DEMONOLOGÍA López Martínez Nicolás - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

download DEMONOLOGÍA López Martínez Nicolás - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

of 15

Transcript of DEMONOLOGÍA López Martínez Nicolás - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    1/15

    1

    EL DEMONIO

    Nicols Lpez Martnez

    El demonio est en el origen de la primeradesgracia de la humanidad; l fue el tentadorfalaz y fatal del primer pecado, el pecadooriginal. Desde aquella cada de Adn, eldemonio adquiri un cierto dominio sobre elhombre, del que slo la redencin de Cristonos puede liberar. Es el enemigo nmero uno,el tentador por excelencia. Sabemos as queeste ser oscuro y turbador existe realmente, yque acta todava con traicionera astucia; esel enemigo oculto que siembra errores ydesventuras en la historia humana.

    Podremos suponer su siniestra accin alldonde la negacin de Dios es radical, sutil yabsurda, all donde la mentira se afirma -hipcrita y potente- contra la verdad evidente,all donde el amor queda apagado por unegosmo fro y cruel, all donde el nombre deCristo se impugna con odio consciente yrebelde, all donde el espritu del Evangelio esadulterado y desmentido, all donde ladesesperacin se afirma como ltima palabra.

    Pablo VI. 15 de noviembre de 1972.

    Nicols Lpez Martnez

    EL DIABLO55

    Cuadernos BAC

    Nicols Lpez Martnezes sacerdote, doctor en Teologa y catedrtico deDogmtica en la Facultad de Teologa de Burgos.

    (C) Biblioteca de Autores Cristianos, de La EditorialCatlica, S.A. Madrid 1982.

    Mateo Inurria, 15. Madrid-16Depsito legal M-18.359-1982 ISBN 84-220-1055-0Imprime: Mateu Cromo, S.A. Pinto (Madrid)

    ANTE LA TRUCULENCIA Y LA NEGACIN

    En 1843 J. Graesse recoga en su "Biblioteca mgica ypneumtica" varios millares de obras sobre el diablo.Desde entonces han aparecido centenares de libros yartculos sobre el mismo tema. A qu viene ahora estenuevo folleto? Es fcil de justificar. Ante todo, hay queadvertir que la frondosa literatura demonolgica suele

    tener escaso valor cientfico. Unas veces peca deingenuidad, otras es un filn inagotable para avivar, msque satisfacer, la curiosidad morbosa mediantenarraciones fantsticas, entreveradas de supersticin yde supuestas artes ocultas; tampoco falta el seuelo delterror, concorde con oscuros delirios y aspiracionestenebrosas. En buena parte, esta literatura, ms o menoscoincidente con algunas representaciones artsticas, seatiene a una fcil falsilla maniquea de la explicacin delmal en el mundo. Al descrdito de tales escritos,ventajosamente superados hoy por el cine del terror, seune actualmente el espritu cientistapositivista, as como

    la difusin de ideologas de fondo ateo, en un clima desecularismo intramundano. Es el otro extremo: lanegacin de la existencia del diablo. Algunosrecentsimos telogos, inmersos en este ambientesecularista, dan por supuesto que el diablo es meraficcin, una personificacin del mal, propia de pueblosprimitivos y, por tanto, un residuo mtico del pasado.

    En estas breves pginas pretendo hacer unaexposicin compendiada de datos objetivos sobre laexistencia y naturaleza del diablo, sin eludir algunas delas principales manifestaciones de la accin diablica.

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    2/15

    2

    Nadie se extrae que hable de "datos objetivos". De lamisma manera que no sirven las afirmaciones carentesde fundamento serio, tampoco son aceptables lasnegaciones gratuitas, aunque estn de moda. Apropsito de tales negaciones cabra recordar la frasede Goethe: El vulgo no se da cuenta del diablo nisiquiera cuando ste le tiene cogido por el cuello. Alfin y al cabo, como deca Baudelaire, el mayor xitodel diablo es persuadirnos de que no existe.

    Esta persuasin es lgica para quienes profesen elatesmo. Si Dios desaparece del horizonte delpensamiento o de las aspiraciones supremas delhombre, es natural que se esfume tambin la idea deldiablo, quien, como veremos, intenta apartarnos deDios. Si fuera cierto que Dios ha muerto, comoalgunos han afirmado con blasfema petulancia, habraque matar, por incoherente, la idea del diablo. Tambinse explica que nieguen la existencia del diablo aquellosque, aunque no se proclamen ateos e incluso se digantelogos, estn exclusivamente preocupados porencontrar soluciones intramundanas, ajenas a toda

    transcendencia; intentan explicar la revelacin divinacomo una proyeccin del espritu humano, sirvindosepara ello de mtodos exegticos basados en apriorismosracionalistas, que les permitan aplicar sin trabas lasteoras subjetivistas segn los gustos del momento. Porsupuesto, discurren al margen del Magisterio de laIglesia o lo relativizan a su antojo. Pero as como el solno deja de lucir porque yo cierre la ventana, as larealidad objetiva est ah, independientemente de todaartificiosa negacin.

    ENSEANZA DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA

    Segn Pablo VI (15 nov. 1972), se sale del cuadrode la enseanza bblica y eclesistica quien se niegue areconocer su existencia (la del diablo); o bien quienhace de ella un principio que existe por s y que notiene, como cualquiera otra criatura, su origen en Dios;o bien la explica como una pseudo-realidad, unapersonificacin conceptual y fantstica de las causasdesconocidas de nuestras desgracias 1. Afirmacionestan rotundas no se hacen a humo de pajas; estnavaladas por un amplio Magisterio anterior, basado en

    las fuentes de la revelacin.

    En efecto, muchos smbolos de fe de la Iglesiaprimitiva solan comenzar as: Creemos en un soloDios, creador de todo, de los seres visibles y de losinvisibles. El Magisterio posterior aclarar que esascriaturas invisibles son los ngeles, algunos de loscuales pecaron y, por su culpa, se hicieron malos. As,el concilio IV de Letrn (a.1215) dir: El diablo ydems demonios, por Dios ciertamente fueron creadosbuenos en cuanto a su naturaleza, mas ellos por s

    mismos se hicieron malos (DS 2 800). Estapuntualizacin, as como otras similares, de fechaanterior y posterior, no es sino una exposicinautorizada del smbolo de la fe, con motivo de ciertoserrores de origen dualista, que pretendan poner en planode igualdad al diablo y a Dios, como principios del maly del bien respectivamente.

    1 PABLO VI, "Enseanzas al Pueblo de Dios 1972"

    (Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1973)p.184.

    2 La sigla DS se refiere a la obra "Enchiridion

    Symbolorum, Definitionum et Declarationum de rebus fidei

    et morum", editada por H. Denzinger y A. Schnmetzer.

    Traduccin espaola: Enchiridion Symbolorum. El

    Magisterio de la Iglesia (Herder, Barcelona 1976).

    No se define la existencia del diablo: se la da porsupuesta, como la de cualquiera otra criatura. ElMagisterio suele intervenir con definiciones dogmticascuando algunos niegan verdades reveladas por Dios. No

    era ste el caso: ni en la antigedad ni en la Edad Mediase niega la existencia del diablo. Los errores surgen, aveces, al explicar la naturaleza y atribuciones delmismo. Entonces la Iglesia puntualiza cuestionesfundamentales relativas al origen, naturaleza espiritual,pecado, condenacin eterna y actividad malfica deldiablo, sin entrar en otros pormenores. La persuasingeneral de que el diablo existe no tiene fisuras hastafechas relativamente recientes. He aqu algunosejemplos de la enseanza de la Iglesia:

    - El snodo Constantinopolitano del ao 543 publicun edicto contra algunos discpulos de Orgenes, en el

    que se afirma que el castigo de los demonios es eterno,jams terminar y no habr lugar a la reintegracin delos mismos (cf. DS 411).

    - El concilio de Braga (a. 561): Si alguno dice queel diablo no fue primero un ngel bueno hecho por Diosy que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que diceque emergi del caos y de las tinieblas y que no tieneautor alguno de s, sino que l mismo es el principio y lasustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano,sea anatema. Si alguno cree que el diablo ha hecho en elmundo algunas criaturas y que por su propia autoridadsigue produciendo los truenos, los rayos, las tormentas y

    las sequas, como dijo Prisciliano, sea anatema (DS457-458).- El concilio de Sens (a. 1140) proscribi, entre otros

    errores de Pedro Abelardo, la tesis de que el diablosugestiona mediante determinadas piedras y hierbas (cf.DS 736).

    - En la profesin de fe propuesta a Durando deHuesca y a sus compaeros valdenses (a. 1208) se dice:Creemos que el diablo se hizo malo no por creacin,sino por albedro (DS 797).

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    3/15

    3

    - El concilio de Florencia, en su decreto para losjacobitas (a. 1442): Firmemente cree, profesa y enseaque nadie concebido de hombre y de mujer fue jamslibrado del dominio del diablo sino por la fe en elMediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, Seornuestro (DS 1347).

    - El concilio de Trento afirma en el decreto de lajustificacin (a. 1547) que los hombres, tras el pecadooriginal, estaban bajo el poder del diablo y de lamuerte (DS 1521). Al hablar de la perseverancia,advierte que, despus de la justificacin, an lesaguarda la lucha... con el diablo (DS 1541). Los quepecan despus del bautismo se entregan a laservidumbre del pecado y al poder del demonio (DS1668). A propsito de la uncin de los enfermos (a.1551), refirindose al diablo, dice: Aunque nuestroadversario, durante toda la vida, busca y aprovechaocasiones para poder de un modo u otro devorarnuestras almas (cf. 1 Pe 5,8), ningn tiempo hay, sinembargo, en que con ms vehemencia intensifique todala fuerza de su astucia para perdernos totalmente y

    apartarnos, si pudiera, de la confianza de lamisericordia divina, como el ver que es inminente eltrmino de nuestra vida (DS 1694). Gracias a estesacramento, el enfermo resiste mejor las tentacionesdel demonio (DS 1696).

