De Cochabamba (Bolivia) a España: Migración de...

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De Cochabamba (Bolivia) a España: Migración de mujeres-madres y sus efectos Olivia Román Arnez Bolivia * El presente artículo fue trabajado en base a la información obtenida en la investigación “Mientras no estamos. Estudio de caso sobre la migración de mujeres-madres de Cochabamba (Bolivia) a España”, realizada para optar el título de maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Investigación en la que se planteó averiguar los efectos familiares y personales para las mujeres-madres migrantes por su decisión de migrar de Cochabamba (Bolivia) a España. El estudio comprende el período entre 2004-2007, debido a la aceleración del proceso de migración desde Cochabamba (Bolivia) hacia España.[1] Se decidió tomar este tema por la relevancia social de las migraciones en América Latina y específicamente la migración materna en Bolivia en tanto su ausencia en el hogar se traduce en transformaciones que son parte de un proceso global de feminización de las migraciones en el mundo del que la población boliviana y específicamente cochabambina no está desligada. Contexto y abordaje teórico En América Latina se ha producido –entre otras, cosas por cuestiones estructurales que han afectado a la región—, un proceso de aceleración de los flujos migratorios desde el norte al sur con incremento de la participación de mujeres en los mismos, debido a las condiciones generadas por la globalización económica y sus impactos negativos en economías en desarrollo, que según Saskia Sassen,[2] han implementado políticas para articular sus economías nacionales a “las nuevas condiciones asociadas a la globalización”, entre las cuales están los Programas de Ajuste Estructural, apertura económica, eliminación de subsidios y otras impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) constituyeron un factor muy importante en el aumento del desempleo, subempleo, la pobreza y el empeoramiento de las condiciones económicas en América Latina.[3] A esta situación de crisis económica, se suma la generación de nichos laborales en trabajo doméstico y cuidado de personas en los países del norte, constituyendo un importante factor de atracción que ha devenido en migraciones masivas de mujeres del sur al norte (Lipszyc, 2004; Gregorio Gil, C. 1998, Lipszyc, C. 2004; Retis, J. s/f). Para tener una idea de este proceso, baste ver las cifras que presenta Jorge Martínez[4] citando a Zlotnik, sobre el notorio incremento de mujeres en la migración mundial, según el cual, en la década de 1960, las mujeres migrantes eran 35 millones (46%), en comparación con 40 millones de hombres; mientras que en el 2000, las mujeres alcanzaron 85 millones con respecto a los 90 millones de hombres migrantes en el mundo; en Latinoamérica para el mismo año, el porcentaje de mujeres migrantes es del 50.5%. A este fenómeno, se lo ha denominado feminización de la mano de obra transnacional, debido a, por un lado, la incidencia cuantitativa de la participación de las mujeres en los flujos y, por otro lado, al cambio de patrón en la migración femenina –anteriormente vinculada a la reunificación familiar (patrón asociativo), actualmente, es una migración preponderantemente independiente[5]—, como señala Patricia Balbuena[6], vinculando este hecho a los efectos de la aplicación de los programas de ajuste estructural en América Latina, que fueron devastadores para las economías de la región. Este cambio debe ser visto no solamente como un aumento numérico de la presencia de mujeres en los flujos migratorios, sino también como un cambio en el hecho en sí en tanto las motivaciones y efectos de la migración de las mujeres debe ser entendido en su complejidad y desde una perspectiva teórica adecuada que permita un acercamiento a la dimensión de género, es así que “la teoría feminista, desarrollada en años recientes, permitió entender la migración de

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De Cochabamba (Bolivia) a España: Migración de mujeres-madres y sus efectos

Olivia Román Arnez Bolivia * El presente artículo fue trabajado en base a la información obtenida en la investigación “Mientras no estamos. Estudio de caso sobre la migración de mujeres-madres de Cochabamba (Bolivia) a España”, realizada para optar el título de maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Investigación en la que se planteó averiguar los efectos familiares y personales para las mujeres-madres migrantes por su decisión de migrar de Cochabamba (Bolivia) a España. El estudio comprende el período entre 2004-2007, debido a la aceleración del proceso de migración desde Cochabamba (Bolivia) hacia España.[1] Se decidió tomar este tema por la relevancia social de las migraciones en América Latina y específicamente la migración materna en Bolivia en tanto su ausencia en el hogar se traduce en transformaciones que son parte de un proceso global de feminización de las migraciones en el mundo del que la población boliviana y específicamente cochabambina no está desligada. Contexto y abordaje teórico En América Latina se ha producido –entre otras, cosas por cuestiones estructurales que han afectado a la región—, un proceso de aceleración de los flujos migratorios desde el norte al sur con incremento de la participación de mujeres en los mismos, debido a las condiciones generadas por la globalización económica y sus impactos negativos en economías en desarrollo, que según Saskia Sassen,[2] han implementado políticas para articular sus economías nacionales a “las nuevas condiciones asociadas a la globalización”, entre las cuales están los Programas de Ajuste Estructural, apertura económica, eliminación de subsidios y otras impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) constituyeron un factor muy importante en el aumento del desempleo, subempleo, la pobreza y el empeoramiento de las condiciones económicas en América Latina.[3] A esta situación de crisis económica, se suma la generación de nichos laborales en trabajo doméstico y cuidado de personas en los países del norte, constituyendo un importante factor de atracción que ha devenido en migraciones masivas de mujeres del sur al norte (Lipszyc, 2004; Gregorio Gil, C. 1998, Lipszyc, C. 2004; Retis, J. s/f). Para tener una idea de este proceso, baste ver las cifras que presenta Jorge Martínez[4] citando a Zlotnik, sobre el notorio incremento de mujeres en la migración mundial, según el cual, en la década de 1960, las mujeres migrantes eran 35 millones (46%), en comparación con 40 millones de hombres; mientras que en el 2000, las mujeres alcanzaron 85 millones con respecto a los 90 millones de hombres migrantes en el mundo; en Latinoamérica para el mismo año, el porcentaje de mujeres migrantes es del 50.5%. A este fenómeno, se lo ha denominado feminización de la mano de obra transnacional, debido a, por un lado, la incidencia cuantitativa de la participación de las mujeres en los flujos y, por otro lado, al cambio de patrón en la migración femenina –anteriormente vinculada a la reunificación familiar (patrón asociativo), actualmente, es una migración preponderantemente independiente[5]—, como señala Patricia Balbuena[6], vinculando este hecho a los efectos de la aplicación de los programas de ajuste estructural en América Latina, que fueron devastadores para las economías de la región. Este cambio debe ser visto no solamente como un aumento numérico de la presencia de mujeres en los flujos migratorios, sino también como un cambio en el hecho en sí en tanto las motivaciones y efectos de la migración de las mujeres debe ser entendido en su complejidad y desde una perspectiva teórica adecuada que permita un acercamiento a la dimensión de género, es así que “la teoría feminista, desarrollada en años recientes, permitió entender la migración de

