BARTH Los Grupos Etnicos y Sus Fronteras

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 S GRUPOS ETNICOS y SU S FRONTER S COMPlADOR FR RIK B RTH F O O DE CLtTLRA ECONÓ\ IC SUS FRONTERAS e e PORT O Md

Transcript of BARTH Los Grupos Etnicos y Sus Fronteras

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    FRONTERASCOMPlADOR

    FREDRIK BARTHFO'DO DE CLtTLRA ECON\1ICA

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    LOS GRUPOS ETNICOSy SUS FRONTERAS

    La organizacin social de las diferenciasculturales

    CompiladorFREDRIK BARTH

    FONDO DE CULTURA ECONMICAMXIco

  • Primera edicin en noruego, 1969Primera edicin en ingls, 1970Primera edicin en espaol, 1976

    Traduccin deSERGIO LuGO RENDN

    Ttulo original:Ethnic Groups and Boundaries(The Social Organization of Culture Difference) Universitetsforlaget, Oslo, Noruega.

    D. R. 1976, FONDO DE CULTURA ECONMICAAv. de la Universidad, 975; Mxico 12, D. F.

    Impreso en Mxico

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    PREFACIO

    ESTE conjunto de ensayos presenta los resultados de un simpo-sio en el cual un pequeo grupo de antroplogos sociales es-candinavos colabor en un esfuerzo conjunto para promoverel anlisis de los grupos tnicos. Las reuniones del simposio,patrocinadas por una donacin de la Fundacin Wenner-Grenpara la Investigacin Antropolgica, tuvieron lugar en la Uni-versidad de Bergen del 23 al 26 de febrero de 1967. Los par-ticipantes fueron: Klaus Ferdinand, de Aarhus; Karl GustavIzikowtz y Karl Eric Knutsson, de Goteborg; Peter Kandre, deEstocolmo; Axel Sommerfelt, Harald Eidheim y Helge Klei-van, de Oslo; y Henning Siverts, Jan-Petter Blom, GunnarHaaland y Fredrik Barth, de Bergen. Con la invitacin origi-nal se hicieron circular una breve declaracin y un resumende los conceptos analticos redactados por Barth. Previamentea la reunin, los participantes prepararon sus ensayos, que lue-go se hicieron circular. Despus de estas reuniones se decidipublicar los resultados en forma de libro y se invit a cadaparticipante a que revisara y corrigiera sus ensayos como loconsiderara conveniente. Siete de los participantes convinie-ron en ello y Barth escribi la introduccin general, basndo-se en sus puntos originales y en los resultados de la discusin,sirvindose con entera libertad de los ensayos en sus formasoriginales o revisadas. As pues, el resultado es en cierto sen-tido un producto conjunto de todos los participantes que ilus-tra, as lo creemos, la aplicacin de ciertas normas analticascomunes a diferentes aspectos de los problemas de la organi-zacin politnica en diferentes zonas etnogrficas. Como anfi-trin del simposio, quiero agradecer a todos los participantessu contribucin a su xito y expresar nuestro comn agrade-cimiento a la Fundacin Wenner-Gren por hacer posible nues-tra labor.

    FREDRIK BARTHBergen, enero de 1969

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  • INTRODUCCINFREDRIK BARTH

    ESTE conjunto de ensayos se ocupa de los problemas de los gru-pos tnicos y su persistencia. Aunque poco estudiado, es steun tema de gran importancia para la antropologa social. Prc-ticamente, todo el razonamiento antropolgico se funda en lapremisa de que la variacin cultural es discontinua: existenagregados de individuos, por un lado, que comparten esen-cialmente una cultura comn y, por otro, diferencias conecta-das entre s que distinguen a esta cultura discreta de todas lasdems. Puesto que la cultura no es sino una forma de describirla conducta humana, se podra concluir que existen gruposdiscretos de individuos, es decir, unidades tnicas correspon-dientes a cada cultura. Tanto las diferencias entre las culturascomo sus lmites y conexiones histricos han recibido atencinsuficiente; por el contrario, la constitucin de los grupos t-nicos y la naturaleza de los lmites entre stos no han sidoinvestigados en la forma correspondiente. Hasta ahora, los an-troplogos sociales han evitado estos problemas al utilizar unconcepto demasiado abstracto de "sociedad" para representaraquel sistema social dentro del cual deben ser analizados uni-dades y grupos concretos ms pequeos. Por tal motivo, que-dan sin examinar las caractersticas y los lmites empricos delos grupos tnicos, as como los importantes problemas teri-cos que suscita una investigacin semejante.

    Aunque ya nadie sostiene la hiptesis ingenua segn la cualcada tribu y cada pueblo ha logrado conservar su cultura me-diante un belicoso desdn de sus vecinos, subsiste todava laopinin simplista que considera al aislamiento geogrfico yal aislamiento social como los factores crticos en la conserva-cin de la diversidad cultural. Una investigacin emprica delcarcter de los lmites tnicos, como la que se encuentra do-cumentada en los siguientes ensayos, produce dos descubri-mientos que, aun cuando no del todo inesperados, demues-

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    tran lo deficiente de tal opinin. Primero, es evidente quelos lmites persisten a pesar del trnsito de personal a travsde ellos. En otras palabras, las distinciones tnicas categoria-les no dependen de una ausencia de movilidad, contacto oinformacin; antes bien, implican procesos sociales de exclu-sin e incorporacin por los cuales son conservadas categorasdiscretas a pesar de los cambios de participacin y afiliacinen el curso de las historias individuales. En segundo lugar,queda demostrado que ciertas relaciones sociales estables, per-sistentes, y a menudo importantes, se mantienen por encimade tales lmites y, con frecuencia, estn basadas precisamenteen los status tnicos en dicotoma. En otras palabras, las dis-tinciones tnicas no dependen de una ausencia de interacciny aceptacin sociales; por el contrario, generalmente son elfundamento mismo sobre el cual estn construidos los siste-mas sociales que las contienen. En un sistema social semejante,la interaccin no conduce a su liquidacin como consecuen-cia del cambio y la aculturacin; las diferencias culturalespueden persistir a pesar del contacto intertnico y de la inter-dependencia.

    PLANTEAMIENTO GENERAL

    Evidentemente, estamos frente a un campo importante que ne-cesita ser nuevamente examinado. Lo que se requiere es unmtodo que combine lo terico y lo emprico: necesitamos in-vestigar detenidamente los hechos empricos de una variedadde casos y adaptar nuestros conceptos a estos datos empricoscon el objeto de aclararlos del modo ms sencillo y adecuadoposible que nos permita, al mismo tiempo, explorar sus im-plicaciones. En los ensayos siguientes, cada autor ha escogidoun caso con el cual est ntimamente familiarizado en su pro-pia investigacin de campo y al que trata de aplicar un con-junto comn de conceptos para su anlisis. La principal di-vergencia teortica consta de varias partes relacionadas entresi. En primer lugar, hacemos particular hincapi en el hechode que los grupos tnicos son categoras de adscripcin eidentificacin que son utilizadas por los actores mismos y tie-

    nen, por tanto, la caracterstica de organizar interaccin en-tre los individuos. Intentamos relacionar otras caractersticasde los grupos nicos a este aspecto fundamental. En segundotrmino, todos los ensayos aplican un punto de vista generativo al anlisis; en lugar de trabajar por medio de una tipo-loga de las formas de los grupos tnicos Y sus relaciones, nosproponemos explorar los diferentes procesos que al parecerparticipan en la generacin y conservacin de los grupos t-nicos. En tercer y ltimo lugar, para observar estos procesos,desviamos el foco de la investigacin de la constitucin inter-na y de la historia de los grupos tnicos para centrarlo en loslmites tnicos y su persistencia. Cada uno de estos puntos re-quiere de cierta elaboracin.

    DEFINICIN DEL GRUPO TNICOEl trmino grupo tnico es utilizado generalmente en la lite-ratura antropolgica (e/., por ej., Narroll, 1964) para desig-nar una comunidad que:

    1) en gran medida se autoperpeta biolgicamente ,2) comparte valores culturales fundamentales realizados con

    unidad manifiesta en formas culturales3) integra un campo de comunicacin e interaccin4.) cuenta con unos miembros que se identifican a s mis-

    mos y son identificados por otros y que constituyen una cate-gora distinguible de otras categoras del mismo orden.

    Esta definicin de tipo ideal no est muy alejada en con-tenido de la proposicin tradicional que afirma que una raza= una cultura = un len.guaje, y que una sociedad = una uni-dad que rechaza o discrimina a otras. No obstante, en formamodificada resulta suficientemente adecuada a muchas situa-ciones empricas etnogrficas, por lo que su significado conti-na siendo til a los propsitos de muchos antroplogos. Miobjecin no est dirigida fundamentalmente a la sustancia deestas caractersticas, aunque, como habr de demostrar, mu-cho ganaramos con cierto cambio de nfasis; mi principalobjecin es que tal formulacin nos impide comprender elfenmeno de los grupos tnicos Y su lugar en las sociedades

  • 12 INTRODUCCIN INTRODUCCIN

    y c.u~turas humanas. Y esto se debe a que incurre en unapetiCin de todos ~os ~rincipios, pues cuando se propone apor-tar un modelo tpiCO Ideal de una forma emprica recurrente,ya est presupomendo una opinin preconcebida de cules sonlos factores significativos en la gnesis, estructura y funcin deestos grupos.

    A.un ni~el.ms crtico, nos permite suponer que la persis-ten~Ia de. hmltes n~ es problemtica y que est originada enel aislamiento que ImplIcan las caractersticas antes enumera-das: diferencia racial, diferencia cultural, separatismo social,!>arreras de lenguaje, enemistad organizada o espontnea. DeIgual mcx.I0 se re~uce. el nmero de factores que utilizamospara explIcar la diversidad cultural: se nos induce a imaginara. cada. gru~o desarrollando su forma social y cultural en rela-tiVO aislamiento y respondiendo, principalmente, a factoresec~lgicos locales, ins~rto en. el curso de u?a historia de adap-taCIn fundada en la InVenCIn y la adopcin selectiva. Segnello, esta historia ha. producido un mundo de pueblos sepa-rados con sus respectivas culturas y organizados en una socie-dad que, legtimamente, puede ser aislada para su descripcincomo si fuese una isla.

    Los GRUPOS TNICOS COMO PORTADORES DE CULTURA

    En lugar de discutir lo apropiado de .esta versin de la historia,adecuada quiz slo para las islas pelgicas, examinaremos al.gunas de las fallas de lgica de este punto de vista. De lascaracterstica? enumera~ ~ntes, al hecho de compartir unacultura comun. le ~s .atrlbUIda generalmente una importanciacentral. En mi OpInin, mucho se ganara si se consideraseeste rasgo tan importante ms bien como una implicacin oun resultad? q,:e como una caracterstica primaria y definitivade la orgamzaCIn del grupo tnico. Si se insiste en consideraral aspecto de portadores de cultura de los grupos tnicos comocaracterstica primaria, nos tendremos que enfrentar a conse-cuencias de muy amplio alcance. Se propendera a identificary d!stinguir a los grupos tnicos por las caractersticas morfo-lgIcas de las culturas de que son portadores. Esto implica un ,.

    punto de vista prejuiciado de 1) la naturaleza de la continui-dad en el tiempo de estas unidades y 2) del "locus" de losfactores que determinan la forma de las unidades.

