La Justicia La Hacen Los Vivos Compaginado

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La justicia la hacen los vivos La justicia la hacen los vivos La justicia la hacen los vivos de Daniel Peralta Guzmán se terminó de imprimir el 31 de agosto de 2012, con un tiraje de 500 ejemplares. Impreso en Villahermosa, Tabasco, México. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Molino de Acentos. La justicia la hacen los vivos de Daniel Peralta Guzmán se terminó de imprimir el 31 de agosto de 2012, con un tiraje de 500 ejemplares. Impreso en Villahermosa, Tabasco, México. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Molino de Acentos.

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La justicia la hacen los vivos

La justicia la hacen los vivos

La justicia la hacen los vivos de Daniel Peralta Guzmán se terminó de imprimir el 31 de agosto de 2012, con un tiraje de 500 ejemplares. Impreso en Villahermosa, Tabasco, México. El cuidado de la

edición estuvo a cargo de Molino de Acentos.

La justicia la hacen los vivos de Daniel Peralta Guzmán se terminó de imprimir el 31 de agosto de 2012, con un tiraje de 500 ejemplares. Impreso en Villahermosa, Tabasco, México. El cuidado de la

edición estuvo a cargo de Molino de Acentos.

La justicia la hacen los vivosPrimera edición, 2012

D.R. © Molino de AcentosD.R. © Daniel Peralta Guzmán

Queda autorizada la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin necesidad de contar previamente con la autorización expresa y por escrito del titular, en términos de la Ley Federal de Derechos de Autor. Favor de citar la fuente solamente.

ISBN: En trámite

Fotografía de portada: Willy RonisFotografía del autor: Anónimo familiarDiseño: Ricardo Cámara Córdova

Hecho en Villahermosa, Tabasco, México.

La justicia la hacen los vivosPrimera edición, 2012

D.R. © Molino de AcentosD.R. © Daniel Peralta Guzmán

Queda autorizada la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin necesidad de contar previamente con la autorización expresa y por escrito del titular, en términos de la Ley Federal de Derechos de Autor. Favor de citar la fuente solamente.

ISBN: En trámite

Fotografía de portada: Willy RonisFotografía del autor: Anónimo familiarDiseño: Ricardo Cámara Córdova

Hecho en Villahermosa, Tabasco, México.

Daniel Peralta Guzmán

LXIILegislatura

Nelly Vargas PérezDiputada Federal

Congreso de la Unión

ColecciónCapulinitas

EL REFUGIO DE LA LUNA CAFÉ GALERÍA

Miguel Hidalgo # 404 Col. Centro

C.P. 86000 Tél: 3141048 Villahermosa, Tab.

Daniel Peralta Guzmán

LXIILegislatura

Nelly Vargas PérezDiputada Federal

Congreso de la Unión

ColecciónCapulinitas

EL REFUGIO DE LA LUNA CAFÉ GALERÍA

Miguel Hidalgo # 404 Col. Centro

C.P. 86000 Tél: 3141048 Villahermosa, Tab.

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No vaya a ser que le entren los remordimientos y se quiera suicidar también. Y menos ahora que se encuentra igual que Leonor, esperando un hijo mío.

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No vaya a ser que le entren los remordimientos y se quiera suicidar también. Y menos ahora que se encuentra igual que Leonor, esperando un hijo mío.

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piedras una por una al río para no aburrirme mientras espero a Panchita, y no sé el porqué me llama la atención ver cómo se hunden sin hacer ruido. Estoy seguro que ella vendrá pues anteayer acordamos eso y que pretextaría el no soportar ir al entierro. Así aprovecharía para salirse sin complicaciones y huirnos juntos. Además fue a verme para darme el ahorro que su padre le dejó para sus estudios. Ya los conté, son quince mil pesos, muy buenos en estos tiempos. De todos modos si Panchita no viene hoy, mañana me le aparezco en la madrugada por su casa y me la robo.

