DEVOCIONALES - 07 DIAS / Caleb Fernandez Pérez2019

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Devocionales07DIAS

El amor de Dios persigue implacablemente a Jo-nás y lo hace también con nosotros cuando nos alejamos de Su voluntad. El problema se produ-ce cuando no imaginamos que el amor de Dios pueda ser tan grande frente a nuestra pobreza de corazón, nuestra debilidad de carácter y nuestra egoísta actitud. Y esto nos lleva a entregarnos a

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1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,

DIA01 Jonás 2:1

nuestra propia desesperanza, auto-desprecio y auto-compasión.

Es en esa condición que estamos lejos de Dios, y en desobediencia se debilita la oración. En Jonás vemos aquella persona que ora en difi-cultad extrema, no necesariamente porque co-mienza a confiar en Dios, sino como el reflejo úl-timo de quien está a punto de morir.

Jonás no oró para decidir (1:3); no oró cuan-do la tempestad vino (1:4); no oró cuando todos oraban (1:5); no oró cuando la verdad sobre su fuga se hizo pública (1:10,11); no oró cuando los marineros intentaban llegar a la tierra remando (1:13); no oró cuando los marineros oraban a Dios por la culpa de lanzarlo al mar (1:14); y [pro-bablemente] no oró ni en el primero, ni en el se-gundo día en el vientre del gran pez.

El profeta Jonas parece haber dejado la ora-ción para el último día. Pero, no importa, cuan-do todos nuestros recursos se agotan, recurra-

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mos a Dios igual, porque así como el profeta co-mienza a recuperar su fe y la esperanza, Dios nos presentará «posibilidades» para que volvamos nuevamente a Él.

Preguntas de reflexión:¿Qué podemos hacer para recuperar la prác-

tica de la oración?¿De qué manera podemos recuperar la fe y

la esperanza?

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El profeta trae a su memoria todo un archivo de los salmos. Abre los tesoros de la Escritura en su mente y en su corazón, llenando su alma de espe-ranza. Es justamente la palabra de Dios lo que permite que Jonás pase de una experiencia de re-belión y disciplina, a una experiencia de arrepen-timiento y consagración. La primera parte de su oración es la del Salmo 120:1 «A Jehová clamé es-

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2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste.

DIA02 Jonás 2:2

tando en angustia, Y él me respondió.». En la oración de Jonás el sujeto cambia a «Yo invo-qué», haciéndose cargo de la situación y dándose cuenta lo que estaba pasando.

Ahí nos damos cuenta que Jonás comienza a recuperar la salud de su alma, cuando restaura una de las más fantásticas posibilidades del alma humana, la posibilidad de la angustia. Cuando di-ce: «En mi angustia clamé al Señor», la angustia aquí aparece como un síntoma que trae esperan-za, la esperanza de que el alma puede ser restau-rada. Pues hasta entonces su apatía sólo hablaba de un alma sin nervios, un alma muerta, insensi-ble, no perceptiva.

En las posibilidades de la angustia Jonás se da cuenta que las experiencias que está viviendo no son el castigo de Dios para destruirlo, sino Su disciplina para restaurarlo. Por eso, en su propia narración comienza a reconocer a Dios a partir de una experiencia personal. No ora sólo «al Se-ñor», sino que ora al Señor «su Dios».

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Preguntas de reflexión:¿Cuál ha sido el último versículo bíblico que

he aprendido de memoria?¿De qué manera las posibilidades de la an-

gustia nos pueden generar una mejor percep-ción de Dios?

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Una de las verdades más consoladoras de las Es-crituras Sagradas es que Dios escucha nuestras oraciones. Orar no es apenas un ejercicio espiri-tual que calma las tempestades del alma. Orar no es un ejercicio sugestivo y psicológico que bus-ca disminuir las tensiones del corazón. Orar es hablar con Aquél que está sentado en el trono. Orar es buscar socorro en aquel que tiene todo el

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2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste.

DIA03 Jonás 2:2

poder y la autoridad de los cielos y la tierra. La oración no cambia sólo nuestros sentimientos, también cambia las circunstancias. Dios jamás rechaza un corazón quebrantado.