    1) Hec,ho el hincapi en el aspecto de portadores de cul-tura, la clasificacin de los individuos y los grupos localescomo miembros de un grupo tnico depender del grado enque muestren rasgos particulares de esa cultura. Esto puedejuzgarse objetivilmente en la actitud del investigador etnogr-fico que, siguiendo la tradicin que vincula regin con cultura, no toma en consideracin las categoras y los prejuicios delos actores. Las diferencias entre los grupos se convierten ensimples diferencias en el inventario de rasgos; la atencin seconcentra en el anlisis de las culturas y no en la organizacintnica. Posteriormente, la relacin dinmica entre los gruposser descrita en estudios de aculturacin de la clase, que cadada despierta menos inters en la antropologa, aunque susdeficiencias tericas jams hayan sido discutidas seriamente.Puesto que la procedencia de cada ensamble de rasgos cultu-rales es diferente, este punto de vista da lugar a una "etnohis-toria" que hace la crnica del acrecentamiento y del cambioculturales e intenta explicar la adopcin de ciertos aspectos.No obstante, cul es la unidad cuya continuidad es descritaen estos estudios? Paradjicamente, deber incluir culturas delpasado que, obviamente, deberan estar excluidas en el pre-sente debido a sus diferencias de forma, diferencias, principal-mente, que son diagnsticas para la diferenciacin sincrnicade las unidades tnicas. Ciertamente, la interconexin entre"grupo tnico" y "cultura" no se aclara en modo alguno me-diante esta confusin.

    2) Las formas culturales manifiestas que pueden ser clasi-ficadas como rasgos culturales exhiben los efectos de la eco-loga. Con esto no me refiero al hecho de que reflejan unahistoria de adaptacin al medio; de modo ms inmediato, re-flejan tambin las circunstancias externas a las cuales se debie-ron adaptar los actores mismos. Con toda seguridad, un mis-mo grupo de individuos, con sus mismas ideas y valores, pues-tos frente a las diferentes oportunidades ofrecidas por un di-ferente medio, se veran obligados a adoptar diferentes patro-

  • 14 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 15nes de existencia y a institucionalizar diferentes formas deconducta. Por lo mismo, no nos deba sorprender que un gru-po tnico, diseminado en un territorio con circunstancias eco-lgicas variables, muestre variantes regionales de una conduc-ta manifiesta institucionalizada, que no reflejan, sin embar-go, diferencias en su orientacin cultural. Entonces, cmopodra ser clasificado si estas manifiestas formas instituciona-lizadas son diagnsticas? Un caso pertinente es la distribuciny diversidad de los sistemas sociales locales de los pathanes,discutidos ms adelante (pp. 152 ss.). Segn los valores bsicosde los pathanes, para los pathanes del sur, que habitan laszonas montaosas y estn organizados homogneamente segnpatrones de linaje, la conducta de los pathanes de Swat es tandiferente y reprochable segn sus propios valores, que termi-nan por considerar a sus hermanos del norte como "ya nopathanes". En efecto, segn criterios "objetiy6s", su patrnmanifiesto de organizacin est ms cercan~ de los punjabs.Pero a m me fue posible, una vez qu' hube explicado lascircunstancias del norte, lograr que los pathanes del sur acep-taran que tambin aqullos eran pathanes y admitieran, aun-que a regaadientes, que en tales circunstancias ellos mismosactuaran de la misma manera. Por tanto, es un error consi-derar las formas institucionales manifiestas como constitutivasde los rasgos culturales que en un momento dado distinguena un grupo tnico: estas formas manifiestas estn determina-das tanto por la ecologa como por la cultura trasmitida.Tampoco se puede alegar que cada una de estas diversifica-ciones en el interior de un grupo representa un primer pasoen direccin de una subdivisin y una multiplicacin de lasunidades. Contamos con casos documentados, demasiado co-nocidos, de grupos tnicos que, aun cuando tambin se en-cuentran a un nivel relativamente simple de organizacineconmica y ocupan varios y diferentes nichos ecolgicos, hanpodido conservar, no obstante, una unidad bsica tnica y cul-tural, durante largos perodos (ef., por ej., los chuckchee delinterior y de la costa (Bogaras, 1904-9); los lapones, tanto lospastores de renos como los que habitan los ros y la costa(Gjessing, 1954).

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    En uno de los siguientes ensayos (pp. 96 ss.), Blom discuteconvincentemente este punto con referencia a los granjerosque habitan las montaas de la Noruega central. .

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    les de las dicotomas tnicas parecen ser de dos rdenes: 1) se-ales o signos manifiestos: los rasgos diacrticos que los indivi-duos esperan descubrir y exhiben para indicar identidad y queson, por lo general, el vestido, el lenguaje, la forma de vivien-da o un general modo de vida, y 2) las orientaciones de va-

    lor~s bsicos: las ~ormas de moralidad y excelencia por las que~e J~ga la a

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    para llegar a un entend.imiento 'reciproco, d~ferencias de cri-.) terio para emitir juicios de valor y de conducta y Ula restric-

    cin de la interaccin posible.Ji sectores que presuponen co-mn acuerdo e inters.

    Lo anterior nos permite comprender una forma .final del~teniminto de lmites por medio de la cual persisten lasunidades culturales y sus lmites. Implcitas tambin en lacon*ervacin de los limites tnicos se encuentran situacionesde contacto social entre individuos de diferentes culturas: los~pos tnicos persisten como unidades significativas slo sivan acompafiados de notorias diferencias en la conducta esdecir, de diferencias culturales persistentes. No obstante, c~do interactan personas pertenecientes a culturas diferentes,s de 'esperar que sus diferencias se reduzcan, ya que la inter-acci~n requiere y genera una congruencia de cdigos y valores;en otras palabras, una similitud o comunidad de cultura (cf.

    . Barth. 1956. para mi discusin de este punto) . Por tal motivo,la persistencia de los grupos tnicos en contacto implica no861o, criterios y seales de identificacin, sino tambin estruc-

    ~ra de interaccin que permita la persistencia de las diferen-CIas culturales. El aspecto organizacional que yo sostendr,debe ser general para todas las relacionesintertnicas, es unoonjunto sistemtico de reglas que regula los encuentros so-

    ci~les intertnicos. En toda vida social organizada, est pres-ctlto aquello que puede ser pertinente para la interaccin encualquier situacin social particular (Goffman, 1959). Si exis-te un acuerdo entre las personas respecto a estas prescripcio-nes,el convenio respecto a cdigos y valores no necesita ex-tenm.etsems all de lo que es aplicable a las situaciones so-ci:a1es especficas en que se interacta. Ls relaciones intert.oieas estables presuponen una estructura de interaccin seme-jante: por un lado, existe un conjunto de preceptos que regu-lan las situaciones de contacto y que permiten una articula-cin en algunos dominios de la actividad y, por otro. un con-junto de sanciones que prohben la interaccin intertnica enQtros;sectoreS, aislando as ciertos segmentos de la cultura deposibles oonftontaciones o modificaciones.

    INTR.ODUOCIN

    SISTEMAS SOCIALES POuf'NlCOSPor supuesto, es esto lo que Furnival1 (1944) descrlbi~ tanclaramente en su anlisis de una sociedad plural: una SOCIedadpolitnica integrada en la plaza del mercado, bajo el controlde un sistema estatal dominado por uno de los grupos, perocon amplias zonas de diversi~ cultural en los sectores do-msticos y religiosos de la actIv1dad.

    Lo que no ha sido debidament~ apreciado por los antr~lagos posteriores es la posible vanedad de .sectores 'de.~cu.lacin y separacin 1 la variedad de los sIste~ pohtm.cmque esto implica. Sabemos de algunos de los SISt~~ ~eJane..sios de canje de objetos insertos ~ la esfera. pnvtlegiada. dela economa, y sabemos algo tambIn de la etIqueta 'Y los p~ceptos que rigen esta situacin de intercambio .1 qu~ la ~fS,.lan de las otras actividades. Tenemos informacin de vanossistemas policntricos tradicionales del sureste de Asia. (discu-tidos ms adelante, Izi,kowitz (pp. 177 ss.) y que estnJJ)t~~dos alred~dor de la es{era privilegiada del comercio y de es-tructuras polticas semifeudales. Algunas regiones del sudoes.-te de Asia muestran formas fundadas en una economfa de JIlcr-cado ms monetizada, aun cuando su integracin poltia sigasiendo de carcter policntrico. Merecen tambin considera.:cin tanto el cooperativismo ritual y productivo co~o la ,-fI'l.;.tegracin poltica de los sistemas de casta de la IndIa, dondequizs solamente la vida domstica y los vnculos de parentes-co an constituyen sectores vedados y origen de diversidadcultural. Nada se gana con agrupar estos variados sistemas conel marbete cada vez ms \lago de sociedad uplural", cuandouna investigacin de estas variedades de estructura puedea~la..rar suficientemente las formas sociales 1 culturales. '

    A lo que podemos rferimos como arti~cin y.sepaacinen un macronivel, corresponde un grupo SIstemtico de res-tricciones de funcin en 1Dl micronivel. Es comn a todos.~tos sistemas el principio de que la identidad tnica .impli

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    acciones.1. En otras palabras, considerada como status la iden-tidad. tnica est sobrepuesta a la mayora de los de~s statusy define. las const~laciones permisibles de status, es decir, depersonalIdades socIales que puede asumir un individuo contal identidad. En este respecto, la identidad tnica es similaral ~e::,o y al rango, en cuanto constrie al sujeto en todas susactIvIdades y no slo en algunas situaciones sociales defini-das. 2 Se puede decir tambin que es imperativa, en cuanto nopuede ~r .p~sada por a~to ~ temporalmente suprimida porotras defimcIOnes de la sItuaCin. Las imposiciones en la con-ducta de una persona originadas en esta identidad tnica tien-den a ser absolutas, y en las sociedades politnicas complejas,totalmente exhaustivas; tanto los componentes morales comolas convenciones sociales se vuelven todava ms resistentesal cambio al agruprseles en grupos estereotipados como ca-ractersticas de una identidad especfica.

    LAs ASOCIACIONES DE IDENTIDADES Y LAS NORMAS DE VALOR

    El ~nlisis de las ~aracte.rsticas ~e la interaccin y la organi-zaCI~ de las relaCIOnes mtertmcas no .ha prestado la debidaatenCin a los problemas de la conservacin de limites. Posi-blemente esto se debe a que los antroplogos han razonado apar~ir de la idea engaosa de un prototipo de situacin inter-tnICa. Se han acostumbrado a pensar en pueblos diferentes,con diferentes historias y culturas, asocindose y adaptndoselos unos a los otros, por lo general en un medio coloniaL Paravisualizar los requisitos bsicos para la coexistencia de una di-versida~ tnica, yo sugerir que primero nos preguntemos quse reqUIere para que surjan distinciones tnicas en una zona

    1. La categrica negacin ideolgica de la preeminencia de la identi-dad tni~ (y del rang?) qu.e caracteriza a las religiones universales quehan surgtdo en el MedIO Onente es comprensible desde esta perspectiva,ya que, prcticamente, todo movimiento de reforma tica o social de lassociedades politnicas en esa regin chocara necesariamente con normasy convenciones de carcter tnico.

