Declaración universal de la fermentación guachaca

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DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LA FERMENTACIÓN GUACHACA

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SERIE CORTOS | Kiltro Ediciones | Arquitectura y ciudad | MMXIV

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DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LA FERMENTACIÓNGUACHACA

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S E R I E

CORTOS

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Kiltro Ediciones | 2014

Serie Cortos: “Declaración Universal de la Fermentación Guachaca”

Textos íntegros de la declaración de la Agrupación Guachaca, disponible en www.guachacas.cl

Septiembre 2014

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Muchos dicen que la identidad es un valor que las ciudades no deben perder. Muchos dicen que en cada ciudadano debe existir un sentido de pertenencia con su territorio para no caer en manos de una sociedad cada vez más genérica. Muchos dicen que no debemos darle espacios a la globalización para que no se transforme el mundo en un mapa homogéneo. Sin embargo, en nuestro país algunos ya la tienen clarita, y viven nuestras ciudades en rimas, con pipeño y guaracha, recorriendo cada rincón con el corazón conten-to. Compartiendo con algún compadre, llevando del brazo a una mujer, o simplemente viviendo la ciudad en soledad, los guachacas tienen mucho que decir sobre cómo es posible preservar nuestra idiosincrasia.

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La pregunta del millón surge por todos litros, desde los “profesionales” de la cultura finolis (incluyendo a los cuicos), hasta los “sentistas sociales” (que pasan sentados y a eso le llaman ciencia). Todos preguntan: qué hacen, qué son los guachacas. Nosotros con el tiempo la tenemos clarita y hemos elaborado la siguiente Declaración Universal de la Fermentación Guachaca:

Los Guachacas somos Humildes. No nos sentimos tigres ni jaguares, ni lobos, ni andamos dando recetas de cómo debe vivir el hombre y cómo debe estar organizado el mundo. Pero queremos que se tome en cuenta los humildes, a los que son felices con las cosas simples, con un cielo que podamos ver, un amigo a quien abrazar, una mujer a quien amar, una casita para pintarla cada primavera, unos hijos que educar, una historia que contar y que la vida siga siendo un misterio que se descifra día a día.

Los Guachacas somos Cariñosos. Somos puro sentimiento, nos gusta sentir el romance apenas lo olfateamos y ya el corazón nos bombea rapidito, como que se nos nubla la vista y los ojitos se nos ponen brillosos de pura pasión. Nos gusta canturrearle al oído a las mujeres, suavecito, como un secreto, y no como los cuicos que confunden los oídos de una dama con el programa ¡Aló Ely!, y cuando no les cuentan sus problemas, terminan hablando más gueás que recién operados. Nosotros hasta cuando hablamos se nos cae la poesía, mientras que ellos tienen que contar con los dedos de la mano para hacer una rima.

Los Guachacas somos Republicanos. Somos los herederos naturales de la Revolución Francesa y de sus consecutivas reformas a la carta constitucional, hasta llegar a la Cinquième Republique. Adherimos a los grandes principios que inspiraron esta revolución: Libertè, Egalitè, Fraternitè, que son los mismos principios que inspiraron nuestra vida republicana, vida de respeto, de bohemias, de diálogo abierto, sin descalificaciones, vida y normativas para que los hombres se encon-traran e hicieran grande nuestro Chilito.

Por eso lloramos y lamentamos cada bar que nos cierran, por eso defendimos y recuperamos La Piojera, el Palacio Popular por excelen-cia.

mientras los cuicos hasta trabajan horas extras por nuestra perdición.

Somos los que día a día buscamos el mapa del tesoro escondido, los que vamos golpeando puertas, para ver en cual entra la llave del amor prohibido, los que anhelamos el regreso de los perdidos, y arrastra-mos una plegaria por la resurrección de nuestros seres queridos. Somos los que hemos elegido el ancho camino de llegar a viejos sin ser adultos.