    - Inocencio XI, al condenar los errores de Miguel deMolinos (a. 1687), afirma indirectamente que Dios nopermite ni quiere que el diablo violente de tal manera alhombre, que ste no sea responsable de algunos actospecaminosos (cf. DS 2241-2253; cf. 2192).

    - Len XIII, mediante decreto del Santo Oficio(a. 1887), proscribi, entre otros errores de Rosmini, su

    intento de explicar el dominio del diablo sobre elhombre tras el pecado original. La proposicincondenada es sta: Como los demonios posean elfruto, pensaron que, si el hombre coma de l, ellosentraran en el hombre; porque, convertido aquelalimento en el cuerpo vivo del hombre, podran entrarlibremente en su animalidad, esto es, en la vidasubjetiva de este ente y as disponer de l como sehaban propuesto (DS 3233).

    - Po XII, en la encclica "Humani generis" (a. 1950),censura la actitud de algunos que se planteaban Lacuestin de si los ngeles (y, por tanto, tambin el

    diablo) son criaturas personales (DS 3891).- El concilio Vaticano II afirma que el Hijo de

    Dios, con su muerte y resurreccin, nos libr del poderde Satans (SC 6); que el Padre envi a su Hijo a finde arrancar por l a los hombres del poder de lastinieblas y de Satans (AG 3); y que, en efecto,Cristo derroca el imperio del diablo (AG 9).Aludiendo a Ef 6, 11-13, habla de las asechanzas deldiablo (LG 48).

    -Pablo VI se refiri en varias ocasiones a laexistencia y a la actividad malfica del diablo. En suhomila del 29 de junio de 1972, pronunci la conocidafrase: A travs de alguna grieta ha entrado el humo deSatans en el templo de Dios 3. Y el 15 de noviembredel mismo ao hablaba as del diablo: Es el enemigonmero uno, es el tentador por excelencia. Sabemostambin que este ser oscuro y perturbador existe deverdad y que con alevosa astucia acta todava; es elenemigo oculto que siembra errores e infortunios en lahistoria humana... Es el prfido y astuto encantador, quesabe insinuarse en nosotros por medio de los sentidos,de la fantasa, de la concupiscencia, de la lgica utpicao de los desordenados contactos sociales en el juego denuestro actuar, para introducir en l desviaciones,mucho ms nocivas porque en apariencia son conformesa nuestras estructuras fsicas o psquicas, o a nuestrasinstintivas y profundas aspiraciones 4. Y aada:Podremos suponer su accin siniestra all donde lanegacin de Dios se hace radical, sutil y absurda; dondela mentira se afirma hipcrita y poderosa contra la

    verdad evidente, donde el amor es eliminado por unegosmo fro y cruel; donde el nombre de Cristo esimpugnado con odio consciente y rebelde...; donde elespritu del Evangelio es mixtificado y desmentido;donde se afirma la desesperacin como la ltimapalabra 5.

    3 Ecclesia 32 [1972] 969.4 Ibid., p.186.5 Ibid.

    Resumen: a) Estos documentos, de ndole dispar,

    convienen en dar por supuesta la existencia del diablocomo ser personal. Se trata de un dato de fe. Comoescribe K. Rahner, el diablo no puede ser entendidocomo una mera personificacin mitolgica del mal en elmundo, o sea, la existencia del diablo no puedediscutirse ( "Sacramentum mundi" II 249).

    b) El diablo depende radicalmente de Dios creador:fue creado por Dios y, por tanto, fue creado bueno. Lamaldad del diablo se debe a que pec. Se apartlibremente de Dios y qued condenado para siempre.

    c) Por permisin divina acta con astucia, induciendoal hombre al mal, aunque no puede anular la libertad

    humana. El hombre, al pecar, cae bajo su dominiomalfico.d) Cristo Redentor nos libera del dominio del diablo.e) El Magisterio de la Iglesia no se compromete con

    respecto a otras muchas cuestiones concretas, queapuntaremos ms adelante, como la naturaleza delpecado de los demonios, el nmero y posiblejerarquizacin de los mismos, las formas concretas de suaccin en el mundo y en relacin con el hombre. Unavez que rebasamos los datos fundamentales, entramos,como dira Pablo VI, en todo un mundo misterioso,

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    4/15

    4

    revuelto por un drama desgraciadsimo, del queconocemos muy poco (1.c.).

    DATOS BBLICOS

    La doctrina del Magisterio de la Iglesia hacodificado el contenido real de la Escritura en lorelativo a los ngeles (buenos y malos), limitndosecon cautela a lo religiosamente importante 'para

    nosotros y para nuestra salvacin' y dejando todo losistemtico al trabajo de la teologa (K. RAHNER, o.c., I1 68).

    Es, pues, imprescindible remitirse a los principalesdatos bblicos en los que se basa el Magisterio. Estosson abundantes y se van clarificando, como suelen serhabitualmente a medida que avanza el proceso de larevelacin. Sin embargo, hay que advertir que laimportancia del diablo en la Biblia es modesta y, desdeluego, muy inferior a la que le concedan las religionesirnicas, babilnicas, egipcias y griegas, cuyainfluencia sobre los israelitas no puede ser descartada,

    aunque sea menor de lo que suele suponerse. El estrictomonotesmo bblico ayuda a interpretar y a depurar enIsrael esas influencias, as como las antiqusimastradiciones populares, anteriores a Moiss, relativas alos malos espritus.

    A este propsito, conviene advertir que algunasposibles aportaciones o sugerencias de origen paganohan podido ser asumidas vlidamente por la SagradaEscritura. No hay que menospreciar aquellosgrmenes de verdad de que hablaba San Justino(Apol. 1,44,10). La Iglesia catlica nada rechaza delo que en estas religiones hay de verdadero y de santo

    6. La verdad queda garantizada por el hecho de lainspiracin bblica.

    6 Declaracin "Nostra aetate". Cf. "Documentos del

    Vaticano II" (BAC, Madrid 34 1979).

    Antiguo Testamento

    En los libros ms antiguos del Antiguo Testamentoapenas se habla de los ngeles malos. Este relativosilencio se explica por la obsesiva preocupacin de quelos israelitas no caigan en la idolatra, ya que el diabloreciba culto entre sus vecinos paganos. En Gn 3 latentacin de Eva es obra de una misteriosa serpiente,cuya astucia se pone de relieve y que ms tarde seridentificada como el diablo: Por envidia del diablo seintrodujo la muerte en el mundo (Sab 2,24); y en elApocalipsis se hablar del gran dragn, la serpienteantigua, que se llama diablo y Satans (12,9).

    "Satans" es el primitivo nombre hebreo con que sele conoce. Significa el enemigo, el adversario, elacusador del hombre ante Dios. La versin de losLXX lo tradujo por "diablo", trmino que entre los

    griegos significaba maledicente, calumniador.Como sinnimo, se incorpora tambin, en poca tarda,el trmino "demonio", que en su origen no tenaconnotaciones peyorativas. Para Platn, los demoniosson seres intermedios e intermediarios entre los dioses ylos hombres: Todo lo demonaco es intermediario entreel dios y el mortal... La virtud de lo demonaco esfomentar no slo todo lo relativo a la adivinacin, sinotambin el arte de los sacerdotes en lo que atae asacrificios e iniciaciones, al igual que losencantamientos, vaticinios en general y magia("Banquete", 202 e). Fue Jencrates quien desarroll lademonologa platnica y dividi a los demonios enbuenos y malos. Pero el carcter maligno de todos losdemonios es claro en los textos bblicos, msinfluenciados por la demonologa irnica que por lagriega.

    Satans, Satn, hace de fiscal ante la corte divina,imaginada al modo de las cortes orientales: acusa a Joby obtiene licencia para poner a prueba su fidelidad (Job1). Zac 3,1-2 le presenta como el acusador del sumo

    sacerdote Josu, cuyo defensor es el ngel de Yahveh.Desde Cro 21,1, aparece siempre vinculado al mal:Levantse Satn contra Israel e incit a David a hacerel censo de Israel, acto contrario a la voluntad de Dios.Otros nombres que se le asignan reflejan tambin sumaldad e incluyen, casi siempre, menosprecio hacia l,por ej., "Belial", que indica perversidad (cf. Dt 13,14;Sal 18;5); "Beelzeb", nombre del dios de Eqrn (2 Re1,2.3.6.16) o dios de las moscas; "Azazel", demonio deldesierto (Lev 16,8); "Asmodeo", demonio perversoque daba muerte a los maridos de Sara (Tob 3,8), meraadaptacin del persa "Aeshma daeva".

    El porqu de la malicia del diablo nunca se dadirectamente en el Antiguo Testamento. Pero hayindicios de que se acepta la narracin del libro apcrifode Henoc, segn la cual Satans es el jefe de los ngelesque se rebelaron contra Dios y que, derrotados, cayerondesde su esplendor al abismo de la condenacin. En estoparece pensar Isaas en un texto directamente referido alrey de Babilonia, cuya cada compara con la de Satans:Cmo has cado del cielo, astro rutilante, hijo de laaurora, y has sido arrojado a la tierra, t que vencas lasnaciones? T dijiste en tu corazn: 'El cielo escalar, porencima de las estrellas ms altas elevar mi trono...' Por

    el contrario, al seol has sido precipitado, al hondn de lafosa (Isaas 14,12-15). Al esplendor inicial del ngelcado corresponden los nombres de "Lucifer" y"Luzbel".

