Artículo Tiempos Modernos Juan de La Cruz

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  • 7/25/2019 Artculo Tiempos Modernos Juan de La Cruz

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    TIEMPOS MODERNOS 31 (2015/2) ISSN: 1699-7778MONOGRFICO: Cultura escrita y memoria... Torn, E. y Villalba, E. (Coords.)Virtud christiana es grande, loar... Guillermo Nieva

    pg. 345

    Virtud christiana es grande, loar la memoria de los defuntos: historia

    de la Orden dominica y de su reforma en la Crnica de fray Juan de la

    Cruz O.P. (1567)

    *

    Virtud christiana es grande, loar la memoria de los defuntos: history of

    the Saint DomingosOrder and its reform in the Chronicle of fray Juan

    de la Cruz O.P. (1567)

    Guillermo Nieva Ocampo

    (U. de Salta-CONICET. Argentina)

    Resumen: En el presente artculo se analiza la Crnica de la Orden de Predicadores deJuan de la Cruz, con el fin de relacionar su contenido con la formacin, espiritualidad ehistoria personal de su autor. Se estudiarn en particular dos aspectos de la narracin: lahistoria de Santo Domingo y de sus primeros compaeros, y el lugar que ocupa Espaa y lareforma de la provincia en la crnica. Me propongo tambin cuestionar los prejuicios quehan hecho de este tipo de composicin un gnero historiogrfico menor.

    Palabras Claves: Frailes dominicos, Siglo XVI, Crnicas y cronistas, Castilla.

    Abstrac: In this article I will analyze the chronicle of the Order of Preachers of Juan de laCruz, in order to relate its content with the training, spirituality and personal history of itsauthor. In particular, be studied two aspects of the story: the history of Saint Dominic andhis first companions, and the place of Spain and the reform of the province in the chronicle.I am also questioning the prejudices that have made this type of gender composition ahistoriographical less.

    Keywords:Dominicans Friars, Sixteenth century, Chronic and chroniclers, Castile.

    *Recibido el 5 de octubre de 2015. Aprobado el 11 de diciembre de 2015.

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    Virtud christiana es grande, loar la memoria de los defuntos:

    historia de la Orden dominica y de su reforma en la Crnica de fray Juan

    de la Cruz O.P. (1567)

    En un artculo de reciente publicacin, ngela Atienza Lpez ha sealado laescasez de estudios en el mbito peninsular sobre las crnicas de las rdenes religiosas, acausa de su finalidad apologtica y panegrica, siendo escasamente utilizadas como fuentehistoriogrfica1. Situacin que se agrava cuando se observan las investigaciones centradasen la produccin historiografa de los dominicos espaoles. En este campo, el antecedentecientfico ms importante -como en otras materias- lo proporciona un estudio general deVicente Beltrn de Heredia, del ao 19652, y, ms recientemente, las investigacionesrealizadas por Alfonso Esponera Cerdn3.

    Para ambos autores, a mediados del siglo XVI se produjo una revalorizacin de lahistoria de la Orden, a la par que una batalla contra la historiografa milagrera que habacaracterizado a las producciones anteriores. Hacia 1531 Sebastin Olmeda, fraile delConvento de San Esteban de Salamanca, escribi una primera versin de su NovelaChronica Ordinis Praedicatorum, y es probable que ello haya impulsado al maestroFenario a ordenar, en el captulo general de 1532, que los superiores mayores "colligantnomina virorum illustrium et in proximo capitulo futuro in scriptis tradant"4. Sin embargo,fue recin a partir de 1569 cuando numerosos captulos generales insistiran en estecometido, hasta que en 1597 el maestro general Hiplito Mara Beccaria encarg que lasprovincias enviasen a Roma la documentacin para que se escribiese una historia generalde la Orden. Las empresas editoriales de la Orden continuaran en las dos centuriassiguientes, dando lugar a la redaccin de las primeras crnicas generales, entre las queocupan un lugar destacado las realizadas por frailes espaoles.

    Dejando de lado estos estudios generales, son mucho ms escasos los trabajosespecficos realizados sobre las crnicas y los cronistas particulares. Entre las pocasinvestigaciones efectuadas sobre el tema, destacan las reunidas por Rosa Mara AlabrsIglesias en el libro La memoria escrita de los dominicos, centradas en el estudio de lahistoriografa dominica entre los frailes de la Provincia de Aragn5.

    El inters de Alabrs ha sido, principalmente, el de identificar una tradicinhistrica catalana, promovida por los cronistas dominicos de la Provincia de Aragn. De

    1ngela ATIENZA LPEZ, "Las crnicas de las rdenes religiosas en la Espaa Moderna. Construcciones

    culturales y militantes de poca barroca", en ngela ATIENZA LPEZ (coord.), Iglesia memorable:crnicas, historias, escritos... a mayor gloria. Siglos XVI-XVIII, Madrid, Slex, 2012, pp. 25-50.2 Vase, Vicente BELTRN DE HEREDIA, "Examen crtico de la historiografa dominicana en las

    Provincias de Espaa y particularmente en Castilla",Archivum Fratrum Praedicatorum, 25 (1965), pp. 195-248.3 Alfonso ESPONERA CERDN, "Aproximacin a la historiografa dominicana ibrica desde elRenacimiento hasta la Ilustracin (siglos XVI-XVIII) ",Archivo Dominicano, 24 (2003), pp. 107-148.4Acta Capitolorum Generalium Ordinis Praedicatorum, Benedikt M. Reichert (ed.), T. IV, Ex TypographiaPoliglota, Roma, 1901, p. 248.5Rosa Mara ALABRS IGLESIAS (coord.),La memoria escrita de los dominicos, Madrid, Arpegio, 2012.

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    hecho, la autora considera que los dominicos, a diferencia de los jesuitas, no escribieron suscrnicas para exaltar su memoria, como lo hicieron los jesuitas, sino para configurar unamemoria del territorio6. Afirmacin que en buena medida est ligada al material de trabajoque utiliza, correspondiente a las dcadas finales del siglo XVII y al siglo XVIII.

    Entre las investigaciones reunidas en esa compilacin, destaca la de EmilioCallado Estella, quien estudia cmo, hacia 1665, fray Juan Toms de Rocarbert promovila escritura y conservacin de las crnicas provinciales y conventuales de la Provincia deAragn. Inters que traslad, al convertirse en Maestro General, a toda la Orden dePredicadores, ordenado la composicin de crnicas provinciales, junto a la salvaguardia delas constituciones y documentos valiosos (sobre todo privilegios y concesiones de papas ymonarcas)7.

    En definitiva, sobre el estudio de la produccin cronstica de las rdenes religiosasen la Edad Moderna, se ha dicho que el inters por este gnero de textos no radica

    propiamente en la literalidad de los episodios que recogan, sino en que esos relatoscontribuan a reforzar identidades de grupo y desempeaban al mismo tiempo funcionespropagandsticas, ya que por este medio sus autores trataban de reivindicar prelacas,orgenes, reliquias, mrtires y vocaciones para sus propias rdenes religiosas8. Si bien lascrnicas tienen un sentido eminentemente comunicacional, como dispositivo deldisciplinaiento social9, ellas son tambin el testimonio del estado de una orden religiosa enel momento mismo de su composicin. En el caso de la Coronica de la Orden dePredicadores, de fray Juan de la Cruz, objeto de anlisis de este artculo, es imposiblenegar su vinculacin con el movimiento observante y con la reforma de la Orden dominica,que hacia 1567, ao de su publicacin, haba alcanzado su madurez 10.

    6Rosa Mara ALABRS IGLESIAS, "La tradicin catalana y los dominicos", en Rosa Mara Alabrs Iglesias(coord.),La memoria escrita de los dominicos, op, cit, pp. 15-41. Cuestin que retoma en Las relaciones dedominicos yjesuitas en la Catalua moderna, en ngela Atienza Lpez,Iglesia memorable, op. cit., pp. 169-186.7Tambin orden la publicacin en 1675 de laMonumenta dominicanadel Padre Fontana y de laBibliografadominicanadel Padre Altamira, que permaneci indita. Emilio CALLADO ESTELLA, "Historia y gloriasdominicanas en la obra editorial de fray Juan Toms de Rocabert", en Rosa Mara Alabrs Iglesias (coord.),La memoria escrita, op. cit., pp. 59-85.8Federico PALOMO DEL BARRIO, "Cultura religiosa, comunicacin y escritura en el mundo ibrico de laedad moderna", en Eliseo Serrano Martn (coord.),De la tierra al cielo: Lneas recientes de investigacin enhistoria moderna, Zaragoza, Institucin Fernando el Catlico, 2013, pp. 53-889Federico PALOMO DEL BARRIO, "Introduccin. Clero y cultura escrita en el mundo ibrico de la EdadModerna", en Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 13 (2014), pp. 11-2610Si bien los emprendimientos reformistas en la primera mitad del siglo XV fueron emprendimientos aisladose individuales, promovidos por Juan II o por alguna cabeza de linaje noble, la reforma como movimiento seconsolidara a partir de la fundacin de la Congregacin de la reforma en 1461 y de su vinculacin posterior ala Corona, durante el reinado de los Reyes Catlicos. Sobre el tema vase, Vicente BELTRN DEHEREDIA,Historia de la reforma de la Provincia de Espaa (1450-1550), Roma, Institutum Historicum FF.Praedicatorum, 1939; Guillermo NIEVA OCAMPO, "La observancia dominica y la monarqua castellana:compromiso poltico y disciplinamiento social (1460-1550)", en Jos Martnez Milln (coord.), La corte enEuropa: poltica y religin (siglos XVI-XVIII), Vol. I. Madrid, Polifemo, 2012, pp. 513-561.

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    Reforma religiosa y relato histrico

    Una caracterstica particular del movimiento de reforma de las rdenes religiosasfue la obsesin por el escrito. En el caso de los dominicos, los reformadores impusieron, a

    travs de las ordenanzas de captulos generales o provinciales, la obligacin de componerbecerros, donde se registraban las transacciones econmicas, y tambin libros de censos, ascomo libros de profesiones religiosas y de elecciones de superiores 11. Junto a ello, sepromovi la renovacin, depuracin y uniformacin de la liturgia y de las costumbres,ordenndose la edicin de misales, graduales y breviarios12. Fenmeno que en buenamedida estuvo acompaado por el desarrollo de la imprenta y del negocio del libroimpreso13.

