Definiciones, indefiniciones y pequeños saberes Eduardo L. Menendez

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  • 8/2/2019 Definiciones, indefiniciones y pequeos saberes Eduardo L. Menendez

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    ALTERIDADES, 19911 (1), Pgs. 21-32.

    Definiciones, indefiniciones ypequeos saberes

    EDUARDOL. MENNDEZ*

    Pocas profesiones existen tan

    completamente academizadas como laantropologa, tal vez con la excepcin dela paleografa y del estudio de los

    lquenes.

    CLIFFORD GEERTZ, 1988

    Antropologa social: un saber diferenciado

    o una disciplina autnoma

    Intentar discutir aqu dos procesos que en realidadconstituyen aspectos complementarios de una mismaproblemtica. En primer lugar comentar la posibilidadde legitimar a la antropologa social como ciencia

    diferenciada, y ulteriormente analizar la supuestacrisis actual de nuestra disciplina. 1

    El primer problema podra desglosarse en toda unaserie de interrogantes: Qu es la antropologa social;2

    cul es su legitimidad epistemolgica y qu garantizasu diferenciacin en cuanto disciplina autnoma; culesson sus problemas especficos; cul es su aproximacinterico-metodolgica particular; cules son los sujetossociales supuestamente exclusivos de ella para sudescripcin y anlisis? Y podran extenderse, pero losconsideramos suficientes para el desarrollo de nuestrosobjetivos.

    Aun cuando en trminos tcnico-metodolgicos nopueda establecerse con precisin la especificidad de la

    antropologa social con respecto a la mayora de loscuestionamientos propuestos -puesto que los sujetos,unidades, problemas, teoras, metodologas, etc. que leataen no pueden diferenciarse de los de la

    Investigador del CIESAS.

    Sociologa, de determinadas reas de la geografa

    humana, de la psicologa social, de la psiquiatra social,de la historia social (sobre todo en su variante de ladenominada "historia oral"), etc.-,3 no puede negarse suexistencia fctica como disciplina. No slo hay quienesnos asumimos antroplogos sociales, sino que haydepartamentos docentes de antropologa social,institutos de investigacin dedicados a la antropologasocial, publicaciones especializadas en esta rama delconocimiento. Es decir, pese a la dificultad oimposibilidad de establecer criterios epistemolgicosque avalen su diferenciacin, la antropologa socialexiste como institucin y/o profesin.

    Pero esta constatacin no legitima, en trminosepistemolgicos, la existencia de una disciplina. Para

    nosotros la posibilidad de establecer su diferenciacin yautonoma radica en toda una serie de procesos socialese institucionales que condujeron a su emergencia ydesarrollo.

    Desde luego, no significa negar el proceso deconstitucin del conocimiento antropolgico a partir desu propia produccin. Lo que sostenemos es que talproduccin no basta para legitimar su diferenciacin, entanto no puede ser escindida de la construccin delconjunto de disciplinas sociohistricas que seestablecieron y diferenciaron durante los siglos XIX yXX. Y este proceso, a su vez, resulta incomprensible sino es remitido al contexto histrico-social que losobredetermin.

    En este trabajo me limitar a sealar en trminossumamente esquemticos los siguientes puntos:

    a)La antropologa social y todas las ramas principalesde la antropologa se constituyen a partir de

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    una divisin del trabajo intelectual que remite poruna parte a las sociedades "complejas", "civilizadas","desarrolladas" respecto de las cuales se instituy lasociologa y en gran medida la historia. Por otraparte, remite a las sociedades "primitivas", "nocomplejas", "no desarrolladas" para las cuales seinstituy la antropologa.

    b)Algunas sociedades particulares impulsan antro-

    pologas nacionales cuyas caractersticas se veri-fican en las problemticas y teoras diferencialesdesarrolladas por las mismas. No debe considerarsecomo un accidente el hecho de que la antropologaalemana impulse sobre todo concepciones tericascclicas, morfologistas y fenomenolgicas frente alfuncionalismo y estructuralismo de las corrientesanglosajonas, y de que estas tendencias dife-renciales se expresen tambin a travs de las otrasdisciplinas sociolgicas e histricas.

    c)El proceso de institucionalizacin y de profesiona-lizacin de la antropologa condujo necesariamenteno slo a reforzar la identidad antropolgica, sino asubrayar las diferenciaciones respecto de las otras

    disciplinas. La antropologa, como cualquier otraactividad institucionalizada, est obligada agarantizar su reproduccin, lo cual nonecesariamente se complementa con la racionalidadcientfica para favorecer la convergencia entredisciplinas. Los antroplogos, tanto como "otros"profesionales, se vieron "obligados" institucional-mente a afirmar su diferenciacin y no su semejanzacon respecto a otras prcticas profesionalesinstitucionalizadas.

    d)Tanto el desarrollo histrico-social global, como ladinmica interdisciplinaria condujeron en los hechosno slo a la "desaparicin" de los antiguos sujetos deinvestigacin y a su reconversin en otro tipo deentidades, sino tambin al surgimiento deantropologas "nacionales" en los pases perifricosque proponan una concepcin y una relacindiferentes en lo que toca a los sujetos. Adems, estotuvo lugar dentro de un juego interdisciplinario en elcual la sociologa y la historia se apropiaron de losantiguos sujetos de la antropologa social y losantroplogos se proyectaron sobre "sociedadescomplejas" y sobre sujetos de su propia sociedad.Esto supuso un intenso proceso de dispersin ydifusin de teoras, tcnicas y prcticas que persisteen la actualidad. (Menndez 1968, 1970, 1975a y1975b.)

    Ahora bien, la dificultad para establecer dichadiferenciacin y autonoma en trminos epistemol-gicos no niega la existencia de algunos ncleos fuertes,tanto en aspectos terico-metodolgicos como delobjeto de estudio, que han sido utilizados con

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    mayor frecuencia e intensidad por nuestra disciplina. Laantropologa social se ha caracterizado, en trminoscomparativos, por haber sido casi la nica en sostener lapertinencia metodolgica de un enfoque holstico; poruna particular preocupacin por las descripciones yanlisis de tipo cualitativo; por utilizar ms que ningunaotra disciplina sociohistrica una aproximacinpersonalizada con larga estada en campo por parte del

    investigador; por enfatizar que el analista debe ser elmismo que obtiene la informacin en forma directa; porhaber sostenido la importancia y frecuentemente lamayor relevancia de la dimensin ideolgico-cultural;por haber considerado la pertinencia metodolgica detrabajar con unidades micro en el "entendimiento" deque las mismas expresan al nivel macro, etctera.

