Diálogo 13/ Centroamérica: Estado, crimen y ciudadanía

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No. 13 Tercera época Guatemala, 9 de mayo de 2010 Centroamérica: Estado, crimen y ciudadanía Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Sede Académica Guatemala, reconocida por el Decreto 96-87 del Congreso de la República, ratificado por el Ejecutivo en el instrumento de adhesión de fecha 29 de diciembre de 1987.

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Centroamérica: Estado, crimen y ciudadanía / Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

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No. 13 Tercera época Guatemala, 9 de mayo de 2010

Centroamérica: Estado, crimen y ciudadanía

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Sede Académica Guatemala, reconocida por el Decreto 96-87 del Congreso de la República, ratificado por el Ejecutivo en el instrumento de adhesión de fecha 29 de diciembre de 1987.

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Profesores e investigadores eméritos flacso-GUATEMALA

Dr. Gabriel Aguilera/Lic. Edgar Balsells Conde/Dr. Santiago Bastos / Dr. Víctor Gálvez Borrell/Lic. Mario Aníbal González / Dr. Jorge SolaresSecretario general de flacso

Francisco Rojas AravenaSan José, Costa Rica

Consejo académico de flacso-guatemala

Virgilio Álvarez Aragón- director/Oscar López / Marcel Arévalo/Aura Cumes/Claudia Donis /Virgilio Reyes/Simona V. Yagenova /Edgar F. MontúfarLuis Raúl Salvadó/Edmundo Urrutia

Narcotráfico eN perspectiva

La “guerra contra las drogas” lleva 40 años en América, desde que

el presidente estadounidense Richard Nixon (1969-1974) la declaró en me-dio del escándalo del Watergate. Hoy existe un consenso de que esta gue-rra es, cuando menos, no exitosa, y cuando más, una política fracasada. En lo que no hay un consenso toda-vía es en las causas del narcotráfico. No hay un modelo económico que lo explique, porque de ser tan sencillo, por ejemplo, Colombia tendría más competencia en la producción mun-dial de cocaína que en la de café.

Se sabe que hay causas que contri-buyen, como la pobreza, la desigual-dad y la corrupción; y aunque no hay un solo factor necesario, uno de los

* Martín Rodríguez Pellecer, Investigador Aso-ciado de Estudios Centroamericanos (Seguridad Regional) para FLACSO-Guatemala

Centroamérica se enfrenta a una crisis por niveles de inseguridad y crimen orga-nizado que amenazan la viabilidad de los Estados y las sociedades, y por la tarea incompleta de una transición en seguridad desde Estados autoritarios contrainsur-gentes hacia Estados que protejan a sus ciudadanos en democracia. La amenaza del narcotráfico, los factores indispensables para su asentamiento en el Estado y la sociedad, la relación con las pandillas, el lavado de dinero y las respuestas desde la ciudadanía fueron el hilo conductor del Seminario organizado por FLA-CSO-Guatemala y FRIDE –think tank europeo con sede en Madrid- el 18 y 19 de febrero recién pasados.

La actividad reunió a 30 expertos continentales –en especial guatemaltecos- para discutir sobre estos temas bajo la regla de Chatham House, con la que toda la información presentada puede ser utilizada pero sin ser revelada la fuente ni la filiación institucional de la persona. Es por esto que el documento recoge las pre-sentaciones y los debates, pero sin citar a los autores, que aparecen alfabética-mente en listas de ponentes y participantes. FLACSO no se hace responsable ni comparte necesariamente todas las opiniones presentadas durante el Seminario y reproducidas a continuación.

Martín Rodríguez Pellecer*

PonentesArnson, Cynthia, Directora del Instituto Latinoamerica-no, Woodrow Wilson Center, WashingtonAstorga, Luis, Investigador Titular, Instituto de Investi-gaciones Sociales-UNAM, Ciudad de MéxicoDal Borgo, Antonio, Delegación de la Comisión Euro-pea en GuatemalaGutiérrez, Aníbal, Asesor, CICIGHernández, Iduvina, Directora, SEDEM, GuatemalaJaramillo, Lukas, Director del Sistema de Información de Seguridad y Convivencia, Alcaldía de MedellínJiménez, Francisco, Secretario Técnico de Seguridad, Presidencia de GuatemalaLópez Restrepo, Andrés, Profesor-Investigador, IEPRI, Universidad Nacional, BogotáLoria, Max, Coordinador del Grupo de Trabajo so-bre Seguridad en Centroamérica, Fundación Friedrich Ebert, Costa RicaMack, Helen, Directora Fundación Mack y Precomisio-nada para la Reforma de la PNCPérez, Raebecca, Coordinadora del proyecto Niños y Jóvenes en Violencia Armada Organizada, Comunidade Segura/Viva Río, Río de JaneiroRamírez, Franklin, Investigador/Profesor, FLACSO-EcuadorRosada, Héctor, Presidente Centro de Estudios Estraté-gicos y de Seguridad para Centroamérica, GuatemalaTáger, Ana Glenda, Directora Regional, Oficina Regio-nal de Interpeace para América LatinaThoumi, Francisco, Profesor Tinker de Estudios Lati-noamericanos, Universidad de Texas en AustinParticipantesÁlvarez, Enrique, Incidencia DemocráticaÁlvarez, Virgilio, Director, FLACSO-GuatemalaCajuste, Pierre Richard, CARH, HaitíDe León, Carmen Rosa, IEPADESGaitán, César, Universidad de San CarlosGodínez, Ariel, Fundación DESCKappeler, Robert, Embajada de Alemania en México Michón, Xavier, Representante adjunto del PNUD en GuatemalaMonterroso, Javier, Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala Pop, Álvaro, Director, Organismo Naleb’Rodríguez Pellecer, Martín, Investigador asociado, FLACSO-Guatemala, ICEFISáenz, Ricardo, Investigador, FLACSO-GuatemalaSchünemann, Julia, Coordinadora del Foro Europa-América Latina e Investigadora, FRIDE, MadridUrrutia, Edmundo, Director del Posgrado FLACSO-GuatemalaZapata, Juan Carlos, Director FUNDESA, Guatemala

