AGRICULTURA Y DIÁLOGO DE CULTURAS nuestro … · ofrecieron a la raza humana la flexibilidad de...

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AGRICULTURA Y DIÁLOGO DE CULTURAS nuestro patrimonio común La civilización se funda en la agricultura, que sigue siendo tan importante hoy en día como cuando nació hace 10 000 años. Cuando los primeros recolectores y cazadores se asentaron en grupos y domesticaron cultivos silvestres y animales salvajes, la sociedad empezó a evolucionar rápidamente. En las comunidades algunos miembros se especializaron en la producción de alimentos, dejando el camino libre a otros para inventar formas de hilar y tejer, fundir y moldear el bronce, cocer ladrillos, modelar la arcilla en el torno del alfarero y escribir. Las aldeas se convirtieron en pueblos y, finalmente, en ciudades. Para examinar el verdadero valor de la agricultura en la actualidad y celebrar la contribución permanente de las distintas culturas a la agricultura mundial, la FAO ha elegido “Agricultura y diálogo de culturas” como tema del Día Mundial de la Alimentación de 2005. Con la celebración de este año, se conmemorará también el 60º aniversario de la fundación de la Organización. www.fao.org

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AGRICULTURA Y DIÁLOGO DE CULTURAS

nuestro patrimonio común

La civilización se funda en la agricultura, que sigue siendo tan importante hoy en día como cuando nació hace 10 000 años. Cuando los primeros recolectores y cazadores se asentaron en grupos y domesticaron cultivos silvestres y animales salvajes, la sociedad

empezó a evolucionar rápidamente. En las comunidades algunos miembros se especializaron en la producción de alimentos, dejando el camino libre a otros para inventar formas de hilar y tejer, fundir y moldear el bronce, cocer ladrillos,

modelar la arcilla en el torno del alfarero y escribir. Las aldeas se convirtieron en pueblos y, finalmente, en ciudades. Para examinar el verdadero valor de la agricultura en la actualidad y celebrar la

contribución permanente de las distintas culturas a la agricultura mundial, la FAO ha elegido “Agricultura y diálogo de culturas” como tema del Día Mundial de la

Alimentación de 2005. Con la celebración de este año, se conmemorará también el 60º aniversario de la fundación de la Organización.

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Aunque la domesticación de las plantas silvestres y los animales salvajes ocurrió de manera independiente en muchas partes del mundo, la historia de la agricultura está llena de ejemplos de importantes intercambios culturales.

Los primeros restos arqueológicos relacionados con la agricultura en Europa muestran una tecnología avanzada en materia de herramientas, pero no aportan ninguna prueba de la existencia de herramientas más sencillas. Según una teoría, los pueblos de Cercano Oriente trajeron sus herramientas y tecnologías a Europa. Se piensa que en África, América Central y América del Sur, China, la India y el Asia sudoriental se produjeron movimientos similares de poblaciones agrícolas. Cabe preguntarse qué originó esos desplazamientos. La agricultura supuso una fuente de alimentos más fiable, por lo que se produjo un aumento de la población. Con ello, las poblaciones excedentes emigraron a nuevas tierras.

A través de la historia el movimiento intercultural de cultivos y razas de ganado revolucionó la dieta y redujo la pobreza. África dio al mundo el café, que en la actualidad es una bebida que goza de aceptación universal y constituye uno de los cultivos fundamentales de la agricultura de América Latina. Asia domesticó el arroz –alimento básico de más de la mitad de la población mundial– y la caña de azúcar, importante cultivo comercial en muchas regiones. La introducción en África del camello, procedente de Arabia, permitió que las personas vivieran y viajaran en ambientes más extremos y aportó carne y leche a la dieta.

Pero el diálogo de culturas va más allá de la transferencia de tecnologías, semillas y razas. La mayoría de las culturas, especialmente aquéllas en las que la principal actividad es la agricultura, tienen profundas creencias religiosas, valores y rituales relacionados con los alimentos y el respeto por el medio ambiente. Las terrazas de arroz de los ifugao (véase Terrazas de arroz de los ifugao: un sistema agrícola holístico ejemplar, en el artículo desplegable) llevan funcionando 2 000 años sobre la base de esos valores culturales.