las mujeres como un fenómeno social diferente de la movilidad espacial de los varones” (Lipszyc, 2004:8). Considerando que, de acuerdo a la teoría de género propuesta desde el feminismo, que encontramos en Teresita de Barbieri y Marta Lamas,[7] a la mujer se le ha asignado socialmente el rol reproductivo en la familia, responsabilizándola por la reproducción, lo cual implica el cuidado de los hijos y todos los miembros de la familia; la inserción de las mujeres en los mercados laborales y más aún sus posibilidades de movilidad espacial, se hallan condicionadas a las restricciones que devienen del rol reproductivo, en tanto que históricamente sus posibilidades de acceso a educación y a espacios públicos es significativamente menor que el de los hombres; pese a que esta situación está siendo superada en la mayoría de los países, aún no se ha alcanzado oportunidades comparables a las de los hombres y sobretodo, no se ha logrado compartir la carga reproductiva. En ese sentido, la ausencia de un gran número de mujeres del espacio familiar debido a la migración, implica modificaciones en las responsabilidades, relaciones y obligaciones a su interior.[8] En suma, la investigación se realizó tomando el cuenta que el contexto socioeconómico productode los programas de ajuste estructural implementados en América Latina que devinieron en el empobrecimiento de grandes sectores de su población, que junto al proceso de feminización de las migraciones en el mundo constituyeron el factor económico que, en parte, produjo el proceso acelerado de migración femenina desde Cochabamba (Bolivia) hacia España en el período 2004-2007. Adicionalmente se consideró el factor cultural en el hecho migratorio, en tanto contribuye a la conformación de imaginarios y prácticas migrantes, que en el caso de Cochabamba, son relevantes en tanto es el departamento de Bolivia que históricamente ha tenido mayor flujo migratorio, siendo hoy considerado el ícono mayor de la migración (Hinojosa, 2007). La cuestión de las relaciones de género, también fue considerada como factor vinculado a la motivación y efectos del proceso migratorio. Finalmente, la familia como unidad de afectos y relaciones que dan lugar a transformaciones en la vida de sus miembros y en su estructura, en tanto, se produce la “familia transnacional”, que según Bryceson & Vuorela (2002)[9], son aquellas que viven un poco de o la mayor parte del tiempo separados, pero a pesar de ello, crean algo que se puede considerar que produce sensación de bienestar y de unidad colectivos, incluso a través de las fronteras nacionales, es decir, se crea una relación entre los miembros de la familia distantes físicamente, pero bajo la lógica de una campana familiar que abarca a sus miembros en un espacio afectivamente construido (“familyhood”). Este tipo de familia, recurre a estrategias concientes para construir y mantener el sentido de familia a pesar de las distancias (G. Herrera, 2004).[10] Con lo cual, el sentido de frontera se relativiza, interpelando el concepto de Estado-nación, cuestión relevante en tanto afecta a los DD.HH. de los migrantes y de los miembros de sus familias. Las madres migrantes La migración boliviana hacia España intensificó su flujo a partir del 2004, alcanzando su máxima aceleración durante el último trimestre 2006 y el primer trimestre 2007. En Bolivia, también se produjo la feminización de la migración, hay casi seis mujeres por cada diez inmigrantes bolivianos en España (ACOBE, 2007), a la vez que las mujeres que migraron desde el eje de conurbación de la ciudad de Cochabamba con ese mismo destino, son dos tercios del total de la migración departamental en el lapso comprendido entre enero 2004 y diciembre 2007. En el caso específico de las mujeres-madres migrantes de Cochabamba, el 83% lo ha hecho en ese lapso —45% en el período 2006-2007 y 38% en 2004-2005—. Se trata de un flujo humano eminentemente femenino, el 64% de quienes migran son mujeres, de la mujeres-madres que migraron desde Cochabamba, 91% lo hizo bajo el patrón independiente y tan sólo el 9% bajo el patrón asociativo de reunificación familiar. De acuerdo a los familiares de las migrantes en Cochabamba, son varias las razones que motivan la migración, la principal, es la desocupación (55%), seguida de otros (31%),[11]reunificación familiar (9%) y 4% maltrato intrafamiliar. Este último, es uno de los motivos que ha sido recurrentemente manifestado, junto con el

