Antologia Joaquín Giannuzzi
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Joaquín Giannuzzi
La poesía del argentino Joaquín Giannuzzi (1924-2004) huye del tono solemne y de la
exuberancia verbal; pretende ser una constatación del mundo real, de los objetos que nos
rodean y que revelan la precariedad de la vida, la fugacidad, el olvido.
ESCUCHANDO EL LAÚD
Escuchando en el laúd la nota antigua
Uno ve poetas en el pasado pero no asesinos.
Ve la ingrávida sustancia incorporada
A la calamitosa energía de la historia
Y esta confusión no termina de aclararse.
Increíbles poetas entre nubes de sangre
Salvando a medias la verdad, dejando el resto
A la convicción del crimen general
Como un error que debe soslayarse. Cómo
Consiguió la belleza aislar las rosas,
Construir un recluso jardín incorrupto
Y dar materia a este cantor eterno.
Pero la estúpida crueldad y el martirio
No fueron cosas transitorias ni objetos irreales
Que pueden apartarse como una falla terrestre,
Una fractura en la roca, un paso en falso en el mundo.
Aquí están todavía, no en el mito
Y a su manera se empeñan en dar música.
Las cuerdas siguen sonando en medio de la masacre;
La vida corporal de esta madera finamente curvada
Es aceptada como un triste conocimiento.
El laúd rescata un engaño hasta el fin de los tiempos.
Las condiciones de la época, 1967.
POÉTICA
La poesía no nace.
Está allí, al alcance
de toda boca
para ser doblada, repetida, citada
total y textualmente.
Usted, al despertarse esta mañana,
vio cosas, aquí y allá,
objetos, por ejemplo.
Sobre su mesa de luz
digamos que vio una lámpara,
una radio portátil, una taza azul.
Vio cada cosa solitaria
y vio su conjunto.
Todo eso ya tenía nombre.
Lo hubiera escrito así.
¿Necesitaba otro lenguaje,
otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.
No cambie
la música de lugar.
Poesía
es lo que se está viendo.
Señales de una causa personal, 1977.
Paisaje Urbano
Con mis piernas surcadas
por una especie de fracaso placentero
y una perspectiva de huesos lentos,
desde la ventana del bar contemplo esta furiosa esquina
donde los átomos se han enloquecido
y se cruzan interminables ríos de motores.
He aquí el mundo
componiendo una música tan excesivamente humana
que un accidente no modificaría la situación.
Yo bebo una cerveza y me pregunto
si valía la pena, si necesitábamos este tumulto,
si este vértigo de la materia triturada es digno de nuestra fe.
Me pregunto también
si está incubando un orden distinto, una desconocida naturaleza,
donde puedan instalarse los jardines
que giran prisioneros por mi cerebro irritado.
Por Alguna Razón
Compré café, cigarrillos, fósforos.
Fumé, bebí
y fiel a mi retórica particular
puse los pies sobre la mesa.
Cincuenta anos y una certeza de condenado.
Como casi todo el mundo fracasé sin hacer ruido;
Bostezando al caer la noche murmuré mis decepciones,
escupí sobre mi sombra antes de ir a la cama.
Esta fue toda la respuesta que pude ofrecer a un mundo
que reclamaba de mí un estilo que posiblemente no me
correspondía.
O puede ser que se trate de otra cosa. Quizás
hubo un proyecto distinto para mí
en alguna probable lotería
y mi número no salió.
Quizá nadie resuelva un destino estrictamente privado.
Quizás la marea histórica lo resuelva por uno y por todos.
Me queda esto.
Una porción de vida que me cansó de antemano,
Un poema paralizado en mitad de camino
hacia una conclusión desconocida;
un resto de café en la taza
que por alguna razón
nunca me atreví a apurar hasta el fondo.
Apuntes de Época
Frecuencia de tiroteos
En las inmediaciones de nuestro cuerpo.
Las noches llegan como amenazas secretas.