Aprender a escucharEl diálogo de culturas, en su sentido más amplio, se produce cada vez que personas de diferentes culturas se reúnen y escuchan sus respectivos puntos de vista. En la agricultura, este diálogo se produce por medio de los viajes y la emigración, las instituciones internacionales y las reuniones y las negociaciones comerciales. Se produce cada vez que un experto de una cultura muestra algo nuevo a un experto de otra cultura en un laboratorio o sobre el terreno y obtiene información sobre su adecuación al entorno local.

Durante miles de años, los agricultores del mundo, especialmente los de los países en desarrollo, han promovido la diversidad genética de los cultivos y animales, de la que depende la seguridad alimentaria en todas partes. El diálogo entre los países ricos y pobres, entablado mediante las negociaciones relativas al Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, desembocó en el reconocimiento de los derechos de los agricultores y en el establecimiento de un sistema multilateral de acceso y distribución de los beneficios.

La llegada de la agricultura hizo necesaria la seguridad en la tenencia de la tierra, al menos durante el período vegetativo, para que los agricultores pudieran invertir esfuerzos y recursos en la producción de los cultivos. Hoy en día, las mujeres, las poblaciones indígenas y otros grupos desfavorecidos, que en algunos casos no tienen tierras o no pueden presentar títulos fehacientes de propiedad de la misma, deben ser incluidos en el diálogo sobre la política de la tierra y la reforma agraria, con el objetivo de mejorar esa situación.

El diálogo entre los países en desarrollo que tropiezan con problemas similares en relación con la alimentación y la agricultura es algo perfectamente lógico. La cooperación Sur-Sur mediante el intercambio de conocimientos especializados y tecnologías se ha traducido en la transferencia de numerosas soluciones adaptadas a las condiciones locales. Viet Nam ha transmitido a los agricultores de otras zonas de Asia y de África la utilización de azadas de empuje y escardadoras

giratorias y una estufa en la que se quema la cáscara del arroz. La bomba de pedal para el riego, originaria de Bangladesh, se ha extendido por África. Los intercambios de expertos técnicos entre regiones también benefician a la agricultura.

Es importante que haya un diálogo con espíritu abierto entre los distintos grupos del mismo país. Los pueblos indígenas pueden contar con sistemas altamente evolucionados de ordenación de los recursos genéticos de la ganadería y los cultivos, en los que los hombres y las mujeres desempeñan diferentes papeles. Algunas veces, los planificadores gubernamentales y los responsables de la formulación de políticas pasan por alto estos conocimientos, que podrían mejorar considerablemente sus políticas y programas.

Diálogo sobre cuestiones comercialesA nivel internacional, muchas sociedades se sienten amenazadas por una forma de diálogo de culturas: el comercio mundial. Las actuales negociaciones comerciales no son un diálogo entre iguales. Los agricultores pobres no pueden competir en un mercado internacional si sus productos no pueden entrar en los países más ricos, mientras productos

agrícolas subvencionados de los países industrializados se venden al costo de producción, o incluso por debajo de ese costo, en los países pobres. Muchos países en desarrollo desean producir con el objeto de exportar, pero sólo podrán lograr su objetivo cuando la continuación del diálogo entre las naciones lleve a un sistema de comercio más justo.

El término “mundialización” se refiere a la actual movilidad en continuo aumento de bienes, servicios, mano de obra,

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La cabra: pasaporte a un mundo más amplioLa domesticación de la cabra salvaje, posiblemente el primer animal de granja, en el Asia sudoccidental prehistórica tuvo un profundo impacto en la cultura. Las cabras daban leche y, puesto que se reproducían rápidamente y se pastoreaban con facilidad, constituían una fuente estable de carne. Las comunidades no tenían que pasar tanto tiempo cazando. Además, los animales proporcionaban fibra para tejer y pieles para el vestido, recipientes impermeables ligeros y ofertas para los dioses.

Las cabras permitieron a los grupos humanos emigrar, ya que sus alimentos podían “caminar” con ellos y no tenían que ser transportados. En verdad, gracias a que las cabras pueden vivir en lugares inhóspitos, desde los márgenes del Sahara a las frías cordilleras montañosas de Asia, y comen vegetación amarga que no resulta apetitosa para otras especies, ofrecieron a la raza humana la flexibilidad de vivir casi en cualquier sitio. Esa movilidad facilitó el contacto y el diálogo entre pueblos diferentes.

información, tecnología y capital en todo el mundo. Tiene profundas repercusiones en las culturas: sistemas alimentarios, dietas e incluso la venta de alimentos al por menor.