    Para garantizar el cumplimiento del deber de leer en el refectorio lasConstituciones de la Orden, el maestro general fray Vicente Bandello orden su impresinen el ao 1505, siendo editadas en Venecia en los talleres de la familia Giunta 14. En esa

    edicin se aadan por primera vez a los textos legislativos, las declaraciones yordenaciones de los captulos generales, junto con explicaciones morales de los SantosPadres, de Santo Toms y de otros telogos, y las determinaciones concretas del derechoeclesistico. Adems, se agregaba el libro De officiis Ordinis, de fray Humberto deRomans, explicacin definitiva de la tradicin original de la Orden15. La edicin de milejemplares se agot inmediatamente y fue necesaria otra reimpresin en 1507, en la que secolocaron las glosas al lado de cada texto para facilitar su consulta16.

    11En materia econmica, registrar las escrituras de todos los bienes que cada convento posea, comunicar lasituacin econmica de las comunidades a los superiores provinciales, moderarse en las expensas, no realizarconstrucciones sin previa autorizacin de las autoridades provinciales, poner en comn todos los bienes que attulo personal se recibieran y no aceptar dinero en depsito, fueron las medidas reiteradas continuamente porlas autoridades provinciales Ramn HERNNDEZ, "Actas de la Congregacin de la reforma", en ArchivoDominicano, I (1981), pp. 54, 55;Ibidem, II (1982), pp. 59, 93-94.12Vase Guillermo NIEVA OCAMPO, "En la iglesia con alta y sonora voz: liturgia y devocin entre losdominicos reformados de Castilla (1480-1550)", en PECIA. Le livre et lecrit, 14 (2012), [BrepolsPublishers], pp. 57-94.13La vinculacin de los dominicos con los impresores de libros tambin estuvo ligada al negocio de la bula decruzada. Sobre este asunto vase Eugenio SERRANO RODRGUEZ y Miguel FERNANDO GMEZVOZMEDIANO, "Imprenta, dinero y fe: la impresin de bulas en el convento dominico de San Pedro Mrtirde Toledo (1483-1600) ", en Tiempos modernos: Revista Electrnica de Historia Moderna , 27 (2013), 65 pp.14 Raymond CREYTENS, "Costituzioni domenicane", Dizionario degli istituti di perfezione, E. Paoline,Roma, 1976, pp. 183-98.15 Durante la reforma, para los dominicos la publicacin de la literatura correspondiente a la pocafundacional de la Orden estaba sumamente vinculada con la observancia religiosa. Y en los orgenes de laOrden de Predicadores quien haba explicado la regla, las constituciones, los oficios conventuales yespecialmente el oficio de predicador haba sido Humberto de Romans. Sobre el personaje vase, EdwardTRACY BRETT,Humbert of Romans: His Life and Views of Thirteenth-century Society, Toronto, PontificalInstitute of Mediaeval Studies, 1984. El libro sobre los oficios ha sido publicado bajo el ttulo "Incipiuntinstructiones Magistri Humberti de Officiis Ordinis", Opera de vita regulari, II, J. J. Berthier editor, Turn,Marietti, 1956, pp. 179-372.16Mark de CALUWE, Introduccin a la Regla de San Agustn y Constituciones y Ordenaciones de los frailespredicadores, Sevilla, 2015, p. 76.

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    Como consecuencia de ello, se realizaron tambin los primeros intentos de escribiruna historia de la Orden, lo cual se llev a cabo en las distintas provincias, con mayor omenor fortuna. En la Provincia de Aragn -independiente de la castellana desde 1299- sepublic en 1522 la obra de fray Baltasar Sorio, De viris illustribus provinciae aragoniae

    ordinis praedicatorum, que contina siendo un referente en la actualidad17

    . Tal como se hadicho, a partir de 1532 los maestros generales animaron a los provinciales para quemandaran escribir las historias de sus provincias, hacindolo oficial en los CaptulosGenerales de la Orden18. De all que en el occidente peninsular se publicaron las obraspioneras de fray Sebastin Olmeda Nova Chronica Ordinis Praedicatorum (1550)19, defray Juan Robles Crnica de la reforma de Juan Hurtado de Mendoza (1543-1547), y laCoronica de la Orden de Predicadores, de su principio y suceso hasta nuestra edad y de lavida de Santo Domingo y de los santos y varones memorables que en ella florecieron, defray Juan de la Cruz20, impresa en Lisboa en 1567. Se trat de tentativas incompletas -algoque resulta lgico habida cuenta de la magna tarea propuesta en cada una de ellas- pero quesentaron las bases para las crnicas posteriores de Castillo y Lpez, de mucha mayor

    trascendencia, publicadas entre el ltimo cuarto del siglo XVI y el primero de la siguientecenturia21.

    El autor

    Poco es lo que se sabe con certeza de fray Juan de la Cruz. En el cuidadoso estudiobiogrfico realizado por Mara Dolores Mira en su investigacin sobre el Dilogo de lanecesidad de la oracin vocal, establece que proceda de Talavera de la Reina, dondehabra nacido hacia 149022. All vivi pocos aos de su vida, puesto que, hacia 1517march a estudiar Teologa en Salamanca, donde entr en contacto con los dominicos del

    Convento de San Esteban. Luego de la etapa universitaria, y siendo ya clrigo, regres en

    17Baltasar SORIO, De viris illustribus provinciae Aragoniae, Valencia, 1522, reed. Instituto Valenciano deEstudios Histricos, Institucin Alfonso el Magnnimo. Diputacin Provincial de Valencia, 1950; FranciscoDIAGO,Historia de la Provincia de Aragn de la Orden de Predicadores: desde su origen y principio hastael ao de mil y seyscientos: dividida en dos libros, Barcelona, Impr. Sebastin de Cornellas, 1599.18Vase, p. 1, n. 1 y 2.19 Sebastin OLMEDA, Chronica Ordinis Praedicatorum [1546], Manuel Canal Gmez (ed.), Roma,Institutum Historicum Fratrum Praedicatorum, 1936.20Juan de la CRUZ, Coronica de la Orden de Predicadores, de su principio y suceso hasta nuestra edad y dela vida de Santo Domingo y de los santos y varones memorables que en ella florecieron,Lisboa, Imprenta deManuel Juan, 1567 [en adelante Coronica].21Hernando DEL CASTILLO, Primera y segunda parte de la historia General de Sancto Domingo y de suOrden De Predicadores, Madrid, 1584-1592. ed. facsmil, Maxtor, 2002; Juan LPEZ, Tercera y Cuartaparte de la historia general de Sancto Domingo y de su Orden de Predicadores, Valladolid 1613, ed.Facsmil, Maxtor, Valladolid, 2003. Lpez, reutiliz y reelabor parte del trabajo realizado en los aos

    previos por el padre Juan de Marieta. ste se haba propuesto continuar la obra de Castillo, a partir de 1400,pero falleci sin haber logrado la aprobacin de los maestros generales Xavierre y Galamini para lapublicacin de dichas obras, que finalmente vieron la luz de la mano del Obispo monopolitano.22Mara Dolores MIRA Y GMEZ DE MERCADO, Actualizacin, estudio y edicin del Dilogo sobre lanecesidad de la oracin vocal, obras virtuosas y santas ceremonias de fray Juan de la Cruz (1555) , Almera,Ed. Universidad de Almera, 2012, pp. 29 y ss.

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    1520 a Talavera, donde fue testigo de la fundacin de una comunidad de estrictaobservancia, la de San Gins.

    Segn lo que l mismo relata, un grupo de dominicos, dirigidos por fray Juan

    Hurtado de Mendoza,

    "deseaban ms subir a la cumbre [] ardan en amor de santa pobreza, que elbienaventurado confesor Santo Domingo tanto am en su vida y tanto encomend en sufallecimiento, en la cual no solamente careciese de las cosas superfluas mas les faltasenmuchas de las necesarias, porque esto es verdadera pobreza [] deca fray Juan Hurtado[] que haber algunas casas pobres no escureca la autoridad de las otras que tienen renta,antes era decor y honra de toda la provincia"23.

    La experiencia inicial de esta comunidad, que relata con prolijidad y afecto en sucrnica, con expresiones como las siguientes: "y deca a los que me preguntaban dnde iba

    o de dnde vena Voy al Paraso o vengo del Paraso. Y entre mi deca, Verdaderamentees lo que el Salmista dice Mi corazn y mi carne se regocijaron en Dios vivo", lo animfinalmente a entrar en la Orden. De hecho, visti el hbito dominico el 5 de agosto de 1524,y lo hizo en una segunda fundacin de estricta observancia realizada por fray Juan Hurtado,el Convento de Nuestra Seora de Atocha. All mismo profes el da 6 de agosto de 1525.

    Antes de su partida a Portugal, hacia 1538, estudi en el Colegio de San Gregoriode Valladolid, donde tambin estudiaron Luis de Granada, Domingo de Valtans yBartolom Carranza. San Gregorio, a diferencia del estudio del Convento de San Estebande Salamanca, era un centro ms abierto a una pluralidad de influencias, ya que en l habaconfluido la actica tradicional, la humanista, la afectiva, la erasmista y la oracin

    metdica24.

    Luego de su estancia en Valladolid, fray Juan de la Cruz se traslad a Portugal, afinales de 1538, como consecuencia del mandato del maestro general Juan Fenario (JeanFeynier), quien en respuesta al pedido del rey Juan III, interesado en introducir la reformacastellana, envi a veinte frailes afines al espritu del padre Hurtado, dirigidos por frayJernimo de Padilla25. Estos religiosos eran, en general, de origen portugus, pero pormotivo de estudio residan en Salamanca y en Valladolid26. Es probable que el traslado de

    23Coronica, ff. cxxxij v.24Vase Melquiades ANDRS, La teologa espaola en el siglo XVI, I, Madrid, BAC, 1976, p. 129; Emilio

    COLUNGA, "Intelectualistas y msticos en la teologa espaola del siglo XVI", en Ciencia Tomista, 10, 1914,pp. 223-242.25Ramn HERNNDEZ, "Personalidad espiritual de fray Juan de la Cruz", en Ciencia Tomista, 117 (1),1990, pp. 67-90; Vicente BELTRN DE HEREDIA (ed.), "Introduccin" a fray Juan de la Cruz, Dilogosobre la necesidad y provecho de la oracin vocal", en Tratados espirituales, Madrid, BAC, 1962, p. 190;IDEM,Historia de la Reforma de la Provincia de Espaa, op. cit., pp. 220-240.26"Los portugueses que a la sazn haba en San Esteban, por haber profesado all en los aos inmediatamenteanteriores, se acercaban a la docena. Entre ellos haba personas tan insignes como Jorge de Santiago, que fueobispo de Angra, y Gaspar de los Reyes, telogos de Trento ambos", Vicente BELTRN DE HEREDIA,Historia de la Reforma de la Provincia de Espaa, op. cit., p. 227.

