El Pueblo de San Bartolo Atepehuacán · y recibido por el Sr. Arzobispo D. Miguel Darío Miranda y...

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El Pueblo de San Bartolo Atepehuacán... en la memoria de sus Adultos Mayores.

Lo que recuerdo es que con la resortera le aventaba a las lagartijas, mi papá me reprendió, porque le caían a… las religiosas.

Mi papá se llamaba Domitilo Carrasco Galicia y mi mamá Camila González Tovar, mis hermanos Ga-briela Ma. fue monja pasionista, Ma. De la Eucaristía fue religiosa con las Adoratrices Perpetuas, Guadalupanas, Fortino, yo, José, Pedro y una pequeña que murió Imelda.

En la persecución se cerraron los templos Católicos y una señorita nos daba clases en su casa a mí y a mi hermano José, terminé la primaria y entre en 1942 con los misioneros del Espíritu Santo, el 1° de diciembre de 1947 ingresé al seminario Conciliar de México, siendo ordenado Diácono el 17 de abril de 1953 y un año más tarde, en la noche de sábado santo, recibí el sacerdocio de manos del Exmo. Sr. Arzobispo D. Luis María Martínez, comencé el servicio sacerdotal en 1954 en la Parroquia de San Cosme como Vicario Cooperador y después pase a Nuestra Señora de los Hospitales, en la colonia Doctores, de ahí pase a la parroquia San José y nuestra Señora del Sagrado Corazón en el centro de la ciudad.

En 1960 fui cambiando a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en la colonia Pro-hogar, en 1961 decidí nuevamente entrar en la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, 9 años perma-necí con ellos me mandaron a la parroquia de la Santa Cruz, en construcción y se concluyó, en la colonia Jardines del Pedregal de Carrasco.

En 1970 nuevamente salí de la Congregación de los Misioneros y fui incardinado a la Arquidiócesis y recibido por el Sr. Arzobispo D. Miguel Darío Miranda y Gómez, quien me nombra párroco de San Bartolomé Apóstol, en San Bartolo Atepehuacan – Lindavista. Este apostolado parroquial duraría 24 años, el 9 de febrero de 1994, fui promovido a Canónigo de la Basílica de Santa María de Guada-lupe. Cuando llegue a San Bartolo Atepehuacan había ladrilleras, establos, en general digamos la mayor parte de la gente era humilde, era un pueblo…pueblo, decían ¿dónde vive? Y respondían en Lindavista, ¡Cual! ¡En San Bartolo! ¡No te afrentes! “Te guste o no te guste, te cuadre o no te cua-dre…San Bartolo es tu padre”.

M. I. SR. CANGOMARIO CARRASCOGONZÁLEZ“Soy descendiente de Adán y Eva…” nací el 7 de marzo de 1921 en la colonia Tacubaya en la calle Mártires de la Con-quista, la casa colindaba con el “Hospitalito de Tacubaya”

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Me dijeron, la parroquia es congrua* y los anteriores sacerdotes, se fueron por eso…de hecho iba poca gente, a medida que se fue, digamos componiendo el ambiente, llegaron.

Había centros de catequesis, evangelización, cursos prematrimoniales, para fiesta patronal, confir-maciones, las distintas asociaciones Virgen del Carmen, del Perpetuo Socorro. Celebraba misa en San José de la Escalera, en pleno campo, en Torres Lindavista, en Valle del Tepeyac en el kiosco, rosario y misa, en la Unidad Lindavista Vallejo I, en el audiorama, y II, en la Patera en departamentos luego prestaron otro lugar y apoyado por personas de la unidad dieron un terreno y se construyo el templo y casa parroquial de los mártires de Bartolomé Laurel. (Franciscano) y Bartolomé Gutiérrez (Agustino), que después fue nombrada sede parroquial. Vallejo, Río de los Remedios, Ticomán, Ins-tituto Politécnico Nacional, Montevideo, Chosica y Fortuna era la zona limítrofe, correspondiendo todo a la Parroquia de San Bartolomé Apóstol.

Conseguía de Sabritas y Bimbo donaciones para la C.P. (Ciudad Pérdida) y otras comunidades de la Escalera. En Chosica había otro centro de rosario, en la unidad Lindavista, se daban cursos de superación, en un centro de formación “San José” se daba misa, confesión…fue tiempo de hacer la misión.

Era mecánico, florista…preguntaban ¿a qué hora encontraban al padre?...porque estaba bajo la ca-mioneta, arreglándola. Se atendía espiritualmente, los viernes visitaba a los enfermos de la comuni-dad, la parroquia era sede de la Adoración Nocturna, se fortaleció la sección de mujeres, tuvo mucho auge, el grupo de varones y de niños (Tarsicios e Ineses), Renovación era un grupo muy fuerte y numeroso, de mucha asistencia, de diferentes partes del Distrito Federal.

Ahí nació lo de Juan Diego y lo pusimos como ejemplo para los adoradores, se extendió el Movi-miento Familiar Cristiano, el Apóstolado de la Oración del Sagrado Corazón de Jesús, los primeros viernes de mes a las 6 de la tarde misa de enfermos, y exposición del Santísimo. El Apostolado de la Cruz de los Misioneros del Espíritu Santo con Concepción Cabrera de Armida, el grupo de Legión de María, de casa en casa iban rezando el rosario y preguntaban qué situación había en la comunidad para reportar al sacerdote espiritualmente.

En mayo se rezaba el rosario con ofrecimiento de flores y se enseñaba el rosario a los niños con una especie de concurso y se premiaba a los que primero aprendían a rezarlo. El ultimo día se hacía ofre-cimiento diferente, en cada misterio junto con las flores se ofrecía, perfume, veladoras, incienso, oración propia de los niños, se preparaba la corona de la virgen y el niño o niña de mejor conducta coronaba a la virgen y lo hacían con mucho entusiasmo.

En mayo, rezo del rosario a las 6 a.m. por las calles, en la camioneta y por el altavoz, se ponía el al-tar a la virgen de Fátima y se iluminaba con reflectores, regresaba antes de las 7 a.m. para preparar misa, se exponía el Santísimo y con el libro de San Alfonso Ma. de Ligorio, de las 30 visitas al Santísi-mo, reservando al Santísimo, a las 8 am era la misa y terminando daba la bendición solemne.

Los horarios de misa de lunes a viernes eran 7:00 y 8:00 a.m. en la tarde 7:00 y 7:30 p.m. los sábados 7:00 y 8:00 am en la tarde 6:00, 7:00 y 8:00 p.m., esta última si había ceremonia de XV años o boda.

* Renta que se da al eleciástico que tiene cura de almas. Diccionario Larousse de la Lengua Española, 1979

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En domingo, cuando la adoración nocturna había tenido velación les oficiaba misa a las 6:00 a.m. y empezaban las misas 7:00 y 8:00 a.m., terminando esta misa, se preparaban las cosas para la misa de los condominios, en la Patera a las 9:00 am y 10:00 a.m. en la unidad Lindavista Vallejo y regre-sábamos rápido a la parroquia y las misas eran 11:00, 12:00 y 13:00 se reanudaba a las 17:00 hrs en la unidad Lindavista Vallejo II y en San Bartolo 6 :00 y 7:00 p.m., no tenía día de descanso, la notaria parroquial la atendía de 9:oo a 10:00 am y la secretaria estaba de 11:00 a 13:00 hrs y de 16:00 a 20:00 p.m.

Los primeros años había un dispensario médico, atendido por estudiantes de medicina del IPN ahí atendía la Dra. Graciela Torres Ulloa, una vez al mes se organizaban un bazar de ropa, se conseguían muebles y se donaban a Sta. Clara en Ecatepec.

En 1970 se construyó la capilla del Espíritu Santo y la casa parroquial, rescaté el terreno, porque era más grande, se levantó la barda, todo era lodazal, había vacas, basura junto al panteón, ladrilleras. Se acercaba la fiesta patronal… ya no siguieron al proyecto del poli, metieron el drenaje y dejaron, tierra, lodo, eso fue cuando era presidente Echeverría y dije ¡díganle al presidente, aquí hay petró-leo”, un Sr. que era fotógrafo de la prensa, me preguntó, ¿Qué necesita? le dije ¡que en 17 de mayo, faltaba pavimentar, poner banquetas y arreglar! llego una cuadrilla de maquinaria, maestros ¿Qué quiere que hagamos? dijeron que los mandaron, ese Sr. iba a misa y le pidió a sus amigos del go-bierno que hicieran la obra, la hicieron muy rápido, trabajaron día y noche, dejaron cascajo y con José el sacristán y otro Sr., con la carretilla acarreamos…¡mañana es la fiesta!, era la junta de decan-to, me dijeron los compañeros ¿qué vas a hacer?… ¡todo estaba, hecho una desgracia! Y el día de la fiesta todo estaba recogido, les dije…”para que vean, que el santo…se mueve”. Don Lupe el esposo de Doña Aurelia ayudaba los domingos.

Se construyó la capilla de los Mártires en la Patera, en los 80’s antes se celebraba a la intemperie, el administrador ayudó para que el gobierno donara el terreno…se trabajó la misión.

Mi hermana religiosa Gabriela María, en el 70 me venía a ayudar, estaba en Jalisco y en vacaciones venía con las niñas, en la Basílica había la promoción de la construcción y ellas ayudaban a vender los boletos, era su superiora y vinieron para la “Misión Guadalupana” de 1981, el 6 de agosto de ese año llego la madre Yolanda Leos Gómez, para ayudar.

El Padre Mario Carrazco González(q.e.p.d 1921 - 2013) con la

Madre Yolanda Leos Gómez

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La comunidad surgió en el año de 1578 más o menos, la generación de habitantes que yo recuerdo son familias Arredondo de la Hoz, Fuentes Galindo, Hernández, Martínez, Cancino Peralta, Téllez, Zepeda, Buendía Livia, Peralta Santana, Peralta Rojas, Fuentes Hernández, Camacho, Peralta Gon-zález, Islas, Soto, Chávez, Reyes, Camacho Ramírez, Castillo, Rivera Zepeda, Mejía Peralta, Cortez Facio, Cancino Ocaña y algunas otras que por el momento no recuerdo.

En el año de 1916 el pueblo se componía de 59 padres de familia y tenía una extensión de tierra de 7.5 hectáreas, las familias eran de aspecto humilde y habitaban en casas de adobe, fue en el año de 1923 cuando el pueblo empezó a crecer ya que en este año por medio de una resolución y decreto presidencial se dotó de 150 hectáreas de tierras para satisfacer las necesidades agrícolas fue así como fue progresando el pueblo y su gente, ese año introdujeron la luz, en los años de 40’s el ejido sufrió 2 expropiaciones y 2 segregaciones, las expropiaciones, una fue para la creación de la Zona Industrial Vallejo y la otra para la apertura de 2 avenidas, las segregaciones una fue para creación de la zona urbana y la otra para la ampliación de la zona urbana en el pueblo.

Los servicios de luz, agua, drenaje y pavimentación, se introdujeron a fines de los años cuarenta, la comunidad los recibió con beneplácito. De los años de 1916 para acá, los pobladores cavaban pozos en sus propiedades para sacar agua. Hasta que en el año de 1943 más o menos se cavó un pozo pro-fundo del cual se extraía el agua a través de una bomba eléctrica la cual se almacenaba en un tinaco elevado de una capacidad de varios miles de litros de agua, la cual se distribuía a 6 tomas públicas donde se abastecían las amas de casa. Existieron 4 ladrilleras, varias nopaleras, 2 hortalizas donde cultivaban lechuga, coliflor, zanahoria, cebolla y cilantro.

