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  • Autoridades de la Facultad de Humanidades

    Decano: Prof. Aldo Fabin Lineras

    Vicedecana:

    Prof. Liliana Ramrez

    Secretaria Acadmica: Prof. Mariana Cecilia Ojeda

    Secretaria de Posgrado:

    Prof. Teresa Laura Artieda

    Secretaria de Extensin, Capacitacin y Servicios:

    Prof. Norma Elena Bregagnolo

    Secretario de Asuntos Estudiantiles Prof. Santiago Mendoza

    Los conceptos, ideas y opiniones contenidos en los trabajos firmados son de exclusiva

    responsabilidad de sus autores.

    Diseo de tapa: Marina Campusano

    La correspondencia y el canje puede dirigirse a la Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Nordeste, Avenida

    Las Heras No.727, C.P. 3.500 Resistencia Chaco Repblica Argentina TELEFAX: 54-03722- 446958

    EMAIL: [email protected] ISSN: 2422 6300

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    ndice

    Presentacin..3 Los enunciados como martillos. Foucault y el dominio semio-lingstico Aldo Avellaneda.5 Influencia en comunicacin: el framing como una teora independiente de la agenda setting. Leticia Quintana Pujalte15 Las condiciones del modo de ver en Walter Benjamin Daniel Chao...23 La problemtica y los cambios dados en el concepto de arte Florencia Mosqueda..31 La superacin de limitaciones en la teora de la Agenda Setting Irina Tognola.39

    La verdad como forma discursiva: cmo logra ser impuesta por el poder Mariano Vallejos...47

    Debates acerca de la teora y praxis sociales comunicativas Dra. Nidia Abatedaga55

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    Presentacin Con gratitud presentamos el primer nmero de los Cuadernos de Ctedra de Teoras

    de la Comunicacin Social III, de la Licenciatura en Comunicacin Social, Facultad de Humanidades, UNNE. Luego de un periodo de gestacin de ms de seis meses, entre seleccin de trabajos de los estudiantes, elaboracin de los trabajos propios, asistencia de correccin mutua, consulta por detalles administrativos, de edicin, etc. compartimos un total de siete escritos que abordan distintos aspectos de las teoras de la comunicacin y, en general, de algunas reas del pensamiento social contemporneo.

    Con la serie de publicaciones que iniciamos en este nmero queremos incluir trabajos de estudiantes, del equipo de ctedra y de colegas que estn desarrollando investigaciones en algunas de las innumerables zonas en las que las teoras de la comunicacin gozan de vitalidad en la actualidad. Aspiramos a que la comunidad universitaria, en principio colegas y estudiantes de la carrera y de la Facultad de Humanidades, puedan acudir, toda vez que sea de su inters, a las publicaciones de la ctedra y que estas puedan ser, no solamente un espacio de visibilizacin del trabajo ulico, sino un terreno frtil de vnculos y trabajo acadmico mancomunado.

    En principio hemos pensado en una periodicidad anual, con una salida estipulada tentativamente para los meses de marzo o abril, de modo tal que las sucesivas publicaciones recojan parte del trabajo del ao lectivo anterior del equipo, pero tambin una seleccin de los trabajos presentados por los estudiantes para la promocin de la materia.

    Qu esperar de un Cuaderno de Ctedra de una materia como Teoras III. No duplicaremos aqu, como suele hacerse, el espacio pedaggico. No presentaremos guas de lecturas, apuntes de los docentes o los adscriptos, calendarios, etc. Aspiramos a presentar producciones. Y con ello nos referimos a lo que estamos pensando, intentando problematizar o relacionar. Queremos presentar pequeas investigaciones, tal vez inclusive relevamientos bibliogrficos que vengan a enriquecer un campo acotado de discusin.

    Entendemos que publicaciones como la presente permiten constatar que las tareas en el aula exceden con creces la modalidad enseanza / aprendizaje o, mejor dicho, que existen formas de exceder esa duplicidad que condena y autoriza, entre otras cosas, a la produccin estereotipada de manuscritos (los apuntes de clase de los docentes as como los trabajos para acreditar la promocin de la materia por parte de los estudiantes). Si bien en uno y otro caso pueden darse procesos genuinos de sistematizacin de conocimientos o de indagacin de algn problema, la apertura que genera la publicacin de los trabajos, nos allana a unos y a otros a las mismas vicisitudes: la exposicin ordenada y coherente de un discurso que intenta comunicar algo a alguien que no necesariamente es el estudiante o docente de la ctedra.

    Junto a lo anterior, tambin aspiramos a que los estudiantes puedan disponer de una experiencia de publicacin de sus trabajos, toda vez que ello significa que puedan repensarlos ya no en funcin a los requerimientos de una ctedra, sino conforme a los criterios generalmente empleados para la publicacin de escritos acadmicos.

    Finalmente, agradecemos a los estudiantes Mariano Vallejos, Irina Tognola y Florencia Mosqueda por la responsabilidad y esmero en la revisin de sus estimables trabajos. A Mariana Blanco y Alejandro Bojanovich, adscriptos a la ctedra, quienes aunque y por cuestiones de tiempo no estn presentes con sus trabajos en este nmero, participan de varias maneras en las diversas instancias del cursado y al hacerlo, vuelven ms cooperativo el trabajo docente. Tambin y con mucho cario a la profesora Dra. Nidia Abatedaga, por su colaboracin en este nmero con un trabajo realmente sugerente respecto a la relacin entre teora y praxis social constitutiva de las teoras de la comunicacin.

    Resulta reconfortante saber que los tres nos hemos formado con ella en esta misma ctedra, sea bajo la figura de estudiantes o adscriptos, y que hoy, a la distancia pero con la misma

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    generosidad y empeo, persevera en esto de estimular el pensamiento para poder pensar despus de todo, de otro modo.

    Aldo Avellaneda, Daniel Chao, Leticia Quintana Pujalte,

    Agosto de 2013

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    Los enunciados como martillos. Foucault y el dominio semio-lingstico Aldo Avellaneda Resumen

    La nocin de enunciado resulta en el vasto campo semitico y lingstico una pieza central que anuncia el nivel en el que se realizan los estudios, y al hacerlo funciona a la vez como un criterio de ajuste metodolgico (la delimitacin de las unidades de anlisis). En no pocos casos, la nocin de enunciado presente en los trabajos de la dcada del '60 de M. Foucault ha sido empleada para realizar esta tarea, homologndola a lo que con el mismo trmino se descubra a los anlisis semio-lingsticos. Una mirada ms cercana permite sealar discontinuidades con el instrumental clsico de estas ciencias. El trabajo se divide en dos partes. En un primer momento se repasa la nocin de enunciado en la teora de la enunciacin y en la denominada escuela francesa del anlisis del discurso, ms precisamente en uno de sus perfiles, aquel que se ha esforzado en una conexin entre lingstica y marxismo. Se presta atencin al dominio propuesto y se lo contrapone a algunos principios de trabajo de M. Foucault. En un segundo momento se identifican y describen algunas caractersticas de su propia nocin de enunciado y del marco en el que fue utilizada.

    Palabras Clave: Foucault enunciado teora de la enunciacin Escuela francesa

    de AD Figuras y recorridos Tres figuras imaginarias repartidas a lo largo de un cuadro permiten presentar el

    objetivo y la direccin de este escrito. De un lado un filsofo de la excedencia poltica, del poder, del discurso. Del otro lado, el pensador de la poltica como algo delimitable y especfico, del carcter eficaz, s, pero tambin congnitamente imperfecto y torpe de las estructuras molares y moleculares de dominacin, y del discurso como algo que no se relaciona nicamente con el sentido.

    Una tercera figura recorre, dubitativa y con intenciones de meticulosidad, todo el arco que se dibuja desde aquella primera figura hacia la segunda. Muchos trabajos han tomado ese camino, aunque no pueda decirse que sea la principal orientacin. Es, en todo caso, el peregrinaje de este escrito, enfocado exclusivamente en lo que respecta a la cuestin del discurso.

    Deleuze haba profetizado a mediados de los 80 una de las asociaciones en las que Foucault podra verse envuelto. Los anlisis del discurso y el problema del sentido (Deleuze: 2013, 27). De hecho, es lo que ocurri durante las dos dcadas siguientes. Foucault fue recuperado por semilogos, lingistas y comunicadores para pensar los objetos discursivos o las formaciones discursivas, unos y otros interesados en tratar de entender los discursos como prcticas que forman sistemticamente los objetos de que hablan (Foucault, 2008b: p. 68).

    Lejos de cualquier intencin de llevar a juicio tales o cuales formas de utilizacin de un autor, ms an cuando esto ha servido para estudios cuya diversidad y productividad resulta en no pocos casos bien interesantes, lo que aqu se intenta es trazar una serie de ideas y rutas de lectura que visibilizan tomando como eje la nocin de enunciado diferencias en lo relativo a las operaciones analticas implicadas y en las que se pudo jugar el recurso a lo no lingstico (no sintctico, no semntico). Partimos de la sospecha de que en la operacin de aplicacin de Foucault a problemas trazados en el campo lingstico-semiolgico, ste ha sido reinscripto en el problema de la inmanencia textual y de las representaciones, es decir, fue ubicado finalmente en un campo que ya haba atravesado a finales de los '60 y al que todo as lo indica pareca resuelto a no volver.

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    I Diferencia y Distancia

    a Foucault delimit la utilizacin de su concepto de enunciado al separarlo de otras

    nociones en los anlisis de la lengua: frase, oracin, proposicin. Sin embargo, no repar en diferenciarlo de otros usos que - fundamentalmente desplegados por lingistas se estaban haciendo del mismo trmino, en esos mismos das.

    Tal vez el ms conocido de estos usos deriva de cierta produccin de Emile Benveniste. Casualmente, entre el ao en que Foucault emprende la tarea de preparar la Arqueologa del Saber (1966, ao adems en que vio la luz Las palabras y las cosas), y el ao siguiente a su publicacin (1969), Benveniste publica, en dos tomos y bajo el ttulo de Problemas de lingstica general, una seleccin de sus estudios de los ltimos 20 aos. Dos de los artculos all contenidos, De la subjetividad en el lenguaje y El aparato formal de la enunciacin llamaron particularmente la atencin de toda una generacin de lingistas, reorientando sus preocupaciones y consolidando un espacio para aquella lingstica de la palabra que Saussure pens como secundaria en relacin a la rutilante lingstica de la lengua.

