ASERTIVO, ¿SER O NO SER? ESA ES LA CUESTIÓN

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Asertivo, ¿ser o no ser? (ésa es la cuestión) ¿Es importante ser asertivo? ¿Realmente lo somos? ¿Deseamos ser asertivos? ¿Realmente consideramos que vale para algo? Sue Bishop sostiene en su libro “Desarrolle su asertividad” una serie de argumentos que relatan la gran importancia que tiene la asertividad en las relaciones sociales. Debemos tener en cuenta que las relaciones sociales únicamente pueden ser posibles entre nosotros, los seres humanos, únicos seres que tenemos capacidad de razonar, expresar ideas y no solamente guiarnos por el instinto como los animales (aunque algunos seres humanos estén más cerca del reino animal que otros). Por lo tanto, y haciendo alusión a lo de no dejarse guiar por los instintos, debemos de ser capaces de comunicarnos de forma asertiva, es decir ser capaces de exponer nuestras opiniones sin faltar el respeto a nadie ni mostrarnos de forma más o menos violenta o impositora ante los demás. Bishop señala cuatro epígrafes de gran importancia para ser asertivos: - para cambiar nuestra conducta (tanto si es más cercana al perfil de persona agresiva o pasiva) - para dar una imagen positiva a los demás de nosotros mismos (cosa que aunque muchas veces resaltemos que nos da igual, nos importa más de lo que queremos reconocer) - para estar seguros de nosotros mismos - para poder expresar lo que queramos de manera no ofensiva ni brusca, sino serena, tranquila y respetuosa. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de mantener una comunicación asertiva? Un lenguaje positivo, vocabulario claro y conciso. Mostrar interés por los puntos de vista de las otras personas con las que estén entablando la conversación. Evitar una confrontación, no precipitarse cuando se den diferencias de opinión y no tener timidez a expresar tu propia opinión, siempre de forma no violenta ni brusca. No perder nuestra autoestima, mantener una imagen positiva de nosotros mismos para sentirnos autorrealizados. Reconocer tanto nuestros propios derechos básicos como los de las otras personas con las que nos estemos comunicando, por lo tanto no imponer nuestras opiniones a las de los demás. Saber escuchar a los demás. Tener un tono de voz firme pero no elevado, para evitar “aplastar” al otro o “anularle”. Una mirada directa, no cabizbaja ni que exprese miedo, impotencia, rencor o desconfianza. Movimientos corporales serenos, no bruscos, violentos, obscenos o cortantes que pueden llegar a ser insultantes para la otra persona con la que se está comunicando. Saber recibir y aceptar críticas de los demás. Ser lo más sinceros y espontáneos posibles. Saber rechazar opiniones (es decir saber decir “no”) Nada de esto es tan fácil como parece, puesto que las personas en una gran mayoría de los casos tendemos a mostrarnos en los lados opuestos o pasivos o agresivos. Y es aquí donde surgen los problemas. Por un lado tenemos al personaje agresivo , cuya característica principal es que ante todo impone su punto de vista sin ser consecuente con el resto de las personas con las que se comunica, ha de tener la razón y en una gran mayoría de casos lo expone de manera, yo lo llamaría, poco ortodoxa pudiendo llegar al insulto fácil o a faltar al respeto a los demás. Este tipo de comportamiento agresivo suele darse en personas cuyos niveles de adrenalina son elevados o que son propensos a

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Trabajo realizado por Tomás Castro Vozmediano para la asignatura Comunicación Interpersonal durante el curso 2010/2011. Publiciadad y RR.PP. (Segovia). Universidad de Valladolid.

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Asertivo, ¿ser o no ser? (ésa es la cuestión)

¿Es importante ser asertivo? ¿Realmente lo somos? ¿Deseamos ser asertivos? ¿Realmente consideramos que vale para algo? Sue Bishop sostiene en su libro “Desarrolle su asertividad” una serie de argumentos que relatan la gran importancia que tiene la asertividad en las relaciones sociales. Debemos tener en cuenta que las relaciones sociales únicamente pueden ser posibles entre nosotros, los seres humanos, únicos seres que tenemos capacidad de razonar, expresar ideas y no solamente guiarnos por el instinto como los animales (aunque algunos seres humanos estén más cerca del reino animal que otros). Por lo tanto, y haciendo alusión a lo de no dejarse guiar por los instintos, debemos de ser capaces de comunicarnos de forma asertiva, es decir ser capaces de exponer nuestras opiniones sin faltar el respeto a nadie ni mostrarnos de forma más o menos violenta o impositora ante los demás. Bishop señala cuatro epígrafes de gran importancia para ser asertivos: - para cambiar nuestra conducta (tanto si es más cercana al perfil de persona agresiva o pasiva) - para dar una imagen positiva a los demás de nosotros mismos (cosa que aunque muchas veces resaltemos que nos da igual, nos importa más de lo que queremos reconocer) - para estar seguros de nosotros mismos - para poder expresar lo que queramos de manera no ofensiva ni brusca, sino serena, tranquila y respetuosa.

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de mantener una comunicación asertiva?

