Cuando Era Niño Bernard Aucouturier

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Cuando era niño Bernard Aucouturier, hijo de maestros, era tan libre que podía quedarse corriendo por los campos de la Touraine en Francia en vez de ira la escuela. Eso marcó su futura vida personal y profesional (que incluyó también una difícil adaptación al liceo). Estudió Educación Física pero lo decepcionó. Más tarde, en la guerra de Argelia vio y vivió las peores atrocidades, pero la creación de dos escuelas y un dispensario le permitieron ser útil para calmar el dolor de la gente. Al volver de la guerra comprendió que lo suyo estaba muy lejos de los deportes. Recibió una llamada para formar parte de un equipo que reeducaba a niños sordos y vio que su futuro debía ir hacia esa dirección: dedicarse tiempo completo al servicio de la infancia en dificultad. Aucouturier hoy tiene 78 años y es uno des grandes autores que se estudian en los salones de la Licenciatura de Psicomotricidad en el Hospital de Clínicas. Es uno de los creadores de esa disciplina hace 40 años, y ha volcado sus estudios hacia una línea de trabajo basada en la expresividad libre y espontánea del niño en dos orientaciones: educacional y terapéutica. A fines de abril fue invitado a dar un seminario internacional en Montevideo sobre “la práctica psicomotriz preventiva y educativa”. Su teoría apunta a permitir al niño desarrollarse de una forma armoniosa, en la que el cuerpo ocupe todo su lugar, "un lugar importante que a mi entender es demasiado ignorado en la escuela. Es el tema del cuerpo en movimiento, el tema del cuerpo en emociones, el tema del cuerpo imaginario. Digamos, el juego espontáneo del niño”, explicó este experto en entrevista con la revista Galería. ¿Por qué creyó que era necesario crear la psicomotricidad? Fue desarrollándose lentamente está práctica. Al principio la psicomotricidad tenía una orientación fundamentalmente funcional, instrumental, había que conducir el cuerpo, hacerlo actuar de una cierta manera, y progresivamente me orienté hacia una dimensión más expresiva y libre del niño. Y fueron necesarios varios años para que pudiera encuadrar realmente esta práctica libre de la expresividad motora del niño. Yo conozco lo que ocurre con la psicomotricidad tanto en Francia como en otros países y a mi entender todavía es demasiado funcional, demasiado instrumental, y no deja suficiente libertad al niño para que pueda expresar la profundidad de sus contenidos psíquicos y de sus emociones. ¿En qué sentido es que se traba esa expresividad del niño? En el sentido de que hay demasiadas exigencias educativas y pedagógicas sobre el niño, demasiado poder sobre el niño, y esto no le permite

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bernard A.

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Cuando era niño Bernard Aucouturier, hijo de maestros, era tan libre que podía quedarse corriendo por los campos de la Touraine en Francia en vez de ira la escuela. Eso marcó su  futura vida personal y profesional (que incluyó también una difícil adaptación al liceo). Estudió Educación Física pero lo decepcionó. Más tarde, en la guerra de Argelia vio y vivió las peores atrocidades, pero la creación de dos escuelas y un dispensario le permitieron ser útil para calmar el dolor de la gente. Al volver de la guerra comprendió que lo suyo estaba muy lejos de los deportes. Recibió una llamada para  formar parte de un equipo que reeducaba a niños sordos y vio que su futuro debía ir hacia esa dirección: dedicarse tiempo completo al servicio de la infancia en dificultad. 

Aucouturier hoy tiene 78 años y es uno des grandes autores que se estudian en los salones de la Licenciatura de Psicomotricidad en el Hospital de Clínicas. Es uno de los creadores de esa disciplina hace 40 años, y ha volcado sus estudios hacia una línea de trabajo basada en la expresividad libre y espontánea del niño en dos orientaciones: educacional y terapéutica.  A fines de abril fue invitado a dar un seminario internacional en Montevideo sobre “la práctica psicomotriz preventiva y educativa”. Su teoría apunta a permitir al niño desarrollarse de una forma armoniosa, en  la que el cuerpo ocupe todo su lugar, "un lugar importante que a mi entender es demasiado ignorado en la escuela. Es el tema del cuerpo en movimiento, el tema del cuerpo en emociones, el tema del cuerpo imaginario. Digamos, el juego espontáneo del niño”, explicó este experto en entrevista con la revista Galería.