Las tierras de cultivo se componían de 68 parcelas, divididas en cuatro secciones de los siguientes nombres “El chícharo”, “La cota”, “San Pedro” y “La Virgen” las cuales se cultivaban con maíz, fri-jol, calabaza, alfalfa y remolacha, dichas tierras colindaban con las siguientes haciendas y ranchos, por el oriente con Rancho “San Juan” y Hacienda “Los Pirineos”, por el poniente con Hacienda de “Ahuehuetes”, por el norte con Hacienda “Los Pirineos”, “La Patera” y Hacienda de “Enmedio” la cual pertenece al Estado de México, por el sur colindaban con Rancho “El Torreón”, con Hacienda “Atepoxco” y Rancho “San Juan”.

BENJAMÍN CANCINOOCAÑANací el 31 de marzo de 1936, en la calle de Mandujano 60, mis abuelos paternos: Celedonio Cancino Juárez y María de Jesús Peralta Alcántara y los abuelos maternos: José Ma-ría Ocaña y Venancia Pacheco. Mis Padres: Pedro Cancino Peralta y Dolores Ocaña Pacheco. Mis hermanos: Socorro, Edmunda, Bonifacio, Viviana, Eligio y Pedro Cancino Ocaña.

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La escuela se componía de 4 salones grandes de tabique aplanados y pintados, 2 saloncitos chicos uno era del grupo de 6° año y el otro era la dirección y por ultimo había un salón de madera, contaba con un jardincito y un teatro al aire libre, el cual contaba con 4 o 6 bancas de concreto las cuales te-nían una capacidad de 12 personas más o menos, un patio de recreo y baños para niños y otro para niñas. Recuerdo a los maestros Enrique Pliego, maestra Paulita, maestra Ángeles, al maestro Pardo, maestra Laurita Rivera y la directora Guadalupe Flores.

La fiesta patronal, se celebra año con año, los días 23 y 24 de agosto, lo bonito de la festividad eran varias cosas, como el canto de las mañanitas por toda la comunidad y acompañadas por un grupo de mariachis, también el adorno floral dentro de la parroquia, así como la portada, la kermes donde un grupo de vecinos ponen puestos de antojitos mexicanos como son la venta de pozole, sopes, enchi-ladas, pambazos, postres como gelatinas, pasteles, arroz con leche, flanes, por la noche la quema de los juegos pirotécnicos canastillas y la quema del castillo que cada año es más bonito también se lleva a cabo el tradicional palo encebado, todo el día domingo desde las 7 a.m. hasta las 22 p.m. nos acompaña la banda de música de viento, también desde el día sábado contamos con la feria mecánica que vino durante 25 años más o menos, se ponía en el camino donde hoy es Montevideo con la fiesta también se organizaban eventos deportivos con juegos de beisbol, futbol y carreras de ciclismo y algunos otros eventos.

Mi niñez fue de lo más hermoso que he vivido, ya que la viví entre vacas y borregos, caballos, marra-nos y varios animales más y sobre todo disfrutando del campo, ver crecer las milpas, los alfalfares, por las mañana como me gustaba ver abrir las flores que se daban en el campo y escuchar el canto de los pajaritos, por las tardes ir a caminar por los caminos donde había arboledas y me sentaba a ver como llegaban las parvadas de pajaritos a recogerse en los árboles y escuchar sus cantos, en los meses de septiembre y octubre me gustaba disfrutar la puesta del sol y ver como brillaba el cabello de los elotes y escuchar el chillido de las lechuzas y los búhos, a veces nos poníamos a jugar beisbol, canicas, el trompo, al tacón y por las noches jugábamos a los encantados, a la roña, a las cebollitas, al burro castigado y algunos otros juegos, dichos juegos se jugaban en compañía de las niñas, tam-bién nos poníamos a escuchar a los jóvenes en las noches de luna llena se ponían a cantar, tocando su guitarra sentados a un costado de las nopaleras, lo cual era una cosa maravillosa, ya de adolecen-te de vez en cuando me llevaba a mi novia a ver la puesta del sol en el campo.

Nuestros padres contaban del nahual, los coyotes, las brujas… en una ocasión que el novio de mi hermana y el de una prima nos llevaron al cine Lindavista, al salir del cine ya no alcanzamos el ulti-mo camión y nos venimos andando, cuando llegamos al pueblo serian como las 11:30 de la noche y andaba una bruja en el techo de la iglesia, de la torre, se pasaba al árbol que estaba en medio del panteón, dicha bruja era una bola de lumbre, en ese tiempo tenía yo como 8 años.

El primer mercado se componía de puestos de madera y en el año de 1962 empezaron a construir el mercado actual a los puestos los pasaron a la avenida 45 metros. Las posadas se celebraban desde el 16 de diciembre, todos los días salía un grupo de personas a pedir posada en las casas, cantando la letanía, al término se rompía las piñatas servían ponche de frutas en algunas casas hacían baile, la noche buena asistíamos a misa de gallo la cual se celebraba a las 12 de la noche, saliendo cada familia se dirigía a sus hogares a disfrutar la cena de navidad, buñuelos, la ensalada de noche buena.

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El medio de transporte eran 2 camiones de pasajeros que circulaban de La Villa al pueblo de Az-capotzalco por la avenida del mismo nombre y que era la única que estaba pavimentada, la calle principal era la que hoy lleva el nombre de 17 de mayo. Existía una construcción que le llamaban “el piloncillo” por su forma, tenía una altura de aproximadamente 10 Mts. de altura, la habitaba la familia Alvarado.

La celebración de las fiestas patrias, eran muy bonitas ya que se llevaban a cabo recitaciones, come-dias por un grupo de adultos del pueblo, bailables por los alumnos de “La Artículo 27” y el grito de independencia por el subdelegado del pueblo y la coronación de la reina y sus princesas de las fiestas patrias. El día 16 se llevaba a cabo el desfile por algunas calles el pueblo por alumnos de la escuela y por la tarde carreras de bicicletas para ensartar argollas que se colgaban a lo ancho de la calle principal, funciones de box entre los jóvenes del pueblo, carreras de encostalados, carreras de gatos y perros, carreras de caballos para sacar un pollo enterrado en el suelo y finalmente el tradicional baile, se adornaba la escuela y la subdelegación con cadenas de papel y focos de los colores patrios.

El 2 de noviembre por la noche, salía un grupo de jóvenes a pedir su calavera y cantaban alabanzas acompañados de una mandolina, tipo guitarra, llevaban un costal, en el que echaban lo que les da-ban en cada casa. Costumbres y tradiciones del pueblo eran las siguientes: la celebración de la fiesta patronal, fiestas patrias, el día de muertos y las posadas.

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Yo recuerdo que los terrenos abarcaban de norte a sur de la Av. Wilfrido Massieu a Fortuna y de oriente a poniente de la calle Eten a la Calzada Vallejo, calles y avenidas que antes no existían. En 1945 el Departamento del Distrito Federal expropió los terrenos de sembradío, una superficie de 114 hectáreas, el trato fue para hacer una zona industrial que beneficiaría a los vecinos, pero resulto ser habitacional.

Las familias más conocidas desde entonces y hasta la fecha son: Cancino, Peralta, Hernández, Fuen-tes, Zepeda, Alvarado, Ledesma, Castillo, Camacho, Cortéz, Pineda, Guerrero, Islas, Quiroz, Facio, Arredondo, Martínez, Vargas y otros. Mención aparte merece Marianita Peralta Fuentes que vivió en tres siglos diferentes, nació en 1898 y falleció en el 2002 a los 104 años de edad. Fue una fiel testigo de la historia de este pueblo, fue entrevistada por periodistas, historiadores. El canal de televisión del Estado de México dedicó un programa de 2 horas a la festividad del santo patrono y ella fue la figura principal.

Los servicios se introdujeron en partes, aproximadamente en 20 años, primero fue la luz en 1942 pusieron el primer foco público en el centro del poblado a la altura de el Centro de Salud, donde des-pués sería la Avenida Montevideo, 20 ó 30 chiquillos y algunas personas mayores hicimos fiesta to-dos los días durante unos tres meses, tal vez suspendimos esas fiestas por la temporada de lluvias, el lugar se convertía en un potrero, por el piso de tierra, se tardarían unos 5 años para que llegara la luz a las casas. Mi padre fue de los primeros en tener un radio porque le gustaba oír el beisbol de las ligas mayores y como este deporte era el favorito de los vecinos, la casa parecía un parque de beisbol.

Con la indemnización de la expropiación, el pueblo cambio de imagen, se trazaron calles, se hicie-ron 58 casas para igual numero de ejidatarios, se introdujeron los servicios, drenaje, pavimento, banquetas, agua, luz, se taparon los pozos artezanos de agua, las fosas sépticas, se dejo de usar el carbón y la leña como combustible, con estas mejoras empezaron a llegar nuevos habitantes.En 1944 yo tenía 10 años, recuerdo que habría un centenar de viviendas, el 90% eran de adobe con techo de vigas y zacate con barro, escasamente habría unos 500 habitantes, en 1970 en menor es-pacio llegó a 6,000, en un censo que se hizo en 1992 llegamos a 8,935, en 2011 eramos unos 12,000 vecinos aproximadamente.

Los sembradíos eran de lo que ahora es la Av. Cien Metros hasta la Av. Vallejo, que antes era la cal-zada México-Tlalnepantla y de sur a norte de la calzada Azcapotzalco-La Villa hasta donde ahora es el paradero de transporte público del metro Politécnico.

RICARDO MONTERO LEDESMANací el 7 de febrero de 1934 a las 7 de la mañana en el predio donde está el estacionamiento del mercado en la esquina de Montevideo y la Loma. Mis Abuelos: Porfirio Ledesma y Felicitas Alarcón. Mis Padres: Héctor Montero y Nicolasa Ledesma. Mis Hermanos: Jesús, José, Manuel, todos falleci-dos. Mi Esposa: Teresa Hernández Trujillo. Mis hijos: Marta, Guadalupe, Ma. del Carmen, Ma. Teresa, Blanca Laura, Ig-nacio Ricardo.

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Se sembraba maíz, trigo, alfalfa, remolacha, avena y otros, entre los sembradíos había árboles fru-tales como capulín, durazno, pera, perón, higo, tejocotes. En el lado oriente del pueblo existía la Hacienda de “Los Pirineos” del español Miguel Oyamburu, era tan grande que hasta estaba dividida en dos unidades, la casa del hacendado todavía existe como “Quinta Pirineos” en la Av. Montevideo.De la Av. Instituto Politécnico a la calle de Eten existía el Rancho “San Juan” del Sr. Bécquer, este colindaba con el pueblo. Dentro del pueblo estaba el Rancho de “La Cruz”, se ubicaba entre lo que hoy son las calles de 17 de mayo, Guanajuato y 45 metros (a un lado de la iglesia).

El Rancho del Sr. Vaca estaba en la esquina de Guanajuato y 17 de mayo. Este señor criaba caballos de carrera y tuvo al caballo más famoso que ha tenido la historia de México, ganador incluso en el extranjero.

