El palacio que será la Casa del ¡i » . ....

1
IL MWDO, SIN JUAN, f. 1. - DOMINGO 20 DI .NOVIEMBRE DE 1938. i i ¡i » . . -iiúYir-M El palacio que será la Casa del Banco Popular de Puerto Rico Apuntes de una conversación con don Rafael Carrión.- Se plasma en realidad el sueño de la institución banca- ría que se fundó con cinco mil pesos provinciales Por el doctor JAIME BAGUE Aspecto que ofrecerá, una w terminado, el nuevo edificio en que M instalarán laa nflrinaa del Honro Popular en San Juan. Nóteae la es- tructura «olida de la construcción y el traso vigoroso de ana lineas, que responden al último eatilo de arquitectura moderna. Para poder captar a plenitud el Significado del interesante poema er. piedra que es en ai nuestra an- tigua, 1**1 Y muy noble ciudad de San Juan Bautista de Puerto Ri- cc¿ ei precito visitarla durante las lloras apacibles de una mañana do- minical. El trajín diaria hijo del tráfago comercial —obedeciendo al mandato da descansar el séptimo dja— huye de sus calles y plazas; »1 ir y venir desenfrenado de loa viandantes, no perturba el sosie- go del momento y las bocinas da loa autoa y loa ruidos molestosos del modernismo, también a* guar- dan da romper la paz de égloga que reina por todas partes. Alguna qua otra vez suele sen- tina ai andar cansón da una vieje- felta que luciendo una mantilla qua ' trió mejoras días, arrastra sus anos obra el pavimento. Aqui y acullá ae siente el taconeo rápido y me- nudo da elegantes y diminuios pies qua con el Breviario en las manos van an busca de pan espiritual. ¡Asi, entre mantillas españolas y sombreros muy a la moderna, asis- ten a la iglesia las pocas aanjua- ceras que no han querido abando- nar las piedras centenarias que sue- len enmarcar rincones bellísimos, donde Indiscutiblemente, muchos Con Juanes rasgaron sus KUilarras ar honor de otras tantas Doña Ine- ses, después de haber hecho desalo- jar el terreno, a fuerza de mando- bles da tizona, a follones y malan- drines apostados para interrumpir Una ñocha de amor. Aguardar la salida del sol en los írteles ventanales de la batería a ticr dt agua del Morro, subir a sus torreones para bañarse en los pri- merio fulgoret del día e inmediata- mente correr a adentrarse en la aemioscuridad de las naves de la Iglesia de San José para visitar al Cristo de los Ponce, bajar hasta la Banta Iglesia Catedral para ver có- mo cae sobra los ricos altares la policromía de sus ventanales y en- tonces seguir, cuesta abajo, por donde solian entrar a la ciudad nuestros Capitanes Generales, manjar reservado a los que gustan de vivir en paz con los hombres y con su conciencia. Allá abajo nos espera, fría, im- pertérrita, la centenaria Puerta de San Juan. A manera de tropa des- plegada en columna de honor, ve- mos dos lineas paralelas de árbo- les que comenzando casi en las es- calerillas de la Catedral, terminan en el umbral de ese monumento que existe a pesar de los embates del tiempo y de nuestra Indiferen- cia- A esa hora la Fortaleza con- tinúa cerrada; pero los rayos so- lares la hieren en plena fachada ^ el contrasta de sus paredones pintados de color de rosa, sus ven- tanales blancos y el verde de sus Jardines,-realzan todo aquel rincón que supo de heroicidades y hoy es testigo mudo de la ruindad de mu- chos hombres. Antes de decidirnos a atravesar el amplio hueco, nues- tra mirada se detiene sobre una placa de bronce que a iniciativas de la muy ilustrada (¡obernadora señora Towner, hace años, corocó allí el Club Cívico de Damas. Ins- tintivamente levantamos nuestro sombrero, a manera de saludo res- petuoso al conjunto, por todo lo que él representa en nuestra vida como pueblo civilizado. Ya en extramuros, aeguimos la calzada que circunda la basa de las murallas y admiramos loa Jardin- cillos que un Gobernador de buen gusto ha tenido el cuidado de cul- tivar. Nuestra mirada salta de la sombra que predomina en el pare- dón cubierto de liqúenes, a la IU- r sarta una temporada al Norte y a venir de allá, de la metrópolis, sin noticias de ninguna especie. .—No ful en calidad de banque- ro. —SI no es un secreto, i te pue- de saber en calidad de qué hizo usted su viaje a loe Estados Uni- dos? —SI, ¿por qué no? Fui en mi condición de Vicepresidente de LA POPULAR REALTY CORPORA- TION. Esta vei el banquero >e quedó acá. —LA POPULAR REALTY COR- PORATION musitamos nosotros. —¿Y qué organización es esa? —Pues nada menos que la corpo- ración que está llevando a cabo esta obra que ve usted aquí. —¿Esa corporación en una enti- dad nueva? —Si lo «s. Ella es la que se ha hecho cargo de proporcionar la casa solariega para nuestro banco. Usted sabe que el Banco Popular ha crecido mucho y ya no cabla en los dos edificios qua tenia a su disposición. El problema eitaba en pie y habla que resolverlo prove- yéndole de un hogar digno de la institución y sobre todo de sus bue- nos amigos. Los hombres del Popu- lar, sin embargo, sabemos por ex- periencia que la fabricación de un edificio esta naturaleza es em- presa importante y en cierto modo ajeno a las actividades de una en- tidad bancaria, y por ello hemos querido mantener al Banco desli- gado por completo de la obra. —Entonces Interrumpimos nos- otros—¿cómo se las han arreglado ustedes para construir este edificio tan hermoso? —Ahí es que viene—contestó don Rafael—a llenar su cometido LA POPULAR REALTY CORPORA- TION. Para resolver el problema, se fundó esta corporación que tie- ne vida independiente completa- mente separada de la Initltución. —¿De modo—inquirimos nosotroi —qua el Bsnco Popular no es el dueño del edificio? —No señor. El edificio as de LA Camisas "ARROW" para 1939 YA LLEGARON... Profusión de estilos y colo- res. También corbatas, pa- ñuelo* y ropa interior Arrow. SOMBRERERíA SUAREZ ALLEN 36 - SAN JUAN Fachada y puerta de entrada al pli hacia la sección de La Marina, perficie del mar donde la luz va despertando el azul turquí de las aguas, para irse a perder en el venir botella de los palmares de Palo Seco y en las lejanas monta- ñas, donde todavía la neblina en- vuelve el paisaje dándole un tra- sunto