Alumnos - Resumen de Eclesiología I

40
TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 1 I Eclesiología INTRODUCCION GENERAL 1.0 EL TRATADO DOGMATICO “DE ECCLESIA” Hay que considerar que el siglo XIII es la edad de oro de las Sumas Teológicas . “La Iglesia” no ocupa, sin embargo, un lugar especial en la teología, no es objeto de un “Tratado”. Según cualificados intérpretes, Santo Tomás, que captaba perfectamente la mayoría de los problemas planteados por la Iglesia, intencionalmente no consagró a ésta un capítulo especial. Ni sus principios teológicos, ni la atmósfera general de la época favorecían la formación de un tratado separado de eclesiología. Contrariamente al nuestro, el mundo medieval era un mundo unificado. Ahora bien, la Iglesia aseguraba esa unidad. El tratado de Eclesiología se ha ido construyendo sobre todo después del Concilio Vaticano II (CV II), desde el punto 1997 Cuarto Curso

description

Apuntes de clase de Eclsiología.

Transcript of Alumnos - Resumen de Eclesiología I

Page 1: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 1

I

Eclesiología

INTRODUCCION GENERAL

1.0 EL TRATADO DOGMATICO “DE ECCLESIA”

Hay que considerar que el siglo XIII es la edad de oro de las Sumas Teológicas. “La Iglesia” no ocupa, sin embargo, un lugar especial en la teología, no es objeto de un “Tratado”. Según cualificados intérpretes, Santo Tomás, que captaba perfectamente la mayoría de los problemas planteados por la Iglesia, intencionalmente no consagró a ésta un capítulo especial. Ni sus principios teológicos, ni la atmósfera general de la época favorecían la formación de un tratado separado de eclesiología.

Contrariamente al nuestro, el mundo medieval era un mundo unificado. Ahora bien, la Iglesia aseguraba esa unidad. El tratado de Eclesiología se ha ido construyendo sobre todo después del Concilio Vaticano II (CV II), desde el punto de vista sistemático. Esto se debe, probablemente, a que anteriormente se estudiaba la Iglesia desde la perspectiva jurídica: el Derecho Canónico; el cual “estudia la Iglesia desde el punto de vista de la ordenación visible que Cristo le dio y que ella ha desarrollado a lo largo del tiempo según las necesidades de su evolución histórica”. [M. Schmaus, Teología Dogmática, Tomo IV, p. 29]

Otras cuestiones se estudiaban en la Teología Fundamental (TF), tratados desde el método apologético: la TF intenta demostrar que la actual Iglesia romano–católica es la fundada por Cristo, mostrando que Cristo fundó una Iglesia y que la comunidad fundada por Él coincide con la Iglesia católica y romana. Demuestra, por tanto, que la autointerpretación de la Iglesia como Iglesia de Cristo es legítima y que por tanto está autorizada a exigir fe incondicional, entrega y confianza y seguimiento total.

1997 Cuarto Curso

Page 2: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 2 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

La Eclesiología, ciencia de la fe: [M. Schmaus, Teología Dogmática, Tomo IV, p. 28] Lo que la Iglesia afirma en su fe en Cristo y en su fe en sí misma —fundada en la fe de Cristo—, es estudiado y

desarrollado en la teología de la Iglesia, en la Eclesiología, con los métodos de la ciencia teológica. La eclesiología es una mirada, metódicamente lograda, al misterio de la Iglesia.

En la Teología se desarrolla metódicamente esa idea de lo creído que pertenece necesariamente a la fe hasta que se convierte en un saber más amplio y profundo, sistemáticamente ordenado y unitario, sin que por eso el misterio deje de ser misterio ni el saber ahogue la fe.

La ciencia dogmática presupone, por tanto, el método histórico y el método filosófico íntimamente unidos y no sólo yuxtapuestos y cada uno en su función específica.

La Eclesiología, parte de la Teología Dogmática: La Teología Dogmática de la Iglesia pretende dar una visión total de la misma; desde el punto de vista de la fe

intenta hacer un amplio análisis que tenga en cuenta todos los elementos esenciales para comprender la Iglesia. La ciencia dogmática parte de la autocomprensión creyente de la Iglesia de su época.

Junto a la visión apologética y dogmática de la Iglesia existe también la de las ciencias de la religión, que consideran la Iglesia como un dato constatable por la experiencia e investigación histórica.

1.1 El método en la Teología eclesiológica: método apologético y método dogmático

La TF intenta interpretar la significación de la Iglesia, abarcando lo visible y lo audible, es decir, todo el ámbito que ocupa el fenómeno y manifestación de la Iglesia. Es impulsada en su tarea por la fe del teólogo en que la Iglesia ha sido fundada por Cristo, pero al intentar demostrarlo busca argumentos racionales, no aduce a la Revelación. Estudia la Iglesia en cuanto a signo y trata de interpretar ese signo. La meta de sus esfuerzos es justificar la fe en que la Iglesia es fundación de Cristo. La fe es, pues, su punto de partida y la meta de su camino científico. Pero el camino mismo es el movimiento de la razón. Quien hace TF conduce en cierta manera hacia la Iglesia y determina su situación y su arquitectura en la totalidad de la historia humana.

La Dogmática ve la Iglesia bajo su aspecto de signo, pero desde un punto de vista distinto, ya que trata de interpretar la significación de la Iglesia para demostrar el origen divino y la legitimación de su afirmación de que es la Iglesia de Cristo. El teólogo dogmático entra en la casa misma y explica su magnificencia interior a base de lo que la Iglesia enseña y predica de sí misma.

Diferencias entre Teología Dogmática y TF: La diferencia entre ambas es que para la TF la fe es punto de partida y meta (reflexión ad fidem), mientras que

para la Dogmática es también camino de su investigación, ya que se trata de lograr una idea creyente de lo mantenido por la fe (reflexión intra fidem, dentro de la fe).

La TF se convierte en apologética que defiende el derecho de la Iglesia católica y romana. La Teología Dogmática delimita la autointerpretación de la Iglesia católica y romana frente a los errores.

La diferencia esencial no son tanto los contenidos, sino los métodos, uno argumentativo y otro examinador de la fe.

La Eclesiología se dirige a dar razón de fe de los misterios de la Iglesia y la unidad entre ellos que el CV II pone de relieve.

1.2 La necesidad de la fe, por la que se accede al misterio de la Iglesia, para la elaboración de un tratado dogmático “De Ecclesia”

En la fe hace el hombre la afirmación del Dios vivo revelado en Cristo. La fe viva es un proceso intelectual, pero es más que eso justamente por ser viva. No es sólo fe intelectual, sino entrega del yo humano a Dios por medio de Cristo; en ella participa el hombre de la vida de Dios (realización vital). Cristo a su vez es accesible en la Iglesia, cuya cabeza es el mismo Cristo. Está tan referido a la Iglesia, que sin ella no puede entendérsele plenamente, lo mismo que sin ella no puede llegarse a Él. El sentido propio y verdadero de la Iglesia no se abre a la mera reflexión y pensamiento naturales, que estudian a la Iglesia bajo los aspectos que le son accesibles como fenómeno histórico. Solo la Fe concede la virtud visual necesaria para captar el misterio de la Iglesia en la plenitud de su sentido .

El Catecismo Romano exige la fe para la verdadera comprensión de la Iglesia (Parte I, cap.10, cuestión 17). La Iglesia es también objeto de las profesiones de fe en todas sus variantes.

La fe (creer algo a alguien) presenta tres dimensiones:a) Fe como actitud (dimensión subjetiva)b) Fe como conjunto de Verdades (dimensión objetiva).c) Fe como hecho de vida (dimensión vital), obras.

1997 Cuarto Curso

Page 3: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 3

La dogmática estudia el conjunto de verdades que son objeto de la fe y que están contenidas en el Credo. Las estudia con la inteligencia humana iluminada con la fe, una inteligencia creyente.

Juan Pablo II en su discurso en Salamanca (1982) expresa: “La fe es la raíz vital y permanente de la Teología, la cual brota del preguntar y buscar, intrínsecos a la misma fe, es decir, de su impulso en comprenderse a sí misma tanto en su opción radicalmente libre de adhesión a Cristo, cuanto su asentimiento al contenido de la revelación cristiana”.

1.3 Estructura del presente tratado de Teología dogmática “De Ecclesia”I. Origen de la Iglesia: la Iglesia se origina en la Trinidad.II. Naturaleza de la Iglesia: Es un misterio de fe (esencia de la Iglesia).III. Iglesia peregrina y su estructura (dimensión histórica).IV.Propiedades y notas de la Iglesia.V. Fin y misión de la Iglesia.

Desde el punto de vista filosófico se podría decir que el tratado De ecclesia está organizado desde las cuatro causali-dades: causa eficiente (I); causa formal y material (II, III, IV); causa final (V).

2.0 BREVE HISTORIA DE LA ECLESIOLOGIA (I): EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA

2.1 El artículo eclesiológico del Símbolo de los Apóstoles

Las verdades en las que creemos se encuentran consignadas en el Credo, construido trinitariamente: primero se confiesa la fe en el Padre, Creador, después la fe en el Hijo, Salvador y, finalmente, la fe en el Espíritu Santo. El artículo sobre la Iglesia está incluido en la confesión del Espíritu Santo.

En vista de que la fe es imprescindible, es de gran importancia examinar qué significa creer en la Iglesia. Debemos hacer una distinción muy importante: En sentido propio y estricto sólo puede creerse en Dios y no en una creatura por muy digna que sea. Es por eso que en el Credo afirmamos: Credo “in”...Deum, ...Iesum Christum, ...Spiritum Sanctum; en cambio al referirse a la Iglesia, la fórmula contempla: …“et in” unam, sanctam, ...Ecclesiam. Creemos en Dios por amor de Dios, por Dios mismo, pero creemos en la Iglesia por Dios. En la entrega a Dios le creemos su revelación sobre la Iglesia.

Creemos en la Iglesia no por ella misma, sino porque es obra de Dios. En este sentido es objeto de la fe la Iglesia que predica el Evangelio y exige creer en Él; es un misterio de la fe, y por tanto materia de la Teología

2.2 Declaraciones del Magisterio Eclesiástico

Son posteriores a la cristología. La primera reflexión aparece en la declaración de Nicea y Constantinopla que menciona las cuatro propiedades de la Iglesia: Una, Santa, Católica y Apostólica.

En la Edad Media: Concilios para tratar la unión de la Iglesia con Roma: II Lyon (siglo XIII), Florencia (siglo XV). Hubo

declaraciones sobre la importancia del Papa en la Iglesia. Constanza contra Juan de Hus y Wycleff.

En la Edad Moderna: Concilio de Trento contra los protestantes. No fue un concilio eclesiológico, pero abordó muchas cuestiones en las

que se hallaba implícita la Iglesia, insistiendo mucho en su carácter institucional: valor objetivo de los sacramentos, poderes de la jerarquía, distinción específica del sacerdocio ministerial. [Faynel, La Iglesia, vol. l,. p. 197]

En la Edad Contemporánea: Concilio Vaticano I. Desde el punto de vista eclesiológico de los 15 puntos propuestos en el esquema preliminar

sólo se pudo abordar el del romano pontífice, con su corolario sobre la infabilidad del pontífice en la Constitución Pastor aeternus. El esquema preliminar repartido a los Padres se abría con un capítulo esencial y explícitamente consagrado al Cuerpo Místico. El Concilio además responde a los racionalistas, a la Ilustración y al relativismo histórico. [Faynel, La Iglesia, vol. l,. p. 208]

Enc. Satis cognitum de León XIII (1896). Unidad de la Iglesia en relación con el magisterio. Se desarrollan tres ideas básicas: 1) que la Iglesia es primordial y fundamentalmente el Cuerpo de Cristo: 2) que precisamente por

1997 Cuarto Curso

Page 4: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 4 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

esto es asimismo una realidad visible; 3) que la Iglesia, inversamente, sólo es realmente la Iglesia porque “sus partes visibles extraen su fuerza y su vida de los dones sobrenaturales y de los otros elementos invisibles”. [Faynel, La Iglesia, vol. l,. p. 215]

Enc. Mystici Corporis de Pío XII (1943). Tres afirmaciones principales están en la base de la Encíclica: 1) la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, Cristo es la cabeza de este Cuerpo Místico y el Espíritu Santo, su alma. Cabeza y Cuerpo unidos forman una sola persona mística; 2) por ser ella el Cuerpo de Cristo, la Iglesia es como Cristo un misterio de Encarnación; como él, es a un tiempo visible e invisible, exterior e interior, humana y divina; 3) por ser inseparables los dos aspectos precedentes, “entre los miembros de la Iglesia, sólo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del bautismo, y, profesando la verdadera fe, ni se han separado, miserablemente, ellos mismos, de la contextura del cuerpo, ni hayan sido apartados de él por la legítima autoridad a causa de gravísimas culpas”. [Faynel, La Iglesia, vol. l,. pp. 216-217]

Enc. Ecclesiam suam de Pablo VI (1964). Relaciones entre Iglesia y mundo, autoconciencia de la Iglesia y de su renovación. El diálogo dentro de la Iglesia con los cristianos no practicantes, con los no cristianos y finalmente con los que no creen o son ateos.

2.3 Concilio Vaticano II: Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium Apertura: Juan XXIII (1962). Clausura: Pablo VI (1965). Concilio ecuménico que centró su actividad en la Iglesia.

Trató el tema de la Iglesia, pero no como un eclesiocentrismo. La Lumen gentium (LG) es el documento principal del CV II, al que se ordena el resto de documentos y del que

reciben su sentido. En este documento queda reflejada la conciencia propia de la Iglesia en su relación al misterio trinitario, al destino y palabra de Jesús, a los hombres, a sus propias estructuras y fines. La Iglesia se mira y se comprende por lo que es: un misterio de fe, obra de Dios Uno y Trino.

Objetivamente, lo primero en el cristianismo, es la realidad del misterio trinitario: de él viene y hacia él convoca Cristo. Cronológicamente, sin embargo, en la historia concreta del cristiano, lo primero y decisivo es la Iglesia, ya que en ella se encuentra anunciada la salvación y se ofrecen los medios sacramentales para participar en ella.

La LG pretende hacer una explicitación de la naturaleza y misión universal de la Iglesia. Esencialmente, la Iglesia es la tradición de realidades divinas, que configuran la vida humana, santificándola, iluminándola, cualificándola para una acción nueva en el mundo, abriéndola al horizonte de Absoluto y confrontándola con el Futuro.

El documento no pretende ofrecer una eclesiología completa, ni resolver las cuestiones debatidas entre teólogos. Lo que quiere es proponer el marco general para comprender las realidades eclesiológicas fundamentales. Todo el CV II es fundamentalmente eclesiológico. Como preocupación primaria está la voluntad de oír la palabra del Evangelio, anunciarla creíblemente a todos los hombres y realizarla de manera ejemplar en la propia Iglesia.