El Rancho de “La Hormiga” en lo que hoy es la calle de Puente de Calderón, más bien donde ahora es la Secundaria 48, atrás de este rancho se encontraba el de Don Álvaro, rodeaban al pueblo hacien-das famosas como “La Patera”, “La Hacienda de Enmedio”, “Ahuehuetes”, “Temoluco”, “La Escale-ra”, en estas haciendas y ranchos estaba el principal sustento y fuente de ingreso de los pobladores.

La escuela “Artículo 27 Constitucional” siempre ha estado en el mismo lugar, pero ha tenido tres mo-dificaciones, siempre para mejorar, en la primera que yo estuve, solo había hasta tercer año, cuando pasé a 4º hicieron el 4º grado solo con 4 alumnos, en el 5º igual, para el 6º año solo éramos dos y ya no hubo 6º grado, los dos Carlos González y yo fuimos al centro, Bolivia #12, escuela “Nicolás Bravo”.

Recuerdo al profesor Enrique Pliego el de “los reglazos”, al profesor Hugo Villamur galán de las da-mitas más guapas del pueblo y con mucho cariño recuerdo a la profesora Guadalupe Flores del Cas-tillo que era directora de la escuela, los tres se quedaron en el pueblo en terrenos que les fueron proporcionados.

La fiesta patronal se ha hecho siempre el domingo más cercano al 24 de agosto, lo religioso lo mane-jan los sacerdotes en turno, traen a personajes de la iglesia católica, para oficiar la misa solemne, en lo pagano hay un comité permanente que se encarga de los fuegos artificiales, la música y algunos eventos como el palo encebado, se entretiene el pueblo con la feria, los puestos y los fuegos artifi-ciales.

Anteriormente hacían eventos de calidad en deportes como: boxeo, luchas, ciclismo, finales de beisbol de liga y una carrera atlética de 10 kilómetros denominada “Atepehuacan 10 K” que dio a co-nocer al poblado a nivel nacional, tres semanas después de la fiesta del pueblo, se repetía lo mismo el mismo el 16 de septiembre ahora con una carrera infantil-juvenil. En la última edición de la carrera “Atepehuacan 10K” participaron 2 mil corredores y 900 en la infantil-juvenil, esta fue una forma sana de promover el deporte. Se hacia un baile con orquestas de renombre, pero la nueva forma de vida de la juventud hizo que también ésta se desapareciera.

Disfruté mi niñez, a pesar de las carencias no faltaba que comer porque el campo daba y gratis, teníamos a la mano nopales, quelites, calabazas, hongos, flor de calabaza, huitlacoche, conejos, en los ranchos nos regalaban la leche, cada año se desbordaba el Rio de los Remedios, el agua llegaba a formar una laguna en todo lo que es ahora el Valle del Tepeyac y ahí teníamos charales, carpas y patos de agua, la dieta la completábamos con los árboles frutales, mi mamá fue cocinera de los se-ñores de la Hacienda de “Los Pirineos” y nos traía probadas de los manjares que hacía, no recuerdo haber tenido egoísmos, envidias o frustraciones, a mi me tocaba traer leña que se usaba como com-bustible, primero la juntaba y después me ponía a jugar horas con mis amiguitos que eran Roberto, Nicolás, Jorge y Daniel.

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Mi abuela era analfabeta, pero tenía olfato para los negocios, yo acarreaba tanta leña que un día se puso a vender la que le sobraba, los clientes le empezaron a exigir más y ¡que compra un camión de desperdicios de madera! apartaba las mejores tablas y polines que vendía a buen precio a los alba-ñiles y lo demás lo vendía por leña, pero ella no sabía de números y yo a los 9 años de edad era su administrador, esto me hacía sentir feliz e importante.

En el libro de 3º grado de Ciencias Sociales Vol. 4 de la secundaria abierta Pág. 22 tema la prehisto-ria y más detallado en libro “Líneas del tiempo Historia de México” 3º Grado de Secundaria línea 2 Primeros pobladoras de Alva Ángeles lo designa como un lugar habitado hace 10 a 7 mil años por los vestigios que se encontraron dejados por cazadores nómadas, estos fueron unos huesos de mamut que se encuentran en el museo de Tepexpan, Edo. De México y puntas de flecha que era la técnica que usaron en el periodo.

En el museo Montejo de Yucatán se encuentra un mapa señalando los lugares más importantes de la elaboración de cerámica y ahí aparece San Bartolo Atepehuacan, esto indica que en el periodo pos-clásico medio 1200-1325 A.C. fue habitado por tribus nómadas chichimecas, que venían del norte de la República y trabajaban este tipo de cerámica y también puntas de flecha.

Posiblemente estos mismos habitantes fueron los que dejaron dos monumentos arqueológicos en forma de piloncillo, uno de 20 mts. de altura y otro de 25 x 20 de circunferencia, los muros de ba-rro en su base de un metro de espesor y separados uno de otro por 15 metros, todas son medidas aproximadas.

Estos colosos pudieron ser hornos de la cerámica o la sede de un jefe o un sistema de comunicación ya que en la parte superior tenía unos orificios en forma geométrica, que al prender fuego en el piso por dentro, salían por estos hoyos figuras caprichosas que cambiaban según el color del humo del material que se quemara y también intervenía la dirección y la velocidad del viento.

El templo de San Bartolomé de arquitectura colonial barroco y los monumentos arqueológicos que existieron donde ahora se encuentra el mercado era el blanco de pintores, dibujantes, paisajistas y fotógrafos, por lo tanto deben existir testimonios en alguna fototeca, galería pública o particular.

Estos edificios no tenían mantenimiento y en sus últimos años fueron ocupados como vivienda, taller de herrería y encierro de animales, además los lugareños les hicieron grandes boquetes que-riendo encontrar algo. En tiempo de lluvia se enlagunaba alrededor por lo que los muros estaban reblandecidos, esto hizo que se cayeran en 1943 por el temblor producido por la erupción del volcán Paricutín en el Estado de Michoacán, los vecinos reciclaron el material que sirvió para construir va-rias casas.

El mercado que existe en Montevideo inaugurado en 1959 ha sido el primero y único que ha habido, anteriormente existió un tianguis en la calle Mandujano. Las posadas eran comunitarias, porque nadie tenía bardas todos eran bien recibidos en cualquier casa.

La avenida principal era la Calzada Azcapotzalco – La Villa, solo había dos camiones, el 1 y el 2. En el pueblo no había calles, solo caminos, en 1946 se empezaron a trazar las calles, la avenida Montevi-deo pasó por la mitad del pueblo y ya entraron los camiones de la Línea Gustavo A. Madero (Rojos), la Línea Lindavista (Verde con amarillo claros), en 1960 abrieron la Av. Cien Metros y en los 80´s nos llegó la modernidad con el metro. Aprovecho esta invitación para hacer un comentario libre para hablar de la experiencia personal que he tenido en el poblado.

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Tenía aptitudes para el estudio pero debido a las carencias económicas a los 12 años empecé a tra-bajar en el ramo del comercio a los 21 años me independicé, a los 23 me casé con mi esposa, tuvimos 6 hijos, cinco son profesionistas, después de algún éxito económico habiendo salvado el gasto de una casa y los estudios profesionales de los hijos a los 42 años me di cuenta que físicamente estaba yo acabado con una obesidad enfermiza, cansado por los malos hábitos de comer y beber.

Empecé a hacer ejercicio sin imaginar lo que el destino me tenía reservado, me involucre en la ca-rrera atlética y mi vida dio un giro. Me propusé dar a conocer el nombre de mi pueblo y lo conseguí organizando dos grandes eventos: la Carrera “Atepehuacan 10 K” y la “Carrera Infantil y Juvenil” con 12 ediciones cada una, saliendo los resultados en periódicos y revistas a nivel nacional.

Yo he continuado corriendo, a la fecha he participado en 830 carreras (marca a nivel nacional) 53 maratones, 10 han sido internacionales, 95 medios maratones y las demás carreras de 5 y 10 km. Me han entrevistado en radio, televisión, en prensa, alrededor de 25 reportajes a plana entera del Excélsior, Universal, Esto, Sol de México, etc., siempre mencionando orgullosamente a mi pueblo. La delegación GAM me pidió hacer una exposición de mi trayectoria atlética en el Museo del Agua, Parque del Mestizaje a un lado de Comercial Mexicana, me la pidió por 15 días y debido al éxito ob-tenido duró 2 meses.

Como ya no continúe estudiando, al involucrarme en esto me empezó a faltar cultura y me puse a estudiar a los 60 años de edad la primaria (porque perdí el certificado), secundaria, un curso básico de periodismo y ya escribí dos libros sobre mi actividad atlética, el primero “Cómo llegar a 500 ca-rreras” 1997 y el segundo “Como me hice corredor” como subtitulo dice: “Mis primeras 800 carrera y rumbo a las mil”. Se me olvidaba decir que también estudie un curso de entrenador para corredores de maratón. ¡Qué le parece!

Sr. Ricardo Montero Ledesma y su mamá

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Apuntes de un lugareño

“El robagallinas”

El árbol de pirul que está enfrente de la entrada del panteón tiene aproximadamente 65 años de edad; tendría unos 5 años y ya estaba alto y fuerte, salían de su tronco principal unas ramas grue-sas y correosas que ocupábamos los chamacos para poner columpios; cerca había algunas tumbas abandonadas que con el tiempo desaparecieron, también era un lugar de cita para los enamorados y en una ocasión sus ramas sirvieron para un intento de linchamiento.

En la zona cercana al templo, abundaban las nopaleras ya que no estaban trazadas las calles, solo había caminos, los vecinos no tenían bardas en sus casas, por lo tanto sus animales domésticos vi-vían en forma silvestre entre las nopaleras.

En una ocasión a individuo con mala suerte lo pescaron llenando un costal con gallinas que previa-mente había atarantado con alguna sustancia, las autoridades en lugar de llevar al ladrón de gallinas a la subdelegación que existía, dónde ahora es el centro de salud, se los llevaron al panteón y en la rama que nos servía de columpio colgaron una soga que le ataron al cuello al asustado ladrón.

La gente afectada por la pérdida de sus gallinas se desquitaba golpeando al hombre en diferentes formas hasta que un alma caritativa ofreció pagar las gallinas para que le dejaran de pegar al hom-bre que ya estaba moribundo y una ambulancia lo vino a recoger.

¿Quién pagó el pato?

Ahuehuetes fue de las primeras calles que se trazaron en San Bartolo Atepehuacán, a la altura de Santa Bártbara hacía una curva que llevaba al Rancho de “La Hormiga” dónde se ubica hoy en día la secundaria 48, su tramo recto se estrenó un 16 de septiembre de 1945 con carreras parejeras de caballos, en uno de esos grandes festivales que se hacían en esa fecha para conmemorar un aniver-sario más de nuestra Independencia. Por supuesto que el piso era de tierra, que en tiempos de aguas se convertía en un gran lodazal y en tiempo de sequía la tierra suelta era levantada por el aire en grandes polvaredas.

En esa mencionada curva vivía un señor que además de ser panteonero era la autoridad en la sub-delegación, en su casa criaba patos, entre otros animales domésticos que se paseaban en el camino casi en forma silvestre, sólo que sus patos eran muy bravos y se lanzaban a picotazos, la gente que pasaba ya iba preparada con una vara para dejarlos acercarse, por el lugar pasamos cinco chamacos en la edad de las travesuras dispuestos a divertirnos un rato toreando a los patos, las aves acorrala-ron al único de nosotros que calzaba zapatos y éste, más por miedo que por maldad, tiró de patadas al pato y lo mató.

