El Chico Nuevo

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  • El chico nuevo

    R. L. Stine

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    No escuches las historias que te cuenten sobre la calle del terror. No sera mejor que investigaras t

    mismo y vieras si esos oscuros misterios no aclarados son verdad?

    Sinopsis

    Cuando el guapo y misterioso Ross Gabriel lleg a Shadyside High, todas las chicas queran salir con l, incluso aquellas que ya tenan novio. Janie, Eve y Faith llegaron a hacer una apuesta: Quin de ellas conseguira la primera

    cita con el chico?

    Pero entonces comenzaron una serie de asesinatos y todo pareca indicar que disfrutar de una velada con Ross era igual que flirtear con una muerte violenta y prematura. El que les haba robado el corazn deseaba robarles

    tambin la vida? La cita de Janie con Ross se convertira en el soado encuentro o en la noche de su muerte?

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    1 Dos semanas antes del asesinato, Janie Simpson vio al chico nuevo por primera vez en Shadyside High.

    Era guapo. Tena ese andar suave, elegante y elstico que suele caracterizar al atleta natural. Era alto y esbelto. Su rostro delgado, coronado por unos cabellos rizados y castaos, exhiba una expresin solemne. Janie se pregunt entonces si alguna vez sonreira. Lo estudio con atencin y no pudo dejar de mirar sus ojos grandes, oscuros y brillantes.

    , pens. .

    Tuvo que parpadear para dejar de examinarle y not que se ruborizaba. < Vaya tontera! Y qu que tenga unos ojos preciosos?> pens Janie ocultando su rostro dentro de la taquilla gris mientras el chico pasaba a su lado. < Por qu me comporto de un modo tan melodramtico?> Dos de las animadoras del equipo de los Tigres pasaron junto a ella con sus uniformes granates y blancos cotas. Reconoci a Corky Corcoran y a su amiga Kimmy Bass.

    Iban riendo tontamente y dndose juguetones empujoncitos. Janie se volvi y alcanzo a ver al chico nuevo que desapareca tras la esquina del pasillo. Habra reparado en ella? No, no crea que lo hubiese hecho.

    -Janie, tienes que vivir la vida- se dijo murmurando en voz baja.

    El timbre que haba sobre la fija de taquillas son con fuerza, Janie se estremeci y dejo caer los libros dentro de su armario personal. El vestbulo del colegio estaba prcticamente vaco. La mayora de los chicos se encaminaban hacia sus casas o a las tareas que haban asignado para despus del horario de clases.

    Janie deseaba regresar a su casa a fin de prepararse para el examen trimestral de sociologa. Sin embargo, antes tena algo que hacer.

    Comenz a cerrar su taquilla y entonces, sbitamente, cambio de idea. La abri completamente y se observo con impaciencia en el pequea espejo que tena sujeto al interior de la portezuela. Alis sus lacios cabellos pelirrojos con rpidos movimientos de la mano. Llevaba el pelo largo y suelto. Se quit una mota de suciedad de su mejilla plida y suave. Un par de ojos azules le devolvieron la mirada y se ajusto la camisa azul que llevaba por encima de un top de color amarillo. Era de baja estatura y muy delgada. Normalmente llevaba muchas capas

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    de ropa, una encima de la otra, porque era el estilo que ms le gustaba. Sin embargo, sus mejores amigas, Faith y Eve, le hacan bromas continuamente hacer de esa aficin suya, acusndola de intentar parecer ms grande.

    -Los chicos no te prestan atencin porque no pueden verte- le deca Faith, tomndole el pelo.

    A Janie an le pareca or el tono jocoso de la voz de Faith.

    -Tienes una figura de una modelo y te viste como una vieja sin hogar-.

    Faith era naturalmente mente bella; tena el cabello rubio y delicioso aspecto fsico, tpico de las animadoras de los equipos deportivos de los institutos y universidades estadounidenses. Y, adems, nunca se cansaba de decirle como deba maquillar y vestirse para estar ms atractiva.

    Janie, sin embargo, jams usaba maquillaje. Y, por otra parte, no deseaba en absoluto parecerse a una versin desteida de Faith. Quera ser ella misma aunque el problema era que no saba exactamente quien era esa persona que deseaba ser

    - se preguntaba, echando un vistazo al vestbulo vacio. Cerr la taquilla de un golpe- . Tal vez estn esperndome en el despacho del seor Hernndez. Quizs hayan comenzado a contar el dinero sin esperar a que yo llegue.>

    Ella y sus dos amigas se haban hecho cargo del comit organizador del baile del colegio. Y ahora tenan que contar los ingresos y entregarle la recaudacin del seor Hernndez, el nuevo director.

    Haba mucho dinero que contar. El baile haba sido un verdadero xito. Un xito financiero, claro, y no xito personal, reflexiono Janie con cierta amargura. Eve y Faith, sus amigas mas intimas, haban acudido escoltadas cada una por chico. Faith apareci en el baile con Paul Gordon, como era lgico, ya que llevaban varias semanas saliendo juntos. Y Eve, por su parte, llego acompaada de su novio, Ian Smith.

    Janie avanzo por el pasillo, y suspiro profundamente cuando, al final del corredor, avisto la puerta del despacho del director. De las tres, ella era la nica que no tena novio. De todos modos haba ido al baile. Tena que hacerlo ya que era una de las encargadas de la organizacin. Bail con uno cuantos chicos pero no se lo pas nada bien. Observ a sus amigas, a Faith y a Eve, divirtindose con sus novios, tuvo que combatir heroicamente el agudo sentimiento de celos y soledad que la invadi.

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    Eso haba sucedido la noche del sbado y ahora era ya el lunes. , pens Janie. Fuera lo que fuese lo que aquella frase significara.

    Pas junto al cartel fijado en la pared y que rezaba: ; abri la puerta y entr en la oficina exterior de las dos que ocupaba la direccin del colegio.

    -Lo siento, se me ha hecho tarde, chicas-. Pero interrumpi sus disculpas cuando comprob que la oficina estaba vaca. Dnde estaban Eve y Faith? Avanz hacia el despacho interior. La puerta estaba ligeramente entreabierta y la luz encendida.

    -Hay alguien aqu?-. No hubo respuesta.

    .

    Janie echo un vistazo al gran reloj de pared. Eran casi las tres menos cuarto. Se llev las manos a la cabeza, se alis la larga melena pelirroja y a continuacin sacudi el pelo para darle volumen.

    De repente la puerta que daba al vestbulo se abri de golpe y Eve se precipito en el despacho. Era una guapa morena de aspecto llamativo. Sus cabellos largos y lustrosos brillaban bajo la luz del techo con un matiz negro azulado. Sus ojos aceitunados de excitacin.

    -Has odo las noticias?- le pregunt a Janie sin aliento. -Denna Martinson ha roto con Gary Brandt!-.

    -Ah, si?- exclam Janie, boquiabierta.- Pero si estuvieron juntos toda la noche durante el baile del sbado. -Dnde has odo ese rumor?-.

    -Acabo de hablar con Denna- dijo Eve, echndose la cabellera hacia detrs de los hombros, sobre su jersey color verde lima.-Esta muy decepcionada, pero no se encuentra demasiado mas. Dice que continan siendo amigos-. Janie asinti con expresin pensativa.

    -Cmo haces para enterarte de todo antes que el resto de nosotros?-.

    -Bueno, es muy fcil enterarse de las cosas antes que t- brome Eve.- T nunca sabes nada!-. Janie se oblig a dedicarle una media sonrisa muy poco sincera.

    -Bueno, podemos esperar a Faith- dijo, dirigindose hacia la mesa redonda que haba junto a la pared. Vamos a trabajar. Dnde est el dinero?-.

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    -Cmo?- exclamo Eve, abriendo mucho los grandes ojos oscuros con una expresin de autentica sorpresa.

    -El dinero- repiti Janie con impaciencia.- Dnde est?-

    -Crea que lo tenias t!- exclam Eve. A Janie se le oprimi la garganta y not un peso en el estomago.

    -Vamos, Eve- dijo procurando conservar la calma.-Se supona que tu te encargabas de recoger el dinero de la seora Fritz. El rostro de Eve perdi toda animacin y se expresin se hizo muy seria.

    -Faith fue a recoger el dinero en mi lugar esta misma maana- le explico a Janie.-Lo dejo en su taquilla. Sin embargo cuando fue a buscarlo despus de las clases y no lo encontr supuso que t lo habas cogido-.

    Janie lanz un grit sofocado.

    -Pero yo no lo cog!- grit conmocionada.-No lo hice!-.

    -Oh, no- gimi Eve, sacudiendo la cabeza.-Eso quiere decir quiere decir que alguien lo ha robado-

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    2 Janie sinti que el nudo que le oprima la garganta se haca ms apretado. Trag con dificultas tratando de dominar una sensacin de nusea.

    -Eve- solloz.-Nosotras nosotras somos las responsables. Se trata casi de mil dlares. Si-s-

    Le pareci que la habitacin daba vueltas a su alrededor. No poda pensar con claridad. Eve le tir la manga.

    -Venga, vmonos. Tenemos que encontrar a Faith cuando antes-.

    Las dos chicas corrieron hacia el vestbulo vaco. Los gritos de las animadoras les llegaban claramente desde el gimnasio. Un grupo de profesores se haba reunido, conversando y riendo, junto a una bombona de agua. Pero Janie no tena ganas de rer. Tena ganas de llorar. Si el dinero realmente haba sido robado Cmo haran para devolverlo? Y todava haba otra cuestin Las acusaran a ellas de haberlo robado? No, de ninguna manera. Aquello no poda suceder, se dijo Janie tratando de tranquilizarse.

    Encontraron a Faith junto a su taquilla. Estaba cepillndose los rubios cabellos.

    -Faith, el dinero!-chill en tono estridente y atemorizado.- Lo has encontrado? Lo tienes?-.

    -Por supuesto- repuso Faith despreocupadamente, sacando de su taquilla una cartera de lona verde.-Aqu esta- Se volvi hacia Eve y su expresin cambi por completo.- Oh, Eve, me prometiste que no le haras una broma tan estpida a Janie!- exclam. Eve lanz una carcajada, los ojos verdes muy brillantes.

    -Es una broma muy pesada!- grit Faith.- Habamos decidido no hacrsela-.

    -Yo La verdad es que bueno no pude resistirme- reconoci Eve sin dejar de rerse, aferrando los hombros de Janie y apoyndose en ellos.-Lo siento, de verdad que lo sinti, pero si hubieras visto la expresin de tu rostro Ha valido la pena solo por ver la cara que has puesto cuando has credo que haban robado el dinero- aadi Eve, que prorrumpi de nuevo en una interminable carcajada, abrazada a Janie y estremecindose de risa.