de tierra Invernal. Andando pausadamente, como suele caminar el que nada busca y nadie espera, se puede gozar de un paisaje que alguno que otro pescador mañane- ro suele tachonar con la alba blancura de su débil velero. Y en- tregado a esas meditaciones y pla- centeras sensaciones, se cae de ll«- no en el Paseo de la Princesa don- de el transcurso de los aftos y el olvido de loi hombres ha termina- do con todo. Ni pavimento, ni es- tatuas, ni bancos le quedan y en el solar del Jardín Botánico se le- vantan unos cuarteluehos cuya pre- sencia es un sacrilegio al buen to- no. Precisamente, al terminar una de esas rondas que se hacen en obsequio al Quijote que todos lle- vamos guardado nos tropezamos, al pie de la valla que circunda al nue- vo edificio del Banco Popular, con la recia figura de un hombre ad- mirado por algunos, pero que muy pocos conocen Intimamente. Ya pue- de imaginarse el lector que se tra- ta de alguien que trabaja, que ha- ce obra constructiva. Impecable- mente vestido de blanco y lucien- do en el cuello diminuta corbata negra que hacia juego con la cin- ta que circundaba la copa de su sombrero de paño color gris, el se- ñor Rafael Cerrión, recién llegado del Norte, nos extendió su- diestra, respondiendo a nuestro saludo de bienvenida. —¿Qué tal de viaje don Rafael? Bien, rápido, cómodo. Usted sabe, los aeroplanos han resuelto ese pro- blema admirablemente. - Supongo que vendrá repleto de notlrias. lleno de ideas y planes nuevos. —Pues no lo crea usted. —No me toma ti pelo, tenor Ce- rrión. Cómo voy a creer que un banquero da Puerto Rico va a pa- to principal. r.'\m puerx» se innri frente a la bahía de San Juan. POPULAR REALTY CORPORA- TION que lo construye y se lo arrienda al Banco Popular. El Ban- co subarrienda los pisos superio- res y con el producto de los cáno- nes de alquiler que perciba por di- cho concepto, pagará el importe total del arrendamiento por todo el inmueble. Ahora bien, el Banco Popular podrá ser dueño del edi- ficio eventualmente y sin sacrificio alguno para él. El contrato de arrendamiento con la Popular Realty Corporation tiene una cláu- sula mediante la .cual la corpora- ción constructora se obliga a ven- derlo por su costo en cualquier tiempo que el Banco asi lo desee, y en ese caso se le abonará al Ban- co como parte del precio de com- pra todo lo que el mismo haya pa- gado por concepto de arrendamien- tos. Realmente la corporación, in- tegrada como está por los propios hombres del Banco, no tiene miras especulativas. A ella le basta con saber que el Banco tendrá -un ho- gar digno, como ya dije, de su im- portancia y de sus amigos. —Realmente, amigo Cerrión, es- te esfuerzo revela una confianza abosluta y decidida en Puerto Rico y en el futuro de tus negocio!. —Si que lo es. Puerto Rico, cual- quiera que sea el derrotero que la suerte le tenga deparado, necesita de su Institución bancaria propia. Del banco hecho por los portorri- queños para los portorriqueños. I.as instituciones nativas tienen una mi- sión que cumplir. Nosotros somos da aqui; tenemos confianza en el futuro del pala y nuestro corazón late al unisono con el corazón de nuestra tierra. El país premia nuet- tro trabajo y ha respondido y res- ponde gallarda y holgadamente a los esfuerzos que venimos realizan- do, a pesar de que nuestra lila tie- ne el privilegio de contar como cuenta con el concurso de otras instituciones bancariat, que aun- que extrañas a nuestro suelo han venido laborando incesantemente y con verdadero interét en beneficia la lila; y las cutlet comparten con nosotros en Intima y fraternal convivencia la tarea de ofrecer a Puerto Rico facilidades banearias complatas a la altura de laa máa Importantes eomunldadee del orbe. —No atierra oír ettat declara- ciones del señor Cerrión que de- muestran el «splritu que encarna esta Institución bóricos, nacida en cuna tan modesta y que te ha le- vantado por tut propias ejeoutorlat hatta ocupar un titual prominente en lat finanzat de nuestro pala. Y pemamos' que estos entusiasmo de loa hombres del Popular tienen'su justificación en la obra realizada por su Banco, dentro de normas ló- gicamente contervadorat, pero prestando verdadero servicio a la comunidad y tlntiendo y «precian- do en todo 'su valor «1 aspecto per- aonal que necesariamente existe en inda transacción bancaria. Un ban- co nativo que esté en condiciones de cubrir fielmente las necesida- des - de nuestro pueblo ha de ser la bate fundamental de nuestra economía a lt par que vlena a de- mostrar en forma palpable, la ca- pacidad de nuestros paisanos en to- dos los órdenes de la vida. —SI mi amigo, continúa el señor Cerrión. Al mundo le convendría darse un baño de optimismo. ¿Por qué no sube conmigo al edificio? Venga al no tlena otroe planea. Ee- toy deseoso de ver lo que se ha ade- lantado en la obra durante mi au- sencia. —Supongo que usted da, amigo Cardón, ese paseo todos loa dias y me va a coger sin entrenar y me va a fatigar. —Cuando ae fatigue, nos deten- dremos. La insistencia de la Invitación y la curiosidad que siempre despier- ta un edificio que ae erige, not'lle- a recorrer las distintas depen- dencias. El gula que llevábamos, el señor Cerrión, es un eauaseur de primera fila y para hacer más com- prensivo el pasen, se hito traer la colección complete de planos y pro- yectos. Ya armado con estos plie- gos, nos adentramos por el frente que da a la calle de Tetuán. Don Rafael comienza una explicación detallada y minuciosa cuyo reflejo espero presentar a mit lectoree. —De acuerdo» con el Gobierno de la Capital, el Baneo ae ha consrrvl- do dejando al frente una acera de diez plea de ancha dándole asi al viandante, una amplitud de la cual no goza hoy. Ahí tiene usted la puerta principal. Como usted bien ve, ea de dimensiones monumenta- les para que guarde proporción con el edificio y el salón nanearlo. —¿Qué adorno llevará esa entra- da? —Nos pareció eonteata el se- f.or Cerrión que en consonancia con el ideal del Banco, ahí debía venir el Eacudo de Puerto Rico y lo hemos mandado a hacer en bron- ce, ajusfándonos a las leyes de la Heráldica. —Eso ha de ser un escudas© perdónese la exageración. —Si que lo es. Ahí tiene usted señalando unoa pernos loa pun- tes en que ha de descansar. Por elloe Juzgará el peso del adorno. A la derecha las eacaleras y a la Izquier- da, loa ascensores qua llegarán a todos los pisos. Son la ultima pala- bra de la Industria. Cuando estén terminados Interiormente verá us- ted una obra de arte da ebanistería fina, elegante y sobria. —Aqut tiene don Rafael desen- vuelve los planos la mampara de bronce y cristales que separa el pórtico del salón principal. A la de- recha se encuentra al talón para damas que eatará completamente equipado para que lat señoras pue- dan, sin necesidad de estar sujetas a incomodidades, realizar tus ope- raciones bancariat con señoritas oficinistas que te ocuparán excluí!