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    Juan de la Cruz, que orden Fenario, fuese consecuencia de la aplicacin, a partir de eseao, del estatuto de limpieza de sangre, decretado por Paulo III a pedido del rector y de loscolegiales de San Gregorio de Valladolid. Lo cual confirma el origen judeoconverso delcronista27.

    A fray Juan se lo nombr inmediatamente maestro de novicios del convento deSanto Domingo de Lisboa. En los aos siguientes, desempe tambin el oficio de prior enese monasterio y en el de Batalha. Fue durante el priorato de fray Luis de Granada en elconvento de Lisboa, entre los aos 1556-1560, que recibi el encargo de redactar laCoronica de la orden de predicadores, obra que termin antes de morir, hacia 1562, y quefue publicada en Lisboa en el ao 156728, en los talleres tipogrficos de Manoel Joo,activo en la capital portuguesa entre 1565 hasta 1569, y desde entonces y hasta 1672 enViseu29.

    La crnica

    En la portada se especifica que la obra va repartida en dos partes, en la primeravan cinco libros, y en la segunda dos. A continuacin del Prlogo, sin paginar, a modo dendice, aparece el contenido de los siete libros:

    De la vida de Santo Domingo, y fundacin y santos principios de su

    Orden. Libro Primero.

    27A algunos clebres maestros del Convento de San Esteban de Salamanca, entre ellos a Francisco de Vitoria,les fue permitido permanecer all, a pesar de su origen judeoconverso. Vase, Guillermo NIEVA OCAMPO,Frailes revoltosos: correccin y disciplinamiento social de los dominicos de Castilla en la primera mitad delsiglo XVI, enHispania. Revista espaola de historia, 72, 2011, pp. 39-64 [61-62].28Mara Dolores MIRA Y GMEZ DE MERCADO, Actualizacin, estudio y edicin del Dilogo , pp. 155y ss. El cardenal-infante Enrique fue un notable promotor de la reforma de las rdenes religiosas, de lareforma de la inquisicin y de la mejora de la actividad pastoral en general. De hecho, prest su apoyoespecialmente a fray Luis de Granada y a la recientemente fundada Compaa de Jess. Vase, AmeliaPOLNIA, "Espaos de interveno religiosa do Cardeal Infante D. Henrique: Actuao pastoral, reformamonstica e inquisio", en Ins Amorin, y otros (coords.), Em torno dos espaos religiosos monsticos eeclesisticos: actas do Colquio de Homenagem a Frei Geraldo Coelho Dias, Oporto, Universidade do Porto,2005, pp. 17-37 [26].29ACADEMIA DAS CINCIAS DE LISBOA,Memorias de litteratura portugueza , v. 8, Lisboa, Officina daMesma Academia, 1812, p. 110 y 128; Mrio DA COSTA ROQUE, "Livros antigos viseenses. Sculo XVI",

    en Beira Alta, 23, 1964, pp. 71-76. En Viseu, Manoel Joo sirvi al obispo Jorge de Atade, discpulo deljesuita Bartolomeu Guerreiro, e hijo de don Antonio de Atade, conde de Castanheida, privado de Juan III.Los Atade integraban el partido espaol en la corte lusitana a partir del reinado de don Sebastin, junto conlos Castro de vora. De hecho, don Jorge pas a desempearse en 1578 en la casa real como capelln mayordel rey-cardenal don Enrique. Estuvo al frente de la capilla portuguesa hasta su muerte, ocurrida enCastanheira el 17 de enero de 1611. Tambin fue Presidente del Consejo de Portugal y Limosnero mayordurante el reinado de Felipe II y Felipe III. Vase, Flix LABRADOR ARROYO,La casa real portuguesa deFelipe II y Felipe III: la articulacin del reino a travs de la integracin de las elites de poder (1580-1621),v. II, Madrid, UAM, 2006 [tesis indita], pp. 665-667; Compendio Historico do Estado na Universidade deCoimbra, Lisboa, Regia Officina Typografica, 1772, pp. 19-22.

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    De los Maestros que sucedieron en su gobernacin, y del discursodella hasta nuestros das. Libro Segundo.

    De la vida de San Pedro mrtir, y de los mrtires que padecieron por

    la fe de Cristo y por la defensin de su Iglesia, de la Mesma Orden. Libro Tercero.

    De la vida de San Antonio, Arzobispo de Florencia, y de losPontfices que fueron recebidos de la mesma Orden. Libro cuarto.

    De la vida de Santo Thoms, y de los Doctores que en diversosgneros de doctrina florecieron en la Orden. Libro Quinto.

    De la vida de San Vicente confesor, y de los excelentes y famosospredicadores desta Orden. Libro Sexto.

    De la vida de Santa Chaterina de Sena, y de los varones loables quesin otros ttulos se sealaron en santidad de vida. Libro Stimo.

    De todo ello, ha llegado hasta nuestros das el primer volumen, constituido pordoscientos cincuenta y siete folios.

    Gran parte de la Crnica se inspira en el Chronicon partibus tribus distincta abinitio mundi ad MCCCLX, publicado en 1477, obra del arzobispo florentino AntoninoPierozzi (San Antonino de Florencia)30, y tambin en las biografas oficiales de SantoDomingo y de la primera comunidad de frailes del siglo XIII: el Libellus de principiisovero de initio ordinis Praedicatorum de Jordn de Sajonia (1222-1237)31, y la LegendaSancti Dominici, de Humberto de Romans (1260)32.

    Otra fuente de fray Juan es la obra de Leandro Alberti (1479-1552) 33De virisillustribus ordinis praedicatorum libri sex in vnum, publicada en Bolonia en 151734:

    30En la BNE hay ejemplares de esta obra impresos en los aos 1489, 1491 y 1512.31 Jordn DE SAJONIA, Libellus de principiis overo de initio ordinis Praedicatorum , ed. H.C. Scheeben,Roma, Institutum Historicum Fratrum Praedicatorum, 1935 (MOPH, XVI), pp. 22-88.32 Humberto DE ROMANS, Legenda Sancti Dominici, ed. Angelus Waltz, Roma, Institutum HistoricumFratrum Praedicatorum, 1935 (MOPH, XVI), pp. 369-43333 "All'inizio del 1516 mand a G. A. Flaminio le biografie dei maestri generali, dal beato Giordano diSassonia al Gaetano, composte nello spazio di diciotto giorni, mentre attendeva anche alla predicazione (cfr.

    De viris illustribus..., f. 23r; le biografie comprendono i ff. 23v-50v). Nella dedica, scritta il 10 genn. 1516,l'Alberti accenna alla sua attivit storica precedente: ...iam quindecim diversarum rerum occurrentium aetatisnostrae libros cum compluribus commentariis, post quorundam virorum illustrium vitas, post Ephemerides,quas prae manibus habeo, absolvi. L'opera che doveva uscire nel 1516 - terzo centenario dell'approvazionedell'Ordine domenicano - comparve invece l'anno seguente". Abele L. REDIGONDA, "Alberti, Leandro", enDizionario Biografico degli Italiani, Vol. 1, 1960 [en lnea. URL:http://www.treccani.it/enciclopedia/leandro-alberti_(Dizionario-Biografico)]. Vase adems MassimoDONATTINI (ed.), LItalia dellinquisitore, storia, geografia dellItalia del Cinquecento nella Descrittionedi Leandro Alberti: atti del Convegno internazionale di studi, Bologna, 27-29 maggio 2004, Bologna,Bononia U.P., 2007.

    http://www.treccani.it/enciclopedia/leandro-alberti_(Dizionario-Biografico)http://www.treccani.it/enciclopedia/leandro-alberti_(Dizionario-Biografico)
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    "del cual yo he sacado buena parte de lo que aqu he escrito: y pues l tuvo tanreligioso celo de la honra de la orden y de los padres que la decoraron, justo fue que en lamisma historia se recompensase su trabajo con hacer de l memoria, y loarle en su gradocon los claros varones para que (segn el Apstol) goce el labrador del fruto de la tierra que

    labra, y coma el buey de la parva que trilla"

    35

    .De este autor tomar prestada la informacin referida a los captulos dedicados a

    los santos, a los papas, a los cardenales y obispos vinculados a la Orden a partir de lasegunda mitad del siglo XIII (San Pedro Mrtir, Papa Benedicto XI, Santo Toms deAquino, San Vicente Ferrer, el Beato Simn de Rmini, etc.) as como de los maestrosgenerales hasta Toms de Vio Cayetano36.

    Destinatarios ad extra

    La crnica tiene un fuerte carcter propagandstico al tiempo que pedaggico, yaque est escrita en espaol, a diferencia de las que se haban escrito hasta entonces. Se tratade una caracterstica que adorna en general a numerosos autores pertenecientes a la ramaobservante de sus respectivas rdenes desde mediados del siglo XV, sobre todo a aquellosdedicados a la literatura espiritual, quienes encontraban en la lengua romance un vehculoidneo para llegar a todos, instruir a las masas y ensear al que no saba37. De hecho, losdominicos figuran en segundo lugar, despus de los franciscanos, entre los principalesautores en espaol durante el Renacimiento38. De all que se pueda hablar de una verdaderoprograma editorial, que incluy tambin la traduccin de obras educativas, cuyo origen, aveces, se encontraba a gran distancia de Castilla. Tal fue el caso deDoctrina de religiosos,del dominico lions Guillaume Peyrout39, compuesta a mediados del siglo XIII y publicadaen Salamanca por orden de fray Domingo de Montemayor, en el ao 1546 40.

    Pero Juan de la Cruz no slo pretenda instruir con su obra al pueblo cristiano, sinoque con su crnica procuraba influir en la voluntad del mismo rey, o al menos de quien sepensaba, hacia 1561, que lo llegara a ser. De hecho, el libro estaba destinado al prncipeCarlos, por aquel entonces heredero de Felipe II, a quien fray Juan de la Cruz solicita el"amparo y remuneracin" para la Orden, por los servicios que Santo Domingo y su familia

    34La obra de fray Leandro Alberti fue muy pronto conocida en Espaa. Existen ejemplares de la edicin de1517 en la biblioteca de la Universidad de Salamanca, en la Biblioteca Nacional de Espaa y en la Bibliotecade la Universidad de Sevilla que pertenecieron a conventos dominicos.35Coronica, f. CXXX r.36 Sobre las fuentes que utilizan los cronistas italianos de la Orden vase, Raymond CREYTENS, "Lescrivains dominicains dans la chronique dAlbert de Castello" enArchivum Fratrum Praedicatorum30, 1960,

    pp. 227-259.37Sobre el tema vase, Rafael M. PREZ GARCA, La imprenta y la literatura espiritual castellana en laEspaa del Renacimiento, Gijn, Trea, 2006, pp. 92-98.38Ibidem, pp. 37-38.39Sobre el autor vase, Antoine DONDAINE, "Guillaume Peyraut: Vie et oeuvres", en Archivum FratrumPraedicatorum18 (1948), 162-236.40Errneamente el libro fue adjudicado por aquel entonces a Humberto DE ROMANS,Dotrina de religiosos,Salamanca, Juan de Junta, 1546.