Se puede hacer una síntesis de toda la eclesiología del CV II del siguiente modo: El origen y la norma de la Iglesia vienen expuestos en la Dei Verbum (DV) sobre la Revelación divina; el permanente fundamento nutricio y la expresión de la última destinación de la Iglesia, que es la alabanza divina, viene expuesto en la Sacrosanctum Concilium (SC) sobre la divina liturgia; su misión de alumbrar, sanar y santificar a los hombres insertos en nuevas situaciones históricas, resultado de los grandes cambios operados en los últimos decenios, viene expuesto en la Gaudium et spes (GS); su relación con los otros cristianos, en el decreto Unitatis redintegratio; con los miembros de las grandes religiones de la humanidad, en Nostra aetate, y con todos los hombres, a los que les está destinado el Evangelio como salvación de Dios, en Ad gentes (AG). El CV II es, por tanto, un Concilio de la Iglesia sobre la Iglesia. La LG expone la autocomprensión fundamental que ella tiene de sí misma, hacia adentro (naturaleza y vida interna) y hacia fuera (relación y misión). [Introducción, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, CV II Documentos, BAC Minor, pp. 49-52]

Esquema de la Lumen gentium: Cap. I El Misterio de la Iglesia

1997 Cuarto Curso

Page 5: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 5

n 1. Introducciónn 2. El plan de salvación del Padren 3. La Misión del Hijon 4. El Espíritu que santifica a la Iglesia

n 5. El Reino de Diosn 6. Diversas imágenes de la Iglesian 7. La Iglesia, Cuerpo Místico de Criston 8. La Iglesia, a la vez visible y espiritual

Cap. II El pueblo de Dios.n 9. La nueva alianza y el nuevo Pueblon 10. El sacerdocio comúnn 11. El sacerdocio común en los sacramentosn 12. El sentido de la fe y de los carismas en el pueblo cristiano

n 13. Universalidad y catolicidad de todo el Pueblo de Diosn 14. Los fieles católicosn 15. Vínculos de la Iglesia con los cristianos no católicosn 16. Los no cristianosn 17. El carácter misionero de la Iglesia

Cap. III La constitución jerárquica de la Iglesia y en particular del episcopadon 18. Introducciónn 19. La institución de los doce Apóstolesn 20. Los obispos, sucesores de los Apóstolesn 21. El episcopado como sacramenton 22. El Colegio de los Obispos y su Cabezan 23. Relaciones de los obispos dentro del Colegio

n 24. El ministerio de los obisposn 25. El oficio de enseñar de los obisposn 26. El oficio de los obispos de santificarn 27. El oficio de los obispos de regirn 28. Los presbíteros: sus relaciones con Cristo, con los obispos, con el presbiterio y con el pueblo cristianon 29. Los diáconos

Cap. IV Los laicosn 30. Peculiaridadesn 31. Qué se entiende por laicosn 32. Unidad en la diversidadn 33. El apostolado de los laicosn 34. Consagración del mundo

n 35. El testimonio de la vidan 36. En las estructuras humanasn 37. Relaciones con la Jerarquían 38. Como el alma de un cuerpo

Cap. V La vocación universal a la santidad en la Iglesia Cap. VI Los religiosos Cap. VII Carácter escatológico de la Iglesia peregrina y su unión con la Iglesia del Cielo Cap. VIII La Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el Misterio de Cristo y de la Iglesia

3.0 BREVE HISTORIA DE LA ECLESIOLOGIA (II): LA TEOLOGIA

3.1 La Edad Patrística

3.1.1 Los Padres de los tres primeros siglos

Sólo en la medida que surgen los problemas se organizan las respuestas y se comienza a hacer teología, la cual se vive.

San Clemente Romano: Carta a los Corintios (+101) Aclara dos puntos importantes: a) La Iglesia misterio de paz y unidad. La Iglesia como misterio de comunión que se

expresa en la paz y concordia por tener un sólo Dios y a Cristo nuestro Señor, un sólo y único Espíritu, y una vocación: la unidad; b) La jerarquía y el primado romano. Habla del carácter sagrado de los pastores de la Iglesia.

San Ignacio de Antioquía (+107) Se define a sí mismo como “un hombre dispuesto siempre a la unidad” (Phil 8,1), expresión que revela el sentido

profundo de su eclesiología. Para él, como para Clemente, la Iglesia es esencialmente un misterio de unidad (de a)ga/ph) donde lo visible y lo invisible se unen en la Iglesia como Cristo mismo. Además subraya la unión indisoluble, en el seno de esta Iglesia de Cristo, entre lo visible y lo invisible, lo corporal y lo espiritual. La Iglesia es una con Cristo; y cada iglesia local expresa esa unión en su unión con el obispo (sine nihil episcopo).

San Ireneo de Lyon (+202) Se le denomina el fundador de la teología cristiana de Occidente. En el libro 3ro. de Adversus Haereses, Ireneo

desarrolla a fondo dos conceptos: Recapitulación. Volver a poner todas las cosas bajo la cabeza de Cristo, donde la Iglesia es el instrumento de

esa recapitulación y también la plenitud de esa recapitulación. Tradición, significando sobre todo la sucesión apostólica. Para él la fuente y norma de la fe es la doctrina

transmitida por los apóstoles y conservada en vigor en la Iglesia. La sucesión no interrumpida de obispos, que remonta hasta los Apóstoles, garantiza la verdad de su doctrina. Ireneo se limita a demostrar esta sucesión en la Iglesia de Roma, “la más grande, la más gloriosa, la más antigua por todos conocida y fundada por los gloriosos apóstoles Pedro y Pablo. Ireneo demuestra que la serie de Obispos de esta iglesia remonta a los apóstoles y que por tanto su doctrina es apostólica.

1997 Cuarto Curso

Page 6: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 6 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

3.1.2 La edad de oro de la patrística griega: siglos IV y V

La teología de los Padres es básicamente cristológica. Su idea fundamental es que Cristo ha asumido a todo el hombre. En la humanidad de Cristo hay un aspecto colectivo; Cristo ha asumido la humanidad de todos (San Hilario), y lo ha hecho por la Encarnación.

La Encarnación es Salvación pues con ella empieza la redención. “Al Hijo que tendrás le pondrás por nombre Jesús (salvador)”. Dios hace un regalo al mundo al asumir la humanidad de todos en su Hijo. Hay en ella una presencia de todos: la Encarnación es salvación. He aquí su valor soteriológico: el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para que todos los hombres puedan hacerse hijos de Dios.

La Salvación implica divinización: (hacerse dioses). Todo arranca del Dios–Trinidad y del descenso de esa Trinidad a la humanidad por la Encarnación del Verbo. Ya desde su Encarnación, y a título mismo de esa encarnación, Cristo, que nos llevaba a todos en Él, nos ha divinizado y unido al Padre, y de algún modo nos ha constituido ya en Iglesia.

La Iglesia es la plenitud del Misterio de Cristo: El misterio de la Iglesia es la continuación del Misterio de Cristo . Cristo no se quiere dar a la humanidad sino por la Iglesia. Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, es decir, Dios quiere que todos sean de la Iglesia. El Misterio de Cristo incluye la Iglesia mediante la cual, por el Espíritu Santo, Cristo se forma en nosotros. El principio directo de esta comunicación de vida que el Padre nos otorga en y por su Hijo Jesucristo, y que constituye fundamentalmente a la Iglesia, es el Espíritu Santo gracias al cual Dios se hace comunicable. El Espíritu Santo nos hace miembros de la Iglesia. Se debe al Espíritu Santo que Cristo se halla hecho hombre como nosotros y que en nosotros se graben sus reflejos.

Los Padres no desarrollaron el aspecto jurídico de la Iglesia. Escribieron lo que pensaban, y su pensamiento se centró en la unión del hombre con Cristo. En este terreno son más testigos que teólogos, son testigos de lo que Cristo les da.

3.1.3 La doctrina eclesiológica de San Agustín y su influencia en la teología posterior

San Agustín, en sentido pleno, es un punto de referencia en la teología, especialmente en su eclesiología. Es el primero en ofrecer un gran esquema sistemático. No hace un tratado aparte de eclesiología sino que estudia las realidades de la Iglesia en todos los escritos. Para él la Iglesia es el misterio que vive lo que Dios ha querido hacer para unirnos a Él.

Durante sus controversias con los pelagianos su punto de partida se va haciendo sistemático: sitúa el misterio de la Iglesia en la perspectiva de los dos adanes, el viejo Adán (AT) y el nuevo (NT) que es Cristo, subrayando la Humanidad del segundo ya que en Él está la nueva humanidad redimida que es la Iglesia.

Los puntos principales de su reflexión eclesiológica son:1. El Cristo Total, Cabeza y Cuerpo: Cristo quiere irse añadiendo miembros en el tiempo a través de la Iglesia.

Tenemos de algún modo a todo el Cristo entero, en la plenitud de la Iglesia; es decir, la cabeza y el cuerpo, en la plenitud de un hombre completo, cuyos miembros somos cada uno de nosotros. Cristo y la Iglesia reunidos constituyen “una sola cosa, una sola alma, una sola persona, un solo hombre, un solo justo, un solo Cristo, un solo Hijo de Dios”. Así pues, el Cristo total no es el Salvador sólo, sino la cabeza y el cuerpo. Él es nosotros, y nosotros somos Él. Esa identidad mística entre Cristo y su Iglesia es tan esencial al Cristianismo que se convierte en un verdadero principio exegético. La idea subyacente es la identificación mística de Cristo y los suyos. Cabeza y Cuerpo está unidos por la caridad, el amor. El artífice de esa unión vital es el Espíritu Santo, de aquí que Agustín formule el papel desempeñado por el Espíritu en la Iglesia: “Lo que es el alma para el cuerpo del hombre, es el Espíritu Santo para el Cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia”.

2. Estructura sacramental de la Iglesia: El Cristo total no es sólo un misterio invisible, sino que tiene un plano visible institucional que se hace presente a través de una estructura sacramental cuyo centro es la Eucaristía. Para formar un cuerpo con Cristo se necesita del cuerpo sacramental de Cristo. Por la Eucaristía formamos el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Para San Agustín como para San Pablo, comulgar con el Cuerpo de Cristo y comulgar con la vida de su cuerpo eclesial es un mismo misterio. A partir del bautismo y por el bautismo somos agregados al Cuerpo de Cristo y nos convertimos en miembros de la Iglesia. Por el bautismo recibimos una marca imborrable, la de nuestro Rey. La estructura de la Iglesia no es igualitaria, como lo prueba la importancia que reviste a sus ojos el sacramento del orden, que une a Cristo de otra manera, hace que en la persona que lo reciba actúe Cristo. Las acciones jerárquicas son acciones de Cristo. Él actúa por medio de los sacramentos para hacer que el homb re llegue al encuentro con Él.

3. Ecclesia, communio sanctorum: Modo de aludir al misterio de la Iglesia. Para Agustín la Iglesia se empieza a construir en la historia como Ciudad de Dios, a partir de los dos adanes, en una comunión y sociedad última que es la de los Santos, comunión de ángeles y hombres reunidos por el Espíritu; aunque, todavía está la Iglesia que peregrina. Esta “aquí”, pero le falta todavía para ser “celeste”. En rigor, todos los miembros de la Iglesia peregrinante son los mismos de la Iglesia celestial; no son dos Iglesias diferentes, sino dos momentos cualitativos de una misma realidad. Algunos lo entendieron mal y pensaron que la verdadera Iglesia estaba en el cielo y que ésta sería una pasajera; afirmaban que la verdadera Iglesia era la formada espiritualmente por aquellos que se sienten llamados. Hay una única Iglesia, la comunión de los santos, con dos etapas: la Iglesia peregrinante y la celestial ( in caelo fundata, in terra peregrinans). La Comunión de los Santos tiene tres características: Mixta: acoge a pecadores y santos y entre los pecadores los que están en pecado, perteneciendo a ellos por el

carácter de los sacramentos. Communio sacramentorum: Es una familia, ciudad donde participamos de los sacramentos.

1997 Cuarto Curso

Page 7: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 7

Communio hierarchica: Frente a los donatistas. Se está en la Iglesia mientras se esté en comunión con los obispos.

4. Unitas catholica: Es la que está en unidad universal, por toda la tierra (es lo opuesto a secta), en contraposición a la discusión con los donatistas y otros que se creían salvados al ponerse aparte. La Iglesia Católica es la verdadera porque al ser mixta, acoge en su seno a todos los hombres que quieren salvarse.

Resumiendo se puede decir que para Agustín la Iglesia es: el Cristo total al que se accede por una estructura sacramental visible, para llegar a la comunión de los santos. En la fase peregrinante es mixta, es communio sacramentorum y communio hierarchica.

3.2 Edades medieval y moderna

3.2.1 La teología escolástica, en especial Santo Tomás

La eclesiología de la Edad Media vivirá de la herencia de los Padres, y sobre todo de San Agustín. En los autores sobresale Santo Tomás que recurre a San Agustín para construir sus Sumas. No escribió un tratado exclusivamente sobre la Iglesia, porque la Iglesia está presente en todos sus tratados. La Iglesia, su misterio, penetra todo. Es de gran significación la comprobación de que los primeros tratados “separados” de la Iglesia son contemporáneos de las primeras impugnaciones expresas de un mundo tan unificado como el de aquella época.

Santo Tomás (1224-1274) Su visión de la Iglesia se ve en todo su proceso de la economía de la salvación. La revelación de Dios se ha hecho

con el objeto de que la criatura racional entre en comunión con Él, en una comunión divinizante, hecha a través de Cristo, Verbo Encarnado, y de los medios que Él ha dejado: fides y sacramenta fidei.

Dibuja dos niveles conectados:a) comunión de vida con Cristo a la que estamos llamados;b) institución en la que confesamos la fe y recibimos los sacramentos.

Por los sacramentos entramos en comunión con Dios. Una vez que entremos en comunión con Él, los sacramentos desaparecerán, por su carácter transitorio. La Iglesia es el medio de salvación, es RES et SACRAMENTUM a la vez. El SACRAMENTUM es el medio para llegar a la RES.

Los puntos principales de su reflexión eclesiológica son:1. La Iglesia como misterio de comunión con Dios: Cristológicamente caracterizada se da y se realiza en Cristo. Es

una reunión, congregatio fidelium, fieles a Cristo. No se puede interpretar como mera asamblea con intereses políticos. Todos los justos de la historia están de alguna manera en el misterio de la Iglesia. Manejando el sistema de exitus (salida), y reditus (vuelta) coloca a la Iglesia del lado del reditus: la gracia que Dios dispensa a través de ella, por el Espíritu Santo, a los hombres, hace que éstos vuelvan a Él. (III, q.8).

2. Naturaleza sacramental de la Iglesia peregrinante: Va en consonancia con la idea anterior. Pertenece a la Iglesia en su etapa peregrinante, histórica. Para San Buenaventura el fundamento último de la visibilidad y sacramenta -lidad de la Iglesia es su conformidad con la Cabeza. Si Cristo es el “gran sacramento de salvación”, ¿cómo la Iglesia, que es su cuerpo, no habría de ser un misterio sacramental? La Iglesia no es sólo el don de Dios (derramamiento de la gracia capital de Cristo), sino también el conjunto de medios (los sacramentos) que nos comunican esa gracia y nos ayudan a vivir de ella. En la Iglesia peregrinante la comunión de gracia se forma en la historia a partir de la Humanidad de Cristo: acta et passa Christi in carne, actos, hechos y padecer de Cristo en su carne. Del costado de Cristo manaron los sacramentos: Sangre y Agua, por los cuales se constituye la Iglesia. La Comunión de los Santos como la institución eclesial forman parte de la Iglesia que es una realidad compleja (LG 8) orgánicamente estructurada, donde lo visible se ordena a lo invisible.

3. Respecto a la Eucaristía: Es cumbre de los sacramentos y centro de la realización de la Iglesia. Es la RES de los sacramentos porque contiene el Bien Común espiritual (III, q.66, a.3, ad.1).

4. Constitución jerárquica de la Iglesia: “Los Apóstoles y sus sucesores son vicarios de Dios para el gobierno de la Iglesia, constituida por la fe y los sacramentos de la fe, así tampoco les está permitido trasmitir otra fe ni instituir otros sacramentos” (III, q.64, a.2, ad.3). El carácter es participación en el sacerdocio.

Su eclesiología no es un sistema cerrado, ha evolucionado en su misma línea, desarrollando temas como: a) el epis -copado como plenitud del sacramento del orden; b) las iglesias particulares donde está la Iglesia universal.

3.2.2 La teología moderna

Los primeros tratados de eclesiología aparecen en el siglo XIV, en medio del conflicto entre Felipe IV el hermoso y Bonifacio VIII, ocasionando reduccionismos. El primero, de Jacobo de Viterbo (+1308), lleva el título De regimine christiano; muy pronto le siguen los de Juan de París, Gil de Roma, Occam, etc. Estas obras son defensa de la autoridad católica frente al rey más que un tratado sobre la Iglesia.

En el siglo XV aparece una nueva temática: Los movimientos antijerárquicos, es decir, actitudes que cuestionaban la Jerarquía (democratismo eclesiológico de Marsilio de Padua), El Conciliarismo y el Espiritualismo de Hus y Wycleff (la Iglesia verdadera no es la jerarquía, sino todos los que se sienten salvados espiritualmente). Ante estos movimientos nace uno en defensa de la Jerarquía, del cual se caracterizará la Summa de Ecclesia de Juan de Torquemada.

