Boletin COTICH 8

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Agosto 2006 Editorial ¿Y ahora, qué? En el número anterior del boletín institucional, hablábamos del avance de tener un nuevo nombre, que nos relaciona con lo profesional y lo académico. También decíamos que habíamos ampliado el espectro profesional al enriquecernos mutuamente con la incorporación de los intérpretes como miembros del Colegio. Y finalmente, mencionábamos la posibilidad que nos da el poder acoger a profesionales de todo el país en una institución que los representa desde su mismo nombre. El trabajo más “administrativo”, por así denominarlo, ya está hecho. Tenemos un nuevo estatuto que permite todo lo anterior. Ahora somos más y podemos serlo aún más todavía. ¿Para qué? Para aprovechar esta instancia de relacionarnos con muchos otros profesionales, que aman y ejercen la misma profesión que nosotros: ser puentes entre culturas. La forma difiere, el fondo es el mismo. Pertenecer a un colegio profesional es una invitación a crecer, a nutrirse de las opiniones y experiencias de otros colegas, a participar en actividades relacionadas con nuestra profesión, como una forma de actualizar conocimientos, analizar los recovecos del mercado en que nos movemos, mejorar las técnicas, conocer nuevas fuentes de perfeccionamiento y muchas otras posibilidades. Esta pertenencia también es una carta de respaldo, tanto en Chile como en el extranjero, porque con ello se certifica que otros profesionales conocieron nuestra labor y nuestra trayectoria y nos valoran como tal. Aunque parezca una frase cliché, pero no por ello menos cierta, el Colegio de Traductores e Intérpretes de Chile está formado por todos sus socios y socias, no sólo por el Directorio. Por lo mismo, lo que hagamos de él hoy y mañana depende de todos. Los invitamos a dar un salto más allá de nuestra burbuja profesional y a hacer de nuestra institución un colegio valorado por nosotros mismos, del cual estemos orgullosos de difundir en el resto de la comunidad chilena e internacional. Las puertas están abiertas para las iniciativas, la participación activa y también para la retroalimentación fraterna que nos permita mejorar cada día.

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Agosto 2006

Editorial

¿Y ahora, qué? En el número anterior del boletín institucional, hablábamos del avance de tener un nuevo nombre, que nos relaciona con lo profesional y lo académico. También decíamos que habíamos ampliado el espectro profesional al enriquecernos mutuamente con la incorporación de los intérpretes como miembros del Colegio. Y finalmente, mencionábamos la posibilidad que nos da el poder acoger a profesionales de todo el país en una institución que los representa desde su mismo nombre. El trabajo más “administrativo”, por así denominarlo, ya está hecho. Tenemos un nuevo estatuto que permite todo lo anterior. Ahora somos más y podemos serlo aún más todavía. ¿Para qué? Para aprovechar esta instancia de relacionarnos con muchos otros profesionales, que aman y ejercen la misma profesión que nosotros: ser puentes entre culturas. La forma difiere, el fondo es el mismo. Pertenecer a un colegio profesional es una invitación a crecer, a nutrirse de las opiniones y experiencias de otros colegas, a participar en actividades relacionadas con nuestra profesión, como una forma de actualizar conocimientos, analizar los recovecos del mercado en que nos movemos, mejorar las técnicas, conocer nuevas fuentes de perfeccionamiento y muchas otras posibilidades. Esta pertenencia también es una carta de respaldo, tanto en Chile como en el extranjero, porque con ello se certifica que otros profesionales conocieron nuestra labor y nuestra trayectoria y nos valoran como tal. Aunque parezca una frase cliché, pero no por ello menos cierta, el Colegio de Traductores e Intérpretes de Chile está formado por todos sus socios y socias, no sólo por el Directorio. Por lo mismo, lo que hagamos de él hoy y mañana depende de todos. Los invitamos a dar un salto más allá de nuestra burbuja profesional y a hacer de nuestra institución un colegio valorado por nosotros mismos, del cual estemos orgullosos de difundir en el resto de la comunidad chilena e internacional. Las puertas están abiertas para las iniciativas, la participación activa y también para la retroalimentación fraterna que nos permita mejorar cada día.

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Laboralia

¿Ofrecer nuestros servicios de traducción hasta en el último rincón del planeta?

Sandra Cifuentes Dowling (Traductora inglés-español, ELADI, socia COTICH # 116)

¿Trabajar en línea con el extranjero? ¿Recibir pagos desde países lejanos y exóticos -y otros más familiares- que difícilmente se visitarían en persona? ¿Tener clientes a los que nunca se les ha visto la cara y quizá nunca se les verá? Pues sí. Se puede. Y es una opción que está al alcance de cualquiera que tenga las herramientas adecuadas, que cumpla con los requisitos que suele exigir el cliente extranjero y que sea capaz de organizar su vida y su tiempo para el trabajo a distancia. A aquellos colegas que sólo conciben golpear las puertas de un cliente nacional, a aquellos que aceptan trabajar por tarifas indignas, a aquellos que toleran cabeza gacha la enorme ignorancia que existe en Chile sobre nuestra profesión, pues los invito a mirar un poco más lejos y a atreverse a dar el salto al otro lado de nuestras fronteras.

El panorama habitual que espera al traductor independiente en Chile

Salvo honrosas excepciones, el cliente nacional no tiene mayor noción del campo de la traducción y, por consiguiente, suele subestimar las condiciones básicas que regulan nuestra actividad e, incluso, su propia necesidad de encargar una traducción seria y profesional. Por otro lado, el mercado chileno de la traducción que conoce y reconoce el valor de un buen trabajo y que está dispuesto a pagar lo justo y a esperar lo prudente a cambio de calidad es dramáticamente marginal. El resto es tierra de nadie: un negocio irregular, informe, discontinuo, circunstancial y esporádico. En suma, la mayoría de las veces, insuficiente por sí solo para quien pretenda vivir de ello como profesional independiente. En comparación, trabajar con el extranjero significa una oferta laboral apabullante. El desconocimiento de nuestro trabajo, la pobreza de las ofertas, la irregularidad y el escaso movimiento que caracterizan al mercado chileno, entre otros factores, suelen quedar atrás cuando el traductor se asoma a un abanico de posibilidades internacionales entre las cuales escoger y donde se produce el fenómeno inverso: la mayoría de los clientes conoce el rubro, paga lo justo por ello y -lo mejor de todo- requiere dicho servicio con bastante regularidad.

Todo lo anterior permite que el traductor que circula por las veredas internacionales reciba ingresos en forma relativamente constante. Al abrirse al mundo, aquel mercado local informe e ignorante antes mencionado se transforma en la marginalidad que podemos evitar.

