queda comprendida en la propia

regulación del Código Civil, y como documento notarial en particular en las leyes notariales

locales.

Los notarios de cada jurisdicción deben observar las leyes locales en cuanto a la forma y

procedimiento de su actuación respecto de las actas notariales. Ante la ausencia de leyes de

rango superior, rigen supletoriamente las normas sobre escrituras públicas.

CONTENIDO El contenido material de las actas se refieren al mundo de los hechos. Es decir, no tienen

contenido negocial, se trata por medio de ellas de documentar acciones o hechos, cuya

virtualidad negocial vendrá derivada de la ley o de un contrato anterior.

La doctrina, tanto nacional como extranjera, sostiene que no forman parte del contenido de las

actas notariales el mundo de los negocios jurídicos, sino que se limitan a constatar o

documentar hechos. En este orden de ideas, Nuñez Lagos sostiene que el acta no contiene

declaraciones de voluntad, sino a lo sumo declaraciones de verdad por parte de los interesados

ESTRUCTURA INTERNA DE LAS ACTAS Nos encontramos frente a un sistema que posee una estructura definida y prefijada. Tienen dos

sectores diferentes, expresamente definidos:

El primero, “ROGACION”, es el requerimiento que la parte hace al notario. A través de

esta solicitud o rogación, el requirente, solicita al escribano la confección del acta.

Debe dejarse una somera constancia del objeto del acta, que debe ser preciso y

circunstanciado. Terminado el requerimiento, debe leerse al solicitante, quien lo

suscribe ante el notario. Acto seguido, el profesional estampa su firma.

El segundo, “DILIGENCIA”, consiste en la diligencia que el requirente efectúa junto con

el notario, o bien la que éste último realiza solo, en cumplimiento de la manda

encomendada.

Los sectores descriptos pueden separarse con la firma de la parte y autorización del notario en

cada uno, o bien efectuarse uno a continuación del otro, con un único otorgamiento y

autorización al final.

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Acerca del diligenciamiento, debe dejarse constancia si se efectúa en el mismo día o no. Es

importante realizar una buena narración, correctamente circunstanciada en cuanto al lugar y al

tiempo, así como a la manera de cumplir la diligencia. A continuación, se redacta todo lo que va

sucediendo en la actuación, respetando el criterio cronológico.

DILIGENCIA La mayor parte de las actas requieren de la diligencia, en el sentido de traslado del notario

hacia un lugar distinto del asiento de la escribanía, para cumplir con el cometido que le fuera

encargado.

El requirente puede o no estar presente, de acuerdo con la clase de diligencia a realizarse y la

conveniencia o no de ello. Así, puede ser ventajoso que el notario se presente solo a efectuar

ciertas diligencias y sin compañía del requirente, “para que éste no pretenda imponer su

voluntad y no se generen situaciones violentas entre requirentes y requeridos”.

A título de ejemplo, podemos citar el caso del acta de notificación, en la que el notario es

requerido para dar noticia y/o poner en conocimiento del requerido algún hecho o intimación. A

tales fines, no es necesaria la presencia in situ del rogante, ya que la diligencia puede cumplirla

sólo el notario haciendo efectivo el requerimiento previo.

Sin embargo, lo expuesto anteriormente no es pacífico en doctrina, así Pelosi afirma que…” la

diligencia no puede ser realizada por el escribano exclusivamente. Debe acompañarlo el

requirente, quién firmará junto con el escribano y, eventualmente, la persona con quien se

entiende la diligencia. De no ser así, no estaríamos frente a una escritura pública por

trasgresión a lo dispuesto en el Art. 1001 del C.C.

La diligencia debe desarrollarse respetando la competencia en razón del territorio, es decir,

dentro de la demarcación asignada al notario para ejercer su ministerio, de conformidad con el

Art. 981 del mismo ordenamiento legal.

UNIDAD DE ACTO No es necesaria la unidad de acto entre el requerimiento y la diligencia, pero este principio

debe cumplirse en ambas etapas del acta notarial.

El requerimiento puede efectuarse en forma anterior o coetánea con la diligencia.

En cuanto a la diligencia, en ocasiones es necesario realizarla en forma sucesiva, en diferentes

lugares, a distintas horas del día, e incluso en distintos días. En este supuesto el principio de

unidad de acto debe respetarse en cada diligencia considerada independientemente la una de

la otra.

INTERVINIENTES

- REQUIRENTE El requirente es parte esencial en toda escritura pública, y en especial en las actas notariales.

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Puede definirse como el sujeto activo que pone en marcha la actividad del escribano, puesto

que no existe actuación notarial de oficio. Es quien efectúa la rogación previa, concreta, precisa

y determinada, en su contenido y objeto. Debe ser persona capaz y de conocimiento del

notario. Excepcionalmente el requirente podrá ser un incapaz por ejemplo un menor de edad, si

cuenta con capacidad para ese acto.

Podrá actuar por si o en nombre y representación de una persona física o jurídica, no siendo en

este caso imprescindible, aunque si conveniente, acreditar la personería invocada, a diferencia

de lo que ocurre en las escrituras públicas.

La constatación realizada por medio de acta notarial, goza de fe pública; sin embargo el notario

sólo puede dar plena fe de la existencia de hechos ocurridos en su presencia, mas no de que

las afirmaciones efectuadas por quienes concurrieron al acto sean verdaderas, es decir

concordantes con la realidad.

- REQUERIDO El requerido es el sujeto al cual va destinada, en la mayoría de los casos, la actividad del

requirente a través de la rogación efectuada al escribano.

Es el sujeto pasivo y destinatario de la actividad rogante con relación al requirente. Pero no es

sujeto pasivo en el acta, ya que en ocasiones su presencia puede protagonizar un rol activo,

teniendo éste frente al requerimiento una actitud de respuesta o bien más pasiva, limitándose a

su recepción.

Un inconveniente que puede presentarse en la diligencia es la ausencia del requerido en el

lugar. En tal caso la resolución dependerá de la clase de acta. Si se trata por ejemplo, de una

notificación, el notario deberá proceder de conformidad con las normas del Código de

Procedimientos local.

En caso de contar con la participación del requerido, resulta esencial obtener su identificación

para evitar así que con posterioridad puede desconocer la realización del acta notarial en su

presencia.

Asimismo, es conveniente asesorar al requirente sobre la conveniencia de contar con una

notificación fehaciente previa cursada al requerido con antelación suficiente, invitándolo a

concurrir o estar presente en la realización de la diligencia, sobretodo en los casos de actas de

constatación, a los efectos de evitar que pueda ser objetada por falta de bilateralidad.

- TESTIGOS En todo instrumento notarial pueden existir testigos de conocimiento y testigos instrumentales.

La intervención de testigos de conocimiento se rige por el Art. 1002 del C.C. y será su

presencia supletoria, cuando el requirente no es de conocimiento del notario.

Los testigos instrumentales, por el contrario, son más habituales en los documentos notariales

en estudio. Ello se fundamenta en la circunstancia que el acta, a diferencia de la escritura

pública, contiene fundamentalmente hechos que al ser presenciados por los testigos in situ,

incrementan el valor probatorio del acta y a su principio de preconstitución de prueba. Por esta

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razón, la presencia de testigos instrumentales es bien vista como un testigo más a favor del

hecho que el acta documenta, pero no es obligatoria, su conveniencia dependerá de cada caso

en particular.

- PERITOS Los peritos son aquellas personas que por sus conocimientos específicos pueden hacer

diagnósticos o descripciones de cosas o situaciones particulares. Su presencia no es

obligatoria en las actas, sin embargo en ciertas ocasiones, pueden ser de mucha utilidad dadas

las características técnicas de la diligencia a realizar, que solo podrán ser relatadas por una

persona con conocimientos propios en la materia que escapan al saber del notario.

La labor profesional del escribano se restringe a tomar la declaración del perito sobre el

particular, previa identificación del mismo y de su especialidad, y recibir su firma en prueba de

conformidad.

ACTUACIÓN DEL NOTARIO La actuación del escribano en lo que respecta a la elaboración de actas notariales no está

regulada por la legislación de fondo. Las distintas reglamentaciones locales han sido las que

indican los principios rectores, pero sin dudas, rigen aquí todos los deberes que el notario debe

cumplir en ejercicio de su labor fedante. Un despliegue de labor funcional que abarca tareas de

asesoramiento, de legitimación, formación, documentación y autenticación.

VALOR PROBATORIO3 El valor probatorio de las actas notariales es un tema controvertido tanto en la doctrina como

en jurisprudencia.

Existen dos posturas bien diferenciadas, por un lado, quienes sostienen que las actas

notariales, desde el punto de vista meramente procesal, constituyen un medio de prueba como

cualquier otro de los permitidos en el proceso.

Para esta doctrina el acta es una prueba preconstituida y extrajudicial, asimilable a la

declaración testimonial, pero fuera del proceso, y es por ello que podrá ser rebatida por simple

prueba en contrario.

En este orden de ideas, los partidarios de esta postura sostienen que, el acta, a pesar de la

intervención del notario depositario de la fe pública, no goza de plena fe en los términos de los

Arts. 993 y sig del C.C. Fundamentan este razonamiento en el concepto que el acta notarial no

es escritura pública, y que por esta circunstancia no se encuentra incluida dentro de las

prerrogativas estatuidas por el artículo citado. Destacan además la unilateralidad que en la

mayoría de las veces se da en el acta notarial.

Por otra parte, la posición opuesta asigna a las actas notariales la calidad de instrumentos

públicos, y distingue en su contenido entre las manifestaciones que el notario anuncia como

3 Ver Jurisprudencia anexa.

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cumplidas en su presencia o por él mismo, nutridas de fe pública en los términos del Art. 993

del C.C., sólo rebatibles por querella de falsedad, de aquellas manifestaciones dispositivas,

enumeradas por el Art. 994 del ordenamiento citado, desvirtuables por simple prueba en

contrario.

Las actas notariales son instrumentos públicos del Art. 979 del C.C., por ello gozan de fe

pública, tal como surge de los Arts. 993 y siguientes: hace plena fe hasta que sea argüido de

falso, por acción civil o criminal, de la existencia material de los hechos que el oficial público

hubiese anunciado como cumplidos por él mismo, o que han pasado en su presencia, de

haberse ejecutado el acto.

El acta notarial es un instrumento público, en consecuencia, prueba por sí misma los hechos

que han sido realizados por el propio escribano y los cumplidos en su presencia, que sólo

podrán desbaratarse por querella de falsedad. Por su parte, no asegura la sinceridad,

legitimidad o legalidad de los mismos y las demás circunstancias contenidas en ella podrán ser

atacadas como simple prueba en contra.

Debe resultar tanto en el requerimiento como en la diligencia, en forma clara la expresión de

fecha, hora y lugar y su suscripción especial y separada. Si durante la diligencia llegara la

finalización del día, deberá dejar constancia de ello, cerrar el acta y continuar en una nueva

acta con el cambio de fecha correspondiente.

Como una excepción al principio expuesto, puede verificarse la diligencia y posteriormente

redactarse el documento, ello sin más dilación que la necesaria para trasladarse a un sitio

adecuado, dando a conocer dicha situación a los participantes, invitándolos a concurrir y

dejando constancia de todo ello en el texto documental.

Al respecto, Norman J. Astuena, afirma que, a los fines de la fuerza probatoria de las actas,

cabe distinguir dos situaciones perfectamente diferenciadas:

1) las actas que se utilizan para probar hechos reconocidos en la misma por el requirente o por

el tercero afectado que también la firmó, a las que válidamente puede adjudicárseles el valor

de plena fe o de prueba completa según los casos, por aplicación analógica de las normas que

rigen para los actos.

2) las actas notariales que se intentan valer contra un tercero que no la suscribió y que por

tanto no reconoció los hechos contenidos en la misma. Sin duda alguna, éstas están sujetas a

la apreciación judicial, siendo el juez quien las valorará en función de todos los elementos

probatorios reunidos en la causa y según las particularidades de los hechos y del caso

concreto. Por supuesto que, en ausencia de prueba en contrario, o en caso de duda, debe

estarse a lo que surja de las actas notariales, ya que, en definitiva, constituyen medios de

prueba calificados por la intervención de un oficial público.

DIFERENCIAS ENTRE ESCRITURAS Y ACTAS 1.- En las actas existe constancia escrita del requerimiento. En las escrituras, no.

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2.- En las actas hay un orden cronológico, que respeta los tiempos y los sucesos. En las

escrituras, en cambio, el ordenamiento es lógico, y puede ser modificado para su mejor

comprensión.

3.- En las actas es muy frecuente que existan diligencias efectuadas por el notario y los

requirentes (o por el escribano solamente). En las escrituras, éstas son difíciles de encontrar.

4.- Las actas no contienen negocios jurídicos, sólo recogen hechos. Además se caracterizan

por su efecto casi, exclusivamente, conservatorio. Las escrituras en cambio pueden jactarse de

portar actos jurídicos y contratos de todo tipo.

5.- El resultado en las actas es siempre aleatorio e incierto. Las escrituras, en cambio, permiten

una previsibilidad temática objetiva.

6.- Las actas no requieren unidad de acto ni de redacción, a diferencia de las escrituras que sí

la necesitan.

7.- En las actas se aprueba o se ratifica la redacción o diligencia. En las escrituras, en cambio,

hay necesariamente otorgamiento de las partes.

8.- En las actas, el requerido, interpelado o notificado, puede negarse a firmar, conservando las

mismas, plenamente su valor. Las escrituras públicas, bajo pena de nulidad, necesitan

encontrarse firmadas por todos los que figuran en ella como comparecientes en cualquier

carácter (Art. 1004 C.C.¨).

9.- En las actas no es necesario acreditar la representación invocada ni el interés de terceros.

En las escrituras, si.

10.- En las actas se destaca, fundamentalmente, el aspecto fedatario de notario. En las

escrituras, el escribano desarrolla por igual sus aspectos fedatario y jurídico.

11.- En las actas, los hechos percibidos y autenticados por el escribano, no se devienen

necesariamente en una consecuencia o acto jurídico, ya que éste no es su contenido, a

diferencia de lo dicho para las escrituras.

12.- En las actas sólo encontramos presencia del notario, en cambio en las escrituras hay

presidencia del escribano a cargo de la o las audiencias.

13.- En las actas, la función de asesoramiento notarial está reducida al máximo. En cambio en

las escrituras, dicho deber es amplio e ineludible.

FORMA Existen dos formas posibles de instrumentación: protocolar y extraprotocolar. La primera reviste

mayor jerarquía por su matricidad, pero ambas han sido aceptadas en el ordenamiento jurídico

nacional.

FORMA PROTOCOLAR

Son necesariamente protocolares: las actas de protocolización, incluidas en el Art. 1003 del

C.C., con resolución judicial previa y anexión del instrumento al protocolo, la protocolización del

testamento ológrafo (Art. 3692 C.C.), la de recepción de depósito (Art. 2128 y sig. del C.C.) que

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encierra un acto jurídico y no sólo un hecho, las de protesto legisladas en el Código de

Comercio y en la Ley de Concursos (Art. 48 y sig. Decreto Ley 5965/63 y Ley 24.552)

FORMA EXTRAPROTOCOLAR

El Código Civil regula en le Art. 3666 un único caso de acta extraprotocolar al determinar que el

acta de recepción de testamento cerrado, debe ser extendida en la cubierta del testamento. A

nivel nacional es la única disposición al respecto.

En cambio, algunas leyes locales se han ocupado de regular esta forma y en cada

demarcación deberá estarse a lo que ellas disponen.

Pelosi define al documento extraprotocolar como “instrumento público autorizado por notario,

en original, fuera del protocolo, con las formalidades de la ley, en ejercicio de sus funciones y

dentro de los límites de su competencia, susceptible de este tipo de facción por su contenido o

por prescripción legislativa, sin perjuicio de la entrega, guarda, colección o archivo de otros

ejemplares voluntariamente o por mandato legal y de las formas de anotación o registración así

como de reproducción que pudieran reglamentarse”.

La doctrina se encuentra dividida acerca de la conveniencia o no de la existencia de esta

categoría, y mayoritariamente recomienda la forma protocolar, por las mayores ventajas que

derivan de su matricidad.