- vamente de atenderlas como ee de- bida XI arquitecto, como pueda ver por estos croquis."ha hecho de etta lección algo exquisito y delicado, tanto en lea adornos como en las comodidades adicionales. —Me dicen qua todo el edificio tendrá aire acondicionado. Ea eso verdad? —SL De « participarán todoe loe pisos del edificio. —Perdone que le Interrumpiera, don Rafael. —Ya esta moa en #1 salón prlnci- pal. Etta enorme herradura que us- ted va aquí, y mejor todavía sobre el terreno, está dedicada para aten- der al pública A tu derecha, e In- cluyendo su fonda van las jaulas dedicada! a pagadores, receptores y otrot empleados de la institución. Directamente detrás colocaremoa lot escritorios y máquinas corres- pondientes a cada sección. A la iz- quierda del talón, a todo tu largo, encuentra utted lot escritorios de la gerencia- sub-gerencia. auditor, ata Ete saloncito da recibo permita al acceso a la oficina de la vicepreti- dencia. La misma está compuesta de dos piezas: una para la secreta- ria y la que da frente a la calle Te- tuán para un servidor. —Me estoy fijando, apuntamos nosotros, que allí hay un ventanal. —Mire usted contestó el señor Cerrión me alegro qua me lla- mara la atención: porque he veni- do del Norte entusiasmado con eaa ventana. Allá la armaron para que la viese a mis anchaa La misma, para aprovechar todo el raudal de lux que viene de la Marina, se ha fabricado en cristales de colores; pero para romper, la monotonía que semejante ventanal tendría, te han incrustado en él una serie de alego- rías representativas de nuestra his- toria, tales como las naves de Co- lón y al escudo de don Juan Ponce d«j León, asi como también alegorías dt nuestra riqueza agrícola e In- dustrial. Siguiendo ese mismo orden de ideas, da tramo en tramo, toda la vuelta de la barandilla que lleva el entresuelo, lo adornaremos con facsímiles en bronca de la moneda provincial que circulaba en Puerto Rico cuando se fundó el banco. Unos cuantos escalones interiores not llevaron ti piso •uperior o en- tresuelo. El entresuelo ee el "me- «aniñe* de los ingleses. Aqui al fondo de la herradura, con muy bien acierto arquitectónico, está ha- cia la calle de Tetuán y por lo tan- to no rompe la majestuosidad es- tructural del ventanal qu« da a la Marina y el cual podrá complemen- tarse desde todos lot lugar «i sin im- pedimento de ninguna especie. —Hay en ette litio tiene la pa- labra el leñor Cerrión el espado necesario para colocar eó.nodsmen- te toda la empleomanía del Banco. FIJeae, especialmente, en el sistema de alumbrado que es por lu¿ indi- recta y por medio de seis enormes lámpsras. Estaa van adosadas a esa especie de cúpula llana que se ob- serva en los plafones. El plafón que corresponde a la parte central, lle- va también su iluminación indirec- ta, por medio de lámparas ditífta- dat expresamente para noiotros; pero lo que mát ha de llamar la atención en él, es que estará cubier- to con láminas de oro de veintidós quilates, haciendo un efecto sor- prendente con lot rayos de lut que salgan de laa lámparas y «1 reflejo del ventanal a que ya hemot alu- dido. Hada el lado noroeste de et- te pito estará la Sala del Cornejo, cuya suntuosidad no puede colegir- ía examinando ettot planos. La al- fombra de la misma será tejida en una sola pieza, la mesa de sesiones, butacas, archivos y bodegueta que formarán el conjunto da muebles del salón, han sido diseñados con sobriedad, habiéndote seleccionado también, del damasco mát fino, la tela para lat cortinas. Haciendo juego con estas oficinal, an la otra Piao principal y messanlne. En este piso estarán altuadaa las ventanillas para laa seccione» de ahorros y cuen- tas corriente»». A la extrema derecha, aparece un hermoso ventanal de cristales en colorea, con el eacudo de Puerto Rico. Loa marmolea de eato amplio anión son de color rojo. LA CIENCIA AL DÍA El Bureau of Standard! de Es- tados Unidos ha dado iu aproba- ción a una nueva composición quí- mica para lavar medias que lat hace más resistentes y duraderas. Un naturalista de Detroit ha In- ventado' un* periscopio para estu- diar lot organismos que viven en Iss aguas; en el extremo de aba- jo está equipado con una bombilla de linterna eléctrica y un espejo. Psra fomentar la industria de la sericicultura en algunas regiones del Reino Unido se han reducido los impuestos sobre la importación de los arbolltos de mora, Empleando rayoa electrónico! en lugar de lot rtyot de lut corrien- te!, un nuevo microicopio cont- truido en Alemania aumenta loi ohjetoi 100,000 veces tu verda- dero tamaña Se ha manufacturado una má- quina que tirada por un tractor cava trincharas en la tierra, colo- ra cables da teléfono y lot entie- rra al mismo tiempo. Portugal establecerá un servicio de pasajeros y de corretpondencia aérea con la Guinea portuguesa y está estudiando la posibilidad de extender dicho servicio hasta An- gola. El Gobierno de Cuba ha estable- cido siete clasificaciones oficiales de café psra la exportación y pro- hibe que se exporte café inferior a esiat clisificicionet. esquina, encuentra las dedicadas al Presidente, nuestro don Damián Monserrate y Simó, quien ha veni- do laborando por el progreso y en- grandecimiento de esta institución henearía desde que la misma