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  • EDUCAR CON VALOR:EL DESAFO DE LA EDUCACIN SUPERIOR

    JOS LUIS PALACIOS BLANCO

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  • D. R. Secretara de Educacin PblicaCalle Repblica de Argentina 28Col. Centro, C. P. 06029Mxico, D. F.

    ESTA OBRA ES PROPIEDAD INTELECTUAL DE

    Jos Luis Palacios Blanco

    COORDINACINOficiala MayorSecretara de Educacin Pblica

    COORDINACIN EDITORIALJos Cruz de Len Gonzlez

    CUIDADO EDITORIALRafael Villagmez VeraCristina Citlali Camacho DazJuan Manuel Garca Belmonte

    CORRECCIN DE ESTILORogelio Dromundo Salazar

    EDICIN Y DISEOComisin Nacional de Libros de Texto Gratuitos

    PRIMERA EDICINFebrero de 2004

    ISBN:970-33-0016-2Impreso en MxicoPrinted in Mexico

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  • DIRECTORIO

    LIC. VICENTE FOX QUESADAPresidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos

    DR. REYES S. TAMEZ GUERRASecretario de Educacin Pblica

    ING. JOS MARA FRAUSTRO SILLERSubsecretario de Planeacin y Coordinacin

    M. EN C. LORENZO GMEZ-MORIN FUENTESSubsecretario de Educacin Bsica y Normal

    DR. JULIO RUBIO OCASubsecretario de Educacin Superior e Investigacin Cientfica

    ING. MARCO POLO BERNAL YARAHUNSubsecretario de Educacin e Investigacin Tecnolgicas

    DRA. SYLVIA BEATRIZ ORTEGA SALAZARSubsecretaria de Servicios Educativos para el Distrito Federal

    DR. FRANCISCO R. MEDELLN LEALOficial Mayor

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  • CONTENIDO

    MENSAJEReyes S. Tamez Guerra. 9

    PRLOGO

    Francisco R. Medelln Leal. 11

    INTRODUCCINJos Luis Palacios Blanco. 15

    CAPTULO IEl mundo de los jvenes. 19

    1.1 El joven light.1.2 Rasgos del joven light.1.3 Las promesas de la modernidad.1.4 Tener o ser? El problema crucial.1.5 El neoliberalismo econmico.1.6 Lo light como fenmeno posmoderno.1.7 El Informe Delors: SER, SABER, HACER Y COMPARTIR.

    CAPTULO IILos desafos de la Educacin Superior Tecnolgica (VER). 55

    2.1 La Educacin superior: calidad, cobertura, equidad, eficiencia y pertinencia.

    2.2 Educacin centrada en el aprendizaje.2.3 Educacin centrada en el estudiante (equidad).2.4 Educar con valor.2.5 Educacin para la paz y los derechos humanos.2.6 Educacin liberadora.

    CAPTULO IIIEducar con valor: Principios pedaggicos (PENSAR). 147

    3.1 Fuentes de inspiracin.3.2 Principios del Modelo VER-PENSAR-ACTUAR.3.3 Conocimiento profundo del alumno y de su situacin social (VER).3.4 Diseo de estrategias exitosas (PENSAR).3.5 Plan de trabajo de la comunidad universitaria (ACTUAR).

    CAPTULO IVConstruccin de la comunidad universitaria (ACTUAR). 207

    4.1 El proyecto escolar centrado en el estudiante.

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  • 4.2 Certificar en ISO 9000 la formacin integral de los universitarios? 4.3 Planeacin de un Sistema de Gestin de Calidad ISO 9000: la clave.4.4 Certificar la competencia del alumno, el proceso E-A y la formacin

    integral.4.5 Evaluacin del desempeo: Balanced ScoreCard.

    RELACIN DE FIGURAS 249BIBLIOGRAFA 251

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  • 9MENSAJE

    REYES S. TAMEZ GUERRA

    Al arribo del siglo XXI, la democracia mexicana se expresa no slo en la libertad y respeto al sufragio, sino en todas las facetas de la vida pblica. Por eso el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 establece un conjunto de objetivos y metas de crecimiento econ-mico, con un elevado contenido social.

    El captulo educativo de ese documento se despliega en el Programa Nacional de Educacin, cuyos dos ejes rectores son la calidad y la equidad; porque slo una educacin de alta calidad permitir el pleno desarrollo humano de los nios y jvenes; y porque el acceso de todos a la escuela es la premisa mayor de una educacin democrtica.

    Para el nivel de Educacin Superior, el Programa fija tres objetivos estratgicos: ampliacin de la cobertura, educacin superior de buena calidad, e integracin, coordinacin y ges-tin del sistema de educacin superior. La apertura de todas las escuelas a los alumnos que cumplan con los requisitos aca-dmicos para ingresar a este nivel educativo, y el Programa Nacional de Becas, traducen el objetivo de equidad en acciones y metas concretas y cuantificables.

    El Programa Nacional de Educacin seala que es necesario que las Instituciones de Educacin Superior (IES) actualicen pe-ridicamente los perfiles terminales de los programas que ofre-cen para atender tanto las aspiraciones de los estudiantes como los requerimientos laborales, aseguren que el alumno aprenda lo previsto en los planes y programas de estudios, y refuercen los esquemas de evaluacin de los aprendizajes para garantizar que los egresados cuenten con los conocimientos, competencias y valores ticos que corresponden a la profesin que eligieron.La Universidad Tecnolgica de Len (UTL) es un ejemplo del

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    empeo por la mejora constante de la calidad, tanto en el mbi-to estrictamente acadmico como en el de la gestin educativa. Con el liderazgo de su rector, el Dr. Jos Luis Palacios Blanco, y la actividad entusiasta de maestros, alumnos y padres de fami-lia, la UTL ha merecido diversas preseas, entre las que destaca el Premio Nacional INTRAGOB de Administracin Pblica.

    Palacios Blanco recoge y organiza, en el presente libro, un conjunto de valiosas experiencias que, debidamente adaptadas, podrn ser aprovechadas por los maestros de todo el Sistema Educativo.

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    FRANCISCO R. MEDELLN LEAL

    La educacin, como prctica cotidiana, es uno de los procesos ms genuinamente humanos, tanto por su intrnseca genero-sidad, como por ser el factor ms importante para preservar y acrecentar la cultura de las sociedades, desde las primeras orga-nizaciones humanas hasta las ms avanzadas del mundo globa-lizado. En su acepcin ms completa, la educacin es un proceso largo y diversificado, que empieza en el hogar, prcticamente desde el nacimiento del nio, y se prolonga por toda la vida.

    La familia es la institucin fundamental la que da funda-mento de todo el proceso educativo, pero hay otros agentes educadores de gran importancia, entre los que destacan la escuela y los medios de comunicacin de masas. Las biblio-tecas, los museos, las zonas arqueolgicas, la geografa fsica, econmica y humana, son tambin factores educativos de gran influencia en la formacin cultural de las personas. En sntesis, la gran educadora formal e informal, tanto deliberada como in-voluntariamente, es la sociedad en todas sus manifestaciones.

    La escuela, por su parte, es la institucin primordial de la educacin formal. All, como en la familia, la accin de educar responde a un conjunto de valores, en especial los relativos al desarrollo y enriquecimiento de la cultura y el conocimiento para el bien de la sociedad como un todo. Familia y escuela educan pensando no slo en preservar y robustecer lo que creen positivo, sino tambin en impulsar lo que consideran deseable, con vistas a construir una sociedad que corresponda mejor con aquellas conductas que creen valiosas, a las que les atribuyen valor y que, por lo mismo, denominan valores.

    Otros agentes educativos, en especial los ms cercanos al proceso econmico, promueven la cultura y los valores que me-jor corresponden a la funcin que desempean en la sociedad.

    PRLOGO

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    Frente a fenmenos como la violencia, por ejemplo, la familia y la escuela oponen la construccin de valores como el respeto a uno mismo, a los dems y a la vida; la solidaridad, la bsqueda del bien comn, la equidad entre seres que, por el solo hecho de su humanidad, tienen derechos iguales. Por su parte, los medios de comunicacin de masas, e incluso de algunas manifestacio-nes artsticas como el cine, el teatro y aun las artes plsticas, suelen abordar el mismo problema desde una perspectiva dis-tinta, como la competencia mercantil, en unos casos, y la crea-tividad artstica, la libre expresin y otros valores igualmente respetables, entre otros.

    Los fines de la educacin que practican la familia y la escue-la, por una parte, y otras entidades de la sociedad, por la otra, no son antagnicos necesariamente; pueden y deben ser incluso complementarios. Pero existen diferencias que deben ser iden-tificadas y comprendidas para deslindar los campos de accin, asegurar la convivencia respetuosa de los distintos agentes edu-cativos y propiciar la convergencia de propsitos y conceptos.

    La escuela educa y no slo instruye o informa, como se pen-saba en el pasado ms o menos cercano. El maestro ensea, pero principalmente crea condiciones para que los alumnos conquisten por s mismos los conocimientos y visiones de la vida que los formarn como seres nicos e irrepetibles. Desde la Grecia clsica se ha privilegiado el aprendizaje por encima de la enseanza, pues nadie puede ensear a otro; ...slo se puede sealar (la realidad) para que los dems puedan llegar a ella por s mismos deca Platn en su Carta VII. La misin del maestro es contagiar a sus discpulos ese afn de realidad, para que ellos solos se lancen, mediante un penoso ejercicio, a la conquista de la realidad misma.

    Las ideas pedaggicas predominantes en la escuela mexica-na ponen el acento en la enseanza, en la curiosidad, la investi-gacin y la actividad de los alumnos, lo que lejos de disminuir la responsabilidad del maestro, la hace ms compleja y delicada, pues ya no basta con ensear algo; es necesario ahora asegu-rarse de que los alumnos conquisten por s mismos los cono-cimientos, los aprendan, y se apropien de ellos a travs de su comprensin. Debe entonces el maestro contagiar a sus discpu-los de ese afn de realidad, tanto en la educacin bsica como en la superior y en el posgrado. Debe formar hombres y mujeres curiosos y proactivos, seguros de s mismos pero siempre dis-puestos a conquistar nuevos aprendizajes; seres humanos que a lo largo de la vida busquen explicaciones, se hagan preguntas y las formulen a otros; que sean crticos, como lo requiere la de-mocracia en su acepcin ms completa.

    En esta tarea apasionante, el maestro contina aprendiendo mientras acompaa a los alumnos en el camino hacia el conoci-

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    miento. Practica nuevas aproximaciones a la realidad, piensa los hechos y formula ideas desde perspectivas siempre nuevas; pero sobre todo aprende mucho sobre la naturaleza humana, espe-cialmente si lleva su labor educativa ms all de las aulas y con-vive con los nios y jvenes en actividades extracurriculares.