La integración y urbanización crecientes en todo el mundo y la mejora del transporte están fomentando una mayor concentración de la propiedad en la industria alimentaria. Por ejemplo, las 30 cadenas más grandes de supermercados representan actualmente alrededor de un tercio de las ventas de alimentos en todo el mundo. Muchas cadenas nacionales de supermercados se están orientando hacia la contratación de un número limitado de proveedores. Los comerciantes internacionales de alimentos prefieren una gama reducida de productos agrícolas que puedan transportarse a lugares más distantes y preservarse durante períodos de tiempo más largos. Los pequeños agricultores corren el riesgo de ser excluidos de este mercado mundializado.

La mundialización sigue influyendo en la dieta mundial, que cada vez es más similar y se caracteriza por una mayor dependencia de una base reducida de cereales básicos como el trigo y el arroz, un mayor consumo de carne, productos lácteos, aceite comestible, sal y azúcar y una menor ingestión de fibra alimentaria. El incremento

del consumo de alimentos de venta callejera y alimentos elaborados de marca refleja el nuevo estilo de vida urbano.

Es obvio que es necesario un mayor diálogo de culturas para hacer frente a los efectos negativos de la mundialización.

Terrazas de arroz de los ifugao: sistema agrícola holístico ejemplar

Cuando se producen precipitaciones en la región arrocera de la provincia de Ifugao en Filipinas, las lluvias caen en un ingenioso sistema agrícola de 2 000 años de antigüedad. Bosques de ordenación comunitaria situados en la cima de empinadas colinas proporcionan alimentos, medicamentos, leña, madera para construcción y para tallado. Como las cimas de las colinas se han ordenado de manera sostenible, absorben el agua de lluvia y la llevan hasta las terrazas de arroz construidas en las laderas de las colinas. Las terrazas sirven para controlar el agua de lluvia que, de otra manera, podría causar graves inundaciones y erosión. Los arrozales actúan como sistema de filtración del agua y facilitan agua potable a las comunidades que viven en los valles.

El sistema se basa en una tecnología de “biorritmos”, ya que las actividades sociales, culturales y económicas y los períodos de la cosecha de arroz, la producción de vino y los rituales religiosos están armonizados con el ritmo del clima –las precipitaciones, la temperatura y la humedad relativa– y la hidrología. Aun así, la cultura de los ifugao no está petrificada en el pasado. Al necesitar mayores ingresos, los ifugao han intercalado en sus bosques

cultivos de alto valor, como banano, café y frutos cítricos, que son cambios acertados que no perjudican el sistema hidráulico único de la zona.

¿Qué pueden aprender otras culturas del diálogo con los ifugao? Los responsables de formular las políticas agrícolas pueden tomar como referencia sus tecnologías, cultura y tradiciones. El sistema sirve de ejemplo y de inspiración para la agricultura sostenible del resto de Filipinas y el mundo.

Por medio del programa “Sistemas ingeniosos del patrimonio agrícola mundialmente importante” de la FAO se está colaborando con los ifugao para ayudarlos a conservar y promover su sistema de explotación agrícola.El objetivo del programa es establecer la base para el reconocimiento mundial, la conservación y la ordenación sostenible de esos sistemas y de los paisajes conexos, la biodiversidad, los sistemas de conocimientos y las culturas, empezando

con proyectos piloto en unos cinco a diez sistemas de cultivo tradicionales del mundo.

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información, tecnología y capital en todo el mundo. Tiene profundas repercusiones en las culturas: sistemas alimentarios, dietas e incluso la venta de alimentos al por menor.

La integración y urbanización crecientes en todo el mundo y la mejora del transporte están fomentando una mayor concentración de la propiedad en la industria alimentaria. Por ejemplo, las 30 cadenas más grandes de supermercados representan actualmente alrededor de un tercio de las ventas de alimentos en todo el mundo. Muchas cadenas nacionales de supermercados se están orientando hacia la contratación de un número limitado de proveedores. Los comerciantes internacionales de alimentos prefieren una gama reducida de productos agrícolas que puedan transportarse a lugares más distantes y preservarse durante períodos de tiempo más largos. Los pequeños agricultores corren el riesgo de ser excluidos de este mercado mundializado.

