El Elogio de La Locura

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7/13/2019 El Elogio de La Locura http://slidepdf.com/reader/full/el-elogio-de-la-locura-56215d34c056f 1/357 ERASMO DE ROTTERDAM ELOGIO DE LA LOCURA

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  • ERASMODE ROTTERDAM

    ELOGIO DE LA LOCURA

  • ERASMODE ROTTERDAM

    ELOGIO DE LA LOCURA

    Traduccion del latn y prologo de

    A. RODRIGUEZ BACHILLER

    con 82 dibujos de Holbein, procedentesde la edicion de Johannes Froben,

    impresa en Basilea en 1515

  • PROLOGO

  • ERASMODE ROTTERDAM

    Erasmo fue, al finalizar la Edad Media,el humanista mas ilustre de Europa.Nacido en Rotterdam el ano 1469 y muertoel 1536, fue toda su vida amante de la liber-tad, de la independencia, de la cultura, dela paz. Suficientes pruebas dio de ello. Con-servo una profunda amistad con Tomas Mo-ro y Juan Fisher, y precisamente, al prime-ro dedico el Mwran nkuioc, Moriae Enco-mium; en latn, Stultitiae laus; en castellano,Elogio de la necedad.Tanto puede escribirse sobre Erasmo, que

    preferimos recomendar a nuestros lectores,los que deseen profundizar en el gran huma-nista, los trabajos recientes de Stefan Zweig,Huizinga y Bataillon, entre otros muchos.Enemigo de todo fanatismo, como lo de-

    muestra el opusculo que presentamos alpublico, escrito el ano 1509, fue un precur-sor del espritu moderno; su vastsima erudi-cion y su amplitud de criterio le movieron a

  • 10 PROLOGO

    dejar impresas en el papel unas cuantas ver-dades de que el mundo se asusta, mas no elamigo de la verdad mas que de Platon; queel pecado contra ella ha sido siempre el grancrimen de la Historia, dice Zubiri. Tuvo suserrores. Y quien no los tiene? Pero, a pesarde ellos, fue todo un caracter: equilibrado,solitario, melancolico e ironico, que dio suopinion, con sus ideas y su actitud, acercadel porvenir que se dibujaba ya tras el veloque cerraba el escenario contradictorio de suepoca en crisis.

    Resalta entre las dotes de su caracter ungran amor a la tradicion y al progreso. Noporque una idea sea vieja hay ya que admi-tirla, ni porque sea nueva rechazarla, y alcontrario. La verdad, doquiera se halle, esverdad. Si bien a la que es pasada llama-mos tradicion y a la que es nueva progreso,la verdad, en realidad, se va haciendo, comonos vamos haciendo nosotros mismos, con elmundo. La vida es un quehacer, un acontecer,en frase de Ortega y Gasset; pero toda ellatiende a la verdad y constituye una Historia-

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    Verdad. Lo nuevo se apoya en lo viejo, y loviejo aflora en lo nuevo: no hay tradicionsin progreso, pero tampoco hay progreso sintradicion. Erasmo comprenda todo esto, almenos en la intuicion de su genio, pues eramas intuitivo que discursivo. Por su amor ala verdad tradicional fue humanista, renacen-tista legtimo: por su lanzarse a cosas nuevas,a acerbas crticas, a profundas renovaciones,fue progresista. Mas, ante todo y sobre todo,fue un gran amigo de la verdad. Suya es estafrase del elogio: Dondequiera que encuen-tres la verdad, considerala como cristiana.En su afan de cristianismo, no ataca a lono cristiano; lo purifica, lo atrae. No es ex-trano que, una vez entusiasmado, exclame:San Socrates, ya que su metodo es obrarlo mismo que los judos, que, al salir de Egip-to, tomaron sus utensilios de oro y plata a finde adornar con ellos su templo.

    Erasmo recogio la tradicion de los pasa-dos siglos. Fue de una erudicion extraordi-naria. Repetimos que una de sus notas massalientes fue su amplitud de criterio y su in-

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    dependencia de caracter. Saba que la cien-cia necesita de libertad para progresar, aun-que a veces, en la angustia y en la estre-chez, explote, sin darse cuenta sus coetaneos,s solo la posteridad. Como Alberto Magno yTomas de Aquino en el siglo XIII, no solocitaba para refutarlas las doctrinas y opinio-nes de arabes, judos y griegos, sino que seapropio y aporto a la ciencia cristiana todasaquellas ideas que no pugnan con sus dog-mas y conclusiones teologicas. Metodo muycontrario al que suelen emplear hoy muchos,haciendo mayor el puente y abismo que sepa-ran al mundo cientfico cristiano del mundocientfico civil respecto de los problemas porambos estudiados.

    Muchos autores creen que todo lo que seencuentra en las obras de Descartes, Spino-za, Kant, Bergson, Nietzsche y otros filosofosy pensadores a partir del siglo XVI es com-pletamente falso, y siempre que los citan espara censurarlos y reprobarlos. San Agustnencontraba siempre, sin embargo, algo ver-dadero en toda doctrina erronea, y eso lo

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    alababa y apropiaba sin fijarse apenas en elerror. Tambien hicieron lo mismo Tomas deAquino y su maestro, Alberto Magno. Hastatal punto usaron este metodo, que entre todaslas citas que el primero hace en su opusculoDe ente et esentia, por ejemplo, y para con-cretarnos a un escrito de pocas paginas, lamayora de ellas las expone admitiendo e in-corporando a su doctrina ideas de Avicebron,Avicena, Aristoteles, Boecio y Averroes, yraras veces las critica. Solo se fijaban aque-llos doctores en lo mucho bueno que haba enello, a pesar de ser paganos o de otras religio-nes, y las falsedades o inexactitudes las criti-caban con argumentos de su propia doctrina,y no de una manera personal, sino objetiva.Era una crtica real y doctrinal, no subjeti-va y apasionada. Es frecuente el encontraren Alberto Magno y en el Doctor Angelicola frase: Dicen algunos. . . , callandose losnombres para no herir a nadie; antes bien,para poder atraerlos a la filosofa y religioncristiana. Lo propio hace Erasmo, dejandohablar a la Estulticia, por no hacerlo el y

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    no verse obligado a hacer alusiones mas con-cretas, cosa que, por otra parte, lo impedanaquellos tiempos rgidos. Por boca de la Mo-ria hablaba Erasmo.

    El modo, pues, distinto que tenan deacunar la tradicion y de fomentar el progresolos grandes filosofos y humanistas que forma-ron la Edad Media, a como los exponen bas-tantes, por no decir la mayora, de los mo-dernos, es cierto que ha infludo muchsimoen esa separacion tan radical que se advierteentre la ciencia cristiana actual y la que nolo es. Los del campo primero se preocupan decombatir a los del segundo campo; mas estosapenas citan a aquellos autores, si es que ci-tan a alguno. En la Edad Media los filosofosy humanistas formaban la historia de la cien-cia, de tal modo que es de todo punto imposi-ble el estudiarla hoy sin revolver los infoliosque escribieron; pero a partir del siglo XVItal vez haya que decir que algunos, por no de-cir muchos, eruditos y pensadores han vividoy viven al margen de la historia cientfica yque no forman la ciencia, sino que tan solo

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    la ven desde la barrera.

    Se impone, por consiguiente, un retornoa los verdaderos metodos de nuestros ante-pasados, en cuanto a una perfecta ampli-tud de criterio cientfico, literario y artstico.El hombre se perfecciona con el correr deltiempo, escribio en frase lapidaria el car-denal Cayetano. Es propio de un minimismocientfico el cerrar el paso al progreso, el po-ner un coto a la ciencia, el senalarle lmi-tes dentro del dominio racional. El Doctorde Aquino, dijo Lacordaire, es un faro quealumbra, no un tope que limita. Toda cien-cia humana, por el mero hecho de serlo, esimperfecta, y, por tanto, progresiva por esen-cia. Todo amante de la sabidura pone ungrano de arena en su edificio. Hay, s, losgrandes pilares, las grandes moles que sos-tienen ese edificio, las cariatides de la facha-da. Todas las conocemos, y viven en nues-tras conciencias, porque, como dice Tolomeoen el Almagesto, no esta muerto el que unda vivifico la ciencia, ni es pobre el que sedistinguio en el dominio de la inteligencia.

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    Tal Erasmo de Rotterdam, en cuyas obrasestan formales o latentes estas ideas. Leasesin apasionamiento el Elogio de la necedad,y se observara que en sus lneas late un pro-fundo sentimiento religioso, una vasta erudi-cion, una gran agudeza de ingenio, un amorfiel a la sabidura. Erasmo fue siempre cre-yente, con todo lo que significan sus arran-ques y sus satiras; no desvio su mente deDios; fue un humanista divino. A el se puedeaplicar la expresion de Santo Tomas, comen-tando una celebre frase de San Pablo: Lasabidura humana, en tanto es sabidura encuanto esta subordinada a la sabidura divi-na; pero cuando se separa de Dios, se con-vierte en in-sipiencia.

    Bastara para nosotros, espanoles, el quedos principales representantes del siglo XVI,Francisco de Vitoria y Luis Vives, admira-ran el genio del famoso humanista holandes yse relacionaran con el para merecer de nues-tra crtica la mas ecuanime tolerancia haciasus escritos y el mas benevolo respeto haciasus posibles exageraciones o errores. Acos-

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    tumbremonos a ver en el sol, no sus man-chas, sino su resplandor. Para la inteligen-cia no vale aquel principio de los moralistas:Bonum ex integra causa, malum ex quocumquedefectu.

    El valor eterno del libro que a continua-cion damos traducido del latn reside, diceHuizinga, en el concepto de que la locura essabidura y la sabidura locura. Merece apli-carse cada una las paginas de Erasmo, dejar-se conducir por el, seguir sus maximas, susensenanzas. Nunca se aprende tanto comocuando se ensena lo ridculo, y en la expe-riencia de la vida nadie dude de que puedecolocarse al sabio o loco de Rotterdam entrelos conductores espirituales de la Humani-dad, entre los genios privilegiados de la His-toria, de los cuales nos habla el filosofo Berg-son, y antes de el, Carlyle. En Espana, Que-vedo y Gracian han ensenado tambien mu-cho. Siempre seran necesarios -dice Zweig-aquellos espritus que senalan lo que liga en-tre s a los pueblos mas alla de lo que los se-para y que renuevan fielmente en el corazon

  • 18 PROLOGO

    de la Humanidad la idea de una edad futurade mas elevado sentimiento humano. Jus-tamente. Pero a cada nueva edad la prece-de siempre, por desgracia, un Cecidit, cecidit,Babylon magna, semejante al anunciado porel Apocalipsis.

    En nuestra traduccion nos hemos servidode la edicion latina de I.B. Kan, La Ha-ya, 1898, la cual esta basada a su vez enla primitiva de Gerardo Listrio. La divisionen captulos no es de Erasmo, sino de unaedicion del ano 1765. Hemos preferido eltermino necedad a estulticia y a locura, queadmiten otros traductores. El concepto de lo-cura es mas restringido y no puede aplicar-se en todas las paginas del libro de Eras-mo, donde aparece ese termino sin destruir elsentido. Erasmo distingue claramente en loscaptulos XXXVII y XXXVIII la locura dela necedad o estulticia. Este ultimo terminotiene mas raigambre latina que castellana; encambio, el vocablo necio es de mas uso entrenuestros clasicos de la Edad de Oro.

    No obstante haber utilizado en el texto de la

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    traduccion la palabra necedad, hemos credoconveniente conservar el ttulo de Elogio de lalocura, ya que con este se publico por primeravez en castellano y por el es mas conocidoeste admirable libro.Holbein adorno la edicion de 1515 con 82

    grabados, que reproducimos en esta.A. R. B.