    Esta dialctica de educar y aprender, ha sido llevada a ni-veles de excelencia por un maestro singular, el Dr. Jos Luis Palacios Blanco, rector de la Universidad Tecnolgica de Len (UTL), quien se ha entregado a la educacin desde su juventud hasta sus das de madurez. La educacin que predica y practica Palacios Blanco no se limita a la formacin acadmica de sus alumnos; se enfoca y centra en ellos como individuos integrales, capaces de disear y construir su propio proyecto de vida.

    Lector incansable y escritor prolfico, el rector de la UTL es, al mismo tiempo, un maestro activo y actuante. Sus lecturas y re-lecturas del pequeo libro de Enrique Rojas, as como de obras de Juan Bosco, Ignacio de Loyola, Piaget, Freinet, Montessori, Makarenko, From, Freire, Delors, son puentes para comprender a los jvenes con los que vive y convive a diario, en la misin magnfica de educar. Todo lo que lee y relee en los libros el educador guanajuatense, es sometido diariamente a la prueba de la prctica con los estudiantes, maestros, padres de familia y comunidad circundante de la UTL. Su objetivo supremo y casi nico es educar, y educar bien.

    En el libro que ahora nos ofrece Palacios Blanco, Educar con valor, retoma una discusin previa sobre el llamado Hombre Light de Rojas y la lleva al terreno de la juventud, al fenmeno del Joven Light, que es lo opuesto al joven que se libera a travs del conocimiento crtico de su medio y de s mismo. El joven light personifica las actitudes, ideas, expectativas y valores que lo hacen conformarse, aceptar pasivamente lo efmero como modo de vida y de relacin con la realidad, entregarse a la ligereza, a lo insustancial, a la superficie de las cosas y de s mismo.

    Frente a esa figura surgida de las insuficiencias y desatinos de las sociedades contemporneas, el autor propone una educa-cin para la libertad, para la formacin de la conciencia crtica del ser humano, entendido ste en su integridad y no como mero recurso que deba ser preparado para su insercin eficaz en el proceso econmico.

    El valor en este libro es concebido en distintos planos: como resultado de la actividad productiva, como sinnimo de arrojo y valenta, y como el haz de las ideas, actitudes y conduc-tas que ms aprecian las sociedades; es decir, como valores. La metodologa de la educacin con valor que propone, tiene tres fases: ver, pensar y actuar.

    Como lo ha hecho en otras obras y publicaciones, Jos Luis Palacios Blanco parte de una descripcin crtica del ser humano

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    y el joven del mundo globalizado, en la que recoge, adapta y de-sarrolla las nociones de Enrique Rojas sobre la ligereza multifa-ctica del hombre contemporneo, desarrolla las ideas de Erich From sobre la confusin del ser con el tener, y reflexiona sobre las conclusiones del Informe Delors. Con este bagaje terico, el autor delinea el perfil de la juventud en el contexto econmico, social y cultural de nuestros das, y todo ello le sirve como base para sustentar las soluciones que propone bajo el ttulo genrico de Educar con valor.

    El principal objeto de la investigacin de este autor lo cons-tituye la comunidad escolar de la Universidad Tecnolgica de Len de la que, como se dijo, Palacios Blanco es rector. En esa institucin, el autor ha puesto en prctica las tcnicas y prin-cipios pedaggicos derivados de sus abundantes lecturas y de su largo trabajo como educador. Los ejes rectores del Programa Nacional de Educacin 2001-2006 son vistos en esta obra desde la perspectiva de la prctica docente.

    La nocin de Educar con valor entraa ver la realidad humana, social y econmica de los alumnos para entenderlos en profundidad; pensar en las soluciones ms apropiadas para disear y aplicar estrategias exitosas y, finalmente, actuar, es decir, convertir todo lo anterior en un plan de trabajo para la comunidad universitaria.

    El ncleo de la obra educativa del Dr. Jos Luis Palacios Blanco es su profunda vocacin de educador y su respeto a la persona humana que, en la etapa escolar, est en pleno proceso de formacin. Pero el autor no se conforma con los resultados que saltan a la vista; busca que la estructura de la comunidad escolar y las relaciones entre cada uno de sus elementos, sean ptimos y se sostengan en el tiempo.

    A este propsito obedece la decisin de certificar la gestin escolar y el trabajo acadmico de la Universidad Tecnolgica de Len bajo la norma internacional ISO 9000. Este empeo por la calidad le ha merecido numerosos reconocimientos a la UTL, entre los que destacan el Premio Nacional de Calidad 2000 y el Premio INTRAGOB 2002.

    El presente libro es mucho ms que una reflexin sobre la educacin, la calidad y los valores. Es una excelente gua prc-tica de gran utilidad para los maestros y directivos del Sistema Educativo Nacional.

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    INTRODUCCIN

    JOS LUIS PALACIOS BLANCO

    Este libro es un testimonio que resume una bsqueda, una ma-nera de encontrarse y de trabajar con los jvenes. Aqu estn plasmadas experiencias educativas inspiradas en Juan Bosco, en Ignacio de Loyola, en Piaget, en Freire, en Fromm y en annimos educadores utpicos. Estn platicadas desde la vida misma, desde la sencillez con que las vive el joven. Educar con valor es una recopilacin de estrategias educativas exitosas en la educacin de los jvenes. Su pretensin es tambin modesta, pues no hemos encontrado todava las llaves para abrir todas las puertas del cambio trascendente en los jvenes ahora tan necesitados, pero tan alejados de un proyecto de vida. Aqu lo light se refiere a la prdida del sabor, del contenido. El joven light nos refleja a generaciones de jvenes que en contacto con la postmodernidad deambulan sin encontrar sentido a sus vi-das y navegan felices en el mar de la falta de compromiso.

    El objetivo inicial del libro fue plantear interrogantes, y con el tiempo, transmitir experiencias a ms educadores. Termin donde empez: plantendose preguntas. Tiene cinco hiptesis:

    1. Los jvenes cuentan con una capacidad infinita de creer en el futuro y construir utopas, pero al mismo tiempo, viven una poca donde es ms difcil encontrarlas. La clave es que encuentren su proyecto de vida.

    2. La creacin de un proyecto educativo en las escuelas es la base de experiencias exitosas.

    3. Los profesores, maestros, educadores, son el pivote, el resorte del proyecto. Son insustituibles.

    4. La educacin media superior y el inicio de la superior son momentos clave para poder incidir en la formacin de los jvenes.

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    5. Un sistema educativo efectivo se debe basar en la prevencin y no en la correccin.

    El libro est referido sobre todo a la experiencia del autor como Rector de la Universidad Tecnolgica de Len y en la obtencin del Premio Nacional de Calidad. En ocasiones anecdtico, en otras crtico de los fenmenos educativos, trata de ser propo-sitivo, encaminado a describir mtodos de trabajo, estrategias, tips para otros educadores.

    El libro recopila artculos en revistas, documentos, guio-nes para programas de radio, notas publicadas en peridicos, apuntes de clase, ancdotas. En l estn muchas ideas de con quienes he formado equipo educativo: Juan Ignacio Calva, Ar-mando Rugarca, Lorenza Villalever, Fernando Rivera, Basilio Cruz, Jorge Padilla, Carlos Gadsden, Vctor Ramrez Beltrn, Juan Martn Lpez Calva, Gregorio Lpez, Carlos Velasco Ar-zac, Arturo Nava, Julio Rubio, Luis Benavides Ilizaliturri, Se-bastin Serra, Claudia Jimnez, Zelenia Quiroz, Roco Naveja y de muchos ms. No hubiera sido posible escribirlo sin la re-copilacin paciente de Alma Salazar, quien transform apuntes en un texto.

    La educacin superior vale la pena; es un espacio privilegia-do para educar, para crear futuro. En aos en que la economa neoliberal privilegia al mercado haciendo fuerte lo privado, la universidad pblica en especial es un espacio precioso de plu-ralidad, tolerancia y universalidad. Ofrece gratuidad cuando las becas ahora ya se transforman en prstamos; promete liberar la ctedra en medio de arrebatos de intolerancia; construye una sociedad ms justa cuando el status nos invita al acomodo.

    Llam Educar con valor a una manera de trabajar con los jvenes, los profesores, los padres de familia. Es un estilo de trabajo que tienen los profesores rurales, los acadmicos com-prometidos, los profesores de Telesecundarias y Videobachi-lleratos, de todos aquellos que ven en los nios y jvenes no a clientes, sino a semillas del maana, con nombre y apellido, desde su situacin de precariedad y limitaciones. Es en fin, la pasin, la locura, el arrebato y la rebelda frente a la cultura de la pasividad y la inmovilidad posmoderna.

    Este libro presenta algunas sugerencias tiles, susceptibles de ser aplicadas en todos los niveles educativos, por educadores conscientes y deseosos de ensear a aprender; de educar pro-fundamente para que sus alumnos entren a una dinmica de liberacin progresiva. Paulo Freire afirmaba que nadie educa a nadie y nadie se educa solo; es imprescindible aprender a construir un ambiente educativo, de liberacin, en comn. La educacin no es neutral: se educa para la dominacin o para la liberacin.

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  • EL MUNDO DE LOS JVENES

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  • TESTIMONIO

    Si algo he aprendido en la UTL, es la forma de salir por s mis-mo, la forma de buscar, la forma de pedir, la forma de crecer y moverme por s solo. No cabe la menor duda que la UTL es el camino del xito slo para aquellos que as lo quieren.

    La primera vez que puse un pie en la Universidad, me di cuenta que estaba en un lugar diferente; era un lugar de acti-vidad, dinmico, limpio, ordenado y sobre todo, se senta la diferencia con una universidad tradicional.

    Rafael Ortega ArredondoAlumno

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    Captulo I

    EL MUNDO DE LOS JVENES

    El primer captulo describe el contexto que viven los jvenes para ubicar desde all los desafos de la educacin superior. Al-rededor del concepto de joven light, busca ligar el fenmeno postmoderno a su causalidad; encuentra races en las caracters-ticas del modelo econmico. Educar con valor como metodo-loga, parte del anlisis crtico de la realidad.

    1.1 EL JOVEN LIGHT

    Las conquistas cientficas y tecnolgicas nos han dado logros evidentes: la revolucin informtica, los avances de la ciencia en sus diversos aspectos, una preocupacin creciente sobre los derechos humanos, la democratizacin en muchos pases, preocupacin por el medio ambiente, pero al mismo tiempo, un creciente rechazo a la globalizacin (la globalifobia) como resultado de la creciente pobreza de las mayoras del planeta, quienes piden un orden social ms justo.

