Crítica cartesiana al silogismo aristotélico
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UNIVERSIDAD DEL VALLE
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
PONENCIA PRESENTADA A LA UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA EN EL IFORO LATINOAMERICANO DE ESTUDIANTES DE FILOSOFÍA
TÍTULO PONENCIA:
CRÍTICA CARTESIANA AL SILOGISMO ARISTOTÉLICO: UN ANÁLISIS APARTIR DE GONZALO SERRANO
Escrito por: Angélica María Castro Sánchez
En el presente escrito se pretende exponer de manera clara y general la crítica
realizada por Descartes al silogismo aristotélico usado en el Medioevo. En
segundo lugar, explicar de qué manera el primer conocimiento en Descartes se
ve envuelto en una interpretación silogística y cómo afecta esto a la relevancia
de su propuesta filosófica. Por último, se cierra esta presentación exponiendo
cómo debería ser interpretado el principio en Descartes para que no requiera
de una inferencia silogística. Reivindicando así, su carácter estructural dentro
del sistema filosófico cartesiano.
Crítica cartesiana al silogismo
La filosofía de Descartes representa un giro frente a la filosofía antigua. La
filosofía antigua centraba su análisis en la Physis o naturaleza (a excepción de
algunos destellos sobre la subjetividad de Sócrates y algunos otros); la filosofía
medieval centraba sus reflexiones al servicio del Dios Cristiano. En Descartes
se da un giro, que consiste en ver al sujeto como punto de partida de toda
reflexión y responsable de ella; el mundo no se observa ya como una creación
establecida por un ser externo, sino que está constituido de todo aquello que
podamos descubrir por nuestra razón. Los descubrimientos serán posibles si
aplicamos de la forma más adecuada un método que proporcione seguridad,
certeza y evidencia a nuestros juicios.
Cuando la conciencia del sujeto queda relegada a la conciencia de la sociedad,
esta se somete al grupo, el sujeto se hace siervo de un pensamiento colectivo
que lo envuelve y lo desdibuja. Por esto, cuando en el siglo XV se genera una
actitud distinta en el sujeto permitiéndole desempeñarse de otra forma en el
mundo, se concibe como un cambio liberador del hombre por el hombre mismo.
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René Descartes es uno de los protagonistas de este cambio renacentista, de
esta revolución cognitiva con la actitud de renovar y transformar la tradición.
Para entender la crítica cartesiana al silogismo, es necesario exponer la visión
que tiene Descartes de la escolástica, la dialéctica y la lógica. Para ello se toma
como base a Serrano en su libro La querella en torno al silogismo 1065-1704 Conocimiento versus Lógica exactamente el capítulo II titulado: “Descartes:
Intuicionismo versus forma lógica”.
En los escritos cartesianos hay muchos pronunciamientos en contra de la
escolástica, la dialéctica y la silogística; sin embargo, según Serrano, no parece
ser clara, en un primer momento, la opinión de Descartes al respecto: “A lo
largo de toda la obra de Descartes se hallan pronunciamientos y tomas de
posición frente a la escolástica, la dialéctica y la silogística. Pero estos tres
blancos no siempre están delimitados, pareciendo a veces que en últimas se
trata de una misma cosa; hay, pues, que tener cuidado al establecer cuál de
ellas y en qué grado es en cada caso el blanco de sus ataques.”(Serrano,
2006. p. 95) Para intentar hacer explícita la razón de la oposición de Descartes
a la escolástica, la dialéctica y la silogística, es importante analizar qué
entendía Descartes por estos conceptos.
La escolástica no es considerada por Descartes como una doctrina o sistema
filosófico: “[…] no hay que pensar que por escolástica se entienda un
determinado sistema filosófico, un cuerpo de doctrina, al cual contraponer otro
novedoso, y más acorde con las modas.” (Serrano, 2006. p. 95). La escolásticaes entonces considerada como una forma tradicional y milenaria de hacer
filosofía en la Europa cristiana, forma tradicional a la que Descartes impugnará
proponiendo otra forma de hacer filosofía. En cuanto a la dialéctica, se
considera como la herramienta que usa la escolástica para funcionar, es decir,
la dialéctica es la manifestación del uso de la lógica dentro de la forma
escolástica de hacer filosofía; este marco de acción envuelve a la lógica en una
concepción de carácter discursivo y argumentativo en el que importan más los
aspectos normativos de la discusión que la veracidad misma de las
conclusiones. Como dice Serrano: “[…] es decir, una concepción estrictamente
discursiva y argumentativa de la lógica, en la que interesan más los aspectos
normativos de la discusión que, por ejemplo, el estado mental y cognoscitivo
del disputante respecto de los principios y las consecuencias.” (Serrano, 2006.
p. 95).
