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Cómo curtir piel Si cazas venados u otros animales por su carne, ¿por qué no usar su piel también? Tratar una piel con un proceso de curtido, te asegura la obtención de un pedazo de cuero flexible que puede usarse para hacer zapatos y prendas de vestir o colgarse en la pared. Continúa leyendo sobre dos métodos para curtir piel: un tradicional método que requiere la utilización de aceites de cerebro de animal naturales, y un método químico más rápido. Método 1 de 2: Curte una piel, utilizando los aceites del cerebro de un animal 1 Retira la carne de la piel. Este es el proceso de raspar, retirando la carne y la grasa, lo que evita que la piel se pudra. Coloca la piel sobre una viga diseñada para mantener la piel en su lugar mientras trabajas o sobre una lona en el piso. Utiliza un cuchillo para raspar y retirar todo

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Cómo curtir piel

Si cazas venados u otros animales por su carne, ¿por qué no usar su piel también? Tratar una piel con un proceso de curtido, te asegura la obtención de un pedazo de cuero flexible que puede usarse para hacer zapatos y prendas de vestir o colgarse en la pared. Continúa leyendo sobre dos métodos para curtir piel: un tradicional método que requiere la utilización de aceites de cerebro de animal naturales, y un método químico más rápido.

Método 1 de 2: Curte una piel, utilizando los aceites del cerebro de un animal

1Retira la carne de la piel. Este es el proceso de raspar, retirando la carne y la grasa, lo que evita que la piel se pudra. Coloca la piel sobre una viga diseñada para mantener la piel en su lugar mientras trabajas o sobre una lona en el piso. Utiliza un cuchillo para raspar y retirar todo rastro visible de carne y grasa, usando golpes rápidos y fuertes.

Retira inmediatamente la carne de la piel, luego de cortar la piel del cuerpo del animal. Si esperas más de unas cuantas horas, la piel empezará a descomponerse, y se quebrará durante el proceso de curtido.

Cuidado con no dañar la piel mientras la raspas. No utilices un cuchillo que no sea especial para este proceso, ya que podría perforar o arañar la piel.

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2Lava la piel. Utiliza agua limpia y jabón hecho con sustancias naturales para lavar y quitar suciedad, sangre y otras impurezas antes de comenzar a ablandar la piel.

3Seca la piel. Déjala que seque completamente por unos días para prepararla para el proceso de curtido. Perfora agujeros a lo largo del borde de la piel y usa una cuerda para sujetarla de un bastidor de secado. Estos bastidores de madera, los cuáles se pueden adquirir en tiendas de juegos, sujetan la piel en su lugar mientras se seca completamente.

Asegúrate de que la piel esté, en realidad, estirada, no sólo colgada en el bastidor de secado. Cuanto más estires la piel, más grande será una vez que se haya completado el proceso de curtido.

Si estiras la piel sobre una pared o granero, asegúrate de que haya suficiente espacio para que el aire circule entre la piel y la pared, sino ésta no secará adecuadamente.

El proceso de secado puede durar hasta una semana, dependiendo del clima que tengas.

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4Retira el pelo de la piel. Retira la piel del bastidor de secado y utiliza un cuchillo de acero con punta redonda y con un mango o un raspador de asta de alce para retirar el pelo de la piel. Esto te asegurará que la solución de curtido pueda penetrar completamente en la piel. Raspa y retira cuidadosamente el pelo y la epidermis de la piel.

Si el pelo es largo, primero córtalo. Raspa contra las hebras del pelo y ráspalo retirándolo de ti.

Ten cuidado cerca del área abdominal, ya que la piel que hay ahí es más delgada que el resto de la piel.

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5Utiliza el cerebro del animal para la piel. Los aceites en el cerebro de un animal proveen un método de curtido natural, y cada animal tiene un cerebro lo suficientemente grande como para curtir toda su piel. Cocina el cerebro del animal y una taza de agua, hasta que el cerebro se desintegre y que la mezcla parezca una sopa. Colócalo en una licuadora para que esté completamente líquido. Sigue los siguientes pasos para aplicarle esta mezcla a la piel:

Lava la piel con agua. Esto retira cualquier grasa o residuo y vuelve a la piel más maleable, y de esta manera podrá absorber mejor los aceites del cerebro.

Haz que la piel escurra, para que así puedan penetrar los aceites. Exprime el exceso de agua colocando la piel entre dos toallas y exprimiéndola. Luego repite el proceso con dos toallas secas.

Frota la piel con la mezcla de aceites de cerebro. Asegúrate de cubrir cada pulgada de la piel.

Enrolla la piel hacia arriba y almacénala en una bolsa plástica de congelación grande o una bolsa para almacenar comida. Colócala en la refrigeradora para dejar que los aceites del cerebro se impregnen, por al menos 24 horas.

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6Ablanda la piel. Ahora que los aceites se han impregnado en la piel, ya está lista para ablandarse. Retira la piel de la refrigeradora y colócala de nuevo en el bastidor de secado. Quita lo más posible de la mezcla del cerebro. Utiliza un palo pesado o un ablandador de pieles para ablandar la piel, moviendo la herramienta hacia adelante y hacia atrás por encima de la piel.

También puedes hacer que un compañero te ayude a estirarla y ablandarla, sacándola del bastidor de secado y jalándola, cada uno de un lado. Continúa haciéndolo hasta que ambos estén cansados; luego coloca la piel en el bastidor nuevamente y sigue trabajándola con la ayuda del ablandador de pieles.

También se puede usar una soga pesada para ablandar la piel. Haz que otra persona sujete un lado de la soga y trabajen juntos para frotar la piel de arriba a abajo.