  • ELOGIODE LA NECEDAD

  • DEDICATORIA

    ERASMO DE ROTTERDAM, A SU AMIGOTOMAS MORO: SALUD

    Durante el viaje que hice no ha mu-cho de Italia a Inglaterra, con el finde no malgastar en conversaciones banales einspidas todo el tiempo que tuve que ir a ca-ballo, resolv, ya meditar de cuando en cuan-do en nuestros comunes estudios, ya com-placerme con el recuerdo de los amigos en-tranables y doctsimos que deje en esta tie-rra.Entre estos, mi querido Moro, tu ocupabas

    el primer lugar. Tal recuerdo no me delei-taba menos de lo que acostumbraba deleitar-me a tu lado, que es la cosa del mundo, bienpuedo asegurarlo, que me ha producido masdulce contentamiento. Pero como haba queocuparse en algo al fin y al cabo, y la ocasionera poco acomodada para las profundas me-ditaciones, pense componer un Elogio de laNecedad.

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    Que Minerva1 -me diras tu- te ha meti-do en la cabeza semejante idea? En primerlugar, la idea me la inspiro tu apellido, tanparecido a la palabra moria (en griego, ne-cedad), como tu persona se diferencia de lacosa, pues, segun publica opinion, tu estasdel todo ajeno a ella. En segundo termino,supuse que este juego de mi imaginacion teagradara mas que a nadie, ya que sueles gus-tar mucho de este genero de bromas, que nocarecen, a mi entender, de sabor ni de gus-to, y que en la condicion ordinaria de la vidate comportas como Democrito2, y si bien tu,por la perspicacia de tu ingenio, estas sin du-da alguna a una gran distancia del vulgo, sinembargo, gracias a la increble dulzura y afa-bilidad de tu caracter, con todos te avienes,con todos te tratas, con todos te llevas bien ycon todos diviertes.

    Por tanto, no solo has de recibir gustoso es-te discursillo como un recuerdo de tu amigo,sino que tambien debes tomarlo bajo tu pro-

    1Alusion a la Odisea, donde Minerva es la diosa de la inspiracion, de las artes y de los poetas2A lo largo de toda esta obra aparece la figura de Democrito (siglo v a.C.) como crtico de la condicion

    humana tal como nos lo presentan Juvenal y Seneca, es decir, filosofo que tomaba siempre el lado amable delas cosas, que rea de las necedades humanas y cuyo bien supremo consista en la liberacion de estas.

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    teccion, pues desde el momento en que te lodedico, es ya tuyo y no mo. Porque quiza nofalten criticastros que lo censuren, diciendounos que estas son bagatelas indignas de unteologo; otros, que son muy mordaces parano herir la moderacion cristiana, y repetirana grandes gritos que resucitamos la comediaantigua, que copiamos a Luciano3, y que lodesgarramos todo a dentelladas.Mas, en cuanto a los que se escandalizan de

    la ligereza y de lo jocoso del asunto, querraque pensasen en que yo no soy el inventor delgenero, sino que desde antiguo ha sido pues-to en practica por grandes escritores, pues hasiglos que Homero canto las guerras de lasranas y de los ratones en la Batracomioma-quia4; Virgilio, a los mosquitos y al almodro-te; Ovidio, a las nueces; Polcatro hizo el elo-gio de Busiris5, e Isocrates lo fustigo; Glau-co6 celebro la injusticia; Favorino, a Tersi-tes y las cuartanas; Sinesio, la calvicie; Lu-

    3El mordaz Luciano de Samosata, uno de los escritores griegos que Erasmo mas degusto y de quienpublico en Paris, en 1506, un compendio de sus dialogos, traducidos en parte por el mismo y en parte porTomas Moro.

    4Es una parodia de la Ilada, bajo la forma de un poema burlesco de 294 versos que al parecer no fue escritapor Homero como pensaba Erasmo.

    5Busiris es un rey legendario de Egipto, el cual, segun la fabula, sacrificaba a los extranjeros que pene-traban en su reino.

    6Hermano de Platon.

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    ciano, las moscas y los parasitos; Seneca es-cribio la apoteosis de Claudio; Plutarco, eldialogo de Grillo con Ulises; Luciano y Apu-leyo, el asno; y no se quien, el testamentodel cochinillo Grunio Corocota, de que hacemencion San Jeronimo. Por tanto, si estoles agrada, que se imaginen que he estadodistrado jugando al ajedrez, o, si lo prefie-ren, que he cabalgado en un palo de escoba.Pues siempre sera una injusticia que, recono-ciendose a todas las clases de la sociedad elderecho a divertirse, no se consienta ningunsolaz a los que se dedican el estudio, sobretodo si la chanza descansa en un fondo serioy si esta manejada de tal suerte que un lec-tor que no sea completamente romo saque deella mas fruto que de las severas y aparatosaslucubraciones de ciertos escritores, como sonaquellos discursos zurcidos de retazos de va-rios autores, en que se ensalza la Retorica ola Filosofa, o se alaba a un prncipe, o se ex-horta a la guerra contra el turco, o se prediceel porvenir, o se entablan nuevas cuestionespor cosas de nada. Porque, as como no hay

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    nada mas tonto que tratar las cosas seriasde una manera frvola, del mismo modo na-da hay tan divertido como tratar de un asun-to balad sin dar sospechas de que lo sea. Escierto que al publico toca juzgarme; no obs-tante, si el amor propio7 no me engana deun modo manifiesto, me parece que aunquehe hecho el Elogio de la necedad, no lo hicedel todo neciamente.Por lo que respecta al reproche de mordaci-

    dad, respondere que siempre se ha concedidoal ingenio la libertad de chancearse sin recelode las cosas humanas, con tal que esa licenciano degenere en frenes. Por lo cual, me admi-ra grandemente la delicadeza de los odos denuestros das; casi no pueden escuchar sinolos ttulos aduladores, y por eso veras gentesque entienden tan al reves la religion, queantes toleraran los mas graves ultrajes con-tra Cristo, que una ligera broma acerca de unPapa o de un rey, sobre todo si en ello les vael pan.Pero yo pregunto: Criticar las costumbres

    7A lo largo de toda la obra Erasmo recoge, de la tradicion griega, la encarnacion de ideas, una muestraes que haya escrito aqu en griego Filauta (Filaucia), que en espanol significa el Amor Propio, refiriendosea el como a un personaje que engana.

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    de los hombres sin atacar a nadie individual-mente, es acaso morder, o mas bien ensenary aconsejar? Por lo demas, no me criticoyo mismo desde muchos aspectos? Ademas,cuando en la crtica no se omite ningunaclase social, no puede decirse que vaya con-tra nadie en particular, sino contra todos lospases, y, por consiguiente, si alguno se con-siderase ofendido, o es que su conciencia leacusa o, por lo menos, teme verse retratadoen ella.

    San Jeronimo escribio en este genero conmas libertad y mordacidad, en varias ocasio-nes hasta sin perdonar los nombres propios.En cuanto a nosotros, aparte de que nos he-mos abstenido completamente de nombrar anadie, hemos guardado tal moderacion en elestilo, que el lector avisado comprendera des-de luego que nuestro animo ha sido mas bienagradar que morder. En ningun momento he-mos seguido el ejemplo de Juvenal, remo-viendo el fangal oculto de los vicios, sino quenos hemos limitado a pasar revista a las ridi-culeces mas bien que a las torpezas. Y si hay

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    alguien a quien estas razones no le conven-zan, tenga en cuenta, por lo menos, lo bonitoque es ser censurados por la Necedad, y que,al hacerla hablar, hemos debido caracterizar-la convenientemente.Pero a que insistir mas contigo, siendo,

    como eres, ten especial abogado, que aun lascosas que no fueran tan justas como estas pu-dieras defender magistralmente? Adios, elo-cuentsimo Moro, y toma con calor la defen-sa de esta Moria.

    En el campo, 9 de junio de 1508.

  • HABLA LA NECEDAD

  • CAPITULO PRIMERO

    INTRODUCCION

    Digan lo que quieran las gentes acerca dem (pues ignoro cuan mala fama tiene laNecedad, aun entre los mas necios), sola, yo soy,no obstante, la que tiene virtud para distraer alos dioses y a los hombres. Si quereis una pruebade ello, fijaos en que apenas me he presentadoen medio de esta numerosa asamblea para diri-giros la palabra, en todos los rostros ha brilladode repente una alegra nueva y extraordinaria,habeis desarrugado al momento el entrecejo yhabeis aplaudido con francas y alegres carcaja-das, que, a decir verdad, todos los aqu presen-tes me pareceis ebrios de nectar y de nepenta8

    como los dioses de Homero, mientras, hace uninstante, os hallabais tristes y preocupados, cualsi acabaseis de salir del antro de Trofonio9.

    8Hierba mencionada por Homero en la Odisea que haca olvidar toda preocupacion.9Asesino mencionado por Luciano en su obra Dialogos quien dio muerte a su hermano Agomedes. Fue

    enterrado en una cueva, lugar del oraculo que llenaba de tristeza y melancola a los que le consultaban.

  • 36 ERASMO DE ROTTERDAM

    As como cuando el sol matutino muestra a latierra su faz resplandeciente y radiante, o comocuando despues de un crudo invierno surge otravez la primavera en alas de los cefiros, pareceque todas las cosas adquieren nuevo aspecto,nuevo color y nueva juventud, del mismo modose han transfigurado vuestros semblantes nadamas verme aparecer, logrando de este modo misola presencia lo que apenas logran conseguirlos mejores oradores con esos discursos prolijosy cuidadosamente preparados, que pocas vecesconsiguen disipar el tedio al auditorio.

  • CAPITULO II

    TEMA DEL DISCURSO

    Si quereis saber el asunto que me trae antevosotros con tal raro adorno, vais a sa-berlo, si os dignais escucharme, pero no con laatencion que soleis prestar a los predicadores,sino con los odos que prestais a los charlatanes,a los juglares y a los bufones, o bien con aquellasorejas que puso antiguamente nuestro amigo elrey Midas para escuchar al dios Pan10. Me hadado hoy por hacer un poco de sofista ante vo-sotros, no ciertamente como esos pedantes queen nuestros das llenan de majadera los cere-bros de los ninos, ensenandoles a discutir conmas terquedad que las mujeres, sino a imitacionde los antiguos, que, para evitar el descredito enque haba cado el nombre de sabio, prefirieronllamarse sofistas, y cuyo oficio consista en ce-lebrar con elogios la gloria de los dioses y de loshombres ilustres. Vosotros, pues, vais a or tam-bien un elogio; pero no va a ser el de Hercules

    10Alusion a las Metamorfosis de Ovidio en que se alude a la leyenda de Midas, a quien Apolo cambio susorejas por las de un asno por haber preferido la flauta de Pan a su lira.

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    ni el de Solon, sino el mo propio, es decir, el dela Necedad.