1997 Cuarto Curso

Page 8: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 8 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

Será el conflicto, abierto por Lutero, el que más inducirá a la elaboración de un tratado de eclesiología. Lutero va a elaborar una eclesiología revolucionaria partiendo de una mala interpretación de San Agustín, separando la dimensión visible e invisible y afirmando que la verdadera Iglesia es la invisible. Los protestantes reformadores negarán lo que es visible en la Iglesia y frente a ello, los católicos publicarán obras apologéticas antiprotestantes y antigalicanas (siglo XVI). Su representante es el cardenal Roberto Belarmino con su obra Controversia de Concilii, en la cual defiende las verdades negadas: poder pontificio y naturaleza de la Iglesia visible.

Llama también la atención el Catecismo de Trento (San Pío V) que no se focaliza tanto en lo apologético y es de gran importancia su eclesiología asentada en Santo Tomás y los Padres.

Siglo XIX: Nacen en Europa los llamados Estados Modernos (fruto de la Ilustración y el racionalismo) que pretenden dominar

la sociedad. En este contexto, la Iglesia se autodefinirá como una “sociedad perfecta”, es decir, una sociedad que tiene todos los medios para conseguir sus fines. Junto a ese problema aparece el protestantismo liberal que negará que la Iglesia sea fundada por Cristo. Aparece entonces la defensa de la Iglesia como sociedad jerárquica. Por su lado los Modernistas desarrollarán sus ideas en el seno de la Iglesia sosteniendo las tesis del protestantismo liberal junto a la suya: Cristo no ha fundado o constituido un reino de Dios en la tierra. Se destacan así los tratados de TF. Las formas modernas de este problema en los siglos XIX y XX serán las del llamado Regalismo.

A mediados de este siglo se cae en la cuenta de los excesos del racionalismo hegeliano en el seno de la sociedad alemana. La reacción producida se denominó «el romanticismo filosófico», el cual afirma que el hombre se explica por la vida, no por la razón, subrayando sobretodo lo sentimental. Su representante más importante es Johan Adam Möhler, profesor de la Universidad Católica de Tubinga. Es uno de los Padres de la Eclesiología actual. Muy pronto se orientaron en su mismo sentido los llamados teólogos de «la Escuela Romana»: Franzelin y Claudio Passagglia, Perroni, Schrader y también Matías Joseph Sheeben y el Cardenal Newman. Todos tenían en común el hecho de dar una prioridad definitiva al aspecto místico y vital de la Iglesia por encima de las estructuras y de la institución , aunque no en detrimento de las mismas.

El más destacado es Möhler que descubrió la gran escolástica de los medievales y Santo Tomás. Sus obras: La Unidad de la Iglesia: Es un estudio de la eclesiología en los padres de los tres primeros siglos. La Iglesia

tiene su principio activo en el Espíritu Santo, es Una. La conciencia histórica de la Iglesia es la Tradición que va expresando lo que es. Destaca la acción del Espíritu Santo.

La Simbólica. Presenta más equilibradamente los planteamientos cristológicos y pneumatológicos. La Iglesia en Möhler acaba siendo el Cuerpo de Cristo animado por el Espíritu Santo a través de la estructura Jerárquica; es la continuación de la Encarnación de Cristo, es, en fin de cuentas, la Encarnación permanente de Jesucristo; por ello se le denomina en el NT “el Cuerpo de Cristo” a los fieles de la Iglesia.

Este modo de hablar de Möhler lo acoge León XIII en la Satis Cognitum y Pío XII en la Mystici corporis, y el CV II en la LG. Sheeben y Newman influirán en el CV II. El fruto más decantado es la Constitución Dogmática Lumen gentium.

3.3 Trascendencia de la espiritualidad laical en la actual renovación eclesiológica

En el CV II se expresó la íntima conciencia espiritual de la Iglesia; esta expresión surge en primer lugar de la vida, y sólo en un segundo lugar, de las ideas. Varios fenómenos pastorales surgieron en el siglo XX promoviendo la espiritualidad laical, el que los laicos asuman su responsabilidad como bautizados: Movimiento Litúrgico, Acción Católica, Opus Dei, etc. Todos se inspiran en la llamada universal a la santidad que tiene todo bautizado (LG cap. V).

PARTE I: EL ORIGEN DE LA IGLESIA (LG nn. 2-4)

4.0 LA PREPARACION DE LA IGLESIA EN LA HISTORIA DE LA SALVACION

4.1 Relación de la humanidad con Dios después del pecado de Adán: la expectación del Redentor

«A todos los elegidos desde toda la eternidad el Padre “los conoció de antemano y los predestinó a ser conformes con la imagen de su Hijo, para que éste sea el primogénito entre muchos hermanos” (Rom 8,29). Determinó convocar a los creyentes en Cristo en la Santa Iglesia, la cual, prefigurada desde el origen del mundo, preparada admirablemente en la historia del pueblo de Israel y en el Antiguo Testamento, fue constituida en los últimos tiempos, manifestada por la efusión del Espíritu Santo, y se perfeccionará gloriosamente al fin de los tiempos» (LG 2). Desde la creación hay una preparación y una prefiguración o anticipación de la Iglesia. La promesa del redentor empieza a ser operante haciendo que los hombres estén unidos a Dios por su gracia; por ello jamás hubo una humanidad desprovista de gracia, incluso en las regiones en que no ha sido conocida la revelación.

Los Santos Padres y la teología medieval subrayaron tanto la relación entre la época preparatoria y la Iglesia de Cristo que hablaban de la Iglesia antes de Cristo (de la Iglesia anterior a la Iglesia) y de la «Iglesia del Principio», es decir, que el misterio de la Iglesia se extendería hacia atrás. El fundamento de esta tesis era la convicción de que los hombres

1997 Cuarto Curso

Page 9: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 9

anteriores a Cristo participaron de la salvación por Cristo mismo que lo abarca todo en la eternidad. Vieron la garantía de esta doctrina en la promesa con que Dios arrojó al hombre del paraíso.

San Agustín se ocupa extensamente de la posibilidad de salvación de la época precristiana. Defiende la tesis de la univer -salidad espacial y temporal de la Iglesia, fundamentada en la doctrina de unicidad y universalidad de la mediación de Cristo y su doctrina del carácter espiritual y personal de la salvación. En De Civitate Dei, habla de la Ecclesia ab Abel, Abel es el comienzo de los hombres que no viven humanamente ni según su propia voluntad, sino al modo divino y según la voluntad de Dios. Santo Tomás afirmará: “...y así los Padres antiguos pertenecían a la misma Iglesia a la que nosotros pertenecemos...”. Algunos interpretaron que se refería a un tipo de Iglesia más espiritual; esto en verdad tenía un carácter profético de la Iglesia, no en el sentido pleno que obtendrá en Pentecostés.

4.2 Las alianzas de Dios con los hombres, como figuras y anticipos de la Iglesia

4.2.1 La noción de “alianza”

Es una palabra hebrea empleada para hablar de una realidad jurídica y social entre ellos. En un sentido teológico presupone el pecado del hombre y expresa cómo Dios ha restablecido su amistad con los hombres . A diferencia de las alianzas humanas, es fundamental, pues en esta, Dios ha sido el de la iniciativa, adquiriendo así el hombre una responsabilidad: la de responder. Es una gratuita donación de Dios, y en esa amistad (comunión del hombre con Dios) recobra el sentido pleno, el ser del hombre, su existir a imagen y semejanza de Dios.

Se destaca su carácter de primicia, referido a las personas que se revela. Es una garantía, una incoación. Tiene una naturaleza teológica, de tal manera que aquello que no tenga en cuenta esta dimensión es parcial.

4.2.2 La triple alianza de Dios con Noé, Abraham y Moisés

Noé (Gen 9). Dios acepta su sacrificio y realiza una alianza cósmica con el signo del arco iris como pacto: En lo sucesivo no habría diluvios, sino que se continuaría ininterrumpidamente el ritmo natural de siembra y cosecha, frío y calor, verano e invierno, día y noche para bendición de los hombres. El cielo sigue siendo el destino del hombre. Dios presenta una ley a la que pide fidelidad: el respeto del hombre hacia el derecho que Dios tiene sobre la vida de cualquier viviente. El grupo de los justos salvados en el arca de Noé representaba un anteproyecto de la futura comunidad de Cristo, la Iglesia. A esta figura aludirá San Agustín.

Abraham (Gen 12). Es diferente a la anterior pues Dios interviene en su vida, le saca de su ciudad, de su horizonte te -rreno y Abraham se pone en las manos de Dios, hacia donde El le indica, “yo te diré”. Es el camino de la vocación. Pone claro que la Iglesia es el misterio de toda vocación gratuita. Esta alianza implica una elección y tres promesas: a) le nacerá un hijo; b) será Padre de un gran pueblo del cual nacerá el salvador; c) le será dada una tierra espléndida. La primera promesa presenta un problema, la edad; la segunda, produce desconcierto y la tercera, lo empuja hacia su búsqueda. El horizonte de esta vocación es universal (“…todas las naciones de la tierra”), el cómo es un enigma indescifrable que se irá revelando poco a poco y se interpretará en sus experiencias. Esas promesas tienen un signo: la circuncisión, la aceptación se produce en la fe, que le llevará a ofrecer en sacrificio a su hijo, que parecería absurdo, pero que obedece a su gran fe. Santo Tomás dirá que la Iglesia es una congregación de fieles, de los que tienen fe como la de Abraham.

Moisés. Con Moisés y el éxodo de Egipto, Dios establece no ya una alianza personal sino con un pueblo, Israel. El Dios que llama a Moisés se manifiesta como el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. El pueblo es elegido como destinatario de la alianza y con motivo de esto aparece la Pascua y la figura del cordero que quita los pecados; el momento culminante será la alianza del Sinaí, una alianza bilateral. Sus contenidos son más definidos que en Abraham: es una alianza que se concreta en el cumplimiento de la ley, que será vital en la economía de la formación de la Iglesia; en la respuesta del hombre a Dios se conforma la conciencia de ser un pueblo escogido, el qahal Yhwh, que se constituye para darle culto y que se representa en el arca de la alianza. Desde entonces el Dios de Abraham pasa a ser su Dios, el verdadero Dios. Nótese que el término qahal Yhwh se aplica al pueblo escogido sólo cuando está dando culto a Dios.

David. Natán anuncia la alianza que hizo Yahvé con David: Su linaje. (2Sam 7,14 y Sal 89,4-5).

4.3 El pueblo de Israel, en cuanto que es figura de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios

4.3.1 Terminología

Es muy importante para la Lumen gentium (9). En la edición de los LXX pueblo se traduce por laos, pero existe también otro término para designar a los que no son pueblo de Dios: ethné.

4.3.2 Pueblo nacido de la antigua alianza

Lev 26,11: “Yo seré para vosotros Dios y vosotros seréis mi pueblo”. El pueblo nacido de la antigua alianza se consolida como caminante en la historia, confiado a Dios para restablecer su relación con los hombres. Dios lo ha hecho suyo para llevar su cercanía a los hombres. Se destaca un carácter sacramental con la afirmación de Ex 19,6: “Un reino de sacerdotes...”. Israel enseña a todos los hombres a dar culto a Dios. Todas las naciones tendrán parte en la bendición del Dios de Israel. Pero el pueblo que Dios ha escogido se va alejando y llega al cisma. Refleja un pacto nuevo entre Dios y los hombres, pacto que es la nueva alianza con la Sangre de Cristo: “Nueva alianza que estableció Cristo, es decir, el Nuevo Testamento en su sangre (cf. 1Cor 11,25), convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles que se

1997 Cuarto Curso

Page 10: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 10 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

condensara en unidad no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera un nuevo Pueblo de Dios” (LG 9). El nuevo culto será según el Espíritu (Jn 4,24).

4.4 La nueva alianza prometida para el tiempo mesiánico

El contexto de la nueva alianza coincide con un ambiente de fracaso, consecuencia de la desobediencia de Israel. Los profetas van a anunciar el nuevo pacto basados en tres rasgos: a) el Mesías y el “resto” de Israel; b) el pueblo que habría de nacer de la nueva alianza; y c) el Israel según el Espíritu.

4.4.1 El Mesías y el “resto” de Israel

De Israel saldrá un “resto”, que tendrá un representante; ese resto será disociado de Judá, será verdaderamente Santo, heredará todo lo que hasta ese momento se ha dicho de la Alianza. Saldrá una figura que será el Siervo de Yahvé, que no es un rey político, sino un siervo sufriente que traerá la liberación, la salvación por medio de un gran sacrificio y su sufrimiento. Yahvé convertirá ese sufrimiento en la salvación de todos. A la luz del NT vemos en el siervo de Yahvé, que presenta Isaías, al mismo Cristo.

4.4.2 El pueblo que habría de nacer de la nueva alianza

Habría de tener cuatro características:1. Rasgos de la Nueva Alianza (Ezequiel y Jeremías): a) traerá el perdón de los pecados del pueblo; b) nueva, definitiva

y eterna; c) se dirigirá no sólo a la colectividad, sino a cada persona. Las revelaciones de la alianza alcanzan una intimidad.

2. Traerá consigo una Nueva Raza. Israel entrará en ese nuevo pueblo en calidad de raza de Abraham, a la que se le unirán todos los demás pueblos. Esa Nueva Raza no procede de la pertenencia a la raza de Abraham, sino que se pertenecerá a ella como dice Jeremías (31,33), por la circuncisión del corazón. Será el que congregue a todos los hombres dispersos por Babel, para que cada uno dé culto a Dios en su propia lengua. Este pueblo será como una madre que cuida de sus hijos.

3. Nueva Tierra. Ezequiel dice que el nuevo pueblo habitará en los montes de Israel, en el paraíso reencontrado, será una tierra de delicias (Canaán). Toda la tierra va a estar centrada en el templo de Jerusalén. Toda la tierra será lugar de culto. Toda la tierra participará con el pueblo de la salvación. Está centrada en Jerusalén, allí se reunirán las tribus para una felicidad paradisíaca. En esta perspectiva, la Tierra Nueva toma una significación espiritual y escatológica.

4. Nuevo Culto. Para expresar esto se utilizan las mismas categorías del culto antiguo. La nueva alianza se hará en una peregrinación al templo (Zac) y en un banquete cultual (Is), a través del cual se entrará en comunión con Dios. Este banquete será realizado para todos los hombres, allí todos darán alabanza a Dios. Será la realización perfecta del qahal Yhwh, un servicio litúrgico continuo. Será un sacrifico ofrecido en toda la tierra desde el templo que tiene su centro en Jerusalén, fuente de agua viva que hará fructificar la tierra con el espíritu de Yahvé. Será expresado en las categorías del pueblo de Yahvé.

4.4.3 El Israel según el Espíritu

Superación de la mentalidad nacionalista israelita. (Este apartado no se vio en clase).

5.0 LA IGLESIA EN CUANTO FUNDADA POR CRISTO (I): IGLESIA Y REINO DE DIOS

5.1 El concepto de Iglesia en el NT

5.1.1 Terminología

En la versión de los LXX e)kklhsi/a (ekklesía) viene a traducir el término qahal que significa la reunión de los creyentes en el desierto para dar culto a Yahvé. El uso griego tiene su propio significado: una multitud de hombres reunidos con cualquier fin, o el pueblo de Dios solemnemente reunido ante Dios (Nm 16,3), que suele hacerse en el templo. En Hch 7,38 es llamado ekklesía al pueblo de Dios conducido por Moisés a través del desierto. Ekklesía significa algunas veces asamblea y otras veces comunidad reunida.

En el NT lo que se subraya al hablar de este término es que ambos pueblos: el viejo y el nuevo son ekklesía; pero el segundo es nuevo por su origen espiritual; es un pueblo adquirido por la sangre de Cristo. En el NT se van corrigiendo las imágenes del AT y se les da unas características: es el germen, cuerpo indestructible, presidido por Cristo, su fundador. Es la asamblea de los convocados: con–vocatio, con–vocación, de los llamados por Dios.

