metodología cartesiana

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METODOLOGÍA CARTESIANA Y LÓGICA DE PORT-ROYAL INTRODUCCIóN A pesar de los indudables origenes y precedentes medievales de muchos aspectos de la filosofía cartesiana, hay que reconocer que tanto su Método como su Metafísica significan un auténtico espíritu moderno. Su actitud presenta rasgos de dogmatismo; sin embargo> en cuanto se ~undamcnta en la «razón» adopta un ángulo propio desde el que se ha de asumir el resto de elementos y factores que, segun el orden de las razones> se subordinan a ella. La filosofía de Descartes es un auténtico humanismo, un antropocentrismo y un racionalismo. El «yo» racional del que se parte no puede aceptar una verdad, sea cual fuere, dogmáticamente> sino sólo después de haber adquirido el brillo de la evidencia. Se trata, pues> de un pensamiento humanista que encuentra la primera verdad en el campo racional de un «yo» individual. E. Rozsnyai, sobrevalorizando excesivamente el carácter humanista del cogito cartesiano, observa que «él realiza con resolución el regreso de la filosofía desde el cielo a la tierra. En lugar del Dios del cristia- nismo> Descartes toma como principio de su sistema a su propio yo’, en que encuentra el punto de apoyo de Arquímedes” 1 Y sin concesión alguna para ninguna otra interpretación> continúa afir- mando oste autor que «sea cual sea el parecido de este ‘yo’ abstracto> sin cuerpo y sin extensión, con el punto geométrico, está más próximo 1 Rozsoyai, E., ‘<Descartes et la philosophie modorne», en =tudes ser Des- cartes, Siudia philosophica Acadomiae Scientiarum Hungaricae, núm. 6> Buda- pest, 1964, pág. 36- 5

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  • METODOLOGA CARTESIANA Y LGICA

    DE PORT-ROYAL

    INTRODUCCIN

    A pesar de los indudablesorigenes y precedentesmedievalesdemuchos aspectosde la filosofa cartesiana,hay que reconocerquetanto su Mtodo como su Metafsicasignifican un autnticoespritu

    moderno. Su actitud presentarasgosde dogmatismo; sin embargo>en cuantose ~undamcnta enla raznadoptaun ngulopropio desdeel que se ha de asumir el resto de elementosy factoresque, segunel ordende las razones>se subordinana ella. La filosofa de Descarteses un autnticohumanismo,un antropocentrismoy un racionalismo.El yo racional del que se parteno puedeaceptaruna verdad, sea

    cual fuere, dogmticamente>sino slo despusde haber adquiridoel brillo de la evidencia.Se trata, pues>de un pensamientohumanistaque encuentrala primera verdad en el campo racional de un yoindividual.

    E. Rozsnyai,sobrevalorizandoexcesivamenteel carcterhumanistadel cogito cartesiano,observaque l realiza con resolucinel regresode la filosofa desdeel cielo a la tierra. En lugar del Dios del cristia-nismo> Descartestoma como principio de su sistema a su propioyo, en e que encuentrael punto de apoyo de Arqumedes1 Y sinconcesin alguna para ninguna otra interpretacin> contina afir-mandooste autor que seacual seael parecidode esteyo abstracto>sin cuerpoy sin extensin,con el punto geomtrico,estms prximo

    1 Rozsoyai, E., Buda-pest, 1964, pg. 36-

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    a la naturalezaque al espritu sobrenaturalde la religin 2 La con-clusin a la que se llega con tales principios es clara: el cogito carte-siano, por su valor y por la confianzaque depositaen la personahumana,puedeeclipsara Dios, a la Teologa e, incluso> a las autori-dadesfosilizadas de la Iglesia.

    Sin embargo,para reconocerun humanismoen Descartes,nohacefalta adoptarun punto de mira tan radical. Bastacon reconoceren su Filosofa un renacimientointerno autnomoy voluntario> y undeseode volver a los comienzos,sin que seanecesariodescartarlaintervencin de otras opciones, perfectamentecompaginablesconesteprisma.Tal es el casode las afirmacionescartesianasen las quesc habla de sometimientoa la voluntad infinita de Dios , si bien, en

    un segundoplano> tambin la voluntad se constituyeen la ms altainstanciacon quecuentael hombre,y a la vezquepor ella seasemejaa su Creador, tambin le hace merecedor de estima, puesto quecuandoencuentrala verdad lo hacevoluntariamente:

    Eademqueratione, magisprofecto nobis tribuendumest,quod verum amplectamur,cum amplectimur, quia voluntarieid agimus,quam si non possemusnon amplecti~.

    No puedenegarsela existenciade un fuerte voluntarismocarte-siano, tanto a nivel de la Meafsicacomo a nivel de la Moral; mani-fiesto en la teora del juicio y en el preceptotico de la resolucin.Este mismo carcter habr de ser recogido en el movimiento dePort-Royal,dndoleun tinte especial.Frentea la anttesis,mantenidaen el jansenismo>entre la voluntad divina y la voluntad humana,Portentretiende Pascal avoc M. de Sacy, en tudeet commenraire,P. U. P., Pars, 1966, pg. 25.

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    moralismo,y la de una fuertepreocupacinpor el lenguaje>debiendoreconoceren ello la influencia directa de un Pascal,para quien:

    Morale et langage sont des selencesparticulires> maisuniverselles~.