se fundó con un capital de cinco mil pesos provinciales. Los entusiasmos de don Damián por el Banco han crecido con la casa y nos hemos es- forzado, por que su rincón como dice él su anhelado rincón, en el edificio propio del banco, tenga to- da la prestancia que sus ejecutorías se merecen. El arquitecto Rlley pu- so ahí todos sus esfuerzos de artis- ta consumado e hizo derroche de habilidades. Uitedee, señor Varríón, se es- merarán en loa muebles. —Exactamente. Los muebles han sido diseñados expreíamente para noaotrot, todot en armonía con el orden arquitectónico que impera en la cata. Una maravilla serán las puertas de bronce que hemot de colocar tanto en la entrada de la calle de Tetuán como en la del só- tano que da a la Marina. En dicha sección abriremos un segundo salón de Banco para que laa personas que vienen de la parte baja de la ciudad puedan hacer sus transac- ciones sin molestarte en subir al piso principal. En esa misma plan- ta tendremos las bóvedaa para cau- dales, libros, documentos y cajas de seguridad. —Ya iba a preguntar por ellas; pues como veo perfectamente disi- mulado todo lo que atañe a los me- nesteres del oficio, las habla echa- do de menos. —SI le parece insinuó el señor Carrlón subamos a los otros pi- sos. Por lo menos conozca el que hemos dividido como modelo. Escaleras arriba nos fuimos, ad- mirando en ellas la comodidad de lot peldañoi y la cantidad porque al par que añade elegancia, evita accidenles desagradbles que suelen traer consecuencia! fataleí de ca- rácter corporal. Entramoa en un amplísimo sslón al cual le llega la lUz a raudales por loa cuatro lados del edlficla Las ventanea todaa de criital montada! lobre marcos de hierro doblemente galvanizados, son de un estilo tal que permite, en caio de que lai máquinas de aire acondicio- nado lufran un deaperfecto. abrir- las de modo que facilitarán la ven- tilación, iln que el viento moleste a loi oficinistas. Este piso no está repartido, porque sus lnqulllnot varias centralet azucarera! asi lo han requerido. Todoi loi facto- res que contribuyen a la comodldaí del trabajo, están allí perfectamen- te distribuido! y hábilmente disi- mulados. —Estamoi en el séptimo pito. _ —Y comenzamos dijimos noi- otros a gozar de .una temperatu- ra sumamente agradable y de un paisaje eaplendoroso. —Este es indicó don Rafael el que hemot dividido como mode- lo; pero la construcción de cada uno de ellos está preparada de ma- nera tal, que podremos seguir, al subdivldirlos, el capricho de cada diente. A este pasillo central al cual abren las portezuelas de los ascensores, abren también, como usted bien ve, todas las puertas de las oficinas. La casa no tiene apar- tados interiores, todos dan al exte- rior, y asi los inqullinos podrán gozar de ese espectáculo brillante pleno de luz y de sol que son nues- tro mar, nuestras colinas y nuestra bahía. Según ascendíamos, el señor Ce- rrión nos iba Indicando cómo se am- pliaba nueitro horizonte, llegando con la vista a abarcar una gran ex- tenalón de la costa norte hacia el oeste y sucesivamente loi sembra- dos de las vegai de Palo Seco y Bayamón, la blanca chimenea de la planta de cemento, los tanques del acueducto de Guaynabo, loa asilos que ae levantan en dicha vecindad, la penitenciarla, el sanatorio, las torres de la iglesia Rio Piedras, la enhiesta torre-imitación de la Giralda de la Universidad de Puerto Rico y a manera de una cinta polifacética y multicolor, to- cen Juego con la excelencia de todo el edificio. Esos mueble! van dis- puesto! de modo que entre sorbo y sorbo, el parroquiano podrá, a plenitud, gozar de un panorama im- posible de describir y llenar tut pulmones del más puro de lot alret. Impelidos por el medio ambiente, surgió el eterno Quijote que. como ya hemos dicho, todos llevamos guardado y apuntamos cualquie- ra diría que en esta azotea eituvo Santiago Rusiflor parado cuando escribió su célebre tragedla "Mar y Cielo". O rlpostó el señor Carrlón El nuevo edificio en construcción del Banco Popular de Puerto Rico, tal y como aparece en la actualidad. Laa paredes de los costadoa ae ha- llan caal terminadas, habiéndose concluido ya el empañetado. do el caserío de Hato Rey, Santur- ce y tus barrios que unidos al de Puerta de Tierra, vienen, por orlen- te, a rematar la enorme sortija cu- yo adorno es esta obra atrevida que está levantando, como ejemplo dig- no de emularse, la Popular Realty Corporation. Cuando creíamos que hablamos visitado todo lo que encerraba la obra magna que nos ocupa, el señor Currlón nos invita a hacer el últi- mo esfuerzo. ;Y bien que valla la pena! B edificio remata en un acoge- dor saloncito dedicado a descanso y expansione! espirituales. Aqui el banquero deja de ser el hombre de negocio! y va moitrándonos, con el entusiasmo de un gran caballe- ro conocedor de salones, las distin- tas dependenciai de este club entre las nubes. Aquí la música y al final el bnr, cuyos muebles elegantes ha- Gautler Benitez, cuando en un arranque de inspiración patriótica dijo: Puerto Rico, patria mía, La de blancos almenares. La de los verdei palmares, la de la extensa bahía; ¡Qué hermosa estás en las (Jtfumat del mar que tu playa azota, - (nmo una blanca gaviota dormida entre las espumas! Iniciamos ol descenso hilvanando una charla tle carácter frivolo y en uno de loa descansos de la escalera, cuando el señor Carrlón se detuvo a dar alguna! órdenes, le nos ocu- rrió pensar que al p¡«ls le hacen fal- ta unoi cuantos hombrea así, hom- bres como el que acababa de de- mostrarnos que también los "lijos de Puerto Rico pueden empeñarte en empresa! gigantescas y llevarlas al más lisonjero de los éxitos. TRAGOS ANOCHE.. YHOY-ÍQUETOPMENTO/ ¡Qué" sorprendente y qué admirable es la pron- titud con que la Cafiaspirína proporciona com- pleto alivio 1 Y no sólo alivia cualquier dolor y calma loe nervios, tino que al mismo tiempo reanima y restablece el bienestar. Tenga Canas- pirina siempre a mano. ¡Si ee Baycr, ea Bueno! FlflSPIRIfl alivia y reanima TOMA CAFIASPIRÍNA Y NO HABRÁ LAMENTO/1 Ctfitarlrli'fl no contiena acet&nillda»