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Exposición y acceso al mercado internacional El paso de entrada se produce por medio de Internet, navegando en sitios relacionados con el rubro como ProZ, TranslatorsCafé, TRADUguide, GoTranslators, Babelport, AquariusNet, Trally, Language123, entre muchos otros. Es fundamental -repito, fundamental- la etapa previa de investigación. Esto implica leer la literatura correspondiente, empaparse del ambiente de los sitios de intercambio, nutrirse con opiniones de colegas y expertos, participar en foros, actualizar conocimientos, discutir sobre tarifas, mejorar técnicas, afiliarse a los sitios de nuestra preferencia, etc. Sin embargo, dicha etapa preliminar de sondeo no acaba nunca. No se trata de echar una ojeada, crear un par de perfiles, postular a uno que otro trabajo y cruzarse de brazos. Si partimos abordando el trabajo con el extranjero con tal desidia, cientos de otros colegas de todos los rincones del planeta nos habrán ganado la partida sin siquiera enterarnos de que perdimos. No debemos olvidar que estamos postulando “al mundo” y al mismo tiempo que las ofertas se multiplican, también lo hacen los ofertantes. Ya no estamos en la recepción de una oficina esperando ser entrevistados junto con un par de colegas... La buena noticia es que el puesto no es uno solo: son muchos. En definitiva, la lucha es dura y hay que estar dispuestos a enfrentarla. Y para eso se requiere muchísima perseverancia y una enorme cuota de paciencia. No hay que mandar tres curriculums: hay que mandar 100. No es suficiente crear perfiles en un par de sitios: hay que estar presente en donde sea que nos den cabida. No basta conseguir dos o tres clientes y felicitarse por ello: debemos sumar todos los que sea posible a nuestra cartera. Sobre la base de mi propia experiencia, el cliente extranjero suele focalizar sus requisitos para trabajar con un profesional a distancia en los siguientes aspectos:

• que traduzca a la lengua materna • que tenga acceso a banda ancha • que pertenezca a alguna asociación de traductores reconocida • que se especialice en un par de áreas concretas • que utilice memorias de traducción • que cuente con algunos años de experiencia demostrable (normalmente entre tres

y cinco como mínimo) Pero también existen condiciones tácitas que el extranjero valora enormemente. Una de ellas es la capacidad de respuesta dentro del horario de trabajo acordado con anterioridad. El traductor independiente que se mantiene en línea en forma regular y dentro del margen en que el cliente extranjero espera encontrarlo ya tiene un punto a su favor. Estar “presente” es fundamental, tanto para partir como para mantenerse.

Por último, es preciso prepararse ante cualquier eventualidad. Para comenzar, es muy probable que los resultados no sean inmediatos y las gestiones iniciales hasta pueden resultar desalentadoras. En algunos casos, el primer logro tangible tarda meses. Muchos contactos pueden tener un carácter errático o dar frutos en el largo plazo. Además, el cliente que fue regular un día puede dejar de serlo. Por todo lo anterior, resulta fundamental mantenerse en vitrina, no decaer y no dejar de informarse y de actualizarse con el fin de verificar que el camino que se sigue es el correcto.

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Riesgos y precauciones

Con respecto a los temores de estafa, existen diversos mecanismos de información que nos permiten -como traductores independientes- conocer el comportamiento de pago de un posible cliente extranjero y evitar comprometernos con él si su historial no es muy ortodoxo. Algunos de éstos son gratuitos, como Payment Practices de Ted Wozniak, y otros tienen diversas restricciones de acceso, como Blue Board de ProZ y Translator Client Review de Laura Hastings. Sin embargo, no debemos olvidar que el peligro que presentan los clientes extranjeros desconocidos es similar al que puede existir dentro del país. Cualquier profesional es potencialmente estafable, bien a la vuelta de la esquina o al otro lado del mundo. Privarse de trabajar en línea con empresas internacionales por la simple inseguridad de no recibir el pago respectivo es un argumento que pierde toda validez si se piensa que lo mismo puede ocurrirnos con un cliente al que saludamos todos los días y vemos pasar por nuestra puerta. Si estamos bien informados, si pedimos antecedentes, si nos abastecemos de todas las herramientas que estén a nuestro alcance para defendernos de probables engaños, los riesgos no son especialmente distintos ni especialmente aterradores en relación con los que nos puedan afectar en el ámbito local. No me cabe duda de que para muchos colegas de excelencia, subvalorados y cansados de no poder poner en práctica su vocación en un mercado nacional tan mezquino, hay más de una oportunidad esperándolos allá afuera, en el mundo, en el ciberespacio. En lo personal, el trabajo de traducción a distancia con clientes y agencias en el extranjero significa el 90% de mis ingresos actuales, sino más. Eso lo dice todo. De clientes extranjeros bien escogidos y filtrados podrán recibir el trato que merece un profesional, las tarifas justas y -lo más importante- el trabajo regular que tanto les ha costado encontrar. A los que no consiguen nada, a los que tienen que "venderse" por dos pesos, a los que buscan sin salir del barrio: amplíen sus horizontes, sin miedo, sin pudor, sin vergüenza. ¿Por qué insistir con Chile y sólo con Chile? No digo que debamos cesar en nuestro esfuerzo por defender e intentar mejorar el mercado local. Pero al mismo tiempo que batallamos por esa causa, no temamos explorar lo que nos ofrece ese enorme mundo que se despliega más allá del paisaje familiar y cotidiano. La triste -pero al mismo tiempo afortunada- realidad es que el grueso de las oportunidades está allá, no aquí, dentro de estas cuatro paredes llamadas Chile.

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Académicas

¿Traductores especializados o especialistas en traducción? Reflexiones en torno a la futura formación de traductores e intérpretes en el ámbito europeo

Martin Kreutzer (Universidad Las Palmas de Gran Canaria) Wilhelm Neunzig (Universitat Autònoma de Barcelona)

ACTES DEL II CONGRÉS INTERNACIONAL SOBRE TRADUCCIÓ, BARCELONA: UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA

Todos sabemos que uno de los objetivos de la universidad es formar a profesionales, es decir, transmitir a los estudiantes los conocimientos y procedimientos propios de la materia con el fin de que los apliquen —al acabar la carrera— en el ejercicio de su profesión, sea como profesionales independientes o como empleados de empresas públicas o privadas. Éste, sin embargo, es sólo uno de los aspectos de la formación universitaria, ya que el personal docente de las universidades se suele reclutar entre los titulados universitarios y éste, a su vez, constituye la base de la investigación universitaria. En otras palabras, la formación de futuros licenciados debe adaptarse a los tres aspectos profesionales mencionados, o sea, debe producir profesionales para el mercado, para la enseñanza universitaria y no universitaria y también investigadores que sean capaces de descubrir nuevos métodos y procedimientos en su respectiva área y las áreas afines.

En lo que se refiere a nuestra área de conocimiento, es decir la Traducción e Interpretación, hay que resaltar que gran parte de los conocimientos que se transmiten no pertenecen al área de translatología propiamente dicha, sino que son parte íntegra de disciplinas afines o complementarias como pueden ser la lingüística, la documentación, la terminología, las ciencias de cultura y civilización o, por qué no, la sociología o la antropología. O sea, la translatología es una disciplina que se nutre parcialmente, como todas las disciplinas científicas, de otras disciplinas, mientras que lo propio de nuestra disciplina es la aplicación de dichos conocimientos y el desarrollo de procedimientos —o métodos— y de habilidades específicas que constituyen los recursos necesarios para que el licenciado en Traducción e Interpretación pueda afrontar los retos ya mencionados: el trabajo como traductor/ intérprete en la comunicación multilingüe y multicultural, en la enseñanza y en la investigación.