La mundialización sigue influyendo en la dieta mundial, que cada vez es más similar y se caracteriza por una mayor dependencia de una base reducida de cereales básicos como el trigo y el arroz, un mayor consumo de carne, productos lácteos, aceite comestible, sal y azúcar y una menor ingestión de fibra alimentaria. El incremento

del consumo de alimentos de venta callejera y alimentos elaborados de marca refleja el nuevo estilo de vida urbano.

Es obvio que es necesario un mayor diálogo de culturas para hacer frente a los efectos negativos de la mundialización.

los “Objetivos de desarrollo del milenio de las Naciones Unidas”, los dirigentes se comprometieron a reducir la pobreza extrema y el hambre a la mitad para el año 2015 y a garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.

Muchas iniciativas internacionales y redes de la sociedad civil, como la Alianza Internacional contra el Hambre, sirven de foro para que personas de diferentes culturas se reúnan y planeen medidas para reducir el hambre. La campaña TeleFood de la FAO sensibiliza acerca del hambre mediante manifestaciones culturales, como por ejemplo conciertos. El Día Mundial de la Alimentación brinda una oportunidad a escala local, nacional e internacional para impulsar el diálogo y aumentar la solidaridad.

La ingeniosidad humana y cultural, una visión adecuada, las asociaciones y el apoyo –incluidos el de la FAO y el de la comunidad internacional– pueden sin duda generar progresos en la consecución de la seguridad alimentaria para todos.

La importancia de la agricultura en la actualidad

¿Sigue siendo tan importante la agricultura hoy en día como siempre lo ha sido? Las estadísticas de la FAO revelan que en los albores del nuevo milenio 2 570 millones de personas dependen de la agricultura, la caza, la pesca o la silvicultura para su subsistencia, incluidas las que se dedican activamente a esas tareas y sus familiares a cargo sin trabajo. Representan el 42 por ciento de la humanidad. La agricultura impulsa la economía de la mayoría de los países en desarrollo. En los países industrializados, tan sólo las exportaciones agrícolas ascendieron aproximadamente a 290 000 millones de dólares EE.UU. en 2001. Históricamente, muy pocos países han experimentado un rápido crecimiento económico y una reducción de la pobreza que no hayan estado precedidos o acompañados del crecimiento agrícola.

En las estadísticas comerciales se considera la agricultura únicamente como una actividad económica. La agricultura como forma de vida, patrimonio, identidad cultural, pacto ancestral con la naturaleza, no tiene un valor monetario.

Entre otras importantes contribuciones no monetarias de la agricultura cabe citar el hábitat y el paisaje, la conservación del suelo, la ordenación de las cuencas hidrográficas, la retención de carbono y la conservación de la biodiversidad. El agroturismo cuenta con numerosos adeptos en muchos países desarrollados y en desarrollo, ahora que los habitantes de la ciudad buscan una escapada pacífica y demuestran un interés nuevo en los lugares de donde proceden sus alimentos.

Pero quizás la aportación más significativa de la agricultura sea que, para más de 850 millones de personas subnutridas, la mayoría de ellas en las zonas rurales, constituye un medio para salir del hambre. Sólo cuentan con un acceso seguro a los alimentos si los producen ellos mismos o tienen dinero para comprarlos. El sector que ofrece más posibilidades de ganar dinero en las zonas rurales es un sector floreciente de la alimentación y la agricultura.

En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma en 1996, y después en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, celebrada en 2002, los dirigentes mundiales se comprometieron a reducir a la mitad el número de personas hambrientas para el año 2015. Al suscribir

giratorias y una estufa en la que se quema la cáscara del arroz. La bomba de pedal para el riego, originaria de Bangladesh, se ha extendido por África. Los intercambios de expertos técnicos entre regiones también benefician a la agricultura.

Es importante que haya un diálogo con espíritu abierto entre los distintos grupos del mismo país. Los pueblos indígenas pueden contar con sistemas altamente evolucionados de ordenación de los recursos genéticos de la ganadería y los cultivos, en los que los hombres y las mujeres desempeñan diferentes papeles. Algunas veces, los planificadores gubernamentales y los responsables de la formulación de políticas pasan por alto estos conocimientos, que podrían mejorar considerablemente sus políticas y programas.

