DOCUMENTACION SOCIAL

REVISTA DE

SOCIOLOGIA APLICADA

eldesarrollocomunitario

CARITAS ESPAÑOLACuesta de Santo Dom'nqo, 5 MADRID -13

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D O C U M E N T A C I O N S O C I A LC u e s t a d e S a n t o D o m i n g o , 5 - T e lé f . 248 04 05 - M A D R I D - 1 3

Estimado lector:Si está interesado en recibir DOCUMENTACION SOCIAL, en­

víenos cumplimentado a la mayor brevedad el adjunto Boletín de suscripción, que corresponde a los cuatro primeros números de la segunda época de DOCUMENTACION SOCIAL (vea los títulos más abajo).

Excepcionalmente, y previendo que usted posea ya alguno de los citados números, le ofrecemos la posibilidad de sustituirle por cualquiera de Sos números de la primera época que se indican a continuación. Si desea hacer esta sustitución, eepecifíqueio en ol Boletín.

Agradece su atención y espera sus instrucciones,

LAS TECNICAS DEL TRABAJO DE GRUPO.EL COOPERATIVISMO.EL SERVICIO SOCIAL DE COMUNIDAD.LA PLANIFICARON SOCIAL.EL SERVICIO SOCIALLA ANCIANIDAD, PROBLEMA SOCIAL DE NUESTRO

TIEMPO.SERVICIO SOCIAL DE CASOS Y SUPERVISION.CENTROS DE FORMACION Y SERVICIO SOCIAL.

SEGUNDA EPO CA (1966)

LA PROMOCION SOCIAL EL DESARROLLO COMUNITARIO.EXPERIENCIAS DE PROMOCION SOCIAL GUIA PRACTICA PARA EL ESTUDIO SOCIORRELIGIOSO

DE UNA PARROQUIA.

PRIMERA EPOCA; NUMEROS DISPONIBLES

sumarioPágs.

Presentación ............. ... .............. .................. 3

Algunos elementos teóricos sobre desarrollo co­munitario, por Marco MARCHIONI ... ...... . ... 5

Metodología del desarrollo comunitario, por Mar­co MARCHIONI ............................ 25

El seminario en los grupos de trabajo, por José CASCO ............................................................ 41

Conclusiones del seminario ................................ 51

Experiencias de desarrollo comunitario:

* Proyecto Vélez-Málaga .................................. 57* Desarrollo comunitario en un suburbio ....... 65

* Contribución de los Centros Sociales ........ 69* Una Cooperativa de Viviendas...................... 77

Notas Bibliográficas....................................... ... 81Instituciones de formación y desarrollo social ... 87Noticiario legislativo ............... 91

consejo de redacciónDirector: Ramón ECHARREN.

Miembros del Consejo: Demetrio CASADO, Antonio DEL VALLE, José María DIAZ-MOZAZ y María Jesús MANOVEL.

Colaboran en este número: José CASCO, M.“ Cristina DE MIGUEL, M.a José DE MIGUEL, Carmen GALVEZ, Araceli GRANADOS, Luis MADRIGAL, Marco MARCHIONI, Ana María MARTIN, Blan­ca MONTESINO, Lina MUÑOZ, Aurora NOVIS, Sor M.“ Teresa PALOMO, M.o del Carmen RENGEL, Margarita RICO, Adoración RUIZ-GAVIL y Natividad SANCHEZ.

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Redacción y Administración: CARITAS ESPAÑOLA. Cuesta de Santo Domingo, 5. Madrid (13). Teléf. 248 94 05.

Suscripción anual (4 números): ESPAÑA, 160 pesetas. EXTRANJE­RO, 4 dólares.

** ♦

Esta colección está preparada por el CENTRO DE ESTUDIOS DE SOCIOLOGIA APLICADA de Caritas Nacional y tiene como finalidad facilitar una serie de números monográficos que versan sobre temas de acción social y desarrollo comunitario. La Dirección solicita, para cada tema concreto, la colaboración de aquellos espe­cialistas que han trabajado en la práctica y conocen a fondo cada uno de los temas, presentándolos a través de una visión social.

♦♦ *

Depósito legal: M.-8.716-1966.ARTEGRAF - Navas del Rey, 34 - Madrid-11.

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presentación

El pasado mes de abril se celebró en Marbella (Málaga) un Seminario de Desarrollo Comunitario, bajo la dirección del experto Marco Marchioni. Este Seminario había sido promovido por la Escuela Diocesana de Asistencia Social y por el Secretariado So­cial, ambos de Málaga.

DOCUMENTACION SOCIAL solicitó, tanto de los organizadores como del señor Marchioni, la autorización para dedicar un núme* ro de la Revista a la presentación de dicho Seminario.

La razón de nuestro interés por estos trabajos que hoy presen­tamos no puede pasar a nadie desapercibida. Por una parte, el señor Marchioni es una eminente figura en este campo. A sus co­nocimientos profundos de Sociología une numerosas experien­cias de Desarrollo Comunitario, realizadas en zonas italianas don­de, tanto ios problemas sociales como las actitudes colectivas e individuales de la población, son muy afines a los que se dan en amplias zonas españolas. El señor Marchioni ha demostrado a lo largo del Seminario una magnífica preparación teórica y práctica, así como el haber logrado aunar ambas en un sistema armónico de conocimiento, en el que se pasa fácilmente y sin violencias de la teoría a la práctica y viceversa.

Por otra parte, la expresión «Desarrollo Comunitario», como ocu­rre con casi todos los conceptos de Sociología Aplicada, está so­metida a un constante uso abusivo y equívoco. De ahí la necesidad urgente, tanto para los asistentes sociales y las escuelas de asis­tencia social como para Cáritas y todas aquellas personas e ins­tituciones que actúan en este campo concreto, de contar con un material estrictamente ortodoxo desde el punto de vista técnico

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y que, definiendo de una manera suficiente te noción de Desarroilo Comunitario, describa con todo rigor las técnicas concretas que engloba.

No es menos interesante que en un momento en que el primer Plan de Desarrollo Económico y Social de España va acercándose a su fin y se inicia la preparación del segundo, aparezca a la luz pública un material científico que sin duda resultaría dé gran inte­rés para los técnicos sociales que colaboran en tan importante ta­rea. Las técnicas de Desarrollo Comunitario se emplean hoy prác­ticamente en todos los países del mundo, sin condicionantes ideo­lógicos que las rechacen, y constituyen una parte importante de la instrumentación y objetivos sociales de todo Plan de Desarro­llo Económico. Reflejo de ello es el constante interés de los or­ganismos sociales de las Naciones Unidas por este tema, las numerosas publicaciones realizadas sobre el mismo y los varios congresos internacionales dedicados al Desarrollo Comunitario.

DOCUMENTACION SOCIAL agradece tanto al señor Marchtoni como a los organizadores del Seminario de Desarrollo Comunitario, la colaboración prestada, que, sin duda, permitirá dar un nuevo im­pulso a las tareas sociales que se realizan en nuestro país.

Debemos advertir, por último, que hemos preferido, en muchos, casos, mantener el texto que nos ha sido entregado, aun conscien­tes de que presenta giros y construcciones no demasiado correc­tas desde el punto de vista sintáctico. Si lo hemos preferido así ha sido por el deseo de respetar al máximo las ideas del autor y de los participantes del Seminario.

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algunos elementos teóricos sobre

desarrollo comunitariopor Marco MARCHIONI(E x p e rto en D e s arro llo C o m u n ita rio )

INTRODUCCION

Mi conocimiento práctico de los problemas relativos al Des­arrollo Comunitario procede principalmente de experiencias italia­nas y de recientes experiencias españolas, si bien detrás de es­tas experiencias, como de cualquier experiencia, siempre hay una teoría que nunca es totalmente personal.

Lo que importa en este Seminario es que se haga un esfuer­zo de adaptación a la situación española, a la situación donde us­tedes trabajan. Demasiadas veces el Servicio Social — hablo de Italia y de otras partes del mundo— se ha limitado a trasladar experiencias y teorías nacidas, creadas y verificadas en otros con­textos. Este traslado mecánico ha llevado al S. S. a situa­ciones muy difíciles, cuando no peligrosas; por lo menos le ha llevado a una situación de eficacia inferior a la que podía esperar­se del S. S.

Antes de empezar a hablar de Desarrollo Comunitario es pre­ciso hacer una aclaración inicial. Cuando hablo de Desarrollo Co­munitario no me refiero al Trabajo Social de Comunidad. El Trabajo Social de Comunidad se refiere a la acción de los asistentes so­ciales profesionales dentro de una comunidad. E! Desarrollo Comu­nitario, en cambio, es un trabajo interprofesional, en zonas sub­desarrolladas o en vías de desarrollo.

La expresión Desarrollo Comunitario está formada por dos pala­bras: desarrollo y comunitario. El concepto «comunitario» será ma­teria de toda la charla. Ahora hablaré un momento de «desarrollo».

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El problema del desarrollo, hoy, es el problema del mundo. No se trata de que afecte a zonas más o menos grandes de algunos países, sino se trata de que es el problema fundamental de la hu­manidad.

Este problema está ligado al problema del hambre y de la gue­rra; está ligado al problema de la paz, a los problemas y conflictos sociales entre países y a los conflictos internos; por consiguiente, no creo ir demasiado lejos diciendo que el problema del desarrollo se plantea a toda la humanidad, partiendo de tres fuentes princi­pales.