    El eco de esta explicacin llega al Nuevo Testamentoy a ella podra referirse Jess: Yo estaba viendo aSatans, que caa del cielo como el rayo (Lc 10,18),aunque es probable que se refiriera, ms que al momentode la cada inicial de Satans tras su pecado, alhundimiento del poder malfico del ngel cado, como

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    5/15

    5

    consecuencia de la derrota que le inflige el Redentor.Tambin la Epstola de San Judas, ver. 6 hablar delos ngeles que no mantuvieron su primaca, sino queabandonaron su propia morada. Hay alusiones a unalucha entre los ngeles fieles a Dios, capitaneados porMiguel, y los rebeldes, al frente de los cuales estSatans; lucha que se traslada a este mundo entre losngeles guardianes y los demonios (cf. Daniel 10,13.21;12,1; Judas 9; 2 Pedro 2,11). La culminacin de lamisma se describe en Apoc 12,7: Y estall uncombate en el cielo: Miguel y sus ngeles luchandocontra el dragn. Y el dragn luch, y sus ngeles, perono tuvieron fuerza, ni volvi a encontrarse su sitio en elcielo; fue expulsado el gran dragn, la serpienteantigua (que se llama Diablo y Satans), que engaa alorbe entero; fue expulsado a la tierra, y sus ngelesfueron expulsados con l.

    Esta escenificacin tiene antiqusimos precedentesextrabblicos. Responde a creencias populares,influencias por el culto astral de Mesopotamia y por lageneral persuasin oriental del influjo de los astros en

    el acontecer terreno. As, en el canto de Dbora por suvictoria, resuena esta idea: Desde el cielo lucharon lasestrellas, desde sus rbitas lucharon contra Ssara(Jueces 5,20).

    Satans no est solo: un mundo de ngeles cados leobedece como a jefe. Son los agentes del mal fsico ydel mal moral. El desarrollo de esta creencia es muynotable despus del destierro de los israelitas enBabilonia (a. 597-538 a.C.). Pero siempre aparecensupeditados a Dios, sin que se acepte el dualismo persa;el monotesmo de Israel slo admite un principiosupremo: Yo, Yahveh, y nadie ms, que form la luz

    y cre las tinieblas (Is 45,6-7). Slo la sectaheterodoxa de Qumrn presenta coincidencias con laconcepcin irnica dualista, reflejada en la anttesisentre el prncipe de las luces y el ngel de lastinieblas.

    El pueblo imaginaba a los demonios como a seresfantasmales, que moran en las ruinas desoladas, actanespecialmente durante la noche y adoptan formas deanimales que inspiran miedo o repugnancia (machocabro-stiro, serpiente, bho, chacal, hiena). A veces,se les dan nombres babilnicos, como el de "Lilit" (Is34,14), demonio de la tormenta, representado con

    cabeza y cuerpo de mujer, pero con alas y extremidadesde ave nocturna. Como indicio de ruina, se pronosticaque los demonios tendrn su morada en Babilonia(Isaas 13,21-22) y en la tierra de Edom (Isaas 34,11-15). El medio utilizado para hacerles frente era elexorcismo, que no consista en alguna frmula mgicacomo entre los paganos, sino en oraciones para pedir aDios que reprima a Satans (cf. Zac 3,2), o en algnotro procedimiento sugerido por Dios mismo (cf. Tob6,8;8,2-3).

    Los vecinos de Israel daban culto a los demoniospara aplacarlos o para tenerlos propicios en las prcticasde carcter mgico (cf. los magos, brujos de Egipto, Ex7, 11-12; Ex 8,3; Ex 8 14-15; Ex 9,10 Nota de JABT). Esun culto que la Biblia considera idoltrico; de ah que loprohba tajantemente: No sacrificarn ms sussacrificios a los stiros (Lev 17,7). Se explica que todoel culto pagano fuera censurado como culto a losdemonios, porque todos los dioses de los pueblos sondemonios (Sal 96,5); Moiss, en su cntico, increpa alos idlatras que ofrecen sacrificios a los demonios(Dt 32,17). La carta de Jeremas (Bar 6) ridiculiza, enlos trminos ms sarcsticos, a tales dolos.

    Nuevo Testamento

    En el Nuevo Testamento los textos relativos al diabloson muy numerosos. Recogen y aceptan en todo lofundamental los datos veterotestamentarios y reflejan, almismo tiempo que depuran, las creencias del judasmosobre los espritus malignos. En el trasfondo de los

    textos est la persuasin de la unidad del reino del malbajo la jefatura de Satans, enemigo de Dios y de suReino, enemigo del hombre y de su salvacin, tentador,mentiroso, enseoreado del mundo pecador, perovencido por Jess. La terminologa que se utiliza es muyvariada: se habla de diablo, demonio(s), Satans,Beelceb, el maligno, el tentador, homicida desde elprincipio, el que peca desde el principio, el prncipe deeste mundo, el gran dragn, la serpiente antigua, elpadre de la mentira, el malo, potestades, espritusimpuros, espritus malignos, etc. En cuanto a suactuacin, se hace hincapi en su oposicin tenaz, bajo

    diversas formas, a Jess y a la Iglesia.Tampoco el Nuevo Testamento habla directamente

    de la cada inicial de Satans, ni de los motivos de lamisma. Se acepta el esquema de la ya mencionadanarracin apcrifa del libro de Henoc: Satans y susdemonios fueron ngeles buenos, creados por Dios (Col1,15-16); pecaron y se hundieron en el mal. Lo queinteresa a los hagigrafos es destacar que Jess vence entoda la lnea al diablo y que nosotros, unidos a Jess,podemos y debemos vencerle.

    El panorama del mundo, hasta la venida de Jess,estaba entenebrecido por la accin avasalladora del

    Maligno: Satans era el jefe del mundo (Jn 12,31;14,30). Por eso los evangelistas ponen de relieve lalucha victoriosa de Jess contra el diablo. Este, enemigopermanente del Reino de Dios, trata de arrastrar al malincluso a Jess, a quien tienta con la pretensin de quese presente como un mesas poltico, en vez de cumplirla misin salvfica que le haba encomendado el Padre(Mt 4,1-11 y paralelos). No parece que fuera sta lanica ocasin en que el diablo tent a Jess. Lc 4,13advierte que, tras la derrota, el diablo se retir de l

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    6/15

    6

    hasta su momento preciso. Ese momento ser el de lapasin, cuando se pondr a prueba la fidelidad plena deJess a la voluntad del Padre (cf. Lc 22,42). La pasinfue la hora de los enemigos de Jess y el dominio dela oscuridad (Lc 22,53), es decir, del diablo (cf. Col1,13; Ef 2,2; 6,12). El haba metido en el corazn deJudas Iscariote la idea de entregarle (Jn 13,2), puesSatans entr en Judas (Lc 22,2; cf. Jn 13,27).

    Pero es Jess quien lleva la iniciativa en la lucha, demodo que el fuerte es encadenado por el ms fuerte (cf.Mc 3,27) y el jefe de este mundo va a ser expulsadoafuera (Jn 12,31). Los reiterados ataques de Jess aldiablo se ponen de manifiesto en los milagros querealiza al expulsar demonios de algunos posesos yliberar a enfermos de la influencia de Satans. Elrelieve que dan los evangelistas a estos relatosdemuestra, por una parte, la importancia que atribuan ala accin del diablo en el mundo y, por otra, su interspor presentar signos de la superioridad del Seor yde la instauracin del Reino de Dios: Si yo expulsolos demonios gracias al Espritu de Dios, es que ha

    llegado a vosotros el Reino de Dios (Mt 12,28).Los casos en que se habla de posesin diablica

    suelen tener manifestaciones fsicas tales comoceguera, mudez total o parcial, convulsiones, gritos yactitudes furiosas (cf. Mt 9,32; 12,22; 17,14-17; Mc1,23-26, etc.). En algunos casos podra tratarse deenfermedades, explicables sin posesin diablica, perohay que tener en cuenta que en el Evangelio sedistingue entre endemoniados y enfermos (Mc 1,34),aunque, segn la mentalidad del judasmo, se propendaa considerar al diablo como agente de lasenfermedades.

    El dominio de Jess sobre los demonios esreconocido por stos en varias ocasiones (cf. Mc 1,23-24; 5,2-16 y paralelos). Con la venida y la obra deJess se evidencia que el jefe de este mundo estcondenado (Jn 16,11), es decir, vencido. Como signode esta victoria, se habla de la sentencia que en el juiciofinal pronunciar Jess contra los condenados:Apartaos de m, malditos, al fuego eterno, preparadopara el diablo y sus ngeles (Mt 25,41).

    El ejercicio del poder sobre los demonios es parteintegrante de la misin salvfica de Jess, misin de laque hizo partcipes a sus discpulos, a quienes daba

    autoridad sobre los espritus impuros (Mc 6,7). Constaque ellos ejercieron este poder: Seor, hasta losdemonios se nos someten en tu nombre (Lc 10,17; cf.Hechos 5,16; 8,7; 16,16-18; 19,12-16).