    Los jvenes expresan esta inconformidad pues encuentran un mundo dominado por:

    a) Materialismo: hace que las personas tengan cierto recono-cimiento social por el slo hecho de ganar mucho dinero, de tener.

    b) Hedonismo: pasarla bien a costa de lo que sea, como cdigo de conducta, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vaco de sentido y la bsqueda de una serie de sensaciones cada vez ms nuevas y excitantes. Los jvenes buscan experimentar lo distinto.

    c) Permisividad: arrasa los mejores propsitos e ideales.

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    d) Relativismo: todo es relativo, absolutizando lo relativo.e) Consumismo: la frmula posmoderna de la libertad.

    Futurlogos como Alvin Toeffler, Paul Kennedy y John Nais-bitt, realizan anlisis de las megatendencias mundiales. En el futuro inmediato se prevn fuertes impactos en ms rupturas conyugales, el drama de las drogas, la marginacin social de los jvenes, paros laborales, fragmentacin de los pases, exigencias de las minoras, migraciones masivas hacia los pases del norte, pauperizacin de las mayoras, etc. Estos hechos sin embargo, se empiezan a ver como normales y el joven light lo acepta como algo que est ah y contra lo que no se puede hacer nada.

    Para Enrique Rojas, filsofo espaol, en este joven se conju-gan: pensamiento dbil, convicciones sin firmeza, asepsia en sus compromisos, indiferencia sui generis; su ideologa es el prag-matismo; su norma de conducta, la vigencia social; consume lo que est de moda; su tica se basa en la estadstica y encuestas, sustitutas de la conciencia; su moral, repleta de neutralidad, fal-ta de compromiso y subjetividad.

    Nuestros jvenes estn perdiendo su entusiasmo y la rebelda contra la realidad social. No caben en ellos ahora entusiasmos desmedidos ni herosmos. La cultura light es una sntesis insulsa que transita por la banda media de la sociedad: comidas sin ca-loras, sin grasas, sin excitantes todo suave, ligero, sin riesgos, con la seguridad por delante.

    Una persona as no dejar huella. En su vida ya no hay re-beliones, puesto que su moral se ha convertido en una tica de reglas de urbanidad o en una mera actitud esttica. El ideal asptico es la nueva utopa, porque estamos en la era del vaco. De esas rendijas surge el nuevo hombre cool, representado por el telespectador, quien con el control de canales en la mano, pasa de un canal de televisin a otro buscando no se sabe qu, o por el sujeto que dedica el fin de semana a la lectura de peri-dicos y revistas casi sin capacidad para otras ocupaciones ms interesantes, o la seora que pasa horas frente a las novelas, o el nio que dedica horas a jugar con nintendos.

    Light es la palabra mgica que hoy est de moda y con la que se trata de vender una serie de productos de menor valor energtico para conseguir una lnea esbelta. Su proliferacin tuvo lugar hacia los aos ochenta en los Estados Unidos con la prctica del jogging y del ejercicio en los gym, despus lleg a Europa y a todo el mundo. Lo light lleva implcito un verdadero mensaje: todo es ligero, suave, descafeinado, liviano, areo, d-bil y todo tiene un bajo contenido calrico. La palabra light, en principio, tiene una connotacin positiva con respecto a la ali-mentacin, pero hoy constituye un trmino emblemtico ana-lizado por Rojas, psiclogo espaol, para quien lo light refleja

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    un modelo de vida bastante pobre. La vida light se caracteriza porque todo est descalorizado, carece de inters y la esencia de las cosas ya no importa, slo lo superficial es clido.

    El ser humano light (hablaremos genricamente, incluyendo a mujeres y hombres) carece de referentes, tiene un gran vaco moral y no es feliz, aun teniendo materialmente casi todo. Hacia dnde se dirige la sociedad opulenta occidental? Nuestra socie-dad est enferma, y de ella emerge el ser humano light, un sujeto que lleva por bandera lo que Enrique Rojas llama una tetraloga nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad. Todos ellos enhebrados por el materialismo. Una persona as se parece mucho a los llamados productos light de nuestros das: cerveza sin alcohol, comidas sin grasas y sin caloras, azcar sin glucosa, tabaco sin nicotina, Coca Cola sin cafena y sin azcar, mantequilla sin grasa y personas sin sustancia, sin contenido, entregadas al dinero, al poder, al xito y al gozo ilimitado y sin restricciones.

    Frente a la cultura del instante, est la solidez de un pensa-miento humanista, frente a la ausencia de vnculos, el compro-miso con los ideales. Es necesario superar el pensamiento dbil y superficial con argumentos e ilusiones lo suficientemente atractivos para el hombre como para que eleven su dignidad y sus pretensiones. Transitar de la inutilidad de la existencia a la bsqueda de un sentido a travs de la coherencia y del compro-miso con los dems.

    Frente a la cultura del instante, est la solidez de un pensamiento humanista.

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    1.2 RASGOS DEL JOVEN LIGHT

    Rojas describe un perfil psicolgico: el hombre light est relativa-mente bien informado, pero con escasa educacin humana, muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastantes tpicos, por otra. Todo le interesa superficialmente, pero es incapaz de hacer la sntesis de aquello que percibe y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frvolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios slidos en su con-ducta. Todo se torna en l etreo, leve, voltil, banal, permisivo. Ha visto tantos cambios, tan rpidos y en un tiempo tan corto, que empieza a no saber a qu atenerse o, lo que es lo mismo, hace suyas las afirmaciones como todo se vale, qu ms da. Formamos en las universidades a buenos profesionistas en su especialidad, que conocen bien la tarea que tienen entre sus ma-nos, pero que en otro contexto van a la deriva, sin ideas claras, atrapados en un mundo lleno de informacin, que le distrae, pero que poco a poco le convierte en un ser humano superficial, indiferente, permisivo, en el que anida un gran vaco moral.

    El joven light no tiene cerca nunca felicidad ni alegra; s por el contrario, bienestar y placer. La felicidad consiste en tener un proyecto de vida que se compone de metas como el amor, el trabajo y la cultura; supone la realizacin ms completa de lo que somos a partir de nuestra condicin. Es el bien-ser. Es hacer algo con la propia vida que merezca realmente la pena. El bien-estar, por su parte, representa para muchos la frmu-la moderna de la felicidad: buen nivel de vida y ausencia de molestias fsicas o problemas importantes; en una palabra, sentirse bien y, en un lenguaje ms actual, seguridad. Los jve-nes tienen ahora ms libertad. Ya Scrates, Platn y Aristteles establecan una distincin entre libertad de la voluntad, por un lado, y libertad de eleccin, por otra. Con la primera aludan a ese proceso necesario de educar la voluntad para que sta sea capaz de inclinarse hacia las metas ms altas; con la segunda, a la bsqueda de la felicidad, direccin a la que debe apuntar nuestra conducta. No hay eleccin adecuada sin una voluntad basada en la disciplina. Libertad es pues, autodeterminacin y responsabilidad. Cmo educar entonces para la libertad?

    Los jvenes afirman que fulanito es muy buena onda, que es muy divertido, dando a entender que tiene capacidad de asombrar a los dems y hacer que la pasen bien. As, las perso-nas, las reuniones, las comidas, son calificadas de divertidas, como si esto fuera lo mejor que se puede decir de ellos. Tam-bin las modas en el lenguaje coloquial traducen lo que est sucediendo, porque constituyen el eje alrededor del cual gira la sociedad posmoderna. El joven light aflora especialmente en los niveles socioeconmicos altos de la sociedad occidental, pero

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    tambin abunda en estratos medios y medios-bajos como con-tagio de los estratos superiores.

    Por qu la indiferencia a la cultura? El joven light es frvolo, evita los debates ideolgicos y no tiene inquietudes culturales. Lo gobierna el imperio de lo efmero. Una sociedad domina-da por la frivolidad, centrada en el consumo, aturdida por la publicidad, infantilizada e influenciada por los personajes de los medios de comunicacin, no le interesa establecer teoras. Ha perdido su capacidad de asombro, de descubrimiento. En el joven light hay una ausencia casi absoluta de cultura. En el terreno intelectual solo busca aquello que tiene relacin con su vida profesional. Su nivel de lectura (ensayos o novelas actua-les) es pobre, y menos de lecturas clsicas. Aquello que no es trabajo profesional resulta leve, ligero. En sus conversaciones, temas relacionados con la sociedad, la cultura, la literatura, son muy raros. Ser rico o ganar mucho dinero son las mejores cartas de presentacin en un ambiente light. As, los jvenes que ms coches, tarjetas de crdito, celulares o guardaespaldas tienen, valen ms. Esta es la enfermedad de Occidente: la abundancia, tener todo lo material y haber reducido al mnimo lo espiritual. No importan ya los hroes nacionales, pues los personajes que se proponen como modelo carecen de ideales. Paco Stanley por ejemplo, fue convertido en hroe nacional por Televisin Azte-ca, a pesar de sus nexos con el narcotrfico y ser adicto a las drogas! Los dolos del pop encarnan valores egocntricos y son asumidos y reproducidos ahora por los jvenes.

    Hay tambin una idolatra del sexo. Los medios de comuni-cacin, y, en especial el cine y la televisin, nos lo regalan. Hay sexo en todas partes, sin afectividad ni amor. La violencia domi-na la programacin en los medios de comunicacin. Los nios latinoamericanos crecen adquiriendo productos de guerra que incitan a la violencia. Los juegos electrnicos (maquinitas) son un negocio rentable a costa de la inocencia de los nios.

    Los jvenes y los adultos se empiezan a aburrir, hijos de esta cultura del exceso de informacin. En la sociedad actual, la tele-visin tiene el encargo de divertir, de que la gente la pase bien y se olvide de sus problemas. Se le llama entretenimiento. El culto al deseo de inquietudes culturales verdaderas, provoca la prdida del centro de gravedad de las jerarquas humanas. Da lo mismo un programa sobre la vida de los pjaros que un talk show; es lo mismo un programa sobre la pobreza o un debate en que se busca la verdad por consenso. Al final, llega el aburri-miento, no por falta de contenidos, sino por sobredosis de casi todo. Quin har la sntesis? y para qu hacerla?