Salió el dueño y nos detuvo para aclarar quien había matado al pato, en el a la subdelegación por la calle de Ahuehuetes se fue juntado la gente que se ponía a favor de nosotros pues conocían la fero-cidad de los patos, el señor quería que pagáramos su pato de lo contrario no encerraría a todos, por eso el era la autoridad.

Enfrente de la subdelegación que estaba donde ahora es el centro de salud, se ubicaba la tienda “La virgen del rayo” de Marianita Peralta, que al ver a tanta gente, salió para observar que pasaba y sabiendo que nosotros ni de chiste tendríamos para pagar el pato, ella lo pagó.¡Así que Marianita Peralta pagó el pato!

Anécdotas contadas por Ricardo Montero

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MARÍACERVANTES LOZANací en Arandas Jalisco en el año de 1934, soy hija de Miguel Cervantes y Antonia Loza, los 2 originarios de Arandas, casa-da con Cruz Zepeda nacido en San Bartolo Atepehuacan, con quien tuve 3 hijos; Antonia, Imelda y Oscar.

Yo recuerdo que las personas que vivían aquí eran Felipe Fuen-tes quien era peluquero, Salvador Peralta que se encargaba de una hacienda de San Bartolo, Dolores Vega y ejidatarios como Juan Castillo, Tanislao Zepeda, Evaristo Zepeda, (quien era mi suegro) Juan Zepeda, Pedro Rivera, Antonio Alvarado, Ismael Hernández y Pedro Cansino entre otros.

Yo llegué a San Bartolo en el año 1952 y ya había el servicio de luz, el agua era comunitaria, había 2 llaves una en Ahuehuetes y esquina 1° de Agosto y la otra en la calle de Ahuehuetes fren-te al No. 68, hace aproximadamente 50 años, ya había drenaje al igual que la pavimentación.

Había sembradíos en lo que ahora se conoce como la Patera, existían los establos de “La Hormiga” y el “Rancho de la Cruz” el primero estaba en Puente de Calderón y el segundo en la ce-rrada de Guanajuato. La escuela estaba ubicada en la calle de 17 de Mayo y abarcaba la Av. Montevideo.

La fiesta patronal duraba varios días y en ocasiones se alargaba hasta el 16 de septiembre, que se celebraba en una especie de delegación pequeña que estaba en lo que ahora es el Centro de Salud, para la fiesta patronal hacían mañanitas al Santo, bailes y castillo con fuegos artificiales así como juegos mecánicos.

No existía mercado, teníamos que ir a la Villa o a la Panameri-cana a comprar, el mercado surgió en abril de 1963 y lo inaugu-ró el Presidente Adolfo López Mateos.

En Navidad no se celebraba, solo se iba a la misa y hacíamos ensalada de Nochebuena. Muy poca gente tenía televisión, la principal Av. Azcapotzalco y lo demás eran caminos y calles ce-rradas.

Cuando yo llegué a San Bartolo, tenía 17 años, me han gustado las dos etapas, la antigua por que la vida era tranquila y por lo tanto bonita, y la actual porque es el lugar donde ha transcu-rrido la mayor parte de mi vida y ha sido bonito ver todos los cambios que se han hecho en la comunidad.

María Cervantes Loza con su esposo en una fiesta familiar.

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ESTHERROMEROMIRANDANací el 5 de agosto de 1918 en Ruano Estado de México, hija de Isaac Romero Villagrán y Guadalupe Miranda Quinta-nar. Me case con Agustín Luna Espejel en 1945, procreando 4 hijos.

Llegue a San Bartolo en el año de 1950, careciendo de agua y drenaje, posteriormente llegaron estos servicios; el agua era acarreada en botes de aceiteros o se recurría en ocasiones a los aguadores, de las tomas que se encontraban cercanos a la casa.

Los sembradíos eran de alfalfa, maíz, remolacha y calabaza, los ranchos cercanos eran “La Cruz”, “Los Ángeles”, “La Hormiga”, se encontraban dentro de pueblo, había un jardín donde poste-riormente se construyó el Centro de Salud, y la Av. Montevideo la cual tenía un lindo camellón con palmeras.

La fiesta patronal era muy alegre se quemaban toritos, busca-piés y el castillo. El festejo del 16 de septiembre se celebraba con desfiles escolares, carreras de cintas a caballo, colgaban los pollos y pasaba a caballo jalándolos del pescuezo, carreras a pie, de bicicletas, peleas de box y lucha libre y coronaban a la reina de las fiestas patrias.

No había mercado, las compras se hacían en las pequeñas tien-das, Doña Marianita, Don Sebas, el Sr. Mendiola, Don Piri, Don Loli, Don Ricardo, que vendían pan, sopa suelta, etc. El mer-cado lo realizaba en Pana ya que era donde se encontraba de todo al igual que en la Merced; para ir a la Merced se tomaba un camión que decía Huasteca-La Villa- San Bartolo, se iba por calzada Azcapotzalco - La Villa, Montevideo, la calle de Unión llegando a La Villa de Guadalupe, tomaba la calle de la Huas-teca, Peralvillo, Brasil y las calles de Guatemala, llegando a la Soledad, de ahí nos íbamos caminando a la merced, el pasaje costaba 25 centavos.

En Av. Politécnico pasaba el vía San Juan venía del Centro Mé-dico. Las posadas se realizaban de acuerdo al nivel económico de las personas, algunos vecinos realizaban las procesiones y cantos, después se rompían las piñatas decoradas de vistosos colores, las cuales eran de barro, rellenas de frutas, se quema-ban luces de bengala y se repartían canastitas decoradas de papel crepe, rellenas de colación, tejocotes, y cacahuates ya que estos eran los aguinaldos.

Uno de los medios de comunicación de la época era el correo, el cual se encontraba en la casa del Sr. Buendía, el servicio era a lista de correos, uno llegaba a revisar la lista para saber si le ha-bían mandado correspondencia, posteriormente hubo buzón y después llegaron los carteros. Nos instalaron el agua, conexión

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de drenaje, cableado en forma, de la luz eléctrica y teléfono en casa, pavimentación en las calles.

De los personajes recordados…había un señor al que llamaban “El Chato” y su esposa “La Negra” vendían dulces y fruta, te-nían un puesto de perones con chile, en 17 de Mayo esquina Azcapotzalco, eran muy amables y afectuosos con los niños y toda la comunidad, el señor fue soldado en la época de la Re-volución Mexicana y narraba sus experiencias revolucionarias y “La Negra” fue su Adelita, eran una pareja excepcional y muy querida por todos, chiflaba melodías con una botella. Se murió un 24 de Agosto, cuando paso el ataúd la banda de viento le tocó la música que él silbaba por las calles.

Mi yerno tiene una imagen se San Pascual Baylón, el cual se lleva en procesión a la iglesia el día 17 de mayo, el domingo más cercano, lo curioso es que el Santo nació y murió un 17 de mayo y la calle donde vivimos es 17 de Mayo.

Don Ricardo, en su miscelánea “La Luz” tenía teléfono y reci-bía los recados de los vecinos, podíamos hacer llamadas por un peso. Doña Chinta, vendía alfalfa con su burrito por las calles del pueblo y en Lindavista, ella vivía en la calle de Guanajuato, entre Sta. Bárbara y 6 de octubre, ella inspiró la canción “La burrita”.

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San Bartolo era un pueblito con una casa por aquí otra por allá, muy separada, no había luz, ni agua. Frente a la parroquia en el atrio, eran bordos, hoyos, zanjitas, los árboles grandotes eran como 6, unos fresnos, otros pirul, huizache.

Me acuerdo de Aurelio Islas, Teodoro Peralta, Salvador Peralta, Marianita Peralta, Julián y Pedro Cansino e Isaura y sus hermanos, Silverio Cortes mi primo, Dolores Vega, Delfina Zepeda y su papá, Guillermo Zepeda, Héctor Montero, Francisco Mancilla y su esposa Ma. De Jesús González, Heriber-to Buendía su mamá Dolores Martínez y otros.

En 1957 empezaron a meter el agua y la luz empezando por la Lindavista en 58 y 59 empezaron aquí emparejando las calles, estaba el Padre Roberto González, empezó a mover eso y como empezaban a venir los camiones porque antes pasaban por Azcapotzalco cada 1 o 2 horas el camión a La Villa. Vinieron muchas maquinarias a emparejar aquí y el agua la metieron, pavimento, las banquetas. En la esquina de Guanajuato y 17 de Mayo, estaban los Lindavista (camiones) San Bartolo-Lindavista-Alameda y la Gustavo A. Madero iban a la Merced San Bartolo-Merced-Zócalo, Eten era última calle pavimentada y Montevideo era de un solo sentido, por el 60 pusieron en medio un camellón con palmeras, de insurgentes para acá con árboles.

Había un pozo llamado “El Chicharo” entre, 100 metros y esquina 17 de mayo, de ahí tenían agua para lavar y tomar. Antes de la Villa se traía el agua para tomar y para la comida, de la fuente que esta frente a la sala “Tepecuicatl” en Cantera esquina Misterios del acueducto y también lavaban la ropa, el agua la traían en burros o cantaritos, en botes de manteca, cuadrados de lámina y en los llamados alcoholeros que tenían tapita para que no se tirara el agua. Se cocinaba con leña y carbón, mi mamá tenía un brasero de adobe con 3 hornillas y encima ladrillo plano rojo cuadrado. Mi papá sembraba maíz y calabaza aquí en el predio particular, mi abuelo tenía caballos, vacas, sembraba habas, garbanzos, chicharos y otras verduras, mi abuela vendía en su carreta en La Villa la verdura y quesos que hacía en su tiempo.

Cuando fui a la escuela, fui un año a la “Artículo 27” otro año a “La Borja”, después estudié en el Co-legio Mercedes cuando estaba el Padre Cartagena por él me dieron media beca, era de puras niñas hasta quinto, después terminé en el “Fray García de Cisneros”. La fiesta patronal la hacía la poquita gente, se cooperaban para pagarle al Padre que viniera, de 20 centavos, 1 centavo, también le daban de almorzar y de comer, iban por un padre a Tlatelolco, o el de Santa Ana, alguno de La Villa, de la Magdalena, a las 12 del día era la misa, lo traían y lo regresaban a caballo.

MARÍA DELSOCORRO PERALTA SANTANANací el 12 de Julio de 1945, junto a la iglesia, en la casa del sacristán que era mi papá. Mis abuelos por parte de mi papá Felipe Peralta y Guadalupe Huerta, de mi mamá Brígida San-tana y María de Jesús Muñiz, mi papá se llamaba Saturnino Peralta Huerta, mi mamá María Santana Muñiz, mi esposo es Leopoldo Hernández Monrroy, tuve 8 hijos, Luis, Leopol-do, Alfonso, Ma. de Jesús, Benjamín, Darío, Miriam y Elías.

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Había florecitas, cuetitos, la portada, no tan bonita pero lo hacían, mi papá era el sacristán desde los 12 años, ese encargo se lo hizo su papá, porque los que estaban no eran de fiar, por que se embo-rrachaban se iban a la pulquería y empeñaban los candelabros o floreros para que les dieran pulque y mi abuelo se comprometió a cuidar y dejó a mi papá, por que el murió, mi papá me platicaba que más o menos en 1930 ya después para la fiesta, como en 1950 había castillos chiquitos o especie de ruedas con cohetes, venía una danza prehispánica, como a las 3 se iban, el sol estaba alto, cuando se cambiaban su ropa y se iban.