    En las cartas de San Pablo y en los otros escritos delNuevo Testamento se nos alerta contra el diablo y seindican los medios para vencerle. Jess, en la oracinsacerdotal, haba pedido al Padre: No ruego que lossaques del mundo, sino que los guardes del Maligno(Jn 17,15). Porque la victoria de Jess sobre Satans no

    impide que ste siga tentando, individual ycolectivamente, a los cristianos con intencin deengaarlos (cf. 2 Cor 2,11) mediante sus estratagemas(Ef 6,11) y trampas (1 Tim 3,7), incluso disfrazndosede ngel de luz (2 Cor 11,14), y ronda como lenrugiente, intentando devorar a alguno (1 Pe 5,8).Procura sembrar cizaa en el campo del Seor (cf. Mt13,25.28), zarandea a los apstoles cribndolos como altrigo (Lc 22,31), suscita persecuciones contra ellos y, engeneral, contra la Iglesia (cf. Ap 2,10; 12,17; 13,7);estorba la predicacin del Evangelio (1 Tes 2,18). Alfinal de los tiempos, la venida del anticristo estarsealada por el influjo de Satans (2 Tes 2,9), quienpondr a disposicin de aqul su fuerza, su trono ygran autoridad (Ap 13,2), en orden a engaar, si fueraposible, aun a los elegidos (cf. Mt 24,24).

    Las tentaciones son siempre superables. No todas sedeben al diablo, pero l puede sacar provecho de las quetienen otras causas, por ejemplo, nuestras tendenciasdesordenadas. Para vencerlas, contamos siempre con laayuda de la gracia. Somos libres y, por tanto,

    responsables de nuestras claudicaciones ante latentacin. Sant 4,7 nos da la frmula: Someteos a Dios;en cambio, resistid al diablo y huir de vosotros. Estaresistencia es siempre posible, porque fiel es Dios, queno permitir que seis tentados por encima de vuestrasfuerzas (1 Cor 10,13; cf. 2 Tes 3,3). Hay que revestirsede la armadura de Dios (Ef 6,11), embrazar el escudo dela fe (Ef 6,16) y evitar las ocasiones (1 Cor 7,5; 1 Tim3,6). Cumplidas estas condiciones, el Dios de la pazhar pedazos a Satans bajo vuestros pies rpidamente(Rom 16,20). Feliz el hombre que soporta la prueba!(Sant 1,12); cuantos resistan con valenta estarn entre

    los que lo han vencido por la sangre del Cordero y porla palabra del testimonio que dieron (Ap 12,11).

    Los que se dejen seducir y caigan en pecado vienen aser hijos del diablo (cf. 1 Jn 3,10), se sitanvoluntariamente bajo su dominio: Quien comete elpecado es del diablo (1 Jn 3,8); l acta ahora en losrebeldes (Ef 2,2), que optan por someterse a lastinieblas, al poder de Satans (cf. Hechos 26,18), oengrosar las filas de alguna sinagoga de Satans (Ap2,9; 3,9). De hecho, el mundo, en la medida en querechaza elsuave yugo de Jess (cf. Mt 11,30), yace enpoder del Maligno (1 Jn 5,19), a quien San Pablo llega

    a llamar el dios de este mundo (2 Cor 4,4). Bajo sudominio slo cabe participar en la mentira y en lamuerte (Jn 8,44; 1 Tim 4,1).

    EL DIABLO CONTRA LA IGLESIA

    En la antigedad

    El campo es tan abundoso, que a la hora de espigaren l slo podemos recoger aqu algunos apuntesbsicos sobre la teora y la vivencia a que dan lugar las

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    7/15

    7

    reflexiones acerca del diablo. Es un personaje que,durante muchos siglos, est en la primera fila de laspreocupaciones. Su actuacin se ve, se sospecha o seimagina en cada eslabn de la inmensa cadena de malesfsicos y morales. No slo se recogen las ideas bblicassobre el diablo, sino que por influjo del ambiente se leatribuyen todas las truculencias, todas las ensoacionesde las artes mgicas, todas las desviaciones doctrinales,as como las persecuciones. Pese a que los cristianosrechazan frontalmente el paganismo, son muchos losque tardarn en librarse del lastre de supersticionespaganas heredadas, en las que se asigna al diablo unpapel importantsimo.

    En los "Padres apostlicos"7, que llegan hastamitad del siglo II, el tema del diablo se aborda, sobretodo, al modo bblico, en relacin con las tentaciones ylos obstculos para salvarse. San Ignacio de Antioqua,preocupado por la unidad de las comunidadescristianas, presenta al diablo como el gran adversariode la Iglesia, agente del cisma, de la hereja y de larelajacin moral. La pasin de los mrtires es

    interpretada como culminacin de la lucha contraSatans: l es el que tortura a los mrtires (cf. 5,3); elmartirio es la victoria. Cada cristiano tiene que batirsecontra el prncipe de este mundo de iniquidad ("Bernab" 18,2). Es uno de los dos espritus que tirandel corazn del hombre para lograr que vaya por elcamino de la muerte y deje el de la vida.

    7 Cf. "Padres apostlicos". Edicin bilingepreparada por D. Ruiz Bueno (BAC, Madrid 4 1 979).

    Los que desarrollan la demonologa cristiana son"Tertuliano" (t despus del 222) en Occidente y"Orgenes" (a. 185-255) en Oriente. Ambos entiendenla vida cristiana como lucha contra el diablo. A juiciode Tertuliano, los demonios son ngeles cados o lasalmas de aquellos gigantes de que habla Gn 6. Tratande perder al hombre en cuerpo y alma, le inducen a laidolatra, pueden realizar prodigios (por ej. aparicinde fantasmas. Cf. Ex 7, 11-12; Ex 8, 3; Ex 8, 14-15;Ex 9, 10 nota de JABT), fomentan los vicios. Hanenseado a las mujeres especialmente el arte de labelleza femenina: el brillo de las piedras preciosas conlas que se hacen diversos adornos, los brazaletes de oro

    con los que se aprietan los brazos, los tintes con quecolorean las lanas y hasta ese polvo negro con el quedestacan el entorno de los ojos ("De cultu fem". 2,1).En tono apologtico destaca el dominio del diablosobre la vida pblica pagana: Las plazas, el foro, losbaos, los establos y nuestras mismas casas no estnsin dolos. Satans y sus ngeles han llenado el mundoentero ("De spect". 8,9). Acua la frase pompa deldiablo, que pas a la liturgia: en el bautismorenunciamos al diablo, a su pompa y a sus ngeles

    (ibid., 4,1). La gran victoria sobre Satans se obtiene enel martirio.

    En cuanto a Orgenes, la existencia de los demonioses para l un artculo de fe 8. Son criaturas racionales,cadas y malvolas, que estn organizadas. Atribuye elorigen de la situacin de los demonios al pecado desoberbia, de apostasa y de lascivia (alusin a Gn 6). Eldiablo era el prncipe de toda la tierra hasta que vinoCristo; y sigue sindolo en la medida en que abunda elpecado. Es el tentador, que fomenta los vicios; somos deDios, pero el diablo nos compra al precio de nuestropecado. Debemos rechazar sus sugestiones, desconfiarde nuestra debilidad y actuar responsablemente comoseres libres. Dado que el martirio es una victoria sobrelos demonios, se explica que stos hayan procurado quelas persecuciones cruentas disminuyan. Su armaprincipal es la tentacin.

    8 R. TREVIJANO, "En lucha contra las potestades"(Vitoria 1968) p.169.

    Estas ideas, gradualmente enriquecidas con datosmarginales no bblicos, son de dominio comn en laliteratura cristiana antigua. No siempre es fcil distinguiren los escritos patrsticos lo que se transmite comodoctrina revelada y lo que depende de los librosapcrifos, de creencias populares, de peculiares teorasastrolgicas y, en general, de residuos del paganismo.Especial inters tienen a este respecto las narracionessobre la vida de algunos clebres anacoretas, que luchancon el diablo en la soledad del desierto. Se difundenprofusamente relatos de visiones terrorficas de Satans,que adopta formas animalescas y provoca tentaciones

    que los santos vencen mediante el ayuno, la humildad, laoracin, el silencio y el trabajo. Ejerci especialinfluencia la "Vida de San Antonio", escrita por SanAtanasio hacia el ao 357 y traducida del griego al latnhacia el ao 390. Las tentaciones de San Antonio darnpbulo a representaciones del diablo bajo formasgrotescas y espantosas. La imaginacin de los escritoresy, andando el tiempo, de los artistas del romnico,encuentra en ellas un filn inagotable, que seguirexplotndose durante toda la Edad Media, en la pinturaflamenca y, ms tarde, en las composiciones del Bosco yde otros muchos.

    La enseanza patrstica da por supuesto que el diabloes de naturaleza espiritual, pues aunque perdi labienaventuranza, no perdi la naturaleza semejante a lade los ngeles (SAN GREGORIO MAGNO, "Moral. inJob" 2,4: ML 75,557). Por tanto, es naturalmentesuperior al hombre, de cuya posibilidad de salvacintiene envidia. Esta le mueve a tramar todo tipo detentaciones para inducirnos al mal moral. A veces,provoca tambin el mal fsico: Los dolores corporalesen muchas ocasiones son provocados por los ngeles deSatans; pero no pueden hacerlo sino con permiso

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    8/15

    8

    divino (SAN AGUSTN, "In Ps". 130,7: ML 37,1708) 9.Se llega a la conviccin de que las enfermedades sonalteraciones somticas causadas por el diablo. Aladministrar el sacramento de la uncin de los enfermos,se unge la parte enferma, al mismo tiempo que seexorciza al diablo para que deje de actuar en ella. Parainducir al pecado, acta a travs de su accin en elcuerpo o en las potencias del alma. Pero no hay quetenerle miedo: Puede ladrar, puede solicitar, pero nopuede morder sino al que quiera ser mordido (SANAGUSTN: ML 39,1820). Para eludir sus trucos tienefuerza especial la seal de la cruz; tambin se mencionacon preferencia la eficacia del ayuno.