más influyentes es la gran brecha entre la ley y la norma aceptada so-cialmente. Hay grupos en la sociedad que consideran que está bien violar la ley. Y esta brecha entre la ley y la norma pesa más en sociedades vul-nerables, frágiles.

Las políticas públicas de la “guerra contra las drogas” atacan algunos de los factores y logran bajar la rentabi-lidad en alguna medida con sancio-nes o extradiciones. Buscan resolver el problema con muchos garrotes –y el desarrollo alternativo como única zanahoria–, pero no hay ninguna po-lítica para resolver el problema fun-damental del conflicto entre normas.

Un ejemplo de estos garrotes es la política de erradicación y castigo a los campesinos por los cultivos de amapola, que no toma en cuenta que estos cultivos son resultado de la de-manda de los narcotraficantes, no de opciones espontáneas de mercado.

En la discusión sobre los garrotes contra el narcotráfico, se lanzó al aire

una pregunta paralela. En la historia, si el cri-men organizado casi no ha generado violencia en el mundo, ¿por qué ahora sí y por qué en nuestros países latinoa-mericanos? Esto lleva a otro de los problemas. En muchos países la-tinoamericanos, como Guatemala, durante los últimos 50 años no se prestó atención al cri-men porque no gene-raba violencia, y por esto no era de “interés nacional”.

De regreso en la pre-gunta principal, se re-conoció que para aca-bar con la criminalidad y el narcotráfico, la legalización elimina el factor nece-sario de la demanda ilegal y lo que ésta conlleva, pero eso no va a pasar

en el corto plazo. El prohibicionismo va desde Estados Unidos hasta Rusia y la China; y es interesante que los únicos dos países latinoamericanos

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feNómeNo más biológico que NewtoNiaNo

Durante décadas, se ha pensado que el narcotráfico –como todos los pro-blemas sociales– es parecido a las leyes de la física newtoniana, en los que el factor “x” lleva al resultado “y”. No obstante, el fenómeno se asemeja más a la biología y parece ser de naturaleza evolutiva. El nar-cotráfico, pues, se asienta en cuerpos débiles, con defensas bajas. Esto explicaría (además del factor geográfico) por qué prefiere asentarse en Guatemala que en Costa Rica, donde hay una ciudadanía más plena.

Desde esta perspectiva, entonces, una de las soluciones contra el narco-tráfico es aumentar las defensas de la sociedad y por esto se debe cons-truir no sólo Estado, sino una sociedad de ciudadanos. El fenómeno surge por sociedades laxas, que tienen grupos sociales en los que se acepta que las actividades ilegales son válidas, son una opción.

Esta idea de la construcción de Estado y sociedades de ciudadanos se enlazó con otra idea presentada en la mesa. Los vientos de reducción del Estado por las ideas neoliberales durante los años noventa hicieron que el Estado no pudiera tener capacidades para responder a las amenazas que vendrían una década más tarde.

A esto se suma la pérdida del sentido de lo público. Esto pensando en lo público como contraposición a lo privado, como una esfera más amplia que sólo el Estado, como la construcción del bien común. La lógica per-versa que dice reducir el Estado termina reduciendo lo público y las po-sibilidades de construir el bien común, y –con esta construcción del bien común– revertir las décadas en las que las instituciones se han utilizado para construir el bien grupal o personal. En Medellín, la recuperación de la confianza en lo público por medio de transparencia y mediciones de resultados fue clave durante la última década.

que se opusieron en la ONU a que se fomente la política de reducción de daños (tratar a los consumidores de drogas como enfermos y no como de-lincuentes) fueron Colombia y Cuba, los gobiernos que en lo ideológico se sitúan más a la derecha (Uribe) y más a la izquierda (Castro) del continen-te, respectivamente.