La palabra “Iglesia” [ekklesía, del griego ek–kalein, “llamar fuera”] significa “convocación”. Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19,39), en general de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del AT para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo (cf. Ex 19,6). Dándose a sí misma el nombre de “Iglesia”, la primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella asamblea. En

1997 Cuarto Curso

Page 11: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 11

ella, Dios “convoca” a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El término “kiriaké”, del que se derivan las palabras “church” en inglés y “kirche” en alemán, significa “la que pertenece al Señor”. [CIgC 751]

En el lenguaje cristiano, la palabra “Iglesia” designa no sólo la asamblea litúrgica (cf. 1Cor 11,18; 14,19.28.34.35), sino también la comunidad local (cf. 1Cor 1,2; 16,1) o toda la comunidad universal de los creyentes (cf. 1Cor 15,9; Ga 1,13; Flp 3,6). Estas tres significaciones son inseparables. La “Iglesia” es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero que existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo. [CIgC 752]

5.1.2 Realidad de la Iglesia

El qahal Yhwh, la Ecclesia Dei, pasa a ser “Mi Iglesia” (Mt 16,18). Es la esposa (no la infiel sino la inmaculada), la mujer (no la estéril sino la fecunda), el rebaño (no disperso sino congregado por el Buen Pastor), la Jerusalén (no esclava sino libre), es el germen visible del Reino de Dios, un templo indestructible presidido por Cristo. La Ley de este nuevo pueblo es una ley del Espíritu y no de la carne, grabada en el corazón y no en tablas de piedra.

5.2 El Evangelio del Reino (LG 5)

Se comienza a hablar del Reino en la predicación de Cristo, relacionándose con la fundación de la Iglesia. Este Reino brilla en las palabras, obras y presencia de Cristo. Mateo utiliza en su evangelio la palabra “Reino” como Iglesia. Los Hechos y las Cartas diferencian esas dos realidades.

5.2.1 El Reino de Dios y su expectación en el AT

En el AT se dice que Yahvé reina sobre el pueblo que ha elegido; por eso el Reino de Dios tiene un sentido religioso y moral. Se le llama a Yahvé pastor del pueblo y se exige compromiso del pueblo para con Yahvé. Los profetas lo contraponen a los reyes de Israel, cuya conducta política alejada de Dios es causa de su desgracia. En Daniel ese Reino aparece como una consumación final del poder de Dios, al final de los tiempos.

5.2.2 El Reino predicado por Jesús en su vida terrestre; naturaleza de este Reino

En LG 5, hablando de la predicación de Jesús, se dice: a) quienes reciben la semilla reciben el Reino; b) los milagros son signos de que el Reino se ha inaugurado; y c) sobre todo el Reino de Dios se manifiesta en la misma persona de Cristo.

Los rasgos característicos del Reino son:1. Es escatológico: se realiza al final de los tiempos; no es sólo la soberanía cósmica de Dios, sino su presencia

personal, que ya está incoada en Cristo. En Cristo ya está incoado el Reino.2. Está en crecimiento: crece en la historia. Las parábolas del Reino (grano de mostaza, grano de trigo, etc.) dan a

entender un espacio de tiempo entre su incoación y su maduración.3. Es universal: Cristo lo enuncia dinámicamente.4. Es religioso, no político (episodio de la madre de los Zebedeos); contradice la idea de teocracia del pueblo de Israel.5. Es de misericordia, no de castigo: “He venido a salvar lo que estaba perdido”. Guerra a Satanás, no al pecador.6. Se alcanza por la conversión (metanoia); implica una exigencia: el Reino es el valor primero por el cual hay que

dejarlo todo, incluso hay que estar dispuesto a dar la vida (Jn 3,3-8: conversación con Nicodemo).7. El Reino de Dios es el Reino de Cristo: implica una conversión a Jesús, reconocer que El es el Hijo de Dios.

5.3 Relación entre Reino e Iglesia

5.3.1 Estado de la cuestión y doctrina del Magisterio

La pregunta sobre la relación entre el Reino y la Iglesia se planteó en el siglo XIX por parte del protestantismo liberal. Según esta visión, hay una ruptura entre el Reino e Iglesia. Este pensamiento se introdujo en el ambiente católico (el modernismo): Loisy planteó que “Jesús anunciaba el

Reino y vino la Iglesia”. Un grupo de autores se enmarcó en la escuela escatologista (Bultmann, H. Küng, Schweitzer): “el Reino sólo se

dará en la Parusía; ése era el Reino del que hablaba Cristo aunque pensaba que era algo inminente y que se daría durante su vida”.

Otro grupo mantuvo la línea de la ilustración protestante de corte racionalista (Harnack, Schleiermacher): “Cristo predicó el Reino de Dios, pero era meramente espiritual, la Iglesia surgió después. Entre ambos no existe relación. El cristianismo es una ética, una realidad basada en el amor, que no afecta al hombre sino al espíritu”. Este argumento es producto de una mala interpretación de la expresión del Señor: “entre vosotros”.

San Pío X condenó esta postura en el Decreto Lamentabili y la Enc. Pascendi.

Más recientemente el CV II en LG 5, al hablar de la relación entre la Iglesia y el Reino, afirma que la Iglesia: recibe la misión de anunciar el Reino; la misión de instaurarlo en todos los pueblos; siendo ella misma “el germen y el comienzo de este Reino en la tierra”. Por tanto, se pueden sacar, a modo de resumen, los siguientes puntos:

La Iglesia es un agente al servicio del Reino, con misión de anunciarlo en el futuro e instaurarlo en el presente. La Iglesia es presencia germinal del Reino. La Iglesia vive en tensión escatológica hacia la consumación del Reino. El Reino y la Iglesia en parte se identifican y en parte se diferencian. La Iglesia ha sido fundada por Cristo, el mismo que ha predicado el Reino de Dios.

1997 Cuarto Curso

Page 12: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 12 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

5.3.2 La Iglesia y la dimensión escatológica del Reino

Es indiscutible que el Reino de Dios que anuncia Cristo es escatológico, pero este está ya presente en la Iglesia, por la palabra, obras y presencia de Cristo (LG 5). Es futuro y al mismo tiempo actual.

El escatologismo radical (escatologistas y judíos) es incapaz de entender la radicalidad de la novedad de Jesucristo, pues se identifica con la concepción judía: la historia comienza con la creación, le sigue el pecado original y después la Parusía, detrás de la cual está el Reino. La Parusía y el Reino están unidos con la venida del Mesías, propio de las corrientes milenaristas. Por tanto, se coloca la plenitud del Reino dentro de la misma historia, justo antes de que acabe.

En el cristianismo el Reino está incoado con la Encarnación del Verbo: Creación–Adán–Pecado–Cristo (plenitud de los tiempos: Gal 4,4)–Parusía (se abre la vida eterna). La novedad del Reino está en la historia, pues la plenitud de los tiempos se ha dado en ella. El tiempo de la historia

es el tiempo de la Iglesia. Hay una tensión, por tanto, entre la incoación del Reino y la venida definitiva del Señor que se expresa en el “ya, pero todavía no” (cf. LG 3 y 8). Jesús mismo nos dice que el Reino está entre nosotros.

El Reino de Dios está en germen en la Iglesia que camina hacia el cielo. Incluso a quienes están hoy en el cielo to -davía les falta algo, pues falta la resurrección de los cuerpos, el juicio final, la restauración definitiva de la creación, la vida de gloria, etc.

Lo que ha comenzado tiene que crecer como la semilla sembrada en la tierra. Si el Evangelio sólo se cumpliese al final de los tiempos, muchas cosas (por no decir todas) que Cristo predicó e hizo no se entenderían ni tendrían sen ti-do.

Esta fase terrena del Reino es anticipación del Reino Celestial; período de espera no pasiva sino activa, es decir, trabajando por instaurar el Reino Celestial en la tierra, que se consumará con la segunda venida de Cristo. Dios completará lo que el hombre ha hecho respecto de la instauración de su Reino en la tierra.

Respuestas a los escatologistas: Más que un problema eclesiológico es un problema cristológico: se niega la conciencia mesiánica de Jesús. Solo se fijan en algunos textos, descuidando otras citas del Evangelio que afirman que no se sabe el día ni la hora. Jesús lo que manifiesta es que hay que trabajar por la instauración del Reino: predicar el Evangelio a todo el mundo. Se renuncia a entender los géneros literarios de la SE, concretamente el de profecía (género apocalíptico).

5.3.3 La Iglesia y la dimensión espiritual del Reino

El Reino que Jesús predica es de índole espiritual. Características: a) contrasta con la interpretación judía (milenarista) y su exterioridad: multiplicidad de preceptos que hacen olvidar lo interior; b) excluye toda interpretación política. Jesús dirige su predicación al pueblo judío como tal; observa los principios de la ley; no rechaza las instituciones (templo, sacerdocio, altar) sino su degeneración.

6.0 LA IGLESIA EN CUANTO FUNDADA POR CRISTO (II): ACTOS FUNDACIONALES DE CRISTO

6.1 Doctrina del Magisterio eclesiástico acerca del origen cristológico de la Iglesia

Hemos visto cuatro puntos: a) el Reino ha llegado, b) el Reino tiene una fase terrena, c) el Reino tiene una dimensión visible, d) la Iglesia no es ajena al Reino, sino que es germen y semilla del Reino. Ahora bien, ¿tiene la Iglesia su origen en Cristo? En su fe en Cristo, la Iglesia confiesa que fue creada por Jesucristo. Esta verdad es contenido tanto del magisterio ordinario como de una serie de definiciones del magisterio extraordinario. Es presupuesto de las afirmaciones donde se habla de la necesidad de la Iglesia para la salvación, de la infalibilidad del Magisterio Eclesiástico, y sobre todo, al hablar del primado y de la infalibilidad papal. Los pronunciamientos al respecto se dieron principalmente en la encíclica Mystici Corporis de Pío XII donde se subraya que la Iglesia es Cuerpo Místico de Cristo, por tanto Él es su fundador. Posteriormente el CV II afirmará que: «“del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia” (SC 5, cf. LG 3). Del mismo modo que Eva fue formada del costado de Adán adormecido, así la Iglesia nació del corazón traspasado de Cristo muerto en la Cruz (cf. San Ambrosio, Luc. 2,85-89)» (CIgC 766).

En resumen se podría decir: la Iglesia nace del misterio mismo de Cristo (y vive también de Él) que se concreta en el Misterio Pascual. La Iglesia tiene su origen continuo en la Encarnación, en el Misterio Pascual, en Pentecostés . Cristo sigue fundando su Iglesia con toda su vida y todo su amor; la fundó y la sigue fundando. «“El mundo fue creado en orden a la Iglesia” decían los cristianos de los primeros tiempos (Hermas, vis.2,4,1; cf. Arístides, apol. 16,6; Justino, apol. 2,7)» (CIgC 760).

Los actos fundacionales no se deben ver separadamente, es decir, ni antes ni después de la Pascua, ni dividiendo la vida de Jesús en dos partes, sino en conjunto. Se debe tener en cuenta al mismo tiempo que los apóstoles comprendieron los actos de Jesús luego de la resurrección, el día de Pentecostés y luego de la misma. En cuanto a su ser visible, la Iglesia comienza en Pentecostés, de modo análogo a como el Verbo comienza su existencia terrena en la Encarnación.

6.2 Presupuestos desde los que debe examinarse la cuestión del origen de la Iglesia

1997 Cuarto Curso

Page 13: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 13

Están en la cristología. Cristo es uno y su Humanidad es una: el mismo Cristo que vivió en la tierra es el resucitó glorioso; el Jesús de la historia y el Cristo de la fe son una misma persona.

Cristo no sólo es el fundador, sino el fundamento ontológico y salvífico de la Iglesia: la Iglesia surge del Misterio de Cristo; la Iglesia surge por libre voluntad de su Señor y Cabeza, no por simple descuido.

Algunos argumentos protestantes afirman que la Iglesia aún teniendo su fundamento en Cristo, no ha sido fundada por Él, sino que ha surgido a raíz de la experiencia, posterior a la Pascua, de la primera comunidad cristiana, constituyéndose Iglesia. Esto surge a raíz de la división presentada entre “el Cristo de la fe” y “el Jesús de la historia”, fomentada por los protestantes liberales.

6.3 La actividad de Cristo en orden a la Fundación de la Iglesia

De lo dicho hasta ahora se deduce que la fundación de la Iglesia no se puede ver en un acto exclusivo de Jesús. No hay que pensar en un acto solemne mediante el cual la Iglesia hubiera sido proclamada, pues, no existe tal acto formal. La Iglesia creció a lo largo de la vida de Jesús conforme a su voluntad creadora y a su voluntad de extender el amor del Padre, que comparte con el Espíritu Santo, a todo el mundo. Pero ciertas acciones particulares de Jesús tienen especial significación, ya que revelan de modo especial su voluntad de fundar la Iglesia. Los actos de Jesús se pueden clasificar de la siguiente manera:

6.3.1 Actos de Cristo que preparan la Iglesia (Actos preparatorios)

La constitución de la comunidad de los discípulos. En la SE varias veces se menciona el número de 72, se les llama “el pequeño rebaño”, alude al buen Pastor, las multitudes les denominaron discípulos. Cristo los concibe como fermento para Israel, no separados de Él. Entre éstos, luego de una noche intensa de oración, designó a doce. “Subió al monte y llamó a los que quiso; y vinieron donde Él. Instituyó doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar” (Mc 3,13-14).

Elección y misión de los “Doce”. En la vocación de los Doce, Jesús continúa lo iniciado en la vocación de los discípu-los. Les enseñó muchas cosas y les reveló que Él era el Mesías, el Hijo de Dios, y le acompañaron en la Cena. El número doce está en continuidad con los 12 patriarcas y las 12 tribus de Israel. Los apóstoles irán a formar el nuevo pueblo de Dios, y son las doce columnas sobre las que se edifica la Iglesia de Cristo. Es tan importante el número doce, que al faltar Judas, el traidor, se elige un reemplazo, “Matías” (Hch 1,21-26). El nombre de Apóstol es de gran trascendencia, pues siendo su sentido original el de ser enviado, Jesús le otorga otro sentido. En la cultura judaica, existía la figura del “schaliach”, el mandatario al que se le daban poderes. Cristo toma esta imagen para hablar de esa misma misión religiosa, para decir que los apóstoles le representan de manera inmediata, así, “el que a vosotros os recibe, a mí me recibe”, es Cristo mismo el que se manifiesta por sus apóstoles. LG 19 afirma que no los constituyó de forma aislada, sino que formó con ellos una especie de colegio o grupo estable, un cuerpo gérmen del nuevo Israel, y los orígenes de la Sagrada Jerarquía.

Sobre el schaliach dice Schmaus: “La institución del apostolado no pudo ser deducida de la cultura extrabíblica, sino que tiene su cuna en el ámbito bíblico. Tiene su precedente en la institución jurídica del judaísmo tardío, el Schaliach, que era el mandatario de una o varias personas... Es siempre representante del que manda y defiende su persona y derecho. Un principio jurídico decía: ‘el enviado de un hombre es como El mismo’... es responsable ante Dios mismo del honorable y cuidadoso cumplimiento de su mandato... Dios se complace en el Schaliach que se interesa por sus asuntos y hasta expone su vida por ellos”. [M. Schmaus, Teología Dogmática, Tomo IV: La Iglesia, pp. 124-125]

La misión a la cual son enviados es el mandato del Señor (Mt 28,19): evangelizar a todo el mundo, comenzando por los Hijos de Israel y luego a todas las gentes. Eran enviados para que proclamasen el Reino de los Cielos, curaran enfermos, resucitaran muertos, limpiaran leprosos, expulsaran demonios (Mt 10,5-8). Las condiciones para el seguimiento de Jesús que presenta San Lucas en su Evangelio (Lc 10,4: “No llevéis alforja, ni bolsa, ni sandalias...”) señalan una preparación para su misión posterior.

Vocación y misión de Pedro. Jesús le llama “roca”, “piedra”; encabeza todas las listas que presentan a los doce. Pedro es el que responde en los momentos solemnes (Mt 16,16), aquel que dirige la conversación, es el primero que habla. En las listas de apóstoles de los sinópticos siempre es citado en primer lugar. Tiene preeminencia sobre el resto: cuando aparece la afirmación “Pedro y los suyos” (Mc 1,26) significa que se encontraba reunido con todos los apóstoles. Este ser destacado de San Pedro se entiende en el marco de la voluntad fundacional de la Iglesia. En Mt 16,18 se tiene a Pedro como cabeza del grupo, del colegio. Se conoce como la promesa del primado de Pedro que se confirmará en los diálogos del Señor con Pedro, luego de la Pascua. El atar y desatar designa que será el más importante del grupo, el mayordomo que abre o cierra la puerta, el vicario de Cristo, será o estará en su nombre y cumplirá su función cuando Él no esté. No solamente a Pedro le confirió el poder de atar y desatar, sino que es para todos sus sucesores; lo confirma la expresión al aparecer en plural (Mt 16,19). La comunidad de discípulos que formarán la Iglesia, los “Doce”, será la jerarquía, estableciendo dentro de ésta un

puesto de preeminencia que será el que ocupe Pedro. Esta comunidad será plena en el acto de Jesús en el que capitule y recapitule el acto de fundar la Iglesia.