Con todos los niños que había, jugábamos a la reata, al columpio, encantados, a hacer brincos saltando los hoyos, sacábamos arena, jugábamos a casitas, mis amigos eran Heriberto, Yolanda, Rafaela, sus hermanos, Inés, los hijos de Lupita Zuñiga, había hoyos y cuando llovía, cortábamos ramas, zacate y le poníamos al hoyo encima, la gente pisaba y se metía al hoyo, se mojaban y… risa y risa.

A la Villa iba mi papá a comprar el vino para consagrar y las hostias para la misa del domingo, era nada más cada 8 días, a las 10 o 12 del día y el padre pedía que a esa hora fueran por él, iban en 2 caballos, uno para el que iba y otro para él, o había quien se comprometía y lo traían. Mi mamá compraba en la Merced o a La Villa, en 1950 llegó el padre Roberto González y cuando alguien pedía casarse, el pedía el permiso en La Villa y ya los podía casar aquí y los novios compraban sus flores.

En 1951 más o menos estaba lloviendo quedito, mi papá me dijo que lo acompañará a la azotea a ponerle las tapitas a los hoyitos en la azotea, porque había dos candiles chiquitos en la parroquia y le ponía una lámina y encima un tabique para que no se metiera el agua por el hoyo donde estaba metida la cadena del candil con el alambre de la luz, yo tenía 6 años esa vez no subí, cuando se oyó un tronido y cayó un rayo en el árbol que estaba dentro de panteón y se partió a la mitad y entro la luz a la iglesia y se hizo una cuarteadura en el muro de atrás del altar y corrió la luz por la mitad de la iglesia y salió como que iba tronando yo lloraba y gritaba mi papá ya venía para abajo por la escalera del campanario, él y yo quedamos sordos del tronido, yo estaba a un lado de la puerta de la sacristía dentro del templo, ese muro era de adobe, como al año o año y medio después lo tiraron todo y lo construyeron de nuevo, hubo donaciones de dinero, arena, cemento, varilla y faenas de los del pueblo, el padre a los toreros de la Plaza México les oficiaba misa, era capellán de ellos y le daban cobijas, dulces, ropa, para la gente de aquí, era el Padre Roberto González quién consiguió que vinieran a dar la doctrina unas señoritas españolas.

Hasta el 57 llegó el Padre Luis Cartagena y vino el Obispo Villalón Mercado y lo nombró párroco de la iglesia, ese día hubo un temblor y se cayó el Ángel de la Independencia. En ese tiempo estaban haciendo la parroquia de San Cayetano. En 1967 cuando muere mi papá, mi mamá dejó de vivir ahí.

Marianita vendía de todo carbón, alcohol, petróleo, leña, hasta medicamentos estaba su tienda en 17 de mayo esquina con Ahuehuetes, había otra tiendita de Don Cesario Romero en lo que ahora es Montevideo a la altura de la continuación Emiliano Zapata a Montevideo, había otra en 6 de octubre esquina la Mora y vendía de todo, hasta pan.

El Padre Roberto traía cosas que le regalaban piñatas, frutas, dulces, ropa, juguetes, se hacían 9 posadas, también con el Padre Cartagena. La misa de navidad era a las 8 y hacia mi mamá pescado, romeritos, ponche, nos juntábamos. La principal avenida era Azcapotzalco después Montevideo, 17 de mayo hasta Azcapotzalco desde Guanajuato porque está cerrada por las caballerizas del Sr. Vaca, a 17 de mayo la aventaron después a Ricarte y después a Cien Metros.

Cuando era joven mi papá, me platicaba, tenía unos 30 años, venía de trabajar, en La Villa con unas religiosas, en una ocasión venía caminando por lo que ahora es Montevideo, era una vereda, dijo ¡ahí vienen esas viejas, las brujas! porque dicen que cuando se ven más lejos, están más cerca y cuando se ven cerca están más lejos. Como había varios ranchos el de “San Juan” y el de Clemente Sánchez, pensó… cuando llegué a “San Juan” ya llegué a la casa, por ahí había una zanja que llevaba

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el agua que salía del rancho ¡que lo cogen las brujas y lo meten a la zanja! cuando intentaba salir despedazó una hierba que le dicen “jarilla” y lo volvían a meter, buen rato, se hincó y pensaron que se iba ahogar, lo dejaron, cuando hay brujas hay oscuridad, cuando se fueron vió y empezó a gritar Clemente y Juan Sánchez salieron, lo trajeron a la casa porque estaba ya entumido. En el Cerro del Chiquihuite se veían como bolas de fuego, yo las alcanzaba a ver, eran como 5 o más, decía mi papá eran de Tlacamaca por Potrero, eso fue como en 1950.

En la escalera del campanario, a mi papá lo alzaban y lo dejaban caer, le escondían la chamarra o el sombrero, eran travesuras pero a él, no le daban miedo. Donde ahora está la Virgen de la Soledad en el nicho, un señor hizo un mural, lo taparon con pintura después.

En “El Chicharo” había un pirindongo, un piloncillo y otro por donde está a 45 metros del lado del mercado por Ricarte. Decían que adentro de la iglesia estaba una mesa, que servía para traer el ataúd de la gente que no tenían donde velar y los traían a la iglesia, ahí los velaban, la guardaban a un lado de la escalera del campanario, para cuando se ofreciera y decían que a veces la encontraban afuera, se salía y cuando alguien pasaba como que empezaba a bailar y lo tapaba, pasaban y lo que-rían sacar y no podían, le pegaban a la mesa con varas de membrillo y lo podían sacar.

En 1967 ya se tenía que salir mi mamá de ahí, los padres Maristas que estaban autorizaron al nuevo sacristán José García a que tirará y recogiera lo que estaba en la casa del sacristán, mi mamá me dijo que estaban quemando cosas, fui y por donde está la puerta de entrada al estacionamiento ahora, hizo una lumbrada y quemó libros viejitos que eran hechos con piel unos 20, estaban gruesos, santos viejitos y el pulpito de madera labrada que mi papá tenía guardado, porque cerca de donde estaba dentro de la iglesia, prendían veladoras y una parte se quemó, los padres ya no querían subirse por miedo a caerse lo tenían apuntalado con una viga que se sostenía metida en la piedra grande, donde ahora en semana santa ponen una cruz en el atrio de la parroquia y que está dentro de la capilla. Mi papá lo había guardado, tenía la intención de volver a ponerlo, las tablas de lo que daba la vuelta tenía santos tallados, se veía bonito, también quemó ropa bordada, yo saqué una tela con hilos de plata y oro.

Cuando era chiquilla jugaba con primos o amigos y nos escondíamos entre santos y libros en un cuartito donde mi papá los tenía guardados, en un tapanco, había un Santo Cristo que movía los brazos le escurría como sudor, le dijimos a mi papá.

Me gustaba todo lo que había, los carros alegóricos, del 16 de septiembre, el día de la fiesta, las ca-rreras, los gallos, los bailes folklóricos, ahora se anularon. Ya no está como antes, en la delegación había para que bailaran los niños de la escuela, no quisiera que se pierdan las tradiciones, del pueblo como de cada casa.

Con sus papás frente a la Parroquia en 1965.

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Llegué aquí el 25 de agosto de 1954, a la edad de 5 años estuve por la Patera, junto a la fábrica de pi-loncillo, ahí estaba por temporadas con mis padrinos, ellos tenían sus tierras de siembra por Vallejo y tenían árboles de tejocote, vivían en el borde de río. Todo lo que es Wilfrido era una zanja, ahí vivía mi mamá, rentaba cuartitos, eran de adobe. Se empezaba a colonizar la Ampliación, eran puros te-rrenos baldíos y llanos, si queríamos ir a Vallejo, atravesábamos el llano para ir a Tlane, donde está el jardín de la 48, era llano no había nada, ni árboles, como en 1955 se vino toda el agua de la Progreso y se inundo todo, se hacían grietas granes y hondas, por la Patera sembraban, había personas que iban con burros y de ahí traían elotes, alfalfa.

Conocimos después, al Sr. Felipe Fuentes porque tenía tienda y cine que estaba en un jacalón, ahí ponía una pantalla y pasaba películas, cobraba 20 centavos por persona, el Sr. Andrés traía la pastu-ra para los animales en una carcachita acarreábamos el agua desde la esquina de 1° de agosto con Montevideo, para lavar había veces que por el llano se tronaba algún tubo y se hacían fugas y ahí al llano, nos íbamos a lavar, por donde está la unidad Lindavista y tendíamos la ropa en el pasto, al último bañábamos a los chamacos.

Poco a poco precisamente, como se puso la colonia, metieron luz y el agua la metieron acá y la pusieron junto estaba el establo “San Rafael” y el callejón (callejón de Buenavista y Puente de Cal-derón) servía de paso a las vacas para ir al poli a pastar. Y para lo del agua el callejón era ejidal… no metían el agua, porque quedaron lotes ejidales y propiedades juntas, no tiene mucho que tenemos agua directa apenas 8 o 9 años, los vecinos nos la pasaban.

Teníamos fosa séptica, también 8 o 9 años hace que metieron el drenaje, la pavimentación tiene como 40 años, “San Rafael” era el establo que estaba junto a la casa, no teníamos luz, en 1955, de aquel lado, como mi padrino era ordeñador, nos conectó la luz. A las vacas las llevaban a tomar agua a la pileta que estaba en un predio de la 1° de agosto o les traían agua en la carcachita.

Cuando yo llegué, a los chamacos, no se ponían en el Kínder, en primera la situación era crítica, los más chicos fueron a la primaria de “La Borja”, así como está era.

LEONOR ALVADELGADONací el 6 de noviembre de 1938 en la calle Mezquital, atrás del cine de la Villa, la mamá de mi papá era Águeda Andrade y los papás de mi mamá Silverio Delgado y Cándida Rodrí-guez, fuimos 10, Narciso, Jesús, yo, Raúl, Maurilio, Elvira, Miguel, Silvia, y Juan José.

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La fiesta de San Bartolo eran unas fiestas bonitas ¡un fiestón tremendo! mucho que comer, tomar, muchos juegos. La iglesia era la Iglesia, donde está la capilla era el baldío y ahí llegaban los juegos, los caballitos todo eso. Cuando llegamos en las tienditas comprábamos, no había mercado, en la tienda del Sr. Fuentes, para 6 de octubre había otra, ahí por frijol, pan, todo. Y con Marianita za-patos, petate, cobijas, canicas, pasadores, carbón, peines, todo tenía, nos íbamos a la merced o a Tlane, casi cada 8 días. Me daban 15 pesos para la verdura y allá sí rendía ¡hasta nuestros tacos nos echábamos! si compraba 2 pesos de bistec, nos daban cuatro bistecs, para hacer caldo 2 pesos de retazo, daban casi 1 kilo.

En Navidad cada quien como podía, aquí con mi mamá hacíamos buñuelos, ensalada de Noche-buena y si alcanzaba o teníamos tamales, atole, piñatas casi no les llamaba la atención a los mu-chachos romperlas.