En la oración reconocemos quienes somos no-sotros y donde estamos, y quien es Dios y dónde Él está. De hecho, la oración de Jonás nos ayuda as interpretar sus sentimientos y emociones de aquel trágico y cruel momento delante de Dios.

El profeta dice: «en las entrañas del sepul-cro», o en otra versión «desde el vientre del seol». A Jonás se lo había tragado no solamente el pez, sino el seol mismo [el lugar donde moran los muertos], su propia percepción de su reali-dad es que se había entregado a una dinámica de la muerte, una profunda depresión, lleno de frus-tración y mucho orgullo.

Entonces, Jonás haciendo eco del Salmo 120:1 y respondiendo a la Palabra de Dios que le recuerda que Dios siempre responde, le dice: «Mi voz oíste». Es decir, clamé y “me respondis-

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te”. Y esto se presenta como un llamado para no-sotros también. En medio de la angustia necesita-mos recordar, necesitamos creer que Dios siem-pre responde.

Preguntas de reflexión:¿Qué debemos reconocer en la oración?¿Qué debemos recordar cuando oramos a

Dios en medio de la angustia?

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Lo primero que Jonás reconoce es que no fueron los marineros lo que lo lanzaron al mar, sino Dios: «Me echaste a lo profundo». Para la supera-ción de alguna circunstancia difícil, primero debe-mos reconocer que detrás de aquello está Dios.

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3 Me echaste a lo profundo, en medio de los ma-res, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. 4 Entonces dije: De-sechado soy de delante de tus ojos; Mas aún ve-ré tu santo templo.

DIA04 Jonás 2:3-4

Es posible que el Señor nos lance a la profun-didad, en medio de una tempestad, pero todo es-to con el propósito de reconocer también la pro-fundidad de nuestra rebeldía y para traernos de regreso a un camino seguro de obediencia.

Es tremendo lo que las posibilidades de la con-fesión generan en nuestro corazón, aún cuando esta confesión sea dolorosa: «Desechado soy de delante de tus ojos». En principio vemos que su autoevaluación lo deprime y se da cuenta que es-tá probando de su propia medicina. Jonás había querido eso, su alma se aleja de Dios y se ve cami-no a estar permanentemente aislado y lejos de Dios. El pecado crea esta sensación que es peor que el dolor, la enfermedad, o la escasez; es la pérdida de la comunión con Dios.

Entonces, en medio de la confesión surge otra cuota de esperanza: «Mas aún veré tu santo tem-plo». El templo era el lugar de la comunión con Dios, en el templo Dios se manifestaba, la gloria

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de Dios descendía, los pecadores podían presen-tar su sacrificio y ser perdonados por Dios. Las posibilidades creadas por la confesión estaban ahí. La confesión trae esperanza.

Preguntas de reflexión:Para la superación de alguna circunstancia

difícil, ¿Qué es lo primero que debemos recono-cer?

¿Qué posibilidades son creadas en nuestra vi-da a partir de la confesión?

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Jonás quería huir de Dios, pero, Dios cercó a Jonás por todos los lados. Jonás era un prisione-ro del mar. Es imposible huir de la presencia de aquel que es omnipresente (Salmo 139:7-12).

Jonás pronto percibió que las aguas del mar no serían su sepultura, serían los testigos de su huida. Dios hizo que las circunstancias cercaran a Jonás, como lo hace muchas veces con noso-

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5 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeó-me el abismo; El alga se enredó a mi cabeza.

DIA05 Jonás 2:5

tros porque nuestras circunstancias serán nues-tra prisión hasta que volvamos al espíritu de la plena obediencia.

El camino de la huida está llena de señales. Si no los leemos, Dios nos cercará por las aguas, por el fuego, por el abismo, o por las algas que se enrollarán en nuestra cabeza.

Al ver las señales podemos confesar nuestra huida. Porque sin las posibilidades de la confe-sión, nuestras circunstancias serán una prisión para nosotros hasta que volvamos al centro de la voluntad de Dios, no habrá paz en nuestro cora-zón mientras nosotros no estemos en centro de la voluntad de Dios. De hecho, Agustín de Hipo-na nos ayuda con esto cuando nos dice: «Nues-tra alma estará inquieta, hasta que no descanse en el Señor».