    Faith meci la cabeza en un gesto de desaprobacin aunque tambin ella comenz a rer de buena gana.

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    -Vaya amigas- refunfu Janie, apartndose de Eve con gesto brusco.-Sois dos personas horribles. No puedo creer que hayis sido tan malvadas-.

    -Solo ha sido una bruma- dijo Eve, secndose las lagrimas de risa.

    -Ja, ja- repuso Janie con amargura.

    -No debiste hacerlo- le dijo Faith a Eve, colocando su cepillo del cabello dentro de un pequeo compartimiento de su mochila.- Sabes muy bien que Janie se deprime por cualquier cosa-.

    -Lo siento, Janie- repiti Eve, procurando ponerse seria. Realmente lo siento.-

    -Por qu no vamos a contar el dinero de una vez? Propuso con impaciencia, cogiendo la bolsa de lona verde- Cuando antes le entreguemos esto al seor Hernndez mucho mejor para todos.

    Janie se encamin hacia el despacho del director mientas Faith y Eve le seguan a corta distancia. Nada mas doblar la esquina del pasillo vio otra vez al chico nuevo.

    Primero observ sus ojos oscuros y preocupados. Luego se fij en la expresin de angustia de su plido rostro. Lanz un grito sofocado cuando vio el brillante charco de sangre que haba en el suelo, a sus pies.

    -Por favor, ayudadme- suplic dirigindose a Janie.

    Entonces descubri la sangre que goteaba del brazo del muchacho.

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    3 Lanzando un grito de alarma, Janie corri hacia l, seguida de cerca por sus dos amigas. El chico jadeaba y era evidente que senta un dolor intenso. La sangre iba empapando la manga de su camisa blanca.

    -Qu ha ocurrido?- grit Eve.

    -No-no es tan grave como parece- dijo el chico, sosteniendo alzada la manga.-De verdad que no es tan grave-.

    -Pero toda esa sangre- comenz a decir Faith.

    Janie retrocedi, abrazada con fuerza a la bolsa del dinero que sostena junto al pecho, como si fuese un escudo.

    -Si pudieras ayudarme a encontrar el consultorio de la enfermera-dijo el chico-Soy nuevo aqu y no s donde est la enfermera-.

    -Yo te llevar- dijo Faith, cogindole por el brazo sano.

    -Yo tambin voy- aadi Eve con rapidez.-El consultorio est por all, subiendo esas escaleras. Normalmente la enfermera se queda hasta ms tarde. Qu ha sucedido?-.

    -Solo ha sido un tonto accidente- dijo el sacudiendo la cabeza mientras unos mechones castaos le caan sobre la frente. Mir un instante a Janie:-Estaba tratando de ayudar a una chica. Fuera de la escuela. Su bicicleta se haba atascado en la cerca que hay detrs del aparcamiento-. Hizo una mueca de dolor. Janie ech un vistazo al charco de sangre que se formaba en el suelo.

    -Cuando consegu liberar la bici- prosigui el chico-, al tirar de ella el alambre de la cerca me hizo un corte en el brazo Zas!-.

    -Vamos a ver si la enfermera todava est en el consultorio- le apremi Faith, sostenindole el brazo al chico. -Cmo te llamas?-

    -Ross Gabriel- repuso l. Faith y Eve le condujeron hacia las escaleras.

    -Yo creo que ser mejor que lleve el dinero a la oficina del director- grit Janie a sus espaldas. Pero sus amigas estaban hablando animadamente con Ross y no le contestaron.

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    -Reuniros conmigo all, de acuerdo?- les grit Janie. El grupo despacio tras la esquina del pasillo. Evitando pisar el charco de sangre y llevando la bolsa de lona verde debajo del brazo, Janie se dirigi muy abatida hacia el despacho del director.

    -No es justo- murmur para s misma, en voz muy baja. Yo lo vi primero-.

    En el despacho exterior de la direccin, Janie haba echando el dinero sobre la mesa redonda y empezaba a clasificar los billetes cuando Faith y Eve regresaron.

    -Habis encontrado a la enfermera?- le pregunt, observndolas por encima del montn de dinero. Faith asinti con una gran sonrisa dibujada en el rostro.

    -S, le hemos salvado la vida a Ross. Ahora nos debe mucho.-

    -Es realmente encantador- asinti Faith, sentndose a la mesa.- Crees que se re alguna vez?-.

    -Y a quien le importa eso?- repuso Eve, recogiendo un fajo de billetes y comenzando a contarlos rpidamente entre los dedos.-Es fantstico. De dnde habr venido?-. Faith se encogi de hombros.

    -Me gustan sus ojos. Cuando te miran parecen capaces de atravesarte. Estuvo mirndome como si-

    -Od Fui yo quien lo vio primero!- estall Janie, sorprendida por el tono clrico de su propia voz. Asombrada, Faith abri los ojos como platos.

    -Dinos Janie Te gusta l? No le has dirigido la palabra una sola vez-

    -Por qu no has ido con nostras a la enfermera?- quiso saber Eve, sentndose a su vez a la mesa.

    -No-no lo s- tartamudeo Janie notando que le suban los colores a la cara.

    -Anda, si te has ruborizado!- se burl Eve, sealando a su amiga.

    -Oye, Janie, tienes que dejar de una vez por todas de mostrarte tan tmida con los chicos- la aconsejo Faith con aire distrado mientras iniciaba la cuenta de un fajo de billetes de cinco dlares.- Sabes? Los chicos pueden adivinar que a ti te gustan-.

    -Presta atencin a la mujer de experiencia- coment Eve, poniendo los ojos en blanco. Faith se ech hacia atrs los rubios cabellos.

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    -Lo que yo hara sera ir directamente al encuentro de Ross y decirle Vamos a tomar un refresco despus de clase o tal vez le pidiera que me acompaara al cine el sbado por la noche-. Eve dejo caer los billetes que estaba contando.

    -Ah, s? Eso es lo que le diras a Ross? No te ests olvidando de Paul?-. Por toda respuesta Faith le dedic una mueca sardnica.

    -Paul es un pelmazo. Realmente no me explico que es lo que ves en l- dijo Eve, esquivando la mirada de Faith.

    -Supongo que no tienes en cuenta el hecho de que es alto, guapo, muy listo, que conduce el coche ms guay de Shadyside y, naturalmente, que el ao pasado jug todos los partidos de la Liga, no es verdad?- replic Faith a la defensiva.

    Janie podra haber suscrito aquel listado de virtudes. Deba confesar que senta hacia Paul una atraccin muy fuerte y... secreta.

    -Admtelo, Faith, el mayor admirador de Paul es el propio Paul- dijo Eve, evitando todava mirar de frente a su amiga. Es tan credo que, francamente, me enferma ver el modo en que vas tras l como una tonta muerta de amor-. Faith lanz un chillido furioso. Luego inspir profundamente.

    -No pienso enfadarme contigo, Eve- dijo con serenidad.-Me das pena-.

    -Yo, yo te doy lastima?- repuso Eve irritada, alzando la voz.

    -Sencillamente estas celosa de la relacin que mantenemos Paul y yo- dijo Faith a su amiga con tono acusador.- T eres la tonta de amor. Te observe atentamente la otra noche, el sbado, durante el baile, y bailabas tan apretada a Ian que pens que necesitaramos una palanca para despegarte de l-.

    Eve se quedo boquiabierta. Janie se ri con ganas.

    -Es algo estupendo que seamos amigas ntimas- dijo Janie-, ya que de otro modo la gente podra pensar que nos odiamos de todo corazn-.

    -Ian no es un pelmazo como Paul- declar Eve casi sin aliento, ignorando el intento de Janie por calmar los nimos.-Siento un gran respeto por Ian. Sabas que tiene dos trabajos cuando sale del instituto, y que lo hace para ahorrar dinero y poder ir a la universidad? Mientras que Paul todo cuanto tiene que hacer es arrojar la pelota y ah estn los descubridores de talentos deportivos acampados en el jardn delantero de su casa y dispuestos a ofrecerle todas las becas del mundo. No es justo-.

    -Los padres de Ian no pueden ayudarle?- pregunt Janie.

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    -Podran hacerlo si quisieran, pero el padre de Ian es un cretino- le repuso Eve amargamente- Cree que si Ian se mata trabajando para obtener el dinero suficiente para ir a la universidad eso le templar el carcter.- Eve hizo una pausa, y despus de suspirar, continuo-: Tal vez sea as, tal vez se haga ms hombre si consigue salir vivo de la experiencia. Sin embargo, ya no puedo verlo ms que unos instantes entre una clase, y otra o durante la hora del almuerzo-.

    Janie mir nerviosa el gran reloj de pared.

    -Ser mejor que terminemos con tanta chchara y nos dediquemos al trabajo. Le promet a Hernndez que habramos contado el dinero y apilado y atado los fajos de billetes para cuando l llegara a su despacho-.

    Eve seal con el pulgar hacia la puerta de la oficina interior haciendo un gesto elocuente.

    -Quieres decir que Hernndez no est all?-

    -Todava no.-

    -En ese caso reljate- repuso Eve, pasando las manos por encima de la mesa cubierta de dinero.- No saba que se trataba de una tan grande. Cunto creis que hay?-.

    -Bueno, si tenemos en cuanta la suma destinada a los impuestos- comenz a decir Janie mientras realizaba unos rpidos clculos mentales-, debe haber al menos unos mil doscientos dlares. Tal vez al ms-.

    -Mil doscientos dlares!- exclam Eve con los ojos desorbitados.

    Janie observ a su amiga. Saba que los padres de Eve se encontraban sin trabajo, aunque incluso en la poca en que trabajaban lo Mellers no conseguan reunir dinero suficiente. El agujero que decoraba la rodilla del tejano de Eve no era un rasgo clsico de la moda imperante de los jvenes. Faith entrecerr los ojos con una expresin seria.

    -Eh, chicas, vamos a dividir el dinero y huyamos con l- dijo en un murmullo.

    Janie dirigi a Faith una mirada suspicaz. Las mejillas rosadas y llenas de su amiga se tieron de rojo. Acaso estaba hablando en serio? No. Janie saba que los padres de Faith estaban forrados, tanto, que consenta demasiado a su hija. Faith tena cuando deseaba.

    Excepto en lo que concerna a Ross, pens Janie, mientras comenzaba a reunir en fajos los billetes de cinco dlares. En ese momento se abri la puerta del vestbulo.

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    Janie levant la vista esperando encontrarse con el seor Hernndez, pero no se trataba del director.

    Ian y Paul entraron en la estancia. Sus ojos cayeron de inmediato sobre la mesa cubierta de billetes.

    -Dinero!- grit Ian, frotndose las manos con avidez y haciendo chasquear los labios.