Transcript of El palacio que será la Casa del ¡i » . ....

Page 1: El palacio que será la Casa del ¡i » . . Popularufdcimages.uflib.ufl.edu/CA/03/59/90/22/00320/00326.pdfte esfuerzo revela una confianza abosluta y decidida en Puerto Rico y en el

IL MWDO, SIN JUAN, f. 1. - DOMINGO 20 DI .NOVIEMBRE DE 1938. i i ¡i » . . -iiúYir-M

El palacio que será la Casa del Banco Popular de Puerto Rico Apuntes de una conversación con don Rafael Carrión.- Se plasma en realidad el sueño de la institución banca-

ría que se fundó con cinco mil pesos provinciales Por el doctor JAIME BAGUE —

Aspecto que ofrecerá, una w terminado, el nuevo edificio en que M instalarán laa nflrinaa del Honro Popular en San Juan. Nóteae la es- tructura «olida de la construcción y el traso vigoroso de ana lineas, que

responden al último eatilo de arquitectura moderna.

Para poder captar a plenitud el Significado del interesante poema er. piedra que es en ai nuestra an- tigua, 1**1 Y muy noble ciudad de San Juan Bautista de Puerto Ri- cc¿ ei precito visitarla durante las lloras apacibles de una mañana do- minical. El trajín diaria hijo del tráfago comercial —obedeciendo al mandato da descansar el séptimo dja— huye de sus calles y plazas; »1 ir y venir desenfrenado de loa viandantes, no perturba el sosie- go del momento y las bocinas da loa autoa y loa ruidos molestosos del modernismo, también a* guar- dan da romper la paz de égloga que reina por todas partes.

Alguna qua otra vez suele sen- tina ai andar cansón da una vieje-

felta que luciendo una mantilla qua ' trió mejoras días, arrastra sus anos ■obra el pavimento. Aqui y acullá ae siente el taconeo rápido y me- nudo da elegantes y diminuios pies qua con el Breviario en las manos van an busca de pan espiritual. ¡Asi, entre mantillas españolas y sombreros muy a la moderna, asis- ten a la iglesia las pocas aanjua- ceras que no han querido abando- nar las piedras centenarias que sue- len enmarcar rincones bellísimos, donde Indiscutiblemente, muchos Con Juanes rasgaron sus KUilarras ar honor de otras tantas Doña Ine- ses, después de haber hecho desalo- jar el terreno, a fuerza de mando- bles da tizona, a follones y malan- drines apostados para interrumpir Una ñocha de amor.

Aguardar la salida del sol en los írteles ventanales de la batería a ticr dt agua del Morro, subir a sus torreones para bañarse en los pri- merio fulgoret del día e inmediata- mente correr a adentrarse en la aemioscuridad de las naves de la Iglesia de San José para visitar al Cristo de los Ponce, bajar hasta la Banta Iglesia Catedral para ver có- mo cae sobra los ricos altares la policromía de sus ventanales y en- tonces seguir, cuesta abajo, por donde solian entrar a la ciudad nuestros Capitanes Generales, e« manjar reservado a los que gustan de vivir en paz con los hombres y con su conciencia.

Allá abajo nos espera, fría, im- pertérrita, la centenaria Puerta de San Juan. A manera de tropa des- plegada en columna de honor, ve- mos dos lineas paralelas de árbo- les que comenzando casi en las es- calerillas de la Catedral, terminan en el umbral de ese monumento que existe a pesar de los embates del tiempo y de nuestra Indiferen- cia- A esa hora la Fortaleza con- tinúa cerrada; pero los rayos so- lares la hieren en plena fachada ^ el contrasta de sus paredones pintados de color de rosa, sus ven- tanales blancos y el verde de sus Jardines,-realzan todo aquel rincón que supo de heroicidades y hoy es testigo mudo de la ruindad de mu- chos hombres. Antes de decidirnos a atravesar el amplio hueco, nues- tra mirada se detiene sobre una placa de bronce que a iniciativas de la muy ilustrada (¡obernadora

señora Towner, hace años, corocó allí el Club Cívico de Damas. Ins- tintivamente levantamos nuestro sombrero, a manera de saludo res- petuoso al conjunto, por todo lo que él representa en nuestra vida como pueblo civilizado.

Ya en extramuros, aeguimos la calzada que circunda la basa de las murallas y admiramos loa Jardin- cillos que un Gobernador de buen gusto ha tenido el cuidado de cul- tivar. Nuestra mirada salta de la sombra que predomina en el pare- dón cubierto de liqúenes, a la IU-

r

sarta una temporada al Norte y a venir de allá, de la metrópolis, sin noticias de ninguna especie.

.—No ful en calidad de banque- ro.

—SI no es un secreto, i te pue- de saber en calidad de qué hizo usted su viaje a loe Estados Uni- dos?

—SI, ¿por qué no? Fui en mi condición de Vicepresidente de LA POPULAR REALTY CORPORA- TION. Esta vei el banquero >e quedó acá.

—LA POPULAR REALTY COR- PORATION — musitamos nosotros. —¿Y qué organización es esa?

—Pues nada menos que la corpo- ración que está llevando a cabo esta obra que ve usted aquí.

—¿Esa corporación en una enti- dad nueva?

—Si lo «s. Ella es la que se ha hecho cargo de proporcionar la casa solariega para nuestro banco. Usted sabe que el Banco Popular ha crecido mucho y ya no cabla en los dos edificios qua tenia a su disposición. El problema eitaba en pie y habla que resolverlo prove- yéndole de un hogar digno de la institución y sobre todo de sus bue- nos amigos. Los hombres del Popu- lar, sin embargo, sabemos por ex- periencia que la fabricación de un edificio d« esta naturaleza es em- presa importante y en cierto modo ajeno a las actividades de una en- tidad bancaria, y por ello hemos querido mantener al Banco desli- gado por completo de la obra.

—Entonces — Interrumpimos nos- otros—¿cómo se las han arreglado ustedes para construir este edificio tan hermoso?

—Ahí es que viene—contestó don Rafael—a llenar su cometido LA POPULAR REALTY CORPORA- TION. Para resolver el problema, se fundó esta corporación que tie- ne vida independiente completa- mente separada de la Initltución.

—¿De modo—inquirimos nosotroi —qua el Bsnco Popular no es el dueño del edificio?

—No señor. El edificio as de LA

Camisas "ARROW" para 1939

YA LLEGARON... Profusión de estilos y colo- res. También corbatas, pa- ñuelo* y ropa interior Arrow.