    Pero tales rasgos no implican suponer exclusividadalguna de esta disciplina en el uso de dichosinstrumentos, conceptos y teoras. No obstante debereconocerse que en trminos comparativos ha habidouna mayor incidencia de la antropologa con respecto atales caractersticas, hasta casi identificarse con algunade las mismas. Este proceso ameritara su descripcin,

    pero dados los objetivos de este trabajo no me detendren ello.Mas, lo que importa destacar sobre cuanto nos

    ocupa es que para la diferenciacin de la antropologasocial no existen criterios epistemolgicos, sino nfasisdiferenciales que, por lo dems, no sabemos hastacundo seguirn valiendo como lmites.

    Un balance que forzara la identidad diferencialrevelara tres caractersticas fuertes en que an basarasu diferenciacin la antropologa social:

    a) La aproximacin personalizada a los problemas ysujetos de investigacin basada en una compara-tivamente larga y permanente relacin en el campo

    del "otro".b) La negacin a aceptar una divisin entre el inves-tigador que obtiene informacin y el que la analiza (ointerpreta). Es decir, negar la legitimidad de laantigua escisin etngrafo-etnlogo o en versinsociolgica entre "encuestador" y "socilogo".

    c) El desarrollo de investigaciones sobre sujetos queconstituyen "otros culturales".

    De estas tres son ms coherentemente reconocidaslas dos primeras; la tercera constituye parte delinconsciente cultural de la antropologa de los pasescentrales y sigue estando presente en el nivel profundodel discurso dominante en dicha antropologa, inclusoen las aproximaciones crticas.4 Ninguna de lascaractersticas supone un corte de nivel epistemolgico;la posibilidad de que lo constituyan no puede estarbasada en la "tradicin" disciplinaria,

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    ni en una especie de fe antropolgica, sino que debeser fundamentada.5

    En algunas discursos a enfoques se considera, porotro lado, que la especificacin de las disciplinas es unasunto poco relevante, y que la significativa es ladefinicin (y/o invencin) de problemas, y la dis-criminacin de los instrumentos ms adecuados paradescribirlos y analizarlos.

    Personalmente estoy de acuerdo en la preponde-rancia de los problemas, pero esto no explica por qurazn se mantienen las diferencias y, ms aun, por quse incrementan los recursos institucionales que laspromueven. Si las problemas definieran realmente laidentidad de una disciplina o de un conjunto dedisciplinas, hace tiempo que se tendran que haberfundido varias de ellas o por la menos reorganizado.Sin embargo ocurre todo lo contrario. En el caso deMxico se han creado recientemente varios programasde posgrado en antropologa social y en los prximosaos posiblemente surgirn otros. Y se crean ennombre de la antropologa social, y apelan a ella comodisciplina.

    Llegados a este punto y para ser ms o menoscoherentes con lo propuesto hasta ahora, nos cen-traremos en lo que produce la antropologa social encuanto institucin que se reconoce y es reconocidacomo tal, y pasaremos por alto el hecho de que sustemas, problemas, sujetos. etc., sean tambin tratadospor otras disciplinas.

    Crisis actual o crisis permanente

    El segundo problema a tratar en este artculo se refierea la situacin de crisis que se presume atraviesa laantropologa social. Lo primero por dilucidar alrespecto es a qu alude dicha situacin de crisis. Es

    una crisis de identidad y/o autonoma como laplanteada al principio del trabajo; de su capacidadexplicativa/interpretativa y/o de la validez de susinstrumentos; de su capacidad para incidir directa oindirectamente en los procesos de transformacin de lasociedad; una crisis por la "desaparicin" de sussujetos/objetos de investigacin; es una crisis queafectara la produccin de los pases centrales otambin la de las pases latinoamericanos?

    La enumeracin anterior exige algunas explica-ciones. Debe aclararse primero qu se entiende porcrisis, si un proceso negativo, definitivo, cerrado, etc.En segundo lugar si la situacin de crisis la pensamosexclusivamente para la antropologa social o

    consideramos que sta expresa a nivel particular lacrisis que emerge en las saciedades donde opera dichadisciplina y sobre todo respecto de los modelos desociedades posibles.

    Definiciones, indefinicionesypequeos saberes

    Personalmente entiendo las crisis como espa-cios/procesos de ruptura de las continuidades ideo-lgico-tericas dominantes; rupturas que posibilitaranel acceso a reflexiones y acciones que cambiaran elsigno de las interrogantes y de las respuestas hastaentonces hegemnicas y cuya modificacin no slo semanifiesta como discurso acadmico, sino que emergea travs de las ideologas y prcticas de los conjuntos

    sociales. La crisis supondra un proceso que alcuestionar la continuidad posibilitara su modificacin.Pero, y la subrayo, slo la posibilitara, dado que elejercicio de la transformacin dependera de lossectores sociales que asumieran dicho proceso detransformacin. Desde este enfoque considero a lascrisis como potencialmente necesarias, ya queconstituyen una posibilidad de revisar los antiguosinterrogantes, as como nuevos problemas planteadosdesde otras perspectivas hasta entonces relegadas y/onegadas. Las crisis expresan no slo el agotamiento dedeterminados modelos de vivir y de pensar la realidadsocial, sino situaciones en que puede emerger elcuestionamiento de lo sabido como conocimiento y

    saber institucionalizados, as como la posibilidad de sutransformacin y una crtica a su institucionalizacinen la "vida cotidiana" y en la vida acadmica yprofesional, es decir, al continuo retorno de loinstitucionalizado.

    La diversificacin de tales perspectivas no asegura,por otra parte, la modificacin de "la vida", ya questas pueden ser rechazadas, apropiadas oinstitucionalizadas.6

    No nos extenderemos ms en esto, pues no in-tentamos analizar la crisis como metodologa deconocimiento, sino asumir su existencia o no, y elsignificado que tiene para la situacin actual de laantropologa social.

    Para contextualizar este anlisis comparar enforma sumamente esquemtica el periodo actual(dcada de los ochenta y primeros aos de las noventa)conotros dos periodos en los cuales reconocemos si-tuaciones de crisis a nivel de la sociedad global y de laantropologa social en particular. El primero de dichosperiodos tuvo lugar a fines de la dcada de 1920 ydurante los aos treinta, el segundo a mediadas de lossesenta y principios de los setenta.

    Para sendos periodos se dan por sobreentendidaslas condiciones de la crisis con respecto a la sociedad,por ella slo sern mencionadas.

    No pretendo concluir -debo advertir- que la crisisen la sociedad global conduzca mecnicamente a

    situaciones de crisis en las disciplinas particulares, niignorar que los procesos acadmicos desarrollan crisisautnomas: Estamos tratando de observar aquellosmomentos en que la crisis se expresa en estos dosniveles, en referencia a las modelos de

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    sociedad vigentes y posibles, en la medida en quenuestra disciplina se constituye en relacin con ladescripcin y anlisis, o si se prefiere con los modos depensar los modelos de sociedad.

