El estrés y la fatiga son la  cuarta causa de accidentes mortales.  El 76,9 por ciento de los conductores padece estrés al volante. El estrés es difícil de detectar… salvo por uno mismo. Padecer estrés provoca nerviosismo, irritabilidad y dificultades para la

concentración y la atención. 

¿Sabemos que es el estrés?

Todos hemos oído hablar del estrés, pero ¿qué es el estrés? Podríamos decir que es la reacción del organismo ante situaciones nuevas o adversas que nos crean tensión:Un examen, una competición deportiva, una discusión familiar… pero también puede provocarnos estrés cualquier cosa que nos haga salir de la rutina.

Las causas son distintas para cada persona, pero las reacciones muy parecidas para todos: Nerviosismo (a veces “visible”, a veces no) y resistencia ante la nueva situación que dan lugar a cansancio, fatiga, desánimo...

Estrategia de combate La estrategia para combatir el estrés se basa en tres puntos:

1. Reconocer los síntomas.2. Detectar la causa del estrés.  3. Tratar de eliminar la causa o aceptar la situación.

Saber reconocer que estás estresado es relativamente sencillo, pero ¡no te pases de listo!, saber la causa parece fácil, pero no siempre lo es. Muchas veces te levantas nervioso de la cama sin saber el motivo y es horas después cuando recuerdas la entrevista de trabajo, el examen o la cita con esa-e chico-a.

Generalmente, lo más difícil es eliminar el estrés: Eliminar la causa o, si no es posible, asumirla. Si estás estresado porque tienes que hacer un trabajo, ponte manos a la obra. Y si te has quedado en el paro, piensa que hay cosas peores, mucho peores.

 Pero hay otra forma de combatir el estrés: Los hábitos de vida saludables. El estrés es acumulativo: Se suman los problemas de trabajo, afectivos, personales… todo suma y, aunque hay cosas que no podemos controlar, otras sí. Lo principal es “medir nuestras fuerzas”: Si salimos por la noche, no planees madrugar para hacer una excursión en bici, comer con los amigos y estudiar por la tarde. Esos planes son buenos para Superman, no para ti.  

¿Cómo saber si padecemos estrés?Estos son los signos fisiológicos más evidentes de una persona estresada:

Descarga de adrenalina. 

Tensión muscular. Aceleración de la respiración.

Aumento del ritmo cardíaco y la presión sanguínea.

Sequedad bucal.

Sudoración.

Dilatación de las pupilas. 

Las alternativas Si vas a conducir y te consideras estresado, tienes dos opciones:

1. No conducir. Elije entre ir en transporte público, buscar a un “buen samaritano” que te haga de chófer o quedarte en casa.

2. Eliminar el estrés. Pero, ¡ojo! no vale atiborrarse de tranquilizantes: Es peor el remedio que la enfermedad.

3. ¿Tres? ¿No habíamos dicho sólo dos? Pues sí, porque no hay una tercera: Conducir con un mayor margen de prudencia es mejor que no hacerlo, pero si de verdad estás estresado, conducir así no es verdaderamente una opción. 

Lo que debes saber Uno de cada tres accidentes mortales es por causa del cansancio o sueño... … y, a pesar de ello, ¡tres de cada cuatro conductores declara haber

conducido con sueño! El sueño es un enemigo “invisible” que a veces llega sin avisar. 8 de cada 10

conductores no identifica los síntomas de la fatiga.

Los accidentes de tráfico provocados por el sueño son 4 veces más graves que los provocados por el alcohol.

¿Tienes sueño? ¡Duerme! ¿Qué es el sueño? Parece una pregunta de Perogrullo, pero hazla y te

sorprenderán las respuestas… o la ausencia de ellas. Además de una necesidad fundamental e imprescindible del ser humano, es un estado de “desconexión total” con la realidad.Prueba de ello es que, cuando estás dormido, un cirujano puede incluso cambiarte un corazón por otro y no te enteras.

Es relativamente sencillo identificar que estás cansado, pero la “cabezada” que puede provocar un accidente, no te creas que es tan fácil de predecir. En esto, como en casi todo, el “yo controlo” es el mayor riesgo.

No le des vueltas: Si vas a conducir y tienes sueño, ¡duerme! A veces una cabezadita de media hora, te permite despejarte… y quién sabe si salvar tú vida y la de otros.

La rutina del sueñoNo se trata de dormir mucho, sino de dormir bien. Parece sencillo: Si tienes sueño, duerme. Pero muchas veces el problema no son el número de horas, sino la “mala calidad” del sueño. Para mejorar la calidad del sueño te damos estos consejos:

La rutina, en este caso, es buena: En lo posible, trata de mantener constante la hora de ir a dormir y de levantarte.

No te acuestes justo después de cenar: Lo ideal es que pasen un par de horas.

Busca un entorno acogedor, sin ruidos y sin exceso de calor.

Sueño y fatiga, ¿son lo mismo?

Ya hemos visto lo que es el sueño; la fatiga es un proceso de deterioro físico que “ralentiza” el funcionamiento de nuestro organismo. La fatiga propicia el sueño. Por ejemplo, puedes estar agotado de hacer ejercicio físico, pero no somnoliento. Pero la fatiga es peligrosa por si misma y como antesala al sueño.

La fatiga reduce drásticamente nuestra capacidad de reacción, pero sobre todo disminuye nuestra capacidad de “procesar” la información del tráfico.

Las alternativasSi consideras que estás muy cansado y puedes tener sueño…

Duerme. ¿Qué llegas tarde? Mejor tarde que nunca. En un viaje, altérnate al volante con otros compañeros. Y ya está: Las bebidas energéticas, mojarse la cara, bajar la ventanilla, forman

parte del típico “yo controlo”. Como mucho pueden servir para prevenir el sueño, pero no para combatirlo.