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Una publicación de la

Consejo editorialJorge Rodríguez GómezFelipe SaldiviaGustavo Borges Revilla

direCtoraMercedes Chacín

editor jefeCarlos Cova

direCtora de arteEdarlys Rodríguez

Coordinador de fotoGrafÍaJesús Castillo

asesor editorialReinaldo González

Coordinadora 2.0Yanira Albornoz

Web y redesKay Yam Hung Bárbara Baralt

redaCCiónNathali Gómez MoscosoGustavo MéridaAnder de TejadaMarlon Zambrano

diseñadores Lisbeth MontellÓscar Hernández

ilustradorAlfredo Rajoy

fotóGrafoMichael Mata

CorreCtorRodolfo Castillo

loGÍstiCaIdania BracamonteDaniela FernándezEdi Cordero

Colaboran en esta ediCiónClodovaldo Hernández, María B. Chacín, Miguel Posani, Mayleni Curros, Indira Carpio, Naile Manjarrés, Freddy Fernández, Mauricio Sánchez, Rosi Bethancourt, Enrique Hernández, Jessica Mena, Henry Rojas, Franklin Alviárez, L. “Razor” Balza y Andrés Palacios. Archivo Ciudad CCS.Fotografía de portada: Enrique Hernández.

impresión Complejo Editorial Alfredo ManeiroEditorial Metropolis, C.A.

[email protected] @epaleccs @epaleccs

Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114Distribución: 0212-8085843 Depósito Legal: pp201202dc4166

Contenido

Revista GRatuita CirCula los domingos Con el diario Ciudad CCs búsCala de lunes a viernes en nuestra sede: esq. san jaCinto, edif. gradillas “C”, piso 1, al lado de la taquilla úniCa de serviCios muniCipales y en la librería-bar el teCho de la ballena, edif. gradillas “a”, planta baja, bulevar del eterno retorno

Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014 y 2015.Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014.

02 — perfilCruz Villegas

05 — el menjurje Mancheta y demás

10 — músiCa Musical Carrillo: pura pasta

12 — mitos Un tal Bassil Battah

20 — miniCróniCasDesde la casa rosada

22 — sexodiversidad Amanda, amante

26 — librementeTu ambivalencia

27 — GastronomÍaPichones de sibarita

06 — Ciudad ÉpaleCCS punto info

13 — miradas Caracas mutante

21 — filo y borde Inmoral e inalcanzable

23 — entrevista “¡Qué bicho más loco!”

28 — CrÍtiCa y mediaCine y televisión

29 — CróniCasManual del levante (I)

35 — CruCiverbo’sCrucicentrifugado

37 — la bitáCorade amón-ra

34 — poesÍao nada

36 — el rumorde las bolas

PERFIL02

POR CLodovaLdo HERnándEz • [email protected] / IlUSTRacIóN aLFREdo RaJoY

AlbAñil, sindicAlistA, poetA, preso político y grAn pAdre de fAmiliA, este hombre que nAció en cúA en 1917, el emble-

mático Año de lA revolución rusA, se definió A sí mismo como un ciudAdAno del mundo, un hombre universAl y profundAmente venezolAno. tAmbién solíA decir,

con orgullo y sin importArle quien se horrorizArA: “yo sí soy estAlinistA”

Los hermanos Villegas, periodistas de gran trayectoria y de vibran-tes incursiones en la política y el sindicalismo, son bromistas natos. Cuando se juntan, no dejan títere con cabeza a punta de chistes y juegos de palabras. De sus chanzas no se salvó ni su padre enfer-mo. El viejo Cruz estaba muy mal, la diabetes había ido minando su cuerpo de guerrero. Llegó un momento en que ya no podía articular palabra, pero sus camaradas de toda la vida seguían visitándolo y uno de ellos se empeñaba en rememorar viejas andanzas. Se le metía en el cuarto y peroraba sin parar, mientras Cruz apenas alcanzaba a balbucear algunas frases inentendibles. Los hijos inventaron un chiste: “Allí lo que hay es un soliloquio: uno que habla solo y el otro que esta loquio”.

Si los oyó, de seguro que Cruz se estaba riendo por dentro de las ocurrencias de los muérganos esos, pues todos los que lo conocieron aseguran que él también era un tipo con gran sentido del humor. Perfecto Abreu Nieves, en el prólogo del libro biográfico Cuando tenga mis manos, recuerda que Cruz y José Félix Ramírez, otro di-rigente del Partido Comunista, siempre llevaban la voz cantante en las chanzas que se permitían (de vez en cuando, claro) en el Comité Central. Sin embargo, cuando la situación lo ameritaba, se ponía de verdad serio y a veces hasta se pasaba de maraca. Así ocurrió en 1986, cuando obligó a los miembros del Comité Ejecutivo de la Cen-tral Unitaria de Trabajadores de Venezuela (la CUTV, organización obrera de los comunistas) a dejar de ver un partido del Mundial de Fútbol, celebrado en México, para realizar una asamblea. Argumen-tó que “los medios de comunicación nos ponen a ver a un hombre-cito de mierda corriendo detrás de una pelota para distraernos de nuestras tareas revolucionarias”. Varios se calaron a regañadientes el sacrificio revolucionario, entre otras razones porque uno de esos hombrecitos era nada menos que Diego Armando Maradona.

Al leer y escuchar sobre su vida, lo primero que impresiona es la versatilidad de Cruz Villegas. Fue obrero de la construcción y, al mismo tiempo, un dirigente comunista de primer nivel. Fue sindi-calista y a la vez poeta. Estuvo preso (un genuino preso político) y en la cárcel tuvo la entereza para escribir emotivas cartas a sus hijos e hijas, y para crear hermosos versos. Y con las mismas manos que escribía poemas y proclamas, construyó la casa de la familia, en Veredas de Coche.

Una vez le pidieron que se retratara a sí mismo, con palabras, y dijo: “Tengo grandes y múltiples satisfacciones, me siento un hombre universal y profundamente venezolano. He aprendido a vivir la fraternidad y el cariño de todos los pueblos. Me considero ciudadano del mundo y un modesto soldado de la clase obrera internacional”.

El mayor entre los varones, Mario, pionero de la dinastía de perio-distas, escribió el siguiente párrafo: “Mi papá fue un trabajador in-cansable. A la par de su intenso accionar político y sindical, jamás abandonó la elaboración intelectual —tarea para la cual tecleaba velozmente con dos dedos su máquina de escribir— ni dejó de rea-lizar él mismo, y con el concurso de sus hijos, trabajos de albañilería en nuestra propia casa. Comunista convencido y practicante, fue, sin embargo, un defensor irrestricto de las libertades democráticas, enemigo del autoritarismo y del militarismo, del sectarismo y de la prepotencia, del atropello, de la burla y de las descalificaciones, así como también de la adulancia y del culto a la personalidad. Lo que sí cultivó siempre fueron los valores familiares, la honestidad, el buen humor, la solidaridad, el respeto, la tolerancia y la amistad personal y política, incluso con sus más firmes adversarios. Siempre doy gracias a la vida por haberme dado el padre y la madre que me dio”.

Cruz Villegas un modEsto soLdado dE La CLasE obRERa

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Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPaLE CCsCaracas, 1 de mayo de 2016.

Vladimir, el segundo de los periodistas Villegas, agregó: “Fue esen-cialmente un dirigente obrero. También fue un comunista convenci-do de sus ideas. Ortodoxo pero jamás negado al debate ni a la crítica. De hecho, la ejercía siempre en el seno de su partido, el PCV. Era un militante disciplinado pero a la vez incómodo porque no se quedaba callado, aunque su punto de vista fuese minoritario. Nuestras sobre-mesas en casa con el viejo y su inmensa sabiduría y humildad son inolvidables. El hecho de ser comunista no le impedía rendir culto a la amistad, incluso con adversarios políticos e ideológicos. Era un tipo de buen humor y también un poeta del amor, la revolución, la negritud y la vida en prisión. Pese a su ajetreada vida de luchador social, siempre tuvo espacio para una vida familiar que dejó en noso-tros honda huella de afecto y unidad”.

Ernesto, el benjamín de la familia, también evoca las deliciosas so-bremesas con cuentos y anécdotas e igualmente recuerda que Cruz era capaz de entenderse con sus adversarios. Sin embargo, advierte que no lo retrata fielmente quien pretenda hacer una versión desca-feinada de él. Para ilustrar su observación, el ex ministro de Comu-nicación e Información se remonta al día del velorio de su padre, en enero de 1994. El entonces presidente electo, Rafael Caldera, fue a presentar su pésame y comentó que Cruz Villegas “perteneció a una generación de comunistas que luchó hasta el final por sus ideales sin tener conocimiento de las arbitrariedades del estalinismo”. Ernesto, que entonces tenía 23 años, se sintió obligado a disentir. Le dijo a Caldera: “Disculpe, Presidente, pero mi viejo era admirador de Sta-lin y se sentía orgulloso de decir ‘yo sí soy estalinista’”.

Ernesto añade que, si bien tenía amigos en todos los partidos, era ideológicamente indoblegable. Como prueba esgrime otra anécdota. Laureano Torrealba, el padre de el “Chúo” de la MUD, fue comunista y luego se volvió adeco. Cruz lo siguió tratando, pero en una ocasión alguien le organizó un homenaje a Torrealba y este tuvo la osadía de invitar a Cruz, quien reaccionó muy indignado. “¿Cómo se le ocurre a ese carajo pensar que yo voy a ir a un homenaje para él, después de lo que hizo?”.

Oigamos de nuevo a Abreu Nieves, miembro actual del Buró Político del PCV, quien fue prácticamente un hijo adoptivo de Cruz. “Era de carácter sencillo, en ocasiones jocoso, desprendido, solidario, respe-tuoso, discreto y de una gran modestia personal. Firme en la toma de decisiones, de pasos rápidos al caminar, de carácter seguro, apasio-nado en la acción, de buen vestir, casi siempre portando un sombre-ro, hombre sencillo que con su ejemplar conducta levantaba muros de contención en defensa de su dignidad, su condición ético-moral y sus convicciones ideológicas, políticas y culturales”.

El legendario dirigente comunista Eduardo Gallegos Mancera co-noció a Cruz Villegas a finales de la década de los 30, cuando era un joven líder sindical bastante peleón. “Era pugnaz con empresarios, capataces y abogados patronales, claro y directo en sus planteamien-tos y enérgico en aquello de elegir y llevar a la práctica la consigna precisa en el momento preciso”, escribió Gallegos Mancera en el pró-logo del poemario Cárcel, amor, selva y libertad, publicado en 1980 por La Casa del Escritor.

Otro prologuista del mismo libro, el actor y dramaturgo Yorlando Conde, explicó que los poemas de Cruz les permitieron a los in-tegrantes del grupo Teatro Para Obreros (TPOS) transmitirles a los trabajadores el mensaje de que ellos también podían ser crea-dores artísticos.

Y el insigne periodista y profesor universitario Héctor Mujica calificó en su momento a Villegas como “un hombre vigoroso de aspecto y vigoroso de palabra, que ha hecho de su vida la pasión revolucionaria”.

Miles de anécdotas describen a este tuyero nacido en el emblemático 1917, el año de la Revolución rusa, y que compartió su larga vida con la croata Maja Poljak. Solo queda espacio para una: la CUTV tenía varios meses de atraso en el pago del alquiler de su sede y el dueño intentaba un desalojo. En el fragor de las discusiones, el abo-gado increpó a los sindicalistas haciéndoles ver que no podían estar allí sin pagar la renta. “¿Ustedes que pretenden?”, interrogó, en obvia referencia al pleito de arrendamiento. Pero Cruz decidió responder como lo que era, un comunista ortodoxo: “Nosotros pretendemos la abolición de la propiedad privada y la dictadura del proletariado”.