CLASES DE ACTAS

ACTA DE CONSTATACIÓN O COMPROBACIÓN

Es el tipo de acta que más se realiza. Tienen por objeto acreditar la existencia de un hecho, en

presencia del notario.

Suele utilizarse como medio de asentar algún hecho que está destinado a cambiar con el

tiempo o a desaparecer.

La constatación del notario ante el hecho a comprobar y la evidencia de su estado en el

momento determinado es el objeto del relato que contiene esta acta notarial.

El notario “de visu”, previo traslado si es necesario y con constancia precisa del lugar y tiempo,

que debe ser oportuno, pues fuera de ellos no se encuentra el objeto de la constatación, toma

conocimiento por evidencia y fija mediante su narración las circunstancias de ello en la

dimensión papel, a fin de asegurar su permanencia en instrumento auténtico.

El acta notarial, en especial la constatación, no debe contener apreciaciones personales del

autor, ni conclusiones de los acontecimientos, el notario es únicamente un narrador imparcial,

con lenguaje claro y preciso.

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En esta clase de actas se suele recurrir al complemento de las fotografías cuando se trata de

constatar, por ejemplo, la existencia de daños en una cosa que puede luego ser restaurada,

autenticando las fotografías y haciendo la conexión de ellas en el relato

ACTA DE PROTESTO

Conforme el Decreto Ley 5965/63 pueden ser protestados los papeles de comercio,

entendiendo por tales, la letra de cambio, pagares y cheque, aunque este último se protesta en

forma automática, por la negativa de pago del banco girado.

El acta de protesto tiene por objeto constatar, en forma auténtica, el requerimiento de pago o

aceptación, según se trate de una pagaré o letra de cambio, con su lógica consecuencia que

será el pago o bien la aceptación, o la negativa con la reserva de derechos por parte del

tenedor o su protesta.

El protesto busca adquirir o conservar un derecho o precaverse de algún daño futuro,

comprobar de forma auténtica la negativa a la aceptación, o el pago del instrumento

presentado.

Luego del requerimiento y entrega al notario del documento a protestar, se procede a realizar la

diligencia de traslado al lugar indicado, que puede efectuarla el notario, sin necesidad de que lo

acompañe el requirente.

ACTA DE NOTIFICACIÓN

Es aquella que tiene por objeto hacer saber a una o más personas determinadas, un hecho o

resolución.

En esta clase de acta notarial encontramos las dos etapas claramente diferenciadas: primero el

requerimiento a efectos de notificar, y luego la diligencia en el lugar indicado para cumplir con

la notificación.

Puede cumplirse con la notificación aunque no se encuentre físicamente presente el requerido,

quedando el actuar del notario regulado por la legislación de fondo de los distintos

ordenamientos locales.

El notario entonces consigna su presencia en el lugar, a fin de la notificación y su resultado.

ACTA DE DEPÓSITO

El Art. 2182 del C.C. establece que habrá contrato de depósito cuando una de las partes se

obliga a guardar gratuitamente una cosa mueble o inmueble que la otra le confía, y a restituir la

misma e idéntica cosa.

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El recibo es gratuito y suele verificarse bajo recibo o instrumento privado en doble ejemplar. Sin

embargo lo correcto es formalizar un acta.

Este tipo de acta es la excepción al principio respecto al cual, siempre que hablamos de actas

nos encontramos frente a hechos, y no negocios jurídicos, que son el objeto principal de las

escrituras públicas.

En el acta de depósito existe un verdadero negocio jurídico en el que el notario es parte.

ACTA DE PROTOCOLIZACION

Se denomina así al acta notarial que tiene por objeto incorporar al protocolo un determinado

instrumento público o privado, de conformidad con el Art. 1003.

La protocolización puede materializarse por dos procedimientos distintos, a través de la

transcripción del documento a protocolizar, o bien, mediante la inserción o anexión del

instrumento en el protocolo.

La rogación puede originarse en un mandato judicial, tal como ocurre en la protocolización de

testamento ológrafo o cerrado, en los contratos suscriptos en el extranjero que tienen por

objeto la transferencia o hipoteca de bienes inmuebles ubicados en el país, o en los actos

realizados en instrumentos privados cuya protocolización es ordenada especialmente por un

juez.

El requerimiento también puede derivarse del interés particular del requirente, por ejemplo, en

el caso de protocolización de las actuaciones judiciales en la subasta.

La protocolización no transforma al instrumento privado en público, ya que no produce una

mutación de su naturaleza. Es importante destacar también, que protocolizar no suple la forma

escritura pública cuando ésta es exigida por ley.

El Art 984 del C.C. establece que es instrumento público el documento privado mandado a

protocolizar por el juez competente desde el día que se ordena la protocolización.

ACTA DE PRESENTACIÓN DE TESTAMENTO CERRADO

Es un acta extraprotocolar, que debe realizar el escribano público en ocasión de serle dado un

testamento de este tipo. El sobre que contenga dicha manifestación de última voluntad, debe

presentarse a un notario, en presencia de cinco testigos.

El testador tiene la obligación de manifestar que lo contenido en aquel sobre, es su testamento.

En consecuencia, el escribano dará fe de la presentación y entrega, realizando el acta.

Si bien el Código dice que la misma debe efectuarse en la cubierta del sobre o pliego, la

mayoría de la doctrina notarialista sostiene que el acta puede hacerse en hojas de actuación

notarial.

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La entrega y suscripción del testamento cerrado, debe suceder en un solo y mismo acto, sin

interrupción de sucesos extraños al mismo, de acuerdo al Art. 3667 del C.C. El escribano labra

entonces la actuación respectiva.

ACTAS EN LA LEY 24441

La ley 24441 prevé un procedimiento extrajudicial de ejecución hipotecaria y donde el

escribano es un activo partícipe en el mismo. Actúa en lugar del oficial de justicia, en calidad de

un oficial de justicia ad-hoc, quedando sujeto a la normativa existente para los oficiales de

justicia y a ella ajustará su proceder4.

El escribano, en este procedimiento especial labrará las siguientes actas, a lo largo de todo el

procedimiento extrajudicial de ejecución hipotecaria:

Acta de Comprobación: del estado físico y de ocupación del inmueble en cuestión.

Acta de Intimación: a las personas que allí se encuentren, para su desocupación, bajo

apercibimiento de lanzamiento con el auxilio de la fuerza pública.

Acta de Lanzamiento: ante el incumplimiento de la desocupación, se labra la

correspondiente acta de lanzamiento.

Acta de Remate: del inmueble, que se desarrollará fuera del ámbito judicial, a

instancias del acreedor ejecutante.

ACTOS EXTRAPROTOCOLARES LIBRO DE REGISTRO DE INTERVECIONES5

Conforme lo prescribe el Art. 13 de la Carta Orgánica Notarial, Ley 4183, a los fines de la

actuación de los notarios en todos los actos no protocolares, todo escribano titular deberá

llevar un LIBRO DE REGISTRO DE INTERVENCIONES, de hojas móviles numeradas, en

papel simple de doscientas cincuenta páginas habilitado por el Tribunal de Disciplina Notarial

con todas sus hojas selladas por éste.

El escribano titular hará constar en el referido Registro de Intervenciones, por riguroso orden de

fechas, en términos claros y breves, la gestión notarial en que hayan intervenido,

relacionándola en forma de actas que suscribirán conjuntamente con el interesado.

El Libro “Registro de Intervenciones” no tiene carácter sustitutivo del Protocolo Notarial y

consecuentemente no podrán extenderse en aquél los actos o contratos que por las leyes de

fondo deben labrarse bajo la forma de escritura pública o por instrumento privado. Sin perjuicio

de ello, le son aplicables supletoriamente, en los supuestos no reglamentados, las normas

4 Ver Jurispruedencia anexa. 5 “Reglamento del Libro de Registro de Intervenciones – Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba – en Anexos.-

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contenidas en la Sección lll, Del Protocolo y de las Escrituras Públicas, Capítulos l y ll, de la

Ley Orgánica Notarial 4183

En el primer folio del Libro “Registro de Intervenciones” se extenderá la habilitación del Tribunal

de Disciplina Notarial, que consignará el número que le corresponda en el Registro a que está

asignado, el número y asiento de éste, la fecha de habilitación del Libro y la firma y sello del

Presidente o un Vocal y del Secretario. En los folios sucesivos se extenderán las actas en la

forma establecida en el Art. 52, Ley 4183 –T.O. 1975.

El Libro “Registro de Intervenciones” se abrirá cada año en cabeza de foja, con una constancia

que indique el número de Registro Notarial respectivo y el año a que corresponda. Igual nota

pero de clausura corresponderá extenderse por el escribano titular al finalizar cada año o a la

terminación de cada libro, expresando el número de actas extendidas, las que no pasaron, y

todo otro dato relevante a juicio del Escribano.

Cada acta deberá iniciarse en el primer renglón hábil a continuación del acta inmediata

anterior, por orden cronológico y numeradas correlativamente dentro de cada año. Las

enmiendas, raspados y demás correcciones se salvarán al final de cada acta de puño y letra

del Escribano. Asimismo, deberá ser encuadernado en tomos que no excedan las doscientas

cincuenta páginas. En el lomo de cada tomo se hará constar el número de Registro, nombre

del Escribano Titular y Adscripto, número del libro si lo hubiere y período que corresponda.

El Libro está sujeto a inspección y vigilancia del Tribunal de Disciplina Notarial conforme a las

atribuciones del mismo derivadas de la respectiva ley que las establece.

En los documentos extraprotocolares, sin perjuicio de lo que les sea aplicable como

consecuencia de las disposiciones del Código Civil y otras leyes de fondo, se expresará:

Número de orden que le corresponda al acta en el Libro “Registro de

Intervenciones”.

Lugar y fecha del otorgamiento y otros datos cronológicos cuando así lo

requieran las leyes, las particularidades de su contenido o lo juzgare el

Escribano.

Nombres y apellido completos del requirente, domicilio, documento de

identidad exhibido y/o fe de conocimiento y habilidad del firmante.

Las circunstancias relacionadas con el requerimiento y con las situaciones,

cosas, documentos y personas objeto de la atestación.

Asiento de Libros:

En la certificación de asientos de libros de actas, de correspondencia, laborales, de comercio u

otros, se expresará el nombre de la persona individual o colectiva a la que pertenece y si los

libros se hallan o no rubricados.

Deberá indicarse la ubicación del asiento y si lo que se certifica es de tenor literal o extracto.

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1

Las certificaciones podrán practicarse con respecto a constancias de libros o documentación

de personas colectivas o individuales que tengan su domicilio fuera del asiento del Registro,

siempre que la exhibición se efectúe dentro de su ámbito de competencia territorial.

Remisión de Correspondencia: En los casos de certificación sobre envío de correspondencia, el despacho al destinatario

estará a cargo del Escribano actuante, quien individualizará los documentos a remitir en el acta

del “Registro de Intervenciones” y dejará constancia de su intervención en todos los ejemplares

despachados.

Anexará al folio correspondiente los comprobantes que le suministre la Oficina Postal de

remisión, copia auténtica de ellos o los relacionará en el acta identificándolos con precisión.

Representación y Poderes:

Al certificar la existencia de representaciones y poderes se deberá especificar la naturaleza del

documento exhibido al Escribano y los datos que sirvan para su individualización. Se dejará

además constancia de la suficiencia de las facultades otorgadas a los representantes y

mandatarios según los documentos exhibidos respecto del acto de que se trata.

Fotocopias, Fotografías y otras Reproducciones: La certificación de fotocopias, fotografías y otras reproducciones se harán dejando constancia

que corresponden a cosas o documentos que se han cotejado, relacionando toda circunstancia

tendiente a identificarlos y establecer su correspondencia con la realidad. Estas certificaciones

quedan excluidas de la obligación de su registración en el “Libro de Intervenciones”, salvo

cuando así lo requieran los interesados o lo juzgare el Escribano

Otras Certificaciones:

Se dejará constancia de la intervención notarial en las siguientes certificaciones:

a) En la recepción de sumas de dinero, títulos, valores y otros documentos.

b) En los cargos de los escritos que deban presentarse a las autoridades

judiciales o administrativas cuando fueren entregados en horas inhábiles.

c) En la certificación de reproducciones completas o parciales y sus extractos

de todo documento público o privado.

En todos los casos deberán consignarse en el acta del “Registro de Intervenciones” y en el

texto de la intervención notarial y en los documentos en que se tratan las circunstancias que

permitan la perfecta individualización de los mismos.

De la actuación notarial en el “Registro de Intervenciones” se dejará constancia en los

documentos extraprotocolares objeto de la certificación. Esta certificación se extenderá en

forma manuscrita, mecanografiada, o mediante un sello tipo con llenado de los claros, al pie del

documento que se certifica que deberá reponerse con marbetes de actuación notarial. Cuando

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1

no hubiere espacio suficiente deberá comenzarse en el mismo instrumento y concluirse en una

foja de actuación notarial que se agregará. Tratándose de un documento integrado por varias

fojas se dejará constancia de ello y cada una de éstas llevará el sello y rúbrica del Escribano

certificante.

En las certificaciones extendidas en los documentos extraprotocolares se consignarán las

circunstancias relacionadas con el requerimiento, número y folio del acta y número del Libro

“Registro de Intervenciones” en el que conste dicho requerimiento, cerrando lo actuado la firma

y sello del Escribano.

CERTIFICACIÓN NOTARIAL DE FIRMAS

A modo de introducción, podemos citar la definición que efectúan algunos notarialistas respecto

a las certificaciones en general, como aquel instrumento notarial que contiene aseveraciones

del escribano y cuyo fin es afirmar el acaecimiento de sucesos, instrumentos, cosas o hechos

jurídicos, percibidos por él así como las calificaciones de su propia ciencia.

Y, ya dentro de las certificaciones de firmas, Gattari ha sostenido que es un documento público,

que legitima firmas, respetando la unidad de acto, las que se toman en el libro de requerimiento

o en el protocolo, con el objeto de ser certificadas por el funcionario, y colocadas por individuo

de su conocimiento ante sí.

Son verdaderas legitimaciones afirma el autor, y en ellas se desarrollan las seis operaciones de

ejercicio. El notario califica que no haya nada prohibido; lo legaliza, pues debe registrar algo

lícito; si lo tratado exige instrumento público no puede certificar, igualmente si resulta

incompetente. La actividad que más desarrolla es la legitimación, imputa el acto de firmar a

persona determinada, a la que individualiza por la fe de conocer o fe de identidad, comprueba

el texto impositivo, si hay actuación por otro, legitima el poder, aun justifica el contenido del

documento, porque en un pedido de plano debe legitimar el título del solicitante. La pequeña

acta en que consiste la certificación, es un acto extraprotocolar, recoge hechos que se sujetan

a la autenticación. Concluye con la autorización, esto es, con la firma por el notario del acta

certificante y del libro respectivo.

Naturaleza jurídica Mucho se ha discutido respecto a este tema, podemos resumir las posiciones, en dos grandes

corrientes:

La primera, sostiene que todo el documento en el cual se autentica la firma, es instrumento

público.

La segunda, proclama que solamente lo constituye la atestación que efectúa el notario,

señalando que certifica una firma. La autentificación no esparce la calidad de instrumento

público al contenido del documento privado en la cual se halla, ni le comunica su carácter

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1

Por lo tanto, el documento no deja de ser privado, ni pasa a tener ningún efecto público, sino

que simplemente se considera instrumento público, a la nota atestativa que coloca el

escribano, así como la foja de la certificación notarial, que anexa a la misma.

Valor como instrumento público El valor de las certificaciones de firmas deriva, en primer término, del Art. 979 del C.C., que

reza en la parte pertinente: “son instrumentos públicos respecto de los actos jurídicos….”.

“Cualquier otro instrumento que extendieren los escribanos o funcionarios públicos, en la forma

que las leyes hubiesen determinado”(Inc.2)

Lo cual debe ser interpretado en un sentido amplio, es decir, comprensivas tanto de la ley en

carácter material cuanto en carácter formal. La legislación es la que amplía y especifica los

demás documentos que serán considerados instrumentos públicos.

La doctrina mayoritaria sostiene que la certificación de firmas, emitida por un escribano,

configura un instrumento público. Se basa entre otros postulados, en el C.C. como fuente

inmediata, y en el resto de las leyes dictadas en su consecuencia, toda vez que el notario actúe

dentro de los límites de su competencia, en razón de la materia, del territorio y de las personas.