Si recordamos su propósito filosófico, es decir, la búsqueda de la verdad,
empieza a ser claro el motivo que lleva a Descartes a cuestionar a la dialéctica
y a la silogística, disciplinas estrechamente ligadas con la escolástica. Podría
conjeturarse que una crítica a la dialéctica y a la silogística lleva consigo una
crítica de la lógica. En efecto, la lógica se desarrolló, en el mundo medieval,bajo estas dos disciplinas, así que cuestionarlas podría implicar un
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cuestionamiento de la lógica. Sin embargo la visión que Descartes tiene de la
lógica va más allá del carácter normativo que se le dio en la dialéctica y en la
silogística.
Para Descartes la lógica no es sinónimo de dialéctica ni de silogística y la
crítica que se plantea es más a la forma como se desarrolló la lógica, que a lalógica misma. Por ello propone despejar la confusión entre dialéctica y lógica.
Debido a la esencia discursiva de la dialéctica esta nos enseña a discutir sobre
las cosas, “…mientras que la lógica nos brinda las demostraciones de todas las
cosas.” (Cf. Serrano, 2006. p. 96)
La esencia discursiva de la dialéctica arruina el buen sentido al desviarnos de
la naturaleza de las cosas mientras que la lógica la considera como “el arte de
conducir nuestra mente hacia la verdad” (Cf. Descartes, 1995), en otras
palabras, la lógica brinda demostraciones de las cosas pero en la escolástica
no se cumple esta función, porque tiene un enfoque netamente discursivo
relegando así el objetivo que le atribuye Descartes.
La silogística se encuentra dentro del marco de la dialéctica. Tiene una función
normativa en la que prevalece la discusión y la argumentación. Descartes
reconoce, además de la función normativa de la silogística, una segunda
función de carácter demostrativo relacionada con el conocimiento que
definitivamente no tiene como objetivo el éxito en las disputas ni la plausibilidad
de los argumentos (Cf. Serrano, 2006); una función demostrativa en la
silogística, a diferencia de la función normativa, exige la claridad sobre elcarácter epistémico de los principios. Sin embargo, parece ser que la doble
función de la silogística tiende a ser minimizada en los usos escolásticos de
ella porque: “Teniendo en cuenta que lo importante era probar o refutar una
tesis respecto de un canon de verdades aceptadas, no hay dudas de que el
énfasis estaba puesto en la forma del argumento, pasando a segundo plano la
veracidad de los principios.” (Serrano, 2006. p. 97) Lo anterior explicita cómo lo
que es fundamental para la investigación cartesiana se encuentra relegado a
un segundo plano en la función de la silogística.
En el ámbito del silogismo no importa el carácter epistémico de los principios opremisas; importa que de dichos principios o premisas deriven con validez una
conclusión. En el campo de la silogística no interesa tanto el contenido como la
estructura, ya que la verdad de los principios se ubica, por así decirlo, en un
segundo plano, o lo que es lo mismo, no importa el valor de verdad de ellos.
Por ejemplo, en el silogismo:
Todo hombre es mortal
Sócrates es hombre
Luego Sócrates es mortal.
