Causas Internas

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CAUSAS INTERNAS Las invasiones inglesas al Río de la Plata Estas invasiones tuvieron gran importancia, ya que militarizaron a la sociedad y modificaron las relaciones existentes hasta entonces entre los españoles y los criollos de Buenos Aires. La primera invasión Gran Bretaña en busca de nuevos mercados donde vender sus productos industriales, ve potenciales mercados en las colonias españolas en América. Pero el problema era que en ese momento España era aliada de Francia, y que los españoles no permitían que sus colonos compraran productos a potencias extranjeras. Con el objeto de debilitar a España y de abrir el mercado rioplatense a los productos de su país, los comandantes de una expedición británica llegaron a Buenos Aires y exigieron la rendición de la ciudad. El virrey español, el marqués Rafael de Sobremonte, consideró que no estaba en condiciones de repeler el ataque, y huyó Córdoba. La defensa de la ciudad quedó a cargo de la Audiencia y del Cabildo, que optaron por rendirse. La Reconquista de Buenos Aires fue organizada por Santiago de Liniers, que reclutó un ejército de soldados y voluntarios en la Banda Oriental. Liniers atacó la ciudad y después de duros combates la reconquistó, en agosto de 1806. Luego de la retirada de los invasores, un cabildo abierto decidió quitar a Sobremonte el mando militar de Buenos Aires y entregárselo a Liniers. El héroe de la Reconquista organizó milicias urbanas, es decir, regimientos de voluntarios que recibían diariamente instrucción militar. Cada uno de estos regimientos estaba integrado por hombres del mismo origen: hubo milicias de porteños, de gallegos, de andaluces y de mulatos, entre otras. En 1807 los británicos volvieron a presentarse en el Río de la Plata, esta vez con una fuerza muy superior a la de 1806. Cuando se enteró de esta noticia, el virrey Sobremonte agrupó sus fuerzas y se trasladó a la Banda Oriental.

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CAUSAS INTERNAS

Las invasiones inglesas al Río de la Plata

Estas invasiones tuvieron gran importancia, ya que militarizaron a la sociedad y modificaron las relaciones existentes hasta entonces entre los españoles y los criollos de Buenos Aires.

La primera invasión

Gran Bretaña en busca de nuevos mercados donde vender sus productos industriales, ve potenciales mercados en las colonias españolas en América. Pero el problema era que en ese momento España era aliada de Francia, y que los españoles no permitían que sus colonos compraran productos a potencias extranjeras.

Con el objeto de debilitar a España y de abrir el mercado rioplatense a los productos de su país, los comandantes de una expedición británica llegaron a Buenos Aires y exigieron la rendición de la ciudad. El virrey español, el marqués Rafael de Sobremonte, consideró que no estaba en condiciones de repeler el ataque, y huyó Córdoba. La defensa de la ciudad quedó a cargo de la Audiencia y del Cabildo, que optaron por rendirse.

La Reconquista de Buenos Aires fue organizada por Santiago de Liniers, que reclutó un ejército de soldados y voluntarios en la Banda Oriental. Liniers atacó la ciudad y después de duros combates la reconquistó, en agosto de 1806.

Luego de la retirada de los invasores, un cabildo abierto decidió quitar a Sobremonte el mando militar de Buenos Aires y entregárselo a Liniers. El héroe de la Reconquista organizó milicias urbanas, es decir, regimientos de voluntarios que recibían diariamente instrucción militar. Cada uno de estos regimientos estaba integrado por hombres del mismo origen: hubo milicias de porteños, de gallegos, de andaluces y de mulatos, entre otras.

En 1807 los británicos volvieron a presentarse en el Río de la Plata, esta vez con una fuerza muy superior a la de 1806. Cuando se enteró de esta noticia, el virrey Sobremonte agrupó sus fuerzas y se trasladó a la Banda Oriental.

Enterado de que los británicos marchaban hacia Buenos Aires, Liniers les salió al cruce. Pero sus tropas fueron vencidas y debió retirarse. Conocida la derrota, el alcalde del Cabildo, el español Martín de Álzaga, convocó a los vecinos y a las milicias para defender la ciudad. Entre todos, levantaron barricadas en las esquinas de las calles del centro, se atrincheraron en las azoteas de las casas y esperaron la llegada de los invasores.

Los ingleses exigieron la rendición de la ciudad, pero como los defensores se negaron los británicos se adentraron en las calles de Buenos Aires, si avance fue recibido por una lluvia de balas, piedras y agua hirviendo. Al atardecer, los británicos al conocer el número de muertos y heridos entre sus tropas, decidieron rendirse.