    En estos artculos se apiaban una serie de tesis novedosas y hasta cierto punto desconcertantes para el campo lingstico. Un primer conjunto de afirmaciones relativas a la relacin entre lengua y sujeto: a) no hay subjetividad sino por y en el lenguaje, ms precisamente por su uso (pues all se observa la capacidad de un individuo de plantearse como sujeto); b) la condicin formal de emergencia de la subjetividad en el lenguaje es la estructura dialgica habilitada por ste (el hecho de que una vez en el lenguaje, el yo no es posible sin la asignacin discursiva de un tu)1; y un segundo conjunto de afirmaciones relativas a la delimitacin de una zona de estudio especfica: a) distincin entre el empleo de las formas (caractersticas morfolgicas, sintcticas, etc. de utilizacin de la lengua) y el empleo de la lengua (aspecto que interesa a Benveniste y recorta como el campo de estudio de la enunciacin), b) el pasaje de una relacin dicotmica (lengua habla) a una de complementariedad y codependencia (enunciacin-enunciado); c) la confrontacin, para el estudio, de ciertas marcas o huellas expuestas en el enunciado con el grado cero espacio-temporal que supone el acto de la enunciacin (el aqu y ahora desde el que se habla / escribe).

    Al hacer esto, Benveniste haba terminado por perimetrar un dominio especfico de trabajo y a la vez por dotar de algunas herramientas elementales a un aparato analtico capaz de afrontar el estudio de esa lengua puesta en accin, es decir y este era otro de los conceptos novedosos el discurso.

    En las dcadas siguientes los estudios dirigidos en torno al problema del par enunciacin-enunciado aceptaron, en lo fundamental, este entorno de trabajo, quedando circunscritos a dos orientaciones generales: a) lo concerniente al problema de la subjetividad en la lengua, sea en trminos de la imagen o figura del enunciador, soporte, la misma nocin foucaultiana de posicin de sujeto y otros; b) los fenmenos o marcos de regulacin de lo dicho en los que rpidamente las caractersticas del aqu y ahora se difuminaron y complejizaron (en funcin de los tipos de discursos analizados) en categoras como contexto, cotexto, situacin de enunciacin, situacin de comunicacin, condiciones de produccin, escena, textos, etc.

    Para resumir de una manera tosca lo anterior podramos decir que el problema del hombre en su discurso, que se manifest en la segunda mitad del sigo XX, signific un movimiento de separacin respecto a la estructuracin dicotmica del estudio del lenguaje

    1 Es necesario recordar que el dilogo como condicin de ejercicio de la lengua ya haba sido un elemento sealado por los crculos de lingistas rusos en la dcada del '20.

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    imperante desde comienzos de siglo. As, lo relativo al discurso no se termina de acomodar ni al estudio de la lengua (pues no es el anlisis lingstico de un texto) pero tampoco a su instancia de manifestacin (no es un anlisis psicolgico o sociolgico de un contexto) (Charadeau y Maingueneau, 2005: p. 33). Ducrot a comienzos de los ochenta directamente la denominaba lingstica de la enunciacin (Ducrot: 2001, p. 134). Emancipacin de la matriz saussureana lengua-habla y hallazgo final del lugar en el que el hombre adviene (dice y se dice).

    b

    Una segunda lnea de trabajos en los que la nocin de enunciado aparece (aunque en este caso como blanco de un ataque) queda articulada por el enfoque de la lingstica estructural, algunos aportes del psicoanlisis y del marxismo (y que en la dcada del '80 incorporara algunos elementos de la teora de la enunciacin). Se la ha conocido como escuela francesa del anlisis del discurso.

    A diferencia de la teora de la enunciacin, la lingstica estructural retiene sobre los textos el privilegio de los anlisis, suspendiendo las consideraciones sobre sus condiciones y efectos no textuales. Dubois denominara a esto la inmanencia del texto (Dubois, 1968). El peso que se otorga en otros lugares a factores no discursivos respecto al sentido de los enunciados, aqu lo tienen la morfologa y la sintaxis. Un presupuesto generalizado de todos los enfoques inmanentes al texto es que los cambios a niveles morfo-sintcticos suponen cambios semnticos. El enfoque lingstico-estructural entronca as con toda una tradicin de estudios anteriores en fonologa y filologa interesados en la estructuracin de las lenguas pero tambin en los procesos de aprendizaje.

    El encuentro con el psicoanlisis y el marxismo no cambi en lo fundamental estas caractersticas. Ms bien permiti el ejercicio de unas operaciones analticas en los textos fundadas a una teora del sujeto que, lejos de remitir a un afuera del discurso (sea por la inclusin de la situacin ceida a la emisin semio-lingstica, sea por la instauracin, a la medida de la teora de la enunciacin, de lo relativo a una subjetividad) posibilita una funcin espiralada por la cual se realiza la siguiente serie: discurso sujeto discurso. Es decir, interesa el discurso que se habla o escribe porque al hacerlo, uno habla de s. De la pareja extra e intra discursiva de locutor / enunciador pasamos a la consideracin de un eslabn que acolcha una serie de discursos cuyas condiciones estn ubicadas en otro nivel.

    Y ese nivel lo aportar el marxismo. ste pudo proveer modos especficos de enganche entre los anlisis textuales y los procesos contiguos y no discursivos. Esas cadenas discursivas aparecen directamente ligadas a ponderaciones socio-simblicas y econmicas fundamentalmente. Lo que tenemos aqu es un rgimen de coordinacin de instancias que van desde el sujeto ideolgico (interpelado por algn discurso) hasta la nocin de modo de produccin con su topicalizacin correspondiente de los actores econmicos (Pecheux, 1978: pp. 230-242).

    (4) Modo de produccin

    (3) Formacin social (2) Formacin ideolgica (1) Formacin discursiva

    Mientras que una formacin ideolgica alude a un conjunto de actitudes y

    representaciones que no son ni individuales ni universales (Pechux, dem: p. 233), y cuyas relaciones siempre son caractersticas a una formacin social especfica, las formaciones discursivas (siempre en plural), en tanto gnero de la especie formacin ideolgica pautan para una serie de discursos lo que puede y debe ser dicho, teniendo en cuenta que aquellas actitudes y

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    representaciones se ubican en una cierta relacin de puestos en el interior de un instrumento ideolgico e inscrito en una relacin de clases (Pecheux, dem: p. 234).

    Pero entonces sucede que la teora de la enunciacin-enunciado ha venido a sancionar tericamente una ilusin de la experiencia cotidiana, que alimenta la creencia del sujeto como soberano de su discurso, al postular un sujeto enunciador portador de elecciones, intenciones, decisiones (Pecheux, dem: p. 248) y considerar que

    ...el discurso del sujeto se organiza por referencia (directa, diferida), o

    ausencia de referencia a la situacin de enunciacin (el yo-aqu-ahora del hablante), que experimenta subjetivamente, tanto en los orgenes como sobre los ejes de referencia (eje de las personas, de los tiempos, de las localizaciones). (Pecheux, dem, 246)

    Se tratara de una doble ilusin, empirista subjetiva (por la cual el sujeto est en el

    origen del sentido) y a la vez formalista (por la cual la enunciacin es un sistema de operaciones).

    c Pues bien, estos dos campos de operacionalizacin de la nocin de enunciado resultan,

    por distintas razones y a niveles diferentes, extraos a aqul en el que Foucault va a trabajar a finales de la dcada del '60. Respecto al primer campo, tres diferencias elementales son importantes remarcar.

    a) Ante un enunciado, para Foucault hay que empezar por olvidarse de la pregunta por quin habla. No importa quin habla. Y esto no solamente respecto al locutor (el individuo fsico que habla o escribe) sino y fundamentalmente en relacin a la subjetividad (la modalidad existente de sujeto al interior de lo dicho). En todo momento, la produccin de textos en campos diversos (cientficos, religiosos, polticos, etc) est regulada por prcticas discursivas. Yo hablo y algo me precede. Termino de hablar y eso seguir all. Es claro que los semio-lingistas manejan un instrumental variado (sealado ms arriba) a fin de visibilizar niveles o formas de regulacin de lo dicho/escrito. Sin embargo, de una u otra forma mantienen como relevantes diferencias como locutor/emisor/enunciador y destinatario/enunciatario, etc. Y en este punto surgen las distancias respecto al trabajo foucaultiano. En ste los esfuerzos estn dirigidos antes que a individualizar huellas o marcas que caractericen al sujeto o al entorno (sea definido como real o discursivo), a la individualizacin de matrices discursivas que pautan, para coordenadas diferentes, posiciones de sujeto posibles2.

    b) Un enunciado, para Foucault, no es el correlato de la lengua (como sistema de reglas) en la vida. oh!; Maleducado!; Prohibido estacionar (letrero); etc. En este sentido hay enunciados en tanto hay emisiones semio-lingsticas. Enunciados por todas partes. Enunciados ubicuos.

    Al contrario de todo esto, un enunciado interesa en la medida en que su existencia se da en el orden de la rareza. Es decir, en la medida en que presuponemos que se pudo haber dicho otra cosa en su lugar, pero ello no ocurri (todo lo cual nos orienta hacia las condiciones particulares gracias a las que lo dicho y no otra cosa - pudo cobrar existencia).

    c) Precisamente por lo anterior, un enunciado no interesa en lo que tiene de emisin fsica (escrita u oral) con sus correspondientes coordenadas espacio-temporales asignables. Como 2 Queda por realizar de una vez el trabajo que permita paralelizar las nociones de posicin de sujeto y enunciador. Aunque lo primero que se podra decir es que las diferencias son de nivel. Mientras la nocin de enunciador est ligada a la de subjetividad, la nocin de posiciones de sujeto parece referir ms bien a patrones de subjetividad para una amplia gama de enunciados. Es decir, funciona a modo de un tertium genus en la dicotoma clsica de la semiologa de segunda generacin francesa, habituada a la divisin de sujetos de la enunciacin y sujetos del enunciado.

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    vimos, en tales casos cada manifestacin cobra, por ser tal, en su irrepetible existencia, el valor de enunciado. No sucede de la misma manera en el uso que Foucault hace de este trmino. Su materialidad no queda delimitada por un segmento temporal o por una dimensin espacial, habla o escritura. Un mismo agrupamiento de signos puede repetirse, es decir, ser reinstaurado en un campo discursivo y no por ello constituir un nuevo enunciado. Si en el punto anterior tenemos una consideracin del enunciado como no ubicuo, aqu el problema a considerar es el de su singularidad. El enunciado no est en todas partes ni cualquier manifestacin semio-lingstica constituye un enunciado.

    En resumen, el enunciado no se relaciona con la subjetividad pero tampoco con la presencia material de una emisin (haciendo de esta presencia su condicin de posibilidad). Y, a pesar de todo y como veremos en la segunda parte, cualquier agrupamiento de signos bajo ciertas condiciones podra ser un enunciado.