Todo ello contrasta notablemente con el estatus de nuestra disciplina en la sociedad actual y también con la situación real que tienen que soportar los traductores/ intérpretes en este momento. Nuestra área de conocimiento sigue sufriendo un cierto desprestigio dentro de la sociedad, por motivos bien conocidos: la falsa imagen que se tiene del trabajo del traductor, las pésimas condiciones de trabajo y la, a menudo, inadecuada remuneración, la intrusión de no-profesionales y la invisibilidad de los complicados procedimientos que una buena traducción/ interpretación requiere.

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En cambio, lo que sí salta a la vista —y hay que admitir este hecho— son los errores que cometen los traductores e intérpretes al verse enfrentados a un mundo cada vez más complejo y a traducciones cada vez más especializadas.

Para afrontar esta situación, en los centros universitarios responsables de la formación de traductores/ intérpretes —y especialmente en los países europeos con mayor tradición translatológica— se está apostando cada vez más por una mayor especialización de los futuros traductores para adaptarse así a las supuestas “exigencias del mercado”. Esto significa que en estas facultades de Traducción e Interpretación priman las necesidades del sistema productivo, en detrimento de una formación científica e integral. En los planes de estudios se va priorizando la adquisición de conocimientos de materias como economía, derecho, electrónica, medicina, etc. y la práctica de meras “técnicas translatorias” para solventar los problemas que se plantean al traductor a la hora de traducir textos de esta índole. El elevado número de asignaturas que van orientadas a dicha especialización del futuro licenciado resta, sin duda, cada vez más importancia a las mismas asignaturas teóricas, no sólo del campo de la translatología sino también de las disciplinas afines que podrían ofrecer al estudiante una visión más amplia y al mismo tiempo más profunda de su propia disciplina.

El resultado de tal concepción es y será siempre un traductor especializado con conocimientos específicos en una o varias áreas de conocimiento ajenas a su propia área, pero nunca será un especialista en su propio campo científico, es decir, un especialista en translatología. ¿Qué es, pues, un especialista en translatología? A nuestro modo de ver, es un profesional con una sólida base científica, capaz de afrontar traducciones y/ o interpretaciones de cualquier índole y no sólo de algunos campos en los que se ha especializado antes, sino de afrontar cualquier situación comunicativa, capaz de enseñar a futuras generaciones de estudiantes de Traducción e Interpretación y también capaz de abrir nuevos horizontes a través de la investigación en nuestra área y en los campos afines. Dicho de otra manera, el especialista en traducción es un licenciado universitario en el sentido tradicional del término, que no considera su carrera como una formación profesional impartida en una escuela técnica o una escuela universitaria, sino que es un especialista con conocimientos sólidos de su propia disciplina y de las disciplinas afines, un profesional, pues, consciente de la interdisciplinaridad de su propia ciencia.

En este contexto es interesante observar la dicotomía entre los planteamientos teóricos de diversas “escuelas” tradicionales de traductología —o mejor dicho de translatología, un término que integra la traducción y la interpretación— y los planteamientos prácticos en los planes de estudios de las universidades que representan dichas escuelas. Por un lado, en una de las teorías funcionalistas más aceptadas en el ámbito de la translatología se reivindica que la translatología es una subdisciplina de las ciencias de cultura y civilización y, por otro lado, en el plan de estudios de la universidad correspondiente prima la especialización en áreas como, por ejemplo, empresariales. Creemos que este planteamiento no corresponde al abanico de posibilidades que ofrece y ofrecerá realmente el mercado a las futuras promociones de nuestras facultades.

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Para volver a nuestro tema, ¿qué significa este tipo de especialización dentro de un plan de estudios de Traducción e Interpretación? En todo caso, no significa una profundización de los conocimientos sobre aspectos concretos de nuestro campo, sino un mero “estudiar además otra cosa” como reflejan los planes de estudio de muchas universidades europeas. Además, existen propuestas de reforma curricular que llegan a reivindicar que la especialización, en un futuro, debe ser elevada a una materia principal o troncal y, además, sitúan una posible interdisciplinaridad entre la translatología propiamente dicha y otros campos científicos como, por ejemplo, la medicina, es decir, definen la interdisciplinaridad de nuestra área mediante sus relaciones bilaterales con otras áreas de conocimiento que no son afines a nuestro campo. En nuestra opinión esto es contraproducente para un área que ya es interdisciplinaria de por sí, la cual, por un lado, existe como profesión reconocida desde tiempos ancestrales y, por otro, tiene una cortísima tradición como ciencia moderna (en este contexto nos gustaría señalar que en España desde hace sólo dos años se imparten clases de traducción e interpretación en una facultad y no en una escuela universitaria).

Hemos utilizado repetidas veces el concepto “interdisciplinaridad”, que entendemos como la interacción entre dos o más campos científicos. ¿Cómo se manifiesta dicha interacción? Podríamos distinguir a grosso modo cinco formas de interdependencia entre disciplinas.

1. Un área del conocimiento se apoya en otras que se denominan sus disciplinas auxiliares para facilitar su trabajo. Aquí se encontrarían materias como la estadística aplicada a las ciencias sociales, la iconografía como ciencia auxiliar de la historia, etc., y, en nuestro campo, la informática aplicada a la traducción, bancos de datos, o, desde luego, la traducción aplicada a la medicina, al derecho, etc.

2. Un área de conocimiento necesita estudiar otras áreas que podríamos denominar “áreas afines” para completar y profundizar sus conocimientos; por ejemplo, la fisiología aporta su saber a la psicología en cuestiones de la psicosomática, la química a las ciencias medioambientales, etc. La translatología necesita apoyarse en una gran cantidad de ciencias afines, como la lingüística comparada, la historia de la traducción, la documentación, la lexicografía, la terminología, la psicolingüística y sociolingüística y, también, la estilística, la retórica, la teoría y lingüística de textos y un largo etcétera.

3. Un área de conocimiento se apoya en otra para formular sus hipótesis de trabajo o para verificarlas. Aquí cabrían, por un lado, las ciencias necesarias para el estudio de todos los campos científicos que podemos denominar las “metaciencias” como la metodología científica, la epistemología, la estadística analítica, la teoría experimental y otras. Por otro, cabrían aquí todas las actividades científicas y tecnológicas de carácter metodológico o histórico relativas a una disciplina específica. Para la translatología, éstas serían, fundamentalmente, las ciencias de la comunicación y las ciencias que estudian la cultura y la civilización.

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4. Cuando las aportaciones anteriormente mencionadas adquieren una importancia destacada en el estudio de ciertos aspectos de una disciplina, se convierten en una “especialidad” del área, que a veces cobra un carácter tan propio o tan definido que se convierte en un nuevo campo científico. La informática, por ejemplo, empezó aportando sus conocimientos a la lingüística para facilitarle el trabajo mediante programas de tratamiento del lenguaje natural; después de un tiempo empezó a ser una especialidad de la lingüística aplicada y ahora ha adquirido carácter propio y ha pasado a denominarse lingüística computacional, un nuevo campo del saber que, por ejemplo, en Alemania y en Irlanda, ofrece una licenciatura y un doctorado propios. El ejemplo más evidente de este proceso es, en nuestro campo, la traducción automática, que se puede considerar una nueva subdisciplina.