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    religiosa haban realizado a la cristiandad y "particularmente a estos reinos, que esperamospor divina disposicin sern vuestros"41.

    Esta intencin, de recordar al prncipe los servicios prestados para obtener alguna

    merced, convierte al texto en una verdadera relacin de mritos, en un momentoparticularmente delicado para la Orden de Predicadores, cuyo prestigio estaba en tela dejuicio a causa de la condena inquisitorial de fray Domingo de Rojas en 155842y del procesocontra el arzobispo Carranza, abierto en 1559, que haba puesto de manifiesto las profundasdivisiones y pugnas que existan dentro de la misma familia dominica castellana, tal comoel mismo Juan de la Cruz deja entrever en el siguiente prrafo de su crnica:

    "En el espacio de dos aos poco ms, por muertes y enfermedades de algunaspersonas,y por diversidades de pareceres, y de aficiones, hubo en la provincia de Espaanueve prelados vicarios generales en diversos tiempos: puesto que por la antigua disciplina,cada uno de ellos fue obedecido por todos en el tiempo de su gobernacin: pero con tantavariedad de cabezas no pudo ser que no recibiese algn detrimento y desasosiego el cuerpode la provincia"43.

    De hecho, a mediados del siglo XVI la provincia dominica de Espaaexperimentaba serios problemas. En dos ocasiones, entre 1556 y 1559, haba sido vetadapor el maestro general de la Orden la eleccin de Melchor Cano como provincial. Enrealidad la decisin corresponda al papa Paulo IV, porque Cano haba apoyado la polticaanti-papal de Felipe II, preconizada por el duque de Alba y por el confesor del rey, elfranciscano Bernardo Fresneda44. Adems, el telogo dominico promova, junto a Fresneday al inquisidor general Fernando de Valds y Salas, el proceso contra su compaero dehbito, el arzobispo de Toledo Bartolom de Carranza45.

    En la Orden el escndalo se haba convertido en divisin, puesto que numerososfrailes, como el mismo fray Luis de Granada, simpatizaban con la causa de Carranza oincluso cultivaban una amistad estrecha con los padres de la Compaa de Jess, enemigosde Cano46. Situacin que evidentemente condicion el relato de Juan de Cruz, quien no

    41 "Carta de fray Juan de la Cruz, Author de esta Historia, al serenissimo Principe Don Carlos, en que ladedica a su A.", en Coronica de la Orden de Predicadores, s.p.42Sobre la composicin y el proceso inquisitorial al grupo luterano vallisoletano, en el que participaba frayDomingo de Rojas, vase Werner THOMAS, La represin del protestantismo en Espaa, 1517-1648,Lovaina, Leuven University Press, 2001, pp. 215 y ss.43Coronica CCXLV v. El subrayado es mo.44Fresneda haba llegado al confesionario regio de la mano de Ruy Gomes de Silva, pero no se identificabaideolgicamente con su primer patrono, con quien, de todos modos, mantuvo una buena relacin. Vase,Henar PIZARRO LLORENTE, "El control de la conciencia regia. El confesor real Fray Bernardo deFresneda", en Jos Martnez Milln (dir.),La corte de Felipe II, Madrid, Alianza Editorial, 1994, pp. 149-188.45Vase, Fermin CABALLERO, Vida del ilmo. Sr D. Fray Melchor Cano, del orden de Santo Domingo ,Cuenca, 1990 (edic. facsimil). Acerca de sus discpulos y seguidores (Ibid., pp. 68-71), su enemistad contralos jesuitas y su amistad con el cardenal Silceo (pp. 96-97), etc.46 Cano consideraba que la influencia que ejercan algunos jesuitas sobre doa Juana de Austria y otrosmiembros de la familia real era la causa de la postergacin de su carrera eclesistica. Vase, FelicianoCERECEDA, Diego Lanez en la Europa religiosa de su tiempo, 1512-1565, adrid, Ediciones Cultura

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    incluy mencin alguna sobre el arzobispo Carranza en su libro cuarto, dedicado a lospapas, cardenales y obispos de la Orden, y dio noticias escuetas sobre Melchor Cano,cuando, en cambio, dedic numerosas pginas a otros frailes que haba conocido o que erancontemporneos a l.

    Y es que este asunto era muy delicado, ya que la divisin en la Orden, o sea elenfrentamiento entre los que apoyaban la espiritualidad del recogimiento y los que lacombatan, tena su correlato en la corte, donde los frailes ejercan una gran influencia atravs de los confesores y capellanes de los miembros de la familia real. Los ebolistas,partido liderado por Ruy Gomes de Silva, prncipe de boli, dominaron la corte castellanahasta bien entrada la dcada de 1560. Se trataba de una red integrada en su mayor parte pormiembros de la nobleza portuguesa, que haban llegado a Castilla con la emperatriz Isabel,madre de Felipe II, y luego con Mara de Portugal, su primera esposa. A mediados del sigloXVI estaban unidos a ciertos miembros de la familia real hispana, entre los que destacaba laprincesa Juana, hermana del rey, quien haba sido por matrimonio princesa de Portugal y

    luego regente de Castilla entre 1554 hasta 1559, y tambin al prncipe Carlos, quien desdenio vivi con su ta Juana, con doa Leonor de Mascareas y con otras damas y caballerosportugueses47.

    Segn Jos Martnez Milln, los ebolistas se caracterizaban por su defensa de losjesuitas, y por la prctica y adhesin a una religiosidad recogida48. Si bien en la corte tenanenemigos, como el duque de Alba, el inquisidor general Fernando de Valds y el confesordel rey, el franciscano Bernardo de Fresneda49, hacia 1563 controlaban los principalesoficios de la casa real, de los consejos y de las chancilleras, e incluso integraban la nuevacasa del prncipe Carlos, donde Ruy Gomes se desempeaba como mayordomo mayor,mientras que el confesor del prncipe Carlos era el dominico Diego de Chaves 50. Es

    probable que fray Juan, como autor de la crnica, y fray Luis de Granada, como supromotor, hayan pensado que la influencia que los partidarios del recogimiento ejercan enla casa del prncipe era una oportunidad para restaurar el prestigio de la Orden,

    Hispnica, 1945, I, pp. 385-396; lvaro HUERGA,Fray Luis de Granada. Una vida al servicio de la Iglesia,Madrid, BAC, 1988, pp. 59-63,116-118.47Vase, Jos MARTNEZ MILLN, "Familia real y grupos polticos: la princesa doa Juana (1535-1573)",en Jos Martnez Milln (dir.), La corte de Felipe II, Madrid, Alianza editorial, 1994, pp. 73-105; GerardoMoreno ESPINOSA,Don Carlos: el prncipe de la leyenda negra,Madrid, Marcial Pons, 2006, pp. 51 y ss.48 Vase, Jos MARTNEZ MILLN, "Grupos de poder en la Corte durante el reinado de Felipe II: laFaccin Ebolista, 1554-1573", en Instituciones y lites de poder en la monarqua hispana durante el siglo

    XVI, Madrid, Universidad Autnoma, 1992, pp.137-197 [157-160].49Henar PIZARRO LLORENTE, "El control de la conciencia regia". Op. cit.50Fue nombrado confesor del prncipe el 28 de julio de 1563, sucediendo a Honorato Juan, discpulo de JuanLuis Vives. Vase, Carlos Javier DE CARLOS MORALES, "La participacin en el gobierno a travs de laconciencia regia: fray Diego de Chaves, o.p., confesor de Felipe II", en Flavio Rurale (coord.), I Religiosi acorte teologia, politica e diplomazia in antico regime: atti del seminario di studi Georgetown University a

    Villa "Le Balze" Fiesole, 20 ottobre 1995, Roma, Bulzoni, 1998, pp. 131-157 [137]. Sobre la disposicin de lacasa del prncipe a los largo de su vida vese, Prosper GACHARD, Don Carlos et Philippe II, T. I, Bruselas,E. Debroyer, 1863, pp. 7-15, 158-159; Jos MARTNEZ MILLN y Santiago FERNNDEZ CONTI (dirs.),La monarqua de Felipe II. La casa del rey, v. II, Madrid, Mapfre-Tavera, 2005, pp. 663-668.

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    consiguiendo, a travs de ellos, el apoyo del heredero. De all la exhortacin central de lacarta del dominico:

    "Para que siendo esta Historia recordacin a vuestra Real benignidad y prudencia

    de los servicios que el Sancto [Domingo] confessor y sus discpulos hizieron, assi a lareligin Christiana, cuya conservacin y dilatacin (segn he dicho) pertenece a V.A. comoparticularmente a estos Reynos, que esperamos por divina disposicin sern vuestros conautoridad de V. A. la memoria del Sancto sea dignamente venerada, y sus descendientescon su favor sern amparados y remunerados51.

    Si bien el proceso de confesionalizacin de la monarqua hispana, a cargo delcardenal Espinosa, alej progresivamente del gobierno a los crculos recogidos52, en 1577un dominico, Diego de Chaves, lleg a ocupar la dignidad ms alta en la corte que unreligioso y su Orden pudiesen ambicionar, el confesionario real. Desde entonces, y hasta elreinado del ltimo monarca de la Casa de Austria, los confesores reales fueron dominicos.

    Destinatarios ad intra

    La crnica de fray Juan de la Cruz es tambin memoria de las obras y serviciosque otros frailes hicieron en el pasado, para recuerdo de los dominicos de su poca. Asuntoque concuerda con el valor que otorga fray Juan al hecho narrativo, considerado comoinstrumento didctico de primer orden:

    "ca no todos gustan los libros de doctrina, ni todos pueden sacar fruto de ellos porla desproporcin del estilo o de la materia que tratan a su capacidad [pero] la Historiaensea sin sutileza de argumentos y razones dificultosas, mas con ejemplos palpables de

    obras comunes en que los hombres se suelen ejercitar, y pone delante los hechos de losantiguos tan llanamente que en alguna manera parece que los presenta a la vista y nos haceconversar con los pasados como si en su tiempo viramos [] Porque manifiesto es que ladoctrina enseada por ejemplos y muestras de obras es ms poderosa para provocar a suseguimiento que la que se comunica por razones y arte de decir"53.