  • CAPITULO III

    DEFENSA DE LA PROPIA ALABANZA

    Pues bien: yo no considero sabios a los quecreen que alabarse a s mismos es la ma-yor de las necedades y de las insolencias. Seanecio, si as lo prefieren con tal que se reconozcaque esta necedad esta muy puesta en su lugar.Hay, en efecto, cosa mas natural que el quela necedad entone sus propias alabanzas y sede bombo a s misma? Quien puede darme aconocer mejor que yo? A no ser que por casua-lidad se encuentre entre vosotros alguno que meconozca mejor que yo. De esta manera me pa-rece que doy pruebas de ser mas modesta queesos hombres a los que el vulgo llama grandesy sabios, y que, depuesto todo pudor, suelen so-bornar a un retorico adulon o a un poeta par-lanchn y le ponen a sueldo para orle recitar susalabanzas, que no son mas que pursimas menti-ras, lo cual no impide que el elogiado, afectandohumildad, haga la rueda y yerga la cresta a lamanera de un pavo, mientras el impudico adu-

  • 40 ERASMO DE ROTTERDAM

    lador coloca a aquella nulidad al nivel de losdioses y la presenta como un perfecto modelode todas las virtudes, sin reparar en que distamas de ellas que la luna de la tierra, ni en que suempresa sea algo as como adornar una cornejacon plumas ajenas o blanquear a un etope, oconvertir a una mosca en elefante. En fin, yo meatengo a aquel proverbio que dice: Con razonse alaba a s mismo quien no encuentra nadieque le alabe.Por lo cual, declaro con toda franqueza que

    no se si admirar mas la ingratitud o la indolen-cia de los hombres para conmigo, pues, aunquetodos me festejen asiduamente y todos recibancon placer mis beneficios, jamas ha habido unosolo a quien se le haya ocurrido cantar en unagradable discurso las alabanzas de la Necedad,mientras que no han faltado quienes hayan en-salzado, a costa de su aceite y de su sueno, conelogios bien compuestos, a los busiris11, a los fa-laris12, a las cuartanas, a las moscas, a la calviciey a otras calamidades por el estilo.Vais, pues, a or de mis labios un discurso, el

    11Busiris es un rey legendario egipcio que torturaba y mataba a todos los extranjeros que entraban enEgipto.

    12Falaris es un tirano que asaba a todas sus vctimas, cuyo encomio fue escrito por Luciano.

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. III 41

    cual, por ser precisamente improvisado y pocotrabajado, sera mas verdadero.

  • CAPITULO IV

    CARA A CARA DE LA NECEDAD

    No vayais a creer que con mis palabras mepropongo lucir mi ingenio, como es cos-tumbre de casi todos los oradores de estos tiem-pos, los cuales ya sabeis que cuando pronuncianun discurso elaborado durante treinta anos, yque algunas veces ni siquiera es suyo, juran que,como por juego, lo han compuesto o dictado entres das.A m siempre me ha causado gran placer de-

    cir de repente cuanto se me viniera a la boca,y, por tanto, nadie espere de m que, siguiendola costumbre de estos retoricos vulgares, proce-da por una definicion de m misma, ni muchomenos por una division, pues sera entrar conmal pie el circunscribir dentro de ciertos lmitesa una divinidad cuyo imperio se extiende portodas partes, o el dividir a aquella a quien todala tierra rinde un culto unanime. Y, bien mi-rado, a que conducira el trazar mediante unadefinicion mi esbozo o mi retrato, teniendome

  • 44 ERASMO DE ROTTERDAM

    como me teneis delante de los ojos? Porque yosoy, como podeis ver, aquella dispensadora debienes llamada por los latinos Stultitia, y porlos griegos, Moria.

  • CAPITULO V

    SINCERIDAD DE LA NECEDAD E INGRATITUD DE LOSSABIOS PARA CON ELLA

    Pero para que voy a insistir en esto, comosi no llevase grabado en el rostro y en lafrente que clase de pajaro soy, como dice el pue-blo, o como si alguno que me confundiese conMinerva o con la Sabidura, no hubiera de con-vencerse al punto de su error con sola una mira-da y sin necesidad de recurrir a la palabra, puesla cara es el espejo infalible del alma? En m nohay lugar para el engano, ni llevo una cosa enel corazon y otra en la boca; soy siempre y entodas partes identica a mi misma, de tal modoque no pueden disimularme ni aun aquellos quesaben cubrirse con una apariencia dandose tonoy echandoselas de sabios, cuyo nombre se arro-gan como monas vestidas de purpura o comoasnos con piel de leon, que no dejan de asomarpor algun sitio las formidables orejas de Midas,por muy bien que se disfracen.Ingrata, sin duda, es esta clase de hom-

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    bres que, siendo mis mas fieles partidarios,averguenzanse de mi nombre delante del mun-do, hasta el punto de lanzarlo con frecuencia alos demas como un grave insulto. Siendo estos,pues, en realidad, archinecios, aunque quieranpasar por unos sabios y por unos Tales de Mile-to, no mereceran, por derecho propio, que losllamasemos morosofos, es decir, sabios-necios?

  • CAPITULO VI

    LA NECEDAD IMITA A LOS RETORICOS

    Quiero imitar con esto a los retoricos denuestro tiempo, que se creen dioses consolo mostrarse con dos lenguas, como la sangui-juela, y que piensan hacer maravillas encajandode cuando en cuando en sus discursos latinos al-gunas palabras griegas, con las que hacen, aun-que no venga a cuento, una especie de mosai-co. A falta de terminos exoticos, desentierrande algun viejo pergamino cuatro o cinco pala-bras anticuadas, cuya oscuridad ofusque a loslectores, para que aquellos que las entiendan se

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    complazcan mas y mas con ello, y los que no, losadmiren tanto mas cuanto menos comprendan.Porque conviene que sepais que mis fieles acep-tan una cosa tanto mejor cuanto de mas lejosviene, y este no es uno de sus mejores placeres.Y si entre ellos hubiese algunos mas vanidosos,ran, aplaudan y muevan, como el asno, las ore-jas, que con ello tendran mas que suficiente pa-ra hacer creer a los demas que lo comprendena maravilla, aunque en el fondo no entiendanuna palabra. Y basta de esto. Volvamos ahoraa nuestro tema.

  • CAPITULO VII

    PROGENIE DE LA NECEDAD

    Sabeis, pues mi nombre, varones estultsi-mos, y digo estultsimos porque ningunotro epteto mas honroso puede emplear la dio-sa Necedad para honrar a sus creyentes. Mas,como entre vosotros no hay muchos que conoz-can mi genealoga, voy a intentar exponerla conel auxilio de las Musas.No debo mi nacimiento ni al Caos, ni a Pluton,

    ni a Saturno, ni a Jupiter, ni a ningun otro dela casta de estos dioses podridos de vejez, sinoque me ha engendrado Pluto, que es el supremodios, el padre de los dioses y de los hombres,digan lo que quieran Homero, Hesodo y aun elmismo Jupiter. Pluto, a cuyo antojo hoy, comosiempre, trastornanse desde sus cimientos las co-sas sagradas y profanas; por cuyo arbitrio se ri-ge la guerra, la paz, los imperios, los consejos,la justicia, las asambleas populares, los matri-monios, los tratados, las alianzas, las leyes, lasartes, lo comico, lo serio. . . (ay!, me ahogo!) en

  • 50 ERASMO DE ROTTERDAM

    una palabra, todos los negocios publicos y pri-vados de los hombres; Pluto, sin el cual toda esaturba de numenes de que hablan los poetas, yaun me atrevo a decir que hasta lo mismos dio-ses mayores, o no existiran de ningun modo, ono podran comer caliente en su propia mora-da; Pluto, a quien si alguien hiciese montar encolera no le valdra ni el favor de Palas, y, encambio, si le fuere propicio, sera capaz de au-torizarle para ahorcar a Jupiter con todos susrayos. Este es el padre de quien me envanezco,y este es de quien nac; pero no porque me hayasacado de su cabeza, como lo hizo Jupiter conla tetrica y cenuda Minerva, sino por habermeengendrado en Hebe, ninfa de la juventud, quees mil veces mas bella y mas alegre.

    No; yo no he sido fruto de un inspido deberconyugal, como aquel cojo herrero (Vulcano),sino que, lo que es mas hermoso, a m me handado el ser los besos del amor, segun dice Ho-mero. Pero no vayais a creer que nac de aquelPluto que nos pinta Aristofanes cuando ya es-taba ciego y con un pie en la sepultura, sino delPluto vigoroso, rebosante de juventud, y, sobre

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. VII 51

    todo, del nectar abundantsimo y de sin igualpureza que el gustaba de saborear en los ban-quetes.

  • CAPITULO VIII

    PATRIA Y CRIANZA DE LA NECEDAD

    Si ahora me preguntais cual es el lugar de minacimiento (puesto que hoy da la tierradonde un nino ha lanzado su primer vagido en-tra por mucho en su nobleza), sabed, pues, queno vi la luz ni en la erratica isla de Delos13, nien el mar undoso, ni en las profundas cavernas,sino en las islas Afortunadas14, en donde todocrece espontaneo y sin cultivo; en donde no seconocen ni el trabajo, ni la vejez, ni la enfer-medad, ni tampoco se ven nunca el gamon ni

    13Isla del Egeo que, segun la leyenda, Zeus hizo surgir del fondo del mar para que pudiera nacer en ellaApolo y Artemisa.

    14La literatura antigua Homero, Hesodo, Pndaro, Plinio y Horacio, etc. hablan de ellas y nos lasdescriben como lugar fertil y sin rastro de enfermedad.

  • 54 ERASMO DE ROTTERDAM

    la malva, ni la cebolla, ni el altramuz, ni el ha-ba, ni otras plantas vulgares, pues all, como enlos jardines de Adonis15, deleitan por doquier lavista y el olfato el ajo aureo, la pance, la nepen-ta, la mejorana, la artemisa, el loto, la rosa, lavioleta y el jacinto.

    Nacida en medio de tantas delicias, nocomence llorando mi inmortal carrera, sino queal abrir los ojos, sonre amorosamente a mi ma-dre; y no envidio a Jupiter la cabra que le ama-manto, porque a m me dieron el jugo de suspechos dos graciossimas ninfas: la Embriaguez,hija de Baco, y la Impericia, hija de Pan, a las

    15Adonis es el dios de la vegetacion y de la felicidad.

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. VIII 55

    que podeis ver entre las personas de mi sequito.Si conocer quereis los nombres de las demas, voya decroslos; pero vive Hercules!, que no ha deser sino en griego.

  • CAPITULO IX

    EL CORTEJO DE LA NECEDAD

    Esta que veis de aire tan arrogante esel Amor Propio (Filauta); esta de ri-suenos ojos y cuyas manos estan siempre dis-puestas al aplauso, se llama la Adulacion (Ko-laka); esta que esta como aletargada y que pa-rece dormir, se llama el Olvido (Lhj); esta otraque se apoya sobre sus dos codos y esta de brazoscruzados es la Pereza (Misopona); esta corona-da con una guirnalda de rosas e impregnada deperfumes es la Voluptuosidad (

  • 58 ERASMO DE ROTTERDAM

    bre los mismos emperadores.16

    16En otros textos escriben Ljh, Truf, Kwmon, VUpnon, las demas igual (siempre con theta y no convartheta).

  • CAPITULO X

    LA NECEDAD, POR LOS FAVORES QUE DISPENSA, ESSEMEJANTE A LOS DIOSES

    Ya conoceis mi origen, mi educacion y misequito. Ahora bien: para que nadie sos-peche que usurpo el ttulo de diosa, od atenta-mente los innumerables beneficios que propor-ciono a los dioses y a los hombres, y hasta dondese extiende mi imperio. Porque si alguien ha es-crito con acierto que el caracter distintivo de undios consiste en proteger a los mortales, y si me-recieron ser admitidos en el senado de los dioseslos que descubrieron el vino, el trigo, o cualquierotra cosa util al genero humano, como puedenegarseme a m el derecho de ser y llamarme elalfa de todos ellos, a m, que soy para todos elmanantial de toda clase de bienes?