    En primerlugar el moralismo.De la mismamaneraqueel mtodocartesiano tiene un cariz eminentementeprctico y una vertiente

    moral> el propio ttulo de la Lgica hacereferenciaa esta vertiente.El Art de penser,contenantoutre les regles comunes,plusieursobser-vationsnouvelles,propres former le jugementmarcacomo decisinfundamentalla de formar el juicio>> y lo mismo quelas Reguiaeaddirectionemingenii de Descartes,ha de tendera unamedicinamentsy a una fundamentacinrigurosa del saber,para evitar> en todomomento:

    cette faussetd>esprit que nest pas seulementcause deserreurs que Von mle dans les sciences,mais aussi de laplpart des fautesque lon commet dansla vie civile8.

    De acuerdo con este requerimiento,apareceen la Lgicaunaseriede ejemplosy apartadosde contenidoeminentementemoral, queno deben considerarsecomo ilustrativos. Si tanto los errorescome-

    tidos en la vida civil, como los que se llevan a caboen el mundodelpensamientose deben a una misma falsedad de espritu, es de

    suponerque la cienciaquetengacomo fin acabarcon tal perversinde la razn no debahacerdistingosentreunosy otros. No es, pues>unaejemplificacin accesoria,sino muestrade la preocupacincons-tante por el sujetode conocimientoy actividad humana en general>desdeel cual se realiza la ciencia.

    Parecelcito> en consecuencia,pensar que todo este moralismoque apareceen este movimiento tenga una cierta resonanciadelcogito cartesiano.En algn aspecto,tanto el jansenismo,en general,como el ncleo de Port-Royal,en especial>favorecenuna realizacinsocial del principio cartesiano.Las PequeasEscuelasy el Soli-

    7 Pascal, Penses,Ed. Brunschvicg,nm. 912.8 L. 1>. R., Arnauld, Antoine, et Nicole, Pierre> La Loghueen Vart de penser.

    dition critique de Pierre clair et Franqois Girbal, P. U. E., Paris. 1955, Discours1, pg. 17.

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    tario pueden entendersecomo la puesta en prctica de aquellaprimeraexigenciametafsica.En efecto>el hallazgodel cogito carte-siano suponaun ~cabducerementem a sensibus,implicado en elprocesode la duda.De estamanerapoda llegarse al descubrimientode un puntooriginal y libre en el queel pensamientopersonalhicierafrente a una tradicin dogmtica>mantenidapor maestrosy precep-tores, tal como ya haba preconizadoMontaigne,al exigir un cultivodel juicio que diera al trastecon todo el sistemamemorstico adop-tado en las escuelasde la poca~. Cuando Port-Royal intenta> dealgunamanera>poneren prcticatal requerimiento>advierteque,de

    la misma maneraque es humanamenteimposible separarla mentede los sentidos,y factibleslo metodolgicamente,cuandosepersigueun perfeccionamientomoral, aunque,dada la situacin concretadelhombre,no es posiblesalir totalmentedel mundo,se abreun caminofrtil medianteuna relativa soledadinterior.

    La segundacaractersticageneral que ha de tenerse en cuentapara enfocarel movimiento de Port-Royales la de su preocupaciny atencinespecialhacia el lenguaje.No era steuno de los temas

    que ms hubiesenpreocupadoa Descartes,aunquehaya momentosde suobrafilosfica y de su correspondenciaen los que adquiereunarelativa importancia la consideracinde este medio que se utilizapara la libre expresindel pensamiento,o parauna respuestaapro-piada en cualquier situacin nueva> , y que no se determinaporninguna asociacin fija de expresionesa estmulos externos, o aestadosfisiolgicos

    En el Discours de la Mthode, Descartessealados criterios dedistincin entrehombresy animales.El primero atiendea la diver-sidad entre las accionesautnticamentehumanasfrente a las mera-mente animales,mientras que el segundopone su acento en el len-guaje compuestopor nosotrosmismospara comunicara los demsnuestros pensamienos12, sin dar opcin a una identificacin entre

    las palabrasexpresivasde pensamientoy los signos naturalesmdi-

    ~> Montaigne,Essais, 1, xxvi.10 chomsky,N., Lingilstica cartesiana, versin castellanade E. Wulff, Gre-

    dos, Madrid, 1969, pg. 20.II Ibid.12 D, M., y, u., A. T., VI. pgs.56-57.

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    cadoresde algn cambio en los rganoscorporales~ En su corres-pondenciacon Morus y el marqusde Newcastlevuelve a confirmarsusopiniones14> aunquebien mirado acabarindicandoque el criterioltimo de distincin entre hombresy animales es la existencia delenguaje>que slo poseenlos primeros:

    Haec enim loquela unicum est cogitationis in corporelatentis signum certum, atqueipsa utuntur omneshomines,etiam quam maxime stupidi et mentecapti,et lingua vociqueorganis destituti, non autem ullum brutum, eamqueideircopro vera inter homineset bruta differentiasumerelicet ~.

    Esta reduccin en favor del lenguaje como fundamentode ladistincin ms exactaentrehombresy animales,puedesignificar enDescartestres cosas: a) Una prdidade interspor el estudiode lasaccioneshumanas;sin embargo,esto no es fcil de sostenercuandodentro de la produccin cartesianaexiste una vertiente constantehacia los temasticos. b) Podra pensarse,en segundolugar, en unareduccin de dicha vertiente a favor del lenguajemoral; lo que deningunamanerapareceaceptable.e) Mucho ms adecuadanosparecela tercera posibilidad,acordecon el pensamientocartesiano>por laque debeconsideTarsea la palabracomo el modo de expresinmsgenuinoy adecuadode la cogitatio, y nico medio de comunica-cin entrelos espritus~