    Por todo ello, es lcito pensar que la crnica era sobre todo un recurso pedaggicoad intra, para la formacin de los frailes en general, pero especialmente de los legos y delos novicios, quienes no entendan el latn54. Y aqu tambin es necesario recordar que fray

    51"Carta de fray Juan de la Cruz, Author de esta Historia".52Jos MARTNEZ MILLN, "En busca de la ortodoxia: el Inquisidor General Diego de Espinosa", en Jos

    Martnez Milln (dir.),La corte de Felipe II, op. cit., pp. 189-228.53Juan DE LA CRUZ,Historia de la Iglesia, que llaman eclesistica y tripartita.Abreviada y trasladada deLatin en Castellano por un religioso de la orden de Santo Domingo, Y ahora nuevamente revisada y

    corregida por el mesmo intrprete, Coimbra, Juan lvarez, 1554, fol. aiij r.54Tal como seala el cisterciense Claude de Bronseval en el diario de su viaje por Espaa, hacia 1530 entrelos monjes espaoles haba una gran ignorancia del latn. Claude BRONSEVAL, Viaje por Espaa (1532-1533), Madrid, Ramn Areces, 1991, p. 75, 147, 191 y 209. Situacin que se intentaba resolver, en algunoscasos, con la traduccin al espaol de aquellas obras consideradas esenciales para la formacin de losreligiosos, como sucedi con el De eruditone religiosorum,de Guillaume Perault. De hecho, el autor de latraduccin publicada en 1499, que no era fraile dominico, informa en el prefacio sobre el motivo de la edicin

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    Juan de la Cruz haba sido maestro de novicios y tambin dominico observante, que porello se propona exaltar la vida reformada tal como un siglo y medio atrs la habaconcebido su propulsor, fray Raimundo de Capua, quien consideraba que un fraileobservante siempre deba mirar al pasado, momento en el cual, segn supona, sus reglas

    haban sido plenamente observadas. De hecho, en una carta dirigida a los provinciales de laOrden, este antiguo maestro haba dicho:

    "La palabra reforma en su verdadero sentido significa que un objeto adquiere denuevo una forma que tena antes. As que cuando hablo de la reforma de la Orden no se meocurre una mejor manera de hacerlo que mirando con los ojos de la mente a la roca de laque fuimos tallados y a la cantera de la que fuimos extrados: a Abraham padre de muchospueblos, o sea el Beato Domingo que por virtud del Espritu nos engendr, y a Sarah, esdecir nuestra Santa Orden, ordenada por los Padres, que es nuestra madre"55.

    De ese modo, frente a los "conventuales", los "observantes" se consideraban losverdaderos herederos de la Orden de Predicadores, y utilizaron la historia para demostraresa afirmacin. Uno de los lderes de la reforma entre los dominicos de Holanda loexpresaba de esta manera:

    "Todos los santos canonizados de la orden de los Frailes Predicadores, todos losdoctores que solemnemente escribieron sobre Teologa, la Biblia y las oraciones, sobre elderecho cannico, la lgica, la fsica, la gramtica, las historias, cuestiones de moral parapoder predicar, y en general todos los que han alcanzado la fama a travs del estudio y laescritura, fueron, por igual, amantes y servidores de la vida de la observancia regular. Parasaber de ello, consulten las leyendas, los registros y las crnicas de la misma orden"56.

    espaola: "E porque los religiosos symples que non saben la lengua latina non sean privados de la santadotrina en este libro escripta un siervo sin pvecho de la orden de Sant Jeronimo lo romao por mandamientodel su mayor", Gullielmus PERALDUS, De eruditione religiosorum (en castellano) Doctrina o enseamientode religiosos, Pamplona, Arnaldo Guilln de Brocar, 1499, f. II.55 "Cum reformationis vocabulum proprie dicat primae formae reassumptionem, nullam viam inveniomeliorem ipsum Ordinem reformandi quam si mentis oculis respicimus ad Petram, unde excisi sumus, et adCavernam laci, de qua praecisi sumus, ad Abraham scilicet multarum gentium Patrem, Beatum Dominicum,qui virtute Spiritus genuit nos, et ad Saram, videlicet Sacram Religionem, per Sanctos Patres ordinatam, quae

    peperit nos". Raimundo de Capua, Opuscula et litterae, Roma, Ex Typographia Polyglotta, 1895, p. 54. Sobreel valor semntico de la palabra reforma a finales de la Edad Media vase, Gerald STRAUSS, "Ideas ofReformatio and Renovatio from the Middle Ages to the Reformation", en Thomas Allan Brady, Heiko A.Oberman y James D. Tracy (eds.), Handbook of European History, 1400-1600: Late Middle Ages,Renaissance and Reformation, vol. 2, Leyden-New York-Colonia, Brill, 1995, pp. 1-28. Una vision general

    sobre la reforma de las rdenes religosas en Europa en Bert ROEST, "Observant Reform in the Late MedievalReligious Orders", en Miri Rubin and Walter Simons (eds.), The Cambridge History of Christianity, vol. 4,Christianity in Western Europe, c.1100c.1500, Cambridge, Cambridge University Press, 2009, pp. 446-447.56 "Omnes sancti canonizati de ordine fratrum predicatorum, omnes doctores qui solemniter scripserunt intheologia, super bibliam aut sententias, in iure canonico, logica, physica, grammatica, historias, materiasmorales predicabiles, et generaliter omnes qui studio et exercitiis litterarum sunt famam celebrem assecuti,fuerunt vite regularis observantie amatores pariter et cultores. Recursus super hoc, ad legendas, registra etcronicas eiusdem ordinis",Raymond MARTIN (ed.), "Le Tractatus pro reformatione ou Lettre de Jean Uytden Hove, O.P., Charles-le-Tmraire (12 Octobre 1471)", en Analecta sacri Ordinis FratrumPraedicatorum, 16, 1924, pp. 46-48, 279-304.

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    En consonancia con estos pensamientos, los primeros captulos de la Crnica deJuan de la Cruz se pueden caracterizar como un riguroso recuerdo de los principios bsicosde la identidad institucional de los dominicos, mayormente al evocar la vida santa yejemplar de Domingo, el "primus institutor", al que no se quiere convertir solamente en el

    mero fundador de una religio, caracterizada por una nutrida presencia de intelectuales delmbito universitario, sino en padre de la "institutio regularis" y en "exemplum fulgide",destacando su profunda caridad, la asidua devocin, la "simplicitas" como pureza yhumildad de corazn, y la misma pobreza voluntaria de Domingo, que surgen en la lecturade Juan de la Cruz como valores primarios en el que los frailes debern reflejar su conductapara cumplir con las observancias a la que los llama el hbito que han elegido vestir. Amodo de ejemplo el siguiente fragmento:

    [Santo Domingo] "era pacientsimo en las adversidades, no solamente en la que levenan por la malicia de los hombre que perseguan su persona y su orden, mas en algunastribulaciones que le enviaba el Seor para que mas se perfeccionase [] Nunca alguno le

    vio airado ni mudado su alegre semblante, sino quando se mova a compasin de algunamiseria [] Amaba en grande manera la virtud de la pobreza, as en su persona, como en suorden. En invierno y en verano traa, una sola ropa de pao vilsimo, y el escapulario corto,el qual nunca quera cubrir con la capa, aunque estuviese delante de grandes seores: y talera en todo el tratamiento de su persona, que como vesta, as coma. En su orden mandabaque tuviesen los edificios bajos, y de poca costa, y de ninguna curiosidad, y le pesabamucho quando vea lo contrario: y que sus frailes se vistiesen de paos viles, y no tuviesencuriosidad, ni copia de libros, ni de otras alhajas en sus celdas. No quera aceptar algunasposesiones y rentas que le daban para los conventos: antes mand que en su orden viviesenmendigando, y en las iglesias no consenta que tuviesen ricas piezas, clices, o Cruces deoro, ni engastados de piedras preciosas, ni cortinas, ni ornamentos de brocado y seda paraostentacin de riqueza, y para complacer a la vista de los hombres, mas quera que en todomostrasen el amor a la pobreza. Muchas veces peda limosna por las puertas, y quando se ladaban volva humildemente gracias por ella, y muchas veces la reciba hincado de rodillas.Era cosa de maravilla, que en las noches siempre gema y derramaba muchas lgrimas []y de da siempre andaba alegre y con cara (como dicen) de Pascua y de graciosaconversacin, as con sus frailes, como con seglares y grandes seores: pero nunca con unosni con otros hablaba palabras ociosas, ms siempre de edificacin"57.

    Por lo tanto, el Domingo que nos presenta Juan de la Cruz, siguiendo las fuentesoficiales de la Orden58, es un ejemplo perfecto de entrega y obediencia a los principiosesenciales de una "regla" (las Constituciones) sobre cuya autoridad normativa, en cuantoobra comn del fundador y del captulo general, jams se produjeron objeciones oconfusiones recurrentes, como sucedi, en cambio, con las Regulae o con el Testamento de

    San Francisco.

    Por otro lado, la Coronica, en sus primeros captulos oscila entre la narracin de lavida de Santo Domingo y las Vitae fratrum, expresin de la naturaleza "colectiva" de la

    57Coronica, ff. XXIX v, XXX r.58 Sobre la construccin de la imagen de Santo Domingo en las fuentes del siglo XIII vase, LuiggiCANETTI, Linvenzione de la memoria. Il culto e limmagine di Domenico nella storia dei primi fratiPredicatori, Espoleto, Centro Italiano di Studi sullAlto edioevo, 1996, pp. 119-220.