    Qu hay atrs de la droga? Este fenmeno adquiere pro-porciones gigantescas. Mxico era antes un pas de paso de la droga, ahora empieza a ser consumidor. Los jvenes empiezan

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    a drogarse por curiosidad. Mucho de esto depende del ambiente en que ellos se muevan. Otros se drogan porque est de moda y no se ve mal (el adolescente es presa fcil de este argumento). Para evitarlo se debe tener mucha personalidad y un ambiente-entorno que lo arrope con cario. La droga adems, significa satisfaccin de su necesidad de nuevas experiencias, con un deseo de escapar de uno mismo. La droga es tambin evasin y protesta; en ocasiones es una reaccin contra los adultos y la sociedad que ellos han creado (as se inicia una fuga). La droga es una reaccin al vaco espiritual de nuestro tiempo; es decir el vaco de nuestra sociedad. La droga permite alejar moment-neamente el dolor y el sufrimiento, desterrando los sentimientos de fracaso y frustracin (el drogadicto ha renunciado a luchar, es dependiente, ha perdido la libertad interior). La droga es tambin un medio para incrementar las vivencias de libertad e independencia. Una vez instalado en la droga, las motivaciones del joven cambian. Combate con ella el aburrimiento y la falta de un proyecto de vida coherente y realista.

    Es cierta la afirmacin de que los padres debemos aprender de nuestros hijos, sobre todo de los pequeos que nos ensean muchas lecciones de honestidad y de verdad; adicionalmente, en el tema de la computacin, esto es cierto: la graciosa historia del chiquillo que todava no sabe atravesar la calle con seguri-dad, pero que es capaz de guiar con destreza a su padre nave-gando por la Internet, es la historia de la niez y la juventud actual. Esto se ha dado sobre todo en jvenes de Occidente y ahora en Amrica Latina, donde encontramos generaciones de muchachos de 14 aos, que muchas veces cuentan con mayo-res conocimientos que sus padres; la computadora, el telfono celular, el televisor, el video, forman parte de esta realidad. Los jvenes de la actualidad se distinguen en muchos aspectos de generaciones anteriores, por ejemplo en el modo de rechazar modelos de comportamiento del pasado; son diferentes de quienes una vez tambin fuimos jvenes y los valores con los que se identifican son diferentes a los que tienen sus hermanos mayores.

    Muchos investigadores y futurlogos como Dopplet, Kenne-dy o Naisbitt, han hecho estas apreciaciones en los ltimos aos, y ahora el dans Olen Cristensen y el holands Darl Rodbuck, basan sus conclusiones en datos recabados, mediante miles de entrevistas con jvenes europeos precursores de estas nuevas tendencias y sus adeptos en pases europeos. La informacin re-cabada en estas investigaciones revela que la nueva generacin mira con bastante escepticismo a los polticos y a las mismas autoridades: para estos jvenes los polticos no cumplen con lo que prometen; las grandes empresas, slo estn interesadas en ganar ms dinero, slo estn contaminando el mundo, y para

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    las ideologas ya no hay lugar en nuestra ciudad. As, quien pretende imponer abiertamente su autoridad, lleva la peor parte; los jvenes detectados en esta investigacin, son jvenes escpticos y no necesariamente quieren cambiar por s mismos lo que les parece digno de rechazo, por ejemplo los mendigos, los experimentos con animales, el alcoholismo, la mala arqui-tectura o la contaminacin ambiental. Estos expertos definen la actitud de esos jvenes como un rechazo a la sociedad desde la distancia. Esta situacin de la juventud europea, en mi opinin, deja algunos rasgos tambin en las juventudes de Amrica La-tina, sobre todo, a los jvenes de las clases medias. Los jvenes de hoy ya no son rebeldes que se suben a las barricadas o que son activistas del medio ambiente, sino que muchos se esperan a que otros les resuelvan los problemas, mientras que las gene-raciones de antes exigan a los gobiernos que demostraran su responsabilidad. Hoy tales demandas van hacia empresas como Coca Cola, McDonalds, Levis, que los proveen de insumos.

    Las juventudes europeas han sido marcadas fuertemente por los numerosos divorcios en las generaciones de sus padres. El demostrar lo fcil que es separarse despus de contraer un compromiso como el matrimonio, ha dejado una fuerte impre-sin en ellos. Los futurlogos mencionados no presentan, sin embargo, un panorama tan triste sino que muestran que hay sntomas de esperanza en la juventud europea. As, conceptos como familia y hogar, son valores que para los jvenes em-piezan a adquirir una nueva importancia. Los amigos tienen un papel importante para ellos: deben ser para toda la vida, y en algunos aspectos, son ms importantes que los padres. Los jvenes europeos, tambin se han convertido en poco tiempo en consumidores experimentados: no se dejan engaar tan f-cilmente por las estrategias de la mercadotecnia; los clichs son rechazados rpidamente, y ellos tienen un nivel de informacin audiovisual muy superior al de cualquier otra generacin.

    Los investigadores mencionados han comprobado en sus es-tudios que la ambicin es un rasgo importante de la juventud europea actual, pues aspiran a tener cosas materiales que los muchachos de la misma edad en Occidente consideraban como algo natural. Rodbuck y Cristensen opinan que la generacin actual de jvenes europeos, pone el yo en el centro de su atencin. Los miembros de esta generacin no se conciben a s mismos como arquitectos de la futura sociedad, les interesa su propio futuro y piensan que hay oportunidades para todos, slo es cuestin de aprovecharlas: slo los perdedores no ha-cen eso, y nadie quiere ser un perdedor. Este perfil de la nueva juventud europea, muestra inclemencia a la solidaridad, y no deja de ser interesante conocerlo, pues es una tarea titnica que tenemos los educadores y los padres de familia con los jvenes

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    en Amrica Latina, donde nuestra realidad muestra que necesi-tamos formarlos para construir una sociedad diferente. La de-cadencia de la juventud europea, debe sacudir las conciencias de los padres de familia latinoamericanos, para que invitemos a nuestros hijos a descubrir juntos proyectos de vida que vayan ms all del consumo y la indiferencia. La decadencia actual de la juventud europea (sobre todo de la norteamericana) nos previene para evitar que ese sea nuestro futuro.

    Los medios de comunicacin ponen a la mano un ambiente propicio para fomentar actitudes negativas en nios y jvenes. Sexo, violencia, superficialidad, corrupcin se presentan sin empacho. Hoy la televisin lo llena todo. Hace treinta aos la vida era diferente sin ella. El hombre del siglo XXI pasa demasia-do tiempo frente a ella. Los nios y jvenes son educados por la televisin y los videojuegos. Por qu tanta atraccin? La televi-sin provoca el mismo fenmeno que el de la droga: crea adic-cin. Es la conducta repetitiva que se va haciendo hbito y de la cual es muy difcil sustraerse; tanto, que las personas pobres y con poca preparacin intelectual, o poca creatividad para llenar su ocio, quedan atrapadas en esta red una y otra vez. La tele-visin se convierte en casi todo su alimento intelectual. De ah se derivar un hombre escasamente culto, pasivo, entregado siempre a lo ms fcil: apretar un botn y dejarse caer. Hay una segunda adiccin: la posibilidad de entretenerse cambiando de canal sucesivamente. Esta adiccin televisiva puede llegar a ser ms fuerte que la primera y se caracteriza por:

    a) Ser una nueva forma de consumo de imgenes y sensacio-nes.

    b) Despertar un inters por todo y nada (hay una insatisfac-cin de fondo).

    c) Tiene un efecto sedante, es una droga que ayuda a conci-liar el sueo.

    d) Cumplir la ley del mnimo esfuerzo. El control de canales es el chupn del adulto.

    Cmo lleg el ser humano, en la cspide de su victoria sobre la naturaleza, a ser prisionero de su propia creacin y a estar en grave peligro de destruirse a s mismo? En la bsqueda de la verdad cientfica, el ser humano dio con el conocimiento que poda utilizar para dominar a la naturaleza y tuvo con esto un xito formidable. Pero el hincapi unilateral que el hombre puso en la tcnica y en el consumo material hizo que perdiera el contacto con l mismo y con la vida. Al perder la fe religiosa y los valores humanistas ligados a ella, se concentr en los va-lores tcnicos y materiales y dej de tener la capacidad de vivir experiencias emocionales profundas y de sentir la alegra o la

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    tristeza que suelen acompaarlas. Las mquinas que construy llegaron a ser tan poderosas, que desarrollaron su propio pro-grama, el cual, determina el pensamiento mismo del hombre. Estamos frente a un dilema trgico: hemos de producir gente enferma para tener una economa sana, o existe la posibilidad de emplear nuestros recursos materiales, nuestros inventos y nuestras computadoras al servicio de los fines del ser huma-no? Las ideologas y los conceptos han perdido mucho de su atractivo, as como la catalogacin de izquierda y derecha, o socialismo y capitalismo. Los individuos buscan una nueva orientacin, una nueva filosofa que tenga por centro la prioridad de la vida fsica y espiritual y no la prioridad de la muerte.

    Hay una polarizacin que va en aumento: en un lado estn los que se sienten atraidos por la fuerza, la ley y el orden, los mtodos burocrticos y, en consecuencia, por lo opuesto a la vida; en el otro, los que tienen un profundo anhelo de vida, de nuevas actitudes, en vez de esquemas y planes ya hechos. Este segundo frente constituye un nuevo movimiento que combina el deseo de alterar profundamente nuestras prcticas econmi-cas y sociales, con la modificacin de nuestro enfoque psicol-gico y espiritual de la vida. En su forma ms general, sus metas son la activacin del individuo, el restablecimiento del control del ser humano sobre el sistema social y la humanizacin de la tecnologa. Es un movimiento en nombre de la vida que tiene una base tan amplia y comn debido a que la amenaza a la vida es hoy, no una amenaza a una clase social o a un pas, sino a todos los seres humanos.

    Este movimiento se refleja en grupos como los globalif-bicos: expresin de los jvenes que se resisten a que nuestro presente sea el futuro. Como rebelda y resistencia social, son grupos que increpan nuestra conciencia adormilada en el aco-modo. Creen que otro mundo es posible.

    Ser joven siempre ha sido una actitud, una postura frente al mundo, la rebelda frente al status y al acomodo; los educa-dores debemos ser jvenes con los jvenes; educar y dejarse educar entendiendo al mundo desde los cdigos que ellos manejan. Educar es un proceso, es la conversin diaria de mis pequeeces hacia la capacidad infinita de ser mejores; educar para la liberacin, no para la dominacin. Educar con valor como metodologa de trabajo con los jvenes tiene un punto de partida: otro mundo es posible.

    Educar es la base, crear futuro, entusiasmar a construir pro-yectos, utopas. A los jvenes se les bombardea con la idea del triunfo, del xito. Se les vende la idea de que nacieron para triunfar, pero con una dimensin individualista, personal, egosta. El triunfo no es colectivo, comunitario, de todos. Se lo-

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    gra el xito aun a pesar de los dems, pisndolos o ignorndo-los. Es frecuente hablarles a los jvenes de xito, sobre todo en la educacin privada, pero pocas veces los formamos sobre el fra-caso y el valor de las derrotas. El joven estudiante en institucio-nes pblicas tiene muchas veces poca autoestima, y le es difcil caminar para construir una visin del futuro. Cuando las becas se transforman en prstamos, el joven tiene como reto tener la seguridad en que podr construir un futuro con esfuerzos y as pagar el adeudo. Por eso se resisten a las becas-prstamo.