De aquí a la Villa nos íbamos en camión, la primera terminal que conocí estaba en 17 de mayo y Guanajuato, afuera del establo del Sr. Vaca, había un establecimiento a donde dejaban, la leche embotellada en Guanajuato casi esquina 17 de mayo, la terminal la pasaron a donde esta Cien Me-tros y Montevideo de ahí salió para Salvatierra y Lindavista, iban a la Merced- San Bartolo. Cien Metros, eran sembradíos, escarbaban y pusieron el drenaje profundo, antes eran campos de futbol y juegos para los niños, antes el futbol era en el parque, yo vendía tacos, quesadillas y agua, como en el 56, después metieron el metro por el 85-86.

A pues el 15 de septiembre se hacían fiestas bonitas en San Bartolo, coronaban a la reina y las prin-cesas y las andaban paseando en coche en 1952-1953, en todo Montevideo y en la noche del 16 el baile primero fue en Montevideo no pasaban carros, después en 17 de mayo de Guanajuato a Mon-tevideo, traían orquestas y conjuntos nos íbamos a bailar no cobraban era libre ahí gastábamos en antojitos. He vivido muy a gusto, mis hijos crecieron sin, como le diré…sin tentaciones porque hasta la fecha no había drogadicción, para los muchachos igual, no había diversiones, se ponían a jugar a la reata, encantados, el quehacer, ya después a la escuela.

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Mis padres me trajeron a la edad de año y medio a esta comunidad, recuerdo a la Sra. Jesusa Cansino y Don Manuel Mejía que eran esposos, la Sra. Petrita, Marianita Peralta y Don Nico esposos, la Sra. Anita Facio y Don Silverio Cortés esposos, a Don Teodoro Peralta, Don Pedro Cancino y Sra. Lolita esposos, la Sra. Dolores Vega, Sra. Emma Hernández y Don Jesús Delgado, Don Sebastián Hernán-dez.

El drenaje recuerdo que lo pusieron por el año de 1955, el pavimento cuando hicieron la Av. Monte-video con el camellón en medio, esto por los años de 1956 o 1957, yo me acuerdo que ya había luz, el agua me toco ir a solicitarla por las calles de la avenida Doctores, por el año de 1964. El peligro fue en las excavaciones, ya que no se tenían tantos cuidados, en la señalización, como ahora, ya que una tía se cayó en una zanja de drenaje y la incomodidad del terregal.

Los ranchos que habían era el de la “Cruz” que estaba a un lado de la Iglesia, el de Don Vaca en 17 de mayo y Guanajuato, ahora escuela Blakaller, el establo “El Charro” ubicado en Montevideo #548, las milpas y sembradíos, estaban ubicados en los terrenos de los que ahora son las escuelas del I.P.N. La escuela era todo lo que ahora es Av. Montevideo, este era patio escuela y lo que ahora existe de ella. Recuerdo que la maestra Paulita, ya que me jalaba de los oídos, al maestro Pliego a mis hermanos que son mayores que yo, venían desde los Pirineos a la escuela, mi papá les pegaba porque tardaban y el maestro los defendía de mi papá.

Las fiestas eran muy bonitas, ya que se arreglaba la iglesia, mi papá se encargaba de tener barrido el atrio desde temprano, siempre estaba abierta la iglesia, sonaban sus campanas que las podían oír hasta la Patera y Ticomán, la feria duraba un mes en la comunidad.

El Sr. Villanueva tenía un estéreo y con él organizaba los bailes para que los muchachos de divirtieran y para el pueblo, todo esto lo viví como en el año 1949. Por las noches salíamos a jugar alumbrándo-nos con el único foco que había en la calle y estaba enfrente de mi casa, jugábamos a los encanta-dos, la reata, los muchachos al tacón, trompo y burro castigado.

EVA ALVAESTRADANací el 19 de diciembre de 1942 en los Pirineos, D.F. mis abuelos paternos fueron Paulino Alva e Isabel Mancilla, mis abuelos maternos Ignacia Estrada y Maximiliano Nieto, mis papás Jacinto Alva y María Estrada, mis hermanos Paulino y Faustina me case con José Luis Galindo Hernández tuvimos a Josefina, José Antonio, Sandra y Jair.

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El mercado estaba en el mismo lugar a diferencia que los puestos eran de madera, y al agrandarlo tumbaron la panadería del “Sagrado Corazón” de la familia Ulloa y casas que expropiaron. Las po-sadas eran en la iglesia y se representaba en vivo con un burro, María, Jesús y el niño había piñatas que el sacerdote Roberto daba al pueblo. La navidad la celebrábamos en la casa a la iglesia íbamos a la misa de gallo a las 12 de la noche.

Había un camión que venía de La Villa rumbo de Azcapotzalco por Av. Azcapotzalco y otro que salía de la calle 17 de mayo, frente al rancho de Don Vaca, que iba de ahí al centro. Las avenidas principa-les eran 17 de mayo y Azcapotzalco- La Villa.

En su primera comuniónen el atrio de la Parroquia:

2da. de izquierda a derecha

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MA. DOLORES LÓPEZVARGASNací el 13 de agosto de 1930, en la Tinaja de García, Estado de Guanajuato. Mis abuelos maternos Melesio Vargas y Santos Hernández su espo-sa, abuelos paternos Miguel López y Francisca Jaime, mis papás Dolores López Jaime y Ma. Escolastica Vargas, mis hermanos Guadalupe, Marga-ro, Sacramento, Santa, Adria-na, Anita, Mercedes y Refugio. Mi esposo se llamaba Mariano García Castillo y nuestros hi-jos José Guadalupe, Raúl, Eva, Guillermo, Laura Verónica y Beatriz.

El 23 de mayo de 1943, llegué a vivir en el predio que ahora ocu-pa la gasolinera en la esquina de Azcapotzalco - la Villa y Mon-tevideo a unas casitas que ahí estaban, nos dieron 3 meses para irnos, porque éramos paracaidistas, vivimos después en la calle de Celaya No. 21, posteriormente nos venimos a donde ahora vivo en la 1ª de agosto No. 15.

Era lindo todo San Bartolo, pacífico, los animales, vacas, puer-cos, las gallinas con sus pollitos. La entrada al panteón estaba por el callejón, que está en Ahuehuetes casi esquina con 1° de Agosto, entre la carnicería y el edificio, le llaman “callejón al panteón”, la única cosa que había en donde está el mercado era un horno de tabiques y junto estaba la tienda “Los dos ar-bolitos” que ahora venden material de construcción, la dueña se llamaba Anita, el Sr. no me acuerdo como se llamaba, ade-lantito por sobre Montevideo con 17 de mayo, estaba el asta y junto estaba la delegación, que hoy es el Centro de Salud, ahí checaban los 2 primeros camiones que empezaban a venir. En 17 de mayo donde ahora está “La Artículo” estaba un cuartito techado de palmeras que fue la primera escuela.

Íbamos a comprar a la Panamericana, nos íbamos caminando, pasábamos unas zanjas grandes, las más grande estaba en Ri-carte, pasábamos 3 zanjas grandes para llegar a la Panameri-cana. En la 17 de mayo y Guanajuato estaba el establo de “La Cruz” y del otro lado estaba el rancho de “Los Ángeles”, no había jardín de niños.

Yo conocí a los Señores Peralta a Don Espiridión vivía en Azca-potzalco-la Villa tenía una tienda, un changarrito, a Marianita que tenía una tienda, Don Dolores Vega vivía en la 6 de Octubre a Felipe Fuentes a Don Polo que vive en Artículo, los señores Monrroy que viven en Celaya y Apaseo tenían la tlapalería “El Diamante”, al Sr. “Chalano” era el anunciador de las peleas de box en la Coliseo a Don Pedro Mares que corría caballos en el Hipódromo y el Sr. Palacios que era el dibujante.

Cuando llegué había pirules, tasajillo uno que se parece a los nopalitos chiquitos llenos de espinas, arbolitos, había nopales grandes, las casas eran de adobe, la hacienda de “San Juan” era de Plaza Lindavista hasta la 1° de Agosto, por una zanja grande se iba el agua de cuando se bañaban las vacas.

Entonces se alumbraba uno con aparatitos de vidrio cuadra-dos, linternas, de petróleo, cocinábamos con leña, carbón, de los ahuehuetes que estaba en un bordo grandote, por donde filmaron la película “Esquina bajan”, en un bordo grandote que dividía a San Bartolo de San José de la Escalera estaban alfal-

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fares y dos hornos de tabique, eran caminos, nos veniamos por la puerta del panteón para ir a las necesidades y después se hi-cieron letrinas.

A donde antes estaba, la Tintorería “La Perla” estaba una fuen-te y ahí lavábamos la ropa en piedras, hincadas, la luz...nos col-gábamos de los alambritos, el agua la íbamos a traer del ca-mellón, donde estaban las palmeras en Montevideo traíamos para beber y hacer la comida, muchos años después entraron los servicios en la 1° de Agosto.

Yo hacía tortillas chicas para vender, yo no sabía contar una do-cena. La maestra Paulita me vió y me dijo… ¡vengase le voy a enseñar en la nocturna!, en “La Artículo 27” y ahí hice mi pri-maria. La fiesta de San Bartolo era una cosa ¡bien hermosa! 15 días antes, llegaban los juegos y 15 días después se quedaban, cobraban 1 centavo por niño y se ponían sobre Montevideo, Ahuehuetes, Guanajuato, y 6 de Octubre. Bueno, mire… yo con el Dr. Alberto fuimos a un pozo, que estaba frente a donde ahora está el Instituto de Petróleo y escarbábamos, porque se veía un hueso grande y ancho de 2 metros de largo y al jalarlo se fue desmoronando.

Había puestecitos de madera… de cajita de jitomate, chiquitos, después en el actual mercado Don Rodolfo era el dueño de un puesto al que le comprábamos, el de la cremería Don Rafael, Don Triny del puesto de fruta y verdura y la Sra. Julita de las telas, Delfino de la carnicería y otros.

Las posadas eran bonitas, no había mucha gente, de unos lo-tes a otros nos pasábamos, veíamos que había posada y ahí llevábamos a nuestros hijos, les daban colaciones, cacahuates, limas. El 16 de septiembre era bonito, organizaban carreras de jóvenes en bicicletas, box hacían su ring de lazos y venía “Cha-lano”, les ayudaba para que el gimnasio les prestara el ring, la última reina fue la hija del Sr. Don Pedro Mares.

En la calle Apaseo el alto, conozco a Rafael Guerrero, en esa calle veneraban a San Miguel Arcángel, el Sr. Ángel Villalobos, que antes vivía en la Patera, lo trajeron para acá, lo traían a misa y lo paseaban por Valle del Tepeyac, lo tenían en un nicho, le hacían novenario y fiesta. ¿Cómo le diré? ¡Yo quisiera que vi-niera otra vez ese tiempo! los novenarios a San Bartolito, que no dejemos que muera el pueblo, que los jóvenes aprendan a divertirse sanamente, conviva uno sanamente, dejábamos salir a las criaturas con confianza. ¡Ay de recordar, ya hasta me sentí joven otra vez!.

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Aquí a San Bartolo llegué a vivir en el 53, mi esposo era velador auxiliar aquí y aquí sepultaron a su papá, llegamos a la Mora y estuvimos un año, de ahí nos cambiamos a Sullana y en ese año se des-bordó el rio de Guadalupe, no estaba el poli, había hornos de tabique y hoyos, de la tierra que habían sacado para el tabique, estaban cubiertos como pozos, el agua llegó gasta el Recife, nos cambiamos a Montevideo esquina Puente de Calderón, había llaves públicas de agua, enfrente estaba una, les decían “gallitos”, ahí construyeron después el restaurante “Tingüindin” y de ahí nos fuimos a Ri-carte, en el 57 cuando el temblor, no estaba Valle del Tepeyac, era un llano, mi esposo compro una vaca y la sacaba al llano, había 2 establos sobre Ricarte entre Jujuy y Celaya eran de un señor que se llamaba Jesús y su hermano José, les decían “Los Jaliscos”, se quemó un establo, ahí falleció un niño.

