Alamo D Antonio. Los Enfermos.

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una caricatura politica

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  • LOS ENFERMOS

    ANTONIO ALAMO

  • NOTA PRELIMINAR

    Tres colosos han construido la Europa de la queahora somos herederos. El primero de ellos sellamaba Adolf Hitler. El so que su pueblo era elelegido, y so tambin que los judosdesaparecan de la faz de la Tierra. El segundo sellamaba Josif V. Stalin. So que la lmparaencendida en la Unin Sovitica iluminara elfuturo de la humanidad. El tercero fue WinstonChurchill, y tena un sueo algo ms modesto.So una Europa libre de guerras durante unperiodo de cincuenta aos. Sus sueos, como seve, eran bien distintos y, sin embargo, ninguno deellos se ha cumplido. Nuestros tres colosos se

  • parecan al menos en otra cosa: eran hipertensos yarteriosclerosos. Nuestro siglo es tambinhipertenso y arterioscleroso. Esta obra puede serconsiderada una especie de diagnstico.

  • PERSONAJES

    ADOLF HITLER

    EVA BRAUN(amante de Hitler)

    UN MEDICO

    JOSIF V. STALIN

  • PAVLOV(intrprete de Stalin)

    WINSTON CHURCHILL

    BIRSE(intrprete de Churchill)

    BULGANIN

    KRUSCHEV

    MALENKOV

  • BERIA(ministros de Stalin)

    ACTO PRIMERO:

  • COMIENZAN LAS AVENTURAS DE UNCADAVER 5

    ACTO SEGUNDO:

    UNA REUNION INFORMAL 16

    ACTO TERCERO:

  • HAMLET VIVE EN EL KREMLIN 39

  • ACTO PRIMERO

    DONDE COMIENZAN LAS AVENTURAS

    DE UN CADAVER

    (30 DE ABRIL DE 1945)

  • Escena nica

    En escena un hombre de cincuenta y seis aos,miope, adicto al azcar, al caf y a la pervitina; unhombre que no hace nada, que destila aburrimientoa su alrededor; cancerfono y muy relimpio;hipertenso, lo que le produce jaquecas yeventuales prdidas de memoria; un hombre conuna lesin cerebral que es la causa de un temblorpronunciado, especialmente en la mitad izquierdadel cuerpo, y una rigidez muscular que le confiereuna disposicin algo extraa; la cifosis que padece

  • le hace andar encorvado; tiene afectados lostmpanos y carece del sentido del equilibrio; lamano derecha no le obedece; su rostro tiene uncolor ceniciento y bajo los ojos se le formangrandes bolsas; su piel es llamativamente plida yflcida; apenas soporta la luz; observamos tambinuna hemorragia en el cuerpo vtreo del ojoderecho, y aunque la retina est intacta, le pareceverlo todo como a travs de un velo; el corazn,junto al que es perfectamente audible el jadeo dela orta, se encuentra deformado y presenta unadilatacin del ventrculo izquierdo con amenaza deinfarto; tiembla ms que nunca; slo lograconcentrar su pensamiento con grandes dosis deesfuerzo; su memoria divaga; no es infrecuente quehaya que repetirle las preguntas ms de una vez; leagitan crisis leves de tipo epilptico; cuandocamina lo hace a pasos cortos, siempre ayudado deun bastn o apoyndose en los muebles, y arrastral o s pies, aunque tampoco puede permanecersentado mucho tiempo; padece de sialorrea y elexceso de salivacin le asoma en las comisuras delos labios, sntomas estos ltimos de la

  • enfermedad de Parkinson. Su nombre es AdolfHitler.

    Viste camisa verde y traje negro con calcetines yzapatos a juego, todo muy pulcro.

    A su lado un mdico, que le toma la tensin.

    Y en la misma estancia, una sombra: es Eva Braun.Viste de novia y tiene un pastillero en la mano.

    Tambin hay un perro.

    Estamos a nueve metros bajo tierra, en el refugio

  • subterrneo de la Cancillera del Tercer Reich.Los soviticos se encuentran ya muy prximos:siguen cayendo bombas sobre Berln; se escuchanasimismo lejanas rfagas de disparos.

    EVA (al mdico).Se ha comprobado ya laeficacia del veneno?

    El mdico asiente.

    A continuacin Hitler le hace un gesto para que seretire.

  • El mdico, despus de cuadrarse y hacer el saludonazi, sale de escena. Adolf Hitler ni siquiera lomira.

    HITLER. La gente no piensa ni ha pensado nunca,y es imposible que piense. Para darse cuenta deello, basta con asistir a un estreno teatral.

    Se escucha una nueva y ms fuerte explosin y laestancia, fra e incmoda, es sacudida como por eltemblor de un sesmo. El escritorio y el resto delos muebles se ven cubiertos por un fina pelculade polvo de yeso proviniente del techo.

  • HITLER. El da que la gente se ponga a pensarpor s misma, todos los gobiernos y todos losestados y todas la naciones se desintegrarn.(Nueva sacudida de bombas.) S: es verdad que yoelogi infinitamente al pueblo alemn, perotambin es verdad que jams fui sincero en misdeclaraciones. En realidad nunca pens que elpueblo alemn, mi pueblo, fuera mejor que elpueblo judo. Nunca pens que mi pueblo pensara.Yo lo tuve que hacer por ellos. (Pausa.) S: esverdad que yo intent convencer a mi pueblo deque ellos eran un poco mejores que el resto; esverdad que intent educarlos en la ley que rigetodas las cosas: la lucha eterna; es verdad todoesto, pero no es menos verdad que, en mi fuerointerno, yo intua que ellos eran incluso un pocopeores. (Pausa.) Es verdad que yo quise convertirAlemania en una potencia mundial de primeracategora. Pero, no es eso mismo lo que quierenStalin y Churchill? No es eso mismo lo quequiere el gusano de Truman? Cul es la diferencia

  • entre ellos y yo? Yo dir cul es esa diferencia: yohe perdido y ellos han ganado. Yo quise loimposible. Yo quise dar a mi pueblo un hogar,formar una nacin, darles un destino. Soyculpable de haber soado lo imposible? Yo quisedeshumanizar al individuo para humanizar a lamasa, convertirlos en hroes, en dioses. Hequerido lo imposible. He descubierto que lamxima aspiracin del ser humano es la deconvertirse en un pequeo rentista. La Democraciales da ese sueo y ellos eligen la Democracia. Yohe perdido y ellos han ganado. Y yo os dir porqu he perdido: he perdido porque mi pueblo eraun pueblo de cobardes, mi pueblo era un pueblo degusanos. No pensaban, no les gustaba pensar! Nopensaban mientras las victorias de Alemania sesucedan da tras da! Yo pensaba por ellos! Perode repente deciden "pensar" cuando las cosas seponen feas! Y ahora me sealan a m con el dedo!He sido engaado por mis mejores amigos y heconocido la traicin de mi pueblo!

  • Hitler respira agitadamente.

    EVA. Con quin hablas?

    HITLER. No logro comprender la estupidez de lagente.

    EVA. Con quin ests hablando?

    HITLER. Con la Historia.

    Eva Braun abre el pastillero y saca una cpsula decianuro. A continuacin Hitler abre un cajn de lamesa de despacho y saca una caja. La abre. Es un

  • juego de pistolas: una Walter PPK y otra mspequea, su Walter 6.35 con empuaduranacarada. Pone ambas sobre la mesa.

    HITLER. Pero la Historia no me ha escuchadoporque la Historia est fornicando con losvencedores. La Historia mete su largo rabo en elblanco culo de Stalin mientras Truman mete elsuyo, blando como un gusano, en la boca del ruso.Y Churchill se la machaca mientras los avionesarrojan bombas sobre Berln.

    Larga pausa.

  • HITLER. Eva...

    EVA. S?

    HITLER. Cmo te sientes?

    EVA. Cmo quieres que me sienta?

    Hitler mueve la cabeza desaprovadoramente.

    EVA. Siento que dentro de pocos minutos voy adejar de sentir para siempre, y eso me hace sentir

  • muy sola.

    HITLER. Si yo no derram lgrimas porAlemania, tampoco lo har por ti. (Escuchamos laartillera pesada devastando la ciudad.)Escuchas? Siguen cayendo las bombas. Ese es minico consuelo. Morir mientras caen las bombassobre Berln. Morir mientras mi compatriotas sonaniquilados. Yo muero pero tambin mueren esosgusanos hijos de puta. Y yo no muero con ellos, enla batalla, sino que muero contigo, Eva.

    EVA. Yo prefirira vivir contigo en vez de morircontigo.

    HITLER (sin haberle escuchado). En cientos dedesfiles, recuerdas, Eva?, yo mantuve el brazo enalto durante horas, sin importarme el dolor, slo

  • ocupado en mirar a todos y cada uno de los quedesfilaban ante m. Hipnotizndolos. "Hoy elFhrer estuvo siete horas con el brazo en alto.Cmo es posible que lo aguante? No es humano",decan. Yo quise mantener la unidad de mi pueblo,la unidad de sangre y la unidad de voluntad. Yotuve que convertirme en un dios para las masas.Por tanto mi voluntad era la nica voluntad delpueblo alemn. Y ellos estaban contentos as.Contentos de no tener que pensar en absoluto. Demodo que me convert en el pensamiento delpueblo alemn; de modo que hice desaparecer lasleyes; de modo que libr a mi pueblo de losburcratas intiles. Y ellos estaban contentos. Laley era mi palabra. Ese fue mi error! Cada cosaque deca se converta en una orden y luego en unhecho irrevocable. Te acuerdas, Eva, de ese viajea Munich en que tropec con un montn deadoquines? Te acuerdas?

  • Eva niega.

    HITLER. Fue frente a la iglesia de San Mateo,tropec con un montn de adoquines que afeabanel lugar. Entonces coment: "La prxima vez quevenga a Munich no quiero ver ese montn deadoquines". Y ellos creyeron que me estabarefiriendo a la iglesia! As que a la maanasiguiente mandaron derribarla sincontemplaciones! No te acuerdas, Eva? Elperspicaz pueblo alemn! El perspicaz puebloalemn me amordaz! No poda decir nadaporque todo lo que yo deca se cumpla! Todo!Tena pnico a hablar! Me amordazaron!Amordazaron mi voluntad y ahora hemosperdimos la guerra! (Hitler respira agitadamente.)El lunes pasado, por ejemplo. Le ped a ese idiotade Willi algo de comer. "Algo simple, como unatortilla", le dije, pero sabes lo que pas? Me

  • contest que no haba huevos en la Cancillera. Alpreguntarle por las causas de la carencia dehuevos me dijo que el ruido de la artillera pesadaexcitaba a las gallinas. Las gallinas, al parecer,haban dejado de poner huevos. Entonces comente n broma: "No son buenas alemanas. Deberanfusilarlas a todas".

    EVA. Cmo?

    HITLER. S, eso dije. "Deberan fusilarlas atodas".

    EVA. Han fusilado tambin a las gallinas? Lashan fusilado?

  • HITLER. A todas. No slo en Berln. En todaAlemania no queda una sola gallina. Mi orden secorri como la plvora y todas las gallinasalemanas fueron fusiladas de inmediato.

    EVA. Y por qu diste esa orden?

    HITLER. Qu dices Eva?

    EVA. Por qu diste esa orden?

    HITLER. No era una orden! Esa es la cuestin!No era una orden!

  • Hitler respira agitadamente.

    HITLER. Y los cuerpos de las gallinas quedabantan destrozados que era imposible aprovechar unapizca de gallina.

    EVA. Ahora comprendo, ahora comprendo.

    HITLER. Qu es lo que comprendes?

    EVA. Hace cuatro das ped pollo asado y Willime mir con una cara... Una cara rara.

  • HITLER. Ahora comprendo.

    EVA. Qu es lo que comprendes?

    HITLER. Hace tres das Willi me vino a sugerirque t tambin me habas tracionado.

    Pausa larga.

    EVA. Y t qu hiciste?

  • HITLER. Lo mand fusilar.

    Eva tiene un espasmo y luego se rehistricamente.

    HITLER. Qu te pasa?

    EVA. Creo que esto empieza a hacerme efecto. Elcianuro. Lo siento en la cabeza. Como una granborrachera.

    HITLER. Yo muero contigo.

  • EVA. Vulvemelo a decir.

    HITLER. Yo muero con...

    EVA. No, no es eso lo que quiero que me digas.

    HITLER. Entonces qu?

    Eva junta las manos y se pone a rezar.

  • HITLER. Yo muero contigo. Debes morir con laalegra en el corazn!

    EVA. Reza conmigo!

    HITLER. No creo que el buen Dios estinteresado en escucharme. El invent la oracinslo para vosotras, pues bien saba que eraisincapaces de mantener la boca cerrada.

    Eva tiene un nuevo y ms fuerte espasmo y luegootro ataque de risa.