1997 Cuarto Curso

Page 14: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 14 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

6.3.2 La Ultima Cena del Señor en cuanto acto anticipador y recapitulador del misterio de la Iglesia

La Cena tiene una íntima conexión con la cruz. Algunos teólogos (Ratzinger) la consideran como el acto fundacional por excelencia de la Iglesia. En ella se darán las características más radicales; será la Nueva Alianza en la que Jesús habla delante de los doce mientras los consagra sacerdotes, uniéndolos a sí a través de esa unión que une a todos los miembros de la Iglesia en ellos. Cristo en la Última Cena revela el signo de la cruz, revela su pasión y muerte como anticipación sacramental de su sacrificio de amor, gracias al cual podrán hacer lo que Él hizo en la Cena: dar ese pan y ese vino (Cuerpo y Sangre) a todos. Así lo dice Juan: “habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo”.

En torno a la mesa de la Cena quedan constituidos los “Doce” como comunidad visible y organizada , por ello se tiene una organización jerárquica que ha sido instituida por Cristo. Celebran en memoria suya, como instrumentos sacramentales, la nueva alianza hasta que Jesús vuelva glorioso. Allí se representa la Iglesia en su organización y en su forma visible e invisible. La Iglesia hace la Eucaristía y al mismo tiempo la Eucaristía (germen de comunión entre Dios y los hombres) hace la Iglesia.

6.3.3 Los “Actos de Colación” de Cristo resucitado por los que se confiere a Pedro y a los Doce la potestad en la Iglesia

El NT nunca separa la muerte de la resurrección del Señor, pues trata del mismo Señor. En la providencia, se interpreta que Cristo aprovechó la incredulidad de Tomás para afirmar que el Resucitado era Él mismo, no un fantasma. Lo que tenía Cristo, lo tenía por ser Hijo de Dios; ahora, además de ello, Cristo tiene la potestad por su Cruz, potestad que entrega a sus apóstoles en tres poderes: poder de perdonar los pecados: Juan lo coloca luego de la resurrección (Jn 20,2); colación del primado a Pedro: siguiendo la alegoría del Buen Pastor (Jn 10,1-18), Jesús confirma a Pedro como

primero entre los apóstoles luego de la resurrección (Jn 21,15-20); poder de ir a todo el mundo, hacer discípulos y bautizar —misión universal— (Hch 1,3: “Se les apareció y les

hablaba de lo referente al Reino de los Cielos”, antes de la ascensión, sobre los once, pues Judas no estaba; Mt 28,19; Mc 16,15 y Lc 24,44).

Podemos encontrar dos elementos: una misión, y una potestad y poder para la misión. Jesús tiene la potestad. No confie-re la potestad para la misión por medio de documento alguno, sino que lo hace por su presencia hasta la consumación de los siglos. Confía una misión que es triple: (a) predicación, (b) santificación a través del bautismo con el inicio a la vida sacramental, y (c) ministerios de gobierno: predicar, bautizar, enseñar. La potestad que Jesús otorga se denomina exousía (potestad): enseñar, santificar y gobernar.

6.4 La misión del Espíritu Santo y su significación en la fundación de la Iglesia

Cristo había sido concebido por el Espíritu Santo, y enviado por Él. Ahora los Apóstoles que conocen y han vivido con Cristo, son enviados, constituyéndose así la Iglesia con motivo de Pentecostés. Cristo creó y estructuró la Iglesia durante su vida terrena y después de su resurrección, pero le infundió vitalidad y fuerza enviando al Espíritu Santo . A esa Iglesia que estaba mientras Cristo vivía, le faltaba ponerse en práctica, avivarse (AG 4). Un don del Espíritu Santo, Aquél que “os guiará a la verdad plena”, los impulsa a implantar la Iglesia; misión que se manifestará en la predicación pública de la Iglesia, los Sacramentos y toda la experiencia relatada en el libro de los Hechos de los Apóstoles. No es contradicción el decir que la Iglesia nació del costado de Cristo, puesto que ello es una de las diversas manifestaciones de las dimensiones de la Iglesia. Pentecostés será el signo de que todo esto estaba ahora cumplido. Algunos llegan a afirmar de que el Espíritu Santo es fruto de la Cruz.

La Iglesia, por tanto, ha nacido plenamente sólo desde Pentecostés; fue concebida por Cristo en la Cruz y dada a luz en Pentecostés.

7.0 LA IGLESIA EN CUANTO TIENE SU ORIGEN EN LA TRINIDAD

7.1 La Trinidad y la Iglesia como fruto de las misiones divinas

El origen divino de la Iglesia significa que procede de Dios Trino. Su origen radical está en el Padre celestial, el cual envió a su Hijo para que fuera Cabeza de la Iglesia. En la misión del Hijo está incluida la Iglesia. Cuando Cristo fundó la Iglesia cumplió su propia misión e hizo de esta misión la tarea de los apóstoles, misión que consiste en prolongar la obra redentora de Cristo. El decreto divino sobre la Iglesia fue decidido entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo en un diálogo antes de todos los tiempos y antes de empezar la historia . La Iglesia no es, pues, ni una unión nacida de la libre decisión humana ni un grupo surgido por natural crecimiento, sino que es una institución divina. Esto significa que la Iglesia no ha surgido de la historia ni de la creación, que no es «un producto de los hombres y poderes, de sus espacios y tiempos, sino que su estructura y obra representan una voluntad que precede nuestra historia universal».

LG en su primeros números (2-4), habla de este tema. En el número 4 aparece la Iglesia como el pueblo unido “por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. La Trinidad Santa no sólo está en el origen de la Iglesia sino que le comunica su forma de ser. El ser de la Iglesia tiene que ver con su origen.

1997 Cuarto Curso

Page 15: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 15

Según la revelación del NT, la Iglesia tiene su origen en Dios Padre por la doble misión del Hijo y del Espíritu Santo . La Iglesia peregrinante tiene una misión por naturaleza porque procede de la doble misión del Hijo y del Espíritu que dimanan del amor fontal (o caridad) de Dios Padre (AG 2). Estas misiones, efectos ad extra, se extienden a la Creación, la Redención y la Comunión. Dios decidió así entrar en la Historia de los hombres enviando a su Hijo para establecer la paz o comunión con Él y armonizar la sociedad fraterna de todos los hombres (AG 3), y al mismo tiempo “Cristo envió desde el Padre al Espíritu Santo para que realizara desde dentro su obra salvífica e impulsara a la Iglesia a su propia expansión” (AG 4). Esto presenta varias consecuencias:

1. La obra del Hijo y del Espíritu Santo están perfectamente compenetradas , no hay así diferencia entre lo que Dios dispuso y lo que el Espíritu Santo ejecutó. El Espíritu Santo es la comunión del Padre y del Hijo, de esta manera lo propio del Espíritu Santo es vitalizar en los discípulos las intenciones de Jesús. Esta es la vertiente carismática que está al servicio de lo institucional.

2. La misión del Hijo y del Espíritu Santo hacen presente en la Iglesia a las tres divinas Personas , cada persona actúa en la Iglesia como es: el Padre como origen fontal o principio a quo (desde el que la Iglesia se constituye y origina) y ad quem (hacia quien se dirige); el Hijo como principio per quem (aquel por quien se ha hecho la obra de la redención por la que nos insertamos en la comunidad divina); el Espíritu Santo, que es el Amor, como principio in quo (en el que vive la Iglesia).

3. Por la misión del Hijo y del Espíritu Santo la Iglesia misma está misteriosamente introducida en la Trinidad . Es el nuevo Pueblo de Dios (relación al Padre), el Cuerpo de Cristo (relación al Hijo) y el Templo del Espíritu Santo (relación al Espíritu Santo); es la filiación del Hijo que comunica por el Espíritu su vida a los miembros, por medio de los sacramentos, para llevarlos al Padre.

7.2 La diferencia radical que existe entre la Iglesia y todas las demás instituciones humanas: el carácter sobrenatural de la Iglesia

Por su origen divino, la Iglesia se distingue de las demás instituciones humanas nacidas a lo largo de la historia porque:a) Mientras las demás instituciones son resultado de los deseos y sueños de la fuerza organizadora y de los esfuerzos

del hombre, la Iglesia es fruto de una intervención sobrenatural, es la cumbre del plan divino de la creación–redención.

b) Todas las demás religiones son dimensiones del hombre, tienen su raíz en el corazón humano. El hombre de por sí es religioso, y de hecho “ya desde la antigüedad y hasta el momento actual, se encuentra en los diferentes pueblos una cierta percepción de aquella fuerza misteriosa que está presente en la marcha de las cosas y en los acontecimientos de la vida humana, y a veces también el reconocimiento de la suma Divinidad e incluso del Padre. Esta percepción y reconocimiento penetran su vida con un íntimo sentido religioso” (Nostra Aetate 2). Estas religiones expresan su deseo por lo divino, manifestado en el número de dioses y las exaltación de ideas expresadas a partir de lo que el hombre tiene como experiencia (epopeyas de los dioses) destacándose el uso de antropomorfismos. La Iglesia de Cristo no es una iglesia de dioses míticos y terrestres, sino la Iglesia del único Dios viviente, por El pensada y formada.

c) La Iglesia no se identifica con ninguna estructura de este mundo (pueblo, estado o cultura), sino que las trasciende, abarcando a todos los hombres de todas las agrupaciones políticas y nacionales. No es sólo un fenómeno cultural, sino la suma actuación de Dios (iniciativa divina) que interviene en la historia, creando un nuevo orden de cosas . Por ello no se puede confundir la Iglesia con una iglesia a nivel nacional, es decir que, aunque incluya elementos y acciones culturales, se trata de una acción de Dios a la que el hombre no hubiera podido llegar por sí solo.

d) La Iglesia se enraíza en el Dios Trino que interviene en la historia.

PARTE II: EL MISTERIO DE LA IGLESIA

8.0 INTRODUCCION

8.1 Cuestiones metodológicas

Teniendo como presupuesto que la Iglesia tiene unos rasgos que le hacen parecerse a la Trinidad debido a su carácter creatural, se quiere ahora entender lo que Pablo VI llamaba la “esencia íntima” de la Iglesia. Para esto se emplearán: las Fuentes (SE y Tradición), la analogía de la fe, y la analogía de las cosas creadas.

8.2 El tema en la Constitución Lumen gentium

Se trata en el capítulo I, nn. 6-8, tras delinear los temas sobre el Padre (LG 2), el Hijo (LG 3), el Espíritu Santo (LG4), y el Reino de Dios (LG 5), y en el capítulo II: LG 6: explica aquellas metáforas e imágenes de la Iglesia que han servido a los cristianos desde el origen; LG 7: se dedica sólo a la imagen de la Iglesia como Cuerpo de Cristo;

1997 Cuarto Curso

Page 16: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 16 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

LG 8: la Iglesia teniendo una naturaleza misteriosa por su unión con Cristo se encuentra también en la tierra, es de -cir, su misterio se hace patente, aunque entre sombras;

LG 9: el Pueblo mesiánico.

En el capítulo I el concilio se pregunta sobre lo que es la Iglesia in recto. En el capítulo II se pregunta por la Iglesia in obliquo, es decir, la Iglesia de la tierra. En las primeras imágenes se pone de relieve la unidad. En las imágenes del capítulo II se pone de relieve la pluralidad.

9.0 REVELACION DEL MISTERIO DE LA IGLESIA EN LA ESCRITURA (I): LA IGLESIA, NUEVO PUEBLO DE DIOS

9.1 Las imágenes simbólicas con las que se ilustra el misterio de la Iglesia en la Escritura (LG 6)

Las presenta en cuatro grupos: Vida de los pastores . Juan compara a la Iglesia con el rebaño (grupo), grey (personas) y aprisco o redil (lugar).

Cristo es la puerta del aprisco, el Buen Pastor, el que da la vida por sus ovejas, el que reúne a todas las ovejas en un solo rebaño bajo un solo pastor. “Aunque son pastores quienes gobiernan las ovejas, es Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta”. La Iglesia es el lugar de la comunión al que se entra por Cristo.

Vida agrícola . San Pablo afirma: “vosotros sois agricultura de Dios” (1Cor 3,9). También habla de las parábolas de la siembra, del grano de mostaza, de la cizaña y el trigo. Todas ponen de relieve que la Iglesia crece y se encamina a su plenitud. Mateo señala la parábola de la viña y Juan la de la vid y los sarmientos, en la quiere expresar que en Cristo se da la comunión y que vivimos en la medida en que estemos unidos a El, el tronco. Es una interpretación de la conexión con el Misterio de Cristo.

Edificación . Como casa, familia, templo. Apoc 21: La Iglesia es identificada con la ciudad santa que desciende del cielo engalanada como una novia para su esposo. A los de Corinto les dice San Pablo: “vosotros sois edificación de Dios”, pero es sobre todo en Ef 2,19 donde se encuentra el mayor desarrollo de esta idea: “Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor...”. En 1Pe 2,5 la Iglesia es un edificio espiritual hecho de piedras vivas, donde se ejerce un sacerdocio Santo y se celebran sacrificios espirituales. Sois conciudadanos de los santos y familia de Dios. De esta manera nos encontramos muy cerca de la idea de pueblo de Dios.

Vida de familia . Apoc 21 también se refiere a la Iglesia como novia, esposa inmaculada del cordero inmaculado, la Jerusalén celestial que desciende del cielo. San Pablo también la llama la “Jerusalén de arriba”. En Ef 15,22-23 San Pablo alude a la Iglesia como Esposa, imagen que subraya una peculiar unión de amor entre Cristo y la Iglesia.

9.2 La Iglesia, Nuevo Pueblo de Dios

Es “nuevo” no tanto por su diferencia de los demás pueblos, sino porque Cristo vive en él. No es una concepción socio–política.

9.2.1 Terminología

En el griego del NT se reserva para designar al pueblo de Dios la palabra laos, y ethné para designar a los otros pueblos. Otro término empleado con frecuencia es ekklesía, compuesta por las voces ek (con) y klesis (vocación), que se traduce al latín como con–vocatio o convocación, es decir, la vocación de muchos.

9.2.2 La realidad del Nuevo Pueblo de Dios en los testimonios del NT

Textos principales: Hch 15,13-14: con ocasión del Concilio de Jerusalén se especifica “cómo Dios ya al principio intervino para procu -

rarse entre los gentiles un pueblo para su nombre”; Rom 9,24-26: cita a Oseas: “somos hijos del Dios vivo”; 2Cor 6,16-18: “somos templo de Dios vivo”; Tito 2,14: dimensión cristológica del pueblo de Dios; la purificación de un pueblo que es merecido y rescatado por

el amor de Cristo; 1Pe 2,9-10: “Vosotros sois linaje escogido. Los que antes erais no pueblo, ahora sois pueblo de Dios”.

Consideración de conjunto del Nuevo Pueblo de Dios en el NT. El término ekklesía está en consonancia con el qahal Yhwh del AT (asamblea convocada para dar gloria, culto a

Dios). Hay grandes diferencias: los autores que tradujeron el qahal, lo hicieron por ekklesía, pero es notorio que al llegar al

NT se observe una connotación distinta que radica en la comunión permanente y definitiva de los hombres con Dios aquí en la tierra, una asamblea reunida permanentemente para dar gloria a Dios ; allí donde esté el pueblo de Dios estará la Iglesia de Dios, la única Iglesia, en la que está siempre el Señor.