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Se puede decir que:
[…] se sabe de antemano que si Sócrates pertenece a la clase de
“Hombre”, pertenece también a la clase “Mortal”, porque “mortal” es un
atributo esencial de la “Humanidad”. Se entiende entonces por qué
Descartes rechaza la deducción silogística, dado que no hace avanzar paranada el conocimiento. Derivar analíticamente la mortalidad de la humanidad
apenas tiene una utilidad práctica, a saber, explicita en una conclusión lo
que estaba implícito en las premisas. Pero es del todo superflua si se
pretende, como Descartes, hacer progresar el conocimiento descubriendo el
valor de términos desconocidos. (Margot, 2003. p. 49)
Lo anterior genera en Descartes la inconformidad que le incita a proponer una
forma distinta de filosofar en el que: “… debe guiarse [Descartes] por un
método distinto del de la mera discusión, es decir de la dialéctica, la cual no
persigue propiamente la verdad sino el éxito en las disputas por medio de laplausibilidad de los argumentos.” (Serrano, 2006. p. 99). Para Descartes es
más importante convencerse a uno mismo en vez del intento de convencer a
los demás discursivamente. Ya en el Discurso lo había esbozado de cierta
manera al prevalecer su propio ejercicio por encima del de los demás: “Mi
propósito no es entonces enseñar […] el método que cada uno debe seguir
para conducir bien su razón, sino que únicamente hacer ver de qué manera he
intentado conducir la mía.” (AT. VI, 4)
La importancia del conocimiento en Descartes y la visión que tiene de la lógica
lo lleva a oponerse a esta forma de filosofar y a buscar una nueva manera en laque prime el carácter cognitivo por encima del carácter discursivo y
argumentativo. Descartes es consciente de que la silogística no es la
herramienta adecuada en su nueva propuesta filosófica en donde tiene
importancia el carácter epistémico de las premisas, dando así prioridad a la
verdad (Cf. Descartes, 2009): “Finalmente, la silogística no será tal instrumento
de consecución de la verdad, pues esta se logra más en la intelección de los
principios por descubrir por medio de la vía analítica que en la corrección
[validez] de las conclusiones respecto de las premisas comprobadas por vía de
síntesis.” (Serrano, 2006. p. 99)
Si tenemos en cuenta cómo visualiza Descartes su propósito filosófico es claro
su rechazo al silogismo. El hombre debe hacer filosofía guiándose por un
método distinto del de la simple discusión o dialéctica.
[…] la Lógica de la Escuela […], propiamente hablando, sólo es una
Dialéctica que enseña los medios para hacer entender a otro lo que ya se
sabe, o incluso enseña a hablar sin juicio en relación con aquellas cosas
que no se saben, corrompiendo de esta forma el buen sentido en vez de
favorecer su desarrollo . (Descartes, 1995. p. 15) Las cursivas con mías.
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Con la propuesta cartesiana se percibe un viraje en el uso de la silogística en la
filosofía, es decir: “Se observa, entonces, un claro desplazamiento desde un
punto de vista discursivo y argumentativo que propende a la persuasión del
oponente, hacia un punto de vista cognitivo o epistémico que da prioridad a la
auto constatación o certeza.”(Serrano, 2006. p. 99)
A pesar de este desplazamiento propuesto por Descartes, es necesario
rescatar que Descartes no rechaza el silogismo aristotélico por ser insuficiente
per se , más bien, lo hace con el fin de elucidar sus limitaciones; limitaciones
que Aristóteles incluso tuvo en cuenta pero que en el uso de la silogística
durante la escolástica fueron desapareciendo. (Cf. Descartes, 1995)
En los trabajos aristotélicos sobre la lógica se hace referencia a varios
aspectos. El primero es la exposición de la estructura de todo razonamiento y
sus variables formales. El segundo aspecto discute las cuestiones que debe
tener un razonamiento lógico, a saber, la verdad de sus proposiciones. El
primer aspecto es el que lideró la función del silogismo en la escolástica y es el
que Descartes rechaza para cualquier investigación científica y filosófica por las
deficiencias ya planteadas.
Los tratados que se relacionan con la lógica se dividen en tres partes
principales: 1) Los Primeros analíticos, en los cuales Aristóteles trata de
poner al desnudo lo que considera como la estructura común a todo
razonamiento –el silogismo- y de mostrar sus variedades formales,
indiferentes a la naturaleza del contenido propio del asunto en cuestión. A
esto se le puede llamar propiamente una lógica formal […]; 2) Los
Segundos analíticos, en los que discute los demás caracteres que debe
tener el razonamiento. Se trata de ser, no sólo coherente consigo mismo,
sino científico en el pleno sentido de la palabra. Esta es, netamente una
lógica que coloca su interés, no en la simple coherencia del razonamiento,
sino en la verdad; […]. (Ross, 1981. p. 38)
Descartes critica el abuso del silogismo que fue considerado por los
medievales exclusivamente como una forma de disputar y muestra sus
limitantes en nombre del bueno uso de la lógica. La crítica de Descartes es que
la lógica no permite descubrir lo verdadero, sino sacar las conclusiones que sededucen de algo que es verdadero. El valor de la lógica es inferencial y, por
tanto, su punto fundamental es la validez, no el descubrimiento de la verdad.