    Hitler coge una de las pistolas, apunta y dispara alperro.

  • El perro aulla y comienza as su agona.

    Tambin Eva est agonizando. Pero reza.

    HITLER. Si no fuera porque ests a punto demorir, te fusilara. Si no fuera por eso y si no fueraporque ya estoy cansado de dar rdenes.

    Hitler vuelve a coger la pistola y dispara sincontrol a las paredes.

    A continuacin empua una pluma y escribe.

    HITLER (mientras escribe). "No es verdad que

  • yo o nadie en Alemania, haya deseado la guerra en1939... Propuse demasiadas veces el control delos armamentos para que la posteridad puedaignorarlo... Los siglos pasarn, pero de las ruinasde nuestras ciudades y de nuestros monumentosbrotar eternamente un odio indestructible contralos responsables de estas destrucciones... Despusde seis aos de guerra..., yo no puedo abandonar laciudad que es la capital de nuestra nacin. Tengoque compartir la suerte de los millones de seresque han aceptado quedarse aqu. Adems, noquiero caer en manos del enemigo que quiereofrecer un nuevo espectculo..., con el solo fin dedivertir a sus masas histricas... Por consiguientehe decidido..."

    EVA (muy dbilmente). Con quin hablas?

    HITLER. "... He decidido quedarme en Berln y

  • elegir voluntariamente mi muerte..."

    EVA. Con quin...?

    HITLER. "... Y elegir voluntariamente mi muertedesde el momento que considero que la posicindel Fhrer y de la Cancillera no puede sersostenida por ms tiempo. Muero con la alegra enel corazn, pues algn da brotar de nuevo lasemilla que crecer para el renacimiento gloriosodel nacionalsocialismo en una nacinverdaderamente unida... S que un da..."

    Eva dice algo, pero ya ininteligiblemente.

  • HITLER. "Que un da renacer..." (Volvindose aEva, ahora inerte.) Estoy hablando con la Historia,as que no me interrumpas o te mandar...

    La mandbula de Eva se contrae y borbota unsonido de lquido que escapa de su cuerpo.

    Hitler coge la pistola y dispara repetidas vecescontra ella.

    Luego, ms calmado, sigue escribiendo, delirante.

  • HITLER. "Antes de mi muerte expulso del Partidoal ex mariscal del Reich Hermann Goering y leretiro todos los derechos que le confera el decretodel 20 de junio de 1941. En su lugar nombro algran almirante Doenitz presidente del Reich y jefesupremo de las fuerzas armadas. Antes de mimuerte expulso del Partido y destituyo de todos suscargos al Feichsfhrer de las SS y ministro delinterior, Heinrich Himmler. Y por ltimo, bueno,fusiladlos de todos modos, a Himmler, a Goering ya..."

    Hitler coge la pistola y se apunta a s mismo.

    Su mano tiembla y el disparo amenaza con nollegar a su destino.

  • HITLER. Eva? Sabes por qu hemos perdido laguerra? Lo sabes? Yo te dir por qu la hemosperdido!: todo el mundo ha estado luchando en elbando equivocado! Incluso yo! Hemos hecho laguerra a quienes no eran nuestros enemigos! Yodebera haber luchado contra el pueblo alemn!

    Hitler, conmovido por ese ltimo destello delucidez, aparta la pistola de su sien. Siguerespirando agitadamente, musita algo ininteligibley luego se mete el can de la pistola en la boca.

    Oscuro.

  • No se escucha ningn disparo.

  • ACTO SEGUNDO

    UNA REUNION INFORMAL

    (18 DE JULIO DE 1945)

  • Escena nica

    Destacan Stalin y Churchill. Dos personajes ms:son los intrpretes ruso y britnico, Pavlov y Birserespectivamente. Se adivinan sombras de soldadossoviticos que hacen la guardia. En la mesa losrestos de una cena copiosa y un mapa desplegadod e Europa Central, sobre el cual se ha estado

  • discutiendo.

    Stalin viste un uniforme color mostaza, flamante,con entretela en las hombreras y, sobre stas,mucha cinta dorada con estrellas blancas. En lospantalones, inmaculadamente planchados, unalarga y ancha banda roja, todo esto rematado porun gorra rodeada de galones dorados que ahoradescansa encima de la mesa. Parece, sin duda, ununiforme concebido para la ocasin, al cual nofaltan, entre otras muchas, la Orden de la Victoriay la medalla de Hroe de la Unin Sovitica ascomo las chatarreras y adornos tpicos de losuniformes de la oficialidad del ejrcito rojo.Churchill, por su parte, aparece con el uniforme decoman dante de las fuerzas areas britnicas conmucho oropel de insignias y medallas, incluyendopor supuesto las alas de piloto calificado.

  • Es como si ambos hombres pretendieranimpresionarse mutuamente. El efecto es ttrico.

    Pavlov viste el uniforme del cuerpo diplomticosovitico y Birse un uniforme militar, pero al ladode sus jefes pasan casi desapercibidos. CuandoChurchill habla, el intrprete sovitico susurrasimultnea e inaudiblemente en la oreja de Stalin;y tambin al contrario: cuando Stalin habla, esBirse quien susurra en la oreja de Churchill.

    Stalin muestra rigidez permanente en un codo, el

  • izquierdo, a causa de un accidente sufrido a losdiez aos de edad. Por ello ese brazo essensiblemente ms corto que el derecho y, a veces,tras una sacudida, puede desplomarse como si laarticulacin del hombro se desencajara de modosbito. Entonces su brazo colgar como si no leperteneciera: el brazo de una marioneta que, noobstante, vuelve a recobrar su posicin de maneragradual. Ahora tiene cincuenta y un aos y unagrave arteriosclerosis ha empezado a mostrar susgarras. Se encuentra al borde de un infarto demiocardio, aunque leve, limitado slo a la puntadel corazn. Cuando das ms tarde ste seproduzca, ser el tercer infarto cardiaco de losltimos cinco meses. Marcado profundamente porla viruela desde pequeo, el rostro marchitado, seaprecian placas rojas que lo jalonan a causa de ladeficiente circulacin sangunea. En pocaspalabras: se encuentra a merced de una embolia.

  • Sir Winston Churchill tiene en estos momentossetenta y un aos de edad. Grueso, pero algodepauperado pese a su tez rosada de nio eterno.Leves dificultades respiratorias le aquejan. Escomo si un torno le empezara a apretar el pecho enlos momentos de mayor tensin. Las arteriasretinianas se ven endurecidas y le confieren unamirada transparente pero vidriosa. El peor de susmales, no obstante, es el agotamiento fsico traslos duros aos de la guerra. Asimismo le inquietanlas repentinas prdidas de memoria. La verdad esque un cogulo perezoso se oculta en su organismoy, en cualquier momento, este cogulo puede serarrastrado por un torrente de sangre, obstruirbruscamente un vaso y producir un ataquecerebral.

    Churchill enciende un puro con la vitola que llevasu nombre; Stalin su pipa. Es apreciable que

  • ambos hombre han comido y bebido enabundancia.

    STALIN. Para m ha sido un gran sacrificio venirhasta Berln.

    CHURCHILL. Quiere decir, supongo, lo quequeda de Berln. Estas ruinas.

    STALIN. El viaje desde Mosc ha sido largo yfro.

  • CHURCHILL. No disponan de mantas en elavin?

    STALIN. A mis mdicos no les gusta que hagaviajes en avin. Me he desplazado en tren.

    CHURCHILL. Lo lamento.

    STALIN. La verdad es que nicamente me sientobien en Mosc. Incluso tuve que suprimir lasvisitas al frente. Me perjudican de un modoextraordinario. Hay mucho polvo en el frente,s a b e , seor Churchill? (Churchill asiente.)Naturalmente, yo tambin estoy deseoso de unaentrevista a tres bandas: usted, el PresidenteTruman y yo. De hecho, concedo la mximaimportancia a esa reunin. No hay nada que me

  • preocupe ms en el mundo, pero he de hacer unasalvedad.

    CHURCHILL. Cul?

    Stalin se seala el corazn de modo significativo.En ese momento Churchill es presa de un ataque detos.

    STALIN. No se siente bien?

    Churchill sigue tosiendo.

  • CHURCHILL. S, me siento bien. (No obstantesigue tosiendo.) Se me pasar en seguida.

    STALIN. Qu le pasa? No se encuentra bien?

    CHURCHILL. Estoy acatarrado y tengo irritadala garganta.

    STALIN. De veras es slo eso?

    CHURCHILL. Un simple catarro, no se preocupe.

  • STALIN. Le aconsejo baos de vapor coneucalipto y enebro... Un remedio de Georgia.

    CHURCHILL. Lo tendr en cuenta.

    Pero sigue tosiendo de modo incontenible.

    STALIN. Levante el brazo.

    CHURCHILL (entre toses). Qu?

  • STALIN. El brazo, el brazo izquierdo, levntelo.

    Churchill levanta el brazo izquierdo.

    Stalin sonre socarronamente mientras el ataque detos del seor Churchill va cediendo.

    CHURCHILL. Pues da resultado.

    Stalin asiente.

  • STALIN. Estoy contento de que nos hayamossentado en esta mesa de un modo informal, perome gustara poner de manifiesto que mi deseo seraque nada de lo dicho en esta reunin,absolutamente nada, fuese publicado. Nada de lodicho debe trascender fuera de nosotros.

    CHURCHILL. Por m de acuerdo.

    STALIN. Lo que quiero decir es que esta reuninno ha tenido lugar.

    CHURCHILL. De cara al seor Truman?

  • STALIN. No, de cara a la Historia. Estamos fuerade la Historia. Expreso bien mi punto de vista,seor Churchill?

    CHURCHILL (mirando el mapa). No podraalguien considerar algo cnico que hayamosdecidido este asunto, tan importante para millaresde seres, de un modo tan sencillo? Quememos esepapel.

    Stalin le prende fuego.

    El mapa de Europa arde.

  • CHURCHILL. Aunque ya podemos decir quesomos grandes amigos, sera intil engaarsecreyendo que estamos de acuerdo en todo.

    STALIN. Estoy de acuerdo. (Churchill le mira sincomprender.) Quiero decir que estoy de acuerdoen que no estamos de acuerdo en todo.

    CHURCHILL. En mi opinin, necesitamostiempo y paciencia para ponernos de acuerdo entodo.

    STALIN. Si algn da yo llegase a estar deacuerdo en todo con usted, me preocupara

  • profundamente.

    CHURCHILL. Decir eso no es muy diplomticopor su parte.

    STALIN. Estoy de acuerdo.

    CHURCHILL. Cmo dice?

    STALIN. Pero al menos hemos llegado a estar tande acuerdo como pueden estarlo dos personas quees imposible que estn de acuerdo.

    CHURCHILL. Estoy de acuerdo.

  • STALIN. Sin embargo, nada es definitivo. Elmundo da vueltas.

    CHURCHILL. Hay algo que s es definitivo.

    STALIN. Qu?

    Churchill apunta maliciosamente el corazn deStalin.

    STALIN. Claro, eso s. Me permite hacerle unapregunta de carcter personal?

  • CHURCHILL. En principio no tengo ningninconveniente.

    STALIN. Usted cree que existe vida despus dela muerte?

    CHURCHILL. No tengo la menor duda alrespecto. No hay nada. Si acaso unas tinieblasfras y aterciopeladas. Por qu me hace esapregunta?

    STALIN. Siempre es bueno conocer otros puntosde vista distintos al de uno.

    CHURCHILL. Cul es su punto de vista?

  • STALIN."Todo est tan fro ah dentro, tanindeciblemente vaco".

    CHURCHILL. Mariscal Stalin, por favor: leruego que en un da como el de hoy no nosdejemos abatir por la melancola. Apartmonos deese maldito tema cuanto antes. Cmo est suseora?

    STALIN. Mi seora?

    CHURCHILL. La seora Stalin.

    STALIN. Se suicid la semana pasada.

  • Churchill tose.

    Luego levanta el brazo izquierdo y las toses cesan.

    CHURCHILL. Pues s que funciona. Es tambinun remedio de Georgia?

    STALIN. Hay alguna cosa ms que quiera tratar?Me siento muy cansado.

  • CHURCHILL. En realidad s. An queda un temapor tratar.

    STALIN. Dgame. Estoy cansado. El viaje hastaBerln ha sido largo y fro.

    CHURCHILL. Hitler.

    STALIN. Hitler?

    CHURCHILL. Hitler.

    STALIN. Hitler est muerto. Qu es lo que hayque tratar? No puedo ver el problema por ningn

  • lado.

    CHURCHILL. Ya, pero dnde estn lossubmarinos?

    STALIN. De qu submarinos me habla?