    2 La diferencia. entre grupos tnicos ~ estratos sociales, que puedeparecer problemtIca en esta fase de la discusin, ser tratada ms ade-lante.

    dada. G>bviamente, los requisitos organizacionales son, prime-ro, una categorizacin de los sectores de la poblacin en ca-tegoras de status exclusivas e imperativas y, segundo, una acep-tacin del principio de que las normas aplicadas a una cate-gora pueden ser diferentes de las aplicadas a otra. Aunqueesto por s slo no explica la aparicin de las diferencias cul-turales, s nos permite observar cmo persisten. Por tanto,cada categora puede asociarse con un conjunto separado denormas de valor. Cuanto mayores sean las diferencias entreestas orientaciones de valor, mayores sern las restricciones enla interaccin intertnica: deben evitarse los status y las situa-ciones en el sistema social total que envuelven conductas dis-crepantes con las orientaciones de valor de una persona, yaque tal conducta ser negativamente sancionada por su parte.Ms an, como las identidades son impuestas a la vez queaceptadas, las nuevas formas de conducta tendern a la dicoto-ma: sera de esperarse que las restricciones sobre la conductaoperaran de tal suerte que las personas se mostraran renuen-tes a actuar en formas nuevas por temor a que tal conductaresultase inapropiada para una persona de su identidad y queal punto clasificaran estas nuevas formas de actividad comoasociadas con uno u otro grupo de caractersticas tnicas. Ascomo las dicotomas de trabajo masculino versus trabajo fe-menino proliferan en algunas sociedades, del mismo modo laexistencia de categoras tnicas bsicas podra ser un factorque fomentara la proliferacin de diferencias culturales.

    En tales sistemas, las sanciones que producen adhesin a va-lores especficos de grupo son ejercidas no slo por aquellosque comparten esa identidad. Otros status imperativos nospermiten trazar un paralelo: as como ambos sexos ridiculizanal varn que acta con femineidad, y como todas las clasescensuran al proletario que se da aires de grandeza, del mis-mo modo pueden actuar los miembros de cualquier grupotnico en una sociedad politnica para mantener las dicoto-mas y las diferencias. Dondequiera que las identidades socia-les estn organizadas y reguladas por tales principios, existirla tendencia a una canalizacin y estandarizacin de la inter-accin y a la aparicin de aquellos lmites que mantienen. y

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    generan la diversidad tnica dentro de los sistemas sociales circundantes ms amplios.

    LA INTERDEPENDENCIA DE LOS GRUPOS TNICOSEl vnculo positivo que conecta varios grupos tnicos en elseno del sistema social circundante depende de la complemen-tariedad de los grupos respecto a algunos de sus rasgos cultura-les caractersticos. Esta complementariedad puede originar unainterdependencia o una simbiosis, y constituir los campos dearticulaci6n a que nos referimos antes; por lo contrario, enaquellos sectores donde no existe complementariedad, no pue-de existir base alguna para una organizaci6n de los aspectostnicos: no existir interacci6n, o existir interacci6n sin refe-rencia a la identidad tnica.

    En gran parte, los sistemas sociales difieren en el grado enque la identidad tnica, como un status imperativo, restringea la persona en la variedad de status y de funciones que puede asumir. Donde los valores distintivos relacionados con laidentidad tnica son pertinentes s610 para ciertos tipos de ac-tividad, la organizaci6n social basada en stos estar limitadade modo similar. Por otro lado, los sistemas politnicos com-plejos implican evidentemente la existencia de diferencias devalor muy importantes, y de mltiples restricciones en las com-binaciones de status y participaci6n social. En estos sistemas,los mecanismos que mantienen los lmites deben ser muyefectivos, por las razones siguientes: 1) la complejidad estbasada en la existencia de diferencias culturales complemen-tarias e importantes; 2) por lo general, estas diferencias de-ben estar estandarizadas dentro del grupo intertnico; es de-cir, el conjunto de status, o la persona social de cada miembrodel grupo debe estar estereotipado en gran medida, de modoque la interacci6n intertnica pueda basarse en identidadestnicas; 3) las caractersticas culturales de cada grupo tnicodeben ser estables, de modo que las diferencias complementa.rias en que se fundan los sistemas puedan persistir aun en casode ntimo contacto intertnico. Donde se dan estas condicio-nes, los grupos tnicos pueden realizar adaptaciones estables

    y simbi6ticas entre ellos: los grupos tnicos en la regi6n seconvierten en parte del medio natural; los sectores de articu-laci6n suministran campos que pueden ser explotados, mien-tras que los otros sectores de actividad de los dems gruposson considerados inoperantes desde el punto de vista de losmiembros de cualquiera de los grupos.

    LA PERSPECTIVA ECOLGICAEn parte, tales interdependencias pueden ser analizadas desdela perspectiva de la ecologa cultural, y los sectores de activi-dad donde se articulan otras comunidades con otras culturaspueden ser considerados como nichos a los cuales debe adap-tarse el grupo. Esta interdependencia ecol6gica puede adop-tar varias y diferentes formas en virtud de las cuales se puedeconstruir una tipologa elemental. Donde existen dos o msgrupos tnicos en contacto, sus adaptaciones pueden adoptarlas siguientes formas:

    1) Pueden ocupar nichos claramente distintos en el medionatural y hallarse en una competencia mnima respecto a losrecursos naturales. En este caso, su interdependencia ser li-mitada aunque residan en la misma regi6n, y la articulaci6ntender a concentrarse principalmente en el comercio practi-cado, quizs, en un sector ceremonial y ritual.

    2) Pueden monopolizar terri torios separados, en cuyo casose hallarn en franca competencia por los recursos y su articu-laci6n provocar pugnas polticas a lo largo de sus fronteras,y posiblemente tambin en otros sectores.

    3) Pueden darse bienes y servicios de importancia los unosa los otros, esto es, ocuparn nichos recprocos y, por tanto,diferentes, pero en ntima interdependencia. Si su articula-ci6n no es muy ntima en el sector poltico, se crear unasituaci6n simbi6tica clsica, con una variedad de posibles cam-pos de articulaci6n. Si adems compiten y se adaptan median-te una monopolizaci6n diferencial de los medios de produc.ci6n, se podr establecer una ntima articulacin econ6micay poltica, con posibilidades abiertas para otras formas de interdependencia.

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    Estas alternativas se refieren a situaciones estables. Pero esmuy comn encontrar una cuarta fonna principal: cuandodos o ms grupos entremezclados compiten, al menos parcial-mente, dentro de un mismo nicho. Es de esperar que con eltiempo un grupo desplace al otro, o que se desarrolle unaadaptacin que origine una interdependencia y una comple-mentariedad en aumento.

    Indudablemente, si revisamos la literatura antropolgica, aprimera vista pareceran existir casos tpicos para la mayorade estas situaciones. Pero si examinamos cuidadosamente lamayora de estos casos empricos, nos encontraremos con situa-ciones bastante mezcladas, y slo simplificaciones del todo bur-das podran reducirlas a tipos simples. En otro lugar (Barth,1964) he tratado de ilustrar lo anterior en relacin a una re-gin de Beluchistn, y confo en que sea universalmente v-lido que todo grupo tnico, en los diferentes lmites de sudistribucin y en sus diferentes adaptaciones, muestra algu-nas de estas formas en sus relaciones con otros grupos.

    LA PERSPECTIVA DEMOGRFICAEstas variables, no obstante, slo son una parte en la descrip-cin de la adaptacin de un grupo. Al exponer la estructuracualitativa (e idealmente cuantitativa) de los nichos ocupa-dos por un grupo, no se pueden pasar por alto los problemasde nmero y equilibrio en su adaptacin. Siempre que unacomunidad dependa de la explotacin de un nicho naturaldeber existir tambin un lmite mximo respecto a las cifrasque puede alcanzar su poblacin, cifras que debern corres-ponder a la capacidad de ese nicho; toda adaptacin establepresupone un control sobre la densidad de poblacin. Si, porotro lado, dos poblaciones son ecolgicamente interdependien-tes, como lo son dos grupos tnicos en una relacin simbiti-ca, esto significa que cualquier variacin en las dimensionesde una producir efectos importantes en la otra. Por lo tanto,al analizar cualquier sistema politnico, sea cual fuere el pe-riodo de tiempo que nos hayamos asignado, debemos estarcapacitados para explicar los procesos mediante los cuales se

    equilibran las poblaciones de los grupos tnicos en interdepen-dencia. Por tal motivo, los equilibrios demogrficos implcitosson del todo complejos, ya que la adaptacin de un grupo aun nicho en la naturaleza depender de su dimensin absolu-ta, mientras que la adaptacin de un grupo a un nicho consti-tuido por otro grupo tnico depender de su dimensin re-lativa.

    As pues, los problemas demogrficos en un anlisis de lasrelaciones intertnicas en una regin se centran en las fonnasde reclutamiento del grupo tnico y en investigar cmo, entodo caso, sus cifras son sensibles a las presiones en los dife-rentes nichos que explota cada grupo. Los factores son suma-mente crticos para la estabilidad de cualquier sistema poli-tnico, y todo parecera indicar que cualquier cambio en supoblacin resultara destructivo. Esto no se infiere necesaria-mente, como est demostrado, por ejemplo, en el ensayo deSiverts (pp. 131 ss.), pero en la mayora de las situaciones, lossistemas politnicos que observamos entraan procesos total-mente complejos de movimientos de poblacin y adaptacin.Es evidente que existe una serie de factores, aparte de la fer-tilidad y mortalidad humanas, que afectan el equilibrio desus cifras de poblacin. Desde la perspectiva de un territoriodado, existen los factores del desplazamiento de los individuosy del grupo: la emigracin que alivia la presin, la inmigra-cin, que mantiene en otros sitios a varios grupos corresiden-tes como puestos de avanzada de los mayores depsitos de po-blacin. La emigracin y la conquista desempean un papelintermitente en la redistribucin de las poblaciones y en lastransfonnaciones de sus relaciones. Pero el papel ms intere-sante, ya menudo crtico, lo desempea otro conjunto de pro-cesos que provocan cambios en la identidad de los individuosy los grupos. Despus de todo, el material humano organizadoen determinado grupo tnico no es inmutable, y aunque losmecanismos sociales discutidos hasta ahora suelen mantenerdicotomas y lmites, no imponen una "estasis" al materialhumano que organizan; los lmites pueden subsistir, a pesarde lo que podemos llamar, en sentido figurado, una "smo-sis" de personal a travs de ellos.