1997 Cuarto Curso

Page 17: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 17

Todas las epístolas de San Pablo atestiguan la tesis de que la Iglesia tiene conciencia de ser pueblo de Dios, aunque la palabra pueblo no aparece en sus escritos con excesiva frecuencia (casi nunca utiliza el término laos, sino ekklesía). Se habla de apertura ante la intención judaizante de los israelitas convertidos: la obra de Cristo es espiritual y

no carnal, ya no se es pueblo de Dios por la circuncisión sino por la fe. Quienes viven de la fe, y sólo ellos, son los verdaderos hijos de Abraham (Gal 3,7), son el nuevo pueblo, la

verdadera descendencia en la que Cristo está siempre presente, la Iglesia de Dios. Este pueblo lo forma no la carne sino el espíritu. El contenido del nuevo pueblo de Dios es la Iglesia. San Pablo no dice que el nuevo pueblo de Dios exista sólo en el ámbito de lo invisible; aparece visiblemente en

el ámbito de la historia como realidad obrada por el Espíritu y llena de Él. La Iglesia es en San Pablo, el nuevo Pueblo de Dios con quien Él ha constituido una alianza definitiva . Aquí es

donde se contrasta la aceptación de Cristo por quienes han creído en Él con aquellos que le han rechazado, en concreto, los judíos.

9.2.3 La Doctrina de la constitución Lumen gentium

Se encuentra en el capítulo II: De Populo Dei, dividido en dos partes: Primera parte: números 9-12

n 9. Pueblo mesiánico (gobernar); nn 10-11. Pueblo sacerdotal (santificar); n. 12. Pueblo profético (predicar). Segunda parte: números 13-17

n 13. Enlace: “unidad católica” y unidad en la variedad; n 14. Compuesta de diversos tipos de personas según su proximidad a Cristo; n 15. Otros cristianos; n 16. No cristianos; n 17. Misión universal de la Iglesia

LG 9 habla de la Nueva Alianza instituida por Cristo según un grupo de creyentes judíos y gentiles. Menciona su jefe, su ley y su fin. Es un pueblo mesiánico que es unidad, germen de salvación. Ahora el qahal Yhwh es el nuevo Pueblo de Dios. Tiene una estructura social que la manifiesta al mundo, una comunión de vida, caridad y verdad. Por la obra de Cristo en el Espíritu Santo tiene la plenitud de aquella comunión con Dios que le fue prometida a Israel.

10.0 REVELACION DEL MISTERIO DE CRISTO EN LA ESCRITURA (II): LA IGLESIA, CUERPO MISTICO DE CRISTO

10.1 Introducción

La pregunta por cuestión de la Iglesia como “Cuerpo Místico” de Cristo, refiriéndose a su propia naturaleza, surge a raíz de la aparición del Señor a San Pablo camino de Damasco (“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Hch 9,1-18; 22,4-16; 26,12-18): Dios pone de manifiesto que quien persigue a sus discípulos le persigue a Él. En adelante toda la predicación paulina sobre lo que significa ser apóstol versará sobre este hecho. Se dan aquí dos intuiciones muy importantes: Jesús vive, ha resucitado, pues se ha manifestado vivo y San Pablo es testigo de este hecho. Jesús vive en los cristianos, son una misma cosa, por tanto perseguirlos es perseguir a Cristo.

1Cor 12,27: “Vosotros sois el Cuerpo de Cristo”. Es lo que San Pablo ha experimentado y reflexionado personalmente y ahora presenta por medio de esta imagen.

LG 7 desarrolla la imagen de “Cuerpo de Cristo” (ya Pío XII había desarrollado esta misma imagen en la Mystici Corporis). Ambas realidades son inseparables: la Iglesia es pueblo de Dios porque es Cuerpo de Cristo. LG remite a las cartas de San Pablo (Rom, 1Cor y las epístolas de la cautividad).

10.2 Doctrina de San Pablo en 1 Corintios y Romanos10.2.1 1Cor 6,12-19

“¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?” San Pablo combate una falsa concepción de la libertad cristiana, buscando dar razón teológica de por qué los cristianos deben huir de la fornicación: los cristianos son Cuerpo de Cristo y por eso la fornicación es incompatible con su ser cristiano. “Cuerpo” en San Pablo significa “persona”. La unión que hay entre Cristo y cada miembro se muestra con una metáfora (la unión sexual: los dos serán una sola carne) citando al Génesis; esta unión de los cristianos con Cristo, no es una unión biológica o carnal, sino espiritual (el que se une con Cristo es un Espíritu con Él). Cada cristiano se une a Cristo, formando un pneuma espiritual.

10.2.2 1Cor 10,14-22

“El cáliz que bendecimos es la comunión de la Sangre de Cristo” El cáliz y el pan que bendecimos y del que participamos, nos hace ser Cuerpo de Cristo, por eso los cristianos no deben participar en sacrificios idolátricos. La unión con Cristo es la unión de los cristianos entre sí, en un cuerpo, el Cuerpo de Cristo, este Cuerpo es la Iglesia. El Cuerpo de Cristo dado en la Eucaristía es la causa de la unión de los cristianos en el Cuerpo Místico.

10.2.3 1Cor 12,12-30 y Rom 12,3-8

1997 Cuarto Curso

Page 18: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 18 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

1Cor desarrolla el concepto Cuerpo de Cristo a partir de los dones del Espíritu. “El Cuerpo de Cristo es uno sólo, aunque tiene muchos miembros”. “Sois el Cuerpo de Cristo y cada uno sus miembros” (se intenta discurrir el papel de los carismas en la Iglesia). La Iglesia no es “como un cuerpo”, sino que “es un Cuerpo”, pero no es un “cuerpo humano”, sino que es “como un cuerpo humano”. Hay una unidad entre Cristo y los cristianos, es el Espíritu el que causa tal unidad. Por el bautismo formamos un solo Cuerpo, el de Cristo. No solamente formamos un cuerpo con Cristo, sino que formamos el Cuerpo de Cristo: “vosotros sois Cuerpo de Cristo”, no sólo por el bautismo sino también por la Eucaristía. Los dones del Espíritu Santo hacen que esa misteriosa unidad que forman los cristianos sea unidad en Cristo.

Rom 12 está estrechamente relacionado con el texto anterior. Usa la imagen del cuerpo para hacer intuitiva la unidad de los cristianos: los que somos muchos, somos un solo cuerpo en Cristo. Significa que el Cuerpo que forman los cristianos está caracterizado por vivir en el campo de acción de Cristo; estar totalmente configurado por Él.

10.2.4 Síntesis Los cristianos son como un cuerpo (el Cuerpo de Cristo). Los cristianos son Cuerpo en Cristo. La realidad del Cuerpo que formamos es pneumática, espiritual. Ese cuerpo es de Cristo (es el mismo cuerpo glorioso de Cristo). Ese cuerpo es de modo explícito la Iglesia local, y de modo implícito la Iglesia universal.

10.3 Doctrina de las cartas a los Efesios y a los Colosenses: Cristo, Cabeza de la Iglesia; la Iglesia, Cuerpo de Cristo

No se trata de unos textos concretos, sino del movimiento general de las cartas. El tema general que tratan es el Misterio de Cristo al cual Pablo le llama “el Misterio Escondido”.

Ef 1,9-10. Pablo tiene como misión predicar el Misterio de Cristo, el Evangelio, para el cual ha sido constituido. El Misterio de Cristo es el misterio de la Voluntad del Padre, según el benévolo designio que en Cristo se propuso de antemano para realizarlo en la plenitud de los tiempos; el Misterio de Cristo es el misterio de su capitalidad: que Cristo sea cabeza de todo, también de la Iglesia. La cabeza comunica su plenitud al cuerpo; cuerpo y cabeza llenan de toda gracia al resto de la creación.

Col 1,18ss. Cristo es la cabeza del Cuerpo de la Iglesia. Dios tuvo a bien hacer residir en Él toda la plenitud, de tal manera que se puede considerar que: Cristo es la cabeza de la Iglesia y la Iglesia es el Cuerpo del que Cristo es cabeza.

Col 2,9. En Cristo reside la plenitud de Dios, corporalmente, por tanto, también en la Iglesia que es Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo está en crecimiento a partir de la plenitud de Cristo en el momento de la redención hasta la plenitud definitiva del cuerpo (cabeza y miembros) al final de los tiempos cuando Cristo sea todo en todos. Cristo, Cabeza: Cristo es el Señor de la Iglesia (Ef 5,22-23) por ser su Humanidad la primera criatura glorificada,

también por sus méritos. Cristo es el principio vital de la plenitud del cuerpo (Ef 1,18; 4,10). La Iglesia, Cuerpo de Cristo: Por ser Cristo la cabeza de su cuerpo, es Él el que incorpora a los creyentes a su

cuerpo mediante los Sacramentos. La Iglesia es también cuerpo de los miembros de Cristo, manifestación y presencia visible de Cristo en la historia de los hombres; de la misma manera que en Palestina Cristo tenía un cuerpo físico numéricamente uno, ahora tiene un cuerpo eclesial: corporalmente Cristo está en la Iglesia, visiblemente. Este cuerpo no sólo tiene una naturaleza corporal, sino también espiritual, es pneumatológico; todo lo que es la Iglesia es causado por la donación del Espíritu Santo, es el Espíritu el que causa la unidad de la Iglesia.

Ef 4,3. “Esforzaos en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo Cuerpo y un solo Espíritu”.

10.4 La Iglesia, Esposa de Cristo

A la imagen de la IglesiaCuerpo de Cristo está íntimamente unida la imagen de la Iglesiaesposa de Cristo. Por su palabra de vida y el bautismo Cristo se adquirió la Iglesia como esposa pura y sin mancha (Ef 5,27). La Iglesia es la expresión plenificada y plenificadora del Cuerpo individual de Cristo. Los dos forman el Cristo total, pero no llegan a confundirse, pues la Iglesia está unida a Cristo pero subordinada a Él.

Ef 5,21ss presenta un contexto inmediato: el momento del matrimonio cristiano, cuya imagen toma del AT. El hombre es signo de Cristo, la mujer signo de la Iglesia, el hombre es la cabeza a la cual la esposa es sumisa. La actitud de la Iglesia–esposa es de entrega, amor y sumisión a su esposo Cristo. La relación entre ambos es de amor: Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella. Visto desde Cristo es un amor creador, redentor, visto desde la Iglesia es una amor sumiso pero activo. Los dos son una sola carne, un solo cuerpo, como el esposo y la esposa. Cristo al amar a la Iglesia se ama a sí, a su Cuerpo.

El amor y la unión esponsal es signo del amor y la unión de Cristo y la Iglesia . 2 Corintios afirmará que los desposorios definitivos entre Cristo y la Iglesia se darán en la Parusía.

10.5 La Doctrina de la Constitución Lumen gentium

LG 7 especifica que Cristo Hijo de Dios, a través de su encarnación, muerte y resurrección venció a la muerte y redimió a los hombres convirtiéndolos en unos seres nuevos, constituyendo así místicamente en su Cuerpo a todos sus hermanos. De aquí en adelante la LG expone la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo:

1997 Cuarto Curso

Page 19: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 19

Somos miembros del Cuerpo Místico, formado por los que comemos el Cuerpo Eucarístico de Cristo. Los miembros del cuerpo humano forman un solo cuerpo, así los cristianos en la Iglesia forman un solo cuerpo. Cristo es la cabeza de este Cuerpo, de la Iglesia. Todos los miembros tienen que trasformarse en Él hasta que Cristo se forme en ellos (Gal 4,19), por eso somos inte -

grados en los misterios de su vida. Es el mismo Espíritu el que según su riqueza y las necesidades de los ministerios, distribuye sus diversos dones para

el bien de la Iglesia, entre ellos, la gracia de los apóstoles. Así, da unidad, vida y movimiento a todo el cuerpo.

La doctrina del Cuerpo Místico partiendo de Cristo cabeza tiene como consecuencias: La configuración de los miembros con la cabeza (Ef 5). Estamos donde Cristo está; tenemos el mismo destino

porque estamos unidos a Él. Crecimiento del cuerpo hacia la cabeza. Participación del Espíritu que es uno, uno en la cabeza y en los miembros.

11.0 INVESTIGACION TEOLOGICA SOBRE LA NATURALEZA DE LA IGLESIA (I): LA IGLESIA, PUEBLO DE DIOS Y CUERPO DE CRISTO

11.1 La mutua coherencia y unión entre las nociones de Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo

11.1.1 Modo en que la noción Cuerpo de Cristo ayuda a profundizar en el misterio de la Iglesia

Destaca la unión indisoluble entre Cristo y la Iglesia. Cristo entra en el concepto de la Iglesia. De modo analógico podemos decir que esta unión es tan indisoluble como la hipostática.

Destaca la unión vital entre Cristo y la Iglesia, de tal manera que la Iglesia existe como un misterio de comunión con Cristo.

Apunta al carácter mistérico o sobrenatural de la Iglesia: misterio sobrenatural y espiritual, no espiritualista.

Esta imagen nos habla de una relación entre los sacramentos y la comunidad de gracia. La Iglesia tiene una estructura sacramental, visible e invisible, material y espiritual, de tal manera que dentro de los sacramentos hay uno que, según Santo Tomás, es el que hace a la Iglesia: la Eucaristía.

Hay una implicación de los servicios o ministerios que se dan en la Iglesia y que la presentan como un organismo.

En este cuerpo el principio vital o de unidad es el Espíritu Santo (es como el alma).

11.1.2 Modo en que la noción Pueblo de Dios ayuda a profundizar en el misterio de la Iglesia

Ayuda a no perder el vínculo entre el pueblo de Israel del AT y el pueblo de Dios del NT, comprendida tal novedad al margen de raza y cultura: Es un único pueblo en el que se realiza la continuidad del plan de salvación. Es el mismo pueblo de Israel llevado a

la plenitud, como dice San Pablo en las cartas a los Romanos y a los Gálatas. Hay una continuidad en las ideas, especialmente de vocación y elección. Todos han sido llamados y convocados a

formar este pueblo; esta vocación resume la antropología de la Iglesia. El CV II expone especialmente su diversidad, raíz, fundamento, igualdad y dignidad.

La pertenencia a la Iglesia es una condición esencial para la vocación cristiana que posee todo cristiano, una misma vocación con distintos modos de vivirla.

Implica la idea de Alianza, fundamental tanto en el AT como en la Iglesia. Se requiere una respuesta de fe, obediencia y fidelidad.

La Iglesia tiene como finalidad la alabanza y la gloria de Dios al igual que el qahal Yhwh del AT. Esta alabanza está ligada al desarrollo del sacerdocio de Cristo en la Iglesia: testimoniar las maravillas de Dios.

Pone de relieve el sentido escatológico de la Iglesia. Del mismo modo que un pueblo sigue un camino hacia algún destino, así la Iglesia: Es un pueblo que tiene un pasado, una memoria (tradición), un origen en Dios y se encamina al mismo tiempo hacia

un fin, un destino escatológico. Es un pueblo situado y condicionado por la Historia: Su misión la realizará en ella. Este pueblo no es sólo realidad

sobrenatural, sino encarnada en la historia. Su origen está en Dios y su fin es Él mismo. La esencia de la Iglesia viene así encarnada en formas históricas: conferencias episcopales, etc. Es la misma Iglesia de los comienzos que pervive en la historia.

Hay una verdadera aunque imperfecta santidad, sometida a lo que vendrá. Este es el tiempo de la Iglesia, tiempo de misión que coincide con la idea de la Iglesia como sacramento.

Resalta la vocación cristiana como condición común de todo fiel cristiano. La noción de pueblo de Dios ha hecho ver que lo fundamental y sustantivo en la Iglesia es la condición de ser cristiano (LG 9). La distinción radical que se da en la Iglesia no es la de Jerarquía–pueblo, sino la de de cristianos–no cristianos.

1997 Cuarto Curso

Page 20: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 20 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

Dentro de la Iglesia hay una igualdad radical y una desigualdad de funciones. Se comprende con claridad que la Iglesia es sujeto de comunión y ministerios: la Jerarquía no es “la Iglesia”; la Jerarquía es Iglesia.

11.1.3 La fórmula eclesiológica en la que se unen ambas nociones

Insuficiencias de la noción Cuerpo de Cristo que se resuelven con la noción Pueblo de Dios: No indica por sí misma el carácter gratuito de la pertenencia a la Iglesia. A un cuerpo no se pertenece por voluntad

propia, sino que se nace parte de ese cuerpo. Al considerar a la Iglesia como un cuerpo es difícil hablar de vocación, de la llamada libre y gratuita de Dios y de la respuesta libre del hombre. Los miembros de un cuerpo, según la analogía, no “eligen” formar parte del cuerpo.