Primera fuente.— Los países desarrollados necesitan hoy el des­arrollo del mundo, no sólo de sí mismos, para poder ensanchar el mercado y poder vender su producción industrial. El consumo de cada país rico ya no es suficiente para poder aumentar la pro­ducción. Por esto, los países prósperos necesitan hoy el desarro­llo de ios países subdesarrollados.

Segunda fuente.— Los países en vías de desarrollo (como hoy se suele llamar a ios países pobres, aunque un poco demagógica­mente en mí opinión, puesto que no sabemos en qué medida están en el camino del desarrollo), los países en vías de desarrollo, de­cía, proceden de la herencia del colonialismo, y para ellos el pro­blema del desarrollo es un problema fundamental. Si no lo reali­zan pronto, no podrán tampoco dar solución a los problemas de los que depende la supervivencia del país mismo, de sus instituciones políticas y sociales.

Tercera fuente.— Radica en los países que tienen graves des­equilibrios sectoriales y el problema del subdesarrollo de algunas zonas en contraste con el desarrollo de las zonas más avanzadas, plantea crisis agudas. Este tipo de países nos es conocido bas­tante bien a nosotros, italianos y españoles.

Hace pocos años que la opinión pública italiana ha caído en la cuenta de que no es posible un desarrollo en Italia, si las zonas ricas siguen desarrollándose al máximo, mientras las zonas pobres continúan en una situación extrema de subdesarrollo. Por tanto, el problema del subdesarrollo es no sólo un problema de estas zonas, sino del conjunto de todo el país.

Para entrar dentro de este campo, al que denomino «problemá­tica mundial del desarrollo», parece necesario citar al Padre Lebret por haber sido uno de los más importantes estudiosos de los pro­blemas del subdesarrollo en el mundo y que ha escrito en la in-

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traducción a su libro, «Dinámica concreta del desarrollo», lo si­guiente: «Se trata de buscar las mejores opciones que permitan realizar un desarrollo económico auténtico y poner en su sitio los mejores dispositivos administrativos y pedagógicos que nos lle­varían hacia el objetivo propuesto, la elevación humana de la po­blación total y de todas las regiones, intentar la puesta en valor total del mundo por estratos económicos constituidos por territo­rios complementarios, a través de un plan regional e internacional de los recursos.»

Estas palabras son de un economista, cosa muy importante, ya que las exigencias que tiene como economista, son las mismas que tenemos nosotros operadores sociales, cuando trabajamos con la gente.

Para terminar esta introducción, que a mí me parece fundamen­tal, hay que añadir que el problema del desarrollo no es un hecho nuevo. Sin ir demasiado lejos, me parece que se han producido tres tentativas de hacer desarrollo en el mundo, que pueden in­teresarnos ahora.

La primera creo que ha sido la tentativa colonialista. No entro en detalles, porque está claro que era un tipo de desarrollo con vistas a un beneficio del país explotador, y no del explotado.

La segunda, todavía muy vigente en nuestros días, es la ten­tativa paternalista. No creo que haga falta explicarla, porque todo el mundo la conoce. Se puede sintetizar diciendo que la tentativa paternalista pretende elegir lo que es bueno o malo al margen de los que quiere ayudar.

El tercer tipo es lo que hoy se llama desarrollo comunitario o «community development».

CARACTERISTICAS DEL DESARROLLO COMUNITARIO

Con la expresión Desarrollo Comunitario se entiende hoy en el mundo un proceso de modificación y mejoramiento de una co­munidad local, ya sea aldea, pueblo, etc., que se encuentra en s i­tuación de subdesarrollo o que no utiliza de modo suficiente los recursos potenciales y disponibles. Este proceso de modificación de la realidad es llevado a cabo por los mismos miembros de la comunidad y se dirige, bien a los aspectos económicos, bien a los aspectos sociales y culturales de la vida de la comunidad. En este sentido aparece muy claramente que el factor determinante del Desarrollo Comunitario es el factor cambio.

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Lá situación de estancamiento en que se bailan las comunidades locales es una situación en la que los cambios llegan siempre des­de fuera de la comunidad y de una manera violenta, porque la gen­te no está en condiciones de entenderlos, aceptarlos y hacerlos propios. En este sentido, el Desarrollo Comunitario que nos intere­sa es un proceso dinámico en el que el cambio es progresivo y se dirige a todos los aspectos de la vida de la comunidad y de los individuos que están en la comunidad.

El Desarrollo Comunitario es la primera tentativa que se está haciendo, en la cual se tiene en cuenta la interdependencia e inter­acción de todos los elementos culturales, sociales y económicos, su recíproca necesidad y su unión indisoluble. En otras palabras, creo que se puede llegar a un desarrollo global de la comunidad y de la humanidad, si tenemos en cuenta al hombre como ser hu­mano en su globalidad. En este sentido es muy importante tener en cuenta que el Desarrollo Comunitario es un desafío a toda ten­tativa económica de aprovechar al hombre considerándole como mero instrumento de la producción.

Precisamente por esta visión integradora el Desarrollo Comuni­tario encuentra su sede natural en las comunidades rurales donde existe una apretada unión entre los elementos productivos y los factores socio-culturales. Parece, por tanto, que el sector agrícola es el que mejor se presta al Desarrollo Comunitario.

En una publicación de las Naciones Unidas, «Progreso Social a través del Desarrollo Comunitario» se dice que en el mundo hay actualmente de tres a cinco millones de comunidades rurales que necesitan un trabajo de este tipo. Este dato nos aproxima un poco la dimensión de nuestro trabajo y de nuestra función, y sugiere la necesidad de trabajar en este sentido.

Otra característica — a mi parecer no fundamental— de este trabajo, es que se pone en marcha a través de una ayuda exterior a la comunidad. Hay ejemplos en el mundo — en Italia y en otros sitios creo que también— de comunidades que han puesto autóno­mamente en marcha procesos de desarrollo. Esto no nos interesa. Lo que nos interesa son las comunidades que no han sido capaces o no han podido poner en marcha este proceso. Es en ellas donde es necesaria la ayuda externa a la comunidad. Todo el mundo co­noce que estas comunidades aparecen cerradas. Esto viene de una situación de aislamiento, situación que la misma sociedad crea, o permite al menos y en la que estas comunidades han sido margi­nadas de la vida social y colectiva. De ahí procede una elemental

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reacción de defensa que se ha concretado en un cierre hacia el exterior. Es este un hecho muy importante a tener en cuenta por el trabajo social.

Si queremos ir a trabajar, hemos de saber que la comunidad no nos aceptará en un primer momento, porque tiene experiencias muy negativas de personas que han llegado a ella para explotarla o en­gañarla. Si nos acercamos a estas comunidades y queremos tra­bajar con las personas, hemos de ir convencidos de que llevamos a nuestras espaldas un pesado lastre de experiencias negativas.

No creo que este problema sea exclusivo de países donde se dan regímenes dictatoriales o cerrados. Este problema también se da en países con régimen parlamentario, pues sabemos muy bien que uno de los problemas fundamentales de estas zonas, es la falta de participación en todos los niveles. Un régimen parlamen­tario presupone la participación de los ciudadanos en los partidos, en los sindicatos, etc,, pero como en estas zonas no hay participa­ción, resulta que los partidos, los sindicatos son tan sólo unas es­tructuras más, vacías de contenido, La gente sigue estando aislada y viviendo por su cuenta. Es decir, que el problema se plantea en términos generales, no sólo particulares.

El trabajador social que llega a la comunidad con este peso, es también depositario de valores nuevos de la sociedad, Este hecho es la palanca fundamental de nuestro trabajo. Nosotros llegamos a la comunidad con algo nuevo e importante. No llegamos para en­gañar, ni para enseñar nada a nadie. Llegamos con valores nuevos, que nos servirán de palanca para romper el círculo vicioso,

CONDICIONES DE EFICACIA DEL DESARROLLO COMUNITARIO

Como en todo el mundo se conoce el Desarrollo Comunitario a través de las Naciones Unidas, fundamentalmente, me parece útil partir de la definición de este mismo organismo, para ver el modo de adaptarlo a nuestras situaciones, previo análisis crítico de di­cha definición. Esta considera al Desarrollo Comunitario como «El conjunto de procedimientos por los cuales los habitantes de un país unen sus esfuerzos a los de los poderes públicos, para me­jorar la situación económica, social y cultural de las colectividades, de asociar estas colectividades a la vida de la nación y contribuir sin reservas al progreso del país.»

Yo no creo que en un ambiente como el de las Naciones Uni­das se pueda decir más en una definición, dados los compromisos

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cjue existen entre los distintos países. Es una definición que pue­de aceptarse, pero no puede ser una defínlcíón-guía de trabajo para los países donde actuamos: Italia, España, etc. De lo contrario, cerraríamos los ojos a la realidad y nos quedaríamos de nuevo en una zona no productiva, en una zona que no comparte los proble­mas fundamentales de la comunidad.

De esta definición Interesa analizar, por de pronto, su proposi­ción de un esfuerzo conjunto de la comunidad y de los poderes públicos. Es este un problema fundamental del desarrollo. Ninguno de los que aquí estamos, ni aun el más demagogo, puede pensar que la comunidad por s í sola puede solucionar todos sus proble­mas y poner en marcha un desarrollo auténtico. Sabemos que este desarrollo solamente puede venir del conjunto de los esfuerzos y de la unión íntima, funcional y orgánica, que debe existir entre los que ostentan el poder administrativo y político, y la gente que representa la participación local, popular y de base, en una palabra, la participación desde abajo.