Pensamientos Sociales

Las invasiones inglesas tuvieron un fuerte impacto en Buenos Aires. Por un lado, porque los criollos tomaron conciencia de sus propias fuerzas y obtuvieron, mediante su participación en

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las milicias, un poder de fuego del que hasta entonces no disponían. Por otro, porque pusieron de manifiesto la ineptitud de la mayoría de las autoridades españolas para defender el virreinato. Como consecuencia, los criollos presionaron al Cabildo de Buenos Aires para que destituyera al desprestigiado virrey Sobremonte y lo reemplazara por Liniers.

La situación de Liniers como virrey provisional del Río de la Plata se complicó a mediados de 1808, cuando llegaron las noticias de la invasión napoleónica a España. Como Liniers era francés, parte de la población de Buenos Aires temió que pudiera conspirar a favor de Napoleón. En enero de 1809, algunos comerciantes españoles aprovecharon esos temores para intentar deponerlo. Esta actitud generó la reacción de las milicias criollas, que vencieron a las tropas españolas.

La Revolución de Mayo

En 1809, desde España con las sospechas que pesaban sobre Liniers y lo reemplazó por un español: Baltasar Hidalgo de Cisneros. Los jefes de las milicias criollas intentaron oponerse a su designación, pero fueron disuadidos por el propio Liniers.

El virrey Cisneros procuró desactivar la creciente rivalidad por el poder entre los criollos y los españoles peninsulares. En un principio, sus intentos tuvieron éxito. Pero cuando las noticias de los problemas en España llegaron a Buenos Aires, su autoridad quedó seriamente debilitada. Esta circunstancia fue inmediatamente aprovechada por un grupo de criollos que, encabezados por Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Juan José Paso, Domingo French y Antonio Beruti, exigieron al virrey que convocara a una reunión extraordinaria de vecinos en el Cabildo, para discutir la situación. La presión ejercida por los jefes de las milicias criollas, entre ellos el comandante del Regimiento de los Patricios, Cornelio Saavedra, fue decisiva para convencer al virrey de que no tenía otra opción que convocar al cabildo abierto.

Esa reunión se realizó el 22 de mayo de 1810; asistieron alrededor de 250 vecinos, la mayoría abogados, militares, comerciantes, funcionarios y sacerdotes. Después de acalorados debates, los vecinos emitieron su voto. La posición ganadora fue la que proponía deponer al virrey y entregar el poder al Cabildo para que este nombrara una junta de gobierno local.

Al día siguiente, el Cabildo, integrado en su gran mayoría por españoles, intentó burlar la decisión de los vecinos, nombrando a Cisneros al frente de la nueva junta. Pero esta solución fue rechazada por los criollos revolucionarios, que exigieron la renuncia del virrey y convocaron al pueblo para que apoyara sus reclamos.

El 25 de mayo de 1810

La mañana del 25 de mayo, un grupo de criollos se dirigió al Cabildo, donde entregó una nota con los nombres de los que debían integrar la nueva junta. A medida que transcurría la mañana, la Plaza de la Victoria (la actual Plaza de Mayo) se fue llenando de vecinos que exigían saber qué es lo que se discutía en el interior del Cabildo.

Después de muchas idas y venidas, durante las cuales los criollos tuvieron que amenazar a los funcionarios españoles con movilizar a sus milicias y abril fuego, Cisneros renunció y la junta que había sido establecida el día 24 se disolvió.

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Se formó entonces una nueva junta de gobierno integrada mayoritariamente por criollos. El nombramiento de esta junta fue un hecho revolucionario porque reemplazar al virrey por un gobierno local dominado por los criollo significaba cuestionar la continuidad de la dominación española en el Río di la Plata. Por esa razón, esos hechos se conocen hoy en nuestro país como Ia Revolución de Mayo.

La Primera Junta

Su presidente era el comandante de los Patricios, Corneto Saavedra. Sus secretarios eran los abogados Juan José Paso y Mariano Moreno. Los vocales eran seis: dos comerciantes españoles, Domingo Matheu y Juan Larrea; dos abogados, Manuel Belgrano y Juan José Castelli; el sacerdote Manuel Alberti y el hacendado y militar Miguel de Azcuénaga.

Al asumir sus cargos, los integrantes de la Primera Junta juraron fidelidad al rey español Fernando VII, quien continuaba prisionero de los franceses; lo hicieron para ganar tiempo mientras se consolidaban en el poder y para confundir a los españoles respecto de sus verdaderas intenciones. Esta estrategia utilizada por la Primera Junta fue llamada máscara de Femando VIl.

Los gobiernos patrios y la guerra revolucionaria

Montevideo, Asunción, Córdoba y varias ciudades del Alto Perú se negaron a reconocer a la Primera Junta. Para imponer su autoridad, el gobierno instalado en Buenos Aires organizó dos expediciones militares. Una partió hacia el Alto Perú; la otra, al mando de Belgrano, se dirigió al Paraguay.

A su paso por Córdoba, la expedición que había sido enviada al Alto Perú debió reprimir una rebelión encabezada por el ex virrey Liniers. Luego los patriotas ocuparon el Alto Perú, donde suprimieron las castas y eliminaron los tributos que pagaban los indígenas.