  • 26 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 27

    Esta perspectiva conduce a una aclaracin importante delas condiciones prevalecientes para sistemas politnicos com-plejos. Aunque la aparicin y persistencia de tales sistemasparece depender de una estabilidad relativamente grande enlos rasgos culturales asociados con los grupos tnicos -esto es,un alto grado de rigidez en las fronteras de la interaccin-,esto no implica una rigidez similar en los patrones de reclu-tamiento o adscripcin de los grupos tnicos; por lo contra-rio, las interrelaciones tnicas observadas suponen con fre-cuencia una variedad de procesos que efectan cambios en laidentidad del grupo o del individuo y modifican los otros pro-cesos demogrficos que se presentan en la situacin. Obvia-mente, los ejemplos de fronteras tnicas estables y persistentesque son atravesadas por un trnsito personal son mucho mscomunes que lo que la literatura etnogrfica nos llevara acreer. En estos ensayos se dan ejemplos de los diferentes pro-cesos de tal cruce de fronteras y se demuestra que las condicio-nes que los originan son varias. Podemos examinar breve-mente algunas de ellas.

    Los FACTORES DEL CAMBIO DE IDENTIDAD

    Los Yao descritos por Kandre (1967b) son una de las muchascomunidades montaesas que viven en el margen meridionaldel territorio chino. Por razones de produccin, los Yao estnorganizados en extensas familias alineadas en clanes y en al-deas. La jefatura familiar es muy notoria, aunque la comuni-dad y la regin se encuentran, de modo autctono, acfalas yvinculadas en forma diversa a dominios polticos politnicos.La identidad y las distinciones estn expresadas en complejosritos, que incluyen, destacadamente, el culto a los antepasa-dos. Sin embargo, este grupo cuenta con la notable tasa deincorporacin del 10 % de no Yao que en cada generacinse convierten en Yao (Kandre, 1967 a: 594). El cambio de"pertenencia" se realiza individualmente, sobre todo en losnios, cuando se trata de la compra de una persona por unjefe familiar Yao, e implica la adopcin del status de parentes-co y una completa asimilacin ritual. Ocasionalmente, el cam-

    bio de afiliacin tambin ocurre en los adultos mediante unmatrimonio matrilocal; los varones chinos son los partidos msindicados en tales arreglos.

    Obviamente, las condiciones para esta forma de asimilacinson de dos ndoles: primero, la presencia de mecanismos cultu-rales que complementen la incorporacin, incluyendo las ideasde veneracin a los antepasados, la compensacin mediantepago, etc.; y en segundo lugar, el incentivo de las ventajasevidentes para la familia asimilante y para su jefe. Estas ven-tajas estn relacionadas con el papel que desempean las fa-milias como unidades productivas y a las tcnicas agrarias querequieren para su funcionamiento de una cantidad mnimaptima de 6-8 personas, as como al patrn de competencia in-tracomunitario existente entre los jefes familiares en los renoglones de riqueza e influencia.

    Los desplazamientos a travs de las fronteras del norte y elsur de la regin pathana (ej. pp. 160 ss.) ilustran otras formasy condiciones totalmente opuestas. Los pathanes del sur se con-vierten en baluches y no viceversa; esta transformacin pue-de efectuarse en individuos, pero con mayor facilidad enfamilias completas y en grupos pequeos de familias; presu-pone una prdida de posicin en el rgido sistema segmenta-rio, genealgico y territorial de los pathanes y una incorpora-cin al sistema centralizado y jerrquico de los baluchesmediante un contrato de clientela. La aceptacin por parte delgrupo adoptante est condicionada al oportunismo de los l-deres polticos baluches. Por otro lado, los pathanes del nor-te, despus de haber sufrido una prdida anloga de posicinen su sistema nativo, han podido establecerse, y con frecuen-cia, conquistar nuevos territorios en Kohistn. El resultado,con el tiempo, ha sido una reclasificacin de estas comunida-des inmigrantes en medio del cmulo de tribus y grupos localeskohistanos.

    Probablemente el caso ms sorprendente sea el de Darfur,presentado por Haaland (pp. 75 ss.) y que nos describe elcambio de identidad de los miembros de los fur en el Sudn,que siendo agricultores de azada, se incorporan a los rabespastores de ganado. Este proceso est condicionado a una cir-

  • 28 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 29

    cunstancia econmica especfica: la ausencia de oportunidadespara la inversin de capital en la economa de las aldeas delos fur, en contraste con las posibilidades existentes entre losnmadas. La acumulacin de capital, y las oportunidades parasu administracin e incremento, aportan el incentivo para quelas familias fur abandonen sus campos y poblados, se adaptenal modo de vida de sus vecinos baggaras, y se afilien inciden-talmente a alguna de las unidades polticas baggaras (disper-sas, aunque centralizadas nominalmente) si el cambio ha sidosatisfactorio econmicamente.

    Estos procesos, que provocan un trnsito de personal a tra-vs de las fronteras tnicas, afectarn necesariamente el equi-librio demogrfico de los diferentes grupos tnicos. Hasta dn-de contribuyen a la estabilidad de este equilibrio es un pro-blema enteramente distinto. Para que as suceda, debern sersensibles a los cambios de presin de los nichos ecolgicos enun patrn retroactivo. Regularmente, ste no parece ser elcaso. La asimilacin de los no Yao parece aumentar los ndicesde crecimiento de los Yao a expensas de otros grupos y puedeser considerada, aunque menor, un factor acelerante del pro-ceso progresivo de sinizacin por medio del cual la diversidadtnica y cultural se ha venido reduciendo constantemente enextensas zonas. La tasa de asimilacin de los pathanes por lastribus baluches es sensible indudablemente a las presiones depoblacin en las zonas pathanes, pero simultneamente pro-duce un desequilibrio que obliga a las tribus baluches a des-plazarse hacia el norte, no obstante las grandes presiones depoblacin existentes en esas regiones. La asimilacin por loskohistanos alivia las presiones de poblacin en la zona pathanay mantiene, al mismo tiempo, una frontera geogrficamenteestable. El nomadismo de los fur reabastece la poblacin delos baggaras, que en otros lugares tienden a volverse sedenta-rios. No obstante, la proporcin no es correlativa a la presinen las tierras fur -puesto que el nomadismo est condicio-nado por la acumulacin de capital-, con toda probabilidadsus ndices disminuirn en tanto aumenten las presiones depoblacin de los furo El caso de los fur tambin demuestra lainestabilidad inherente a algunos de estos procesos y cmo cier-

    tos cambios limitados pueden provocar resultados importan-tes: con la innovacin agrcola de los huertos en los ltimosdiez aos, se estn creando nuevas oportunidades de inversinque reducirn seguramente en gran medida el proceso de no-madizacin y tal vez, al menos por un tiempo, sean capacesde invertirlo.

    As pues, aunque los procesos que inducen al cambio deidentidad son importantes para la comprensin de la mayorade los casos de interdependencia tnica, no tienen que condu-cir por fuerza a una estabilidad de poblacin. No obstante, engeneral puede afirmarse que siempre que las relaciones tnicaspermanecen estables durante largos perodos y, en particular,cuando la interdependencia es ntima, con toda seguridad ha-bremos de encontrar un relativo equilibrio demogrfico. Elanlisis de los diferentes factores implcitos en este equilibrioes una parte importante del anlisis de las interrelaciones t-nicas de la regin.

    LA PERSISTENCIA DE LOS LMITES CULTURALESEn el anterior estudio de la conservacin de los lmites tni-cos y del intercambio de personal, existe un problema muyimportante que he dejado sin tratar. Hemos visto algunosejemplos de cmo ciertos individuos y grupos pequeos, debi-do a circunstancias econmicas y polticas especficas de susituacin anterior, una vez dentro del grupo asimilante, lle-gan a cambiar su localidad, su patrn de subsistencia, su fomlay filiacin polticas o su pertenencia a una familia. No obs-tante, esto no explica del todo por qu estos cambios condu-cen a cambios categoriales en la identidad tnica sin que talintercambio de personal logre afectar los grupos tnicos endicotoma (a excepcin de sus cifras). En el caso de adopcine incorporacin de individuos a familias preestablecidas, ensu mayora inmaduros o, en todo caso, aislados, como sucedeentre los Yao, esa total asimilacin cultural es comprensible:en este caso, la persona llega a asimilarse a un patrn Yao derelaciones y aspiraciones. En los otros ejemplos, no queda deltodo claro por qu se realiza este total cambio de identidad.

  • INTRODUCCIN INTRODUCCIN 111

    No se puede alegar que se deriva de una regla universalmen-te imputable de integracin cultural tal, que la prctica dela poltica de un grupo, o la adopcin de su patrn de adap-tacin ecolgica respecto a subsistencia y economa implicasentambin la adopcin de otras de sus formas o partes. En rea-lidad, el caso de los pathanes (Ferdinand, 1967) contradice esteargumento de modo directo, en cuanto los lmites del grupotnico pathn rebasan las unidades ecolgicas y polticas. Uti-lizando la autoidentificacin como factor crtico de la identi-dad tnica, sera perfectamente posible para un grupo peque-o de pathanes aceptar los compromisos polticos implcitosen su afiliacin a una tribu baluche, o adoptar las prcticasagrcolas y domsticas de los kohistanos y continuar, no obs-tante, llamndose a s mismos pathanes. En la misma medi-da, lo lgico sera que el nomadismo entre los fur produjesela aparicin de un sector nmada fur, similar en subsistenciaa los baggaras pero diferente en otros rasgos culturales y conmarbete tnico.

    Evidentemente, es esto lo que ha sucedido en muchas situa-dones histricas. En aquellos casos donde esto no sucede, ob-servamos los efectos organizativos y canalizadores de las distin-dones tnicas. Para explorar los factores responsables de estadiferencia examinemos primeramente las explicaciones espec-ficas de los cambios de identidad que se han expuesto en losejemplos discutidos antes.

    En el caso de los lmites pathanes, la influencia y la segu-ridad que se pueden obtener en las sociedades segmentadas

    ... y anrquicas de esta regin se derivan de la actuacin de unhombre, mejor dicho, del respeto que merece por sus actosjuzgados segn normas aceptadas de valracin. Entre los pa-thanes, los foros principales para mostrar las virtudes son elconsejo tribal y los sitios indicados para las demostraciones dehospitalidad. Pero un aldeano de Kohistn tiene un nivelde vida tan bajo que la hospitalidad que puede ofrecer no puedecompetir ni con la de los siervos conquistados de los pathanesvecinos, mientras que a un cliente de un lder baluche ni si-quiera se le concede el uso de la palabra en un consejo tribal.En semejantes situaciones, aferrarse a la identidad pathana,

    declararse competidor segn normas de valores pathanes, equi-vale a condenarse de antemano al fracaso total en la estima-cin del comportamiento propio. Por lo contrario, si se adop-ta una identidad kohistana o baluche, es posible, por la misma~ct~acin, calificar muy alto en la escala que para el caso seamdIcada. As pues, los incentivos para el cambio de identidadson inherentes al cambio de circunstancias.