Los guachacas somos compipas de todos los que tienen vocación de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido lo que hayan vivido, sin fronteras de mapa o de tiempo. Que la perfección siga siendo el aburrido privilegio de los cuicos, nosotros nos conformamos con vivir cada día como si fuera el prime-ro y cada noche como si fuera la última.

Sabemos que hay un país distinto en algún lugar, quizás dentro de nosotros, y con todas nuestras limitaciones, queremos descubrirlo. Con todas nuestras limitaciones, porque a los Guachacas nos falta todo. Eso si, dignidad nos sobra,

Los Guachacas somos: Humildes, Cariñosos y Republicanos. ¡Somos Chilenos todo el año!

Los Guachacas somos chilenos. Y lo decimos sintiendo cada una de esas palabras. ¡Somos Chilenos! Nos gusta Chile, nos gusta esta tierra de montañas, de desiertos y de bosques, nos agrada la gente de Chile (excepción, claro está, de los cuicos), nos alegran nuestras hermosas mujeres, aunque nos gustaría que hubieran más. Nos gusta el vino de esta tierra, vino de amistad, de compañía, de sentimiento, hasta nos cae bien el piskelly y no le hacemos asco a una pilsen o una maltita con huevo matinal. Nos agrada nuestra orientadora cordillera, festejamos cada pedazo de este suelo con terremotos y todo. Como no sentirnos felices de este pedazo de cielo, que a veces se nos viene encima. Nos gusta Chile y su gente y lo decimos con orgullo.

¡Los Guachacas Somos Chilenos todo el año!

Pero También nos han dado duro, crítica y más crítica, que somos atrasados, que somos una moda, que no tenemos objetivos generales, ni específicos, ni siquiera implícitos. Que no tenemos método y es posible que tras nosotros existan intereses de potencias extranjeras.

Por ello decimos… Dicen que vamos tarde a nuestra cita con la histo-ria, que los guachacas no somos modernos, que vamos atrasados al encuentro con el futuro, de acuerdo, pero dejemos en claro que nadie nos avisó el día y tampoco la hora, y seamos honestos, casi siempre llegamos tarde a nuestras citas, es que a veces nos perdemos en el camino, nos equivocamos de dirección y la mayoría de las veces goza-mos como niños inventando nuevos caminos. Todavía no hemos podido corregir la manía de andar soñando despiertos y en colores, chocando con todos, pensando en voz en alta y esta ancestral e inex-plicable tendencia a la resurrección.

Cargamos sobre los hombros una injusta fama de lenguas sueltas, vagabundos, calentones, buscavidas, fiesteros, solo porque violamos las normas de la resignación colectiva, porque portamos el famoso virus de la desobediencia y no tenemos certificado de vejez obligato-ria.

Somos guachacas ¡y por algo será! Llevamos más de 500 años apren-diendo a amarnos entre nosotros en este querido y pequeño país,

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La pregunta del millón surge por todos litros, desde los “profesionales” de la cultura finolis (incluyendo a los cuicos), hasta los “sentistas sociales” (que pasan sentados y a eso le llaman ciencia). Todos preguntan: qué hacen, qué son los guachacas. Nosotros con el tiempo la tenemos clarita y hemos elaborado la siguiente Declaración Universal de la Fermentación Guachaca:

Los Guachacas somos Humildes. No nos sentimos tigres ni jaguares, ni lobos, ni andamos dando recetas de cómo debe vivir el hombre y cómo debe estar organizado el mundo. Pero queremos que se tome en cuenta los humildes, a los que son felices con las cosas simples, con un cielo que podamos ver, un amigo a quien abrazar, una mujer a quien amar, una casita para pintarla cada primavera, unos hijos que educar, una historia que contar y que la vida siga siendo un misterio que se descifra día a día.