    9 Obras de San Agustn. Tomo XXII: "Enarraciones

    sobre los salmos". Edicin bilinge preparada por B.Martn (BAC, Madrid 1967) p.423.

    En la poca del Bajo Imperio pululansupersticiones, actos de magia, de adivinacin y dehechicera que, segn la mentalidad popular, tienen

    mucho que ver con la actuacin abierta o encubierta deldiablo. Incluso algunos escritores cultos de aqueltiempo admiten como posibles ciertas leyendaspaganas, como que haya hechiceras que mediantedeterminados alimentos convierten en animales decarga a los hombres, as como que las brujas tienenpoderes ocultos, conferidos por Satans, para causarmales diversos. Hasta en la corte imperial se practicanla magia, la brujera y las adivinaciones. Relatos de loshechos ms inverosmiles se dan por buenos yproporcionarn temas que se encargarn de transmitiralgunos historiadores medievales, por ej., Vicente de

    Beauvais. La abundancia de leyes contra las artesmgicas, por sus implicaciones con el demonio,demuestra que, sobre todo a partir de las invasiones delos brbaros, todo lo relacionado con la accindiablica cobra creciente importancia.

    En la Edad Media

    En la alta Edad Media se multiplican lasprohibiciones civiles y eclesisticas contra todo tipo demagia y de trato con el diablo. Si se prohbe invocar alos demonios, realizar maleficios (p.ej., provocar el

    pedrisco sobre las cosechas, enamorar o desamorar,hacer que se retire la leche de las ovejas o de las vacas,echar mal de ojo), hacer y usar talismanes, prepararvenenos, etc., en connivencia con el diablo, es porquelo diablico flota en el ambiente. Se da por supuestoque el diablo puede servirse de aquellos que le rindensu voluntad como de instrumentos para realizar obrasmaravillosas, pero nefastas. Los predicadores yescritores, cuando abordan el tema, se dividen: unosniegan sin ms la realidad de los efectos atribuidos amagos, hechiceros y brujas; otros dan crdito a tales

    cosas, pero las atribuyen a intervencin del diablo.Todos proscriben esas prcticas de raz pagana, pero nologran acabar con ellas.

    Se ha escrito mucho a este propsito sobre el miedodel hombre medieval, que est persuadido de que eldemonio le acosa. La verdad es que no todo se reduce acredulidad, basada en la ignorancia y en la herencia deviejas supersticiones. El Medioevo tiene tambin laconviccin de que el diablo ha sido vencido por Cristo:eso da la suficiente seguridad para burlarse de Satans.Muchos canecillos romnicos y no pocas grgolas delgtico son caricaturas del diablo ridiculizado. Otro tantohabra que decir de algunas representaciones teatrales,de la pintura y hasta de la poesa. Monstruos y bestiashorribles, monos negros, aves de rapia, stirosrepugnantes, casi siempre con gestos de odio o deenvidia, en las representaciones plsticas del desprecio yde la burla por parte de los cristianos. Hasta nuestrosdas han llegado costumbres populares que, en das defiesta, manifiestan desde la Edad Media la alegra deapalear y aun quemar representaciones grotescas del

    diablo.Desde el punto de vista doctrinal, el culto a los

    demonios en algunas sectas ctaras da ocasin a lostelogos para reflexionar detenidamente sobre lanaturaleza del diablo y las caractersticas de la accindiablica. El dualismo de raz maniquea rebrota entrebogomilos, patarenos, pobres de Lyn, valdenses,albigenses, etc. Satans, a quien consideranintrnsecamente malo, es un principio de accin quetiene rasgos de divinidad nefasta, autora y rectora detodo lo material. Por eso le denominan a veces"Satanael" (la terminacin semtica "el" designa la

    divinidad). En estas sectas suele darse un peligrosofanatismo y una visin negra de la vida, incompatiblecon la doctrina cristiana. Como es sabido, SantoDomingo de Guzmn fund la Orden de Predicadoresmovido por la urgencia de evangelizar a los albigenses.El peligro social que stos implicaban contribuydecisivamente al establecimiento de la Inquisicinmedieval. En los turbios ambientes a que dan lugar estassectas renacen y se difunden, bajo formasaccidentalmente nuevas, antiqusimas prcticas de magiay de brujera. Los relatos acerca de las mismas,generalmente aceptados como verdicos, incluso en

    algunos documentos papales (cf., por ejemplo, la bula deGregorio IX dirigida a algunos obispos alemanes en1232: BARONIO, "Anales", a. 1232, n.6), hacen del diabloun personaje central, cuyas supuestas manifestaciones,p.ej., en los conventculos de brujas, son tan fantsticascomo repugnantes. La literatura sobre estos temascontribuye a la difusin de cierto espritu morboso, queencierra adems el atractivo de lo prohibido. Lo real y loilusorio se mezclan en el caldo de cultivo de lacredulidad y de la ignorancia religiosa.

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    9/15

    9

    Las doctrinas ctaras motivaron que el concilioLateranense IV hablara sobre la naturaleza y el pecadodel diablo. Por su parte, la teologa del siglo XIII, unade las cimas de la escolstica, tiene su mximorepresentante en "Santo Toms de Aquino" (t 1274),quien desarrolla su demonologa a partir de los datosbblicos, la enseanza patrstica y la enseanza delMagisterio de la Iglesia. El eje de sus especulaciones esel ya conocido: los demonios son ngeles cados que,por permisin divina, inducen al hombre a pecar y,adems, pueden causarle males fsicos.

    Trata el tema en diversas ocasiones, pero merecencitarse especialmente las cuestiones 63 y 64 de laprimera parte de la "Suma teolgica", sobre la maldadde los ngeles pecadores, en cuanto a la culpa, y sobreel castigo de los demonios, cuestiones con las quecierra su angelologa. He aqu un apretado resumen desu doctrina: La naturaleza anglica, puramenteespiritual pero limitada y, por tanto, defectible, hacepensar al Anglico que el pecado de los ngelesrebeldes fue de soberbia, aunque, por va de

    consecuencia, pudieron pecar tambin de envidia:quisieron ocupar el puesto del Creador. Por sersustancias intelectuales, su naturaleza no puede sermala; toda su maldad les viene de haber pecado, alejercer desordenadamente su libertad. Piensa que estepecado tuvo lugar inmediatamente despus de lacreacin de los ngeles. Considera probable que elprincipal de los ngeles pecadores fuera el ms eximioentre todos; ste, Lucifer, persuadi a otros para que seunieran a l en la rebelin contra Dios. El pecado de losdemonios no cambi su naturaleza anglica; de ah queconserven su capacidad de conocimiento natural, muy

    superior a la capacidad del hombre. Al pecar perdieronla gracia y, por lo tanto, la capacidad de actossobrenaturales propiamente dichos. Son incapaces depenitencia y estn obstinados para siempre en el mal,porque su voluntad se adhiere totalmente al objetoelegido en este caso, a la rebelin contra Dios, lo cualhace que se adhieran de un modo fijo e inmutable. Porconsiguiente, no pueden realizar acto algunomoralmente bueno. Estn, por tanto, en estado decondenacin eterna, apartados culpablemente de Dios,lo cual constituye el mayor de los tormentos. En cuantoal lugar en que sufren su eterna frustracin, los

    demonios tienen dos lugares de tormento: uno porrazn de su culpa, y ste es el infierno, y otro por razndel ejercicio a que someten a los hombres, y para estodeben ocupar la atmsfera tenebrosa... Mas, a partir delda del juicio, todos los malos, sean hombres o ngeles,estarn en el infierno (1 q.64 a.4).

    En cuanto a la accin de los demonios mediante losmaleficios, Santo Toms no comparte algunasactitudes, ms o menos negativas, que ya se daban ensu tiempo: Algunos dicen que el maleficio no existe

    sino a juicio de los hombres, que atribuyen a maleficioaquellos efectos naturales cuyas causas se ignoran. Peroesto se opone a la autoridad de los santos, quienes dicenque los demonios tienen potestad sobre los cuerpos ysobre la imaginacin de los hombres, cuando Dios lopermite. Atribuye esta actitud a falta de fe, porque nocreen que haya demonios sino exclusivamente en laopinin del vulgo, que imputa al demonio los terroresque el hombre se causa a s mismo por su propiaapreciacin; y tambin porque de una imaginacincalenturienta pueden surgir algunas figuras en lossentidos, tales como el hombre piensa, y entonces creenver demonios. Pero la verdadera fe rechaza estas teoras.Por ella creemos que unos ngeles cayeron del cielo -son los demonios - y que, dada la sutileza de sunaturaleza, pueden muchas cosas que nosotros nopodemos. Por eso los que los inducen a hacerlas sonllamados malficos ("In IV Sent"., d.34 q.1 a.3; cf."Quodlib". 11 a.10).