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piedras una por una al río para no aburrirme mientras espero a Panchita, y no sé el porqué me llama la atención ver cómo se hunden sin hacer ruido. Estoy seguro que ella vendrá pues anteayer acordamos eso y que pretextaría el no soportar ir al entierro. Así aprovecharía para salirse sin complicaciones y huirnos juntos. Además fue a verme para darme el ahorro que su padre le dejó para sus estudios. Ya los conté, son quince mil pesos, muy buenos en estos tiempos. De todos modos si Panchita no viene hoy, mañana me le aparezco en la madrugada por su casa y me la robo.

Presentación

Grupo Paideia inicia una nueva molienda editorial llamada Molino de Acentos, que estará girando hacia el cambio generacional que se requiere. En sus publicaciones atenderá a la estratificación social de los gustos (según la edad, el sexo, las ideologías, las modas, la tecnología) que sabemos apremia hacia un aspaviento constante. Molino de acentos publicará a escritores jóvenes o marginados que están más abocados a la literatura popular, porque no ignoramos que el grado de integración con la sociedad, es en ellos más estrecho, frecuente,

Presentación

Grupo Paideia inicia una nueva molienda editorial llamada Molino de Acentos, que estará girando hacia el cambio generacional que se requiere. En sus publicaciones atenderá a la estratificación social de los gustos (según la edad, el sexo, las ideologías, las modas, la tecnología) que sabemos apremia hacia un aspaviento constante. Molino de acentos publicará a escritores jóvenes o marginados que están más abocados a la literatura popular, porque no ignoramos que el grado de integración con la sociedad, es en ellos más estrecho, frecuente,

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por ahí ni pienso hacerlo. Todos deben estar enterados del falso embarazo de la difunta. Pero ya no podrán culparla de nada ni de preguntarle nada. Yo ahorita me estoy acordando de lo que mi tío (que en paz descanse) me decía, siempre que terminaba de leer su periódico de todos los días, “grábate esto chamaco pa´ cuando estés grande te acuerdes”, “la justicia no la hacen los muertos, sino los que están meros vivos”. Entonces me acuerdo también de Leonor, de Licha, de Cristina, de Panchita y hasta de don Chon, y comienzo a sentirme más vivo que nunca. Aviento

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por ahí ni pienso hacerlo. Todos deben estar enterados del falso embarazo de la difunta. Pero ya no podrán culparla de nada ni de preguntarle nada. Yo ahorita me estoy acordando de lo que mi tío (que en paz descanse) me decía, siempre que terminaba de leer su periódico de todos los días, “grábate esto chamaco pa´ cuando estés grande te acuerdes”, “la justicia no la hacen los muertos, sino los que están meros vivos”. Entonces me acuerdo también de Leonor, de Licha, de Cristina, de Panchita y hasta de don Chon, y comienzo a sentirme más vivo que nunca. Aviento

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piedras una por una al río para no aburrirme mientras espero a Panchita, y no sé el porqué me llama la atención ver cómo se hunden sin hacer ruido. Estoy seguro que ella vendrá pues anteayer acordamos eso y que pretextaría el no soportar ir al entierro. Así aprovecharía para salirse sin complicaciones y huirnos juntos. Además fue a verme para darme el ahorro que su padre le dejó para sus estudios. Ya los conté, son quince mil pesos, muy buenos en estos tiempos. De todos modos si Panchita no viene hoy, mañana me le aparezco en la madrugada por su casa y me la robo.

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piedras una por una al río para no aburrirme mientras espero a Panchita, y no sé el porqué me llama la atención ver cómo se hunden sin hacer ruido. Estoy seguro que ella vendrá pues anteayer acordamos eso y que pretextaría el no soportar ir al entierro. Así aprovecharía para salirse sin complicaciones y huirnos juntos. Además fue a verme para darme el ahorro que su padre le dejó para sus estudios. Ya los conté, son quince mil pesos, muy buenos en estos tiempos. De todos modos si Panchita no viene hoy, mañana me le aparezco en la madrugada por su casa y me la robo.

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ameno; contemporáneo con ese lenguaje coloquial y citadino de los tiempos que giran. Lejos de ese distanciamiento social que caracteriza a los escritores “mayores”. La editorial se propone seleccionar y editar títulos del ámbito de la poesía, crónica, cuento, fotografía y ensayo. Molino de acentos tiene claro que la función entre literatura y sociedad sólo tendrá una respuesta si sigue de cerca lo vivencial y lo urbano. Fundamentados en este vínculo, publicaremos obras que desafíen continuamente las relaciones sociales entre escritores, editores y su consecuente los llamados lectores.