    En cuanto al segundo campo o dominio de utilizacin de la nocin de enunciado, la

    escuela francesa de anlisis del discurso. En relacin a las crticas que haba recibido su trabajo sobre las ciencias humanas en la dcada del '60, Foucault alguna vez respondi: La prisa con que suelen relacionarse los contenidos de un discurso cientfico con una prctica poltica enmascara, a mi juicio, el nivel en que la articulacin puede describirse en trminos precisos (Foucault, 2013: 216).

    Dos observaciones respecto a esta cita. En primer lugar el problema del nivel en el que ubicar las articulaciones. Para el caso de la escuela francesa los discursos son los lugares en los que se visibilizan (al quedar organizados de tal o cual manera) las concordancias entre - para tomar los dos extremos de la cadena un modo de produccin y una conciencia. As, los discursos reproducen, reflejan, etc. cosas pertinentes e importantes que ocurren en otro lugar. Para Foucault en cambio,

    En lugar de estar frente a una historia econmica, social, poltica que engloba una

    historia de pensamiento (que sera su expresin y algo as como su doblete) y, frente a una historia de las ideas que se refiera (sea por un juego de signos a expresiones, sea por relaciones de causalidad) a condiciones extrnsecas, estaramos frente a una historia de las prcticas discursivas en las relaciones especficas que las articulan con las otras prcticas. (Foucault, 2013a: 211)3

    As como en un anlisis econmico es posible localizar el mbito o circuito en el que

    se producen y se regulan bienes, en otro tipo de estudio es posible indagar en detalle la produccin y regulacin de enunciados. Pero estos niveles no separan empiricidades (como en el marxismo, en el que tenemos lo material produciendo y regulando lo inmaterial), sino modos de ajuste del anlisis.

    En segundo lugar, para la escuela francesa lo que resulta necesario articular ya lo vimos es lo econmico con lo ideolgico y esto con lo discursivo. Si la contrapartida de lo econmico (y a la vez su complemento) viene a ser la dimensin ideolgica, y lo discursivo es el lugar de materializacin de una conciencia, se sigue de ello dos de los presupuestos ms importantes de estos enfoques. El primero, y conocido, es el del rol vicario del discurso. El segundo, y de mayor relevancia aqu, es la asimilacin de lo discursivo a lo lingstico (con lo cual, en su registro, una formacin discursiva es una formacin lingstica).

    Para Foucault, en cambio, a) lo discursivo no es necesariamente lingstico sino relativo al campo enunciativo (aunque con pertenencia necesaria al registro de lo dicho o escrito); b) las prcticas discursivas son reglas que afectan las condiciones de existencia de los enunciados; 3 Cf Foucault, 2008: p. 160.

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    y c) la divisin entre prcticas discursivas y prcticas no discursivas no est al mismo nivel que las diferencias entre prcticas econmicas, polticas, etc. Estas pueden volverse prcticas discursivas o no en funcin de aquello que regulen. As el discurso mdico puede verse afectado por cambios en los espacios fsicos de observacin e intervencin sobre los cuerpos (espacio hospitalario), nuevos modos de registro y acumulacin de informacin sobre las patologas y sus portadores, etc. (Foucault, 2013: p. 211). Las prcticas discursivas no son prcticas de escritura. Antes bien, son condiciones particulares para modos de pensamiento tambin particulares.

    II Niveles, Relaciones, Categoras

    Una vez establecidas algunas lneas de discontinuidad en las formas de considerar la

    nocin de enunciado en Foucault y dos de las grandes vas francesas en las que esta cumpla un rol importante, toca rearmar, en primer lugar, las condiciones de posibilidad de los enunciados en el anlisis foucaulteano (por qu para Foucault es necesario tenerlos en cuenta), as como de establecer de qu hablan los enunciados, a qu refieren.

    En cuanto al primer punto. En Foucault, el estudio de las formaciones discursivas toma la forma de una descripcin de los enunciados. Pero esto es posible a condicin de no suponer que sus agrupamientos responden a una serie de nociones tomadas de manera acrtica y que actan como operadores de sntesis. Estas son la presencia de un mismo tema, de un mismo autor o la misma obra. En cuanto a las relaciones entre los enunciados, se trata adems de no aceptar sin preguntas las nociones de influencia, tradicin, de evolucin o de desarrollo. Y tampoco como sntesis mayores las de mentalidad o espritu de poca (Foucault, 2008b: pp. 33-42).

    Una vez que se ha renunciado a otorgar una solucin de continuidad entre un agrupamiento de signos y todos esos lugares, no queda otra cosa para Foucault que una poblacin de acontecimientos dispersos (Foucault, 2013: p. 230). Bien, cmo identificar, en estos acontecimientos dispersos, enunciados?

    He aqu una serie de ejemplos que da Foucault.

    No enunciados Observaciones Enunciados Observaciones

    Caracteres de plomo con los que se imprimen libros

    Instrumentos con los que se podrn escribir enunciados.

    -------

    ---------

    --------

    --------

    Signos trazados al azar por m

    enunciado de una serie alfabtica sin ms leyes que las de la casualidad

    --------

    --------

    cuadros de nmeros al azar que utilizan los estadsticos

    Enunciado de un conjunto de cifras obtenidas por procedimientos que eliminan todo cuanto podra hacer que aumentara la probabilidad de los resultados sucesivos

    Teclado de una QWERT enunciado del orden

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    mquina de escribir ------- alfabtico adoptado por las mquinas

    Tipificacin propia a partir de los ejemplos esgrimidos por Foucault (Foucault, 2008b: pp. 113-114).

    Aqu la divisin parece estar hecha entre las condiciones instrumentales de efectuacin

    de un agrupamiento de signos determinado y estos agrupamientos dados de manera efectiva. En principio tenemos la confirmacin de que los enunciados a los que Foucault se refiere son, en tanto acontecimientos dispersos, agrupamientos de signos. Tambin sabemos que en la composicin de enunciados podemos tener nmeros o cualquier agrupamiento de signos lingsticos que no formen una estructura morfosintctica delimitable (QWERT). Y estas son las primeras marcas de un acercamiento hacia el enunciado. Aunque y hasta aqu no tenemos comparacin de agrupamientos de signos entre s para distinguir los que valdran como enunciados de los que no.

    La segunda pauta de delimitacin es la que nos lleva a pensar que el agrupamiento de signos que vale por enunciado no es medible en su sentido aritmtico (medida unitaria y/o segmentable), sino ms bien en un sentido funcional. El enunciado no es una unidad sintctico-semntica (aunque en muchos casos pueda revestir formas asequibles a anlisis en este nivel). Ms an, no tenemos criterios estructurales de unidad para poder diferenciar enunciados de no enunciados en el infinito campo de lo dicho (las infinitas formas en que los signos se agrupan). Un enunciado es una funcin. Una funcin que permite visibilizar e individualizar contenidos concretos en el tiempo y en el espacio (Foucault, 2008b: p. 114-115). Con lo cual, la pregunta cambia totalmente. En lugar de preguntarnos por la extensin que resulta pertinente a un enunciado, o preocuparnos por sealarlo y diferenciarlo de los no-enunciados (condicin para lo cual debemos seguir ubicando en un mismo nivel lo relativo a lo enunciado y lo pertinente a lo manifiestamente dicho o escrito), nos interrogamos acerca de qu agrupamientos de signos (o qu signo) pueden cumplir una funcin enunciativa, es decir, dar cuenta de sus propias condiciones de existencia.

    Antes de seguir, unas palabras relativas a la presencia y el uso de la nocin de funcin aqu.

    Hablar de funcin de existencia parece decir dos cosas, en principio. En primer lugar que a un dominio dado de elementos (lo podemos llamar simplemente el dominio de lo dicho) le corresponden unas condiciones de existencia particulares (en otro dominio que podemos denominar condiciones de existencia). En segundo lugar que el enunciado en tanto que funcin es la regla que permite relacionar unos elementos de un dominio con algunos (y no otros) de su codominio (de all la afirmacin de Foucault de que cualquier agrupamiento de signos no constituye enunciado, sino que un enunciado es precisamente lo que permite tales agrupamientos). Esto es, a partir de lo dicho (no de lo que se encuentra oculto, reprimido, expresado de manera esotrica, etc.), ms precisamente, a partir de algunas caractersticas de aquello que ha sido dicho, es posible dar con el dominio general de sus condiciones.

    La posibilidad de existencia de un vnculo entre los elementos pertenecientes a dominios diferentes depende de situar el anlisis a nivel de los enunciados. Enfocando el anlisis a nivel de frases, oraciones, proposiciones, actos del lenguaje, etc. es imposible, nos dice Foucault, constituir vnculos relacionales entre lo dicho y sus condiciones. Es as que puede afirmar que la relacin del enunciado con lo que enuncia no se superpone a la relacin del significante con el significado, del nombre con lo que designa, de la frase con su sentido, o de la proposicin con su referente (Foucault, 2008b: p. 117). Lo repetimos, no se trata de considerar agrupamientos de signos diferentes, sino de establecer el anlisis a otro nivel. Por ejemplo, en

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    este ltimo caso, la asignacin de un referente como verdadero a una proposicin vale a condicin de considerar a tal agrupamiento de signos como un enunciado e identificar as el orden de realidad al que se ajusta la proposicin. En el ejemplo dado por Foucault, la proposicin La montaa de oro est en California tendr valor de verdad o falsedad en funcin del dominio de realidad pertinente a ella en tanto que enunciado (y dicho dominio variar si el enunciado se encuentra en una novela o en un manual de geologa) . Lo mismo vale para la frase, el nombre o el significante.

    As, la existencia de los enunciados supone, respecto a las otras unidades tomadas en el anlisis de la lengua (como la proposicin o la frase, y nosotros agregaramos, los otros usos de la misma nocin de enunciado), diferencias en cuatro niveles de existencia: el correlato (aquello de lo que se predica), el tipo de consideracin de sujeto involucrado, lo exterior al enunciado, y el soporte material presupuesto. Entender al enunciado como funcin enunciativa posibilita interrogarlo antes que en su unidad, en estos niveles.

    A continuacin y con la nica intencin de producir una aproximacin visual y paralela de las diferencias, expongo y correlaciono los tipos de unidades de anlisis (columnas) con los niveles analticos (filas).

    Proposiciones Frases Enunciados

    Referente Sentido Constitucin de un Referencial: reglas de existencia para los objetos que en l se encuentran nombrados, designados o descritos, para las relaciones que en l se encuentran afirmadas o negadas.