    Crisis eran las de "antes"

    Desde el punto de vista de la sociedad global, durante

    el primer periodo la crisis se manifiesta tanto a travsde la situacin econmico-productiva como de laemergencia ideolgica de los fascismos y del estali-nismo como movimientos que se expresan no slo enel poder de una cpula burocrtica, sino en lasprcticas sociales y en las representaciones ideolgicasde la sociedad civil. La complejidad y las contra-dicciones de este proceso se reflejan en la produccinde conocimiento. Debe asumirse que gran parte de lareflexin antropolgica de este periodo est referida alos grupos tnicos, pero pensada para las sociedades delos pases "centrales".

    En el caso de la antropologa social la crisis tienecomo sntoma particular el deterioro "final" de las

    concepciones evolucionistas y el descrdito de losmodelos macrosociales; en la emergencia dominantede escuelas ahistricas tanto de raz funcionalista comofenomenolgica; en el desarrollo de tendenciastericas denominadas entonces "irracionalistas".Durante este lapso se constituyen nuevos problemas ysi bien algunos de ellos no tuvieron continuidad, lamayora se conformaron como ncleos fuertes de laidentidad profesional de los antroplogos.

    Una parte de estos conceptos y problemas ponen demanifiesto la articulacin existente en dicho periodoentre la investigacin antropolgica y algunas de lasproblemticas socioideolgicas centrales de lasociedad global. En ese contexto no es casual que

    determinados problemas tericos se constituyan enejes de la reflexin antropolgica. As, la relacin entrelo cultural y lo biolgico, lo normal y lo patolgico, elrelativismo cultural, los procesos que luego fuerondenominados "micropoderes", la importancia de loideolgico-cultural como estructurante, etc., noconstituan slo temas antropolgicos sino que eranncleos ideolgicos centrales respecto de los tipos desociedades posibles.

    Ser esta produccin antropolgica la que, enfuncin de una lucha terico-ideolgica generadacontra las teoras tnico-racistas, propondr a ladiferencia cultural como uno de sus ejes prctico-te-ricos. El relativismo e historicismo antropolgicos, el

    nfasis en la racionalidad cultural, el extremo parti-cularismo y el "empirismo" de gran parte de la pro-duccin antropolgica deben ser referidos al recono-cimiento de una diferencia cultural que pretenda no

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    slo ser cuestionada tericamente, sino eliminadabiolgicamente por el nazismo.7

    Durante los treinta las influencias tericas deter-minantes procedern de Durkheim, Freud y en unsegundo nivel del historismo alemn. Los conceptosy/o palabras clave fueron cultura, necesidad, ethos,personalidad, ritual, tema cultural, mito, comunidad,

    aculturacin, socializacin. etc. El conjunto de lastendencias dominantes consideraron a la cultura (osociedad) como una realidad objetiva que se expresa a

    travs de sujetos hipersocializados (o endocultura-lizados). Slo la antropologa social estadounidenseintent generar una teora de la reproduccin social queasignara al microgrupo y al sujeto un papel dinmico,pero en la prctica ello condujo al dominio de unaconcepcin sicologista. Comparativamente debesubrayarse que en las otras tendencias no emergieroncomo entidades tericas relevantes ni las prcticas nilos sujetos.

    Como ya se indic, aun cuando los antroplogossociales en su mayora investigaban "sociedades et-nogrficas", los nuevos problemas propuestos enfocancentralmente a las sociedades de pertenencia de losantroplogos y sus relaciones con las "sociedades

    etnogrficas". Y esto no slo en trminos de antropo-loga aplicada sino de teorizacin sobre la sociedad.Esta aproximacin es vlida tanto para la antropologaestadounidense y britnica como para la alemana,italiana y francesa.8

    Durante este periodo la antropologa social aban-dona casi definitivamente el trmino "primitivo" ycomienza a reemplazarlo por otros referidos a carac-tersticas culturales y/o actividades productivas, y delos cuales los mas extendidos y utilizados inicialmentefueron los de "folk", "grupo tnico" y "campesinado".Correlativamente, durante este lapso se inicia laaplicacin de la antropologa social al estudio de lassociedades complejas, as como al establecimiento de

    relaciones de determinacin entre stas y las entidadestnicas. Los trabajos de los Lynd, Warner, los Gardner,Klukhohn, el grupo britnico de Observacin de masas,Redfield, etc., constituyen la avanzada de un procesocaracterizado por su

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    discontinuidad, pero que se constituy en este lapso, engran medida por efecto de la crisis sealada.

    Puede construirse un modelo terico ms all de ladiversidad de escuelas y tendencias tericas an-tropolgicas de este periodo opuesto a los modelostericos provenientes del biologismo, por una parte, yde la economa poltica marxista y no marxista, por laotra. El modelo antropolgico, al igual que los otros

    modelos, constituir una expresin ideolgica ademsde terica. Pese a las modificaciones ulteriores, estemodelo "alternativo" seguir vigente y constituir unode los factores propiciantes del "eterno retorno" de laantropologa.

    Durante los aos treinta se estructura una an-tropologa para la accin, a la que se dar el epteto deaplicada y cuyo desarrollo inicial implicaba el uso decriterios similares a los que se pusieron en marcha enlo que se denomin investigacin-accin. En este lapsola disciplina antropolgica "anticipa" parte de losproblemas y explicaciones que se desarrollarn en lasdcadas siguientes. Ms aun, toda una serie detemticas que algunas tendencias actuales consideran

    haber "reinventado" fueron parcialmente estructuradasen este periodo crtico. Por ejemplo, la negacin en loshechos de una historia universal no slo tendr que vercon su relativismo pragmtico, sino con el nfasiscolocado en los "nuevos mundos encontrados". De ahque la negacin de la historia aparezca como parte deun modo de pensar comn a otros campos de reflexiny accin dominantes en esos aos. Pero la teoraantropolgica no coloca su alternativa en lasmitologas reemplazantes de la historia, sino que larefiere a la actualizacin de "cada mundo" particular.Y es en esta referencia particularizada que se fueconfigurando la importancia de lo obvio en ladescripcin y el anlisis del "otro cultural". La prctica

    antropolgica se propone as un estilo distinto deinvestigar que implica ya la consideracin de laantropologa "como modo de vida".

    Quiero indicar que varias de las caractersticas deesta antropologa se vinculaban a formas de pensar larealidad generadas tambin desde otros enfoques. Elrelativismo cultural, por tomar un solo concepto antro-polgico clave, no slo cobra un notorio desarrollodebido a la lucha cientfica e ideolgica generada conrespecto a las propuestas fascistas, sino que dichoconcepto expresa al mismo tiempo "la crisis de la ideade progreso" o "la desilusin respecto de la tcnica",tan frecuentemente pensados fuera del mundo"marxista" o liberal".

    Un ltimo punto a sealar es que el marxismojuega un papel muy secundario durante este periodo decrisis. Constituye una indudable referencia ideolgica,pero no aparece incluido en el desarrollo terico einstitucional de la antropologa social.