Los Guachacas somos Cariñosos. Somos puro sentimiento, nos gusta sentir el romance apenas lo olfateamos y ya el corazón nos bombea rapidito, como que se nos nubla la vista y los ojitos se nos ponen brillosos de pura pasión. Nos gusta canturrearle al oído a las mujeres, suavecito, como un secreto, y no como los cuicos que confunden los oídos de una dama con el programa ¡Aló Ely!, y cuando no les cuentan sus problemas, terminan hablando más gueás que recién operados. Nosotros hasta cuando hablamos se nos cae la poesía, mientras que ellos tienen que contar con los dedos de la mano para hacer una rima.

Los Guachacas somos Republicanos. Somos los herederos naturales de la Revolución Francesa y de sus consecutivas reformas a la carta constitucional, hasta llegar a la Cinquième Republique. Adherimos a los grandes principios que inspiraron esta revolución: Libertè, Egalitè, Fraternitè, que son los mismos principios que inspiraron nuestra vida republicana, vida de respeto, de bohemias, de diálogo abierto, sin descalificaciones, vida y normativas para que los hombres se encon-traran e hicieran grande nuestro Chilito.

Por eso lloramos y lamentamos cada bar que nos cierran, por eso defendimos y recuperamos La Piojera, el Palacio Popular por excelen-cia.

mientras los cuicos hasta trabajan horas extras por nuestra perdición.

Somos los que día a día buscamos el mapa del tesoro escondido, los que vamos golpeando puertas, para ver en cual entra la llave del amor prohibido, los que anhelamos el regreso de los perdidos, y arrastra-mos una plegaria por la resurrección de nuestros seres queridos. Somos los que hemos elegido el ancho camino de llegar a viejos sin ser adultos.

Los guachacas somos compipas de todos los que tienen vocación de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido lo que hayan vivido, sin fronteras de mapa o de tiempo. Que la perfección siga siendo el aburrido privilegio de los cuicos, nosotros nos conformamos con vivir cada día como si fuera el prime-ro y cada noche como si fuera la última.

Sabemos que hay un país distinto en algún lugar, quizás dentro de nosotros, y con todas nuestras limitaciones, queremos descubrirlo. Con todas nuestras limitaciones, porque a los Guachacas nos falta todo. Eso si, dignidad nos sobra,

Los Guachacas somos: Humildes, Cariñosos y Republicanos. ¡Somos Chilenos todo el año!

Los Guachacas somos chilenos. Y lo decimos sintiendo cada una de esas palabras. ¡Somos Chilenos! Nos gusta Chile, nos gusta esta tierra de montañas, de desiertos y de bosques, nos agrada la gente de Chile (excepción, claro está, de los cuicos), nos alegran nuestras hermosas mujeres, aunque nos gustaría que hubieran más. Nos gusta el vino de esta tierra, vino de amistad, de compañía, de sentimiento, hasta nos cae bien el piskelly y no le hacemos asco a una pilsen o una maltita con huevo matinal. Nos agrada nuestra orientadora cordillera, festejamos cada pedazo de este suelo con terremotos y todo. Como no sentirnos felices de este pedazo de cielo, que a veces se nos viene encima. Nos gusta Chile y su gente y lo decimos con orgullo.

¡Los Guachacas Somos Chilenos todo el año!

Pero También nos han dado duro, crítica y más crítica, que somos atrasados, que somos una moda, que no tenemos objetivos generales, ni específicos, ni siquiera implícitos. Que no tenemos método y es posible que tras nosotros existan intereses de potencias extranjeras.

Por ello decimos… Dicen que vamos tarde a nuestra cita con la histo-ria, que los guachacas no somos modernos, que vamos atrasados al encuentro con el futuro, de acuerdo, pero dejemos en claro que nadie nos avisó el día y tampoco la hora, y seamos honestos, casi siempre llegamos tarde a nuestras citas, es que a veces nos perdemos en el camino, nos equivocamos de dirección y la mayoría de las veces goza-mos como niños inventando nuevos caminos. Todavía no hemos podido corregir la manía de andar soñando despiertos y en colores, chocando con todos, pensando en voz en alta y esta ancestral e inex-plicable tendencia a la resurrección.