Estuvo PREso (un gEnuIno PREso PoLítICo) Y En La CáRCEL tuvo La EntEREza PaRa EsCRIbIR EmotIvas CaRtas a sus HIJos E HIJas, Y PaRa CREaR HERmosos vERsos. Y Con Las mIsmas manos quE EsCRIbía PoEmas Y PRoCLamas, ConstRuYó La Casa dE La FamILIa, En vEREdas dE CoCHE—

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Edición Número Ciento setenta y seis . Año 04. ÉPaLE CCs Caracas, 1 de mayo de 2016.

el menjurje 05

Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPAle CCSCaracas, 1 de mayo de 2016.

guitarraplayera

Las guitarras se van a las costas de Cho-roní en el XX Encuentro Guitarrístico, donde participarán Leopoldo Igarza, Guillermo Flores, Efraín Silva, Jhibaro Rodríguez, Yeley Parra, Esteban Ojeda y el grupo Raíces de Venezuela.

En este encuentro, que culmina el 10 de mayo, están programados conciertos, cla-ses magistrales, talleres y conversatorios.

El domingo 8 de mayo habrá doble recital en honor a las madres. Uno será en la iglesia Santa Clara de Asís, a las 11 am, y el otro a las 7 pm en la posada El Ensueño.

En un teatro lleno hasta los teque-teques, el artista preguntó al público si sabían quién es Alirio Díaz. Nadie levantó la mano.

El pasado martes 26, la canciller Delcy Rodríguez fue la primera persona condecorada con la Orden Teniente Coronel Eliézer Otaiza, en su única cla-se. El alcalde Jorge Rodríguez contó, emocionado, "la certeza de la victoria cuando veía a un lado y estaba Eliézer Otaiza, siempre, cuando estaba la necesidad de proteger a sus hermanos y hermanas". Lealtad y compasión. Eso es Eliézer.

¿manual o manuela?

«

«

Una joven sostenía un cartelito que rezaba: “Sexo seguro”, y repar-tía condones a los viandantes entre Monjas y Gradillas. “Dame otro”, supliqué. “Es uno por persona”, dijo con firmeza. “Tengo un hijo adolescente”, repliqué. Me lo dio.

Todavía él no sabe que lo tengo.

“Venezolano porque no queda de otra. Esposo de una turista permanente. Preso político de comiquita”, así se presenta Leopoldo Patiño,

desde Ramo Verde, en su página de Facebook con el mismo nombre. Cada martes se estre-

nan sus aventuras “simpsonizadas”. Apúrense a verlo porque un miembro de Voluntad Popular ya mandó a sacarlas de Youtube.

EliézEr otaiza

Que algunos se empecinen en derrochar agua y electricidad.

Que la calima se está esfumando. Falta el bachaqueo.

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CIUDAD

Épale CCS punto infoDesDe octubre Del año pasaDo,

y a la máxima velociDaD permitiDa en los callejones De la burocracia,

un equipo De tres personas, toDas mujeres, recorrió satisfactoria-

mente las curvas binarias hasta encontrar la Distancia

más corta entre los unos y los ceros: la Determinación

POR gUStAvo mÉrIDA • @gusmeRida1 / FOTOgRaFÍas mIChAEL mAtA

Kay Yam Hung, con la mano izquierda, aco-modaba papelitos debajo del teclado y con el dedo índice de la derecha le daba vueltas a la rueda de desplazamiento del ratón: la porta-da de epaleccs.info subía y bajaba, cual pe-lotita de pinball testaruda e independiente. “Hagan como si trabajáramos mucho”, digo en un arrebato de chiste malo digno de “Cha-tén” —el payaso que Ramos Allup invitó a la Asamblea— mientras Mata, el fotógrafo, hace su trabajo en picado montado sobre dos ar-turitos que siempre me han parecido mesitas de noche. Kay Yam deja de mover las manos, las relaja, primero tensa y después mueve su cuello, lentamente, hasta que me mira directo a los ojos y pronuncia con parsimonia casi in-timidante: “Yo trabajo que jode, mijito”.

Mata terminó de apuntar el objetivo y yo hui a procrastinar con la excusa del café. Hung siguió trabajando, Yanira Albornoz siguió trabajando, Bárbara Baralt se fue a seguir tra-bajando. Ellas tres forman el equipo que, sin aspavientos (aunque Hung sube contenidos

moviendo el cuello al ritmo de DJ Snake), ha “montado” en el nuevo sitio web de esta revista casi la totalidad de las 176 ediciones que van hasta el día de hoy.

Con CArIñoNos encontramos, en la esquina de San Jacin-to, con Mercedes Chacín, directora de Épale CCS, y Yanira Albornoz, coordinadora 2.0 y encargada del proyecto. Allí, luego de comer y beber con una frugalidad absoluta, ellas con-taron, barrigas llenas y corazones contentos (ellas), sobre qué va el asunto: tener un sitio web propio. “Esperamos que Unasur tenga su propia fibra óptica, para que cuando ellos ba-jen el suiche, no nos quedemos sin página”. Al-bornoz salta (¿o navega?) de un tema a otro sin discutir obsesiones, sin aparentar soluciones. Terca, suave, Albornoz sabe que con la ética no hay medias tintas: “No tienes que pregun-tarle a nadie; pregúntate tú: ¿publicarías esa foto si fuese de un familiar?”. Ahí uno se queda pensando. Antes, o después, no importa. Yani-ra termina de contar, sin esconder la satisfac-

ción en una falsa modestia, las peripecias (sí, se tienen peripecias frente a un computador: es otra época) para obtener los libros que están en nuestro sitio web, famoso (sí, famoso) por tener, además, la mejor agenda cultural y cul-turosa de Caracas. “No puedes bajar (archivos) PDF en todos lados porque existen los dere-chos de autor —explica Albornoz—, pero hay editoriales que los tienen libres y hay autores que en sus blogs ponen sus libros, por ejem-plo: Atilio Borón. No así Pascual Serrano: sus libros son buenísimos, pero no ha puesto ni un ‘pedeefito’ ahí, aunque sea. Luis Britto García sí lo hace. Es un trabajo buscar libros para ba-jar en internet y ponerlos a la orden de quienes entren a la página”. He allí que, entonces, tam-

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bién hay una biblioteca con cariño, hurgada con paciencia para que lean sin prisas. Para procrastinar de verdad, epaleccs.info es una buena opción. “El valor de la página web de la revista son los contenidos propios y bien escri-tos; la revista cuenta con una plantilla de pe-riodistas donde prácticamente todos escriben bien, unos más profundos, otros no tanto. Tú puedes hacer una serie de observaciones pero hay un rango de buena escritura, con buen hu-mor, es decir, saben hacer lo que hacen y eso es importante. La mayoría de las páginas web no tienen contenido propio —bueno, The New York Times sí—, la mayoría de las páginas se fusilan vainas de AVN, etcétera. Por ejemplo: hay páginas web —que no voy a mencionar—

que toman trabajos de Épale CCS: se apropian de los perfiles de Clodovaldo (Hernández) y no mencionan la fuente. No tenemos derechos reservados y lo decimos, pero por cortesía, al menos, deben citar el autor o la autora y dónde fue publicado originalmente. Es un gran valor, tanto de la revista como de la página web”.

LA DELACIón vA Por mI CUEntALas páginas web de YVKE Mundial, Notivar-gas y el PSUV publicaron el trabajo de Clodo-valdo Hernández de la sección Perfil “Silencio informativo: el día que Tom y Jerry trabajaron horas extras” y ninguna citó a la revista (Épale CCS N° 173 del domingo 10 de abril del pre-

“EL vALor DE LA PágInA wEb DE LA rEvIStA Son LoS ContEnIDoS ProPIoS y bIEn ESCrItoS; LA rEvIStA CUEntA Con UnA PLAntILLA DE PErIoDIStAS DonDE PráCtICAmEntE toDoS ESCrIbEn bIEn, UnoS máS ProfUnDoS, otroS no tAnto”—

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sente año). Albornoz y Chacín comieron un pastel de chucho que no era de chucho. Mien-tras la cerveza artesanal se enfría un poco más, es imposible no tropezar, incluso ahí sentado, donde se supone que uno está a salvo, con el mamotreto insalvable de “Faluco”. De Gradi-llas a San Jacinto hay mucha tela —literalmen-te— que cortar, mucha suela que cambiar y algún antro que inaugurar.

DoS PUnto CEroA Bárbara Baralt le gusta caminar por el par-que Ezequiel Zamora. Le he visto hacerlo. Ca-llada y serena, no quisiera estar en el pellejo de quien se atreva a retarla. Ella se describe sin ambages: “Las redes sociales siempre me han gustado, tengo 19 años y a los 11, como tal, fue que comencé a adentrarme bien en este mun-do. Ya había usado redes como MySpace y Hi5, que son viejas, pero con Facebook, y luego con la llegada de Twitter, creé una página en donde publicaba información sobre un grupo musi-cal que me gusta, intentando reunir a un grupo de jóvenes fanáticos en torno a lo mismo que yo escucho. Cuando somos pequeños no ima-ginamos qué tipo de impacto puede tener lo que estamos haciendo. Yo empecé por diver-sión y terminé siendo contactada por jóvenes de otros países y hasta por el papá del vocalista de la banda que a mí me gusta, la cual promo-ciono por Facebook y Twitter en nuestro país. Pero hay que ver que cuando uno hace las co-sas bien, y además te gusta lo que haces, recibes una buena recompensa: el papá del vocalista me envió desde Cincinnati, Ohio, un paque-te con regalos para mí como agradecimiento a mi dedicación e impacto en las redes. Es así como he seguido dedicándome a este mundo, no a la espera de regalos, sino con la idea de reforzarle a la gente que esto no es un juego y que pueden leernos, respondernos e, incluso, podemos influenciar positivamente a otros más allá de nuestras fronteras. Después de esto me llamaron otros grupos de fanáticos pidién-dome ayuda para manejarse mejor en internet y, tiempo después, conseguí mi primer trabajo como manejadora de redes en una empresa de comunicación estratégica, mercadeo y res-ponsabilidad social”. Baralt me respondió con amabilidad: “Cuando la gente tuitea es por-

que le gusta mucho alguna de las cosas que ustedes escriben, entonces les agradezco que lean Épale CCS e, incluso, los retuiteo. Esa interacción es importante y les hace ver que estás pendiente de ellos. Si el público se levanta atento de ir a buscar tu producto y seguirte en la red, hay que ser atentos igual-mente, incluso aportando algo más para ellos, como se está haciendo con la nueva

página web de Épale CCS, epaleccs.info. Pero, también hay gente que dice cosas ne-gativas —de ellos nadie se libra porque te los encuentras en todos lados— y no digo que a ellos no los debas atender, claro que sí. Hay críticas constructivas que siempre te ayu-dan a mejorar, pero hay otro tipo de comenta-rios que es mejor no responder por respeto a los mismos seguidores y a tu imagen. Hay que

Yanira Albornoz, la jefa simpática

Kay Yam Hung, concentrada

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estar claros en eso. No pienses que solo te va a leer la persona a la que le respondes, no es así: el mensaje va más allá. En las redes sociales no hay que ser falso ni, mucho menos, que-rer caerle bien a todo el mundo porque, como dije, hay gente que siempre va a criticar, pero hay que saber mantenerse al margen y pensar el impacto que puede tener tu respuesta en tu página. La atención y la amabilidad que puede darte un empleado de un restaurante ayudan a que vuelvas ahí a comer. La atención y amabi-lidad que puede darte un manejador de redes ayuda a que vuelvan a leerte... y los epaleros 2.0 suben cada vez más. A mí me parece que estamos haciendo un buen trabajo”.

Esperamos que ustedes piensen lo mismo.

Esta redacción parece la antesala de un portal hacia lo desconocido

Bárbara Baralt, la que se comunica con l@s epaler@s

MÚSICA

Musical carrillopura pasta

El rincón dEl colEccionista musical ha dado vuEltas, como un disco, por la candElaria. si Entra allí,

rEcordará aquEllos tiEmpos cuando tEnía quE voltEar El casEtE

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POR nAthALI góMEz • @laesPeRgesia / FOTOgRaFÍas MIChAEL MAtA

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Cuando Néstor Julio Carrillo habla de él, utiliza el plural. Ya son 60 años al frente de Musical Carrillo. El rincón del coleccionista, lo que le da la licencia para decir “nosotros” al referirse a su pasión inextinguible por la música. Mientras conversa, no para de moverse: contesta el teléfono, atiende un pedido, sale y regresa para continuar en el mismo punto donde quedó.