    Definiciones, indefinicionesypequeos saberes

    La crisis en el seno de la antropologa supuso unfortalecimiento disciplinario en torno a determinadosmarcos tericos, problemticos e instrumentales, ascomo una mayor estructuracin de su identidad no sloacadmica sino profesional. La integridad de laantropologa fue puesta a prueba en mayor medida queen el caso de las otras disciplinas histrico-sociales,dado que las determinaciones ejercidas desde la

    sociedad global refirieron directamente a uno de susprincipales ejes problemticos: las relaciones entre razay cultura. La integridad de nuestra disciplina seconserv no slo por su organizacin en torno adeterminados marcos tericos y por el reforzamientodel proceso de institucionalizacin, sino adems porqueasumi las propuestas de las antropologas estado-unidense y britnica que se convirtieron enhegemnicas a partir de este lapso.

    Este proceso es en parte responsable de que laintencionalidad crtica de la antropologa social no semanifestara a travs de la impugnacin econmico-po-ltica, sino del cuestionamiento de las formas y estilosde vida generados por las sociedades "civilizadas".

    La prdida de la virginidad

    colonizadora: los aos sesenta

    Durante la dcada de los sesenta se manifiesta unasituacin de crisis socioideolgica a nivel de los pasescentrales y de una parte de los perifricos, y al igual queen el lapso anterior dicha crisis se expresar no slo porla produccin cientfica, sino tambin medianteprocesos sociales de masas. Las expresionesideolgicas de este periodo pueden ser referidas a losdiferentes marxismos, incluidos los "anarco-marxismos" y los enfoques autogestionarios, perotambin a tendencias y organizaciones populistas y

    "comunitaristas". El disparador de la crisis no sereconmico sino de signo ideolgico-cultural eideolgico-poltico. y bajo tales premisas es importantesubrayar el papel que desempe el marxismo comoaglutinador contradictorio de propuestas notoriamentedismiles, incluso al interior de la produccinantropolgica.

    Tampoco nos detendremos aqu a revisar la so-ciedad global; trataremos de profundizar en algunosaspectos de la produccin antropolgica. La influenciade esta nueva situacin se observa en la recuperacin dela historia, pero tambin de la "evolucin" por una partesignificativa de los enfoques antropolgicos; se verificaen el reconocimiento frecuentemente culpabilizado de

    que la teora y la prctica de la antropologa seconstituyeron por las relaciones del tipo colono/colonizado; explotador/explotado; hegemona/subalternidad; etc.; se observa en la expansin de laantropologa sobre nuevos sujetos sociales,

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    los primeros de los cuales sern los denominados"marginales urbanos", pero que luego incluir aprcticamente cualquier clase, estrato, grupo o sub-grupo en trminos sociales, econmicos y/o tnicos.Este lapso se caracterizar por la utilizacin de ladimensin econmica y econmico-poltica con unaintensidad que no guarda relacin con el periodo decrisis anterior ni con la propia historia de la disciplina.

    Pero debe subrayarse que ello no supuso ladesaparicin de la dimensin socioideolgica o si seprefiere cultural.

    En este periodo surge como propuesta la "inevi-table" desaparicin de la antropologa social, pero almismo tiempo se genera la "explosin" de nuestradisciplina en especialidades. Lo primero expresa lasituacin de crisis ideolgico-poltica al interior de laantropologa social y lo segundo la fuerza determinantedel proceso de su institucionalizacin.

    En los sesenta pasan a primer plano las dudas hastaentonces subestimadas sobre la legitimidad cientfica eideolgica del instrumental tcnico-terico de laantropologa. El antroplogo se interroga sobre la

    validez de su observacin etnogrfica, o si estirremediablemente determinada por su situacionalidad.Una parte de la crtica antropolgica asume que susinstrumentos estn ideologizados desde suconstitutividad y que dada la relacin entre antrop-logo/grupo tnico se genera un efecto de desconoci-miento. El antroplogo conocera no tanto lo que"quiere" conocer, sino sobre todo lo "que se dejaconocer". El empirismo antropolgico es radicalmentecuestionado y se propone que la produccin etnogrficarepresenta una construccin terica no asumida.

    La antropologa comienza a reconocer en formaproblematizada que su objeto/sujeto de trabajo (estudio,investigacin, experiencia) se ha transformado en

    colectivos pertenecientes a "sociedades complejas", loscuales en trminos polticos reciben nombres genricoscomo Tercer Mundo, periferia, pases dependientes,sociedades subdesarrolladas, etc. Aparece una dobleproblemtica metodolgico-ideolgica, la delantroplogo del pas central respecto del "nuevo otrocultural" y la del antroplogo formado como tal en unasociedad considerada como "otro cultural" por laantropologa y por la sociedad de los paseshegemnicos: el antroplogo observa, y a su vez esobjeto de observacin, y esta mutua mirada no slosupone la posibilidad de una relacin ms simtrica,sino tambin la expulsin del observador.

    El pronstico de la desaparicin de la antropologa

    y de la emergencia de una produccin antropolgica"nativa", la duda sobre la neutralidad terica y polticadel antroplogo, la propuesta de que la etnografagenerada tiene que ver ms con el imaginario"occidental" que con la realidad profunda de los

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    grupos descritos, tiene como trasfondo los procesos dedescolonizacin africano y asitico, pero que eclosionana travs de la guerra de Viet Nam. El problematerico-tico de la investigacin antropolgica cobr eneste lapso una radicalidad nunca antes observada alinterior de la disciplina y coloc a la antropologa en ellugar ms cuestionado respecto del conjunto de lasdisciplinas sociales e histricas.9

    Las propuestas crticas no slo fueron discutidas y/onegadas; una parte de la produccin antropolgicaasumi en la prctica su rol colonialista. E inclusoalgunos pusieron en duda la posibilidad de unaantropologa generada por antroplogos "nativos" atravs de los cuales "hablara realmente" el "otrocultural". Concluyeron que si bien la situacin no era yala de colono / colonizado, una nueva asimetradistorsionaba la realidad, en la medida en que seguanestando en juego los poderes tcnicos y econmicosdiferenciadores.

    Durante los sesenta se va estructurando en forma noepisdica la concepcin de la antropologa como estilode vida, lo cual se articula con la fuerza de determinadas

    orientaciones "comunitaristas" y "tnicas", as comocon la continuidad en la relevancia dada a lo cultural. 10

    La antropologa social continuar proponiendo suenfoque holstico, y el nfasis en la totalidadredescubierto a nivel ms o menos masivo en los sesentaencontrar que nuestra disciplina constituyeprcticamente la nica (no tendencia terica) que siguiproponiendo dicha categora como ncleo metodo-lgico central.