Un lenguaje positivo, vocabulario claro y conciso. Mostrar interés por los puntos de vista de las otras personas con las que estén entablando la conversación. Evitar una confrontación, no precipitarse cuando se den diferencias de opinión y no tener timidez a expresar tu propia opinión, siempre de forma no violenta ni brusca. No perder nuestra autoestima, mantener una imagen positiva de nosotros mismos para sentirnos autorrealizados. Reconocer tanto nuestros propios derechos básicos como los de las otras personas con las que nos estemos comunicando, por lo tanto no imponer nuestras opiniones a las de los demás. Saber escuchar a los demás. Tener un tono de voz firme pero no elevado, para evitar “aplastar” al otro o “anularle”. Una mirada directa, no cabizbaja ni que exprese miedo, impotencia, rencor o desconfianza. Movimientos corporales serenos, no bruscos, violentos, obscenos o cortantes que pueden llegar a ser insultantes para la otra persona con la que se está comunicando. Saber recibir y aceptar críticas de los demás. Ser lo más sinceros y espontáneos posibles. Saber rechazar opiniones (es decir saber decir “no”) Nada de esto es tan fácil como parece, puesto que las personas en una gran mayoría de los casos tendemos a mostrarnos en los lados opuestos o pasivos o agresivos. Y es aquí donde surgen los problemas. Por un lado tenemos al personaje agresivo, cuya característica principal es que ante todo impone su punto de vista sin ser consecuente con el resto de las personas con las que se comunica, ha de tener la razón y en una gran mayoría de casos lo expone de manera, yo lo llamaría, poco ortodoxa pudiendo llegar al insulto fácil o a faltar al respeto a los demás. Este tipo de comportamiento agresivo suele darse en personas cuyos niveles de adrenalina son elevados o que son propensos a

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enfurecerse fácilmente. La ira es un elemento muy difícil de controlar y más si el tema que estamos tratando nos afecta en mayor medida, porque si así no lo fuera se tiende a tener un comportamiento más pasivo o de indiferencia. Por ejemplo: yo que soy de natural más agresivo que pasivo, muestro un comportamiento pasivo si se me hablan de temas de fútbol (si el Real Madrid es mejor que el Barça, por decir algo), porque como no me gusta me da exactamente igual lo que se diga al respecto y no veo necesario saltar. Por otro lado tenemos el lado opuesto, el pasivo, el que lejos de avasallar al oponente en la conversación, acaba reculando y o bien callando y dando por válido la opinión de su oponente o directamente dándole la razón. Las personas pasivas por lo general lo son debido a una gran falta de confianza en sí mismos, o a que son aquejadas por el miedo su indefensión y a la evitación de conflictos en los que para nada se quiere inmiscuir. Efectivamente, ni un extremo ni otro son los más adecuados para que exista un proceso comunicativo decente. Dudo mucho que incluso exista algún tipo de comunicación. Pero sin embargo, y esto es algo que Sue Bishop ha señalado de forma muy acertada en su libro, desde mi punto de vista, aunque sí que por supuesto no pongo en duda la importancia de la asertividad (que es completa y absolutamente necesario), creo que hay ciertos momentos en los que un discurso asertivo no es del todo correcto. Me refiero a ciertos momentos, no en general, lo más correcto insisto y coincido con la autora (y con el 99% de las personas, me imagino) es ser asertivo en el mayor de los casos en los que se dé un proceso comunicativo (tanto a nivel verbal como gestual) pero en algunas ocasiones pienso que es necesario mostrar un comportamiento más agresivo o pasivo. Un ejemplo. Tenemos una vecina que no para de venir a nuestra casa a darnos la castaña (digo vecina como puede ser cualquier persona). Una persona persistente que irrumpe en nuestra tranquilidad un número de veces repetidas, véase el caso de un vecino pesado. En este caso veo la necesidad de mostrar una actitud ciertamente agresiva (y no me refiero con esto a pegarle, no) sino a darle alguna contestación a tiempo para dejarle claro que su presencia nos molesta, incomoda o como queramos llamarlo. En mi opinión si mostramos un comportamiento (ya no digo pasivo) asertivo, una de dos o no le quedará claro que nos perturba nuestra paz o directamente lo ignorará al no decírselo claramente: “¡ME MOLESTAS!” y es más llega un momento, en que como humano que eres, ya no puedes más y has de cortar por lo sano para evitarte disgustos amargos (y hablo por experiencia propia). En cambio hay otros casos en los que debemos, por debida obligación, adquirir una actitud pasiva. Me viene a la cabeza un momento mencionado en el libro, y visto por nosotros en clase, que es un jefe que ha de hablar con una empleada que no ha tenido la actitud esperada últimamente debido a que un familiar de ella tiene una grave enfermedad. Ante casos como estos, veo la obligación de mostrarnos sensibles y comprensivos con la persona y su dolor. Y es este el aspecto que me parece lo más interesante de este trabajo. ¿Es tan fácil ser asertivo como parece? ¿Cómo saber dónde está el nivel? ¿Es fácil para nosotros ver si somos asertivos o nuestra personalidad nos lo impide? ¿A qué nivel somos asertivos? Son preguntas que nunca me había planteado hasta cursar esta asignatura y más al leer el libro y realmente tiene una gran importancia porque manejar este aspecto es lo que va a hacer modificar o no tu imagen de cara a ti mismo y a los demás. En el libro Sue Bishop te describe una serie de ejercicios para intentar conseguirlo y mejorar estos aspectos a los que poca atención les prestamos pero que como ya he dicho la importancia que tienen es vital para que puedas comunicarte de manera debida y lo más apropiada posible.

FUENTE Desarrolle su asertividad. Sue Bishop. Ed. The Sunday Times.

Tomás Castro Vozmediano