La atestación de la autenticación de firmas constituye un instrumento público, y es una muestra

acabada de la fe notarial.

Dicha fe ha sido delegada por el Estado en el Escribano, a fin de que este último, actuando

dentro del ámbito de su triple competencia, asevere en la misma, que una persona ha firmado

en singular fecha ante sí, otorgando de este modo seguridad a los negocios jurídicos.

Consecuencias de la Certificación de Firmas

FECHA CIERTA La cuestión referida a si la autenticación de firma confiere fecha cierta al instrumento, es aún

debatida entre los doctrinarios. La causa principal de la discusión, es la interpretación (amplia o

estricta) que se haga del Art. 1035 del C.C., en cuanto a su taxatividad o enumeratividad.

Como el caso de la certificación notarial no está enunciado expresamente entre los incisos de

dicho artículo, es que se produce la disquisición tanto doctrinaria como jurisprudencialmente.

La postura mayoritaria sostiene que la certificación de firmas, efectuada por un escribano en

ejercicio de su función y en la órbita de su triple competencia, confiere fecha cierta al

instrumento. Fundamenta ello en que el Art. 1035 es enunciativo, no taxativo y además, se

basa en la cronología y correlatividad que se lleva estrictamente en los libros de requerimientos

de firmas o sus similares (registro de intervenciones), lo cual impide que la constatación

constituya un acto aislado, susceptible de ser alterado.

JURISPRUDENCIA: un caso relevante, que marcó a partir de ese momento la imposición de

una postura predominante, lo señaló la Provincia de Córdoba, en el dictamen emitido por la

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1

Asesoría de Aforo Notarial, en respuesta a la consulta girada por el Juzgado de Primera

Instancia en lo Civil y Comercial de 16º Nominación …

Al respecto el dictamen señaló:”… El registro de las firmas certificadas en el Libro de Registro

de Intervenciones, es obligatorio para todos los escribanos públicos, ya se trate de titulares,

adscriptos, suplentes, desde el año 1975,….y en consecuencia otorgan fecha cierta a los actos

y hechos siempre que se hayan tenido en cuenta los dispositivos legales…”.6

Características de la certificación Entre los principales caracteres de la certificación notarial de firmas, podemos señalar los

siguientes:

I. Para ser válida, debe proceder un escribano, en pleno ejercicio de su cargo y función,

actuando dentro de la órbita de su triple competencia.

II. Su facción puede ser protocolar o extraprotocolar, según se efectúa dentro del

protocolo (como si fuera una escritura mas) o fuera de el. En este caso, se instrumenta

en el Libro de Registro de Intervenciones, y se anexa la foja de certificación respectiva.

III. Es un instrumento de ciclo cerrado, pues sólo contiene atestaciones del notario. No hay

en ellas declaraciones de las partes.

IV. La descripción que se hace, debe ser breve y sintética. Se caracteriza expresamente

por su corta extensión y por su precisión.

V. Hay narración profesional, pero no redacción notarial. El escribano, en este caso, y a

diferencia de las escrituras, no recoge documentalmente voluntades a las que deba dar

forma jurídica, sino que se limita a dejar constancia en el instrumento de lo captado

sensorialmente.

VI. Básicamente, la certificación de firmas se refiere a hechos percibidos por sus sentidos,

y autenticados, a través de su narración, en el medio legal instrumentado al efecto.

Principios y requisitos de la certificación

LA DACIÓN DE FE El cumplimiento de este requisito contribuye a sostener la doctrina que la certificación notarial

es un instrumento público, que respeta todos sus recaudos. El notario, debe observar este

precepto.

LA INMEDIACIÓN Este principio es la evidencia directa del hecho que tiene el escribano y su inmediatez en el

mismo.

6 Asesoría de Aforo Notarial y Comisión de Legislación del Colegio de Escribanos de la provincia de Córdoba. Revista Notarial Nº 64, pág. 155.

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1

Exige que el notario esté presente en el acto de la certificación de firma, y que el proceso se

desarrolle, respetando la coetaneidad con el firmante. La inmediación obliga, entonces, a la

existencia simultánea de escribano y requirente al momento de la autenticación.

La intervención del escribano otorga fe pública al hecho de la signatura de un individuo, en un

instrumento, en un momento y lugar determinados (o de su impresión digital en los supuestos

legales)

La inmediación cumplida debidamente, es una de las causas responsables de conferir a la

certificación respectiva de fecha, lugar y firma, ciertos. Y a partir de ello la comunidad toda

encuentra garantía de la seguridad jurídica, que impregna de valor a los actos jurídicos con

intervención notarial.

El instrumento privado puede haber sido signado con anterioridad a la certificación, o en lugar

distinto a ella. En el primer caso, la intervención notarial de circunscribe a efectuar la

ratificación de la o las firmas, con el mismo proceso e idénticos recaudos que la autenticación.

El segundo supuesto, el escribano debe dejar constancia que el documento ha sido en otra

ciudad, y proceder a certificar las firmas, o ratificarlas, según el caso.

LA CALIFICACIÓN Si bien el escribano sólo certifica la firma y justifica la identidad del firmante, es deber inherente

a su función pública, el hecho de calificar debidamente el documento privado, donde asentará

su atestación, el documento no puede ser inmoral, contrario a la legislación vigente, o a los

buenos usos y costumbres. Esto es importante ya que contribuye a mantener la indemnidad de

la seguridad jurídica, que transmite la intervención notarial, en su ejercicio fedante.

Esta tarea la cumple no solo como funcionario público, sino también como perito en derecho.

Su inobservancia le puede ocasionar responsabilidad disciplinaria y en su caso, civil (si se

demuestran daños y perjuicios).

ANÁLISIS DE CASOS ESPECIALES

• CERTIFICACIONES DE FIRMAS EN DOCUMENTOS EN BLANCO

Para el caso que el requirente solicite autenticar su firma en un instrumento de esta categoría,

podemos encontrarnos con dos opciones:

1) Que el documento se encuentre totalmente en blanco:

La normativa de fondo, el Código Civil, en su Art. 1016, prevé: “La firma puede ser dada en

blanco, antes de la redacción por escrito. Después de llenado el acto por la parte a la cual se

ha confiado, hace fe siendo reconocida la firma”.

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1

Permitiendo de esta forma la ley, firmar instrumentos que se encuentran totalmente en blanco,

el escribano puede certificar la firma que obre en un documento que se halle en esas

condiciones.

2) Instrumentos parcialmente en blanco:

Se admite asimismo el supuesto en análisis. El escribano se limita a dejar constancia que el

documento se encuentra parcialmente en blanco, como medio de resguardo tanto del

instrumento cuanto del notario.

Dos supuestos específicos…

Caso1º. La certificación de firmas en formularios relativos a automotores:

En la medida que las legislaciones orgánicas lo permitan, los ítems no esenciales podrán

encontrarse en blanco, pero el notario deberá dejar constancia de tal supuesto.

En respuesta a una consulta, la Comisión Central del Colegio de escribanos de la Provincia de

Buenos Aires, tuvo la oportunidad de señalar que se permite la legalización colegial de la firma

del escribano en una autenticación efectuada en un formulario 08 con espacios en blanco, toda

vez que el notario haya hecho constar expresamente en la foja, cuáles son los datos que

faltaban en el instrumento presentado para autenticar la firma. Criterio que en definitiva imperó

también en otras regulaciones como en la provincia de Córdoba.

Caso 2º. La certificación de firmas en cartas-poderes:

El Instituto Argentino de Derecho Notarial, en el año 1973, emitió un dictamen en mayoría,

relativo a este tema, que en su esencia sostuvo que dichas cartas-poderes pueden ser

confeccionadas y suscriptas, dejando el nombre del apoderado o mandatario en blanco.

Asimismo, expresó que se admite la certificación de la firma del requirente en tales

circunstancias, siempre que de ello se deje constancia.

Sin perjuicio de ello, varios autores se pronunciaron por la negativa respecto a este tema, es

decir, el escribano debe abstenerse de efectuar tal certificación.

• CERTIFICACIÓN DE IMPRESIONES DACTILARES

La impresión digital es un signo objetivo que, por sí mismo, sólo contribuye a acreditar la

identidad del firmante. No alcanza para que la persona manifieste su voluntad ni exprese su

conformidad con un acto o negocio. En consecuencia, el signo dactilar no puede equipararse a

la firma ni sustituir la misma.

Los instrumentos privados de acuerdo al Art. 1012 del C.C., requieren como condición esencial

de existencia y validez, el hecho que estén firmados por las partes.

Al respecto se han elaborado tres tesis doctrinarias:

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2

1) Para la primera postura, el signo dactilar no vale como firma, ya que es simplemente una

marca o señal que no acredita conformidad con el instrumento, ni demuestra un gesto volitivo

de su autor. Sostienen los seguidores de esta corriente, que su ineficacia se deriva del propio

Art. 1014, el que dispone: “Ninguna persona puede ser obligada a reconocer un instrumento

que esté sólo firmado por iniciales o signos….”

Se encuentra en esta doctrina, Salvat, Zanoni, Raymundo, entre otros.

2) La segunda corriente sostiene que la impresión digital vale como firma, ya que la misma, de

algún modo, implica conformidad. Expresan de esta manera, que el instrumento privado puede

considerarse suscripto por las partes (aunque en realidad tenga el estampado de la impresión

dactilar).

Se enrolan entre sus seguidores, los juristas Tobal y Spota.

3) La tercera postura proclama que no vale como firma, pero señala que el caso queda

comprendido en los documentos privados individualizados por el Art. 1190 del C.C. como

“instrumentos particulares no firmados”. Pueden servir como principio de prueba por escrito, si

reúnen los presupuestos del Art. 1192, 2º párrafo.

Entre sus seguidores se encuentran Llambias y Enrique Díaz de Guijarro

En cuanto al tema puntual de este acápite, sólo en circunstancias excepcionales y

debidamente previstas por ley especial, el escribano puede certificar las impresiones digitales

de sus requirentes en los documentos privados destinados al efecto.

Es lo que sucede en materia de leyes provisionales y laborales. Entre estas últimas se

encuentra la Ley 20.744 y sus modificatorias, la cual permite usar la impresión dactilar en

aquellas hipótesis en que el trabajador no pueda o no sepa firmar, pero la validez del contrato

dependerá de los diferentes elementos probatorios que acrediten la efectiva concreción del

mismo. Encontramos disposiciones similares en los formularios de poderes para actuar ante el

ANSES o frente a determinadas obras sociales, entes provisionales de jubilación.

El notario, obligatoriamente, debe consignar en el texto de la autentificación de impresiones

digitales:

a. Los motivos por los cuales el requirente estampa el signo dactilar.

b. Indicar a qué mano y a qué dedo corresponde la huella digital estampada.

c. Es de buena práctica que el escribano consigne, además, que procede a

certificar una impresión, en virtud de que la misma se encuentra autorizada

por determinada ley, la cual es conveniente identificar. O bien señale que,

el documento privado que se va a certificar se encuadra entre los

presupuestos de las reglamentaciones legales de dicho organismo, en los

cuales la huella digital vale como firma.

Page 21: Actas Notariales PN MOD1

2

SÍNTESIS DE LOS RECAUDOS A INSTRUMENTAR…

Tanto en el supuesto de certificación de firma como de impresión dactilar, deben cumplirse dos

requisitos ineludibles:

1) Que la misma sea colocada en presencia del escribano

2) Que se justifique la identidad del compareciente y se asienten los datos requeridos por las

normas vigentes.

• CERTIFICACIÓN DE REPRODUCCIONES O FOTOCOPIAS

Es el procedimiento por el cual el escribano constata que la reproducción que le presenta el

requirente, es copia fiel de su original, el que también le es exhibido.

La certificación de fotocopias, consiste en el proceso mediante el cual, el notario, teniendo a la

vista el documento original del instrumento que la parte pretende certificar, procede a colocar

una atestación en la fotocopia, que la relaciona con la foja de actuación notarial que completa,

firma y anexa. En esta última, el escribano debe dejar constancia del lugar y fecha, número de

registro, cargo en el que actúa y de la cantidad de fojas que está legalizando, todo bajo sello y

firma del escribano.

• DOCUMENTOS FIRMADOS

Cuando se requiera la certificación de firma en documentos que se le presenten ya firmados, el

Notario exigirá nueva firma de los mismos en su presencia y dejará constancia de ello en el

acta respectiva y en los documentos de que se trate.

• EXISTENCIA DE PERSONAS

En la certificación de la existencia de personas se dejará constancia de la presencia del

interesado en el momento de expedirse y del conocimiento de dicha persona, -por parte del

Escribano o del medio por el cual se identificó ante él-.

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2

ANEXOS

• REGLAMENTO DEL LIBRO REGISTRO DE INTERVENCIONES

• CASOS JURISPRUDENCIALES:

CERTIFICACIÓN DE FIRMAS.

ACTUACIÓN EXTRAPROTOCOLAR DEL ESCRIBANO.

ACTA DE CONSTATACIÓN.

ACTA DE CONSTATACIÓN EN EL TRÁMITE DE EJECUCIÓN

HIPOTECARIA EXTRAJUDICIAL.

• MODELOS DE ACTAS NOTARIALES: ACTA DE CONSTATACIÓN; ACTA DE

NOTIFICACIÓN E INTIMACIÓN; ACTA DE SORTEO.

REGLAMENTO DEL LIBRO REGISTRO DE INTERVENCIONES

(Aprobado en Sesión del Honorable Consejo Directivo de fecha 01/11/1982)

VISTO:

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2

La necesidad de reglamentar el “Registro de Intervenciones”, facultad acordada al Colegio de

Escribanos de Córdoba en el artículo 13º in fine de la Ley Orgánica Notarial Nº 4183 (t.o.) y el

artículo 20º del Decreto Reglamentario, y

CONSIDERANDO:

Que el Libro “Registro de Intervenciones” ha sido estatuido por la Ley para que en él se deje

constancia de la intervención del Notario en todos los actos no protocolares y que, en general,

no requieran la formalidad de la escritura pública, bajo la forma de actas. (Arts. 12º y 13º de la

Ley 4183).

Que dichas actas en los términos del inciso 2º del artículo 979 del C.C. son verdaderos

instrumentos públicos, al igual que las certificaciones que según sus constancias expidan los

Escribanos Públicos.

Que en virtud de las especiales consecuencias y efectos que la ley acuerda a esta clase de

documentos y del interés público que exige seguridad y certeza en las relaciones jurídicas,

hace necesario que estas actas, en su aspecto formal, requieran un particular rigorismo, como

un medio de servir lo más eficazmente posible a los intereses en juego.

Que de conformidad a la corriente doctrinaria y jurisprudencial que entiende como enunciativa

la enumeración del artículo 1035 del C.C. y, por lo tanto, una pauta o principio general que

admite otros medios aptos para otorgar “fecha cierta” a los actos y hechos, siempre y cuando

no den lugar a duda alguna respecto al momento en que los hechos se han producido, se

impone la necesidad de rodear al “Registro de Intervenciones” de todas las exigencias de

seguridad y certeza, a la manera de un verdadero protocolo de actas.

Que revistiendo a los documentos de que se trata de las mayores garantías formales se crea el

marco idóneo para sostener el prestigio del Notariado, otorgándole probidad y certeza moral a

los actos en que interviene un Escribano Público.

Por todo ello y en ejercicio de las facultades que la Ley le acuerda, el Honorable Consejo

Directivo del Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba, RESUELVE: dictar el siguiente

REGLAMENTO DEL LIBRO REGISTRO DE INTERVENCIONES:

Art. 1: Quedan establecidas mediante el presente Reglamento las normas que regularán la

utilización del Libro “Registro de Intervenciones”, a cuyo cumplimiento quedan obligados todos

los Escribanos Titulares del Registro, Adscriptos y Suplentes en ejercicio en jurisdicción de la

Provincia de Córdoba.

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2

Contenido

Art. 2: Cada Registro Notarial llevará un Libro “Registro de Intervenciones” en el que se

anotarán por orden cronológico y en forma de acta las intervenciones extraprotocolares que no

requieran la formalidad de la escritura pública.