económico, por las migrantes en destino. El deseo de alejarse o romper relaciones de conflicto y violencia con la pareja se manifiesta sobretodo en testimonios sobre violencia psicológica y física. Si bien efectivamente tienen problemas económicos, las mujeres han elaborado un discurso en torno a este tema sublimando su “misión” y encubriendo o evitando explicitar el tema de la violencia de pareja, que en el fondo es el más fuerte y el que en el balance sobre la experiencia migratoria, el logro de una vida sin violencia física de parte de su pareja, se presenta como el aspecto más positivamente valorado por las migrantes. Probablemente, el origen ideológico de esta “misión” auto-impuesta o aparentemente auto-impuesta entre las mujeres que son madres, que deviene en la construcción de una identidad negadora de sí mismas a partir de la maternidad, el marianismo podría ser uno de sus elementos constitutivos. Además, esta identidad sublimada de las madres se constituye también a través de la palabra autorizada y los procesos de socialización a lo largo de la vida de las mujeres, esto se produce mediante los aparatos ideológicos de Estado (en términos de Althusser), mediante los medios de comunicación, los textos escolares, la religión, como portadores de la palabra autorizada que al nombrar instituye roles y comportamientos que son internalizados a través de la interpelación a los sentimientos maternales y también mediante la expectativa familiar y social acerca del “deber ser” y éste, implica por sobretodo abnegación. Por tanto, no es casual que la “virtud” que se espera que posean las madres sea la abnegación,[12] de manera que la elaboración de un discurso asentado en tal “virtud”, constituye la justificación adecuada para la decisión de migrar, no como un contenido impostado, sino más bien como una auténtica respuesta desde la propia identidad como madres. Este tipo de expresiones respecto a su pareja fueron los motivos para migrar recurrentes en los testimonios de las migrantes: “El maltrato y la humillación fueron los que siempre me hicieron pensar en irme de su lado y como no había dinero me vine” (Vicky). Casi la totalidad de las mujeres-madres migrantes están en edad laboral, más de la mitad (53%) son bachilleres, cerca del 20% tienen estudios superiores (nivel técnico, licenciatura y maestría), 12.6% cursaron la primaria y 15% secundaria incompleta, tan sólo el 0.5% son analfabetas. A pesar de su nivel educativo relativamente alto, el trabajo que realizan es casi exclusivamente no calificado –cuidado de personas (39%), limpieza (20%), empleo doméstico (19%) y otros (13%)—, solamente el 2% de las mujeres trabaja en su profesión debido a las restricciones normativas para la regularización de la residencia en España, junto a las dificultades de homologación de títulos universitarios que les impiden acceder a un mercado laboral calificado. Las mujeres-madres migrantes, como consecuencia de su alejamiento físico del hogar en Cochabamba han asumido principalmente responsabilidades económicas, cediendo espacios de decisión en la vida cotidiana a favor su pareja o de la persona que asume el cuidado de sus hijos en su ausencia, quienes administran el dinero de la remesa que la migrante envía. Del cual, el 85%, se destina a manutención y complementación de ingresos de la familia, lo cual implica decisiones sobre cuestiones cotidianas como la alimentación, transporte y servicios, cuestiones que deben decidirse en el día a día y en función del presupuesto con el que se cuenta y recae obviamente en la persona que se responsabiliza de los hijos. Lo mismo sucede con la decisión sobre los hijos, básicamente son decisiones de la vida cotidiana. Además de que en ambos casos, existen cuestiones preestablecidas como el pago de deudas o asuntos que pueden o no hacer los hijos. Mientras que la decisión sobre el “dinero extra” que envía el 39% de las migrantes, al ser destinado a gastos mayores y extraordinarios –compra de inmuebles, automóviles, electrodomésticos, muebles, ahorro, etc.—, implica una decisión explícita que generalmente la toma la migrante, situación que incide positivamente en su poder de decisión, dando lugar a una mayor valoración de su persona en la familia. Una de los problemas que atañen directamente a los DD.HH. de los migrantes es la irregularidad de la condición de residencia, en la que vive la mayoría de la comunidad boliviana en España, de acuerdo a los datos proporcionados por los familiares encuestados en Cochabamba, la mayoría (56%) aún no tiene papeles de residencia. La baja regularización de residencia entre las mujeres-madres migrantes está relacionada

directamente con el tiempo de permanencia en España y las posibilidades de acceso a esa documentación, puesto que el flujo migratorio desde Bolivia se aceleró a partir de 2004, ya que el 2005 se dio el último proceso de regularización en España. ¿Tiene papeles de residencia en España?