Carrillo es menudo, con un tono de voz suave, con bigote y cabellos blancos. Sus ojos, que parecen una línea, han recorrido con la mirada más de 10.000 discos que forman parte de su colección. Su vitalidad y lucidez, a los 78 años, asombra: sabe el nombre de una canción solo con cantarle una estrofa.

“Empezamos trabajando en 1959 en varios sitios”, dice este oriundo de Arboledas, Cúcuta. Desde ese entonces no ha salido de La Candelaria. Estuvo 30 años en el edificio Internacional, de Urapal a Río; otros 12 años en el Urimare, en la esquina de Urapal; ocho más en el Iberia, en la esquina de Ánimas; y actualmente tiene ocho en el local número 22 del Centro Candoral.

El pequeño espacio de 45 metros cuadrados se va llenando. Los dedos de los coleccionistas recorren, con la habilidad del deseo de posesión, los discos de acetato que están apilados en varias estanterías. Otros asiduos llegan pidiendo discos MP3, que fueron transferidos a ese formato desde casetes y LP. “¿Cómo sigues tú, mi viejito?”, suelta una voz que se interesa por la salud de Carrillo, que se operó de la vista recientemente.

“Le compré un disco que es una joya”, dice el músico Rafael Hernández, mientras muestra

un LP como si fuera un pescado recién sacado del agua. Borinquen/ preciosa te llaman/ las olas del mar que te bañan, canta su felicidad por el hallazgo. En su regazo lleva varios acetatos con música de Los Guaracheros de Oriente, de Fernando Albuerne, de Daniel Santos, de Alberto Beltrán y de Luis Laguna. Pura cabilla.

Carrillo se define como un “aficionado de oído”. En su tienda se puede encontrar música venezolana, “del recuerdo” (como él la denomina), colombiana, mexicana, cubana, académica, instrumental. También hay merengue, bachata, tango, salsa, jazz, rock, ópera, zarzuela. “Me adapto a todos los formatos”, dice. De fondo, como asintiendo, hay discos de acetato, casetes, CD, MP3, películas en VHS, Beta o DVD.

“Mantengo buenos precios, por eso vienen unas 50 personas por día”. Y esto es cierto, un disco de vinil vale entre 70 y 100 bolívares, mientras que un CD puede costar 600 bolívares. “La gente me regala sus discos, por mudanza, divorcio o por alguien que murió”, dice este hombre casado, con cuatro hijos y diez nietos.

Recuerda que llegó a Venezuela a los 20 años y que trabajó en diferentes ramos, hasta que conoció a un español dueño de la tienda Musical Zamora, que estaba de Urapal a Río. Años más tarde ese negocio sería Comercial Carrillo, un amplio local donde cada sábado se reunía una peña musical en la que llegaron a participar Mario Suárez, Adilia Castillo, Jesús Sevillano, Bobby Capó y Carmen Delia Dipiní, entro otros.

“Siempre nos inclinaremos por los discos de colección”, dice al referirse a lo que hace. “En diciembre termina el contrato aquí, no puedo comprar, así que estoy buscando un alquiler asequible para que el negocio no desaparezca. Me da gusto trabajar en este ramo, todavía me busca mucha gente”. Los coleccionistas lo miran, ellos tampoco quisieran que esta canción terminara con un abrupto sonido de disco rayao.

¿Cómo describir la música con imá-genes? La puerta tiene la respues-ta: “Recordar es vivir”. Dentro de Carrillo Musical están las sonrisas congeladas de Lila Morillo al lado de El Puma, de una Estelita del Llano Sensual, de Camilo Sesto sumergido en una pared de hiedra. Arriba de los estantes, como robots del pasado, pi-cós, betamax, VHS y hasta un gramó-fono. En un afiche está Frank Zappa con una bufanda de papel toilet sobre una foto de Julio Iglesias abrazan-do a un perro. Lionel Richie está atrapado en una gavera de refrescos y los casetes son la prueba de que alguna vez existieron. Carrillo saca las joyas: un disco de baquelita, de los que se rompen al caerse, un LP con dibujos estampados y el primer CD, que es del tamaño de un disco de acetato. De fondo, un día cualquiera, suena “Moonlighting” en la voz de Al Jarreu: Some walk by night / Some fly by day / Nothing could change you / Set and sure of the way / There is the sun and moon…

OjO musical

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MITOS

Un tal Bassil Battah

En la reunión de pauta, uno de los jefes me dijo: “Señor Zambrano, tie-ne que entregarnos, a la brevedad, una reseña de Bassil Battah”. ¿Mas-sive Attack?, pensé con cierta duda, “Esa banda me gusta burda”, dijo mi roquero interior. Repregunté: “¿Massive?”. “No, Bassil”. Ahhh, Bazil. ¿Bazil?, ¿el que cantaba un bodrio que se llama “Mi pavita zanaho-ria”? Pero, ¿qué está pasando en Épale CCS, dios mío? “Noooo, Bassil Battah”, creo que escuché, en medio del barullo del cónclave semanal donde se discuten a fuego y sangre los trabajos de las próximas edicio-nes, hasta que de la chimenea sale humo blanco. Me ubiqué, no sé por qué, en Samir Bazzi, y cuando me quise levantar a protestar enérgica-mente, se escuchó el resto de una oración que me iluminó: “El de la lu-cha libre”. Menos mal, porque ya me estaba sonando Tareck El Aissami y hasta Tarek William Saab. Cualquiera hubiera dicho “no se haga el güevón, señor Zambrano”, y eso es lo peor, que no me hago.

Pero tampoco estaba tan perdido. Todos me sonaban porque están im-plicados en un asunto común: son del Medio Oriente, y ya por ello en Europa serían sospechosos habituales. Del Líbano, si afinamos la pun-tería del GPS. Por tanto estarían en la mira del sionismo, pero aquí no, en esta tierra de gracia donde el trópico impone su alegría febril y dilu-ye las nacionalidades, esa gente termina cantante, amolador, vendedor de electrodomésticos en El Silencio, zapatero, gobernador, distribuidor de telas en el Paseo Orinoco de Ciudad Bolívar, defensor del pueblo y hasta luchador.

A Bassil lo hizo célebre su famosa “pinza libanesa” y el “salto de la muerte”, cuando la señal de Venezolana de Televisión aún ni intuía a Con el mazo dando de Diosdado Cabello y decidió transmitir, como espectáculo semanal, el dudoso arte del Catch As Catch Can, en me-morables atajaperros de fin de semana donde entrompaban El Dragón Chino, Gran Amenaza, Apolo, El Andarín, El Caníbal, El Chiclayano, El Pulpo, El Fantasma y muchos otros. Mi mamá lo recuerda como si

POR MArLOn ZAMbrAnO@maRlOnzambRanO

IlUSTRaCIÓn JESSICA MEnA

fuera ayer. A ella recurro porque más de una vez la vi torcerle el brazo a papá con un movimiento de artificio y dejarlo comiendo suelo, un sábado en la madrugada cuando regresaba de la calle con tres golfeados mordisqueados de El Junquito, y que porque no los quería dejar perder, contraviniendo una norma básica del Manual del levante, que vas a leer unas páginas más allá.

Bassil y Jorge, su hermano y también célebre luchador, fueron parte de la diáspora libanesa que fondeó en el país en los años 50, cuando el cine mexicano imponía la pasión por El Enmascarado de Plata de René Cardona (1952), mientras el dictador Marcos Pérez Jiménez acopiaba un odio justiciero que tenía a medio mundo entrenando, en el patio de la casa, al fondo de la calle, en el interior del baño del apartamento, para salir a echarle patadas voladoras al tirano. Al final, la lucha libre que importamos como subproducto cultural de tierras aztecas y que desató pasiones en Venezuela a mediados del siglo pasado, llevaba el salvoconducto del desagravio, legitimado por la máscara y la identidad encubierta que permitía a cualquiera, pobre, olvidado y oprimido, salir a confrontar el mal bajo la ilusión del anonimato, con la grandilocuen-cia y puesta en escena del teatro antiguo.

Fue una estrella de verdad, que recibió ovaciones en los escenarios más emblemáticos de México y los Estados Unidos, donde confrontó a los más grandes de su época y muchas veces los venció. Así lo atestiguan algunos videos con calidad de Betamax que exhiben en Youtube. Qui-se averiguar si aún vivía para agradecerle, en nombre de mi madre, la buena educación que recibí en mi etapa escolar, cuando una nota por debajo de 10 era celebrada con la “quebradora de abandono”, una llave que nos dejaba rencos por tres días a mis hermanos o a mí, según el caso. Leí que vivía en Miami, supongo que a merced de los cobres que le dejó el comercio, implícito en el bello arte de ser libanés, y le dejé una “Solicitud de amistad” en su muro del Face, a ver qué pasa.

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foto enrique hernández

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¿Cómo la Caracas de las 25 manzanitas llegó a convertirse en un monstruo mitológico de tres cabezas y miles de tentáculos, en una maraña de carros, cables, bloques y, a su vez, verdor y fauna? ¿Por qué razón a la ciudad capital se le ha atribuido el molesto adjetivo de “caótica”? ¿Quiénes le hicieron esto a Caracas o quiénes dejaron de hacer algo por ella para que hoy, a pesar de su belleza tropical y sus recónditos históricos, la ciudad viva en una perenne lucha de planificación de espacios?

Definir a Caracas a través de su arquitectura o planificación urbanística es una tarea enreve-sada. Existe la visión de que Caracas ha sido una ciudad creada por las circunstancias, las dinámicas sociales y la improvisación. Una ciudad que, a pesar de haber tenido una gran influencia de las premisas del urbanismo eu-ropeo y norteamericano, ha sido producto de las vicisitudes y ha crecido de forma intuitiva.

Caracas es un gran experimento que arranca en el siglo XVI, cuando Juan Pimentel hizo su primer trazado fundacional: el famoso dibu-jito de la cuadrícula con 25 manzanas. En esa Caracas de los techos rojos, de alguna manera, hay un aire renacentista que va hacia lo prag-mático, lo racional y lo geométrico.

El esquema de cuadrícula central —casco his-tórico— se multiplicó por todo el país. Ciuda-des que en un principio constituían un damero siguieron creciendo por inercia, sin visión, sin planificación, al ritmo de sus cambios sociales, políticos y económicos. Los especialistas con-cuerdan en que esos procesos son inevitables y que la “planificación” cumple la función de intentar palear los males que esas dinámicas generan y que, quizás, lo que distingue a una ciudad de otra es la velocidad con la que esas estrategias se implementan para resolver los problemas. Hoy Caracas busca respuestas, con profunda necesidad, a las lógicas que irrum-pen con fuerza, a los procesos tan violentos que, muchas veces, no dan oportunidad a la tan aclamada planificación.

