ANACARSIS. Diogenes Laercio, Vidas.

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Diógenes Laercio Libro I ANACARSIS 101. Anacarsis, el escita, era hijo de Gnuro y hermano de Caduída, rey de Escitia; además, había nacido de madre griega, por lo que, también, era conocedor de ambas lenguas. Éste compuso escritos sobre las leyes [y prácticas] pertenecientes a los escitas y sobre las de la vida mesurada perteneciente a los griegos; también, compuso ochocientos poemas relacionados con la guerra. Asimismo, mostró, incluso, que la base del proverbio radicaba en el hablar francamente, en el expresarse a la manera de los escitas. Sosícrates refiere que aquél llegó a Atenas aproximadamente en la cuadragésima séptima olimpiada durante el arcontado de Eucrates. Y Hermipo [afirma] que, luego de que hubo llegado al hogar de Solón, mandó a uno de los servidores de condición libre [de aquél] a que diera a conocer que Anacarsis ya se encontraba presente ante él y estaba deseoso de conocerlo y de convertirse, si tal cosa era posible, en su huésped-aliado. 102. Entonces, una vez anunciado el mensaje, Solón ordenó a su servidor a que fuera a decir a aquél que realmente en su propia patria aceptaría huéspedes-aliados. Por ello, comprendiendo esto, Anacarsis contestó que en ese preciso momento él mismo se encontraba en su patria y que lo visitaba para que se volvieran huéspedes-aliados. Solón, como se hubiese consternado por su presteza, lo acogió y lo hizo su más grande amigo Sin embargo, después de un tiempo, cuando llegó el momento de volver a Escitia y al querer pretender reajustar las leyes de su patria, acostumbrándose al uso griego, fue atacado con flechas hasta la muerte por su hermano en una cacería [perruna]; de cierto que apenas pudo decir que había regresado a salvo desde Grecia a causa de su pensamiento, pero que había sido asesinado en su patria a causa de la rabia envidiosa. Por otro lado, algunos especifican que su muerte aconteció por haber consultado oráculos griegos. Y ésta es nuestra [dedicatoria] para él: 103. A Escitia Anacarsis llegó en otro tiempo, errante anduvo por mucho, a varios persuadió con caracteres morales griegos. Mas al tener todavía el plan en su boca, una flecha fugaz a los inmortales lo arrojó Él andaba diciendo que la vid produce tres racimos de uvas: que el primero es de placer, que el segundo es de embriaguez y que el tercero es de disgusto. Asimismo, dijo que realmente se extrañaba de cómo entre los griegos los artistas compiten, no obstante los que no son artistas deciden. Puesto que se le preguntó cómo alguien podría aspirar a ser un

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Traducción de Anarcarsis

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Diógenes Laercio Libro I

ANACARSIS

101. Anacarsis, el escita, era hijo de Gnuro y hermano de Caduída, rey de Escitia; además,

había nacido de madre griega, por lo que, también, era conocedor de ambas lenguas. Éste

compuso escritos sobre las leyes [y prácticas] pertenecientes a los escitas y sobre las de la

vida mesurada perteneciente a los griegos; también, compuso ochocientos poemas

relacionados con la guerra. Asimismo, mostró, incluso, que la base del proverbio radicaba

en el hablar francamente, en el expresarse a la manera de los escitas.

Sosícrates refiere que aquél llegó a Atenas aproximadamente en la cuadragésima séptima

olimpiada durante el arcontado de Eucrates. Y Hermipo [afirma] que, luego de que hubo

llegado al hogar de Solón, mandó a uno de los servidores de condición libre [de aquél] a

que diera a conocer que Anacarsis ya se encontraba presente ante él y estaba deseoso de

conocerlo y de convertirse, si tal cosa era posible, en su huésped-aliado. 102. Entonces, una

vez anunciado el mensaje, Solón ordenó a su servidor a que fuera a decir a aquél que

realmente en su propia patria aceptaría huéspedes-aliados. Por ello, comprendiendo esto,