    Sujeto de la formulacin

    Elementos gramaticales al interior de la frase (sujeto del enunciado)

    Posicin de sujeto el sujeto del enunciado es una funcin determinada, pero no forzosamente la misma de un enunciado a otro; en la medida en que es una funcin vaca, que puede ser desempeada por individuos, hasta cierto punto indiferentes, cuando vienen a formular el enunciado; en la medida aun en que un nico individuo puede ocupar sucesivamente en un serie de enunciados, diferentes posiciones y tomar el papel de diferentes sujetos. (p. 123)

    Contexto Contexto/Cotexto (contexto real o verbal)

    Dominio asociado Campo Adyacente. Es una trama compleja constituida por a) formulaciones al interior de las cuales el enunciado se inscribe y forma un elemento; b) formulaciones a los que el enunciado se refiere; c) formulaciones cuyo enunciado prepara la posibilidad ulterior; d) conjunto de formulaciones cuyo estatuto comparte el enunciado en cuestin

    No se da como suplemento al enunciado, lo

    Suje

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    constituye. Es una materialidad repetible. ... la materialidad del enunciado no est definida por el espacio ocupado o la fecha de formulacin sino ms bien por un estatuto de cosas o de objeto (pp. 134-135). El rgimen de materialidad al que obedecen necesariamente los enunciados es, pues, del orden de la institucin ms que de la localizacin espacio-temporal: define posibilidades de reinscripcin y de transcripcin... ms que individualidades limitadas y perecederas. Dos principios de repeticin del enunciado: a) el campo de estabilizacin (esquemas de utilizacin, las reglas de empleo, las constelaciones en que pueden desempear un papel, sus virtualidades estratgicas constituyen para los enunciados un... p. 136); b) el campo de utilizacin

    Clasificacin propia tomada de Foucault (Foucault, 2008: pp. 119-137). La descripcin de una enfermedad, la catalogacin de especies de plantas, la secuencia

    de una frmula matemtica, una crnica periodstica, el Tableau conomique de Quesnay, en fin, grafismos de todo tipo y en forma independiente a su extensin, a su sintaxis o a su morfologa (aunque tenindolos presente en tanto permitan definir algn elemento de los cuatro niveles de existencia), ms all de las grandes unidades en las que el saber de las ciencias o la percepcin cotidiana los hayan ubicado, tomados a nivel de su existencia singular, pueden ser considerados como enunciados cuya descripcin, al fin, permita reconstruir la formacin discursiva a la que pertenecen. Haga posible la identificacin de un discurso, en su doble acepcin, conjunto de signos en tanto son enunciados, y enunciados en tanto dependen de un mismo sistema de formacin (Foucault, 2008: p. 141).

    Para finalizar permtasenos reponer una extensa cita respecto a un enunciado particular, el cuadro clnico, tal cual se presentaba a principios del siglo XIX, con sus juegos de enunciabilidad y visibilidad.

    Es posible reintegrar en un cuadro, es decir, en una estructura a la vez visible y legible, espacial y verbal, lo que es percibido en la superficie del cuerpo por el ojo del clnico, y lo que es odo por este mismo clnico del lenguaje esencial de la enfermedad? El ensayo, el ms ingenuo sin duda, es el de Fordyce: en abscisa, sealaba todas las anotaciones concernientes al clima, las estaciones, las enfermedades reinantes, el temperamento del enfermo, su idiosincrasia, sus hbitos, su edad y los accidentes antecedentes; en ordenada, indicaba los sntomas segn el rgano o la funcin que los manifestaba (pulso, piel, temperatura, msculos, ojos, lengua, boca, respiracin, estmago, intestino, orina) Es claro que esta distincin funcional entre lo visible y lo enunciable, y despus su correlacin en el mito de una geometra analtica, no poda tener ninguna eficacia en el trabajo del pensamiento clnico; un esfuerzo semejante es significativo slo de los datos del problema y de los trminos que se trataban de poner en correlacin. Los cuadros trazados por Pinel son aparentemente ms

    Sopo

    rte m

    ater

    ial

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    simples: su estructura conceptual es de hecho ms sutil. Lo que est dispuesto en ordenada son, como en Fordyce, los elementos sintomticos que la enfermedad ofrece a la percepcin, pero en abscisa indica los valores significativos que esto sntomas pueden tomar: as en una fiebre aguda, una sensibilidad dolorosa en el epigastrio, una jaqueca, una sed violenta deben tomarse en cuenta como una sintomatologa gstrica; en cambio, la postracin, la tensin abdominal tienen un sentido adinmico; por ltimo, el dolor en los miembros, la lengua seca, la respiracin frecuente, un paroxismo que se produce sobre todo por la noche son signos a la vez de gastricidad y de adinamismo. Cada segmento visible toma as un valor significativo y el cuadro tiene, en el conocimiento clnico, una funcin de anlisis. (Foucault, 2008a: pp. 156-157).

    Bibliografa Benveniste, E. (2001) Problemas de lingstica general I, Siglo XXI, Bs. As. ___________ (2004) Problemas de lingstica general II, Siglo XXI, Bs. As. Charadeau, P y Maingueneau, D. (2005) Diccionario de anlisis del discurso, Amorrortu, Bs. As. Deleuze, G. (2013) El saber. Curso sobre Foucault, Tomo I, Cactus, Bs. As. Dubois, J. (1968) Estructuralismo y lingstica, en Mouloud, N., Dubois, J., Cohen, M. y otros Estructuralismo y Marxismo, Zahar Editories, Ro de Janeiro. Ducrot, O. (2001) El decir y lo dicho, Edicial, Bs. As. Foucault, M. (2013a) Para una poltica progresista no humanista, en Qu es usted Profesor Foucault? Sobre la arqueologa y su mtodo, Siglo XXI, Bs. As. pp. 193-222. __________ (2013b) Sobre la arqueologa de las ciencias. Respuesta al crculo de epistemologa, en Qu es usted Profesor Foucault? Sobre la arqueologa y su mtodo, Siglo XXI, Bs. As. pp. 223-266. (2008a) El Nacimiento de la clnica. Una arqueologa de la mirada mdica, Siglo XXI, Bs. As. __________ (2008b) La Arqueologa del Saber, Siglo XXI, Bs. As. Pecheux, M. (1978), Hacia el anlisis automtico del Discurso, Editorial Gredos, Madrid. __________ (1984) Sur les contextes pistmologique de l'analyse de discours, en Revista Mots, Vol. 9, pp. 7-17. En lnea http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/mots_0243-6450_1984_num_9_1_1160

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    Influencia en comunicacin: el framing como una teora independiente de la agenda setting.

    Leticia Quintana Pujalte Resumen:

    En el presente artculo se plantea la vigencia de la Teora del Framing o Encuadre en los estudios sobre comunicacin poltica en los medios. Frente a aquellos que postulan que el Framing es una tcnica secundaria de la Teora de la Agenda Setting, proponemos la justificacin terica para apoyar la postura que defiende su independencia, a pesar de su estrecha relacin. La Teora del Framing se encuentra vigente en los estudios ms recientes en comunicacin poltica, y tiene como antecedentes epistemolgicos los aportes tericos de la Escuela de Chicago y de la Universidad Invisible de Palo Alto. En consonancia con las teoras de la influencia en comunicacin, el Framing surge en Estados Unidos, y sus mximos exponentes -entre los que se destaca Stephen Reese y Robert Entman- tienen como contexto la gran potencia norteamericana. Para finalizar, se proponen los marcos metodolgicos de esta teora relativamente reciente, desde donde la misma se asienta, como una muy factible para la investigacin en comunicacin.

    Palabras claves: framing - comunicacin poltica - investigacin. El artculo que se desarrolla a continuacin tiene como objetivo principal postular la

    independencia de la Teora del framing o encuadre, respecto a la Teora de la agenda setting. Para ello, realizaremos un recorrido por las bases de esta teora, que se remontan a

    principios del siglo XX con el surgimiento y consolidacin de los estudios de influencia de la comunicacin.

    Luego, profundizaremos sobre las diferencias tericas que propone la Teora del Framing respecto de la de la Agenda Setting, y haremos un recorrido por los aspectos metodolgicos del enfoque del Encuadre, a partir de la mencin de tcnicas y herramientas de investigadores que ponderan esta teora, por sobre otras, para el estudio de la comunicacin poltica.

    Para finalizar, concluiremos con los argumentos que consideramos ms prominentes para justificar nuestro objetivo principal, el establecimiento de la independencia de ambas posturas tericas que tienen bases que las relacionan, pero evoluciones que las diferencian.

    Influencia y comunicacin poltica El surgimiento de los estudios de comunicacin poltica se remonta, en su aspecto ms

    contemporneo y vinculado a los medios masivos de comunicacin, a la segunda dcada del siglo XX. Se inauguran con el primer estudio de Harold Lasswell que data de 1927, Propaganda Techniques in the world war, desde donde el autor pondera la importancia de las tcnicas de propaganda en la primera guerra mundial de 1914-1918.

    A posteriori, el establecimiento de la famosa frmula de Lasswell que fue de la aguja hipodrmica a su frmula quin dice qu, a quin, por qu canal y con qu efectos? (Lasswell, 2007), se enmarcaron los estudios de comunicacin de la poca en Estados Unidos.

    Aparece con fuerza una renovada nocin de Opinin Pblica, y surgen los esfuerzos que paso a paso se concretan- por medir eso que los medios masivos producan: opinin en los pblicos.

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    En este contexto, y bajo la gua de la frmula de Lasswell, se consolidan los estudios sobre la influencia de la comunicacin en el pblico, y el papel de los medios masivos para generar esta influencia.

    Desde el surgimiento y consolidacin de los mass media como mediadores entre lo pblico y los privado, y como dispositivos de construccin de sentidos (Vern, 2004) las tcnicas para analizar la comunicacin de la prensa fueron variadas. En la actualidad, las mismas se llevan adelante segn los objetivos de cada investigador, y el problema o fenmeno social que lo ha intrigado.

    Respecto del proceso de construccin de la opinin pblica, basada en las teoras de la influencia, existen posturas tericas que apuntan a indagar la incidencia en este proceso de ciertos actores polticos que ocupan espacios de poder. En este sentido, algunas corrientes se ocupan de estudiar la presencia de estos actores en la prensa, y sus estrategias para lograr simpata y aceptacin del pblico, respecto de sus decisiones4.

    Agenda setting y Teora del framing Los estudios sobre comunicacin poltica e influencia en la opinin pblica pasaron

    por modelos conductistas y funcionalistas, que han tomado como eje de indagacin los efectos de los medios masivos sobre las audiencias. Castillo (2010) afirma, siguiendo a otros autores, que los efectos de los medios en tanto preocupacin en el rea de la investigacin comunicativa ha sido notable.

    Su evolucin data desde mediados de 1920, hasta nuestros das, y va desde la teora de la aguja hipodrmica, la teora de los usos y gratificaciones, la teora del doble flujo comunicativo (Lazarsfeld, Gaudet y Berelson, 1944), la construccin del temario colectivo (McCombs y Shaw 1972), la espiral del silencio (Noelle Neumann, 1974) y la tematizacin (Agostini 1984) (Castillo, 2010, p. 160).