DE Lo CoLonIAL A LoS CAPRIChoS EuRoPEoS“Un examen más equilibrado y sereno de lo que ha sido la arquitectura de Caracas en el proceso expansivo que sigue desde los años guzmancistas del Septenio —cuando la ciu-

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niatura de París. Pero ese intento de replicar no se hizo bajo el orden de una planificación, sino bajo el deseo de reconstruir un imagina-rio, una apariencia de lo urbano que cambiara los valores del paisaje. La planificación es algo muy abstracto. ¿Quién dice que esta es la zona de los ricos, la otra de los pobres, la otra del comercio? Es la mirada de quien controla la ciudad, de quien la domina. Esa visión es lo que va determinando el orden, pero en cuanto a la creación del paisaje, la apariencia, sin duda es lo que se percibe en el corredor urbano: en la fachada. El paisaje urbano es asumir que la ciudad se convierte en un sustituto de la natu-raleza donde el hombre ha puesto la mano, y donde el hombre mete la mano, también mete sus ideales”, dice Juan Vicente Pantin, arquitec-to y profesor de Arquitectura Contemporánea en la UCV, sin quitarle la vista a su hija de tres años que se lanzaba de un tobogán en la plaza Andrés Eloy Blanco (o Lina Ron), espacio que ha pasado por numerosas etapas arquitectóni-cas —fue un cuartel y hasta una oficina de telé-grafos y teléfonos— y que, finalmente, gracias a la concepción que ahora tiene la Alcaldía de Caracas sobre arquitectura urbana y la recupe-ración de los espacios públicos, es un parque. Pantin, quien en vez de planificación prefiere hablar de “metabolismo de la ciudad”, cree que “a lo largo del tiempo la ciudad ha crecido por dos grandes fuerzas: la de la dominación (de los poderes constituidos, la fuerza econó-mica), pero que también hay otra fuerza que

El conglomerado urbano actual dista mucho de la cuadrícula inicial. FOTO AMBROSIO PLAZA

juAn VICEntE GóMEz EjERCIó Su PoDER DE DoMInACIón PARA CoquEtEAR Con LA ARquItECtuRA GRInGA, PERo no PREVIó A LA CIuDAD DE tAnto bItuMEn quE LE CAERíA DESPuÉS: CARRoS y CARREtERAS. EL oRo nEGRo APARECIó y LoS CERRoS EMPEzARon A PonERSE AnARAnjADoS —

dad va a perder definitivamente su fisionomía hispánica— nos llevará a la conclusión de que ni cualquier tiempo pasado fue mejor, ni el presente es otra cosa”, escribió Aquiles Nazoa en su texto La Caracas del petróleo, a manera de preámbulo de lo que vendría después de Guzmán y la larga historia de pretensiones gu-bernamentales que atajaron el crecimiento de lo autóctono, para imponer majestuosidades provenientes del antiguo continente. El Sep-tenio de Guzmán Blanco tuvo como premisa arquitectónica la emulación de la altisonante fórmula francesa para construir monumentos. Llegó la Independencia y se creó la Repúbli-ca, ya no era España sino Francia y “la pom-pa neoclásica del guzmancismo comienza a levantar esas edificaciones con vocación de templos griegos, como el Palacio Federal y el Teatro Municipal”, continúa Nazoa.

Así, la ciudad se fue llenando de los atributos de la rimbombante arquitectura francesa. La Caracas mantuana iba quedando, en pequeño contraste, con sus trapiches y burros mientras empezaba a erigirse una pequeña urbe cos-mopolita: Teatro Municipal, Teatro Nacional, Santa Capilla —réplica de la Sainte Chape-lle de París—, Palacio Federal Legislativo, El Calvario (actual parque Ezequiel Zamora), el Templo Masónico de Caracas, bulevares, plazas; construcciones que poco atendían a las necesidades funcionales de la ciudad. “Su sueño era hacer de Caracas una réplica en mi-

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siempre ha estado presente y ahora tiene una connotación especial: la fuerza de las masas de población urbana”.

Y eso fue lo que ocurrió en el siglo siguiente con Juan Vicente Gómez: ejerció su poder de dominación para coquetear con la arquitectu-ra gringa, pero no previó a la ciudad de tanto bitumen que le caería después: carros y carre-teras. El oro negro apareció y los cerros empe-zaron a ponerse anaranjados.

LA fAChADA AutóCtonA“Vivimos en un país donde parte de nuestro drama ha sido la dificultad para asumir una identidad propia. No para construirla, sino para asumirla. La ciudad la entendemos los ciudadanos como el conjunto de imágenes que ante nuestra vista van reflejando la fa-chada —explica Pantin—. Lo que uno es capaz de percibir con los sentidos es este plano, que siempre está puesto a nuestra vista, es lo que construye la fachada: el pai-saje, los corredores urbanos. La fachada es un medio de comunicación”. Pero definir lo autóctono es un tanto complejo: lo propio sería decir que lo autóctono es lo aborigen, pero todo eso se cercenó hace mucho tiem-po. Después de 400 años es difícil decir que

lo colonial no es autóctono. Por la vía de la asimilación y de la transculturación, ter-mina siendo propio. “Cuando uno mira las fachadas guzmancistas, se producen varias cosas: primero, un sentido de la fascinación por lo extraño, pero luego rápidamente te desconectas. Uno se conecta con lo coti-diano, con lo que no hace ruido. Eso ocu-rre con gran parte de nuestra arquitectura, esa desconexión. Lo propio, quizás, está por construirse. Lo autóctono creo que está cuando no se establece a priori el deseo de imitar”. Será quizás por eso el extraño re-chazo —que las hace caer en el abandono— a las grandes edificaciones como las torres de Parque Central o las del Centro Simón Bolívar. “Ahora, ¿qué es todo aquello con lo que nos sentimos en casa? Yo creo que eso lo da la casa de hacienda, la casa con patio. Uno siente en esas arquitecturas domésticas un

sentido de pertenencia que hace desear más la experiencia que la apariencia”, termina Pantin.

Pero de la arquitectura colonial solo quedan pocos rastros y el romanticismo francés fue quedando en el abandono. La Caracas petro-lera de Gómez se sumió en la multiplicación de los rascacielos, las autopistas y los carros. Pasaron los años para que arquitectos como Carlos Raúl Villanueva, Juan Posani o Fruto Vivas reemplazaran a Alejandro Chataing o Juan Hurtado Manrique con un sentido más criollo de la arquitectura. “En términos de esti-lo, Villanueva buscaba un nexo con la esencia arquitectural de la ciudad colonial. El rechazo de Villanueva a la exótica monumentalidad no solo habría representado el primer paso en busca de una modernidad vernácula, sino también la recuperación del buen gusto de la arquitectura caraqueña”, escribió el urbanista

DEfInIR Lo AutóCtono ES un tAnto CoMPLEjo: Lo PRoPIo SERíA DECIR quE Lo AutóCtono ES Lo AboRIGEn, PERo toDo ESo SE CERCEnó hACE MuCho tIEMPo. DESPuÉS DE 400 AñoS ES DIfíCIL DECIR quE Lo CoLonIAL no ES AutóCtono —

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Hubo conatos de conectar con la esencia arquitectural de la colonia. FOTO NATHALIE SAYAGO

En el siglo XX el monumentalismo arquitectónico fue una constante. FOTO JESÚS CASTILLO

Vinculación orgánica con el lugar donde se construye el inmueble. FOTO JESÚS CASTILLO

Arturo Almandoz en su libro Urbanismo eu-ropeo en Caracas. Durante las siguientes déca-das, Caracas, en cuanto a monumentos arqui-tectónicos y excentricidades respecta, siguió creciendo: el Teatro Teresa Carreño, el Hotel Humboldt, el Banco Central, las torres de Par-que Central, entre otros.

LA PARADojA ACtuAL El problema de identidad parece estar en un equilibrio. Ahora el problema es de calidad y cantidad. “La experiencia de viviendas que se ha trazado la Alcaldía de Caracas ha sido en-comiable, porque ha sido muy sensible con el cómo y el dónde, ha habido una reconciliación con la idea del lugar, no han intentado hacer una siembra genérica del mismo edificio en todos lados sino que han tratado de vincularse de una forma más orgánica con el sitio donde han intervenido”, opina Pantin en relación a la Misión Vivienda en el municipio Libertador.

Pero hay quienes piensan que la ciudad no debe crecer hacia arriba sino hacia los la-dos. Fruto Vivas tiene una opinión muy crí-tica sobre algunos conjuntos residenciales construidos por la Gran Misión Vivienda Venezuela en la ciudad capital: “Me dolió ver talar árboles para ubicar viviendas, en un gran parque que fue diseñado por De Llarena, Juan Andrés Vega, Tomás José Sa-nabria, Cruz Fernández y yo para detener las construcciones de más de 50 torres de 40 pisos, que eran la continuación del ac-tual Parque Central y, poco a poco, fueron construyendo edificaciones, hasta hoy, que tomaron las áreas verdes restantes para colocar esos gigantescos edificios y anular el corazón verde que habíamos creado. Ya no se puede echar para atrás, solo hay que darle a esas edificaciones todos los servicios correspondientes de áreas recreativas, dis-pensarios, preescolares, entre otros”, dijo en una carta publicada en el sitio web del Museo de Arquitectura de Caracas, del cual Juan Posani es el actual director, quien, jun-to a Farruco Sesto, es partidario de que “en Caracas cabe otra Caracas”. Pero en un in-tento más hacia el humanismo que el prag-matismo, Sesto y Posani crearon un mo-vimiento que sostiene que “con ello, a los pobres se les ha devuelto el derecho a vivir donde abundan los servicios, se les devuel-ve el derecho a la democracia y a la igualdad espacial y territorial”. Veamos qué pasa.

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Rosa caminaba de un lado a otro, mordía sus uñas con ansiedad, estaba decidida a escapar, su agonía la despertaba a diario. Ella nunca había sido feliz, creyó haberlo estado. En al-gún momento de su trágica existencia, Rosa pensó tal vez en sonreír. Nunca había senti-do la plenitud, la dicha. Desde la madruga-da había estado escuchando voces, algunos tambores y a la señora Juana que rezaba. Ella no entendía por qué temblaba ansiosa, suda-ba y las lágrimas despertaron su perplejidad.

En esa casa rosada se miraban las caras de Juan, Hochimín y Carmela en la ventana asomados como cachorros esperando a su amo. Eran niños, esperaban a sus padres. Nunca quisieron jugar con Rosa. Andrés, en cambio, siempre la acompañaba. En el inte-rior del bosque siempre encontraban la ma-nera de jugar. Se escuchaban risas, también los pajaros cantaban, los grillos bailaban, las ranas pedían agua y una maraquita sonaba como cascabel.

Durante la noche solo las velas alumbra-ban las caras tristes de los niños. Rosa reía, disfrutaba de la oscuridad, ella era así, muy diferente a los demás. Jugaban al escondite y entre sabanas corría Juan. Carmela lloraba espantada, era la más chillona, y Hochimín, el más valiente, se desataba a correr detrás de Juan.

Andrés se acercaba a la casa rosada, siempre pendiente de jugar con Rosa; ella, siempre sola, corría a buscar a Andrés y él se adentra-ba en el bosque oscuro. Rosa lo perseguía y le agarraba sus manos heladas, le tapaba los ojos con las de ellas, muy calientes. Juan, Carmela y Hochimín, celosos, se reían de Rosa.

De lunes a jueves recibían clases en la casa rosada, siempre bien sentados, mirando la pizarra y escuchando las instrucciones de don José. Apenas comenzaba la clase de idiomas, los niños sonreían, Rosa no podía callar y reía a carcajadas. La regla golpeaba la mesa en señal de amenaza. Solo así Rosa callaba, recordaba siempre una tunda que

le dieron. La regla había dejado una marca en su brazo. Siempre la veía, la miraba con tristeza cada vez que escuchaba la regla gol-pear la mesa.

Los viernes podían inventar qué jugar. Siem-pre había que jugar entre el bosque, los ca-ballos, la lluvia, la neblina espesa, las flores de girasol, el capín melao, los árboles frutales del abuelo. No podían dejar de inventar.

Lejos, el río formaba parte de su aventu-ra. Escapaban a buscar el olor de las nubes llenas de agua, las rocas con aroma a verde. Juan siempre corría más duro, era el más ve-loz de los niños. Parecían perros acabando de escapar o buscando una liebre.

Desde las montañas se miraba la casa rosa-da y desde lejos provocaba visitarla. Estaba llena de sentimientos que atraían a Andrés, que atraían a transeúntes y viajeros. Cuando bautizaron a los niños, Rosa no pudo recibir la salvación. “Gritó y se retorció como ani-mal”, dijo la abuela. Tanto fue que hasta el

DesDe la casa rosaDa

vestido rompió. Los demás sí y ellos, felices, se rieron de Rosa; y Rosa, feliz, se rio de ellos.