    A una antropologa de "mundos diferentes encon-trados" caracterstica de los veinte y los treinta seagrega una antropologa de "mundos en desaparicin" oen modificacin aorada, y esto desde dos perspectivascomplementarias, la de experiencias culturales totales

    que se pierden definitivamente y la atribucin de dichaprdida a la expansin productivista de "Occidente".Desde un punto de vista terico el hecho ms

    significativo es que el marxismo en sus diversasvariantes adquiere por primera vez legitimacin dentrode la antropologa social, y conjuntamente con l sonincluidos como partes del proceso a investigar losniveles macrosociales y en particular la dimensineconmico-poltica. El "tradicional" nfasis an-tropolgico en "la diferencia" se va a complementar conel nfasis marxista en la desigualdad socioeconmica.Si bien el desarrollo del marxismo en la antropologasocial supondr la recuperacin del freudo-marxismo yde las propuestas gramscianas, las dos tendencias

    dominantes fueron la econmico-poltica y/o la"estructuralista".

    Antes de continuar quisiera traer a colacin unhecho que no por obvio debe ser omitido. El notable

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    desarrollo del marxismo en la antropologa social delos pases centrales debe ser relacionado con la crisisideolgica y terica que opera a nivel de la sociedadglobal y de la particularidad antropolgica, pero suirrupcin no lo convirti en tendencia hegemnica nimucho menos, salvo tal vez en Francia y en menorgrado en Italia. La mayor parte de la produccinetnogrfica y terica publicada en las revistas espe-cializadas se orient hacia otras tendencias. No obs-tante, debe subrayarse que las concepciones marxistasse articularon momentneamente con la "tradicional"crtica antropolgica al productivismo y formas devida de la sociedad dominante en comparacin con las"sociedades etnogrficas".

    Relacionado estrechamente con esta convergenciaest el cambio propuesto para la intervencinantropolgica; a una antropologa aplicada de referen-cia colonialista se propone una prctica que debetomar en cuenta la accin poltica. Esto comenzar adenominarse en algunos contextos como investiga-cin-accin. El "descubrimiento" del saber como po-der y de la institucin como control fundamentan en

    parte dicha alternativa de accin.Los conceptos clave utilizados en este tiempo

    fueron los de estructura, modo de produccin, relacinestructura/superestructura, ideologa, cambioestructural, relacin sujeto/estructura, smbolo, etc. Sibien la problemtica del sujeto fue recuperada a nivelterico por diversas tendencias, por otro lado siguisiendo liquidada en beneficio de la cultura o de laestructura. Los sujetos sociales pasaron a ser pensadosen trminos de clases sociales, de proletariado,

    Definiciones, indefinicionesypequeos saberes

    de campesinado (como clase), de nacionalidades, perose reforz la concepcin de que es la sociedad loconstitutivo y de que el sujeto es a lo ms un vehculode la cultura o de la estructura.

    No obstante, una parte significativa de la antro-pologa social propondr que los sujetos portadores decultura (o de la estructura) constituyen sujetos socialesde la transformacin. As, el proletariado, el

    campesinado o los grupos tnicos son analizados entrminos de agentes sociales activos del cambio, locual constituy una modificacin que no afect sinembargo el lugar pasivo que la subjetividad guardapara el conjunto de las concepciones tericas domi-nantes.

    Esta crisis origin una situacin de incomodidadideolgica, de desconfianza instrumental, de negacindel saber, que fue controlada parcialmente por elproceso de institucionalizacin profesional. Pero esteproceso que asegura en gran medida la reproduccinsocial de la antropologa no impidi la continuidad deun "malestar" disciplinario que dura hasta laactualidad.

    Mientras que en el primer periodo de crisis puedesealarse una ausencia comparativa de la antropologasocial producida en Amrica Latina, esta situacin sever afectada de manera particular durante el segundolapso. En Mxico es donde este fenmeno se expresacon mayor claridad. 11

    El clera es slo una metfora?

    En la actualidad, qu procesos en general, y enrelacin con la antropologa social en particular, per-mitiran hablar de crisis en los trminos propuestos?

    En lo general, destacan la crisis de los sistemasdenominados "socialistas", el rpido cambio de algu-

    nos de ellos hacia formas capitalistas y un proceso dereconstitucin de sus estructuras burocrticas. Comoconsecuencia sustantiva asistimos a la quiebraideolgica de estos sistemas como referencias de unaposible reorganizacin de la sociedad, y correla-tivamente al fortalecimiento de la hegemona y domi-nacin de los pases capitalistas centrales sin pro-puestas crticas alternativas a nivel global. 12Asistimostambin a una explosin de las nacionalidades,etnicidades y religiosidades que en forma particularistapretenderan constituirse en opciones "societarias"especficas.

    Tal como hicimos con respecto a los lapsos ante-riores, no analizaremos la situacin general, sino el

    estado de nuestra disciplina. Una primera miradapermite concluir que no hay nuevos sujetos, no haynuevos conceptos, no hay casi nuevos problemas. Lamayora de los "nuevos" conceptos, por ejemplo, sontomados de la fenomenologa, del existencialismo

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    sartreano, de Gramsci, de Foucault, de Freud, etc.Tanto esta concepcin como algunas aproximacionestericas venan siendo elaboradas dentro y fuera de laantropologa y afectaran a la produccin de cono-cimiento social general y no slo antropolgico.

    Desde un punto de vista de "historia interna" seretorna en gran medida el programa antropolgico" delos aos treinta que tuvo continuidad hasta los sesenta.La crtica a las teoras generales explicativas, lanecesidad de producir enfoques sintticos nodogmticos, la concepcin de que la "gran teora"opera como un cierre a la explicacin de las particu-laridades, el nfasis colocado en propuestas queobservan la diferencia y no slo la desigualdad, etc., 13

    constituan parte de dicho "programa". Lo que ocurreahora es que se constituye como reaccin, pero no slocomo una reaccin antimarxista sino tambin anti-durkheimiana, antilvistrausiana e inclusive anti-weberiana, en la medida en que emergen comocuestionamiento de todo sistema global al queconsideran cerrado, no procesal, hiperestructural,

    normativo, etctera.En esta reaccin operan algunas extraas sntesisdonde, por ejemplo, el sujeto es recuperado en nombrede la intencionalidad fenomenolgica (los discpulosde Schultz), mientras que por otra parte aparece negadoen nombre de la perspectiva foucaultiana, y viceversa.Pero sta y otras discusiones, y ello debe subrayarse,venan desarrollndose fuera de la antropologa socialdesde los treinta y en parte fueron recuperadas durantelos sesenta.

    Las "nuevas perspectivas" no slo desconfan delos discursos cerrados, sino de los sistemas demasiadocoherentes, dado que, se supone, dicha coherencia esms que nada una exigencia de un sistema terico que

    al buscar su autovalidacin clausura no slo lasdiferencias y contradicciones sino sobre todo el papelde las prcticas, de lo "espontneo", de lo nocontrolable o integrable en la norma, etc. Pero eldesarrollo de las "nuevas perspectivas" es paradjicoadems de contradictorio, y as observamos que una delas aproximaciones ms influyentes, constituida atravs de una de las etnografas ms sutiles de lasprcticas -me refiero a la producida por Goffman- nospermite concluir por ejemplo que la "espontaneidad"no existe, sino que est microestructurada.