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    historiografa dominica, que privilegia, ante todo el tema del Ordo Praedicatorum comoconjunto, como persona tica y jurdica colectiva, novedad esencial respecto a la tradicinde las dems rdenes, y sobre todo de la franciscana. Sin embargo, fray Juan de la Cruztambin describe el estilo de vida de los primeros frailes como una escuela de ascesis y de

    penitencia, al gusto de las observancias del siglo XVI:

    "Sacrificaban su voluntad y sentidos al Seor, no reservando para si cosa algunaen cumplido holocausto, y purificaban sus animas de todas las sus manzillas, y orin de lossus vicios, de lo qual en la orden tenan diligentisimo cuidado, y continuo ejercicio,examinando cada da solcitamente sus pensamientos, y deseos, y palabras, y obras: yconfesando muy a menudo sus culpas por pequeas que fuesen: y aun temiendo yrecelndose de lo que no era culpable [] confesabanse, no una vez al da ni a cierta hora,sino muchas veces a la noche, y a la maana, y quando quiera que a sus delicadasconciencias remorda alguna negligencia, o descuido que hubiesen tenido en pensamientosde su corazn, o en palabras o en obras, porque estar (aunque por breve espacio) conpesadumbre de conciencia, o escrpulo, tenan por cosa muy culpable. Y de los

    contentamientos y placeres del mundo ninguna memoria tenan, mas todo su cuidado yatencin era llorar los pecados pasados, y emplearse en las cosas divinas [] En la guardadel silencio (la cual tenan por columna de la religin) haba tanta diligencia y amor en lossbditos y rigurosa censura y cuidado en los prelados: que si no ocurriese alguna grandenecesidad, o peligro que forzase a quebrar el silencio, tenan por grande maldadquebrantarle: por lo qual haba entre ellos grande paz y quietud"59.

    No obstante, la informacin brindada en algunos captulos aleja a fray Juan de lasimple y grosera propaganda pro-reformatione, y nos demuestran su apego a las fuentes60.De hecho, episodios de la vida de Santo Domingo correspondientes a su predicacin en elLanguedoc contra los ctaros, donde se lo presenta debatiendo con los herejes, dandotestimonio de su pobreza o comprometiendo su persona al ofrecerse para ser vendidocomo esclavo con el objeto de salvar a un caballero de la hereja y atraerlo a la fe-61desmienten algunas de las imgenes caras, pero errneas, creadas por los dominicosespaoles que haban vivido en tiempos de la Congregacin de la reforma (1464-1504),quienes, en aras de justificar el servicio que los frailes prestaban en el tribunal de laInquisicin desde finales del siglo XV, haban representado a Santo Domingo condenando

    59Coronica, f. lvj.60 Y tambin a una espiritualidad afectiva y de la ejemplaridad. Al respecto vase Guillermo SERES, Laliteratura espiritual en los Siglos de Oro, Madrid, Ediciones Laberinto, 2006, p. 112.61Coronica, f. viij r-ix v. "Limitazione degli eretici, il farsi simili a loro, per ascoltarli e condividere conloro lesercizio della carit, la povert evangelica negli abiti dimessi, nel maniare a piedi scalzi si pensi a la

    reazione emotiva di fronte a un vescovo e a un canonicco a piedi scalzi-, nel camminare senza cavalcature,come invece si era soliti vedere gli ecclesiastici, e camminare a due o tre senza seguito di servitori,nellincendere con umilt, itineranti instancabili in qualsiasi stagione ed esposti a qualsiasi intemperie, non alriparo di case e di chiese fastose in attesa di quanti avessero voluto ascoltarli, ma per le strade alla ricerca dieretici e di fedeli, senza oro n argento, imitando per omnia la forma di vita degli apostoli e accettandolospitalit e la carit altrui, completamente aderendo con la vita al vangelo e dandone testimonianzaesemplare (verbo et exemplo): non una mitizzazione successiva, n una forzatura agiografica; lo dicono lefonte coeve". Lorenzo PAOLINI, "Domenico e gli eretici", en Domenico di Caleruega e la nascitadellOrdine dei Frati Predicatori, Arri del XLI Convegno storico internazionale, Todi, 10-12 ottobre 2004,Espoleto, Centro Italiano di Studi sullAlto edioevo, 2005,pp. 297-326 [323-324].

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    herejes desde una tribuna, envindolos al rogo y a la hoguera, o incluso presidiendo unAuto de Fe62.

    La Provincia de Espaa y sus reformas

    Si bien fray Juan no realiza un anlisis crtico de la historia de la Orden cuandoaborda sus primeros siglos de vida, la depura de hechos extraordinarios. No obstante, susrelatos acerca de los acontecimientos ms actuales son muy tiles, sobre todo aquellos quese refieren a la Provincia de Espaa, a la que dedica un espacio considerable en su crnica.Los motivos de ello los declara en el prlogo del primer captulo:

    "Por muchos y grandes autores antiguos y modernos es celebrada Espaa, demuchas partes & calidades que tiene loables: como de fertilidad de la tierra, de abundanciade ganados, de riqueza de metales, caudalosos ros, templana del cielo, y de otras cosas en

    que lleva ventaja a muchas provincias del mundo: juntamente es muy alabada y famosa porla fortaleza de sus naturales, habilidad, ingenio, y destreza para muchos y loables ejercicios.Pero los Christianos [] de ninguna cosa tanto debemos estimar y magnificar nuestraprovincia y nacin, como de la constancia de la verdadera fe y catholica religin de que hasido [] dotada y prosperada por Dios nuestro seor. Lo qual en los tiempos pasados semostr claramente por la muchedumbre de santos, mrtires, pontfices y doctores, que convida religiossima y gloriosa muerte, glorificaron al Seor y esclarecieron nuestra Patria[] De los quales sanctos, uno de quien mucho se debe preciar la gente espaola, por elnombre y lugar que justamente tiene en su iglesia de Dios, es el bienaventurado confesorsanto Domingo, padre y fundador de la sagrada orden de predicadores"63.

    A lo largo de la crnica, fray Juan brinda informacin sobre los conventos que

    fund Santo Domingo en Espaa (Santo Domingo el Real de Madrid y Santa Cruz deSegovia)64 y sobre la creacin de las provincias ibricas entre los siglos XIII a XVI.Primero fue creada la de Espaa en 1221, que abarcaba toda la pennsula, de la que sesepararon la de Aragn en 1301, la de Portugal en 1405 y la de Andaluca en 1511 65,

    "desta manera qued el Reyno de Castilla y de Leon, y Galicia, y Vizcaya en unaprovincia, con el ttulo de provincia de Espaa [] Y hasta este ao en que esto escrivo,que es del Seor, de mil y quinientos y sesenta y uno, ay en ella sesenta y seis conventos defreyles, y treinta y seys monesterios de monjas"66.

    62Tal como quisieron los superiores de Santo Toms de vila que Pedro Berruguete representase al santofundador en la iglesia del convento. Vase, Sonia CABALLERO ESCAMILLA, "Los santos dominicos y la

    propaganda inquisitorial en el convento de Santo Toms de vila", en Anuario de estudios medievales, 39, 1,2009, pp. 357-38763Coronica, "Prologo deste libro primero".64Coronica, fol. xvij r - xviij r.65Sobre la implantacin de los conventos dominicos en Espaa y la creacin de sus provincias en los siglosXIII y XIV vase, Francisco GARCA SERRANO, Preachers of the City. The expansion of the DominicanOrder in Castile (1217-1348),Nueva Orleans, University Press of the South, 1997.66Ibdem, fol. xc r.

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    All mismo menciona algunos conventos fundados a lo largo de los siglos XIII yXIV, durante el generalato de Munio de Zamora (1285-1291) o bajo el patrocinio dedistintos monarcas hispanos, transcribiendo algunas pruebas documentales de ello, como eldiploma de Alfonso X referido a la fundacin del convento de Sevilla:

    "Conocida cosa sea a todos los homes que esta carta vieren, como yo don Alonsopor la gracia de Dios Rey de Castilla, de Len, &. Por grande favor que han de hazer bien alos frayles Predicadores por el alma del muy noble y muy honrado Rey don Fernando miopadre, que yaze enterrado en la ciudad de Sevilla, la qual gan: doles las casas en quemoran, que son a la puerta Trina a la colacin de la Magdalena, que han por linderos lasquatro calles del Rey. E mando & defiendo, que nadie sea osado de se las contrallar: caquier que lo fisziese, avrie mi yra, y pecharmie en coto mil maravedes. E por esta carta seaestable, mandle sellar con mi sello. Fecha en Palencia a tres das andados de Mayo era deM.cc y noventa y tres, que fue el ao del Seor de M.cc y sessenta y cinco"67.

    Por otro lado, dedica ms de la mitad del libro cuarto, consagrado a los pontfices

    de la orden, y del libro quinto, dedicado a los doctores y telogos, para exponer lasbiografas de los frailes espaoles que en las dignidades de cardenales, arzobispos yobispos, y en los oficios de maestros y de inquisidores sirvieron a la Iglesia y a la Corona.Incluso en el libro tercero, dedicado a los mrtires de la Orden, incluir a algunoscastellanos, entre los que destaca el reformador fray Domingo de Montemayor, asesinadoen Valencia en 1534.

    Pero si hay un asunto que preocupa a Juan de la Cruz es el prestigio de losconventos castellanos y de sus frailes, cuestin que est vinculada a la observancia religiosay a la tortuosa historia de la reforma de la Provincia de Espaa, "la qual en muchasordenaciones de Captulos generales, en los tiempos pasados quando las provincias se

    reformavan (como adelante se dir) se ha llamado provincia reformatissima"68.

    Como se ver, en la construccin del relato de la reforma, fray Juan de Cruz seacerca a otros cronistas dominicos europeos, quienes vinculaban el movimiento observantecon los orgenes puros de la Orden y presentaban a los protagonistas de sus historias comola "descendencia real de Santo Domingo"69. Al igual que la suya, esas narraciones seproponan aumentar el prestigio de sus comunidades y demostrar su importancia para laIglesia y la sociedad, ya que la observancia regular y la salvacin de las almas eranpresentadas como las dos caras de la misma moneda. De hecho, los cronistas observantesqueran dejar claro a sus lectores que la perfecta observancia regular era la condicin

    67 Ibdem, fols. lxxxjx v - xc r. Actualmente, se sabe que en raras ocasiones los emprendimientos de losfrailes haban recibido el apoyo de un solo individuo, tal como demuestran los orgenes de los conventosdominicos de Madrid, Segovia, Burgos y Salamanca. Sobre la evolucin de las fundaciones durante los siglosXIII al XV vase, Francisco GARCA SERRANO, "Del convento al palacio: los frailes y las oligarquascastellanas (siglos XIII-XIV)", en Isabel Beceiro Pita, Poder, piedad y devocin. Castilla y su entorno. SiglosXII-XV, Madrid, Slex, 2014, pp. 7-102 [82].68Ibdem, fol. xc r.69Sobre este tema vase, Anne HUIJBERS, "Observance as Paradigm in Mendicant and Monastic OrderChronicles", en James D. Mixson y Bert Roest (eds.), A Companion to Observant Reform in the Late MiddleAges and Beyond, Leyden-Boston, Brill, 2015, pp. 111-143.