    En el marco de estas indagaciones, la teora de la agenda-setting signific desde mediados de 1970 y de la mano de McCombs & Shaw (1972) una especificidad de los estudios respecto de las lgicas de los medios masivos y sus efectos, los cuales desde esta perspectiva, no determinan al pblico lo que deben pensar, sino sobre lo que deben pensar. Desde sta teora:

    se afirma que existe una causalidad directa entre la percepcin del pblico de las cuestiones relevantes y el contenido de los mass media []. Ante esta situacin, los medios de comunicacin se presentan como conformadores y proponentes del temario colectivo, posicin que puede tener ilaciones con las propuestas temticas de otros actores sociales (Castillo, 2010, p. 179).

    Es decir, que los temas que los medios masivos deciden incluir en su agenda, son

    propuestos al pblico para que ste los interprete. La ilacin entre agenda-setting y opinin pblica es entonces, evidente, y su posible aprovechamiento desde los poderes polticos y sus actores, se hace ms que atractiva para stos.

    Esta teora propuso lneas de investigacin sobre el qu informativo de los medios y sus lgicas de produccin de sentidos de lo real, sin embargo, desde hace unas dcadas otra lnea

    4 Se debe tener presente que las premisas que el receptor demanda para aceptar la comunicacin del emisor son la competencia que pueda ste detentar sobre el tema, la veracidad de la informacin y la exactitud de los datos que le transmite. Sin estos condicionantes, el destinatario difcilmente ceder fiabilidad al emisor. (Castillo, 2010, p. 169)

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    de anlisis comenz a establecerse de un modo cada vez ms fuerte, sta es la teora del framing o encuadre, a la cual le interesa el cmo informativo (Mario & Lpez Rabadn, 2009).

    Algunos autores plantean que el framing es una lnea secundaria de la teora de la agenda-setting (McCombs, 1996) mientras que otros establecen la independencia del framing (Price y Tewksbury, 1997; Scheufele, 1999; Reese, 2001). Adscribimos a esta segunda lnea, ya que siguiendo a Mario & Lpez Rabadn (2009, p. 20) entendemos que:

    en las ltimas dcadas es muy significativa la importancia que ha adquirido el framing como herramienta estratgica de la comunicacin poltica, especialmente en EE.UU., y tambin como herramienta de anlisis comunicativo del sistema poltico.

    La teora del framing tiene como bases epistemolgicas la sociologa interpretativa,

    alimentada por el interaccionismo de la Escuela de Chicago (donde se da la preeminencia de la accin del hombre a partir de lo que las cosas significan para l, y esta significacin surge de la interaccin); la fenomenologa de Shutz y luego la de Berger y Luckmahn (la vida cotidiana se construye socialmente5) y la Etnometodologa de Garfinkel (en la que el objeto de estudio son los procesos interactivos en torno al habla).

    La nocin de framing sera el instrumento que les permite a estos socilogos interpretativos describir el proceso de interpretacin y significaciones particulares (Sdaba, 2001).

    Fue Gregory Bateson (1993, 1998) el primero en utilizar este concepto para definir el contexto y marco de interpretacin por el que la gente se detiene en unos aspectos de la realidad y desestima otros (Sdaba, 2001, p. 149).

    Los frames son, entonces, marcos mentales que nos permiten interpretar las cosas. En 1974 es Irwin Goffman quien retoma este concepto de Bateson, y desde un mbito sociolgico afirma que la organizacin de la realidad que realizan los frames no se da slo a nivel mental, sino en la sociedad (Goffman, 1986):

    Las definiciones de una situacin se construyen de acuerdo con principios organizativos que gobiernan los acontecimientos, al menos los sociales, y nuestra implicacin en ellos. Frame es la palabra que uso para referirme a esos elementos (Goffman, 1986, p.10)

    Pensando desde los postulados de Goffman en cuanto a que los marcos y esquemas

    dan orden a los acontecimientos sociales, Gaye Tuchman (1983) sugiere desde la perspectiva del constructivismo social la inclusin de los frames en el estudio de la construccin informativa.

    Partiendo de la premisa de que es el sujeto, el individuo, el que construye la realidad a partir de su interaccin con los otros a travs de la comunicacin, el valor de la obra de Tuchman, Making News de 1978 (versin en castellano, 1983) traslada las bases de la sociologa interpretativa antes mencionada de Goffman y de la fenomenologa de Berger y Thomas al entendimiento de las lgicas productivas de los periodistas y de sus productos: las noticias.

    Tuchman establece por vez primera el anlisis del framing sobre las noticias de los medios, por lo que se da un giro cualitativo en cuanto al rol de stos, virando de una influencia

    5 [] los hombres son un producto social en cuanto aprenden lo que se considera realidad en los procesos de socializacin, al mismo tiempo que la sociedad es producida por los hombres al institucionalizar sus acciones (Sdaba, 2001, p. 147)

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    de la sociedad sobre el discurso de los medios, a re-prensar esta relacin, brindando la preeminencia de los medios en la construccin de la realidad (Amadeo, 2002, p. 9).

    Sbada (2001, p. 164) dice que aunque Tuchman en ningn momento brinda una definicin de frames, su obra es interesante ya que influye en los investigadores del framing que destacan los modos de organizar la informacin que tienen los medios.

    Luego de una evolucin y traspaso del concepto de framing de la psicologa de Bateson a la sociologa de Goffman, y el giro que propone Tuchman, es Ervin Entman (1993) quien define al Framing como una teora y tcnica para analizar a los medios masivos de comunicacin y sus mensajes:

    Encuadrar es seleccionar algunos aspectos de una realidad percibida y hacer alguno de ellos ms sobresalientes en un texto de la comunicacin, de una manera tal que se promueva una definicin del problema en particular, una interpretacin causal, una evaluacin moral y/o recomendacin de tratamiento (Entman, 1993, p. 52)

    En esta lnea, lo interesante de la propuesta del framing radica en la idea de promocin

    de ciertas interpretaciones. Si acordamos que la prensa, especialmente el peridico, es un actor poltico ms en el espacio pblico (siguiendo a Borrat, 1989 y Gomis, 1987), la teora del Framing se justifica como factible para la indagacin de la construccin de la comunicacin poltica en una sociedad dada, en un tiempo determinado desde una perspectiva cualitativa que se apoya en la generacin de interpretaciones hegemnicas.

    En relacin a este planteo, Sdaba (2001) define como base del framing en el periodismo:

    En el rea del periodismo, la teora del framing se fundamenta adems en la tradicin que atribuye a los medios de comunicacin un papel mediador entre hombre y la sociedad a travs del cual se dan a conocer las noticas (Sdaba, 2001, p.159).

    A sabiendas de que los encuadres son estructuras o esquemas que organizan los

    acontecimientos que trata la prensa a travs de sus discursos insertos en gneros periodsticos, entendemos que a travs del framing se

    estructura el conocimiento social, y este conocimiento est sujeto a determinados intereses, pues slo algunos se constituyen como fuentes para los informadores. Por tanto, son las relaciones de poder las que determinan los frames de las noticias. (Sbada, 200, p. 168).

    Bajo este modelo, el conocimiento que se produce socialmente a partir del encuadre

    de las noticias en los medios es valioso, con el fin de estudiar el modo en que comprendemos el mundo poltico. Una vez ms cabe destacar aqu el valor de la postura terica, ya que el Framing define el cmo interpretar los acontecimientos, adems de dar entidad pblica a esos acontecimientos; mientras que la teora de la agenda setting permite realizar una lectura respecto del establecimiento de temas pblicos sobre los que interpretar.

    Reese (2001) realiza un estudio respecto de las distintas lneas sobre el framing que fueron apareciendo hasta principios del siglo XXI. En su artculo Framing Public Life el autor cita a colegas que se mueven dentro de la perspectiva del framing, a la vez que propone una definicin propia de frame. El autor dice que:

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    Los marcos [frames] son principios organizativos que son socialmente compartidos y persisten en el tiempo, que trabajan simblicamente para estructurar significativamente el mundo social6 (Reese, 2001, p. 11)

    La teora del Framing se enmarca en las teoras de la influencia de la comunicacin, y

    enfocado a los estudios del discurso considerado poltico, como el de la prensa, se convierte en una teora apropiada para indagar cmo ciertos acontecimientos son jerarquizados a travs del discurso de cada medio, y de qu manera esa influencia se realiza al proponer dilogos y modos de interpretacin sobre ciertos acontecimientos7, y no sobre otros en el campo social y poltico.

    Para avanzar en esa indagacin, la teora del framing y sus representantes, brindan ciertas herramientas metodolgicas que le son propias a partir del enfoque que propone.

    Aspectos metodolgicos de la Teora del Framing Diversos estudios han analizado los frames en la prensa, bajo razonamientos

    deductivos8 e inductivos, en los ltimos, los encuadres surgen en la instancia del anlisis, no son establecidos por el investigador desde un principio (Aruguete, 2010, p. 119)

    Aruguete (2010) realiza un recorrido por el avance de la teora del framing en los estudios de comunicacin, y sus diferencias claras con la Agenda setting. En este sentido, menciona la postura de Tankard sobre modo en que actan los encuadres:

    Tankard (2001) plante tres vas para explicar el proceso de framing. Los encuadres actan como: (1) el marco de una fotografa o pintura (picture frame), que asla cierto material y centra la atencin sobre el objeto representado que a su vez tiene una configuracin particular en la que est implcito un acto de seleccin, nfasis y exclusin; (2) el marco de una pintura en el que se fija un tono para visualizarla, suministrando un contexto interpretativo a partir del cual se juzga la historia informativa; (3) el marco de la ventana de un edificio, es decir, una idea organizadora central para construir la informacin periodstica (Aruguete, 2010, pp. 117-118).

    Existen elementos concretos que contienen los frames de los medios (Sdaba, 2008),

    entre las diversas perspectivas de anlisis, la que nos interesa resaltar es la de Entman (1993; 2003), de Reese (2001) y la de Sdaba (2008).

    Como se mencion, Entman es el responsable de desarrollar la teora del framing en 1993, entendindolo como un paradigma fracturado. Sugiere que los marcos pueden estar situados en el comunicador, el texto, el receptor y la cultura.

    6 Traducido por nosotros. En el original: Frames are organizing principles that are socially shared and persistent over time, that work symbolically to meaningfully structure the social world. 7 Un acontecimiento es una informacin si alguien lo utiliza en un momento dado para estructurar su experiencia. As, por extensin, califican como event public aquellos acontecimientos utilizados para estructurar la vida colectiva, y a travs de los cuales las sociedades organizan y comparten de manera simblica su pasado, presente y futuro. (Alsina, 1993, p. 113) 8 El caso de Neuman, Just y Crigler (1992), quienes tipifican los frames, y buscan detectarlos en los medios. Las tipificaciones son: frame de conflicto, de inters humano, de consecuencias econmicas, de juicio moral y de atribucin de responsabilidad. (Sdaba, 2008, p. 21)

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    Diez aos despus, en un artculo de 2003, el autor propone un modelo para el anlisis de los frames en la comunicacin poltica, y hace una revisin de la que fuera su definicin de stos en su primer artculo.