    -Uau, somos ricos!- exclam Paul que dejo caer su bolsa de baloncesto al suelo, cogi un puado de billetes y comenz a llenarse los bolsillos.-Mi coche necesita una transmisin nueva. Creo que esto es suficiente-.

    -Ni hablar! Es mo!- grit Eve que cogi a Ian, le introdujo la mano debajo de la camiseta y comenz a recuperar los billetes-. Riendo con fuerza, Ian trato de quitrsela de encima.

    -Eh, vamos, corta el rollo, chica! Me haces cosquillas!-. Faith y Janie persiguieron a Paul alrededor de la mesa.

    -Devulvemelos el dinero, Paul! Vamos, danos el dinero!-. Cuando ya lo tenan acorralado contra la Paul divis el fajo de billetes que Janie acababa de contar y atar en un paquete. Janie se lanz sobre l. Pero Paul fue ms rpido que ella y cogi el dinero de la mesa.

    -Ian!- grit alegremente.- Ya tengo el tesoro-. Todava rindose de buena gana, Ian consigui deshacerse de Eve, y corri a travs de la oficina en direccin a la puerta del despacho del seor Hernndez.

    Paul logr esquivar las manos de Faith y alz en alto el fajo de billetes, como si se tratara de un baln. Lo movi de un lado al otro, como i se hallara en un campo de juego, antes de arrojarlo a su amigo. Entonces, inesperadamente, se abri la puerta del despacho interior.

    Ian salto para coger el fajo, pero el lanzamiento haba sido demasiado alto y no pudo atraparlo.

    El seor Hernndez asom la cabeza calva a travs de la puerta y el fajo de billetes le golpe con fuerza justo en mitad de la frente.

    Toc!

    Janie emiti una exclamacin ahogada. Los dems quedaron paralizados.

    El rostro de seos Hernndez se puso como un tomate mientras llevaba la mano a la frente.

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    Con los ojos empequeecidos de furia, mir uno a uno a los jvenes, que seguan petrificados.

    -Estis todos suspendidos por lo que resta del ao escolar- dijo lacnicamente.

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    A Janie se le oprimi la garganta, y not como le lata el pulso en las sienes. Pens inmediatamente en sus padres y en lo terriblemente decepcionados que se sentiran.

    Dijo la mirada en Ian. Pobre Ian. Haba trabajado tan duro por las tardes al salir de instituto, en dos sitios diferentes, para ganar el dinero suficiente para salir a Yale el prximo otoo. Y ahora todos sus planes se haban ido al granete.

    No es justo! Las palabras se formaron en su mente, pero no fue capaz de pronunciarlas.

    Fue entonces cuando se dio cuenta de que el seor Hernndez estaba sonriendo muy divertido.

    -Os he dado un susto de muerte, no es as?- dijo el director, que se ech a rer con unas carcajadas que le sacudan el abultado vientre. Janie y sus amigos eran incapaces de reaccionar.

    -Est bien, de acuerdo, la gente dice que tengo un sentido del humor malsano- dijo el seor Hernndez. Lo siento. Pero los directores tienen que divertirse alguna vez no?-.

    -Ja, ja, s seor, ha sido una broma estupenda- dijo Paul, que fue el primero en romper el silencio-. Los dems le corearon con unas risas poco entusiastas. Janie pens con melancola que aquel era el da de las bromas desagradables. Por alguna razn la imagen de Ross pas como un relmpago por su pensamiento. Se pregunt si se encontrara bien y si todava se hallara en el edificio.

    -No puedo suspenderos, muchachos- dijo el director, mirando a Janie.-Vosotras tres, chicas, habis organizado el baile de mayor xito en toda la historia de Shadyside High.

    -Eso es fantstico!- grit Eve.

    -Uau, si somos un xito!- exclamo Faith chocando su mano contra la de Janie. La expresin del seor Hernndez se ensombreci cuando se volvi hacia Ian y Paul.

    -Qu ests haciendo aqu?- pregunt.

    -Oh, s pues yo iba de camino a mi entrenamiento de baloncesto- dijo Paul, rascndose los espesos rizos rubios mientras sus mejillas se tean de rubor.

    -Y por razn no ests ahora all, entrenndote?- quiso saber el seor Hernndez.

    -La seora Fritz me pidi que entregara esto a una de las chicas- dijo Paul, introduciendo la mano en uno de sus bolsillos. Unos cuantos billetes cayeron al

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    suelo. Paul dio la vuelta hacia los bolsillos de su sudadera y ms billetes revolotearon hacia el suelo para reunirse con los anteriores.

    -Bueno donde esta lo que -murmur Paul hasta que, por fin encontr lo que buscaba, una pquela llave plateada. Entre la llave a Eve.

    Janie la reconoci de inmediato. Era la llave de archivador donde el comit de baile guardaba sus ingresos y otros materiales. El seor Hernndez mir fijamente a Ian.

    -Qu explicacin me das, muchacho?-

    -Bueno pens que tal vez yo podra echarles una mano- repuso Ian, tirando se su camiseta y dejando caer unos cuantos billetes ms.

    -Quizs fueras de mayor utilidad si te marcharas de aqu, no crees?- pregunt el seor Hernndez secamente.

    -Hasta luego- dijo Ian, haciendo un rpido gesto de despedida a sus amigos. Luego se volvi hacia Eve y aadi-: Yo bueno ya sabes estar esperndote-

    Ian desapareci por la puerta y Paul le sigui un instante mas tarde.

    -Siento mucho lo sucedido, seor Hernndez- dijo Eve tmidamente-. Se supona que Ian y yo bamos a dar un paseo por las galeras comerciales de Division Street en cuanto acabara de contar el dinero. Pero entonces apareci Paul y-

    -Fue fue culpa ma, seor Hernndez- la interrumpi Faith.-Olvide la llave cuando recog los ingresos de la seora Fritz-

    El director bajo la mirada hasta posarla en los billetes dispersos en el suelo de la habitacin.

    -Imagino que aun no habis finalizado vuestra labor.- Las chicas negaron con la cabeza.

    -Muy bien, daos prosa y as todos podremos marcharnos de aqu- dijo el director con un suspiro. Se dio la vuelta y estaba a punto de desaparecer en el interior de su despacho cuando volvi a asomar la cabeza.

    -Una cosa ms chicas, todo cuanto encuentre en el suelo me los quedar para mi lo habis comprendido?-

    Diez minutos ms tarde Janie y sus amigas haban finalizado la tarea. Los billetes contados y perfectamente distribuidos en fajos sobre la mesa. Las monedas, empaquetadas en rollos, se hallaban junto a los billetes.

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    -Y la suma total es de mil doscientos cuarenta y un dlares y sesenta y cinco centavos- anunci Janie, anotando la cifra en una hoja de papel.-No puedo creer lo que hemos conseguido. Supongo que se debe al hecho de haber contratado una banda en vivo, ya sabis, es mucho mejor que un disc-jockey y montones de discos.

    -Ese dinero servira para pagar un montn de facturas que tenernos en casa- dijo Eve en un suspiro.

    -Tambin alcanzara para corrernos una buena juerga e irnos de comprar a Dalbys- exclam Faith con los ojos azules brillantes de alegra.

    -Ni tocarlo!- la ri Janie en broma apartndole las manos. Luego meti los billetes y las monedas dentro de la bolsa de lona verde y aadi la hoja de papel en la que haba anotado el total recaudado. Eve abri un cajn del archivador y coloc all la bolsa de lona. Janie llam suavemente a la puerta del despacho del seor Hernandez.

    -Adelante-. Las tres amigas entraron en la oficina del director. Este se hallaba sentado tras su escritorio, hablando por telfono, y tena una expresin muy compungida. Levanto los ojos al cielo en un gesto de impotencia e indic a las chicas que tomaran asiento.

    -Seor Jefferson seor Jefferson, si tuviera la amabilidad de escucharme unos segundos- dijo hablando al auricular. Eve se inclin sobre Janie y le murmur al odo:

    -Tengo la impresin de que Ian todava esta esperndome en el vestbulos. Sera mejor que vaya a decirle que no me espere. No me gustara que llegara tarde al trabajo- Janie asinti.

    Eve se puso de pie y sali de la habitacin silenciosamente, para regresar al cabo de unos minutos. El director continuaba hablando por telfono, rogando al seor Jefferson que le diera la oportunidad de explicarse. Faith echo una mirada a su reloj, luego se inclin hacia Janie y dijo:

    -Ser mejor que llame a casa y les diga que llegar tarde-. Janie asinti y Faith sali del despacho.

    Janie mir a su alrededor en busca de algo interesante que le sirviera de distraccin para que el tiempo pasara con mayor rapidez. Su mirada se pos sobre una fotografa en la que se vean tres chicos con atuendo de futbol, completamente cubiertos de lodo y abrazados uno a otros por los hombros. Sus amplias sonrisas evidenciaban que acababan de ganar un partido muy importante. Janie descubri con asombro que el chico que estaba en medio no era otro que el seor Hernndez.

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    Pens entonces que haba sido un chico muy guapo, hacia ya muchos aos, cuando todava conservaba el cabello. Faith regres y se sent junto a ella.

    Janie ech un vistazo y not con sorpresa que Faith haba estado afuera por espacio de cinco minutos. Por fin el seos Hernndez colg el auricular con una expresin de abatimiento. Mientras se volva hacia las tres amigas se rasc reflexivamente la calva-

    -Y bien? Cunto hemos recaudado?-

    -Mil doscientos- comenz a responder Janie, tratando de recordar la cifra exacta. Se volvi entonces hacia Eve y Faith y les pregunt-: Cunto hemos obtenido?-.

    -T lo acabas de anotar- le record Faith.

    -Lo siento, seor Hernndez- dijo Janie, saltando de la silla-. He escrito la cifra en la hoja de papel pero la he dejado dentro de la bolsa junto con todo el dinero. Enseguida vuelvo-.

    Janie sali rpidamente del despacho del director y cerr la puerta a sus espaldas. Le sorprendi encontrar a Paul n la oficina contigua. EL chico le dedic una sonrisa algo cohibida y le ense sus botas de baloncesto.

    -Las haba olvidado. No puedo entrenar sin ellas- se justific. Embuti las deportivas dentro de su bolsa de gimnasia y se colg esta al hombro.

    -Dile a Faith que la llamar ms tarde- dijo, encaminndose hacia la puerta. Janie abri el archivador en busca de la bolsa de lona y descubri que estaba vaco.

    -En fin- murmur en voz alta-, supongo que me he equivocado de cajn-. Abri el segundo cajn. Estaba lleno de papeles, documentos e informes. Janie volvi a abrir el primer cajn, el que desde un principio haba sido el correcto, y se qued petrificada, mirando hacia el interior sin poder creerlo.

    Estaba vaco. Completamente vaco.