    Ya hemos sealado previamente que toda una seriede concepciones "actuales" como la recuperacin delrelativismo, la crisis de la idea de progreso o la

    negacin de la historia universal, al igual quedeterminados estilos de escritura, ya estaban desa-rrollados dentro y fuera de la antropologa social apartir de la dcada de los treinta. Desde nuestro puntode vista una parte significativa del planteamiento actualya haba sido propuesta y desarrollada,

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    y los nuevos discursos no consiguen, hasta lo quepuedo observar, convertirla en un nuevo problema, encierta medida por desconocimiento del procesohistrico que la constituy. 14

    Si hiciramos un esfuerzo de sntesis encontra-ramos que en la antropologa social, pero tambin enel conjunto de disciplinas sociohistricas, existen doslneas que tratan de llevar adelante una suerte de"programa" terico. Tenemos una vertiente a la quepodemos denominar "teora de las prcticas", queincluye en su aparato crtico la mayora de los criteriosya expuestos y cuyos conceptos clave seran los deproceso, duracin, estrategias, reproduccin, carrera,transacciones, relacin hegemona/subalternidad, etc.La sociedad y/o la cultura son entendidas comoestructuraciones provisorias constituidas a travs deprcticas sociales asimtricas en un proceso detransacciones constantes.

    Junto a sta tenemos otra lnea a la que podemosdenominar "teora del discurso" y cuyos conceptosbsicos son los de textualidad, descentramiento,conciencia fragmentada, contingencia, desconstruc-

    cin, desfamiliarizacin, discurso, etc. En forma mu-cho ms militante que la lnea anterior genera unenfrentamiento con la perspectiva "positivista" a la queopone la aproximacin ("experiencia") antropolgicano fragmentada, y pone un nfasis particular en todauna serie de cuestionamientos que dan

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    continuidad a las propuestas de los sesenta: desco-lonizacin de la antropologa, la consideracin delmundo como no homogneo, crtica a la reificacin delmtodo antropolgico, etctera.

    Mientras que la primera tendencia significa unacontinuidad en el desarrollo de la antropologa social,la segunda se debe en gran medida a la apropiacin de

    conceptos y marcos tericos que son parte de latradicin antropolgica, pero que en su mayora sonobtenidos de otras perspectivas disciplinarias.15

    Adems, si bien ambas lneas hacen referencia a lomacrosocial, a la necesidad de articulacin mi-cro/macro, al uso de la historia como proceso y nocomo estructura, etc., sobre todo la segunda tendenciasigue anclada casi exclusivamente en la dimensincultural, reduciendo su anlisis al universo de losimblico y con escasas referencias a las prcticassociales. Tanto la historia como la economa polticaconstituyen dimensiones poco utilizadas. En ltimainstancia aparece desplegada la continuidad de unproceso que, iniciado en los veinte y treinta (apropia-

    cin de Durkheim, Freud, Mead (GH). Weber), con-ducira necesariamente al desarrollo hegemnico deuna antropologa de lo simblico y respecto de la cualel marxismo signific una suerte de interferenciadespejada a fin de cuentas.

    En ambas lneas uno de los procesos clave noresueltos y que constituye sin embargo uno de losncleos duros de crtica a los antiguos sistemastericos "totalizantes" es el de la relacin sujeto/es-tructura (o cultura). En ambas lneas el sujeto sigueapareciendo en forma dominante como un reproductorde la estructura; no obstante, en ambas existe unapreocupacin explcita por la subjetividad, que en uncaso se expresa por el nfasis en las prcticas sociales,

    y en el otro en la preservacin de la experienciasubjetiva antropolgica frente a la fragmentacin de larealidad (y de la experiencia antropolgica) generadapor la aplicacin de concepciones positivistas.16

    En sendas corrientes sigue vigente la preocupacinpor la diferencia, que en una de las tendencias semanifiesta a travs de una suerte de "desesperacinterica" ante un mundo que se homogeneiza, y estopese a la explosin creciente de las "nacionalidades" yde las "etnicidades".

    El discurso y la prctica parecen no haber tomadodemasiado en cuenta las amenazas ideolgicas yepistemolgicas constituidas por el avance continuo delas teoras biolgicas sobre el campo de la subjetividad,la sociedad y la cultura. En el primer periodo de crisisanalizado, la antropologa haba "liquidado" lacuestin biolgica a travs de la produccin de unmodelo explicativo segn el cual el sujeto y lasconstrucciones humanas slo eran explicables por la

    Definiciones, indefinicionesypequeos saberes

    cultura. Esta concepcin se convirti en hegemnica yno slo al interior de la antropologa. Pero toda unaserie de productos empricos y tericos desarrolladosdesde los cincuenta han ido, sobre todo durante ladcada de los ochenta, colocando cada vez ms en dudadicha "solucin antropolgica". El notorio silencio degran parte de la produccin de nuestra disciplinaexpresa, a nuestro juicio, parte de su crisis terica paraenfrentar una de las principales amenazas a su modelotradicional. Tanto la teora de la prctica como la deldiscurso siguen desarrollando sus problemas,conceptos y teoras como si la ingeniera gentica noexistiera, como si el clera fuera solamente unametfora. 17

    Parte de este silencio puede ser explicado por eldominio de problemticas que excluyen la necesidad depensar la relacin entre lo cultural y lo biolgico en unaforma distinta a la cristalizada a partir del periodo de1920 a 1930. Pero otra parte del silencio debe serreferida al proceso de institucionalizacin de laantropologa social. Las tendencias operan dentro deun proceso acadmico caracterizado por el continuoincremento de especialidades y subespecialidades;18

    por la prdida cada vez mayor de contacto entre lostericos y lo que ocurre a nivel de investigacin en loscampos de especializacin;19 a la entrada en crisis delenfoque holstico; al incremento del profesionalismo,la productividad y la determinacin de la seleccin deproblemas por el aparato acadmico-productivo. Talvez uno de los procesos ms importantes sea laexpansin de la antropologa social sobre todo campo ysujeto social posibles, ms que nada a travs de susespecialidades, las cuales tienden a duplicardiferencialmente a otras aproximaciones disciplinariasya legitimadas. Este notable proceso de expansin

    afecta no slo a la identidad antropolgica, sino a superfil diferencial cada vez ms dependiente del efectode institucionalizacin disciplinaria.