5. El resultado más tangible de la interdisciplinaridad lo encontramos cuando diferentes áreas se integran en un nuevo proyecto para intercambiar sus conocimientos y definir un nuevo campo científico o, lo que es lo mismo, ofrecer a las generaciones venideras una nueva formación universitaria. Si observamos retrospectivamente, vemos que ciertos proyectos interdisciplinarios se concretaban en estudios de posgrado que, con el tiempo, se han convertido en carreras universitarias. Seguramente, muchos de los cursos de posgrado de hoy en día los encontraremos mañana como titulaciones propias en una próxima reforma universitaria. Hemos podido observar este proceso en el caso reciente de las Ciencias de la Información, Relaciones Interculturales, etc. No olvidemos que nuestra propia área nació como especialidad de la Filología y por la implicación de un número creciente de disciplinas afines —lingüística, semántica, retórica, lenguas modernas, lenguajes especializados, terminología— se ha convertido en un área de conocimiento: la translatología.

Si las facultades de Traducción e Interpretación españolas siguen el ejemplo de los países con más tradición translatórica, que apuestan por una especialización de sus estudiantes en áreas no afines en detrimento de una formación interdisciplinaria, científica e integral, convertirán la translatología en algo sin carácter propio, en una mera ciencia auxiliar que se define a través de las aportaciones unilaterales que puede hacer a otros campos, es decir, a los campos que en este momento histórico —o económico— aportan algo al sistema productivo. Exagerando un poco, podríamos hablar de la translatología como de la suma de, por ejemplo, la translatología aplicada a la economía, la translatología aplicada al derecho civil, la translatología aplicada al derecho penal, la translatología aplicada a la medicina, la translatología aplicada a la electrotécnica o a la mecánica, o, por qué no, la translatología aplicada a todas las áreas de conocimiento —o de especialización— posibles: a la microbiología genética, a la mecánica cuántica, a la gastronomía, etc. En este supuesto, y sólo dando un paso más en esa dirección, la formación universitaria de traductores e intérpretes se regularía exclusivamente por las leyes del mercado, es decir, se convertiría en una mera formación profesional, lo que cuestionaría la existencia de facultades de Traducción e Interpretación.

Este supuesto todavía sería aceptable, desde un punto de vista pragmático, si el futuro mercado de trabajo del traductor/ intérprete correspondiera a este planteamiento, pero ¿qué salidas profesionales tienen nuestros estudiantes?

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Aquí queremos referirnos a una reciente ponencia de José Lambert, de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, pronunciada en las “I Jornadas Internacionales de Traducción e Interpretación: tendencias actuales” en Las Palmas de Gran Canaria, cuyas ideas centrales, de forma muy resumida, son las siguientes: como las condiciones generales de la comunicación (en la que hay que incluir la translación) y las condiciones culturales han cambiado y seguirán cambiando de forma vertiginosa, las reglas básicas de la translación están sujetas a cambios radicales. La apertura de los países del este de Europa, la política de la Comunidad Europea, los medios de comunicación y muchos otros factores más han transformado la comunicación bilingüe en una comunicación multilingüe y han hecho que el concepto “idioma” ya sólo se pueda utilizar en plural. Otra consecuencia de dichos cambios es que una translación ya no debe tener el aspecto de una translación ni tampoco tiene que llamarse así.

¿Qué quiere decir todo esto? Nosotros entendemos que se están creando perfiles profesionales que tienen poco que ver con la imagen tradicional del traductor/ intérprete que realiza traducciones e interpretaciones de un idioma a otro. El traductor/ intérprete del futuro será un especialista en comunicación multilingüe con conocimientos de varias culturas, de relaciones internacionales, de comunicaciones sociales, por un lado, pero también con una visión general del mundo actual, incluyendo nuevas tecnologías, tendencias socioeconómicas y políticas, un especialista en crear y mantener comunicación (peacemaker) y no sólo en reproducir un texto o un discurso en otro idioma. Dos ejemplos: en grandes empresas francesas como la Renault, los intérpretes ya negocian directamente con los clientes extranjeros sobre la base de instrucciones anteriormente recibidas; o en la Telekom alemana ya existe un servicio de “interpretación” que consiste en pedirle a un intérprete que negocie de manera independiente con un cliente en el extranjero y que informe después sobre los resultados.

Resumiendo, podemos decir que tenemos que formar a profesionales que sean capaces de adaptarse con gran flexibilidad y con gran rapidez a encargos muy variados y no a especialistas que se desenvuelvan bien en un campo y que en los demás campos se desenvuelvan de manera mediocre. Esta rapidez y flexibilidad sólo se consigue si abrimos el abanico e introducimos disciplinas afines en la formación de nuestros estudiantes.

La gran oportunidad que ahora tiene España, con la institucionalización de una carrera de licenciatura en Traducción e Interpretación, se basa en poder replantearse la manera de capacitar a sus futuros licenciados para que puedan ser investigadores-profesores-pioneros en nuestra área de conocimiento, en competencia con los países de más tradición en este campo y en contraposición a nuestros antiguos diplomados que —no por falta de conocimientos o habilidades— no pudieron acceder a ser profesores o investigadores en las facultades.

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Permítannos una reflexión personal al respecto: los profesores de traducción de las facultades españolas, no hemos salido de nuestras universidades respectivas como especialistas en teoría de la traducción o en pedagogía de la traducción. Nos hemos tenido que formar de manera más o menos autodidáctica y hemos tardado bastante en ponernos al día y en definir nuestros objetivos profesionales, científicos, pedagógicos y didácticos. Es decir, hemos perdido un tiempo valioso para nuestra área de conocimiento, tiempo que, de otra forma, hubiéramos podido dedicar a la innovación pedagógica o a la investigación; y, por desgracia, tenemos que admitir que nuestros propios estudiantes saldrán de las facultades quizás como especialistas en traducción económica o jurídica, pero no como especialistas en Traducción (con mayúscula). Si ellos optan por ser profesores en una de las muchas facultades de Traducción e Interpretación que se están creando en España, tendrán que reciclarse de la misma manera que nosotros, antes de definirse frente a las corrientes científicas actuales y antes de desarrollar sus propias teorías, la base ineludible para marcar nuevas líneas de investigación.

Visto todo esto, abogamos por una formación universitaria moderna en la que se tengan en cuenta dos conceptos esenciales: en primer lugar, y volvemos a subrayarlo, tenemos que evitar cometer los errores que, en nuestra opinión, pueden observarse en las sucesivas reformas de los planes de estudios de Traducción/ interpretación en los países con más tradición translatológica y, en segundo lugar, tenemos que resaltar en los planes de estudios el carácter intrínsecamente interdisciplinar de nuestra área para reflejar los cambios que experimenta en la sociedad el papel del traductor o, mejor dicho, del especialista en comunicación multilingüe y multicultural.