    Lgicamente, diferentes circunstancias favorecen diferentescomportamientos. Como la identidad tnica est asociada conun conjunto de normas de valor, especficamente culturales,se concluye que existen circunstancias donde esta identidadpuede expresarse con' xito moderado, y lmites cuyo traspasoest vedado. Yo afirmara que las identidades tnicas no pue-den conservarse ms all de estos lmites, pues la fidelidad anormas de valor bsicas no podra sostenerse en situacionesdonde, comparativamente, la propia conducta es totalmenteinadecuada.8 Los componentes de un grado relativo de xitoson: primero, la actuacin de los otros y, segundo, las alter-nativas abiertas al propio sujeto. Y no estoy invocando la adap-tacin ecolgica. La factibilidad ecolgica y la adecuacin enrelacin al medio natural importan slo en la medida en quesealan un lmite en trminos de simple sobrevivencia fsica,lmite rara vez alcanzado por los grupos tnicos. Lo que im-porta es cmo actan los otros en cuya compaa se interac-ta y con los cuales se es comparado y qu identidades alter-nativas y conjuntos de normas estn disponibles para el indioviduo.

    IDENTIDAD TNICA Y BIENES TANGIBLES

    Los factores conservadores de lmites entre los fur no se acla-ran al punto mediante este argumento. Haaland (pp. 75 ss.)examina la valoracin de la vida de los nmadas segn lasnormas de los fur y encuentra que el equilibrio entre venta-

    8 Me refiero en especial al hecho de no haber podido conservar laidentidad en comunidades donde la mayora de los miembros logra conservarla satisfactoriamente y no a los problemas ms generales de la vi-talidad cultural o de la anomia.

  • 82 INTRODUCCIN INTRODUCCINjas y desventajas no es concluyente. Para asegurarnos de locomparable de este caso necesitamos observar de modo msgeneral todos los dems factors que afectan la conducta. encuestin. Los materiales se derivan de contextos etnogrficosnotoriamente diferentes y, por lo mismo, ciertos factores revelan variaciones simultneas.

    La relacin del individuo con los medios de produccindestaca como el contraste ms significativo entre las dos regiones. En el Medio Oriente, los medios de produccin sonconsiderados tradicionalmente como propiedad privada o co-lectiva, definitiva o transferible. Un individuo puede obtenerlos mediante una transaccin restringida y especfica, como lacompra o el arrendamiento; aun en caso de conquista, losderechos obtenidos son derechos plenamente delimitados y es-tandarizados. En Darfur, por lo contrario, como en gran partedel cordn del Sudn, las convenciones que prevalecen sondiferentes. La tierra de cultivo es asignada, segn necesidad,a los miembros de la comunidad local. La distincin entreterrateniente y cultivador, tan importante en la estructurasocial de la mayora de las comunidades del Medio Oriente,no puede existir, ya que la propiedad no implica bienes yderechos separados, absolutos y transferibles. Por lo mismo, elacceso a los medios de produccin en una aldea de los fur estcondicionado simplemente por la inclusin en la comunidadde la aldea, esto es, por la identidad tnica furo Similarmente,los derechos de pastoreo no estn asignados ni monopolizados.ni siquiera entre las tribus baggaras. Aunque los grupos y lastribus suelen utilizar los mismos sitios y rutas cada ao, y enalgunas ocasiones pretendan, de manera ad hoc, mantener ale-jados a los dems de cierta zona que desean ~ti1izar, .n~rmalmente se entremezclan y no tienen prerrogatIvas defInIdas yabsolutas. De este modo, el acceso a las tierras de pastoreo esun aspecto automtico que se deriva de la prctica del pasto-reo y est implcito en el hecho de ser un baggara.

    As pues, los mecanismos rudimentarios para mantener loslmites en Darfur son completamente simples: una personatiene acceso a los medios crticos de produccin por el hechode practicar cierta ocupacin de subsistencia; esto abarca todo

    un estilo de vida y todas estas caracteHsticas estn subordina-das a los marbetes tnicos fur y_ baggara. En el Medio Oriente, por el contrario, los individuos pueden obtener control delos medios de produccin mediante una transaccin que noincluye sus otras actividades; por tal motivo, la identidad t-nica no necesariamente se ve afectada y es posible una diversificacin.

    En el Medio Oriente, el nmada, el campesino y el habitante de la ciudad pueden pertenecer al mismo grupo tnico;ah donde subsisten, los lmites tnicos dependen de mecanismos ms sutiles y especficos, relacionados, principalmen-te, con la imposibilidad de ciertas combinaciones de statusy de conducta.

    Los GRUPOS TNICOS Y LA ESTRATIFICACI6N

    Donde un grupo tnico ejerce el control de los medios deproduccin utilizados por otro grupo se crea una relacinde desigualdad y estratificacin. De acuerdo con esto, los fury los baggaras no integran un sistema estratificado, ya queutilizan diferentes nichos y tienen acceso a stos independien-temente de los otros; por el contrario, en 'algunas partes dela zona pathana existe una estratificacin basada en el controlde la tierra: los pathanes son dueos de la tierra que otros gru-pos cultivan como siervos. En trminos ms generales, se puede decir que Jos si&temas politnicos estratificados existendonde los grupos estn caracterizados por un control diferen-cial de los bienes valorados igualmente por todos los grnp.oaen el sistema. Por tal razn, las culturas de los grupos tnicoscomponentes de estos sistemas estn integrados de un modoespecial: comparten ciertas orientaciones generales de valorque les sirven de base para elaborar juicios de jerarqua.

    Contrariamente, un sistema de estratificacin no presupo-ne la existencia de grupos tnicos. Leach (1967) afirma conmucha razn que las clases sociales se distinguen por diferen-tes subculturas que son, en realidad, caractersticas todava msbsiCas que su ordenacin jerrquica. No obstante, en muchossistemas estratificados nos encontramos con estratos que no

  • INTRODUCCIN

    estn vinculados en modo alguno: la estratifi:cacin est ba-sada simplemente en una nocin de escalas y en el reco-nocimiento de un nivel egocntrico de "gente que es igual a

    nos~tros", versus aquella gente ms selecta o ms vulgar, res-pectIVamente. En estos sistemas, las diferencias culturales dela ndole 9-ue.sean, s~ ordenan entre s y jams llega a su'rgiru~a orgamzacln SOCIal de los grupos tnicos. En segundo tr-mmo, la mayora de los sistemas estratificados permiten, o me-jor dicho, implican una movilizacin basada en la valoracinsegn aquellas escalas que definen la jerarqua. Por lo mismo,un fracaso moderado en el sector "B" de la jerarqua convier-te a u?-a persona en un "C", etc. Los grupos tnicos no es-

    ~n a~:nertos a. esta clase de penetracin: la adscripcin a unaIdentidad tmca est basada en otras normas ms restrictivas.Esto se ve ms claramente en el anlisis de los galla realizadopor ~utssone? el contexto de la sociedad etope (pp. 111 ss.) ,

    ~n. Sistema SOCIal donde grupos tnicos completos estn estra-tIficados respecto a sus posiciones de privilegio o inferioridaddentro del estado. Sin embargo, el hecho de obtener una gu_~~rnatura no con~ierte a un galla en un amhara, ni su expul-SlOn de la comumdad como proscrito entraa prdida de suidentidad galla.

    Desde esta perspectiva, el sistema de castas de la India pa_rece ser un caso especial de sistema politnico estratificado. Lasfronteras entre las castas estn definidas segn normas tni-cas: por tal razn, los fracasos individuales en la actuacinconducen a una expulsin de la casta y no a un descenso auna ~sta.inferior. El proceso mediante el cual el sistema je-rrqUiCO m~o:po:a nuevos ~upos tnicos est ejemplificadoen ~a sanscnttzactn de las tnbus: la aceptacin de las escalascrtIcas de valores que definen su posicin en la jerarqua depureza y contaminacin rituales es el nico cambio de valorespara que una comunidad se convierta en casta hind. Un an-lisis de los diferentes procesos de conservacin de limites queintervienen en las diferentes relaciones entre las castas aclara-ra, creo yo, muchos de los aspectos de este sistema.

    La discusin precedente ha sacado a relucir un aspecto ge-neral un tanto anmalo de la identidad tnica como un status:

    J

    INTRODUCCINI

    la adscripcin4 no est condicionada al control de bienes es-pecficos y se funda en normas de origen y compromiso; porlo contrario, en otros sistemas, el comportamiento segn elstatus y el desempeo adecuado de los papeles requerido pararealizar la identidad, s requieren de la posesin de ciertos bie-nes. En contraste, en una oficina burocrtica se dan al sujetoaquellos bienes necesarios para el desempeo de su papel; demodo similar, las posiciones de parentesco, asignadas sin refe-rencia a los bienes personales, no estn condicionadas a laactuacin: se sigue siendo padre aunque se sea incapaz de ali-mentar al hijo.

    En suma, cuando los grupos tnicos estn interrelacionadosen un sistema estratificado, se requiere la presencia de proce-sos especiales que ejerzan un control diferencial de los bie-nes. Podemos esquematizar lo anterior de la siguiente mane-ra: una premisa bsica 'de la organizacin del grupo tnico esque todo A puede desempear los papeles 1, 2 Y 3. Si los ac-tores convienen en esto, la premisa se cumple en s misma, amenos que actuar tales papeles presuponga la posesin de cier-tos bienes que son distribuidos segn un patrn de discrepan-cia. Si estos bienes fueran obtenidos o se perdieran en situa-ciones ajenas al hecho de ser un A, la premisa se vera negada:algunos A estn incapacitados para los papeles indicados. Lamayora de los sistemas estratificados se conservan por la so-lucin de dictaminar que, en tales casos, la persona deja deser un A. En el caso de la identidad tnica, la solucin serareconocer que ningn A puede ni podr desempear en el fu-turo los papeles 1 y 2. As pues, la persistencia de los sistemaspolitnicos estratificados supone la presencia de factores quegeneran y conservan una distribucin categricamente diferen-te de los bienes: el estado controla, como en algunos moder-nos sistemas pluralistas y racistas; las marcadas diferencias devaloracin canalizan los esfuerzos de los actores en diferentes

    4 Como opuesta a la presunta clasificacin dada en los encuentrossociales casuales; aludo al individuo en su contexto social' normal, don-de los otros cuentan con una informacin considerable sobre su persona,no a las posibilidades ljue se presentan ocasionalmente para deformar lapropia identidad frente a extraos.

  • direcciones, como en los sistemas con ocupaciones contaminan-tes; o las diferencias de cultura generan marcadas diferenciastanto en la organizacin poltica y econmica como en la ca-pacitacin de los individuos.