    Un factor final que debe ser incluido en estarevisin es el que toca a las consecuencias de la crisissocioeconmica que afecta sostenidamente al TercerMundo, en la medida en que la antropologa social delos pases centrales se ejerci y se sigue ejerciendofundamentalmente en dichos contextos. Lo cual im-plica -y esto tiene que ser recordado- que susproblemticas, conceptos y teoras se construyeron yconstruyen a partir de dichas realidades.

    Considero paradjico su efecto, sobre todo encomparacin con lo ocurrido con parte de la produc-

    cin antropolgica generada en los pases latinoame-ricanos. Una porcin de la irona, del "escapismo", dela "nueva retrica" son productos directo e indirecto delcontacto con una situacin de crisis, que a su vez hadado lugar tambin al notable desarrollo

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    de diferentes concepciones marxistas en por lo menosalgunas especialidades y subespecialidades de laantropologa social.

    Desde esta ptica cabe subrayar que la crisissocioeconmica e ideolgica de los "socialismos re-ales" no implic la convalidacin social ni tica ni lanegacin del mantenimiento de condiciones estruc-turales y subjetivas negativas tanto en las sociedadescapitalistas centrales como en las sociedades depen-dientes. Un sector significativo de la antropologasocial estadounidense ha asumido el marxismo y lo haarticulado con otras perspectivas tericas paradescribir y analizar las consecuencias actuales de unacrisis que alude conjuntamente a procesos eco-nmico-polticos y culturales (ver Baer, Singer yJohensen, 1986; Singer y Baer, 1989; Morgan, 1987;Scheper Hughes y Lock, 1986; Frankemberg, 1988;Morsy, 1988; J. Sinkind, 1988).

    La revisin de las "crisis" deja ver la imposibilidadde sostener la diferenciacin de la antropologa socialen trminos epistemolgicos; la convergencia e inte-

    raccin disciplinaria es lo dominante, por encima delas fuerzas de institucionalizacin acadmica. Por otraparte, la actual situacin de esta disciplina en

    Notas

    1 Este artculo est pensado desde el desarrollo generalde la antropologa social. En un trabajo futuro esta lnea deanlisis ser aplicada a su situacin en Amrica Latina.

    2 Nuestros comentarios no slo se refieren a la antro-pologa social, sino tambin a la antropologa cultural, a laetnologa, a la etnografa, etc., en la medida en queconsideramos que estas "disciplinas" no son tales, sinotendencias o momentos en el desarrollo de la antropologa.Debo indicar tambin que el problema de la legitimacin

    debe ser referido no slo a la antropologa social, sinotambin a la arqueologa, a la antropologa fsica, a laetnohistoria, a la lingstica.

    3 En una enumeracin ms exhaustiva deberan incluirseotras preguntas, algunas de las cuales nos conduciran aproblemticas de otro orden de inters. As, por ejemplo,podran incluirse interrogantes como los siguientes: puedela antropologa ser reducida al placer de un sujetodeterminado por hacer antropologa?, o puede serconsiderada como un modo ms de ganarse la vida?

    4 Segn G. Balandier existen varias perspectivas tericaspara el anlisis de la situacin actual, pero la mayora opera apartir de la sociedad de pertenencia y no permite eldistanciamiento necesario: El verdadero camino es el quelleva a cabo la antropologa, nica aportacin de la

    inteligibilidad de los 'otros' grupos sociales y culturales,durante tanto tiempo ignorados o desconocidos, nicapreparacin para una ponderacin cognoscitiva que permitauna comprensin a la vez desde dentro y fuera (Balandier,1988 (1985):18).

    5 No hemos podido desarrollar aqu esta afirmacin porfalta de espacio, pero debe recordarse que no slo desde

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    los pases centrales con produccin antropolgicasignificativa no es de crisis, segn nuestro anlisis, sinoque, perdida la virginidad antropolgica en los sesentase instal en la antropologa social un nivel diferente derelacin con su produccin -y sobre todo con lossujetos/objetos de investigacin-, que no permite la"tranquilidad terica ni metodolgica". En nuestroentender, tanto la quiebra de los "socialismos reales"

    como el nuevo nivel de conflictividad posibilitaron enalgunos pases el desarrollo de perspectivas msproblematizadas y complejas tericamente. Y ellooper positivamente dentro de una tradicindisciplinaria preocupada por la etnografa y por lasprcticas.

    Este proceso se da, sin embargo, dentro de uncontexto de especializacin y fragmentacin que puedeconducir a una reorganizacin de los campos de inters,orientndose en funcin de problemticas y no de loscomportamientos disciplinarios, lo cual a su vez puedepermitir encontrar un nuevo enfoque holstico a partirde las especializaciones. Pero sta slo es unaposibilidad abierta, en permanente friccin con los ya

    establecidos procesos de institucionalizacin.20

    el lapso 1920-1930 existe un proceso de mutua influenciaentre la antropologa y las otras ciencias histricas y sociales,sino que determinadas tendencias tericas de ambos espaciosdisciplinarios asumen como referencias centrales a losmismos autores. Durkheim es el principal referente de lasociologa francesa y uno de los principales de la sociologaestadounidense al mismo tiempo que es el autor msinfluyente en el desarrollo de la antropologa francesa, perotambin de la britnica a partir de los aos treinta. A su vez

    Talcott Parsons no slo constituy la referencia terica mssignificativa del estructural-funcionalismo sociolgico, sinoque, por ejemplo, es la principal referencia terica para unode los antroplogos de moda, como es el caso de C. Geertz.No pueden entenderse los planteos de Mead, Kluchohn oDevereux sin referirse al psicoanlisis, pero tampoco soninteligibles tericamente Boas, Kroeber, Lowie o Benedictsin tocar al historicismo o al morfologismo alemanes. Debeasumirse que autores como Durkheim, Weber, Marx.Malinowsky o Lvi-Strauss han influido sucesivamente tantoen antroplogos como en otros cientficos sociales.

    6 Nuestra propuesta de continuidad/discontinuidad delconocimiento en periodos de crisis no tiene que ver con lasde Khun, a las cuales no reconocemos pertinencia, sobre todopara el anlisis del desarrollo terico en el campo de lasciencias sociales y antropolgicas. Su "modelo" justamentetiende a excluir las "prcticas" ya cerrarse sobre loinstitucional y "terico".

    7 Se ha vuelto a poner de moda la discusin sobre elnazismo de Heidegger, pero los antroplogos parecen quererolvidarse del fascismo declarado y asumido de numerosos

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    antroplogos alemanes, italianos, franceses, espaoles,rumanos y latinoamericanos. Una parte significativa de laproduccin antropolgica alemana e italiana se adhiri a lasconcepciones fascistas, como tambin lo hizo una parte de lalite cientfica en biologa, fsica, medicina de dichos pases.Como tambin se adhiri al estalinismo gran parte de laproduccin cientfica rusa. Pero lo que me interesa destacar esque la antropologa adems de adherirse constituy unprotagonista central, dado su papel como productor de

    materiales etnogrfico-etnolgicos y de explicaciones quesustentaban parcialmente a las concepciones fascistas. Estasituacin particular coloc en crisis a nuestra disciplina, perotambin a la arqueologa, a la antropologa fsica y a lalingstica, pues el conjunto de las ciencias antropolgicasestuvieron complicadas en esta colaboracin Ideolgica.