Los paideyanos.

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ameno; contemporáneo con ese lenguaje coloquial y citadino de los tiempos que giran. Lejos de ese distanciamiento social que caracteriza a los escritores “mayores”. La editorial se propone seleccionar y editar títulos del ámbito de la poesía, crónica, cuento, fotografía y ensayo. Molino de acentos tiene claro que la función entre literatura y sociedad sólo tendrá una respuesta si sigue de cerca lo vivencial y lo urbano. Fundamentados en este vínculo, publicaremos obras que desafíen continuamente las relaciones sociales entre escritores, editores y su consecuente los llamados lectores.

Los paideyanos.

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del entierro de su padre, en la madrugada se ahorcó con una hamaca en su cuarto. Ahí terminaron todas mis complicaciones con ella. Su hermanita querida vio nuestra plática y en un arranque de celos le contó todo a Cristina quien no aguantó más sus pesares, y se colgó sin remedio. Lo bueno fue que no dejó nada escrito que me comprometiera.

Panchita prometió escaparse conmigo a pesar de todo. A estas horas deben estar velando por última vez a Cristina. Al mediodía será el entierro. Yo no me he acercado

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del entierro de su padre, en la madrugada se ahorcó con una hamaca en su cuarto. Ahí terminaron todas mis complicaciones con ella. Su hermanita querida vio nuestra plática y en un arranque de celos le contó todo a Cristina quien no aguantó más sus pesares, y se colgó sin remedio. Lo bueno fue que no dejó nada escrito que me comprometiera.

Panchita prometió escaparse conmigo a pesar de todo. A estas horas deben estar velando por última vez a Cristina. Al mediodía será el entierro. Yo no me he acercado

No fui a ver al difunto don Chon, pues era lo que menos me importaba, además los muertos nunca importan. Fui para visitar a Cristina Asunción con la cual no platicaba desde hacía dos meses, pues cuando el viejo se enteró de nuestro noviazgo, pegó el grito en el cielo y le prohibió estar conmigo. Me cerró todos los caminos para poder acercarme, como si yo fuera un perro rabioso que sólo echara espuma por la boca.

No fui a ver al difunto don Chon, pues era lo que menos me importaba, además los muertos nunca importan. Fui para visitar a Cristina Asunción con la cual no platicaba desde hacía dos meses, pues cuando el viejo se enteró de nuestro noviazgo, pegó el grito en el cielo y le prohibió estar conmigo. Me cerró todos los caminos para poder acercarme, como si yo fuera un perro rabioso que sólo echara espuma por la boca.

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médico que estaba embarazada. Acordamos entonces decírselo todo en una carta, después de la novena de su difunto padre, para cuando ya todo hubiese pasado y Cristina estuviera más tranquila. Acepté hacerlo porque la Panchita me amenazó con acusarme de violación sino me casaba con ella. Tuve que proponerle que nos huyéramos para Villahermosa y alquiláramos un cuarto, para que así no nos encontraran ni Cristina, ni sus familiares, ni nadie.

Pero no tuve que confesarle nada a la pobre Cristina pues el mismo día cuando la vi en el velorio, después

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médico que estaba embarazada. Acordamos entonces decírselo todo en una carta, después de la novena de su difunto padre, para cuando ya todo hubiese pasado y Cristina estuviera más tranquila. Acepté hacerlo porque la Panchita me amenazó con acusarme de violación sino me casaba con ella. Tuve que proponerle que nos huyéramos para Villahermosa y alquiláramos un cuarto, para que así no nos encontraran ni Cristina, ni sus familiares, ni nadie.

Pero no tuve que confesarle nada a la pobre Cristina pues el mismo día cuando la vi en el velorio, después

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del entierro de su padre, en la madrugada se ahorcó con una hamaca en su cuarto. Ahí terminaron todas mis complicaciones con ella. Su hermanita querida vio nuestra plática y en un arranque de celos le contó todo a Cristina quien no aguantó más sus pesares, y se colgó sin remedio. Lo bueno fue que no dejó nada escrito que me comprometiera.