Estas medidas disgustaron a los criollos altoperuanos, que apoyaron a las tropas realistas enviadas desde Lima. En 1811, esas fuerzas derrotaron a los patriotas y los obligaron a retirarse hasta Jujuy.

Algo similar ocurrió con la expedición al Paraguay; después de una victoria inicial ante las fuerzas españolas, las tropas de Belgrano fueron derrotadas y debieron replegarse.

Las noticias de estas derrotas desprestigiaron a la Junta Grande formada por diputados de todas las provincias, que gobernaba desde fines de 1810. Su presidente, Cornelio Saavedra, pidió licencia y se puso al frente del Ejército del Norte, dispuesto a torcer la tendencia de derrotas militares que venían sufriendo las tropas revolucionarias.

En su ausencia, el Cabildo de Buenos Aires creó, en septiembre de 1811, un poder ejecutivo integrado por tres porteños: Juan José Paso, Feliciano Chiclana y Manuel de Sarratea. Este nuevo gobierno, el Triunvirato, expulsó a los diputados elegidos por los cabildos del interior, que de esa manera se quedaron sin representación en el gobierno revolucionario.

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La Asamblea del Año XIII

A principios de 1813, comenzó a sesionar en la ciudad de Buenos Aires la Asamblea del Año XIII. A ese congreso asistieron representantes elegidos por los cabildos de Buenos Aires, Luján, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Entre Rios, Santiago del Estero y Tucumán.

También enviaron diputados la Banda Oriental y las ciudades altoperuanas de Mizque, Chuquisaca y Potosí. Los representantes orientales llegaron con el expreso mandato de impulsar la declaración de la independencia y la organización de un sistema político confederal similar al utilizado por los estadounidenses entre 1776 y 1787. También se opinian a la instauracion de Buenos Aires como capital de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Esas instrucciones no fueron del agrado de la mayoría de los diputados, que eran partidarios de instalar en Buenos Aires un gobierno central con amplios poderes.

Para evitar que las ideas propuestas por los representantes orientales los diputados porteños impulsaron el rechazo de los representantes de la Banda Oriental.

En España parecía inminente que Fernando VII regresaría al trono y enviaría expediciones para recuperar sus dominios en América. Por otra parte, luego de las derrotas de Manuel Belgrano en el Alto Perú, se esperaba que los realistas invadieran el norte del actual territorio de nuestro país.

Esas circunstancias atemorizaron a los diputados de la Asamblea, que prefirieron no proclamar formalmente la independencia hasta que no se confirmaran los rumores acerca de la situación europea.

La Asamblea del Año XIII no cumplió sus objetivos, ya que no logró ploclamar la independencia ni sancionó una constitución. Sin embargo, adoptó el Escudo Nacional y la Marcha Patriótica como símbolos patrios, y dispuso la celebración del 25 de mayo como fiesta cívica. También estableció que la imagen del escudo reemplazara a la del rey en las monedas y en los documentos públicos. De esta manera, cayó "la máscara de Fernando VII": los gobiernos instalados en Buenos Aires dejaron de expresar que "custodiaban los derechos del rey de España".

A partir de enero de 1814, los gobiernos locales dejaron de ser colegiados (es decir, integrados por varios miembros) para quedar a cargo de una sola persona: el director supremo. Para ocupar ese cargo, la Asamblea designó a Gervasio Posadas, y el Directorio reemplazó así, como sistema de gobierno, al Segundo Triunvirato.

Principales medidas:

Proclamó la teoría de la representación política. Declaró el principio de la soberanía del pueblo. Resolvió la libertad de las provincias rioplatenses. Estableció el Escudo Nacional Argentino.

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Encargó la composición del Himno Nacional Argentino. Autorizó el uso de la escarapela argentina. Abolió el uso del escudo de Armas de España. Mandó a acuñar la primera moneda nacional en oro y plata en la Casa de la Moneda

de Potosí. Suprimió el uso de la efigie del rey de España sustituyéndola por el escudo nacional. Declaró fiesta cívica al 25 de Mayo. Dictó la libertad de vientres de las esclavas. Puso fin al tráfico de esclavos. Suprimió los títulos de nobleza. Derogó el servicio personal de los indios Libró a los indios de la obligación de pagar el tributo. Abolió la Inquisición. Determinó que la religión católica era el culto oficial del Estado. Declaró la libertad de cultos. Estableció el patronato. Aprobó un estatuto reglamentario, que reemplazó al poder ejecutivo colegiado, el

Triunvirato, por uno unipersonal, el Directorio. Suprimió la práctica de la tortura y quemó los elementos de tortura en las plazas

públicas. Proclamó la libertad de imprenta. Ordenó realizar un censo nacional. Otorgó franquicias para el comercio.