    8 Debe recordarse que varios de los temas de investigacincentrales de la antropologa italiana y sobre todo de laalemana se referan a problemas ideolgicos y socialesbsicos para la sociedad de pertenencia. La preocupacinespecial por ciertos aspectos de la mitologa, de los grupos deedad (en particular de la juventud), de la dinmica del cambiosocial estaban estrechamente ligados a las modificacionessociales y nfasis ideolgicos operados en dichas sociedadesbajo el dominio del fascismo.

    9 No puede olvidarse que en esta polmica estuvieroncomplicados e Implicados en forma antagnica algunos de losprincipales antroplogos sociales estadounidenses quetrabajaron sobre Amrica Latina, en particular G. Foster,R.Adams, E, Wolf o R. Beals. La "desregulacin ideolgica"actual, as como la deshistorizacin del proceso cognoscitivoha conducido a un extrao olvido de esta etapa crtica queafect notoriamente a la antropologa de los paseshegemnicos, y en particular a la produccin sobre Lati-noamrica (ver Menndez, 1970).

    10 La importancia que en su momento cobr la "inven-cin" de Castaneda slo pudo darse por la articulacin queoper entre determinada produccin antropolgica y de-terminadas necesidades de una parte de la sociedad global. Enrelacin con esto, tampoco es un azar que "otro" novelista dexito, como es el caso de I. Wallace, por la misma poca

    publicara una obra donde la antropologa, y sobre todo elantroplogo, expresan un determinado "estilo de vida".

    11 Como ya seal antes, en otro trabajo analizar enparticular la "crisis" de la antropologa social en AmricaLatina.

    12 Existe una diferencia significativa en cuanto a laemergencia y consecuencias de la crisis con respecto a loslapsos anteriores. Mientras que en los dos primeros la crisisopera en y a partir de la situacin dada en los pasescapitalistas centrales, en el tercero la crisis emerge y expresalas contradicciones econmicas e ideolgicas de losdenominados "socialismos reales". Debe subrayarse que estaemergencia crtica ha relegado en trminos no slo tericossino ticos la profundizacin de la crisis econmica eideolgica en los pases capitalistas dependientes.

    13 Una "abierta genealoga del saber antropolgico"detectara que gran parte del bagaje terico de las lneascrticas dominantes en la actualidad remiten no slo a

    Definiciones, indefiniciones ypequeos saberes

    determinadas propuestas de Durkheim, Mauss o Weber sinosobre todo a determinadas propuestas de la antropologacultural norteamericana. Una relectura de Sapir, Redfield.Linton, Kluchohn o Mead permitira observar esto que, porotra parte, debe estar no conscientemente integrado en laproduccin de dichas corrientes crticas.

    14 Los planteos historicistas desarrollados desde fines delsiglo XIX condujeron a que toda una serie de autores en ellapso 1920-1930 propusieran el advenimiento de una

    "conciencia histrica", pero en la prctica dicha posibilidadfue casi disuelta por el triunfo de las diferentes mitologas.

    15 Debe indicarse que pese a esta apropiacin, "el"antroplogo se convirti en un interlocutor comparativamenteprivilegiado. Esto ocurri en nuestro entender por tresfactores: la puesta a prueba de la teora de "los otros"; laverificacin existencial en la "larga duracin" del trabajo decampo y la desconfianza metodolgica a los sistemas tericoscerrados, pese al interregno estructuralista.

    16 Ya hemos sealado en otros trabajos que pese a lapreocupacin por el sujeto, a partir de la dcada de los setentase configura una tendencia que cuestiona la concepcin delsujeto social como transformador radical, y lo reduce a unportador de cultura que trata de sobrevivir. La teora de laplasticidad del hombre culturalmente constituido alcanza conel concepto de estrategia y de otros similares una de lasmismas expresiones de la ideologa antropolgica.

    17 Ver, por ejemplo, la polmica generada por la inter-pretacin de la expansin del Sida a partir de concepcionesraciales (J, Rushton yA. Beaert. 1989; J.P, Ruston, 1990; Ch.Leslie. 1990; C. Owen, 1990; P. McEwan, 1990). Lasconcepciones biolgicas y / o racistas han venido avanzandosostenidamente en los ltimos aos y as puede observarseque no slo el Sida, sino el alcoholismo, determinadasenfermedades mentales, determinadas "patologas sociales"vuelven a ser explicadas por la constitucin biolgica no slode los sujetos sino de los grupos tnicos y sociales.

    18 El desarrollo del proceso de especializacin y desubespecializacin en la antropologa social sobre todo enEstados Unidos est afectando de hecho no slo la concepcinholstica sino al proceso de comunicacin cientfica entre

    antroplogos. As, por ejemplo, el debate en torno a laantropologa clnica adems de importar relativamente poco aotros campos de especializacin, es difcil que sea entendidopor aquellos que no estn especializados en el campo de laantropologa mdica (ver Baer, 1990; McLean. 1990;Morgan, 1990; Press, 1990; Chrisman y Maretzki, 1982).

    19 Debe quedar lo suficientemente claro que el proceso deexpansin antropolgica se genera a partir de la apropiacinde nuevos temas/problemas, sobre todo a travs de lasespecialidades, pero teniendo como trasfondo la matrizinstitucional que estructur nuestra disciplina. Esta situacintambin se refleja en la actual produccin terica, as comoen sus dificultades para "hablar" en nombre de "la"produccin antropolgica global y especializada. Esinteresante observar, por ejemplo, que los especialistas enantropologa poltica suelen hacer escasas referencias a la

    masa de investigacin y de teorizacin

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    Eduardo L. Menndez

    sobre el problema de los poderes y micropoderes al interior delas instituciones hospitalarias, en la relacin institu-cin/paciente, en la estructura de poder constituida por elsector salud. A su vez es fcil constatar que los especialistas en"cultura popular" no saben muy bien qu hacer con una de lasexpresiones ms continuas y significativas de la "culturapopular", es decir, las construcciones y prcticassocioideolgicas generadas con respecto al procesosalud/enfermedad/atencin. En su teorizacin de

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    la cultura la no consideracin de estas problemticas o el modoen que tericamente las integran evidencia su dominanteconcepcin "cuIturalista" de la cultura. Pero en gran medidaesta dificultad debe ser referida a la falta de prctica terica enlo tocante a campos de especializacin relativamente recientes.20 La mayora de los "ejemplos" manejados en el texto, en

    particular para el ltimo lapso, se refieren a problemticasestudiadas por la antropologa mdica.

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