    Se le hel la sangre en las venas y empezaron a temblarle las rodillas.

    -Seor Hernndez-. Consigui murmurar roncamente. Inspir profundamente y volvi a intentarlo-: Seor Hernndez!- grit entonces con voz estridente y temerosa-. Por favor, venga enseguida! No est! El dinero no est!

    Esta vez, el dinero realmente haba desaparecido.

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    5 Aquella noche, recluida en su habitacin, Janie miraba sin ver el manual de ciencias sociales hasta el texto no fue ms que una mancha blanca y borrosa.

    -No puedo estudiar- pens sintindose desdichada-. No consigo concentrarme. Mi mente vuelve una y otra vez a lo que sucedi esta tarde. No puedo dejar de pensar en el dinero robado.

    Con un triste suspiro cerr el libro y se puso en pie de un salto. Recogi la chaqueta del suelo, donde la haba arrojado nada mas al entrar en su cuarto, sali de la habitacin y bajo las escaleras a toda prisa.

    -Voy a salir!- grit a sus padres. Franque a la carrera la puerta de calle antes de que pudieran preguntarle a donde iba y por que sala esa noche si al da siguiente tena que ir a clase. Condujo hasta llegar a la casa de Faith, en North Hills. Faith la recibi en la puerta. Vesta unos tejanos gastados y un jersey de una talla demasiado grande para ella. Llevaba el cabello rubio despeinado y su rostro mostraba una expresin de sorpresa.

    -Janie Qu sucede?-

    -Tena que hablar con alguien- explico ella, siguiendo a su amia a travs del brillante suelo del inmenso saln adornado con costosas antigedades, hasta llegar al estudio. Paul estaba de pie delante del fuego que arda en la chimenea, acomodando los leos con un atizador de bronce. Cuando Janie entro en el cuarto tambin l la mir sorprendido. El fuego de la chimenea hacia refulgir sus mejillas redondas y sus rubios cabellos rizados.

    -Ah, hola. No saba que estabas aqu- dijo Janie sintindose incomoda. Paul tampoco pareca sentirse confortable, cosa que en el era poco corriente.

    -Faith y yo estbamos hablando del instituto- dijo echando una mirada a Faith. Se sentaron en el amplio sof que estaba dispuesto frente a la chimenea, mientras las llamas danzaban y crepitaban proporcionando al estudio un ambiente y un aroma muy agradables.

    -No puedo dejar de pensar en lo que ha ocurrido esta tarde en el dinero robado- dijo Janie, uniendo ambas manos en el regazo.

    -Al menos Hernndez no sospech de nosotras- repuso Faith, dirigiendo una mirada nerviosa.-Quiero decir es obvio, no?-

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    -Pero Quin mas poda saber que la bolsa de lona estaba en ese cajn archivado?- pregunt Janie-. Me lo he estado preguntando una y otra vez-

    -Es posible que Hernndez sospeche de Ian y de mi- le dijo Paul, y enseguida lanz una risilla nerviosa y aguda-.Quiero decir que Ian fuera, en el vestbulo, esperando a Eve. Y yo estaba en el despacho exterior, ya sabes, buscando mis zapatillas de baloncesto-.

    -No s lo que Hernndez piensa- dijo Janie, mordindome el labio inferior-. Yo misma no s qu pensar acerca de todo este asunto. Estoy hecha un lo-. Repentinamente Janie deseo no haber acudido a casa de Faith. Pens que ella y Paul se comportaban de un modo extrao, lanzndose nerviosas miradas todo el tiempo. Parecan muy incmodos.

    -Pues yo sigo sintindome culpable- admiti Janie, clavando la mirada en las llamas- S que es tonto, pero me siento culpable. Sabes a que me recuerda eso, Faith?-. Faith la mir frunciendo el entrecejo mientras las llamas arrojaban sombras sobre su rostro.

    -Qu?- pregunt.

    -Me recuerda aquella vez que t, Eve y yo nos colamos dentro de aquella vieja casa abandonada en la calle del Terror. Lo recuerdas?-

    -S. Se supona que estaba encantada-. Replic Faith, acariciando con la mano la suave textura del cuero que cubra el brazo del sof.

    -Lo recuerdas? La polica lleg antes de que hubiramos subido la mitad de aquellas viejas y crujientes escaleras- prosigui Janie-. Estbamos tan sorprendidas y atemorizadas! Recuerdo que incluso me alegr un poco de que nos cogieran. Quiero decir que si efectivamente haba fantasmas en aquella vieja casa no tena ganas de toparme con ellos-. Faith y Paul dejaron escapar unas risillas algo forzadas.

    -T nos desafiaste a que entrramos all- record Janie-. Eve y yo no queramos hacerlo pero t nos retaste, Faith. Y supongo que estbamos un poco cohibidas y tuvimos que aceptar el desafo-.

    -Nos metimos en un lo muy gordo- dijo Faith, echndose el cabello detrs de los hombros.

    -Estuve castigada todo un mes- prosigui Janie-. La polica nos hizo sentir como verdaderas criminales-Lanz un suspiro y luego dijo-: As es precisamente como me siento ahora. El mismo sentimientos de culpa... aunque s que ninguno de nosotros ha hecho nada malo-. Se produjo un silencio incomodo, mientras los tres

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    mirbamos fijamente el fuego que arda en la chimenea. Un estallido repentino de los leos al arder les hizo dar un brinco. Paul se ri divertido.

    -Cambiemos de tema- le propuso Faith, ponindose en pie para agregar leo al fuego-. Paul dice que sabe quin es Ross. Me refiero a ese chico nuevo al que socorrimos esta tarde-.

    -Lo conoces?- pregunt Janie a Paul con demasiado afn.

    -Bueno, en realidad no lo conozco y ni siquiera saba su nombre- repuso Paul-. Esta en mi clase de clculo. Pero lo recuerdo bien del ltimo otoo cuando jugamos en New Brighton. El primer partido de futbol de la temporada-.

    -Es de New Brighton?- pregunt Janie-. Me pregunto por qu razn se habr cambiado de colegio en medio del curso-. Paul se encogi de hombros.

    -Era el running back. Y nos liquid. Fue durante aquella noche tan lluviosa, os acordis? El campo estaba blando y mojado, como una porqueriza-.

    -Una descripcin muy colorida- le interrumpi Faith con sarcasmo.

    -Bueno, pues ese chico, Ross, corri casi setenta metros sobre el barro y consigui un ensayo- prosigui Paul, ignorando el comentario de Faith-. Uno de los nuestros cayo al suelo y Ross prosigui la carrera. Convirti el nico tanto del partido-. Hizo una mueca de disgusto y sus ojos azules brillaron ardientes a la luz de las llamas.- S, un gran hroe-.

    -Yo creo que es simptico- dijo Faith, removiendo el fuego.

    -Es un cretino- dijo Paul con tono brusco.

    -Solo porque marco un ensayo contra los Tigres?-pregunt Janie.

    -no, por su actitud n general- repuso Paul-. Despus de conseguir el ensayo corri hasta nuestro banquillo dando saltos y agitando el puo en alto. Adems, tiene esa misma actitud en clases de mates. Como si lo supiera todo. Como si fuera mas listo que el resto de nosotros. Es un verdadero cretino-.

    -Tal vez solo sea un poco tmido- aventur Janie.

    -Tal vez solo sea un cretino- insisti Paul.

    -Yo sigo pensando que es muy simptico- dijo Faith sonriendo. Paul le dedic una mueca de desagrado.

    -T no tienes gusto- Y todos se echaron a rer.

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    Paul se march poco despus de las diez. Janie saba que tambin ella debera regresar a su casa, pero algo la retuvo. Quera hablar con Faith acerca del robo del dinero y comprobar si su amiga tena alguna teora. Quera preguntarle por qu razn ella y Paul se haban comportado de un modo tan extrao, tan tenso, durante toda la noche. Sin embargo, no estaba muy segura de atreverse a hacerlo. Faith echo leo al fuego bostezando ostensiblemente.

    -El fuego siempre me da sueo- dijo, dejndose caer sobre el sof-. Y bien Le pedir a Ross que salga contigo o deber hacerlo yo?- pregunt mientras sus ojos brillaban divertidos.

    -Cmo? Pedirle que salga conmigo?- repiti Janie a quien la pregunta haba cogido desprevenida-. Pero bueno Cmo vas a pedirle que salga contigo, Faith? T y Paul-

    -Paul no tiene porque enterarse- declar Faith sonriendo.

    -Bueno, tal vez- comenz a decir Janie, sintiendo que se ruborizaba.

    -S que te gusta- afirm Faith para pincharla-. Eh, se me acaba de ocurrir algo divertido! Qu te parece si hacemos una pequea apuesta? Ya sabes quien de las dos consigue salir primero con Ross-.

    -Una apuesta? Quieres decir apostar dinero?- Faith se ech a rer.

    -Bueno, que sea por dinero. Digamos diez dlares. No ser ms que una pequea competicin. La primera que consiga salir con Ross se lleva el dinero-. Antes de que Janie pudiera responder, el telfono inalmbrico que haba detrs del sofa comenz a sonar. Faith lo cogi enseguida.

    -Ah, s, hola Eve Quieres participar en nuestra apuesta?- Janie escuch pacientemente mientras Faith le explicaba a Eve los detalles de la apuesta.

    -Ian se pasa todo el tiempo trabajando, Eve. Jams se enterar- le asegur Faith- S claro que s, Janie tambin participa en la competicin- Discutieron el asunto un poco ms y luego Faith se volvi hacia Janie.

    -Eve tambin participa. Nos vemos maana; Eve- se despidi de su amiga y cort la comunicacin-. Una cita con Ross y la ganadora se lleve veinte dlares. Qu me dices?-. Janie lanzo un profundo suspiro. Saba que era demasiado tmida como para pedirle a Ross que saliera con ella. A Faith en cambio, no le costara nada acercarse directamente a l e invitarlo a ir al cine o a cualquier otra cosa. Tampoco Eve se cortara el pelo-.

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    -Yo s quien pierda la apuesta- dijo Janie suavemente-. Pero est bien, acepto el desafo.

    Al poco rato Janie recogi su chaqueta y Faith la acompa hasta la puerta de su casa.

    -Te ver por la maana- dijo Janie, y a continuacin las palabras brotaron por si solas de su boca-: Por qu t y Paul os habis comportado de un modo tan extrao esta noche?-

    -Qu dices?- reaccion Faith sorprendida.

    -S, habis actuado como si estuvieras no s nerviosos- dijo Janie-. Tenis algn problema? Os suceda algo especial?- Faith dudo un instante antes de responder.

    -Bueno, algo por el estilo, s- repuso de mala gana, clavando sus ojos azules en los de Janie.