Porque resuelve la eclesiología en la cristología, no deja clara la distinción entre Cristo y la Iglesia; hay una diferencia radical entre la criatura y el Creador.

Porque habla de la Iglesia como presencia de Cristo glorioso en el mundo, no muestra las etapas de la Iglesia (sacra -mental–peregrinante y glorificada–consumada)

Los miembros del cuerpo aparecen situados cada uno con su función específica —entendiéndose así la diferencia de los ministerios de sus miembros— pero por eso no deja claro la igualdad que existe entre todos los cristianos, es decir, la común condición de ser cristiano.

Insuficiencias de la noción Pueblo de Dios que se resuelven con la noción Cuerpo de Cristo: Por sí mismo no indica la novedad radical que supone la Iglesia, novedad que radica en la incorporación de los

cristianos en Cristo. San Agustín: “Cristo más la Iglesia no es más que Cristo sólo”. Tiende a construir la eclesiología en expectativa: el Pueblo de Dios peregrina y sigue peregrinando, poniendo así el

énfasis en el “todavía no” del “ya, pero todavía no”. Comporta el riesgo de interpretar la noción de Iglesia sólo desde sus dimensiones sociológicas y políticas.

Como resultado de estas insuficiencias, se han intentado algunas fórmulas de síntesis de ambas nociones: M. Schmaus: “La Iglesia es el Pueblo de Dios del NT, fundado por Jesucristo y estructurado jerárquicamente, que

existe como Cuerpo Místico de Cristo”. J. Ratzinger: “La Iglesia es el Pueblo de Dios que tiene su consistencia como Cuerpo de Cristo”.

Síntesis: “La Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios, es decir, aquel que existe como Cuerpo de Cristo”.

La noción Cuerpo de Cristo mira la relación de la Iglesia con Dios–Hijo, la noción Pueblo de Dios mira la relación de la Iglesia con Dios–Padre, y la noción Templo del Espíritu Santo mira a la relación de la Iglesia con Dios–Espíritu Santo.

12.0 INVESTIGACION TEOLOGICA SOBRE LA NATURALEZA DE LA IGLESIA (II): LA IGLESIA, MISTERIO DE COMUNION

12.1 Determinación ulterior de la esencia de la Iglesia

Las cosas se definen por su perfección. La perfección de la Iglesia se dará más allá de la historia; sólo al contemplarla en ese “más allá” aparecerá el misterio profundo que se esconde en su germen. En el capítulo VII de la LG se trata la dimensión escatológica de la Iglesia; en el número 48 se afirma que la perfección de la Iglesia está al final.

Para poder determinar la esencia de la Iglesia hay que tener en cuenta lo siguiente: Jn 17,21: el mismo Cristo eleva al Padre la oración por la unidad de la Iglesia (“ut omnes unum sint, sicut tu, Pater,

in me et ego in te, ut et ipsi in nobis sint”). 1Jn 1,3: donde aparece la esencia de la Iglesia como la comunión de los hombres en el amor del Padre. Santo Tomás: la Iglesia es la unión de los hombres con Dios–Padre (ad quem) a través de la obra de Cristo (per

quem) en el amor del Espíritu Santo (in quo).

Por tanto, de lo antes dicho se puede afirmar, como señala San Agustín en De Trinitate, que no hay mayor unidad posible entre los hombres que la que se da en la Iglesia.

Las perfecciones claves de la Iglesia que servirán para determinar su esencia serán las siguientes: comunión, relación con el Padre, relación con el Hijo, relación con el Espíritu Santo, unión entre los hombres.

12.2 La esencia íntima de la Iglesia

La Iglesia es el misterio de la comunión de los hombres con Dios y entre sí por el Hijo en el Espíritu Santo . Es la comunión humana del agápe divino. Haciéndonos Cuerpo de Cristo llegamos a la comunión con Dios y los hombres. Esto es posible por el Espíritu que mora en nosotros.

Apoyos escriturísticos: Jn 17,21: “para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti”.

1997 Cuarto Curso

Page 21: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 21

1 Jn 1,2-3: “la Vida eterna que estaba con el Padre se nos manifestó… para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo”.

12.3 Exposición sistemática de esa esencia íntima

Este misterio de comunión se cumple de modo distinto en cada una de las fases o etapas de la Iglesia:

12.3.1 Comunión de los hombres con Dios y entre sí

Comunión, communio, es el misterio de la Iglesia, es esa unidad misteriosa de los hombres con Dios y entre sí. No es posible que las personas que están profundamente unidas a Dios estén separadas entre sí. A pesar de la unidad, se mantiene la identidad propia de cada persona, de cada hombre; además, Dios sigue siendo distinto de los hombres.

La comunión no es sólo una conciencia psicológica o un sentimiento, sino que implica unas relaciones ontológicas entre las personas; lo primario en esa realidad ontológica son las relaciones que constituyen a las Personas Trinitarias.

Esa comunión se da primero con Dios, derivadamente se da de los hombres entre sí; ésta comunión se realiza por las misiones divinas.

12.3.2 Comunión por el Hijo (función de Cristo en esa comunión)

Lo exacto es decir “por Cristo” para indicar que es a través del Hijo de Dios hecho hombre como llegamos a la comunión (no sólo por el hecho de la Encarnación, sino también por los méritos de Cristo). En Cristo habita la plenitud de la divinidad corporalmente; Dios quiso que fuera así para divinizar a los hombres sin

que dejasen de ser hombres. Santo Tomás (II-II, q.8): Cristo actúa o es Cabeza de la Iglesia de cuatro formas:

por razón de su excelencia: es el primogénito de entre todas las criaturas; por razón de semejanza: Cristo quiso compartir nuestra naturaleza para que nosotros pudiéramos tomar la suya; por razón de su plenitud: la Iglesia es plenificada, llenada de todos los dones, por la Cabeza; por razón de su influjo: Cristo derramó en su Iglesia su poder y eficacia; de Cristo Cabeza deriva toda la luz en

la que los creyentes son iluminados y toda la gracia con la que son santificados. La gracia capital de Cristo es causa eficiente de la Iglesia (sin Cristo, la Cabeza, no existiría el cuerpo), es causa

formal de la Iglesia (hace que exista la Iglesia como Cuerpo de Cristo) y es causa ejemplar de la Iglesia (hace que el Cuerpo crezca a imagen de su Cabeza).

El Cuerpo de Cristo es una “comunión de verdad, de amor y de vida” (LG 9). Estos bienes están en la Cabeza y de ahí pasan a los miembros.

12.3.3 Comunión en el Espíritu Santo (don del Padre y del Hijo y principio de unidad en la Iglesia)

La gracia capital de Cristo nos llega por el don del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es lo que vivifica, une y mueve a todo el Cuerpo. Participamos todos de un mismo Espíritu.

Santo Tomás: “credo in Spiritum Sanctum sanctificantem Ecclesia”, “credo in Spiritum Sanctum unientem Ecclesia”. Esta consideración lleva a ver a la Iglesia como una obra del Espíritu Santo, la Iglesia es “obra apropiada al Espíritu Santo”.

La Iglesia es obra del Espíritu Santo; Él realiza la obra de hacernos uno con Cristo; por su acción nos eleva a la unidad que el mismo Espíritu Santo es en la Trinidad; se nos da el participar en esa Comunión. El Espíritu Santo es la última y principal perfección del Cuerpo Místico. El Espíritu Santo (que es Espíritu del Padre y del Hijo) es el que hace de la Iglesia una Comunión, una participación

de la misma vida intratrinitaria.

13.0 LA IGLESIA UNIVERSAL EN EL TIEMPO (LOS “ESTADOS DE LA IGLESIA”)

Hay dos grandes preocupaciones: 1) mostrar que Cristo es el mismo en el AT y en el NT; 2) mostrar que la Iglesia es una en su fase terrena y en su fase celestial.

13.1 La Iglesia en al AT y el NT

Los dos testamentos están unidos en Cristo. Esto es fácil de mostrar desde la noción de Pueblo de Dios. Santo Tomás: “los justos del AT son miembros de nuestra Iglesia”. Han cambiado los tiempos pero la fe es la misma (fe en el Mesías que había de venir, fe en el Cristo que ha venido).

13.2 Los tres estados en que se da ahora el misterio de la Iglesia

13.2.1 Doctrina del Magisterio eclesiástico

1997 Cuarto Curso

Page 22: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 22 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

LG 48: la Iglesia sólo alcanzará su plena perfección en la gloria celeste.

LG 49: hasta que vuelva Cristo, una parte de sus discípulos peregrina en la tierra (peregrinación), otros están en el Purgatorio (purificación) y otros están en el Cielo (glorificación); todos estamos unidos en la caridad fraterna; todos los que son de Cristo tienen su Espíritu y en Él se unen entre sí. Desde el CV II hay un cambio de terminología: de Iglesia “triunfante” “celestial”; de Iglesia “militante” “peregrinante”.

Conclusión: No se puede identificar el estado de los que están ahora en el Cielo con el estado de los que allí estarán después de

la Parusía, pues aún faltan la resurrección de los cuerpos, el juicio universal, la restauración de todas las cosas, etc. Las tres fases actuales están expectantes de la venida escatológica del Señor.

13.2.2 La Iglesia que se purifica

En el Purgatorio también está la Iglesia; participa de algunas condiciones tanto de la “Ecclesia in terris” como de la “Ecclesia in patria”. La Iglesia purgante se sitúa más bien en el lugar de las personas que en el de las estructuras.

13.2.3 Consideración dinámica del binomio “Ecclesia in terris”–“Ecclesia in patria” Santo Tomás: tanto en una como en la otra, Cristo es la Cabeza. En ambas etapas se realiza la esencia íntima de la Iglesia, realizándose perfectamente en la Iglesia celeste. La fase terrena tiene una tendencia escatológica hacia la Iglesia del Cielo. En ambas se da el gozar de Dios y la posesión de los bienes escatológicos.

13.2.4 Estatuto de la “Ecclesia in patria”

Santo Tomás designa la “Ecclesia in patria” como la Iglesia triunfante del Cielo, expresión que recoge LG. El Catecismo Romano, al igual que Santo Tomás, incluye en esta etapa de la Iglesia a los ángeles.

Características de la “Ecclesia in patria”: Perfecta realización de la comunión de la vida en Cristo. Lo que cambia en esta Iglesia es el modo en que se

encuentra unida: mientras la unión de la Iglesia peregrinante se basa en la fe y en los sacramentos de la fe, en la Iglesia celeste no hay sacramentos, ya que su estructura es la que pasa de la visión a la gloria. Allí está la RES sin necesidad de los sacramentos (Ap 21,9ss): la unión se da por la caridad.

Mientras continúe la historia, esta Iglesia no estará totalmente realizada, tiene la gloria, la de Cristo, pero no le está totalmente dada, ya que ésta se realizará plenamente con la resurrección y el juicio final. Sobre esto hay que precisar: la Iglesia “in patria” tiene la plenitud escatológica pero sólo en el aspecto de primicia; es perfecta pero no defi -

nitivamente perfecta (“el que tenga oídos que oiga”); los Santos del Cielo, sin tener propiamente la virtud de la esperanza, “esperan” la gloria definitiva en la comu-

nión con todos.

13.2.5 Estatuto de la “Ecclesia in terris”

Tomás de Aquino denomina la “Ecclesia in terris” como la Iglesia militante en estado de gracia, en estado de camino. El término más frecuente que utiliza Trento es “la Iglesia militante”; CV II habla de “la Iglesia peregrinante”.

Características de la “Ecclesia in terris” (LG 48): Carácter peregrinante, que comporta imperfección y expectativa escatológica. Siendo ya comunión con Cristo, es comunión incoativa; la plenitud de algún modo ya está pero aún no se ha sido

manifestada del todo. Está en un régimen de fe (no de gloria), por lo que tiene su nota más característica en la unión de los fieles o

congregatio fidelium (reunión de los que tienen fe), unión que en el cielo será la congregatio comprehendium. Congregatio fidelium es una fórmula que el Aquinate utiliza mucho para referirse a la “Ecclesia in terris”.

Es militante: esto es así porque para esta Iglesia llegar a su plenitud hace falta la correspondencia del hombre a Dios, y no sólo la gracia que le viene dada por Dios. Dice el concilio de Trento: “por el amor de Dios manifestado en Cristo hemos de corresponder agradando al Señor en todo”. La “Ecclesia in terris” vive su tensión escatológica en la lucha y la vigilancia contínua, pues nos aguarda un

tribunal en el que está Cristo. San Pablo pone esto muy de relieve: “vigilad porque no sabéis el día ni la hora”. Por esta tendencia a la consumación escatológica la Iglesia es la única Iglesia, es Una sola, dada por la comunión de

los hombres entre sí con Dios en el Espíritu Santo. A esta Iglesia se accede por unas estructuras que le son necesarias en su fase terrena, que aunque tengan carácter provisional en el tiempo, pertenecen a la esencia de la Iglesia por voluntad de Cristo. En estas estructuras se encuentran eminentemente los sacramentos.

13.3 “Communio sanctorum”

Es nombre adecuado para describir y explicitar, a modo de resumen, los estados de la Iglesia. Trento explica que la cláusula communio sanctorum es como una cierta interpretación de la Iglesia en su aspecto de santidad. Pablo VI: “Iglesia quiere decir comunión de los santos”. Juan Pablo II: “El tipo de unión de la Iglesia, que es su esencia, es la comunión de los santos, realidad en la que

aparece la communio del nuevo Pueblo de Dios en todo su sentido”.

1997 Cuarto Curso

Page 23: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 23

13.3.1 Qué significa aquí “communio”

Se identifica en su esencia con la Iglesia: comunión con Dios, con Cristo y entre sí. Como consecuencia de la unión con Dios y con Cristo se da la dimensión antropológica–teológica de la Iglesia: el “entre sí”. Dentro de esta dimensión antropológica–teológica —el “entre sí”— hay una doble participación e incorporación de los cristianos en la caridad: se expresa la acción de Dios sobre la humanidad (el palo vertical de la Cruz), y la consecuencia de esa acción sobre la humanidad salvada (el palo horizontal).

Por lo tanto, in recto, la communio se refiere a la segunda parte de la definición de la Iglesia, al “entre sí”. Karol Wojtyla (en La renovación en sus fuentes): “En la comunión de los santos la persona se hace don perfecto a

los demás realizándose al mismo tiempo a sí misma”.

13.3.2 Qué debe entenderse aquí por la palabra “sanctorum”

Santo Tomás afirma, al igual que el Catecismo Romano y el Catecismo de la Iglesia Católica, que se puede hacer una doble interpretación: tomar el “sanctorum” por genitivo masculino (en sentido subjetivo) o por genitivo neutro (en sen -tido objetivo).

El sentido objetivo (genitivo neutro) es el primero y el que más ha sido expresado por la Iglesia, significando las cosas santas, que son fundamentalmente los sacramentos. La communio, por tanto, conviene a todos los sacramentos —pero sobre todo a la Eucaristía—, pues es por los

sacramentos que los fieles más se unen entre sí y con la Trinidad. La communio sanctorum significa en este sentido la comunión de los que participan de las cosas sagradas (sacramentos).

Esta communio se dice con más propiedad de aquellos que pertenecen a la “Ecclesia in terris”, ya que en el Cielo no hay sacramentos. En la “Ecclesia in terris” la communio se da en virtud de los sacramentos, en la “Ecclesia in patria” ésta tiene lugar por la caridad.

Respecto al sentido subjetivo (genitivo masculino) de la palabra “sanctorum” declaró León XIII: la communio sanctorum es la mutua comunicación de ayuda, expiaciones, oraciones y beneficios en los fieles, ya estén en el Cielo o en la tierra, donde todo se une a una cabeza: Cristo, por la caridad.

13.3.3 Las relaciones que se dan en el seno de esta comunión

Relaciones en el seno de la Iglesia que peregrina. Se vuelve a hablar aquí del aspecto subjetivo. Los Santos Padres pusieron muy de relieve estas relaciones, de las que deriva el hecho de que nos intercambiemos los bienes de la salvación a través de nuestra propia vocación y los dones del Espíritu Santo. Mystici corporis: «todo lo bueno y justo que cada uno realiza (oraciones, sacrificios, etc.) redunda, por la communio

sanctorum, en beneficio de todos». Los que están en estado de gracia pueden dar y colaborar; los que están en estado de pecado se encuentran en la posición de recibir. No obstante, incluso los pecadores pueden colaborar cuando realizan con sinceridad actos buenos.