    En su artculo referido al frame de la Casa Blanca luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Entman desarrolla su posicin, dndole especial atencin a las fuentes informativas. Su postura es que la seleccin de las fuentes se realiza por los periodistas y por la clase poltica, de modo tal que la comunicacin poltica eficaz, requiere utilizar frames que favorezcan sus puntos de vista (Sdaba, 2008, p. 21).

    Reese (2001) entiende que los frames funcionan como dijimos- debido a que significan principios de organizacin compartidos socialmente, que persisten el tiempo y que estructuran desde lo simblico, el significado del mundo social.

    Sdaba (2008) considera tres elementos que los frames de los medios de comunicacin deben incluir para ser comprendidos por las audiencias. Estos son las resonancias culturales, las resonancias mediticas y las resonancias personales (Sdaba, 2008, p. 22).

    Dentro de los primeros, el autor afirma que un frame es ms efectivo en la medida en la que apela a valores compartidos, lugares comunes para una sociedad (p.22). Sobre las resonancias mediticas, el autor entiende que son aquellas que se refieren al modo de trabajo de los medios, de modo que un frame es ms replicable en la medida en que entra fcil en los medios porque cumple con ciertos criterios de noticiabilidad (p. 22). Por ltimo, dice que habra que considerar la inclusin de los frames de la experiencia personal o colectiva de distintos acontecimientos, y los identifica en las resonancias personales. (p. 22).

    Siguiendo a Gamson y Modigliani (1989), una de las principales diferencias con la propuesta de la agenda setting es que el proceso de framing no slo tiene lugar a nivel temtico, sino adems estructural, sintctico, secuencial y retrico.

    Otra diferenciacin de ambas perspectivas se da por el modelo interactivo en el que descansa el Framing, debido a su origen en el constructivismo social (Scheufele, 1999: 106). Dice Aruguete (2010, p. 118):

    "las audiencias descansan sobre una versin de la realidad conformada desde la experiencia personal, la interaccin con sus iguales y una seleccin interpretada por los medios".

    Argumentos finales La comunicacin poltica estudia la relacin entre los polticos, los medios de

    comunicacin y el pblico, quienes interaccionan en un espacio pblico, donde los medios masivos instalan ciertas representaciones acerca del mundo. En el marco de este modelo de reconocimiento de la influencia de la comunicacin poltica mediatizada, emerge el concepto de Opinin Pblica, elemento tenido en cuenta por diversos investigadores, quienes han discutido desde distintos puntos de vista acerca de su valor y hasta de su verdadera existencia9.

    El estudio del modo en que ciertas representaciones se instalan en el espacio pblico es fundamental para producir conocimiento, y potenciar el anlisis de las herramientas de comunicacin. Sin embargo, cabe destacar el la consolidacin de teoras que buscan indagar no slo en el establecimiento de temas de carcter pblico, como es el caso de la agenda setting, sino tambin la propuesta hegemnica de interpretaciones de lo social, que se diseminan por el espacio pblico, construyendo representaciones en los media, y a su vez, en los pblicos consumidores de los discursos mediatizados.

    9 El caso de Pierre Bordieu, quien asevera que la Opinin Pblica no existe, luego de un estudio sobre las encuestas de opinin. (Bordieu, 1998).

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    La teora del Framing asume en la actualidad, una entidad que el contexto exige y demanda, a sabiendas de que las comunicaciones pblicas se enfocan a ser cada vez ms integradas, y que se apuntalan en bases de carcter relacional e interactivo. Bibliografa Amadeo, B. (2002). La teora del Framing. Los medios de comunicacin y la transmisin de significados. En Revista de Comunicacin, Vol. I, (1). Facultad de Piura, 6-32. Aruguete, N. (2010) Los encuadres noticiosos en los medios argentinos. Un anlisis de la privatizacin de ENTEL. En Amrica Latina Hoy (54), Eds. Universidad de Salamanca, pp. 113-137. Borrat, H. (1989). El peridico, actor del sistema poltico. Analisi, n 12, pp- 67-80. Castillo, A. (2010). Introduccin a las relaciones pblicas. Ed: Instituto de Investigacin de Relaciones Pblicas. Espaa. Entman, E. (1993). Framing: towards a clarifications of a fractured paradigm. En Journal of Communication. Vol. 43, (4), pp- 51-58. -----------------(2003). Cascading Activation: Contesting the White House's Frame After 9/11, Political Communication, Vol. 20 (4), 415-432, DOI: 10.1080/10584600390244176 Gamson, William y Modigliani, Andr. Media discourse and public opinion on nuclear power: a constructionist approach. American Journal of Sociology, 1989, 95: 1-37. Goffman, (1986). Frame Analysis. An essay on organization of experience.Boston: Northearsten University Press. Gomis, L. (1987). El medio media. La funcin poltica de la prensa. Barcelona : Ed. Mitre. Lasswell, H. (2007). "The structure and function of communication in society", en Revista Forum, 2007, pp. 215-228. Mario, V. & Lpez Rabadn, P. (2009). Resultados actuales de la investigacin sobre Framing: slido avance internacional y arranque de la especialidad en Espaa. En Zer, Vol XIV, (26). Consultado el 20/4/2013, recuperado de: http://repositori.uji.es/xmlui/bitstream/handle/10234/24502/44483.pdf?sequence=1 McCombs, M. (1996). Influencia de las noticias sobre nuestras imgenes del mundo. En Bryant, J. y Zillmann, D. (1996), (v.o. 1994) Los efectos de los medios de comunicacin. Investigaciones y teoras. Barcelona: Paidos. pp. 13-34. McCombs, M.E & Shaw, D.L. (1972). The agenda-setting function of mass media, en Public Opinion Quarterly, Vol. 36, (2), pp. 176-187. Paniagua Riojano, F. (2004). Comunicacin poltica y elecciones. Nuevas prcticas en el escenario espaol. Asociacin para la investigacin y el desarrollo de la comunicacin. Mlaga. Reese, S. (2001). Framing public life. A bridging model for media research. En Stephen Reese, Oscar Gandy, and August Grant (eds.), Framing Public Life: Perspectives on Media and our Understanding of the Social World. Mahwah, N.J.: Lawrence Erlbaum. Pp. 7-31. Sdaba, M. (2001). Origen, aplicacin y lmites de la teora del Encuadre Framing en Comunicacin. En Comunicacin y Sociedad, Vol XIV, (2), pp. 143-175. ------------------ (2008). La teora del framing en la investigacin en la comunicacin poltica. En Canel, M.J. & Gurrionero, M. G. (eds.), Estudios de Comunicacin Poltica, ACOP, pp. 15-30. Scheufele, D. (1999). Framing as a theory of the media effects, en Journal of Communication, (winter, 1999), pp. 103-122. Tuchman, G. (1983). La produccin de la noticia. Estudio sobre la construccin social de la realidad. (v.o. 1978). Barcelona: GG Mass Media. Vern, E. (2004). La Semiosis Social, fragmentos de una teora de la discursividad. Mxico: Ed. Gedisa. Tercera reimpresin.

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  • 23

    Las condiciones del modo de ver en Walter Benjamin Daniel Chao

    Dentro de grandes espacios histricos de tiempo se modifican, junto con toda a existencia de las colectividades humanas, el modo y la manera de su percepcin sensorial

    (Benjamin, 2007; p. 153) Resumen

    La siguiente presentacin pretende interrogar a dos textos del filsofo alemn Walter Benjamin a partir de la nocin de regmenes de visibilidad. Avanzamos desde algunos indicios que nos permiten reflexionar, a partir de la obra del autor, sobre las condiciones histricas, polticas, culturales, tecnolgicas, etc. que deben darse para que puedan emerger y estabilizarse diversos modos de enunciar con imgenes. Con esta base, las siguientes lneas intentarn entablar algunos puentes entre los postulados de Benjamin y los conceptos de visibilidad y rgimen escpico, para luego centrarse en algunos apartados de La obra de arte en la poca de su reproductividad tcnica y Pequea historia de la fotografa desde tres entradas: la tcnica al servicio de la obra, los efectos que permiten nuevas visibilidades y las condiciones de recepcin.

    Palabras claves: imagen visibilidad condiciones de emergencia Introduccin La cita seleccionada marca de cierta forma las pretensiones de esta breve exposicin.

    Nos planteamos desde estas lneas simplemente sumar una lectura y cruzar algunas preguntas alrededor de dos textos de Walter Benjamin: La obra de arte en la poca de su reproductividad tcnica de 1935 y Pequea historia de la fotografa escrito en 1931. El norte de la lectura ser el convencimiento de que podemos encontrar en el autor claves para poder reflexionar sobre lo que se denomina regmenes de visibilidad (o ms precisamente rgimen escpico), es decir el modo de ver de una sociedad, ligado a sus prcticas, valores y otros aspectos culturales, histricos y epistmicos.

    Estas claves se estructuran, desde nuestro punto de vista, en tres aspectos remarcados por Benjamin en una nota al pie de La obra de arte donde afirma:

    En realidad toda forma artstica elaborada se encuentra en el cruce de tres lneas de evolucin. A saber, la tcnica trabaja por de pronto en favor de determinada forma de arte. () En segundo lugar, formas artsticas tradicionales trabajan esforzadamente en ciertos niveles de su desarrollo por conseguir efectos que ms tarde alcanzar con toda espontaneidad la forma artstica nueva. () En tercer lugar, modificaciones sociales con frecuencia nada aparentes trabajan en orden a un cambio en la recepcin que slo favorece a la nueva forma artstica (p.175).

    Es decir que para el autor un modo de ver y producir materialidad visual (una obra de

    arte por ejemplo) requiere de, por un lado, ciertas caractersticas tcnicas (o tecnolgicas) disponibles en un perodo; un nuevo marco de efectos a nivel visual que se intentan desde determinadas materialidades visuales (es decir modificaciones renovadoras a nivel de lo que se produce visualmente -lo artstico en el caso de Benjamin); y por ltimo, un campo de condiciones sociales desde el cual eso visible pueda ser percibido (lo que podramos llamar condiciones de recepcin).

