Apuntes Sobre Nehamas
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Apuntes sobre “La paradoja del Menón y Sócrates como maestro”, de Alexander
Nehamas, en En torno al Menón, pp. 221-248,
por Salvador Goldberg
En el artículo “La paradoja del Menón y Sócrates como maestro”, Nehamas
manifiesta que su intención es tratar de mostrar que no es verdadera la caracterización que
se hace del Menón en referencia a la paradoja que plantea el personaje homónimo. En otras
palabras, Nehamas da cuenta de la visión general que tienen algunos comentadores de
textos clásicos acerca del Menón y de la paradoja, y tratará de mostrar que no es cierto que
esa paradoja sea tan sólo un recurso de Menón para hacer que Platón (más bien sería
Sócrates) exponga sus ideas centrales. Este sería, entonces, el objetivo del texto de
Nehamas.
El artículo consta de cinco apartados. En el primero, el autor trata de mostrar cómo
es la situación que, en el diálogo, conduce al planteo de la paradoja por parte de Menón.
Afirma el autor que en la antigua Grecia, en la época de Sócrates por ejemplo, la cuestión
de si la areté es enseñable, innata o adquirida de alguna manera, era “un lugar común en la
temprana tarea especulativa”1. De hecho, el asunto también se extendía a la sophia, a ver si
era enseñable, innata, etc. El autor da sendos ejemplos de esta situación, con fragmentos de
diferentes autores de la época, en los cuales se trasluce el carácter difundido del debate
acerca de la areté. El autor afirma que lo que no abundaba en esa época era el acuerdo
respecto a la naturaleza de la areté.
De hecho, se despacha contra algunas traducciones de areté. Para esto se basa en lo
siguiente: “areté tiene un campo mucho más amplio de aplicación que su traducción
convencional ‘virtud’, virtue en inglés, mientras que la más reciente ‘excelencia’ me suena
como demasiado ambigua y vaga”. Inclusive, según señala Nehamas, “Areté no sólo se
aplica a más cualidades humanas que ‘virtud’, sino que también abarca aspectos que no
1 Nehamas, Alexander, “La paradoja del Menón y Sócrates como maestro”, en ob. cit., p. 222.
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son, en sentido alguno, específicamente humanos”2. Por eso menciona que en República
Platón discute acerca de la areté de instrumentos, y hasta de animales.
Según Nehamas, “Menón pregunta, sin preámbulos, un lugar común que sin
embargo depende de muchos supuestos discutibles. La reacción de Sócrates consiste,
simplemente, en frenar a Menón y la discusión”3.
El primer apartado del escrito de Nehamas concluye con la recapitulación de cómo
Menón trae a cuento la paradoja en el diálogo homónimo. Como se había llegado a un
punto de la discusión donde no se podían colegir indicios que permitieran avanzar en algún
sentido, para Nehamas la paradoja planteada por Menón surge de una manera totalmente
“natural” y además “tiene buenos motivos”, concluye Nehamas en el primer apartado.
Para hacer su interpretación de la paradoja presente en el Menón, el autor va a
problematizar el concepto de reminiscencia. Para hacerlo se pregunta lo siguiente: “¿Qué
abarca exactamente la reminiscencia para Platón? ¿Se aplica al proceso entero de
aprendizaje o sólo a parte de él? O, para dejar toda cuestión sobre el aprendizaje, ¿qué parte
del examen al esclavo realmente lo lleva a la reminiscencia?”4. Si se leen con cierta
atención las preguntas anteriores no cuesta demasiando inferir que el autor va a terminar
concluyendo que la reminiscencia no está presente en la totalidad del examen al esclavo. Y
en efecto, eso dice. Inclusive, sostiene que hay una afirmación de Sócrates “de que el
examen competo involucra reminiscencia” la cual es “engañosa para los lectores del
Menón. El esclavo sólo produce una opinión falsa en el primer tramo del razonamiento.
¿Debemos entonces inferir que el producir (o recordar) opiniones falsas es un caso de
reminiscencia?”5, se pregunta Nehamas,.
Algo similar sucede al comienzo del segundo tramo del examen que se le hace al
esclavo. Al mismo se le hace reconocer que no sabía una respuesta a algo que Sócrates le
había preguntado. Nehamas enfatiza que este segundo tramo comienza con la declaración
socrática de que en este momento el esclavo “comprometerá ahora, en forma adecuada y
ordenada, la reminiscencia”. Pero entonces, se pregunta suspicaz el autor, “¿Debemos
2 Ibíd., p. 223. 3 Nehamas, Alexander, “La paradoja del Menón y Sócrates como maestro”, en ob. cit., p. 224. 4 Ibíd., p. 233. 5 Ibíd., p. 235.