Anacarsis contestó que en ese preciso momento él mismo se encontraba en su patria y que

lo visitaba para que se volvieran huéspedes-aliados. Solón, como se hubiese consternado

por su presteza, lo acogió y lo hizo su más grande amigo

Sin embargo, después de un tiempo, cuando llegó el momento de volver a Escitia y al

querer pretender reajustar las leyes de su patria, acostumbrándose al uso griego, fue atacado

con flechas hasta la muerte por su hermano en una cacería [perruna]; de cierto que apenas

pudo decir que había regresado a salvo desde Grecia a causa de su pensamiento, pero que

había sido asesinado en su patria a causa de la rabia envidiosa. Por otro lado, algunos

especifican que su muerte aconteció por haber consultado oráculos griegos.

Y ésta es nuestra [dedicatoria] para él:

103. A Escitia Anacarsis llegó

en otro tiempo, errante anduvo

por mucho, a varios persuadió

con caracteres morales griegos.

Mas al tener todavía el plan

en su boca, una flecha fugaz

a los inmortales lo arrojó

Él andaba diciendo que la vid produce tres racimos de uvas: que el primero es de placer,

que el segundo es de embriaguez y que el tercero es de disgusto. Asimismo, dijo que

realmente se extrañaba de cómo entre los griegos los artistas compiten, no obstante los que

no son artistas deciden. Puesto que se le preguntó cómo alguien podría aspirar a ser un

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abstemio [o, en el otro caso, un gran borracho], respondió: “que tenga ante sus ojos las

estupideces de los que están borrachos”. Además, contaba que se extrañaba de cómo los

griegos, quienes legislan contra los que actúan con soberbia, honran a los atletas por

golpearse unos a otros. Luego de que aprendió que el grosor del navío era de cuatro dedos,

dijo que los navegantes tanto así se alejan de la muerte.

104. Iba afirmando que el aceite de olivas es la medicina de la locura, que por éste los

atletas que están embarrados se desean los unos a los otros. Se preguntaba: “¿cómo los que

prohíben mentir, mienten declaradamente en las tabernas?” Y decía que realmente estaba

asombrado de cómo los griegos, al iniciar, beben con pocos [tragos] y después, saciados,

con grandes [tragos]. También, dejó escrito en unos [versos] reglamentariamente algo así

como: “Ser amo de la lengua, de la barriga y de los genitales”. Luego de que se le preguntó

si entre los escitas existían flautas áulicas, contestó: “pues mira, ni siquiera vides”. Después

de que se le preguntó qué tipo de balsas zataras eran las más firmes, respondió: “las que

han permanecido en tierra”. Y por cierto, comentó que lo más asombroso que había visto

entre los griegos era esto: que dejan atrás, en los montes, la humareda, pero transportan los

leños [carbonizados] a la ciudad. Una vez se le preguntó, de ambos, cuáles eran más, si los

vivos o los muertos, entonces contestó: “en todo caso, ¿dónde colocas a los navegantes?”.

Puesto que un aticense lo recriminó porque era escita, le objetó: “Mira, mi patria es mi

deshonra, pero tú, la de tu patria”. 105. Tras habérsele preguntado qué es lo bueno y, a la

vez, lo malo en los hombres, contesta: “la lengua”. Aconsejaba que tener un solo amigo es

mucho más valioso que varios sin importancia. Decía que el ágora era un lugar que había

sido determinado para que se engañaran y se estafaran unos a otros. Como hubiese sido

injuriado por un muchachito al beber, le dijo: “muchachito, si mientras eres joven no

puedes aguantar el vino, cuando seas viejo [a duras penas] vas a aguantar el agua”. Por

cierto, según algunos descubrió el áncora y, también, la rueda alfarera de cerámica para el

modo de vida.

Además, escribió una carta de esta manera:

Anacarsis a Creso

Yo, oh rey de los lidios, he llegado hasta la tierra de los griegos con el

propósito de poder irme instruyendo en sus maneras de pensar y sentir y,

también, en sus prácticas. Pero no necesito nada de oro, sino que, más

bien, me basta estar nuevamente de vuelta en Escitia ahora que soy un

varón más recto. Llegaré a Sardes porque déjame decirte que tengo

muchas ganas de que nos conozcamos.