    CHURCHILL. Alemania dispona, segn misfuentes, de al menos tres submarinos de grantamao. Dnde estn esos submarinos? Nosotrosno hemos podido encontrarlos por ningn lado, yme consta que ustedes tampoco. Me equivoco?Dnde estn los submarinos? Y dnde estBormann? Y Hitler? Dnde est Hitler? Puedecontestarme?

  • Stalin bebe.

    CHURCHILL. Lo expondr de esta forma,mariscal Stalin: podemos estar seguros,completamente seguros, sin ningn resquicio parala duda, de que Hitler est muerto?

    STALIN. Supongo que s.

    CHURCHILL. Dnde est su cadver?

    STALIN. Es nuestro. El pueblo ruso nunca leperdonar lo que ha hecho.

  • CHURCHILL. No es sa la pregunta que yo le heformulado, mariscal Stalin.

    STALIN. Entonces, cul es la pregunta?

    CHURCHILL. Dnde est el cadver de Hitler?

    STALIN. En un lugar seguro.

    CHURCHILL. Me han llegado distintas noticiassobre su muerte, y tambin distintas noticias sobreel paradero de su cadver. Algunas de ellas soncontradictorias entre s. Quiero estar seguro.

  • STALIN. Qu es lo que sabe sobre ese tema?

    CHURCHILL. Slo rumores. Pero nada que yo omis agentes hayamos podido confirmar concerteza. Una de las versiones dice que Hitler sesuicid junto con su amante, esa tal Eva Braun.

    STALIN. Ella y los perros.

    CHURCHILL. Qu perros?

    STALIN. Dos pastores alemanes.

  • CHURCHILL. Y luego su guardia personalquem los cadveres con nafta.

    STALIN. Eso es exacto, excepto que no fue connafta.

    CHURCHILL. No?

    STALIN. Gasolina. Noventa litros de gasolina.Ins uf i c i e n t e s para hacer desaparecercompletamente los cuerpos. Pero, por fortuna, nopudieron contar con ms.

    CHURCHILL. Segn otra versin su cadver,intacto, fue encontrado en la Cancillera con untiro en la sien.

  • STALIN. Eso tambin es exacto.

    CHURCHILL. Cmo pueden ser exactas dosinformaciones contradictorias?

    STALIN. Se lo aclarar en seguida. Uno denuestros soldados, el capitn Polevoi, encontr elcadver de Hitler en la plaza de la Cancillera.Pero este cadver result no ser el verdaderocadver de Hitler.

    CHURCHILL. No entiendo nada. Intentadecirme que Hitler tena dos cadveres?

  • STALIN. No, no. Djeme explicarle. Ya sabeusted que Hitler contaba con varios dobles. Aveces alguno de estos visitaba el frente al mismotiempo que otro, a quinientos kilmetros dedistancia, inaguraba un aerdromo mientras que elverdadero Hitler pronunciaba un discurso en unafbrica. Pues bien, el primer cadver queencontramos era el de uno de sus dobles.Empezamos a sospechar que se no era Hitlercuando encontramos un segundo cadver quetambin se pareca a Hitler. La verdad es que alfinal juntamos cinco o seis cadveres de Hitler.Todos con un parecido fsico extraordinario, ytodos, aparentemente, se haban sucidado. Ahorabien, se trataba de averiguar cul de ellos eraHitler. Pero ninguno era Hitler. Me comprende?

    CHURCHILL. Siga. Me parece una historiaapasionante.

  • STALIN. El dentista de Hitler, un tal Blaschke,nos acab confirmando lo que nosotros yasospechbamos. Ninguno de esos cadveres era elcadver de Hitler.

    CHURCHILL. Por qu hizo una cosa as? Hitler,por qu...?

    STALIN. No, no lo s. Yo tambin me he hechoesa pregunta. Parece lgico que l ordenase elasesinato de uno de sus dobles y lo situara enalgn lugar convincente de la Cancillera. De esemodo l habra contado con tiempo suficiente paraocultarse, y luego, escapar de Berln. No s,digamos a Los Alpes. Pero, cinco?, cincocadveres de Hitler en menos tres kilmetroscuadrados? Qu sentido tiene?

  • CHURCHILL. S, eso. Qu sentido tiene?

    STALIN. No tiene ningn sentido.

    CHURCHILL. Mariscal Stalin, dnde est elcadver de Hitler?

    STALIN. Ah, es cierto, no he terminado decontarle toda la historia.

    CHURCHILL. An hay ms?

    STALIN. Polevoi fue tambin el primero endescubrir la entrada del refugio subterrneo de

  • Hitler. All encontr el cadver de Goebbles, suesposa y los cinco nios. Haban sido asesinadosp o r el propio Goebbles, el cual luego acabsucidndose. Pero no se encontr rastro de Hitlerni de Eva Braun. Finalmente, tras una exahustivabsqueda, encontramos tres cuerpos medioincinerados. Pensamos que eran Hitler y EvaBraun.

    CHURCHILL. Pero usted ha dicho tres cuerpos.

    STALIN. S: Hitler, Eva Braun y un perro.

    CHURCHILL. Slo un perro? No eran dos?

    STALIN. El otro ha desaparecido

  • misteriosamente.

    Pausa larga.

    CHURCHILL. Entonces, podemos estar segurosde que esos cuerpos incinerados es todo lo quequeda de Hitler, Eva Braun y uno de sus perros?Podemos estar seguros, mariscal Stalin?

    Stalin cabecea ambiguamente.

  • STALIN. S.

    Churchill se levanta y alza su copa.

    Ante una seal de ste, el comandante Birse loimita.

    CHURCHILL (en actitud de brindis). No exagerosi digo que considero la vida del mariscal Stalincomo algo precioso para los corazones ingleses.Siento aumentar mi valor y esperanza al hallarmeen relaciones de amistad con tan grande hombre,

  • cuya fama no se limita al interior de Rusia sinoque se extiende por el mundo entero.

    Churchill bebe y se sienta.

    Birse lo imita en todo.

    Stalin, a su vez, tambin se levanta y alza su copa.

    Ante una seal de ste, Pavlov lo secunda.

  • STALIN (en actitud de brindis). Es usted uno deesos hombres que nacen una vez cada cien aos,camarada Churchill, si es que me permite llamarlode ese modo, ya que es usted el ms admirado yvaliente de todos los primeros ministros delmundo. Y por todo ello le deseo larga vida.

    Stalin bebe y se sienta.

    Tambin lo hace Pavlov.

    Pero Churchill llena su copa otra vez, vuelve alevantarse y alza su copa de nuevo. Birse le sigueen el gesto.

  • CHURCHILL. A la salud de las masasproletarias.

    Bebe y se sienta. Tambin Birse bebe y se sienta.

    Pero Stalin y Pavlov ya estn de pie con las copasalzadas.

    STALIN. A la salud del Partido Conservador.

  • Beben y se sientan.

    Pero Churchill, casi inmediatamente, ha vuelto aponerse de pie sin que Stalin pueda reprimir ciertofastidio.

    CHURCHILL. Gran Mariscal Stalin, me hepermitido traerle un regalo por orden del Rey.

    STALIN (interesado). De qu se trata?

    CHURCHILL. Birse...

  • Birse pone encima de la mesa un paquete. Stalin lomira con recelo.

    STALIN (bromeando). Cundo estallar eso?

    CHURCHILL. Estallar cuando yo haya salido deaqu.

    Se ren.

  • CHURCHILL. A propsito, ir al servicio.

    Sale Churchill, que hace una sea a Birse para quelo acompae. Quedan Stalin y Pavlov, muyenvarados, mirando el regalo, sin atreverse nisiquiera a tocarlo.

    STALIN. Me pregunto qu necesidad tieneChurchill de un intrprete ruso para ir al retrete.

  • PAVLOV. Tengo entendido que se es el lugardonde los ingleses suelen tener sus discusionespolticas.

    Pausa.

    STALIN. T crees que ese paquete...?

    PAVLOV. No, no lo creo, no... No lo s.

    STALIN. No me fo de ese Churchill. Es un pobreinfeliz, pero no me fo. Si se lo permitiramos,

  • sera muy capaz de sacarnos hasta el ltimo kpec,pero sera tambin capaz de ponernos unabom....? Oye, te has fijado en su uniforme?(Pavlov asiente.) Y qu te parece?

    PAVLOV. Bah.

    STALIN. De todas maneras, me alegro de nohaberlo matado en 1919. Lo estoy pasando engrande. Adems, creo que debemos sentirnosorgullosos de cmo van las negociaciones.

    PAVLOV. S.

  • Pausa.

    STALIN. Abre ese paquete.

    Pavlov duda.

    STALIN. Abre...

  • Pavlov apura una copa y coge el paquete.

    STALIN. Pero no aqu. Abrelo lejos de m.

    PAVLOV. Dnde?

    STALIN. Cuanto ms lejos, mejor.

    Pavlov se aparta de Stalin y se dispone a abrir elpaquete.

  • STALIN. No, ms lejos.

    Pavlov se aparta an ms y mira a Stalin paraasegurarse de que la distancia entre ellos es de suagrado. Sin embargo Stalin cabecea y Pavlov debeapartarse an ms.

    STALIN. Bueno, puedes abrirlo. (Pausa.) Ques?

    PAVLOV (desde bastidores). Puros.

  • STALIN. Enciende uno. (Pausa.) Sabe bien?

    PAVLOV. En mi opinin es excelente.

    STALIN. Bueno, puedes volver.

    Entran Churchill y Birse y se quedan mirando aPavlov, el cual tambin entra en ese justo momentocon el puro encendido.

    A continuacin los tres se sientan.

  • CHURCHILL.Se les ha realizado la autopsia?

    STALIN. Perdn?

    CHURCHILL. Los cadveres que encontraron.Los cadveres de Hitler, Eva Braun y el perro...Se les ha realizado la autopsia?

    STALIN. S, excepto al perro.

    CHURCHILL. La Corona Britnica no estinteresado en ese perro. Slo en Hitler. Y bien?

  • Qu conclusiones han sacado?

    STALIN. La primera que est muerto.

    CHURCHILL. Cmo?

    STALIN. S, est muerto.

    CHURCHILL. De verdad?

    STALIN. Parece como si usted no acabase decreer que Hitler est muerto.

  • CHURCHILL. No, no es eso. Slo que preferiraestar absolutamente seguro. Podra adelantarme elcontenido de la autopsia?

    STALIN. Qu le interesa saber exactamente?

    CHURCHILL. No hay nada sobre ese asunto queno sea de mi inters.

    STALIN. Bueno, quiz el dato ms llamativo esque Hitler, de todas formas, hubiera muerto enpocos meses. Estaba muy enfermo.

    CHURCHILL. Qu clase de enfermedad?

  • STALIN. Los padecimientos de Hitler eraninnumerables.

    CHURCHILL. Podra contar con una copia delinforme forense?

    STALIN. Tendr que estudiarlo.

    CHURCHILL. Estudiar qu?

    STALIN. Su cadver nos pertenece.

    CHURCHILL. No hablo del cadver. El cadverpueden quedrselo ustedes. Hablo del informe

  • forense de la autopsia.

    STALIN. Ese informe es prcticamente todo loque queda de Hitler.

    CHURCHILL. Por eso mismo. No podrafacilitarme una copia?

    STALIN. Parece usted obsesionado por elcadver de ese mequetrefe.

    CHURCHILL. Yo dira ms bien que es usted elque padece esa obsesin.

  • STALIN (levantndose). Estoy cansado. El viajehasta Berln ha sido largo y fro.

    CHURCHILL. De todos modos. A la CoronaBritnica le gustara disponer de una copia delinforme forense. No es ninguna obsesin personal.Dese cuenta de que han muerto... Sabe ustedcuntos britnicos han muerto en esta guerra,mariscal Stalin? Tantos que nos vemos obligados aocultar la cifra.

    STALIN. A m me sucede lo mismo.

    CHURCHILL. A mi pueblo le gustara no tenerdudas sobre...

  • STALIN. Por favor, seor Churchill, dejemos estetema. Por mi parte no puedo ver el problema porningn lado. De hecho, no tengo el ms mnimoinconveniente en remitirle, a travs del serviciodiplomtico, una falange del seor Hitler.

    CHURCHILL. Una falange?

    STALIN. Si no le parece suficiente, podraestudiarse el entregarles tambin un fmur. Aunquele advierto que tanto una como el otro estnbastante chamuscados.

    CHURCHILL.Y qu pretende que hagamos conellos?

  • STALIN. Eso no es asunto mo, pero tal vezpodra sugerirle que lo conserve en una vitrina delMuseo Britnico.

    CHURCHILL. Sin un certificado deautenticidad? La prensa se nos echara encima.

    STALIN (a Pavlov). Vmonos.

    CHURCHILL (hablndole con dureza). No megua un espritu de hostilidad hacia usted y supueblo al decirle que, despus de tantossacrificios, no voy a conformarme con un simple yannimo fmur.