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inferir que la reminiscencia se aplica al darse cuenta de que las propias opiniones sobre un
tema son falsas?”6.
Pero todas estas especulaciones se basan sobre la interpretación de una pregunta que
hace Sócrates, y dependiendo de cómo se la interprete se podrán tener conclusiones
diferentes en cuanto a si la reminiscencia ya empezó en ese tramo del examen o si todavía
no arrancó y estamos ante su víspera. Esta pregunta problemática aparece en el resumen
que Sócrates hace en el segundo tramo del examen. En concreto, pregunta: “¿Te das cuenta
otra vez, Menón, de por dónde va ya éste en el camino de la reminiscencia?”. Un tal
Thompson, mencionado por Nehamas, “interpreta esto como la pregunta ‘hasta qué punto
ha llegado en el camino de la reminiscencia’, y cree que la reminiscencia ya ha
comenzado”. Pero es claro que Nehamas no comparte esta idea. “Nosotros podríamos
tomar la pregunta como ‘a qué punto en el camino hacia la reminiscencia ha llegado ahora’,
en cuyo caso, Sócrates estaría diciendo que el paso hacia la reminiscencia está ya abierto,
pero no que la reminiscencia ha comenzado”7.
Y hay más: según Nehamas, existen más declaraciones de Sócrates en ese sentido.
Esta impresión se refuerza con el resumen que hace Sócrates de la última sección de su
cuestionario. El y Menón coinciden en que el esclavo sólo ha respondido con opiniones
que eran suyas (85b 8-9) y que tiene opiniones verdaderas acerca de lo que todavía no
sabe (85c 2-7). Ahora Sócrates afirma que si “alguien le pregunta la misma pregunta
muchas veces y de muchas maneras”, finalmente él va a tener tanto conocimiento
sobre ese tema como cualquier otro (85c9-d1). De esto se deduce que el esclavo no
tiene episteme sobre ese tema y Sócrates acentúa el punto al situar que es precisamente
su recuperación del conocimiento, o sea, la reminiscencia, la que todavía está en
tiempo futura para el esclavo (85d6-7). La reminiscencia parece así limitada a una muy
pequeña porción del proceso de aprendizaje8.
6 Nehamas, Alexander, “La paradoja del Menón y Sócrates como maestro”, en ob. cit., p. 235.7 Ibíd., p. 237. 8 Id.
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Y así terminará por concluir Nehamas que “Es muy posible que la reminiscencia,
estrictamente hablando, no aparezca en ninguna parte del Menón”9.
En el último apartado del texto, Nehamas distingue entre conocimiento y
entendimiento. Afirma que éste implica “la capacidad de explicar lo que uno entiende”10.
En términos platónicos: lo más crucial a la hora de conseguir episteme es “la capacidad de
‘apoyar o fundamentar una opinión’, dar cuenta, dar un lógos del objeto de la episteme”.
Por eso el autor declara que “el modelo platónico de reminiscencia… es crucial en el hecho
de enfatizar la necesidad de llevar a cabo una tarea de prueba o alcanzar algún tipo de
entendimiento por cuenta y por medio de uno mismo”11. Es decir, la episteme, para ser tal,
requiere que la persona que aprende llegue a ese saber por sí misma, mientras que el
conocimiento de los hechos, a diferencia del entendimiento, puede ser transmitido mediante
opiniones. En esto estriba la diferencia sustancial, dado que el entendimiento requiere lo
que se dijo antes, que el que recibe la información que configurará la episteme, para que
eso suceda tendrá el receptor que llevar a cabo por sí mismo la apreciación de la
información. En palabras de Nehamas, “la episteme debe ser adquirida de primera
mano”12. Y en este caso Nehamas concluye con la distinción de dos características de la
episteme. La primera es la ya mencionada, que para ser tal la episteme debe adquirirse de
primera mano. La segunda característica es que “en un sentido más estricto, episteme sólo
se aplica a los casos en los que, además de la condición de adquisición de primera mano,
también abarca sistematización, prueba, explicación”.
9 Nehamas, Alexander, “La paradoja del Menón y Sócrates como maestro”, en ob. cit., p. 237. 10 Ibíd., p. 239. 11 Ibíd., p. 240. 12 Id.