Amistad mariana pdf 205

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Juan Pablo II, Pertini y el diablo o cuenta Arturo Mari, fotógrafo que siguió a Juan Pablo II durante los 27 años de su pontificado, en su libro Arrive- derci in Paradiso: en febrero de 1990, cuando Sandro Pertini, ex-Presidente de la República italiana, socialista y ateo, se encontraba agonizando en el Hospital Unmberto I, de Roma, repitió varias veces: Llamad a mi amigo. Según el fotógrafo, «en el hospital no sabían a quién se refería, hasta que el Presidente dijo que se trataba del Papa. Juan Pablo II canceló inmediata- mente sus compromisos y fue rápidamente al hospital, donde se encontró con un problema absolutamente inesperado: la mujer de Pertini no quiso dejarle entrar en la habitación. En el pasillo, el Santo Padre explicó que lo había llamado su amigo en su lecho de muerte. Después, como vio que no había nada que hacer, dijo a la señora Pertini: ¿Me permite una silla? Así puedo estar cer- ca aun estando fuera. Ella le respondió: Haga lo que quiera. Así, el Papa comenzó a rezar delante de la puerta. Rezó el Rosario y parte del Breviario. Al finalizar, dijo: Ahora él está en paz. Se levantó de la silla y se marchó». También cuenta Arturo Mari otro episodio del Papa, impactante y no muy conocido: «Durante un Audiencia General, una chica de 20 ó 22 años comenzó a gritar. Su voz no era humana. Acabada la Audiencia, el Santo Padre salió del papamóvil y comenzó a entrar en el palacio apostólico; a la altura del Arco delle campa- ne, estaba la chica, sujeta y retenida por algunos hombres, que a duras penas podían frenar su fuerza sobrehumana. Cuando el Papa preguntó qué estaba sucediendo, se lo explicaron. Él mandó detener el auto, y en aquel momento sucedió el pandemonio: la chica comenzó a gritar: ¡Lárgate, viejo tullido, maldito! De su boca salía una saliva verdosa, oscura. Su cara no era humana. Los hombres que la sujetaban estaban sudando, no podían dete- nerla. El Santo Padre se acercó, hizo el signo de la cruz y comen- zó a rezar en latín. En cierto momento, mientras el Papa rezaba, la voz de la chica se fue debilitando, convirtiéndose casi en un lamento: Sabes que no puedo nada contra ti. No puedo nada; eres demasiado fuerte. El Santo Padre, rezando, puso la mano sobre su cabeza y entonces se escuchó un grito como salido del vientre. El Papa la bendijo de nuevo. La voz de la chica, cada vez más débil, repetía: Basta, maldito, y después de veinte minutos se calló. Después se desplomó y recuperó su fisonomía normal. Abrió los ojos y miró serenamente al Papa, que la acariciaba, y después se marchó». BOLETÍN DIGITAL – LEGIÓN DE MARÍA – BOLIVIA D. L. nº 5-3-67-06 RESUMEN DEL IMPRESO n.º 205 – Año 17 ORURO / MAYO 2007 Director: Germán Mazuelo-Leytón Cinco llaves para entrar en la Eucaristía J. Leoz 1. Silencio El silencio es un poder. Sin él es muy difícil escu- char. Nuestras eucaristías son deficitarias en si- lencio. Parece como si nos violentásemos por el simple hecho de estar unos segundos sin decir na- da. El silencio es el ruido de la oración. El silencio, después de la homilía, es interpela- ción. El silencio, después de la comunión, es gratitud a Dios por tanto que nos ha dado. En el silencio se llena todo de nuestras intencio- nes personales, peticiones o deseos. La música o el canto, los símbolos y otras cosas secundarias, nunca pueden ser una especie de ta- pagujeros que hagan más “digerible” la eucaris- tía. El silencio no es ausencia de... es cultivar un lugar para que Dios nazca. L

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Juan Pablo II, Pertini y el diablo

o cuenta Arturo Mari, fotógrafo que siguió a Juan Pablo II durante los 27 años de su pontificado, en su libro Arrive-derci in Paradiso: en febrero de 1990, cuando Sandro