    -Yo, bueno- dijo Janie, sintindose muy embarazosa ante aquella situacin-. Qu clase de problema?- pregunt, bajando la mirada. Faith vacilo de nuevo.

    -Bueno, Janie, vers es solo que Paul y yo sabemos que fuiste t quien rob el dinero del baile del colegio.-

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    6 -Qu?- exclam Janie, boquiabierta.

    Los ojos de Faith brillaron acusadores sin apartarse de los de su amiga.

    -T- t crees que yo- tartamude Janie, incapaz de creer lo que acababa de ori. Faith rompi a rer.

    -Ha sido una broma!- le dijo. Que lastima, no he conseguido evitar rerme-. Janie lanz una exclamacin de furia.

    -Faith, no es momento de bromas y no eres nada graciosa!- grit colrica-. Es que no puedes tomar nada en serio?- La sonrisa de Faith se borr de sus labios.

    -S que puedo. Voy a tomarme en serio nuestra apuesta acerca de Ross. Puedes estar segura de ello- dijo con firmeza.

    Al da siguiente, por la tarde, cuando comenz la clase de qumica, Janie abri su libro de apuntes de laboratorio y comenz a disponer sus tubos de ensayo. Sin embargo, su mente no estaba concentrada en los experimentos de qumica sino en Ross Gabriel.

    Haba estado pensando en Ross durante todo el da, preguntndose una y otra vez por qu haba sido tan tonta como para apostar contra Faith y Eve. pens Janie sintindose fatal.

    -Janie- llam la voz de seos Mancuso apartndola de sus cavilaciones. Cuando levanto la vista le aprecio estar sufriendo una alucinacin.

    Junto al seor Mancuso se hallaba Ross Gabriel, con los mechones castaos cayndole rebeldes sobre la frente y los ojos oscuros fijos en los de ella.

    -Serias tan amable de trabajar junto a Ross hasta que Pam se haya repuesto?- le pregunt el profesor de qumica. La compaera habitual de la clase de qumica, Pam Dalby, se encontraba ausente, enferma de gripe. El seor Mancuso se encamin al frente de la clase para hacer la demostracin de un nuevo experimento.

    -hola otra vez- dijo Ross, dejndose caer displicentemente en el alto del taburete que haba junto a ella-. Tu eres Janie, no?-.

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    Ella sinti que su corazn lat con tanta fuerza que se pregunt si Ross lo oira.

    -S, hola- se las compuso para responder-. Cmo est tu brazo?-

    -Estupendamente. Este experimento nos convertir en unos verdaderos ases, ya lo vers. Lo conozco muy bien, ya que lo he hecho antes, en mi antigua escuela, creo que en el sptimo curso. Es muy fcil, un juego de nios.-

    -S, ya lo s- asinti Janie con rapidez. En realidad opinaba que aquel experimento era especialmente difcil, pero jams lo admitira delante de Ross.

    -Ten cuidado con eso, es amoniaco- advirti a Ross, sealando un tubo de ensayo-. Una vez ol por equivocacin un tubo de amoniaco y la nariz me ardi por una semana-. Ella esperaba que ese comentario le hiciera rer, pero el chico continuo muy serio.

    -S. Debes tener mucho cuidado-. Dijo Ross, examinado los tubos de ensayo-. Claro que yo bebo esa cosa cada da durante el desayuno-. Janie se ech a rer. Los ojos oscuros de Ross brillaron con intensidad, pero no sonri.

    -Creo que deberamos comenzar- sugiri Janie, volvindose hacia los tubos de ensayo-. Esto es oxido de magnesio?-.

    -Lo que sea- le repuso Ross, pero su atencin estaba concentrada en la parte delantera de la clase, donde el seor Mancuso estaba inclinado sobre una de las mesas, ayudando a un grupo que iba a iniciar su experimento. Ross se volvi hacia Janie y puso su mano sobre las suyas, impidiendo que cogiera un tubo de ensayo.

    -Quieres ver algo malo de verdad?- murmur l acercndole mucho los labios al odo, tanto que Janie sinti en la cara el calor de su aliento.

    La muchacha se estremeci.

    -Algo malo?-

    Ross llev un dedo a los labios de ella indicndole que guardara silencio. Luego levant la mirada para comprobar que el profesor les daba la espalda y entonces con gran rapidez verti un lquido verde sobre otro transparente.

    -Mira- indic a Janie. Los lquidos se mezclaron y un vapor blancuzco comenz a surgir del mejunje verdoso.

    -Qu es eso?- pregunt Janie en un murmullo.

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    -Es una bomba ftida- replic Ross, mirando atentamente el tubo de ensayo. El liquido verde alcanz la boca de tubo y el vapor hmedo sali del recipiente.-Huele-.

    Janie oli de mala gana e hizo una mueca de asco.

    -Ajjjj!- El olor a acre comenz a flotar en el aula. Los hicos empezaron a gemir y a quejarse. Unas cuantas cabezas se volvieron interrogantes hacia Janie y Ross.

    -Oh! Qu es esa peste?- exclam alguien.

    -Ricky, Has sido t?- pregunt un chico, dirigindose a Ricky Schorr, el tpico payaso de la clase al que siempre culpaban de todas las fechoras que se cometan.

    -No, de ninguna manera!- se defendi, enfadado. Los chicos tosan y les acometan arcadas. Janie se desliz fuera del banco y se apart de la mesa; los ojos le lagrimeaban a causa del picor. Finalmente el seor Mancuso se dio cuenta de que algo raro estaba sucediendo, de modo que alz la cabeza y olfateo el aire.

    -Oh!- exclam con expresin de asco.

    -Seor Mancuso, es aqu.- Creo que Janie y yo hemos hecho algo mal-.

    -Yo? Pero si yo no- comenz a defenderse Janie. El seor Mancuso se apresur a llegar hasta la mesa de Janie.

    -Janie y yo seguramente hemos cometido alguna equivocacin, al menos eso creo- dijo Ross-. Huele como si fuera como si fueran huevos podridos- aadi e hizo un guio de complicidad a Janie. El seor Mancuso entrecerr los ojos para observar la burbujeante mezcla de color verde. Aguantaba la respiracin procurando no inhalar aquel gas apestoso.

    -Yo me encargo de esto- le dijo a Ross. El profesor cogi el tubo de ensayo, lo sa del soporte y sali corriendo de la habitacin. Tan pronto como hubo desaparecido por la puerta todos prorrumpieron en grande risotadas y comentaros jocosos.

    -Eso si que ha sido fuerte, Ross- exclam Rocky Schorr.

    -Organicemos una fiesta. Propuso un alumno.

    -Por favor, que alguien abra las ventanas- suplico otro. Ross se volvi hacia Janie.

    -Lo siento- dijo- La verdad es que hoy no me senta de humor para soportar la clase de qumica-. Janie se ri. Afortunadamente la atmosfera comenzaba a aclararse.

    -Dnde has aprendido a fabricar esa bomba ftida?- pregunt, sentndose nuevamente a su lado.

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    -Mi madre me compr un juego de qumica cuando tena ocho aos- le explico Ross-. Fue el primer experimento que hice-.

    Janie lanz una risilla.

    -Pues has hecho un gran trabajo, Ross. Probablemente consigas una nota alta, tal vez un sobresaliente-.

    -Me gusta fastidiar a la gente- declar Ross.

    Janie crey que l se reira despus de decir aquello, pero el chico permaneci impasible. Ella pens que el comentario de Ros era muy extrao.

    Ech un vistazo al reloj. No quera que la clase se acabara. Deseaba permanecer all, sentada junto a Ross, y hablar con l durante horas. Y repentinamente pens en la apuesta. Era la oportunidad perfecta. El timbre son en ese preciso instante. Janie recogi sus libros y sigui a Ross al vestbulo.

    l se detuvo en el pasillo y se volvi hacia Janie como si estuviera esperando a que ella dijera algo. Janie sonri, tratando de encontrar algo adecuado que decir.

    -Tal vez pueda ensearte otras cosas tiles maana- le dijo Ross, apartndose con un gesto el mechn de cabellos que le caa sobre la frente.

    < Es tan guapo! Pens Janie- Es tan guapo y lo peor es que l lo sabe. Claro que lo sabe. Pdeselo, pdeselo!>

    -Eh, Ross- comenz a decir, aclarndose la garganta y apretando con fuerza la mochila contra su pecho-. Oye el sbado la noche-

    Pero se detuvo en seco al ver el cambio de expresin de Ross: sus ojos, que miraban a lo lejos por encima del hombro de Janie, se desorbitaron y su rostro adquiri una palidez enfermiza.

    -Ross!- exclam Janie, perpleja. Pero l no pareci orla. Abri la boca como si estuviera pasmado, y su bello semblante se deformo en una mueca de horror.

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    7 Asustada, Janie se dio la vuelta y sigui la direccin de la mirada de Ross. En el otro extremo del vestbulo atestado de gente divis a una chica muy alta con largos y rizados cabellos de un rubio muy claro. La chica miraba con firmeza a Ross.

    -Ross, qu sucede?- inquiri Janie.- Ni que hubieras visto un fantasma!-.

    Sin embargo, para sorpresa de Janie, Ross haba desaparecido.

    Cuando terminaron las clases busc a Ross sin xito. Haba estado pensando toda la tarde en aquella chica de largos cabellos rubios casi blancos. Era alta y muy guapa, con aquella magnifica cabellera rizada cubrindole parte de la espalda. Cmo era que Janie no la haba visto antes? Acaso era una nueva alumna en Shadyside High? Janie se puso la chaqueta y cerr con un golpe su taquilla. Luego ech a andar lentamente hacia la salida. Fue entonces cuando vio a Eve que corra hacia ella.

    -Adivina que ha sucedido- grit Eve con sus ojos oscuros muy brillantes y amplia sonrisa en su rostro-. Lo has adivinado? He ganado! Tengo una cita con Ross el viernes por la noche!-.

    El viernes por la noche Janie permaneci echada sobre la cama, mirando fijamente el techo, escuchando una cancin de los Beatles a travs de la emisora especializada en melodas de antao. De pronto, el telfono comenz a sonar. Se inclin hacia la mesilla de noche, apag la radioreloj, y cogi de un tirn el auricular.

    -Diga?-

    -Esta noche es la gran noche de Eve- Era Faith.

    -Como si no lo supiera- refunfuo Janie.-Eve me pidi prestado mi blazer azul-.

    -Y tambin lleva esos vaqueros tan sexy que reserva para las ocasiones especiales- aadi Faith, y luego permaneci callada. Janie se imagino a su amiga sacudiendo la cabeza con gesto resignado. Faith realmente odiaba perder la apuesta.