    Muchas veces el fracaso es necesario para la madurez de la personalidad. El fracaso es una experiencia interior de de-rrota, consecuencia de haber comprobado que algo en lo que habamos puesto nuestro esfuerzo e ilusin, no ha salido como esperbamos. Es la conciencia de no haber cubierto la meta pro-puesta. Al ser humano lo mantienen vivo sus ilusiones. La vida es siempre anticipacin y porvenir. Somos proyecto. Somos so-bre todo, futuro. Cmo apoyar a los perdedores que han asu-mido su derrota y han sabido levantarse de ella? Crecer ante el fracaso y empezar de nuevo. No se puede vivir sin ilusiones, y para que stas salgan es necesario tener un afn de superacin permanente. Esa es la esencia de los lderes que motivan a los jvenes: siempre fuertes, a pesar de la adversidad.

    1.3 LAS PROMESAS DE LA MODERNIDAD

    El final del siglo XX nos present a los seres humanos la posi-bilidad de dar felicidad a las personas, pero al mismo tiempo nos mostr que estamos cada da ms lejos de lograrlo. Esta afirmacin del Papa Paulo VI nos recuerda que la sociedad occi-dental no ha puesto como prioridad a la felicidad, sino al dine-ro. Tener o ser?, deca Erich Fromm. El tener con su opresiva carga de ambiciones materiales, y deseos de poder; el ser, que postula vitalmente el amor, el placer (como gusto profundo por todo lo que nos rodea) y la comunin con los otros (y las otras).

    La sociedad actual, nos dice Fromm, parte del supuesto que el ser humano es perezoso, inactivo, incapaz de sacrificio. l lo niega. El ser humano tiene un fuerte deseo de unirse a los dems. Este deseo puede manifestarse en actos de sadismo y destruccin, y tambin en los ms elevados: la solidaridad ba-sada en un ideal o en una conviccin. Es crtico para cualquier sociedad el tipo de unin y solidaridad que fomenta, y el tipo que puede fomentar en las condiciones dadas de su estructura socioeconmica.

    Las crisis econmicas por las que ha atravesado nuestro pas en los ltimos 30 aos, parecen hacer indispensable el sacrificio de todos nosotros (apretarse el cinturn nos dicen los polti-

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    cos), pero no hay que olvidar que Fromm habla de una solida-ridad que parte de un ideal, de una conviccin. Es la invitacin a construir un mundo distinto.

    Cul es el ideal o la conviccin que se nos ofrece a cambio de ver mermar el poder adquisitivo de nuestros salarios y de saber que pese a los esfuerzos gubernamentales y de la socie-dad cada vez ms mexicanos y mexicanas carecen de lo indis-pensable, y que la brecha entre riqueza y pobreza es cada vez ms honda?

    Al finalizar el siglo, estbamos viviendo una crisis adems, de credibilidad. Fuimos pasivos ante los errores del pasado. Pasivos ante el saqueo, porque el sistema haba fomentado la despolitizacin, convirtindonos en un grupo humano indivi-dualista y desarticulado. No tenamos propsitos comunes, ni esperanza, ni ilusiones. Nos sentamos profundamente defrau-dados.

    El cambio del 2 de julio del ao 2000, represent en el alma colectiva la ilusin de una posibilidad real de cambio. Mxi-co apost de pronto a cambiar las cosas. El desnimo que por decenios tenamos se acab, y la sociedad sali a las calles, la oposicin en su conjunto. Estbamos postrados en el desnimo de los fraudes electorales, de pensar que las cosas no podan cambiar. Eso nos pas a los mexicanos (sobre todo a los jvenes y a las mujeres) en julio del 2000: buscamos lderes que tomaran las riendas del pas con un ideal profundo: rescatar a Mxico de la pobreza, devolver la dignidad y la esperanza a cada ciu-dadano demostrndole que vive en un pas que puede recobrar su soberana, y que no se le esquilma ni se le engaa; devol-ver a la palabra nacionalismo y a la palabra patria su sentido verdadero. Mstica para poder erguir otra vez nuestra cabeza y sentirnos orgullosos de ser mexicanos, fe para que nuestros jvenes recobraran la ilusin de vivir y luchar. Objetivamente y sin tomar partido, el fenmeno de julio represent una ilusin. Muchas expectativas, emocin e ilusiones. Que el futuro no nos lo arrebate.

    La modernidad nos entreg la gran promesa de un progreso ilimitado (la promesa de dominar la naturaleza, de abundan-cia material, de la mayor felicidad para el mayor nmero de personas, y de libertad personal sin amenazas). La civilizacin occidental ha sostenido la esperanza y la fe de la gente desde el inicio de la poca industrial. La civilizacin occidental empez cuando la especie humana comenz a dominar a la naturale-za activamente; ese dominio fue limitado hasta el inicio de la era industrial. El progreso industrial, que sustituy la energa animal y la humana por la energa mecnica y despus por la nuclear, y que sustituy la mente humana por la computadora, hizo creer que nos encontrbamos a punto de lograr una pro-

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    duccin ilimitada, y por consiguiente, un consumo ilimitado; que la tecnologa nos hara omnipotentes; que la ciencia nos volvera omniscientes. Estbamos en el camino de volvernos dioses, seres supremos que podramos crear un segundo mun-do, usando el mundo natural como bloques de construccin para nuestra nueva creacin.

    Cul era la gran promesa? Los maravillosos logros mate-riales e intelectuales de la poca industrial deben concebirse claramente para poder comprender el trauma que produce hoy da, considerar su fracaso. La poca industrial no ha podido cumplir su gran promesa, y cada vez ms personas se dan cuenta de que:

    La satisfaccin ilimitada de los deseos no produce bienes-tar; no es el camino de la felicidad ni siquiera del placer mximo.

    El sueo de ser los amos independientes de nuestras vidas, termin cuando empezamos a comprender que todos ra-mos engranes de una mquina burocrtica, y que nuestros pensamientos, sentimientos y gustos, los manipulaban sobre todo, los lderes de opinin y los medios de comuni-cacin.

    El progreso econmico ha seguido limitado a las naciones ricas, y el abismo entre los pases ricos y pobres se agran-da.

    El progreso tcnico utilizado irresponsablemente ha creado peligros ecolgicos y de conflictos sociales; ambos pueden terminar con la civilizacin y quiz, con toda la vida.

    La globalizacin en ocasiones descontrolada, ha ahondado las diferencias entre pases y clases sociales.

    Estamos ahora entonces en una era de cambios o en un cambio de era? Parece ser que estamos ante el final de la civilizacin moderna. Estamos en el inicio de la posmodernidad. En la po-ltica hay una vuelta a posiciones de centro; tanto en Europa como en Amrica Latina, emigramos en general hacia econo-mas conservadoras; observamos desarrollos formidables en el campo de la ciencia y la tecnologa: el cdigo del genoma hu-mano y del ADN se descifr; el acceso al conocimiento diferencia ms a las personas; el arte se ha desarrollado exponencialmente pero ya es imposible establecer normas estticas. Vivimos los inicios de la posmodernidad y los riesgos de la sociedad del conocimiento.

    Estamos en una encrucijada: vivimos en una sociedad com-pletamente mecanizada. Dedicada a la mxima produccin y al mximo consumo material y dirigida por computadoras. El ser humano, bien alimentado y divertido, aunque pasivo, apagado

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    y poco sentimental, est siendo transformado en una parte de la maquinaria total. Hoy parecemos perder el control de nues-tro propio sistema. Cumplimos las decisiones que los clculos de nuestras computadoras elaboran para nosotros. Como seres humanos no tenemos ms fines que producir y consumir ms y ms.

    1.4 TENER O SER? EL PROBLEMA CRUCIAL

    Los educadores buscamos frmulas para que nios y jvenes aprendan a vivir. No es fcil. No est en los libros. La so-ciedad y los medios de comunicacin no nos ayudan. Durante toda nuestra existencia cursamos en una escuela en que es indispensable aprender a vivir. Es la ciencia y el arte ms importante el de saber VIVIR BIEN. Si al final de nuestra vida realmente aprendimos a vivir, entonces hemos triunfado. Si al final de nuestra vida no logramos dominar esa tcnica-ciencia, entonces hemos fracasado. Triunfo o fracaso son las dos alter-nativas de la vida humana. Orientar los pequeos fracasos ha-cia el gran triunfo es aprender a vivir. No debemos espantarnos ante la tarea que tenemos por delante de aprender a vivir, pues, queramos o no, estamos viviendo y el gran problema que tene-mos por delante no es vivir, sino cmo vamos a vivir. O es que estamos absolutamente seguros de que sabemos vivir bien? Muy seguros? no podremos tener una venda en los ojos? O una serie de valores aparentes? O una conciencia mal forma-da? Y si nos equivocamos en este punto?

    La alternativa entre tener, que se opone a ser, no atrae al sen-tido comn. Parece que tener es una funcin normal de la vida: para vivir, debemos tener cosas. Adems, debemos tenerlas para gozarlas. En una cultura cuya meta suprema es tener cada vez ms, parece que la misma esencia de ser consiste en tener!, y si la persona no tiene nada, no es nadie.

    Sin embargo, los grandes maestros de la religin: Buda, Ma-homa y Jess de Nazareth, han considerado la alternativa entre tener y ser como el punto ms importante de sus respectivos sistemas. Esta distincin, para Fromm, junto con la del amor a la vida y el amor a la muerte, representa el problema ms crucial de la existencia.

    La orientacin de tener es caracterstica de la sociedad indus-trial occidental, en que el afn de lucro, fama y poder, se han convertido en el problema dominante de la vida. La sociedad occidental tiene una seria limitacin para comprender a socie-dades, como la indgena, que no estn centradas en la propiedad y en la codicia.