  • CAPITULO XI

    PODER DE LA NECEDAD EN LOS ORIGENES DE LA VIDA

    Y en primer lugar, que puede haber masdulce y mas precioso que la vida? Y sien-do as, quien en los comienzos de ella tiene masparte que yo? Ni la lanza temible de Minerva, niel escudo del tempestuoso Jupiter, seran capa-ces de engendrar y propagar la especie humana.El mismo Jove, padre de los dioses y de los

    hombres, que con un movimiento de cabeza con-mueve a todo el Olimpo, no encuentra el menorreparo en dejar a un lado su triple rayo y surostro de titan, con el que hace temblar a losmismos dioses cuando quiere, y en disfrazarsecomo un histrion, siempre que le entran ganasde aumentar el numero de sus hijos, cosa que leocurre muy a menudo.Sabido es que los estoicos17 se creen casi dio-

    ses; pues bien: dadme uno de ellos que sea dos,tres, o, si quereis, mil veces estoico, y tened porseguro que yo no le hare cortar la barba, esa in-

    17filosofos caracterizados por su indiferencia ante las circunstancias de la vida. Ni el placer ni el dolor sonnormas de conducta. La razon y el seguimiento de la naturaleza eran sus normas fundamentales.

  • 62 ERASMO DE ROTTERDAM

    signia de sabidura que comparte con los machoscabros, pero por lo menos hare que desarrugueel entrecejo y la frente, que abandone por unmomento sus dogmas inmutables y que come-ta alguna que otra tontera o extravagancia. Enresumidas cuentas, a m y a nadie mas que am tendra que acudir el sabio apenas quiera serpadre.

    Mas por que no hablaros claro y sin ambages,

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XI 63

    segun mi vieja costumbre? Decidme: es acasola cabeza, la cara, el pecho, la mano, la oreja ocualquier otra parte del cuerpo de las llamadashonestas la que pose la virtud de engendrar alos dioses y a los hombres? Me parece que no;la propagadora del genero humano es mas bienotra parte tan necia y ridcula que no se puedenombrar sin rerse.

    Este es, cabalmente, el manantial sagrado dedonde fluye la vida con mas verdad que del cua-terno de Pitagoras18. Porque que hombre, de-cidme, ofrecera su cabeza al yugo del matri-monio si, como suelen hacer los sabios, pensaseantes seriamente en los inconvenientes de la vi-da conyugal, ni que mujer consentira que se leacercase un varon si conociese o examinase so-lamente los peligrosos dolores del parto, o lasmolestias de criar los hijos? Pues si debeis la vi-da a matrimonio, y el matrimonio se lo debeisa la Demencia, mi companera, sacad la conse-cuencia de lo que me debeis a m. Que mujerque ha sufrido una vez aquellos trabajos, quisie-ra volver a pasarlos si no fuera gracias a la virtud

    18Los Pitagoricos son filosofos griegos (siglos vi-v a.C.) que sostienen que la esencia de las cosas son losnumeros. Los cuatro primeros numeros son la base del sistema cosmico.

  • 64 ERASMO DE ROTTERDAM

    del Olvido? La misma Venus (pese a Lucrecio),no tendra fuerza ni poder sin mi ayuda.Pues bien: de esta broma ma, irrisoria y

    ridcula, provienen los filosofos llenos de orgu-llo, a quienes hoy han sucedido los que el vulgollama monjes, los purpurados reyes, los piadosossacerdotes, los tres veces santsimos pontfices, y,en fin, toda esa turba de semidioses, tan nume-rosa que el Olimpo, con ser tan grande, apenaspuede contener.

  • CAPITULO XII

    EL PLACER, COMO BIEN SUPREMO

    Poco supondra, sin embargo, haberos de-mostrado que yo soy el principio y lafuente de la vida, si no os demostrara ademasque todas las dichas de este mundo las debeistambien a mi munificencia. Que sera, en efec-to, la vida, si vida pudiera entonces llamarse, sise le quitara el placer? Veo que aplauds. Biensaba yo que ninguno de vosotros era bastantecuerdo, o, mejor, bastante necio, mas vuelvo adecir bastante cuerdo para no ser de mi opinion.Los mismos estoicos, aunque es cierto que no

    desprecian el placer, saben disimularlo con gransagacidad y decir de el mil perreras cuandoestan delante de la gente, pero es solo con el ob-jeto de apartar a los demas del pastel y gustarloellos despues a todo su sabor. Pero dganme, porJupiter: hay un solo da en la vida que no seatriste, monotono, inspido, aburrido y molesto,si no se le adereza con el placer, es decir, conla salsa de la necedad? El testimonio de Sofo-

  • 66 ERASMO DE ROTTERDAM

    cles, nunca bastante ponderado, sera en verdadsuficiente para probarlo. Pues el fue el autor deaquel hermossimo elogio que hizo de m, al de-cir que la vida mas agradable solo se alcanza nosabiendo absolutamente nada.Pero esto no basta; hay que probar ahora en

    particular todo lo dicho.

  • CAPITULO XIII

    INTIMA RELACION DE LA INFANCIA Y DE LA VEJEZ CONLA NECEDAD. BENEFICIOS QUE ESTA REPORTA A LA

    VEJEZ

    Nadie ignora que la primera edad delhombre es la mas venturosa y la masgrata de todas. Y que es lo que vemos en losninos que nos mueve a besarlos, a abrazarlos,a acariciarlos, y que hace que nos parezca quehasta tienen la virtud de desarmar al enemigo,sino el atractivo de la necedad, con que la pru-dente Naturaleza ha adornado las frentes de losrecien nacidos, a fin de que puedan pagar en pla-cer los trabajos de la crianza y conquistar porsu amabilidad la proteccion que necesitan?Y la juventud, edad que sucede a la infancia,

    cuan placentera es a todos! Como es por todosfestejada! Con que solicitud se la ayuda y conque interes se le tiende una mano en su auxilio!Pregunto yo ahora: De donde proviene este en-canto de la juventud sino de m, a quien se debeque los que menos saben sean, por ello mismo,los que menos se enojen?

  • 68 ERASMO DE ROTTERDAM

    Tendraseme por embustera si no anadieseque, a medida que el adolescente va entrandoen anos y la experiencia de las cosas y el estudiode las ciencias le hacen adquirir algunos cono-cimientos, comienza tambien a marchitarse suhermosura, a languidecer su gallarda, a enfriar-se su donaire y a disminuir su vigor. Cuantomas se aparta de m, menos va viviendo cadada, hasta que, al fin, llega a la refunfunadoravejez, edad tan molesta, no solo para los demas,sino tambien para s mismo, que ningun mortalpodra soportarla si yo, compadecida nuevamen-te de sus trabajos, no le echase la mano. Puescomo los dioses de que nos hablan los poetas,suelen salvar en los peligros a sus protegidos me-diante alguna metamorfosis, as yo, cuando losveo proximos al sepulcro y en cuanto me es po-sible, los torno a la infancia; razon por la cual lagente suele llamar a la vejez segunda infancia.

    Si alguien desea saber como hago este reju-venecimiento, no voy a ocultarlo. Para hacerlo,conduzcolos a las margenes del Leteo, ro quenace en las islas Afortunadas (pues por el In-fierno no corre mas que un pequeno riachuelo),

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XIII 69

    para que all, bebiendo a grandes sorbos el aguadel Olvido, vayan poco a poco aminorando suscuidados y vuelvan a la juventud.

    Se me objetara que esto no es otra cosa que ha-cerlos divagar y chochear. Lo concedo; pero pre-cisamente por eso se convierten en ninos; y noes propio de ellos chochear y desvariar? Que esmas que el no saber lo que hace que esa edadsea tan deleitosa? Quien no detestara y abo-minara como una monstruosidad que la infan-cia tenga una sabidura prematura? De ah elconocido proverbio del vulgo: Odio al nino de-masiado listo.Quien aguantara la amistad o el trato de un

    anciano que a su gran experiencia del mundouniese la plenitud de sus facultades mentales y

  • 70 ERASMO DE ROTTERDAM

    el rigor de sus crticas? Por tanto, beneficio espor parte ma hacer chochear a la vejez.

    Fuera de esto, la aparto por tal medio de laspreocupaciones que el mismo sabio no puede evi-tar, con lo cual el viejo no deja de ser buen com-panero de bebienda, no siente el tedio de la vida,que apenas soporta la edad mas vigorosa, y sino torna algunas veces hasta a deletrear el ver-bo amar como el vejete de Plauto, lo consideracomo cosa desgraciada.

    Y mientras tanto, el viejo es feliz gracias a mifavor; es agradable para los amigos y no care-ce de gracia en las francachelas. Segun Home-ro, los labios de Aquiles no destilaban mas quehiel, mientras que de la boca de Nestor fluanpalabras mas dulces que la miel, y los ancianosque se congregaban en la puerta occidental delas murallas de Troya se entregaban a apaciblesconversaciones.

    Considerada desde este aspecto, la vejez su-pera a la infancia, edad dichosa, sin duda, pe-ro, al fin y al cabo, infantil, ya que le faltanesas charlas amenas, principal recreo de la vi-da. Conviene observar que los viejos quieren con

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XIII 71

    frenes a los ninos, y estos a los viejos, sin dudaporque (como dice el poeta Homero) los dio-ses se complacen en poner siempre juntos a losque se semejan. En que otra cosa se diferen-cia sino en que el viejo tiene mas arrugas y masanos? Por lo demas, todo es igual entre ellos:cabellos descoloridos, boca desdentada, cuerpopequeno, apetencia de la leche, balbuceo, char-latanera, frivolidad, olvido de las cosas y faltade reflexion.Cuanto mas avanza el hombre hacia la vejez,

    mas va pareciendose a los ninos, hasta que, aligual de estos, el viejo se va al otro mundo sinsufrir el cansancio de la vida y sin sentir la muer-te.

  • CAPITULO XIV

    LOS BENEFICIOS DE LA NECEDAD SON SUPERIORES ALOS DE LOS DIOSES, PORQUE HACE DURADERA LA

    JUVENTUD Y ALEJA LA VEJEZ

    Despues de esto, comparese este benefi-cio que yo dispenso con las metamorfosisque operan los dioses, y no me refiero a las quehacen cuando estan airados, sino a las que eje-cutan en las personas; los mas benevolos suelentransformarlas ya en arbol, ya en ave, ya en ci-garra, y hasta en serpiente. Como si el ser otracosa de lo que se es no fuera ya una especie demuerte! Yo, en cambio, devuelvo a los mismoshombres lo mejor y mas feliz de su existencia,y en verdad os digo que, si rompieran toda re-lacion con la sabidura y en todas las edadesse guiaran por m, no envejeceran y gozarandichosos de una juventud perpetua.No veis esos rostros palidos entregados al es-

    tudio de la Filosofa o a serios y arduos negocios,ya envejecidos, por lo general, antes de llegar ala plena juventud, a causa del trabajo y de latension incesante del pensamiento que ha agita-

  • 74 ERASMO DE ROTTERDAM

    do en ellos el espritu y ha secado la savia de susvidas?

    No as son mis necios, regordetes, lucidos yrebosantes de salud en su piel, como verdade-ros cerdos acarnienses19; desde luego, no expe-rimentan ninguna de las incomodidades de lavejez, a menos que, como a veces acontece, seinficionen con el contagio de la sabidura. Tanverdad es que nada amarga tanto la vida delhombre como no poder lograr felicidad comple-ta!

    En apoyo de lo que acabo de decir, os citare eladagio vulgar que dice: La necedad es la unicacosa que detiene la fugacsima juventud y retar-da la pesada vejez. Con razon los de Brabantehan practicado esto, segun opinion del vulgo,pues dicen que, as como los demas hombres,con los anos, adquieren la sensatez, ellos, a me-dida que envejecen, van haciendose mas necios,y sabido es que no hay otra nacion que tomela vida tan en broma ni que sienta menos lastristezas se la senectud. Con ellos tienen muchoparecido mis holandeses, tanto por la proxima

    19Cerdo de la piara de Epicuro. Erasmo se refiere aqu a los epicureos, considerados sin escrupulos y sinmoral en su busqueda del placer.