Art. 3: El Libro “Registro de Intervenciones” no tiene carácter sustitutivo del Protocolo Notarial y

consecuentemente no podrán extenderse en aquél los actos o contratos que por las leyes de

fondo deben labrarse bajo la forma de escritura pública o por instrumento privado.

Art. 4: Las intervenciones extraprotocolares no son excluyentes de su formalización protocolar

por medio de escritura pública cuando así lo requieran los interesados o lo juzgare el

Escribano.

Integridad y Conservación

Art. 5: Los Escribanos Titulares de Registro son responsables de la integridad y conservación

del Libro “Registro de Intervenciones”.

Normas Supletorias

Art. 6: Al Libro “Registro de Intervenciones” le son aplicables supletoriamente, en los supuestos

no reglamentados por el presente, las normas contenidas en la Sección lll, Del Protocolo y de

las Escrituras Públicas, Capítulos l y ll, de la Ley Orgánica Notarial 4183 (t.o.).

Forma de Llevarlo

Art. 7: En el primer folio del Libro “Registro de Intervenciones” se extenderá la habilitación del

Tribunal de Disciplina Notarial, que consignará el número que le corresponda en el Registro a

que está asignado, el número y asiento de éste, la fecha de habilitación del Libro y la firma y

sello del Presidente o un Vocal y del Secretario.

En los folios sucesivos se extenderán las actas en la forma establecida en el Art. 52, Ley 4183

–T.O. 1975.

Art. 8: El Libro “Registro de Intervenciones” se abrirá cada año en cabeza de foja, con una

constancia que indique el número de Registro Notarial respectivo y el año a que corresponda.

Igual nota pero de clausura corresponderá extenderse por el escribano titular al finalizar cada

año o a la terminación de cada libro, expresando el número de actas extendidas, las que no

pasaron y todo otro dato relevante a juicio del Escribano.

Cada acta deberá iniciarse en el primer renglón hábil a continuación del acta inmediata

anterior, por orden cronológico y numeradas correlativamente dentro de cada año. Las

enmiendas, raspados y demás correcciones se salvarán al final de cada acta de puño y letra

del Escribano.

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2

Inspección y Vigilancia

Art. 9: El Libro “Registro de Intervenciones” está sujeto a inspección y vigilancia del Tribunal de

Disciplina Notarial conforme a las atribuciones del mismo derivadas de la respectiva ley que las

establece.

Encuadernación

Art. 10: El Libro “Registro de Intervenciones” deberá ser encuadernado en tomos que no

excedan las doscientas cincuenta páginas. En el lomo de cada tomo se hará constar el número

de Registro, nombre del Escribano Titular y Adscripto, número del libro si lo hubiere y período

que corresponda.

Requisitos de las Actas

Requisitos Generales:

Art. 11: En los documentos extraprotocolares, sin perjuicio de lo que les sea aplicable como

consecuencia de las disposiciones del Código Civil y otras leyes de fondo, se expresará:

a) Número de orden que le corresponda al acta en el Libro “Registro de

Intervenciones”.

b) Lugar y fecha del otorgamiento y otros datos cronológicos cuando así lo

requieran las leyes, las particularidades de su contenido o lo juzgare el

Escribano.

c) Nombres y apellido completos del requirente, domicilio, documento de

identidad exhibido y/o fe de conocimiento y habilidad del firmante.

d) Las circunstancias relacionadas con el requerimiento y con las situaciones,

cosas, documentos y personas objeto de la atestación.

e) Que los hechos le constan al Escribano por percepción directa o de otra

manera. Cuando la evidencia se funde en documentos, si le han sido

exhibidos y las referencias tendientes a la identificación y al lugar donde se

encuentran.

Requisitos Particulares

Certificación de Firmas e Impresiones Digitales

Art. 12: En la certificación de firmas e impresiones digitales, además de lo establecido en el

artículo 11º, se deberá consignar en las actas respectivas que la firma o impresión digital han

sido puestas en presencia del Notario actuante.

Prohibición

Art. 13: No se certificarán firmas o impresiones digitales puestas en documentos con espacios

en blanco, salvo que el Escribano deje constancia en el Libro “Registro de Intervenciones” y en

el texto de la certificación de dicha circunstancia en forma precisa.

Page 26: Actas Notariales PN MOD1

2

El Escribano denegará la prestación de funciones si el documento contuviere disposiciones

contrarias a las leyes, a la moral y/o a las buenas costumbres.

Documentos Firmados

Art. 14: Cuando se requiera la certificación de firma en documentos que se le presenten ya

firmados, el Notario exigirá nueva firma de los mismos en su presencia y dejará constancia de

ello en el acta respectiva y en los documentos de que se trate.

Existencia de Personas

Art. 15: En la certificación de la existencia de personas se dejará constancia de la presencia del

interesado en el momento de expedirse y del conocimiento de dicha persona, -por parte del

Escribano o del medio por el cual se identificó ante él-.

Asiento de Libros

Art. 16: En la certificación de asientos de libros de actas, de correspondencia, laborales, de

comercio u otros, se expresará el nombre de la persona individual o colectiva a la que

pertenece y si los libros se hallan o no rubricados.

Deberá indicarse la ubicación del asiento y si lo que se certifica es de tenor literal o extracto.

Las certificaciones podrán practicarse con respecto a constancias de libros o documentación

de personas colectivas o individuales que tengan su domicilio fuera del asiento del Registro,

siempre que la exhibición se efectúe dentro de su ámbito de competencia territorial.

En las certificaciones enumeradas en el presente artículo, no será obligatorio dejar constancia

de la diligencia practicada en el Libro “Registro de Intervenciones”, salvo cuando así lo

requieran los interesados o lo juzgare el Escribano.

Remisión de Correspondencia

Art. 17: En los casos de certificación sobre envío de correspondencia, el despacho al

destinatario estará a cargo del Escribano actuante, quien individualizará los documentos a

remitir en el acta del “Registro de Intervenciones” y dejará constancia de su intervención en

todos los ejemplares despachados.

Anexará al folio correspondiente los comprobantes que le suministre la Oficina Postal de

remisión, copia auténtica de ellos o los relacionará en el acta identificándolos con precisión.

Representación y Poderes

Art. 18: Al certificar la existencia de representaciones y poderes se deberá especificar la

naturaleza del documento exhibido al Escribano y los datos que sirvan para su

individualización. Se dejará además constancia de la suficiencia de las facultades otorgadas a

los representantes y mandatarios según los documentos exhibidos respecto del acto de que se

trata.

Page 27: Actas Notariales PN MOD1

2

Fotocopias, Fotografías y otras Reproducciones

Art. 19: La certificación de fotocopias, fotografías y otras reproducciones se harán dejando

constancia que corresponden a cosas o documentos que se han cotejado, relacionando toda

circunstancia tendiente a identificarlos y establecer su correspondencia con la realidad. Estas

certificaciones quedan excluidas de la obligación de su registración en el “Libro de

Intervenciones”, salvo cuando así lo requieran los interesados o lo juzgare el Escribano

Otras Certificaciones

Art. 20: Se dejará constancia de la intervención notarial en las siguientes certificaciones:

d) En la recepción de sumas de dinero, títulos, valores y otros documentos.

e) En los cargos de los escritos que deban presentarse a las autoridades

judiciales o administrativas cuando fueren entregados en horas inhábiles.

f) En la certificación de reproducciones completas o parciales y sus extractos

de todo documento público o privado.

En todos los casos deberán consignarse en el acta del “Registro de Intervenciones” y en el

texto de la intervención notarial y en los documentos en que se tratan las circunstancias que

permitan la perfecta individualización de los mismos.

Requisitos del Texto Documental de la Certificación

Art. 21: De la actuación notarial en el “Registro de Intervenciones” se dejará constancia en los

documentos extraprotocolares objeto de la certificación. Esta certificación se extenderá en

forma manuscrita, mecanografiada, o mediante un sello tipo con llenado de los claros, al pie del

documento que se certifica que deberá reponerse con marbetes de actuación notarial. Cuando

no hubiere espacio suficiente deberá comenzarse en el mismo instrumento y concluirse en una

foja de actuación notarial que se agregará. Tratándose de un documento integrado por varias

fojas se dejará constancia de ello y cada una de éstas llevará el sello y rúbrica del Escribano

certificante.

Art. 22: En las certificaciones extendidas en los documentos extraprotocolares se consignarán

las circunstancias relacionadas con el requerimiento, número y folio del acta y número del Libro

“Registro de Intervenciones” en el que conste dicho requerimiento, cerrando lo actuado la firma

y sello del Escribano.

Interpretación y Modificaciones

Art. 23: Compete al Honorable Consejo Directivo del Colegio de Escribanos de la Provincia de

Córdoba dictaminar, cuando así correspondiere, sobre la interpretación de este Reglamento y

modificar las condiciones y requisitos a que debe ajustarse el Libro “Registro de

Intervenciones” y las actas que en él se extiendan.

Page 28: Actas Notariales PN MOD1

2

Vigencia

Art. 24: El presente Reglamento del “Registro de Intervenciones” entrará en vigencia el día 1º

de marzo de 1983.

Modificaciones del Reglamento del Libro Registro de Intervenciones

En sesión del Honorable Consejo Directivo de fecha 25/02/02, se resolvió modificar el

Reglamento, agregando en el art. 11 inc. d), lo siguiente:

El Escribano deberá consignar en el acta que labre en el “Registro Libro de Intervenciones”, el

número de Sello de Actuación Notarial o de Marbete utilizado con motivo de su intervención en

las autenticaciones de firmas.

La presente modificación comenzará a regir a partir del día 1º de abril de 2002. (publicado en

Circular nº 6 del 08/03/02).

Modificaciones del Reglamento del Libro de Registro de Intervenciones

(Aprobado en sesión del H. Consejo Directivo de fecha 28.05.07)

Se dispuso modificar el Reglamento del Libro Registro de Intervenciones, agregando el

siguiente artículo:

“Art. 18 bis. En el acta que se autorice en el Libro y en el texto de la certificación de

firmas que se realice en toda autorización por parte de los padres a favor de sus hijos

menores, se deberá colocar que se ha tenido a la vista la documentación que acredita

el vínculo filial, con referencia concreta a los datos que individualicen la misma. (Ej.

Inscripción del Acta de Nacimiento de los menores con número, folio, tomo, año)”

Modificaciones del Reglamento del Libro de Registro de Intervenciones

CERTIFICACIONES DE FIRMAS EN FORMULARIOS DEL REGISTRO NACIONAL DEL

AUTOMOTOR

Desde el 15 de abril de 2001 todas las CERTIFICACIONES DE FIRMAS deben ser realizadas

por los notarios en formularios del Registro Nacional de Automotores deben ser formalizadas

en una foja de Actuación Notarial.

Relacionando en el duplicado y triplicado el número de Fojas de Actuación Notarial en la que

consta la autenticación.

Desde la modificación del ART. 1001 Y 1002 del Código Civil se debe determinar en el texto

de la certificación el modo en que se realizó la identificación del firmante.

“a.3. Consignará la forma en que hubiere justificado la identidad del firmante en los

términos del artículo 1002 del Código Civil.”

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2

JURISPRUDENCIA Nº 1: CERTIFICACION DE FIRMA ~ FECHA CIERTA ~ FECHA DEL INSTRUMENTO ~ INSTRUMENTO PRIVADO ~ JUEZ DE PAZ ~ TERCERIA ~ TERCERIA DE DOMINIO ~ VALOR PROBATORIO Tribunal: Cámara en lo Civil, Comercial, de Familia y del Trabajo de Marcos Juárez

(CCivComFamiliayTrabMarcosJuarez)

Fecha: 25/02/2005

Partes: Técnica Agrointegral S.R.L. c. Baldessone, Alberto O.

Hechos:

La Cámara rechaza el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia que no hace

lugar a la tercería de dominio deducida basándose en un contrato de arrendamiento cuya firma

fue certificada ante el juez de paz, sin la participación de dos testigos.

Sumarios: 1. Es improcedente la tercería de dominio que se basa en un contrato de arrendamiento cuya

certificación de firmas fue hecha por el juez de paz del lugar sin haber sido refrendada por

testigos de actuación, toda vez que esa simple certificación no le da el carácter de instrumento

publico ni acredita la fecha cierta requerida.

Texto Completo: 2ª Instancia.- Marcos Juárez, febrero 25 de 2005.

Considerando: I. Los agravios.

Sostiene el recurrente en sus agravios que la resolución que ordena el levantamiento de

embargo se basa en un contrato absolutamente falso, cuyas fechas de celebración y

certificaciones de firmas son igualmente falsas, y en testimonios contradictorios y teñidos de

parcialidad.

Manifiesta que el contrato acompañado es consecuencia de una maniobra fraudulenta en la

que tuvo especial participación la Juez de Paz de Los Surgentes, mediante la certificación de

firmas, tendiente a perjudicar sus derechos.

Sostiene que el a quo se equivoca cuando sostiene que no surge del acto que Baldessone

estaba presente al momento de la traba del embargo, cuando ello no surge del acta pertinente,

resultando obvia su presencia atento los términos de la misma.

Resalta que las certificaciones de firmas fueron realizadas en diferentes fechas y una de

ellas un día feriado, lo que resalta la falsedad de aquel contrato, ya que el juez interviniente no

tuvo en cuenta al momento de inventar la certificación retroactiva de aquella firma que el día

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3

referido era inhábil.

Pasa luego a relacionar los testimonios de Pellizón y Rozzi a las que califica de

contradictorias, por lo que sostiene que no debieron ser valoradas para fundar su decisión, ya

que ello importaba una incorrecta valoración de la prueba.

Insiste con la falta de fecha cierta del contrato de arrendamiento, independientemente de su

falsedad, porque la certificación de firma no se lo confiere, ya que no está comprendida en

ninguna de las hipótesis previstas en el art. 1035, CC y el a quo omite aplicar al caso lo

previsto en el código civil argentino, máxime cuando las firmas insertas en aquél contrato, no

fueron registradas en ningún libro.

Por último manifiesta que al momento de la certificación por parte de la Juez de Paz,

actuaba como escribano E. T., por lo que, para obtener fecha cierta el contrato de

arrendamiento, tendría que haber certificado las firmas el mencionado escribano.

II. La solución.

II.1. La exigencia de la fecha cierta en un instrumento privado, implica evitar una posible

situación de fraude o perjuicio en relación a los sucesores singulares de las partes o a terceros,

que es lo que aquí, con su cuestionamiento se pretende evitar.II.2. Si bien debemos destacar

que la actuación del juez de paz en la certificación de las firmas en un contrato de

arrendamiento, es de las autorizadas expresamente por la ley (art. 40, ley 13.246 t. o. ley

22.298) y no como lo plantea el apelante cuestionando impropiamente esa competencia, le

asiste razón en cuanto en el particular, esa sola circunstancia, no le confiere el estatus de

fecha cierta.

II.2.a. En primer lugar, porque esa simple certificación no le da carácter de instrumento

público, sino que sigue siendo privado (conf. CNCiv., sala F, JA, 1974-21-534 y sala A

08/07/1994, "Orlievsky Roberto c. Aiz Saúl, Escrituración", LexisNxis On line n 10-7170). Como

tal, queda aprehendido en las disposiciones del art. 1035 del Código Civil, porque si bien -como

se dijo- no resulta cuestionable la competencia del Juez de Paz para esa función, esa simple

certificación de firmas en días alternativos, carece de aptitud de actuación, cuando no es

refrendada por Secretario o testigos de actuación, según el caso (arg. art. 53, ley 8435; "La

admisión de otros casos que no se subsuman en uno de los supuestos de hecho mencionados

en el art. 1035 del CC para la adquisición de fecha cierta en los instrumentos privados, está

condicionada a la concurrencia de circunstancias inequívocas que conduzcan a una certeza

moral de la fecha cierta del instrumento y tal prueba debe incidir en contra de quien pretenda

hacer valer las estipulaciones asentadas en el instrumento privado (conf. Llambías "Código

Civil Anotado", T. II-B, p. 203; Belluscio- Zannoni "Código Civil...", T. VI, p. 669; Spota "Tratado

Parte General, vol. 9 p. 800 n 2141; Borda "Tratado...Parte General", T. II, p. 173 N° 942;

Falcón "Código Procesal...", T. III, ps. 206-207; Fenochietto-Arazi, "Código Procesal...", T. 2 p.