    Salvo en cuestiones accidentales, en las que noentramos aqu, la autoridad de Santo Toms predomin

    en la teologa posterior. Pero, en lo tocante a la accinfsica y psquica de los demonios en el hombre, dej unapuerta abierta, que algunos aprovecharon abusivamenteen siglos posteriores para introducir por ella infinidad deteoras y de supuestos hechos, que no habra aceptado ala ligera el sentido crtico de Santo Toms. Las muestrasque ofrece, p.ej., Caro Baroja en "Las brujas y sumundo" son buena prueba de ello. La demonologa noda ya mucho ms de s desde el punto de vista de laespeculacin teolgica, pero se desarrolla ms y ms enel terreno supuestamente prctico, a base de estudiarhechos extraos de carcter negativo, atribuidos al

    diablo.

    Desde el Renacimiento hasta hoy

    Desde la baja Edad Media el diablo sigue jugando unpapel importante en la vivencia popular. Ms que comotentador, es temido por sus intervenciones fsicas decarcter extraordinario. La caza de brujas en Europa,buen nmero de procesos inquisitoriales, lasrepresentaciones artsticas e incluso los escritos demoralistas y de autores espirituales reflejan eindirectamente fomentan la propensin a sospechar la

    intervencin diablica con excesiva facilidad. Obrasescritas para impugnar las prcticas mgicas, como el"Malleus maleficarum artium" (1.a ed. 1486, a la quesiguieron otras muchas) y, ms tarde, "Disquisitionummagicarum libri sex" (ao 1599), entre otras muchas,contribuyeron a difundir, ms que a atajar, el mal. Esteno es tan grave en Espaa como en el resto de Europa,pero tambin se da: lamias, xanas, anjanas y xorguinasencuentran amplio eco en la literatura y en la credulidaddel pueblo. "Los procesos de hechiceras en la

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    10/15

    10

    Inquisicin de Castilla la Nueva", estudiados porCirac, as como otros ms tardos contra la brujera enNavarra, descubren lo generalizada y arraigada queestaba la conviccin de que el diablo actuaba enalgunas personas y se serva de ellas para sus fines.Especial propensin a ello manifestaron algunos falsosconversos del judasmo, as como algunos de losimplicados en movimientos iluministas.

    Los escritores, casi siempre moralizantes, van enuna doble direccin: a) escepticismo con respecto a larealidad de los fenmenos extraordinarios en materiade magia y brujera; b) atribuir a engao diablico loque, sucedido o imaginado, no pueda tener explicacinnatural.

    La descripcin de esos fenmenos, de los mediosutilizados y de sus efectos se encuentra en infinidad detextos. He aqu uno del papa Inocencio VIII.Recientemente hemos sabido con gran disgusto que,en algunas partes del norte de Alemania, as como enlas provincias, ciudades, tierras, lugares y dicesis deMaguncia, Colonia, Trveris, Salzburgo y Bremen,

    muchas personas de ambos sexos, olvidndose de susalvacin y apartndose de la fe catlica, cometenabusos con demonios ncubos y scubos; y con susencantamientos, hechizos, conjuros y mediante otrosnefandos, supersticiosos y sortlegos excesos, crmenesy delitos, ahogan, hacen y procuran que perezcan losnios recin nacidos, los fetos de los animales, lascosechas, las uvas y los frutos de los rboles, as comohombres, mujeres, ganados, rebaos y otros animalesdiversos; las vias, huertas, prados, pastizales, trigos,cereales y legumbres; afligen y atormentan con atrocesdolores y torturas, tanto interiores como exteriores, a

    esos mismos hombres, mujeres, jumentos, bestias,rebaos y animales; impiden a los hombres engendrar ya las mujeres concebir y que puedan los maridos pagarel dbito conyugal a las mujeres y stas a sus maridos;adems, reniegan de la fe que recibieron en el santobautismo; no temen cometer y perpetrar, porinstigacin del enemigo del gnero humano, otrosmuchos excesos y crmenes nefandos, con peligro desus almas, ofensa de la divina Majestad y perniciosoejemplo y escndalo de muchos (Bula "Summisdesiderantes affectibus", 5 diciembre 1484: Bullar.Rom., V, 297).

    Durante el Renacimiento y hasta fines del siglo xviiabundan los astrlogos y adivinos, a quienes se suponeen pacto con el diablo; se teme o se busca a discpulosydiscpulas de la "Celestina", duchos en pcimas,conjuros y filtros amorosos que surten efecto por artediablica; sigue hablndose de brujas que cabalgansobre sus escobas o a lomos de animales inmundos, lanoche del viernes al sbado, para celebrar aquelarresbajo la presidencia del diablo en forma de machocabro; corren leyendas acerca de los lugares concretos

    de tales reuniones; los efectos de ciertos alucingenos seatribuyen con frecuencia a intervencin de Satans, ascomo algunos fenmenos de hipnosis o de histerismo; secelebran misas negras; se dan casos de satanismo, cuyasprcticas suelen ser inversin de los ritos cristianos, alos que se aade, a veces, un crimen ritual; se imprimenen Francia misales para este culto satnico...

    Lutero fue uno de los ms convencidos de la realidadde la intervencin diablica para explicar cualquier tipode desgracias. Sin llegar a tanto, los autores catlicosms representativos mencionan habitualmente al diablo,aunque cargan ms el acento en su papel de tentador,que dificulta la vida cristiana y, sobre todo, laperfeccin espiritual. San Ignacio de Loyola, en lameditacin de dos banderas, dentro de los"Ejercicios espirituales", presenta a Lucifer, mortalenemigo de nuestra humana natura, como antagonistade Cristo; le imagina as como si se asentase... en unagrande ctedra de fuego y humo, en figura horrible yespantosa; considera cmo hace llamamiento deinnumerables demonios y cmo los esparce a los unos

    en tal ciudad y a los otros en otra, y as por todo elmundo...; y cmo los amonesta para echar redes ycadenas, a fin de que tienten a los hombres hacia lacodicia, el honor y la soberbia y, destos tres escalonesinduce a todos los otros vicios.

    San Francisco Javier, al narrar las peripecias de unviaje por los mares de China, identifica los dolos conel demonio y advierte que ms se ha de temer ladesconfianza en Dios que el miedo al enemigo ( =diablo) 10. San Juan de la Cruz alude con frecuencia alas insidias del diablo en la vida espiritual: Quiereque, como l es ciego, tambin el alma lo sea("Llama" 3,3,23) 11 . Parece que en alguna ocasinactu como exorcista. Santa Teresa cuenta que en Avilahaba sacado de una persona tres legiones dedemonios, y les mand en virtud de Dios que dijesen sunombre y al punto obedecieron("Cartas" 73-5A) 12;sin embargo, cuando examin a una religiosa a la que lacomunidad crea posesa, dictamin que no tenademonio sino sobra de melancola. Por su parte,Santa Teresa de Jess narra cmo la molestaba eldemonio con tentaciones y turbaciones interiores ysecretas y con otras que haca casi pblicas, en queno se poda ignorar que era l. Le describe como un

    negrillo muy abominable. Yo, como le vi, reme y nohube miedo ("Libro de su vida" c.31). No da granimportancia a los demonios: El caso es que yo tengotan entendido su poco poder - si yo no soy contra Dios -que casi ningn temor los tengo; porque no son nadasus fuerzas, si no ven almas rendidas a ellos y cobardes,que aqu muestran ellos su poder (ibid.). El demonioacta con preferencia en la imaginacin; en ella haceel demonio sus saltos y engaos ("Moradas" 5,3,10).

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    11/15

    11

    Los ahuyenta mediante la seal de la cruz y, sobretodo, con agua bendita.

    10 "Cartas y escritos de San Francisco Javier" (BAC,Madrid 3 1979) p.367.

    11 "Viday obras de San Juan de la Cruz". Por C. deJess, M. del Nio Jess y L. Ruano (BAC, Madrid 101978).

    12 "Obras completas de Santa Teresa de Jess".Edicin preparada por E. de la Madre de Dios y O.

    Steggink (BAC Madrid 6, 1979)

    Sera interesante pasar revista a otros muchosrepresentantes de la teologa, de la espiritualidad y delas letras, as como seguir los derroteros de lascorrientes artsticas. La seriedad de los telogos se vedesbordada por la imaginacin de los artistas, quienesencuentran en el diablo y sus satlites una canterainagotable para sus composiciones, algunas tancuriosas como la representacin de la batalla entrengeles buenos y malos, con corazas, armas y

    pertrechos de guerra propios de la poca. Por otraparte, la abundancia de escritos dedicados a reprobarsupersticiones y hechiceras, en cuya trastienda seafirma o se supone la accin diablica, indica losvericuetos por los que discurra la credulidad delpueblo.

    Desde el siglo XVIII, la generalizacin de unaactitud ms crtica, as como la ingenua esperanza deexplicarlo todo mediante las ciencias positivas, provocaun giro radical. No slo se ponen en duda y hasta seniegan "a priori" las manifestaciones externas delpoder del diablo, sino que muchos dejan de admitir la

    existencia de Satans, relegndole a la condicin demera personificacin del mal. Es un movimientopendular en el que, por muy diversos motivos, algunossedicentes intelectuales niegan los datos fundamentalesde la revelacin, en esta materia como en otras.

    Es un proceso que culmina en la negacin rotundaque en nuestros das suscriben algunos exegetas ytelogos, partidarios de la desacralizacinindiscriminada. Aunque el P. Feijoo no exageraba aldecir que entre la gente rstica es comunsimo atribuira la hechicera mil cosas que en ninguna maneraexceden las facultades de la naturaleza o del arte

    ("Cartas eruditas", IV, Madrid 1774, 292) y aunqueGoya, en sus "Caprichos", se burlara con fundamentode la tramoya brujeril, lo cierto es que el esprituvolteriano con que muchos hicieron la crtica de lodiablico sirvi para negar de raz los datos ciertos que,en esta materia, mantuvo y mantiene el Magisterio dela Iglesia, mxima censora, por otra parte, desupersticiones y hechiceras carentes de base racional.Bajo barniz de ciencia se adoptaron y se adoptanposiciones cerriles y anticientficas.