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XIV 75

    vecindad como por sus costumbres, y digo misholandeses, porque me rinden un culto tan asi-duo que hasta del pueblo merecieron un apodoque, lejos de avergonzarse de el, se lo adjudicancomo un honor.

    Id ahora, oh estupidos mortales, en busca delas Medeas20, de las Circes21, de las Venus yde las Auroras, de no se que fontana, a pedir-les los restituyan a su primera juventud! Nocomprendeis que yo soy la unica que puedo ysuelo darla, la unica que poseo aquel magico eli-xir con el que la hija de Memnon prolongo losdas de su abuelo Titono, que yo soy la Venusa quien Faon debio su rejuvenecimiento, de talmodo que a Safo enloquecio de amor, que sonmas las hierbas maravillosas, si es que las hayde esta clase, que es a m a quien dirigen todassus suplicas, y que ma es, en fin, la fuente divinaque no solo devuelve la pasada juventud, sino, loque es mejor aun, la conserva perpetuamente?

    Si todos vosotros, pues, estais conformes con-migo en que nada hay tan deseable como la ju-ventud, ni nada mas detestable que la vejez, creo

    20Se dice que Medea fue la que renovo la juventud de Jason, hirviendole en hierbas.21Circe fue la bruja que convirtio a los companeros de Ulises en Cerdos.

  • 76 ERASMO DE ROTTERDAM

    que reconocereis cuanto me debeis a m, a m,que hago duradero tanto bien y evito tanto mal.

  • CAPITULO XV

    NECEDAD DE LOS DIOSES

    Pero por que hablar mas de los tales?Traslademonos al Empreo, y consientoen que hasta mi nombre sea un oprobio param si se encuentra en uno solo de los dioses al-go que no sea aspero y despreciable, como nosea con mi ayuda. Por que Baco, si no, ha si-do siempre un mancebo de poblada cabellera?Pues, sencillamente, porque, pasandose toda lavida en insensateces y borracheras, en banque-tes, danzas, canciones y fiestas, no se permite elmas ligero trato con Palas; mas, por el contrario,la tiene a tanta distancia para pasar por un sa-bio, que prefiere que se le honre unicamente conburlas y con farsas, y no se ofende por el sobre-nombre de fatuo que le da un proverbio griegocuando se dice de el que es mas necio que unacabeza pintarrajada con heces, por alusion a lacostumbre que tienen los vendimiadores de em-badurnar en sus fiestas con mostos y con zumode higos frescos la estatua sedente del dios colo-

  • 78 ERASMO DE ROTTERDAM

    cada a la puerta de los templos. Y que injustasburlas no se han hecho contra el en las antiguascomedias! Oh insulso dios exclaman, dignode haber nacido del muslo de Jupiter!

    A pesar de todo, quien no preferira ser comoel, insulso y fatuo, siempre alegre, siempre joven,distrayendo siempre a todos entre pasatiempos yregocijos, a ser como ese solapado Jupiter, anteel que todos tiemblan, o como el viejo Pan, quetodo lo envenena con sus terrores repentinos,o como el ruin Vulcano, lleno siempre de tizne

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XV 79

    de carbon y siempre trabajando en su fragua, ocomo la misma Minerva, terrible por su lanza yescudo, y mirando siempre de traves?

    Y Cupido? Por que siempre es un nino sinopor su simpleza, que le lleva a no pensar ni ha-cer nada con cordura? Por que la blonda Venusrenueva constantemente su belleza? Sin duda,porque tiene conmigo cierta afinidad, de dondeproviene que sacase el color de mi padre, y poresta razon fue llamada por Homero aurea Ve-nus ; ademas, siempre se nos muestra risuena, sihemos de creer a los poetas y a sus emulos, losescultores. Tuvieron, por ventura, los romanosotro culto mas fervoroso que el de Flora, madrede todas las voluptuosidades?

    Con todo, si se lee atentamente en Homero yen otros vates la vida de los dioses mas austeros,se vera que descubren la necedad en todas lasacciones. Para que recordar los amores y deva-neos de Jupiter Tonante, o los de aquella severaDiana que, olvidada del recato de su sexo, noiba tanto a la caza de animales como a la deEndimion, por cuyo amor se mora?

  • 80 ERASMO DE ROTTERDAM

    Oiga el que quiera a Momo reprocharle sus be-llaqueras, pues el fue el que antiguamente se lasechaba en cara con frecuencia y quien les dio mo-tivo para que, enojados en medio de su felicidadpor las importunaciones de su sabidura, le pre-cipitasen sobre la tierra, como hicieron tambiencon Ate, diosa del mal; ningun mortal, desdeentonces, ha querido dar hospitalidad al deste-rrado, y mucho menos los reyes en sus palacios,en donde ocupa el primer puesto mi companerala Adulacion, que no tiene con Momo mas seme-janza que el cordero con el lobo y as los dioses,libres de este importuno, y no teniendo ningunotro censor de sus acciones, pudieron divertir-se mas dulce y desahogadamente o, como diceHomero, como les dio la gana.

    Que entretenimientos no ofrece aquel horte-lano Prapo? Que diversiones no proporcionanlos enganos y rateras de Mercurio? Y no esVulcano el que en los banquetes de los diosesacostumbra hacer de bufon, y ya su cojera, yasus patochadas, ya sus ridculas salidas, hacendesternillarse de risa a aquellos beodos? Sileno,el famoso viejo enamorado, suele bailar el lascivo

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XV 81

    cordax con Polifemo, que brinca que se las pela,mientras las Ninfas apenas tocan la tierra consus pies; los Satiros semicabras representan lasimpudicas atelanas ; Pan, con tal cual estupidacancion, hace rer a todo el mundo, porque losdioses prefieren or su canto antes que el de lasMusas, sobre todo cuando el vino se les sube a lacabeza. Os dire lo que los dioses, ya bien bebi-dos, hacen al final de sus festines? Por Hercules!Tantas necedades realizan que no puedo, al re-cordarlas, contener la risa.Pero sobre este asunto mas vale callar, como

    Harpocrates, no sea que algun dios acechon, nosoiga contar estas cosas, por decir las cuales elmismo Momo fue castigado.

  • CAPITULO XVI

    SUPREMACIA DE LA NECEDAD SOBRE LA RAZON

    Hora es ya de que, a ejemplo de Home-ro, dejando las llanuras etereas, volva-mos nosotros a la tierra, para que os muestreque, aqu como all, no hay nada alegre ni felizsin mis favores. Notad primeramente con cuantasolicitud ha provisto la madre Naturaleza, crea-dora del genero humano, para que nunca faltaseel aderezo de la necedad.

    Si es verdad, segun los definidores estoicos, quela sabidura consiste en seguir la razon, y la Ne-cedad, por el contrario, en dejarse llevar por laspasiones, no lo es menos el que Jupiter, paraque la vida no fuera triste y amarga, nos dio mas

  • 84 ERASMO DE ROTTERDAM

    inclinacion a las pasiones que a la razon, lo queva de media onza a una libra?Por eso relego la razon a un pequeno rincon

    de la cabeza, mientras que llevo el desorden a lorestante del cuerpo, y ademas le opuso dos comotiranos violentsimos: la ira, que tiene la sede desu imperio en el corazon, fuente de la vida, yla concupiscencia, que tiende su dominio hastamas abajo de la region abdominal.Cuanto pueda la razon contra estas dos fuer-

    zas gemelas declaralo suficientemente la conduc-ta ordinaria de los hombres, pues aunque cla-me ella indicando el recto camino hasta ponerseronca y dicte normas de honestidad, las otras serebelan contra esta pretendida reina, y gritanmas fuerte que ella, hasta que un da, cansadaya, acaba por rendirse a ellas.

  • CAPITULO XVII

    LA MUJER, ENCARNACION DE LA NECEDAD

    Sin embargo, como quiera que el varon es-tuviese destinado a gobernar las cosasde la vida, era preciso que tuviese algo mas deese adarme de razon que en el se infundio, y te-niendo Jupiter que consultar el caso, heme aqu,como otras muchas veces, llamada a consejo. Enverdad que pronto di uno digno de m, a saber:que se diera una mujer al hombre. Es la mujer unanimal inepto y necio; pero, por lo demas, com-placiente y gracioso. De modo que su companaen el hogar suaviza y endulza con su necedadla melancola y aspereza de la ndole varonil. Yas Platon, al vacilar entre incluir a la mujer enla categora de los animales racionales o en la delos irracionales, no se propuso mas que senalar-nos la insigne necedad de este sexo.Si, por ventura, alguna mujer quisiera sentar

    plaza de sabia, no conseguira sino ser dos vecesnecia; es como si, a despecho de Minerva, seenviara un buey al gimnasio; porque todo aquel

  • 86 ERASMO DE ROTTERDAM

    que contra su naturaleza toma las aparienciasde la virtud, torciendo su innata inclinacion, nologra sino que el vicio aparezca mas de bulto.Del mismo modo que, como dice un proverbiogriego, aunque la mona se vista de seda, monase queda, as la mujer sera siempre mujer; esdecir, necia, disfracese como se disfrace.

    A pesar de ello, no creo que las mujeres seantan tontas que vayan a enfadarse conmigo por elmero hecho de que una mujer, es mas, la mismaNecedad en persona, les reproche su necedad,porque si bien lo miran, es a la Necedad a quiendeben el ser por multiples razones mucho masdichosas que los hombres.Tienen, en primer lugar, el privilegio de la her-

    mosura, que con razon anteponen a todas las co-sas, y por cuya virtud ejercen tirana aun sobre

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XVII 87

    los mismos tiranos. De donde creeis que pro-cede la disposicion desalinada del varon, su pielvelluda y su espesa barba, que le dan aspectode vejez, aun siendo joven, sino del habito de lacordura, mientras que en la mujer siempre ad-vertimos sus mejillas imberbes, su voz siemprefina y su cutis delicado, como si fuese la imagende una perpetua juventud?

    En segundo termino, que otra cosa ambicio-nan mas las mujeres en la vida que agradarmucho a los hombres? No tienden a este finsus adornos, sus tintes, sus banos, sus peinados,sus afeites, sus perfumes y cuantos artificios em-plean para componerse, pintarse y fingir el ros-tro, los ojos y el cutis? Por consiguiente, hayalgo que las haga mas recomendables a los hom-bres que la necedad? Hay algo que estos no lespermitan? Y a cambio de que, sino del deleite?Lo que deleita, pues, en las mujeres no es otracosa que la necedad, y as no habra nadie, piensecomo quiera en su interior, que no disculpe lastonteras que el hombre dice y las moneras quehace cuantas veces lo disponga el apetito de lahembra.

  • 88 ERASMO DE ROTTERDAM

    Ya sabeis, por tanto, cual es el manantial delprimero y principal placer de la vida.

  • CAPITULO XVIII

    IMPORTANCIA DE LA NECEDAD EN LOS BANQUETES

    Pero hay algunos, principalmente entre losviejos, bebedores mas bien que mujerie-gos, los cuales cifran en la mesa su placer pri-mordial. Discutan otros si un banquete sin muje-res puede tener algun encanto; pero lo que puedeafirmarse, desde luego, es que ninguno sera agra-dable sin la salsa de la necedad, hasta tal punto,que si en el no se encuentra por lo menos uno quecon necedad natural o simulada haga rer a losdemas, se pagara a algun bufon o se invitara aalgun ridculo parasito que a fuerza de patocha-das, es decir, con frases necias, sepa ahuyentarde la fiesta el silencio y la tristeza.Porque, mirandolo bien, que placer habra en

    llenar la panza de toda clase de confituras, man-jares y golosinas si los ojos, los odos y el almatoda no recibiesen tambien su refaccion de risa,bromas y donaires?De esta clase de postres yo soy unica repostera,

    porque es indudable que las ceremonias de los

  • 90 ERASMO DE ROTTERDAM

    banquetes, el sorteo para elegir al rey del festn,el juego de los dados, los brindis recprocos, lasrondas de vino, el cantar con el mirto, el danzary hacer pantomimas, no fue inventado por lossiete sabios de Grecia, sino por m para la saluddel genero humano.Bien miradas, pues, estas cosas, hay que decir

    que cuanto mas tienen de necias, tanto mejorse vive, que no se como pueda llamarse vidacuando es triste, y triste, en verdad, tiene queser la vida si no se la libra de la tristeza, hermanamelliza del hasto, con toda clase de deleites.