SOMBRERERíA

SUAREZ ALLEN 36 - SAN JUAN

Fachada y puerta de entrada al pli hacia la sección de La Marina,

perficie del mar donde la luz va despertando el azul turquí de las aguas, para irse a perder en el venir botella de los palmares de Palo Seco y en las lejanas monta- ñas, donde todavía la neblina en- vuelve el paisaje dándole un tra- sunto de tierra Invernal. Andando pausadamente, como suele caminar el que nada busca y nadie espera, se puede gozar de un paisaje que alguno que otro pescador mañane- ro suele tachonar con la alba blancura de su débil velero. Y en- tregado a esas meditaciones y pla- centeras sensaciones, se cae de ll«- no en el Paseo de la Princesa don- de el transcurso de los aftos y el olvido de loi hombres ha termina- do con todo. Ni pavimento, ni es- tatuas, ni bancos le quedan y en el solar del Jardín Botánico se le- vantan unos cuarteluehos cuya pre- sencia es un sacrilegio al buen to- no.

Precisamente, al terminar una de esas rondas que se hacen en obsequio al Quijote que todos lle- vamos guardado nos tropezamos, al pie de la valla que circunda al nue- vo edificio del Banco Popular, con la recia figura de un hombre ad- mirado por algunos, pero que muy pocos conocen Intimamente. Ya pue- de imaginarse el lector que se tra- ta de alguien que trabaja, que ha- ce obra constructiva. Impecable- mente vestido de blanco y lucien- do en el cuello diminuta corbata negra que hacia juego con la cin- ta que circundaba la copa de su sombrero de paño color gris, el se- ñor Rafael Cerrión, recién llegado del Norte, nos extendió su- diestra, respondiendo a nuestro saludo de bienvenida.

—¿Qué tal de viaje don Rafael? Bien, rápido, cómodo. Usted sabe,

los aeroplanos han resuelto ese pro- blema admirablemente.

- Supongo que vendrá repleto de notlrias. lleno de ideas y planes nuevos.

—Pues no lo crea usted. —No me toma ti pelo, tenor Ce-

rrión. Cómo voy a creer que un banquero da Puerto Rico va a pa-

to principal. r.'\m puerx» se innri frente a la bahía de San Juan.

POPULAR REALTY CORPORA- TION que lo construye y se lo arrienda al Banco Popular. El Ban- co subarrienda los pisos superio- res y con el producto de los cáno- nes de alquiler que perciba por di- cho concepto, pagará el importe total del arrendamiento por todo el inmueble. Ahora bien, el Banco Popular podrá ser dueño del edi- ficio eventualmente y sin sacrificio alguno para él. El contrato de arrendamiento con la Popular Realty Corporation tiene una cláu- sula mediante la .cual la corpora- ción constructora se obliga a ven- derlo por su costo en cualquier tiempo que el Banco asi lo desee, y en ese caso se le abonará al Ban- co como parte del precio de com- pra todo lo que el mismo haya pa- gado por concepto de arrendamien- tos. Realmente la corporación, in- tegrada como está por los propios hombres del Banco, no tiene miras especulativas. A ella le basta con saber que el Banco tendrá -un ho- gar digno, como ya dije, de su im- portancia y de sus amigos.

—Realmente, amigo Cerrión, es- te esfuerzo revela una confianza abosluta y decidida en Puerto Rico y en el futuro de tus negocio!.

—Si que lo es. Puerto Rico, cual- quiera que sea el derrotero que la suerte le tenga deparado, necesita de su Institución bancaria propia. Del banco hecho por los portorri- queños para los portorriqueños. I.as instituciones nativas tienen una mi- sión que cumplir. Nosotros somos da aqui; tenemos confianza en el futuro del pala y nuestro corazón late al unisono con el corazón de nuestra tierra. El país premia nuet- tro trabajo y ha respondido y res- ponde gallarda y holgadamente a los esfuerzos que venimos realizan- do, a pesar de que nuestra lila tie- ne el privilegio de contar como cuenta con el concurso de otras instituciones bancariat, que aun- que extrañas a nuestro suelo han venido laborando incesantemente y con verdadero interét en beneficia d« la lila; y las cutlet comparten

con nosotros en Intima y fraternal convivencia la tarea de ofrecer a Puerto Rico facilidades banearias complatas a la altura de laa máa Importantes eomunldadee del orbe.

—No atierra oír ettat declara- ciones del señor Cerrión que de- muestran el «splritu que encarna esta Institución bóricos, nacida en cuna tan modesta y que te ha le- vantado por tut propias ejeoutorlat hatta ocupar un titual prominente en lat finanzat de nuestro pala. Y pemamos' que estos entusiasmo de loa hombres del Popular tienen'su justificación en la obra realizada por su Banco, dentro de normas ló- gicamente contervadorat, pero prestando verdadero servicio a la comunidad y tlntiendo y «precian- do en todo 'su valor «1 aspecto per- aonal que necesariamente existe en inda transacción bancaria. Un ban- co nativo que esté en condiciones de cubrir fielmente las necesida- des - de nuestro pueblo ha de ser la bate fundamental de nuestra economía a lt par que vlena a de- mostrar en forma palpable, la ca- pacidad de nuestros paisanos en to- dos los órdenes de la vida.

—SI mi amigo, continúa el señor Cerrión. Al mundo le convendría darse un baño de optimismo. ¿Por qué no sube conmigo al edificio? Venga al no tlena otroe planea. Ee- toy deseoso de ver lo que se ha ade- lantado en la obra durante mi au- sencia.

—Supongo que usted da, amigo Cardón, ese paseo todos loa dias y me va a coger sin entrenar y me va a fatigar.

—Cuando ae fatigue, nos deten- dremos.

La insistencia de la Invitación y la curiosidad que siempre despier- ta un edificio que ae erige, not'lle- vó a recorrer las distintas depen- dencias. El gula que llevábamos, el señor Cerrión, es un eauaseur de primera fila y para hacer más com- prensivo el pasen, se hito traer la colección complete de planos y pro- yectos. Ya armado con estos plie- gos, nos adentramos por el frente que da a la calle de Tetuán. Don Rafael comienza una explicación detallada y minuciosa cuyo reflejo espero presentar a mit lectoree.

—De acuerdo» con el Gobierno de la Capital, el Baneo ae ha consrrvl- do dejando al frente una acera de diez plea de ancha dándole asi al viandante, una amplitud de la cual no goza hoy. Ahí tiene usted la puerta principal. Como usted bien ve, ea de dimensiones monumenta- les para que guarde proporción con el edificio y el salón nanearlo.

—¿Qué adorno llevará esa entra- da?

—Nos pareció — eonteata el se- f.or Cerrión — que en consonancia con el ideal del Banco, ahí debía venir el Eacudo de Puerto Rico y lo hemos mandado a hacer en bron- ce, ajusfándonos a las leyes de la Heráldica.