    Port-Royal, asumiendofielmente las ideas cartesianassobre lanaturalezay funcin del lenguaje>va a explicitar, dar forma y des-arrollar ampliamentelas sugerenciasapuntadaspor su reconocidomaestro.La Cramrnaire gnrule a raisonde aparecedos aosantesque la Lcgique ou Art de penser, y en la primera se perfilan, contoda precisin, muchosde los temasque habrn de ser recogidosala hora de redactar la segunda,sin que por ello puedahablarsedefalta de rigor en ninguna de ellas, ni tampoco, de confusin entresusrespectivosobjetos.En primer lugar, hay queadmitir con Arnauld

    ~ L. e., pg. 58.14 Vid. Al Marqusde Newcastle,23 de noviembrede 1646, A. T., IV, pg.576;

    A Moros, 5 de febrero de 1649> A. T., V, pg. 276-7.15 A Morus o. e., A. T., V, pg. 278.16 Vid. Lewis, G., Lindividualit selon Descartes, Librairie Pbilosophque

    J. Vrin, Pars, 1950, pgs.114-119.

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    y Nicole que el lenguajees tema imprescindible en ambas> por lautilidad que su estudioaporta,sin que su anlisis puedatergiversaren nada la marcha de ninguna de las dos ciencias, Gramtica yLgica, que se encuentranen un ntimo grado de parentescoy quemantienenuna similitud en sus finalidades.Por ello> en las primeraspginasde la Logique se nos dir:

    - .mais parcequenousnepouvonsfaire entendrenos pensesles uns aux autres, qu>en les accompagnantde signes exte-rieurs: et que mme cette accotumanceest si forte, que

    quand nous pensons seuls, les chosesno se presententnotre ~sprit quavee les mots dont nous avons accotumde les revtr en parlantaux autres; il est necessairedansla Logique de considererles ides jointes aux mots et les

    mots joints aux ides~

    En realidad>puedeconcluirse con Herbert Brekle que la Gram-tica generaly razonada>equivalenteen muchos puntos a la actual

    Lingtistica, y la Lgica no son ms que las dos carasde un mismoobjeto, que no es otro que la forma de todo pensamientohumano19

    Las relacionesy semejanzasentreuna y otra no son, pues,un meroparalelismo,sino una coincidenciaen el tratamientode un mismoobjeto,productopurode la razn>que,con todo susentidocartesiano,sigue vigente en los estudios lingilsticos y metodolgicosde Port-Royal. La Gramtica, en concreto,est imbuida de todo el aprioridel racionalismo cartesiano.Considerandoel lenguajehumanocomo

    un puro producto de la razn,estudia su origen y funcionamiento,nicamentedesdeestepunto de vista~.

    17 L. P. R., II, 1> pg. 103.IB O. e., Introduction, pg. 38.9 Brekle, Herbert, Preface la Grarnmaire generate cf raisonde. Notivelle

    inipressionen facsimil de la 3& dition de 1676. Friedrich Fromman Verlag,Stuttgart, 1966, pg. V.

    20 Ibid.> pg. VIII.

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    1. LGIcA Y METODOLOGA EN PORT-ROYAL

    Despusde haber presentadocomo notas esencialesen el movi-miento de Port-Royalsu interspor el lenguajey un marcadomora-lismo, podemospasara analizarel caminorecorridodesdelos escritoscartesianosa la realizacinde la Lgica> haciendoun especialhin-capi en la forma con que se asumenpor estaltima los preceptosdel Discours de a Mthode, al querer conjugar una tradicin lgicacon un conjunto de nuevasobservacionesque tienen como finalidadprimera incluyendo la utilidad de la Lgica, del An-lisis y del lgebra, ni se redujeraa ningunade ellas>ni tendiese,comola primera de estastres ltimas ciencias>a explicar a otro las cosasque ya se saben,y esto en el mejor de los casos,porque muchasveces>como en concepcinluliana> implicara una manerade hablar

    sin juicio 21 Paraeste autor se impona presentarun arte nuevoque se volcasea la bsquedade la verdad> lo que slo podra conse-guirse medianteel fermento eficaz de un mtodo como camino re-flexivo y juicioso 22 que desechasede s todos los artificios que nosirvenms quepara favorecerla desidia de los hombres23

    De estamaneraapareceen Descartesun decidido abandonodela Lgica> sustituyendosusserviciospor los de una Metodologaque,frentea los ejerciciosestrilesdeescuela,secomportasecomo medioeficaz en la bsquedade la verdad. Sin embargo,ello no es exclusivode este autor; en el Novurn Organum de Baconno se encuentran

    ya rastros de Lgica escolstica,como tampoco aparecernen elDe inteflectus emendationede Spinoza,donde el inters se centraen el Mtodo. En realidad>la Lgica, propiamentedicha, slo vuelvea apareceren Port-Royal como un intento de confraternizacincon

    21 D. M., II, p., A. It, VI.22 Vid. Reg. IV, A. T.> X, pg. 371.23 Vid. Reg. y, A. T., X, pg. 521.

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    la Metodologa>aunque, a decir verdad, no llegue a fructificar enuna sntesisperfecta2t

    Tal como yasefiala Sainte Beuve>si bien con respectoa Descartes,Arnauld y Nicole no tienen sino elogios,estosdos autoresno plantean

    el encajeoriginario de su Lgica desdeun primer evento subjetivo,sino quese conformancon haceruna aplicacin usual de las princi-pales reglaspropuestaspor el primer filsofo de su siglo 25, lo cual,

    tambin es verdad> es suficientepara apreciar en este movimientolgico un indiscutible cariz racionalista de orientacin cartesiana.Seacomo fuere, lo cierto es que los autoresdel Art de pensar no se

    engaaronde ningn modo acerca de la significacin del mtodo

    cartesiano,a cuya interpretacinconsagranla cuarta parte de suobra 26 Paraellos el mtodo cartesianoes fundamentototal y uni-versal para la bsquedade la verdad sin que pueda entendersecomo un mero procedimientoanaltico:

    Ces 4 (regles) neanmoins que Monsicur Descartespro-pose dans sa Methode, peuventtre utiles pour se garderde lerreur en voulant rechercherla vent dans les sciences

    humaines,quoi dire vrai elles soient generalespour toutes

    sortesde methodes,et non particulieres pour la seule ana-lyse 27

    La Lgica de Port-Royales un punto de confluenciade dos tradi-ciones,y el arte de pensar> ha de entendersecomo la resultantede la suma de los fines de dos ciencias que se proponen razonarcorrectamente>y juzgar sanamente.Esta doble orientacinquedasuficientementeclara enel propio ttulo de la obra. Las reglascomu-nes> de las que en l se habla> y tal como se indicar expresamenteen el primer discurso, no son otras que las normas de la Lgica

    clsica,mientrasque las nuevasobservaciones>indican el conjuntode aportacionescartesianaspara la direccin del espritu.

    24 Vid. Blanch.R., La Iogique eL son histoire, A. Colin, Pars, 1970, pg. 182.25 Vid. Sainte Beuve, Port-Royal, 1-IV-ll, Bib, de la Pllade, Pars, 1954,

    vol. II, pg. 480.26 Donz, R.> La gramtica general y razonada de Port-Royal, traduccinde

    M. Ayerra, Eudoba,BuenosAires, 1970, pg. 5.27 L. E. 1?., IV, iii, e. c., pgs.306-307.

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    Sin embargo>estasdos finalidadesque se proponela Lgica dePort-Royal no tienen la misma importancia. R. Blanch opina que sepreocupamucho ms por formar el juicio que por presentarsecomoun arte de razonar28; y ciertamentepuede advertirse un mayorhincapi y preocupacinpor mostrar cul puedaser el modo de unjuicio sano que por defender y observar cuidadosamentelas leyes

    formales del razonamientocorrecto. De la misma maneraque Des-carteshaba afirmado que la deduccin,caso de llevarsea cabo, nopuedeser realizadade forma incorrectapor el entendimientohuma-no ~t debiendo situar el error presenteen el razonamientoen losjuicios llevados sobreaquello que no ha sido suficientementeperci-bido 3~, Arnauld y Nicole piensanque los errores a los que se llegaen la actividad pensanteno se producenporque se razonemal, loque resulfa bastanteimprobable, sino porque una falta de atencinpuede repercutir en la propia deduccin hacindola desaparecer.Siempre que hay razonamiento,hay que considerarlo formalmentebien realizado, y si el error se encuentrainvolucrado en l> se debea su apoyaturaen falsos principios:

    La plpart des erreursdes hommescomme nous avonsdja dit ailleurs, viennentbien plus de ce quils raisonnent

    sur des 1aux principes,que non pas de ce quils raisonnentmal suivantleursprincipes. 11 arrive rarementquon se laissetromper par des raisonnemensqui nc soient faux queparce-

    quela consequenceen est mal tire: Et ceuxqui ne seroient

    pas capablesden reconnoitrela faussetpar la seulelumierede la raison,no le seroientpas ordinairementdentendrelesregles que lon en donne,et encoremoins de les appliquer~

    Relegandoa segundo trmino la importancia del conocimientode las reglasformales del razonamiento,con respectoa su finalidadprimordial, formar un juicio sanoy eficaz> nos encontramoscon que

    28 Vid. Blanch, R., o. e., pg. 181.29 Reg. II, A. T., X, pg. 365. deductionemvero> sive illationem puram

    unum ab altero> possequidem omitti, si non videatur, sednunquaminale fienab intellectu vol minimum rationali.

    ~ Pr. Ph., pars 1, art. XXXII, A. 2., VIII-l, pg.. 17: Nos non errare, nisicum de re non satis perceptajudicamus.

    31 L. P. R., III, i, pgs.177-178.

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    es en este nivel dondetoma su pleno sentido el autnticoarte derazonary dondesurgela verdaderautilidad de la Lgica. Para elloresultaimprescindibleincluir un sectorde doctrinadedicadoal M-todo que se constituye como un conjunto de reflexiones sobre loque la naturalezaobliga a haceral hombre en su actividad cognos-citiva 32 Estas reflexiones tienen como fin primordial el bon senso la justessede lesprit, conceptoque apuntaa la exactitudde unarazn til en todos los sectoresy empleos de la vida 33, pero enten-diendo que esteperfeccionamientode la razn implica simpre auto-ajustamientode suspropiasposibilidadesnaturales~ Por todo ellodebe concluirse que si el Mtodo cartesiano tiene su ms exactosentido en cuanto busca la plenificacin de la razn, en la mismamaneraha de entendersela nuevaLgica o Arte de pensar.

    Y junto a la finalidad aparecenlas ventajas.Tal como se indicaen la Introduccin de la obrade Arnauld y Nicole, debemosdistinguirentretres motivos por los cualesresultaconvenienteel conocimientoy utilizacin de estaciencia:

    La premiere est, dtre assrsque nous usonsbien denotre raison, parcequela considerationde la regle nous yfait faire une nouvelle attention~.