Pertini, ex-Presidente de la República italiana, socialista y ateo, se encontraba agonizando en el Hospital Unmberto I, de Roma, repitió varias veces: Llamad a mi amigo. Según el fotógrafo, «en el hospital no sabían a quién se refería, hasta que el Presidente dijo que se trataba del Papa. Juan Pablo II canceló inmediata-mente sus compromisos y fue rápidamente al hospital, donde se encontró con un problema absolutamente inesperado: la mujer de Pertini no quiso dejarle entrar en la habitación. En el pasillo, el Santo Padre explicó que lo había llamado su amigo en su lecho de muerte. Después, como vio que no había nada que hacer, dijo a la señora Pertini: ¿Me permite una silla? Así puedo estar cer-ca aun estando fuera. Ella le respondió: Haga lo que quiera. Así, el Papa comenzó a rezar delante de la puerta. Rezó el Rosario y parte del Breviario. Al finalizar, dijo: Ahora él está en paz. Se levantó de la silla y se marchó». También cuenta Arturo Mari otro episodio del Papa, impactante y no muy conocido: «Durante un Audiencia General, una chica de 20 ó 22 años comenzó a gritar. Su voz no era humana. Acabada la Audiencia, el Santo Padre salió del papamóvil y comenzó a entrar en el palacio apostólico; a la altura del Arco delle campa-ne, estaba la chica, sujeta y retenida por algunos hombres, que a duras penas podían frenar su fuerza sobrehumana. Cuando el Papa preguntó qué estaba sucediendo, se lo explicaron. Él mandó detener el auto, y en aquel momento sucedió el pandemonio: la chica comenzó a gritar: ¡Lárgate, viejo tullido, maldito! De su boca salía una saliva verdosa, oscura. Su cara no era humana. Los hombres que la sujetaban estaban sudando, no podían dete-nerla. El Santo Padre se acercó, hizo el signo de la cruz y comen-

zó a rezar en latín. En cierto momento, mientras el Papa rezaba, la voz de la chica se fue debilitando, convirtiéndose casi en un lamento: Sabes que no puedo nada contra ti. No puedo nada; eres demasiado fuerte. El Santo Padre, rezando, puso la mano sobre su cabeza y entonces se escuchó un grito como salido del vientre. El Papa la bendijo de nuevo. La voz de la chica, cada vez más débil, repetía: Basta, maldito, y después de veinte minutos se calló. Después se desplomó y recuperó su fisonomía normal. Abrió los ojos y miró serenamente al Papa, que la acariciaba, y después se marchó».

BOLETÍN DIGITAL – LEGIÓN DE MARÍA – BOLIVIA D. L. nº 5-3-67-06

RESUMEN DEL IMPRESO n.º 205 – Año 17 ORURO / MAYO 2007

Director: Germán Mazuelo-Leytón

Cinco llaves para entrar en la Eucaristía

J. Leoz

1. Silencio

El silencio es un poder. Sin él es muy difícil escu-char. Nuestras eucaristías son deficitarias en si-lencio. Parece como si nos violentásemos por el simple hecho de estar unos segundos sin decir na-da.

El silencio es el ruido de la oración. El silencio, después de la homilía, es interpela-

ción. El silencio, después de la comunión, es gratitud a

Dios por tanto que nos ha dado. En el silencio se llena todo de nuestras intencio-

nes personales, peticiones o deseos. La música o el canto, los símbolos y otras cosas

secundarias, nunca pueden ser una especie de ta-pagujeros que hagan más “digerible” la eucaris-tía. El silencio no es ausencia de... es cultivar un lugar para que Dios nazca.

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Corrección activa y pasiva

o sólo existe la corrección activa, sino también la pasiva; no sólo existe el deber de corregir, sino también el de-ber de dejarse corregir. Y aquí es donde se ve si uno es

suficientemente maduro para corregir a los demás. N

Quien quiere corregir a alguien tiene que estar dispuesto a ser corregido. Cuando ves que una persona recibe una observación y escuchas que responde con sencillez: «Tienes razón, ¡gracias por habérmelo dicho!», te encuentras ante una persona de valor.