    STALIN. Y qu me dice de la falange?

  • CHURCHILL. Bagatelas.

    STALIN. Pues tendr que conformarse. Ya notiene mucho sentido ocuparse del pasado. Nodeberamos ms bien mirar hacia el futuro? Quimporta el cadver de Hitler? Vamos ahora aentrar en polmica por un fiambre? No, seorChurchill. Hay asuntos ms importante querequieren toda nuestra atencin. Por ejemplo, creoque el Estado Mayor General Alemn debe serliquidado en su totalidad.

    CHURCHILL. En principio estoy de acuerdo.

    STALIN. Toda la fuerza de los ejrcitos de Hitlerdepende ya de unos cincuenta mil oficiales y

  • tcnicos. Mi propuesta es que hay que cojerlos porel pescuezo y apretar con todas nuestras fuerzas.Aunque no uno por uno, naturalmente.

    CHURCHILL. El pblico y el Parlamentobritnicos nunca aplaudirn una ejecucin en masade tal calibre. Cincuenta mil almas.

    STALIN. Mi pblico s.

    CHURCHILL. Eso quiz sea porque usted notiene pblico.

    STALIN. Somos mucho millones de soviticos.

  • CHURCHILL. No, son muchos millones desoviticos y usted. A usted le basta con mandar.Yo, en cambio, tengo que convencer y persuadir.

    STALIN. Debe de ser una pesadilla gobernar unpas con tanta gente que se cree con derecho aopinar. (Churchill lo mira sorprendido.) Decualquier manera, hay que hacer cincuenta milfusilamientos.

    Churchill cabecea desaprobadoramente.

    STALIN. Tal vez podemos llegar a un acuerdo.Creo que bastar con veinticinco o treinta milejecuciones. No tengo inconveniente, adems, enque usted mismo decida la forma en que deben serejecutados. Aunque desde luego la horca inglesa,con todos mis respetos a sus tradiciones, meparece el peor de los modos posibles.

  • Fusilamiento o cido clorhdrico, sas son mispropuestas.

    CHURCHILL. Nadie ser ejecutado sin quemedie un juicio justo.

    STALIN. Ustedes los demcratas tienen unaaficin desmedida por los actos formales. Esoshombres son criminales de guerra. Podemosfusilarlos. Luego, si usted quiere, les hacemos unjuicio justo. Aunque me parece superfluo intentardemostrar lo que todo el mundo sabe. Cualquierapuede verlo. Ha visitado Auschwitz? Yo, seorPrimer Ministro, puedo caer muy enfermo encualquier momento. No puedo permitir que misojos no presencien la aniquilacin de Hitler.

    CHURCHILL. Pero usted acaba de decirme que

  • Hitler ha muerto.

    STALIN. Esos cincuenta mil hombres son laprolongacin corporal de Hitler. Si quierofusilarlos no es por capricho. Me entiende?

    CHURCHILL. La Corona Britnica jamsaprobar... Para hablarle con franqueza: no soypartidario de los asesinatos en masa.

    STALIN. Pues a m me han dado muy buenosresultados. Y ahora, si me perdona, deseararetirarme, seor Churchill. Maana nos aguardauna jornada bastante dura.

    CHURCHILL. Lamento mucho tener que insistir

  • una vez ms sobre el tema, pero podra contar conuna copia del informe forense?

    STALIN. No. Buenas noches.

    CHURCHILL. Asegreme, al menos, que esoscadveres...

    STALIN. Lo repito: no tengo ninguna cosa msque decirle sobre el particular.

    CHURCHILL. Esto es importante. Importante deun modo muy personal, mariscal Stalin. Puede queal mundo le baste con haber vencido al diablo,pero a nosotros no. Nosotros... Si no mostramosuna completa seguridad en este tema, mariscal, nos

  • arriesgaremos a tener que perseguir su fantasmahasta el final de la Historia. (Stalin hace el ademnde abandonar la mesa, sin querer aadir nadams.) Un momento, no se marche an, dgame, ylamento mucho demorar su partida, mariscalStalin, pero esta noche no me ira a la camatotalmente tranquilo si no le formulara mi preguntadel modo ms claro posible: usted cree que esoscadveres son, en efecto, los cadveres de Hitler,Eva Braun y su perro?

    STALIN. Qu importancia tiene lo que yo crea?Slo importa lo que digan los informes forenses dela autopsia y slo importa lo que la gente llegue acreerse. Y resulta que en esos informes, seorChurchill, hay varios datos que son de mi agrado.En su cadver no hemos podido encontrar sutestculo izquierdo, ni en la bolsa, ni en el cordnespermtico y tampoco en la pelvis. Un huevo deHitler se ha perdido PORQUE NUNCA LOTUVO. Entiende? Otra cosa que tampoco me

  • desagrada es el hecho de que Eva Braun no erarubia.

    CHURCHILL. Y eso, qu importancia tiene?

    STALIN. Un poco de agua oxigenada, eso es todo.

    CHURCHILL. S, pero qu...?

    STALIN. Que qu importancia tiene? Yo hubierapreferido descubrir que esa fulana era una negrateida de blanco, pero por el momento debemosconformarnos con descubrir que era rubia teida.Bueno (se re), y no slo eso. Segn la autopsiatena un busto muy reducido! S, como lo oye! Enlas fotografas pareca una walkiria, no es

  • cierto?, pero era relleno! (Se re.) Relleno!

    CHURCHILL (rindose con el mariscal).Considero esos datos de extraordinario inters,podra obtener una copia de...?

    STALIN (que vuelve a ponerse serio). No, nopodra, seor Churchill. Cuntas veces tengo quedecrselo? Yo slo soy un mero servidor deldestino de la humanidad. Pero, puesto que noshemos reunido informalmente, como simples ybuenos amigos, y ya que nos hemos comprometidoa que nada de lo dicho aqu salga de nosotros, nome cuesta demasiado decirle que no estoy segurode que esos cuerpos quemados sean los cuerpos deHitler, Eva Braun y su perro. No, no estoy seguro.Ese Hitler, sabe?, era verdaderamente estpido,pero al mismo tiempo tena una inteligenciadiablica. Ha estado muchos aos jugando con

  • nosotros. Usted cree que, en su ltimo momento,se iba a largar sin prepararnos una ltima trampa?Le gustaban las incgnitas, los jeroglficos. Era uncabrn. Y se ha marchado como un cabrn. No leha bastado con dejar detrs de s cincuentamillones de muertos sino que ha dejado, adems,cinco cadveres que podran ser el suyo o noserlo. Me comprende?

    CHURCHILL. No... No del todo.

    STALIN. No? De veras? Yo, seor Churchill,habra deseado capturar vivo a Hitler...

    CHURCHILL. Yo tambin.

  • STALIN. ... Pero no ha podido ser. Entonces, almenos, me hubiera gustado tener su cadver a lavista. Pero tampoco a podido ser. Se nos haescapado de las manos como una anguila. No slol: tambin su cadver. El muy hijo de puta.

    CHURCHILL. Ojal existiera el infierno, algnsitio horrible donde l estuviera pagando ahora suscrmenes.

    STALIN. Usted y yo sabemos que no hay nada,"slo una especie de oscuridad, tinieblas fras yaterciopeladas". Suena demasiado bien. Yotambin... Tambin preferira que existiera elinfierno.

    CHURCHILL (abatido). As que esos

  • cadveres...

    STALIN (interrumpindolo). S, esos cadverestal vez sean los de Hitler y Eva Braun o tal vez nolo sean. Ante esto, qu puedo hacer?, qu opcinme queda? Yo har que el mundo crea que esoscadveres son, en efecto, los cadveres de Hitler yEva Braun. No slo eso. Yo har que el mundo, almismo tiempo que lo cree, lo dude. La duda esimportante, seor Churchill. La duda causainseguridad, y la gente necesita esa inseguridadpara necesitarnos a nosotros. Ningn Estado puedemantenerse si no flota en el aire la amenaza delcaos. Nuestros gobiernos necesitan enemigos. Yuna vez que machaquemos a los japoneses,quines cree usted que sern nuestros enemigos?

    CHURCHILL. No habr enemigos. El mundorespirar en paz.

  • STALIN. Ese es un punto de vista muy ingenuo, sime permite decrselo. Si nos quedamos sinenemigos, nosotros seremos superfluos. Si nosquedamos sin enemigos, tendremos queinventrnoslos. Eso es lo que yo estoy haciendo.Me comprende ahora? Hay que sembrar la duda,seor Churchill. La duda es importante.

    CHURCHILL. La pobreza ser nuestra enemiga.La pobreza y la opresin.

    STALIN. En eso estoy perfectamente de acuerdo.Pero quin causar la pobreza futura? (Churchilllo mira sin llegarlo a comprender del todo.)Tenemos que buscar un culpable, o varios, variosculpables que lo sean subsidiariamente, porque del o contrario nuestros gobiernos se resentirn de

  • esa falta de previsin. Hay que encontrar al diabloantes de que el diablo nos encuentre a nosotros. Elmiedo es la prestacin incondicional del Estado.El miedo y la muerte, seor Churchill, y en esecadver que est y no est, que es y no es, tenemosun gran caudal de muerte y miedo. Y no convienemalgastarlo tontamente con demasiadas certezas.Yo, por mi parte, pienso sacarle todo el jugo quepueda. Debemos administrar el miedo, nodilapidarlo. El Estado que yo he creado podrmantenerse y crecer al menos medio siglo mssobre el cadver de ese hijo de la gran puta. Sobree l cadver del fascismo. Bueno, al no ser quealguien muy idiota me suceda, lo cual no serademasiado extrao. No puede usted imaginarse,seor Churchill, la cantidad de palurdos que tengoq ue aguantar cada da en mi propio gobierno.Espero que me haya entendido porque me resultaimposible expresarme con mayor claridad.(Disponindose ya a salir). Buenas noches.

  • Stalin se marcha. Detrs de l sale Pavlov.

    La caja de puros, regalo del Rey, se ha quedadoolvidada sobre la mesa.

    Churchill empieza a toser.

    Sus toses crecen.

    BIRSE. Levante el brazo izquierdo.

  • Churchill lo hace. Pero sigue tosiendo.

    Lentamente va hacindose el oscuro.

  • ACTO TERCERO

  • HAMLET VIVE EN EL KREMLIN

    (28 DE FEBRERO DE 1953)

    La escena representa el espacioso saln de la"dacha" privada de Stalin en Kuatsevo, cerca de

  • Mosc. Este saln hace las funciones de comedor,despacho y dormitorio. Su estilo es sobrio.Destacan un sof, que durante la noche seconvierte en cama; varios telfonos; una gran mesacubierta de papeles, libros y peridicos; unenorme tocadiscos; frente a la chimenea, unaalfombra oriental; un aparador repleto demedicinas y un retrato de Lenin con un semblantedonde muestra la ms absoluta indiferencia.

    Escena Primera

    La sala est vaca. No obstante, la chimenea seencuentra encendida. Son aproximadamente las

  • diez de la noche. Se abre la puerta de doble hoja yentra Nikolai Alexandrovich Bulganin, Ministro deDefensa desde 1947, fecha en la cual el anteriorministro fue confinado en Odesa por ser"excesivamente popular". Nikolai Bulganin es unhombre de faz rojiza y barba de chivo. Ciertoperiodista norteamericano de la poca lo describecomo "un jugador de cartas de los que se ven enlos barcos fluviales, sin suerte, pero resignado".

    Se abre pues la puerta y Bulganin entra en el saln,pero al ver que ste se encuentra vaco parecesorprendido y se queda inmvil, casi temeroso,escrutando a su alrededor. Vuelve a salir cuandoapenas se puede decir que ha entrado.

    Sin embargo, casi seguidamente, Bulganin vuelve aentrar. Da la impresin de que alguien lo haempujado de nuevo al interior. Se quita el abrigo,

  • el gorro y los guantes y los deja sobre una silla.Hay algo ridculo en su persona. Tal vez sea elhecho de se trata de un hombre eximio einsignificante al mismo tiempo. Cmo puede sereso? Bulganin no ignora que nadie esabsolutamente imprescindible y que cualquiera,por muy importante que sea el puesto que ocupe,puede ser barrido sin grandes aspavimentos.

    Muy poco despus vuelve a abrirse la puerta yBulganin se sobresalta. Para alivio de ste, quienentra no es ms que Nikita Sergueivich Kruschev.