    Esta primera utilidad que puede obtenersecon la prctica delArt de pensarnos obliga ateneren cuentaun origeny unaderivacin>representadospor Descartesy por la Ilustracin, respectivamente.En primer lugar estealiciente que comporta la Lgica de Port-Royal

    32 L. P. It, Introduction.pg. 38.33 Vid. o. e., 1. Discours, pg. 15.34 Estasintencionesfundamentalesde la Lgica de Port-Royal se encuentran

    confirmadasen Poisson, quien en 1671 escribe: On yerra par exen3ple dansla premireobservation, quel est lusago de la Mthode de M. Descartesetcombiende la Logiqee vulgaire est loigoede fin quelle a d se proposer,quitait de former le jugementet de proscriredesrglesIi lesprit pour se conduire;que celle de Raymond tulle aa rien de raisoanable;que Laurent Vaile, Rudol-phus Agricola, Vives> et Ramus navaientpas encoretout fait bien rencontr;quele chancelierBacontait celui qul avait reconnu peu prs la route quondevait suivre; et en fin que Claubergeet lAuteur de l>Art de penseravaientdonn une Logique complte, qu>on pouvait appeler le supplmentde cellede M. Descartes,Remarquessur la ,nthodede Descartes,Paris, Thisboust,1671, Avis au lecteur p. xiii, en nota de P. Clair et F. Girbal, L. P. R., e. c., p-ginas366-367.

    35 L. P. R., Introduetion,pg. 38.

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    no es otra cosaque una consecuenciadirecta del preceptocartesianode reflexin interna,nico modo de situarseen una autnticaactitudcrtica. La nouvelleattention de que se habla ha de apuntarnece-sariamentea algo distinto de los objetos>y se dirige hacia la reglacon la que se realiza la operacin del espritu> de tal manera queobliga al propio sujeto a un cercioramientosobre la rectitud deluso de la razn. En segundo lugar> entenderque la Lgica puedeasegurardel recto uso de la razn, nos obliga a considerar quePort-Royales un claropreludio del movimiento ilustrado en Francia~En efecto,si para la Ilustracin una de las primerasexigenciases lade conseguiruna fundamentacinrigurosadel saber>hay que teneren cuentaque tal preocupacinno surgerepentinamente;se encuen-tra presenteen Descartes,en todo el cartesianismoen general,y enel movimiento portroyalista en especial,pudiendo decir que paratodos ellos tal fundamentacinslo va a ser posibledesdela propiasubjetividadque, reflexionandosobre si misma> obtiene una delimi-tacin precisaentre los mbitos de las ideas, de las creenciasy de

    los objetos.Pero la utilidad de la Lgica no se reducea estecercioramiento

    del uso adecuadode la razn; junto a ello> estaciencia, tal como laconciben sus autores, sirve para descubrir y explicar las imperfec-cionesy errores que se introducen en el ejercicio racional. Y as es

    como se sealaque:

    La secondeest de dcouvrir et dexpliquer plus facilementl>erreur ou le defaut qui se peut rencontrerdans les opera-tions de notre esprit. Car il arrive souventque l>on dcouvrepar la seule lumire naturelle quun raisonnementest faux,et qu>on ne dcouvrepas neanmoinsla raison pourquoi ilest faux, commeceux qui ne saventpas la peinturepeuventtrechoqusda defautdun tableau,sans pouvoir neanmoinsexpliquerquel est ce defautqul les choque~.

    Y en consecuencia,nuevamentese entroncacon otro aspectodelpensamientocartesiano;estavez en el campode la problemticadel

    36 Cfr. Risse, Vi., Ole Logik dey Neuzeit, II. Baud. 1. Frommann,Stuttgart1970, pgs.512 y sigs.

    37 L. 1. R., Introduction, pg.38.

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    error. ParaDescartes,la referenciadel Mtodo al error no se reducea la presentacinde un Conjunto de recetasdestinadasa evitar esteltimo fenmeno, ya que dentro del cuerpo de la Metodologa> yperteneciendoconstitucionalmentea l, surgeuna vertientegnoseol-gica que ha de hacersecargo del origen, posibilitacin y realizacinde tal fenmenonegativo,queseencuentracomo unasegundaopcinconstanteal lado de la verdad~ El problemadel error que habasiclo una preocupacinconstanteen la filosofa cartesiana,sigue te-niendo inters para los de Port-Royal al continuar una lnea depensamientoque,si bien cuentacon los caracterespropios que impri-me un dogmatismotriunfante> se mantieneen l contandocon unavigilancia constantesobre todos los modos de conocimiento,y sa-biendo en todo momentocualesson los procedimientosms idneospara hacer desaparecerel error y sus consecuencias.Descubrir,tantoparaDescartescomo paraArnauldy Nicole, significa remediar,no mediante una clasificacin material de los errores, sino con elauxilio de una crtica eficaz que los obligue a desaparecer,con elapoyo de una medicinaments que permita tomar concienciadelerror cometidoy de las causaspor las que se ha llegado a l.

    Sin embargo,a pesar de las indudablesaportacionescartesianasen el captulo del error de la Lgica de Port-Royal, sta acentamuchoms el papelde los caracteresindividualesy su accin sobrelas ideasparadar origen a los erroresque con frecuenciase encuen-tran involucrados en el proceso cognoscitivo, tanto como en lasaccioneshumanas.Esta inflexin hacia la determinacinde factorespsicolgicos individuales en el pensamientoerrneo se debe a lainfluencia de otro racionalista>Malebranche,para quien las condi-ciones personalesimprimen grandes diferencias entre las ideas decadahombrey determinanla mayor parte de las confusiones~.