Por ello la lógica no sirve para conducir a nuestra razón a la verdad y se
enfrasca en asuntos netamente discursivos. La labor del silogismo en la
escolástica era una labor polémica o disputativa, en la que no interesaba la
verdad tanto como el hecho de persuadir. Para Descartes la lógica permite
hacer inferencias y llegar a verdades nuevas partiendo de verdades conocidas
(Cf. Descartes, 1995); es decir, que el argumento expuesto fuera tan sólido
estructuralmente que no pueda rebatirse, era una clara manifestación de una
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discusión sobre la corrección formal de los argumentos y es claro que el
objetivo cartesiano dista mucho de lo anterior.
Pero Descartes no rechaza la importancia de la lógica, sino su uso. Tampoco
impugna el valor formal del silogismo; solo desea revisar su aplicación y su
alcance porque duda de que por medio de una herramienta netamentediscursiva se pueda llegar a la verdad.
Considera necesario sacar a la filosofía del campo de la opinión y de lo
probable, por ello su propuesta se enfoca en la búsqueda de un camino para
encontrar un conocimiento verdadero en el que tenga lugar la certeza, la
evidencia del conocimiento y la demostración. Debido a esto, Descartes sólo
acepta el modo silogístico como un procedimiento adecuado en la investigación
filosófica o científica, con las limitantes expuestas. El silogismo es parte de la
lógica demostrativa y no puede rechazarse aquél sin rechazar esta. Por lo
tanto, lo que se cuestiona es que la investigación se concentre exclusivamente
en la fuerza de la persuasión, sea silogística o no.
La lógica permite llegar a conclusiones verdaderas de premisas verdaderas,
pero si las premisas son falsas, las conclusiones, por más riguroso que sea el
desarrollo demostrativo, serán conclusiones falsas. Es este desplazamiento
entre validez lógica o demostrativa y verdad el que le interesa a Descartes.
Recordemos que Descartes “persigue renovar los estudios filosóficos como
investigación de la verdad, en contraposición a la manera tradicional de
concebir la filosofía como sistema de verdades establecidas, para la cual elejercicio disputativo de la dialéctica era primordial.” (Serrano, 2006. p. 103) Por
esto, no sirve como medio o herramienta en la investigación de la verdad,
debido a que, “la verdad no es materia de disputa, por lo que no puede ser
considerada como asunto de la dialéctica” (Serrano, 2006. p. 104) (las cursivas
son mías).
Interpretación silogística al cogito cartesiano
Cogito ergo sum como principio cartesiano suscitó una polémica en su
interpretación a partir del rechazo de Descartes al silogismo aristotélico. Lapolémica en torno al cogito como principio expuesto de la forma “yo soy, luego
yo existo” es ¿es el principio cartesiano pr oducto de un silogismo?
El cuestionamiento radica ahora en examinar si la relación que media entre el
cogito y el sum, en el principio cartesiano ego cogito ergo ego sum, es de
carácter silogístico. En otras palabras, si se trata como un argumento
dialéctico. Si el principio es un silogismo, la crítica de Descartes a los
escolásticos y a su tradicional manera de filosofar, queda invalidada o él mismo
es víctima de ella. (Cf. Serrano, 2006. p. 108)
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La interpretación silogística del cogito consiste en entender el principio como
premisa menor y conclusión de un silogismo. Es decir, si la proposición yo
existo es la conclusión de un silogismo debe entonces aceptarse un término
medio del cual dependa su pronunciamiento. En ese caso yo pienso se
entendería como la premisa menor, al mismo tiempo que supone una premisamayor para que el nexo de necesidad con la conclusión pueda estar justificado
silogísticamente. La premisa mayor debería ser Todo lo que piensa existe , de
esta manera el silogismo sería el siguiente:
Premisa mayor: Todo lo que piensa existe
Premisa menor: Yo pienso
Conclusión: Yo existo
El silogismo anterior cumple con los requisitos formales de la silogística, esdecir, es formalmente válido. “¿Cuál es entonces el problema de Descartes con
este silogismo? La necesidad de la conclusión “yo existo” está justificada desde
el punto de vista formal, es decir, la conclusión es necesaria respecto de las
premisas, de manera que partiendo de tales premisas es imposible que “yo no
exista”.”(Serrano, 2006. p. 109) Pero, al recordar el propósito de Descartes en
la filosofía, necesariamente se debe preguntar por la verdad de las premisas;
esto es fundamental para la filosofía cartesiana.