Hablando de Italia, cuya situación me es más conocida, el pro­blema se plantea rápidamente, porque el Desarrollo Comunitario no ha llegado al nivel político. El Desarrollo Comunitario ha llegado solamente a los Asistentes Sociales, arquitectos, pro­fesionales, etc., que han visto su necesidad. Por ello se corre un riesgo muy grande al tratar de poner en marcha, con financiado nes privadas un trabajo de Desarrollo Comunitario, porque corre el peligro de ser interrumpido con la fuerza por las autoridades. Si el trabajo social ha logrado poner en marcha un proceso positivo y queda bruscamente cortado, ustedes pueden suponer fácilmente las consecuencias que se seguirán; la participación de la gente vendría a ser una nueva experiencia negativa, llevaría a concluir que «la participación no es posible realmente». Por eso — me pa­rece este punto fundamental— antes de poner en marcha un pro­grama de Desarrollo Comunitario, hay que saber muy claramente:

— Si la sociedad deja espacio libre para este trabajo.

—Qué tipo de colaboraciones pueden darse en los poderes públicos.

A mi entender, si estas posibilidades no existen no debe po­nerse en marcha un Desarrollo Comunitario. No podemos jugar con las personas y empezar un proceso que puede ser cortado y sus­pendido en cualquier momento por una fuerza exterior a la comu­nidad, ya que esta contingencia supondría un traumatismo violen­

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to e impediría, además, durante años y años, cualquier tentativa de poner nuevamente en marcha un trabajo de desarroiio.

Me parece, por tanto, que es función de este Seminario sentar ías bases de un contacto a todos ios niveles y disponer todas las posibilidades de poner en marcha un trabajo que pueda contar con el mínimo de ayudas necesarias a nivel político y adminis­trativo.

La definición nos plantea otro problema de orden parecido al que hemos considerado; el problema de que nos podemos encon­trar con dos tipos de países, países que no tienen todavía su estruc­turación a todos los niveles y en todos los campos, es decir, países de nueva formación, y países que tienen una estructuración anticua­da y atrasada.

En el primer caso no entro a fondo sencillamente por no ser la realidad que hoy nos interesa. Solamente quiero decir que en países como Malí, Ghana o cualquier otro país de Africa, el Des­arrollo Comunitario no es simplemente un método de trabajo, sino el medio de que dispone el Estado para llegar a los ciudadanos y, al revés, el medio que tienen los ciudadanos para llegar a los nive­les políticos y administrativos. Son los propios ciudadanos los que tienen que poner las premisas para que los políticos puedan crear unas estructuras capaces de acoger ía participación popu­lar. El problema se plantea en términos totalmente diferentes en los países de antigua formación y estructuración.

Ahora bien, el Desarrollo Comunitario para ser verdadero, tiene que empezar desde abajo, y para esto tienen que encontrar un marco adecuado en la sociedad. Pero en una situación con una estructuración anticuada y atrasada no hay sitio para esta partici­pación. Esto nos plantea el gravísimo problema que citaba anterior­mente. En tal caso hay que ver todas las posibilidades de partici­pación y procurar atenerse a estas posibilidades, cuidando, ade­más, de renovar parcial o globalmente todas las demás posibilida­des. Es muy frecuente, por lo demás, que un país de estructuración anticuada presente disparidades en su desarrollo regional. Las zo­nas más desarrolladas pueden tener, en tal caso, capacidad sufi­ciente para cambiar la estructura. Pero también aquí corremos el peligro de querer trasladar las soluciones que se dieron en estas zonas, para implantarlas en las zonas desarrolladas, como si pudie­ra hacerse un trasplante mecánico de estructuras y modos de vi­vir. Yo recuerdo a este propósito un ejemplo que me parece muy significativo. En Italia cierto Sindicato se planteó el problema de

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cómo despertar en el sur el movimiento asociativo sindical Se decidió enviar un grupo de líderes sindicales del norte y enviar­los al sur, resultando su gestión un fracaso total, los líderes sin­dicales del norte fueron inútiles en el sur. Eran muy buenas per­sonas con muy buena voluntad, pero no fueron eficaces porque iban a una cultura que no entendían y porque llevaban una cultura que no podía ser recogida. No insisto más en esto, porque creo que es un problema claramente conocido por todos nosotros.

El problema de la estructuración es un problema muy amplio; el esfuerzo de progreso y desarrollo llevado desde abajo, puede encontrar graves obstáculos en esta estructuración anticuada. Yo recuerdo que después de trabajar un año en una zona de Sicilia, llegamos a promover una cooperativa de peones de la construc­ción. Después de hacer los estatutos, entregamos toda la docu­mentación, como se hace aquí, a la administración, para obtener el visto bueno que permita comenzar el funcionamiento. He te­nido noticias de que solamente ahora, después de casi dos años, la cooperativa ha sido aprobada y ahora empieza a funcionar. Este es un problema grave con que tropieza el trabajo social. No se puede hacer esperar durante dos años a una persona que se ha esforzado para poner en marcha nuevas Iniciativas. Hay que tener en cuenta, además, otro aspecto: el que se deriva de la exis­tencia de medidas administrativas que no llegan a las zonas. Yo creo que aquí hay una posibilidad de trabajo actual y concreto en­tre las Instituciones y la comunidad, muy aprovechable, para po­der elegir aquellas posibilidades que ayuden al proceso de des­arrollo de la comunidad.

Pasamos ahora a otra condición que creo fundamental; la glo- balidad del Desarrollo Comunitario. La sociedad moderna con su acentuada tendencia a la especialización, tiende, cada vez más, a crear una imagen del hombre, según la función que realiza. Se le considera como un obrero dentro de la empresa, padre de fa­milia en los problemas de la educación, etc.; es decir, tenemos una visión parcial del hombre. El desarrollo comunitario se pone frente al individuo en toda su globalidad; no puede nunca dividir el aspecto campesino y el del padre de familia, porque el proble­ma del campesino y el del padre de familia tienen el mismo ori­gen y se integran en la misma cultura; el uno y el otro están ín­timamente ligados.

La falta de una visión global del hombre nos puede conducir a dos consecuencias peligrosísimas. Por una parte, teniendo en

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cuenta el aspecto económico, nos lleva a hacer planes que no tie­nen en cuenta al hombre, y que simplemente consideran al hom­bre como un instrumento capaz de realizar aquella producción que se necesita dentro del plan. La orientación contraria también es peligrosa y consiste en eludir la dimensión económica (este es un peligro propio de nosotros los Asistentes Sociales), viendo a los hombres tan sólo en su aspecto social, sin tener en cuenta que sus motivaciones sociales, sus necesidades sociales, derivan y tienen un canal de comunicación con ios aspectos económicos en ios que los hombres viven, producen y manifiestan sus actividades productivas. Esta orientación lleva a una acción educativa que —en mi opinión— es abstracta.

Yo recuerdo que en Sicilia había un equipo de educadores que, frente a una situación de pobreza y analfabetismo, iniciaron un cur­sillo sobre la Constitución italiana. Partiendo del principio de que siendo la Constitución patrimonio de todos, todo el mundo tiene que saber lo que es la Constitución, reunieron a los peones de la agricultura y les dijeron: «desde esta noche vamos a hablar de la Constitución, porque ustedes son ciudadanos, y tienen que aprender la Constitución si quieren participar». Al segundo día no acudió na­die, porque al mismo tiempo que allí se hablaba de Constitución, fuera en su campo, en su trabajo, estos hombres veían la Consti­tución pisoteada; tenían un sueldo de hambre, no podían unirse al sindicato porque la Mafia les amenazaba, etc. Es decir, no se puede hablar de la Constitución a estos peones, si al mismo tiem­po no trabajamos con ellos para solucionar los problemas que per­mitan que la Constitución sea operante.

El mismo problema se plantea con el analfabetismo. Existe en el mundo una tendencia a considerar a los analfabetos como responsables del analfabetismo y yo diría que aquí es preciso dar un pequeño giro y decir que no son responsables del analfabetis­mo, sino que se trata de una situación que ha creado el analfabe­tismo. Por ello hay que ver el problema «analfabetismo», junto a los problemas de la situación real que lo ha creado. Y, en con­secuencia, para trabajar con el analfabeto, no podemos enseñar­le solamente a leer y a escribir, porque lo puede aprender y des­pués de dos semanas ya se le habría olvidado. Tenemos que cam­biar la situación donde vive para que él tenga necesidad de leer y escribir, para que pueda utilizar lo que aprende allí, en su vida cotidiana. Hemos de tender a considerar la globalidad del hombre en todos sus aspectos. Para ello hacen falta instrumentos ade­cuados de trabajo. Al hablar de trabajo social entramos directa-

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mente en un plano que parece metodológico.Voy a ponerles otro ejemplo. En un proyecto de Desarrollo Co­

munitario en Italia había distintos sectores de intervención: sector social, educación de adultos, artesanía, agricultura, pequeña In­ducirla, etc., en cada uno de los cuales actuaban varios animadores. Pero entre los distintos sectores no había ninguna coordinación, la gente trabajaba por su cuenta. En cierta ocasión llegaron a un pueblo de la zona, el mismo día y a la misma hora, dos equipos, uno social y otro técnico agrícola, para reunir al mismo grupo, ya que sólo podía haber uno. Así que la gente no sabía si tenía que ir a la reunión «social» o a la reunión «agrícola». Me parece que esto es suficiente para hacer ver los peligros de unas experien­cias con una visión parcial. Entonces aquí está un problema, para mí fundamental, de todos los trabajadores sociales, y por social en­tiendo no sólo la acción de los Asistentes Sociales, sino el traba­jo interprofesional de Desarrollo Comunitario.