Cargamos sobre los hombros una injusta fama de lenguas sueltas, vagabundos, calentones, buscavidas, fiesteros, solo porque violamos las normas de la resignación colectiva, porque portamos el famoso virus de la desobediencia y no tenemos certificado de vejez obligato-ria.

Somos guachacas ¡y por algo será! Llevamos más de 500 años apren-diendo a amarnos entre nosotros en este querido y pequeño país,

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La pregunta del millón surge por todos litros, desde los “profesionales” de la cultura finolis (incluyendo a los cuicos), hasta los “sentistas sociales” (que pasan sentados y a eso le llaman ciencia). Todos preguntan: qué hacen, qué son los guachacas. Nosotros con el tiempo la tenemos clarita y hemos elaborado la siguiente Declaración Universal de la Fermentación Guachaca:

Los Guachacas somos Humildes. No nos sentimos tigres ni jaguares, ni lobos, ni andamos dando recetas de cómo debe vivir el hombre y cómo debe estar organizado el mundo. Pero queremos que se tome en cuenta los humildes, a los que son felices con las cosas simples, con un cielo que podamos ver, un amigo a quien abrazar, una mujer a quien amar, una casita para pintarla cada primavera, unos hijos que educar, una historia que contar y que la vida siga siendo un misterio que se descifra día a día.

Los Guachacas somos Cariñosos. Somos puro sentimiento, nos gusta sentir el romance apenas lo olfateamos y ya el corazón nos bombea rapidito, como que se nos nubla la vista y los ojitos se nos ponen brillosos de pura pasión. Nos gusta canturrearle al oído a las mujeres, suavecito, como un secreto, y no como los cuicos que confunden los oídos de una dama con el programa ¡Aló Ely!, y cuando no les cuentan sus problemas, terminan hablando más gueás que recién operados. Nosotros hasta cuando hablamos se nos cae la poesía, mientras que ellos tienen que contar con los dedos de la mano para hacer una rima.

Los Guachacas somos Republicanos. Somos los herederos naturales de la Revolución Francesa y de sus consecutivas reformas a la carta constitucional, hasta llegar a la Cinquième Republique. Adherimos a los grandes principios que inspiraron esta revolución: Libertè, Egalitè, Fraternitè, que son los mismos principios que inspiraron nuestra vida republicana, vida de respeto, de bohemias, de diálogo abierto, sin descalificaciones, vida y normativas para que los hombres se encon-traran e hicieran grande nuestro Chilito.

Por eso lloramos y lamentamos cada bar que nos cierran, por eso defendimos y recuperamos La Piojera, el Palacio Popular por excelen-cia.

mientras los cuicos hasta trabajan horas extras por nuestra perdición.

Somos los que día a día buscamos el mapa del tesoro escondido, los que vamos golpeando puertas, para ver en cual entra la llave del amor prohibido, los que anhelamos el regreso de los perdidos, y arrastra-mos una plegaria por la resurrección de nuestros seres queridos. Somos los que hemos elegido el ancho camino de llegar a viejos sin ser adultos.

Los guachacas somos compipas de todos los que tienen vocación de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido lo que hayan vivido, sin fronteras de mapa o de tiempo. Que la perfección siga siendo el aburrido privilegio de los cuicos, nosotros nos conformamos con vivir cada día como si fuera el prime-ro y cada noche como si fuera la última.

Sabemos que hay un país distinto en algún lugar, quizás dentro de nosotros, y con todas nuestras limitaciones, queremos descubrirlo. Con todas nuestras limitaciones, porque a los Guachacas nos falta todo. Eso si, dignidad nos sobra,

Los Guachacas somos: Humildes, Cariñosos y Republicanos. ¡Somos Chilenos todo el año!

