Apocalipsis Now

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Jean Meyer Jean Meyer: historiador-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica - CIDE, México. Palabras clave: islam, Osama Bin Laden, política internacional. Sería un error afirmar que Bin Laden representa el islam, como también lo sería sostener lo contrario. Hay una parte del islam que se resiste a la secularización, y todavía considera al Estado y la política como esferas de la religión. La preeminencia de una de las partes sobre el resto será decisivo para los próximos tiempos. ¿Apocalipsis? ¡Now! N os guste o no, en los últimos 30 años, la mayoría de los actos terroristas han sido realizados por hombres salidos de países musulmanes. ¿Existe una relación entre islam y terrorismo? La pregunta va en serio y para contestar- la hay que afirmar primero varios puntos. La cronología es esencial: «Los últi- mos 30 años». Hubo una época, entre 1870 y 1919, en la que decir «ruso» signi- ficaba decir «posible terrorista». Ni antes ni después funciona la ecuación ruso = terrorista; por lo mismo, no hay para todos los tiempos y todos los lugares una regla musulmán = terrorista. Segundo punto: en los últimos 2.000 años los tres grandes monoteísmos pa- rientes, y también el budismo y el hinduismo, han engendrado, con una ambi- güedad tan perfecta como constante, lo mejor y lo peor; entre lo peor, las sectas apocalípticas. Tienen en común una lectura «pura» (eso dicen los sectarios) y dura de las «escrituras sagradas», una voluntad de regresar a una pureza origi- nal, primitiva, negando asimismo la historia; hablar de secta no es decir que el número de sectarios es pequeño; pueden ser poquísimos o numerosos, lo deci- sivo es su voluntad de «cortarse» de la sociedad presente, de destruirla para, después de la purificación a sangre y fuego, construir un nuevo mundo. Su impaciencia explica su violencia destinada a precipitar la marcha de la historia, para aniquilar la historia misma. Ahí está el iconoclasmo bizantino, contempo-

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Terrorismo y violencia islámico, violencia religiosa

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  • NUEVA SOCIEDAD Apocalipsis? Now!

    Jean Meyer

    Jean Meyer: historiador-investigador del Centro de Investigacin y Docencia Econmica - CIDE,Mxico.Palabras clave: islam, Osama Bin Laden, poltica internacional.

    Sera un error afirmar queBin Laden representa el islam,como tambin lo sera sostenerlo contrario. Hay una partedel islam que se resiste a lasecularizacin, y todavaconsidera al Estadoy la poltica como esferas dela religin. La preeminenciade una de las partes sobre elresto ser decisivo para losprximos tiempos.

    Apocalipsis?Now!

    Nos guste o no, en los ltimos 30 aos, la mayora de los actos terroristashan sido realizados por hombres salidos de pases musulmanes. Existeuna relacin entre islam y terrorismo? La pregunta va en serio y para contestar-la hay que afirmar primero varios puntos. La cronologa es esencial: Los lti-mos 30 aos. Hubo una poca, entre 1870 y 1919, en la que decir ruso signi-ficaba decir posible terrorista. Ni antes ni despus funciona la ecuacin ruso= terrorista; por lo mismo, no hay para todos los tiempos y todos los lugares unaregla musulmn = terrorista.

    Segundo punto: en los ltimos 2.000 aos los tres grandes monotesmos pa-rientes, y tambin el budismo y el hinduismo, han engendrado, con una ambi-gedad tan perfecta como constante, lo mejor y lo peor; entre lo peor, las sectasapocalpticas. Tienen en comn una lectura pura (eso dicen los sectarios) ydura de las escrituras sagradas, una voluntad de regresar a una pureza origi-nal, primitiva, negando asimismo la historia; hablar de secta no es decir que elnmero de sectarios es pequeo; pueden ser poqusimos o numerosos, lo deci-sivo es su voluntad de cortarse de la sociedad presente, de destruirla para,despus de la purificacin a sangre y fuego, construir un nuevo mundo. Suimpaciencia explica su violencia destinada a precipitar la marcha de la historia,para aniquilar la historia misma. Ah est el iconoclasmo bizantino, contempo-

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    rneo del xito inicial del islam vecino, el catarismo bogomil, el anabaptismode Alemania y, muy recientemente, cierta tentacin milenarista entre los gue-rrilleros catlicos de una teologa de la revolucin, mal disimulada detrs deuna legtima teologa de la liberacin. Eso en una Centroamrica que empiezaen el sureste mexicano, entre 1965 y 1995. As en todas las casas se cuecen habas.