366; C.N.Civ. sala A "Chaine c. Constenia s/ escrituración", del 9/2/88; id. sala D R.63905 dl

13/3/90) CNCiv. sala A 08/07/1994, "Orlievsky Roberto c. Aiz Saúl s. Escrituración"), tal como

se desprende del documento de fojas 3; todo ello independientemente de la falsedad ideológica

Page 31: Actas Notariales PN MOD1

3

que revela el testimonio de la propia firmante respecto de las fechas en que se habría

producido ese hecho (fs. 55 vta.), que lo complica aún más.

II.2.b. En ese mismo sentido, no encontrándose protocolizado o archivado en protocolo o

libro alguno, de adoptar la tesis amplia y aplicar analógicamente la disposición del inciso

segundo del art. 1035, CC al particular, cuando se trata la de certificar firmas en los contratos

de arrendamientos rurales de una actuación de competencia del juez de paz, evidentemente

debió ello ser realizado ante dos testigos de actuación, lo que no ocurrió (en igual sentido: "El

art. 1035 del Código Civil, prevé el caso de reconocimiento del instrumento ante un escribano y

dos testigos que lo firmaren y no es posible por vía interpretativa, crear un supuesto de fecha

cierta ya previsto por el código parcelando su contenido y haciendo caso omiso de la

fundamental exigencia de la firma de dos testigos presenciales (SCBA LA LEY, 149-533, cit.

por Llambías, II-B p. 205).

II.3. Desacreditada de esa forma la fecha cierta pretendida dar al instrumento privado en

que se basa la tercería, la misma es improcedente, por lo que debe acogerse el recurso,

revocando la resolución de primera instancia.

II.4. Las costas en ambas instancias se deben imponer al tercerista que resulta vencido,

difiriéndose la regulación de honorarios para su oportunidad.

Por lo expuesto el Tribunal resuelve: I. Hacer lugar al recurso de apelación interpuesto por

el doctor A. J. R., interpuesto a fs. 134 en contra del Auto Interlocutorio Número Doscientos

cincuenta y ocho de fecha veintisiete de mayo de dos mil cuatro. II. Imponer las costas en

ambas instancias al tercerista vencido. III. Diferir la regulación de honorarios de los letrados

intervinientes doctores A. J. R. y G. M. R. para su oportunidad. IV. Protocolícese, hágase saber

y oportunamente bajen, dejándose constancia que el doctor Luis Mario Sosa (h.), no suscribe la

presente por encontrarse en uso de licencia compensatoria del mes de enero (art. 382 del C de

PC y C t. o. ley 9129). - Carlos A. Conti. - Carlos F. García Allocco. - Juan A. Namur.

JURISPRUDENCIA Nº 2: CERTIFICACION DE FIRMA ~ PERSONERIA ~ PODER ~ REPRESENTACION PROCESAL Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Contenciosoadministrativo de San

Francisco(CCivComyContenciosoadministrativoSanFrancisco)

Fecha: 28/05/1993

Partes: Ruiz, Mario R. c. Porporato, René A. y otra

Sumarios: 1. Cuando se acompaña carta-poder otorgada por cada uno de los demandados a favor de sus

respectivos letrados, para que el tribunal tenga presente el poder otorgado en su

representación judicial, es necesario al momento de su presentación que esté cumplida la

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3

condición especial de la certificación de la firma.

2. Al presentarse al tribunal una "carta-poder" ya debe estar completa con la firma del

poderdante y la certificación correspondiente, y para el caso de pretender que lo sea el propio

secretario del juzgado pertinente, se deben tomar las prioridades en el tiempo, es decir el

interesado debe hacer firmar al poderdante ante el funcionario y este sin dilatación en el tiempo

certificar dicha firma, y luego acompañarlo a las presentaciones judiciales pertinentes, en

donde se pide participación, su pretensión de parte y domicilio constituido, pues mientras esto

no se haya cumplido, no existe como poder y, por ende, no son admisibles las peticiones

formuladas al tribunal invocando tal representación.

Texto Completo: 2ª Instancia.- San Francisco, mayo 28 de 1993.

Considerando: I. Que presentada demanda ejecutiva por parte de la actora, a fs. 7/8 y 10/11

comparecen los demandados por separado, oponiendo excepciones y acompañando carta-

poder cada uno de ellos a favor de los doctores Cornaglia, la señora de Porporato y el doctor

Cubría por el demandado Porporato.

II. Que a fs. 13 corre una manifestación del doctor Ruiz, actor en autos, sosteniendo que las

carta-poder acompañadas a fs. 6 y 9 por sendos abogados, no lo han sido con las formalidades

de ley, por lo que no habiendo acreditado personería se deben desglosar tanto el poder, como

la oposición de excepciones. Que falta un requisito especial que es la firma del secretario y

esto no ha podido ser por ausencia del tribunal de la misma (escrito presentado el 27/10/92).

Que esto motivó que la titular del juzgado, a fs. 16 y con fecha 28/10/92 pidiera informe a la

titular de la secretaría Nº 4, a cargo supletoriamente de la secretaría Nº 3. Esta informa que las

actuaciones en la fecha referida del 19/10/92, no fueron pasadas a despacho, no habiendo la

misma tomado conocimiento de los escritos acompañados. A fs. 17 la juez, pide nuevo informe

a la secretaría titular nº 3 y a su personal, quienes informan de que en la fecha y hora indicada

en el cargo de los escritos, comparecieron los señores Porporato trayendo las respectivas

carta-poderes y escritos, firmando los primeros ante un auxiliar, quien previa comprobación de

identidades y recibiendo los escritos, pasa el expediente para decretar.

Que luego se apersonó uno de los letrados y un auxiliar requiere cédula de notificación para

verificar si estaba en fecha procesal para oponer las excepciones, comprometiéndose el doctor

Cubría a traerle, lo que motivó que se pusieran los autos en el casillero correspondiente.

Textualmente informa la secretaría titular del juzgado a fs. 17 "Que practicada la averiguación

correspondiente al personal de la secretaría, se me informó lo siguiente: que en la fecha y hora

indicada en el sello de cargo de los escritos, comparecieron personalmente los señores

Porporato trayendo las respectivas cartas-poderes y escritos, firmando las primeras ante la

auxiliar Damia, quien previa comprobación de las identidades y recibo de los escritos, devolvió

las copias y cédulas de notificación, pasando el expediente para decretar. Que luego se

apersonó el doctor Cubría y el oficial Bertotti le requirió las cédulas de notificación a los fines de

comprobar la temporaneidad de la oposición de excepciones, prometiéndole al doctor Cubría

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3

acompañarlas, por lo cual los escritos no fueron proveídos ni los mandatos firmados,

poniéndose el expediente en el casillero correspondiente".

Que ello motiva, con fecha 2/11/92 que la juez decretara lo siguiente "Atento al informe

precedente, téngase por acreditada la personería al tiempo de presentarse los escritos de

oposición de excepciones y en su consecuencia, téngase a los comparecientes por

presentados, por parte en el carácter invocado y con domicilio constituido. Por opuestas las

excepciones de falta de personería del actor e inhabilidad de título opuestas, traslado al

ejecutante por el término de 6 días, bajo apercibimiento. Notifíquese".

II. Que a fs. 19/22, el actor opone recurso de reposición con el de apelación en subsidio del

decreto antes transcripto sosteniendo que debe revocarse el decreto, con rechazo y desglose

de los escritos y poder cuestionado por que, en síntesis, se admite un sendo instrumento que

no corresponde en la instancia que se presente; b) se admite sin la firma certificada, lo que

viola la solemnidad del acto y c) admite acreditada personería y da por presentadas las

excepciones, otorga participación y los tiene por parte, lo que impugna, y menos aún que se

tengan por opuestas las excepciones. Que analiza los hechos cronológicamente como se han

transcripto ut supra y sostiene que no corresponde admitir el "poder apud-acta" como corre a

fs. 6 y 9, al no estar firmado por el Secretario o por los que la ley procesal admite, violando las

disposiciones del art. 1184 inc. 7, 1870 inc. 6, Cód. Civil y art. 27 del Cód. de Proced. Civil. Que

los únicos responsables son los demandados quienes deben velar y controlar los actos

procesales y no el tribunal ni su personal. Aquellos son los obligados y responsables de

acreditar la calidad que invisten en legal forma, es decir con todas las formalidades que la ley

requiere y no como en el caso de presentar una carta-poder sin la firma del poderdante

autenticada. Que esto es nulo y por lo tanto, ataca la admisión que se ha dado a los

comparecientes en el decreto de fs. 18 ya que no está acreditada, aun a esa fecha, la calidad

de su personería, por lo que no puede tenerlos por presentado, por parte con domicilio

constituido y tampoco por opuestas las excepciones en término.

III. A fs. 23/24 contesta el traslado corrido el actor, y a fs. 30/33 corre el auto interlocutorio

nº 51 del 22/3/93, en donde el titular del juzgado rechaza el recurso de reposición y concede la

apelación en subsidio, invocando que, previamente a un análisis de los hechos cronológicos

ocurridos, pese a que los poderes no se firmaron en el día por la secretaria reemplazante del

juzgado y guardado el expediente en casillero en esas condiciones, por el art. 27 del Cód. de

Proced. Civil esa forma de poder es especial ya que todas las facultades en él enumeradas

están destinadas a una acción determinada, luego describe a la carta-poder y sus partes

componentes sosteniendo que existe un instrumento privado y lo firma el poder-dante, y la

necesidad de la certificación y firma del secretario judicial que es instrumento público. Que en

el caso, ante la ausencia de la secretaria titular y el reemplazo por la secretaria de turno, la

omisión de la firma y el pasar los autos a despacho son errores formales, pero que no pueden

ser imputados a los demandados que correctamente asistieron al tribunal a firmar y hacer

autenticar sus firmas. Que hacer prevalecer la formalidad frente a la verdad real, sólo lleva a la

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3

injusticia contra quienes ninguna culpa han tenido. Por tales argumentos rechaza la reposición,

mantiene el decreto impugnado, y concede la apelación en subsidio, con imposición de costas

al recurrente.

IV. Que a fs. 38/39, una vez elevados los autos al tribunal de alzada, corre la expresión de

agravios del recurrente, fundándolos en síntesis que el tribunal falla, haciéndose cargo de los

errores procesales, pero desligando a los demandados de ello, cuando en realidad la verdad

real es que los "poderes apud-acta" acompañados, no fueron suscriptos nunca por la

secretaria, tal como lo exige el art. 27 del Cód. de Proced. Civil, lo que de por sí hace todo lo

otro innecesario, pues la verdad real que intenta defender el tribunal, es que la parte que

comparece, es la que debe presentar la documentación en forma, toda vez que el impulso

procesal es de las partes y no del tribunal. Si existen falencias procesales internas, es a los

interesados a los que incumbe enderezarlos. Que admitir lo que se ha hecho es admitir la

violación de las formas y solemnidades de la ley prescripta tanto por la ley sustantiva como la

procesal (arts. 12.950, 973.970 inc. 4, 980, 988, 1184 inc. 7, 1870 inc. 6 y concs., Cód. Civil y

27, Cód. de Proced. Civil). Por los demás argumentos circunstanciales y de hecho que se

reiteren, pide se haga lugar al recurso de apelación, con costas al demandado, pues son los

responsables directos y legales, tanto para la primera como para la segunda instancia.

Que a fs. 42 y 43 corre la contestación por los recurridos, quedando la causa en estado de

resolución.

V. Que, de acuerdo con el art. 871 del Cód. de Proced. Civil, salvo la aclaración final,

"solamente serán recurribles los autos o resoluciones que la ley declara tales", y al no prever

nada el Cód. en relación a las providencias que tienen por acreditadas representaciones o que

admiten las excepciones, el decreto de fs. 18 era irrecurrible. De suerte que los argumentos

esgrimidos en el recurso de reposición con apelación en subsidio de fs. 19/22 se hubiera

debido hacer valer en la contestación de las excepciones. No obstante, habiéndose aceptado,

tramitado y resuelto dicho recurso de reposición, se impone lo propio respecto del de

apelación, pues de lo contrario, si este tribunal se limitara a aplicar el art. 871 del Cód. de

Proced. Civil al recurso de apelación, quedaría firme el proveído de fs. 18, con efectos

preclusivos.

VI. Que en el tema de acreditar la representación de un titular de un derecho por otra

persona en el ámbito judicial y dentro del proceso, nuestro art. 27 del Cód. de Proced. Civil

contempla las distintas posibilidades y en especial con qué título o documento es necesario

acompañar pero peticionar tal representación. Dejado de lado, por no ser el caso de autos, los

poderes especiales o generales otorgados por notarios, acorde a las disposiciones del Cód.

Civil, la ley de procedimientos dispone la posibilidad de presentar poderes especiales para

actuar en cualquier clase de juicios, los que pueden ser otorgados "apud-acta" o por medio de

"carta poder" e impone concretamente que los mismos, deben contar con la firma autenticada

del poderdante, "por escribano público, juez de paz o secretario judicial". Cuando se acompaña

como en autos, carta-poder otorgada por cada uno de los demandados a favor de sus

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3

respectivos letrados, para que el tribunal tenga presente el poder otorgado en su

representación judicial, es necesario al momento de su presentación, que está cumplida la

condición especial de la certificación de la firma. No se trata de un poder "apud-acta" que es el

que se hace en los propios actuados nombrando la parte su apoderado delante del juez, quien

lo hace poner en el mismo proceso, luego sólo puede ser otorgado ante el juez y secretario que

está en conocimiento de los autos, pero nunca por ante un tribunal extraño. En cambio en la

"carta-poder" basta la firma del mandante y que ya está certificada o autenticada por los

funcionarios que mencionan el art. 27 del Cód. de Proced. Civil.

Así Vénica, "Comentario a la reforma procesal civil y comercial", Ed. García Torralba, en p.

34 al tratar el tema anota este comentario y sostiene que 'en este caso de carta-poder'" el

secretario judicial de que habla el artículo puede ser cualquiera, de cualquier grado y fuero, aún

del Juzgado de Paz, ya que la ley no distingue. Sólo debe comprobarse la identidad del

otorgante...". Esto nos da la pauta que al presentarse al tribunal una "carta-poder" ya debe

estar completa con la firma del poderdante y la certificación correspondiente, y para el caso de

pretender que lo sea el propio secretario del juzgado pertinente, se deben tomar las prioridades

en el tiempo, es decir el interesado debe hacer firmar al poderdante ante el funcionario y este

sin dilatación en el tiempo certificar dicha firma, y luego acompañarlo a las presentaciones

judiciales pertinentes, en donde se pide participación, su pretensión de parte y domicilio

constituido, pues al no hacerla así, se corre el riesgo de lo ocurrido en autos, en donde las

carta-poderes de fs. 6 y 9 pese a tener la terminología de una certificación, falta lo única

irremplazable para el art. 27 del Cód. de Proced. Civil, que es la firma del funcionario que

certifique la firma del poderdante, mientras esto no se haya cumplido, no existe como poder y

por ende no son admisibles las peticiones formuladas al tribunal invocando tal representación.

Incluso, aun ahora, sigue faltando tal certificación.

Que atento a todo lo dicho, las presentaciones de fs. 6 a 11 se deben tener por no

presentadas, por revocado el decreto de fs. 18 y el auto interlocutorio número 51 del 22/3/93

corriente a fs. 30/33 de autos, que lo sostiene, con imposición de costas en ambas instancias a

los demandados.

Por todo lo expuesto y disposiciones legales invocadas: se resuelve: Hacer lugar al recurso

de apelación interpuesto en subsidio y en su consecuencia, dejar sin efecto el decreto corriente

a fs. 18 y el auto interlocutorio nº 51 corriente a fs. 30/33, debiéndose tener por presentados los

escritos corrientes a fs. 6/11 de autos. Con costas en ambas instancias a cargo de los

demandados.-

Oscar H. Venica.- José F. Blengini.- María A. de Cantagall.