COMO INICIAR EL DESARROLLO COMUNITARIO

Por otra parte interesa considerar el problema del «despegue». Frente a una situación de subdesarrollo, ¿quién empieza el traba­jo: el técnico agrícola, el ingeniero agrónomo, el maestro, el asis­tente social...? El problema es muy importante porque en el mun­do existe esta tendencia: dada una zona subdesarrollada, se en­vía a ella un grupo o equipo de estudiosos: sociólogos, economis­tas, urbanistas, etc.; el equipo planifica. Después se contratan Asis­tentes Sociales, maestros, operadores, etc., y se les envía a «re­llenar» el plan que ellos han elaborado desde fuera. Entonces la mi­sión de los trabajadores sociales se reduce a hacer propaganda del plan. De este procedimiento resulta una división total, porque el plan se ha hecho sin conocer la realidad verdadera, sin conocer los datos y problemas de la comunidad.

A éste método, que las Naciones Unidas llaman monofuncional, hay que darle la vuelta. Para mí, quien debe empezar el trabajo, es el trabajador social — preparado en el campo de Desarrollo Co­munitario— que es quien ha de preparar el camino a la venida de los técnicos, quienes han de llegar en el momento en que la comunidad esté dispuesta para ello. Si los técnicos van antes y la comunidad no está preparada, rechazará a los técnicos.

Existen distintas experiencias en el mundo: algunos proyectos de Desarrollo Comunitario han empezado con Asistentes Sociales,

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otros han comenzado con técnicos agrícolas, otros con otra cla­se de técnicos. Uno de los casos más clásicos es el de los peritos agrícolas, y puede servir como testimonio Italia. El Estado, y en general los políticos, a la vista de un problema de subdesarro­llo local tienden a pensar que lo que hace falta son peritos agrí­colas. En general, los peritos agrícolas que llegan a la comunidad sin saber nada de problemas culturales, sociales, etc., no tienen en cuenta a la persona en su marco cultural, sino que intentan lle­var una cultura de fuera y se encuentran con que la comunidad no los acepta.

No siempre sucede esto, pudiendo presentarse los siguientes casos: el de los que se dan cuenta de que un «aproach» técnico no es suficiente (un amigo mío, agente de extensión agraria que trabaja en estas zonas, me decía recientemente: «yo he trabaja­do aquí un año, me he dado cuenta de que la gente no me es­cucha, pero esperaré otro año y comenzaré otra vez; iré en plan de amigo»). Aquí hay una actividad positiva, pero esto se da en una minoría muy pequeña. La otra parte de los peritos agrícolas, se­gún mi experiencia personal, acaban pensando que la gente es ig­norante, que no sabe, que no quiere. Por ello deciden irse con los que les quieren, y los que les quieren son los grandes propieta­rios, porque tienen realmente una mentalidad más mercantil, más de negocio.

No tiene nada de malo que vayan con los grandes, pero lo malo es que vayan sólo con los grandes. La gente empieza a verlos como una ayuda para los pudientes y a pensar que para los pobres no hay nada y así se cae en un círculo vicioso muy peligroso y muy difícil de romper. Como ya veremos en la metodología, es el Asistente Social cualificado y especializado en Desarrollo Comuni­tario el que debe empezar el trabajo en la comunidad. El técnico —el perito— vendrá sólo en el momento que la comunidad haya sido capaz de entender la necesidad de la ayuda técnica a su pro­blema. En este momento: la ayuda será recibida por la comunidad; no será ayuda individual sino de grupo, porque la comunidad se ha­brá organizado con la asistencia social en grupo; la ayuda será inmediatamente divulgada a los demás porque está dentro de la comunidad. Me parece que esto es fundamental en nuestro tra­bajo. Ya veremos, desde un punto de vista metodológico, cómo se puede realizar esto.

Todo lo dicho no quiere decir que la componente técnica no es importante, la técnica es fundamental; nosotros no somos técnicos

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ni de agricultura, ni de artesanía, ni de otras cosas, sino que preparamos a la comunidad para que pida la ayuda técnica en el momento que le hace falta.

LA PARTICIPACION EN EL DESARROLLO COMUNITARIO

Vamos a abordar ahora otro problema fundamental. Lo he ci­tado al principio de pasada y se trata de que frente a la comuni­dad y frente a su situación real podemos encontrarnos, en tér­minos generales, dos alternativas a las que corresponden dos ni­veles de trabajo, dos métodos de trabajo, etc. Estas dos alternati­vas, en mi opinión, son las siguientes: 1.a) cuando el desarrollo es deseado y resulta viable partiendo de la misma comunidad, de .los mismos recursos existentes, de la misma gente de la co­munidad; 2.a) cuando el desarrollo sólo es posible contando con una ayuda externa a la comunidad.

Me parece que es ei primer caso el que constituye el ge­nuino desarrollo humano y social de la comunidad, en cuanto que se cuenta con la capacidad de la gente para hacer su desarrollo. En esta situación se puede abordar de inmediato lo que yo lla­maría eliminación del despilfarro, búsqueda y desarrollo de posi­bilidades yacentes, en estado potencial.

El segundo caso implica la concurrencia en el desarrollo de dos tipos de factores: las posibilidades de la comunidad y las posibilidades externas. Sin ánimo de ser reiterativo, tengo que aludir aquí de nuevo al problema de las estructuras. En este se­gundo caso, en efecto, hay otro tipo de potencialidades además de las de la comunidad con las que hay que contar. El trabajo social tiene, por tanto, que contar no sólo con la gente, sino con los «señores» que vienen de fuera.

Me parece que sería tonto cerrar los ojos a la realidad y de­cir que en las comunidades los cambios son producidos de mane­ra autónoma, por la propia gente; es claro, y muy claro, que no. Hay cambios que llegan a la comunidad desde fuera, como he di­cho antes, de manera violenta. ¿Qué podemos hacer nosotros para que no sean violentos? ¿Qué podemos hacer para que la co­munidad utilice los cambios que le hacen falta y vea los que no le interesan? ¿Qué podemos hacer para que la comunidad se aproveche de estos cambios? El trabajo social tiene que reducir al mínimo las repercusiones negativas de estos cambios, cuan­do llegan al nivel de la comunidad. Debe aprovechar al máximo las

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posibilidades presentes en las decisiones externas, utilizándo­las para los fines de la comunidad. Debe ayudar a la comunidad en el proceso de adaptación que ésta necesita para que el cam­bio sea menos violento.

Hablando de este problema del cambio, podemos preguntar ¿cuál es la respuesta de la gente a los cambios macroeconómicos o macrosociales que llegan de fuera? Yo conozco varios casos en los que, o no se sabe cómo responder, ni qué aptitudes adoptar (con todo lo que significa esto para el desarrollo de la persona) o la respuesta es un grito desesperado, y nada más. La Comisión del Mercado Común ha decidido recientemente que este año eran necesarias la mitad de naranjas que el año pasado; como consecuencia de esta decisión un grupo de campesinos del sur de Italia, de Sicilia, concretamente, habiéndose enterado t través de intermediarios, han cortado los naranjos para plantar otras cosas. Todo el mundo sabe cuánta fatiga, trabajo y dinero cuesta plantar un árbol de naranja... La contestación de la gen­te a un cambio hecho en Roma, ha sido cortar los árboles.

A mí me parece que es importantísimo para nuestro trabajo saber que estos cambios se producen y contar con la gente para intentar que este tipo de contestación no se de, procurando alcanzar una solución más comunitaria y menos violenta. En este punto entramos en contacto con los principios básicos del Des­arrollo Comunitario.

A mi entender, es necesario decir, aunque se haya repetido con frecuencia, que lo fundamental es la participación de las per­sonas interesadas y esta participación sólo se puede dar a tra­vés de una toma de conciencia. La toma de conciencia es algo así como un principio guía de la acción social; sin toma de con­ciencia no hay participación. Por otra parte el factor fundamental de la participación es que ésta sólo se realiza a través de un movimiento de cambio, en el que la gente vea que su interven­ción llega a producir un mejoramiento o una modificación de la realidad en que viven. Por todo esto yo llamaría al Desarrollo Co­munitario «participación en el cambio».

Es fundamental el ritmo del desarrollo. Y el ritmo del desarrollo no puede ser planificado nunca desde arriba, sin tener en cuenta las necesidades de cada zona, de cada región, sus características, etc. Una planificación desde arriba produce un cambio violento o no produce nada.