La enseñanza de Cristo sobre la corrección fraterna debería leerse siempre junto a lo que dice en otra ocasión: «¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no repa-ras en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo" no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo?» (Lucas 6, 41 - 42).

Letanias Marianas

Madre del Creador

l Creador quiso ser creado en su naturaleza humana y por eso requirió de una madre. Eres madre del

Creador por eso, porque le diste la naturaleza humana, un cuerpo de hom-bre. Madre del que creó el mundo. Por un lado criatura y por otra creadora de la vida humana del Creador. Tú tuviste entre tus brazos y alimentaste al Crea-dor niño. Lo acunas-te, le enseñaste a caminar, a hablar, a rezar, a vivir como hombre. Y te obedeció durante trein-ta años.

Engendradora del Camino, la Verdad y la Vida. Cuánto nos diste a nosotros al darle la vida a Él. Porque hiciste hermano nuestro al Dios, nuestro Salvador. Y Él, a su vez, te convirtió en Madre nuestra también. Y todo por amor de Dios a Ti y a nosotros. Estableciste un paren-tesco inusitado: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, Madre nuestra.

LOS ENVIADOS DEL CONCILIUM

l extraordinario desarrollo de la Legión de Mana se debe, sin . lugar a dudas, a la especial protec-ción de María Santísima, pero también a la genia-

lidad de Frank Duff el Fundador. Fue llamado «el gene-ral Foch del apostolado católico, que tenía a su mando una Legión de apóstoles reclutados de diversas partes del mundo». Estos representantes de la Legión en paí-ses extranjeros fueron llamados «enviados del Conci-lium». «Edel Quinn y tantos otros, verdaderos héroes del apostolado. La Legión se honra con sus nombres».

Los primeros enviados de la Legión fueron a los Es-tados Unidos, costeados por el señor Oliver, quien se había interesado en el trabajo de la Legión. Así la pri-mera Enviada del Concilium fue la hna. Mary Duffy, quien permaneció en los EE.UU. y Canadá de 1934 a 1946. El campo de trabajo en América era tan grande que sus esfuerzos no fueron suficientes, por cuyo moti-vo, el señor Oliver decidió invitar a que fueran dos re-presentantes más de la Legión: los hnos. Una O'Byme, entre 1936 y 1939 y John Murray que permaneció de

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1936 a 1947, este último dio los primeros pasos de la Legión también en México.

«Frank quería a sus enviados con verdadero cariño paternal. La correspondencia mantenida con ellos, que al principio llevaba él solo, fue una carga más. Difícil tarea seria valorar los miles de cartas que escribió a sus enviados. El contenido de las mismas y sus consejos

eran verdaderas joyas de sabiduría y experiencia, que podrían confortar y fortalecer a muchos, incluso sin ser de la Legión de María».

«Con el fin de tener a sus hijos e hijas espirituales siempre presentes en sus pensamientos, y de tener sus imágenes ante él, tenía una fotografía de cada uno de ellos. Cuando llegaban visitantes de todas las partes del mundo, Frank les mostraba las fotografías con el orgu-llo paternal de que eran sus hijos espirituales.»

«Frank sentía una ternura paternal por sus legiona-rios, en especial por los enviados, pero esperaba tam-bién una decisión total de ellos. Tuvo el coraje de lle-varles hasta el heroísmo».

«Si sus enviados empezaban a entusiasmarse a la vista del éxito conseguido, él les advertía sobre los de-sengaños; pero si estaban deprimidos siempre sabía confortarlos echando mano del tesoro de su experien-cia».

Con el tiempo se fueron configurando también los extensionistas y los incolae mariae.