JURISPRUDENCIA Nº 3: ACTA NOTARIAL ~ ESCRIBANO ~ FIRMA CERTIFICADA ~ INSTRUMENTO PUBLICO ~ JUICIO EJECUTIVO ~ PREPARACION DE LA VIA EJECUTIVA ~ TITULO EJECUTIVO

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3

Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contenciosoadministrativo de 1a

Nominación de Río Cuarto(CCivComyContenciosoadministrativoRioCuarto)(1aNom)

Fecha: 09/06/2000

Partes: Bagley S. A. c. Quiñonez, Humberto T.

Sumarios: 1. La constancia de un documento extraprotocolar de actuación notarial en el Registro de

Intervenciones -que debe ser llevado a los efectos de la actuación de los escribanos en todos

los actos no protocolares, a la manera de un verdadero protocolo de actas-, que presenta la

firma certificada del otorgante, confiere a aquél el carácter de instrumento público en los

términos del art. 979 inc. 2° del Cód. Civil.

2. Es innecesaria la preparación de la vía ejecutiva de la constancia de un documento

extraprotocolar de actuación notarial en el Registro de Intervenciones -que debe ser llevado a

los efectos de la actuación de los escribanos en todos los actos no protocolares, a la manera

de un verdadero protocolo de actas-, que presenta la firma certificada del otorgante, ya que el

mismo constituye instrumento público.

3. El juicio ejecutivo debe promoverse con un título perfeccionado -en el caso, no surge del

instrumento público expedido por un notario, que la deuda reclamada sea exigible-, no siendo

posible su saneamiento en el decurso del proceso.

Texto Completo:

2ª Instancia.- Río Cuarto, junio 9 de 2000.

1ª ¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada? 2ª ¿Qué pronunciamiento corresponde

dictar?

1ª cuestión.- El doctor Cenzano dijo:

I. El pronunciamiento recurrido contiene una relación de causa que reúne los requisitos

prescriptos por la ley, por lo que a ella me remito en homenaje a la brevedad, evitando así

innecesarias reiteraciones. Elevados los autos a esta Excma. Cámara y corrido que fue a la

apelante, el traslado prescripto por el art. 371 del Cód. Procesal Civil, el mismo es evacuado

por su apoderado a fs. 183/202 vta., quien manifiesta que la sentencia impugnada no sólo

agravia a su representada sino a todo el orden jurídico y al más elemental principio de justicia,

de dar a cada uno lo suyo, por cuanto hace lugar a las excepciones planteadas por la

demandada, ateniéndose tanto a una falsa premisa como a un rigorismo formal exacerbado.

Expresa en primer término que el a quo no ha tenido en cuenta lo dispuesto por el art. 1197

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3

del Cód. Civil, al desconocer que en la cláusula octava del contrato que en copia corre a fs.

13/18, las partes acordaron conferirle el carácter de título ejecutivo por lo que, no resultando

alterado el orden público, ni vulnerados principios de raigambre constitucional, como el derecho

de defensa o el debido proceso, no podía el sentenciante apartarse de la fuerza ejecutiva

convencionalmente otorgada al documento en que se basa la acción deducida en la causa.

Sostiene asimismo que la última parte del inc. 1º del art. 518 del Cód. de Proced. Civil, al

prescribir que se consideran título ejecutivo los documentos privados declarados tales, se

refiere precisamente a los creados por las partes, en tanto reúnan los presupuestos de aquél.

En tal sentido invoca la observancia de tales presupuestos, destacando que al estar

certificada por escribano público la firma del deudor obrante en el documento ejecutado, se

hacía innecesaria la preparación de la vía por medio del respectivo reconocimiento por parte

del accionado. Al respecto remarca que surgiendo del fallo traído en crisis, que el fundamento

de la decisión radica en la falta de dicho reconocimiento por parte del ejecutado, previo a la

ejecución, de la firma que se le atribuye, aquélla carece de todo sustento en virtud de la aludida

certificación notarial.

Se queja igualmente la recurrente de la supuesta ordinarización del trámite ejecutivo, al

haber dispuesto el a quo la apertura a prueba de la causa, señalando asimismo que la

resolución cuestionada acarrea a su mandante perjuicios irreparables pues, teniendo en cuenta

la importancia económica de la deuda que se pretende ejecutar, el rechazo de la ejecución

importa que aquélla deba soportar cuantiosas costas, como así también la necesidad de iniciar

un nuevo pleito, posibilitando mientras tanto al deudor, realice maniobras que le faciliten evadir

el pago. Destaca igualmente, como otra derivación de la resolución impugnada, la inestabilidad

laboral en que quedarán los empleados jerárquicos de la actora, que participaron en la

concreción e instrumentación de un convenio declarado inhábil para la vía judicial intentada.

Por otra parte pone de resalto la demora insumida en la tramitación de la causa, que

atribuye tanto al hecho de haber sido abierta a prueba la misma, como al tiempo en que

permaneció a estudio del a quo para el dictado de la sentencia recurrida, circunstancia que, en

su opinión, ha lesionado no sólo la garantía constitucional de la defensa en juicio y el derecho

al debido proceso, sino que al resolver como lo hizo, apegándose a un bizantino rigor formal,

afecta la seguridad jurídica, incrementando el actual descreimiento en la justicia al desconocer

tanto la voluntad de las partes como las pruebas rendidas en el pleito, que han acreditado la

existencia de la deuda cuya satisfacción se reclama.

Por todo lo expuesto, sintéticamente reseñado, solicita la recurrente se revoque la sentencia

impugnada, haciéndose lugar a la demanda, con costas, al tiempo que deja planteado el caso

federal, efectuando la reserva pertinente.

Mediante presentación que corre a fs. 203/210 vta, la apoderada del demandado evacuó el

traslado que se le corriera en los términos del art. 372 del Cód. de Proced. Civil, requiriendo el

rechazo del recurso interpuesto y la consecuente confirmación de la sentencia impugnada, con

imposición de costas al recurrente.

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Dictado y consentido el correspondiente decreto de autos, se dispuso el pase de la causa a

estudio, concluido el cual el pleito se encuentra en condiciones de ser sentenciado por este

tribunal.

II. Buena parte de la doctrina y la jurisprudencia se pronuncian en favor de la posibilidad de

crear convencionalmente títulos ejecutivos (Daniel Héctor Calatrava, "Título ejecutivo

convencional", ED, 97-487/492; Palacio, "Derecho Procesal Civil", t. VII, p. 352, citado por

Jorge Donato en "Juicio Ejecutivo", p. 93, Ed. Universidad, año 1989; Hugo Alsina, "Derecho

Procesal - Ejecución forzada y ...", t. V, p. 204, Ed. Ediar, año 1962; Hugo Ramacciotti,

"Compendio de Derecho Procesal Civil y Comercial de Córdoba", t. 2, p. 317, Ed. Depalma, año

1980; Matilde Zavala de González, "Doctrina Judicial - Solución de casos", t. 2, p. 242, Alveroni,

Ed., año 1997; CApel CC Tucumán, 27/03/1981 en "Jabid Olga L. c. Riesznik Isaac y otros",

ED, 97-487), coincidiendo en que ello será así siempre y cuando, además, sean observados

los requisitos específicos de admisibilidad, esto es los llamados presupuestos del título

ejecutivo, extremo que, como se verá luego, no se verifica en el caso de autos.

En tal sentido tampoco resulta definitoria del conflicto, la respuesta que se otorgue al

segundo de los cuestionamientos de la recurrente, quien sostiene la innecesariedad de la

preparación de la vía ejecutiva a los fines del reconocimiento por parte del accionado, de la

firma que se le atribuye, inserta en el documento ejecutado, cuando aquélla se encuentra

certificada por escribano público. A diferencia de lo que ocurre en el Cód. Procesal Civil y

Comercial de la Nación, que en su art. 523 inc. 2º), enumera como título ejecutivo, al

"instrumento privado ... cuya firma estuviese certificada por escribano con intervención del

obligado y registrada la certificación en el protocolo", nuestro art. 518 no contiene una previsión

similar. Habiendo transcurrido casi 30 años entre el dictado de las leyes 17.454 (sancionada el

20/09/1967 y publicada el 07/11/1967) y 8465 (sancionada el 27/04/1995 y publicada el

08/06/1995) y teniendo en cuenta que muchas de las incorporaciones del Cód. de Proced. Civil

actualmente vigente en nuestra provincia, han sido tomadas, algunas textualmente, del cuerpo

normativo nacional, resulta a mi entender obvio que tal omisión ha sido deliberada.

Refiriéndose al segundo de los incisos que integran el artículo 979 del Cód. Civil, autorizada

doctrina sostiene que "abarca todas aquellas manifestaciones notariales que no son las

escrituras del inc. 1º y que aún pueden llegar a ser extraprotocolares. La más importante de

estas expresiones es el acta notarial, que por carecer de una regulación legal a nivel nacional,

debe ser estudiada a partir de las respectivas normativas locales" (Alberto Bueres - Elena

Highton, "Código Civil comentado", t. 2 C, p. 6, Ed. Hammurabi, año 1999; Belluscio - Zannoni,

"Código Civil comentado", t. 4, p. 481, Ed. Astrea, año 1982). En nuestro ámbito provincial la

ley 4183, que regula el ejercicio del notariado, prescribe en su art. 13, al igual que en el art. 20

del dec. regl. 2259/75, que a los efectos de la intervención de los escribanos en todos los actos

no protocolares, deben llevar un Registro de Intervenciones, cuyas características principales

señalan, delegando en Colegio de Escribanos el dictado de las normas de aplicación

relacionadas con el funcionamiento de aquél. En cumplimiento de tal delegación legislativa, en

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reunión del primero de noviembre de mil novecientos ochenta y dos (01/11/1982), el Consejo

Directivo del Colegio de Escribanos de la Provincia de Córdoba dictó el "Reglamento del Libro

Registro de Intervenciones", regulando las intervenciones no protocolares de los notarios de

manera puntillosa y pormenorizada, con las formalidades impuestas por la necesidad de rodear

al registro en cuestión, conforme rezan los propios considerandos de aquél, "de todas las

exigencias de seguridad y certeza, a la manera de un verdadero protocolo de actas".

Extendida entonces la certificación, en la forma determinada por la normativa señalada

(arts. 13 de la ley provincial 4183, 20 del decreto regl. 2259/75 y Reglamento del Libro Registro

de Intervenciones dictado el 01/11/1982 por el Consejo Directivo del Colegio de Escribanos de

la Provincia de Córdoba), cabe concluir que la constancia en un documento extraprotocolar, de

la actuación notarial en el Registro de Intervenciones, en el caso certificando la firma del

otorgante, confiere a aquél el carácter de instrumento público, en los términos prescriptos por el

art. 979, inc. 2º, del Cód. Civil, (Jorge Joaquín Llambías, "Código Civil Anotado", t. II-B, p. 155,

Ed. Abeledo Perrot, año 1979; Enrique Falcón, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación

anotado, concordado y comentado", p. 619, Ed. Abeledo Perrot, año 1984; Salvat - Romero del

Prado, "Derecho Civil Argentino - Parte General", t. II, p. 311/312, Ed. T.E.A., año 1955; Acdeel

Salas, "Código Civil anotado", t. 1, p. 485, Ed. Depalma, año 1979; CNCom. sala A, 06/04/1972

en "Vidal Automotores S.A. c. Zastriznij Nicolás", ED, 43-301; CNCiv. sala A, 06/07/1972 en

"Campo Argentino S.A. c. Fernández Oscar", ED, 46-139).

En consecuencia, corresponde se encuadre al documento que se pretende ejecutar, en el

primero de los supuestos contemplados por el inc. 1º del art. 518 del Cód. de Proced. Civil,

siendo por ello innecesaria la preparación de la vía ejecutiva, sin perjuicio de lo cual

corresponde analizar si aquél reúne, para ser considerado tal, los presupuestos de todo título

ejecutivo, esto es "legitimación sustancial, objeto cierto o determinado o fácilmente

determinable, plazo vencido y obligación pura o condición cumplida" (Ramacciotti, ob. cit., t. 2,

p. 350; Donato, ob. cit, p. 55 y sigtes.; Ramiro Podetti-Guerrero Leconte, "Tratado de las

ejecuciones", p. 199 y sigtes., Ed. Ediar, año 1997; Alsina, ob. cit., p. 189 y sigtes.). Sin

necesidad de analizar si en el caso ha sido cumplimentado, con la certificación que en copia

corre a fs. 19/20, el requisito de completitividad o autosuficiencia del título, lo cierto es que ni de

aquélla ni del documento suscripto por el accionado, surge que la deuda reclamada sea

exigible, esto es de plazo vencido, tal como lo destacó el demandado en oportunidad de oponer

excepciones (fs. 47 vta.).

Dicha omisión no puede considerarse subsanada por la pericial contable producida en la

causa, pues ello importaría desnaturalizar el proceso ejecutivo, distorsión a la que con

vehemencia se ha opuesto la recurrente en su escrito de expresión de agravios. En fallo

reciente, esta Excma. Cámara sostuvo que el juicio ejecutivo debe promoverse con un título

perfeccionado, no siendo dable sanearlo en el decurso del proceso (Sentencia Nº 6 del

15/03/2000 en "Miatello Francisco c. José María Becerra", Sem. Jur. Nº 1291 del 18/05/2000,

pág. 624/625). Consecuentemente a lo expuesto, soy de opinión que resulta ajustada a

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derecho la sentencia recurrida, en tanto rechaza la demanda interpuesta, por cuanto ésta se

basa en un título inhábil para la procedencia de la ejecución.

Los restantes agravios expresados por la recurrente, no constituyen un análisis crítico de

los argumentos esgrimidos por el a quo en sustento de la decisión impugnada, por lo que sin

perjuicio de haberlos analizado debidamente, considero que su tratamiento explícito resulta

absolutamente irrelevante en orden a la decisión que debe adoptar este tribunal, no obstante lo

cual me permito destacar la inexistencia de la invocada desnaturalización del proceso ejecutivo

por el hecho de haber sido abierta a prueba la causa, desde que constituye una etapa que lo

integra a fin de recepcionar las probanzas que hacen a la procedencia de las excepciones

opuestas (conf. arts. 548, 552 y conc. del Cód. de Proced. Civil), resultando curioso el reproche

si se tiene en cuenta que la propia actora ofreció prueba al contestar las excepciones,

determinando uno de los medios propuestos, por su naturaleza, la necesidad de habilitar la

etapa en cuestión para su recepción.

La carencia de todo asidero de los restantes agravios vertidos por la recurrente, se

patentiza cuando reprocha al fallo impugnado lesionar la protección del empleo. El agravio,

supuesto de existir, no se verificaría a su respecto, como expresamente lo reconoce la

impugnante, siendo ello suficiente para desestimar los argumentos explicitados en tal sentido.

Cabe destacar, por otro costado, que la política empresaria de la actora en orden a la

responsabilidad funcional de sus dependientes jerárquicos, aún la más rigurosa, no puede

traerse a colación en sustento de la crítica al decisorio cuestionado.

Por todo lo expuesto, voto por la afirmativa a la primera cuestión planteada.

Los doctores de Olmos y Avalos adhirieron al voto precedente y se pronunciaron el igual

sentido.

2ª cuestión.- El doctor Cenzano dijo:

Corresponde rechazar la apelación interpuesta, confirmando en todos sus términos la

sentencia recurrida. De conformidad a lo dispuesto por el art. 130 del Cód. de Proced. Civil, las

costas de alzada deben ser soportadas por la recurrente, no encontrando méritos para una

decisión diversa, desde que corresponde atribuir sólo a la actora la errónea elección de la vía

procesal intentada, producto de un incorrecto análisis del título en el que sustentó la acción

deducida.

Los doctor de Olmos y Avalos adhirieron al voto precedente y se pronunciaron el igual

sentido.

Por el resultado del acuerdo que antecede y por unanimidad del tribunal, se resuelve: I.

Rechazar la apelación interpuesta y por tanto confirmar en todos sus términos la sentencia

recurrida. II. Imponer a la recurrente las costas de alzada. III. Tener presente la reserva del

caso federal.- Eduardo H. Cenzano.- César de Olmos.- Julio B. Avalos.