¿Por qué creyó que era necesario crear la psicomotricidad? 

Fue desarrollándose lentamente está práctica. Al principio la psicomotricidad tenía una orientación fundamentalmente funcional, instrumental, había que conducir el cuerpo, hacerlo actuar de una cierta manera, y progresivamente me orienté hacia una dimensión más expresiva y libre del niño. Y fueron necesarios varios años para que pudiera encuadrar realmente esta práctica libre de la expresividad motora del niño. Yo conozco lo que ocurre con la psicomotricidad tanto en Francia como en otros países y a mi entender todavía es demasiado funcional, demasiado instrumental, y no deja suficiente libertad al niño para que pueda expresar la profundidad de sus contenidos psíquicos y de sus emociones. 

¿En qué sentido es que se traba esa expresividad del niño? 

En el sentido de que hay demasiadas exigencias educativas y pedagógicas sobre el niño, demasiado poder sobre el niño, y esto no le permite decirse él mismo. No excluyo que el niño tiene que pasar por una cierta cantidad de aprendizaje entre las que están estas exigencias pedagógicas, pero el desarrollo armonioso del niño pasa tanto por una libertad de acción y de juego como de exigencias pedagógicas. Es un equilibrio que en la escuela no existe. 

Cada vez es más común que en las escuelas se deriven, tal vez de manera preventiva, a los niños a diferentes especialistas buscándoles si tienen algún problema o dificultad. 

Sí, porque siempre se piensa que el niño nunca está a la altura de lo que se le pide, por lo tanto se fuerza al niño y no se respeta su deseo de crecer. Se obstruye su deseo de crecer, se instrumenta, no se le permite ser para que pueda tener una cierta armonía junto con el saber. Pero es nuestra sociedad la que lo quiere, sociedad que es transmitida tanto por la escuela como por los padres, que presionan y presionan al niño. Y ¿qué pasa cuando ejercemos demasiada presión? El niño se vuelve un inadaptado a la escuela. Por eso es que cada vez tenemos más niños que rechazan ir a la escuela, y que se manifiestan de forma agresiva contra los docentes y más allá, contra la escuela. Conozco bien la escuela, he formado a docentes durante años y a especialistas, y hoy la escuela no está

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para nada adaptada a lo que es la vida actual. 

¿Cómo debería ser la escuela adaptada a la vida de hoy? 

Qué pregunta. Le voy a dar mi idea. Acabo de escribir un librito sobre eso, sobre la pedagogía del niño terrible en la escuela. Hay que darle un lugar al niño antes de darle un lugar a los maestros. El niño tiene que estar en el centro del dispositivo educativo, y es el educador, el docente que debe ajustarse, adaptarse en una pedagogía dialéctica, si no, viene el rechazo. 

¿Está de acuerdo con la teoría de que muchas veces no se respeta el tiempo de cada niño en el proceso de aprendizaje? 

Es siempre el mismo problema, no se pone al niño en el centro del dispositivo. Si consideramos que tiene que estar en el centro, a mí entender hay que llevar adelante una pedagogía cada vez más individualizada para respetar el tiempo de cada uno. 

Pero en una clase hay 15, 20 o 30 niños, ¿cómo se hace eso? 

Ya sé. Esa pedagogía hay que crearla y romper con el modelo colectivo, diría yo. Todos los alumnos no están prontos al mismo tiempo, no es verdad. ¿Por qué? Porque aprender supone una maduración afectiva y todos los niños no tienen el mismo grado de maduración en el mismo momento. 