Panchita prometió escaparse conmigo a pesar de todo. A estas horas deben estar velando por última vez a Cristina. Al mediodía será el entierro. Yo no me he acercado

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del entierro de su padre, en la madrugada se ahorcó con una hamaca en su cuarto. Ahí terminaron todas mis complicaciones con ella. Su hermanita querida vio nuestra plática y en un arranque de celos le contó todo a Cristina quien no aguantó más sus pesares, y se colgó sin remedio. Lo bueno fue que no dejó nada escrito que me comprometiera.

Panchita prometió escaparse conmigo a pesar de todo. A estas horas deben estar velando por última vez a Cristina. Al mediodía será el entierro. Yo no me he acercado

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—Una maestra no puede andar con un bueno para nada—, eso me gritó cuando le pregunté por su hija. Hubiese querido responderle en aquella ocasión que con este inútil su hija ya se había metido tres veces. De tal modo que sería su yerno quisiera o no. Primero le propuse hacerlo en un lugar solitario cerca del río, y se ofendió de que la tratara como una simple vulgar. Pero como en mi casa nunca hubo manera, Cristina Asunción fingió sentirse mal un lunes por la mañana, pretextando así el no ir a trabajar, quedándose en casa. Acordamos que iría a verla pasada

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—Una maestra no puede andar con un bueno para nada—, eso me gritó cuando le pregunté por su hija. Hubiese querido responderle en aquella ocasión que con este inútil su hija ya se había metido tres veces. De tal modo que sería su yerno quisiera o no. Primero le propuse hacerlo en un lugar solitario cerca del río, y se ofendió de que la tratara como una simple vulgar. Pero como en mi casa nunca hubo manera, Cristina Asunción fingió sentirse mal un lunes por la mañana, pretextando así el no ir a trabajar, quedándose en casa. Acordamos que iría a verla pasada

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exigió que la embarazara cuando antes porque su tía Juliana preguntaba mucho sobre eso, cómo se sentía, cuántos meses llevaba, cómo le iba a poner al bebé si era niña y cómo si era varoncito, si yo era el padre o no, y un montón de preguntas más que la pusieron muy desesperada. Pero el que se halló desesperado fui yo porque no encontré cómo decirle que siempre no, porque ya había metido la pata con su hermana Panchita, por lo cual nuestra relación ya no podía ser. Su hermanita había ido a mi casa una semana antes a contarme de unos mareos seguidos, para luego resultar según el

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exigió que la embarazara cuando antes porque su tía Juliana preguntaba mucho sobre eso, cómo se sentía, cuántos meses llevaba, cómo le iba a poner al bebé si era niña y cómo si era varoncito, si yo era el padre o no, y un montón de preguntas más que la pusieron muy desesperada. Pero el que se halló desesperado fui yo porque no encontré cómo decirle que siempre no, porque ya había metido la pata con su hermana Panchita, por lo cual nuestra relación ya no podía ser. Su hermanita había ido a mi casa una semana antes a contarme de unos mareos seguidos, para luego resultar según el

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las nueve, cuando ya el papá se encontrara trabajando en la ciudad y la hermana menor en la secundaria. Entonces llegué puntual. Más puntual que cuando lo hice con Leonor y con Licha. Pero con Cristina fue distinto pues con ella si pensé en casarme. Cómo no iba hacerlo si la voz de mi nombre bajaba del cielo cuando lo decía quedito en mis orejas. Todavía no olvido su desnudez, su cuerpo estremeciéndose en el suelo de pies a cabeza como una bejuquilla, toda estirada y como queriendo huir. Pero qué iba huir si fue ella quien lo propuso para las siguientes

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las nueve, cuando ya el papá se encontrara trabajando en la ciudad y la hermana menor en la secundaria. Entonces llegué puntual. Más puntual que cuando lo hice con Leonor y con Licha. Pero con Cristina fue distinto pues con ella si pensé en casarme. Cómo no iba hacerlo si la voz de mi nombre bajaba del cielo cuando lo decía quedito en mis orejas. Todavía no olvido su desnudez, su cuerpo estremeciéndose en el suelo de pies a cabeza como una bejuquilla, toda estirada y como queriendo huir. Pero qué iba huir si fue ella quien lo propuso para las siguientes