Diálogo sobre cuestiones comercialesA nivel internacional, muchas sociedades se sienten amenazadas por una forma de diálogo de culturas: el comercio mundial. Las actuales negociaciones comerciales no son un diálogo entre iguales. Los agricultores pobres no pueden competir en un mercado internacional si sus productos no pueden entrar en los países más ricos, mientras productos

agrícolas subvencionados de los países industrializados se venden al costo de producción, o incluso por debajo de ese costo, en los países pobres. Muchos países en desarrollo desean producir con el objeto de exportar, pero sólo podrán lograr su objetivo cuando la continuación del diálogo entre las naciones lleve a un sistema de comercio más justo.

El término “mundialización” se refiere a la actual movilidad en continuo aumento de bienes, servicios, mano de obra,

De la biotecnología y la sabiduría

Cuando para la solución de un problema se aplican por igual la ciencia moderna y la cultura tradicional, pueden conseguirse resultados impresionantes y duraderos.

Pongamos como ejemplo el caso de la oca, un tubérculo que constituye un alimento tradicional y básico de 10 millones de personas que viven en los Andes. En el decenio de 1980, un estudiante postgraduado de la Universidad Nacional de San Marcos de Lima (Perú), sirviéndose de la biotecnología del cultivo de meristemas –tejido vegetal formado por células que se multiplican activamente– y gracias a una pequeña beca de investigación, se propuso eliminar un virus congénito que reducía el rendimiento del cultivo. Tomó un trozo de meristema y reprodujo una planta entera sin virus. El rendimiento de los cultivos se duplicó.

Las medidas que se tomaron después fueron tan importantes como el adelanto científico. En lugar de intentar vender su variedad de “superoca” a los agricultores pobres de los Andes, el investigador reflexionó sobre la naturaleza y los usos de la oca en su contexto cultural. Había conseguido suprimir el virus de una variedad, pero cada zona agroecológica tenía su propia variedad, adaptada y seleccionada a lo largo de milenios para aclimatarse a la altitud, el clima y el suelo de su zona y para resistir a las enfermedades y plagas locales. Lo que es más, cada variedad se acomodaba a las necesidades y los gustos de la comunidad que la cultivaba.

Una variedad única de “superoca” no prosperaría en cualquier sitio. La acertada solución del investigador consistió en recoger variedades de zonas diferentes, desarrollar versiones sin virus en el laboratorio y devolver cada una de esas variedades a su lugar de origen. Dado que normalmente las familias campesinas no vendían ese cultivo sino que lo destinaban a su consumo o lo intercambiaban con vecinos de la zona, esta estrategia supuso una forma concreta y económica de reducir la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria.

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Centros de diversidad de determinadas plantas cultivadasy orígenes de los animales domésticos

Terrazas de arroz de los ifugao: sistema agrícola holístico ejemplar

Cuando se producen precipitaciones en la región arrocera de la provincia de Ifugao en Filipinas, las lluvias caen en un ingenioso sistema agrícola de 2 000 años de antigüedad. Bosques de ordenación comunitaria situados en la cima de empinadas colinas proporcionan alimentos, medicamentos, leña, madera para construcción y para tallado. Como las cimas de las colinas se han ordenado de manera sostenible, absorben el agua de lluvia y la llevan hasta las terrazas de arroz construidas en las laderas de las colinas. Las terrazas sirven para controlar el agua de lluvia que, de otra manera, podría causar graves inundaciones y erosión. Los arrozales actúan como sistema de filtración del agua y facilitan agua potable a las comunidades que viven en los valles.

El sistema se basa en una tecnología de “biorritmos”, ya que las actividades sociales, culturales y económicas y los períodos de la cosecha de arroz, la producción de vino y los rituales religiosos están armonizados con el ritmo del clima –las precipitaciones, la temperatura y la humedad relativa– y la hidrología. Aun así, la cultura de los ifugao no está petrificada en el pasado. Al necesitar mayores ingresos, los ifugao han intercalado en sus bosques

cultivos de alto valor, como banano, café y frutos cítricos, que son cambios acertados que no perjudican el sistema hidráulico único de la zona.

¿Qué pueden aprender otras culturas del diálogo con los ifugao? Los responsables de formular las políticas agrícolas pueden tomar como referencia sus tecnologías, cultura y tradiciones. El sistema sirve de ejemplo y de inspiración para la agricultura sostenible del resto de Filipinas y el mundo.

Por medio del programa “Sistemas ingeniosos del patrimonio agrícola mundialmente importante” de la FAO se está colaborando con los ifugao para ayudarlos a conservar y promover su sistema de explotación agrícola.El objetivo del programa es establecer la base para el reconocimiento mundial, la conservación y la ordenación sostenible de esos sistemas y de los paisajes conexos, la biodiversidad, los sistemas de conocimientos y las culturas, empezando

con proyectos piloto en unos cinco a diez sistemas de cultivo tradicionales del mundo.