    Tercer punto: la secta apocalptica no necesita de religin, puede ser polticacomo la populista o la secta social-revolucionaria rusa, cuando la poltica setransmuta en religin: comunismo, fascismo, nacional-socialismo con su hiper-

    secta de los nazis entre los nazis, la ordennegra de la S.S. Esta ltima precisin noslleva a pensar que en la presente galaxia, ne-bulosa terrorista globalizadora y mundialis-ta, la misma que denuncia la globalizacin,figuran sectas apocalpticas que no son nijudaicas, ni cristianas, ni musulmanas, sinoque bien pueden aliarse con las anteriores

    en lo que Adam Michnik propone llamar un Fundintern, una InternacionalFundamentalista; a Ilich Ramrez, alias Carlos, alias El Chacal antes de conver-tirse al islam, no lo mova ninguna religin; a los terroristas alemanes de laRote Armee Fraktion, a los brigadistas italianos, a los franceses de Accin Di-recta, a los japoneses, etc., tampoco. Sin contar con las alianzas momentneas oduraderas con los terrorismos nacionalistas grandes y chicos, y con los juegosde los servicios secretos. En comn todos tienen la voluntad tan vieja como elmundo de provocar el crepsculo de los dioses para que surja una nueva tierrapurificada, y todos gritan: Apocalipsis, ahora!

    Ahora bien, el historiador debe recordar, sin el menor prejuicio anti-islmico,que la tentacin apocalptica ha sido ms fuerte en tierra islmica, ms recu-rrente que en otras tierras, por una relacin especial con el poder. El poder y laviolencia pueden encontrarse explcitamente marginados, como en el budis-mo, o separados de la religin, segn el principio de al Csar lo que es delCsar y a Dios lo que es de Dios, como en el cristianismo. Podra darse en elislam, pero el proceso empieza apenas ahora en el seno de la muy reciente dis-pora en el mundo occidental (que los musulmanes llaman con razn cristia-no) y falta un tiempo para que sea aceptada esa separacin de los reinos. Sibien fue afirmada desde el primer da en el cristianismo, a los cristianos lescost siglos, si no es que milenios, y sangre y conflictos para entender el mensa-je. La naturaleza del islam es la sumisin a Al, y sobre ese pilar se ha cons-truido histricamente el poder musulmn. Esa sumisin incondicional se en-

    la secta apocalpticano necesita de religin,

    puede ser polticacomo la populista

    o la secta social-revolucionaria rusa

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    cuentra compensada en la esfera pblica con el poder otorgado a los creyentes,a la comunidad de los creyentes (la umma islmica), sobre los que no lo son. Yen la esfera privada por el poder que Dios concede al hombre sobre la mujer.Ha existido, existe y lo ms probable es que se desarrollar un islam benvolo ygeneroso, pero la realidad es que el espritu combatiente que anima a todo ra-dicalismo musulmn se fundamenta en la lectura del Corn:

    La recompensa de quienes combaten a Dios y a su enviado ... consistir en ser matados o crucifica-dos, o en que les corten las manos y pies opuestos, o que sean expulsados de la tierra que habitan.Esta ser su recompensa en este mundo (V, 37-33).Si no se apartan de vosotros, ni ofrecen la sumisin, ni dejan en reposo sus manos, entonces cogedlos,matadlos donde los encontris. Os damos sobre esos un poder manifiesto (IV, 93-91). (Traduccin deJuan Vernet.)