Una política pública que no se ha llevado a cabo y puede aportar en gran parte a la solución de ese factor necesario es la armonización de la ley, la cultura y la moral (como pro-movió Antanas Mockus durante sus administraciones como alcalde de Bogotá durante la década de los 90). Esto es cerrar esa brecha entre ley y normas de comportamiento social. Para Mockus, es clave transformar la cultura ciudadana, que se encuen-tra en tres sistemas reguladores del comportamiento de los individuos: la ley, la cultura y la moral. Cuando hay discrepancia entre la regulación jurídica (legal), la regulación cultu-ral (colectiva) y la regulación moral (individual), se genera una cultura ciudadana débil que se evidencia en la aceptación cultural y moral de comportamientos ilegales o en la no aceptación cultural o moral de obli-gaciones legales. Este divorcio entre ley, cultura y moral elimina la auto-rregulación y hace traumática la con-vivencia.

Si en vez de esto se deja la respon-sabilidad en el otro (en este caso en el demandante de droga, EEUU), la situación no mejorará. La solución es resolver los problemas internos, crear sociedades razonables en Amé-rica Latina.

Una de estas brechas entre ley y normas de comportamiento legal está en el secuestro. En Colombia –como en otros países de América Latina–, la propiedad no es legítima sino corrupta; un privilegio. Enton-ces en Colombia –como en otros países latinoamericanos– un secues-tro se ve como una transferencia de rentas porque la propiedad es con-siderada un privilegio. “Si no tengo ese privilegio, entonces me paso a la ilegalidad”.

Colombia –que hace 30 años se consideraba a la mitad del camino

Bolivia), que tienen muchas simili-tudes a los mesoamericanos (Méxi-co, Centroamérica y Colombia). La inseguridad ciudadana moviliza –a diferencia de otras partes del mun-do– más incluso que el desempleo. Las marchas blancas en demanda del fin de la violencia son algo común en América Latina en los últimos años, así como su visibilización mediática. A esta respuesta ciudadana de movi-lizaciones se suma otra, de iniciativas microlocales de sistemas de alarmas comunitarias, privatización de la se-guridad y justicia con mano propia.

Estas dos respuestas tienen una caja de resonancia en la opinión pú-blica, que tiene un discurso securita-rio y pauta cómo se debe actuar, con respuestas poco civiles y efectos en la recomposición del espacio públi-co. Así, hay una desconfianza que produce dinámicas de organización ciudadana en sustitución del Estado y genera un tejido social en los espa-cios urbanos.

Esto sabiendo que se parte de una desconfianza generalizada que puede dividirse en una desconfianza en las policías y las instituciones y otra es una desconfianza interpersonal, que reduce la confianza al núcleo fami-liar. Hay una desafección política y una baja participación. Hay una pér-dida de las virtudes cívicas y en las tendencias asociativas; merma el in-terés por lo público, hay menos sin-dicatos, menos asociaciones urbanas, menos juntas y la única excepción de mayor afiliación en aumento son las iglesias neopentecostales. Esto es preocupante porque esa nueva afi-liación no es deliberativa sino que le dice a sus miembros cómo pensar.

No obstante, este punto de parti-da de desconfianza y desafiliación encuentra un nuevo fenómeno. La desconfianza política propicia la ne-cesidad de mayor control sobre las instituciones, con veedurías (obser-vatorios) y con más controles ciuda-danos. Las instituciones que surgen en medio de la descomposición de la desconfianza política son para au-mentar el control popular. ¿La des-confianza genera más o menos parti-cipación? Ésta puede abrir un margen para la legitimidad. Hay una relación entre desconfianza y participación.

Niños junto a soldados en una favela de Río de Janeiro. Los asentamientos son un caldo de cultivo para el crimen y la ilegalidad. Foto: wordpress

entre la producción de amapola en Perú y Bolivia y el consumidor de EEUU– paga los platos rotos de lo que no invirtió en mucho tiempo en su sociedad. América Latina no tiene un contrato social; las constituciones dicen el ideal pero no lo viable y to-davía no se acepta que el diferente es tan digno como el parecido. Se ne-

cesita un debate sobre qué sociedad queremos para buscar soluciones.

¿la descoNfiaNza provoca participacióN?

En este diálogo entre los problemas de seguridad y de ciudadanía, se ex-ploraron casos andinos (Ecuador y

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legitimidad por medio de participacióN

Las instituciones de las transi-ciones democráticas en América Latina (década de 1980) fueron hechas para funcionar sin ciudada-nos o con ciudadanos idiotas (en el sentido griego, que se aplicaba a los ciudadanos que vivían para sí mismos sin intervenir en los foros públicos). No obstante esto, hay una dinámica de recuperación ins-titucional; de revertir la tendencia de desinvolucramiento. Se busca una participación por derecho, por principio constitucional.

Hay una reconstrucción de la legitimidad política democrática como eje de coordinación social. Se tiene que volver a politizar a la sociedad –y participar se aprende participando–. Para esto se nece-sitan espacios de deliberación pú-blica entre el Estado y la sociedad; en especial en los roles del Estado de redistribuir y decidir. El Estado tiene que propagar las virtudes cí-vicas y entre éstas, dos claves son la participación y la toma de deci-siones.