Se empezó a fraccionar el Valle del Tepeyac, vendíamos refrescos y pulque. Ya estaba la tienda en 17 de mayo “Esthercita”, en los 60´s cuando nos cambiamos a lo que ahora es la calle 1° de Agosto la entrada al predio era por Montevideo # 525.

Estaba la vecindad de doña Ramoncita, ahí estaba un casa de citas, donde ahora está el estaciona-miento del “Minuet”, en la esquina con Montevideo estaba un lote vacío, después fue una tienda de la CONASUPO (Compañía Nacional de Subsitencias Populares) ahora es “El Minuet”, donde ahora está la tienda de doña Flora, primero fue una casa de citas y después una caballeriza. Donde está el Centro de Salud, había árboles y una delegación chiquita, unas dos bancas, un tanque de agua largo.

No había transporte más que el que venía de Azcapotzalco a la Villa y también estaban “Los Linda-vista” San Bartolo-Alameda Central, amarillitos, 20 centavos costaba el pasaje, estaba también la terminal de “Los Guerreros” en Rio Bamba, Torquemada a la Guerrero pasaban por la calzada de la Piedad, frente a esa terminal había un molino grande.

No teníamos agua, donde está “Chefas” con su puesto estaba la llave pública, a 2 centavos el viaje de bote, no había drenaje íbamos al llano, para tener luz todos se colgaban. Cuando estaba el Sr. Gaytan ayudó a que tuviéramos agua, en el 65 pusieron los medidores, el drenaje y el agua tiene poco… como 10 años.

MARÍA GUADALUPEJIMÉNEZ AGUILARNací el 3 de diciembre de 1928, en el pueblo de Villa de Tezonte-pec Hidalgo, el papá de mi papá se llamaba Ignacio Jiménez y mi abuelita Francisca Canales y los abuelos maternos Reyes Aguilar mi abuelita Sebastiana Ortega con ellos me crie, mi papá se llama-ba Pablo Jiménez Canales y mi mamá Juana Aguilar Ortega, mi es-poso Reyes Bautista Zarco, tuvimos 10 hijos Andrés, Félix, Alfredo, Ma. de Lourdes, Raúl, Josefina y Armando (aún sobreviven), y tres niñas más las cuales murieron, una de 22 días de nacida, la otra de 40 y la última naciendo.

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En ese entonces cocinaba con petróleo, que comprábamos con el Sr. Ángel ubicado en Azacpotzal-co - la Villa, en Mandujano estaba otra petrolearía. Hacíamos las tortillas con leña, enfrente de la escuela de “La Artículo” estaba el molino de Don Antonio.

Cuando yo llegué la parroquia tenía un tejado de lamina azul, saliendo de la puerta, el padre se lla-maba José, después llegó el padre Luis Cartagena y luego llego el padre Oscar, Daniel y Andrés, des-pués llegó el Padre Mario, el duró 24 años, había una fuente frente al panteón casi con la parroquia. La fiesta patronal tenía danzantes, globos aerostáticos, muchos cohetes, cuetes y la feria se ponía de 1° de Agosto hasta casi 100 metros y calles aledañas, transversales. Organizaban la Sra. Amalia Castillo la kermes de la Parroquia, registro civil, cárcel, aguas de sabores, pancita, pambazos, tóm-bola, venta de ropa, había box, carreras de ciclismo y atletismo, toritos y el castillo. Y las portadas las hacían con sotol (palma) con flores blancas y claveles rojos, para darles colorido y la banda de viento.

Del 16 de septiembre, venía “La Borja”…los niños a competir con “La Artículo”, vestidos de aztecas, hacían representaciones, concurso del Himno Nacional, después salíamos a desfilar con la reina y las princesas de las fiestas patrias en carros alegóricos y del Kínder Juan de la Barrera, traían a una reinita y princesas, por la tarde empezaban las luchas, el box, carreras de atletismo y de bicicletas, los habitantes eran los participantes y también traían bailables regionales y al final había baile. Un día antes el 15 de septiembre de daba el grito de independencia en 17 de mayo y Ahuehuetes, se cerraba la calle y continuábamos con el baile, nos traían una orquesta y hacían concursos de baile y participábamos gente del pueblo. En Montevideo esquina con 17 de Mayo en medio estaba un asta, enfrente de donde hoy está la paletería y ahí se izaba la bandera.

Las posadas…¡Mis respetos! yo llevaba a mis niños, a la parroquia, se pedía posada, se cantaba la letanía caminando, se rompían las piñatas. El 6 de enero el padre Mario a los niños les daba rosca, leche o chocolate y juguetitos, cuando él llegó nos invitaba a participar en misas, eventos sociales y religiosos a ayudarle a limpiar el terreno para la construcción de la capilla del Espíritu Santo, y la casa Parroquial, el saco solo todo el escombro del predio en su camioneta, transportaba el material de construcción en ella y lo llegaron a agarrar los de tránsito, les dijo que ¡para eso era! traía bultos de cemento.

Implemento el catecismo, se integró al grupo de los jóvenes, le dio mucha importancia a la adora-ción nocturna y a los demás grupos, con la gente que trabajaba con él, enviaba a invitarnos a inte-grarnos a los grupos parroquiales y llevarle la comunión a las personas. Y a hacer la festividad del Santo había señoras de Lindavista que hacían la Kermes en el salón cerrado y a el no le gustó, dijo que era hacia el pueblo y saco los puestos a la calle. Pedía juguetes, ropa usada y a los más humildes del pueblo lo vendía muy barato, nos traía comida a la C.P.

La hermana Gabriela, que era su hermana, nos tría frijol, garbanzo, pan para repartir a todos, llego un grupo de religiosas con ella entre ellas la madre Prisca, Inocencia, María y luego la madre Yolan-da, ellas organizaban a los grupos especialmente al de los jóvenes. El padre se inclinaba mucho a los jóvenes y a los niños, era muy buena persona, cariñoso, no le gustaba que le anduvieran ayudando, muy sonriente y muy amable, alegre para nosotros, fue como persona y sacerdote una bellísima persona y la madre Yolanda igual.

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En mayo y junio había ofrecimiento de flores y los niños rezaban el rosario, la madre Yolanda los ponía y se premiaban, con buenos juguetes ¡Era una cosa hermosa! Cuando los niños del catecismo hacían la primera comunión, el padre Mario, organizaba el desayuno para los niños y sus familiares, tamales, chocolate o atole y pastel.

Una vez nos invito a una ceremonia privada a la que iba a venir Capulina, llevábamos a los niños al final convivieron con él, el padre mencionó que iban a ser primeras comuniones y Capulina se ofreció a ser padrino, aunque después no se hizo nada. Me siento aquí como si fuera mi pueblo, tranquila, cuando yo llegué no había nada, ni metro ni nada, solo había la fábrica de colchones “Príncipe” era lo único en el llano y todo alfalfares, por eso crié tanto conejo ja,ja,ja, realmente… ¡He sido feliz, no me arrepiento!

María Guadalupe Jiménez Aguilar a los 14 años de edad en la Basílica de Guadalupe

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Los primeros habitantes que yo, Eustacio Zepeda recuerdo, fueron mi abuela Sra. Jesús Peralta que nos duró con vida 96 años el Sr. Camilo Peralta que falleció a los 85 años, Sr. Saturnino Peralta que falleció de 90 años, Sr. Heriberto Buendía que falleció a los 92 años, Sr. Teodoro Peralta que falleció a los 90 años, Sr. Emilio Zepeda Hernández que falleció de 94 años, Sr. Aurelio Islas que falleció de 90 años, Sr. Candelario Fuentes Galindo que falleció de 96 años y el Sr. Juan Castillo que falleció de 101 años.

Los servicios de luz fueron primero, que yo Eustacio recuerdo, en 1943, ya que en ese tiempo el pueblo se componía de unas 60 casas que no todos teníamos luz, el agua teníamos era un pozo que nos surtía de agua por medio de las llaves en las esquinas de las calles, el pozo estaba ubicado en el lugar donde está el Centro de Salud, el servicio de drenaje se empezó a colocar en el año de 1954, el pavimento en el año 1956, el pueblo de San Bartolo siempre ha sido tranquilo, sus habitantes de ese tiempo los fundadores del ejido del pueblo de San Bartolo Atepehuacan formado con su mesa directiva, comisariado, tesorero, secretario y presidente de comité de vigilancia.

Las tierras de siembra que fueron 154 hectáreas, se encontraban en los terrenos de, a donde está Puente de Calderón colindando con el ejido de “Santa María Ticomán” (ahora Poli), colindando con el Rancho de “La Patera” pasando por calzada Vallejo, colindando con la hacienda de “Enmedio” eso por el lado norte, por el lado sur, Calzada Azcapotzalco-La Villa, todo 100 metros, todo el Instituto Mexicano del Petróleo.

Rancho “La Hormiga” y Rancho de Don Álvaro, estaban ubicados en el lugar donde ahora está la secundaria #48 y el Jardín de Niños. El rancho de “La Cruz” estaba en el lugar a donde está la casa del Ing. Molina a un costado de la capilla. La escuela del pueblo de San Bartolo, se ubicaba en la calle de 17 de mayo, con el nombre “M-315 Artículo 27” ahí la maestra Laura Castillo fue mi maestra de 5° y 6° año, recuerdo a la maestra Paulita Estrada, porque duro más de 30 años de dar clases en la escuela de San Bartolo Atepehuacan.

EUSTACIO ZEPEDACANCINONací el 29 de marzo de 1939 en Av. Montevideo # 521 donde ahora están los materiales de Construrama, mis abuelos: Sr. Narciso Zepeda, Sra. Julia Hernández, Mis hermanos; Sra. Ma. Del Carmen Zepeda Cancino, Sra. Lucía Zepeda Canci-no, Sra. Victoria Zepeda Cancino, Sra. Elena Zepeda Canci-no, Sr. Norberto Zepeda Cancino, Sra. Josefina Zepeda Can-cino, Sra. Georgina Zepeda Cancino, Sra. Eugenia Cancino, mis padres; Blas Zepeda Hernández, Sra. Brígida Cancino Peralta, mi esposa; Cecilia González Torres mis hijos; Víctor Zepeda González, María del Carmen Zepeda González, Glo-ria Zepeda González.

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En las fiestas del pueblo de San Bartolo Atepehuacan, yo Eustacio Zepeda recuerdo que por primer año, se instalaron juegos mecánicos, fue en el año de 1947, fue unos volantines, una ola, un carrusel de caballitos, una carpa, su nombre se llamaba “Atracciones Villanueva” su lugar fue junto a la barda del panteón y la calle para entrar a la capilla, años después ya empezó a llegar más juegos mecáni-cos, como hasta estos años.

Los servicios de luz y fuerza, agua y drenaje que fue lo primero, y pasó más de 1 año para poner el pavimento, primero fue el poblado y después la primera Ampliación que esta ubicada en la calle de Eten y la calle de Ricarte, Azcapotzalco-La Villa, la segunda pavimentación fue la segunda Amplia-ción.