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    -Eve se acerc tranquilamente a Ross y le pidi que saliera con ella- dijo Faith por fin-. Me pregunto cmo se lo dira.-

    -Sea lo que fuere, funciono- dijo Janie con un suspiro-. Lo admito Me siento terriblemente celosa!-.

    -Eh, que yo tambin estoy celosa- reconoci Faith.

    -Al menos tu tienes a Paul- le dijo Janie.

    -Sabes una cosa? Debera contrselo todo a Ian- dijo Faith con tono rabioso-. Debera llamarle y decirle donde est Eve en este preciso momento. Se pondra furioso!-.

    -No, no debes hacerlo- replico Janie con sequedad-. Es mejor que no lo hagas. Sabes muy bien que Ian es muy celoso. Deja al pobre chico en paz. Este fin de semana le toca trabajar todas las noches-. Faith canturre maliciosamente.

    -La idea de llevar adelante esta estpida apuesta fue tuya, Faith- le record Janie con seriedad-. Por qu quieres entonces crearle problemas a Eve?-.

    -Me encantan los problemas- repuso a Faith con una risilla sardnica, y luego aadi-: Eh, Janie, solo estoy bromeando. No sera capaz de llamar a Ian-.

    -Nunca estoy segura si estas de guasa o no- admiti Janie.

    -Eso es lo que te convierte en la victima perfecta- dijo Faith.

    -Gracias, compaera-. Faith lanz un profundo suspiro.

    -Yo tengo mis propios problemas-.

    -Ah, s? Y qu problemas son sos?- inquiri Janie, sentndose en la cama y cambiando el auricular a la otra mano para escuchar con mayor comodidad.

    -Oh, bueno las cosas no funcionan muy bien por aqu- explic Faith con desgana-. Aguarda un minuto voy a cerrar la puerta de mi cuarto.-Se ausent unos segundos y luego volvi a coger el telfono-. Creo que las cosas no funcionan muy bien entre mis padres- dijo en voz muy baja-. Prcticamente no est nunca en casa quiero decir los dos a la vez. Y cuando estn aqu se encierran en su dormitorio y discuten durante horas de un modo bastante violento.

    -Quieres decir que?- comenz a decir Janie.

    -Creo que tal vez estn a punto de dejarlo, no lo s- dijo Faith, suspirando otra vez-. Y luego esta ese horrible Paul-

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    -Qu sucede con Paul?- pregunt Janie.

    -Sabes de qu quera hablarme ese miserable ayer a la hora del almuerzo?-

    -Desde cundo se ha convertido en un miserable?- quiso saber Janie, incapaz de disimular su estupefaccin.

    -Des que me pidi que le diera trescientos dlares para poder comprar una nueva transmisin para su coche. Puedes creerlo?- Janie reflexion unos instantes.

    -S la verdad es que no me cuesta nada creerlo- admiti finalmente.

    -Yo comenzaba a creer que realmente le gustaba- reconoci Faith con tristeza-. Sin embargo, solo sale conmigo por la exclusiva razn de que soy rica-.

    -Eve dijo que era un perdedor- coment Janie.

    -Bueno, al menos por una vez Eve tenia razn- admiti Faith amargamente.

    -Dime Quieres que vayamos al cine o a alguna otra parte?- pregunt Janie intentando cambiar de tema.

    -No, no tengo muchas ganas. Creo que me quedar encerrada en mi habitacin y pensar en cosas odiosas el resto de la noche-. Janie se ri con ganas.

    -Al menos an conservas tu sentido del humor-.

    -Me pregunto cmo se lo estarn pasando Eve y Ross-. Coment Faith tristemente.

    -S, yo tambin- dijo Janie-. Me muero de ganas de saber cmo les ha ido. Apuesto a que Eve tiene una buena historia que contarnos.

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    8 Despus del cine Ross condujo su pequeo Civic de color azul hasta el lmite del bosque de la calle del Terror y aparc all.

    Se desliz en el asiento, atrajo a Eve hacia s y la bes. Sus labios estaban secos y calientes contra los de ella.

    Eve le devolvi el beso con entusiasmo, enredando sus dedos entre los cabellos rizados de Ross y abrazndolo luego por los hombros. Se detuvieron un instante para recobrar el aliento. Ross comenz a besar la otra vez pero de repente se detuvo y se reclin en su asiento con un suspiro.

    -Lo siento- dijo.

    -Por qu?- le pregunt Eve mientras le lata con violencia el corazn.

    pens. El rostro de Ian se le apareca sin cesar, pero ella trataba de apartarlo de su mente.

    -No suep comportarme de este modo cuando salgo con una chica por primera vez- dijo Ross encogindose de hombros. Luego sus ojos se posaron penetrantes en los de ella y aadi-: Suelo aguardar a la segunda cita!

    -Entonces supongo que depende de m- dijo Eve atrayndolo hacia s, presionando sus labios contra la boca de Ross y besndolo larga y apasionadamente. La mano de Eve se enred en su bufanda azul, de modo que se la quit y la dejo caer en el asiento.

    -Hace mucho calor aqu dentro- coment Ross cuando el beso finalmente hubo acabado- Quieres dar un paseo por el bosque?-.

    -Qu? Estos son los bosques de la calle de Terror protest Eve.

    -Y qu hay con eso?-

    -Oh, lo siento, haba olvidado que eres nuevo aqu- dijo ella, apretndole la mano- No sabes que historias tan terribles se cuentas acerca de estos bosques.

    -Ni quiero saberlas. Mi casa est situada en la calle del Terror. Vamos Eve, un corto paseo nos refrescara un poco. Qu puede pasarnos? No tendrs miedo Verdad?-

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    Esa frase no era una simple pregunta, se trataba un desafo en toda regla. Ross sali del coche y lo rodeo hasta llegar a la portezuela de lado de Eve, que no haba hecho el menor movimiento para apearse del vehculo. Ross abri la puerta y le tendi la mano. Eve dudo un instante, pero luego cogi su mano y sali del coche.

    Ross la precedi camino del bosque.

    El viento soplaba a su alrededor en cortas rfagas. Eve sinti un escalofro y comenz a temblar. Se envolvi el cuello con la bufanda y se subi las solapas del blazer azul que le haba prestado Janie.

    -A dnde vamos?- pregunt con un escalofro-

    -No muy lejos- repuso Ross con suavidad. Eve not el brazo del chico alrededor de los hombros.

    Aquella maana de sbado, cuando Janie abri los ojos comprob que el sol ya se colaba a travs de la ventana de su habitacin. Se restreg los ojos para ahuyentar los ltimos vestigios del sueo y luego estiro los msculos.

    Sinti una corriente de aire frio procedente de la ventana cerrada. pens, deseando que la primavera no tardara en llegar. Se arrebuj cmodamente debajo del tibio edredn.

    Echo una mirada a la radioreloj. Marcaba solo las ocho y cuarto de la maana.

    Bostez- Algo haba estado molestndola, impidindole que durmiera a gusto la noche anterior. Qu era?

    Oh, si, ahora lo recordaba. Se trataba de la cita de Eve con el chico nuevo, Ross. Tengo que llamar a Eve para que me cuente toda la historia, hasta los menores detalles. De repente, en su mente solo despierta a medias, se le planteo un interrogante sorprendente: si Eve comienza a salir con Ross podra yo salir con Ian?

    Janie se imagin a Ian. Era casi tan bajo y delgado como ella. Tenia espesos cabellos color castao oscuro que llevaba muy cortos. Y los ojos, detrs de sus gafas sin montura, eran de un gris acerado y muy serios.

    Se abraz a la almohada apoyando en ella la mejilla y debi dormirse otra vez. El sonido del telfono sobre la mesilla de noche hizo que se incorporara de un salto.

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    Cogi el auricular, parpadeando somnolienta.

    -Diga?-

    -Hola, eres t Janie?- pregunt Ian- Dime esta Eve contigo?- pregunt sin aliento-. Est ah en tu casa?-. Janie experimento una punzada de pnico.

    -No, no est aqu Por qu?-

    -Eve ha desaparecido!- grito Ian- Esta noche no ha vuelto a casa!-

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    9 Janie estuvo a punto de dejar caer el auricular que, repentinamente, pareca pesar una tonelada. Cerr los ojos con fuerza, los frot con vigor y experimento sbito dolor en la base del crneo, un dolor intenso que comenzaba a subir lentamente hacia la cabeza.

    -Janie!- grit Ian y su voz estridente la sac de su ensimismamiento.- todava estas ah?-.

    Janie se llevo nuevamente al auricular odo.

    -S- replic con voz temblorosa.

    - Eve no ha dormido esta noche en tu casa?- le pregunt Ian-.

    -No. Has hablado con sus padres?

    - S, por supuesto. Estn frenticos, Janie. Han llamado a la polica-.

    Janie sinti un nudo en la garganta y la acometi una oleada de nusea. Ahora la voz de Ian era tensa.

    -Janie, por favor, dime si Eve sali con alguien anoche con algn chico tal vez? Fui a su casa despus del trabajo pero su hermano pequeo me dijo que haba salido. No me dio ms detalles.

    -Llamare a la seora Muller- dijo Janie, luchando contra las ganas de vomitar.

    -Qu es lo que ocurre, Janie?- pregunt Ian-. Eve sali con un chico, no es as?-.

    -Yo no lo s, Ian- repuso Janie. Odiaba mentir, pero tampoco quera romper la promesa que le haba hecho a Eve-. Eso no es lo que importan ahora- dijo a Ian-. Lo que realmente importa es encontrar a Eve.

    -Janie, puedo ir a tu casa? Estoy muy preocupado-.

    -No creo que sea una buena idea, Ian. Yo..- La verdad era que en aquel momento no tena ganas de verlo.

    -Por favor, Janie- suplic Ian y su voz pareca la de un nio pequeo y desvalido.

    -Est bien, Ian- acepto ella-. Estar esperndote-.

    -Eres una verdadera amiga- dijo Ian-. Enseguida estoy all.

    Y se cort la comunicacin.

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    Janie se sent en el borde de la cama y cerr los ojos con fuerzas para combatir el mareo que se haba apoderado de ella. Qu poda haberle sucedido a Eve? Qu? Se oblig a incorporarse. Tena que lavarse y vestirse. Ian llegara en cualquier momento. Se dirigi al cuarto de bao a travs del pasillo y se lav la cara con agua fra. Tena la sensacin de que mova en cmara lenta, como si su cuerpo pesara una tonelada. Se visti con unos tejanos y una sudadera, se puso las zapatillas deportivas y baj las escaleras para aguardar a Ian.

    -Mam? Pap?-.

    Una nota pegada a la nevera le inform que sus padres haban salido de compras.

    -Tal vez Faith sepa algo- se dijo en voz alta, sintiendo que el miedo le oprima la garganta.