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    necesaria para la utilidad social y poltica, un pensamiento dominante en la mentalidad delos reformistas de todas las latitudes:

    "La reforma agrada a Dios, salva a los religiosos, edifica a la gente, reconcilia a

    los pecadores y apacigua la conciencia. Alimenta la devocin, el conocimiento de lasEscrituras, de las habilidades para predicar, de la autoridad para corregir, de la seguridad delos consejos, y, en general, trae la gracia y bendicin a toda la repblica"70.

    Sin embargo, a diferencia de esos cronistas, fray Juan se encontrar con seriasdificultades para explicar en trminos laudatorios una historia demasiado tortuosa ycontradictoria, como fue la de la reforma de la Provincia de Espaa.

    Segn relata en su crnica, los problemas de la Orden se remontaban al generalatode Simon de Langres (1352-1366). Entonces, segn asevera,

    [por culpa de la] "continua pestilencia y hambre que assolava la tierra, (ca segunlos historiadores cuentan) apenas en Europa qued la dcima parte de los hombres [y enconsecuencia los] conventos yermos o con pocos padres que no podan hacer los oficios niguardar la polica acostumbrada. Eran asimismo forados los prelados por falta que tenande frayles, a recebir novicios ynabiles"71.

    Hasta finales del siglo XIV no se avanz mucho en la reforma, porque losmaestros generales fueron indolentes, porque no cumplan con sus obligaciones a causa delos encargos de la corte papal o porque no exista concordia ni unidad de criterios pararealizarla, a causa del Gran Cisma o por la guerras en Italia72.

    Recin la reforma comenz a aplicarse durante el generalato de Raimundo de

    Capua (1380-1399), superior de obediencia urbanista, "principal autor de la sancta obra quese comenaba"73. El cronista destaca en particular un rasgo de la accin reformista deRaimundo de Capua, el respeto por la libertad de los frailes para adherir voluntariamente ala reforma, y lo dice cuando menciona a los reformadores que colaboraron con l, Conradode Prusia y Juan Dominici:

    [Estos] "discurran por todas las provincias y por todos los conventos clamando:Quien es de Dios y tiene zelo de su ley, juntese a nosotros. Ayudoles la gracia de Dios, quesuele siempre favorescer y dar fueras a los buenos desseos y sancta osadia, y remediarongrande parte del estrago que estaba hecho en los tiempos pasados y reduxeron la polica yconversacin de los frayles y de los conventos a las leyes antiguas"74.

    70"Reformatio placet Deo, salvat religiosos, edificat populum, reconciliat peccatores, pacificat conscientias,nutrit devotionem, notitiam scripturarum, facultatem predicandi, auctoritatem corrigenda, securitatem consilii,et generaliter gratiam et benedictionem affert super totam rempublicam", Tractatus pro reformatione, op.cit, p. 29.71Coronica, fol, cij r.72Ibidem, fl. ciij r.73Ibidem, fol. ciiij r.74Ibidem, fol. cvj r.

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    De la prdica y actividad de estos dos frailes naci el fenmeno de lascongregaciones de la reforma, especficamente la de Alemania y la de Lombarda, ytambin el binomio semntico "observancia" y "conventualidad"75.

    Cruz indica que fue recin durante el generalato de Marcial Auribelli (1453-1462)cuando se cre la Congregacin de la reforma de Espaa, a imitacin de las anteriores. Supromotor en Roma haba sido el cardenal Juan de Torquemada, "por cuyo inducimientovino [Auribelli] a la provincia de Espaa, donde ya el convento de San Pablo de Valladolidhaba recibido la observancia, primero que ningn convento de la provincia"76. Paraenfatizar el xito social del modelo reformista congregacional, Juan de Cruz seala que enlos conventos reformados castellanos, "quanto ms creca la religin y austeridad de vida,tanto ms creca el nmero de frayles, y entravan en la orden muchos hijos de seores yprincipales hombres, que antes los desdeaban y huan de su compaa"77.

    Dicho xito, segn l, se debi en buena medida a la accin de los vicarios de la

    Congregacin, de quienes realiza una breve semblanza de tipo prosopogrfico. Elogia afray Vicente de Crdoba, diciendo que "gobern su congregacin con grande paz yconsolacin espiritual"78, y tambin a Diego Magdaleno, "que era padre de graciosas yblandas costumbres para sus sbditos, y afable con todos: y junto con ellos grande seguidorde la comunidad, que es cosa muy preciosa y amada en los prelados"79; pero se refiere condureza cuando recuerda a Antonio de la Pea:

    "varn spero, segn su nombre, que fue notado de querer ser ms temido queamado [] que por aficin y zelo de religin, dio mucha turbacin y escndalo en laprovincia: puesto que de los Reyes y grandes del Reyno, era muy favorecido y estimado"80.

    Por otro lado, los superiores de la Congregacin, presionados por los frailes de losconventos ms ricos (San Esteban de Salamanca, San Pablo de Valladolid, San Pablo deBurgos, San Pedro Mrtir de Toledo, etc.) aceptaron las dispensas que los pontfices SixtoIV e Inocencio VIII otorgaron para que los conventos pudiesen ser propietarios y tenerrentas81. Su preocupacin por el tema es tal, que en su crnica trascribe la traduccincompleta de la bula de Sixto IV de 1475, en la que este papa autoriza a los frailes para

    "que puedan poseer en comn (y no de otra manera) qualesquiera rentas yposesiones que les fueren dexadas en testamento, ordenadas entre vivos para sustentacin

    75 "de donde en los conventos que reformaron se comenaron a llamar los frayles observantes, y los otrosquedaron con el nombre de claustrales y conventuales". Ibidem, fol. Ciiij v.76Ibidem, fol. cxj r.77Ibidem, fol. cxj v.78Ibidem, fol. cxij r.79Ibidem, fol. cxij v.80A este superior reprochaba, adems, sus distracciones en la corte real, "la qual segua". Ibidem, fol. cxij r.81Vase, Guillermo NIEVA OCAMPO, "Dejarlo todo por Dios, es comprar el cielo: el voto de pobreza, lamendicidad y el asistencialismo en los conventos dominicos castellanos de la reforma", en Hispania Sacra,124, 2009, pp. 423-446.

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    de los que estudian y para las otras cargas y necesidades de los conventos, no obstante quese llamen y sean mendicantes"82.

    El papa concedi tambin en 1478, "que los mesmos conventos de la orden

    puediesen comprar de sus dineros posesiones y bienes immoviles, y poseerlos en comn"83

    .

    Cuando el maestro de la Orden Vicente Bandello visit los conventos de lapennsula entre 1504 y 1505, la Congregacin y la Provincia de Espaa se volvieron areunir en una sola jurisdiccin y con una nica autoridad. En aquella ocasin el maestrogeneral dirigi una carta a todos los dominicos, en la que les exhortaba lo siguiente:

    "tened entre vosotros continua caridad, concordando todos en una voluntad yparecer, para que no aya entre vosotros scismas ni dissensiones, mas temor de Dios, aficina las sanctas constituciones, y amor de hermanos unos con otros"84.

    La carta, que Juan de la Cruz transcribe en su totalidad, se haca eco de losenfrentamientos violentos que se haban producido a causa de la actividad de losreformadores de la Congregacin85.

    En consecuencia, la violencia cometida por algunos superiores de la Congregacinen aras de la reforma, a quienes fray Juan descalifica en su crnica, y las dispensas a lapobreza que disfrutaban en la provincia numerosos conventos "observantes", que los habaconvertido en grandes propietarios de bienes y de rentas, enfrentan al cronista con un granproblema, puesto que con sus observaciones y esta es una cuestin muy interesante-impugna la reforma realizada por la Congregacin, que a sus ojos fue imperfecta. Sinmucha conviccin, intentar explicar y disculpar la propiedad de bienes de los conventos deuna provincia que se llama a s misma "observantsima", recurriendo a la autoridad de un

    papa del siglo XII, Celestino III, que "en su decretal dice. No se ha de tener porreprehensible, que segn la variedad de los tiempos, tambin se muden los statutoshermanos"86.

    Lo cierto es que a fray Juan le interesaba dejar testimonio que en realidad existiuna segunda reforma en Castilla, que fue ms radical, verdadera y perfecta que la primera,puesto que "con amor de la antigedad, y de la voluntad y estatuto del bienaventuradofundador de la Orden sancto Domingo, y de los primeros padres, se fundaron en Castillaalgunas casas, que hasta oy perseveran en el antiguo instituto de pobreza y mendicidad" 87.

    82Ibidem, cxiij v. Vase adems,Bullarium Ordinis Fratrum Praedicatorum, Antonin Bremond (ed.), Roma,

    Ex typographia Hieronymi Mainardi, 1740, vol. III, p. 528. Exista un antecedente al respecto en elpontificado de Eugenio IV, que Juan de la Cruz menciona durante el generalato de Bartolom Texier en elfolio cix de la Coronica. Vase adems, Antonin MORTIER, Histoire de Matres Gnraux de lOrdre desFrres Prcheurs (1400-1486), vol. IV, Paris, A. Picard, 1914, pp. 493 y ss.83Ibidem, fol. cxiij v.84Ibiem, fol. cxxiiij r.85Vase, Guillermo NIEVA OCAMPO, "Reformatio in membris: Conventualidad y resistencia a la reformaentre los dominicos de Castilla en el siglo XV", enEn la Espaa Medieval, 32, 2009. p. 299-344.86Coronica, fol. cxiij v.87Idem.

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    Juan de la Cruz dedica un amplio espacio del libro segundo de su crnica paranarrar los pormenores de las fundaciones de estricta observancia realizadas por fray JuanHurtado de Mendoza en las localidades de Talavera, Madrid y Ocaa, en el arzobispado deToledo88. Conventos que se deban regir por "la antigua pobreza de la orden, sin rentas ni

    posesiones"89

    .

    Ya he mencionado ms arriba las motivaciones que, segn el cronista, habanimpulsado a fray Juan Hurtado y a sus compaeros a realizar estas fundaciones a partir de1520, que les obligaron a enfrentarse, en un primer momento, con las autoridadesprovinciales, temerosas de que la nueva empresa engendrase un cisma90. A continuacin, ycon mucho detalle, fray Juan de la Cruz relata la fundacin del Convento de San Gins deTalavera, desde un yo protagnico, sealando quienes, cundo y porqu llegaron all, ycmo luego obtuvieron una huerta fuera de los muros de la villa, donde se instalaron

    "en grande estrechura y penitencia, tomando lo ms de su mantenimiento, y quasi

    todo de la fructa de los rboles, de las legumbres y verdura guisada por sus manos [] elloscuraban la huerta, y regaban de noche la hortalyza, no para s solos, ms para dar a lospobres [] dorman sobre sarmientos, sobre las seras de los libros que avian traido. Haziansu oracin particular y devota al pie de los nogales, y de otros arboles"91.