    ~ Vid. Reg. IV, A. T., X, pg. 371.19 Malebranche,Recherchede la vrit, It, II, II.- Ainsi les diffdrentes

    passionsdes hommes, leurs inclinations, leurs conditions, leurs emplois, leuraqualits, leurs tudes,enfin toutes los dilfrentesmaniresde vivre, mettant defort grandesdiffrencesdans leurs ides, cela les fait tomber dans un nombreinnni d>erreurs,que nous expliquerons dans la suite. Et cest ce gui a fait direan Chancelier Bacon ces paroles fort judicicuses: omnes perceptiones tainsonsusquamajentis sunt ex analogia hominis, non ex analogiauniversi: estqueintellectushumanusinstar speculi inaequalisad radios reruin gui suarnnaturamnaturaererum ,nmiscet, eamquo distorquot et inficit>,. Oouvres compltes de

    Lib, Phil., 3. Vrin, Pars, 1962> vol. 1, pg. 278.

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    De acuerdocon esta nuevaorientacin,los autores de la Lgica,junto a las causasexternasdel error, entre las que se encuentrael

    hechode quela verdadse parezcaa la mentira>o lo que es lo mismo,quelos objetosde los quese juzgay que engaana nuestroesprituseanuna falsa apariencia~ van a poner especial atencin en la

    serie de causasinternasque hacenenfermar la voluntad> habilitn-dola parael juicio errneo.Entreellas aparecen,tal como ya lo habahechoMalebranche,la concupiscencia,la autoridady la soberbia>elintersy la irracionalidad41, motivos todosellosquehande entendersecomo diversas manifestacionesde enfermedaden la facultad deljuicio que> de seguir el primer requisito metodolgico cartesiano>slo deberaasentira lo evidente.

    Y en tercer lugar> Arnauld y Slicole piensanque la ltima utilidadque puedeobtenersecon el estudio y el ejercicio del Art de penser

    es la de

    nousfaire mieux connoitrela naturede notre esprit par lesrefiexions que nous faisons sur ses actions. Ce qui est plusexcellenten soi, qunud on ny regarderoitque la seulespecu-lation, que la connoissancede toutesles chosescorporelles,qui sont infiniment au-dessousdes spirituelles42

    El estudio del mundodel pensamientotiene la ventajade hacerver al sujeto su propia superioridadfrente al mbito de las cosasmateriales.Medianteuna adecuadareflexin el hombre llega a cono-cer su naturaleza>pero como stano es infinita, sino que se presentaescncialiwcntelimitada> los autoresde la Lgica completanel sentidode esta tercerapracticidadafirmando que la utilidad que se puedeobtener de estas especulacionesno es simplementela de adquirirconocimientos,que en s son bastanteestriles, sino de aprendera conocerlos lmites de nuestroespritu, y de hacerlereconocerquehay cosasque l no puedecomprender~.

    40 L. P. R., III, xx, pg. 261, y vid. III, xx, b-l, pg. 274.~ Vid. o. c., III, xx, a, 1, 2 y 3, pgs.261-263.42 0. e., Inroduction, pg. 38.43 0. c., v, i, pg. 298.

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    2. Lis PRECEPTOS DE LA EVIDENCIA Y DEL ORDEN

    Despusde haber reparadoen el concepto, finalidad, utilidad ycorrientesde pensamientoque intenta sintetizar la Lgica de Port-Royal, parececonvenientededicar unas lneasal estudio de los dosfundamentalespreceptosde la Metodologa cartesiana,la evidenciay el orden, tal como son asumidosen el Art de penser, ya que> tantoen una como en otro, se constituyenen el fundamentometodolgicosobreel que se monta el resto de las reglas, y su ausenciaimplicaindefectiblementela presenciadel error en el conocimientohumano.

    ParaDescartes,el error se plenifica con el asentiminteoa lo queno se conoceedn evidencia,y a nivel del Mtodo, ha de entenderse,

    muy especialmente,como una forma de pensamientodesordenado.Dicho en otros trminos>el error, en el nivel de consideracinmeto-dolgicano es otra cosaque una consecuenciade la falta de cumpli-miento de estasdos fundamentalesexigencias.Tal como se nos diceen la Regula V, todo el Mtodo consisteen el ordeny disposicindelos objetos>lo que puedellevarse a cabomediantela divisin de lasproposicionescomplicadasy obscuras(involutas e! obscuras)en otrasms simples,aptaspara ser conocidasevidentemente,pues slo estasltimaspuedenser principio seguroy eficazparala ciencia44; y sabe-

    mos que, para este autor, conocimiento cientfico y error se sitanen dos poos totalmenteopuestosque se excluyen radicalmente.

    Todas las dems reglas y requisitos metodolgicosque puedanencontrarseen Descartesse supeditanal preceptodel orden, y conl al de evidencia, tal como acabamosde ver> pues slo con ellapuede fructificar aqul. Esta concepcinno es, para su autor, unpensamientoprimerizo que fuera desechadoposteriormente,sino unfermento vivo y duradero en toda su produccin filosfica, En elDiseours de la Mthode,despusde ofrecer en cuatropreceptosloms genuino de su preocupacinmetodolgica,nos dir que todoaquelloquepuedeconocerel hombreestunidonecesariamentesegnuna ordenacinpropia, pudindoseabarcartodo lo cognoscible,contal de abstenersede recibir como verdaderaalgunacosaque no lo

    44 Vid. Reg. y, A. T.. X, pg. 379.

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    sea, y que se conserveel orden necesariopara deducirlasunas deotras~

    Y as, si estos dos principios son los esenciales,el estudio queintentemostrarla presenciade la Metodologacartesianaen la Lgicade Port-Royal, ha de llevarse fundamentalmentesobre ellos, resul-tandoconvenientecomenzarpor el de la evidencia>puestoquecuando

    nos encontramosembarcadosen una investigacincientfica, la pri-meracondicinindispensableparaprocedercon exactitudy prudenciaes la de sabersi contamoscon conocimientosclaros y evidentesdelos que partir. De otra forma> la ciencia resultara totalmenteimpo-siNe, y e Mtodo que tiene como fin primordial el conocimientocientfico46, en consecuencia,estobligado a hacersecargo del temadel criterio, lmites del conocimiento,y de la posibilidad misma deun conocimientoevidente:

    La premiere il y a en a, c>est-dire, sinous avonsde connoissancesfondessur des raisonsclaireset certaines,ou en general,si nous avons de connoissancesclaireset certaines,car cettequestionregardeautantlintelli-genceque la science4~

    Parececomo si la evidencia no pudieraconsiderarsecomo simplecriterio subjetivo de certeza.La necesidadde saberque el hombrese encuentraen posesinde conocimientosfundados en razonesclarasy ciertas apuntatanto a la cienciacomo a la actividad subje-tual intuitiva pues>advertimosunaconexincon el tema de la ciencia,de la que, si bien en Arnauld yNicole no se encuentraninguna definicin explcita, puede decirsequeviene ensamblada,y formando una estructuranica, por el con-junto de cosasque ofrecen al sujeto una total persuasinmantenidapor la actividad catalizadorade la evidencia con que deben estariluminados todos los objetos con los que el hombre puede relacio-

    45 .0. M., II. p., A. 2.> VI, pg. 19.46 Vid. L. 1. 1?., IV, Introd., pg. 291.~ O. c,, IV, i, pg. 292.~ Do la misma maneraque Descartesen la Regula III sealacomo nicas

    vas para la ciencia a la intuicin y a la deduccin(A. 2., X, pg. 368), Arnanldy Nicolo afirman que todo lo que se conoce evidentementelo es por demos-tracin o por intefligence,.(L. 1. R.> iv, i, pg. 295).

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    narse~. No puedenegarse,por consiguiente,que la concepcindecienciapromulgadapor Descartescomo cognitio certa et evidens~Qformandoun ncleocompactofrentea la sospecha>conjetura,opininy probabilidad$1, es asumidafielmente por estos autores que hacendel pensamientocartesianosu estatuto legal.

    En segundolugar,el paralelismoexistenteentrela intuicin carte-sianay la intelligence de quesehabla en el Art de peserno puededisimularse en ningn sentido. Descartesdefine el intuitus comoun conceptode la mentepura y atenta,y se caracterizapor su faci-lidad y distincin, es decir, por su mxima evidencia52 Arnauld yNicole, por su parte,medianteel citado trmino francs,se refierena un modo de conocimientoevidenteque,de ninguna manera,puedesituarseen el haberde los sentidoso de la imaginacin:

    Si lorsque l>on considerequelquemaxime,on en connoitla vent en el-mme,et par lvidencequon y apper9oitquinous persuadesans autreraison, cettesortede connoissancesappelleintelligence, et cest ainsi que Ion connoit les pre-miers principes~

    Sin embargo,el parentescoque existe entreestos dos conceptospuedeapreciarsetambin desde su lado negativo,ya que, tanto laautntica intuicin como la intelligence> estnexigiendo la radicalsupresinde los prejuicios, consideradosen todo el cartesiansmocomo la primera causadel error, y primer impedimentopara llegaral conocimiento de lo inteligible ~, de tal maneraque si Descartesproponecomo medio imprescindiblepara terminarcon su podera laduda metdica, Port-Royalno tiene por menos que recomendarun

    49 Vid. L. P. R., II, Discours, pgs.24 y 29, y IV, i, pgs.291-299.50 Reg. U, A. T., X, pg. 362.5 Vid. R~. 111, A. 2., X, pgs.366 y sigs.32 Reg. III, A. T., X, pg. 368. Per intuituin intelligo, non fluetuantem sen-

    snum fiden,. vol piale componentis imaginationis judiciun, fallax; sed nientispuraeet attentaetam facilem distinctum conceptum,ut de eo, quod intolligimus,nulla prorsus dubitatio relinquatur.

    33 L. 1. fi., IV, i, pg. 291-292.54 Vid. Pr. Ph., p. 1, arts. LXX y sigs., A. 2., VIIIl, pgs. 34-36, y L. P. R.,

    II, Discours, pg. 31.

  • METODOLOGA CARTESIANA Y LGICA DE PORT-ROYAL 81

    atento examen, que funcionalmenteconsiderado,realiza tambinuna labor crtica desescombradora~

    Finalmente,convienesealarque,de la misma manera que paraDescartesel criterio de evidencia tiene su ms perfecto campo deaplicacin en lo actual e inmediatamentepresentea la conciencia,

    y que> metafsicamenteconsiderado,encuentrasu ms propia apoya-tura en la existenciareal del cogito>, en las vertientesgnoseolgicasy metafsicasde Port-Royal se siguen conservandointactos talesaspectos.En efecto> primeramente,si en los Principia Philosophiaese mantieneabiertamenteque lo nico clara y distintamentepercep-tible es la idea> y que de las cosasslo puedeafirmarseaquello que

    se contenga evidentementeen las ideas56, en ijarias partes de laLgica se recogenestasopinionesa las quese las davalor deprinci-pio general~. Y ensegundolugar, tambinpodemosdecirqueArnauldy Nicole siguen reservandoun lugar privilegiado para el hallazgo delcogito,cuyo conocimientopermiteobtenerunaregla o criterio queno esotro queel de la evidencia:

    jI est certain au moins puisquil pense,quil est, et quil vit,tant impossible de sparerltre et la vie, de la pense,etde croire que ce qui pense, n>est pas, et ne vit pas, et decette connoissanceclaire et indubitable, il en peut formerune reglepour approuvercomme vraies toutes les penses

    quil trouvera claires>comme celle-l luy paroit ~.