Esta situación afecta directamente a: i) Los DD.HH. de las mujeres-madres migrantes que con la migración se encuentran en situación de vulnerabilidad, privadas de ejercicio político y muchas veces de sus derechos civiles, al extremo de recurrir, algunas de ellas, a identidad prestada (de otra migrante que ya obtuvo los documentos de residencia) para acceder a un puesto de trabajo en empresas de limpieza u otros similares; otras, que siendo víctimas de violencia de sus parejas o terceras personas, no pueden presentar la denuncia ante la instancia correspondiente por temor a ser deportadas. ii) Acceso a mercados laborales más expectables y calificados; la indocumentación, es la base de la explotación laboral al igual que el resto de los migrantes, sin embargo, en el caso de las mujeres-madres migrantes de Cochabamba, a este problema, se suma el hecho de que las restricciones que devienen de la residencia irregular junto a la feminización de la migración, determina que mayoritariamente se inserten a un nicho laboral en trabajo reproductivo –cuidado de personas, limpieza, empleo doméstico— pese a que por su nivel educativo (53% bachilleres, 20% formación universitaria completa e incluso postgrado en algunos casos) podrían aspirar a un mejor trabajo. iii) Acceso a vivienda, en tanto quienes no han regularizado su residencia tienen dificultades para arrendar vivienda y dependen para ello de quienes sí pueden hacerlo, que generalmente son otros bolivianos o latinoamericanos que subarriendan espacios en pequeños departamentos, de modo que es muy frecuente el hacinamiento en el colectivo boliviano. Un tema vinculado al hacinamiento, la vulnerabilidad emocional por la soledad, la cultura y la indocumentación, es el alto índice de embarazos, que se resuelven de dos maneras: una, mediante la interrupción del embarazo –el colectivo boliviano en España registra una de las más altas tasas de aborto después de Ecuador y Rumania[13]–; y otra, llevando a término el embarazo pese a las dificultades que esto implica por las condiciones en las que viven, aunque a su vez constituye un resquicio para la permanencia regular en España mediante el registro del bebé como nacido en ese país, pese a que este aspecto está en cuestión en este momento, aún se admite este tipo de registro. iv) Calidad de vida, también relacionado con el acceso a vivienda, pero además, a las condiciones emocionales, ya que la irregularidad en la residencia implica la restricción a su

derecho de libre circulación y, restringen también el ocio en lugares públicos, puesto que las redadas a migrantes son frecuentes en distintos lugares, produciéndose con mayor intensidad en inmediaciones de los locales y espacios de recreación frecuentados por las comunidades migrantes; esta situación produce ansiedad y temor en las mujeres migrantes. v) Acceso a reunificación familiar; cuestión que afecta no sólo a las mujeres-madres migrantes, sino también al resto de su familia. Una de las variables que condiciona fuertemente la decisión acerca de la reunificación familiar en el lugar de destino es precisamente la falta de documentos de residencia. Al momento de la partida, el 38% de las mujeres-madres pensaban hacer llevar a su familia a España, pero, la experiencia migratoria produjo cambios al respecto, así, un cuarto de quienes pensaban hacerlo, decidieron que no llevarán a su familia, casi un tercio dice que esa decisión depende de los papeles (30%), el dinero (24%) y otros. Entre las que en el momento de migrar no pensaban hacer llevar a su familia a España (62%), menos de la décima parte afirma que lo hará y el 15% de éstas mantiene la idea condicionada también a regularización de residencia, dinero y otros. Los jóvenes y la migración El tomar como unidades de análisis a las mujeres-madres migrantes y sus familias, otorga la posibilidad de mirar de manera integral el hecho migratorio, puesto que sus efectos directos no solamente se producen en las migrantes, sino también en su entorno inmediato que es la familia y sobretodo, en los hijos de éstas, afectando su situación y condiciones de vida. Con respecto a la población joven que es afectada por esta migración, cabe mencionar a las migrantes. El 10% de las mujeres-madres migrantes de Cochabamba a España tiene entre 15 y 25 años, cerca de la mitad de éstas son solteras y el 11% divorciadas, lo que implica jefatura de hogar. Estas jóvenes se establecieron principalmente en las ciudades globales: Madrid (28%), Barcelona (27%) y el resto distribuidas en otras ciudades menores. El trabajo que realizan en España es como sigue: 42% en cuidado de personas, 20% en limpieza, 14% empleo doméstico y el resto en otros. Su proyecto migratorio es temporal (72% se fue con la idea de volver). Y, los hijos de casi la totalidad de las migrantes que quedaron en Cochabamba que son principalmente jóvenes y niños, cuya situación y condiciones han sido modificados por la ausencia materna. La cantidad de jóvenes y niños que se ven afectados por este proceso migratorio es muy alta, ya que las migrantes tienen en promedio entre dos y tres hijos, el mínimo es un hijo y el máximo nueve. El 82% de las mujeres-madres migrantes tiene a todos sus hijos en Bolivia y tan sólo el 5% de las mujeres-madres migrantes tiene a todos sus hijos con ella en España. El 14% tiene a un hijo con ella, el 3% a dos de sus hijos y menos del 1% tiene 3 o más hijos en España, cifras que hacen clara referencia al lento e incierto proceso de reunificación familiar constituyendo más un deseo que una posibilidad real. Pese a esa incertidumbre en el proceso, quienes manifiestan el deseo de reunificación familiar en España, priorizan principalmente a los hijos (67%), además de los hijos al esposo (4%) y porcentajes menores a otros miembros, como se puede apreciar en la siguiente gráfica.