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...Cuando acudí al velorio afuera estaban sirviendo café y galletas de animalitos a las gentes que fueron a darle el último adiós a don Chon. Adentro de la casa todo era un jolgorio de llanto entre familiares y zalameros. Apenas me vio entrar Cristina se me echó a los brazos y yo la abracé muy fuerte mientras lloraba en desahogo. Entre chilladeras me dijo al oído que habláramos a solas. Nos apartamos de allí, dirigiéndonos a la cocina. En el trayecto pasé junto al cadáver de don Chon, llevándome un sobresalto al ver cómo había terminado su cuerpo. En la cocina Cristina me

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...Cuando acudí al velorio afuera estaban sirviendo café y galletas de animalitos a las gentes que fueron a darle el último adiós a don Chon. Adentro de la casa todo era un jolgorio de llanto entre familiares y zalameros. Apenas me vio entrar Cristina se me echó a los brazos y yo la abracé muy fuerte mientras lloraba en desahogo. Entre chilladeras me dijo al oído que habláramos a solas. Nos apartamos de allí, dirigiéndonos a la cocina. En el trayecto pasé junto al cadáver de don Chon, llevándome un sobresalto al ver cómo había terminado su cuerpo. En la cocina Cristina me

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veces. Esas ocasiones fueron en el lugar solitario cerca del río y ya no habló de vulgaridades ni de nada. Después de esos encuentros sexuales yo la seguí presionando más. Por esa razón habló de matrimonio. Pero su finado padre se empeñó en no querer ser mi suegro. Tan luego supo lo nuestro la mandó por un mes a vivir con su hermana Juliana a Villahermosa. Y apenas supe del regreso de Cristina, la fui a ver enseguida. Sin embargo fue don Chon quien salió a recibirme con machete en mano. Espantado lo escuché gritar todas sus amenazas contra mí; insultos

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veces. Esas ocasiones fueron en el lugar solitario cerca del río y ya no habló de vulgaridades ni de nada. Después de esos encuentros sexuales yo la seguí presionando más. Por esa razón habló de matrimonio. Pero su finado padre se empeñó en no querer ser mi suegro. Tan luego supo lo nuestro la mandó por un mes a vivir con su hermana Juliana a Villahermosa. Y apenas supe del regreso de Cristina, la fui a ver enseguida. Sin embargo fue don Chon quien salió a recibirme con machete en mano. Espantado lo escuché gritar todas sus amenazas contra mí; insultos

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Todo esto me lo contó Panchita la hermana menor de Cristina, pues como ésta me prohibió visitarla mientras su papá no aprobara nuestro matrimonio, entonces comencé a esperarla afuera de la secundaria para sacarle toda información. Pero fue tan seguido el ir a verla que acabó por gustarme ella también. Nos hicimos novios a escondidas de Cristina y de su papá. Y para que se fuera al río conmigo, le confesé toda la verdad a Panchita. La convencí, haciéndole creer que su hermana había inventado todo aquello para no perderme, pues yo ya no deseaba tener nada con ella.

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Todo esto me lo contó Panchita la hermana menor de Cristina, pues como ésta me prohibió visitarla mientras su papá no aprobara nuestro matrimonio, entonces comencé a esperarla afuera de la secundaria para sacarle toda información. Pero fue tan seguido el ir a verla que acabó por gustarme ella también. Nos hicimos novios a escondidas de Cristina y de su papá. Y para que se fuera al río conmigo, le confesé toda la verdad a Panchita. La convencí, haciéndole creer que su hermana había inventado todo aquello para no perderme, pues yo ya no deseaba tener nada con ella.

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que me ofendieron profundamente. Y en cuanto pudimos vernos, Cristina y yo decidimos encontrarle alguna solución definitiva a nuestro amorío.