Andrés la abrazó, trató de calmarla; ella, por su lado, solo quería salir corriendo. “El agua esta fría”, le dijo. Él asintió.

Los niños, poco a poco, crecieron, las flores fueron secándose, ya no había frutos en los árboles del abuelo. La casa rosada se veía más bien blancuzca. Juan viajó hasta la ciu-dad con Carmela y allá decidieron quedar-se. Hochimín, el mayor, decidió emigrar al norte. Nunca más olieron sus pasos por el campo.

Andrés desapareció entre el bosque de Rosa.

Rosa ya no lo encuentra, sueña con sus ma-nos heladas y su sonrisa sin dientes, se aden-tra en el bosque, muerde sus uñas sangran-tes, camina de un lado a otro. Sigue allí, en la casa rosada.

POR rosi bethancourt

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FILO Y BORDE

Inmoral e InalcanzablePOR FREDDY FERnánDEz@filOybORde

ilUSTRACiÓN HEnRY ROJAS

“El mundo es tuyo”, dice el globo que observa el personaje encarna-do por Al Pacino en el remake de la película Scarface (Cara corta-da). Si mal no recuerdo, lee esta frase justo después de cometer los asesinatos que lo colocan como el jefe indiscutible de las mafias de narcotraficantes de Miami. No deja de tener su significado el hecho de que este “dueño del mundo” sea un cubano llegado a Estados Unidos como balsero.

Era, pues, un muchacho dispuesto a abrirse paso en el capitalis-mo a como diera lugar, a comerse el mundo, a convertirse en un hombre rico.

A pesar de todas las evidencias estadísticas llevadas durante más de 500 años de capitalismo, parece no perder fuerza el mito del ser humano que parte desde la pobreza y se hace multimillonario, contando solo con su inteligencia y su trabajo (poco importa si es legal o ilegal).

La realidad numérica no da para soportar esa creencia. En el co-nocido ejercicio de reducir la población mundial a solo 100 habi-tantes, resulta que solo seis personas tienen 59% de toda riqueza (los seis de EEUU), 20 personas consumen 80% de los recursos del planeta, 30 tienen lo necesario para comer y solo 1 es universitaria. En esta reducción, si uno tiene comida en la nevera, ropa para cambiarse, cama y techo, ya es más rico que 75% de la población mundial.

En ocasiones, reunido con muchas personas, he pedido que levan-ten la mano los que saben que en su vida no van a hacer dinero. La respuesta casi unánime es la inmovilidad. Nadie levanta un brazo para reconocerse entre quienes deben aspirar a alcanzar una bue-na pensión y una buena jubilación. Todos parecen convencidos de tener un camino que les permitirá acumular riquezas para sí y para su familia y les hace olvidar que bien vale preocuparse por mayores niveles de justicia social, lo que incluye luchar, entre otros aspectos, por esas pensiones y jubilaciones.

En este contexto, dado que las riquezas nos están esperando allí, muy cerca; mientras llega ese momento nos da por admirar las ri-quezas de los otros. Siempre hay quien cuenta con orgullo cómo es la casa o el carro de sus patrones. Quizá, inconscientemente, está casi seguro de que en algún momento será él quien sea admirado por sus posesiones.

En esta línea de reflexión, bien vale revisar el libro de Terry Eagle-ton Por qué Marx tenía razón (Why Marx Was right), escrito hace apenas cinco años, cuando muchos aseguraban, como lo siguen ha-ciendo, que el marxismo caducó y que su visión no tiene nada para nuestra época.Allí está eso que Marx y Engels llaman “conciencia de clase”, la que, en su aspecto más básico, indica a los trabajadores que lo real, lo que indican las estadísticas, es que el sueño de ponerse por encima del resto de los seres humanos no solo es inmoral, también es prácticamente inalcanzable.

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SOBERANÍAS SEXUALES

“No me parezco a papá ni a mamá, yo me parezco a mí”, dice con 4 años de edad. Pregunta por qué visitamos el Cuartel de la Montaña y Chávez nunca sale, se fastidia y me exige: “Mami, la próxima vez, avisale”. Cuenta hasta ten en la regadera y hasta cien bajando escaleras. Lo debe a su papá, a la maestra y a Pita. A mí me pide dormir empiernadas y en pantaletas. Suelta mi mano y se devuelve a verificar que no dejé, de nuevo, la tarjeta de débito en el cajero. Ella se preocupa y ocupa. Considerarla una bebé es subestimarla. Se fue de viaje sin mí. Acordamos no llorar y cumplió; yo no, y me puse a escribir. Le mando unas líneas, pero es pueblo, ella decide: Amanda, vos decidís.

—Si tu maestra dice que el rosado es de niñas, decile que el azul también es bonito, como tu pijama de avioncitos. —¿Por qué tapar tus ojos cuando un hombre y una mujer, o dos mujeres se besan? No es feo que la gente se quiera.—Cuidate. No solo de barrigas. Tragedia es perder la voluntad de crear y reinventarte.—Leé, estudiá, cuestioná. Si seguís mis pasos, el título no te hace perio-dista (y tampoco creáis que soy muy buena). Si estudiáis medicina, la pre-misa es servir, no las tarifas. Si tenéis madera creativa y queréis hacer algo por mí: mil documentales, cien murales, un millón de obras contra las transnacionales; pero, insisto, vos decidís.—Maquillarte, o no, no te hace más o menos mujer. El controlador, aun-que quiera legalizar la marihuana, use guayabera, pantalón a rayas o cual-quier disfraz de izquierda, controlador queda. Amanda, vos sé vos. No importa lo que digan o crean. —A la cama con condón y llorá, reíte, besá, mordé, gritá, proponé sin pena. La iniciativa es virtud y la cautela impuesta enferma. Dejasela a Ra-mos Allup, a Nacho, al Opus Dei, a la derecha. —Si abusan, denunciá. Si te golpean, denunciá. Si te insultan, perdoná; pero rompé el ciclo, este no cambiará. —En la calle, decí sí, con ganas. Decí no, rotundamente. Dejarlos con su mano no es capricho o “arrugar”, prescindir también es elegir. —Sugerencia: compañero no es quien tiene más dinero ni el más inte-lectual o bohemio. Es quien quiere aprender, se esfuerza y, con cariño, cuestiona y enseña. Sí existen, doy fe de cuatro. No te conforméis con escuálidos de paso. —Frente al aborto: no fuiste solo bendición, fuiste mi absoluta y me-jor decisión.—Los adverbios de tiempo limitan, pero aquí no hay discusión: no per-mitáis que alguien te diga o llaméis dos veces “puta” a otra mujer, nunca. Si lo hacéis, ¡upa!, a sacudirse las culpas y levantarse. De esa y mil mane-ras se pondrán a prueba tus ideales. —Sobre el miedo, se vale, pero no de consejero. Vos arriesgate y viví. Los junguianos dicen que no saber elegir es un acto patológico de autodes-trucción y yo no quiero verte muerta sin morir. —Por último, hija, recordá que el derecho a decidir aplica a hembras, di-versos y varones. Tu nombre es Amanda, pero pudiste ser Martín.

POR NAiLE MANjARRÉS@nailemanjaRRes

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AmAndA, AmAnte

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ENTREVISTA

¿Pedro ChaCín? ¡Qué biCho más loCo!

un loco maravilloso, irreverente, atrevido, hablador y genial. cuentan earle herrera y roberto malaver que escribía con gracia y dio en el clavo al enseñarnos, con el manual del levante, a cortejar para coger, un oficio

cotidiano del que nadie nunca habló con tanta enjundiaPOR MARLoN ZAMbRANo • @maRlOnzambRanO / FOtOgRaFías ENRIquE hERNáNdEZ

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No puede haber mejor pauta que la que co-mienza, y termina, a carcajadas. De hecho, no existe cosa que no deba resolverse a risa lim-pia. No solo por el ejercicio de los 400 mús-culos que se involucran en ese acto físico y devuelven la lozanía a la piel, o por el brote de endorfina que empuja la alegría y la impone a la razón, hasta obligarnos a caer a horcajadas en un estado de posesión o trance. También, quizá, porque la risa es el triunfo ante la barba-rie, la oxidación y el miedo. Y si la risa respon-de a la inventiva inteligente, a una elaboración sencilla (o a veces compleja) que desarma la lógica y nos postra sumisos ante el disparate, es ya la gloria absoluta.

Parece que así lo entendió Roberto Malaver, profesor, publicista y echador de vaina de toda la vida, que comenzó a reír apenas salivó el nombre de Pedro Chacín a las 8 de la mañana en el lobby del hotel Alba Caracas, al tropezar-nos para esperar a otro jodedor (con el perdón de la investidura del diputado), Earle Herrera, quien nos alcanzaría más tarde para un desa-yuno “chaciniano”, a la usanza del almuerzo “lezamiano” que organiza Diego en honor a David, en una escena clave del filme cubano Fresa y chocolate (sin alusiones personales, cla-ro está). “¿Pedro Chacín? Loco ’e bola, jajaja”. “Siempre nos hizo reír con sus ocurrencias”. Malaver, risueño por naturaleza, fue el respon-sable de muchas elucubraciones de seducción de Pedro, o al menos eso insinúa el autor en varios capítulos de su obra serial Manual del levante, que desde esta edición nos hará felices y será otra excusa “epalera” para echar una ri-sita al aire cada domingo, después de la misa y antes de salir a entrompar.

SEduCToREl Manual del levante, cuyos episodios origi-nales aparecieron publicados en el periódico Letras de la Universidad Central de Venezuela y en la revista Feriado del diario El Nacional, entre finales de la década de los 80 y principios de los 90, constituyó para muchos un esfuerzo científico, metodológico y sinvergüenza de un ciudadano de bien por ilustrarnos, a través de

prácticas lecciones, los mecanismos más expe-ditos para seducir (levantar, entrompar, caer, chancear) a una jeva y, posteriormente, “ho-rizontalizarla” (cogerla, chingarla, follarla, el mete-y-saca de toda la vida) sin temor a sufrir el ultraje del rechazo intrínseco a los feos, con las precauciones consecuentes del caso, como la posibilidad de enamorarse y hasta casarse o mantenerse monógamo (si ya se había consu-mado el matricidio). Según las probabilidades estadísticas de la famosa tabla del Dr. Chang para el Cálculo de los Dígitos Sexo-Afecto (contenida en el Manual del levante), una con-seja básica: “Todas las relaciones monogámi-cas comienzan por un atractivo sexual: la gen-te no se quiere, se coge”.

Para otros, sobre todo otras, los artículos de Chacín, que fueron recogidos en una prime-ra edición póstuma en el año 94 por el Fon-do Editorial Letras bajo el cuidado de Manuel Guzmán, constituían un irrespeto a la mujer, una expresión de machismo y misoginia que denigraba la condición femenina. Una femi-nista militante habló feo, creo que artista plás-tica, así como muchas otras inscritas en el ren-glón de feministas e intelectuales, para quienes el Manual ya tenía algunas respuestas: “Total —le contesté—, yo siempre quise ser corres-ponsal de guerra”, alegó Pedro a una amiga cuando aquella le advirtió que con esos textos estaba “arriesgando la vida”.

AMIgo“Era un jodedor de primera, un deslenguado, un atrevido, un provocador… y un amigo”. Ahí

interviene el profe Earle, que llegó cumplea-ñero a la cita, con media sonrisa media hora después y se sumó al desayuno que también convocó a Mercedes Chacín, la hermana, a los fotógrafos Enrique Hernández y Jesús Castillo y al salido de Gustavo Mérida que, como buen profesional del coleo, no iba a pelar ese boche.