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DIMENSION Y PERSPECTIVAS DEL DESARROLLO COMUNITARIO

Cuando hablo de Desarrollo Comunitario no me refiero a ia comunidad local. La comunidad local es solamente el punto de partida del Desarrollo Comunitario, es la dimensión óptima, por darse en ella una unión íntima e indisoluble entre los factores antes mencionados. El ámbito local da a! Desarrollo Comunitario una dimensión perfecta, le da una posibilidad de trabajo a nivel humano, es una dimensión en la que el desarrollo se realiza a la medida del hombre. Pero no puede ser considerada la dimen­sión final del Desarrollo Comunitario, es fundamental que el tra bajo de comunidad empiece desde una, dos o tres comunidades, hasta llegar a la zona homogénea. Por una zona homogénea se entiende urbanísticamente, según una definición psicosocial, «un área donde las comunidades que viven están unidas por factores que influyen en cada una de ellas, y donde el cambio de una influye en las otras». En todas las cosas esta es la dimensión adonde tiene que llegar el trabajo. Pero, ¿cómo llegar a la zona? Partiendo de la comunidad local se llega a la zona solamente en la medida en que el trabajo hecho en la comunidad inicial ha sido capaz de despertar interés e inquietud, y de poner instru­mentos válidos a su ensanchamiento, fuera de la comunidad. En este proceso es fundamental el papel de los líderes locales, lo cual supone que se hace precisa su formación. Es importante tener en cuenta este dato: no es a los trabajadores sociales pro­fesionales ni a los técnicos, sino a los líderes, a quienes co­rresponde difundir en la zona lo que ellos piensan realmente, lo que creen que es mejor y más viable para la zona.

Al llegar desde la comunidad local a la comunidad zonal o a la zona homogénea, necesitamos acudir a la planificación. El Desarrollo Comunitario supone la organización de la participa­ción desde abajo hasta llegar a la planificación de la zona. Esta planificación, que empieza desde abajo y llega hasta arriba, im­plica una coordinación, bien sea de los poderes públicos, bien del componente técnico-científico, que asegure la determina­ción de las soluciones técnicas necesarias. En este momento el trabajo de Desarrollo Comunitario ha de contar con la parti­cipación popular desde abajo; el componente técnico-científico de estudio y la participación de los poderes públicos.

Ya veremos como se pueden coordinar estos factores desde un punto de vista metodológico, mas quede por el momento la

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idea de que estos son los tres factores fundamentales del Des­arrollo Comunitario.

Una última cosa y termino. ¿Se puede pensar que el Desarro­llo Comunitario es algo episódico? Mi opinión es que puede ser episódico el problema circunstancial o la coyuntura de hoy; pero el trabajo de Desarrollo Comunitario es una necesidad ordina­ria de organización de la sociedad. Hoy se llega a considerar el trabajo de Desarrollo Comunitario tan normal, necesario y uni­versal como el trabajo del maestro en todas las zonas para todos los ciudadanos. De lo contrario, esta experiencia nuestra no ser­virá para mucho; serviría para algunas zonas, una, dos o tres zo­nas, como ha pasado en Italia, pero no llegaría a ser una expe­riencia de la comunidad nacional. Por ello es absolutamente ne­cesario considerar este trabajo, en referencia al subdesarrollo de hoy y al desarrollo de mañana, como un hecho ordinario de la organización de nuestras sociedades.

C O L O Q U I O

Pregunta.— El peligro de que un trabajo de Desarrollo Comu­nitario sea interrumpido es tan fundamental que, si se prevee de alguna manera, me parece que no se debe ni empezar siquiera.

Respuesta.—Yo creo que, teniendo en cuenta a las personas, es necesario un mínimo de garantías del trabajo real; si éstas no existen, yo diría que no se debe empezar, porque si no jugamos un poco con la gente.

Pregunta.— ¿Qué se puede hacer en un tipo de comunidad que está evadida, o que carece completamente de inquietud para el cambio, porque no le interesa la «comunidad»? Ya que les pa­rece en cierto modo que el formar ellos una comunidad, resulta cosa tan pequeña y tan ridicula que les da vergüenza ser «cabeza de ratón» y prefieren ser «cola de león».

Respuesta.— La pregunta es muy amplia, yo me defiendo en este caso. Lo que he intentado describir es un proceso global y el máximo que se puede hacer; ahora bien, dentro de este proce­so frente a distintas situaciones, son los trabajadores sociales quienes han de descubrir qué posibilidades hay y ver hasta don­de se puede llegar.

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Pregunta.—¿Puede caber una tercera posibilidad, como son las comunidades que no tienen potencialidades, que están fuera de las zonas de desarrollo?

Respuesta.—Si éstas comunidades las tomamos aisladamen­te, será así; pero si nosotros las tomamos dentro de una zona homogénea, sus necesidades son parte de las necesidades de la zona, y, en consecuencia, la comunidad zonal tendrá que bus­car en su seno las posibilidades para estas personas y comuni­dades.

Pregunta.—Al estudiar el Desarrollo Comunitario se han visto va­rias cosas. Una de ellas es que viene a ser un proceso que se desencadena en una comunidad, un poco al margen de sus de­seos, por lo menos en principo, y que es animado por trabajado­res sociales. También hemos visto a través de la charla, que este proceso en general, se hace un poco ai margen de los poderes públicos.

Entonces a mi se me plantea un problema importante que es el siguiente, ¿á quién le corresponde patrocinar, animar y finan­ciar la función de Desarrollo Comunitario? A las comunidades locales parece que no, supuesto que no surge de ellas la inicia­tiva, sino que ellas llegan a interesarse previa una acción de ani­mación. Tampoco parece ser a la Administración.

Así, pues, a mi se me plantea un problema importante que es el siguiente: si no se promueve de alguna manera un órgano social, que se preocupe de promover el Desarrollo Comunitario, pudiéramos decir que éste no será nunca nada o será siem­pre un deseo, alguna experiencia inflada que patrocine la \ E. C. D. E. o una cosa así y nada más. ¿Podrías decir algo sobre esto?

Respuesta.— Por todo lo que he dicho antes, no quiero dar aquí soluciones para España. Primero, porque no la conozco su­ficientemente, y segundo, porque pienso que compete a ustedes. Lo que puedo decir es mi opinión personal, hablando muy en ge­neral. Mi opinión es que esto es un hecho de la sociedad y en­tonces le compete al Estado como estructuración última de los deseos y de las aspiraciones de la sociedad. Es decir, que se trata de configurarlo como organización zonal dentro de la na­ción o del país, como un hecho ordinario del Estado que paga a los trabajadores sociales, etc. Esta es mi opinión personal. Aho­ra, aquí, ¿qué se puede hacer? No sé. La experiencia de Italia nos dice que la iniciativa privada, en este campo, no ha obtenido

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resultados positivos, porque no se ha llegado, como he dicho an­tes, al nivel político ni administrativo.

Pregunta,— Me parece una contestación adecuada y creo que es muy importante que el seminario tome conciencia, si lo cree conveniente, y si no, que lo desestime: que el éxito y las oportu­nidades sociales del Desarrollo Comunitario en España no están condicionadas tanto por el aspecto técnico, ni por el aspecto podríamos decir de su viabilidad por razón de las distintas co­munidades y demás. Creo que está muy condicionado por la aceptación que tenga en la Administración, e incluso, ya en ese otro nivel de las organizaciones voluntarias, por las distintas ins­tituciones de carácter social. De lo contrario, será nada más que un deseo de los funcionarios del trabajo social, de alguna revista especializada y un tema de diálogo y discusión, pero que no será nada absolutamente. En este momento, incluso, tu sabes que hay una serie de acciones de desarrollo local en los departamentos de agricultura, y otros departamentos ministeriales, que están ha­ciendo las cosas de una determinada manera, con alguna ligazón con el Desarrollo Comunitario, pero que, en cambio, no acaban de abrirse a éstas nuevas técnicas y a un planteamiento como el que se debe implantar en España, en este tipo de acciones. Por eso yo creo que sería muy interesante ver el procedimiento para que se «desarrollase» el Desarrollo Comunitario.

Respuesta.— ...Pregunta.—Me parece que los trabajadores sociales tenemos

una incapacidad natural para promover el Desarrollo Comunitario, y es que en España queremos soluciones rápidas y buscamos re­sultados inmediatos. Toda tarea de Desarrollo Comunitario a mi me parece que lleva implícito un trabajo de base lento, sobre todo en materia de cambio de actitudes. Aquí cuando se emprende una obra de Desarrollo Comunitario, se quieren ver los resultados de una manera inmediata. Es decir, a mi me parece que hay una tendencia en nuestro país a hacer obras de tipo social y comuni­tario que tengan éxito inmediato, que se vean los frutos por aque­llos mismos que las inician. Entonces creo que esto es un defecto de todo trabajador social que pretenda realizar este tipo de ac­tuaciones. Dado que el Desarrollo Comunitario es un proceso len­to, dado que el Desarrollo Comunitario tiene previamente que pro­vocar un cambio de actitudes para después llegar a realizaciones concretas y que a base de ese cambio de actitudes debe haber un cambio cultural, me parece que sería interesante hacer algún

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tipo de reflexión por tu parte, con respecto a las experiencias que conozcas, sobre el cambio de actitudes previo a todo programa de Desarrollo Comunitario: cómo se desarrolla, cómo se crea, et­cétera. Y, en segundo lugar, el «tiempo de espera» que es necesa­rio para llegar a obtener los resultados apetecidos.

Respuesta.— Estamos otra vez en un problema que es muy difí­cil solucionar, dadas todas las premisas ideológicas que he dicho antes. Me parece fundamental el cambio de actitudes junto al cambio del ambiente que crea y alimenta las actitudes. Si esto se consigue en dos años en Andalucía, puede ser que se consiga en un año en Cataluña. El problema no es de tiempo, sino tener una oportunidad de trabajar libremente en esto. Si no tenemos esta oportunidad será algo no espontáneo. Y si tenemos la oportuni­dad. es la gente la que contesta a la pregunta; es la capacidad de la gente, la voluntad, la capacidad de los trabajadores sociales. Entran muchos factores que no se pueden medir en términos de tiempo.