Tenemos que evitar, pues, una especialización en campos no afines al nuestro y, supuestamente, relevantes para el sistema productivo:

a) No hacemos un favor al estudiante porque la realidad sólo refleja, en algunos casos concretos, la necesidad de una especialización muy definida antes de ejercer la profesión, y porque dicha especialización limita las posibilidades profesionales a la hora de acceder al mercado de trabajo y, en el mejor de los casos, condena al profesional a ejercer de traductor/ intérprete en el sentido tradicional. En las ofertas de trabajo de los periódicos, siempre se especifican los idiomas de trabajo, casi siempre se requieren conocimientos de ofimática pero, raras veces, se exigen especialidades muy concretas, ya que los empleadores suponen que el traductor es capaz de especializarse rápidamente en el tema correspondiente.

b) No hacemos un favor al estudiante, pues éste adquiere una cantidad de conocimientos ajenos a su campo y no aprende los procedimientos que le ayudan a solventar los problemas profesionales. En el caso de que un profesional quiera o tenga que especializarse, le servirá una buena metodología de trabajo para adquirir los conocimientos y procedimientos necesarios de cualquier campo específico. Esto adquiere aún mayor importancia para la práctica actual del traductor free-lance que hoy se ve obligado a realizar una traducción sobre un tema de arte y mañana una sobre el uso correcto de una tijeras especiales para la cirugía.

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c) No hacemos un favor a nuestro campo científico porque nos convertimos en una mera disciplina auxiliar para otras ciencias, como ya hemos señalado anteriormente; porque perdemos nuestra identidad y no desarrollamos conceptos nuevos que, por un lado, nos hagan profundizar en nuestra forma de concebir la aportación de la translatología al mundo de la comunicación y, por el otro, nos permitan cumplir nuestro papel en el conjunto de las ciencias.

Los planes de estudios para traductores e intérpretes tienen que reflejar, además, el carácter intrínsecamente interdisciplinario de nuestra ciencia, resaltando la enseñanza de las disciplinas afines, auxiliares o fundamentales para nuestro campo:

a) Hacemos un favor al estudiante porque obtiene una visión general de lo que está aprendiendo, recibe una amplia base para comprender y adentrarse en el proceso translatológico y se le permite el acceso a los conocimientos y habilidades que definen no sólo al traductor (en el sentido tradicional), sino al especialista en comunicación. El estudiante aprovechará, en nuestra opinión, mucho más las asignaturas relativas a la práctica de la traducción si concibe un problema contrastivo no como la aplicación de meras técnicas de traducción, sino como la realización palpable de conceptos generales de la translatología, con lo cual los procedimientos aplicados y las soluciones propuestas sí son extrapolables y generalizables.

b) Hacemos un favor a los estudiantes porque se les proporciona una amplia metodología científica que no sólo les servirá en el ejercicio de su profesión, sino también les abrirá todas las puertas para seguir formándose y para reciclarse como profesor/ investigador. En este caso, un profesional, después de varios años de práctica, podría volver a integrarse en la enseñanza universitaria y formar parte de proyectos de investigación.

c) Hacemos un favor a los estudiantes porque no estarán limitados a ejercer los trabajos tradicionales de traductor/ intérprete, sino que podrán aspirar, con ciertas posibilidades de éxito, a puestos de trabajo en todos los campos afines como, por ejemplo, en los medios de comunicación, en publicidad, en editoriales, en el desarrollo de material didáctico, en estudios del mercado internacional, en la enseñanza universitaria y no-universitaria...

d) Hacemos un favor a nuestro campo científico porque, capacitando a los estudiantes a trabajar de forma científica, se puede aprovechar para la investigación parte de sus resultados de las memorias de licenciatura u otros trabajos de investigación.

e) Hacemos un favor a nuestro campo científico porque podemos reclutar nuestro profesorado entre los mejores titulados, lo que revertirá directamente en la “productividad científica” o “output científico”, cosa que a su vez revierte en el prestigio de un departamento y facilitará el acceso a la financiación interna y externa de proyectos de investigación, de mejora de infraestructura, de becas de formación investigadora, etc.

f) La enseñanza e investigación interdisciplinarias obliga a estar en constante contacto con otros campos científicos, es decir, permite estar atento de las nuevas corrientes, específicamente en el campo de la comunicación, lo que, a su vez, permite reaccionar rápidamente a cada cambio que se va vislumbrando.

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En nuestra opinión, el concepto interdisciplinario esbozado aporta tantas ventajas para nuestro campo científico y para los futuros profesionales que tendría que verse reflejado en los planes de estudio de las diferentes facultades de Traducción e Interpretación en España. Es obvio que no vamos a discutir aquí una propuesta concreta para un plan de estudios, pues sabemos que cada reforma es el resultado de un largo proceso de reflexión y discusión con todos los implicados en la formación de traductores e intérpretes.

Sin embargo, reivindicamos que las facultades actuales de Traducción e Interpretación vayan evolucionado hasta convertirse en centros de estudios de comunicación multilingüe y multicultural. La base teórica de dichos estudios la formaría la translatología y todas sus ciencias afines. Los planes de estudio tendrían que reflejar, en su primer ciclo, paralelamente al estudio de lenguas modernas y de cultura y civilización generales, disciplinas teóricas (o bloques de materias) como las siguientes: documentación, lexicografía, terminología, disciplinas que ya están recogidas en los planes actuales; lingüística general, lingüística aplicada, lingüística comparada y lingüística computacional, psico-lingüística, sociolingüística, comunicaciones sociales y relaciones culturales; relaciones internacionales (instituciones, minorías, conflictos, guerra y paz, etc.); ciencias de la información y comunicación; y, naturalmente, translatología, incluyendo sus subdisciplinas como la historia de la traducción, las escuelas tradicionales de translatología, los principales modelos translatológicos, etc. Las disciplinas destinadas a desarrollar facultades específicas, como la estilística, la retórica, la semiótica, o metodológicas, como la epistemología, la metodología de la investigación científica, la estadística analítica o teoría experimental, tendrían que verse reflejadas en una segunda fase de los estudios universitarios. Los estudios de campos no afines (como derecho, economía, electrotecnia etc.) no se realizarán sistemáticamente si no son posibles temas para las clases prácticas de traducción o interpretación. Si el mercado de trabajo exige en un cierto momento una profunda especialización, siempre cabe la posibilidad de ofrecer dichas especializaciones en estudios de posgrado.

La cuestión planteada al principio de esta ponencia, ¿traductores especializados (especializados en el sentido tradicional del término) o especialistas en traducción?, será en un futuro un planteamiento pedagógico no excluyente: el especialista en traducción será un profesional de la comunicación multilingüe y multicultural, preparado para enfrentarse a todos los retos posibles de esta área, mientras que el traductor especializado será este especialista en traducción que, por diversos motivos, ha optado por especializarse (muchas veces de forma autodidáctica) en uno o varios campos determinados.

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La vitrina

Cómo crear el pez Babel

The Economist - Technology Quarterly [Título original en inglés: How to build a Babel fish]

8 de junio de 2006

Programas computacionales de traducción: poco a poco, el sueño de la ciencia-ficción de contar con una máquina capaz de comprender cualquier idioma está más cerca de convertirse en una realidad.

Podría decirse que es el artilugio más útil de la caja de herramientas para el explorador espacial. En su obra “Guía del viajero intergaláctico”, el escritor Douglas Adams lo describe como un pez “pequeño, de color amarillo, que parece una sanguijuela”, llamado pez Babel, que uno se introduce en la oreja. Por otro lado, en la serie “Viaje a las estrellas”, se lo denomina simplemente traductor universal. Pero al margen del nombre, no hay duda sobre el valor práctico que tendría un dispositivo capaz de traducir desde cualquier idioma a cualquier otra lengua.