“Bicho pa’ loco, vale”, resume Herrera, quien recuerda que lo que más identificaba a Pedro era su tremenda solidaridad, que iba más allá de los estándares conocidos. “Tú no podías sa-lir con él porque siempre buscaba defender a alguien”. Mercedes asiente y, mientras lo hace, acaricia con un pulgar la foto de un Pedro en franelilla y agarrándose el bigote que acompa-ña la tapa dura de la segunda edición, amplia-da y mejorada, del Manual del levante, titulada Otra vez Pedro, siempre Pedro y editada por MDC Producciones en 2008. Si algo está claro es que Mercedes Chacín es una de las activis-tas más comprometidas en mantener el legado vivo de su hermano, recordándolo cada 1° de mayo (la fecha de su trágico deceso) o el 2 de mayo (la fecha de su cumpleaños) a través de hermosos textos que siempre nos recuerdan al Pedro íntimo, ese que amaba hasta rabiar, se enguayababa, compartía sin límites con fami-liares y amigos, se emborrachaba con tres tra-gos y se indignaba ante el maltrato al hombre y a la mujer, por igual, al punto de ser el artífice de su posición feminista ante la vida, aunque suene imposible. Para despecho de las viudas del Manual del levante y lejos de las conclusio-nes más superficiales del asunto, “Pedro era auténticamente feminista”, nos aclara Merce-des con rotundidad. “Y lo más importante: sabía escribir”, remata Malaver. “Todo grupo necesita un técnico, un práctico y un hablador de güevonadas, ese puesto es mío y no me lo quita nadie”, llegó a decir.

PERSoNAjEComo buen narrador, dice Malaver, Pedro era un personaje en sí mismo. Ninguna historia era sencilla o carecía de apoteosis, cualquiera de sus anécdotas estaba matiza-da por adjetivos rimbombantes, todo tenía

¿SERíA ChAVISTA? NI quE fúERAMoS AdIVINoS. PERo ERA CAMARAdA, AdMIRó LA VALENTíA dE CháVEZ AL ASuMIR EL goLPE dEL 92 y ERA uN juSTICIERo —

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el espesor del poema épico, como “La le-yenda del horcón” —que se detenía a reci-tar cual poseso, frente a la librería Suma de Sabana Grande—, o el esfuerzo de dirigir a una abuelita hasta una dirección enrevesa-da, lo cual la vieja le agradeció con el ofreci-miento de una misa en su nombre.

“En esa época todo era tabú, la primera grose-ría que apareció en televisión fue ‘pendejo’, y la dijo Uslar Pietri. Éramos muy pacatos, estába-mos huérfanos de jodedera —dice Malaver— y llegó Pedro con su capacidad de sorprender”.

Se inscribe, sin duda, entre los nombres del periodismo de humor que han regado de alegría a este país, desde Leoncio Martínez a Aquiles Nazoa, desde La Pava Macha hasta Revolcón, periodismo atrevido, provocador, desafiante, que suele no temerle al poder ni detenerse a establecer límites morales, cuan-do lo que toca es reírse frente al disparate de la vida real. En ese sentido, el Manual del le-vante está tan vigente que, como dice Earle,

aplica para levantarse a una escuálida o a una chavista, aunque no está en su contenido por razones obvias. De hecho, la breve estadía de Pedro en el periodismo (“que no fue breve porque ese carajo fue periodista por natura-leza”, dice Malaver), hasta su partida en 1993, con apenas 36 años de edad, dejó por fuera una infinita lista de “horizontalizables” que han quedado en el tintero durante estos lar-gos 23 años de ausencia de Pedro, período que ha sido testigo de la aparición de la tele-fonía celular 4G, Facebook y Twitter, el mo-vimiento LGBT (homosexuales —gays y les-bianas—, transexuales, bisexuales, etc.), Tves en la mañana, las líneas 3, 4 y 5 del Metro de Caracas, diez nuevos bulevares y una extenso abanico de hembras pagando que merecen una generación de relevo para su disección y puesta en Manual, como por ejemplo: la bachaquera, la jeva 2.0, la sapiosexual, la co-nuquera urbana, la hiphopera, la vocera de comunicación de un consejo comunal, una mototaxista, una reguetonera, una gerente de Pdval... y así, sucesivamente.

Pedro Lorenzo Chacín Díaz

Tacarigua y El TigriTo

Earle, de cerca, es medio palmo menor más alto que Roberto. Roberto, de lejos, es del mismo tamaño que Earle. Tigre no come tigre: el chalequeo fluye, se diluye, se rearma, se arrima. Entre los silencios, Pedro Chacín, el inolvi-dable, se acomoda entre el novillo sagrado y el publicista consumado (no consumido, cuidado, porque algo se trae entre manos) y mira a la mujer eludir la pregunta, siem-pre dura, aunque hayan pasado 23 años. “Es que si lo cuento bien, lloro”. La frase se escucha dentro del silencio y en medio del pen-samiento de Mercedes Chacín, su hermana menor, directora de otra revista dominical, distinta, feria-da, florida, nunca sagrada. Dice la leyenda que, un 1° de mayo, Pedro aguardó hasta el final del día en un bar de El Rosal que todavía existe. Cuando cerró la puerta, la madru-gada era tan intermitente como los semáforos. El motor ronroneó dentro del auto que, más que un felino, parecía un ratoncito asusta-do. “Nunca me gustó que Pedro se comprara ese Minicord”, dijeron, a destiempo, Earle y el papá de Pedro. Pedro, el del manual, había cambiado un Dodge Dart (de los que siempre tenían problemas en el tren delantero, precisamente por el peso del motor) por el Mini-cord y fue, también precisamente, en ese pequeñísimo auto de origen inglés donde Pedro Chacín, el amigo querido de Earle Herrera y de Roberto Malaver, escuchó su última canción.

Por Gustavo Mérida@gusmerida1

libremente

La próxima vez que te encuentres en una bifurcación o escogencia importante en tu vida, escribe cada una de las posibilidades, sus pros y sus contras. Trata de distanciarte de ti y hasta de reírte de ti mismo, y no tomes una decisión enseguida. Trata de mediar con los dos extremos a ver qué te sucede, cómo reaccionas, siempre con el fin de escoger lo que es mejor para ti.

En ciertos momentos la vida nos pone en encrucijadas. Una parte de nosotros nos empuja hacia un lado, y la otra hacia el extremo opuesto.

Un ejemplo típico es cuando nuestra parte racional y mo-ralista nos empuja y trata de controlar nuestras escogencias pero, en cierto momento, la parte que es irracional y sensual nos empuja hacia otro lado, y nos encontramos como en la novela El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de R. L. Stevenson. No siempre los humanos nos movemos así, pero en algunas situaciones importantes de la vida sí.

Presos en esa ambivalencia, descubrimos dos fuerzas dentro de nosotros, aparentemente irreconciliables y contrarias, que nos mueven como títeres: una a través del placer, lo inmediato, lo irracional; y otra a través de la culpa, el deber, la racionalidad.

Desde que existimos como humanos, parece que oscilamos en este péndulo, que se expresa de muchas formas y tiene innu-merables caras.

¿Qué es lo bueno para mí? ¿Qué debo escoger? ¿Estaré hacien-do bien? Para eso, precisamente, se inventaron las religiones, para que en ese vaivén te agarres a algo en lo que crees firme-mente, a través del miedo, el deber, la culpa, la redención, la pureza, el infierno y el paraíso, etc.

Pero así no te haces responsable de tus escogencias ni de tu cambio interno sino que, una vez más, lo proyectas fuera de ti, dándole poder sea a Cristo, Mahoma, Negro Primero, el perro amarillo o Mickey Mouse.

Pensadores como Carl Jung, por ejemplo, han planteado que justamente en ese balanceo, en ese ir y venir entre extremos, nos vamos construyendo y evolucionando; que, como justo en

Por miguel Posani / mayleni curros@mPosani / @maylenicurros

ilusTraciÓn FranKlin alViáreZ

Tu ambivalencia

Sugerencia

el medio estamos nosotros, podemos mediar con estos extre-mos y crear nuevos sentidos para nuestra propia vida.

Porque construimos significados y nuestra vida es para cons-truirlos, no importa si sentimos que vamos en contra de esa marea que llamamos “sentido común”. Claro, a veces nos damos cuenta de que recorremos un camino solitario, pero ese es el precio que se paga por ser auténticos.

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Caracas, 1 de mayo de 2016. Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPale ccs

“tu visión devendrá más clara solamente cuando mires dentro de tu corazón… aquel que mira afuera, sueña. Quien mira en su interior, despierta”.

C. G. Jung

Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPALE CCS

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Caracas, 1 de mayo de 2016.

HorArioS

PrECioS

GASTroNoMÍA

comida rápidapara veganosPOR rEiNALdo GoNzáLEz d.@OdlanieRØØ

FOTOGRaFÍas ENriquE HErNáNdEz

3ra Av. de Los Palos Grandes

3ra Transversal

PICHONES DE SIBARITA

La quinoa se cultiva principalmente en Bolivia y Perú. La usan para acompañar carnes, para hacer ensaladas y sopas, y hasta para elaborar cerveza a partir de su fermentación. No solo sabe muy bien, sino que es probablemente uno de los cereales más nutritivos, pues con-tiene gran cantidad de minerales y proteínas y posee los ocho aminoácidos que necesita el ser humano. Los conquistadores españoles, en su profunda ignorancia, llegaron a prohibirla por “alimentar rituales paganos”.

Aunque la ignorancia no ha desaparecido —la apertura mental, en muchos casos, parece más conveniencia que comprensión y respeto por el otro; una actitud políticamente correc-ta, pues—, hoy se puede comer quinoa. En Prana (energía vital en sánscrito), restaurante ubicado en la Tercera Avenida con Tercera Transversal de Los Palos Grandes, la venden como ensalada, acompañada de tomate, pepi-no, rábano, almendras, menta, perejil, limón, aceite de sésamo, sal y pimienta. Está incluida en un original menú vegano que incluye otras dos ensaladas: de lentejas (con garbanzos, re-pollo morado, cebolla morada, menta, perejil, limón y aceite de oliva) y vermicelli (fideos de arroz, zanahoria, calabacín, ajo, soya, pimen-tón, cebollín, jengibre, mantequilla de maní, aceite de sésamo y aceite de oliva).

Desde que el local fue abierto, el 27 de noviem-bre de 2014, es una opción para personas ve-getarianas, veganas, celíacas, fitness y asomadas como yo. La idea de un bar de jugos (juice bar) se amplió con los conocimientos de cocina de Melanie Rosenqvist, quien diseñó los platos principales. Entre los más buscados están los Thai Wrap, elaborados con lechuga romana, repollo, zanahoria, cebollín, merey, mantequi-lla de maní, miel, soya, jengibre, ajo y aceite de sésamo. Todo muy sano, muy rico, y muy frío. Se toma de la nevera y se come en el mesón.

La especialidad: los jugos. Son prensados en frío, mediante una prensa hidráulica. Este procedimiento permite conservar los nutrientes, las enzimas y el sabor de las frutas y los vegetales. Luego el líquido es envasado en vidrio. Según Kevin Esteban, el encargado del día, “los giros calientes de la licuadora queman las vitaminas y los minerales. Nuestros jugos tienen cinco ve-ces más nutrientes”. Las opciones más in-

teresante son: Immunity (naranja, parchita, limón, jengibre, cayena); Glow (manzana, célery, pepino, jengibre, perejil, pera, espi-naca); Green Day (célery, pepino, romana, repollo, cilantro, limón, jengibre); Dalai Lama (piña, naranja, zanahoria, cúrcuma, jengibre) y Red Roots (zanahoria, manzana, pepino, remolacha, limón, jengibre).

“Buscamos que todo sea sano. Los jugos no tienen endulzantes ni conservantes. En los postres no usamos leche, ni mantequilla, ni azúcar; endulzamos con miel o con dátiles”, explica Esteban. Sorprende degustar un rico y dulce brownie atiborrado de nueces y luego asimilar esta información.

Al salir, El Coyuco, con sus carnes ardientes y sus pollos dando vueltas, incita a estro-pearlo todo.