Se deben reconstruir los espacios públicos de intercambio y delibera-ción para recuperar la legitimidad. Hay una crisis de legitimidad en las instituciones que tiene el ma-yor riesgo en la pérdida de interés por parte de la ciudadanía. Se debe operar en contra de la desafiliación a la democracia, que es un espacio deliberativo, en el que hay diálogo público. Deben crearse foros híbri-dos entre Estado y sociedad, pero en los que los ciudadanos manten-gan su autonomía.

el plaN mérida ceNtroamericaNo

Cuando EEUU y México elaboran el Plan Mérida, parecían haberse olvi-dado de Centroamérica –esto porque tanto en Washington como en Méxi-co D.F. hay muy pocos tomadores de decisión que están conscientes de la dinámica Mesoamericana (mexi-cano-centroamericana) del asunto y cómo la presión contra los cárteles hace se trasladen en el Istmo.

La falta de atención desde ambas capitales de Norteamérica se da pese a que las evidencias que los trafican-

tes mexicanos utilizan como bo-dega y centro de abastecimiento a Centroamérica –en especial Gua-temala– y han desplazado a los narcos locales. Los grupos na-cionales han optado por ceder te-rritorio y poder en un negocio de quizás 300 toneladas métricas de cocaína que pasan por el país, de las que se incautan 11 toneladas. El valor de esa droga en Nueva York es mayor que el presupues-to de Guatemala. Por si la parte económica para enfrentarlo fuera poca, la infraestructura jurídica nunca ha sido demasiado fuerte contra el crimen organizado y los fiscales están intimidados y mal equipados. Ésta es una de las áreas de trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impuni-dad en Guatemala (CICIG), para que los fiscales, jueces y testigos puedan tener mecanismos de jus-ticia sin tener que arriesgar su vida.

No obstante, de los US$1.6 mil millones del Plan Mérida para Mesoamérica se destinaron US$400 millones para Centro-américa, República Dominicana y Haití y el resto para México. El enfoque inicial para Centroamé-rica, además, ha sido combatir las pandillas centroamericanas y fortalecer el poder judicial. Esto a pesar de que Centroamérica es la mayor afectada por el Plan Co-lombia y el Plan Mérida en ma-teria de narcoactividad. La lógica de Washington es que necesitan asegurarse de tener socios fiables en las instituciones centroameri-canas para desembolsar más di-nero, como sucede en Colombia. Entre los apoyos asegurados está el de la Comisión para la Refor-

ma de la Policía Nacional Civil, que necesita no sólo de un liderazgo ade-cuado, sino consensos políticos y apoyo presidencial.

La parte centroamericana de la ini-ciativa Mérida evolucionará hacia el Central America Regional Security Iniciative (CARSI). Ésta tiene la te-sis de que el crimen organizado ame-naza al futuro de las democracias, pero mantiene la duda sobre hasta qué medida los gobiernos regionales pueden ser socios en esta lucha con-tra el crimen, entre falta de voluntad o falta de capacidad. Hay desconfian-za grande en las instituciones y sos-pechas de que no se quiere combatir por los niveles de corrupción.

el cambio de roles eN méxico

Desde 1920 hasta 1985, en México los traficantes estaban supeditados a la policía y la Dirección General de Seguridad durante el régimen del parti-

do-Estado del PRI. En 1960 empiezan las bandas que trafican droga y en 1975, la corrupta Operación Cóndor mexicana para erradicación de cultivos. En 1985 hay un quiebre de seguridad con el Caso Camarena, en el que la policía federal consciente la tortura y asesinato de un agente antidrogas estadounidense de apellido Camarena después de que éste lograra decomisar dinero y droga al principal capo del Cártel de Guadalajara.

En este momento es el inicio del fin de la contención del partido-Estado del PRI sobre el tráfico de drogas. La alternancia en 2000 llegó con una organiza-ción del tráfico con paramilitares, estrategias mafiosas y populismo. Durante el período del presidente Fox, se instaló el Operativo México Seguro, de captura de capos –entre los cuales se fugó el Chapo Guzmán después de comprar a toda una cárcel. Para 2010 la relación de fuerzas ya no es de supeditación, sino de competencia entre el Estado y el poder criminal.

Desde 2007, el presidente Felipe Calderón firmó junto al estadouniden-se George Bush el Plan Mérida, una versión mexicana del Plan Colombia de 2000, que pone el énfasis en el combate militar a los cárteles y la erradicación de cultivos para maximizar los costos para los cárteles. La utilización de los militares contra la droga no es nueva. El ex presidente Ernesto Zedillo colocó a generales en la Procuraduría General de la República hasta que descubrió que protegían a un cártel. Su sucesor, Vicente Fox, los mantuvo y Calderón, des-pués de consultarlo con gobernadores, diputados y partidos políticos, amplió el papel de las fuerzas armadas.