    Es curioso que, a pesar de todo, por obra de algunassociedades secretas y de ciertas aberraciones religiosas,haya persistido e incluso aumentado el "satanismo". Laexaltacin del diablo ha tenido portavoces tan conocidoscomo Hoffman (t 1822) o Carducci (t 1907), autor esteltimo de un clebre "Himno a Satans". En el siglo xixla figura del diablo ha sido magnificada de diversasmaneras; la moda en ambientes propios del siglo de lasluces explica, p.ej. la estatua del ngel cado, deRicardo Bellver, en el Retiro de Madrid. Pero elsatanismo ha cobrado vuelos en el siglo XX, a travs desectas que, sobre todo en Inglaterra, Italia y EstadosUnidos, agrupan a varios miles de adeptos. Dentro deuna gran variedad de formas de adoracin satnica sueleencontrarse el comn denominador de remedar los ritoscristianos y practicar obscenidades 13. Tambin se handado casos en los que ha tenido que intervenir la policacon motivo de crmenes rituales.

    13 C.f. G. PRIETO CIENFUEGOS, "El culto al demonio

    en los Estados Unidos": Ecclesia n.2001 (1980) 1276.

    QU PUEDE HACER Y QU HACE EL DIABLO

    De los datos que hemos aducido cabe concluir quelos demonios, por su naturaleza anglica, tienen unaforma de conocimiento y una capacidad de accin muysuperiores al hombre, puesto que no estncondicionados, como nosotros, por el cuerpo: sonpuramente espirituales. De ah que haya que evitarantropomorfismos al pensar en el dinamismo propio dela naturaleza del diablo. Su actividad y el modo de lamisma pueden ser juzgados por los efectos, por susrepercusiones en nosotros. Tales efectos siempre entrandentro de unas limitaciones generales, impuestas por elhecho de que los demonios son criaturas - por tanto, nopueden ser omnipotentes - , dependen de la permisindivina y Dios no les autoriza a superar las fuerzas delhombre en el plano moral (cf. 1 Cor 10,13). Estosupuesto, la actividad diablica es de signo negativo,orientada siempre hacia el mal.

    No es el diablo el nico inductor de los males delmundo: los males fsicos, mientras no se demuestre locontrario, se deben a causas fsicas intramundanas; y, encuanto al mal moral, los catecismos clsicos mencionan,con base bblica, tres enemigos del hombre: el demonio,el mundo y la carne. Es difcil saber en cada casocundo el demonio acta en solitario y cundo encolaboracin con el ambiente y con nuestrodesequilibrio pasional. Tambin puede aprovecharse,directa o indirectamente, de los males fsicos(catstrofes, enfermedades, accidentes, reveses defortuna, etc.) para que, con ocasin de circunstancias

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    12/15

    12

    adversas, el hombre experimente, por as decirlo, elvrtigo del mal moral.Accin ordinaria: la tentacin

    La actividad maligna del diablo puede ser ordinariao extraordinaria. La forma ordinaria de acosarnos es latentacin. Tentar es, literalmente, someter a prueba. Eldiablo nos pone a prueba para que caigamos en pecado.Es su tarea, porque con esta aviesa intencin Dios anadie tienta (Santiago 1,13). Segn hemos visto en los

    textos bblicos, es el tentador por antonomasia; tent aEva, a Job, a Jess, a San Pablo y a los apstoles todos;se nos previene contra las tentaciones del enemigo,porque constituyen un peligro, razn por la que Jessnos ense a pedir: No nos dejes caer en la tentacin,mas lbranos del mal (o del Malo) (Mateo 6,13). Senos exhorta a estar alerta y a luchar denodadamente (cf.1 Pedro 5,8; Efesios 6, 11.16).

    La tctica habitual del diablo consiste enacomodarse al modo de ser y a las circunstancias decada persona. Tiene que respetar la libertad individualy no puede actuar directamente en el entendimiento ni

    en la voluntad del hombre. No puede, por tanto,suscitar pensamientos o decisiones de la voluntad sinopor va indirecta, es decir, mediante los sentidos y laimaginacin. A este nivel inferior, que es para elhombre la puerta por la que entran los datos sobre losque habr de trabajar despus el entendimiento,aprovecha el punto flaco de cada cual: En aquello enlo que ve que hay deleite introduce diversassugestiones, deca San Jernimo ("Breviar. in Ps.",16,20: ML 26,860-861).

    Los clsicos suelen insistir en esto: El demonio,para sitiar y combatir nuestra conciencia, reconoce

    primero las fuerzas y flaqueza de ella, rodala conojos solcitos para asentar la artillera do ve ms daole podr hacer y entrarla por el lugar donde ms flacala hallare 14. La astucia insidiosa y la mentira, ascomo el hbil sentido de la gradacin, son armas deltentador. Por eso la tentacin procede con visos denormalidad y sera difcil asegurar cundo y en qumedida la tentacin ha sido suscitada o mantenida poreste agente extrnseco a nuestra propia debilidad.Pero, insistimos, el diablo no puede tomar pornosotros las decisiones, no puede anular nuestraresponsabilidad personal: nunca hay pecado sin

    consentimiento voluntario y libre.

    14. S. DE FERMO, "La victoria de s mismo", trad.

    de Melchor Cano, C.II v. En "Tratados espirituales"(BAC, Madrid 1962). Cf. Juan Pablo II, Exh. Ap."Reconciliatio et Paenitentia" (2 Dic 1984) No. 26,catequesis sobre la "tentacin" y las "tentaciones".Nota de JABT.

    Segn todos los indicios, nadie que llegue al uso derazn se libra de tentaciones. Por eso la vida delhombre sobre la tierra es milicia (cf. Job 7,1).Muchos antiguos pensadores cristianos la describieroncomo una lucha permanente contra el diablo. Algunosllegaron a sospechar que, as como cada uno gozamosde los buenos oficios del ngel de la guarda,tendramos tambin asignado el correspondientedemonio encargado de tentarnos. Es una opininrelativamente extendida entre los Santos Padres, sobrela que no hay datos suficientemente seguros para poderpronunciarse. La resistencia a las tentaciones ha de seractiva (cf. DS 2217), aunque en algunas tentaciones,p.ej., contra la castidad, la actividad ms prudente eshuir de ellas. Ni los contemplativos ms avanzadospueden dispensarse de esta lucha (cf. DS 2192). Lavictoria es posible con la ayuda de la gracia (cf. DS1515), gracia que Dios da, porque no mandaimposibles (cf. DS 1536).

    Pero la tentacin diablica puede tambin revestircaracteres colectivos, que responden a la dimensin

    social de la persona. Sera ingenuo pensar que eldiablo es ajeno a la formacin de ambientes en los queel odio, la mentira y la injusticia contribuyen acontaminar ms fcilmente a los miembros de lasociedad. No es descabellado pensar en tentacionescolectivas, suscitadas por Satans en orden a invertir laescala natural y cristiana de valores, a difundir tpicosinsidiosos contra la verdad, intentar la promocin deleyes directamente opuestas a la ley de Dios,esclavizar al hombre con seuelos meramentemateriales, fomentar la degradacin moral y lairreligiosidad, susurrar de mil modos y maneras la

    vieja promesa: seris como dioses. La accin deldiablo consistir en pudrir el ambiente con criteriosdiscordantes del Evangelio y en sacar partido de ladebilidad humana, para que la sociedad se dejearrastrar por la corriente de lo fcil.

    Especial gravedad reviste la tentacin colectivacuando viene provocada directamente por lasestructuras de pecado, amparadas o establecidas porformas de sociedad o por leyes positivas que inducen aviolar la ley natural o la ley divina. Estas estructuras depecado son fruto del pecado de personas concretas,muchas o pocas, que incitan o pretenden obligar a que

    otros pequen. Con razn pueden ser denominadasdiablicas, por la presin que ejercen sobre la personapara ponerla ante el dilema del herosmo o la prcticadel mal.

    Actividad extraordinaria

    (Cf. Juan Pablo II, Exh. Ap. "Reconciliatio et Paenitentia"No. 16 sobre "pecado social" y "situaciones de pecado" 2Diciembre 1984. Nota de JABT)

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    13/15

    13

    Podemos llamar extraordinaria toda intervencin deldiablo en el orden material y psquico mediantefenmenos de carcter malfico que alteren losprocesos naturales en s mismos o en el modo deproducirse. Supuesta la permisin divina, son Variaslas posibilidades de que el diablo cause malesnaturales, especialmente en perjuicio del hombre.Apuntemos algo sobre tres captulos mayores: lainfestacin local, la posesin diablica y la magianegra.

    "La infestacin local". - La naturaleza puramenteespiritual del diablo le hace posible penetrar en lascosas materiales, conocerlas profundamente y, a la luzde ese conocimiento, aplicar su energa anglica enorden a causar trastornos imprevisibles de hecho parael hombre, p.ej., algunas catstrofes naturales,accidentes, epidemias, etc. No puede conocer los actosfuturos que dependan exclusivamente de la libertaddivina o de la libertad humana, pero puede hacer planesa base de conocer el engranaje de las causas naturales yde las propensiones de las personas, para provocar

    hechos o situaciones de carcter maligno en lo materialy en lo psquico.

    Para pormenorizar en este campo habra que analizarhechos que la literatura demonolgica aduce conprofusin.