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7Ahúma la piel. Cuando la piel esté suave, flexible y seca, estará lista para ser ahumada. Sutura todos los agujeros en la piel, luego cósela, lado con lado, para hacerla como un bolso. Cierra un extremo de manera que esté lo suficientemente ajustado para mantener el humo. Invierte el bolso de piel pasándolo por un agujero, más o menos a una profundidad de 30 cm (1 pie) a 45 cm (1 pie y medio) a través del mismo. Utiliza unos palos para hacer un marco duro, para mantener el bolso de piel abierto, y amarra el extremo cerrado a un árbol o utiliza otro palo largo para sostenerlo. Haz una pequeña fogata humeante dentro del bolso para ahumar la piel.

Una vez que la pequeña fogata haya hecho un lecho de carbón, comienza a echarle humo de a pocos y cuelga la piel alrededor del agujero. Un pequeño canal tunelizado hacia un lado te permitirá mantener el abastecimiento de humo desde la fogata.

Luego de ahumar el primer lado por una media hora, voltea el bolso al revés y ahúma el otro lado.

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1Retira la carne de la piel. Retirar la carne de la piel es el proceso de raspar, retirando la carne y la grasa, lo que evita que la piel se pudra. Coloca la piel sobre una viga diseñada para mantener la piel en su lugar mientras trabajas o sobre una lona en el piso. Utiliza un cuchillo para raspar y retirar todo rastro visible de carne y grasa usando golpes rápidos y fuertes.

Retira inmediatamente la carne de la piel, luego de cortar la piel del cuerpo del animal. Si esperas más de unas cuantas horas, la piel empezará a descomponerse, y se quebrará durante el proceso de curtido.

Cuidado con no dañar la piel mientras la raspas. No utilices un cuchillo que no sea especial para este proceso, ya que podría perforar o arañar la piel.

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Sala la piel. Luego de retirar la carne de la piel, extiende inmediatamente la piel sobre una lona y cúbrela con 130 a 230 gramos de sal. Asegúrate de que esté totalmente cubierta.

En el transcurso de unas cuantas semanas, continúa echándole sal a la piel hasta que esté completamente crujiente.

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Si ves que una fuerte cantidad de líquido sale de un área de la piel, cúbrela con más sal.

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Reúne el equipo de curtido. La solución para curtido se hace combinando ingredientes domésticos y productos químicos que tendrás que obtener en otra parte.[1] Reúne los siguientes ingredientes:

2 galones de agua

1 ½ galón de agua de hojuelas de salvado. (Prepara esto, hirviendo 1 ½ galón de agua y vaciando 450 gramos de hojuelas de salvado. Deja que la mezcla repose por una hora, luego cuélala y reserva el agua.)

8 tazas de sal (no yodada)

1 ¼ taza de ácido de batería

1 caja de bicarbonato

2 tachos grandes

1 palo grande para remover y mover la piel

Curte la piel. Comienza por remojar la piel en agua limpia, hasta que esté suave y maleable, para que absorba los químicos de curtido más fácilmente. Cuando la piel esté lista para curtir, pela su piel interna seca. Luego sigue los siguientes pasos para curtir la piel:

Coloca la sal en un tacho y vacía 2 galones de agua hirviendo ahí dentro. Agrega el agua de hojuelas de salvado y mezcla todo hasta que la sal se haya disuelto completamente.

Agrega el ácido de batería. Asegúrate de usar guantes y tomar otras precauciones para evitar que te quemes.

Coloca la piel en el tacho, empujándola hacia abajo con el palo para asegurarte de que esté completamente cubierta por el líquido. Déjala remojar por 40 minutos.[2]

5Lava la piel. Llena el segundo tacho con agua limpia mientras que la piel esté remojándose en la solución de curtido. Luego de 40 minutos, utiliza el palo para pasar la piel de la solución de curtido, al agua limpia. Muévela por todos lados para enjuagarla y quitarle la solución. Cuando el agua se vea sucia, deséchala y vuelve a llenar el tacho con agua limpia para lavar la piel por otros 5 minutos.

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Si planeas usar la piel para hacer prendas, agrega una caja de bicarbonato al enjuague para neutralizar el ácido restante. Esto evitará que el ácido dañe la piel de la gente.

Si no planeas usar la piel para hacer prendas, puedes abstenerte de usar bicarbonato, ya que al neutralizar el ácido, disminuyes la efectividad del ácido para preservar la piel.[3]

6Escurre y échale aceite a la piel. Retira la piel del enjuague y cuélgala en una viga para que escurra. Límpiala con aceite de pata de vaca. [4] para acondicionar la piel

7Estira la piel. Cuelga la piel en un bastidor o bastidor de secado para pieles, para terminar el proceso. Colócala en un lugar alejado del sol para que seque.

Luego de unos cuantos días, la piel debe estar seca y flexible. Bájala del bastidor y vuelve a pasarle, por el lado de la piel, un cepillo de alambre, hasta que tenga un acabado agamuzado. [5]

Deja que la piel termine de secar hasta que lo esté completamente, lo cual debe tomar unos cuantos días más.

Si le pones ceniza de madera de una fogata, al agua, mientras la piel se remoja, el pelo debería salirse con mucha facilidad. Esto convierte al agua en una solución de lejía diluida.

El humo de pino blanco tiende a hacer pieles negras.

El humo de mazorcas de maíz secas funcionan muy bien y le dan a la piel un color amarillo.

Mientras que las pieles se ahúman, quédate vigilando la fogata.

Ten cuidado cuando raspes y estires la piel. Trabájala lejos de ti. Las herramientas para raspar y estirar no deben ser filudas, pero te pueden lastimar si se te resbalan, ya que tienes que hacer presión.

Utiliza siempre guantes y protección para los ojos cuando trabajes con el ácido de batería, ya que éste es corrosivo y puede quemar la piel y los ojos.