Relaciones entre la Iglesia terrena y la Iglesia purgante. En el Purgatorio las almas no pueden merecer en sentido estricto, pero pueden recibir el auxilio de los santos y de aquellos que aún están en la tierra. Permanece aún teológicamente abierta la cuestión acerca de si pueden o no las almas del Purgatorio interceder en favor de los fieles de la Iglesia terrena.

Relaciones entre la Iglesia terrena y la Iglesia celestial. Los santos del Cielo llevan adelante la misión de la Iglesia terrena, formando parte de ésta, por medio de su intercesión y su rezo. He ahí la razón eclesiológica de la intercesión de los santos. La función que tienen los santos del Cielo respecto a nosotros es doble: a) ser modelos, b) ser intercesores. Esto se ve especialmente en la Liturgia, en la cual celebramos en unión con la Iglesia del Cielo. LG 49: al celebrar el sacrificio eucarístico es cuando mejor nos unimos con la Iglesia celeste.

14.0 LA SANTISIMA VIRGEN MARIA, MADRE DE DIOS, EN EL MISTERIO DE CRISTO Y DE LA IGLESIA

14.1 La Virgen María, “tipo” de la Iglesia

María es tipo de la Iglesia porque en Ella se ha realizado de manera anticipada la perfecta comunión en el Dios Trino a la que la Iglesia aspira. La Madre de Dios es ya el cumplimiento escatológico de la Iglesia (LG 65).

La Virgen no es sólo modelo de la Iglesia, sino también signo de esperanza. LG 68: “La Madre de Jesús, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma es la imagen y

principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo, así en esta tierra … antecede con su luz al Pueblo de Dios peregrinante como signo de esperanza y de consuelo”.

En el AT se habla de tipos y anticipos: en el tipo se da en modo pleno lo que se da primeramente de modo imperfecto en el anticipo. Con María se invierte el orden lógico: en ella está ya toda la perfección que la Iglesia tendrá. No se trata de

1997 Cuarto Curso

Page 24: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 24 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

un mero adelanto parcial sino de un adelanto perfecto y completo. Por eso algunos teólogos prefieren hablar de la Virgen como arquetipo. Esta afirmación ha sido insinuada en LG 63: “María es modelo de virgen y madre; por su fe y obediencia dio a luz a Cristo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos”.

María no es un modelo exterior, sino que está presente en nuestra Iglesia como Madre, por eso la tipificación y la maternidad no se pueden separar, pues son dos aspectos de una misma realidad. LG 64: “La Iglesia, contemplando [en María] su arcana santidad e imitando su caridad, y cumpliendo fielmente la

voluntad del Padre, también ella es hecha Madre por la palabra de Dios fielmente recibida: … por la predicación y el bautismo engendra para la vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. Y también ella es virgen que custodia pura e íntegramente la fe prometida al Esposo, e imitando a la Madre de su Señor, por la virtud del Espíritu Santo conserva virginalmente la fe íntegra, la sólida esperanza, la sincera caridad”.

14.2 La Virgen María, Madre de la Iglesia

La relación de la Virgen con la Iglesia no es la del tipo con el anticipo sino que es tan íntima que María es verdadera Madre de la Iglesia. LG 61: “Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con

su Hijo mientras Él moría en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad en la restauración de la vida sobrenatural de las almas . Por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia”.

María es Madre de la Iglesia no sólo en virtud de la Encarnación del Verbo, sino también por su santidad y corres pon-dencia al designio divino a lo largo de toda su vida, por su plena y completa identificación con Cristo.

Razones por las que María es Madre de la Iglesia: Por elección divina, reafirmada libremente por Ella. María por la inefable elección del mismo Padre, dio la vida

humana al Hijo de Dios. Porque su Hijo quiso extender la maternidad de María estando al pie de la Cruz, constituyéndola Madre de la Iglesia

en el momento cuando estaba naciendo la Iglesia (“la Iglesia nace del costado abierto de Cristo”). Por estar presente al inicio de la peregrinación de la Iglesia el día de Pentecostés. Por su eminente cooperación en la obra de la Redención; por ser Corredentora del género humano.

La maternidad de María, en este sentido, no es una maternidad cronológica, sino que Ella sigue engendrando la Iglesia en su útero espiritual.

14.3 Síntesis

Los dos aspectos se exigen mutuamente, no se excluyen. Algunos teólogos utilizan la fórmula: “María es tipo de la Iglesia por ser su Madre”, o también ven en la maternidad de María la causa de ser Ella tipo y figura (Juan Pablo II).

El CV II apunta a una conclusión parecida: María es la Madre del Cristo total —Madre de la Cabeza y del Cuerpo—; en su condición de Madre de la Iglesia es tipo de la Iglesia Madre. Esto no quiere decir que la tipología de la Virgen se agote en el aspecto de la maternidad, ya que esta tipología se realiza también en todas las demás perfecciones.

El ser de María en su doble dimensión de receptora de la salvación y co–sujeto de la Redención (Corredentora) es lo que integra su condición de arquetipo: María es tipo de la Iglesia por todo lo que Ella es y por todo lo que es la Iglesia.

En el seno de la Comunión de los Santos, María, por ser la Madre del Verbo encarnado, tiene la prioridad eficiente de ser engendradora y Madre de la Iglesia antes de ésta tener su existencia en el mundo. Al mismo tiempo, por ser la primera de los redimidos, es prefiguración arquetípica de ese destino de la Iglesia.

LG 65: “Mientras que la Iglesia en la Beatísima Virgen ya llegó a la perfección, por la que se presenta sin mancha ni arruga (cf. Ef 5,27), los fieles, en cambio, aún se esfuerzan en crecer en la santidad venciendo el pecado; y por eso levantan sus ojos hacia María, que brilla ante toda la comunidad de los elegidos, como modelo de virtudes . La Iglesia, reflexionando piadosamente sobre ella y contemplándola en la luz del Verbo hecho hombre, llena de veneración entra más profundamente en el sumo misterio de la Encarnación y se asemeja más y más a su Esposo. Porque María, que habiendo entrado íntimamente en la historia de la Salvación, en cierta manera en sí une y refleja las más grandes exigencias de la fe, mientras es predicada y honrada atrae a los creyentes hacia su Hijo y su sacrificio hacia el amor del Padre. La Iglesia, a su vez, buscando la gloria de Cristo, se hace más semejante a su excelso tipo, progresando cont -inuamente en la fe, la esperanza y la caridad, buscando y bendiciendo en todas las cosas la divina voluntad . Por lo cual, también en su obra apostólica, con razón, la Iglesia mira hacia aquella que engendró a Cristo, concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen, precisamente para que por la Iglesia nazca y crezca también en los corazones de los fieles. La Virgen en su vida fue ejemplo de aquel afecto materno, con el que es necesario estén animados todos los que en la misión apostólica de la Iglesia cooperan para regenerar a los hombres”.

1997 Cuarto Curso

Page 25: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

TDE I: ECLESIOLOGÍA I APUNTES APÓCRIFOS página 25

APENDICE - Tema 3

San Clemente Romano: Carta a los Corintios (+101) Aclara dos puntos importantes: a) la Iglesia como misterio de comunión que se expresa en la paz y concordia por

tener un solo Dios y a Cristo nuestro Señor, un sólo y único Espíritu, y una vocación: la unidad; b) el carácter sagrado de los pastores de la Iglesia.

La Iglesia, misterio de paz y unidad: Así como en su mente no cabe separar a Cristo de Dios Padre, tampoco es posible separar a Cristo de su Iglesia,

Cuerpo suyo y prolongación viviente sobre la tierra. No es un tratado dogmático De Ecclesia, pero sí un documento de primer orden de la vida de la Iglesia en la

generación cristiana post–apostólica y la conciencia que de su propio ser y constitución tenía en las postrimerías del siglo I.

La Iglesia peregrina, recibe de Cristo su propio viático y provisión de viaje, y a El atiende y con El se contenta. Los bienes de la tierra le sobran absolutamente.

La Iglesia es una universal fraternidad, un número contado de elegidos de Dios. Aplica al nuevo pueblo de Dios el pasaje de Dt 32,8ss. Los cristianos son esa porción santa sobre la tierra,

obligados por ende, a cumplir toda obra de santidad y a huir de toda obra de pecado (XXX,1). La Iglesia es la congregación de los santos (XXX,8). Ellos son los llamados por voluntad de Dios en Cristo

Jesús, a quien Dios omnipotente justifica por la fe. La Iglesia es el rebaño de Dios (LIX,4). La Iglesia que es universal,... y el número de los elegidos están esparcidos por el mundo entero; es también Una

por la unidad de fe, de espíritu y llamamiento divino (XLVI,5-6). La jerarquía. El primado romano:

La Iglesia católica y una, es además, y por institución y constitución divina, jerárquica; éste es el punto esencial de la epístola.

La jerarquía, la variedad y subordinación de miembros y funciones es tan necesaria en la Iglesia como en un ejército, y San Clemente se siente orgulloso de evocar la disciplina de las legiones del Imperio, dominadoras del orbe de la tierra.

En la ley antigua —argumenta San Clemente— todo estaba perfectamente ordenado y jerarquizado: Había un Sacerdote, al que competían funciones propias; había sacerdotes ordinarios que ocupaban su propio puesto; había levitas, con sus peculiares servicios o ministerios; había, en fin, hombres laicos —del pueblo— sometidos a ordenaciones laicales (XL,2). Mas pasaron de la ley antigua a la realidad, histórica y viva juntamente, de una nueva ley. San Clemente establece un pasaje de valor incalculable, la institución apostólica, y en último término divina, de la jerarquía de la Iglesia. La cadena áurea que liga a los creyentes con Dios pasa de anillo en anillo de los Obispos a los apóstoles, de los apóstoles a Jesucristo y de Jesucristo al Padre.

Los apóstoles —dice San Clemente— nos han traído la noticia jubilosa del reino de Dios de parte de Jesucristo: Jesucristo fue enviado por el Padre, he allí un principio de orden de eutaxia de jerarquía. Los apóstoles, en cumplimiento de su misión organizan jerárquicamente la Iglesia (XLII,3-4).

San Ignacio de Antioquía (+107) Se define a sí mismo como “un hombre dispuesto siempre a la unidad” (Phil 8,1), expresión que revela el sentido

profundo de su eclesiología. Para él, como para Clemente, la Iglesia es esencialmente un misterio de unidad, de a(ga/pe donde lo visible y lo invisible se unen en la Iglesia como Cristo mismo. Subraya además la unión indisoluble, en el seno de esta Iglesia de Cristo entre lo visible y lo invisible, lo corporal y lo espiritual. La Iglesia es una con Cristo; y cada iglesia local expresa esa unión en su unión con el obispo (sine nihil episcopo).

El misterio de la unidad visible de la Iglesia. El Obispo: Los textos de las cartas ignacianas atestiguan con absoluta diafanidad y con insistencia que cada iglesia:

Antioquía, Esmirna, Efeso, Trales, Filadelfia; tienen a su cabeza un episkopoj, “intendente”, “inspector”, autoridad suprema en la comunidad, que se agrega como dependiente y subordinado suyo, un presbutepion, un colegio de “ancianos”, que le asiste como una especie de “senado”, y un tercer cuerpo de diakonoi o “ministros”. La gran novedad de San Ignacio es la precisión terminológica.

Ignacio es el primero en usar la expresión “Iglesia Católica” para significar a los fieles colectivamente. De las cartas de Ignacio se desprende una imagen clara de la dignidad jerárquica y del prestigio otorgado al

obispo en medio de su rebaño. El Obispo es el responsable de todos los fieles. El Obispo es el Sumo Sacerdote y el dispensador de los misterios de Dios. Al frente de cada comunidad de fieles hay un solo obispo; el conjunto de los presbíteros es como un senado. La existencia de una neta jerarquía en el año 107 implica que es de institución divina: ya del Señor por sí mismo, ya del Señor por medio de sus apóstoles.

San Ignacio explica ampliamente las funciones de los tres grados de la jerarquía. Del obispo, dice que tiene el lugar de Dios, y todos han de someterse a él como al Señor. El obispo puede actuar a se, sin los sacerdotes; y, por el contrario, todo lo que se haga en su territorio ha de hacerse con su beneplácito: bautizar, casar, celebrar la Eucaristía, etc. El Obispo tiene especialmente la misión de rechazar a los herejes, de poner paz, de cuidar de todos (viudas, esclavos, esposos, etc.) tanto espiritual como materialmente. Los presbíteros son el senado del

1997 Cuarto Curso

Page 26: Alumnos - Resumen de Eclesiología I

página 26 APUNTES APÓCRIFOS TDE I: ECLESIOLOGÍA I

obispo: han de estar unidos a él, ayudarle en sus funciones, animarle, etc. Los diáconos, inferiores a los sacerdotes, son como ministros o ayudantes, Los restantes fieles han de estar unidos por la fe y unidos a la jerarquía, especialmente al obispo.

Primado de Pedro: Se ve claramente una autoridad especial y una preeminencia efectiva de la Iglesia de Roma. La Carta a los Romanos es una muestra patente de la superioridad de Roma sobre las restantes comunidades. A

éstas escribe en el tono de un igual o un relativo superior (era como el primado de Oriente, sucesor de S. Pedro); por esto, se permite darles consejos. A Roma, por el contrario, escribe con sumisión, no da consejos, y dice ser un esclavo, un condenado. Recuerda que Roma está fundada sobre Pedro y Pablo.

Explica que la Iglesia de Roma está puesta a la cabeza de la caridad. Esto no quiere decir que sea la más generosa, sino que está al frente de toda la Iglesia y preside toda la vida cristiana (ágape). También dice que esta Iglesia preside en la capital del territorio de los romanos; evidentemente no se preside a sí misma, sino a las restantes comunidades cristianas. Además, les ruega que mientras que la Iglesia antioquena está sin obispo, Cristo y ellos hagan de obispo. Llamaba a la Iglesia el lugar del sacrificio, haciendo alusión a la eucaristía.

El misterio de la unidad invisible. El Obispo invisible: El Obispo “visible” es sólo el sacramento, un representante del obispo “invisible”. “Es evidente la necesidad de

considerar al obispo como al Señor mismo” (Ef VI,2; cf. Magn III,2; Rm IX,1; Ef V,3). De ahí la imposibilidad de estar unido a este último sin mantenerse en comunión con el primero. El propio Espíritu Santo garantiza la autoridad del Obispo (Flp, Prol y VII,2)

San Ireneo de Lyon (+202) Se le denomina el fundador de la teología cristiana de Occidente. En el libro 3ro. de Adversus Haereses, Ireneo

desarrolla a fondo los conceptos de “recapitulación” y “tradición”. La Iglesia, recapitulación “in Christo” de todos los hombres:

Cristo, recapitulación de todos los hombres: su teología parte de la intuición de San Pablo sobre la restauración del hombre y del universo según el designio primitivo de Dios.

La Iglesia, culminación e instrumento de esta recapitulación. Afirma que la realidad más profunda es Cristo, y la Iglesia su Cuerpo, puesto que Cristo es su cabeza hay una recapitulación y la Iglesia es instrumento de ella. La Iglesia está compuesta por hombres, no sólo por almas; es la plenitud de la recapitulación. La Iglesia la define como la “recapitulación en obra”. La recapitulación tienen como único objeto introducirnos en la vida misma del Dios Trino. Tal es el misterio que se realiza cada vez que un hombre recibe el Espíritu de Dios por el bautismo.

La tradición: Para él la fuente y norma de la fe es la doctrina transmitida por los apóstoles y conservada en vigor en la Iglesia. La

sucesión no interrumpida de obispos, que remonta hasta los Apóstoles, garantiza la verdad de su doctrina. Ireneo se limita a demostrar está sucesión en la Iglesia de Roma “la más grande, la más glorioso, la más antigua por todos conocida y fundada por los gloriosos apóstoles Pedro y Pablo. Ireneo demuestra que la serie de Obispos de esta iglesia remonta a los apóstoles y que por tanto su doctrina es apostólica.

1997 Cuarto Curso