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    Qu es ser y qu es tener? Proceso, actividad y movimien-to, son elementos del ser; la idea de ser implica un cambio, significa devenir. En el tener se busca incorporar cosas, por ejemplo, comer o beber. En cierto momento de su desarrollo, el nio tiende a meterse en la boca las cosas que desea, as toma posesin. Hay muchas otras formas de incorporacin que no se relacionan con las necesidades fisiolgicas y que, por ello, no son limitadas. La actitud inherente al consumismo es devorar todo el mundo. El consumidor es el eterno nio de pecho que llora reclamando su bibern. Esto es obvio en los fenmenos patolgicos como el alcoholismo y la adiccin a las drogas. En resumen, consumir es una forma de tener, quiz la ms impor-tante en las actuales sociedades industriales ricas. Consumir tiene cualidades ambiguas: alivia la angustia, porque lo que tiene el individuo no se lo pueden quitar; pero tambin requie-re consumir ms, porque el consumo previo pronto pierde su carcter satisfactorio. Los consumidores modernos nos pode-mos identificar con la frmula siguiente: yo soy = lo que tengo y lo que consumo.

    La orientacin de tener es caracterstica de la sociedad industrial occidental.

    Como la sociedad en que vivimos se dedica a adquirir propie-dades y a obtener ganancias, rara vez vemos una prueba del modo de existencia de ser, y la mayora considera el modo de te-ner como algo inherente a nuestra esencia, el modo ms natural de existir, y hasta como el nico modo aceptable de vida. Esto hace especialmente difcil comprender la naturaleza del modo de ser, y hasta entender que tener slo es una de las posibles orientaciones. Sin embargo, estos dos conceptos estn enraiza-dos en la experiencia humana. Ninguno debe ni puede exami-

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    narse de manera puramente abstracta e intelectual; ambos se reflejan en nuestra vida cotidiana: el aprendizaje, la memoria, la conversacin, la lectura, el ejercicio de la autoridad, la fe, los conocimientos, el amor.

    En el modo de existencia de tener, los estudiantes acuden a clase, escuchan las palabras del maestro y comprenden su es-tructura lgica y su significado. De la mejor manera posible, escriben en sus apuntes todas las palabras que escuchan; as ms tarde podrn aprender de memoria sus notas y ser apro-bados en el examen; pero el contenido no pasa a ser parte de su sistema individual de pensamiento o teoras.

    Los estudiantes y el contenido de las clases continan siendo extraos entre s, pero cada estudiante pasa a ser propietario de un conjunto de afirmaciones hechas por alguien (que las cre o las tom de otra fuente). En el modo de tener, los estudiantes slo tienen una meta: retener lo aprendido. Con este fin lo depositan firmemente en su memoria, lo guardan con cuidado en sus notas. No deben producir ni crear algo nuevo. De hecho, los individuos del tipo de tener se sienten perturbados por las ideas o los pensamientos nuevos acerca de una materia, porque lo nuevo los hace dudar de la suma fija de informacin que poseen. Desde luego, para quien tener es la forma principal de relacionarse con el mundo, las ideas que no pueden definirse claramente (o redactar) le causan temor, como cualquier cosa que se desarrolla y cambia y que no puede controlarse.

    En el modo de ser, el proceso de aprender es de una caracte-rstica enteramente distinta para los estudiantes en su relacin con el mundo. En primer lugar, no asisten a las clases, ni aun a la primera clase, con la mente en blanco. De antemano, han pensado en los problemas que se tratan en las clases, y tienen en mente ciertas cuestiones y problemas propios. Se han ocu-pado del tema y les interesa. En lugar de ser recipientes pasi-vos de las palabras y de las ideas, escuchan, oyen; y lo que es ms importante, captan y responden de manera productiva y activa. En su mente surgen nuevas preguntas, nuevas ideas y perspectivas. Para ellos or es un proceso vital. Escuchan con inters lo que dice el maestro, y espontneamente le dan vida a lo que oyen, cuestionan, preguntan. No slo adquieren cono-cimientos que pueden llevar a casa y recordar. El estudiante se siente afectado y cambia: es distinto despus de la clase.

    La disyuntiva entre Tener o Ser, la angustia y la inseguridad engendradas por el peligro de perder los jvenes lo que se tiene, no existen en el modo de ser. Si yo soy lo que soy y no lo que tengo, nadie puede arrebatarme ni amenazar mi seguridad y mi sentimiento de identidad. Mi centro est en m mismo; mi capacidad de ser y de expresar mis poderes esenciales forman parte de mi estructura de carcter y depende de m.

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    Mientras que tener se basa en algo que se consume con el uso, el ser aumenta con la prctica. Los poderes de la razn, del amor, de la creacin artstica e intelectual, todos los poderes esenciales aumentan mediante el proceso de expresarlos. Lo que se gasta no se pierde, sino al contrario, lo que se guarda y no se comparte se pierde. La nica amenaza a mi seguridad de ser est en m mismo: en mi falta de fe en la vida y en mis po-deres productivos, en mi pereza interior y en la disponibilidad a que otros se apoderen de mi vida; pero estos peligros no son inherentes al ser, como el peligro de perder las cosas que es in-herente al tener.

    1.5 EL NEOLIBERALISMO ECONMICO

    El modelo econmico neoliberal que vivimos en Mxico desde hace 15 aos, no es compartido totalmente por la sociedad. La ciencia econmica parece fundada para justificar la ganancia y la codicia. Los mexicanos nos levantamos a luchar para ganar un sueldo, y de cada peso que obtenemos con nuestro esfuerzo, una parte cada vez mayor, sirve para pagar un fantasma abru-mador que se llama deuda externa y que se mide en dlares. Y no, realmente no pagamos la deuda, sino unos inacabables intereses que se expresan en miles de millones de dlares; las cifras apabullan, ni con mucho son asibles, no se aprehenden.

    Desde el decenio de los ochenta, muchos gobiernos de Amrica Latina iniciaron, por presiones de los capitales in-ternacionales y de los agentes financieros (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo), polticas econmicas estabilizadoras, de corte neoliberal. Reduccin de gastos del gobierno, contencin de la inflacin, impulso a la inversin extranjera, fueron sus prime-ras medidas. As, el mercado y ya no el gobierno, sera el prin-cipal motor de la economa. La globalizacin sera la estrategia de desarrollo del futuro; mercados abiertos, libre competencia, precios determinados por la oferta y la demanda, poder del consumidor, libre informacin de productos, seran el mecanis-mo que nos llevara a las personas a la felicidad.

    Inspirado en el pensamiento econmico de Milton Friedman y de las escuelas de economa de Chicago y Stanford, utilizado por el Banco Mundial (BM) y por el Fondo Monetario Interna-cional (FMI) como base de sus polticas para Amrica Latina, el neoliberalismo econmico ha sido bautizado y rebautizado con diversos nombres, segn el aspecto que se reconsidere de l: si se atiende a sus objetivos formales, a su origen, a su argu-mentacin, realizacin o promocin, ha recibido los nombres de antiinflacionario o anticrisis, de estabilizacin, orto-

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    doxo, monetarista, fondomonetarista neoliberal, mone-tarista friedmaniano, variante parasitaria o degenerativa del modelo secundario-exportador, etc. Sin embargo, el nombre con el que ms comnmente se le designa quiz sin ser el ms adecuado es el de neoliberalismo. En Amrica Latina, el neo-liberalismo surge en Chile en 1973 (a raz del golpe de Estado de Augusto Pinochet). Es muy significativo que este pas haya sido elegido por Milton Friedman y la escuela de Chicago para servir de laboratorio de los experimentos neoliberales as como Uruguay (en 1973), y Argentina (1976).

    El liberalismo de Adam Smith, dice el jesuita Garca Bedoy, fundamenta su argumentacin en el crecimiento de la deman-da como elemento determinante del proceso de acumulacin de la riqueza. En su versin moderna, la teora de la demanda descansa en dos grandes generalizaciones: primera: que la ur-gencia o necesidad por las mercancas no disminuye en forma apreciable conforme se satisfacen estas necesidades; y, segunda, que la necesidad por las mercancas se origina en la personali-dad de los consumidores, y, por tanto, son datos para el anlisis terico. Como puede apreciarse, esta teora ubica al consumi-dor como soberano autodeterminable en sus decisiones.

    Considerando al neoliberalismo en una perspectiva latinoa-mericana, puede decirse que esta doctrina podra llamarse as surge con base tanto en una crtica a la poltica desarrollis-ta de la industrializacin y al estado benefactor-proteccionista, como en la constatacin de no haberse logrado los objetivos que se propusieron alcanzar las polticas de estabilizacin y ajuste, en los decenios pasados. As por ejemplo, despus de aplicar esas polticas durante 35 aos en los pases del Cono Sur latino-americano, la realidad se encarg de mostrar el fracaso de los intentos por erradicar la inflacin; por, si no suprimir, al menos disminuir los desequilibrios financieros, y por lograr un creci-miento sostenido.

    Es evidente que tambin en el caso del neoliberalismo, su vi-gencia en Latinoamrica no ha sido uniforme en profundidad o en extensin, ni ha tenido las mismas modalidades en todos los pases y en todas las pocas. Por ejemplo: Argentina, Uruguay y Chile vivieron las experiencias neoliberales con mayor con-tinuidad y profundidad, quiz que el resto de Amrica Latina, hasta los aos ochenta (un argumento en favor de la continui-dad bsica entre las polticas estabilizadoras y de ajuste, y el neoliberalismo, es que son los mismos tres pases que vivieron tambin con mayor continuidad y profundidad las polticas estabilizadoras en esos aos). Deben reconocerse tambin pe-riodos de mitigacin, como las experiencias reformistas de Velasco Alvarado en el Per y las de Pern y Cmpora en la Argentina, o las de la etapa que apenas comenzaba Allende en

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    Chile y la de Ortega en Nicaragua, de franca excepcin, como la de Cuba revolucionaria; y periodos de intensificacin y pro-fundizacin, como el caso de Mxico, a partir de los ochenta.

    Para Garca Bedoy, el neoliberalismo es un modelo econ-mico cuya ideologa rectora sirve de referencia y enmarca a las polticas econmicas latinoamericanas a partir, sobre todo, de los setenta. Consecuentemente, existe un hilo conductor, un eje fundamental que articula las etapas, las estrategias o pol-ticas econmicas latinoamericanas, a pesar de las variaciones instrumentales de aplicacin y de las especificaciones propias de cada pas y de cada etapa. Ese hilo, ese eje es justamente lo que constituye tambin el ncleo central del neoliberalismo, que est llevando, a una creciente acumulacin concentrada en pocas manos y en pocos sitios; que est cooperando para llevar a cabo una internacionalizacin cada vez mayor del capital, y que significa, para Amrica Latina, una mayor dependencia respecto a las empresas transnacionales y, en general, al capital internacional (especialmente al norteamericano), y tambin un progresivo empobrecimiento de los sectores campesino, laboral y an de buena parte de las clases medias latinoamericanas.