La premisa menor es evidente, porque enuncia un hecho particular
evidenciable para Descartes “Otro es el de pensar; y aquí encuentro que elpensamiento es un atributo que me pertenece: sólo él no puede ser
desprendido de mí.” (AT., IX, 21) Por su parte, la premisa mayor no es
constatable per se al menos no espontáneamente, porque requiere
justificación.
La premisa mayor, en cambio, en tanto tal premisa mayor no me consta en
absoluto. Se trata de una proposición universal que, a diferencia del hecho
constatado en la proposición particular de la segunda premisa, difícilmente
puede constarme, por lo menos directa o inmediatamente. Esta premisa
mayor requiere justificación, es decir, que su verdad no está en ella misma ypor tanto no es verdadera por sí misma. (Serrano, 2006. p. 109)
La premisa mayor, por no ser evidente, no puede tomarse como la base que
dirige al principio cartesiano a pesar de su justificación formal. “…el silogismo
nos brinda una justificación formal […] no entra a cuestionar la verdad de las
premisas, menos aún a someterla al criterio cartesiano de certeza. Sólo
establece que si se aceptan las premisas se sigue necesariamente la
conclusión.” (Serrano, 2006. p. 109)
Las características encontradas en la premisa mayor del silogismo Todo lo que piensa existe hacen esta proposición inútil al momento de considerar la
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certidumbre de la conclusión. En otras palabras, no sirve como principio o
axioma evidente del cual deducir la certeza de nuestra existencia. Por otro
lado, la proposición yo pienso , al ser evidenciable sí está justificada y a partir
de allí se puede establecer la certidumbre de nuestra propia existencia. En
otras palabras, es imposible concebirse como pensante sin considerarseinmediatamente como existente, así lo consideró al parecer Descartes en las
Respuestas a las segundas objeciones:
Porque al conocimiento de los primeros principios o axiomas los Dialécticos
no acostumbran llamarlo ciencia. Pero cuando nos apercibimos de que
somos cosas que piensan, es una noción primera que no es sacada de
ningún silogismo; y cuando alguien dice: Yo pienso, entonces yo soy o
existo , él no concluye su existencia de su pensamiento como por la fuerza
de algún silogismo, sino como una cosa conocida de por sí, la ve por una
simple inspección del espíritu. (AT., IX, 110)
Descartes considera que la relación entre pensamiento y existencia es una
relación necesaria porque observa que no es posible pensar sin existir. De ahí
la necesidad entre estas dos proposiciones. (Cfr. Williams, 1978)
Una de las implicaciones de la interpretación silogística del cogito cartesiano es
considerar la existencia como predicado. El silogismo permite unir predicados,
así por ejemplo, si todos los hombres son mortales y Sócrates es hombre
entonces Sócrates es mortal podríamos observar que los predicados mortal y
hombre permiten llegar a la conclusión. Es un punto importante, en el posible
silogismo del cogito, que la premisa Todo lo que piensa existe establezca unvínculo predicativo, de lo contrario no podría haber silogismo; así esta primera
premisa fuera evidente. Esto representa un grave problema para la
interpretación silogística del cogito.
Cogito ergo sum como aserción verdadera
Resta dedicar la tercera parte de este trabajo a exponer la forma como podría
ser interpretado el principio cartesiano para librarse de las objeciones
silogísticas que atacan su legitimación, o si se quiere, la forma de interpretación
del principio cartesiano en la que no se necesita de una inferencia silogísticapara legitimar el primer conocimiento en la filosofía de Descartes.
La interpretación silogística del cogito, como se pudo notar anteriormente,
pretende afirmar que cogito ergo sum conforma un silogismo siendo las
proposiciones cogito y sum la premisa menor y la conclusión respectivamente.