Ambiente

Precio

Calidad

Atención

A su rie

sgo

Se puede ir

Impelab

le

Lunes a viernes: 7:00 am a 8:30 pmSábados: 8:00 am a 8:00 pmDomingos: 9:00 am a 5:00 pm

Ensaladas: de Bs. 1.300 a Bs. 2.630Thai wrap: Bs.1.700Jugos: Bs. 950 (P) y Bs. 1450 (G)

crítica y media28

Caracas, 1 de mayo de 2016. Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPaLe ccS

La corporación Disney, o como quiera que se denomine a estas alturas de su travesía empresarial, ha de ser el conglomerado creativo con mayor acervo del planeta. Aquel “Reino Mágico” que el viejo Walt vislumbrara en los años 20 se proyecta hoy “hasta el infinito y más allá”. Como todo imperio, su crecimiento dispar ha colma-do de matices una filosofía originalmente ideologizante y colonizadora, desnudada en el libro Para leer al Pato Donald hace más de cuatro décadas. Los años transcurridos desde entonces resultaron fructíferos tanto en lo económico como en lo productivo y, aunque no impidieron la materialización del inicuo Rico McPato (Donald Trump), permitieron desarrollar obras maestras del ingenio como Toy Story, un producto que enorgullecería a la raza humana en cual-quier tribunal intergaláctico.

En el tiempo, una de las más notables transformaciones aplicó sobre los progra-mas de talento en vivo. Desde la gracia natural de los históricos “Mosqueteros”, animadores del Club de Mickey Mouse, hasta la chispa guasona de los ocurrentes

Imaginadores, cientos de miles de horas catódicas soportan un legado incompara-ble en programación infantil. Las versio-nes regionales sobre este género tuvieron también repercusiones en cada país. Y es así como alcanzamos ahora el Junior Ex-press, una serie producida en Argentina y emitida por Disney Junior Latinoamérica.

Se trata de una propuesta impecable en todos sus apartados de producción, algo cuando menos curioso. En el primer minuto un acercamiento de cámara re-gistra los reflejos del parabrisas del tren. ¿A quién se le ocurriría semejante rapto de verosimilitud? Después de esto, usted —que de hito en hito chequea lo que su niño mira en la tele— puede dejarse lle-var por una trama que fluye divertida ha-cia la estación terminal. Este “expreso del sur”, al igual que la serie, está capitaneado por Diego Topa, clave de un éxito que aún debe mucho al star system pero que no re-siente trayectoria y respeto por el oficio.

Por Carlos Cova@CarlosCobero

A golpe de control

Del Reino MágiCoa la PaMPa aRgentina

cInenrolloSDeSPeDiDa. Querida gente, esta es mi última columna en esta querida revista. Quiero agradecer a toda la gente de Épale CCS por esta gran oportunidad y, por supuesto, a las y los lectores quienes, durante un par de años, me han acompañado por este medio. Quisiera que esta entrega final sirva de reflexión en cuanto al momento que vive la industria nacio-nal, pues es sabido que enfrentamos una de las peores crisis económicas de los últimos 20 años que, por supuesto, afecta directamente a nuestro cine. Este es el arte más caro que existe, debido a la cantidad inmensa de recursos que se juntan para sacar un proyecto adelante. Es muy probable que, tanto este año como el próximo, el número de producciones locales descienda dramática-mente, ya que, para decirlo francamente, no hay dinero. No todo está perdido, sin embargo.Nuestro cine cuenta con una reforma a la ley que se encontraba, antes de la nueva Asamblea, en segunda discusión. Esta ayudaría muchísimo a cortar los abusos de las grandes distribuidoras de este país. Sería más que pertinente que en estos momentos se reabriera el debate para su aproba-ción, aunque ahora es más difícil, pues tenemos una Asamblea que defenderá los intereses de los privados. Por otro lado, el gobierno ha impulsado mesas de trabajo, en conjunto con el Ministerio de la Cultura (Villa del Cine y Amazonia Films), para promover las ventajas comparativas que nuestra industria pueda tener para generar divisas al país y, por ende, su autosustentabilidad. La idea es generar un catálogo de productos y servicios que puedan ser exportables o explotados en nuestro país. Si bien ya tuvo lugar una primera ronda de trabajos, el día 29 de marzo, quedamos a la expectativa sobre los resultados.Como contrapartida a la crisis, realizar produc-ciones en nuestro país es muy económico para los extranjeros. La isla de Margarita se ha convertido en plaza para la grabación de videos musicales, lo que puede dar oportunidad a mucha gente ligada a nuestro cine. Esperemos que más directores y productoras foráneas vengan a trabajar acá y que nuestra industria pueda manejar el temporal. En los períodos de crisis salen a relucir las verdade-ras potencialidades que tenemos como personas y como profesionales. Deseo una larga y saluda-ble vida a la industria nacional de cine. ¡Abrazos!

Mauricio Sánchez Dí[email protected]

crónicas 29

Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPaLE ccsCaracas, 1 de mayo de 2016.

Manual del levante

DE PEDrO cHacín / ilustracionEs jEssica MEna

Hoy, Hace 23 años, cambió de plano el periodista pedro cHacín. pero antes de irse dejó una serie

de reflexiones sobre las relaciones de pareja, el sexo, el amor, la infidelidad, el romanticismo y, sobre todo,

sus técnicas de seducción con las mujeres. esperamos les sean útiles

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Edición Número Ciento setenta y seis . Año 04. ÉPaLE ccs Caracas, 1 de mayo de 2016.

Cuando uno oye trinar a la San Basilio, este delicioso himno al adulterio femenino, lo único que no se entiende es cómo, después de decir cosas tan hermosas como “él (el amante) es el viento”, “tú (el marido) eres mi puerto”, “a ti (el marido) te quiero”, “por él (el amante) me muero”, termina diciendo que “no sé qué hacer”.

Y no se entiende porque la Paloma en cues-tión está proclamando justamente lo que debe hacerse cuando uno quiere preservar una relación monogámica: ¡montarse cachos!

En efecto, un revolucionario estudio, rea-lizado por el eminente sexólogo Howard Chang, ha puesto en el tapete la importancia de los cachos en las relaciones de pareja, con lo cual amenaza derrumbar los argumentos

de los que se oponen al adulterio, desde los tiempos de María Magdalena hasta nuestros días. El doctor Chang, al igual que su herma-no el astronauta, es nativo de Altagracia de Orituco, y estudió segundo grado con el pre-sidente adjunto del Centro de Estudiantes de la Escuela. Aprovechando tal circunstancia, “Letras Quincenal” ha logrado entrevistarlo en exclusiva, y además obtener su autoriza-ción para publicar, como primicia mundial, su famosa “Tabla de Chang para el Cálculo de los Dígitos Sexo-Afecto”.

Explica el doctor Chang que “todas las re-laciones monogámicas comienzan por un atractivo sexual: la gente no se quiere, se coge. Todo consiste en intercambiar sudores, secreciones, el resbalar de un cuerpo sobre el otro, falo y hendidura, brecha y pértiga. Lue-

go, con el paso del tiempo y al estabilizarse la relación, comienza a nacer el afecto y, des-de la derrota de los defensores de la genera-ción espontánea, sabemos que todo nace a expensas de algo. Si lo que había era sexo y comienza a nacer afecto, éste tiene que nacer a partir de aquél, y crece a sus expensas”.

“Un hijo —acota Chang con ojos brillan-tes— es el mejor ejemplo de cómo el mete y saca ancestral se transforma en ternura, en afecto, en tuna catuna tuna y payasito salta-rín de dónde saliste tú.

A continuación transcribimos la llamada Tabla de Chang, con sus correspondientes instrucciones para que cada quien pueda calcular sus dígitos sexo-afecto y tomar las medidas necesarias para salvar su relación.

Sólo para monógamoS“Cariño mío, no Sé qué haCer”

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Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPaLE ccsCaracas, 1 de mayo de 2016.

MODO DE usar La tabLa:Sume los puntos del afecto. Reste esa canti-dad al 100 por ciento de sexo, con el que us-ted comenzó su sana relación. Esos son sus dígitos sexo-afecto según el método Chang.

Un ejemplo. Tomemos una parejita que está en “aquello” y tienen su 100 por ciento de sexo sabroso y sudado... pero deciden vivir juntos (10 puntos al afecto), compran una licuadora Oster (2,5 más para el afecto), adquieren su neverita, cocina y lavadora (9 puntos para el afecto), andan siempre jun-tos para arriba y para abajo, tienen tres años “viviendo” y un hijo. Todo esto suma un to-tal de afecto de 59 puntos que, restados al 100 por ciento inicial, deja al sexo en sólo 41 puntos. O lo que es lo mismo: se quieren más de lo que se cogen.

Si se desea mejorar el puntaje del sexo, es muy sencillo: basta con que cada uno se

41+30=71 puntos de sexo versus 59-30=29 puntos de afecto, es decir, se quieren menos pero se cogen más: su relación está salvada.

Finalmente, el doctor Chang advierte que el efecto multiplicador del cacho sobre el sexo sólo dura tres meses, por lo que para man-tener constante un alto nivel sexual hay que estar montándose cachos toda la vida. Por esta razón algunas parejas prefieren divor-ciarse o separarse, lo que origina otra serie de fenómenos (angustia, estrés sexual, pro-miscuidad, etc.), profundamente estudia-dos en el best seller Surmenage postdivorcio, o no hallo de qué palo ahorcarme, del repu-tadísimo doctor John Bull.

Tal obra será motivo de nuestro próximo comentario.

Publicado en Letras, abril de 1987

monte cacho cinco veces. En total serían 10 cachos que, multiplicados por el valor de cada cacho, da un total de treinta pun-tos que se le suman al sexo y se le restan al afecto. Los nuevos dígitos serán entonces

DESCRIPCIONDELHECHO PUNTOSQUESUMAALAFECTO PUNTOSQUESUMAALSEXO

Vivir juntos 10,00 0,00

Comprar una licuadora Oster 2,50 0,00

Comprar una licuadora Hamilton Beach 1,00 0,00

Un cacho 0,00 3,00

Un TV blanco y negro 1,50 0,00

Un TV color 2,50 0,00

Lavadora, nevera y cocina 3,00 (c/u) 0,00

Vacaciones separados (un mes) 0,00 2,00

Vacaciones separados (tres meses) 0,00 5,00

Un hijo 20,00 0,00

Cada año juntos 5,00 0,00

Vivir con la suegra Acaba con él Lo elimina totalmente

Y nO sE EntiEnDE POrquE La PaLOMa En cuEstión Está PrOcLaManDO justaMEntE LO quE DEbE HacErsE cuanDO unO quiErE PrEsErvar una rELación MOnOgáMica: ¡MOntarsE cacHOs! —

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Edición Número Ciento setenta y seis . Año 04. ÉPaLE ccs Caracas, 1 de mayo de 2016.

Sólo para feoSTeoría de laS SubruTinaS (reflexiones de un seductor)

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Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPaLE ccsCaracas, 1 de mayo de 2016.

¿Es usted medio feo, casi gordo, semipobre y a pesar de todo aspira a tener “éxito en el amor”, como dice Delia Fiallo? ¿No es us-ted tan feo, pero se le atrofia la lengua cada vez que intenta comunicarse con la por-tadora de “ese oscuro objeto del deseo”? ¿Mira ya usted con más odio que resigna-ción el grafiti que adorna las paredes del baño de varones de Comunicación Social y que sentencia, filosófico: “No te des mala vida, amiguito: practica con las feas”? Si a alguna de estas preguntas, o a todas ellas, su repuesta es sí, lea este artículo.

No le alcanzará la vida para agradecérnoslo.

No hay de qué.