    EL PROBLEMA DE LA VARIACIN

    A pesar de estos procesos, el marbete tnico incluye una seriede caractersticas simultneas que, aunque sin duda puedenser agrupadas estadsticamente, no son interdependientes niestn relacionadas de modo absoluto. Por tal motivo, existirnvariaciones entre los miembros: algu:nos exhibirn muchas ca-ractersticas, otros, slo algunas. En particular, cuando los in-dividuos cambian de identidad se crea una ambigedad, puesla afiliacin tnica es tanto una cuestin de origen o extrac-cin como de identidad actual. En efecto, Haaland fue con-ducido a un sitio donde pudo observar los "fur que viven encampamentos nmadas", y yo he escuchado a miembros deciertos sectores tribales de los baluches explicar que ellos son,"en realidad, pathanes". Qu queda entonces de la conserva-cin de lmites y de la dicotoma categorial cuando las distin-ciones reales y positivas se borran y confunden de este modo?En lugar de desesperarnos por el fracaso del esquematismotipolgico, podemos afirmar, legtimamente, que la gente siutiliza marbetes tnicos, y que en muchas partes del mundoexisten diferencias tan notorias que ciertas formas de conduc-ta se agrupan de tal manera que todos los actores tienden ne-cesariamente a caer dentro de estas categoras en trminos desu conducta objetiva. Lo sorprendente no es que algunos ac-tores no queden incluidos en estas categoras, ni tampoco queexistan algunas regiones en el mundo donde no se acostum-bra catalogar a las personas de este modo; lo sorprendente esel hecho mismo de que las variaciones tiendan a agruparse.Por lo tanto, debemos dedicarnos, no al perfeccionamientode una ,tipologa, sino a descubrir los procesos que originantal agrupamiento.

    Una alternativa en el planteamiento de la antropologa haconsistido en dicotomizar primariamente el material etnogr-

    ll6 INTRODUCCIN

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    lI

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    INTRODUCCIN 37Ifico en trminos de lo ideal versus lo real, o de lo conceptual

    versus lo emprico, y concentrarse luego en la coherencia (la"estructura") del aspecto ideal o conceptual de los datos, uti-lizando alguna nocin vaga de las normas y sus correlativasexcepciones para justificar patrones objetivos y estadsticos.Por supuesto, es perfectamente posible distinguir entre el mo-delo de sistema social de una comunidad y el patrn agregadode su conducta pragmtica y, en efecto, es estrictamente ne-cesario no confundirlos. Pero los problemas frtiles de la an-tropologa social estn referidos a la forma en que estn inter-relacionados estos dos aspectos y no se puede pretender quela mejor forma de elucidarlos consista en dicotomizarlos y con-frontarlos como sistemas totales. En estos ensayos hemos in-tentado elaborar el anlisis a un nivel inferior de intercone-xin entre status y conducta. Yo afirmo que las categoras delas comunidades han sido creadas para regular la actuaciny que son afectadas significativamente por la interaccin y nopor la contemplacin. Por tal razn, al sealar la conexinentre los marbetes tnicos y el mantenimiento de la diversi-dad cultural, lo que me interesa primordialmente es mostrarla forma en que, en circunstancias variables, ciertas constela-ciones de orientaciones de valor y categorizacin cobran uncarcter autosuficiente, otras se ven negadas por la experien-cia y, finalmente, otras no pueden consumarse en la interac-cin. A pesar de una variacin objetiva considerable, debidaa los efectos retroactivos de las experiencias de las comunida-des sobre las categoras que utilizan, se pueden mantener lasdicotomas tnicas sencillas, y reforzarse las diferencias este-reotipadas de conducta. Y esto se debe a que los actores seesfuerzan por conservar definiciones convencionales de la si-tuacin en los encuentros sociales (mediante percepcin, tactoy sanciones selectivas) y tambin a las dificultades para en-contrar otras codificaciones de experiencia ms adecuadas. Larevisin tiene lugar slo donde la categorizacin es totalmen-te inadecuada, no simplemente porque resulta verdadera ofalsa en un sentido objetivo, sino porque no es lo suficiente-mente satisfactoria para ser actuada dentro del dominio dondelos actores la consideran pertinente. Por tal razn, la dicoto-

  • 38 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 39

    ma entre los aldeanos fur y los nmadas baggara es mantenidaa pesar de la evidente presencia de un campamento nmadade los fur en el vecindario: el hecho de que estos nmadashablen el dialecto fur y guarden relaciones de parentesco conlos aldeanos no altera la situacin social dentro de la cual in-teractan con ellos: simplemente ayuda a que las transaccio-nes normales, como la compra de leche, la eleccin de sitios

    par~ ac~par o la obtencin de abono, que normalmente sereallzanan con otros baggaras, cobren mayor fluidez. Pero ladicotoma entre los terratenientes pathanes y los trabajadoresque no son pathanes no puede sostenerse en aquellos sitiosdonde los que no son pathanes obtienen tierra y desconciertana l~s p~thanes al. ~ega~se a responder con el respeto al que lesoblIgana su pOSICIn Imputada de siervos.

    MINORAS, PARIAS Y CARACTERSTICAS ORGANIZATIVASDE LA PERIFERIA

    En algunos sistemas sociales, los grupos tnicos residen en lamisma regin sin que haya aspectos importantes de la estruc-tura basados en las interrelaciones tnicas. Estos sistemas porlo g~~eral son .consi.derados como sociedades con minoras y elanllSls de la situaCin de estas minoras implica una varianteespecial de las relaciones intertnicas. Creo que en la mayorade los casos estas situaciones se han creado como resultado deacontecimientos histricos externos; las diferencias culturalesno han surgido del contexto local de organizacin; ms bien,un contraste cultural preestablecido ha sido colocado en con-juncin con un sistema social tambin preestablecido y hacobrado importancia para la existencia en ese lugar, en todauna variedad de modos. Una forma extrema de la posicinde las minoras, que ilustra algunos, aunque no todos los as-pectos de las minoras, es la de los grupos de parias.lExistengrupos activamente rechazados por la comunidad anfitrionaa causa de ciertas conductas o caractersticas que son condena-das de modo positivo, aunque a menudo puedan ser conside-radas tiles de algn modo especfico y prctico. Los gruposeuropeos de parias de los siglos recientes (verdugos, trafican-

    tes de pieles y de caballos, recolectores de estircol, gitanos,etctera), ejemplifican la mayora de los aspectos: como trans-gresores de tabes bsicos han sido rechazados por la sociedadmayoritaria. Su identidad impuso una definicin de las situa-ciones sociales que ofreca un campo muy reducido para lainteraccin con otras personas de la poblacin mayoritariay simultneamente, en cuanto status imperativo, representabauna desventaja ineludible que les impeda adoptar las posi-ciones normales dictadas por otras definiciones de la situacinde interaccin. A pesar de estas barreras formidables, estosgrupos no parecen haber desarrollado la complejidad internanecesaria para ser considerados como grupos tnicos plenamen-te definidos y maduros; slo los gitanos,5 extraos cultural-mente, constituyen un grupo semejante.

    Los lmites de los grupos parias son conservados de un modomuy estricto por la poblacin que los recibe, por lo cual seven obligados a hacer uso de diacrticos fcilmente reconoci-bles para anunciar su identidad (aunque esta identidad confrecuencia es motivo de una existencia bastante insegura, esteexceso de comunicacin puede ser til ocasionalmente a losintereses competitivos del individuo paria). En aquellos luga-res donde los parias intentan introducirse en la sociedad ma-yor, la cultura de la comunidad receptora generalmente es de-masiado conocida; por lo mismo, el problema se reduce aescapar de los estigmas de inferioridad mediante una deser-cin de la comunidad paria y la usurpacin de otro origen.

    Muchas situaciones de las minoras guardan vestigios de esterechazo activo por la comunidad receptora. Pero el aspectogeneral de las situaciones de las minoras reside en la organi-zacin de las actividades y de la interaccin: dentro del siste-ma social en conjunto, todos los sectores de la actividad estnorganizados por status abiertos a los miembros del grupo ma-yoritario; por el contrario, el sistema de status de la minora

    5 La condenacin de la conducta que determina la posicin de pariasde los gitanos es compleja, pero se funda sobre todo en sus orgenes, enla vida vagabunda que contrastaba con la esclavitud de los siervos deEuropa; posteriormente, en su flagrante violacin de la tica puritanafundada en la. responsabilidad, el trabajo y la moralidad.

  • 40 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 41

    tiene aplicacin slo para las relaciones dentro de la minora,y esto slo en algunos sectores de la actividad y sin que ofrez-ca base alguna para la accin en otros sectores apreciados porigual en la cultura de la minora. De este modo, existe unadisparidad entre los valores y las facilidades de organizacin:las metas ms apreciadas estn fuera del campo organizadopor la cultura y categoras de la minora. Aunque semejantesistema contiene varios grupos tnicos, la interaccin entrelos miembros de los diferentes grupos pertenecientes a estaclase no se funda en una complementariedad de las identida-des tnicas; se realiza por entero dentro del marco de los statuse instituciones del grupo mayoritario dominante, donde laidentidad como miembro de una minora no ofrece bases parala accin y puede representar, en diversos grados, una desven-taja para asumir los status operantes. El ensayo de Eidheimpresenta un anlisis muy claro de la situacin tal como sepresenta entre los lapones de la costa.

    Pero, de modo diferente, se puede decir que en un sistemapolitnico semejante, las caractersticas culturales contrastantesde los grupos componentes estn localizadas en los sectores noarticulados de la existencia. Para la minora, estos sectoresconstituyen la trastienda donde las caractersticas consideradascomo estigmas, segn la cultura dominante de la mayora,pueden convertirse, secretamente, en objetos de transaccin.

    La situacin actual de la minora de los lapones ha sidoocasionada por circunstancias externas recientes. Antiguamen-te, la situacin local era el marco importante de la interac-cin, donde dos grupos tnicos, con conocimientos suficientesde la cultura del otro, mantenan una relacin limitada, enparte simbitica, fundada en sus respectivas identidades. Conla completa integracin de la sociedad noruega, que ha incor-porado la periferia del norte al sistema nacional ms general,la proporcin de cambio cultural ha aumentado verticalmen-te. La poblacin del norte de Noruega ha ido aumentandoprogresivamente su dependencia del sistema institucional dela sociedad mayoritaria, y la vida social en la Noruega septen-trional se ha organizado gradualmente con la finalidad de ejer-cer actividades y obtener beneficios en el seno del sistema to-

    tal. Todava hace poco el sistema no haba tomado en con-sideracin la identidad tnica en su estructura, y hace unadcada no exista prcticamente lugar en sta donde se pudie-se participar eomo lapn. Por otro lado, los lapones, comociudadanos noruegos, tienen toda la libertad para participar,aunque siempre con la doble desventaja que les impone sulocalizacin perifrica y un dominio insuficiente de la lenguay cultura noruegas. En otras partes, como en las regiones delinterior de Finmarken, la situacin ha provocado la aparicinde los innovadores lapones que promueven un programa po-ltico basado en el ideal de un pluralismo tnico (e!., Eidheim,1967), aunque no han conseguido adhesin en la zona de lacosta lapona que aqu describe Eidheim. Para estos lapones,indudablemente, la aplicabilidad de los status y convencioneslapones ha decrecido en todos los sectores (e!. Eidheim, 1966),mientras que el relativo fracaso de la actuacin en el sistemaen general no ha hecho sino originar frustraciones y crisis deidentidad.

    CONTACTO y CAMBIO CULTURALES

    Es ste un proceso muy extendido a medida que aumenta ladependencia de los productos y las instituciones de las socie.dades industrializadas en todas las partes del mundo. Lo queimporta es reconocer que una gran reduccin de las diferen-cias culturales entre los grupos tnicos no est correlacionadaen forma sencilla con la reduccin de la organizacional de lasidentidades tnicas o con el derrumbe de los procesos conser-vadores de lmites. Esto se confirma en muchos casos del ma-terial presentado.