Miembros de la familia en la intención de reunificación familiar

La partida materna ha dado lugar a varias modificaciones en las familias, éstas implican cambios para todos los miembros en la perspectiva de afrontar el cuidado de los hijos y las relaciones familiares, pero también, la migración materna produce efectos en los hijos. i) Cambios en la estructura familiar, se produce la familia transnacional, en la cual se establecen las relaciones familiares entre dos locaciones distantes (Bolivia-España) a través de los medios de comunicación, principalmente el teléfono (99.7%) y el internet (54%). Tanto los miembros de la familia que se quedan como la migrante procuran compartir y mantener el vínculo mediante una comunicación frecuente, aunque por razones de costos económicos, generalmente es la migrante la que llama a su familia, tratando además de sentar presencia en la vida cotidiana y también en los eventos especiales en los que la familia ampliada está reunida. Se reconfigura la vida familiar en origen, en ausencia de la madre, se responsabilizan de su cuidado abuelas, padres, tías y otros. Siendo las redes familiares las que se responsabilizan o brindan apoyo en el cuidado de los hijos en ausencia de la madre. Los hijos quedan, sobretodo, al cuidado de la abuela materna (36%), padre (26%), tía (14%), abuela paterna (10%), hija/o mayor (7%) y otro (7%)[14]. Nótese que al menos el 60% de los hijos quedaron con una mujer de la familia lo que confirma el hecho de que el rol reproductivo de género no se altera con la migración. Es notable además, que preponderantemente, son mujeres de la familia de la migrante y tan sólo el 10% con la familia política.

Red cuidado de hijos

Nótese en el gráfico, que aunque el 26% de los casos consigna que es el padre quien asume el cuidado de los hijos en ausencia de la madre; sin embargo, no todos ellos asumen la responsabilidad del cuidado solos, ya que en un tercio de estos casos, la tutoría de los hijos se asume en forma compartida entre el padre y otros miembros de la familia, preferentemente mujeres ii) Disgregación familiar por la migración materna, aunque la mayoría de los hijos de la migrante quedan en un solo hogar, es innegable que se dan casos de separación de los hijos de las mujeres migrantes en dos hogares en la ciudad de origen o entre dos hogares situados en origen y destino. El 4% de las migrantes tiene a sus hijos separados en 2 hogares de familiares en origen y, el 12% de las migrantes tienen a sus hijos separados entre origen y destino; totalizando un 16% de madres migrantes que tienen a sus hijos separados en dos hogares diferentes. La separación de los hijos en dos hogares en la comunidad de origen, resulta de las condiciones materiales o posibilidades de acogida de los hijos en un solo hogar, pero no solamente por eso, sino también, de la dinámica de relaciones y comportamiento de los hijos en ausencia de la madre, de modo que se dan movimientos de un hogar a otro como ajustes para optimizar los cuidados o como producto de dificultades cotidianas o relaciones de conflicto. En algunos casos se trata de cambios temporales de hogar, se producenen casos de enfermedad, problemas de comportamiento, problemas de estudios, etc., esto implica reacomodo tanto del núcleo familiar de la migrante como del núcleo familiar más cercano a ella que le presta su apoyo realizando este tipo de movimientos de sus miembros para afrontar determinadas situaciones. En algunos casos, la separación en dos hogares en origen tiene que ver con la búsqueda de condiciones de protección y mayor seguridad para los hijos, si existen hijos hombres y mujeres se determina –cuando es posible— la ubicación de los hijos e hijas en función a criterios de autoridad y afinidad de género, en el fondo, esta idea responde al cuidado especial que se espera que se preste a las hijas adolescentes y la autoridad masculina para el hijo varón. La separación de los hijos entre origen y destino, generalmente responde a la capacidad y posibilidad de la migrante de responsabilizarse en destino por el cuidado de sus hijos y también, a que la reunificación es un proceso paulatino. Las posibilidades y consideraciones para la reunificación están relacionadas con la condición de residencia, la situación económica, la disposición del padre para autorizar la salida de sus hijos de Bolivia, la vivienda de la migrante, la valoración de la migrante de la sociedad receptora e incluso, la disposición de los hijos para migrar. iii) Efectos en los hijos, la ausencia materna produce cambios en el comportamiento y el rendimiento escolar de los hijos. En cuanto a su comportamiento, la percepción de los familiares