—Eso ha de ser un escudas© — perdónese la exageración.

—Si que lo es. Ahí tiene usted — señalando unoa pernos — loa pun- tes en que ha de descansar. Por elloe Juzgará el peso del adorno. A la derecha las eacaleras y a la Izquier- da, loa ascensores qua llegarán a todos los pisos. Son la ultima pala- bra de la Industria. Cuando estén terminados Interiormente verá us- ted una obra de arte da ebanistería fina, elegante y sobria.

—Aqut tiene — don Rafael desen- vuelve los planos — la mampara de bronce y cristales que separa el pórtico del salón principal. A la de- recha se encuentra al talón para damas que eatará completamente equipado para que lat señoras pue- dan, sin necesidad de estar sujetas a incomodidades, realizar tus ope- raciones bancariat con señoritas oficinistas que te ocuparán excluí!- vamente de atenderlas como ee de-

bida XI arquitecto, como pueda ver por estos croquis."ha hecho de etta lección algo exquisito y delicado, tanto en lea adornos como en las comodidades adicionales.

—Me dicen qua todo el edificio tendrá aire acondicionado. Ea eso verdad?

—SL De « participarán todoe loe pisos del edificio.

—Perdone que le Interrumpiera, don Rafael. —Ya esta moa en #1 salón prlnci-

pal. Etta enorme herradura que us- ted va aquí, y mejor todavía sobre el terreno, está dedicada para aten- der al pública A tu derecha, e In- cluyendo su fonda van las jaulas dedicada! a pagadores, receptores y otrot empleados de la institución. Directamente detrás colocaremoa lot escritorios y máquinas corres- pondientes a cada sección. A la iz- quierda del talón, a todo tu largo, encuentra utted lot escritorios de la gerencia- sub-gerencia. auditor, ata Ete saloncito da recibo permita al acceso a la oficina de la vicepreti- dencia. La misma está compuesta de dos piezas: una para la secreta- ria y la que da frente a la calle Te- tuán para un servidor.

—Me estoy fijando, apuntamos nosotros, que allí hay un ventanal.

—Mire usted — contestó el señor Cerrión — me alegro qua me lla- mara la atención: porque he veni- do del Norte entusiasmado con eaa ventana. Allá la armaron para que la viese a mis anchaa La misma, para aprovechar todo el raudal de lux que viene de la Marina, se ha fabricado en cristales de colores; pero para romper, la monotonía que semejante ventanal tendría, te han incrustado en él una serie de alego- rías representativas de nuestra his- toria, tales como las naves de Co- lón y al escudo de don Juan Ponce d«j León, asi como también alegorías dt nuestra riqueza agrícola e In- dustrial. Siguiendo ese mismo orden de ideas, da tramo en tramo, toda la vuelta de la barandilla que lleva el entresuelo, lo adornaremos con facsímiles en bronca de la moneda provincial que circulaba en Puerto Rico cuando se fundó el banco.

Unos cuantos escalones interiores not llevaron ti piso •uperior o en- tresuelo. El entresuelo ee el "me- «aniñe* de los ingleses. Aqui al fondo de la herradura, con muy bien acierto arquitectónico, está ha- cia la calle de Tetuán y por lo tan- to no rompe la majestuosidad es- tructural del ventanal qu« da a la Marina y el cual podrá complemen- tarse desde todos lot lugar «i sin im- pedimento de ninguna especie.

—Hay en ette litio — tiene la pa- labra el leñor Cerrión — el espado necesario para colocar eó.nodsmen- te toda la empleomanía del Banco. FIJeae, especialmente, en el sistema de alumbrado que es por lu¿ indi- recta y por medio de seis enormes lámpsras. Estaa van adosadas a esa especie de cúpula llana que se ob- serva en los plafones. El plafón que corresponde a la parte central, lle- va también su iluminación indirec- ta, por medio de lámparas ditífta- dat expresamente para noiotros; pero lo que mát ha de llamar la atención en él, es que estará cubier- to con láminas de oro de veintidós quilates, haciendo un efecto sor- prendente con lot rayos de lut que salgan de laa lámparas y «1 reflejo del ventanal a que ya hemot alu- dido. Hada el lado noroeste de et- te pito estará la Sala del Cornejo, cuya suntuosidad no puede colegir- ía examinando ettot planos. La al- fombra de la misma será tejida en una sola pieza, la mesa de sesiones, butacas, archivos y bodegueta que formarán el conjunto da muebles del salón, han sido diseñados con sobriedad, habiéndote seleccionado también, del damasco mát fino, la tela para lat cortinas. Haciendo juego con estas oficinal, an la otra

Piao principal y messanlne. En este piso estarán altuadaa las ventanillas para laa seccione» de ahorros y cuen- tas corriente»». A la extrema derecha, aparece un hermoso ventanal de cristales en colorea, con el eacudo

de Puerto Rico. Loa marmolea de eato amplio anión son de color rojo.

LA CIENCIA AL DÍA El Bureau of Standard! de Es-

tados Unidos ha dado iu aproba- ción a una nueva composición quí- mica para lavar medias que lat hace más resistentes y duraderas.

• • • Un naturalista de Detroit ha In-

ventado' un* periscopio para estu- diar lot organismos que viven en Iss aguas; en el extremo de aba- jo está equipado con una bombilla de linterna eléctrica y un espejo.

• • • Psra fomentar la industria de la

sericicultura en algunas regiones del Reino Unido se han reducido los impuestos sobre la importación de los arbolltos de mora,

• • • Empleando rayoa electrónico! en

lugar de lot rtyot de lut corrien- te!, un nuevo microicopio cont-

truido en Alemania aumenta loi ohjetoi 100,000 veces tu verda- dero tamaña

• • • Se ha manufacturado una má-

quina que tirada por un tractor cava trincharas en la tierra, colo- ra cables da teléfono y lot entie- rra al mismo tiempo.

• • • Portugal establecerá un servicio

de pasajeros y de corretpondencia aérea con la Guinea portuguesa y está estudiando la posibilidad de extender dicho servicio hasta An- gola.

• • • El Gobierno de Cuba ha estable-

cido siete clasificaciones oficiales de café psra la exportación y pro- hibe que se exporte café inferior a esiat clisificicionet.

esquina, encuentra las dedicadas al Presidente, nuestro don Damián Monserrate y Simó, quien ha veni- do laborando por el progreso y en- grandecimiento de esta institución henearía desde que la misma se fundó con un capital de cinco mil pesos provinciales. Los entusiasmos de don Damián por el Banco han crecido con la casa y nos hemos es- forzado, por que su rincón — como dice él — su anhelado rincón, en el edificio propio del banco, tenga to- da la prestancia que sus ejecutorías se merecen. El arquitecto Rlley pu- so ahí todos sus esfuerzos de artis- ta consumado e hizo derroche de habilidades.