Mi niñez, yo Eustacio Zepeda Cancino, fue estudiar la primaria, ayudar a mi padre cuidando las va-cas, los borregos, ayudar a cortar pastura para las vacas, en ese tiempo como varios ejidatarios te-níamos animales que sacábamos a pastar, en el campo jugábamos.

Se encontraron restos de un Mamut, esto fue en la Av. De los 100 metros al sacar todos los restos lo armaron y están en un Museo. Cuando se puso el mercado, fue en el mismo lugar donde ahora esta fincado, cuando empezaron a vender, los puestos estaban clavados con láminas galvanizadas y madera, en la misma calle de Mandujano y por el lado de Montevideo, para el nuevo tuvieron que demoler 3 lotes ya fincados.

Las posadas y la navidad se celebraban en algunos hogares pidiendo posada, rompiendo piñatas, que en esos años las ollas eran de barro, vestidas con papel de varias formas. Los medios de comu-nicación que se tenían, eran 2 camiones de pasaje que viajaban de la Villa Gustavo A. Madero hasta Azcapotzalco. Para comprar el mandado de toda la semana, eso fue por muchos años, hasta que en el año de 1948 vino a dar servicio la línea de camiones que se llamaba Zócalo Huasteca-San Bartolo, su terminal estaba en la calle de Guanajuato y calle 17 de mayo, con un reloj para marcar su salida y su llegada. En esos años ninguna calle del pueblo tenía pavimento, las calles principales que se utili-zaban eran la calle 17 de Mayo y calle Ahuehuetes.

El Sr. Eustacio Zepeda Cancino, siempre ha trabajado para su pueblo desde la edad de 18 años, pri-mero en las fiestas del 15 de septiembre que se festejaban con reina de las fiestas patrias, se adorna-ba un templete, se hacía baile 15 y 16 de septiembre, se hacían competencias de carreras, de cintas con bicicleta, se hacían peleas de box.

El Sr. Zepeda, también representó a su pueblo, con su equipo de ciclismo con el nombre de “Club Atepehuacan” en las carreras dominicales que corríamos en la liga de ciclismo llamada “Asociación del D.F.” nos invitaban de los estados del interior de la Republica a competir. En el año de 1959 fuimos a competir con 15 estados en Monterrey Nuevo León. El Club de Ciclismo de Atepehuacan, represento al D.F con su cuarteta formada por sus corredores Sr. Ángel Montaño, Sr. Sabas, Cervan-tes, Sr. Eustacio Zepeda, Sr. Luis Morales, fuimos campeones por equipos 2° lugar, 4° lugar, 6° lugar 9° lugar.

Eustacio Zepeda Cancino.

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El pueblo de San Bartolo era en el año de 1955, desde donde tengo recuerdo, un lugar tranquilo, se-guro, lleno de vegetación y arroyos de agua cristalina, rodeado de 4 ranchos “La Patera”, “San José”, “La Cruz” y no recuerdo el nombre del 4o. rancho. Había varios establos en donde comprábamos la leche, uno era el de Eva y el otro de Doña Cayetana, el primero estaba en lo que ahora es Avenida. Montevideo, que antes era una explanada, ya que la avenida únicamente llegaba hasta la calle de Etén, y el segundo en la Calle de Ahuehuetes, que bien puesto tenía el nombre ya que era una calle llena de árboles de ahuehuetes, esquina con la calle de 17 de Mayo, frente a este establo estaba un Kínder siendo las maestras Mirna y Erendira las que amorosamente lo dirigían, tiempo más adelante en el mismo predio se hizo el Centro de Salud y en la contra esquina (por la Avenida Montevideo) se encuentra la Escuela Primaria “Artículo 27” en donde mis hermanos y yo cursamos la educación pri-maria y que con mucho cariño recordamos al Maestro Chon, Mtro. Iberri, Mtra. Silvia, Mtra. Catita, Mtra. Florita, Mtra. Carmelita, y a la Mtra. Gloria en el 6o. grado, que a diferencia de los maestros anteriores que impartían una educación generosa en paciencia, conocimiento y amor; ella se distin-guía por su extrema exigencia y la sabia directora la Maestra Carlota Olivares.

De la escuela primaria recuerdo sus actos cívicos, los festivales y los bailes que se hacían para los padres de familia en ocasiones especiales, así como la elección de reina que desfilaba por las calles del pueblo en carros alegóricos que provocaban gran admiración por la creatividad. Rosita Galicia y sus hermanos Procoro, Marco y Gina siempre cantaban, con una hermosa voz que era muy aplaudi-da por la audiencia. Con mucho cariño recuerdo también a mi amiga Yolanda Barrón, María Eugenia Soto, Emma Avalos. Y a la salida de la escuela como no recordar a Don Manuelito, el del carrito de helados, con su overol impecablemente limpio nos vendía, y muchas veces nos regalaba, una bola más en el helado y generosamente también nos regaló siempre su dulzura y su buen trato.

Casi todos los padres de familia eran comerciantes y en mi familia no era la excepción mi papá, Don Elías, tenía “un cocodrilo” si…un taxi que en muchas ocasiones dio servicio a los vecinos de este lugar y que siempre se caracterizó por su buen carácter, amabilidad y don de gentes y que hasta la fecha es recordado por siempre traer dulces en sus bolsillos y obsequiarlos a los niños por los que siempre sintió especial ternura, también nosotros teníamos la panadería “El Sagrado Corazón “ que se encontraba en donde ahora es el mercado de San Bartolo Atepehuacan y que era atendida por

GRACIELA TORRES ULLOANací el día 2 de mayo de 1952, mi abuela materna se llamó Nicolasa Rodríguez Jiménez y llegó a este pueblo en el año de 1946 y mi abuelo materno se llamó Aristeo Ulloa, a los abuelos paternos no los conocí ya que fallecieron cuando mi papá tenía 7 años. Mi Padre Elías Torres Llamas y mi Ma-dre Ma. de Jesús Ulloa Rodríguez. Mis hermanos Pablo, Sas-ha, Margarita y Lina. Me casé con Alfredo Mejía y mis dos hijos son Lili y Javier.

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mi abuelita Nicolacita, mi mamá Doña Chuy y mi tío Pedro, que por cierto fue muy amigo de Pedro Infante. Al costado derecho de la panadería vivía la familia formada por Don Pedro, Doña Cristina, “perico” y “polin” sus hijos, que junto con otros vecinitos más jugábamos todas las tardes, cantando las rondas de Doña Blanca, brincando el avioncito, la roña, los encantados, la matatena, el cinturón escondido, amoato y a pipis y gañas.... sería larga la lista de juegos; pero lo que si debo decir es que desarrollamos muchas destrezas y habilidades. Los domingos corríamos a las 18.00 horas con 20 centavos en la mano, al establo de Eva para ganar lugar hasta adelante y ver el “Cuento de Cachi-rulo” que salía a las 19:00 horas…obvio en la mañana ya habíamos ido a la misa de 8:00 o la de las 13 :00hr que al principio eran en latín con el padre Luis Cartagena y posteriormente en español.

Los sábados por la tarde a las 16:00 horas asistíamos al catecismo, previamente jugábamos en el gran atrio de tierra que tenía la Cruz Atrial, se nos contaba que esa era la tumba de un “Padrecito”, motivo por el cual no debíamos subir a ella; pero bien recuerdo que una niña de nombre María tre-pada y abrazada de la cruz cayó al suelo quedándose sin cruz el monumento, tengo que decir que la niña fuera de raspones no tubo daño alguno, también debo confesar que asustados corrimos aden-tro de la iglesia y subimos al coro creyendo estar reguardados , cuando el padre Luis desde el altar preguntó enérgicamente ¿Que niño había tirado la Cruz Atrial?

Recordando a la Parroquia de San Bartolo, en el año de 1967 se formó un grupo de jóvenes, alre-dedor de 100, que se llamó “Acción Social Marista” dirigida por los sacerdotes Oscar Núñez, Pedro Herrasti, Daniel Villaseñor, los que se hacían acompañar por el Padre Alejandro Parada, que tocaba muy alegremente el acordeón y que a pesar de ser el mayor de los cuatro sacerdotes imprimía un maravilloso ambiente de jovialidad y dinamismo al grupo.

Aproximadamente tres años después llegó el Padre Mario Carrasco González, ejemplo de virtudes, su humildad, laboriosidad, asistencia espiritual y creatividad, sumadas a otras maravillosas cualida-des como persona, le dieron a la Parroquia un verdadero significado espiritual “La Casa de Dios”, para mi él fue como un defensor de la causa religiosa , que denota una verdadera vocación sacerdo-tal, aunque muchas veces fue muy controvertido, él siempre supo imponer los principios religiosos y el amor a Dios y a la Virgen María.

Los primeros años de su estancia en la Parroquia de San Bartolomé Apóstol estuvo solo, contando con la ayuda del sacristán y poco tiempo después llegaron las religiosas, en su labor evangelizadora en donde se destacó la Madre Yolanda Leos Gómez, joven entusiasta, que también nos dio ejemplo de su gran amor a Dios.

Del año 1969 al año 1974 se me presentó la oportunidad de trabajar en el Dispensario Médico de la Parroquia, dos o tres tardes por semana, tiempo que tenía libre, en mis clases de la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, daba de 10 a 15 consultas por tarde, recuerdo con mucho cariño a mis pacientes y a mis asistentes dentro de las que estaban las hermanas Mondra-gón. Estoy segura que las personas que ocuparon este servicio médico encontraron solución a sus necesidades ya que siempre sentimos la Mano de Dios en nuestras acciones.

Y respecto a los médicos ya formados recuerdo con gran cariño y admiración al Dr. Gustavo Gonzá-lez Sosa, ubicado en la Av. Azcapotzalco la Villa y a la Dra. María Teresa Esquivel destacados profe-

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sionales de la Salud, que han dado ejemplo de verdadera vocación de servicio y a los que agradezco las muchas ocasiones que nos atendieron y nos resolvieron exitosamente serios problemas de salud. Las recetas las surtíamos en la Botica, ubicada en la calle de 22 de Agosto esquina con Azcapotzalco la Villa o en la Farmacia de la Sra. Nina, en Calle Celaya también esquina con Azcapotzalco la Villa.

La secundaria 48, fue “nuestra” siguiente escuela en donde cursamos la instrucción secundaria y si digo “nuestra” porque en nuestro pueblo todo lo que había aquí, era de los pobladores de San Barto-lo, ese sentido de propiedad daba un ambiente social de mayor protección y seguridad, cooperación y alegría, en parte ahora perdido por el desarrollo urbano de fraccionamientos y de nuevos mora-dores que de mi parte son bienvenidos y ahora también forman parte de la historia de este lugar.

Sería interminable contar todas las anécdotas que vienen a mí, al mover los hilos de los recuerdos, lo último que quiero decir en este relato es que San Bartolo Atepehuacan es un lugar con identidad propia, que conserva fuertemente sus raíces gracias a las familias originarias del lugar y a las familias que se agregaron al pasar de los años y que en una gran fiesta de San Bartolito el día 24 de Agosto en donde después de la santa Misa, nos encontramos todos alrededor del templo disfrutando de las viandas, el castillo de luces y el torito, así como de la algarabía de las personas que muestran su sentido de pertenencia a este lugar de tradición y al que tanto amo.

Dra. Graciela Torres Ulloa en elDispensario de la Parroquia (1974)