sobre los efectos en el comportamiento de los hijos de mujeres migrantes, se manifiestan en tristeza (47%), rebeldía (17%), irresponsabilidad (9%), responsabilidad (19%), madurez (17%) y 5% otros como aislamiento, decepción, indiferencia, mayor independencia en sus actos, molestia, temor, terquedad y demanda de mayor atención. Respecto a los cambios en el rendimiento escolar, los familiares manifiestan que en algunos casos ha bajado notoriamente, en otros se ha mantenido, aunque también hay quienes creen que han mejorado. Es mucho más pesimista la percepción de los directores de los colegios (privados y públicos) sobre los hijos de madres migrantes, según la totalidad de estas autoridades entrevistadas, los efectos de este proceso migratorio, se manifiestan notoriamente en el estado de ánimo de los jóvenes que se tornan rebeldes, lo cual puede estar relacionado también con la adolescencia, pero, simultáneamente está vinculados a la migración de padres de familia y se manifiestan con mayor intensidad en aquellos jóvenes en que es la madre quien migró, dato coincidente con el estudio comparativo realizado por Ferrufino & otros (2007),[15] otros elementos que ponen en alerta a los directores sobre algunos efectos de la migración materna son el consumo de alcohol y ausentismo escolar, ambos incrementados por la capacidad de gasto de los alumnos hijos de migrantes que prefieren muchas veces ir a los juegos electrónicos, al billar u otros antes que al colegio, incidiendo negativamente en su rendimiento escolar. Percepciones tan dispares sobre los efectos de la migración –las de los familiares y las de los agentes educativos- ameritan reflexionar acerca de la causa de tal disparidad. Los familiares de la migrante, por un lado, tienden a minimizar las dificultades que se están presentando debido a lo problemático que resulta asumir ellos mismos esta situación; por otro lado, en muchos casos, los hijos de migrantes están siendo atendidos tan sólo en sus requerimientos y necesidades materiales mínimas, a lo que se suma el desconocimiento o desentendimiento de los efectos en los hijos de las migrantes por la partida materna, por lo que se asume que muchas actitudes “negativas” de los hijos principalmente adolescentes son atribuidos simplemente a los cambios provocados por la transición etárea. Son pocos los hogares en los que no se ha afectado significativamente a los hijos por la migración materna y son aquellos en que la familia estaba establecida sobre el patrón de madre proveedora principal con trabajos que le exigían largas jornadas o temporadas fuera de la casa, es claro el ejemplo de la familia de Valeria, donde no se ha producido ningún cambio, “siempre nos hemos criado con mi padre”, dijo Ernesto, el hijo mayor, mientras que el padre señaló: “Siempre hemos sido los cuatro porque mi señora viaja mucho, primero a la Argentina, después por el comercio se perdía días, yo los he cuidado desde chicos, ellos hacen sus tareas solos no dan problemas. Igual nomás, no están mal encaminados, estamos siempre juntos” (Luis, esposo). O, aquellas excepciones en las que la familia extendida asumió siempre esa responsabilidad por cuenta de la madre y el padre. Si bien los problemas son recurrentes por la migración de las madres de familia, también hay efectos positivos, en algunos de los hijos jóvenes, ha contribuido a procesos de madurez emocional y asunción de responsabilidades tales como cuidado de hermanos menores, atención del hogar, manejo de dinero y otros. Se dan también –aunque pocos— los casos en que la migración sirve para mejorar las relaciones en la familia y para propiciar el fortalecimiento de lazos afectivos entre sus miembros, se encontraron unos cuantos casos en los que los padres al verse ante la responsabilidad del cuidado de sus hijos, establecieron mejor relación y valoraron el lazo afectivo con sus hijos más que antes de la migración de su pareja, intentando suplir esa ausencia y reducir el impacto emocional en sus hijos y en sí mismos. iv) Vulnerabilidad de los hijos de las migrantes. La ausencia materna deja un vacío en el cuidado de las hijas adolescentes, que algunos padres, consideran difícil de suplir, varios de ellosaludieron a la dificultad de responsabilizarse por hijas mujeres por ser una “responsabilidad femenina”. Desde el punto de vista contrario, un temor que se manifiesta de manera encubierta en algunas migrantes, es la probabilidad de violación sexual a sus hijas que quedaron en Bolivia a cargo de padres violentos o consumidores frecuentes de alcohol. Al respecto, Ferrufino, C. (2007), en un estudio recientemente realizado en Cochabamba[16] sobre la migración de madres y/o padres, muestra que según los registros de las Defensorías de la Niñez y Adolescencia, entre enero y octubre 2006, se consigna que de las denuncias por vulneración de derechos de los hijos de migrantes, el 1% fueron por violación y el 3.2% por abuso deshonesto.