    La consigna es clara: los que se oponen a la dominacin del islam debern servencidos, y la tolerancia funciona solo cuando el no creyente acepta la subor-dinacin definitiva. La gran mayora de los musulmanes contemporneos notiene nada que ver con el terrorismo de la nueva secta apocalptica, que sinembargo se inscribe en la continuacin de una larga tradicin. Unos pocos ejem-plos: entre 1061 y 1147, los monjes-guerreros almorabitun, desde sus conventosdel actual Senegal-Mauritania, conquistaron Marruecos y Andaluca, purifi-cando una cultura urbana y tolerante que consideraban una traicin al islam.Les toc a su vez ser purificados despus de su decadencia por los almo-hades (1147-1269), segn el mismo esquema y la misma geografa. As empezel lento final de la Espaa multirreligiosa y multicultural.

    Mientras, en 1190, al otro extremo del mundo musulmn, Hassan al Sabbahfundaba su secta apocalptica, la de los hashishin, llamados a una siniestra yeterna celebridad: asesinos suicidas, temidos tanto por los musulmanes comopor los cristianos del Medio Oriente. Ibn Taymiyya, telogo del siglo XIV, sigueinspirando al fundamentalismo actual; luego viene AbulWahhab, el padre del puritanismo militante de los sauds (elwahhabismo es la doctrina oficial de la Ara-bia Saudita). El y sus huestes no du-raron en exterminar a los musulma-nes que calificaban de infieles; suradicalismo implacable los lleva tomar La Meca a sangre y fue-go y a destruir todo lo que con-sideraban dolos, inclusola tumba del profeta... Demanera que la destruccin de

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    los budas gigantes de Bamyan, sugerida en 2001 por Bin Laden, el rabewahhabi, a sus amigos del Afganistn talibn no debera sorprender.

    Bin Laden (debera escribirse Ben Laden o Bin Ladin) desde su evidente mo-dernidad, niega a sta y pretende borrar la historia para recuperar la purezamtica de un islam primordial. Pero de dnde viene ese hombre y por qu eseaparente regreso a un pasado que pudo haber pasado? Otra vez el recurso a lahistoria es necesario. Hace 40 aos el mundo rabe era americanfilo y vibrabade entusiasmo para el proyecto de socialismo pan-rabe del joven oficial GamalAbd el Naser; la cumbre de la popularidad de Estados Unidos se sita en el

    otoo de 1956, cuando EEUU obliga a Ingla-terra, Francia e Israel, coligados contra unNaser que haba nacionalizado el canal deSuez, a evacuar los territorios ocupados enuna guerra-relmpago. En ese momento na-die hablaba del islam, nadie confunda la re-ligin con la poltica, la hora era del naciona-lismo, del desarrollo, de la modernizacin, de

    la emancipacin de la mujer. Naser mandaba a colgar al fundador de la sectafundamentalista de los Hermanos Musulmanes, de los cuales el brazo derechode Bin Laden es hoy el heredero (el egipcio Zawahiri, quien particip en laorganizacin del asesinato en 1981 de Anuar al Sadate, heredero y continuadorde Naser).

    Todo cambi con la Guerra de los Seis Das y la derrota (1967) de Naser frente aIsrael. Se esfum la ilusin de una rpida solucin de los problemas y empeza gestarse un sentimiento radical de ira hacia EEUU. Haba que buscar un cul-pable: Israel estaba en primera fila y detrs de l, sus protectores (Occidente).Cuando desapareci la URSS, otro objeto de la ira rabe, puesto que era el prin-cipal enemigo de un islam que durante 70 aos haba perseguido con saa,como todas las religiones, Occidente y ese super-occidente que es EEUU, here-d toda la carga de odio (y amor) rabe y musulmn. Intento decir que eseproceso es reciente, que es histrico y por lo tanto reversible.

    Decir que Bin Laden no es el islam o que es una parodia del islam es un error;no es todo el islam pero es parte de l. Ahora bien, las autoridades espiritualesmusulmanas de Amrica y de Francia, representantes de un islam geogrfica-mente muy reciente, han demostrado en sus declaraciones que se est gestandoun islam sublimado que descubre la separacin de los reinos y no tiene nadaque ver con Fundintern. Esa es nuestra esperanza.

    Decir que Bin Ladenno es el islam o que esuna parodia del islam

    es un error;no es todo el islampero es parte de l