Juro por mi vida que fue ella quien tuvo la idea de inventar un embarazo para lograr la aprobación de su papá. Yo hubiese preferido huirnos a Villahermosa. Pero Cristina se opuso pues según ella, “eso si no se lo perdonaría jamás su padre”. Pensó que él mismo viéndose forzado para no dar chance a las murmuraciones, la obligaría a casarse conmigo, y estando casados las diferencias entre su padre

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que me ofendieron profundamente. Y en cuanto pudimos vernos, Cristina y yo decidimos encontrarle alguna solución definitiva a nuestro amorío.

Juro por mi vida que fue ella quien tuvo la idea de inventar un embarazo para lograr la aprobación de su papá. Yo hubiese preferido huirnos a Villahermosa. Pero Cristina se opuso pues según ella, “eso si no se lo perdonaría jamás su padre”. Pensó que él mismo viéndose forzado para no dar chance a las murmuraciones, la obligaría a casarse conmigo, y estando casados las diferencias entre su padre

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cualquier inútil. Por último don Chon le gritó que se moría de rabia y de vergüenza, y no por su enfermedad. Y que avisara a su tía Juliana como último favor, porque deseaba dejarle encargada a su hija menor para que no fuera a salirle desvergonzada como la mayor. Cristina estuvo a punto de decirle a su padre que toda era una mentira lo del embarazo, pero al final terminó por agachar la cabeza con los ojos llorosos y el alma afligida, prometiéndole a su padre cumplir con el encargo inmediatamente. A los tres días don Chon se murió.

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cualquier inútil. Por último don Chon le gritó que se moría de rabia y de vergüenza, y no por su enfermedad. Y que avisara a su tía Juliana como último favor, porque deseaba dejarle encargada a su hija menor para que no fuera a salirle desvergonzada como la mayor. Cristina estuvo a punto de decirle a su padre que toda era una mentira lo del embarazo, pero al final terminó por agachar la cabeza con los ojos llorosos y el alma afligida, prometiéndole a su padre cumplir con el encargo inmediatamente. A los tres días don Chon se murió.

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y yo... Sin embargo la pobre Cristina ya traía la cruz del cielo a cuestas, pues le resultó peor la mentira, porque a su papá le cayó azúcar cuando lo supo y fue dejándose morir. Debido a eso Cristina Asunción ya no desmintió la mentira por temor de matar a su padre de una vez con otro susto. Así comenzó a usar trapos para simular el embarazo, cuando ya debía notársele algo, y esperó con impaciencia que su papá aprobara el casamiento. Pero don Chon ni aprobó nada ni se cuidó en nada por aliviarse. De fuerte y trabado que estaba, en dos meses se puso

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y yo... Sin embargo la pobre Cristina ya traía la cruz del cielo a cuestas, pues le resultó peor la mentira, porque a su papá le cayó azúcar cuando lo supo y fue dejándose morir. Debido a eso Cristina Asunción ya no desmintió la mentira por temor de matar a su padre de una vez con otro susto. Así comenzó a usar trapos para simular el embarazo, cuando ya debía notársele algo, y esperó con impaciencia que su papá aprobara el casamiento. Pero don Chon ni aprobó nada ni se cuidó en nada por aliviarse. De fuerte y trabado que estaba, en dos meses se puso

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enclenque y acabado. Una tarde próxima a su muerte, postrado en su cama don Asunción llamó a Cristina. Ésta se alegro. Desde la noticia falsa, su padre no había querido ni mirarla. Pero de inmediato se le cayó la alegría al suelo pues nomás la llamaron para que recibiera una sarta de reproches. El viejo le reclamó el cómo había podido traicionar la confianza que había tenido por ella. El cómo menospreció el gran esfuerzo de un infortunado albañil. Tanto que se había tostado el lomo para darle los estudios. Y todo para que ella terminara abriéndole las piernas a

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enclenque y acabado. Una tarde próxima a su muerte, postrado en su cama don Asunción llamó a Cristina. Ésta se alegro. Desde la noticia falsa, su padre no había querido ni mirarla. Pero de inmediato se le cayó la alegría al suelo pues nomás la llamaron para que recibiera una sarta de reproches. El viejo le reclamó el cómo había podido traicionar la confianza que había tenido por ella. El cómo menospreció el gran esfuerzo de un infortunado albañil. Tanto que se había tostado el lomo para darle los estudios. Y todo para que ella terminara abriéndole las piernas a