    En definitiva, y es la apuesta de este escrito, encontramos en estos textos de Walter Benjamin el acicate terico para poder pensar en forma operativa las condiciones de emergencia

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    que deben darse para poder hablar de la institucin de modos de ver. Es decir que hallamos en los conceptos benjaminianos de aura o inconsciente ptico -tantas veces analizados y puestos a funcionar para reflexionar sobre el arte- categoras que ponen en relieve las condiciones sociales del modo de percepcin visual contemporneas al autor. Y si, como dice Martin Jay la particular mirada que cada poca histrica construye consagra un rgimen escpico o sea, un particular comportamiento de la percepcin visual (Jay, 2003, p. 222), entonces percibimos en Benjamin algunos rastros de lo que luego otros autores retomarn desde reflexiones ms sistemticas.

    En las siguientes lneas abordaremos los tres aspectos mencionados, lo que nos permitir pensar en su especificidad en el pensamiento de Benjamin. Por esta razn dividiremos el escrito en tres apartados en los cuales se abordarn: por un lado las condiciones para pensar un tipo de produccin visual ligado a la tcnica; adems, los efectos renovadores de las formas artsticas que anticipan la nueva materialidad visual; y por ltimo las condiciones de recepcin que deben darse para pensar en un diferente modo de ver.

    Algunos acuerdos sobre el modo de ver Jos Luis Brea realiza una definicin que nos permite darle precisin a lo que

    llamamos modo de ver, cuando define a la episteme escpica como lo que puede ser conocido en lo que puede ser visto (Brea, 2007, p. 146). En este sentido, las imgenes y su reconocimiento se ligan a los modos histricos en que los sujetos han construido su relacin con lo real a travs de la visin, es decir, en palabras de Jay, la visin es un cmulo de lo que podran denominarse prcticas sociales y culturales imbuidas por lo visual. stas pueden variar de una poca y de una cultura a otras (por ende) la modalidad de lo visible debe entenderse no slo como experiencia perceptiva sino tambin como tropo cultural (Jay, 2007, p. 12). Es importante remarcar que tanto Brea como Jay reconocen que el rgimen de visibilidad no debe ser entendido como esttico sino como un terreno de disputas donde convergen y estn en permanente tensin los modos del ver que han sido hegemnicos en otras pocas y han quedado como ecos en los nuevos campos que dominan la visin (Jay, 2003, pp. 221-245). En esta lnea afirma Brea que:

    la constitucin del campo escpico es cultural, o, digamos, est sometido a construccin, a historicidad y culturalidad, al peso de los conceptos y categoras que lo atraviesan. O dicho de otra forma, y resumiendo finalmente: que el ver no es neutro ni, por as decir, una actividad dada y cumplida en el propio acto biolgico, sensorial o puramente fenomenolgico. Sino un acto complejo y cultural y polticamente construido, y que lo que conocemos y vemos en l depende, justamente, de nuestra pertenencia y participacin de uno u otro rgimen escpico (Brea, 2007, p. 149).

    De todas formas, y a pesar de una coincidencia en trminos conceptuales sobre el

    rgimen escpico y el modo de ver, Brea y Jay plantean caminos distintos para reflexionar sobre la visin. Por un lado, Martin Jay dedica una obra concentrada en el anlisis del discurso filosfico francs desde el siglo XV hasta el XX haciendo foco en el problema del lugar la visin, con el fin de comprender las disputas de regmenes escpico y el papel de la visin (en decadencia para el ltimo siglo segn el autor) en la reflexin de los filsofos de ese pas (Jay, 2007). Asimismo, en otro espacio donde presenta el bosquejo de lo que determina rgimen escpico, Jay ligar las caractersticas de los regmenes que reconoce (perspectivismo cartesiano, el arte de describir, y el barroco) a determinados aspectos econmicos y culturales como las urbanizaciones europeas (Jay, 2003).

    Por su parte, Jos Luis Brea pone el ojo en el arte como modificador dominante de los regmenes escpicos (Brea retoma el concepto de Jay, que a su vez es tomado de Christian Metz)

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    y se centra en los grandes modos epocales de visualidad dominante. As encuentra como dominante de cierta modernidad tarda lo que Benjamin denomin inconsciente ptico, es decir ese campo visual que pone en relieve la tecnologa cinematogrfica y que slo se puede percibir en su funcionamiento (Brea, 2007; 2010). Esto llevar a que otros autores consideren que el rgimen escpico slo pueda analizarse efectivamente de forma situada y bajo modos estabilizados por ejemplo en determinadas corrientes artsticas o los medios de comunicacin (tanto lo audiovisual como los medios grficos), con una ligazn hacia sus marcas de gnero de discurso (Ledesma, 2005).

    Por su parte, Matin Jay tambin destacar el concepto de Benjamin (inconsciente ptico) al afirmar que al revelar aspectos del movimiento que hasta ese momento haba sido indetectables para el ojo desnudo, ayudaron a desnaturalizar la experiencia visual convencional y a desvincular la visin de su asociacin con la forma esttica (Jay, 2007, p.107). Al respecto, el autor afirma que la aparicin de la fotografa (tecnologa potenciadora del inconsciente ptico bejaminiano) fue fundamental para la puesta en duda e interrogacin de los principales filsofos franceses sobre la vista y su potente relacin con lo real. Como podemos apreciar, ambos (Jay y Brea) dan relevancia a la categora del inconsciente ptico ya que les permite reflexionar sobre el modo de visualidad implicada en un tipo de tecnologa de la visin. En el caso de Brea se impone al concepto de Benjamin como el tipo de visualidad que regula el orden de lo visible y que est ntimamente ligada a la tecnologa y a un tipo de imagen la alta modernidad donde an se juega la correspondencia de lo que se ve con un referente real10.

    Como primera apuesta de este texto diremos que, si bien podemos acordar en la importancia del concepto de inconsciente ptico por su capacidad de hacernos reflexionar sobre modos de visibilidad situados, consideramos que en Benjamin las categoras de aura o inconsciente ptico se anclan alrededor de las marcas sobre lo visible que dejan determinadas condiciones de emergencia. Es decir, desde nuestro punto de vista, la importancia de los textos bejaminianos radica en que nos permiten pensar en que hay determinadas condiciones que deben darse para que se instituyan ciertas visibilidades.

    En este sentido entendemos su propuesta de construir conceptos para una teora revolucionaria del arte (Benjamin, 2007), es decir que en su posicin, y desde nuestra ptica, existen condiciones tales de visibilidad que permitiran pensar en un sujeto activo y crtico frente al arte. Es decir, as como Marx vea en el capitalismo la aparicin del sujeto histrico capaz de romper el yugo del capital (el obrero y su capacidad de relacin colectiva) Benjamin ve en la obra de arte reproductible la capacidad de un acercamiento colectivo al arte bajo nuevas condiciones. Llegados a este punto trataremos de desarrollar algunos aspectos de las obras que tratamos.

    Lo que se produce: caractersticas de la obra (y la tecnologa que la permite) En La obra de arte en la poca de su reproductividad tcnica Benjamin trata de darle

    un marco desde un pie de pgina- a su afirmacin de que desde siempre ha venido siendo uno de los cometidos ms importantes del arte provocar una demanda cuando todava no ha sonado la hora de su satisfaccin plena (Benjamin, 2007, p.175). En este punto es donde hablar de las tres lneas de evolucin de toda forma artstica (con la extraeza que puede causar la expresin evolucin en sus palabras), que estaran ligadas a esa provocacin de demanda.

    En primer trmino se referir a la tcnica que aporta a un tipo de arte, es decir al tipo de tecnologa disponible y que puede ser utilizada para un determinado modo de producir una obra. Afirma el autor:

    10 En este sentido el autor encuentra que el inconsciente ptico como visualidad dominante es superado por la e-image (Brea, 2010).

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    Antes de que llegase el cine haba cuadernillos de fotos cuyas imgenes, a golpe de pulgar, hacan pasar ante la vista a la velocidad del rayo una lucha de boxeo o una partida de tenis; en los bazares haba juguetes automticos en los que la sucesin de imgenes era provocada por el giro de una manivela (p. 175).

    De esta forma se detiene en la serialidad, en la produccin en serie de las obras

    artsticas. Indudablemente las modificaciones tecnolgicas y su uso artstico son factores claves en definir la capacidad de reproduccin de la obra, fenmeno al cual Benjamin debe el ttulo de unos de los textos que abordamos. En esa capacidad encuentra un modo de desarrollar la relacin entre tecnologa y visin, la susceptibilidad de la obra a ser reproductible se estampa, por supuesto, a nivel material, es decir en la obra como tal; pero adems es una marca que define un nivel de legitimidad diferente. Esa marca traza la lnea entre lo autntico y lo que puede ser reproducido, de lo cual Benjamin trata de dar cuenta a travs del concepto de aura11.

    Para el autor la reproduccin tcnica de la obra desvincula lo reproducido del mbito de la tradicin, instala una presencia masiva en lugar de una irrepetible: el cine es la liquidacin de la tradicin, de la herencia cultural (p. 169). Con los diversos mtodos de reproduccin han aumentado las posibilidades de exhibicin. Esta idea adquiere potencia si pensamos que la obra y la tecnologa que permite su reproduccin -y sus tipos de reproduccin- instituyen un modo de visin. Benjamin es claro en esto al hablar del inconsciente ptico como ese campo de visibilidad que se hace accesible al conocimiento slo por medio de la tecnologa de reproduccin tcnica de las nuevas formas de arte.

    Este es el punto que rescata Jay de Benjamin ya que a partir de eso que se hace accesible slo por medio de un objetivo fotogrfico o un zoom cinematogrfico la total ligazn de la visin con lo real es puesto por lo menos- en duda. En este sentido el berlins afirma que despojada de todo aparato, la realidad es en este caso sobremanera artificial, y en el pas de la tcnica la visin de la realidad inmediata se ha convertido en una flor imposible (p.169). Es decir que se conforma un modo de visin tcnico-instrumental donde lo real inmediato es negado.

    Transformaciones a nivel de lo visible: el campo de efectos Retomando el mismo pie de pgina resaltado anteriormente, Benjamin avanzar

    desde nuestro punto de vista- hacia una segunda condicin necesaria para pensar en un rgimen de visibilidad, ligado a un tipo de obra artstica. El autor afirmar que en un perodo previo a una nueva manifestacin artstica se tuvo que dar en otras formas de arte la bsqueda de un tipo de efecto que se concretar con mayor fuerza en la nueva:

    Formas artsticas tradicionales trabajan esforzadamente en ciertos niveles de su desarrollo por conseguir efectos que ms tarde alcanzar con toda espontaneidad la forma artstica nueva. Antes de que el cine estuviese en alza, los dadastas procuraban con sus manifestaciones introducir en el pblico un movimiento que un Chaplin provocara despus de manera ms natural (p. 175).

    Si bien como dijimos algunos prrafos antes al hablar de evolucin- el trmino efecto

    parece extrao en las palabras de Benjamin porque la apelacin a este remitira a otro tipo de campo terico- su uso tiene un carcter concreto. Deja entrever que por perodos existen

    11 El aura es para Benjamin la manifestacin irrepetible de una lejana (por cercana que pueda estar) (p. 170). Ms adelante trataremos de darle un lugar a este concepto desde nuestro planteo.