Los Guachacas somos chilenos. Y lo decimos sintiendo cada una de esas palabras. ¡Somos Chilenos! Nos gusta Chile, nos gusta esta tierra de montañas, de desiertos y de bosques, nos agrada la gente de Chile (excepción, claro está, de los cuicos), nos alegran nuestras hermosas mujeres, aunque nos gustaría que hubieran más. Nos gusta el vino de esta tierra, vino de amistad, de compañía, de sentimiento, hasta nos cae bien el piskelly y no le hacemos asco a una pilsen o una maltita con huevo matinal. Nos agrada nuestra orientadora cordillera, festejamos cada pedazo de este suelo con terremotos y todo. Como no sentirnos felices de este pedazo de cielo, que a veces se nos viene encima. Nos gusta Chile y su gente y lo decimos con orgullo.

¡Los Guachacas Somos Chilenos todo el año!

Pero También nos han dado duro, crítica y más crítica, que somos atrasados, que somos una moda, que no tenemos objetivos generales, ni específicos, ni siquiera implícitos. Que no tenemos método y es posible que tras nosotros existan intereses de potencias extranjeras.

Por ello decimos… Dicen que vamos tarde a nuestra cita con la histo-ria, que los guachacas no somos modernos, que vamos atrasados al encuentro con el futuro, de acuerdo, pero dejemos en claro que nadie nos avisó el día y tampoco la hora, y seamos honestos, casi siempre llegamos tarde a nuestras citas, es que a veces nos perdemos en el camino, nos equivocamos de dirección y la mayoría de las veces goza-mos como niños inventando nuevos caminos. Todavía no hemos podido corregir la manía de andar soñando despiertos y en colores, chocando con todos, pensando en voz en alta y esta ancestral e inex-plicable tendencia a la resurrección.

Cargamos sobre los hombros una injusta fama de lenguas sueltas, vagabundos, calentones, buscavidas, fiesteros, solo porque violamos las normas de la resignación colectiva, porque portamos el famoso virus de la desobediencia y no tenemos certificado de vejez obligato-ria.

Somos guachacas ¡y por algo será! Llevamos más de 500 años apren-diendo a amarnos entre nosotros en este querido y pequeño país,

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La pregunta del millón surge por todos litros, desde los “profesionales” de la cultura finolis (incluyendo a los cuicos), hasta los “sentistas sociales” (que pasan sentados y a eso le llaman ciencia). Todos preguntan: qué hacen, qué son los guachacas. Nosotros con el tiempo la tenemos clarita y hemos elaborado la siguiente Declaración Universal de la Fermentación Guachaca:

Los Guachacas somos Humildes. No nos sentimos tigres ni jaguares, ni lobos, ni andamos dando recetas de cómo debe vivir el hombre y cómo debe estar organizado el mundo. Pero queremos que se tome en cuenta los humildes, a los que son felices con las cosas simples, con un cielo que podamos ver, un amigo a quien abrazar, una mujer a quien amar, una casita para pintarla cada primavera, unos hijos que educar, una historia que contar y que la vida siga siendo un misterio que se descifra día a día.

Los Guachacas somos Cariñosos. Somos puro sentimiento, nos gusta sentir el romance apenas lo olfateamos y ya el corazón nos bombea rapidito, como que se nos nubla la vista y los ojitos se nos ponen brillosos de pura pasión. Nos gusta canturrearle al oído a las mujeres, suavecito, como un secreto, y no como los cuicos que confunden los oídos de una dama con el programa ¡Aló Ely!, y cuando no les cuentan sus problemas, terminan hablando más gueás que recién operados. Nosotros hasta cuando hablamos se nos cae la poesía, mientras que ellos tienen que contar con los dedos de la mano para hacer una rima.