    Nikita Kruschev es un hombre enrgico, pequeo ymusculoso que va embutido en un traje de saco demuy mal gusto. Est desarrollando una psicosismanacodepresiva y lleva un portafolio debajo delbrazo. Como sabemos, en pocos aos, llegara aconvertirse en el nuevo amo del Kremlin. Es un

  • personaje capaz de delirios insospechados, aunqueante Stalin mantiene la cordura, acaso porque sloun neurtico es capaz de contrarrestar a otroneurtico. Para hacernos una idea de Kruschev --cuyo nombre significa "abejorro" en el dialectoucraniano-- podemos recordar su rabieta duranteuna Asamblea de la ONU en octubre de 1960:Kruschev se descalza y golpea la mesa con unenorme zapato amarillo. Lleva, sin duda, el afn delucha en la sangre. Por lo dems, bebe como unaesponja y tiene un rostro simptico.

    KRUSCHEV. Hola, camarada Nikolai.

    BULGANIN (entredientes). Hola.

    KRUSCHEV. Dnde estn los dems?

  • BULGANIN. Quines son los dems?

    KRUSCHEV. Ah, no lo s.

    BULGANIN. No sabes a quines se ha invitadoesta noche?

    KRUSCHEV. Qu te pasa? Pareces un poconervioso, no?

    BULGANIN. Nervioso yo? No, en absoluto.Por qu habra de estar nervioso?

  • KRUSCHEV. T sabrs. Oye, nos servimos unacopa?

    BULGANIN. Yo preferira esperar.

    KRUSCHEV. Esperar a qu?

    BULGANIN. Dnde est l?

    KRUSCHEV. Y t dices que no ests nervioso?Vamos! A m no me puedes engaar, Nikolai. Esque ha pasado algo?

    BULGANIN. Pasar? No te entiendo. Qu

  • quieres que pase? Todo va perfectamente.

    KRUSCHEV. Dnde est Koba?

    BULGANIN. Eso es lo que te estaba preguntando.Dnde est? Josif Vissarionovich Stalin, dndeest? No nos haba citado aqu a las diez?Entonces, dnde...?

    KRUSCHEV (interrumpindolo). Nikolai,sincrate conmigo: qu demonios est sucediendoaqu? T y yo tenemos un pacto, no es verdad?:yo te protejo a ti y t me proteges a m. Dime loque tengas que decirme, sea lo que sea.

    BULGANIN. Ven, acrcate.

  • KRUSCHEV. Qu?

    BULGANIN. Que te acerques.

    Nikita Kruschev lo hace. Nikolai Bulganin le hablaentre dientes.

    BULGANIN.Es que no te has enterado de lo deKrivitsky?

  • KRUSCHEV. Qu le ha pasado a Krivitsky?Est enfermo?

    BULGANIN. Quieres hacer el favor de hablarms bajo?

    KRUSCHEV. Qu?

    BULGANIN. Que hables ms bajo o no tecontar nada!

    Kruschev asiente.

  • KRUSCHEV (impaciente). Bueno, dime de unavez por todas qu le ha pasado a Krivitsky.

    BULGANIN. En la cena del mircoles pasado,sabes? Nos convoc a unos cuantos. A Lavrenti,por supuesto, a Georgi, a m y a algunos otros. Fueuna reunin ms numerosa que de costumbre.

    KRUSCHEV. Y a m, por qu no me llam?

    BULGANIN. No lo s.

    KRUSCHEV. Mierda!

  • BULGANIN. Yo creo que, simplemente, seolvido de ti.

    KRUSCHEV. Que se olvid de m? Y lo dicestan tranquilo?

    BULGANIN. Calma, camarada Nikita. No tepreocupes. Lo mejor que le puede pasar a un serhumano es que l se olvide de uno. Bueno, nosiempre. Mira lo del pobre Krivitsky.

    KRUSCHEV. Qu le ha pasado al pobreKrivitsky?

  • BULGANIN. Habla ms bajo, quieres?!

    KRUSCHEV. S.

    BULGANIN. Te cuento. Al parecer, Poskrebichevle dio a Stalin los nombres de los comensales dela cena del mircoles. Entre ellos estaba el pobreKrivitsky, y el camarada Stalin dio suconsentimiento. O al menos no opuso objeciones aque Krivitsky asistiera a la cena como uno ms. Yasabes, aunque no es habitual su asistencia en la"dacha", s de buena tinta que hablaban portelfono con cierta frecuencia, sabes? Incluso lehaca algunas bromas. Todo haca pensar quetenan una buena relacin.

    KRUSCHEV. Por qu dices "tenan"? Qu le ha

  • pasado?

    BULGANIN. El mircoles por la noche --yoestaba presente y lo vi todo-- lleg el pobreKrivitsky y se dirigi sonriendo al camarada Stalinpara estrecharle la mano. Pues bien, Stalin se lequeda mirando fijamente y le dice: "Yo no le heconvocado a usted".

    KRUSCHEV. Cmo que no le haba convocado?

    BULGANIN. Claro que lo haba convocado!Pero se le olvid, entiendes?!

    KRUSCHEV. De verdad?

  • BULGANIN. Por qu te extraas? Se le olvidanlas cosas y luego...

    KRUSCHEV. Mierda!

    BULGANIN. Krivitsky se puso lvido y,naturalmente, tuvo que marcharse. Pero a la salidafue detenido y, y...

    KRUSCHEV. Lo han fusilado, no es eso?

    BULGANIN. Fusilarlo? Con qu motivo? No,aunque yo vi cmo lo detuvieron, pero... No, no lohan fusilado.

  • KRUSCHEV. Entonces? Habla!

    BULGANIN. Esta maana me llam su mujer aldespacho. Se ha suicidado.

    KRUSCHEV. Cmo que se ha suicidado? Y porqu?

    BULGANIN. Bueno, nadie lo sabe. Anita estabamuy extraada. Pero haba dejado una nota.

    KRUSCHEV. Y qu es lo que deca?

  • BULGANIN. Muy poco.

    KRUSCHEV. S, pero qu?

    Bulganin saca una nota del bolsillo y se la tiende aKruschev.

    KRUSCHEV (leyendo). "Soy una porquera".

    Kruschev le devuelve rpidamente la nota aBulganin, que la guarda tambin con considerablerapidez.

  • BULGANIN. Es una nota muy extraa para que laescriba alguien que se va a suicidar.

    KRUSCHEV. Te parece extrao, no?

    BULGANIN. A ti no? "Soy una porquera".

    Kruschev asiente.

  • BULGANIN. Por muy desesperado que unoestuviera, que no es el caso, quin dejara unanota as? Por mucho que lo intento no puedoimaginarme que Krivitsky haya dejado una notacomo sa antes de, de volarse la tapa de los sesos.Escribe eso, lo engancha con un imperdible en sucorbata y luego se pega un tiro.

    KRUSCHEV. No, desde luego no es muy normal.Era un buen camarada.

    BULGANIN. Y Anita dice que es imposible queesa nota la hubiera escrito l. No es su caligrafa.

    KRUSCHEV. No es su caligrafa?

  • BULGANIN. Bueno, yo no soy un experto. PeroAnita...

    KRUSCHEV. Vaya.

    BULGANIN. Krivitsky era mi amigo, sabes?, ytodo el mundo sabe que Krivitsky era mi amigo!Esta tarde me pas por el cine, yo saba que Stalinestara all, sabes?, y por eso fui, y por eso quise,quise... Pero l..., l ni siquiera me mir. Y luegoesta invitacin para cenar... Todo es bastante raro.

    KRUSCHEV. Yo no veo nada raro.

    BULGANIN. Ah, no?

  • KRUSCHEV. Qu es lo que ests pensando?Crees que tambin van a por ti?

    BULGANIN. No s qu pensar.

    KRUSCHEV. T no has hecho nada, Nikolai.

    BULGANIN. Y Krivitsky? Es que Krivitskyhaba hecho algo?

    KRUSCHEV. El se ha sucidado!

  • BULGANIN. De verdad lo crees? Y por quhara una cosa as?

    KRUSCHEV. No lo s, pero por qu querranmatarlo? No tiene sentido.

    Bulganin se queda pensativo, como si quisieracreer profundamente al camarada Kruschev.

    BULGANIN. Pero an hay algo ms. Esta tardelos hombres de Lavranti fueron a mi casa.

  • KRUSCHEV. Qu?!

    BULGANIN. Yo no estaba, naturalmente. Pero mimujer s. Le hicieron preguntas. Preguntas sobre mirelacin con el pobre Krivitsky.

    KRUSCHEV. Eso es un atropello, camaradaNikolai.

    BULGANIN. Eso mismo pienso yo. Qu tienenque preguntarle a mi mujer? La pobre se hallevado un susto de muerte.

    KRUSCHEV. Lavrenti est perdiendo lospapeles.

  • BULGANIN. S.

    KRUSCHEV. Deberas hablarlo con el camaradaStalin. Decirle que no hay derecho a...

    BULGANIN. Ests loco? Quieres que yo lereproche a, a...?

    KRUSCHEV. No, no estoy loco. Dselo estanoche. Qujate. Yo me pondr de tu parte, cuentacon eso.

    Pausa.

  • BULGANIN. Es asombroso la cantidad desuicidios que hay ltimamente!

    KRUSCHEV. Por qu dices eso?

    BULGANIN. No es su caligrafa! Yo conocabien a Krivitsky! Era mi amigo! Y sa no es sucaligrafa! Entiendes? El ni siquiera guarda yalas apariencias! (Susurrante) No solamente es unasesino, es tambin un chapucero.

    KRUSCHEV. Quin?

  • BULGANIN. Quin qu?

    KRUSCHEV. Quin es un asesino chapucero?

    BULGANIN. Cmo? Qu me ests diciendo?

    KRUSCHEV. Lo que t me has dicho.

    BULGANIN. Yo no te he dicho nada.

    KRUSCHEV. Cmo que no me has dicho nada?Has dicho...

  • BULGANIN. Qu es lo que te he dicho,camarada Nikita? Yo no he dicho nada y yo no hehablado contigo.

    KRUSCHEV. Perdona pero...

    BULGANIN. Camarada, es que me estsacusando de algo?

    KRUSCHEV. Por qu habra de hacerlo? Enabsoluto.

    BULGANIN. Entonces, de qu demoniosestamos hablando?

  • KRUSCHEV. De... No lo s.

    BULGANIN. Estamos hablando...

    En este momento la mirada de Bulganin seconcentra en la puerta y, seguidamente, tambin lade Kruschev.

    BULGANIN. ..., de los arenceles, no?

    KRUSCHEV. Cmo?

  • BULGANIN. Estamos hablando del putoproblema de los arenceles que tanto nos preocupa,no?, mierda.

    KRUSCHEV. S, eso parece. Los arenceles...

    BULGANIN. Pues hblame de los arenceles, porel amor de Dios! Los aranceles!

    KRUSCHEV. S, los aranceles, esto, como teestaba diciendo, camarada Bulganin, en miopinin, el asunto de los arenceles, los arenceles,como bien sabes...

  • Escena segunda

    En tanto que Kruschev persiste en su balbuceo, seabre la puerta y entra Georgi MaximilianovichMalenkov, viceprimerministro de Stalin. Es unhombre un tanto demacrado, pero con cara de nohaber roto un solo plato en toda su vida. Lo msdestacado de su aparicin es la caja deconsiderable tamao que lleva entre los brazos.Tambin va muy abrigado.

    KRUSCHEV. Hola, Georgi.

  • MALENKOV. Hola. Todo bien?

    KRUSCHEV. Divinamente. (Refirindose a lacaja) Qu es eso?

    BULGANIN. Hola, Georgi.

    Malenkov pone la caja encima de la mesa.

    KRUSCHEV. Pareces cansado.

  • MALENKOV. Que parezco cansado? Estoycansado.

    KRUSCHEV. S, ya lo veo.

    MALENKOV. T no ests cansado?

    KRUSCHEV. No ms que otros das.

    MALENKOV. Yo estoy deshecho. Sabes cuntashoras he dormido esta noche? Cero, ninguna!

  • KRUSCHEV. Otra vez de juerga, eh?

    BULGANIN (refirindose a la caja). Qu eseso?

    MALENKOV. De juerga? Vamos! Sabes a quhora nos despedimos anoche?

    KRUSCHEV. Anoche? Estuvisteis aqu anoche?Quines?

    MALENKOV. Yo, Lavrenti, Papacha,Poskrebichev y quin ms haba? (Se quedapensando) No, no haba nadie ms. Slo nosotroscuatro y l.

  • KRUSCHEV. Y yo?

    MALENKOV. No, t no estabas.

    KRUSCHEV. Ya, ya s que no estaba! Pero porqu?

    MALENKOV. No lo s. Se habra olvidado de ti.

    KRUSCHEV. Mierda!

    MALENKOV. No te perdiste nada, Nikita. A las

  • seis y media! Terminamos a las seis y media! Yluego, cuando llegu a casa, no pude pegar ojo, ycuando ya estoy a punto de quedarme dormido,sabes lo que pasa?

    KRUSCHEV. Ni idea.

    MALENKOV. Suena el despertador! Tuve ganasde suicidarme, lo juro.

    Kruschev y Bulganin se miran significativamente.