Sin embargo, lo más notable es que hoy por hoy dichos artificios están a punto de dejar de ser sólo un sueño, gracias al programa computacional de “traducción automática estadística”. A diferencia de los enfoques normativos previos basados en reglas identificadas por lingüistas, las que posteriormente debían ser integradas al programa en forma de código mediante una labor manual y monótona, este nuevo método no requiere el más mínimo conocimiento sobre lingüística, ni la comprensión avanzada de un idioma para poder traducirlo. En mayo de este año, los investigadores de Carnegie Mellon University, Pittsburg, comenzaron a elaborar una máquina que, según sus expectativas, podrá aprender un nuevo idioma con el sólo hecho de oír hablar a personas que lo tengan como lengua materna y, tal vez, con el tiempo, oyendo transmisiones de televisión.

“En los próximos años, habrá un desarrollo explosivo en las tecnologías de traducción”, afirma Alex Waibel, director del Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas de la Comunicación, que opera conjuntamente a través de University of Karlsruche, Alemania, y Carnegie Mellon University. Waibel prevé la existencia de doblajes automáticos en tiempo real, los que harán posible que las personas vean en su lengua materna películas o programas de televisión producidos en idiomas extranjeros. Además, los motores de búsqueda de Internet permitirán que el usuario explore compendios multilingües de documentos, videos y archivos de audio. Al final, incluso podrían existir artefactos electrónicos que funcionen como el mismo pez Babel: susurrándole traducciones al oído a una persona mientras alguien le habla en un idioma extranjero.

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Tal vez suene extravagante, pero ya existe un sistema capaz de traducir discursos o charlas entre un idioma y otro, en tiempo real y sin que importe el área del conocimiento. Para prepararlo, no fue necesario programar reglas gramaticales o sintácticas. En lugar de esto, se le ingresaron numerosos discursos con sus respectivas traducciones a un segundo idioma efectuadas por seres humanos, para que los analizara desde el punto de vista estadístico. Una de las razones que explica su buen funcionamiento son las fuentes escogidas: la Organización de Naciones Unidas y el Parlamento Europeo, instancias en las que se debate una gama temática muy variada. “A partir de estos inmensos recursos de datos, se va extrayendo el conocimiento lingüístico de manera automática”, agrega Waibel.

La traducción estadística abarca diversas técnicas, siendo la característica en común el hecho de que para pasar el texto de un idioma a otro, recurren al análisis estadístico, en vez de utilizar reglas rígidas. La mayoría de los sistemas comienza con un voluminoso corpus bilingüe. Al analizar la frecuencia de aparición en cercanía de los conjuntos de palabras en ambas lenguas, es posible determinar su correspondencia semántica. Este enfoque ofrece mucho más flexibilidad que los métodos normativos, ya que la traducción se basa en el uso real y no en la aplicación de reglas gramaticales estrictas, que no siempre se cumplen y que suelen admitir excepciones.

Abundan los ejemplos de resultados ridículos obtenidos mediante los sistemas normativos, debido a su incapacidad de procesar figuras literarias, ambigüedades o errores gramaticales. Por ejemplo, al usar un programa normativo para traducir desde el árabe la oración ′la Casa Blanca confirmó la existencia de una nueva cinta de bin Laden′, se obtuvo como resultado ′cinta de nueva presencia blanco alpino inscrito en café confirma a Laden′. “Por tanto, no es sorpresa alguna que en los últimos años los investigadores de este campo hayan migrado a la traducción estadística”, comenta Waibel.

Por fin nos estamos entendiendo...

“El enfoque estadístico, que parte sin conocimientos lingüísticos del idioma, podría parecer un procedimiento inusual, pero en realidad guarda un notable parecido con el modo en que los seres humanos intentan traducir”, explica Shou-de Lin, experto en traducción automática, quien hasta hace poco trabajaba como investigador en el Instituto de Ciencias de la Información (ISI) de University of Southern California. “Lo que hace es observar el texto y agrupar los símbolos”, algo muy similar a lo que haría una persona para intentar resolver un problema. Pero para que este método funcione, es preciso alimentar a los insaciables sistemas de traducción con cantidades descomunales de texto, para que puedan practicar. Hace poco, esta peculiaridad hizo alardear a Franz Och, experto en traducción automática de Google, quien afirmó que es probable que el gigante de las búsquedas por Internet desempeñe un papel vital en el futuro de la traducción automática, dado que ya posee un arsenal con esas características.

Los sistemas de traducción tienen una funcionalidad restringida si las personas no los pueden utilizar de un modo dinámico, por ejemplo, cuando un turista necesitar buscar un restaurante, o si un soldado desea dirigirse a los habitantes de una zona de conflicto. ¿Cuál es el as bajo la manga que guarda este método para poder desbancar a la tradicional y querida guía de bolsillo para el viajero? En los últimos años, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Defensa (DARPA), un organismo de investigación militar de los Estados Unidos, ha probado diversos proyectos que integran programas de reconocimiento de voz, traducción automática y síntesis de voz en un computador de mano. Uno de ellos, Babylon, fue desarrollado en Carnegie Mellon

University y puede traducir oralmente del inglés al árabe iraquí y viceversa.

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De Babylon al pez Babel

“Se trata de un enorme avance con respecto a los programas traductores de texto unidireccionales que usaban los soldados estadounidenses”, explica Alan Black, uno de los investigadores que participó en la creación de Babylon. Para comenzar, los iraquíes pueden contestar en su propio idioma, en lugar de asentir con la cabeza. Mejor aún, Babylon puede traducir oraciones nuevas, o sea que no se limita a unos cientos de frases fijas, como sucedía con los sistemas anteriores.

“A pesar de todo lo anterior, dista mucho de ser perfecto”, agrega el investigador. “Pero esto no debería sorprendernos, considerando la reducida capacidad de procesamiento de los computadores de mano. A modo de comparación, el hardware que ocupa el sistema traductor de charlas es casi tan gigantesco como el de un supercomputador”. Como contrapartida a su tamaño diminuto, los dispositivos de mano tienden a ser ′específicos para un área del conocimiento′, es decir, funcionan bien mientras el diálogo se circunscriba a un tema en particular.

“La siguiente fase del proyecto -comenta Black- consistirá en permitir que los aparatos de traducción portátil se alimenten en terreno. La idea es que si un viajero se encuentra con personas que hablan un idioma desconocido para el aparato, éste sea capaz de absorberlo haciendo que el programa capte muchas conversaciones. En teoría, una vez descifrado el modelo del idioma, el dispositivo podría permanecer en modo de aprendizaje frente a un televisor, aunque es preferible que personas bilingües repitan frases fijas con abundante información lingüística”.

Asimilar un idioma a partir de cero, como lo hace el ser humano, es mucho más difícil que la traducción estadística con textos en paralelo. Pero como hay una cantidad limitada de pasajes bilingües de buena calidad, en particular si se trata de lenguas menos comunes, hoy se está haciendo todo lo posible por desarrollar sistemas autónomos de traducción estadística. La meta consiste en emplear técnicas estadísticas para intuir la estructura inherente del idioma y, posteriormente, dilucidar el significado de palabras específicas. Desde luego, si esto resulta factible, se estaría sentando el camino hacia el traductor universal.