JURISPRUEDENCIA Nº 4:

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ACTA DE CONSTATACION ~ CESE DE ACTIVIDADES ~ COSTAS ~ COSTAS POR SU ORDEN ~ CREDITO FISCAL ~ CREDITO POSTCONCURSAL ~ QUIEBRA ~ SINDICO ~ VERIFICACION DEL CREDITO Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Contenciosoadministrativo de 2a

Nominación de Río Cuarto(CCivComyContenciosoadministrativoRioCuarto)(2aNom)

Fecha: 10/10/2002

Partes: Dirección Gral. Impositiva s/inc. de verif. de créd. en: Vilche, Cristóbal B.

Publicado en: LLC2003 (setiembre), 1000 - IMP2003-B, 2945

Hechos:

En una quiebra el fallido cuestionó la resolución que declaró verificado un crédito fiscal por

obligaciones previsionales. Invocó la ausencia de actividad como para ser deudor de créditos

fiscales. Asimismo cuestionó que se hayan impuesto las costas del incidente de verificación en

el orden causado. La Cámara confirmó el decisorio del a quo.

Sumarios: 1. Es insuficiente la mera manifestación del fallido en el sentido de haber cesado en la actividad

económico/laboral que dijo desarrollar al momento de presentarse en concurso, para enervar

las disposiciones impositivas que lo constituyen en tributario de la reclamación fiscal insinuada

-en el caso, obligaciones previsionales del régimen jubilatorio de trabajadores autónomos-

máxime si tales dichos no se concretan en la instancia procesal en que debieron informarse,

sino al cuestionar el crédito fiscal citado.

2. La obligación previsional generada en las actividades de los contribuyentes no puede verse

enervada porque éstos se limiten a sostener que no desarrollaron actividad alguna durante el

periodo que involucra el reclamo tributario -en el caso, se verificó en una quiebra un crédito por

obligaciones previsionales-, pues quien se inscribió como contribuyente por la actividad que

dijo desarrollar y con ello se hizo tributario, se encuentra desde allí impuesto del deber de

cumplir con el pago de tales tributos, debiendo en caso de cesar su actividad producir las

comunicaciones pertinentes.

3. Son válidas las actas labradas por el fisco ante el funcionario concursal que tiene a su cargo

el patrimonio falencial, pues estando el fallido desapoderado y habiendo asumido en la

sindicatura la administración de los bienes, resulta funcional al sistema que las actuaciones

judiciales o administrativas se concreten ante este funcionario.

4. Si el juez del concurso al decretar la quiebra indirecta hizo uso de la opción del art. 202 de la

ley de concursos y quiebras (Adla, LV-D, 4381), indicando a los acreedores postconcursales

que debían verificar sus créditos por la vía incidental, no corresponde imponer las costas al

verificante -en el caso, se impusieron en el orden causado-, pues la verificación por tal vía no

fue elegida por el acreedor sino que ella se presentaba como el único camino posible para

insinuarse en el pasivo falencial.

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Texto Completo: 2ª Instancia.- Río Cuarto, octubre 10 de 2002.

1ª ¿Corresponde hacer lugar al recurso de apelación deducido por el fallido en contra de la

resolución que declara verificado el crédito insinuado en el pasivo falencial por la AFIP-DGI? 2ª

¿Qué pronunciamiento debe dictarse?

1ª cuestión.- El doctor Mola dijo:

1. En autos la AFIP-DGI solicita, por vía incidental, la verificación de su crédito en base al

pedimento que luce a fs.30, cual merece los reparos que efectúa el fallido en su presentación

de fs.32/33, no haciendo lo propio la sindicatura, a quien se le da por decaído el derecho

dejado de usar (según dan cuenta las actuaciones de fs.33vta., 38, 40 y 40vta.), con lo que la

causa es fallada conforme el resolutorio que se transcribe en el encabezamiento de esta

sentencia.

2.1. Contra tal dispositivo se alza en apelación el fallido quien en su expresión de agravios

de fs.82/83, cuestiona el resolutorio porque, según lo tiene manifestado, el hoy quebrado no

desarrolla actividad alguna como para ser deudor de créditos fiscales, cuestionando,

igualmente, las actas labradas por los funcionarios del ente recaudador. Finaliza reprochando,

de manera subsidiaria, que las costas se hayan impuesto por su orden, toda vez que ha sido la

conducta del ente recaudador la que obligara al litigio al no haberse presentado ante el síndico

solicitando el reconocimiento del crédito insinuado.

2.2. A fs.84/88, refuta los agravios el verificante, quien da respuesta a cada uno de los

vertidos, a cuyos dichos cabe remitirse y solicita la confirmación del fallo, con costas.

2.3. A fs.94 la sindicatura evacua el traslado conferido y al tiempo que entiende que

corresponde al concursado (hoy fallido) acreditar que no ha desarrollado actividad gravada,

hace notar que bien podría seguirse un precedente que se expediría de manera distinta a la

seguida por la a quo, para finalmente sostener que las costas deben ser mantenidas de la

manera en que lo hiciera la magistrada a quo.

2.4. A fs.96/98, el Fiscal de Cámara emite su dictamen analizando las quejas propuestas y

concluye entendiendo que cabe la confirmación del fallo en todas sus partes.

2.5. Los antecedentes de la causa se encuentran adecuadamente expuestos en la

resolución recurrida, por lo que allí cabe remitirse, procediéndose a fallar las cuestiones

traídas.

3. Así puestas las cosas el primero de los asuntos que debe asumir este tribunal de alzada

refiere a lo concerniente a la existencia o no de las obligaciones previsionales reclamadas y, en

segundo lugar, la formalización de las actas labradas, en base a las cuales se efectúa la

insinuación en el pasivo falencial.

3.1.1. Cuadra dar comienzo por el análisis de lo atinente a la supuesta falta de actividad por

parte del actual fallido, dado que ello constituye la base de su argumentación impugnaticia,

correspondiendo al respecto decir que, evidentemente, la obligación previsional generada en

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las actividades de los contribuyentes en manera alguna puede verse enervada porque éstos se

limiten a sostener que no han desarrollado actividad alguna durante el período que involucra el

reclamo tributario.

3.1.2. Es de toda obviedad que quien se ha inscripto, en su momento, como contribuyente

por la actividad que dijo desarrollar y con ello se hizo tributario, en el caso, del régimen

jubilatorio de los trabajadores autónomos, se encuentra desde allí impuesto del deber de

cumplimentar con los pagos que correspondan a tales contribuciones, debiendo, en caso de

cesar con la actividad, producir las comunicaciones pertinentes mediante las presentaciones

respectivas. Esto se encuentra reglamentado por el ente recaudador en cuanto a los requisitos

que deben observarse para obtener el cese de la condición de contribuyente en que se

encontraba inscripto (conf. resolución general D.G.I. 3820/94, vigente en el lapso cuya

verificación se solicita, en la actualidad rige la resolución general AFIP 558/99, que, con mayor

detalle y precisión mantiene el criterio de la anterior en cuanto a las formalidades necesarias

para obtener la baja como trabajador autónomo), situación que, ni por lejos, el fallido acredita

haber realizado, a lo que se suma, siguiendo en esto los dichos -no controvertidos- de la a quo,

que en oportunidad de producir su presentación en concurso preventivo manifestó (como no

podía ser de otra manera) cuáles eran sus medios de vida y allí sostuvo desarrollar actividad

económica alcanzada por la contribución previsional reclamada.

3.1.3. Siendo todo esto así y haciendo a la esencia del concurso preventivo la posibilidad de

brindar continuidad a quien viene desarrollando una tarea económicamente relevante a los

fines de que pueda superar los inconvenientes que lo han colocado en el estado de cesación

de pagos que reconoce padecer, resulta claramente antifuncional pretender, como lo insinúa el

apelante, que durante la tramitación del proceso concordatario no hubo tal actividad y, en su

caso, si ello fue así (cosa que no sucedía al tiempo de la presentación en concurso preventivo),

semejante novedad no fue ni tan siquiera hecha saber al tribunal de la causa, con lo que, no

sólo se ha omitido cumplir con los recaudos formales que hacen al posicionamiento impositivo

frente al órgano recaudador, sino que además, (de ser cierta la afirmación, el fallido -por

entonces concursado-), incumplió con el más elemental deber de información, cual era, en este

caso, poner en el conocimiento del juez del concurso que se ha cesado con la actividad

denunciada al iniciar su causa concordataria (arts. 274 inc. 1 y 275 inc. 3, en función de lo

dispuesto por arts. 17 y 102, todos de la ley de concursos y quiebras; conf. Rouillón: "Régimen

de concurso y quiebras - Ley 24.522" 10° edic., Astrea, ps. 348/349).

3.1.4. En definitiva pues, no basta la mera manifestación del fallido en el sentido de haber

cesado en la actividad económico/laboral que dijo desarrollar al momento de la presentación en

concurso para, con ese solo elemento, enervar las disposiciones impositivas que lo constituyen

en tributario de la reclamación fiscal insinuada, máxime si, además, tales dichos no se

concretan en la instancia procesal en que debieron informarse, sino al cuestionar el crédito

fiscal de marras.

3.2.1. En lo que hace a las actas labradas, estas lo han sido ante el funcionario concursal

Page 44: Actas Notariales PN MOD1

4

que tiene a su cargo el patrimonio falencial, procedimiento que resulta ajustado a la

reglamentación que rige este tipo de cuestiones pues es el síndico el responsable del

cumplimiento de la deuda ajena, según lo determina el art. 6 de la ley de procedimiento

tributario (n° 11.683 y sus modif.), resultando, por tanto, la actuación ante el síndico

(concretada en los términos de los arts. 100 y cc, del ordenamiento citado), ajustada a las

directivas establecidas por el legislador para este tipo de cuestiones.

3.2.2. Estando el fallido desapoderado y asumiendo, por el ministerio de la ley, la

sindicatura de la quiebra la administración de sus bienes (conf. arts. 106 y sig., LCQ), resulta

funcional al sistema, que las actuaciones -judiciales o administrativas- se concreten ante este

funcionario, de donde no se advierte razón que justifique la queja del apelante, máxime si se

repara que la totalidad de lo actuado ante el síndico lo fue con posterioridad a la sentencia que

declara la quiebra, cual data del 30/3/98, en tanto que las actas son de fecha 4 y 5 de mayo del

mismo año (el cotejo de fechas surge de las constancias de autos y de la causa principal que

este tribunal tuvo a la vista, según lo certifica el actuario a fs.113).

4.1. Finalmente y dado que se cita, por parte de la juez a quo, como así propio del fallido y

la sindicatura, un supuesto precedente judicial de este mismo tribunal ("D.G.I. Incidente de

verificación tardía en Puntal S.A. - Concurso Preventivo - Hoy Quiebra"), hay que decir, en

primer término, que dicha causa no radicó ante esta cámara sino que la misma fue fallada,

según puede leerse en la cita que la magistrada efectúa (LLC, 1996, 544), por la Excma.

Cámara de Apelaciones de Segunda Nominación de la Ciudad de Córdoba (con voto de los

doctores L., F. y M. G.).

4.2. Zanjada dicha cuestión y determinado el origen del precedente traído, hay que decir

sobre el mismo que no hace más que sostener la facultad del tribunal del concurso en cuanto al

control sobre "la legalidad de la imposición", circunstancia que no se advierte desatendida en la

presente causa toda vez que, el análisis de la documentación arrimada con la petición, como

así propio la causa que generara el crédito insinuado, llevaron a la admisión de la pretensión

verificatoria, sin obviar tal control judicial.

5.1. Concluyendo, atento a que, según surge de lo precedente, propicio la confirmación del

fallo recurrido, cuadra adentrarnos al agravio subsidiario planteado y al respecto, adelantando

opinión, dejo dicho que esta queja, tampoco merece en absoluto recibo.

5.2. Este tribunal de alzada ha tenido recientemente oportunidad de expedirse sobre

cuestión similar y así en los autos "Conti Víctor Leopoldo - Concurso Preventivo (Hoy Quiebra)

- Incidente de Verificación de Crédito promovido por D.G.I." se sostuvo: "En primer lugar no hay

dudas que el crédito que se pretendió verificar, y se logró en definitiva, es posterior a la

apertura del concurso .... En el caso de una quiebra indirecta, es decir de aquélla que proviene

del fracaso de un concurso preventivo, detalladas en el inc. 1° del art. 77 de la ley 24.522, los

acreedores de causa posterior a la presentación del concurso preventivo precedente, deben

pedir la verificación de sus créditos en la quiebra, porque "como acreedores posteriores a la

presentación en concurso preventivo no debían ni habrían podido concurrir en aquél" (conf.

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4

Rouillón Adolfo A.: "Régimen de concursos y quiebras, ley 24.522", 8° edición. Buenos Aires,

Astrea, 1998, p. 270). El juez de la quiebra, conforme al art. 202 de la L. C., tiene la posibilidad

de optar según las circunstancias del caso por prescindir del período informativo normal de los

artículos 32 y subsiguientes y 200 del mencionado cuerpo legal, según lo estime necesario

(conf. Rouillon A. A, obra y lugar citados). Esto es lo que hizo el a quo en los presentes autos,

de que da cuenta el Certificado del Secretario del Tribunal obrante a fs.70 vta. donde hace

constar que en la Sentencia de declaración de quiebra indirecta (dictada el treinta de marzo de

mil novecientos noventa y ocho), el a quo dispuso que los señores acreedores posteriores a la

declaración del concurso debían formular sus pedidos de verificación por la vía incidental del

art. 202 de la L.C. Y justamente ésta es la vía a la que acudió el incidentista: Tratándose de

una quiebra indirecta acudió a la verificación de su crédito por vía incidental, de conformidad al

art. 202 de la ley 24.522, sin que pudiera hacerle tacha de ser improcedente, sino que por lo

contrario su pretensión fue acogida por el juez como admisible en la sentencia apelada. Que

aquella norma expresamente ordena que los acreedores posteriores a la presentación que

recurran a la vía incidental ".... no se aplican costas sino en casos de pedido u oposición

manifiestamente improcedente" (art. 202, L.C.)" (sent. N° 44, de fecha 2/7/02)

5.3. Es evidente que si el tribunal del concurso al declarar la quiebra indirecta hace uso de

la opción que pone en sus manos el art. 202 de la LCQ, indicando a los acreedores

posconcursales que deben verificar sus créditos por la vía incidental (que en rigor, en estos

casos no sería "tardía"), mal puede pretenderse aplicar aquí la postura doctrinaria y

jurisprudencial (que este tribunal en general suscribe) en cuanto a la imposición de costas al

verificante, toda vez que ello no es más que una consecuencia inmediata y directa del desgaste

jurisdiccional que genera quien opta por prescindir de la presentación tempestiva ante el

sindico y ocurre, derechamente, a la verificación tardía. Esta situación, claramente, no es la de

autos, pues expresamente la juez a quo, en el punto décimo tercero de la parte resolutiva de la

sentencia N° 31 de fecha 30 de marzo de 1998, determina esta manera de insinuarse en el

pasivo posconcursal, según se lee en el mentado resolutorio, obrante a fs.175/177 de los autos

principales, que el tribunal ha podido consultar (conf. certificado de fs.113).

5.4. Aquí la verificación por vía incidental no es una opción a la que recurre el acreedor

desaprensivo que no atina a cumplir con el pedido ante el síndico, sino que ésta se muestra, a

la luz de lo que surge de los autos principales, como el único camino posible. Repárese que en

la sentencia que declara la quiebra no sólo se omite fijar una fecha para la presentación de los

pedidos de verificación ante el síndico, sino que, por el contrario, expresamente se remite a la

vía incidental para cumplimentar la insinuación en el pasivo falencial.

5.5. En esta senda, es de imposible admisión la pretensión del fallido y las costas de la

primera instancia deben, indudablemente, mantenerse impuestas por su orden según fue lo

determinado por la magistrada a quo.

A la primera cuestión planteada corresponde expedirse por la afirmativa.

Así voto.

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4

Los doctores Taddei y Olmos dijeron:

Que por coincidir con los fundamentos y conclusiones del vocal preopinante, votaban en

igual sentido.

2ª cuestión.- El doctor Mola dijo:

1. En virtud del acuerdo precedente, propicio la confirmación del fallo recurrido en todo

cuanto dispone y ha sido materia de agravio.