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La cabra: pasaporte a un mundo más amplioLa domesticación de la cabra salvaje, posiblemente el primer animal de granja, en el Asia sudoccidental prehistórica tuvo un profundo impacto en la cultura. Las cabras daban leche y, puesto que se reproducían rápidamente y se pastoreaban con facilidad, constituían una fuente estable de carne. Las comunidades no tenían que pasar tanto tiempo cazando. Además, los animales proporcionaban fibra para tejer y pieles para el vestido, recipientes impermeables ligeros y ofertas para los dioses.

Las cabras permitieron a los grupos humanos emigrar, ya que sus alimentos podían “caminar” con ellos y no tenían que ser transportados. En verdad, gracias a que las cabras pueden vivir en lugares inhóspitos, desde los márgenes del Sahara a las frías cordilleras montañosas de Asia, y comen vegetación amarga que no resulta apetitosa para otras especies, ofrecieron a la raza humana la flexibilidad de vivir casi en cualquier sitio. Esa movilidad facilitó el contacto y el diálogo entre pueblos diferentes.

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El profundo impacto de la papa en la cultura

La papa fue el primer cultivo de raíz que se convirtió en alimento básico de una civilización: los incas. Aunque los incas también producían maíz, algodón y lana de llama, y contaban con sofisticados sistemas de riego, elaboración de alimentos y tecnologías de almacenamiento, dependían de la capacidad de la papa para darse en todas las zonas cultivables de la dura región de los altiplanos andinos en América del Sur.

Un campo de raíces alimenta a más personas que un campo de trigo de dimensiones equivalentes. Aunque las raíces son nutritivas, aportan menos proteínas y más almidón que los cereales. Al ser más voluminosas, también resultan más caras de transportar. Así pues, estos cultivos tienden a ser alimentos locales que consume la población pobre.

Esas características iban a cambiar la dieta alimentaria y la historia europeas profundamente. Los españoles llevaron la planta de la papa a Europa en el siglo XVI y su uso está documentado en la Europa meridional en los dos siglos siguientes. No obstante, fue tan sólo en el siglo XVIII cuando, gracias a la demografía y a la ciencia, se logró llevar este humilde tubérculo a las mesas de la Europa septentrional. Más o menos en el mismo momento en que la presión demográfica estaba causando un aumento de la demanda de alimentos, los criadores de ganado desarrollaron por fin variedades de papa de madurez temprana, que se daban bien en las condiciones de crecimiento de las zonas septentrionales.

En opinión del escritor alemán Günter Grass, la papa, gracias a que puede cultivarse de forma rápida y barata, liberó a las masas del hambre, permitió que la clase obrera creciera más robusta y que más personas que trabajaban en las granjas pudieran incorporarse a las fábricas del siglo XIX. Las fábricas supusieron el desarrollo de una fuerte clase trabajadora que, a su juicio, democratizó Europa.

Por otro lado, el impacto cultural de la papa en Irlanda generó controversia cuando se convirtió en un alimento básico en el siglo XVIII. Si bien se elogiaba este cultivo por proteger a los pobres del hambre, los críticos argumentaron que también había empobrecido a los irlandeses haciendo aumentar la población de tres a ocho millones en menos de un siglo, lo que provocó un descenso de los salarios. Algunos incluso criticaron a la papa como “mero” alimento, primitivo y carente de toda resonancia cultural, frente al trigo, que debía cosecharse, trillarse, molerse, amasarse y hornearse para obtener una hogaza de pan, con todas sus connotaciones de civilización y simbolismo religioso.

Irónicamente, cuando en 1845 el añublo destruyó la cosecha de papa en Irlanda –causando hambruna porque la gente dependía de un único cultivo para su supervivencia– los científicos tuvieron que acabar volviéndose hacia los Andes para encontrar una variedad resistente a la enfermedad.

La interdependencia de los recursos genéticos sigue siendo muy fuerte en todas las regiones y países del mundo. El diálogo entre las diferentes culturas es necesario para mantener, intercambiar y utilizar estos recursos y la información conexa con vistas a conseguir la seguridad alimentaria y una agricultura sostenible, tanto hoy como en el futuro.

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