Por otro lado, por la migración materna, se produce de facto una situación de vulnerabilidad legal de los hijos menores de edad, ya que muchas de las migrantes –por desconocimiento, mal información o negligencia al momento de partir— no acudieron ante un juez de familia para legalizar la guarda o tutoría de sus hijos durante su ausencia, dejando en la mayoría de los casos a sus hijos a cargo de un/a tutor/a solamente mediante un trato verbal, aunque en aquellos casos en los cuales existía algún conflicto con su pareja, la migrante, dejó un poder notariado a la persona que asumió la tutoría de sus hijos. Las dificultades que devienen de esta situación, se manifiestan a la hora de tramitar la reunificación familiar, tornándose dificultosa la tramitación de visado para los menores; o, cuando los conflictos con la pareja o ex pareja de la migrante se agravan. La condición irregular de residencia en destino también pone en evidencia la vulnerabilidad a la que están expuestos tanto las mujeres migrantes como sus hijos, repitiéndose historias de violencia intrafamiliar vividas en Bolivia. También en destino, las condiciones establecidas por la normativa española que exigen determinados parámetros de ingresos que para las migrantes son casi inaccesibles, dificultan algunas veces la tenencia de los hijos pese a contar con residencia regularizada, dificultando de esa manera la reunificación familiar. v) Acceso a mejor educación, con la migración y la consecuente mejoría de los ingresos familiares, los hijos del 10% de las mujeres-madres migrantes de Cochabamba, han cambiado de colegios fiscales a colegios privados. La principal razón para este tipo de cambio es el deseo de ascenso social y mejores condiciones educativas, puesto que la educación fiscal tiene grandes limitaciones que van desde las huelgas recurrentes en el sector hasta la falta de infraestructura y equipamiento adecuados. Reflexiones finales No cabe duda que el proceso que la feminización de la migración en Bolivia y específicamente en Cochabamba tiene efectos económicos positivos para las familias en tanto casi la totalidad de las madres migrantes han asumido la responsabilidad económica familiar de la manutención o al menos contribución importante al presupuesto familiar. Además, más de un tercio de ellas envía dinero extra (fuera de la remesa) para inversiones o gastos mayores como pago de deudas, adquisición de bienes muebles e inmuebles, negocios y otros. Paradójicamente, la disponibilidad de mayor cantidad de dinero proveniente de la remesa, en los hijos, no necesariamente implica mejoramiento para estos, ya que en muchos casos, esto lleva a los hijos de migrantes que se sienten emocionalmente afectados por la ausencia materna, al establecimiento de hábitos de consumo de objetos suntuarios, alcohol y a desatención de sus responsabilidades escolares. La concreción del proyecto migratorio de las mujeres-madres de Cochabamba, se asienta en la continuidad del rol reproductivo de las mujeres, puesto que son otras mujeres (madres, hermanas, suegras y otras) que asumen la maternalidad ad hoc con su partida. Además, las mujeres-madres migrantes mismas reproducen este rol fuera de las fronteras nacionales, puesto que mayoritariamente se han insertado a un nicho laboral restringido a “oficios femeninos” en condiciones discriminatorias en cuanto a salarios y, de explotación, mediante los horarios que les son impuestos en este tipo de trabajo, la poca capacidad de negociación y en ocasiones las dificultades de cobro de sus salarios debido a que mayoritariamente están en condición de residencia irregular. Pero además, la gran mayoría son víctimas de discriminación social y racismo que dificultan su integración social, misma que se dificulta aún más, por el tipo de proyecto migratorio temporal que implica el mayor ahorro en el menor tiempo posible. Desde la perspectiva de los DD.HH., existen factores contradictorios, puesto que, por un lado, la normativa española sobre migración es muy restrictiva y tiende a dificultar la permanencia de los migrantes en España e inclusive penaliza a los “sin papeles”, por otro lado, otorga acceso irrestricto a servicios de salud independientemente de la condición de residencia e inclusive, algunos ayuntamientos promuevan programas de integración de la población inmigrante. Ante estas condiciones contradictorias, las mujeres-madres bolivianas se encuentran en una trampa estructural que deviene de la indocumentación que las pone en situación de vulnerabilidad y del tipo de trabajo que realizan que les impide gozar de los beneficios de estos programas de

integración, aunque se sienten fuertemente atraídas por el acceso a salud y la posibilidad de acceder a futuro a beneficios sociales y reunificación familiar si logran regularizar su residencia. Respecto a los efectos familiares, se producen cambios en la estabilidad familiar en tanto se ven afectadas negativamente las relaciones entre la migrante y su pareja, debido a celos e infidelidad –de ambos cónyuges— que se agravan por la migración, provocando en algunos casos la ruptura definitiva de la relación. Además, pese a los esfuerzos que realizan las familias y sobretodo las migrantes a través de la comunicación permanente y significativa en términos cuantitativos y cualitativos, se están produciendo cambios negativos en la familia que se expresan en la mayoría de los hijos adolescentes y jóvenes en comportamiento rebelde y bajo rendimiento escolar, por lo cual, el proceso migratorio de las madres de Cochabamba podría constituir un germen de mayores problemas sociales en el mediano y largo plazo. Sin embargo no todos los efectos son negativos. Aunque en mucha menor proporción, se están produciendo procesos rápidos de maduración psicológica en algunos de los hijos de las migrantes, así como una participación más cercana y afectiva de algunos padres en su hogar. También se han desarrollado entre algunas de las migrantes procesos de aumento de su autonomía personal a causa de la migración, en tanto la decisión de muchas de ellas se produce por el deseo de alejarse de una relación no deseada de violencia de parte de su pareja. La migración resuelve –al menos temporalmente— el problema de violencia física y por supuesto el problema económico, sin embargo, no resuelve en la mayoría de los casos –a excepción de aquellos que implican ruptura definitiva con la pareja— la violencia psicológica por celos, reproduciéndose el patrón de relación de pareja conflictivo aún a distancia. Pese a todo, es posible suponer que se está produciendo un incipiente proceso de empoderamiento de muchas migrantes dentro la familia, ya que la percepción de la mayoría de los familiares (70%) es que con la migración ha mejorado y ha aumentado su capacidad de decisión en el hogar. Para concluir, se puede afirmar que el balance familiar y personal de la migración desde la percepción de las mujeres no es generalizable. Aquellas que han vivido situaciones de violencia en su relación de pareja asumen la migración como una forma de lograr tranquilidad y estabilidad emocional, por lo que la valoración es positiva en términos personales, aunque esto implique sacrificio y alejamiento de sus hijos. Para quienes migraron principalmente por razones económicas la valoración del hecho migratorio es positiva en ese sentido aunque en términos familiares sea negativa; y, la valoración más positiva es de quienes consideran que este proceso ha contribuido a su crecimiento como seres humanos pese a las dificultades que encierra. Bibliografía Althusser, Louis, “Ideología y aparatos ideológicos de Estado”, enSlavoj Zizek, Ideología. Un mapa de la cuestión, Buenos Aires, FCE, 1994 1ª ed., 2005 reimp., p. 115-156 Balbuena, Patricia, “Feminización de las migraciones”, en: Universidad Andina Simón Bolívar. Programa Andino de Derechos Humanos, PADH, Globalización, migración y derechos humanos, Quito, PADH-UASB, 2004, p. 15-24. Barbieri, Teresita de. “Sobre la categoría de Género. Una introducción teórica-metodológica”, en Fin de Siglo. Género y cambio civilizatorio. Ediciones de las Mujeres N° 17, Isis Internacional, Santiago, 1992, p. 11-26. Bourdieu, Pierre; ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Madrid, Akal, 1999. Boyd, Monica & Grieco, Elizabeth, Women and Migration: Incorporating Gender into International Migration Theory, University of Toronto-Migration Policy Institute. Bryceson, Deborah & Ulla Vuorela, “Transnational families in the twenty-first century, en