2. En cuanto a las costas de la presente instancia, no se advierte razón alguna que

justifique el apartamiento de la regla objetiva de la derrota que fija el art. 130 del CPCC, y en

consecuencia, éstas deben imponerse al apelante perdidoso, a cuyo fin y de conformidad con

lo dispuesto por los arts. 34, 36, 37, 61 inc. 5 -aplicado al caso por vía analógica- y cc, CA, se

regulan los honorarios del apoderado de la A.F.I.P., doctor O. E. M. y del síndico, doctor L. B.

C., en la suma de pesos ciento cincuenta ($150,00) y pesos ciento cuarenta y seis ($146,00),

respectivamente a cada uno, difiriendo los del doctor S. M. F. cuanto ello sea solicitado por

quien corresponda (arg. art. 25, CA).

Los doctores Taddei y Olmos dijeron:

Que, coincidiendo con la propuesta efectuada por el Vocal preopinante, votaban de la

misma manera.

Conforme las razones expuestas y por unanimidad del tribunal, se resuelve: I. Rechazar el

recurso de apelación interpuesto por el fallido y, en consecuencia, confirmar la resolución

recurrida en todo cuanto decide. II. Con costas.

JURISPRUDENCIA Nº 5: ACTA DE CONSTATACION ~ EJECUCION HIPOTECARIA ~ ESCRIBANO ~ HIPOTECA ~ PRESTAMO PARA VIVIENDA ~ SENTENCIA DE TRANCE Y REMATE ~ VIVIENDA Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala A(CNCiv)(SalaA)

Fecha: 01/07/1996

Partes: Banco Credit Lyonnais Argentina S.A. c. Becerra, Eduardo.

Sumarios: 1. Si bien el art. 598 del Cód. Procesal modificado por el art. 79 de la ley 24.441 de

Financiamiento de la Vivienda y la Construcción, establece que una vez pronunciada la

sentencia de trance y remate el juez ordenará verificar el estado físico y de ocupación del

inmueble designando al escribano que proponga el acreedor, la propuesta y designación de

notario es optativa para el ejecutante, quien puede solicitar la normal constatación por medio

del oficial de justicia.

2. La ley 24.441 de Financiamiento de la Vivienda y la Construcción, en cuanto reformó el art.

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4

598 del Cód. Procesal, persigue dos finalidades: la celeridad del trámite y la reducción de los

costos de la ejecución hipotecaria. De tal modo, si se considerara inexcusable la designación

de escribano para verificar el estado físico y de ocupación del inmueble se dejaría de lado una

de esas finalidades, pues se perjudicaría al acreedor incrementando los costos, y si bien la

constatación por medio del oficial de justicia puede ir en desmedro de la celeridad, sólo el

acreedor debe cargar con las consecuencias de la falta de propuesta de notario.

Texto Completo:

2ª Instancia. -- Buenos Aires, julio 1 de 1996.

Considerando: El inc. 1º del art. 598 del Cód. Procesal, modificado por el art. 79 de la ley

24.441 --que introdujo en nuestro sistema normativo diversas reformas de importancia--,

establece que dictada la sentencia de trance y remate, el juez ordenará verificar el estado físico

y de ocupación, designando a tal fin al escribano que proponga el acreedor. Se ha entendido

que no obstante el tono aparentemente imperativo del artículo, al tratarse de una ejecución por

vía judicial, la propuesta y designación del notario es optativa para el acreedor, quien podría

peticionar la normal constatación por oficial de justicia (conf. Highton-Mosset Iturraspe-

Paolantonio-Rivera, "Reformas al Derecho Privado - Ley 24.441", Ed. Rubinzal Culzoni, p. 512),

conclusión que no se modifica por el simple hecho de que para cumplir tal cometido sea

designado "ad hoc" el martillero propuesto.

Ello es así pues, si bien el art. 598 del rito es una norma de carácter procesal, y el Derecho

procesal debe, en principio, adscribirse al derecho público, no por ello debe entenderse que el

citado precepto es de orden público (conf. Castro Hernández, Manuel Horacio, "Ejecuciones

hipotecarias a la luz de la ley 24.441, en Rev. El Derecho, del 19/2/96; CNCiv., sala C, del

3/10/95 y sus citas).

Desde esta perspectiva habrá de señalarse que dos son los fines tenidos en cuenta por la

ley 24.441: la celeridad del trámite y la reducción en los costos que para los involucrados en la

relación crediticia hipotecaria puede importar su ejecución (conf. CNCiv., sala H, del 28/9/95,

expte. 176.407 "Herrera, Héctor E. c. Matteo, Marta H. s/ejecución hipotecaria"). De lo expuesto

se deduce que el art. 598 del Cód. Procesal, en su actual redacción, resulta claramente

aplicable a la generalidad de los casos en tanto los interesados lo soliciten (CNCiv., sala F, del

29/6/95, R. 172.693).

Por el contrario, de considerarse inexcusable la designación del escribano para efectuar

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este trámite, se soslayaría una de las finalidades perseguidas por el legislador, pues se

perjudicaría al acreedor --a quien la norma beneficia-- al provocarle un incremento en los

costos. Y, si bien el método propuesto por el ejecutante podría redundar en desmedro de la

celeridad, sólo él deberá cargar con sus consecuencias (conf. CNCiv., sala H, del 28/9/95,

expte. 176.407 "Herrera, Héctor E. c. Matteo, Marta H. s/ejecución hipotecaria).

De lo expuesto se deduce que los agravios resultan fundados y que, por consiguiente, la

resolución de fs. 82, en la cual se establece como trámite ineludible para efectuar la

constatación la previa propuesta del escribano, habrá de ser revocada.

Por ello, se resuelve: revocar la resolución de fs. 82.

Devuélvase, haciéndose saber que en primera instancia deberá notificarse el presente

pronunciamiento junto con la recepción de las actuaciones. -- Hugo Molteni. -- Ana M. Luaces. -

- Jorge Escuti Pizarro.

ACTA DE CONSTATACIÓN

Juan, Enrique Perez. Escritura Número veintiséis. En la ciudad de San Francisco, provincia de

Córdoba, a dos días de Febrero de dos mil nueve, ante mí, escribano titular del registro

Número quinientos veintidós, de esta ciudad, comparece la Sra. que se identifica y expresa sus

datos personales como se indica a continuación: ………. Considero al compareciente capaz

para este requerimiento. Doy fe de conocimiento en los términos del Art. 1001del C.C., por

haberlo individualizado. Interviene por si y expresa: PRIMERO: que en su carácter de

propietaria de la finca de la calle San Juan Nª 245 de la ciudad de San Francisco, viene a

solicitar de mi el autorizante, me constituya en dicho inmueble a las veinte horas del día de hoy,

a fin de comprobar el estado de la obra de ampliación del edificio allí existente, contratada

oportunamente con la empresa “La Viga”, con domicilio en calle Bv. Los Robles Nº 342, de esta

ciudad. Se trata de comprobar el estado actual de la edificación, ya que la citada empresa ha

abandonado por su exclusiva decisión el trabajo encomendado y, a fin de evitar el deterioro de

lo ya edificado, se hace necesario proseguir la obra, por lo que es imprescindible comprobar

fehacientemente hasta qué etapa de la construcción ha llegado la firma mencionada.

SEGUNDO: manifiesta el compareciente que ha citado a la empresa constructora para que

esté presente en el momento de la comprobación, por medio del telegrama colacionado Nº

3345678 2, que junto con su aviso de recepción exhibe en este acto, y cuyas copias

autenticadas agrego a la presente- TERCERO: aclara que ha solicitado los servicios del

ingeniero civil Don Juan Pablo Martinez, para que en el acto de la comprobación, teniendo a la

vista el plano de obra municipal aprobado bajo el Nº 7658, que exhibe y en copia autenticada

agrego a esta escritura, determine las características y especificaciones técnicas de lo

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construido y lo que faltare construir. CUARTO: recibo la documentación citada y acepto el

requerimiento. Leo al compareciente que da su conformidad, y firma, ante mi, doy fe.-

Firma Requirente

Ante mí:

Firma y sello del Escribano

Acto seguido, siendo las veinte horas del día de hoy, dos de Febrero de dos mil nueve, yo el

autorizante acompañado del requirente, me constituyo en el domicilio indicado para efectuar la

comprobación, calle Bv. Los Robles Nº 342 de la ciudad de San Francisco. Allí se encuentra el

Sr. Ingeniero Don Juan Pablo Martínez que se identifica y expresa sus datos personales como

se indica a continuación: Juan Pablo Martínez……………. Exhibe credencial profesional Nº

233. Asisten asimismo los Sres. Pedro Demaria y Juana Dilorenzo…………., quienes

intervienen como testigos de esta comprobación. Doy fe de conocimiento de estas personas,

en los términos del Art. 1001 del C.C., por haberlos individualizados. No habiéndose

presentado persona alguna en nombre de la empresa constructora, se da comienzo siendo las

veinte horas cinco minutos a la comprobación que motiva esta diligencia. El ingeniero, teniendo

a la vista el plano de obra municipal, manifiesta que irá detallando en su informe, local por

local, la parte construida la parte por construir con mención de los metros cuadrados de

superficie construida, y los no construidos, así como detalles de ornamentación, terminación y

acabado de la obra que pudieren faltar. A continuación penetramos en la finca citada y el

ingeniero expresa:… todas y cada una de las menciones efectuadas por el Sr. Ingeniero han

sido percibidas debidamente por los Sres. Testigos y por mi el autorizante. Siendo las veintidós

horas se da por terminada esta diligencia. Leo al requirente, peritos y testigos, quienes dan su

conformidad y firman, ante mí, doy fe.-

Firma de requirente, perito y testigos

Ante mí:

Firma y sello del escribano

ACTA DE NOTIFICACION E INTIMACION

Escritura Número veintiocho. En la ciudad de Córdoba, provincia del mismo nombre, a veinte

de marzo de dos mil nueve, ante mi, escribano titular del Registro Nº quinientos veintidós, de

esta ciudad, comparece la persona que se identifica y expresa sus datos personales como se

indica a continuación: Facundo Mires………..Interviene por si y expresa. PRIMERO: que con

fecha cinco del corrient,e como lo acredita con el respectivo testimonio legalizado que me

entrega en este acto, por escritura número diecisiete, otorgada al folio treinta y tres del

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protocolo del escribano titular del registro número cincuenta y seis de la ciudad de Arroyito,

Don Arnaldo Funes, el compareciente revocó el poder general amplio de administración y

disposición otorgado a su hermano don Enrique Mires, DNI Nº 11.043.221, domiciliado en la

calle Dean Funes 432 de esta ciudad de Córdoba. SEGUNDO: solicita me constituya en el

indicado domicilio de su nombrado hermano Enrique Mires, calle Dean Funes 432 de la ciudad

de Córdoba, y le notifique la revocación contenida en la escritura cuyo testimonio me ha

entregado, a la vez que le intime de acuerdo al Art. 1970 del Código Civil la devolución del

testimonio de la escritura de poder que se ha revocado, haciéndolo responsable de los daños y

perjuicios y reservándose todos los derechos para accionar civil y penalmente en caso de

negarse a entregarlo o de no hacerlo en el término de cuarenta y ocho horas de intimado en la

sede de esta escribanía calle Ambrosio Olmos 435 Piso 3º de la ciudad de Córdoba.

TERCERO: recibo la documentación citada y acepto el requerimiento. Leo al compareciente,

que da su conformidad, y firma ante mí, doy fe.-

Firma del requirente

Ante mí:

Firma y sello del escribano

Acto seguido, siendo las diecinueve horas del día de hoy martes veinte de marzo, yo el

autorizante me constituyo en el domicilio indicado para efectuar la notificación e intimación,

calle Dean Funes Nº 432 de la ciudad de Córdoba. Requiero la presencia del Sr. Enrique Mires

quien se encuentra presente y se identifica como tal. Acto seguido le notifico la revocación del

poder y le hago saber la intimación impuesto por el requirente para que devuelva el primer

testimonio del mismo. Contestada que no lo tiene en su poder en ese momento pero dentro del

plazo concedido lo hará llegar a mi escribanía. Siendo las diecinueve horas, veinte minutos doy

por terminada esta diligencia. Leo al entrevistado que da su conformidad y firma, ante mi, doy

fe.

Firma del entrevistado

Ante mí:

Firma y sello del escribano

ACTA DE SORTEO

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“Club Atlético La Francia”. Escritura Número Diecinueve. En la ciudad de La Francia

Departamento San Justo, Provincia de Córdoba, República Argentina, a tres días del mes de

Marzo del año dos mil nueve, ante mí, Escribana Autorizante Analía Liliana Pegoraro, Titular

del Registro Número Quinientos Veintidós, comparece la persona que se identifica y expresa

sus datos personales como se indica a continuación: Roberto Leonardo MARTINO, Argentino,

nacido el 21 de Septiembre de 1951, Documento Nacional de Identidad Número 8.665.443.

Considero al compareciente capaz para este requerimiento. FE DE CONOCIMIENTO?

Interviene por sí y expresa: PRIMERO: Que en el club Atlético La Francia, con sede en la calle

Intendente Marconetti Nº 123 de la localidad de La Francia, donde se desempeña como

gerente administrativo, debe realizarse a las veinte horas del día de hoy, el sorteo

correspondiente para determinar el número ganador del primero y único premio de la “Rifa

Anual” de la Institución, y que consiste en un automóvil marca FIAT, modelo PALIO, chasis

TKS246, cero kilómetro. SEGUNDO: Que solicita me constituya a la hora indicada en la sede

social del citado club, a fin de presenciar y documentar el acto de sorteo. TERCERO: acepto el

requerimiento. Leo al compareciente que da su conformidad y firma ante mi, doy fe.-

Firma del requirente

Ante mí:

Firma y sello del escribano

Acto seguido, siendo las veinte horas del día de la fecha, yo el escribano autorizante me

constituyo en la sede social del Club Atlético La Francia, calle Intendente Marconetti Nº 123 de

la localidad de La Francia. En el salón de actos de la Institución se encuentran los Señores Don

Mario Perez DNI 8.567.357; Don Milton Juarez DNI 7.456.192; y Don Pedro Fontana DNI

6.283.987, casados, mayores de edad y vecinos de esta localidad, quienes intervienen en su

carácter de presidente, secretario, y tesorero, respectivamente del Club antes citado, como se

acredita al final. Y los testigos del acto, Señores Don Martin Campos DNI 11.234.235, y Don

Gonzalo Calcio DNI 12.321.543. Como los billetes puestos en venta van del Número cero-cero-

cero al novecientos noventa y nueve, se disponen tres bolilleros, uno para la extracción del

número correspondiente a la unidad, otro correspondiente a la decena y el tercero a la centena.

En cada bolillero se introducen diez bolillas numeradas del cero al nueve. Acto seguido extraigo

la bolilla correspondiente a la decena que es el número cinco, luego la correspondiente a la

decena que es el número dos y posteriormente la correspondiente a la unidad que es la

número cero. Resulta así favorecido con el premio único de la Rifa Anual, que consiste en el

automóvil marca FIAT, modelo PALIO, chasis TKS246, cero kilómetro, el número de billete

quinientos veintidós (522). Se anuncia a los presentes que el poseedor del billete ganador, de

acuerdo con las constancias del mismo, tiene 90 días para presentarse a retirar el premio. Con

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lo que terminó el acto de sorteo, siendo las veintidós horas quince minutos. Personería: la

personería invocada por los Señores presidente, secretario y tesorero, del Club, requirente

surge: a) de los estatutos sociales; b) del acta de asamblea general ordinaria, obrante al folio

treinta y dos del libro de asambleas de la institución, que en copia agrego a la presente. leo a

los comparecientes y testigos que dan su conformidad y firman ante mí, doy fe.-

Firman las cinco personas citadas

Ante mí:

Firma y Sello del Escribano

BIBLIOGRAFÍA Gattari, Carlos Nicolás: Manual de Derecho Notarial. Segunda edición. LEXIS NEXIS

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Pelosi, Carlos A: El Documento Notarial. Astrea. Buenos Aires. 1980

Etchegaray, Natalio Pedro. Técnica y Práctica Notarial. Escrituras y Actas Notariales.

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Sierz, Susana Violeta. Derecho Notarial Concordado. Segunda Edición actualizada y

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Stilerman, Marta N. Menores: Tenencia. Régimen de visitas. Tercera edición

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Fontanarrosa, Rodolfo O. Derecho Comercial Argentino. Parte General. Víctor de

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