Pregunta.— Las zonas suburbiales de las grandes ciudades son un fenómeno que cada vez se hace más numeroso en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. ¿Es posible el Desarrollo Comunitario teniendo en cuenta que los factores económicos es­tán separados de los factores sociales? Quiero decir que los su­burbios, como decíamos ayer en los equipos, se convierten en si­tio para dormir o donde viven los niños mientras trabajan muje­res y hombres, pero no hay ese sentido de comunidad. ¿Es posi­ble el Desarrollo Comunitario de estas condiciones?

Respuesta.— Muchas gracias. Yo no he tratado este tema por­que estaba seguro que surgiría en el coloquio, porque es muy cla­ro que la realidad que conocemos más en España es la tentativa de hacer Desarrollo Comunitario en ambientes suburbiales y en ambientes urbanos. Esta era (a tendencia, además es lo que da más posibilidades concretas de acción. En el mundo de hoy, el trabajo de comunidad dentro de los suburbios y de los barrios urbanos, en general se entiende como organización de la comuni­dad y no como desarrollo. Y ello es porque se considera, primero, la falta del elemento económico y el hecho que en las zonas ur­banas hay una serie de servicios o de estructuras que casi con se­guridad en las zonas rurales no se dan. Es decir, que entonces se plantea la teoría que hay hoy por el mundo de la organización de comunidad y que hace la diferencia de un Desarrollo Comunitario, donde hay que crearlo todo, etc. Yo no estoy de acuerdo con esta

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división, personalmente, pero es muy difícil este problema. Se tra­ta para mí de estudiar qué posibilidades hay de hacer Desarrollo Comunitario en ambiente urbano, teniendo en cuenta lo que tú has dicho antes, esta división de los factores económicos y socia­les. Seguramente que a nivel de organización de comunidad algo se puede hacer; que al nivel de desarrollo de la persona, algo se puede hacer, y que al nivel dei desarrollo conómico, algo se pue­de hacer. Esto, para mí, es la cosa más importante. Cuando se ha­bla en el mundo de organización de comunidad se olvida de los recursos potenciales y disponibles, y simplemente se apunta a los recursos que la sociedad ha creado, sin contar con los recur­sos que la gente puede crear y que hoy no existen. Esta me pa­rece la contestación a tu pregunta. Ahora bien, ¿cómo se hace esto? Es muy difícil y complicado. A mí me parece que un asisten­te social que trabaja solo nunca puede llegar a esto, y si se hace trabajo de comunidad en una ciudad hace falta una integración y una cordinación muy efectiva entre todos los que trabajan. Ha Ne­gado el tiempo en que hace falta pensar en equipos técnicos que respalden científicamente, técnicamente, el trabajo en la base. En el campo económico es para mí fundamental un punto: En estos ambientes el capital existente en términos económicos es la fuer­za de trabajo, y no hay nada más. La gente que llega, llega con su persona, con el trabajo que sabe hacer. Primer paso de Des­arrollo comunitario me parece la formación y cualificación profe­sional, no en términos de cursillos, sino del mejoramiento de to­das las potencialidades en el campo del trabajo; me parece que aumentando la fuerza del trabajo, su capacidad, es un mejora­miento de la comunidad. En segundo término, desarrollar losj-ecur- sos existentes o yacentes que hacen falta a la comunidad. Hay posibildades de cooperativas de mujeres, etc., dentro del barrio. Un problema muy importante que puede ser motivo de desarrollo, es el problema del consumo, que se plantea generalmente en las ciudades y en los barrios suburbiales.

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metodología del desarrollo comunitario

por Marco MARCHIONI

Todo lo que hemos visto en relación con el Desarrollo Comuni­tario, sus principios y enunciaciones teóricas, puede quedar en una abstracta utopía si el trabajo social no es capaz de adaptar a es­tos principios una metodología operativa que permita el contacto con la realidad y con los procesos de Desarrollo Comunitario. Por ello, la metodología es parte tan fundamental del trabajo de Des­arrollo Comunitario como lo son los principios teóricos que he­mos enunciado anteriormente. Además es importantísima, dado que los principios teóricos siempre se aceptan con facilidad, en tanto que no se aceptan tan fácilmente en sus consecuencias ope­rativas y prácticas. En consecuencia, no es suficiente ni la buena voluntad ni un romanticismo abstracto de ideal comunitario, sino que es necesario un trabajo científico, metodológico y bien lle­vado.

FACTORES BASICOS DEL DESARROLLO COMUNITARIO

La metodología del Desarrollo Comunitario surge de la unión de tres elementos que considero componentes tanto de la acción so­cial como de la participación de los propios beneficiarios. Como Introducción debo decir que, a mi modo de ver, la componente «sociológica», aun allá donde la Sociología está más desarrollada, rara vez la hemos visto que se plantee desde el ángulo preciso de la sociología o del análisis sociológico comparado y aplicado a la realidad en movimiento, realidad sobre la que deberían ser com­probados sus resultados. La componente «acción social» con fre­cuencia — como hemos visto anteriormente— se ha quedado en un terreno, en un campo, en el que no llega a influir en todos los

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factores, y, por este motivo, se ha quedado un poco ai margen de los procesos de desarrollo que nos interesan. En fin, la componen­te «participación desde abajo» la hemos dejado mucho más fá­cilmente de lado, diciendo que la gente ni sabe ni quiere parti­cipar.

Antes de pasar a hablar del método operativo quiero decir dos palabras sobre lo que considero los factores esenciales del Des­arrollo Comunitario. Hemos dicho antes que el factor primero sin el cual no se se puede hablar de Desarrollo Comunitario, es el factor cambio. Después, los factores internos del Desarrollo Co munitario que son: la comunidad dentro de la zona homogénea, las estructuras y los recursos.1. La comunidad.

Hay muchas definiciones de comunidad. Prescindo también de las definiciones sociológicas en el estricto sentido de la*palabra, Lo que interesa ahora —aunque sea una manera poco arbitraria o convencional de ver la realidad— , es una definición funcional de comunidad; funcional, es decir, adecuada al trabajo del asistente social o de los trabajadores sociales. En este sentido, la comuni­dad es «una concentración geográfica de individuos unidos en fami­lias que desenvuelven una serie de actividades productivas, en su mayoría homogéneas, en una zona alrededor del núcleo habitado». Esta concentración está caracterizada por una serie de problemas y por las actitudes frente a estos problemas.

De esta definición tomemos algunos puntos que nos interesa analizar:

Un conjunto de familias. Las familias nos aparecen, de un modo inmediato, como el primer obstáculo y, al mismo tiempo, como un potencial de la comunidad. De todas formas, lo que está claro es que la comunidad nos aparece como una estructura celular compuesta de familias. Es decir, la familia aparece como célula de la comunidad. Sin llegar a definiciones como la del Banfiels del «familismo amoral», hemos de tener en cuenta que en esas comu­nidades de las que hemos hablado anteriormente, los individuos han sustituido con la familia la integración comunitaria, de ma­nera que dentro de ellas todavía es posible ejercer un poder ma­terial y moral que fuera de ellas es imposible. Por tanto, el pri­mer punto a tener en cuenta, ya sea como obstáculo, ya sea como potencial del trabajo de comunidad, es la familia. Con esto se evita un doble peligro: por una parte, plantear un trabajo a nivel

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de comunidad sin tener en cuenta el peso y los defectos de las familias y, por otra parte, llegar a hacer un trabajo dentro de la comunidad, simplemente a nivel de la familia.

Además, para que el trabajo de Desarrollo Comunitario sea un trabajo global hace falta que tengamos en la mente la fa­milia con todos sus miembros, con todos sus componentes. Por eso el trabajo social no puede estar dirigido solamente a los pa­dres, sino extenderse a las madres, los niños, los jóvenes; es de­cir, a todos los componentes de la familia.

El segundo aspecto de la definición se refiere a las actividades productivas. En ellas se encuentran los motivos del subdesarrollo económico de la comunidad. De aquí la importancia de que la acción social sea apta para remover los obstáculos que impiden el libre desarrollo o ensanchamiento de las actividades productivas. Fundamentalmente esta actuación, por lo que se refiere a estas actividades productivas, está caracterizada por una escasa o mala utilización de los recursos disponibles y por la falta de utilización de los recursos potenciales. De ahí que la acción social de Des­arrollo Comunitario se pueda ver dinámicamente en estos puntos: Estudio de la situación actual; análisis de las causas; búsqueda de las soluciones; aplicaciones prácticas de las soluciones estimadas idóneas. Hay que tener siempre en cuenta, cuando hablo de todo esto, que no se trata de un trabajo que hacemos nosotros solos, los Asis­tentes Sociales, sino que lo hacemos con la gente, según su ca­pacidad para realizar estas acciones. En este proceso de las ac­tividades productivas intervienen, conjuntamente, dos componen­tes fundamentales: la componente técnica en relación con el co­nocimiento, estudio y solución de los problemas, y la componente educativa para que la gente sea capaz de utilizar lo que la compo­nente técnica puede dar.