  • MALENKOV. Yo ya estoy un poco viejo paraesto, camaradas. No soy lo que era. Pasan losaos, no es verdad? Nos levantamos temprano,miles de reuniones, miles de llamadas, miles deinformes, y luego, por la noche, el camarada Stalindesea vernos, y entonces bebemos y comemos yhablamos y pasamos buenos ratos juntos(Kruschev y Bulganin se miran con incredulidad),y llegamos a casa de madrugada, casi siempre conel tiempo justo de desayunar y volver al trabajo. Yno siempre puede uno echarse una siesta despusde comer. Hoy, por ejemplo... Estoy deshecho.

    KRUSCHEV. Has pensado en retirarte?

    MALENKOV. Ests loco? Soy viejo, pero notanto, sabes?! An hay Malenkov para rato!

  • Malenkov y Kruschev se ren.

    BULGANIN. Qu es eso?

    MALENKOV. Qu es qu?

    BULGANIN. Esa caja.

    MALENKOV. Que me parta un rayo si lo s. Mela ha dado Stalin y me ha dicho que la traiga aaqu.

  • BULGANIN. Es pesada?

    MALENKOV. No mucho.

    KRUSCHEV. Deben de ser documentos.

    MALENKOV. No lo s, pero no lo creo.Demasiado ligera. (A Bulganin, que est mirandola caja) Me ha dicho que no la toquemos hasta quel venga. Insisti en que le espersemos aqu.

    BULGANIN. Dnde est l?

  • MALENKOV. Dando un paseo.

    BULGANIN. Con este fro?

    MALENKOV. No s, dijo que se iba a dar unpaseo, tena algo que hablar con Lavrenti.

    BULGANIN. Con Lavrenti?

    MALENKOV. S, con Lavrenti, de qu teextraas? Ests un poco nervioso, no? (AKruschev) Qu le pasa al camarada Nikolai?

  • Kruschev se encoge de hombros.

    KRUSCHEV. Me gustara beber algo. Hay algnvino a la vista?

    MALENKOV. No, yo no veo nada. Llamemos a...

    BULGANIN (a Malenkov, interrumpindole).Dnde les viste por ltima vez?

    MALENKOV. Perdn?

  • BULGANIN. A Lavrenti y al camarada Stalin.Digo que dnde les viste por ltima vez.

    MALENKOV. Hace un par de minutos. Creo quese dirigan al estanque.

    BULGANIN. Voy a buscarlos.

    KRUSCHEV. Para qu? Djales que vengan.

    MALENKOV. El insisti en que le espersemosaqu.

    BULGANIN. Me asfixio aqu dentro. Me vendr

  • bien dar un paseo. Voy a buscarlos.

    MALENKOV. Como quieras, pero l...

    Bulganin coge el abrigo, el gorro y los guantes y selarga con cierta precipitacin.

    MALENKOV. Qu le pasa al camarada Nikolai?Est un poco alterado, no?, qu le pasa estanoche?

    KRUSCHEV. Creo que es por lo de Krivitsky.

  • MALENKOV. Qu pasa con Krivitsky?

    KRUSCHEV. No sabes nada?

    MALENKOV. Qu hay que saber?

    KRUSCHEV. Al parecer se ha suicidado.

    MALENKOV. Krivitsky? Se ha suicidado?

    KRUSCHEV. Eso parece.

  • MALENKOV (tras una pausa). Cuesta creerlo.

    KRUSCHEV. S.

    MALENKOV. Todo le iba bien.

    KRUSCHEV. Daba esa sensacin, s.

    MALENKOV. Habr sido por algn lo de faldas,no?

    KRUSCHEV. No lo creo. Ya somos bastante

  • mayores como para dejarnos afectar por...

    MALENKOV. Con quin andaba follandoltimamente?

    KRUSCHEV. Cmo quieres que lo sepa?Pregntaselo a Nikolai.

    MALENKOV. Bueno, qu ms da.

    KRUSCHEV. S, qu ms da.

  • Pausa.

    KRUSCHEV. Oye, Georgi, quiero hacerte unapregunta.

    MALENKOV. Dime.

    KRUSCHEV. Has escuchado ltimamente aalguien hablar mal de m?

    MALENKOV. No, por qu me preguntas eso?

  • KRUSCHEV. Curiosidad. (Pausa.) Ni siquiera aStalin?

    MALENKOV. Cmo?

    KRUSCHEV. Te ha hablado mal de m? O lehas escuchado decir algo que no, que no...?

    MALENKOV. No, de verdad que no.

    KRUSCHEV. T y yo tenemos un trato, no?

    MALENKOV. Claro que lo tenemos, y por esomismo, Nikita. T me cuidas a m y yo te cuido a

  • ti.

    KRUSCHEV. Eso es.

    MALENKOV. No; nadie ha pensado en quitartede en medio. Y t? Has escuchado algo sobrem?

    KRUSCHEV. Los elogios de costumbre. Sepiensa que ests haciendo un buen trabajo.

    MALENKOV. Y lo estoy haciendo.

    KRUSCHEV. Seguro, no me cabe la menor duda.

  • MALENKOV. A propsito, t sabes si hay unorden del da?

    KRUSCHEV. No lo creo. Por qu lo dices?Pensaba que era una reunin tpica. Beber, contarchistes, escuchar sus monlogos... Aunque, ahoraque lo pienso, no estara mal que tratsemos eltema arancelario.

    MALENKOV. No; me refiero a cuestiones msserias. Otro tipo de cuestiones que esta nochedeben ser tratadas.

    KRUSCHEV. Yo no he escuchado nada enespecial.

  • MALENKOV. As que slo el tema arancelario.

    KRUSCHEV. S, slo el tema arancelario, que yosepa.

    Larga pausa.

    MALENKOV. Uno de los misterios mejorguardados del Kremlin es por qu el camaradaStalin sigue pidiendo consejo.

  • KRUSCHEV. Lo hace para probar nuestra lealtad.

    MALENKOV. Pero nuestra lealtad estsuficientemente probada. Llevamos toda la vidabregando. Adems, si no sabemos lo que l piensa,cmo podemos saber nosotros lo que debemospensar? No es justo que nos haga opinar antes deque l lo haga. Y ltimamente parece deleitarsecon ese juego.

    KRUSCHEV. Tienes razn; no es justo. Es muydifcil probarle la lealtad a un hombre que no tedice con claridad lo que se supone que debespensar. Pero a fin de cuentas de eso trata lapoltica. Hay que ser un poco adivino. Bailamosen la cuerda floja, y cuanto ms alto llegas, mssospechoso eres.

  • MALENKOV. Bueno, pues segn esa teora,Stalin debera ser el ms sospecho de todosnosotros.

    KRUSCHEV. Por qu? Sera muy difcil probarque Stalin no es un buen estalinista.

    MALENKOV. En eso tienes razn, camaradaKruschev.

    Pausa.

  • MALENKOV. Tal vez estaba enfermo.

    KRUSCHEV. Quin?

    MALENKOV. Krivitsky. Tal vez por eso se hasuicidado. Cncer, o algo as.

    KRUSCHEV. "Se ha suicidado por miedo a lamuerte". No parece el razonamiento de unapersona inteligente, y Krivitsky lo era.

    MALENKOV. Entonces, tal vez... Tal vez no sesuicid.

  • KRUSCHEV. Cmo? Qu quieres decir?

    MALENKOV. Nada.

    KRUSCHEV. Qu ests pensando?

    MALENKOV. Nada, olvdalo. No hay vino?An tengo el fro metido en los huesos.

    KRUSCHEV (mirando a su alrededor). No, nohay vino. Alguien se ha llevado el vino. (Pausa.)Es extrao.

    MALENKOV. Qu es extrao?

  • KRUSCHEV. Nada, esa caja.

    Malenkov y Kruschev miran la caja.

    KRUSCHEV. De verdad no sabes lo que haydentro?

    MALENKOV. No, ni idea.

    KRUSCHEV. Oye, sabes si Krivitsky estabasiendo vigilado?

  • MALENKOV. Vigilado? Por qu? No; no queyo sepa.

    KRUSCHEV. No, no s por qu te pregunto eso.Qu demonios es esa caja?

    MALENKOV. Ya te he dicho que no lo s.

    KRUSCHEV. Me pone nervioso verla. Te la hadado Stalin, no?

    MALENKOV. S.

  • KRUSCHEV. Te la ha dado y te ha dicho que latraigas aqu, verdad?, y que le esperemos hastaque l venga, no?

    MALENKOV. S, eso ha dicho.

    KRUSCHEV. Pero tal vez l no va a venir. No vaa venir hasta que..., esa cosa... esa maldita cosa...Explote.

    MALENKOV. Qu?!

    KRUSCHEV. Por qu crees que Nikolai hasalido pitando al ver la caja?! Por qu? Porquel pens lo mismo que yo estoy pensando ahora!

  • MALENKOV. Dios mo! T crees?

    Kruschev asiente.

    MALENKOV. Y por qu no nos dijo nada antesde irse? El muy hijo de puta!

    KRUSCHEV. S, es un hijo de mala madre.

    MALENKOV. Pero t de verdad piensas que esa

  • caja...?

    KRUSCHEV. Tal vez s o tal vez no.

    MALENKOV. Es un cabrn. Ese Bulganin...

    KRUSCHEV. S.

    Kruschev coge su abrigo. Malenkov lo imita.

  • KRUSCHEV. Yo no pienso quedarme aqu conesa cosa.

    MALENKOV. Un momento, eso es pensar mal!,no crees? A ver, dime, qu motivos puede tenerel camarada Stalin para querer enterrarnos entrelos escombros de su "dacha"?

    KRUSCHEV. Desde cundo el camarada Stalinnecesita motivos? Pero te dar una pista:ltimamente repite mucho eso de, cmo es lo quedice?, "pienso que la mayora de los miembros delBur Poltico deberan ser sustituidos".

    MALENKOV. Nos estamos volviendoparanoicos, no crees?

  • KRUSCHEV. Tal vez s o tal vez no. T tequedas?

    MALENKOV. El insisti en que...

    KRUSCHEV (interrumpindole). Por eso mismo!Me voy a dar un paseo. Me vendr bien estirar laspiernas.

    MALENKOV. Espera, voy contigo. Yo tambinquiero esti...

    Kruschev y Malenkov se dirigen a la puerta, y aligual que en la salida de Bulganin es apreciable

  • cierta urgencia. Pero al abrir la puerta --sorpresa--se tropiezan con el camarada Stalin.

    Escena Tercera y ltima

    Han pasado ocho aos desde su conversacinprivada con Churchill. Y esos aos no han pasadoen balde. La gordura le desborda, el vientresobresale, la nuca muestra pliegues y lospantalones le cuelgan como un acorden. Pero esono es todo. Padece la enfermedad de lvarez.Ahora es un cerebro completamente obnubiladopor la arteriosclerosis, lo cual le provocaalucinaciones pasajeras y otras ms persistentes.

  • Por ejemplo, delirio persecutorio, por lo que no esdemasiado extrao que Lavrenti Pavlovich Beriase haya convertido en su sombra. Es ste unhombrecillo de cara redonda, voz aflautada yapariencia amistosa, pero se trata del mismsimoMinistro del Interior adems de jefe de la temibleNKVD. Entran pues Stalin y esa sombra pequea yamenazante, Lavrenti Beria, amo absoluto de losstanos de la Lubianka.

    STALIN (tropezndose con Kruschev yMalenkov). Adnde vais tan deprisa?

    KRUSCHEV. A buscarte.

    MALENKOV. Te retrasabas.

  • STALIN. Pues ya estoy aqu.

    KRUSCHEV. Cmo ests, Koba?

    STALIN. Y t?

    KRUSCHEV. Yo?

    STALIN. T cmo ests?

    KRUSCHEV. Bien, yo estoy bien. Hola, Lavrenti.

  • BERIA. Camarada Kruschev.

    KRUSCHEV. Qu mano tan fra.

    BERIA. Hace un fro de muerte ah afuera.

    KRUSCHEV. Qu tal una copa de vino? Meapetece un vino de Crimea. Dnde est el vino?Hay vino?

    BERIA. Y Nikolai? (Mirando la hora) An noha llegado Nikolai?

    MALENKOV. Fue a buscaros. No lo habis

  • visto?

    BERIA. No.

    MALENKOV. Se fue muy deprisa. No s por qu.

    Malenkov y Kruschev se miran y se ren.

    MALENKOV. Estoy muerto de hambre.

  • KRUSCHEV. Yo tambin.

    Se abre al puerta y aparece Nikolai Bulganin.

    BULGANIN. Buenas noches, Koba. (Le tiende lamano. Stalin la acoge framente. Luego se dirige aLavrenti.). Hola, Lavrenti.

    BERIA. Qu tal? Hace fro, eh?

    BULGANIN. Maldito fro.