  • CAPITULO XIX

    LA NECEDAD ES LA BASE UNITIVA DE LA AMISTAD

    Habra, tal vez, algunas personas que,desdenando los deleites de la mesa,complacense en el amor y trato de los amigos,diciendo y repitiendo que la amistad se ha deanteponer a todo, porque es una cosa tan ne-cesaria que no lo son mas ni el aire, ni el fue-go, ni el agua; tan agradable, que prescindir deella valdra tanto como prescindir del sol, y, fi-nalmente, tan honesta, si es que el serlo vieneal caso, que los mismos filosofos no vacilan encolocarla entre los primeros y principales bienes.Pero cual sera vuestra admiracion si os de-

    muestro que yo tambien soy el principio y elfin de este inmenso beneficio? Y os lo voy aprobar, no valiendome de crocodilites, sorites,ceratines ni de ningun otro genero de argu-cias dielecticas, sino de una manera vulgar ymostrandolo como con el dedo.Decidme: Hacer la vista gorda, confiarse de-

    masiado, cegarse, dejarse alucinar por los defec-

  • 92 ERASMO DE ROTTERDAM

    tos de los amigos y, a veces, tomar y admirarcomo virtudes sus mayores vicios, no es algomuy parecido a la necedad? El amante que besacon ardor un lunar de su querida, el que saboreael fetido aliento de su Ines, el padre que no en-cuentra mas que un pequeno estrabismo en suhijo bizco, que es todo esto sino pura necedad?S, digamoslo muy alto: se trata de la necedad;pero esta sola necedad es la que une y conservalos lazos de la amistad.

    Mas fijaos que me refiero a la generalidad delos hombres, de los cuales ninguno nace sin de-fectos, siendo el mejor de todos aquel que tienemenos, pues en los sabios, gente endiosada, o noarraiga la amistad o la vuelven desagradable einspida, y aun as, no admiten en intimidad masque a escasas personas, por no decir que a nin-guna. Y la razon es obvia: como la mayora delos mortales desatinan es mas: deliran de milmaneras, y la amistad solo se entabla entre se-mejantes, resulta que, si alguna vez una mutuasimpata aproxima a aquellos austeros persona-jes, tal simpata jamas podra ser constante niduradera tratandose de esos enojosos espas que

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XIX 93

    andan siempre acechando las faltas de sus ami-gos con una vista tan penetrante como el agui-la o como la serpiente de Epidauro; en cambio,que ciegos son para los suyos, y cuan poco venel seno de la alforja que les cuelga a la espalda!

    As, pues, dado que la condicion humana es talque no se hallara nadie, sin excluir a los hombresde gran talento, que no tenga grandes defectos;dado que los caracteres y gustos difieren tanto;dado que la vida esta sembrada de tantos erro-res, de tantos desaciertos y de tantos peligros,como podran gozar estos argos una hora se-guida de la dulce amistad si no la mantuvieselo que los griegos llaman con tanta exactitud laingenuidad, es decir, la necedad, o, si quereis,la indulgencia para con las debilidades del proji-mo?

    Que mas? No es Cupido, padre y autor detoda simpata, quien, completamente ciego, to-ma lo feo por hermoso, y de la misma manerahace que cada uno de vosotros encuentre bellolo que ama, y consigue que el viejo quiera a lavieja como el mozo a la moza? Pues esto es loque constantemente sucede en el mundo y causa

  • 94 ERASMO DE ROTTERDAM

    risa; no obstante, esto, que es ridculo, es lo queforma y une la agradable sociedad de la vida.

  • CAPITULO XX

    LA NECEDAD ES LA CONCILIADORA DEL MATRIMONIO

    Lo que he dicho de la amistad puede aplicar-se con mayor razon al matrimonio, pues-to que este no es mas que la union de dos vidasen una sola. Oh dioses inmortales! Cuantos di-vorcios, o cosas aun peores que el divorcio, severan a cada paso si mis satelites la Adulacion,la Chanza, la Indulgencia, el Engano y el Di-simulo no viniesen a sostener y conservar lascostumbres y el vivir conyugal! Ah!, que pocosmatrimonios habra si el novio, obrando comoprudente, indagase a que juegos haba jugadoantes de casarse la delicada doncellita, tan mo-desta y pudica en apariencia, y cuantos menospermaneceran unidos si no quedasen ocultasmuchas hazanas de las mujeres, gracias al des-cuido y la estolidez de los esposos!

  • 96 ERASMO DE ROTTERDAM

    Es cierto que todo esto es efecto de la nece-dad; pero no lo es menos que a ella se debe queel marido pueda soportar a la mujer y la mujeral marido, que la casa ande tranquila y que enella reine la concordia. La gente se re del infe-liz que enjuga con sus besos las lagrimas de laadultera, y le llama cornudo, consentido, que seyo cuantas cosas mas! Pero no es preferible en-ganarse de esta suerte a dejarse consumir por loscelos y convertirlo todo en escena de tragedia?

  • CAPITULO XXI

    LA NECEDAD, VINCULO DE TODA SOCIEDAD HUMANA

    En suma, sin m no habra sociedad posibleni relaciones solidas y agradables en lavida; sin m, a la verdad, el pueblo no soportaralargo tiempo a su prncipe, el senor a su criado,la criada a su duena, el discpulo a su preceptor,el amigo a su amigo, la esposa a su marido, elmesonero a su huesped, el companero a su com-panero ni el convidado al anfitrion; si no se en-ganaran mutuamente, se adularan unos a otrosy usaran de complacencia, frotandose recpro-camente con la miel de la necedad. Se que todoesto lo juzgais extraordinario; pero vais a or al-go mas extraordinario todava.

  • CAPITULO XXII

    PAPEL QUE DESEMPEA FILAUCIA (EL AMOR PROPIO),HERMANA CARNAL DE LA NECEDAD

    Decidme, yo os ruego: Puede amar a al-guien el hombre que se odia a s mismo?Puede estar de acuerdo con otro quien no loesta consigo? Es posible que agrade a los demasel que para s sea molesto e insoportable? Creoque no habra quien lo afirme, como no sea masnecio que la Necedad. Y aun anado que si seprescindiese de m, de tal modo nadie podrasoportar a otro, que cada cual se apestara as mismo, de s propio sentira asco y a s propiose odiara, ya que la Naturaleza, que no pocasveces mas bien que madre es madrastra, ha dis-puesto de tal manera el espritu de los mortales,

  • 100 ERASMO DE ROTTERDAM

    principalmente de los menos sensatos, que losincita a despreciar lo suyo y a admirar lo ajeno,lo cual es motivo de que todas las buenas cua-lidades y todos los atractivos y encantos de lavida se malogren o perezcan. De que servira,por ejemplo, la hermosura, ese raro don de losdioses, si se contaminase con la mancha de laafectacion? De que la juventud si la corrom-piese el humor avinagrado de la vejez?

    Y puesto que la belleza debe ser reputada, nosolo como el principio esencial del Arte, sinotambien de todas nuestras acciones, que es loque el hombre lograra realizar bellamente, yapara s, ya para los demas, si no le tendiese sumano el Amor Propio, es decir, Filaucia, que sesienta a mi diestra y que bien puedo llamar mihermana, porque con tanta diligencia me supleen todas partes? Hay algo que sea mas necioque la complacencia y la admiracion de s mis-mo? Y, sin embargo, si estais descontentos devosotros, que es lo que podra hacer con gen-tileza, con gracia y con dignidad? Quitad esteestmulo del amor propio, y al punto el oradorlanguidecera en su accion; el musico no conse-

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XXII 101

    guira emocionar a nadie con sus cadencias; elactor, con todo su dominio escenico, no reco-gera mas que silbidos; el poeta y sus Musasseran objetos de irrision, y el pintor y su arte,desdenados; el medico, con todas sus drogas, semorira de hambre, y, en fin, veremos convertidosal lindo Nireo en el fesimo Tersites, al rejuve-necido Faon en el anciano Nestor, a Minerva encerdo, al locuaz en balbuciente y al cortes enpatan. Tan necesario es que cada cual se lison-jee a s mismo y se procure su estimacion antesde buscar el aprecio de los demas!

    En fin, como la primera condicion de la felici-dad consiste en ser cada uno lo que quiere ser,mi hermana Filaucia da para ello grandes facili-dades y abrevia el camino haciendo que nadie sequeje de su fisonoma, ni de su ingenio, ni de sunacimiento, ni de su estado, ni de su educacion,ni de su patria, de tal manera que el irlandes noquiera cambiar por el italiano, ni el tracio porel ateniense, ni el escita por el nacido en las is-las Afortunadas. Y oh admirable solicitud de laNaturaleza, que en tanta variedad de cosas todolo iguala! Si ella niega a alguno ciertos dones, a

  • 102 ERASMO DE ROTTERDAM

    ese precisamente le concede Filaucia alguna ma-yor parte de los suyos. . . , aunque en verdad queal hablar as hablo neciamente, ya que los do-nes de Filaucia son los mas importantes que sepueden apetecer.No necesito, mientras tanto, deciros que no

    hay ninguna magna empresa sin mi estmulo, niartes o ciencias que yo no haya inventado.

  • CAPITULO XXIII

    LA NECEDAD ES LA CAUSA DE LA GUERRA

    Acaso no es la guerra el germen y la fuentede todos los hechos memorables? Y, sinembargo, que hay mas necio que empenarse enuna de esas luchas sin saber por que, de dondeambos bandos sacaran siempre mayor perjuicioque utilidad, y en las que los que sucumben,como se deca de los megarenses, nada signifi-can?Cuando dos ejercitos estan frente a frente y

    resuena el ronco estridor de los clarines, deque serviran esos sabios consumidos por el es-tudio, cuya sangre, debil y helada, apenas puedesostener su espritu? Entonces, los que se nece-sitan son robustos y bien alimentados, que ten-gan mas audacia que inteligencia, a no ser que seprefieran guerreros como Demostenes, quien, si-guiendo el consejo de Arquloco, apenas diviso alenemigo, tiro el escudo y huyo, mostrandose tancobarde soldado como formidable orador.Mas la inteligencia, se dira, es de gran impor-

  • 104 ERASMO DE ROTTERDAM

    tancia en la guerra; indudablemente, y as loreconozco por lo que al jefe se refiere, y aunen este caso se necesita una inteligencia military no filosofica. Por lo demas, los truhanes, losalcahuetes, los ladrones, los asesinos, los villa-nos, los imbeciles, los petardistas y aquellos quese llaman la hez del pueblo, son los que llevana cabo empresas tan preclaras, pero nunca laslumbreras de la Filosofa.

  • CAPITULO XXIV

    INUTILIDAD DE LOS SABIOS PARA TODOS LOSMENESTERES DE LA VIDA

    De cuan inutiles sean los sabios para todoslos menesteres de la vida puede servir deejemplo el mismo Socrates, juzgado, aunque conpoco acierto, como sabio unico por el oraculode Apolo, y el cual, habiendo querido tratar enpublico no se que asunto, tuvo que retirarse enmedio de la rechiflada general de su auditorio.Verdad es que este varon no haba perdido el jui-cio completamente, porque nunca quiso admitirpara s el ttulo de sabio, atribuyendolo solo aDios, y porque estimaba que el sabio deba man-tenerse apartado de la poltica, aunque hubierahecho muchsimo mejor ensenando, que el queaspire a vivir entre los hombres debe abstenersede toda sabidura. Que fue sino su sabiduralo que le llevo a ser vctima de una acusacion ycondenado a beber la cicuta? Mientras filosofa-ba cerca de las nubes y de las ideas, y contabalos pasos de una pulga, y se extasiaba con el

  • 106 ERASMO DE ROTTERDAM

    zumbido de un mosquito, no aprenda aquellascosas que le eran mas necesarias para la vida.