Como tercer elemento de esta definición tenemos las situacio­nes problemáticas. Por una parte hay problemas de tipo familiar- individual y por la otra, problemas colectivos o comunitarios. De aquí surge un planteamiento completo del trabajo de Desarrollo Comunitario. Me parece fundamental que tengamos en cuenta que el acercamiento a los problemas de la comunidad a través del trabajo de casos — o problemas individuales o familiares— , puede representar un obstáculo al Desarrollo Comunitario. La razón es la siguiente: Los individuos, en la situación inicial en la que los encontramos, están más dispuesto a ver, considerar y solucionar sus problemas particulares que los comunitarios. Si el trabajo so-

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n P°,n'en<?° el acento sobre esta Posibilidad, automática- ™"í® 'lm,S e' horizonte de 'as familias y de las personas a su propia problemática, a sus propias necesidades. Pero por otro lado, el hecho de que los trabajadores sociales ayuden a las fa- millas o al señor X a solucionar su problema, puede facilitar un contacto, una relación de amistad, etc.; es decir, un hecho positivo que se concretiza en la ayuda directa que el trabajador da a la fa­milia. Pero hay que tener en cuenta que el trabajador social nor­malmente es un trabajador de la comunidad. Su función es una función pública, y se dirige especialmente a los problemas colec­tivos, y no a los problemas individuales. La gente puede ver y unir la función del trabajador social a la solución de los problemas in­dividuales o personales. En el momento en que lo consideran así, la componente comunitaria puede desaparecer y se puede perder la posibilidad de desarrollar un trabajo comunitario. Con esto no quiero decir que los problemas individuales o familiares no entren dentro del trabajo comunitario. Los problemas individuales o fami­liares se pueden solucionar a un nivel un poco marginal en rela­ción con la acción directa de desarrollo que se va realizando en ia comunidad.2. Las estructuras.

Desde un punto de vista funcional, las estructuras son las ins­tituciones públicas que tienen como finalidad y obligación actuar en un sector establecido por la Ley, Ley a la que están sometidas. De ahí podemos concluir en los siguientes puntos: 1.° Son institucio­nes públicas: es decir, un servicio colectivo para todos los ciuda­danos; 2.° Tienen un deber a cumplir, un deber a poner en práctica; no se trata de simples favores que conceden a ios ciudadanos;3. ® Están sometidas a las leyes.

Por todo ello las estructuras nos aparecen como los instrumen­tos que la sociedad pone a disposición de estas zonas, a dispo­sición de los cuidadanos, para ayudar a solucionar, o solucionar en parte, sus problemas. De aquí surge como una necesidad esta­blecer el contacto entre estructura y ciudadano. La situación actual en este sentido está caracterizada por el hecho de que los ciu­dadanos no tienen ninguna confianza en las estructuras, las ven como algo externo, autoritarias, fuera de su vida. Piensan que las estructuras nunca podrán hacer algo útil y positivo en su favor. La sola contribución que han pedido a las estructuras ha sido, en su mayoría, una contribución económica. Todo esto ha puesto en ac­ción un mecanismo de defensa, que ha creado la consiguiente in-

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capacidad para aprovechar las posibilidades existentes.Por lo que se refiere a las estructuras, se puede decir que no

tienen confianza alguna en la capacidad de participación de la gente, muy a menudo llegan a las zonas con soluciones prefabri­cadas, intentan convencer a las personas y fracasan. En fin, no tie­nen un contacto humano, directo y constante con la población.

De todo esto surge como necesidad romper este círculo vi­cioso.3. Los recursos.

El tercer factor del Desarrollo Comunitario son los recursos.No nos referimos solamente a los recursos económicos, sino tam­bién a los recursos humanos, potenciales y existentes. Existe un enorme depósito de energías humanas que todavía no han sido utilizadas, y esta es una de las funciones del trabajo social.

FASES DEL DESARROLLO COMUNITARIODespués de tratar en esta primera parte de los factores del

Desarrollo Comunitario, es necesario decir que el proceso de Des­arrollo Comunitario atraviesa una serie de fases sucesivas. Estas fases fundamentalmente son las siguientes: Fase de estudio y co­nocimiento de la realidad; tase de la audición e individualización de los problemas; fase de intervención inicial; fase de interven­ción ordinaria, y fase de intervención intercomunitaria o zonal.1 . Fase de estudio y conocimiento de la realidad.

La necesidad del estudio es una exigencia del trabajo social, y lo es más todavía del Desarrollo Comunitario. Pero esta fase de estudio no tiene que ser entendida simplemente en su aspecto prioritario e inicial, sino como una fase que empieza y sigue du­rante todo el desarrollo del trabajo y que constantemente da a la acción que se realiza y recibe de ella, una serie de datos, indica­ciones y necesidades, en un proceso simbiótico de ida y vuelta.Sin embargo, hay una parte de esta fase que es inicial, y que se dirige simultáneamente a la zona homogénea, a la comunidad y a las estructuras. No me detengo demasiado en esto porque me pa­rece suficientemente claro que esta fase sirve para dar un cono­cimiento, aunque todavía «externo», a los que van a trabajar en el campo; sirve para proporcionar un cuadro general, un marco de referencia que pueda ayudar a canalizar la acción social hacia cier­tas perspectivas de fondo. Con esto no quiero decir que esta fase de estudio sírva para planificar o para programar a corto plazo un

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trabajo. Tampoco sirve para influir en las decisiones de la pobla­ción. Se trata más bien de un conocimiento externo, de guía, de ayuda inicial al trabajo de Desarrollo Comunitario.

Por lo que se refiere a las estructuras, dijimos anteriormente que es muy importante saber con qué fuerzas vamos a contar en el trabajo. Es necesario el análisis de sus potencialidades, de sus fuerzas operativas, de sus medios, etc., para saber bien con qué tipo de posibilidades y de ayuda podemos contar en el momento en que nos encontremos con los problemas de la comunidad y con las peticiones de las personas. Los puntos de las estructuras que deben conocerse son:

■— Localización geográfica y área de influencia, a nivel local, a nivel zonal, a nivel provincial y a nivel nacional.

— Campos de acción de las estructuras. Por ejemplo: escuela y educación, asistencia social, formación profesional, educa­ción sanitaria, agricultura, asistencia técnica y desarrollo, cooperación, actividades agrícolas y otras.

—: Finalidades que las estructuras persiguen.— Medios potenciales y medios efectivos de acción en los

campos anteriormente enumerados.La fase de estudio sigue durante el desarrollo del trabajo; es

una constante del Desarrollo Comunitario. Sería demasiado lar­go entrar en este campo, pero se puede subrayar que las compo­nentes sociológicas no solamente pueden dar, sino que pueden recibir muchísimo directamente de las mismas comunidades. Y que solamente en un proceso muy íntimo entre los técnicos, los oue estudian y la gente que actúa y que trabaja en las comunida­des se puede asegurar una planificación efectiva.2. Fase de audición.

Después de la fase de estudio y con unos conocimientos que sigo considerando «externos», empieza el trabajo de Desarrollo Co­munitario sobre el campo. Teniendo en cuenta todos los factores que hemos considerado; teniendo en cuenta que la relación co­munidad-mundo externo, es una relación caracterizada por mu­chos factores negativos; teniendo en cuenta que estas comunida­des locales, nunca o muy pocas veces, han tenido la posibilidad de decir lo que ellas piensan de su futuro, de su porvenir; me pa­rece fundamental entender que el trabajo social, más que una actitud de enseñanza, más que una actitud de llevar cosas a las comunida­des, más que todo esto, es una actitud de escucha o de audición de lo que la comunidad piensa, quiere y desea. Tenemos que ir a las co-

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munidades con una actitud de apertura total hacia ellas, para que ellas se abran suficientemente y puedan aceptarnos; si no nos aceptan no podemos trabajar. Y para que podamos ser aceptados es necesario que cambiemos las formas hasta hoy seguidas de ayudar, aunque se hayan realizado con toda buena voluntad, como la de ir con planes o ideas prefijadas.

Por tanto, la primera etapa de este trabajo es la fase que yo llamo de audición; es decir, la que responde a la capacidad de los trabajadores sociales de perder su tiempo escuchando a la gente.Ello se puede hacer a través de coloquios familiares. Los coloquios familiares, dando la posibilidad de hablar a la comunidad y a todos sus componentes, provocan un primer hecho nuevo, casi revolucio­nario, que es el de desterrar la costumbre de dirigirse siempre y solamente a los pudientes de la comunidad, considerándoles re­presentativos, cuando en realidad muy pocas veces lo son. En fin, se da a la comunidad, a sus miembros, la posibilidad de hablar, de explicarse, de exponer su punto de vista, el cual no será usado para encuestas inútiles, sino que servirá de base al trabajo en la misma comunidad. En fin, los coloquios familiares permiten es­tablecer un diálogo, un contacto, ante todo humano, que permitirá después un contacto profesional. Además, hay otro aspecto a tener en cuenta: los trabajadores sociales a través de esta «escucha» y a través de estos coloquios, se dan cuenta substancialmente del «punto de partida de la comunidad».