    Un modo mejor de analizar la interconexin consiste enexaminar los agentes del cambio: cules son las posibles es-trategias que ofrecen mayores ventajas y cules son las conse-cuencias de organizacin que traeran consigo las diferenteselecciones por su parte? Los agentes, en este caso, son las per-sonas catalogadas, de modo etnocntrico, como las nuevas li-tes: las personas pertenecientes a grupos menos industrializa-dos y que tienen un contacto y una dependencia mayores

  • la identidad tnica se vuelve aplicable eIl la organizacin de losnuevos sectores en la situacin actual.

    Primero: los innovadores pueden optar por subrayar algnnivel de identificacin de entre la variedad ofrecida por latradicional organizacin sociaL La tribu, la casta, la lenguadel grupo, la regin o el estado; todos tienen aspectos que lospueden convertir en una adecuada identidad tnica bsicapara la referencia del grupo; ~l resultado depender de la ra-pidez o facilidad para inducir a los otros a adoptar estas iden-tidades y de los hechos fcticos definitivos. Por tal razn, aun-que el tribalismo cuenta con la mayor adhesin en muchaszonas africanas, los grupos resultantes parecen todava incapa-citados para enfrentarse al aparato sancionante de una organi-zacin estatal relativamente rudimentaria.

    Segundo: el modo de organizacin del grupo tnico vara,como vara la articulacin intertnica buscada. El hecho deque las formas contemporneas sean eminentemente polticasno las hace menos tnicas en carcter. Estos movimientos po-lticos constituyen nuevas formas de dar aplicabilidad a lasdiferencias culturales de la organizacin (Kleivan, 1967), Yasimismo, nuevas formas de articular los grupos tnicos endicotoma. La proliferacin de ciertos grupos de presin basa-dos tnicamente, de partidos polticos y de ideales visionariosde un Estado independiente, as como la multitud de asocia-ciones sub-polticas progresistas (Sommerfelt, 1967), confirmanla importancia de estas nuevas formas. En otras regiones, cier-tos movimientos religiosos y ciertas sectas introducidas por losmisioneros estn siendo utilizados para dicotomizar y articularlos grupos de manera distinta. Lo sorprendente es que estosnuevos programas rara vez se preocupan del sector econmicode la actividad, factor tan importante en la situacin de con-tacto cultural, salvo de las formas de socialismo de Estadoadoptadas por algunas de las nuevas naciones. En contraste,los complejos sistemas politnicos tradicionales se han venidobasando hasta el momento eminentemente en una articula-cin de este sector, como es el caso de la diferenciacin ocu-pacional y de la articulacin en la esfera del comercio enalgunas regiones de Asia y de Mesoamrica, o de un modo

    42 INTRODUCCIN

    respecto de los bienes y organizaciones de las sociedades indus-trializadas. En su afn de participacin en sistemas socialesms amplios que les permitan obtener nuevas fo~as d~ va-lor tienen a su eleccin las siguientes estrategIas bsIcas:1) ~ueden tratar de introducirse e incorporarse a la sociedadindustrial y al grupo cultural preestablecIdos; 2) p~eden acep-tar su status de "minora", conformarse a ste e mtentar re-ducir sus desventajas como minora por una concentr.acin. detodas sus diferencias culturales en sectores de no articulaCInmientras, por otra parte, participan en lo~ otros. se:tores deactividad del sistema mayor del grupo mdustnahzado; 3)pueden optar por acentuar su identidad tnica y utiliz.arlapara desarrollar nuevas posiciones y patrones que orgamcenactividades en aquellos sectores que, o no estab~~ presentesanteriormente en su sociedad, o no estaban lo sufICIentementedesarrollados para sus nuevos propsitos. Si los innovadoresculturales tienen xito por la primera estrategia, su grupo t-nico se ver privado de su fuente de diversificacin, in~erna yhabr de subsistir, probablemente, como un grupo etmco malarticulado conservador culturalmente y con un rango muyinferior e~ el sistema social mayor que lo contiene. Una acep-tacin general de la segunda estrategia i~pedira e~ surgi~iento de una organizacin politnica notonamente dIcotomIzaday -en vista de la diversidad de la sociedad industrial y d~ laconsecuente variacin y multiplicidad de los campos de artIcu-lacin- conducira, probablemente, a una asimilacin finalde la minora. La tercera estrategia genera muchos de losmovimientos interesantes que hoy pueden observarse y quevan desde el nativismo, hasta la creacin de nuevos estados.

    Me es imposible exponer todas las variables capaces de de-determinar cul de las estrategias bsicas ser adoptada, quforma concreta puede tomar, qu grado de xito y qu impli-caciones acumulativas se pueden presentar. Estos factores vandesde el nmero de los grupos tnicos en los sistemas, hastalos aspectos del rgimen ecolgico y los detalles de las culturasconstitutivas y estn ejemplificados en la mayora de los an-lisis concretos de los ensayos siguientes. Sin embargo, puederesultar interesante mencionar algunas de las formas en que

    INTRODUCCIN 43

  • 44 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 45ms elaborado, mediante la produccin agrcola en el sur deAsia. En la actualidad, los grupos tnicos en conflicto confrecuencia fundan sus diferencias con relacin al nivel educa-tivo e intentan controlar o monopolizar las instalaciones edu-cativas con tal finalidad (Sommerfelt, 1967), no tanto conobjeto de crear una diferenciacin ocupacional, sino debidoa la relacin obvia entre competencia burocrtica y oportuni-dades de avance poltico. Se puede suponer que una articula-cin basada en una compleja diferenciacin de la capacitaciny sancionada por una dependencia de los medios de subsisten-cia lograra una fuerza y estabilidad mayores que la basada enuna afiliacin poltica revocable sancionada por el ejerciciode la fuerza y el fiat polticos, y que estas nuevas formas de lossistemas politnicos son, con toda seguridad, inherentementems turbulentas e inestables que las formas antiguas.

    Cuando los grupos polticos expresan su oposicin por nor-mas tnicas, tambin se ve afectada la direccin del cambiocultural. Una confrontacin poltica puede realizarse slo sipreviamente se ha hecho a los grupos similares, y por tanto,comparables, y esto producir efectos en cada nuevo sector dela actividad que cobra pertinencia poltica. Por tal motivo,los partidos en oposicin suelen volverse similares en su es-tructura, diferenciados slo por unos cuantos diacrticos ob-vios. Cuando los grupos tnicos estn organizados en unaconfrontacin poltica semejante, el proceso de oposicin de-ber conducir, por lo tanto, a una reduccin de sus diferen-cias culturales.

    Por tal razn, gran parte de la actividad de los innovadorespolticos est dirigida a la codificacin de modos de expresin:la seleccin de seales de identidad, la asignacin de valorpara estos diacrticos culturales y la supresin o negacin devigencia a otras diferencias. El problema de seleccionar nue-vas formas culturales que sean compatibles con la identidadtnica aborigen a menudo se ha discutido de modo apasiona-do, aunque generalmente se resuelve en favor de un sincretis-mo, por las razones antes mencionadas. Pero tambin se puedeprestar mucha atencin al resurgimiento de ciertos rasgos cul-turales tradicionales considerados como selectos, as como al

    e~t~blecimientode tradiciones histricas que justifiquen y glo-nflquen tanto las caractersticas como la identidad.

    La interconexin entre los diacrticos seleccionados dan re-lieve, los lmites as definidos y los valores diferenciales quese adoptan, constituyen un fascinante campo de estudio.6 Evi-dentemente, cierto nmero de factores son aplicables. Losmodos de expresin no son invariablemente apropiados paralos diferentes tipos de unidades. Tampoco son uniformementeadecuados para los fines del innovador que los utiliza comomedios para promover adhesin y como soportes en la estra-tegia de confrontacin con otros grupos. Sus implicaciones deestratificacin, dentro y entre los grupos, son importantes: im-plican diferencias en el origen y la distribucin de influenciadentro del grupo, as como diferentes exigencias de reconoci-miento por parte de los otros grupos relacionadas con la su-presin o glorificacin de las diferentes formas de estigma so-cial. Obviamente, la conexin entre la base ideolgica de unmovimiento y los medios elegidos no es sencilla; no obstante,ambos factores tendrn efecto en la conservacin subsecuentede lmites y en el curso de todo cambio ulterior.

    VARIACIONES EN LA SITUACIN DE LAS RELACIONES TNICAS

    Estas variantes modernas para una organizacin politnicasurgen en un mundo de administracin burocrtica, de des-arrollo de las comunicaciones y de urbanizacin progresiva. Enefecto, en diferentes circunstancias radicales, los factores crti-cos en la distincin o mantenimiento de los lmites tnicossern diferentes. Si nos basamos en datos limitados y contem-porneos, tendremos dificultad para hacer generalizacionessobre los procesos tnicos, ya que ciertas variables fundamen-tales no aparecen en los casos a nuestra disposicin. No cabeduda de que los antroplogos sociales estn acostumbrados aconsiderar la situacin desde la perspectiva muy especial dela paz colonial y la administracin externa, que ha sido el es-

    6 De los que conozco, el ensayo de MitchelI sobre la danza Kalea (Mit-chelI, 1956) es el primer estudio y hasta la fecha el ms profundo deltema.

  • 46 INTRODUCCIN INTRODUCCIN 47cenario de la mayora de las monografas que gozan de repu-tacin, como si sta fuese representativa de las condicionesprevalecientes en todo tiempo y lugar. Esto pudo haber pre-juiciado la interpretacin, tanto de los sistemas precolonialescomo de los contemporneos, y asimismo, de las formas con-temporneas en formacin. As pues, el intento de estos ensa-yos por cubrir regionalmente varios y diversos casos no sloes una precaucin adecuada contra tales prejuicios, y los pro-blemas deben ser enfrentados directamente.

    Los regmenes coloniales son totalmente extremosos porcuanto la administracin y sus reglas estn divorciadas de lavida social fundada localmente. En un rgimen semejante, losindividuos conservan ciertos derechos a una proteccin unifor-me que abarca grandes ncleos de poblacin y extensas regio-nes. Esto permite una proximidad fsica y oportunidades decontacto entre personas de distintos grupos tnicos no obstan-te la ausencia de un entendimiento comn entre ellos, y poresta razn, se elimina indudablemente una de las presionesque operan normalmente en las relaciones intertnicas. Enestas situaciones, la interaccin puede incrementarse y proli-ferar; en realidad, slo aquellas formas de interaccin que soninhibidas por otros factores se vern ausentes y se mantendrncomo sectores de no articulacin. En estas situaciones, los l-mites tnicos representan una organizacin positiva de las re-laciones sociales, y las diferencias culturales tendern a redu-cirse con el tiempo hasta alcanzar el mnimo requerido.