Dios nos ama tanto que nos tornará prisione-ros de las circunstancias que gritarán en nues-

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tros oídos acerca de Su amor. Dios no abdica de Su derecho de tenernos para sí.

Preguntas de reflexión:¿Qué sucede cuando en el camino de la huida

vemos las señales de Dios?¿Qué pasa en nuestra sin las posibilidades de

la confesión?

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Jonás estaba en un largo y profundo descenso en su vida y aquí lo vemos en el punto más bajo de su caída, estaba en las partes más profundas del mar. El camino que nos aleja de Dios nos llevará

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6 Descendí a los cimientos de los montes; La tie-rra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jeho-vá Dios mío. 7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó has-ta ti en tu santo templo. 8 Los que siguen vani-dades ilusorias, Su misericordia abandonan.

DIA06 Jonás 2:6-8

para una sepultura existencial y nos encerrará en la prisión más terrible, la prisión de la culpa.

Corrie Ten Boon, después de pasar privacio-nes en el campo de concentración nazi, dijo que «no hay pozo tan profundo en que la misericor-dia de Dios no sea más profunda aún». No hay abismo tan grande donde la gracia de Dios no nos alcance. Aún la más profunda necesidad ex-trema del hombre es tan sólo una oportunidad más para que Dios actúe: «Mas tú sacaste mi vi-da de la sepultura, oh Jehová Dios mío.» Jonás tenia que morir existencial y espiritualmente pa-ra poder probar el poder existencial de la resu-rrección.

Por eso, en la hora de la angustia necesitamos ir a buscar en los archivos de nuestra memoria, necesitamos traer a nuestra memoria lo que nos puede dar esperanza. Jonás recordó las miseri-cordias infinitas de Dios, recordó que Dios es ri-

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co en perdonar a los que se vuelven a Él en since-ro arrepentimiento.

Aquellos que siguen «vanidades ilusorias» descubrirían en horas de dificultad que esos dio-ses son en realidad incompetentes. «Los que se entregan a la idolatría vana abandonan a aquel que es misericordioso», dice Jonás.

Preguntas de reflexión:¿A dónde nos llevará el camino que nos aleja

de Dios?¿Qué era necesario para que Jonás pueda

probar el poder existencial de la resurrección?

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La Palabra “salvación” viene de la raíz “ensan-char”, que significa, abrir un camino, dar liber-tad, salvar físicamente y salvar espiritualmente. Dios abrió el camino de la vida, porque cuando Jonás y no tenía esperanza de vida, tuvo miseri-cordia de Él y lo salvó. Y es esto lo que Jesús hizo

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9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrifi-cios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. 10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.

DIA07 Jonás 2:10

por nosotros, nos abrió el camino hacia Dios y nos salvó espiritualmente de la esclavitud de la muerte.

Jonas se vuelve la prefiguración de la resurrec-ción de Cristo, y la resurrección de Cristo es el ar-quetipo de la nuestra. En la resurrección Cristo ha derrotado el poder de la muerte y en virtud de esa victoria nosotros también vamos a resucitar.

Jesús es un mejor Jonás porque mientras Jo-nás desciende a lo más profundo por causa de Su pecado, Jesús desciende a los más profundo de la tierra para vencer a la muerte. Jesús es un me-jor Jonás porque mientras Jonás es rescatado de la muerte y fue vomitado en tierra por el pez, Je-sús efectivamente murió y resucitó de los muer-tos con su gran poder. Jesús es un mejor Jonás porque mientras Jonás se encuentra entre una de las más lindas historias de la antigüedad, es tan sólo eso, una historia, sin embargo, Jesús mu-rió y resucitó para que nosotros tengamos vida.

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Es porque Jesús vive que nosotros vivimos, y podemos tener esperanza. Es porque Él vive que la muerte ya no tiene poder sobre nosotros y po-demos tener esperanza frente a nuestra oscuri-dad. Es porque Él vive que vale la pena vivir la vi-da de manera abundante y dichosa solo por Él.

Preguntas de reflexión:¿Por qué es importante la palabra “salva-

ción” en este contexto?¿Por qué decimos que Jesús es un mejor Jo-

nás?

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© 2019 www.valparaisoipch.cl Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Igle-sia Presbiteriana de Valparaíso y profesor del Se-minario Teológico Presbiteriano.

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