    En esta perspectiva, las polticas de estabilizacin y de ajuste que precedieron al neoliberalismo no fueron sino medidas e instrumentos concebidos para atenuar temporalmente la agu-dizacin de los desequilibrios, hacer ms manejable la crisis (desempleo, alza de precios, baja del poder adquisitivo, dficit en la balanza de pagos, etc.) y administrar los procesos inflacio-narios, pero sin alteracin bsica de la orientacin fundamental. Las polticas neoliberales tienen tambin una ptica estratgica de mediano y largo alcance, con la que intentan superar el pun-to de vista coyuntural con el que se concibi la mayora de las polticas de estabilizacin.

    Para el caso concreto de Mxico, no hay que olvidar que el liberalismo tiene una importancia especial, no slo en la histo-ria y desarrollo del pensamiento y de las instituciones polticas mexicanas, sino tambin en la conformacin misma del pas, como nacin independiente y soberana. La raz liberal es muy honda y fuerte. Por ello hay que considerar que el neoliberalis-mo encuentra ya un terreno econmico, poltico y, sobre todo, ideolgico, relativamente preparado para recibirlo y acogerlo.

    El proyecto neoliberal en Latinoamrica, en sus vertientes econmica, poltica e ideolgica, comienza a mostrar efectos negativos en las mayoras sobre todo en los sectores ms po-bres y privilegia a las clases altas y fracciones de clase social ya de por s privilegiadas de nuestros pases, por lo menos a corto y mediano plazos, constituyendo un verdadero neodarwinis-mo socioeconmico. Por otra parte, este proyecto aumenta la dependencia en todos sentidos de Amrica Latina respecto a

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    los pases altamente industrializados, sobre todo en relacin a los Estados Unidos, y daa mucho los patrones culturales que dan identidad propia y cohesin a nuestros pueblos.

    Tomando como paradigma aunque no en forma exclusi-va el caso de Mxico (cerrando el campo de anlisis al sexenio de Miguel de la Madrid y muy especialmente a los de los pre-sidentes Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo), los rasgos ms fundamentales que caracterizan al neoliberalismo son:

    Se concibe como un instrumento antiinflacionario. El neo-liberalismo se considera como un cuerpo integral capaz de resolver la crisis socioeconmica y de regular el crecimiento econmico en el largo plazo. No obstante, es claro que la co-lumna vertebral de la teora neoliberal es su capacidad para acabar con la inflacin que, segn su propio diagnstico, es el mal fundamental del capitalismo de hoy. Segn este enfoque, la inflacin es un fuerte obstculo para lograr un crecimiento eficiente y produce efectos desfavorables sobre la distribucin del ingreso, sobre todo por el efecto que, se supone, es regresivo del llamado impuesto inflacin. Y el tratamiento adecuado para ese mal es la restitucin de los equilibrios bsicos en la oferta y en la demanda, que la di-latacin estatal y la indisciplina laboral han deteriorado.

    Las interpretaciones tericas provenan, ordinariamente, de es-quemas monetaristas tradicionales. Sin embargo, ms reciente-mente, al enfoque de la inflacin causada por la demanda ya se le suelen aadir otros dos ingredientes casuales: uno, los costos, y el otro, en fechas ms recientes, que se ha denominado iner-cia de los procesos inflacionarios anteriores; aunque la razn monetaria contina siendo el factor de explicacin comn para la inflacin y los dficit, tanto el fiscal como el de la balanza de pagos. Por ello, los correctivos o remedios principales que el monetarismo acostumbra aconsejar para que se apliquen al proceso inflacionario son: el control de la oferta monetaria y del crdito bancario al sector privado, la reduccin del dficit gu-bernamental, la liberacin de los precios, la eliminacin de los subsidios e incluso, la devaluacin del tipo de cambio, y, sobre todo, los topes salariales.

    Se trata de recuperar el equilibrio, el funcionamiento nor-mal de la economa. Que el ndice inflacionario se reduzca y, de ser posible, llegue a cero. Para el neoliberalismo, la estabilidad monetaria y de los precios son elementos indispensables para que el sistema econmico adquiera un adecuado dinamismo; son algo as como la base homeosttica que rehace y renueva el equilibrio en los procesos econmicos.

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    Otra caracterstica esencial del neoliberalismo es la guerra al alto intervencionismo del Estado en la economa. Este principio se fortalece con la experiencia, bastante genera-lizada en Latinoamrica, que no carece de razn, de un Estado administrativamente ineficiente y con un alto grado de corrupcin. Se desempolva la vieja tesis del papel del Estado como meramente supletorio: ah donde la empresa privada, la iniciativa privada no pueda, exceda su capaci-dad, que acte el Estado, pero que lo haga con una funcin subsidiaria, supletoria. En ortodoxia, el Estado debe hacerse a un lado.

    Desde la posicin neoliberal se acusa al intervencionismo estatal de ser la causa de obstaculizar la real competencia al interior del pas y con el exterior; de desestimular la produccin, por lo menos en ciertos sectores, por haber fijado algn tipo de control a los precios; de propiciar la inflacin por aumentar el circulan-te y no fijar topes a los salarios; de atraso tecnolgico, de falta de competitividad y de alzas de precios por no abrir las puertas de par en par a la inversin y a las importaciones forneas; d-ficit fiscal y elevacin de impuestos por no recortar o limitar el gasto pblico; de contribuir al desempleo por no favorecer sufi-cientemente a la inversin privada; de ser una carga excesiva a la economa del pas por su enorme aparato burocrtico, y, sobre todo, de ser la causa de falta de eficiencia y racionalidad en la produccin nacional.

    En la lgica del neoliberalismo, ya no hay barreras entre pases. El Estado, segn el neoliberalismo, no puede rea-lizar una buena gestin macroeconmica, no puede, por definicin, ser eficiente. Las economas con planificacin centralizada se dice ahora han demostrado su fracaso, su ineficiencia. Entonces, alrededor de esta idea comienza el himno a la eficiencia, al eficientismo. Y como slo los sec-tores poderosos, las grandes empresas son las que pueden actuar conforme a la verdadera racionalidad econmica y disponer de los medios necesarios y adecuados para ser eficientes, entonces sern ellos los que luchen y ganen las batallas en la competencia mercantil. Los dbiles son entonces un estorbo y un lastre. Representan ineficiencia y, por ello, hay que hacerlos a un lado. Eso es el costo social que hay que pagar por el desarrollo, el progreso y la mo-dernidad. Y se concibe a la eficacia no solamente como una cualidad necesaria para la economa y para la empre-sa, sino que debe extenderse a todos los mbitos de la vida social. Por ejemplo, la educacin debe ser una inversin rentable; el proyecto neoliberal lleva a que los medios de

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    comunicacin se consideren y funcionen como negocios y no como servicio pblico, etctera.

    En la medida en que el Estado disminuya, se haga a un lado, funcionar mejor la economa. Y se trata no solamente de una intervencin directa, como sera la de un Estado propietario y administrador de empresas y bienes, sino tambin de una intervencin indirecta, como aquella que se dara a travs de subsidios, concesiones, etc. Todo eso es paternalismo, y como se ley en la iniciativa del presidente Salinas de Gortari para la privatizacin de la banca, hay que llevar a cabo la eliminacin de paternalismos que inhiben la iniciativa y los derechos de los mexicanos. Debe haber una total libertad en el comporta-miento del comercio, de la produccin y la demanda, en la con-tratacin de los trabajadores. En todo. Es, pues, el regreso claro al laissez faire.

    Lo nico que logra el gigantismo estatal es utilizar porcio-nes crecientes de recursos financieros y, con frecuencia, con enormes desperdicios que, de otra manera, se hubieran apli-cado a la inversin productiva. La consecuencia es obvia: incre-mentos en el gasto pblico y un crnico dficit presupuestal, que colaboran eficazmente en el proceso inflacionario. Segn el modelo neoliberal, justamente el doble pecado del viejo libe-ralismo fue creer que la intervencin estatal en la economa era no solamente positiva, sino tambin necesaria; y que la capaci-dad del Estado para resolver los problemas socioeconmicos no tena limites puesto que, adems de los propios recursos con los que cuenta todo Estado, dispona de los que poda movili-zar en el sector privado.

    1.6 LO LIGHT COMO FENMENO POSMODERNO

    Las condiciones econmicas determinan a las ideas. A determi-nadas condiciones de un sistema econmico, corresponden de-terminadas expresiones culturales e ideolgicas de los grupos humanos. El final del siglo XX, y el predominio de un modelo econmico centrado en el mercado, la cada del bloque sovi-tico y con ello del socialismo real, trajeron una ola de cambios en Europa oriental, y en los pases del sur del hemisferio como Amrica Latina y frica, para que sus economas se abrieran. Aparentemente se termin la pugna este-oeste y norte-sur. La guerra fra terminaba y se abra un periodo de revoluciones comerciales, pues se iniciaba un mercado global. Las batallas seran ahora comerciales, no militares.

    Los pases empezaban a competir en economas abiertas a partir de sus ventajas competitivas. Tierra, trabajo y capital ya

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    no eran los factores de la competitividad, sino ahora la tecnolo-ga, capital intelectual e informacin, marcaran las diferencias. Las organizaciones se transformaron, toda estructura rgida estaba condenada al fracaso y aquellas ms orientadas al con-sumidor sobrevivan.

    La economa centrada en el mercado tuvo sus primeros efec-tos en la familia, pues el ncleo familiar comenz a fisurarse: la madre sala a obtener empleo y el padre tena necesidad de buscar ms de un empleo; en muchos casos se increment la rotacin de empleo e incluso de cambio de residencia a otra ciudad o pas. Las empresas y el mismo gobierno no ofrecan trabajos estables, sino por destajo. Los nios comenzaron a sentir los efectos de la desintegracin familiar. La economa hegemnica de los Estados Unidos no permiti la experiencia de una economa socialista centrada en la nacionalizacin de los recursos estratgicos. Las ideas de Milton Friedman se pu-sieron en prctica en Chile, en un gobierno de facto obteniendo una economa slida transnacionalizada y grandes diferencias sociales.

    Estos cambios en la manera de crear y repartir la riqueza tuvieron sus efectos en la cultura, en ese conjunto de ideas, valores, conductas y creencias que tenemos las personas. As, muchos nios y jvenes crecieron en una Amrica Latina que se empezaba a integrar con la economa norteamericana y a quienes el american way of life no les era extrao. El Mxico Profundo de nuestros ancestros (llamado as por Guillermo Bonfil Batalla) se enfrentaba a un Mxico light, superficial, orientado al consumismo.