    No obstante, en la mayora de los regmenes polticos, don-de hay una seguridad menor y la gente vive bajo una mayoramenaza de arbitrariedad y violencia fuera de su comunidadprimaria, esta misma inseguridad acta como represin de loscontactos intertnicos. En tales casos, muchas formas de in-teraccin entre los miembros de diferentes grupos tnicos nopodrn desarrollarse, aun cuando se haya logrado una poten-cial complementariedad de intereses. Ciertas formas de inter-accin se veran bloqueadas por falta de confianza o por faltade oportunidades para consumar transacciones. Ms an, enestas comunidades existen sanciones internas que tienden- aaumentar una conformidad manifiesta en su interior y a acen-

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    tuar las diferencias culturales entre las comunidades. Si unindividuo depende para su seguridad del apoyo voluntario yespontneo de su propia comunidad, la autoidentificacincomo miembro de esta comunidad deber expresarse y con-firmarse explcitamente; cualquier conducta que se desviarade la norma sera interpretada como un debilitamiento de suidentidad, y por tanto, de las bases de su seguridad. En estassituaciones, las fortuitas diferencias histricas de cultura entrelas diferentes comunidades tendern a perpetuarse sin queexista una positiva base organizacional; por tal motivo, mu-chas de las diferencias culturales que podemos observar pue-den tener, en realidad, una importancia muy limitada en laorganizacin tnica.

    De este modo, los procesos por los cuales se conservan lasunidades tnicas se ven evidentemente afectados, aunque noalterados fundamentalmente, por la variable de seguridad re-gional. Esto puede confirmarse tambin por una inspeccinde los casos analizados en estos ensayos y que presentan unavariedad que incluye desde situaciones coloniales hasta poli-cntricas, pasando por situaciones relativamente anrquicas.Conviene sealar, sin embargo, que este escenario variablepuede cambiar rpidamente con el tiempo, y en la proyeccinde procesos de larga duracin esto constituye una seria difi-cultad. Por ejemplo, en el caso de los fur, debido a que obser-vamos una situacin de paz mantenida externamente y unaactividad poltica local casi nula, en este contexto nos pode-mos crear una imagen, no slo de los procesos intertnicos,sino hasta de sus proporciones y porcentajes. Pero sabemosque en las ltimas generaciones la situacin ha variado consi-derablemente, desde una confrontacin entre los fur y losbaggara bajo el dominio de una sult~ma fur expansionista,hasta una casi total anarqua en los tIempos de los turcos ylos mahdi; de este modo, resulta muy difcil estimar los efectosde estas variaciones en los procesos de nomadizacin y asimi-lacin y llegar a una proyeccin de largo alcance de las cifrasy tendencias en cuestin.

  • Los GRUPOS TNICOS Y LA EVOLUCIN CULTURAL

    La perspectiva y los anlisis aqu presentados tienen gran im-portancia para el tema de la evolucin cultural. Indudable-mente, la historia humana es una historia de las formas quesurgen en las culturas y en las sociedades. Para la antropolo-ga el problema ha sido cmo describir esta historia de la me-jor manera posible y qu clases o tipos de anlisis son losadecuados para descubrir los principios generales que inter-vienen en el curso de estas transformaciones. El anlisis evo-lutivo, en el sentido riguroso que tiene en el campo de labiologa, ha fundado su mtodo en la construccin de lneasfilticas. Este mtodo presupone la existencia de unidades, cu-yos lmites, y los procesos que los mantienen, son posibles dedescubrir, y que permiten, al mismo tiempo, especificar el si-tio de continuidad. Concretamente, las lneas filticas son sig-nificativas pues estos lmites especficos impiden el intercam-bio de material gentico; de este modo, se puede insistir enque el aislado reproductor es la unidad, y que ha conservadouna identidad inalterada por los cambios en las caractersticasmorfolgicas de la especie.

    He sostenido que en las unidades tnicas sus lmites tam-bin se conservan y que, en consecuencia, es posible especifi-car la naturaleza y continuidad de estas unidades. Estos ensa-yos intentan demostrar que las fronteras tnicas son conserva-das en cada caso por un conjunto de rasgos culturales. Portanto, la persistencia de la unidad depender de la persisten-cia de estas diferencias culturales y su continuidad puede serespecificada por los cambios en la unidad producidos por cam-bios en las diferencias culturales que definen sus lmites.

    Sin embargo, gran parte del contenido cultural que en unmomento dado es asociado con una comunidad humana noest restringido por estos lmites; puede variar, puede seraprendido y modificarse sin guardar ninguna relacin crticacon la conservacin de los lmites del grupo tnico. Por estarazn, cuando se traza la historia de un grupo tnico en elcurso del tiempo, no se est trazando, simultneamente y enel mismo sentido, la historia de una "cultura"; los elementos

    de la cultura actual de ese grupo tnico no han surgido delconjunto particular de elementos constitu~ivos de la ~ultu~adel grupo en el pasado, ya que el grupo tIene una eXIstencIacontinua organizada dentro de ciertos lmites (normas paraestablecer pertenencia) que, a pesar de las modificaciones, lasealan como una unidad continua.

    Si no es posible especificar los lmites de las culturas, tam-poco es posible construir lneas filticas en el riguros? .sentidoevolutivo. Pero como hemos demostrado en el anlISIS hastaaqu desarrollado, ciertamente es posible aplicar este mtodoa los grupos tnicos y, en cierto sentido, tambin a aquellosaspectos de la cultura que tienen ese mismo fundamento deorganizacin.

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    INTRODUCCIN 49

  • CUANDO LA IDENTIDAD TNICAES UN ESTIGMA SOCIAL

    HARALD EIDHEIM

    MUCHOS antroplogos, en particular de la escuela antropolgi-ca cultural, se han ocupado del problema de delimitar a losgrupos tnicos como unidades culturales contrastantes y dedefinir las fronteras tnicas. Generalmente, las pruebas emp-ricas sobre las cuales han construido sus planteamientos hansido la distribucin de los rasgos culturales y de otros rasgos"objetivos". El anlisis de estos datos nos puede ofrecer unaimagen estadstica y distributiva (si es posible convenir enuna definicin de rasgo) y puede indicarnos la forma en quese correlaciona la concentracin de rasgos con grupos deter-minados. No obstante, si los grupos tnicos no coinciden consistemas econmicos contrastantes o con grupos polticos sli-dos y estables, existir siempre el problema de "zonas de tran-sicin", es decir, sectores donde estas normas no nos muestranlmites tnicos claramente definidos. Sin embargo, en muchasde estas regiones la gente al parecer no tiene ninguna dificul-tad para asignar identidad tnica, es decir, aun cuando pode-mos encontrar un alto grado de "homogeneidad" (mejor di-cho, una distribucin insignificante de rasgos objetivos), anexisten indicios de una diversidad tnica expresada en unateora aborigen que se muestra en la rutina de la conductainterpersonal (ej. S. F. Nadel, 1947; P. L. Garvin, 1958, M.Moerrnan, 1965).

    Lo anterior plantea el problema general de cmo se conser-va y articula socialmente la diversidad tnica.

    Para analizar la organizacin social de los lmites tnicosnecesitamos de un marco relacional de referencia dentro delcual podamos seleccionar aquellos fenmenos objetivos, llama-dos con cierta vaguedad "rasgos", por conceptos lgicamentecoherentes en un lenguaje relacional. El axioma bsico paratales anlisis es que los grupos tnicos son categoras socialesque suministran un fundamento para la adscripcin de status

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    CUANDO LA IDENTIDAD TNICA ES UN ESTIGMA SOCIAL 51

    y, en consecuencia, que las relaciones intertnicas estn orga-nizadas con referencia a estos status. Mi material expone unasituacin donde el status tnico (o la identidad) es, en ciertosentido, ilegtimo, y por lo mismo no es expresado en la con-ducta intertnica institucional. A pesar de esto, esta mismailegitimidad tiene repercusiones definidas en el proceso detoma de posiciones en la interaccin elemental, y por tal ra-zn, da forma a las relaciones intertnicas.

    Mi caso se refiere a una zona de Noruega tnicamente mez-clada: la comunidad lapona de la costa que habita los fiordosy las ensenadas del Finmarken occidental, al norte de Norue-ga.1 Aunque en todo el Finmarken occidental hay una notoriaausencia de "rasgos culturales contrastantes" entre lapones ynoruegos, estos marbetes tnicos son de uso diario y se apli-can lo mismo a comunidades que a familias o individuos. Eluso continuo, aunque no pblico, de estos marbetes indicaque la identidad tnica es un tema de importancia en las re-laciones entre personas con identidades contrastantes o simila-res. El lenguaje de los smbolos, plagado de alusiones a laescisin tnica, es rico y sutilmente ambiguo. Slo he podidocomprender y analizar las formas ms obvias de estos smbolosy su significado diferencial. No obstante, es demasiado evi-dente que muy pocos de estos smbolos pueden ser clasificadoscomo rasgos contrastantes con referencia a la procedencia t-nica, siendo quizs la dicotoma de la lengua materna (lapn-noruego) el nico contraste obvio. Por lo tanto, el lenguajede los smbolos deber entenderse dentro del contexto sociallocal; nos enfrentamos a la difcil tarea de comprender elmodo local de valoracin e interpretacin de la conducta ge-neral en trminos tales como por ejemplo, autosuficiencia, re-serva, cortesa o limpieza.

    Con la desventaja de una identidad tnica estigmatizada, losmiembros de la comunidad lapona de la costa en cuestin tra-tan de calificar como plenos participantes de la sociedad norue-

    1 El autor realiz una investigacin de campo en este lugar durantecinco meses en 1960 y ha publicado anteriormente un artculo sobre lasrelaciones sociales entre los lapones de la costa y los lapones nmadasdel distrito (Eidheim. 1966).

  • 52 CUANDO LA IDENTIDAD llTNICA ES UN ESTIGMA SOCIAL

    ga. Con el fin de serlo se ven obligados a desarrollar tcticaspara prevenir o tolerar las sanciones de la poblacin noruegalocal. Ms adelante espero demostrar que las formas de con-ducta que con estas restricciones se muestran en el escenariode la vida cotidiana estn organizadas en distintas esferas deinteraccin que articulan y mantienen una dicotoma de iden-tidad. Las esferas de interaccin, lo mismo que las identida-des, surgen de la interaccin cotidiana, ya que el control dela impresin que se puede dar de la identidad se convierte enuna constante preocupacin para los actores.

    Voy a referirme ahora, concretamente, a la situacin tnicaen Finmarken, la provincia situada en la parte ms septentrio-nal de Noruega.. En. los municipios (kommuner, en noruego) de la reginmterlOr, sede de la cultura lapona en Noruega, la poblacinque habla el lapn constituye una mayora de un 80-90 %. Laparte noruega de la poblacin se dedica al comercio y a pres-tar varios servicios sociales y administrativos. Algunos de estosnoruegos son bilinges, como lo es la poblacin lapona engeneral. De una poblacin superior a los 8 mil, el 15 % sonlapones, pastores de renos. En el invierno habitan casas per-manentes mientras sus rebaos ocupan los sitios de pastoreoen los alrededores, pero muchos de ellos abandonan la regindurante el verano para permanecer con sus rebaos en las islasy promontorios a lo largo de la costa r