    Luego de dos meses, y tras ser aceptada la fundacin por el provincial, obtuvieronuna iglesia antigua y unas casas cercanas a la huerta, que fueron cedidas por el arzobispo deToledo, "ya que no tena beneficiarios ni perrochanos"92. All se trasladaron, pero siguieronviviendo de limosnas y de su trabajo.

    "Algunas veces se juntaban (como ellos dezian) a recreacin. Pero la recreacinmas era ciertamente de los spiritus que de los sentidos: pero por la caridad con que se

    amavan se holgavan de verse unos a otros y comunicar entres s sus consolaciones ypensamientos. Donde todas sus platicas eran de Dios [] de lo qual todo puedo dar ciertotestimonio, porque los visitava muy a menudo, y me admitian a sus ayuntamientos: y sabenuestro Seor que sus rostros y sus meneos me parecan ms de ngeles que de hombres"93.

    De todos modos, no se trataba de una comunidad de ermitaos retirados delmundo, ya que los frailes, segn lo exigan sus constituciones, salan a predicar a la villa y a

    88 Sobre fray Juan Hurtado vase, Carlo LONGO, "Hurtado de Mendoza (Juan)", Roger Aubert (dir.),Dictionnaire dHistoire et de Gographie Ecclsiastiques, t. VIII, Paris, Letouzey et An, 1995, col. 427-430.89Ibidem, fol. cxxxiij r.90Ibidem, fol. cxxxiij r. La accin de los frailes en la archidicesis de Toledo responda a las necesidades

    pastorales de una regin que haba experimentado un crecimiento notable de su poblacin rural. Sobre laorganizacin de la arquidicesis de Toledo y su situacin a principios del siglo XVI vase, ngelFERNNDEZ COLLADO,La catedral de Toledo en el Siglo XVI: vida, arte y personas, Toledo, Diputacinde Toledo, 1999, pp. 40 y ss.; Virgilio PINTO CRESPO y Jos GALN, "La iglesia rural madrilea.Organizacin y control religioso (ss. XVI-XVII)", en Santos Madrazo y Virgilio Pinto Crespo (coord.),Madrid en la poca moderna. Espacio, sociedad y cultura, Madrid, Universidad Autnoma de Madrid, 1991,pp. 69-96.91Coronica, fol. cxxxiij v- cxxxiiij r.92Ibidem, fol. cxxxiiij r.93Ibidem, fol. cxxxv r.

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    los pueblos de la comarca todos los domingos y durante las fiestas. De ah que poco a pocose acrecentara su fama, y con ello el aprecio de vasallos y seores, que "enviaban limosnaspara la obra del monasterio"94.

    Un rasgo final que destaca fray Juan de la Cruz de estos frailes reformados es sucaridad para con los pobres:

    "y de un lugarillo pequeo que est cerca de su monasterio que se dice la Pea delcuervo, que del todo estaban desamparados. Ellos fueron aquel ao padres, mdicos, ycuras, porque les dieron de comer, curaron sus enfermedades, ministraron los sacramentos,enterraron los defunctos todo el tiempo que dur su necesidad"95.

    En el segundo convento fundado por Juan Hurtado, el de Atocha, tom el hbitofray Juan de la Cruz. Sobre este hecho dice el cronista: "Ms prosper nuestro Seor otracasa que presto se comenz en Madrid, de la qual cuento con aficin, porque es la madreque me engendr. Mas por esa mesma razn escrivo de ella brevemente, porque no diganque alabo mis agujas"96.

    Fray Juan Hurtado haba pedido al papa Adriano VI que le diese una ermita enMadrid, dedicada a "Nuestra Seora de Tocha, que est un cuarto de legua fuera del pueblo,para all hacer un monesterio de su Orden", porque era un sitio que reuna mucha gente,"as de la villa como de la tierra, por lo cual le pareci que sera conveniente morada parasus frailes"97.

    Luego que fue concedida, fue enviado fray Juan de Robles, el primer fraile quehaba profesado en el convento de Talavera, "para que tomase la posesin y presidiese enella con autoridad del Provincial, porque aunque nuevo profeso, era ya sacerdote y edad ycordura [y] religin tena bastante para aquel oficio"98, tomando posesin "en la vspera dela visitacin de Nuestra Seora, a ocho de julio de ao de mil y quinientos y veinte ytres"99, y con algunos pocos compaeros que llev consigo,

    "comenz a morar la casa por la orden y santas costumbres de que asaz venainformado y usado de Talavera. Donde as mismo padeci al principio las mesmasnecesidades y soledad, mayor an que los padres de Talavera tuvieron, porque la casaestaba en campo y l era all menos conocido, pero a los que visitaban la ermita fue poco apoco dando a conocer su virtud y predicando algunas veces en el pueblo de donde leshacan algunas limosnas, aunque pocas, mas con poco vivan muy contentos, haciendo losoficios divinos como podan y los otros ejercicios de la Orden"100.

    94Ibidem, fol. cxxxv v.95Ibidem, fol. cxlvj r.96Coronica, fol. cxlvj v.97Idem ant.98Coronica, fol. cxxxvij r.99Idem ant.100Idem ant.

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    Cinco meses despus, Juan de Robles recibi al primer novicio, fray Alejo Soler,natural de Madrid. El segundo novicio fue fray Juan de la Cruz y luego "otros muchos" 101.La fbrica del convento se construy con limosnas, "en la cual obra trabajaron los noviciosno menos que los jornaleros"102 y, sobre todo, con el patrocinio del obispo de Plasencia

    Gutierre de Vargas Carvajal103

    .

    El relato de la fundacin del convento de Ocaa es mucho ms breve que el de losanteriores, pero muy similar. La fundacin fue posterior a la muerte de Juan Hurtado(1525), pero con el mesmo instituto.All fueron fray Pedro de Orellana y fray AlonsoEslava, quienes recibieron una ermita como donacin de los lugareos, muy contentos conlas prdicas que estos haban realizado con anterioridad. A la ermita los frailes agregaronuna cueva, donde vivan, puesto que fueron aumentando en nmero. A continuacin frayToms de Guzmn, que haba venido desde Piedrahita, compr unas casas en la villa conun dinero que le haba dado como limosna el marqus de Villena. Tanto los frailes comolos novicios moravan en cellas estrechas de atajos, hechos en las casas compradas con los

    trabajos y exercicios de los conventos sus aparceros, y se dedicaban especialmente aloficio de la predicacin y el reino de Toledo (que antes no estaba tan rico de doctrina) seha mucho ayudado y aprovechado104.

    Conclusiones

    La crnica de fray Juan de la Cruz es la primera en su gnero que se publica encastellano. Pero no nos engaemos, su contenido est muy lejos de ser til para eldisciplinamiento social de las masas. El objetivo de su publicacin era lograr elreconocimiento social de la Orden por parte del prncipe Carlos, futuro rey, y, sobre todo,

    convertirse en un importante instrumento de formacin de las futuras generaciones defrailes, a quienes se les expona con lujo de detalles los orgenes fundacionales de la Ordeny la accin bienhechora de los frailes al servicio de la Iglesia y del reino, en los distintosoficios que desempearon, quitando del relato histrico hechos fantsticos e increbles, atono con las exigencias que a mediados del siglo XVI haban planteado los superiores de laOrden para otro tipo de produccin, los libros de liturgia y en particular los santorales 105.

    101Idem ant.102Idem ant.103Sobre este singular personaje, protector del Convento de Atocha y de la Villa de Madrid vase, FranciscoGONZLEZ CUESTA, Los obispos de Plasencia. Aproximacin al Episcopologio Placentino, vol. I,Plasencia, Ayuntamiento de Plasencia, 2002, pp. 149-158 y 247-248; Teodoro MARTN MARTN, "VargasCarvajal, un obispo del Renacimiento (Cinco imgenes de una figura ejemplar)", en Asociacin culturalColoquios histricos de Extremadura, 2006 [en lnea, URL: http://www.chdetrujillo.com/vargas-carvajal-un-obispo-del-renacimiento-cinco-imagenes-de-una-figura-ejemplar/].104Coronica, fol. cxxxviij r.105 Vase, Guillermo Nieva Ocampo, En la iglesia con alta y sonora voz: liturgia y devocin entre losdominicos reformados de Castilla (1480-1550),PECIA. Le livre et lecrit, 14, 2012, [Brepols Publishers], pp.57-94.

  • 7/25/2019 Artculo Tiempos Modernos Juan de La Cruz

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    TIEMPOS MODERNOS 31 (2015/2) ISSN: 1699-7778MONOGRFICO: Cultura escrita y memoria... Torn, E. y Villalba, E. (Coords.)Virtud christiana es grande, loar... Guillermo Nieva

    Fray Juan de la Cruz era un fraile dominico que se haba formado en un conventopequeo, donde se practicaba una vida austera, pobre y recogida. Este fraile, que en elmomento de profesar era ya un clrigo experimentado e instruido, escribi su crnica enPortugal, donde haba sido enviado junto a otros frailes para exportar la reforma castellana

    y, muy probablemente, a causa de sus orgenes judeoconversos. Desde el exilio elcronista pudo expresar con libertad su pensamiento acerca de la historia de la Orden y, enparticular, sobre la historia de la Provincia de Espaa, de sus conventos y de sus personajesms relevantes. Una historia que, a lo largo de la crnica, se presenta como un relato muycomplejo, y que hace imposible que la narracin de la reforma (el pasado ms cercano parael autor) se resuelva en la simple ecuacin del enfrentamiento entre observantes contraconventuales. La historia de las fundaciones realizadas por el padre Hurtado que realizaJuan de la Cruz, no deja de ser una crtica a aquella reforma realizada anteriormente por laCongregacin de la observancia, que haba concluido en 1504.

    En definitiva, la crnica de fray Juan de la Cruz debe ser leda en su contexto y en

    la dinmica propia de la Orden de predicadores y de la historia de sus miembros a mediadosdel siglo XVI. Sin embargo, eso no quiere decir que la informacin que contiene no tengavalor histrico, como se ha presupuesto para este gnero de narraciones, ms all del que lepueda otorgar el anlisis del discurso. De hecho, si bien esos datos deben ser contrastadoscon otras fuentes, el recurso continuo del autor a documentos que corroboren suinformacin y la transcripcin de los mismos demuestran la existencia de una actitud crticahacia la simple autoridad de la tradicin.