De ser así sería necesaria una tercera proposición general mediadora que
cumpliera como premisa mayor. Reubicando aquella premisa mayor como el
principio filosófico por excelencia en lugar del principio propuesto por
Descartes. Una de las razones por las que puede minimizarse la importancia
de la premisa mayor es afirmando que las premisas particulares generan las
premisas universales, en este caso, la premisa singular de pensar y su
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conclusión existir son las que pueden conducir a la premisa general Todo lo
que piensa existe:
Pero el error que resulta aquí más considerable es que […] el conocimiento
de las proposiciones particulares debe siempre ser deducido de las
universales, siguiendo el orden de los silogismos de la Dialéctica: en lo cualél muestra saber bien poco de qué manera la verdad se debe buscar;
porque es cierto que para encontrarla se debe siempre comenzar por las
nociones particulares para llegar luego a las generales […] (AT., IX 205)
Inmediatamente Descartes añade: “[…] aunque se pueda también,
recíprocamente, una vez encontradas las generales, deducir de ellas otras
particulares.” (AT., IX 205). Parece que Descartes está intentando defender la
interpretación silogística del cogito. Lo único que parece incomodarle es que,
para que el silogismo pudiera ser útil, debería conocer, con absoluta certeza, la
premisa mayor. Independientemente de que sea o no de esta forma y de queel planteamiento de la inversión de las premisas pueda pensarse más como un
momento de inestabilidad cartesiana, es pertinente dilucidar la manera como el
primer conocimiento en Descartes se puede presentar, sin necesidad del
silogismo. Recordemos que intentamos concluir la existencia de la
indubitabilidad del pensar. ¿Puede un silogismo hacer esto? Y si no, ¿puede
llegarse a concluir ser de pensar mediante otra forma de argumentación válida?
¿Puede no necesitarse de la silogística para la legitimación del cogito dentro
del trabajo filosófico cartesiano?
Antes de responder a estas preguntas es importante notar nuevamente la
importancia y el carácter de cogito en el sistema cartesiano, que determina en
últimas el tipo de relación que media entre cogito y sum. La idea del
pensamiento no es pensar aunque para tener la idea de pensamiento hay que
pensar. Las ideas claras y distintas en Descartes son fundamentales para el
sistema científico. Así lo afirma al comienzo de la Regla III: “Acerca de los
objetos propuestos se ha de buscar no lo que otros hayan pensado o lo que
nosotros mismos conjeturemos, sino lo que podamos intuir clara y
evidentemente o deducir con certeza; pues la ciencia no se adquiere de otra
manera.” (AT., X, 366) (Las cursivas son mías)
De otra parte, las premisas de un silogismo, establecen una relación de tipo
mediato o una relación discursiva, en donde la secuencia lógica de dos
términos depende de un tercero. Pero, las proposiciones del principio
cartesiano, a saber, yo pienso (cogito), yo existo (sum) establecen una relación
inmediata o intuitiva, en otras palabras no requiere de ninguna otra regla para
su admisión. Por lo tanto, no se requiere de una inferencia silogística.
Aunque la afirmación anterior se puede encontrar en las primeras nociones de
intuición de Descartes, vale la pena aclarar que Descartes vaciló, quizá por laimportancia que la deducción silogística tenía en la escuela. La vacilación
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cartesiana se presenta más que en la certeza de cogito, en el paso del cogito al
sum. Para que el paso sea legítimo es necesaria la proposición Todo lo que
piensa existe , pero esta no tiene el mismo grado de evidencia que la
proposición yo pienso . Descartes es plenamente consciente de esto, él sabe
que todo lo que piensa existe no ha sido demostrado y, sin embargo, no puede
dejar de sostener que si piensa, es. (Cfr., AT., V, 147; VIII, 8).
El nexo inmediato o intuitivo de las premisas del principio cogito ergo sum nos
hace reflexionar que “…la partícula “ergo”, más que manifestar la existencia de
una inferencia [silogística], sería la expresión de la necesidad del vínculo
intuido entre “pensar” y “existir”.” (Cfr. Serrano, 2006. p. 113) El nexo de
intuición que media entre las premisas cartesianas no permite catalogarlas
como independientes, como sucede en el silogismo. Más bien se catalogan
como estrecha e inmediatamente relacionadas entre sí, de manera que no se
puede proferir la primera premisa sin considerar instantáneamente la segundapremisa. Serrano señala:
Si las consideramos como inmediatamente vinculadas, entonces la primera,
“yo pienso”, no se puede pensar sin la segunda, “yo existo”, por tanto no
son independientes entre sí como en el caso del silogismo, de manera que
resulta imposible “pensar” sin “existir”, de donde resulta que “todo lo que
piensa existe”. (Serrano, 2006. p. 114)
Este vínculo intuitivo constituye el contenido de una noción primera donde
además de la validez formal de las premisas, estas se tienen por verdaderas.