Cuatro alternativas fueron consideradas para un futuro próximo para destra-bar la situación de violencia entre cárteles y Estado. Una sería la modificación radical de la política de drogas mundial, la cual es impensable ahora por la reacción de EEUU y la ONU; otra sería una política de laissez faire (dejar hacer) a los narcotraficantes y arriesgarse a supeditar la política a las drogas, impensable; una tercera sería una pax mafiosa en la que se dé reconocimiento político a los narcotraficantes, no aconsejable; y la última, más viable, sería la de crear una política de seguridad de Estado consensuada (en la que las fuerzas políticas cedan), para fortalecer las instituciones democráticas y se despenali-cen progresivamente las drogas. En México, por ejemplo, ya no es ilegal portar cualquier tipo de droga en dosis para el consumo; después de que el Congreso aprobara una reforma legal.

La política punitiva no dará resultados, sino que debe pensarse en un plan integral contra los narcotraficantes y la cultura de ilegalidad. Tiene que haber un Plan Mérida versión 2.0., con un componente socioeconómico de microem-presas muy importante.

“El narcotráfico lo hacen personas por pobreza, por problemas familiares... Dibujé a los policías que llegan a defender a los menores de edad”. Fuente: BBC

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Los cambios son pequeños pero perceptibles. En Washington ya se re-conoce la responsabilidad estadouni-dense por el consumo y la demanda y entre los programas se dedican más fondos a temas sociales y económi-cos que a militares. Es una respuesta a la es por la crítica a que se utilice una parte mayor del presupuesto para combatir a los malos ciudadanos que para incentivar a los buenos; los que no son mafiosos. En donde todavía quedan tareas pendientes esfuerzos son en evitar que las armas estado-unidense lleguen a los cárteles meso-americanos y en combatir el lavado de dinero.

La Unión Europea, en tanto, apoya el esfuerzo por medio de la CICIG y buscará que se amplíe el énfasis de la lucha contra el crimen organiza-do no sólo al narcotráfico, sino a la trata de personas, y que se involucre a los partidos políticos. Este debate sobre otras formas del crimen orga-nizado es uno de los pendientes de las agendas nacionales, pues uno de los riesgos mayores es que el tráfico de drogas da cada vez menos bene-ficios a los involucrados y entonces están migrando hacia otros crímenes, como el robo de carros o recursos na-turales y, mucho más grave, el tráfico de personas.

MESA REDONDA

El feminicidio en Guatemala Análisis de la situación por un equipo forense internacional F&G Editores y FLACSO-Guatemala organizan la mesa “El feminicidio en Guatemala y su investigación por las ciencias forenses”, con la participación de un equipo forense internacio-nal, quienes abordarán el tema desde la antropología forense, cultural y la odontología forense. La actividad se realizará el jueves 20 de mayo de 2010 a las 18:00 horas en el Auditórium “René Poitevin” de FLACSO-Guatemala (3a. calle 4-44 zona 10). En la mesa se discutirá sobre el fenómeno del feminicidio en Guatemala, en donde los profesionales estadounidenses abordarán el tema desde distintas posiciones; la doctora Heather Walsh-Haney desde la antropología forense; el doctor Kenneth Cohrn, como odontólogo forense y la doctora Victoria Sanford, antropóloga. La doctora Heather Walsh-Haney explicará los pasos de una investigación de un caso de feminicidio, desde la exhumación hasta el desarrollo del informe final del equipo de expertos en Florida. Incluirá una comparación entre los procesos de la morgue en Guatemala con los de Florida, luego ofrecerá recomendaciones a los especialistas en Guatemala.El doctor Kenneth Cohrn explicará el papel de la odontología forense en las investigaciones. Se puede hacer identificación humana tras análisis de ADN y también de huellas digitales y comparación de la dentura. La doctora Victoria Sanford hará un análisis sobre el fenómeno del feminicidio en Guatemala. Ella explorará la eficacia del sistema jurídico tras los resultados de investigaciones de varios casos y presentará conclusiones globales sobre el sistema jurídico en el país.

Sobre los disertantes Doctor Kenneth Cohrn: odontólogo de Suny Buffalo, con entrenamiento avanzado de la Universidad de Florida y una maestría en odontología de la Universidad de Alabama y MBA del Keller Graduate School of Management. Es director del departamento de odontología forense de las morgues y cortes de las municipalidades de Orlando y Leesburg, Florida. También se desempeña como experto en el Disaster Mortuary Response Team y la Federal Emergency Management Agency, que responden a desastres y fatalidades masivas en Estados Unidos e internacionalmente. Además, es miembro y ofrece entrenamiento profesional en American Society of Forensic Odontology y The International Association for Identification.

Doctora Heather Walsh-Haney: tiene doctorado en antropología física y antropología forense de la Universidad de Florida. Es profesor asistente en Estudios de Justicia de Florida Gulf Coast University. Trabaja como experta en homicidios en las morgues y cortes en Florida y New Jersey; así también, se desempeña en el Disaster Mortuary Response Team, Department of Homeland Security y, US Public Health Services en los casos del World Trade Center en Nueva York, Huracán Katrina en Nuevo Orleans. En el área de homicidios, su campo como experta incluye: identificación y análisis de trauma; procesando evidencia; mantenimiento de la cadena de custodia de evidencia; fotografía de la escena del crimen y fotografía biológica-macro; entrenamiento y supervisión de las morgues. Ha publicado varios artículos científicos en el Journal of Forensic Sciences y American Academy of Forensic Sciences entre otros.

