El Proceso Único de Ejecución

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El Proceso Único de Ejecución El Decreto Legislativo 1069, ha intentado unificar los procesos ejecutivos, lo que solo ha quedado en el intento pues inicialmente existe un proceso único de ejecución que luego se diversifica en el camino en los mismos procesos de la normativa derogada o en nuevos procesos especiales y con distinta competencia para determinados títulos ejecutivos (véase la competencia para títulos de naturaleza extrajudicial = entre los jueces de paz letrados y los civiles en función de la cuantía; “competencia para ejecuciones de garantía = juez civil / obviándose la cuantía; competencia para ejecución forzada del laudo será el juez subespecializado en lo comercial o en su defecto el juez civil del lugar del arbitraje el del lugar donde el laudo debe producir su eficacia”[4]; competencia para la ejecución de laudos extranjeros reconocidos será el juez subespecializado en lo comercial o, en su defecto, el juez civil del domicilio del emplazado, o si el emplazado domicilia dentro del territorio peruano, del lugar donde tenga sus bienes o donde ejerza sus derechos”[5] El Proceso Ejecutivo y la Sentencia Innecesaria dentro del Decreto Legislativo 1069 Antes del Decreto Legislativo 1069, uno de los más grandes inconvenientes dentro del proceso ejecutivo era la apelación de la sentencia ejecutiva, generando pérdida de tiempo, mayores costos e insatisfacción por parte del ejecutante en cuanto a la satisfacción de su derecho. Muchos doctrinarios Chilenos, Uruguayos y Peruanos a lo largo de los años han propuesto la eliminación de la sentencia innecesaria cuando no mediara contradicción, quedándose con el mandato ejecutivo para hacerlo efectivo ante las autoridades de auxilio jurisdiccional (Ej. La Policía) mediante un decreto de mero trámite que ordenará “llevar adelante la ejecución” En un trabajo anterior el Dr. Benito Villanueva Haro hace un extensivo desarrollo sobre esta problemática de la sentencia innecesaria en los supuestos en que no existiera contradicción (calla/no hace uso de la contradicción; fuera del plazo/ no hace uso de la contradicción), manifestando que “En definitiva, cuando no hay contradicción el mandato ejecutivo automáticamente debiera adquirir la forma de sentencia.”[6] Asimismo detalla las ventajas y desventajas de la eliminación de la sentencia innecesaria: “Ventajas:

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El Proceso Único de Ejecución

El Decreto Legislativo 1069, ha intentado unificar los procesos ejecutivos, lo que solo ha quedado en el intento pues inicialmente existe un proceso único de ejecución que luego se diversifica en el camino en los mismos procesos de la normativa derogada o en nuevos procesos especiales y con distinta competencia para determinados títulos ejecutivos (véase la competencia para títulos de naturaleza extrajudicial = entre los jueces de paz letrados y los civiles en función de la cuantía; “competencia para ejecuciones de garantía = juez civil / obviándose la cuantía; competencia para ejecución forzada del laudo será el juez subespecializado en lo comercial o en su defecto el juez civil del lugar del arbitraje el del lugar donde el laudo debe producir su eficacia”[4]; competencia para la ejecución de laudos extranjeros reconocidos será el juez subespecializado en lo comercial o, en su defecto, el juez civil del domicilio del emplazado, o si el emplazado domicilia dentro del territorio peruano, del lugar donde tenga sus bienes o donde ejerza sus derechos”[5]

El Proceso Ejecutivo y la Sentencia Innecesaria dentro del Decreto Legislativo 1069

Antes del Decreto Legislativo 1069, uno de los más grandes inconvenientes dentro del proceso ejecutivo era la apelación de la sentencia ejecutiva, generando pérdida de tiempo, mayores costos e insatisfacción por parte del ejecutante en cuanto a la satisfacción de su derecho.

Muchos doctrinarios Chilenos, Uruguayos y Peruanos a lo largo de los años han propuesto la eliminación de la sentencia innecesaria cuando no mediara contradicción, quedándose con el mandato ejecutivo para hacerlo efectivo ante las autoridades de auxilio jurisdiccional (Ej. La Policía) mediante un decreto de mero trámite que ordenará “llevar adelante la ejecución”

En un trabajo anterior el Dr. Benito Villanueva Haro hace un extensivo desarrollo sobre esta problemática de la sentencia innecesaria en los supuestos en que no existiera contradicción (calla/no hace uso de la contradicción; fuera del plazo/ no hace uso de la contradicción), manifestando que “En definitiva, cuando no hay contradicción el mandato ejecutivo automáticamente debiera adquirir la forma de sentencia.”[6]

Asimismo detalla las ventajas y desventajas de la eliminación de la sentencia innecesaria:

“Ventajas:

A) Ahorro de tiempo (Mayor celeridad y económica procesal)B) Ahorro de dinero (costos de tramitación, movilidad, almuerzos, llamadas, pago por asesorías etc.)C) Mayor eficiencia de recursos (Menos gasto en la impresión y en las hojas)D) Menor stress tanto para el usuario como para el juez y sus auxiliaresE) Menor carga procesal para el órgano jurisdiccionalF) Eficacia en el cumplimiento de las obligacionesG) La felicidad de los demandantes.H) Se genera una excelencia en el servicioI) Se aplica el principio internacional y constitucional del “tiempo razonable”J) Se pueden atender al mayor número de litigantes, respetándose el principio de igualdad