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* Olivia Román es boliviana, socióloga por la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba – Bolivia, obtuvo la

Maestría en Estudios Latinoamericanos con mención en Políticas Culturales en la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador. Es fundadora y actual investigadora asociada de “Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública” en Cochabamba (Bolivia), www.ciudadaniabolivia.org e-mail: [email protected] [1] Dicha investigación utilizó el enfoque metodológico combinado. Por un lado, el método cuantitativo permitió trabajar con una muestra estadística representativa de la ciudad de Cochabamba, relevando información de los familiares de las mujeres-madres migrantes. Por otro lado, el método cualitativo de la etnografía multisituada permitió el relevamiento de información testimonial –entrevistas a profundidad a familiares y migrantes en Cochabamba y Madrid—y, acercamiento a

la realidad cotidiana de las migrantes en el lugar de destino y a sus familiares en el de origen. [2] Sassen, Saskia, “Formacion de los condicionantes económicos para las migraciones internacionales”, en Ecuador Debate, Nº 63, Quito, CAAP, diciembre 2004 [3] Stiglitz, Joseph E., El rumbo de las reformas. Hacia una nueva agenda para América Latina, Quito, UASB-Corporación Editora Nacional, 2004. Saskia Sassen, “Formacion de los condicionantes económicos para las migraciones internacionales”, en Ecuador Debate, Nº 63, Quito, CAAP, diciembre 2004 [4] Martínez, Jorge, El mapa migratorio en América Latina y el Caribe, las mujeres y el género, Santiago, CEPAL, 2003. [5] El patrón asociativo de la migración hace referencia a la migración de las mujeres vinculada a la reunificación familiar, mientras que la tendencia actual denominada migración independiente se refiere a que las mujeres emprenden el viaje

por sí mismas, sea como proyecto personal o familiar, en el cual, son las mujeres las pioneras. [6] Balbuena, Patricia, “Feminización de las migraciones”, en: Universidad Andina Simón Bolívar. Programa Andino de

Derechos Humanos, PADH, Globalización, migración y derechos humanos, Quito, PADH-UASB, 2004, p. 15-24. [7] Lamas, Marta, La perspectiva de género, en La tarea, Revista de Educación y Cultura de la sección 47 del SNTE, http://www.latarea.com.mx/articu/articu8/lamas8.htm. Barbieri, Teresita de. “Sobre la categoría de Género. Una introducción teórica-metodológica”, en Fin de Siglo. Género y cambio civilizatorio. Ediciones de las Mujeres N° 17, Isis

Internacional, Santiago, 1992, p.11-26. [8] Camacho, Gloria; Hernández, Kattya. Cambió mi vida: migración femenina, percepciones e impactos. Quito: UNIFEM

- CEPLAES, 2005. [9] Bryceson, Deborah & Ulla Vuorela, “Transnational families in the twenty-first century, en Bryceson, Deborah & Ulla

Vuorela, ed., The transnational family: New European and global networks, New York, Berg, 2002. [10] Herrera, Gioconda, “Elementos para una comprensión de las familias transnacionales”, en Migraciones. Un juego con cartas marcadas, Francisco Hidalgo (Editor), Abya-Yala/ILDIS-FES/Plan Migración, Comunicación y Desarrollo,

Quito, 2004, p. 215-231. [11] Dentro de otros se identifican en orden de importancia: ganar más, bajo ingreso, oportunidad, mejorar, alejarse de la pareja, mejor vida, parientes en España, comprar casa, divorcio, viudez, experimentar, conocer, superarse y tener un

negocio propio. [12] Del latín abnegare, que significa, según el diccionario de la Real Academia Española, renunciar voluntariamente a los propios deseos, pasiones o intereses. [13] http://vittese.wordpress.com/2006/11/28/un-tercio-de-los-abortos-son-de-mujeres-inmigrantes/ [14] Entre otros, se encontraron casos en los cuales los hijos quedaron con abuelos, solos, amigas y comadres de la

migrante. [15] Estudio que entre otras fuentes, recoge información comparativa en dos unidades educativas de la ciudad de Cochabamba, utilizando 2 grupos focales uno de hijos de migrantes y uno de hijos de padres presentes en el hogar.

Ferrufino et al, 2007. [16] Ferrufino, Celia et al, Los costos humanos de la migración, La Paz, PIEB, 2007.

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