¿Cómo se distingue si un niño tiene un atraso de maduración afectiva o si tiene realmente una dificultad como un trastorno atencional, por ejemplo? 

El trastorno atencional tiene que ser reubicado en el conjunto de la globalidad del niño. Un déficit de atención nunca está solo, siempre está acompañado de un trastorno de comportamiento, de un retraso del desarrollo del pensamiento, de cómo organizar el pensamiento, tener una cierta cantidad de representaciones mentales. Es por este motivo que la escuela tiene que ser el lugar donde el niño encuentre la seguridad afectiva. Pero es cierto que el docente tiene que dirigirse ciertamente al alumno pero reconociendo que es un niño, es un niño. 

¿Cómo derivó de la Educación Física a la psicomotricidad? 

Hice profesorado de Educación Física en 1959, pero no me gustó la profesión porque todo estaba orientado hacía el deporte y no aprecié esos estudios salvo la pedagogía de la Educación Física. Y me dije, "quiero trabajar en un centro de niños difíciles, y fui nombrado en (la ciudad francesa de) Tours, en 1962, después de haber pasado dos años en la guerra de Argelia, el recuerdo más triste de mi vida. Fue allí que empecé a plantearme preguntas, viendo a esos niños con necesidad de decirse por vía del cuerpo, por lo tanto de ser escuchados, más que enseñarles. Ese fue el punto de partida. Después me abrí hacia los jardines de infantes, las escuelas de primer ciclo, y progresivamente se fue creando la práctica psicomotriz educativa y terapéutica El niño es un ser de emociones y las exprime sin restricciones, enojo, miedo, alegría, disgusto, tristeza. Lo dice únicamente por el cuerpo. 

Y la manera de que uno pueda mantenerse sano es manifestando sus emociones a través del cuerpo. 

Completamente de acuerdo. El enojo y los miedos que no son dichos hacen agujeros en el estómago, es lo que se llama somatizaciones. 

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¿De qué manera el trabajo del psicomotricista contribuye a mejorar el trastorno psicológico del niño? 

Pienso que primero es importante conocer el sufrimiento del niño. Es decir, que si un psicomotricista no tiene ninguna sensibilidad para recibir el sufrimiento no puede intervenir con el niño. El niño es puesto en situación de expresar por la vía corporal, y por esta vía va a decir sus propios sufrimientos que se manifiestan por formas de ser en el espacio, por ejemplo, agitación motora, inhibición, manifestaciones somáticas internas. Son niños que están en déficit de juego, lo que quiere decir que tienen una historia de sufrimiento. La dinámica de ayuda a estos niños es la de hacer reencontrarlos con el placer en el juego, a través de representaciones mentales flexibles, libres, tanto por el cuerpo como por el lenguaje verbal.

O sea que reaprendiendo a jugar el niño va a empezar a encontrar el camino para curarse. 

Absolutamente, porque el juego por definición es placer, también es representación mental, es repetición. Es lo que les molesta a muchos padres, y los niños necesitan repetir el juego, porque hay placer en la repetición.

Después de tantos años de trabajo con niños, ¿ha encontrado la llave para comprenderlos? 

Creo entenderlos bastante bien, entender el fondo de lo que expresan. Pero no es espontáneo, uno se va formando a esta comprensión, a lo que el niño vive en el espacio. Pienso tener algunas llaves para entender a los niños por la vía no verbal, pero seamos modestos, hay niños que en algunos momentos no se entienden. En esos casos se espera, uno se plantea preguntas, si es nuestra persona la que limita la comprensión del niño. Eso también pasa, tenemos resistencias ante ciertos niños, niños violentos, niños autistas, psicóticos, son niños que nos llegan enormemente, nos conmueven, y al llegarnos eso limita nuestra comprensión. Hay que entender la importancia de la formación personal del psicomotricista. 

¿Eso quiere decir que no cualquiera puede ser psicomotricista? 