    Y Platon, su discpulo, como defendio a sumaestro? Como abogado! Y por eso, atolondra-do por los gritos de la muchedumbre, apenas sipudo acabar su primer perodo. Que dire aho-ra de Teofrasto, que al empezar cierta arengaenmudecio de repente, como si hubiese visto aun lobo? Isocrates, que era capaz de animar alos soldados en un campo de batalla, era detal timidez, que jamas se atrevio a chistar enpublico. Marco Tulio Ciceron, el prncipe de laelocuencia romana, temblaba y balbuca comoun nino cuando comenzaba sus discursos, y, pormas que diga Fabio Quintiliano que esta timi-dez es propia de un orador inteligente y cono-cedor del peligro, no es posible decir esto sinreconocer abiertamente que la sabidura es unobstaculo para hacer las cosas con perfeccion.Que habran hecho estos sabios de haberse vis-to en el trance de combatir con las armas, si semoran de miedo cuando tenan que combatircon meras palabras?

    A pesar de ello, se ensalza (sea!) aquella fa-

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XXIV 107

    mosa sentencia de Platon: Que felices seranlos pueblos si los reyes fueran filosofos, o losfilosofos reyes! Pero si consultais la Historia, osconvencereis de que nunca ha habido gobiernosmas funestos para las naciones que aquellos enque el Poder cayo en manos de algun filosofas-tro o de algun aficionado a las letras, de lo cualcreo son suficiente testimonio los Catones, unode los cuales trastorno la Republica con denun-cias insensatas, y el otro echo por tierra hastalos cimientos de la libertad del pueblo romano,por defenderla con demasiada sabidura.

    Anadid a estos los Brutos, los Casios, los Gra-cos y hasta al mismo Ciceron, que no fue me-nos pernicioso para la Republica romana queDemostenes para la ateniense. Marco AurelioAntonio, aun concediendo que fuese un buenemperador si bien podra ponerlo en duda, por-que, por haber sido filosofo tan consumado, sumismo nombre se haba hecho antipatico y odio-so a los ciudadanos, pero aun concediendo, re-pito, que fuese bueno, es indudable que el go-bierno de su hijo Commodo resulto tan desas-troso para Roma, cuanto saludable haba sido

  • 108 ERASMO DE ROTTERDAM

    el del padre, porque es de notar que todos losque se entregan al estudio de la sabidura, siendoinfelicsimos en las cosas del mundo, lo son sin-gularmente en la procreacion de sus hijos, en locual, a mi juicio, la previsora Naturaleza procu-ra que el mal de la sabidura no invada la especiehumana y, por eso, Ciceron tuvo un hijo dege-nerado, como es sabido, y los del sabio Socratessalieron mas a la madre que al padre, segun loha hecho notar cierto autor, lo cual vale tantocomo decir que fueron tontos.

  • CAPITULO XXV

    CONTINUA LA MISMA MATERIA

    Pudiera, sin embargo, tolerarse a los sa-bios el desempeno de los cargos publicos,aunque nos hiciesen el efecto de asnos tocandola lira, con tal que en los restantes negocios mos-traran singular maestra; pero llevad un sabio aun banquete, y es seguro que aguara la fiesta consu melancolico silencio o con sus impertinentescuestioncillas; hacedle bailar, y creereis ver sal-tar a un camello; conducidle a un espectaculo, ysolo mirarle a la cara bastara para que nadie sedivierta y, como al sabio Caton, se le rogara queabandone el teatro, ya que no puede desarru-gar el entrecejo; si cae en medio de una conver-sacion, caera de improviso como el lobo de lafabula; si se trata de compras, de convenios, enuna palabra, de alguna de esas cosas de las queno puede prescindirse en la vida diaria, diraisque nuestro sabio mas parece un tronco que unhombre.Por tanto, como es del todo inhabil para las

  • 110 ERASMO DE ROTTERDAM

    cosas ordinarias y discrepa enteramente de lasopiniones y de las costumbres del vulgo, resultaabsolutamente inutil para s, para los suyos ypara la patria; por lo cual se comprende tambienque tal diferencia de conducta y de sentimientosdebe hacerle aborrecible para todo el mundo.As, pues, como nada hay en el mundo que no

    este lleno de necedad, y hecho por necios y paranecios, yo aconsejara a aquel que pretendierair contra la corriente que, imitando a Timon, elmisantropo, se vaya a un desierto, y all solitopodra refocilarse con su sabidura.

  • CAPITULO XXVI

    IMPORTANCIA POLITICA DE LA NECEDAD

    Mas, volviendo a mi proposito, que fuer-za ha podido reunir en ciudades a hom-bres salvajes, rudos e ignorantes, sino la adula-cion? No otra cosa significan las simbolicas cta-ras de Anfion y de Orfeo. Que fue lo que devol-vio la tranquilidad a la plebe romana, cuandoya estaba proxima a sucumbir? Acaso un dis-curso filosofico? Nada de eso, sino el pueril yridculo apologo del vientre y de las demas par-tes del cuerpo, de analoga virtud que el otro deTemstocles sobre la zorra y el erizo. Ningunadisertacion filosofica llegara a producir un efec-to semejante al que produjo aquella fabula de lacierva de Sertorio, o la de los perros de Licurgo,o tambien aquella otra, digna de risa, sobre lamanera de arrancar los pelos de la cola del caba-llo del mismo Sertorio, y no quiero decir nada deMinos y de Numa, que gobernaron al pueblo ne-cio con sus fabulosas invenciones. Tales son lastonteras que exaltan a esa enorme y poderosa

  • 112 ERASMO DE ROTTERDAM

    bestia que llamamos pueblo.

  • CAPITULO XXVII

    LA VIDA HUMANA NO ES MAS QUE UN JUEGO DENECIOS

    Pero, ademas, que estados quisieronadoptar alguna vez las leyes de Platono de Aristoteles o las maximas de Socrates?Que fue lo que determino a los dacios a sa-crificarse espontaneamente a los dioses manes,y lo que arrastro a Quinto Curcio hasta el abis-mo sin la vanagloria, esa encantadora sirena tanextraordinariamente vilipendiada por aquellosfilosofos?

  • 114 ERASMO DE ROTTERDAM

    Porque ellos os dicen que nada hay mas ne-cio que un candidato que halaga al pueblo pa-ra obtener sus votos, comprar con prodigalida-des sus favores, andar a caza de los aplausosde los tontos, complacerse con las aclamaciones,ser llevado en triunfo como una bandera, y ha-cerse levantar una estatua de bronce en medio

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XXVII 115

    del Foro. Agregad a esto, continuan, la adopcionde nombres y sobrenombres, los honores divinosotorgados a gentes que apenas merecen el ca-lificativo de hombres, y los que en las publicasceremonias se dedican a tiranos infames, equi-parandolos a los dioses, y dgase si todo esto noes tan rematadamente necio, que no bastara unsolo Democrito para rerse de ello.Y yo contesto: Quien lo niega? Mas, a pe-

    sar de ser as, esa necedad es el manantial dedonde nacieron los hechos famosos de los gran-des heroes que han exaltado hasta las nubes losoradores y literatos; y ella es la que engendralas naciones, conserva los imperios, las leyes, lareligion, las asambleas y los tribunales, porquela vida humana no es otra cosa que un juego denecios.

  • CAPITULO XXVIII

    LAS ARTES, FRUTO DE LA VANAGLORIA

    Ahora dire algo sobre las artes. Que es,decidme, lo que mueve al ingenio hu-mano a cultivar tales disciplinas, tenidas comoexcelsas, y a transmitirlas a la posteridad? Noes la sed de gloria? De tantas vigilias y fatigascreyeronse resarcidos algunos hombres verdade-ramente necios con no se que fama, que es la co-sa mas quimerica de la tierra. Pero vosotros noolvideis, entre tanto, cuantas son ya las ventajasexcelentes de la vida que debeis a esta necedady, sobre todo, la que es mucho mas agradable, asaber: saborear la necedad de los demas.

  • CAPITULO XXIX

    LA VERDADERA PRUDENCIA SE DEBE A LA NECEDAD

    As, pues, despues de haber reclamado pa-ra m las excelencias del valor y del in-genio, que dirais si reclamase tambien las dela prudencia? Alguno pensara que esto es que-rer demostrar que el agua puede mezclarse conel fuego; no obstante, yo espero salir con miproposito, si, como hasta aqu, me segus con-cediendo vuestra benevola atencion.En primer lugar, si es cierto que la pruden-

    cia consiste en el uso que se hace de las cosas,a quien debe aplicarse con mas propiedad elnombre de prudente: al sabio, que en parte pormodestia, en parte por timidez de caracter, nose atreve a emprender nada, o al necio, a quienni la verguenza de que carece, ni el miedo al pe-ligro, que nunca se para a considerar, le hacenque ante nada retroceda?Refugiase el sabio en los libros de los antiguos,

    de lo que no saca mas que un mero artificio depalabras, mientras que el necio, arrostrando de

  • 120 ERASMO DE ROTTERDAM

    cerca los peligros, adquiere, si no me equivoco,la verdadera prudencia. Homero, aunque ciego,parece que vio esta cuestion del mismo modo,cuando dijo que el necio no conoce mas que loshechos.

    Dos obstaculos hay, principalmente, que difi-cultan el conocimiento de las cosas: la verguen-za, que ofusca el espritu, y el miedo, que, pre-sentando el peligro, disuade de acometer lasgrandes acciones. De ambos os libra maravillo-samente la Necedad; pero son pocos los hombresque comprenden las multiples ventajas que pro-porciona el no avergonzarse por nada y el atre-verse a todo. Y si acaso hubiere entre vosotrosalgunos de esos que prefieren adquirir aquellaprudencia que consiste en una busqueda, a basede reflexion, del justo valor de las cosas, os rue-go que me oigais cuan lejos estan de ella los quese escudan con su nombre.

    Es preciso notar, desde luego, que todas lascosas humanas, como las Silenas de Alcibades,tienen dos caras que no se parecen en nada, detal modo, que si lo que es juzgado solamente porlo exterior se hubiera tomado por la muerte, es

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XXIX 121

    realmente la vida si se sondea el interior; y, alcontrario, lo que es vida por fuera, es muertepor dentro; lo que es hermoso es feo; la opulen-cia, miserable; lo infame, glorioso; la sabidura,ignorancia; lo fuerte, debil; lo noble, plebeyo; loalegre, triste; lo prospero, adverso; la amistad,el odio; lo danoso, saludable. En una palabra,abrid la Silena y todo cambia.

    Si esto parece tal vez a alguno de vosotros de-masiado filosofico, voy a hablaros de una maneramas vulgar y a poner mis palabras al alcance detodos.