Doctora Victoria Sanford: doctora en antropología y entrenamiento en derechos humanos de la universidad de Stanford. Es profesora titular de antropología en Lehman College y el Graduate Center de City University of New York. La doctora Sanford es internacionalmente reconocida como experta en temas de genocidio, feminicidio, memoria histórica, derechos humanos, procesos de paz y justicia transicional. Es autora de los libros: La Masacre de Panzós: Etnicidad, tierra y violencia en Guatemala (2009), Guatemala: Del Genocidio al Femi-nicidio (2008), Violencia y genocidio en Guatemala (2003), Buried Secrets: Truth and Human Rights in Guatemala (2003), y co-editora con Asale Angel-Ajani de Engaged Observer: Anthropology, Advocacy and Activism (2006).

“las maras No soN crimeN orgaNizado”

A pesar de que el Plan Mérida para Centroamérica incluye el combate a las pandillas como una de sus priori-dades, durante todo el seminario fue reiterada la necesidad de acabar con el mito de que las pandillas son parte del crimen organizado o del narco-tráfico. Estudios en El Salvador dan cuenta que no existe relación directa entre ambos. Los pandilleros pueden llegar a hacer reparto de droga, pero no es un vínculo que los convierta parte orgánica del crimen organiza-do. En Centroamérica, en áreas don-de el narcotráfico opera con fuerza no operan maras; lo hacen en lugares distintos.

Las pandillas en Centroamérica son delincuentes comunes, aunque, como en el caso de Brasil, pueden llegar a sofisticarse y convertirse en grupos paramilitares. Los jóvenes en las favelas (asentamientos humanos) brasileñas se involucran en las pan-dillas para lograr favores, seguridad, alimentación y dinero. Está, además, el interés por la masculinidad, pues un arma da poder y el poder, bie-nes de consumo, drogas y alcohol. Como se encontró que las mucha-chas se sentían atraídas por este tipo de jóvenes, se hizo una campaña con

Caja Lúdica: construyendo otro futuro

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futbolistas estrella y supermodelos y acuerdos con las productoras de telenovelas para deslegitimarlos en campañas y en las mismas novelas. Se necesita también concienciar a la policía sobre por qué los jóvenes in-gresan a las pandillas.

En Medellín, como en otras ciuda-des latinoamericanas, sucede lo mis-mo para el ingreso de los jóvenes a las pandillas. No se les influyen en las redes sociales tradicionales, no sienten propia la justicia cuando se hace y buscan la legitimación del poder del narcotráfico. Por esto le dieron un giro a la policía para divi-dirla entre policía de investigaciones

criminales y policía comunitaria, que tiene más capacidades académicas y sociales para atender a la población.

Uno de los mayores desafíos para rescatar a los jóvenes de las pandillas, tanto en Brasil como en Centroamé-rica, es detener el flujo de armas de las industrias nacionales que llegan a parar éstas y al crimen organizado. En Guatemala, se trata de armas del ejército las que terminan en manos de narcotraficantes y delincuentes comunes.

Los jóvenes trabajan 24 horas al día en este negocio. Se necesita aten-der a los jóvenes, con prevención primaria, acceso a servicios básicos

y capacitaciones para otros trabajos. Además, promocionar una cultura de paz en contraposición a la cultura de ilegalidad, recuperar espacios públi-cos y construir ciudadanía.

el factor Necesario: lavado de diNero

Gaetano Mosca decía que para aca-bar con las estructuras de la crimina-lidad, la única forma es acabar con el factor necesario. En la narcoacti-vidad hay etapas que generan un pro-ceso estructural, entre las que es in-dispensable la legalización. Para que el negocio de la economía ilegal sea

viable, necesita convertir ese dinero a la legalidad, que se hace por me-dio del lavado de dinero. El crimen organizado funciona como una em-presa, con tareas distribuidas, círcu-los y jerarquías. En Costa Rica, por ejemplo, tienen ciclos que incluyen proveeduría, producción, transpor-te, distribución, seguridad, la parte financiera, la relación con el Estado y de nuevo la proveeduría. El lavado de dinero es la transformación de di-nero obtenido ilegalmente en dinero legal, por medio de cuentas bancarias o inversiones en infraestructura.

En Guatemala, hay un casamien-to casi institucional con el lavado

Los participantes reconocieron los avances que ha logrado Guatemala des-de la firma de los Acuerdos de Paz, en la construcción de instituciones

democráticas que garanticen que no haya fraudes electorales o en una visión crítica sobre la seguridad y la justicia. A pesar de la construcción de una estructura legal del Sistema Nacional de Seguridad que incluye una evolu-ción hasta la Comisión Internacional Contra la Impunidad, coincidieron en que hay una transición pendiente en la materia. No se la logrado pasar de la lógica del Estado contrainsurgente y autoritario que busca combatir una amenaza externa (comunista) a un Estado que se organice para proteger a la ciudadanía. Esta lógica es precisamen-te el primer artículo de la Constitución Política de 1985. “El Estado de Gua-temala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común”.