¿Cuáles son las limitaciones de los programas computacionales de traducción automática? “No hay ningún motivo por el cual no puedan alcanzar la misma calidad que los seres humanos o, incluso, un nivel superior”, asegura Waibel. De hecho, el doctor Lin y su colega Kevin Knight aplicaron técnicas de traducción estadística para tratar de comprender jeroglíficos y escrituras de antigua data que, por siglos, han desconcertado a los estudiosos. Por ejemplo, un libro del siglo XV, conocido como el manuscrito Voynich, que está en un idioma misterioso y desconocido.

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Debido a que contiene unas 20 mil palabras y presenta patrones sintácticos regulares, es improbable que sea falso. Una de las teorías que existe dice que fue escrito en un idioma conocido, pero usando un alfabeto nuevo. Se ha planteado que podría ser una forma antigua de ucraniano, carente de vocales.

El doctor Knight refutó esta teoría mediante un programa de traducción estadística, demostrando que el orden y las frecuencias de los símbolos no coinciden con los del ucraniano “Nada muy sorprendente -comenta- ya que la mayoría de los estudiosos actualmente descarta esa teoría“. Pero esto le valió una pequeña victoria, pues pudo poner a prueba su programa traductor con lo más parecido que encontró a un idioma alienígeno: “queríamos traducir documentos jamás vistos”.

“Con la condición de que exista alguna referencia estructural de contenido en común, no hay impedimento alguno para traducir una lengua foránea”, comenta el doctor Waibel. “Por lo general, los idiomas con los que trabajan los investigadores de la traducción automática en el laboratorio son tan desconocidos, que bien podrían ser de otro mundo. Como anécdota, uno de nuestros alumnos creó un traductor de Klingon”, comenta, refiriéndose a la lengua alienígena ficticia que aparece en “Viaje a las estrellas”.

“Pero tal vez la mejor forma de traducir un idioma de otro mundo es intentando comunicarse con los delfines”, sugiere el doctor Black. Él y sus colegas creen que es posible desentrañar el lenguaje de estos animales a través de programas computacionales de traducción estadística, analizando los gorjeos, chasquidos y silbidos de cetáceos no domesticados que habitan a distancia de la costa de las Bahamas. “El desafío consiste en obtener buenas muestras e identificar ′palabras′. Recién entonces podremos analizar la estructura y frecuencia”.

Hasta ahora, con su equipo, sólo han podido determinar silbidos de identidad, es decir, los llamados que emplean para identificarse. Después de todo, parece que terminará por hacerse realidad la posibilidad, planteada por Douglas Adams, de que una criatura con forma de pez nos inicie en la comprensión de idiomas alienígenos.

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Actividades, cursos, talleres

Traducción literal vs traducción idiomática: Interferencias lingüísticas y técnicas de traducción. Buenos Aires (Argentina). El 8 y el 15 de septiembre de 2006, entre 15.00 y 17.00 horas en la Facultad de Lenguas Modernas de la Universidad del Museo Social Argentino, Av. Corrientes 123, Buenos Aires, Argentina (www.umsa.edu.ar). Taller en inglés dictado por la profesora Norah Marcela Azúa. Consultas: [email protected]

Plain English Guidelines: An Editing Tool For Translators. Buenos Aires (Argentina). El 9 y el 16 de septiembre, entre 10.00 y 13.00 horas en la sede Callao del Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires (CTPBA). Taller a cargo de la traductora pública Rita Tineo. The purpose of the course is to provide translators with a general view of the main drafting rules currently used by English speaking lawyers. Arancel no afiliados: US$60. Inscripciones en línea en http://www.traductores.org.ar/nuevo/home/cursos_presenciales/?id_ruta=6&nivel2=130&nivel3=131&mes=08 hasta el 06 de septiembre de 2006. 1 Traducción de archivos HTML. Buenos Aires (Argentina). El 13 de septiembre de 2006, entre las 09.00 y las 12.00 horas en la sede Callao del Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires (CTPBA). Curso teórico-práctico para traductores de todos los idiomas dictado por la traductora pública Gisela Donnarumma. Se requieren conocimientos básicos de sistema operativo Windows y operación de PC. Arancel para no afiliados al CTPBA: 35 dólares. Inscripciones hasta el 22 de Agosto de 2006 http://www.traductores.org.ar/nuevo/home/cursos_presenciales/?id_ruta=6&nivel2=130&nivel3=131&mes=08. Análisis y cotización de proyectos de traducción. Buenos Aires (Argentina). El 15 y el 22 de septiembre de 2006, entre 16.00 y 18.00 horas en la Facultad de Lenguas Modernas de la Universidad del Museo Social Argentino, Buenos Aires, Argentina (www.umsa.edu.ar). Taller dictado por la profesora Patricia García Ces, para traductores, intérpretes y estudiantes. Informaciones: [email protected] Primeras Jornadas Internacionales de Traductología: Hacia un encuentro de lenguas y culturas. Córdoba (Argentina). Del 21 al 23 de septiembre de 2006 en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina. Encuentro dirigido a docentes, investigadores y alumnos de grado y postgrado y de nivel terciario cuya área de interés o especialización sean la traductología. Informaciones: [email protected] - [email protected] - [email protected] Trados introductorio. Buenos Aires (Argentina). El 29 de septiembre de 2006, 18.30 a 21.30 horas, sede Callao del Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires (CTPBA). Curso teórico-práctico para traductores dictado por la profesora Valentina Muguerza. No se requieren conocimientos ni cursos previos. Se requieren conocimientos básicos de computación, sistema operativo y Microsoft Office. Arancel no afiliados: US$ 40. Inscripciones http://www.traductores.org.ar/nuevo/home/cursos_presenciales/?id_ruta=6&nivel2=130&nivel3=131&mes=08 hasta el 22 de agosto de 2006. 2

1 Este curso se repite en las mismas condiciones los días 2 y 9 de octubre.

2 Este curso se repite en las mismas condiciones el 27 de octubre y el 24 de noviembre de 2006.

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VII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de Australasia (AILASA). "Hipermundo: lengua, cultura, historia". Sydney (Australia). Del 27 al 29 de septiembre de 2006, en University of Technology, Sydney, Australia. Los 400 años del Quijote en 2005 nos recuerdan la importancia de la lengua no solamente como herramienta de comunicación, sino como medio que define la cultura, la identidad y la nación. Informaciones: [email protected] - [email protected] Traducción asistida con SDL Trados. Curso online. Del 22 de septiembre al 1 de diciembre de 2006. Organiza SIC, SL, empresa asociada de la Universitat Virtual UOC (www.uoc.edu ). Duración estimada de 100 horas. Arancel: 395€ hasta el 31 de agosto y después, 465€. Informaciones: http://www.torsimany.com/docsesp/sfcursosvirtuals.htm Traducción de páginas web. Curso online. Del 29 de septiembre al 1 de diciembre de 2006. Organiza SIC, SL, empresa asociada de la Universitat Virtual UOC (www.uoc.edu ). Duración estimada de 90 horas. Arancel: 377€ hasta el 31 de agosto y después, 444€. Informaciones: http://www.torsimany.com/docsesp/sfcursosvirtuals.htm Segundo Encuentro Nacional de Estudiantes de Postgrado en Ciencias del Lenguaje: El Problema de la Investigación: Cómo y Para Qué. Santiago de Chile. El 6 de octubre 2006, organizado por los estudiantes del Programa de Magíster en Letras, mención lingüística, de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Informaciones: http://www.uc.cl/letras/html/frames/fr_congre.html