Explosiones, aullidos de ambulancias y neumáticos,
pasos que se precipitan.
Espasmos de una agitación avanzada.
La vieja época
pierde el ritmo cardíaco, boquea
en el estanque seco de su propia historia.
Detrás de las puertas
cerradas a doble llave, pasador y moral sin dientes
todo el mundo conteniendo el aliento.
Timbales y música a volumen crítico.
El baile de los muchachos
del otro lado de la pared.
Desde aquí no hay mucho que explicar:
acumulo muecas, examino ideologías
pero en conjunto ignoro
si son libres o felices,
qué heroísmo reclaman, qué sueños conciben.
A veces hay un accidente en el tocadiscos
y entonces los muchachos
con puños y pies golpean las paredes
para escapar de estos tiempos difíciles y oscuros.
Momento de Proust
Sueles mojar la lengua en la gelatina de Prousty rescatas algunas líneas soñadaspara tu cuarto maloliente. Así que instalasun soleado aposento cuyos cristalesse abren a un jardín otoñanl. Hay floresen casas doradas. Una niña que ondulaen pálida muselina flotantese sienta al piano y lo más suave de Chopinorganiza un universo azul equilibrado.Si ese mundo existió, como la dulcesuperficie de un lago sobre alimañasen gestación, has llegado tarde.La fractura de aquel espejo te condujo
a este cuarto frío, con escarcha sangrientaen el vidrio de la ventana,esta cólera prendida como una sombra secaen el fondo de la gargantay que no puedes escupir ni devorar.
Ballet
La más dichosa libertad de ordenen un espacio rígido y oscurodonde todo es posible. Allí la luzconcentra el blanco y el rosaque la piruetahace virar hacia inestable azul.Cuando la gracia brincael planeta suspende los poderesde su fuerza mortal y la materiase incorpora a la música.Volúmenes aéreos que conquistanel triunfo de lo ingrávido.La danza no concluyeen el tiempo común y el entreactoes un hueco en la mente. Pero entonceslas que bailan se dispersan, saltany caen en el ojo de Degas.
Cabeza Final
Todas las ideologías le dieron de palos.La humillaron la historia del mundoy la vergüenza de su país,la calvicie, los dientes perdidos,una oscuridad excavada bajo los ojos,el fracaso personal de su lenguaje.El obrero que respiró en su interiorávido de oxígeno y universo continuodejó caer el martillo. Fue la razónquien cegó sus propias ventanas. Pero tampocoencontró en el delirio conclusión alguna. Pero eso, quizás no fue tan descortésesa manera de negar el mundo al despedirse.Sucedió así:Reposando sobre la última almohadavolvió hacia la paredlo poco que quedaba de su rostro.
HUESO CAVANDOEsta es la hora del hueso de mi caraen la mitad de la noche irracional,vuelto sobre la almohada, hundido,tan remoto de las manos dormidas, cargadode conciencia en bruto, hurgando hacia abajo,en las posibles opciones de la oscuridad.Este obrero nocturno cavando,este hueso autónomo que me reserva el díadónde sólo puedo apostar a las aparienciasapenas pulidaspor el extremo de mis nervios principales.
La lluvia es un apaciguamiento universal desde la ventanaárboles y animales paralizados en su unidad.Una dalia de suntuosa combustiónrevela bajo el agua su paz interna.¡Espacio y dominio de la naturaleza impersonal!
Pero aquí, en su campo nervioso, particular,el prisionero rechina los dientes.Desde todos los objetos, llega una amenaza,la hostilidad de su dios, sus ojos bloqueados,creando cosas húmedas y terribles en un cuarto cerrado.