  • KRUSCHEV. Y el vino? Es que no vamos abeber esta noche?

    STALIN. Basta de esto!

    Todos se quedan paralizados.

    Stalin pasea.

    STALIN. Despejad esa mesa. He dicho que...

  • Todos, excepto Beria, empiezan a despejar lamesa de papeles y libros.

    STALIN. Eso est mejor. (Indicando el sof)Ponedlo ah. (A Kruschev) No, la caja no. (Pausa.)La caja se queda con nosotros.

    Terminan de despejar la mesa. Kruschev pareceque va a decir algo, pero finalmente no dice nada.

  • STALIN. Sentaos.

    Todos se sientan, excepto Beria.

    STALIN. T tambin, Lavrenti.

    Lavrenti se sienta. Stalin se dirige al tocadiscos.

  • STALIN (ponindo un disco). Me acuerdo que unavez lanc un cuchillo a mi padre. Tena entoncesseis aos.

    Suena una msica. El disco en cuestin es el deuna cantante de pera que se hace acompaar porladridos y aullidos de perros.

    Los camaradas lo escuchan y se miran entre ellossin saber qu pensar. Stalin saca su pipa y la chupapensativamente, aunque es una pipa vaca detabaco. Prescripcin mdica.

    Al cabo de poco Stalin retira la aguja del disco.

  • STALIN. Pienso que la mayora de los miembrosdel Bur Poltico deberan ser sustituidos. (Pausa.)Tiene gracia. (Se acerca a la mesa y pone lasmanos sobre los hombros de Bulganin.) Hay untraidor entre nosotros. (Se aleja de Bulganin.) Hoyno se cena. (Pausa.) Hoy tampoco se cuentanchistes guarros. Los chistes a los que estisacostumbrados. Se supone que sois parte de miConsejo de Ministros, no unos campesinosmatando la noche en una taberna. (Pausa.) As quehoy no se cena. No se cena hasta que hayamossolucionado esto. Tenemos tiempo. Tenemos todoel tiempo que haga falta. (Pausa.) Maana tambinsaldr el sol. (Pausa.) Aunque no para todo elmundo. Bien. Creo que despus de todo vamos aentendernos a la perfeccin.

  • Stalin saca una botella de vino y cuatro vasos. Lospone en la mesa. Se sienta con ellos. Siguechupando su pipa vaca.

    STALIN. Servos. (Lo hacen.) Quiero que bebisa mi salud. No, nada de brindis, por favor. As, sinpalabras. (Beben.) Eso est mejor. Bebed. Muybien. Eso es. Volved a serviros. As. Y ahora unapregunta. Quiero haceros una pregunta.

    Todos se miran, nerviosos.

  • STALIN. S, s, quiero haceros una pregunta. Atodos. (Pausa.) Qu pensis de Dostoievsky?

    Silencio. Todos se miran, incrdulos.

    KRUSCHEV. Que qu pensamos de qu?

    STALIN. Dostoivesky.

    Silencio. Nadie quiere ser el primero en contestar.

  • STALIN. Pero bueno, es que no hablosuficientemente claro? He dicho QUE OPINAISDE DOSTOIVESKY.

    KRUSCHEV. Yo no dira que se ajuste a loscnones del realismo socialista.

    Stalin asiente.

    BULGANIN. S, yo opino lo mismo. La existencia

  • de una literatura sin vnculo orgnico con elPartido es inadmisible.

    Stalin chasquea la lengua.

    MALENKOV. Como t bien dijiste en el"Pravda", no me parece que sea una buenainfluencia para nuestros jvenes. La publicacinde sus obras me parece desaconsejable.

    Stalin parece aburrirse.

  • STALIN. Y t, Lavrenti, qu dices?

    BERIA. Dostoivesky?

    STALIN. Eso es. Dostoivesky.

    BERIA. Modestamente me quedo con Gorky. A finde cuentas Dostoivesky es un escritor burgus. Nocreo que los literatos deban tener privilegiosespeciales, tambin ellos son responsables ante elPartido.

    Stalin se aburre de un modo ostentoso.

  • BERIA. Abajo los literatos sin partido!

    Silencio tenso.

    STALIN. S, s, todo eso est muy bien, pero qugran escritor!

    BERIA. S, qu gran escritor!

  • KRUSCHEV. Desde luego. Eso no se lo podemosnegar.

    BULGANIN. S, yo opino lo mismo.

    STALIN. Y t, Malenkov, dices algo?

    MALENKOV. Bueno, creo que en general estoyde acuerdo.

    STALIN. Vaya, qu sorpresa. El camaradaMalenkov est de acuerdo. Pero en general? Note entiendo, camarada. Cul es esa particularidaden la que pareces estar en desacuerdo?

  • MALENKOV. Me he debido expresar mal. Estoyabsolutamente de acuerdo. Es un gran escritor.

    STALIN. Entonces, si es ese gran escritor que tdices, deberamos permitir que sus obras sedivulgasen por la Unin Sovitica?

    MALENKOV. Eh... No... No s... No es esa unamateria que yo... No sabra bien qu decir.

    STALIN. Pero es un gran escritor, no?

    MALENKOV. Es incuestionable.

  • STALIN. Entonces, cules son tus dudas?

    MALENKOV. La verdad, no s qu decir alrespecto... Yo..., yo jams he ledo a Dostoivesky.Pero eso no significa... No... Que no sea un granescritor.

    STALIN. Cmo de grande, camarada Malenkov?

    Stalin se echa a rer y a continuacin todos,excepto Malenkov, se ren con l.

  • STALIN. Georgi es un buen escribiente, pero notiene la menor capacidad para pensar por su cuentao tomar una iniciativa.

    Todos se ren. Malenkov lo hace de un modoforzado.

    STALIN. Bueno. Ya os habis divertido un poco.Ahora callad. Me parece que no acabis decomprender que esto es algo serio. No entendis eljuego. No entendis el juego porque no os daiscuenta de que esto no es ningn juego. No estamosjugando. Bebed.

    Ellos beben.

  • STALIN. Ahora una adivinanza. Eso es. Unapequea adivinanza. Bien. Lavrenti y yo hemosestado paseando en el jardn. Haca bastante fro.Quiero que intentis calcular cuntos grados haceah afuera. Por cada grado que os equivoquis vaisa beberos una copa de ese vino. Es vino deCrimea, como quera el borrachn de Nikita. Tienecalidad. Yo os cuido todo lo que puedo, no? Mecuidis vosotros? No estoy seguro. Bueno. Qudecs. T, Lavrenti, di algo.

    BERIA. Yo dira que diecinueve. Diecinuevegrados.

    STALIN. Muy bien. Quin es el siguiente.

  • KRUSCHEV. Dieciocho? No s, la verdad.

    MALENKOV. Yo tambin digo dieciocho.

    STALIN. Me falta alguien. Quin me falta?

    MALENKOV. Te falta Nikolai.

    STALIN. Gracias, Georgi. Y bien? Qu dice elcamarada Bulganin?

    Bulganin no dice nada.

  • STALIN. Miradlo ah, sentado, como Cristo,como si todo le tuviera sin cuidado. Y ahora memira a m, como si l fuera Cristo.

    BULGANIN. A qu viene todo esto, Koba?

    STALIN. Menos familiaridades. Esta noche noquiero familiaridades. No s si os dais cuenta.Estamos tratando un asunto muy serio. Esto no esun juego. Entendido? Empezar a sospechar de tisi no me contestas a lo que te he pedido.

    BULGANIN. Veintiuno, yo creo que hay veintingrados ah afuera.

  • STALIN. Bien, muy bien. (Pausa.) Este es elresultado. A Nikita y Nikolai le correspondenbeberse tres copas de vino, y a Lavrenti slo dos.Nuestro querido camarada Bulganin se bebercinco.

    BULGANIN. Cinco? Pero por qu? Cuntosgrados hay realmente?

    STALIN. Cuntos grados? Realmente? Y quimporta! Esto no es un casino!

    Stalin se levanta, se dirige al aparador de lamedicinas y se engulle un par de pldoras de

  • distintos colores.

    STALIN. Crees que no s que me vigilas?

    BULGANIN. Cmo?

    STALIN. Ayer mismo, a ver, para qu estuvisteen el cine? Fuiste porque sabas que yo iba, o no,eh? Y cmo sabas que yo iba a estar en el cine?Quin te lo dijo? Quin? Quin?

    BULGANIN (tras una pausa). Me lo dijo tusecretaria.

  • STALIN. Mi secretaria? Imposible! Yo no ledije a mi secretaria adnde iba!

    BULGANIN. Se lo tuviste que decir, porque ellame lo dijo a m.

    STALIN. Ests acusando a mi secretaria de algo,camarada Bulganin? Si es as dilo claramente.Sabes que no me gustan las ambigedades.

    BULGANIN. No, no estoy acusando a nadie denada. Slo estoy diciendo que tu secretaria me dijoque t estaras en el cine del Kremlin. Eso no esacusar.

  • STALIN. Y dices que queras verme? Si nisiquiera me dirigiste la palabra!

    BULGANIN. Es que no fui al cine para verte,camarada Stalin. Simplemente te haba llamadopor telfono para hablarte del tema arancelario y...

    STALIN. Ultimamente todo el mundo no haceotra cosa que hablar del tema arancelario! Esque no hay ningn otro asunto del que hablar en laUnin Sovitica?! (Pausa.) Bueno, dices quequeras hablarme del tema arancelario. Entonces,por qu no lo hiciste?

    BULGANIN. Quera hablarte del temaarancelario en un lugar apropiado, no en el cine.Lo que pas, camarada Stalin, es que cuando tu

  • secretaria me dijo que estabas en el cine, se meocurri preguntarle qu pelcula ibas a ver. Asque decid darme un descanso y ver yo tambin lapelcula.

    STALIN. Me ests diciendo, camarada Bulganin,que fuiste al cine porque queras ver la pelcula,no porque quisieras verme en absoluto. Es eso loque ests diciendo, camarada Bulganin? Que notenas ganas de verme y que por eso no medirigiste la palabra?

    BULGANIN. No, camarada Stalin, siempre es unmotivo de alegra ver al camarada Stalin, pero enese momento no quise disturbarte. Creo quetambin el camarada Stalin tiene derecho aldescanso. Pens que hara mejor en encontrar unaocasin ms apropiada para hablarle del temaarancelario.

  • STALIN (tras una pausa). Entonces, hblame.

    BULGANIN. Qu?

    STALIN. Hblame del tema arancelario. O no teparece sta una ocasin propicia para tratar eltema arancelario? Veamos, qu es lo que tepreocupa? Mejor dicho, qu es lo que ospreocupa? A todos! ltimamente no sabis hacerotra cosa que hablar del tema arancelario! Y porqu?! Os juro que todava no he llegado aentenderlo! Dnde est el problema? Por qutodos parecis obsesionados por eso? El temaarancelario! Es tan aburrido hablar de ello. Pero,de acuerdo, seamos tolerantes con el camaradaBulganin. Dice que quiere hablar del temaarancelario. Pues hablemos del tema arancelario, y

  • acabemos con esta cuestin para siempre. Cul esel problema? Puede alguien decrmelo? Dndeest. Vamos a verlo, vamos a resolverlo y luego loolvidamos para siempre. Vale? (Pausa.) Yo pormi parte dar mi opinin, si no os molesta. Unaunin arancelaria, una Federacin entre Rumana yBulgaria! Es eso de lo que estamos hablando?

    BULGANIN. S.

    STALIN. Qu tontera! Esas uniones no sonrealistas! (Pausa.) Alguien quiere aadir algo?

    KRUSCHEV (tras levantar tmidamente la mano).Pero las uniones arancelarias, luego, en laprctica, no..., no se han resuelto mal del todo. Almenos en ciertos casos.

  • STALIN. Por ejemplo?

    KRUSCHEV. Por ejemplo el Benelux. En estecaso, Blgica, Holanda y Luxemburgo se unieron.

    STALIN. No. Holanda no. Slo Blgica yLuxemburgo. Dos pases, dos pequeos pases queson casi provincias, que no cuentan nada. Esaunin es insignificante.

    KRUSCHEV. Pero...

    STALIN. S? Qu vas a decir?

  • KRUSCHEV. Bueno, Holanda tambin... Tambinpertenece al Benelux.

    STALIN. Holanda no. (Pausa.) Holanda nopertenece al Benelux.

    BULGANIN. Camarada Stalin...

    STALIN. Qu?

    BULGANIN. Nada.

  • STALIN. No, Holanda no! Holanda no perteneceal Benelux! Cuando yo digo "no" es "no"! (Pausa.)Hay alguna otra cuestin que tratar?

    BULGANIN. Puedo..., puedo ir al servicio?

    STALIN. No, no puedes. Hay alguna otracuestin de tratar?

    KRUSCHEV. El Banco Nacional.