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    intersticios entre visualidades consolidadas y visualidades que podramos llamar (de algn modo como lo entendera Raymond Williams al hablar de cultura) emergentes. Y si bien no es un problema que Benjamin trate directamente, algunos de sus postulados respecto a las rupturas de la reproduccin tcnica del arte encarnadas principalmente en el cine y la fotografa- no permitiran pensar en el reconocimiento del autor de formas en tensin que podran generar una manifestacin artstica nueva instituyente de una visibilidad distinta.

    Es decir, esa estrategia deliberada de acercamiento a la masa la cual puede pensarse como un efecto de la reproduccin tcnica- ligada al reconocimiento de las potencialidades emancipadoras (por rupturas con la tradicin, con el aura) son planteadas como un campo de efectos que potenciaran una nueva -y revolucionaria- forma artstica y un campo diferente de visibilidad. En este sentido el conjunto de imgenes que el ojo crea al mirar, el conocimiento en lo que vemos, adquiere potencia revolucionaria: instaurar un campo nuevo de visin sobre bases colectivas frente al elitismo del arte en la era del aura.

    Condiciones de recepcin Benjamin establece un tercer tipo de condiciones para pensar la emergencia de lo

    visual, las cuales desde la posicin que planteamos- se pueden enlazar con varios pasajes de su texto. Afirma el autor:

    En tercer lugar, modificaciones sociales con frecuencia nada aparentes trabajan en orden a un cambio en la recepcin que slo favorece a la nueva forma artstica. Antes de que el cine empezase a formar su pblico, hubo imgenes en el Panorama imperial (imgenes que ha haban dejado de ser estticas) para cuya recepcin se reuna un pblico. Se encontraba ste ante un biombo en el que estaban instalados estereoscopios, cada uno de los cuales se diriga a cada visitante. Ante esos estereoscopios aparecan automticamente imgenes que se detenan apenas y dejaban luego su sitio a otras. () Poco antes de que el cine convirtiera en colectivas las imgenes, cobra estas vigencia en forma individualizada ante los estereoscopios de aquel establecimiento, pronto anticuado, con la misma fuerza que antao tuviera en la cella la visin de imgenes de los dioses por parte del sacerdote (p. 175).

    Se pone de manifiesto la configuracin de una posibilidad de visin y un tipo de

    disposicin del pblico. En este sentido, existen para el autor determinadas disposiciones del pblico ligadas a modificaciones a nivel social que se corresponden al tipo de tecnologa disponible y su uso, y al campo de efectos posibles. Esas modificaciones pueden entenderse como condiciones sociales desde el cual eso que se muestra puede ser percibido, reconocido o, utilizando un trmino similar al autor, recepcionado. Hablamos entonces de un campo de condiciones de recepcin necesarias para la institucin de modos de ver, es decir para que, en esos largos perodos de tiempo mencionados por el autor, pueda modificarse a nivel de los sujetos de una sociedad el modo y la manera de su percepcin sensorial (p. 153).

    Para poder remarcar este aspecto es necesario retomar el concepto de aura como la manifestacin irrepetible de una lejana (por cercana que pueda estar) tanto en la obra como en otros fenmenos naturales (p. 169). Y justamente una de las marcas del desmoronamiento de ese aura es la nueva disposicin de la masas en su pretensin de acercarse (aduearse) de las cosas y superar la singularidad en su reproduccin (p. 170). Ese acercamiento implica, para el autor, una igualacin que tritura el aura, el cual resalta mediante la posicin de especialista que asume el pblico frente a la obra flmica o fotogrfica. Esto genera una ruptura (que Benjamin tambin encuentra en la aparicin del peridico a nivel de la escritura) entre el artista y quien disfruta la

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    obra. En este sentido podemos decir que la reproductibilidad tcnica establece un modo de ver, un gusto por mirar que se vincula ntimamente en la actitud del que opina como especialista (p.171).

    Pero movindonos en otro plano del trabajo de Benjamin, podemos decir que estas condiciones de recepcin son las que desprenden a la obra de arte de lo que el autor denomina el ritual de origen (eso que lo liga a la tradicin y erige el aura de la obra) y lo llevan a una praxis, en palabras de la autor, poltica. En esta lnea podemos pensar el reconocimiento de Benjamin sobre el hecho de que la crisis del arte no est tan ligada necesariamente a la aparicin de la fotografa, sino a la pretensin de los artistas de alcanzar a las masas, de potenciar la exhibicin pblica de sus obras como establece en Pequea historia de la fotografa.

    La importancia que encontramos en ese desligamiento del ritual de origen es fundamental para pensar a nivel de produccin de la obra, pero potencia mucho ms el foco que podemos poner sobre la recepcin. Esa ruptura del ritual de origen (ligado a lo que el autor llama su el valor cultural de la obra) nos lleva a conclusiones similares a las del apartado sobre los efectos: si lo reproductible emancipa a la obra de su tradicin, y rompe la asimetra productor/receptor, lo que Benjamin est leyendo en el cine o la fotografa es la posibilidad de potenciar un acercamiento crtico al arte por parte de las masas. De esta forma, tcnica, efecto y recepcin se entrecruzan en un campo de potencialidad que, segn lo entendemos, nos posibilita a pensar desde Benjamin en un rgimen escpico emergente que permitira, volviendo a las primeras lneas de La obra de arte, una accin revolucionaria en la poltica artstica (p. 150).

    Ensayando un cierre En estas lneas tratamos de esbozar algunas rutas de lectura desde categoras del

    anlisis de lo visual que nos permitan pensar dos textos del filsofo alemn Walter Benjamin. Estas rutas se estructuraron en tres entradas (la tcnica al servicio de la obra, los efectos que permiten nuevas visibilidades y las condiciones de recepcin) desde las que pensamos en las condiciones de emergencia de un rgimen escpico que permiten ciertos modos de percibir mediante el sentido de la vista. Desde este camino intentamos abordar algunos conceptos claves como las categoras de aura o inconsciente ptico, los cuales le sirven a Benjamin para dar cuenta de cierta correspondencia a nivel del arte12 que a su vez alude a marcas sobre lo visible que dejan las condiciones de emergencia. Consideramos que aquellas categoras se constituyen en modos de reflexionar sobre cmo se ve.

    Aura e inconsciente ptico permiten caracterizar los modos de ver en una poca (la analizada por Benjamin), cuya superficie se va definiendo en el intersticio de las tres condiciones que deben darse. El inconsciente ptico nos permite pensar en una obra con un determinado campo de efectos que no estn explcitamente ligados a la visibilidad que instituyen (por lo que hay correspondencia) pero que permite la emergencia de un tipo de visibilidad que adquiere las caractersticas que le da el autor. Esa visibilidad est obviamente ligada a determinadas condiciones de recepcin, es decir a un tipo de pblico con ciertas disposiciones que posibilitara reconocer -poner en sentido- lo que ve bajo los juegos de la cmara. Asimismo el aura y su desmoronamiento estn en tensin con la aparicin de un tipo de tecnologa que rompe la relacin con el origen y la relacin de autenticidad, pero a su vez permite la emergencia de una nueva relacin entre la sociedad y lo que esta puede ver.

    Bibliografa Benjamin, W. (2007). Conceptos de filosofa de la historia. La Plata: Terramar.

    12 En este punto coincidimos con Arendt alude a la capacidad de Benjamin de leer correspondencias en los fenmenos sociales que lo rodeaba: la urbe, la economa, el arte, la poltica.

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    Brea, J. (2007). Cambio de rgimen escpico: del inconsciente ptico a la e-image. En Revista Estudios Visuales N4. Barcelona: CENDEAC. Enero 2007. Brea, J. (2010). Las tres eras de la imagen. Akal: Madrid. Jay, M. (2003). Campos de fuerza. Entre la historia intelectual y la crtica cultutral. Buenos Aires: Paids. Jay, M. (2010). Ojos abatidos: la denigracin de la visin en el pensamiento francs del siglo XX. Madrid: Akal. Ledesma, M. (2005). Rgimen escpico y lectura de imgenes. Disponible en http://www.fcedu.uner.edu.ar/clm/ledesma.html. Revisado por ltima vez 12/13

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    La problemtica y los cambios dados en el concepto de arte Florencia Mosqueda Resumen:

    En el presente escrito se abordarn aquellas cuestiones ligadas al concepto de arte, los cambios producidos en el mismo y las posturas de determinados autores en base a esto. Se rescatarn los aportes de intelectuales pertenecientes a la Escuela de Frankfurt, entre ellos Max Horkheimer, Theodor Adorno y Walter Benjamin, quienes supieron abordar esta temtica adoptando una mirada crtica y considerando el deterioro que se estaba dando en el arte de esa poca, que tena como principal causa el auge del proceso capitalista y por ende de mercantilizacin. Por otra parte y en funcin de otras corrientes de pensamiento, se desarrollarn los estudios tericos de autores como Raymond Williams y Pierre Bourdieu, quienes tambin analizaron dicho concepto. Del primero se rescatar la contribucin de su Teora literaria, incluida en su libro Marxismo y literatura. Los aportes retomados de Bourdieu tendrn como base al concepto de campo, particularmente el de campo artstico. Se escogi estos autores debido al nfasis que cada uno pone en el concepto de arte desde diversas perspectivas, los autores frankfurtianos lo abordan desde su ptica crtica, Williams analiza la experiencia de los trabajadores de dicho mbito y de su reaccin frente a los cambios en el modo de produccin del mismo. Bourdieu analiza el concepto de campo, proponiendo categoras como campo de lucha o campo de fuerzas. Es interesante ver el anlisis que cada uno hace en base a dicho trmino, sobre todo teniendo en cuenta que comparten entre s un concepto de tipo marxista para abordarlo.

    Palabras claves: mercanca capitalismo - cultura de masas Introduccin En este escrito se abordar el concepto de arte presente en Max Horkheimer, Theodor

    Adorno, Walter Benjamin, Raymond Williams y Pierre Bourdieu, autores pertenecientes a distintas corrientes pero que tuvieron a la cultura como principal problema y eje de sus anlisis. Se traz como fin reflejar los aportes tericos de tales intelectuales sobre dicho concepto y mostrar el cambio que se dio en el mismo, haciendo hincapi en qu fue lo que motiv que se convirtiera en objeto de severas crticas. Adems, si bien cada uno de ellos lo abordan desde diferentes perspectivas y corrientes, se hallan similitudes entre los mismos.

    La eleccin de los autores frankfurtianos radica en que sus aportes son considerados dentro de las teoras de la comunicacin- muy importantes a l