    LA POSMODERNIDAD

    A la posmodernidad, como fenmeno polivalente, se le ha carac-terizado en lo social como una actitud de goce superficial frente a la vida, como un punto de vista esttico que vuelve irnico el mundo a partir del ornato. Se le ha considerado en trminos sociolgicos como una etapa histrica de rompimiento o supe-racin de la modernidad. Sin embargo, es en el pensamiento filosfico y cientfico donde se han dado grandes discusiones por las consideraciones sobre el posmodernismo. Aunque las interpretaciones histricas sobre el inicio del posmodernismo como pensamiento sobre el mundo son variadas, hay quienes creen, que como fenmeno social, la posmodernidad histrica-mente inicia a partir del decenio de los sesenta del siglo pasado, con los movimientos por la libertad y la revolucin sexual; otros ubican su comienzo en los aos cincuenta con la aparicin de la televisin, o un poco antes, con la masificacin de la radio.

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    Algunos crticos de arte lo ubican en los ochenta.Para clarificar el concepto de lo posmoderno, proponemos

    aclarar el de modernidad, ubicndola en el siglo XVII, donde la ciencia y la filosofa moderna nacen juntas, siendo Descartes la figura decisiva. El posmodernismo en filosofa nace entonces bajo los embates de la ciencia moderna, cuando comienza a haber una crtica sostenida al pensamiento cartesiano, y esto ocurre por primera vez en los Estados Unidos alrededor de 1865. El posmodernismo en filosofa, es el resultado directo de la aparicin de la ciencia moderna: de Galileo, Newton, Lavoisier y Darwin. Es decir, un fenmeno que se viene gestando desde hace siglos, que explota en el siglo XX y que ha influido sin duda en la filosofa. El posmodernismo ha anunciado el fin de la filosofa, ha anunciado otras muertes, y es que el tono del post permite pensar que estamos ms all de algo, que en el caso de la filosofa, es superacin de la filosofa moderna de Descartes. sta es la hiptesis de Francis Fukuyama en su obra El ltimo hombre, el fin de la historia.

    En la esfera de la poltica, lo posmoderno es un fenmeno ambiguo, como un estado de nimo, agotamiento del mun-do moderno, sntoma de la profunda crisis histrica y poca de la modernidad. En la posmodernidad ya no se trata de cri-ticar, rescatar y potenciar, sino que se renuncia a la formulacin de un proyecto total de transformacin social. Al aspirar tan slo a la aceptacin pragmtica de la coexistencia conflictiva, las repercusiones polticas pueden llevar al escepticismo y la impotencia. Se pone en cuestin al Estado-nacin moderno, centralista, homogeneizador de las aspiraciones humanas, que anula las diferencias y aplasta la creatividad social. Frente a esa totalidad-Estado, lo posmoderno revaloriza lo fragmentario, lo plural y el derecho a las diferencias. Un estado que nace de la diversidad social y tnico cultural, se pregunta cmo suscitar la cohesin en una pluralidad de combates al interior de un proyecto de articulacin que respete las diferencias especficas. En este contexto, una revolucin democrtica implica la cons-titucin de una pluralidad de espacios en los cuales se desen-vuelven las luchas sociales.

    Jaime Snchez Susarrey en su texto titulado Del colapso del socialismo real al fin de la historia?, comienza con una discusin de la tesis de Francis Fukuyama en torno al fin de la historia y contina con un anlisis de Mxico en el proceso de modernizacin. Discurre sobre el fenmeno posmoderno y su importancia en la construccin de la sociedad moderna. Despus del largo periodo de competencia entre los sistemas socialista y capitalista, y de la cada del socialismo real, Fukuya-ma sugera que se haba llegado al final en la sucesin de acon-tecimientos, de una historia entendida como nica, evolutiva

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    y coherente; habramos llegado a una forma de organizacin social democrtica y de economa de mercado y as estaramos llegando al fin del proceso evolutivo propuesto por Hegel y Marx. Snchez Susarrey sita el inicio de la modernidad como lo plantea Habermas con los pensadores de la Ilustracin. Ser moderno, en contraposicin a los antiguos, a travs de la ciencia moderna; donde el fin de la historia no es el fin de la evolucin solamente, sino de una sociedad donde el hombre se ha recon-ciliado consigo mismo. En este caso a formas ms racionales de organizacin social, en concreto, economas de mercado y de-mocracias, Snchez Susarrey plantea un cuestionamiento sobre las perspectivas de 1989 ante el fin de la guerra fra, han per-mitido que las sociedades que abandonaron el socialismo real, hayan podido acceder a formas de organizacin democrticas y de economas de mercado eficientes y que se encontraran for-mas de convivencia ms o menos civilizadas? Responde que ha habido un fracaso, por lo menos en algunas regiones, en un proceso mundial eminentemente contradictorio.

    La posmodernidad para el investigador del ITESO, Humberto Orozco, no es una negacin de la razn, ni una negacin de principios como la democracia, el individualismo o la econo-ma de mercado. Se trata de una relativizacin de los mismos. Es una visin tolerante de la moral y la poltica, es la imposi-bilidad de establecer una jerarqua de las culturas en la histo-ria; por lo tanto no plantea a la civilizacin occidental como la civilizacin rectora o paradigmtica. No admite soluciones completas y definitivas a los problemas de la justicia social, la ecologa, la pobreza. Esto niega la posibilidad de que un parti-do poltico encabece la utopa nica y asume que hay que me-jorar, a sabiendas de que no es posible solucionar todo. As, la posmodernidad implicara que se aceptara la diversidad cultu-ral y por lo tanto, la tolerancia. Llevada a su extremo, la post-modernidad como visin relativista no podra prescindir de los valores racionalistas de la modernidad, lo anterior en razn de que adems de la tolerancia, aceptara los desastres contra los derechos humanos como los de Hitler o guerras como la del Golfo Prsico o la de Irak. La visin de los derechos humanos, requiere de una jerarquizacin de los valores de Occidente que se ponen en cuestin.

    La consecuencia poltica, dice Orozco, de la visin posmoder-na, es el relativismo, el abandono del principio de una sociedad absolutamente libre y feliz; es la relativizacin del punto de vista propio y la admisin de la necesidad de que existan otros puntos de vista diferentes al propio. En suma, la tolerancia es un principio fundamental de esta visin. Signo de la postmoder-nidad sera tambin la secularizacin de las formas de organiza-cin poltica y religiosa.

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    La humanidad parece haber encontrado a finales del siglo XX un sistema econmico y una organizacin ideal: el capitalismo moderno. Para este sistema y esta organizacin el fin de siglo significa el fin de las ideologas y el triunfo definitivo del libera-lismo econmico y poltico, frente al comunismo y el fascismo. Se trata del triunfo de Occidente. No asistimos simplemente al fin de la guerra fra, sino al fin de la historia, al punto final de la evolucin ideolgica de la humanidad y a la universaliza-cin de la democracia liberal occidental. La historia universal desemboca en el liberalismo y esta es la mejor de las historias posibles. Considera que en el mundo actual existen pases que estn an en el proceso histrico y otros que ya viven en un momento posthistrico; estos ltimos estn caracterizados por tener una democracia liberal, economa de mercado. Renuncia a la fuerza para arreglar las diferencias entre los estados, bus-ca paz interna y orden social. Por su parte, los pases situados todava en la historia, no tienen democracia liberal, carecen de una economa de mercado y consideran que la fuerza soluciona los conflictos entre los estados.

    Es el neoliberalismo una criatura, expresin del posmoder-nismo, o ms bien, el neoliberalismo es parsito del posmo-dernismo? El neoliberalismo explica el fenmeno econmico y el postmodernismo el cultural. El neoliberalismo tiene su propio discurso, el econmico, con implicaciones subordina-das en el orden poltico, ideolgico y social. Proyecto unitario, pragmtico, de sumisin y subordinacin de las naciones en torno a un solo bloque econmico (el bloque del capital Estados Unidos-Japn-Alemania). El subtexto de este macrodiscurso es el del progreso como finalidad de la historia. Un progreso puesto en la acumulacin, a diferencia de un progreso enmarcado en la distribucin, propio del proyecto moderno socialista. Los para-digmas del texto neoliberal son un mundo uniforme; el sentido del progreso como acumulacin de capital; la monosonoridad en lo ideolgico; el imperio conceptual: de la igualdad de oportu-nidades como igualdad de resultados, que confiere mayor valor al concepto que a la realidad.

    1.7 EL INFORME DELORS: SER, SABER, HACER Y COMPARTIR

    LA EDUCACIN ENCIERRA UN TESORO

    El Informe Delors plantea tensiones que han de superarse y que estn en el centro de la problemtica del siglo XXI:

    a) La tensin entre lo mundial y lo local: convertirse poco a poco en ciudadano del mundo sin perder sus races y

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    participando activamente en la vida de la nacin y las comunidades de base.

    b) La tensin entre lo universal y lo singular: la mundializa-cin de la cultura se realiza progresivamente pero toda-va es parcial. De hecho es inevitable, con sus promesas y sus riesgos, entre los cuales no es el menos el de olvidar el carcter nico de cada persona, su vocacin de esco-ger su destino y realizar todo su potencial, en la riqueza mantenida en sus tradiciones y de su propia cultura, amenazada, si no se presta atencin, por las evoluciones que se estn produciendo.

    c) La tensin entre tradicin y modernidad: adaptarse sin negarse a s mismo, edificar su autonoma en dialctica con la libertad y la evolucin de los dems, dominar el progreso cientfico. Con este nimo conviene enfrentarse al desafo de las nuevas tecnologas de la informacin.

    d) La tensin entre largo y el corto plazo: tensin alimenta-da por un predominio de lo efmero. Las opiniones piden respuestas y soluciones rpidas, mientras que muchos problemas encontrados necesitan una estrategia paciente, concertada y negociada.

    e) La tensin entre la indispensable competencia y la pre-ocupacin por la igualdad de oportunidades. Cuestin clsica, planteada desde comienzo de siglo a las polticas econmicas y sociales y a las polticas educativas.

    f) La tensin entre el extraordinario desarrollo de los conoci-mientos y las capacidades de asimilacin del ser humano.

    g) La tensin entre lo espiritual y lo material, que tambin es una constatacin eterna. El mundo, frecuentemente sin sentirlo o expresarlo, tiene sed de ideal y de valores.

    Pensar y edificar nuestro futuro comn. Nuestros contempo-rneos experimentan una sensacin de vrtigo al verse ante el dilema de la mundializacin (globalizacin), cuyas manifesta-ciones ven y a veces sufren. La educacin debe afrontar este problema porque se sita ms que nunca en la perspectiva del nacimiento doloroso de una sociedad mundial, en el ncleo del desarrollo de la persona y las comunidades. La educacin tiene la misin de permitir a todos sin excepcin hacer fructificar todos sus talentos y todas sus capacidades de creacin, lo que implica que cada uno pueda responsabilizarse de s mismo y realizar su proyecto personal.

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