Los Guachacas somos Republicanos. Somos los herederos naturales de la Revolución Francesa y de sus consecutivas reformas a la carta constitucional, hasta llegar a la Cinquième Republique. Adherimos a los grandes principios que inspiraron esta revolución: Libertè, Egalitè, Fraternitè, que son los mismos principios que inspiraron nuestra vida republicana, vida de respeto, de bohemias, de diálogo abierto, sin descalificaciones, vida y normativas para que los hombres se encon-traran e hicieran grande nuestro Chilito.

Por eso lloramos y lamentamos cada bar que nos cierran, por eso defendimos y recuperamos La Piojera, el Palacio Popular por excelen-cia.

mientras los cuicos hasta trabajan horas extras por nuestra perdición.

Somos los que día a día buscamos el mapa del tesoro escondido, los que vamos golpeando puertas, para ver en cual entra la llave del amor prohibido, los que anhelamos el regreso de los perdidos, y arrastra-mos una plegaria por la resurrección de nuestros seres queridos. Somos los que hemos elegido el ancho camino de llegar a viejos sin ser adultos.

Los guachacas somos compipas de todos los que tienen vocación de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido lo que hayan vivido, sin fronteras de mapa o de tiempo. Que la perfección siga siendo el aburrido privilegio de los cuicos, nosotros nos conformamos con vivir cada día como si fuera el prime-ro y cada noche como si fuera la última.

Sabemos que hay un país distinto en algún lugar, quizás dentro de nosotros, y con todas nuestras limitaciones, queremos descubrirlo. Con todas nuestras limitaciones, porque a los Guachacas nos falta todo. Eso si, dignidad nos sobra,

Los Guachacas somos: Humildes, Cariñosos y Republicanos. ¡Somos Chilenos todo el año!

Los Guachacas somos chilenos. Y lo decimos sintiendo cada una de esas palabras. ¡Somos Chilenos! Nos gusta Chile, nos gusta esta tierra de montañas, de desiertos y de bosques, nos agrada la gente de Chile (excepción, claro está, de los cuicos), nos alegran nuestras hermosas mujeres, aunque nos gustaría que hubieran más. Nos gusta el vino de esta tierra, vino de amistad, de compañía, de sentimiento, hasta nos cae bien el piskelly y no le hacemos asco a una pilsen o una maltita con huevo matinal. Nos agrada nuestra orientadora cordillera, festejamos cada pedazo de este suelo con terremotos y todo. Como no sentirnos felices de este pedazo de cielo, que a veces se nos viene encima. Nos gusta Chile y su gente y lo decimos con orgullo.

¡Los Guachacas Somos Chilenos todo el año!

Pero También nos han dado duro, crítica y más crítica, que somos atrasados, que somos una moda, que no tenemos objetivos generales, ni específicos, ni siquiera implícitos. Que no tenemos método y es posible que tras nosotros existan intereses de potencias extranjeras.

Por ello decimos… Dicen que vamos tarde a nuestra cita con la histo-ria, que los guachacas no somos modernos, que vamos atrasados al encuentro con el futuro, de acuerdo, pero dejemos en claro que nadie nos avisó el día y tampoco la hora, y seamos honestos, casi siempre llegamos tarde a nuestras citas, es que a veces nos perdemos en el camino, nos equivocamos de dirección y la mayoría de las veces goza-mos como niños inventando nuevos caminos. Todavía no hemos podido corregir la manía de andar soñando despiertos y en colores, chocando con todos, pensando en voz en alta y esta ancestral e inex-plicable tendencia a la resurrección.

Cargamos sobre los hombros una injusta fama de lenguas sueltas, vagabundos, calentones, buscavidas, fiesteros, solo porque violamos las normas de la resignación colectiva, porque portamos el famoso virus de la desobediencia y no tenemos certificado de vejez obligato-ria.

Somos guachacas ¡y por algo será! Llevamos más de 500 años apren-diendo a amarnos entre nosotros en este querido y pequeño país,

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Kiltro Ediciones es un grupo editorial independiente en favor del rescate del patrimonio callejero y la puesta en valor de la cotidianeidad como objeto de estudio en arquitectura.

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