— Uitedee, señor Varríón, se es- merarán en loa muebles.

—Exactamente. Los muebles han sido diseñados expreíamente para noaotrot, todot en armonía con el orden arquitectónico que impera en la cata. Una maravilla serán las puertas de bronce que hemot de colocar tanto en la entrada de la calle de Tetuán como en la del só- tano que da a la Marina. En dicha sección abriremos un segundo salón de Banco para que laa personas que vienen de la parte baja de la ciudad puedan hacer sus transac- ciones sin molestarte en subir al piso principal. En esa misma plan- ta tendremos las bóvedaa para cau- dales, libros, documentos y cajas de seguridad.

—Ya iba a preguntar por ellas; pues como veo perfectamente disi- mulado todo lo que atañe a los me- nesteres del oficio, las habla echa- do de menos.

—SI le parece — insinuó el señor Carrlón — subamos a los otros pi- sos. Por lo menos conozca el que hemos dividido como modelo.

Escaleras arriba nos fuimos, ad- mirando en ellas la comodidad de lot peldañoi y la cantidad porque al par que añade elegancia, evita accidenles desagradbles que suelen traer consecuencia! fataleí de ca- rácter corporal.

Entramoa en un amplísimo sslón al cual le llega la lUz a raudales por loa cuatro lados del edlficla Las ventanea — todaa de criital — montada! lobre marcos de hierro doblemente galvanizados, son de un estilo tal que permite, en caio de que lai máquinas de aire acondicio- nado lufran un deaperfecto. abrir- las de modo que facilitarán la ven- tilación, iln que el viento moleste a loi oficinistas. Este piso no está repartido, porque sus lnqulllnot — varias centralet azucarera! — asi lo han requerido. Todoi loi facto- res que contribuyen a la comodldaí del trabajo, están allí perfectamen- te distribuido! y hábilmente disi- mulados.

—Estamoi en el séptimo pito. _ —Y comenzamos — dijimos noi-

otros — a gozar de .una temperatu- ra sumamente agradable y de un paisaje eaplendoroso.

—Este es — indicó don Rafael — el que hemot dividido como mode- lo; pero la construcción de cada uno de ellos está preparada de ma- nera tal, que podremos seguir, al subdivldirlos, el capricho de cada diente. A este pasillo central al cual abren las portezuelas de los ascensores, abren también, como usted bien ve, todas las puertas de las oficinas. La casa no tiene apar- tados interiores, todos dan al exte- rior, y asi los inqullinos podrán gozar de ese espectáculo brillante pleno de luz y de sol que son nues- tro mar, nuestras colinas y nuestra bahía.

Según ascendíamos, el señor Ce-

rrión nos iba Indicando cómo se am- pliaba nueitro horizonte, llegando con la vista a abarcar una gran ex- tenalón de la costa norte hacia el oeste y sucesivamente loi sembra- dos de las vegai de Palo Seco y Bayamón, la blanca chimenea de la planta de cemento, los tanques del acueducto de Guaynabo, loa asilos que ae levantan en dicha vecindad, la penitenciarla, el sanatorio, las torres de la iglesia dé Rio Piedras, la enhiesta torre-imitación de la Giralda — de la Universidad de Puerto Rico y a manera de una cinta polifacética y multicolor, to-

cen Juego con la excelencia de todo el edificio. Esos mueble! van dis- puesto! de modo que entre sorbo y sorbo, el parroquiano podrá, a plenitud, gozar de un panorama im- posible de describir y llenar tut pulmones del más puro de lot alret.

Impelidos por el medio ambiente, surgió el eterno Quijote que. como ya hemos dicho, todos llevamos guardado y apuntamos — cualquie- ra diría que en esta azotea eituvo Santiago Rusiflor parado cuando escribió su célebre tragedla "Mar y Cielo".

— O — rlpostó el señor Carrlón —

El nuevo edificio en construcción del Banco Popular de Puerto Rico, tal y como aparece en la actualidad. Laa paredes de los costadoa ae ha-

llan caal terminadas, habiéndose concluido ya el empañetado.

do el caserío de Hato Rey, Santur- ce y tus barrios que unidos al de Puerta de Tierra, vienen, por orlen- te, a rematar la enorme sortija cu- yo adorno es esta obra atrevida que está levantando, como ejemplo dig- no de emularse, la Popular Realty Corporation.

Cuando creíamos que hablamos visitado todo lo que encerraba la obra magna que nos ocupa, el señor Currlón nos invita a hacer el últi- mo esfuerzo. ;Y bien que valla la pena!

B edificio remata en un acoge- dor saloncito dedicado a descanso y expansione! espirituales. Aqui el banquero deja de ser el hombre de negocio! y va moitrándonos, con el entusiasmo de un gran caballe- ro conocedor de salones, las distin- tas dependenciai de este club entre las nubes. Aquí la música y al final el bnr, cuyos muebles elegantes ha-

Gautler Benitez, cuando en un arranque de inspiración patriótica dijo:

Puerto Rico, patria mía, La de blancos almenares. La de los verdei palmares, la de la extensa bahía; ¡Qué hermosa estás en las

(Jtfumat del mar que tu playa azota, - (nmo una blanca gaviota dormida entre las espumas!

Iniciamos ol descenso hilvanando una charla tle carácter frivolo y en uno de loa descansos de la escalera, cuando el señor Carrlón se detuvo a dar alguna! órdenes, le nos ocu- rrió pensar que al p¡«ls le hacen fal- ta unoi cuantos hombrea así, hom- bres como el que acababa de de- mostrarnos que también los "lijos de Puerto Rico pueden empeñarte en empresa! gigantescas y llevarlas al más lisonjero de los éxitos.

TRAGOS ANOCHE.. YHOY-ÍQUETOPMENTO/

¡Qué" sorprendente y qué admirable es la pron- titud con que la Cafiaspirína proporciona com- pleto alivio 1 Y no sólo alivia cualquier dolor y calma loe nervios, tino que al mismo tiempo reanima y restablece el bienestar. Tenga Canas- pirina siempre a mano. ¡Si ee Baycr, ea Bueno!

FlflSPIRIfl alivia y reanima

TOMA CAFIASPIRÍNA Y NO HABRÁ LAMENTO/1

Ctfitarlrli'fl no contiena acet&nillda»