    Llam a casa de su amiga pero la lnea estaba ocupada. Con un gesto de exasperacin colg el auricular para volver a cogerlo enseguida y mar el numero de la casa de Eve. Sus dedos temblaban de tal modo que tuvo que intentarlo tres veces antes de poder marcar correctamente.

    Finalmente fue Marky, el hermano pequeo de Eve, quien cogi el auricular cuando el telfono ya haba dado cinco largos e interminables timbrazos.

    -Marky? Soy Janie Simpson, Esta tu mam?-

    -Espera un momento, Janie, voy a buscarla-. A travs de la lnea, oy el sonido inconfundible de alguien que lloraba. No era buena seal. Se estremeci. Luego oy la voz de Marky y el sonido de unos pasos. Finalmente la seora Muller se puso al telfono.

    -Janie esta Eve contigo? La han encontrado? Has sabido algo?- El ritmo frentico de sus preguntas revelaba su estado de pnico.

    -No, seora Muller- repuso con voz temblorosa-. Yo-yo pensaba que ya habra regresado a casa-.

    -No, no est aqu- dijo la madre de Eve entre sollozos-. Su padre, la polica, todos estn buscndola. Estn estn- pero el llanto le impidi terminar la frase.

    -Seora Muller -dijo Janie, desenado terminar aquella conversacin para que la pobre mujer no se sintiera todava ms afligida.

    -Todo el mundo est buscndola- contino la seora Muller, haciendo un esfuerzo para controlar su angustia-. Estn buscando a Eve y a ese chico con el que sali-.

    -Cmo?- pregunt Janie.- Ross? Ross tambin ha desaparecido?-

    -S- repuso la madre de Eve-. Me temo que el chico tambin ha desaparecido-.

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    10 Ian llego uno pocos segundos despus de que Janie hablara con la seora Muller por telfono. Permaneci de pie ante la puerta de entrada, vestido con unos amplios y arrugados pantalones y una sudadera manchada. Tena el rostro desencajado, los ojos enrojecidos y enmarcados por oscuras ojeras. Janie le recibi con un Hola escueto y sostuvo la puerta para que Ian entrara. Pero l no se movi.

    -Podemos dar una vuelta en coche, por favor?- pregunt con un tono de voz que expresaba todo su abatimientos, y echo a andar hacia su Ford Escort amarillo-. No tengo ganas de estar quieto-. Janie asinti.

    -Supongo que puedo acompaarte. Aguarda un momento. Dejare una nota a mis padres-.

    Corri hasta la concina, escribi rpidamente una nota y la fij sobre la puerta de la nevera con un imn. Luego recogi su chaqueta y sali a la calle. Era un da inusualmente frio para principios de primavera. En el prado, frente a la casa, las ramas de los arboles se agitaban a impulsos de las rfagas de viento. Ian estaba sentado tras el volante de su pequeo coche. Puso el motor en marcha y el coche empez a andar antes incluso de que Janie hubiese cerrado la portezuela.

    -Janie, que esta sucediendo?- le pregunt con desesperacin.

    -Me gustara saber, Ian-

    -T sabes algo- dijo con tono acusador, girando hacia Sanyon Drive y saltndose una seal de stop-. S que sabes algo. T, Eve y Faith siempre os lo contis todo- aadi mirndola fijamente, como si estuviera tratando de leer mis pensamientos-.

    -Has venido a verme para hacerme pasar un mal rato?- pregunt Janie en tono lastimero-, porque si es as ser mejor que des la vuelta y me lleves a mi casa. Estoy terriblemente asustada por lo que pueda haberle sucedido a Eve, Ian. Esto aterrorizada, lo entiendes?, y no quiero que me interrogues-.

    Esa explosin de clera sorprendi a Ian que se acomodo las gafas, se removi incomodo en el asiento y fijo sus ojos grises en el parabrisas.

    -Lo siento- dijo con calma-. Yo- yo tambin estoy muy asustado-.

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    Continuaron en silencio. Ian conduca sin rumbo por toda la ciudad. Fueron hasta la casa de Eve en Old Village. No haba un solo coche delante de la vivienda y tampoco la menor seal de vida. Se dirigieron entonces mas all de Shadyside Hygh; el colegio permaneca oscuro y vacio en la maana del sbado. En Old Mill Road los altos arboles cubran la calle con sus ramas extendidas. Janie senta un impulso muy intenso de sincerarse y explicarle a Ian el asunto de Ross, de Eve y de la apuesta.

    A travs de la ventanilla Janie observ que estaban asando a los bosques de la calle del Terror.

    -Eh!- exclam Janie mientras Ian apretaba de sbito el pedal del freno. El automvil se detuvo con violentamente y Janie se vio precipitada hacia delante. Tuvo el tiempo justo de levantar las manos para impedir que su rostro se golpeara con fuerza contra el parabrisas.

    -Perro bobo!- grit Ian. Se volvi hacia Janie, tragando con dificultad-. lo has visto? Se ha puesto justo delante del coche. He estado a punto de atropellarlo-.

    -No lo he visto. Supongo que estaba distrada mirando por la ventanilla- dijo Janie temblorosa.

    El motor del coche se haba detenido. Ian no trat de volver a ponerlo en marcha.

    -Ests bien?- le pregunt, solcito.

    Qu era aquello que se divisaba en el bosque? Haba algo sobre el suelo, delante de los rboles. Algo azul intenso.

    -Oh!- exclam angustiada y sali del coche.

    -Eh, Janie! Adnde vas?- grit Ian.

    Janie dejo la puerta del coche abierta y echo a correr hacia la mancha azul que haba visto entre los rboles.

    -Janie, esprame!- grit Ian en su espalda.

    -Qu es eso?- pregunt Janie- Lo ves, Ian? Esa cosa azul subido que hay all delante?

    Al principio solo se trataba de la bufanda. Pero en cuanto estuvieron mas cerca pudieron captar toda la escena.

    Janie fue la que primero vio el blazer. El blazer azul fuerte. Su propio blazer azul fuerte. Luego vio el cuerpo sin vida de Eve. Entonces comenz a llorar.

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    11 El rostro de Eve estaba de lado y medio enterrado en diez centmetros de lodo. La parte superior del crneo haba sido aplastado como si tratara de una cascara de huevo. Un grueso crculo de sangre seca haba cubierto y enmaraado sus oscuros cabellos. Los insectos rondaban su cuerpo inerte. Janie miro horrorizada una mosca que se paseaba lentamente por el rostro de Eve; paso sobre un ojo y luego se introdujo en la boca abierta. Con una exclamacin de horror Janie se volvi de espaldas y cerr los ojos. Sin embargo, aquella visin horripilante permaneci grabada en su mente.

    -Eve! Eve!- El grito de angustia de Ian rasgo el aire. El muchacho se arrodillo junto al cuerpo de su novia y cogiendo una mano plida e inerte de Eve comenz a frotarla como si ese gesto pudiese devolverle la vida.

    -Eve! Eve!- Janie se dejo caer sobre un montn de hojas fras y hmedas e inclino la cabeza hacia delante hasta posarla sobre las rodillas. Pens que estaba a punto de desmayarse. se dijo.

    Lentamente volvi a levantar la cabeza, luchando por respirar con normalidad. Los arboles parecen girar a su alrededor. El viento daba la impresin de envolverla, llevando hasta ella el olor del cadver. Janie procur aguantar la respiracin pero sinti nauseas. Resisti el impulso de volver a mirar el cuerpo de su amiga. Lo que haba visto iba a darle horribles pesadillas durante toda su vida.

    -Eve! Eve!- Ian iba repitiendo ese nombre, como en una cantinela llena de espanto e incredulidad-. -Eve!-

    se dijo Janie.

    Se puso de pie. Ian, desolado, continuaba llamando a Eve mientras frotaba con frenes su mano inerte.

    -Ian!- dijo Janie con severidad y su voz se repiti como un eco en la profundidad del bosque. Cogi a Ian por el cuello de su sudadera y tir de l hacia arriba hasta apartarle del cadver-. Ian, vmonos de aqu- suplico, sacudindolo-. Tenemos que llamar a la polica, por favor, Ian-

    Una mosca zumbo junto a la oreja de Janie y ese sonido pareci crecer hasta tapar todos los dems. Se trataba de una sola mosca o acaso eran miles? Janie cerr los ojos, pero todava continuaba vindolas. Todava oa el zumbido. Moscas.

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    Descendan como una muerte negra sobre la que una vez haba sido su hermosa amiga.

    La radio crepitaba dentro del coche policial. Los dos oficiales de polica ya haban examinado el cuerpo de Eve y ahora regresaban a su vehculo para reclamar ms ayuda.

    Janie permaneca de pie al borde del camino, observndolos. Haba conducido con Ian hasta su coche y le haba dejado all mientras corra hasta una de las casas de la calle del Terror para llamar a la polica, que llego al cabo de unos pocos minutos. Janie fue quien les condujo hasta su amiga muerta. < Dnde est Ross?>, se pregunt repentinamente, cerrando los ojos con fuerza.

    Hasta aquel momento no haban hallado el menor rastro del chico nuevo. Acaso tambin estaba muerto? Yacera su cuerpo sin vida entre los arboles del bosque? Sbitamente Janie record a Ian. Se volvi y le vio todava sentado en el Escort amarillo, echado hacia adelante, con la cabeza apoyada sobre el volante. Janie dio unos golpes en la ventanilla del coche policial. El cristal descendi.

    -Disclpeme, seor. Creo que mi amigo me necesita-dijo Janie, sealando hacia el automvil de Ian y mir nuevamente a Janie. Luego asinti con expresin grave.

    -No hay problema. Os llevaremos a vueltas casas tan pronto como nos sea posible, de acuerdo?-.

    Janie corri hacia donde se hallaba Ian y se deslizo en el asiento del acompaante.

    -Ian- dijo suavemente.- La polica me ha dicho que muy pronto podremos irnos a casa-. Ian levant lentamente la cabeza y se cubri el rostro con las manos.

    , se dijo Janie, comprendiendo a su amigo.

    -Tal vez sea mejor que me dejes conducir a m- dijo Janie-. No me importa hacerlo.

    -Fue el dinero- dijo Ian con voz apagada, y con la manga de su sudadera se limpio las lgrimas que corran por su rostro.

    -Qu?- pregunt Janie, que no estaba segura de haberle odo correctamente-. De que dinero hablas?- Acaso Ian conoca la apuesta que haban hecho? Saba que cada una de las tres amigas haba apostado diez dlares?

    -Fue por el dinero- murmur Ian con un hilo de voz. Evitando la mirada de Janie.

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    -Ian De qu dinero hablas?-

    -S por qu mataron a Eve- dijo entonces, y sus ojos grises se estrecharon hasta convertirse en dos grietas diminutas-. La mataron por el dinero. Quienquiera que lo haya hecho, la asesino por el dinero.