    Quien no creera que un rey es un hom-bre opulento y poderoso? Pero si su alma noesta dispuesta para el bien ni esta satisfecha conlos tesoros que posee, es un rey verdaderamentemuy pobre, y si esta dominado por los vicios, esun vil esclavo. El mismo razonamiento valdrapara otros muchos casos, pero basta para miobjeto el ejemplo anterior. Y a que viene todoesto?, dira alguno. Escuchad la ensenanza quededuzco de ello:

    Si cuando los actores estan en escena se le ocu-rriese a alguno quitarles las mascaras para mos-

  • 122 ERASMO DE ROTTERDAM

    trar a los espectadores sus rostros verdaderosy naturales, no trastornara la comedia y nomerecera que el publico le arrojase del teatroa pedradas como a un loco de atar? Evidente-mente, porque en un momento todo cambiarade aspecto; la mujer no sera mas que un hom-bre, y el joven, un viejo; el que poco antes erarey se convertira en un esclavo, y el que hacade Dios, era un pobre hombre. Pero al desha-cer las apariencias se habra perturbado toda lacomedia, porque precisamente los disfraces y elafeite son los que mantienen la atencion de losespectadores.

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XXIX 123

    Pues bien: que otra cosa es la vida huma-na sino una comedia como otra cualquiera, enla que cada uno sale cubierto con su mascaraa representar su papel respectivo, hasta que eldirector de escena les manda retirarse de las ta-blas? Frecuentemente, este hace representar almismo actor diversos papeles, y as, el que acabade aparecer bajo la purpura de un rey, reapare-ce luego bajo los andrajos de un esclavo. Tododisimulado, cierta mente; pero la comedia no serepresenta de otro modo.

    Si, pues, un sabio bajado del cielo apareciesede repente y comenzase a decir: Este, a quientodos creen dios y senor, no es ni siquiera hom-bre, porque dejandose arrastrar como un borre-go por sus pasiones, en realidad es un esclavo denfima condicion, puesto que se complace en ser-vir a tantos y a tan infames amos; este otro, quellora la muerte de su padre, debera alegrarse,porque ahora es, verdaderamente, cuando estecomienza a vivir, ya que esta vida no es otracosa que una continua muerte; aquel otro, orgu-lloso de su estirpe, plebeyo y bastardo se habrade llamar, porque esta muy lejos de la virtud,

  • 124 ERASMO DE ROTTERDAM

    que es la unica fuente de nobleza. Si este sabiode mi ejemplo hablase de todo lo demas de lamisma manera, que conseguira sino ser tenidopor todos por un loco de remate?Creedme: de la misma suerte que no hay na-

    da mas necio que la sabidura importuna, nadahay tampoco mas imprudente que la prudenciamal entendida, porque no entiende el asunto elque pretende que la comedia deje de ser come-dia, y no sabe acomodarse al tiempo y a lascircunstancias o, al menos, no quiere acordarsede aquella regla de los banquetes que dice: Obebe o largate.Por el contrario, el verdadero prudente sera el

    que sabiendo que es mortal, no se meta en librosde caballera y obra como la mayor parte de loshombres, que, o se avienen a hacer como queno ven, o se enganan con mucha cortesa. Peroesto, se dira, no es mas que necedad! De ningunmodo he de negarlo, con tal que se reconozcaa su vez que tal es el modo de representar lacomedia humana.

  • CAPITULO XXX

    LA NECEDAD CONDUCE A LA SABIDURIA, INTOLERABLECONDICION DE LOS QUE EL VULGO TIENE POR SABIOS

    Oh dioses inmortales! Callare o dire lo queresta? Y por que he de callarlo, si esla pura verdad? Pero, antes de abordar tan al-ta empresa, acaso sera mas conveniente impe-trar el auxilio de las Musas del Helicon, que lospoetas suelen invocar tantas veces por simplesnonadas. Inspiradme, pues, un momento, hijasde Jupiter, para mostrar que nadie puede llegara alcanzar la excelsa sabidura, donde reside eltesoro de la felicidad, sin tomar por gua a laNecedad!Primeramente, esta fuera de duda que todas

    las humanas pasiones son del dominio de la ne-cedad, puesto que la caracterstica que distingueal necio del sabio es que aquel se deja llevar porellas, mientras que este sigue los dictados de larazon. Por eso los estoicos recomiendan al sabioque se aparte de tal genero de desordenes, comosi se tratara de enfermedades; no obstante, las

  • 126 ERASMO DE ROTTERDAM

    pasiones, no solo hacen las veces de pilotos pa-ra los que quieren navegar hacia el puerto de lasabidura, sino que tambien suelen ser en todoacto de virtud algo as como espuela y acicateque estimulan a obrar bien.

    Y si es bien cierto que Seneca es tpico hastamas no poder, sostiene tenazmente que el sa-bio debe carecer de toda clase de pasiones; sinembargo, al hacer esa afirmacion no dejo en elsabio nada de ser humano, sera como una espe-cie de Dios o un demiurgo, que no ha existido niexistira nunca sobre la tierra; es mas: para de-cirlo mas claro, sera una estatua de marmol configura de hombre, pero insensible y por comple-to ajena a todo humano sentimiento. Por tanto,gocen en paz los estoicos de este su sabio, si lesplace; amenle sin temor a rival alguno, pero vi-van con el alla en la ciudad de Platon o, si lesparece mejor, en la region de las Ideas o en losjardines de Tantalo.

    Nadie habra, en verdad, que no huyese, horro-rizado, como de un monstruo o de un espectro,de un hombre tal, sordo a todos los sentimientosde la Naturaleza; de un hombre sin pasion algu-

  • ELOGIO DE LA NECEDAD.CAP. XXX 127

    na, a quien ni el amor ni la misericordia le hacenmas mella que si fuese de pedernal o de roca demarmol; de un hombre a quien nada se le ocultay nunca se equivoca, sino que, como otro Lin-ceo, todo lo descubre, todo lo pesa y mide conminuciosidad, y nada ignora; de un hombre quesolo esta contento de s mismo y que se cree elunico fuerte, el unico prudente, el unico sobe-rano, el unico libre y, en una palabra, el unicoen todas las cosas, aunque solo en su opinion; deun hombre que no convive con los amigos, por-que no tiene ninguno; de un hombre, en fin, queno reparara en mandar ahorcar a los mismosdioses, y que todo cuanto ve hacer a los demaslo condena como extravagante y se re de ello.Tal es el bicho raro que los estoicos considerancomo el prototipo del sabio.

    Decidme, pues: si se tratase de elegir, que na-cion elegira un gobernante de este tipo, nique ejercito lo designara para general? Digomas: que mujer querra un marido semejante,que huesped invitara a tal convidado, que cria-do tomara un amo de esa catadura o sera capazde soportarle? Quien no ha de preferir a uno

  • 128 ERASMO DE ROTTERDAM

    cualquiera de entre los mas necios de la plebe,que, siendo necio, podra mandar u obedecer alos necios, que sera agradable para con sus se-mejantes, y la inmensa mayora, complacientecon su mujer, alegre con sus amigos, atento consus convidados, afable companero, y, por ulti-mo, que nada que sea humano ha de reputarloajeno a su persona?Mas como ya hace tiempo que voy sintiendo

    lastima de este pobre sabio, vuelvo a hablar delos demas beneficios que proporciono a los hom-bres.

  • CAPITULO XXXI

    LAS CALAMIDADES HUMANAS REMEDIADAS POR LANECEDAD. FAVORES ESPECIALES QUE DISPENSA A

    LOS VIEJOS Y A LAS VIEJAS

    Veamos: si alguien desde una excelsa ata-laya mirase en torno de s, como haceJupiter, segun dicen los poetas, vera cuantascalamidades afligen la vida de los hombres: na-cimiento inmundo y miserable, crianza penosa,infancia expuesta a tantos rigores, juventud su-jeta a un sinnumero de fatigas, ancianidad lle-na de molestias y, por fin, la muerte inexorable.Vera tambien la multitud de enfermedades queacosan la vida humana, los infinitos accidentesque la amenazan, las muchas desgracias que so-brevienen y como no hay nadie que no este re-bosando hiel.No hablo de los males que el hombre causa al

    hombre, como son, por ejemplo, la pobreza, lacarcel, la infamia, la verguenza, las torturas, lasasechanzas, la traicion, las injurias, los litigios,los fraudes. . . Pero parece que intento contar lasarenas del mar! No os voy a explicar ahora la

  • 130 ERASMO DE ROTTERDAM

    razon de que los hombres hayan merecido talescastigos, ni que Dios, encolerizado, los haya he-cho nacer en tales desventuras; pero el que medi-te sobre esto, acaso no disculpara el suicidio delas doncellas de Mileto, aunque se compadezcade ellas?

    Con todo, quienes han sido principalmentelos que apelaron al suicidio como recurso contrael destino y contra el hasto de la vida? Nofueron, por ventura, los devotos de la sabidura?Sin hablar de los Diogenes, de los Jenocrates, delos Catones, de los Casios y de los Brutos, oscitare solamente a aquel Quiron que, pudiendogozar de la inmortalidad, prefirio de buen gradola muerte.

    Supongo que comprendereis bien lo que seradel mundo si todos los hombres fueran comoestos sabios; muy pronto la tierra se quedaradesierta y habra que echar mano a una arci-lla y acudir a otro alfarero como Prometeo. Poreso yo, valiendome unas veces de la ignorancia,otras de la irreflexion, algunas del olvido de losmales, no pocas de la esperanza de los bienes y,en ocasiones, de una gota de la miel de los delei-

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    tes, voy remediando de tal modo las innumerascalamidades humanas, que ningun mortal quie-re dejar la vida aunque se le acabe el hilo de lasParcas y haga ya tiempo que comenzo a despe-dirse del mundo. Las mismas razones que debanconvencerle para no desear conservar la existen-cia, son, sin embargo, las que le incitan a querervivir mas; tanto aborrecen experimentar cual-quier tristeza!

    Si; gracias a m, vemos por doquier a esos vie-jos de senectud nestorea que apenas tienen yaforma humana, balbucientes, chochos, desdenta-dos canosos, calvos y para pintarlos mejor conlas palabras de Aristofanes sordidos, encorva-dos, fatigosos, arrugados, pelados, sin dientes eimpotentes, pero que de tal modo les vemosamar la vida, que hacen todo lo posible por re-juvenecerse; y as, el uno se tine las canas, elotro disimula la calva con una peluca postiza, elotro se guarnece la boca con dientes, que aca-so pertenecieron a un cerdo; este se muere deamor por una jovencilla y comete por ella masextravagancias que un adolescente, y no es raroque cuando ya estan decrepitos y con un pie en

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    la sepultura, se casen con alguna jovenzuela sindote, que hara la dicha de los otros, cosa tancomun en nuestros das, que casi se la estimacomo un merito.

    Pero aun resulta mucho mas divertido el vera ciertas viejas, que casi ya se caen de viejas, ytienen tal aspecto de cadaver que parecen difun-tas resucitadas, decir a todas horas que la vidaes muy dulce, estar todava en celo, o sensualescomo cabras, usando de la frase griega; las cualesseducen a buen precio a un nuevo Faon, se em-

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    badurnan constantemente el rostro con afeites,nunca se separan del espejo, se depilan las partessecretas, ensenan todava sus pechos blandos ymarchitos, solicitan con tembloroso grunido susapetitos languidos, beben a todas horas, se mez-clan en los bailes de las muchachas y escribencartitas amorosas. Todo el mundo se re de ellasy las considera como lo que son: muy necias; pe-ro ellas estan contentas de s mismas, hallansemientras tanto en sus delicias, y dichosas conmis favores, resultales la vida una pura miel.

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    Para quienes todo esto es una ridiculez, refle-xionen y me digan si no vale mas dejarse llevarde esas necedades que as endulzan la existen-cia, que buscar un arbol donde ahorcarse, comovulgarmente se dice, pues tengan en cuenta quesi el vulgo juzga aquello como una deshonra ver-gonzosa, a mis adeptos, los necios, les importaun bledo, porque el deshonor apenas los alcan-za, o, si los alcanza, no necesitan mucho trabajopara despreciarlo. Que les caiga una piedra so-bre la cabeza, y eso s que es una desgr