¿Pero, cómo entender el vínculo intuitivo entre cogito y sum? ¿Cómo explicar
que siempre que pienso, la existencia se dé inmediatamente? Una respuesta a
esto, podría ser, considerar que la certeza de la proposición pienso presupone
la certeza de la proposición existo , es decir que el pronunciamiento de pienso
da por cierto la existencia del sujeto que lo concibe, por ello no necesita de
ninguna otra proposición para derivarse de ella. El paso del cogito al sum sólo
podría ser considerado como producto de un silogismo si “soy” añadiese al
sujeto de “pienso” un nuevo predicado:
Para inferir “soy” de “pienso”, ¿es acaso necesaria una proposición general
que funja como premisa mayor? Sólo lo sería, si la verdad de la proposición
“pienso” no implicara ni presupusiera, por sí misma, la aserción de
existencia de su sujeto. Sólo en caso de que “soy” introdujera un predicado
no afirmado en “pienso”, sería necesaria una proposición general, que
estableciera la dependencia entre lo predicado en “pienso” y lo predicado en
“soy”. Con otras palabras: para que la forma de deducción silogística fuese
aplicable a nuestro caso, es menester suponer que “soy” añade al sujeto
lógico de “pienso” un nuevo predicado, que sólo puede derivarse de él por
intermedio de otra proposición. Pero entonces hay que considerar
“existencia” como un predicado. (Villoro, 1965. p. 71)
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La afirmación de que la existencia no es un predicado ha sido ya comentada y
aceptada por varios pensadores. Kant por ejemplo, piensa que existencia no
puede desempeñarse lógicamente como predicado al afirmar que la
presuposición existencial se encuentra ya en yo pienso , por tal razón no puede
considerarse como una inferencia.Ser no es, evidentemente, un predicado real, es decir, un concepto dealgo que pudiera añadirse al concepto de una cosa. […] La proposición:
Dios es omnipotente , contiene dos conceptos que tienen sus objetos: Dios y
omnipotencia; la palabra es no es otro predicado más, sino solamente
aquello que pone al predicado en relación con el sujeto. Ahora bien, si tomo
al sujeto (Dios) junto con todos sus predicados (entre los que está también
la omnipotencia) y digo: Dios es , o hay un Dios, entonces no le pongo
ningún predicado nuevo al concepto de Dios, sino que pongo solamente al
sujeto en si mismo con todos sus predicados, es decir, pongo el objeto en
relación con mi concepto . (Kant, 2007. A598-B626. A599-B627) (Lasnegrillas son mías)
Entre las proposiciones “yo pienso” y “yo existo” se encuentra una relación
lógica simple porque la primera proposición contiene la afirmación de la
existencia del sujeto que la profiere. “Parece que “pienso”, al atribuir el
pensamiento a un sujeto, envuelve de algún modo la afirmación de existencia
de ese sujeto; si es así, “soy” no añade lógicamente nada a “pienso”; no
necesita de ninguna otra proposición para derivarse de él.” (Villoro, 1965. p. 72)
(Las cursivas son mías)
En conclusión, la forma más adecuada de interpretar el paso del cogito al sum,
sin hacer uso de la silogística, es por medio de la concepción de una aserción
verdadera “que no sólo afirma el enlace entre un sujeto y un predicado, sino
que también la existencia de una situación objetiva que le corresponde…”
(Villoro, 1965. p. 73) De esta forma cualquier proposición de la forma F(a) sólo
es verdadera si (a) se refiere a algo, o lo que es lo mismo, si a existe. De la
única forma que “sum” se deriva adecuadamente de “cogito” es porque este
tiene el sentido de una aserción verdadera.
5/14/2018 Cr tica cartesiana al silogismo aristot lico - slidepdf.com
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