    El segundopreceptocartsianocuyavigencianoshemospropuestoanalizaren la Lgica de Port-Royales el del orden. Si importanteesla exigencia de evidencia en la Metodologa de Descartes,no lo esmenos la de este segundoprecepto,como se deja ver en el hechode que la ciencia exige una rigurosaordenaciny disposicinde las

    55 Vid. o. e., Discours1, pgs. 18-19; III, xx, a, 1, pg. 261; IV, 1, pg. 293,y IV, ji, pg. 304.

    56 Vid. Pr Ph., p. 1, art. XLIII> A. 2., VIII-l, pg. 21.57 L. P. R., IV, vi, pg. 317: la certitudeet lvidence de la connoissance

    humainedans les chosesnaturellesdpendde ce principe: Tout ce qui estcon-tenu danslide claire et distincte dune chose, se peut alfirmer avec vent decette chose.

    58 0. c., IV, i, pg. 293.

    6

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    materias, huyendosiempre de exposicionesamontonadasque sloserviran,en el mejor de los casos,para ejercitar la memoria~.

    Los autoresdel Art de penserdividirn las operacionesdel esprituhumano en concebir, juzgar, razonar y ordenar, cada una de lascualesda pasoa unapartede la obra. Las relacionesexistentesentreMtodo y el concepto de ordenacin> no tardan en dejarse demanifiesto; y es en la Introduccin dondepuedeleerseque sellamaordenara la accin del espritu por la cual, teniendodiversasideas,juicios y razonamientos,sobreun mismo sujeto, se les disponede la

    manera ms adecuadapara hacer conocerese sujeto. Y a esto esa lo que se llama mtodo>~. Sin embargo,el orden no es una meraexigenciaa teneren cuenta en la cuartaparte de esta obra> ya quedentro del propio concepto de Lgica se est indicando,con unsentido general, a este preceptoque> lejos de incardinarseen unsectorlimitado, trascientea la totalidad.

    De estemodo, si ya para instruirsea si mismo>ya para instruir a los dems~, se puede llamar, generalmente,Mtodo al arte de disponerbien una serie de pensamientos,o paradescubrir la verdad cuandola ignoramos>o para mostrrselaa losdemscuandoya la conocemos2 El paralelismoexistenteentrelasdos definiciones es palpable. La Lgica es el arte de conducir larazn en la actividadcognoscitiva,y el Mtodo el de disponeradecua-damentelos pensamientos,y como el nico medo vlido de conduc-cin racional es cl que se realizamedianteuna ordenacinmetdica,los tres conceptosen juego, Lgica, Mtodo> y

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    podemosintuir con claridad y evidencia, o deducircon certeza,puesla ciencia no se adquiere de otra forma~, lo cual no es posiblemientras no reduzcamoslas proposicionesoscurasy complicadasa otras ms simples. Por ello, no puede resultar extrao que,considerandoal orden como la esenciadel Mtodo, se escriba alcomienzode la cuartapartede la como en las inductivas.Por lo que se refiere a las primeras,ya hemosaludido al hecho de que para Descartesno presentabanespecialpro-blema,ya quela deduccinesejecutadacontodasencillezpor la razn

    humanaal ser consecuencianatural de su poder dinmico; tambinhemosvisto que todos los erroresquepudieranviciar tales cadenasdeductivasse debana la apoyaturaen principios falsos,o a unafaltade atencin(aunqueen esta ltima circunstanciael resultado es elde la desaparicinde la inferencia). Considera>pues>este autor que

    existe un orden natural en el procesodeductivo que> siemprequeno sufra ninguna coaccin,alcanzarla verdad; y, a la vez, entiendeque esta actividad slo puedeaccerarsey favorecersemediantelaatencindirigida, de maneraespecial,hacia los principios ciertos yevidentes.Tambin los autores de la Lgica expresarnsu confor-midad con tales ideas al referirse a la demostracin,por la cualse prueba invenciblementealguna verdad, sin que sea de muchautilidad conocerlas reglas de los silogismos,porquelo nico que,enverdad,importa es mantenerel orden de las razones~.

    Y en segundolugar, este preceptotiene una importante misinde cara al razonamientoinductivo. Ms an,caso de queesta formacompleja de pensamientono contara con idntico grado de certezaque la deduccin>ms estricta habrade ser la fidelidad al Mtodo,

    63 Reg. III, A. 2., X, pg. 366.64 Reg.y, A. 7., X, pg. 379.65 L. P. R., IV, Introduction, pg. 291.66 Vid. Ibid.

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    en general,y al precepto del orden, en especial, para obtener una

    validez. Y, en efecto, ste es el caso derivado de la caracterizacin

    queArnauld y Nicole hacende la induccin,a la que considerancomoun medio que,por s slo, no permite alcanzaruna cienciaperfecta~,

    mxime, cuando,por otra parte la excesivageneralizacin,su princi-

    pal y muy habitual defecto> es una de las ms comunesfuentes de

    los falsos razonamientosde los hombres68, y que> constituida en

    condicin lgica del error, implica una prdida del orden necesario

    para concluir con verdad69

    Jos Lus ARCE CpaulAscoso

    67 ~ ~, ~ xix, 9, pg. 259.- Linduction seule n>est jamais un moyencertain daequcrir une scienee parfaito, coinme en le Jera voir en un autreendroit la consideration des chosessinguliores servant seulementd>occasion notre esprit de faire attention ses ides naturelles,selon lesquellesil juge dela vent cies bosesen general.

    68 Vid, o. e., III, xx, b, 4, pg. 280.~ Vid, o. e., III, xix, 9, pgs. 258-259, y III. xx, b, 4, pgs.280-281.