Mi hija contempla mi perfil
Teóricamente libre, en el presente,mi cabeza giró, de condenado,congelando el perfil ante sus ojos.Ella miró profundamente azulpara fijar la imagen, despojarlade sombrías y próximas mudanzas.¿Qué consistencia merece, en tu memoria,la lluviosa arquitecturade mi rastro? Estodesaparecerá porque acumulasdías y espacios que vienen a negarme.Y habrá abundante mundo,habrá espacio, sol e historia suficientepara precipitar al fondo,despedir de tus ojos ocupadosesta existencia en bruto, su difícilrespiración al borde de la mesa.
La abuela
Mi recuerdo principal sigue en su mano.Su manoque alguna vez en el siglo pasadofue melodramática y carnal,y que pasó del mar directamente a la cocinapara encender el fuego y convertirseen vanguardia inteligentede una conciencia de lo justo; cargandocon las trifulcas y disgustos de la familia,arropando a los que dormían inquietos en invierno,desafiando el lutocon la aceptación de todo lo que sucede,sabiendo que lo torcido y lo derechoterminan por enfilar en un solo rumbo.Su mano,respiración y poder articuladosentre objetos sabiamente sometidos,y yo, que llegué cuando cerraba por última vez el horno,para decirle que nada hay más hermoso que un huevo
ni más vivo que una mano de abuela en la cocina.
Mi hija se viste y sale
El perfume nocturno instala su cuerpoen una segunda perfección de lo natural.Por la gracia de su vidala noche comienza azul y el cuarto iluminadoes una palpitación de joven felino.Ahora se pone el vestidocon una fe que no puedo imaginary un susurro de seda la recorre hasta los pies.Entonces girasobre el eje del espejo, sometidaa la contemplación de un presente absoluto.El instante se desplaza hacia otro,un dulce desorden se inmoviliza en tornohasta que un chasquido de pulseras al cerrarseanuncia que todas mis opciones están resueltas.Ella sale del cuarto, ingresaa una víspera de música incesantey todo lo que yo no soy la acompaña.
Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924-Salta, 2004), Principios de incertidumbre, Ediciones O.B.H., Buenos Aires, 1980
AMANTES EN LA NOCHE
Nos amamos y apagamos el televisor
como negando la realidad. Pero el mundoinsiste en sus convicciones o las buscapor motivos que ignoramos o acasoporque el crimen debe seguir su curso.Desde afuera, sus figuras insomnespresionan contra las paredes que nos refugian.Se encarnan en el viento, aullidosde neumáticos y en las inmediacionesde todas las cosas, tiroteosque no resuelven la discordia general.Ahora acumula hojas secasal pie de las ventanas y deslizauna carta de origen desconocidopor debajo de la puerta.Pero florecemos desnudos en medio de la nochedonde el amor decide en su propia voluntad
y por él sabemos cómo hacer de la historiaun rumoroso escándalo que no nos concierne.
BASURAS AL AMANECER
Esta madrugada, en la calle
dominado por una especiede curiosidad sociológica
hurgué con un palo en el mundo surrealistade algunos tachos de basura.
Comprobé que las cosas no mueren sino que son asesinadas.Vi ultrajados papeles, cascaras de fruta, vidrios
de color inédito, extraños y atormentados metales,trapos, huesos, polvo, sustancias inexplicables
que rechazó la vida. Me llamó la atenciónel torso de una muñeca con una mancha oscura,
una especie de muerte en un campo rosado.Parece que la cultura consiste
en martirizar a fondo la materia y empujarlaa lo largo de un intestino implacable.
Hasta consuela pensar que ni el mismo excrementopuede ser obligado a abandonar el planeta.
POÉTICA
La poesía no nace.
Está allí, al alcancede toda bocapara ser doblada, repetida, citadatotal y textualmente.Usted, al despertarse esta mañana,vio cosas, aquí y allá,objetos, por ejemplo.Sobre su mesa de luzdigamos que vio una lámpara,una radio portátil, una taza azul.Vio cada cosa solitariay vio su conjunto.Todo eso ya tenía nombre.Lo hubiera escrito así.¿Necesitaba otro lenguaje,otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.No cambiela música de lugar.Poesíaes lo que se está viendo.