Legión de maría

20 sugerencias para la organización de un nuevo praesidium

(primera parte)

1. Después de haber solicitado el permiso del párroco para establecer un praesidium (donde no está fundada la Legión), informarle que nosotros haremos la orga-nización, traeremos los materiales, etc. Decirle al pá-rroco que de su parte necesitamos dos cosas: las per-sonas y los trabajos. Preguntarle si él invitaría perso-nalmente unas 15 - 20 personas o sugerirá nombres de posibles miembros para una reunión informativa, si pondría un aviso en el boletín parroquial y/o haría un anuncio en las Misas dominicales. Los trabajos para sugerir podrían ser las visitas al hospital o prisión, visi-tas a las nuevas familias, las familias registradas para promover actividades especiales o devociones, familias que no vienen regularmente a la iglesia, enfermos en sus casas, dolientes, etc. El trabajo ideal para sugerir es la visita puerta a puerta para contactar a los católicos no practicantes y a los católicos alienados.

2. Determinar el lugar de juntas: sala de reuniones de la parroquia, sala de catequesis, etc. Mencionarle la

necesidad de una escena "familiar” - la mesa larga con las sillas- no el salón de conferencias o una sala de es-tar.

3. Establecer una fecha para la primera reunión. Nor-malmente las tardes en día de semana resultan más aceptables. Asegurarse de que el párroco pueda estar presente y encargar los trabajos para asignar. Deben decirle sobre la función del Director Espiritual en las juntas: dirigir las oraciones, hacer la lectura espiritual, dar la allocutio, etc., desde la primera reunión.

4. Ejecute la siguiente información, tan estrechamente como sea posible a una reunión regular. Respecto del Rosario (explique la manera de recitarlo en la Legión), oraciones de la Téssera, Manual: lectura y discusión, allocutio, etc. Los organizadores deben dar informes vivientes sobre el trabajo que ellos hacen en su propio praesidium como ejemplo para los invitados. Cuando viene algún punto que no se realiza en la primera reu-

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nión (como lectura de acta, informe del tesorero, etc.) se podrían describirlos brevemente. La colecta secreta puede mencionar-se, pero normalmente to-camos en aspecto de la necesidad de dinero en la reunión orgánica. Es im-portante no explicar dema-siado en la primera reu-nión. No es necesario leer las Ordenanzas Fijas en la primera junta. Usted po-dría leerlas en la tercera o cuarta reunión (pero siempre en la primera reunión de cada mes). Sin embargo, leer y explicar las Ordenanzas Fijas de una manera positiva con tiem-po haciendo un intercam-bio con preguntas o discu-sión, antes del fin de la reunión podría ser muy beneficioso.

5. La mejor manera de conseguir nuevos miembros es que el párroco, sacerdote, diácono, etc., los escoja. Las personas que ellos piensan serían buenas deben ser

invitadas personalmente por los sacerdotes, diácono, o seminarista. Debe mencio-narse que a menudo las per-sonas más improbables se hacen legionarios fieles y que aquellos que tienen cualida-des de "dirección" no deben buscarse principalmente por esa razón exclusiva. Si el párroco no se inclina por sugerir o indicar qué miem-bros serían aptos, puede sugerirse una campaña de reclutamiento, con una char-la corta en las Misas, toman-do al final nombres de per-sonas interesadas. Pero esto normalmente se hace cuan-do un praesidium ya se ha fundado y el número de miembros es pequeño. El interés personal del párroco normalmente es de impor-tancia primaria y su invita-ción produce un grupo sóli-do para comenzarlo. La

campaña de reclutamiento podría ser un último recur-so.

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El ESPÍRITU EN EL MUNDO

Por la traducción: Amistad Mariana

XVI Congreso de la Legión de María en la Diócesis de Oruro, 20 de mayo de 2007

CUATRO MIRADAS DE LA LEGIÓN DE MARÍA DE ORURO

Lema: Sí, Legión de María y del Espíritu Santo

Introducción general: El Espíritu Santo obra siempre

en unión con María P. Bernardo Gantier S. J.

Primera ponencia: El camino legionario

Ponentes: Marcelo Leytón Jiménez Marita Leytón Jiménez

Segunda ponencia: La junta semanal

“un cenáculo de oración activa” Ponentes: Clara de Robles

Laura de Quintanilla Rafaela Guevara

Tercera ponencia: “¿Soy yo el guardián de mi hermano?”

Ponentes: Kely Gabriel M. Lucy Regalado

Patricia Rivas

Charla conclusiva: Germán Mazuelo-Leytón