Tal y como indica nuestro antetítulo, si us-ted es un tipo lindo, “pechocho”, alto, ru-bio o moreno, un mango, pues, haga caso omiso de estas normas: usted se las levanta a punta de físico. Pero si siendo bonito, se siente medio gafo, tan gafo que le han dicho varias veces como le dijeron a Yor-dano (“sale, niño, para mí tú eres sólo...” etc., etc.); o si, finalmente, usted es chi-quito, medio gordito, tirando a feo, aquí le van unas reflexiones que le pueden ser muy útiles a la hora de relacionarse con el sexo opuesto o con su mismo sexo, si es su gusto, ya que estas líneas están escritas desde el punto de vista de un heterosexual, pero igual le servirán si usted es homo o bisexual. Este es, en consecuencia, un artí-culo democrático y unisex.

La tÉcnicaEn informática, se denominan subrutinas a secciones de un software que tienen apli-caciones concretas sin necesidad de correr todo el programa. Igualmente, en el arte de la seducción, las subrutinas son estructu-ras prefabricadas con aplicaciones aún más concretas: introducirle “pulgadas de carne llorando”, como dijo Neruda, a otro ser humano; cogerse a alguien, pues. Se trata entonces de que usted monte una serie de maniobras teatrales (que no otra cosa es la seducción) que le permitan llegar a ser algo imposible: un hombre múltiple, de-portista, intelectual, político, científico, sin

ser ninguna de esas cosas realmente. ¿Que cuál es la necesidad de saber todas estas cosas? Se la demostraremos con un senci-llo ejemplo. Supongamos que usted es un gran deportista. Por supuesto, sus princi-pales conquistas las realiza en el medio en el cual se desenvuelve. Pero, ¿y si le llega a gustar, por ejemplo, una intelectual? A ésta no la podrá horizontalizar hablándole de la pelea Leonard-Hagler, o de la lesión de Luis Salazar. Por el contrario, tiene que hablarle en su lenguaje.

Justamente, el objetivo de este artículo —primero de una serie— es ofrecerle los lineamientos generales de la subrutina para desvestir a ese curioso, delicioso, sa-broso y, pasados dos meses, fastidioso es-pécimen de mujer que llaman “intelectual” (o “intelectuala”, como les dicen en Alta-gracia de Orituco).

MEtODOLOgíaEn primer lugar, como diría Lenin Moli-na, defina bien “el problema”. Catalogue bien a su víctima, busque una información completa. Si no, le puede ocurrir lo que a un amigo que, basado en que la chica con la que iba a salir era “de izquierda; profun-damente preocupada por los problemas del país”, se lanzó con la rutina general para las izquierdistas y, después de tres horas con ella, se enteró de que la niña era del PCV. “Me di cuenta de que era un auténtico jon-rón, no me la iba a coger ni guindándome de los tubos”. Aludía aquí, mi desconsolado amigo, a esas grandes jugadas que se reali-zan en el Universitario y que consisten en “robarse” un jonrón impulsándose con el brazo de lanzar hacia arriba, apoyándose el jugador en los tubos que forran la barda su-perior del estadio. Nuestro querido amigo, por información defectuosa, se equivocó de rutina: para las nenés del PCV hay una ru-tina específica que describiremos en un fu-turo artículo. La patente de esta rutina per-tenece (adivinen...), sí, al doctor John Bull.

rutina Para intELEctuaLEsUna clásica rutina para intelectuales tiene como ingrediente básico el humor. Las mu-

jeres intelectuales son, en su mayoría, un poco tristes, quizá porque saben mucho y para andar feliz por ahí hay que ser por lo menos medio caído de la mata, como uno. Así que si logra hacerla reír tiene medio trabajo hecho, pero tampoco se preocupe demasiado si usted es un careculo sin hu-mor: cópiese pedacitos del humor de sus amigos más avispados y vaya estructuran-do su propia rutina.

Además, es importante aprenderse varias cositas de los grandes nombres de la pin-tura, política, literatura y filosofía. ¡Pero sólo pequeñas cositas! No vaya a pasarse de entrenamiento y se nos convierta usted en un intelectual de verdad. Esos lo único que cogen son arrecheras.

Respecto a la forma de hablar, debe tener la vehemencia de un Petkoff, pero sin lle-gar a ser tan machote. A las intelectuales les gusta que uno tenga sus... mariqueras, digamos. Quizá eso explique el éxito de Edmundo con este sector del universo fe-menino. Pero, ¡ojo!, no se vaya a partir to-talmente. La oculta esperanza de este tipo de mujeres es encontrarse con un tipo fino, culto, pero que las jamaquee bien: una especie de simbiosis entre Rocco Mangieri y John Wayne. A ellas les encan-ta el desparpajo, ese aire perdido y poé-tico en la mirada. Ensaye esa expresión durante horas frente al espejo, mientras exclama: “¡Qué bolas tiene McLuhan!” o “¡Qué bolas tiene McBride!”, de acuerdo a sus preferencias.

Por último, renuncie al ideal romántico. La única rutina exitosa es aquella instrumen-tada con frialdad, premeditación y alevo-sía. Así que métase a farsante.

Eso sí, si guarda usted algún parecido fí-sico a Maza Zavala olvídese. Es usted un seguro candidato al Tiburón, al Cazador o al Mono Dorado. O peor aún, a casarse con el primer “pescao” que le pare la colita.

Publicado en Letras, mayo de 1987

Sólo para feoSTeoría de laS SubruTinaS (reflexiones de un seductor)

Y una sobrina de la abuela Nannyuna mujer de Akan, una mujer que [puede ver a lo lejos,una mujer con el conocimiento de las [yerbasuna mujer que trabaja en el campo [cortando cañauna mujer que habla el idioma de sus [abuelasuna mujer que cuenta historias de [animales mágicos, deárboles que hablan y de ciudades [espectaculares debajo de ríos poderososuna mujer que fue robada de su aldea [cuando tenía 14una mujer que fue violada en el buque [negrero por unmarinero blancouna mujer que vuela a África cuando ella [duerme.

Esta mujer, esta sobrina de la abuela [Nanny,toma su cuchilla y corre con la velocidad [de Sogolón Condéen su aspecto de mujer-búfaloesta mujer corre con su macheteun antiguo canto subiendo de la gargantaun antiguo canto suplicando a Dios y a [todos los espíritusque asisten a las mujeres que dan a luz [para que vengan a su ayudaElla llama a sus compañeras: “Formar un [círculo alrededor de la mujer muertaRespiren, respiren profundamente, denle [aliento,denle vida”.(...)Esta mujer, esta sobrina de la abuela [Nanny,entra en el círculo y con su machete, [el canto ancestral emergiendo de los [labios,corta el abdomen de la mujer y libera al [niñomientras sus compañeras canturrean.

Por Tanya Shirley (Jamaica)

Por afua cooPer (Jamaica)

hitler entró en París como mihermana entraba en mi habitación por [la noche,se sentaba a horcajadas sobre mí, me [estrujaba con las rodillas,clavaba las uñas de los pulgares en mis [muñecas ymeaba encima de mí, sabiendo que [nuestra madre nuncacreería mi versión. Todo muy

LOS INVASORES

INMACULADA

EL NIÑO ESTÁ VIVO (ExTRA)

Hubo muchos días de lluvia. Hubo mu-chos días que me hallaron desprotegida. Hubo un día especial en que vestía mi uniforme —blusa blanca, falda blanca de pliegues sobre refajo blanco, sobre ajusta-dor de algodón blanco, braga de algodón blanco— y empezó a llover. Caminaba despacio bajo la lluvia exactamente como me habían dicho que no hiciera. Damas, caminen con ánimo, muévanse, muévan-se. Recuerden que la lluvia es enemiga de la castidad. Caminen con ánimos, damas.Pero aquel día partícular, caminé como yo pensé que debía caminar una dama. Iría vestida de lluvia. Podía sentirme moviendo en esta lluvia —moviendo en pautas tan puras. Me tendí en la hierba y le desafié a crecer. La hierba se abrió como un lecho de mil tijeras y me mantuvo alza-

po

em

a

“Miramos el mundo una sola vez, en la infancia. El resto es memoria”. Louise Glück

Jesús Castilla @JesCastilla:

TRINOS

@indira_carpioPOR INDIRA CARPIO

da muy peligrosamente del sitio donde pensé que esta hierba me cortaría una y otra vez en rebanadas elegantes. Floté fuera de mi ropa, de la blancura, de la bondad, de cruces y confesiones. Oré por la lluvia y la expulsión.

Por Sharon oldS (eSTadoS unidoS)

cauto, la cara borrosa sobre mírefulgiendo en la sombra, el olor [ocrede su orina propagándose por el [cuarto, elcalor hirviendo en mis piernas, [mojadami estrecha pelvis. cuando cesó el [silbido, cuando unagujero había sido marcado a fuego [en mi cuerpo, tumbaday calcinada de vergüenza, percibí elrelumbrar de su piel en el aire, el [placerocre que crecía cuando hitler se [asomaba ala tumba de napoleón y murmuraba [Éste es elmejor momento de mi vida.

Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPALE CCS Caracas, 1 de mayo de 2016.

Comenzando por el cuadro central se sigue elsentido del laberinto, tomando como inicio de lasiguiente palabra la última sílaba de la anterior

InstruccIones

[email protected] AnDrÉs PALAcIos

so

Lu

cIÓ

n D

eL

An

te

rIo

r

3132

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1 Ciudad en el sureste de la isla de Margarita2 Modo de caminar del hombre y de algunos animales (pl.)3 Ruido seco y súbito4 Séptimo día de la semana5 Aficionados a comer golosinas6 Pongo una cosa ladeada o de través7 Cacique indígena venezolano8 Cierto cuerpo celesta errante9 Modo o manera de ejecutar algo10 Monedero, celular o inalámbrico11 Ficción o mentira en cualquier materia12 Trabajoso, penoso13 Sensación que se percibe por el oído14 … Arango, “Pancho Villa”, célebre revolucionario mexicano15 Aclama, tributa una ovación16 Nombre en el siglo XVII del territorio noroccidental de Nuevo México17 Personas que están en la juventud

18 … Zavarce, desaparecido actor y vocalista venezolano19 Cierto dispositivo de barras giratorias20 Artista que, en un espectáculo musical, actúa antes de la atracción principal21 Tomaras para sí lo ajeno22 Rotura de un vestido o tela23 Nombre de varón de origen visigótico24 Población del estado Táchira25 Sometían algo, en caso de escasez, a una distribución ordenada26 Malhechor, delincuente27 Imagen de la Virgen María en la acción de dolerse por la muerte de Cristo28 Freddy …, desaparecido actor venezolano29 Pendiente o arete30 Que tiene señales de haber llorado31 Muy grande, extraordinario32 Lista o catálogo de nombres33 Perteneciente o relativo al tiempo de Navidad

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Usted siempre hace más espuma que los demás. Se le puede encontrar en cualquier ambiente donde “se da mucha bomba pero tiene poco chicle”. Siempre tendrá cara de sobrado y convencerá a los demás de que sin usted, el mundo sería un lugar triste y solitario.

1. ¿Quién es ese que está hablando de usted? Ah, sorpresa, es usted mismo. Su mejor relacionista público.

2. Llega tarde a todo, solo para demostrarle a los demás que es una persona importante a la que hay que esperar.

3. No le gusta nada de lo que hacen los demás, a pesar de que usted tampoco es que haga mucho.

4. Se hace de rogar por todos. Esa es su vitamina.

5. Responde mensajes y correos días después de que se los enviaron. Y claro, nunca contesta llamadas.

6. Considera que saludar a las personas, cuando llega a algún sitio, es para pánfilos.

7. A pesar de que le presenten a alguien mil veces, siempre fingirá no recordar su nombre cuando se cruce con él.

8. Aunque actúa en solitario, le gusta que lo vean rodeado de gente.

9. Nunca tiene tiempo para escuchar a los demás. Es que tiene tantas ocupaciones ficticias.

10. Su dedicatoria: “Se bate un champú y no llega ni a jabón”.

MiniManual para batirse un chaMpú

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algunos titulares De la prensa

@laespergesiaPOR NATHALI GÓMEZ

Ilustración: L. "Razor" Balza

Edición Número Ciento setenta y seis. Año 04. ÉPALE CCS Caracas, 1 de mayo de 2016.

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