Esta transición pendiente en materia de seguridad es una herencia de no ha-ber descontrainsurgentizado la seguri-dad, sino que la contrainsurgencia se privatizó. Salió del Estado para pasar a lo privado. Las mafias crecen ajenas al Estado y retoman el Estado cuando lo necesitan. ¿Existe algún diseño ins-titucional para crear estas mafias?

Hay una perversidad, pues se par-te de la institucionalidad en la que la base es la perversa, la corrupta, que tiene intereses de criminalidad organi-zada. Hay que construir institucionali-dad sobre instituciones ejercidas desde el poder paralelo. Esta perversidad es la que impide que se logren políticas y no se ha logrado en el posconflicto. Desde la firma de la paz, se han colocado a militares o ex militares en puestos clave de dirección en la Policía Nacional Civil (PNC). Esta práctica ocurrió con más gravedad en el gobierno de Alfon-so Portillo (2000-2004), con varios ex militares que llegaron a ser ministros de Gobernación y un aumento del poder del ejército y las mafias vinculadas a éste. Es por esto que la CICIG está dando una lección al país, con capturas y juicios a ex generales y al mismo Portillo. La misma CICIG hizo público tres semanas después del Seminario que “las instituciones de seguridad y justicia en Guatemala están construidas sobre las estructuras criminales”.

Durante 42 años (1954-1996), la estructura del poder militar llegó a ser la estructura del poder criminal. Llegó a tener conocimiento del último centí-metro del país. No es que tuvieran vínculos con el crimen organizado; ellos eran el crimen organizado. Tras la paz, hubo una metamorfosis de autonomía relativa. No son el Estado, pero sí son capaces de manejar espacios para

cuando quieran usarlo. No se tiene un Estado contaminado-descontaminable. Ése es el Estado. El factor necesario en Guatemala para el crimen organizado es la estructura de poder criminal.

El papel del contrabando en Guatemala y en Centroamérica es clave. En Honduras, uno de los mayores capos era el mayor contrabandistas de queso. En Guatemala, el crimen organizado ha utilizado desde la última década de los años noventa las estructuras del contrabando de las décadas de los setenta y ochenta. De hecho, la historia de las naciones centroamericanas es que se fundan como repúblicas a partir del contrabando y el tráfico de personas. “No

hemos sido nunca niños de primera comunión”. Las estructuras criminales internacionales que se asentaron sobre las de los contrabandos nacionales, mutan de una actividad a otra. Hoy trafican drogas, pero mañana pueden ser armas, personas o la riqueza natu-ral. Mutan para sobrevivir y necesitan infiltrar la estructura económica.

Éste no es el único problema entre los actores de poder en el país. La CI-CIG y el caso Rosenberg demostraron que hay un entorno empresarial vin-culado con estructuras de sicariato y militares. Por el caso Rosenberg y una docena de casos más, la CICIG logró que la lucha contra la impunidad sea parte central de la agenda nacional y logró que se crea que es factible ga-narla. Se ve una luz en el horizonte. Y para hacer sostenibles los logros de la

CICIG, se hizo una propuesta circular, que puede empezar en fortalecer las instituciones con base en pactos nacionales; depurar las instituciones; recu-perar el sentido de lo público; aumentar los controles ciudadanos; y transpa-rentar las acciones públicas –pues mientras más transparente sea, habrá más condiciones de seguridad.

Entre las preguntas que quedaron sobre la mesa, resaltan tres. Una es ¿cuán-to Estado hemos perdido y cuánto Estado hemos construido en Guatemala y en Centroamérica a pesar del crimen? Otra es ¿cuál es la relación entre la seguridad, la ruralidad y los pueblos indígenas? El 70% de los municipios de frontera entre Guatemala y México tiene más del 80% de población indíge-na que no habla español. Una tercera pregunta es ¿cuánto y de qué manera la ciudadanía construida por medio del fortalecimiento de la sociedad civil organizada y de la ciudadanía en general desde la firma de los Acuerdos de Paz puede servir como defensa ante el narcotráfico, pensando a éste como el fenómeno biológico que se asienta en cuerpos débiles?

el caso de guatemala

Video en el que Vladimiro Montesinos, el hombre fuerte del gobierno peruano en los años noventa, entrega sobornos a opositores políticos.