    Janie mir con fijeza el rostro de Ian, surcado por las lgrimas.

    -Ian, de qu diablos ests hablando?- Ian se volvi hacia ella, reprimiendo un sollozo.

    -Oh, Janie. Fue Eve quien robo el dinero del baile-

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    12 Janie puso una mano sobre el hombro de Ian.

    -Ian, me temo que lo que dices no tiene el menor sentido- le dijo con amabilidad-. Eve es la persona ms honesta que conozco. Ella nunca hubiera podido- Fue en ese momento cuando comprendi que continuaba hablando de Eve como si estuviera viva. Las lgrimas brotaron espontneamente de sus pupilas. Ian se volvi hacia ella y la mir a los ojos.

    -Janie, con quien sali Eve anoche? Y no me mientas! Tengo que saberlo-.

    Janie trag con dificultad. Ya no tena necesidad de mantener la promesa que le haba hecho a Eve. Adems, la polica saba todo lo concerniente a Ross. Tambin estaban buscando al chico nuevo por todas partes.

    -Sali con Ross- le dijo a Ian-. Ross Gabriel. Pero no fue una verdadera cita, Ian. Solo se trato de una absurda apuesta-.

    -Cmo?- dijo Ian y en sus ojos llorosos apareci una expresin de confusa-. Una apuesta? Qu clase de apuesta?-.

    -Nosotras tres, Eve, Faith y yo, hicimos una apuesta- le explic Janie de mala gana, bajando la mirada-. Fue una apuesta tonta. La primera de nosotras que consiguiera citarse con Ross ganara. Esa es la nica razn por la que Eve sali con l-

    La sangre desapareci del rostro de Ian y todo su cuerpo comenz a temblar. Janie comprendi que se estremeca de ira.

    Ian puso en marcha el coche con una mano temblorosa. Sal del coche, Janie, y volvi el rostro para mirarle directamente a los ojos, sorprendida por la furia que expresaba su voz.

    -He dicho que salgas de mi coche.-

    -Ian qu piensas hacer?- pregunto Janie.

    -Sal ahora mismo!- grit Ian.

    -No lo har- replic Janie-. Tienes que calmar, tienes que recobrar la serenidad, Ian- Y con un movimiento muy rpido giro la llave de contacto, apag el motor y se quedo con las llaves-. No puedo permitir que cometas una locura. Acaso no

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    comprendes que ests como loco?- Ian se lanz sobre ella para coger las llaves pero Janie las puso fuera de su alcance.

    -Dame las llaves, Janie- le pidi Ian con voz fra como el hielo. Janie percibi el sonido de una sirena no muy lejos de all.

    -Oye, vamos a tu casa, all estars seguro y recobraras la calma, de acuerdo?- le dijo en tono deliberadamente dulce y afectuoso.

    -Dame esas llaves- repiti Ian una vez ms con los dientes apretados de furia. La sirena se hizo mas audible.

    -Dame las malditas llaves!-

    -No!-

    Sin la menos advertencia Ian cogi a Janie por la manga de su sudadera y la acerc con violencia hacia l. Janie trat e mantenerlo apartado con una mano mientras con la otra procuraba bajar desesperadamente el cristal de la ventanilla. Cuando lo consigui arroj las llaves del coche de Ian tan lejos como pudo, en medio de las hojas muertas y la maleza hmeda que haba junto a la carretera. Con un grito de rabia Ian abri violentamente la portezuela de su lado y salto del coche. Con el corazn desbocado, Janie tuvo arrestos suficientes para subir el cristal de la ventanilla y cerrar lados puertas con seguro.

    Ahora la sirena se oa tan cerca que pareca resonarle dentro de la cabeza. Ech un vistazo por la ventanilla trasera y divis un automvil de la polica que, con las luces rojas encendidas, frenaba violentamente detrs del coche de Ian. Un segundo despus una ambulancia se detuvo a su lado, bloqueando la calle.

    Las puertas traseras de la Unidad de Servicio de Urgencias se abrieron con premura y un par de miembros del equipo del personal sanitario saltaron a tierra portando una camilla plegable. Un oficial de polica indic el camino a los enfermeros, que corrieron en direccin al bosque de la calle del Terror, cargados con la camilla.

    Un tercer vehculo, con la sirena ululando y las luces multicolores girando frenticamente, se reuni con los anteriores. Luego apareci otro ms. Muy pronto un grupo numeroso de policas vestidos de uniformes oscuros comenz a pulular por el bosque.

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    , pens Janie con amargura. Como moscas sobre un cuerpo sin vida. Ian todava estaba buscando las llaves de su coche entre los matorrales hmedos cuando los enfermeros levantaron el cadver de Eve.

    La polica no haba encontrado la menor seal de Ross. < Acaso Ross tambin haba sido asesinado?-. Estara tambin muerto en el bosque?>

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    13 La comisaria de polica pareca salida de una serie de televisin. Detrs del mostrador de entrada haba un sargento grueso, de modales bruscos y cabellos grises. Los telfonos sonaban incesantemente sobre los mellados escritorios de metal gris. Los terminales de ordenar brillaban y zumbaban por todas partes y en el fondo de la amplia habitacin de los patrulleros Janie observo a dos oficiales que se arrojaban bandas elsticas el nico al otro. Mir a Ian, que caminaba a su lado. Tena el negro cabellos pegado a la frente. Tras las lentes de sus gafas, sus ojos se vean tristes e inyectados en sangre. Bajo las luces fluorescentes del techo su tez estaba plida como la de un fantasma. Hacan ya casi una hora que estaban all.

    -Lo siento. Siento que hayis tenido que venir aqu esta tarde- dijo el teniente Frazier, guindoles hasta la sala de espera que haba al frente del edificio.

    El teniente Frazier era un hombre joven con una voz muy suave de modales amables.

    -S que ambos os sents terriblemente conmocionados por lo que habis descubierto esta maana. Janie asinti, esforzndose por no llorar.

    Haba sido capaz de responder una a una a todas las preguntas del teniente sin derramar una sola lgrima. Por qu razn se senta ahora tan abatida, con ganas de sollozas a gritos?

    -No os hubiera pedido que vinierais- prosigui el teniente con suavidad, colocando una mano sobre el hombro de cada uno de los chicos, pero los dos conocas muy bien a la vctima. Y s positivamente que cuanto me digis acerca de Eve nos ayudara a encontrar a su asesino.

    . La palabra penetr a travs del cerebro de Janie como si se tratara de un estilete afilado. Aspir profundamente y trat de conservar el aire en sus pulmones.

    -Vuestros padres os estn aguardando fuera?- pregunt el teniente Frazier.

    Janie e Ian asintieron con un movimiento de cabeza. De repente, la puerta de la oficina de detectives se abri y Ross se present ante ellos. Dos oficiales de rostro grave lo escoltaban. Janie sinti que su corazn dejaba de latir.

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    A Ross le llev un momento reconocer a Ian y Janie. Pareca sumido en sus propios pensamientos y su expresin era tensa y preocupada.

    -Hola, Janie-dijo con suavidad cuando finalmente descubri su presencia-. Ian-

    -Ross ests bien?-

    -Yo-yo no puedo creer que todo esto est sucediendo- repuso el chico, sacudiendo con fuerza la cabeza, como si intentara librarse de sus pensamientos-. Cmo puede ser que Eve est muerta?-. Ian lanz un gemido de dolor.

    Los dos oficiales intentaron que Ross continuara andando, pero l se detuvo delante de Janie y sus ojos oscuros escudriaron los de ella.

    -Tuve que regresar a New Brighton esta maana muy temprano- le explic Ross-. Con mis padres. Acabo de llegar hace solo unos minutos. La polica me esperaba en casa. Me dijeron lo que haba ocurrido a Eve. Yo-yo- su voz se quebr y Ross inclin la cabeza sobre el pecho, abatido-. Janie coloc una mano sobre su hombro tembloroso.

    -Simplemente no puedo creerlo-repiti Ross con vehemencia-. Despus de nuestra cita la llev de regreso a su casa. Fue poco despus de las once de la noche. La observe mientras se encaminaba a la puerta por el camino de entrada. La deje en casa, Janie. La deje en su casa sana y salva. Yo-

    -Por favor, continua andando-le dijo a Ross uno de los oficiales-. Necesitamos hablar contado, hijo. Ve hacia all.-Y seal una de las pequeas habitaciones que haba al extremo ms alejado de la estancia.

    Ross, con la cabeza todava agachada, comenz a andar obedientemente, pasando junto a Ian y Janie.

    -Vosotros me creis, verdad?- le pregunt a Janie por encima del hombro.

    Janie tuvo n momento de duda, luego mir hacia Ian. Antes de que pudiera contestar, Ross desapareci en una de las pequeas salas de interrogatorio.

    -Gracias otra vez, chicos. Vuestros padres os estn esperando fuera-dijo entonces el teniente Frazier y sostuvo abierta la puerta del recinto para que ellos salieran-

    -T crees la historia que ha contado Ross?- le pregunt Ian mientras se dirigan hacia la entrada de la comisara. Janie se encogi de hombros.

    -Pues yo no- dijo Ian framente.

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    El domingo por la tarde grandes y negras nubes de tormenta cubrieron el cielo amenazando con una lluvia inminente. El viento soplaba hmedo y frio, doblando los arboles sin hojas, todava desnudos. Janie conduca hacia la pizzera de Pete, en las galeras comerciales, para encontrar con Faith.

    Se sentaron una frente a la otra en un reservado tapizado de vinilo rojo, y trataron sin xito de mantener una conversacin normal.

    Las puertas de la sala de cine del otro lado de la calle se abrieron y una ruidosa multitud comenz a invadir la acera. El restaurante se lleno rpidamente de gente bulliciosa que rea y hablaba en vos alta. Una gran pizza de pimientos permaneca intacta sobre la mesa, entre las dos amigas. Faith jugueteaba con su cuchillo y su tenedor de plstico. Janie observaba la calle a travs del ventanal.

    Finalmente fue ella quien rompi el silencio.

    -Cinco minutos ms-.

    -Cinco minutos ms para qu?-

    -Otros cinco minutos mas y ya llevar una hora entera sin llorar- dijo Janie. Faith solt una risita triste.

    -Las dos lo habremos conseguido-.

    -Vendr Paul a buscaste aqu?- inquiri Janie. Faith se encogi de hombros.

    -Tal vez- dijo con un suspiro. De nuevo un silencio cruel se cerni sobre la mesa.

    -Todava no puedo creer que Eve robara ese dinero- dijo Faith, frunciendo el ceo-, Y no me importa lo que diga Ian-.

    -Por qu habra de mentirnos acerca de una cuestin as?- le pregunt Janie, apoyando la barbilla en las manos. Faith se mo