Hay una necesaria formación del psicomotricista que no es solo intelectual ni incluso profesional. Para mí la base de esta formación es la formación de la persona. Por ejemplo, una persona que queda en una rigidez, sin evolución para mí no puede ser psicomotricista, una persona frágil, sin identidad, no puede ser psicomotricista, a menos que evolucione. Hay puntos de referencia, no hay que tener miedo al niño. 

¿Y les puede dar alguna de esas claves a los padres?

Sí, sí, les doy una llave: miren jugar a sus propios hijos, mírenlos actuar libremente, mírenlos intensamente, cuanto más los miren más van a ayudarlos a pensar. Cuanto más miro a un niño, más lo pienso actuando, le doy todas las oportunidades de poder pensar bien. 

¿Qué porción de nuestra identidad está formada por la imagen que tenemos de nuestro cuerpo? 

La identidad es el cuerpo, es en primer lugar el cuerpo, y de forma secundaria el pensamiento, pero es el cuerpo como sensación. La identidad está vinculada con la calidad de las sensaciones que vivo en mi cuerpo, está vinculada a las emociones que expreso y que no tengo miedo de expresar, y que me ponen en relación con el mundo exterior. Y la identidad es también el placer de pensar, pero este placer de pensar surge

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del placer de ser en su propio cuerpo. Existimos porque tenemos sensaciones y emociones si no, no existimos, si no, no tenemos identidad.  

En Uruguay

Dicen que Uruguay es un país bastante avanzado en materia de psicomotricidad. Este año se firmó un convenio entre la Licenciatura de Psicomotricidad y el Consejo de Educación Inicial y Primaria para duplicar la atención a  niños en educación inicial a nivel público. ¿Qué referencias tienen usted al respecto?

Uruguay es el primer país en las dos Américas en crear al psicomotricista con nivel de grado, pienso que es gracias a la doctora (María Antonieta) Rebollo. Me parece totalmente positivo ese convenio en la medida en que se va a dar un lugar al cuerpo, a la expresión, a la emoción en el marco de la escuela elemental, sobre todo en la educación inicial en la que se lleva demasiado rápido al niño a los aprendizajes intelectuales.

¿Quién es Bernard Aucouturier?

Es el creador de la Práctica Psicomotriz. Fue profesor y director del Centro de Educación

Física Especializado de Tours, Francia; fundador de la Asociación Europea de Escuelas de

Práctica Psicomotriz y galardonado por la Academie Nationale de Médicine. Por su tesis

recibió el premio del Ministerio de Juventud y Deporte de Bélgica.

Es autor, y co-autor, de varios libros; como “Simbología del Movimiento”, “La educación

psicomotriz como terapia”, “Bruno”, “La Práctica Psicomotriz. Reeducación y Terapia”, “Los

Fantasmas de acción y la práctica psicomotriz”, “¿Por qué los niños y las niñas se mueven

tanto?”, “Miedo a nada… Miedo a todo”, entre otros.

Acouturier creó una práctica original con fundamentos conceptuales de gran profundidad

científica, para ser aplicada al dominio de la educación y la terapia infantil. La

Psicomotricidad Educativa y preventiva de Bernard Aucouturier tiene como objetivo la

maduración psicológica del niño de modo tal que la vía sensoriomotora sea la base de la

formación de los procesos psíquicos.

http://www.losandes.com.ar/notas/2012/4/11/quien-bernard-aucouturier-

635361.asp

PROPULSOR DE LA PSICOMOTRICIDAD VIVENCIADA

La PSICOMOTRICIDAD VIVENCIADA parte de la vivencia de la propia persona, en relación

a su cuerpo, a su entorno, a las personas con las que se relaciona, a la capacidad de

acción, etc. Todo lo que vivimos, es decir, sentimos, percibimos, hacemos, se traduce en

una organización mental que va permitiendo nuestra maduración neurológica y desarrollo

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motor, afectivo – emocional y menta