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de dinero, “en nombre la protección de capitales”. El origen del secreto bancario era la evasión fiscal, pero hoy lo utiliza la actividad criminal. “Casi todos los bancos tienen una la-vandería y esto es el sustento para la evasión y la legalización de capitales ilegales”. A diferencia de EEUU, en donde lo que se puede lavar repre-senta a penas 1 hora de transacciones en la bolsa de Nueva York, mientras más pequeño sea el país es más fá-cil identificar la lavandería, pero también es más peligroso el lavado, porque para hacerlo, se necesita dar sobornos a políticos.

ideas de accioNes

Con este panorama de más oscuros que claros, durante el Seminario se presentaron políticas públicas exito-sas e ideas de acciones para contra-rrestar ambos fenómenos –que son separados- el del crimen organiza-do y el de la inseguridad ciudadana. Para el primero, dos primeras medi-das pueden ser romper con el secre-to bancario, que es la vía por la que se legalizan los activos ilegales, y es evitar que se generen posibilidades de una amenaza militar interna. De-

ben identificarse los factores necesa-rios por país o región, así como en el de Guatemala es la herencia contra-insurgente.

Contra la narcoactividad, la solu-ción más lógica sería la legalización, aunque no es políticamente viable en un corto plazo. Los expertos han apuntado hacia reducir la brecha en-tre la ley y la moral de la sociedad. Hacer un nuevo pacto social que considere digno al diferente y cons-truya ciudadanos fuertes, que puedan hacer frente a la tentación del narco-tráfico; hacer que la propiedad no sea un privilegio. Rescatar a los jóvenes

y asegurar el Derecho a la Ciudad.En toda América Latina, en espe-

cial en Brasil, las ciudades y las áreas marginales no dialogan. Viva Río ha planteado el Derecho a la Ciudad. En éste, se busca recuperar el derecho a usar y vivir la ciudad, recuperar el carisma urbano y la cotidianeidad; convertir las favelas en ciudad. No es normal que las calles estén prohi-bidas o que los jóvenes prefieran ser narcos que policías.

Deben cambiarse varias políticas. Para los adictos, tiene que haber una política de drogas enfocada en la sa-lud y no en considerarlos delincuen-tes. Tiene que haber una política de armas enfocada en la seguridad y su recolección. Y tiene que haber una mejor política para jóvenes, para que puedan ejercer su derecho a la ciuda-danía, a la educación, a la recreación y al trabajo

La participación genera legitimidad. Foto: ceibal.edu.uy Fe de errata

Por un error de edición, en nuestro número ante-rior, diálogo No. 12, EX-TRAORDINARIO, corres-pondiente al 1 de mayo de 2010, se publicó en forma incompleta el artículo “Mi Familia Progresa: más allá del debate político”. Dicho trabajo podrá ser leído en su totalidad ingresando a la siguiente dirección: http://www.flacso.edu.gt/dialogo

Este conversatorio tuvo lugar el miércoles 28 de marzo en el Auditórium “René Poitevin”, de esta Facultad, y fue realizado conjuntamente con savia y el Área de población, ambiente y desarrollo rural de flacso-Guatemala. Se contó con una am-plia participación de la sociedad civil, instituciones guberna-mentales y no gubernamentales y de organismos internacio-nales. Se rebasaron las expectativas de asistencia, al sumar alrededor de 80 el total de participantes. Los expertos invi-tados fueron: Carlos Berestain, Víctor Verrigno, Juan Carlos Carrera, Gerardo Paiz y Magalí Rey Rosa.

8 No. 13 /mayo 2010

Publicación mensual de flacso-Guatemala Director: Dr. Virgilio Álvarez Aragón/Coordinación y diagramación: Lic. Hugo de León P./corrección: Guisela Asencio

Tel. PBX (502) 24147444 Fax: (502) 24147440 Correo electrónico: [email protected] Página web: http://www.flacso.edu.gtLas ideas expresadas en esta publicación no son necesariamente

compartidas por FLACSO-Guatemala30 mil ejemplares

Con la conferencia “Por qué sí o por qué no una reforma fiscal en Guatemala”, dictada el 23 de abril, por el Dr. Ernesto Stein, asesor económico regional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se dio por clausurado el Diplomado en tributación directa, que con el patrocinio del Ministerio de Finanzas Públicas, el Apoyo a la Gestión Presupuestaria en Guatemala (AGEP) y la Unión Europea se impartió en esta Facultad de octubre de 2009 a abril del presente año. El diplomado fue concluido por 21 estudiantes –entre hombres y mu-jeres–, y contó con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) y FLACSO-Guatemala. En dicha actividad participaron además del Dr. Stein, la Inga, Vivian Mack Chang, Viceministra de Finanzas Públicas, el Sr. Pedro Enríquez, jefe de cooperación de la Unión Europea y el Dr. Virgilio Álvare, director de FLACSO-Guatemala.

Conferencia pública de clausura del Diplomado en tributación directa

Presentación del primer título de la Colección “Los otros militares”, publicada por Le Monde Diplomatique-Edición Cono Sur

El primer Perón, título uno de la Colección “Los otros militares”, fue presentado el 22 de abril, en el marco de la celebración del año del Bicentenario argentino. Participaron como comentaristas el Dr. Edmundo Urrutia, el Señor Embajador de Argentina, Lic. Ernesto López y el Dr. Héctor Rosada.