    ("... los escritores bblicos saban que el poder delmal obra tambin milagros, para oscurecer lasintervenciones de Dios. Ntense estos detalles: Ex 7,11-12; Ex 8, 3; Ex 8, 14-15; Ex 9,10. "La Nueva BibliaLatinoamericana", pg. 86. Nota de JABT)

    Ya aludamos ms arriba a algunos, pero es unaliteratura que, de ordinario, no es muy de fiar. No

    todos esos hechos pueden ser descartados deantemano; algunos tienen hoy posibles explicacionesque no tenan en el momento en que acaecieron. Porprincipio general, la accin diablica tiene que serdemostrada en cada caso. La certeza de quedeterminados desastres, enredos de circunstancias ohechos que se salen de lo normal slo pueden ser obradel diablo es, casi siempre, muy dificil de establecer.Por supuesto, no basta la persuasin basada en lacredulidad popular. Por otra parte, es dudoso que eldiablo tenga inters en ser descubierto. Pero hay quedejar abierta la puerta a la posibilidad.

    "La posesin diablica".- Consiste en la ocupacindel cuerpo de una persona por el demonio, el cualejerce dominio directo sobre el mismo e indirectosobre las facultades anmicas, de suerte que elendemoniado deja de tener dominio total o parcial desus actos: el maligno acta a travs de l. Puedetratarse de un solo demonio o de varios. El poseso nosuele serlo de modo permanente, sino conintermitencias. Los efectos de la posesin pueden sermuy distintos y, a veces, espectaculares: actividad

    corporal extraordinaria, p.ej., en cuanto a velocidad,fuerza fsica desproporcionada; alteraciones sbitas dela vida vegetativa, p.ej., del ritmo cardaco, del ritmode crecimiento; modificaciones en la percepcinsensorial, p.ej., visin y audicin atrofiadas, o, por elcontrario, agudizadas en grado increble; capacitacinasombrosa de las facultades superiores, p.ej., parahablar y escribir en lenguas desconocidas, resolverinstantneamente complicados problemas, etc.Caracterstica habitual: aversin a lo religioso ypropensin a actitudes blasfemas, sacrlegas y lbricas.

    Estos cuadros presentan en ocasiones coincidenciacon enfermedades como epilepsia, histerismo y unalarga serie de trastornos psquicos. Tambin puedendarse semejanzas con fenmenos objetivos ysubjetivos descritos por la parapsicologa. Ello ha dadopie a muchos racionalistas para negar por sistema laposesin diablica aun en los casos ms inexplicables.Sin embargo, no es cientfico rechazar la posibilidadde la misma. La Iglesia es ms prudente. En el "RitualRomano" 11,1,3, antes de dar frmulas para los

    exorcismos, advierte al exorcista que no creafcilmente que alguien est endemoniado; y el canon1151 del Cdigo de Derecho cannico establece que elexorcista, que ha de ser un sacerdote piadoso,prudente y de vida irreprensible, necesita para cadacaso licencia especial y expresa del Ordinario y queno debe proceder a hacer los exorcismos sin anteshaberse cerciorado, por medio de una investigacincuidadosa y prudente, de que se trata realmente de uncaso de posesin diablica. Con estas reiteradascautelas, equidistantes de la negacin cerril y de lafcil credulidad, ha autorizado oficialmente, en

    algunos casos, a practicar los exorcismos; es decir, losconjuros o mandatos imperativos que, en nombre deDios, se profieren contra el demonio, segn las normasy textos del "Ritual". El hecho de que, fracasados losrecursos de la ciencia, haya dado resultado positivo lalabor del exorcista, inclina a pensar que se trataba deposesin diablica 15. Por otra parte, tambin esposible la mezcla de trastornos fsicos o psquicos,naturalmente explicables, con la posesin diablica,que ofrece aspectos cientficamente inexplicables.Cules sean stos, habr de estudiarse en cada caso porpersonas competentes, no predispuestas a la

    credulidad, pero tampoco cerradas de antemano a lavaloracin objetiva de los hechos.

    Por analoga, cabra hablar tambin de posesindiablica espiritual cuando la persona se obstinaframente en el mal y, a ciencia y conciencia, luchacontra Dios. Se da entonces coincidencia con losobjetivos satnicos, a los que la persona aspiramediante la reafirmacin voluntaria de una soberbialuciferina, que se manifiesta en forma de odio yenvidia de Dios. Actitudes como las de Juliano el

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    14/15

    14

    Apstata, de Nietzsche, de algunos perseguidores de laIglesia o de corruptores del pensamiento hacen pensarque el diablo se sirve de ellos como de instrumentosmalficos.

    15 La narracin pormenorizada de algunos casos

    recientes puede verse en C. BALDUCCI, "La posesin

    diablica" (Barcelona 1976) 19-87.

    "La magia negra".-Entendemos por magia negra lafacultad de obtener efectos sensibles inslitos,moralmente malos, con medios desproporcionados.Esa facultad se atribuye a pacto explcito o implcitocon el diablo, de quien el mago recibira poderessobrehumanos, a cambio de vender su alma a Satans,p.ej., al modo del "Doctor Fausto", de Goethe. Difierede la magia blanca, en la que se utilizan mediosnaturales, como en la prestidigitacin, trucos bienconocidos y hbilmente practicados. Las formas de lamagia negra son muchsimas y han sido ampliamentedescritas ya desde la antigedad, aunque estn siempre

    envueltas por cierto aire de misterio religioso.Mencionemos, a modo de ejemplos, los maleficios,cuya finalidad es hacer dao a alguien en su persona,en su familia o en sus bienes; la adivinacin, paraconocer cosas ocultas presentes o futuras, mediante elrecurso a dolos, orculos, pitonisas, astrlogos, etc.;la nigromanca o evocacin de los muertos; loshorscopos, sortilegios, etc.

    En la mayor parte de los casos, la prctica de lamagia se ha convertido en negocio y tiene ms deaparente que de real. La clientela de los magos sueleaumentar a medida que disminuye la religiosidad. En

    algunas grandes ciudades modernas los magos ypitonisas se cuentan por millares y su clientela es delo ms variopinta. En los pueblos culturalmentemenos evolucionados los magos suelen jugar un papelsimilar al de los sacerdotes paganos, y sus prcticasadoptan casi siempre caracteres manifiestamentesupersticiosos.

    Tampoco ante la magia cabe adoptar actitudes deingenua credulidad, pero no se puede descartar que,en algn caso, pueda intervenir el diablo. Que elmago est o no convencido de ello es indiferente.Casos de magia se mencionan ya en el Antiguo

    Testamento, p.ej., los prodigios que realizaron losmagos al servicio del faran de Egipto en tiempo delExodo (cf. Ex 7,10-12; 22). La Biblia prohbe lamagia con severas penas (cf. Dt 18,10-12). Pero lalabor del diablo puede ser ms bien indirecta, alfomentar por este medio la curiosidad malsana ycierto sentido del misterio donde no suele haberlo. Nodeja de ser un diablico sucedneo de la fe religiosapara personas que tratan de llenar de algn modo suvaco interior.

    Algo parecido cabra decir tambin de las prcticasespiritistas, las cuales, aparte sus famosos fraudes, sonperjudiciales para la buena salud mental y religiosa, nopor la intervencin directa del diablo, sino por sucarcter morboso y porque se trata de una supersticinincompatible con la doctrina catlica sobre el mssobre la persona humana y sobre la divinidad deCristo. Con razn prohbe la Iglesia asistir a lassesiones espiritistas aun por mera curiosidad y aunquese descarte la intencin de relacionarse con losespritus malignos (cf. AAS 9 [1917] 268).

    Estas pocas razones y autoridades creo queabastarn para declarar al pueblo comn cun falsas,malas y peligrosas son las supersticiones, vanidades yhechiceras entre los cristianos; y cundo se debenapartar dellas los buenos siervos de Dios, porque escierto que en ellas se ofende mucho a Dios y sonpecados que l castiga con mucho rigor y saa 16. Deellas se sirve el diablo, sin necesidad de muchasmanifestaciones extraordinarias.

    16 P. CIRUELO, "Reprobacin de las supersticiones yhechiceras" (Salamanca 1538) p.79.

    SUMARIO

    Pgs.

    Ante la truculencia y la negacin .......................3

    Enseanza del Magisterio de la Iglesia ....................4

    Datos bblicos ............................................................8Antiguo Testamento ....................................... 9Nuevo Testamento ....................................... 12

    El diablo contra la Iglesia .......................................15

    En la antigedad .......................................... 15En la Edad Media ......................................... 18Desde el Renacimiento hasta hoy................... 21

    Qu puede hacer y qu hace el diablo .........................25Accin ordinaria: la tentacin ........................ 26Actividad extraordinaria ................................ 28

    ---------------

    Librera del Seminario - BogotCra. 6 No.10-47

    Tels.2429881 Y 2423082Fundada en 1884- 18 Nov. 1983 -

    ------------

    cf. CLEVES, Magda, entrevista al mdico psiquiatraHernn Vargas, El origen del mal. Existe elDiablo?, en Lecturas Dominicales, El Tiempo,Bogot, 6-Julio-1986, pp. 8-9, 14-15.

  • 7/26/2019 DEMONOLOGA Lpez Martnez Nicols - El demonio - Ed BAC Madrid 1982 v007 +++++

    15/15

    15

    Lunes 11-Septiembre-2006, texto escaneado en CanonCanoScan Lide 20, con OmniPage Professional 15, editado,corregido y ampliado en Word 2002 por Jairo A. Becerra T.