    STALIN. Qu pasa con el Banco Nacional?

    KRUSCHEV. Krivitsky.

  • STALIN. Krivitsky?

    KRUSCHEV. Al parecer Krivitsky se suicid lapasada madruga da. Parece ser.

    STALIN. Quin te lo ha dicho?

    KRUSCHEV. El camarada Bulganin.

    STALIN. Ah, el camarada Bulganin.

  • Stalin mira a Bulganin, que a su vez fulmina con lamirada a Kruschev.

    KRUSCHEV. El caso es que ahora no hay nadieal frente del Banco Nacional. Es un puestodemasiado importante para dejarlo vacante ni tansiquiera un par de das.

    STALIN. Alguien tiene alguna sugerencia?

    KRUSCHEV. S.

    STALIN. Quin?

  • KRUSCHEV. Alexandrov.

    STALIN. Alexandrov... Qu opinis los dems?

    MALENKOV. Habr que pensarlo.

    STALIN. Alexandrov... Un economista muy capaz.

    BULGANIN. S, es cierto.

    MALENKOV. Ms bien, un mago de la finanzas.

  • STALIN. Y t, Beria, qu opinas?

    Beria se encoge de hombros.

    KRUSCHEV. Entonces, te parece una buenaidea? Puedo anunciarle maana sunombramiento?

    STALIN. Anunciarle qu.

    KRUSCHEV. Pues... Que le ponemos al frente delBanco Nacional.

  • STALIN. Si quieres decrselo, hazlo. Aunque nocreo que acepte.

    KRUSCHEV. Cmo que no? Se pondr muycontento de que hayamos pensado en l! Es unpuesto de enorme responsabilidad.

    STALIN. S, pero si quieres verlo tendrs quebajar al infierno. Ha sido fusilado hace un par dehoras. No es cierto, camarada Beria?

    Beria asiente.

  • KRUSCHEV. Y cul, cul es la razn?

    BERIA. Era sospechoso de duplicidad.

    STALIN. Ah, Nikita, de qu sirve al Partido unbuen economista que est dispuesto atraicionarnos? Lavrenti me pas su confesin.

    KRUSCHEV. Qu es lo que confes?

    STALIN. Contstale t, camarada Beria.

    BERIA. Confes que no era culpable.

  • STALIN. Fijaos en eso.

    BERIA. Adems de traidor, era mentiroso.

    STALIN. Increble, no?

    BERIA. No slo eso. Muri gritando: "Soyinocente, viva el partido, viva Stalin".

    STALIN. Algunos, incluso frente al paredn defusilamiento, se creen los amos de este pas.

  • BERIA. Muri sin pedir perdn. Tambin tena elpecado del orgullo.

    STALIN. Lo veis? El Partido, al parecer, nonecesita economistas como ese Alexandrov.

    BERIA. Lo cierto es que, adems de ser judo,preparaba una conjura para separar Crimea de laURSS.

    KRUSCHEV. Y por qu querra hacer una cosaas?

    Beria se encoge de hombros.

  • MALENKOV. Siendo as, habis hecho bien enfusilarlo.

    KRUSCHEV (a Beria). Eran las pruebas contral suficientemente slidas?

    BERIA. Me ests acusando de algo, camaradaKruschev?

    KRUSCHEV. No, slo estoy interesndome por elproceso.

    BERIA (con intencin). Ya s que erais buenosamigos.

  • KRUSCHEV. Por qu dices eso? No ramosamigos. De hecho, me caa bastante mal.

    BERIA. Que te caa mal? Entonces, para qu lohas propuesto para hacerse cargo del BancoNacional?

    KRUSCHEV. Era un buen economista, por eso!Pero si adems de serlo quera separar Crimea dela Unin Sovitica por razones que slo Diossabe, has hecho bien en obligarle a confesar queera inocente!

    STALIN (impaciente). Basta. Estoy harto depoltica. Vosotros, los polticos... No s. Meparece que no os hacis cargo de la situacin.Vosotros creis que a m me gusta todo esto? No,

  • no me gusta. Es muy desagradable lo que estsucediendo. Tengo yo la culpa? No. Querisayudarme o no? Estis dispuestos a ayudarme?Quiero descubrir quin es ese traidor que estentre nosotros. Aqu, sentado en esta mesa.

    Silencio.

    STALIN. Entonces, nadie va a ayudarme? Nisiquiera t, camarada Beria?

    BERIA. Yo s.

  • MALENKOV. Yo tambin.

    KRUSCHEV. Si hay un traidor, lo descubriremos.

    STALIN. Y t, Georgi, no dices nada?

    BULGANIN. Yo... Yo no hecho nada, camarada.

    STALIN. No has hecho nada? Entonces, tienesque estar muy tranquilo. Vas a ayudarme?

    BULGANIN. S.

  • STALIN. Bueno. Eso est bien. Bebed. As altraidor se le soltar la lengua.

    Ellos beben.

    STALIN. Veamos, ya son ms de las once. Antesde una hora todo esto debera estar resuelto.Espero que s. Ayudadme, vale? Dentro de unahora sabremos quin engaa, quin conspira, quines el traidor. Entonces, si queris, cenamos. Nadiedebe sentirse intranquilo. Nadie que sea inocente.

    Stalin se levanta. Se pone un gorro de mujer que lequeda visiblemente pequeo.

  • STALIN. Miradme. (Ellos le miran.) Qu osparece? Me lo envi una mujer francesa conmotivo de mi cumpleaos. Perteneca a su hija dedoce aos de edad. La Gestapo la haba torturado.N o resisti la tortura y muri. Os veo un pocoenvarados. Pongamos un poco de msica.

    Stalin pone el mismo disco de antes: una cantantede pera que se hace acompaar por ladridos deperro.

    Stalin arriesga unos pasos de baile.

    Sus chambelanes lo miran.

  • STALIN. Ya no soy lo que era. La vejez se haensaado conmigo.

    BERIA. No, no, en absoluto.

    STALIN. Soy un anciano.

    KRUSCHEV. Un anciano? Eso son tonteras.

    MALENKOV. Tienes muy buen aspecto. Teconservas maravillosa mente.

    BULGANIN. Para tu edad...

  • STALIN. Cllate.

    Stalin se dirige al tocadiscos, quita el disco queest sonando y se vuelve a sentar con ellos. Antiene el gorro puesto.

    STALIN. Puedo morir en muy pocos aos, oincluso en meses. Pero tambin, tened esto cuenta,puedo vivir muchsimo ms.

  • Kruschev se levanta, se sita junto a Stalin y,siguiendo la costumbre rusa del brindis, alza sucopa.

    KRUSCHEV. No existe en el mundo otra personams famosa, ms amada y ms estimada quenuestro camarada Stalin. Una vez ms deseamos anuestro grande y amado Stalin, a nuestro maestro,caudillo y amigo, una buena salud y largos aos devida en aras de la gloria de nuestro pueblo y de lafelicidad de toda la humanidad.

    Todos se levantan, alzan sus copas y beben.

  • STALIN. Gracias, camaradas.

    BULGANIN. Puedo ir ahora?

    STALIN. Adnde?

    BULGANIN. Me meo.

    STALIN. Anda, ve.

    BULGANIN. Gracias, camarada.

  • Bulganin se levanta y se dispone a salir. Stalinaguarda a que salga. Entonces se quita el gorro,coge el telfono y marca un par de nmeros.

    STALIN (al telfono). Vigilad a Bulganin. Sedirige al retrete. Que no salga del edificio.(Cuelga.) Ese Bulganin... No me fo. Qu opinisde l?

    Pausa larga.

  • BERIA. Qu se podra pensar de alguien comol? No s. En principio, nada.

    KRUSCHEV. Se le ve muy nervioso. Por qu?

    MALENKOV. Como si no tuviera la concienciatranquila.

    STALIN. Y me vigila. No s por qu. Me vigila.

    Pausa larga.

  • BERIA. Esta maana mis hombres estuvieronhablando con su esposa.

    STALIN. Y bien?

    BERIA. Se mostr muy... Nerviosa.

    STALIN. Creis que oculta algo?

    MALENKOV. Puede ser.

  • KRUSCHEV. Quin sabe. Ahora bien, yo no mehe tragado lo del cine. Para qu fue al cine? Paravigilarte, camarada Stalin.

    BERIA. Y cmo se ha enterado del asunto deKrivitsky?

    KRUSCHEV. Eran muy buenos amigos, no esningn secreto. Sin embargo...

    STALIN. Qu? Habla!

    KRUSCHEV. No s, lo noto muy intranquiloltimamente.

  • MALENKOV. Yo tambin lo he notado.

    STALIN. Y por qu debera sentirse intranquiloel camarada Bulganin?

    BERIA. Duplicidad.

    KRUSCHEV. Eso habra que preguntrselo a l,no?

    BERIA. Pero, nos lo dira? No lo creo.

    MALENKOV. Depende de cmo se lo preguntes,camarada Beria. Y t sabes cmo hacer las

  • preguntas.

    STALIN. Que lo sabe? Ja!

    Pausa.

    KRUSCHEV. Yo creo que el camarada Bulganinpiensa que el suicidio de Krivitsky ha sido"provocado".

    BERIA. Provocado? Y por qu lo piensa?(Kruschev se encoge de hombros.) Provocado por

  • quin?

    KRUSCHEV. No lo s. Pero al darme la noticiase mostr muy enigmtico. Yo que t, Lavrenti, lovigilara.

    BERIA. Es sospecho, desde luego. Habr queinvestigarlo.

    KRUSCHEV. Aunque tampoco podemosprecipitarnos. La palabra "investigacin" suenademasiado fuerte. A fin de cuentas es un viejocamarada. Creo que sera suficiente con unseguimiento, pero sin disturbar su crculo familiar.Al menos de momento.

  • MALENKOV. No, mi propuesta es que se leinvestigue. Con todas las consecuencias. Laseguridad del Partido no debe tener en cuenta lassusceptibilidades de sus miembros.

    BERIA. Por m de acuerdo. Si el camarada Stalindice que hay que investigarlo, yo lo hago. T qudices, Koba?

    STALIN. Ya veremos.

    Todos se quedan mirando la puerta.

    Entra Bulganin.

  • BULGANIN. Pasa algo?

    MALENKOV. No, qu quieres que pase?

    KRUSCHEV. Tengo hambre.

    BERIA. Yo tambin. Tengo el estmago vaco.

    MALENKOV. Cenamos, camarada Stalin?

  • BULGANIN. S, cenemos. Creo que estamossacando un poco las cosas de quicio, no esverdad? Somos camaradas. Cunto tiempollevbamos bregando juntos? Cuntos aos?Muchos.

    KRUSCHEV. S, qu hay de cenar?

    Stalin golpea la mesa con el puo.

    Todos se quedan paralizados.

  • STALIN. Algunos periodistas extranjeros hablandel Gobierno sovitico como si fuera una especiede parque zoolgico. Me espanta decirlo, perocreo que, en este punto, debo darles la razn. Slopensis en comer.

    Nadie se atreve a mover una pestaa.

    STALIN. Acabemos con esto de una vez. Detestomalgastar palabras.

    Todos vuelven a sentarse.

  • Stalin chupa su pipa vaca.

    STALIN. Qu necesitamos? Necesitamos trescosas; comprended lo bien y retenedlo en la mente:lo primero que necesitamos es golpear; lo segundogolpear, y lo tercero golpear. Siempre golpear.(Pausa.) La revolucin no puede defenderse sobreun montn de estircol o en una pocilga. Hay quelimpiar todas las pocilgas de la Unin Sovitica.(Pausa.) Nuestra revolucin es como Siberia: si nomata a los dbiles y pusilnimes, los cura parasiempre. (Pausa.) Ya soy un anciano...

    BULGANIN (levantndose para pronunciar unbrindis). Camara...

  • STALIN. Sintate!

    Bulganin se sienta.

    STALIN. Bien. Ya estamos a punto de descubriral traidor. (Pausa.)Alguien puede decirme lo quehay en esa caja?

    Todos niegan, excepto Beria.

  • STALIN. Georgi, ni siquiera t me lo puedesdecir?

    Malenkov niega.

    STALIN. Y t, Nikita, qu diras que hay en estacaja?

    KRUSCHEV. Yo no dira nada, porque no s loque hay en esa caja.

  • STALIN. Habla t, Nikolai.

    BULGANIN. No s.

    STALIN. Lavrenti. Seguro que Lavrenti sabe algo.

    Lavrenti carraspea, luego niega.

    STALIN. Lo preguntar de otro modo: Dndevive Hamlet?

  • Nadie contesta.

    STALIN. Es increble. Nada. Ni la ms remotaidea. Abridla. Abrid esa caja.

    Nadie lo hace.

    STALIN. T, Nikolai, abre la caja.

  • Bulganin abre la caja.

    STALIN. Bien, qu es?