Nuevas investigaciones en los estudios de traducción e interpretación (Tarragona, España. El 6 y 7 de octubre de 2006. Conferencia internacional, en inglés y español, que reunirá a jóvenes investigadores cuyo trabajo gira en torno a los estudios de traducción e interpretación. Informaciones: http://isg.urv.es/seminars/2006_new_research

I Seminario de interpretación simultánea: técnicas y ejercicios. Caracas (Venezuela). Del 7 al 11 de octubre de 2006, organizado por la Escuela de Idiomas Modernos (EIM) de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Idiomas de trabajo: inglés, francés y español. Informaciones: [email protected] - http://www.fundeim.org/ Diplomado en traducción técnica y herramientas electrónicas. Modalidad online. Del 15 de octubre al 20 de diciembre de 2006. Organiza la Universitat Rovira I Virgili. Duración estimada de 50 horas. Inscripciones hasta el 15 de septiembre. Valor: 500€. Informaciones: http://isg.urv.es/publicity/masters/courses/etools.html Postgraduate Certificate in Translation Studies. Modalidad online. De octubre de 2006 a julio de 2007. Organiza University of Manchester. Módulos: Induction, Introduction to Translation Studies, Commercial Translation Spanish and English. Plazo de postulación: 31 de agosto de 2006. Arancel para estudiantes no comunitarios: £2,500. Informaciones: [email protected] - [email protected]

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Marketing de servicios profesionales (Modulo 3). Buenos Aires (Argentina). El 28 de octubre de 2006, entre las 09.00 y las 18.00 horas en la sede Callao del Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires (CTPBA). Corresponde en esta fecha el módulo 4: Marketing personal y marca propia para un traductor público. (Los módulos anteriores no son prerrequisito.) Taller dictado por el Lic. Manuel Schneer, consultor especialista en desarrollo profesional, cambio, estrategia y marketing para organizaciones e individuos. Arancel para no afiliados al CTPBA: 150 dólares. Inscripciones en línea en http://www.traductores.org.ar/nuevo/home/cursos_presenciales/?id_ruta=6&nivel2=130&nivel3=131&mes=08 hasta el 23 de Agosto de 2006. 3

Marketing de servicios profesionales (Modulo 3). Buenos Aires (Argentina). El 28 de octubre de 2006, entre las 09.00 y las 18.00 horas en la sede Callao del Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires (CTPBA). Los módulos anteriores no son prerrequisito. Corresponde en esta fecha el módulo 4: Marketing personal y marca propia para un traductor público. Taller dictado por el Lic. Manuel Schneer, consultor especialista en desarrollo profesional, cambio, estrategia y marketing para organizaciones e individuos. Arancel para no afiliados al CTPBA: 150 dólares. Inscripciones en línea en http://www.traductores.org.ar/nuevo/home/cursos_presenciales/?id_ruta=6&nivel2=130&nivel3=131&mes=08 hasta el 23 de Agosto de 2006. 4

Plan profesional de traducción inglés al español para licenciados universitarios. Santiago de Chile. Plan profesional de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Postulaciones entre el 11 de septiembre y el 15 de diciembre de 2006. El plan está dirigido a licenciados de universidades nacionales o extranjeras. Requisitos adicionales: examen de competencia en lengua española e inglesa y entrevista personal. Duración: dos semestres académicos. Una vez aprobados los 12 cursos, el alumno deberá realizar una práctica profesional de dos meses y rendir un examen de titulación. Arancel: $1.950.000 (valor referencial). Informaciones: María Isabel Diéguez Morales, coordinadora, teléfono: 56/2/3547901 - [email protected], y Carolina Lemus Abarca, secretaria, teléfono: 56/2/3547902 - [email protected] .

3 El módulo 5 (Plan de negocios, marketing y ventas para un traductor público) de este taller se dictará el 18 de noviembre de 2006. 4 El módulo 5 (Plan de negocios, marketing y ventas para un traductor público) de este taller se dictará el 18 de noviembre de 2006.

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Noticias desde COTICH Nueva imagen para nuestro colegio Al cambio de nombre, se suma un cambio de logotipo del COTICH. La idea fue mantener la trayectoria del anterior en cuanto a trazos principales. Hacemos hincapié en que le pusimos acento a la palabra intérprete (las mayúsculas igualmente obligan), porque queremos ser un ejemplo que cómo debieran escribirse éstas en el idioma español.

Nuevos pasos hacia la Federación de Asociaciones Gremiales de Traductores e Intérpretes de Chile. El 2 de septiembre, se realizará en Santiago la tercera reunión de la futura Federación de Asociaciones Gremiales de Traductores e Intérpretes de Chile. A la cita acuden representantes de los directorios de la Asociación Gremial de Traductores e Intérpretes de Valparaíso, la Asociación Gremial de Traductores de Chile (con sede en Concepción) y del COTICH, que será la entidad anfitriona. En la ocasión, se trabajarán temas como los estatutos de la Federación, la creación de nodos a lo largo del país y las futuras actividades de la Federación, entre otros.

Día internacional del traductor El próximo 29 de septiembre, alrededor de las 11:00 horas, se realizará en el Campus San Joaquín de la Pontificia Universidad Católica (estación San Joaquín, línea 5 del Metro) la ceremonia de celebración del Día Internacional del Traductor, organizada por el Programa de Traducción de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el Colegio de Traductores e Intérpretes de Chile. Es nuestro anhelo contar con la mayor cantidad posible de representantes del COTICH.

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El aporte del mes

Inclusión e integración

Tablón terminológico de la Unidad ES.03 DGT, Comisión Europea

Hace unos años resultaba difícil encontrar fuentes que distinguieran estos términos con claridad, pero ahora se encuentran cada vez más referencias, sobre todo en el ámbito de la educación, y todas ellas (en inglés y en español) apuntan en la misma dirección; y es que se ha dado, y se sigue dando, un cambio en la filosofía adoptada para abordar los problemas de exclusión (por razones de discapacidad y otras): si antes las soluciones que se buscaban eran integradoras, ahora se buscan soluciones inclusivas. Ello responde, en efecto, a un cambio de planteamiento. Desde la perspectiva de la integración, es la persona con discapacidad (por ejemplo) la que, por así decirlo, constituye el problema y ha de adaptarse al sistema y a la sociedad tal como están constituidos. Por el contrario, desde el punto de vista de la inclusión, son la sociedad y el sistema los que deben cambiar para dar cabida (incluir) a todas las personas, con sus diferencias y sus peculiaridades. No tiene, pues, nada de raro que la Comisión y los Estados miembros promuevan precisamente eso. Es cierto que muchas veces se están utilizando ambos términos de forma intercambiable, y de ello se quejan quienes teorizan sobre estas cuestiones y trabajan en estos ámbitos. Por eso puede haber alguien dispuesto a reflexionar, llegado el momento, sobre si aquello de lo que habla el texto que está traduciendo debe considerarse, habida cuenta de lo explicado, inclusión o integración; el problema es que, la mayoría de las veces, no tendrá datos suficientes para fundamentar tal reflexión. Lo prudente, pues, es traducir inclusion por «inclusión».