El coloquio familiar no es una entrevista. Es un coloquio abier­to, totalmente libre, donde los temas son elegidos por los intere­sados y no por nosotros. En este momento, al terminar esta fase de audición, podemos llegar a plantear un plan de trabajo que tenga en cuenta:

— El punto de partida de la comunidad.—■ Los problemas o ios aspectos problemáticos que la comu­

nidad, en orden de prioridad, ve y entiende.— Las soluciones que las mismas personas indican.Todo esto nos da la posibilidad de empezar un trabajo a un

nivel que la gente puede entender y aceptar. A un nivel que sigue la situación de partida de la comunidad y no la situación de parti­da nuestra.3. Fase de intervención inicia!.

A la fase de la audición sigue una fase muy delicada que es la fase de la intervención inicial; es decir de la primera interven­

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cíónx de la primera actividad que concretamente se va a poner en marcha en la comunidad, en donde hemos realizado los colo* quios familiares, donde hemos entrado en ias familias, donde co­nocemos las personas, pero donde todavía las personas no saben muy bien cuál es nuestra función, no entienden para qué estamos allí, no comprenden bien por qué alguien nos paga a nosotros, etcétera.

Es la primera actividad que la gente intenta conducir con sus propias fuerzas y con ia ayuda externa del trabajador social. Es la primera tentativa en la que la gente de reúne para intentar ha­cer algo en grupo, en comunidad^ y hacer algo que no responde al interés de una persona, sino de toda la comunidad. Si esta ac­ción primera que se intenta llevar a cabo fracasa, será muy di­fícil volver a intentar otra vez el camino comunitario. Por tanto, es fundamental en esta fase que el Asistente Social no venda humo; es decir, que no se comprometa a cosas que no puede mantener, que no se empeñe en actividades que no esté seguro poder llevar a cabo. Esta primera actividad debe:

— Responder a exigencias y necesidades realmente advertidas por la gente.

— Ser de fácil realización para evitar complicaciones y erro­res en un momento en que la gente todavía no está dis­puesta ni preparada a aceptar.

— Asegurarse la participación y acción del mayor número de personas en el desarrollo de las responsabilidades.

4. Fase de Intervención ordinaria.Llegamos así a la intervención ordinaria. A través de estas pri­

meras experiencias realizadas en la comunidad, se llega a la fase de la intervención ordinaria que está caracterizada por los siguien­tes puntos:

— El cambio en la función de los trabajadores sociales.— Varias actividades en curso.— Búsqueda del plan global del desarrollo de la comunidad.La función de los trabajadores sociales se ha aclarado; es de­

cir la gente ahora entiende, ve y comprende cuál es la función del Asistente Social o de los trabajadores técnicos dentro de la comunidad. En un primer momento esto no estaba todavía tan cla­ro. En segundo lugar la comunidad ahora ha comprendido que el trabajador social está allí, no para sustituirles, sino solamente

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para ayudarles desde fuera. Y, finalmente, la comunidad ha enten­dido que el desarrollo depende exclusivamente de su capacidad de organizarse y de llevar a cabo las realizaciones que hacen falta.

En este momento la función del trabajador social se limita y orienta mucho más hacia una función técnica, de acuerdo con los grupos que se han creado. Lo que distingue esta fase es que ya no se trata de una iniciativa aislada, sino del conjunto de éstas en acción. No quiero parecer utópico, pero creo que haciendo un pian hipotético de un mes de trabajo, la comunidad nos puede apa­recer así: los niños en la escuela; las madres en la reunión con los maestros; las jóvenes en algún cursillo; la reunión de la junta de vecinos para la marcha de la escuela; la reunión de la coope­rativa para el problema X; los padres y las madres en la proyección del cine educativo; la reunión de la comisión sanitaria para resol­ver el problema del agua; la reunión de los campesinos con el técnico agrícola, y la reunión del comité ciudadano para preparar el plan de la comunidad.

Llega un momento en el trabajo de Desarrollo Comunitario, en el que en la comunidad hay varios grupos que se están moviendo y hay varias iniciativas que están surgiendo, de forma además que de cada una surgen o pueden surgir otras. Es en este momento en el que se plantea el problema de la coordinación. Un instru­mento operativo de esta coordinación puede ser el comité ciu­dadano. En el comité ciudadano se plantean los problemas reuni­dos y se reúnen los grupos para la solución de los problemas por medio de un plan global de desarrollo de la comunidad. Esto se realiza a través de distintas comisiones, de diferentes grupos que trabajan en los diferentes problemas. La coordinación no puede ser ya sólo del Asistente Social o de los trabajadores sociales, sino que tiene que ser llevada por un organismo local de la comu­nidad, representativo y autónomo.

5. Fase de acción intercomunitaria.De ahí se pasa a la fase intercomunitaria. Ya dijimos antes

que el proceso de Desarrollo Comunitario, aunque planteado a ni­vel de comunidad, no se puede encerrar allí, sino que tiene que ten­der, tiene que mirar a la zona homogénea a una dimensión más amplia. Los problemas de la comunidad — algunos, muchos o pocos de ellos— no se pueden solucionar aisladamente; los problemas de la comunidad son problemas de zona. La solución, por tanto, de estos problemas no está en la sola comunidad, sino más bien

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en la zona homogénea. Las experiencias realizadas en la comuni­dad inicial no las podemos encerrar dentro de la comunidad. Hay un proceso de divulgación automática «motu propio» que necesita una canalización y una coordinación. En este momento se plan­tea el problema de cómo llegar a la zona homogénea. El trabajo de Desarrollo Comunitario tiene que predisponer sus instrumentos para hacer esto. „Fundamentales en este momento son los líderes locales, las personas que, dándose cuenta de las necesidades y viendo en el trabajo comunitario una posibilidad de solucionar y mejorar la situación, con la ayuda externa y profesional de los trabajadores sociales, se hacen responsables de la divulgación de los resultados en la zona entera.

Este ensanchamiento a la zona no puede ser un hecho artificial, creado por los trabajadores sociales. La palanca para este ensan­chamiento puede ser la búsqueda del punto clave del desarrollo de la zona; es decir, del punto económico o social alrededor del cual están concentrados los demás problemas de la zona. Por ejemplo, trabajando en Sicilia, en una zona homogénea, el punto clave estaba constituido por la construcción de una presa que permitiría el regadío de 15.000 hectáreas y que transformaría to­talmente la economía de la zona no sólo creando muchas más po­sibilidades de empleo de mano de obra local, sino transformando totalmente la producción agrícola de la zona. La construcción de la presa representaba allí el punto clave del desarrollo, y sobre la base de esta necesidad y posibilidad se iba ensanchando el trabajo a la zona partiendo de la comunidad inicial donde se había establecido el centro comunitario. La estructuración del tra­bajo intercomunitario puede hacerse, a mi parecer, a través del comité intercomunitario. En este comité intercomunitario se re­únen tres factores o componentes: la participación desde abajo, la componente técnico-científica y los poderes públicos. Por el conjunto de estos tres factores se produce el proceso de Desarro­llo Comunitario, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, la participa­ción de las comunidades, sus necesidades, sus exigencias, sus po­sibilidades, los necesarios conocimientos técnicos y científicos y los instrumentos administrativos y políticos que pueden permitir la realización de los planes elaborados en la zona.

Por tanto, la fase final de este proceso ha de ser un proceso de desarrollo planificado de la zona.CONCLUSION

Estas perspectivas son las que dan al trabajo social una res-

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ponsabilidad y, al mismo tiempo, una posibilidad de aportar una contribución importante y válida al proceso de desarrollo de la so­ciedad. Repito que todo esto puede quedar en utopía, si no se considera la acción social de desarrollo comunitario como un he­cho ordinario de la organización de la sociedad, como una exigen­cia natural que brota de la complejidad de la problemática social actual, como un medio normal de promoción humana de los indi­viduos y de desarrollo económico de aquellas zonas que hoy día lo necesitan de un modo especial.

C O L O Q U I O

Pregunta.— Parece ser que uno de los puntos fundamentales de! Desarrollo Comunitario son los líderes de lo cual no se ha hablado nada en la conferencia. Deberías decir alguna cosa sobre la metodología de formación de líderes de una comunidad, que, de hecho, los tiene en potencia, latentes. ¿Cómo se forman esos líderes?

Contestación.— Más que decir cómo se forman los líderes, que puede ser materia muy amplia de discusión, me parece im­portantísimo tener en cuenta que desde los primeros pasos que demos en la comunidad, nuestra función es la búsqueda y forma­ción de los líderes. Ahora bien, esto es una cosa que se dice muchas veces, que se da por supuesta y que es mucho más fá­cil en la práctica. Según mi opinión, la función más importante de los líderes no se realiza tanto dentro de la comunidad misma como a través de o en la fase de ensanchamiento, sin la cual to­dos los planes de Desarrollo Comunitario se quedan limitados. En ese momento es importantísima la formación, porque sin una formación adecuada los líderes no pueden cumplir su función. Ahora bien, la formación de los líderes se consigue haciendo que se les considere como trabajadores sociales locales, pagados e incorporados a los equipos operantes en la zona. Esta es mi opinión; se que muchísima gente no lo piensa así, y se puede discutir.

Pregunta (continuación).— Pero para ello se necesita una cier­ta preparación, ¿no?

Contestación—Yo creo que una gran parte de esta formación se obtiene a través de la acción misma; es decir, que se da a

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través de experiencias de trabajo, al lado de los trabajadores so­ciales. También existen posibilidades externas, como son cursi- líos o cosas de éstas en las que realmente no creo mucho. Es ne­cesario que ei trabajo social cree por sí mismo las posibilidades para la formación de los líderes, a través de cosas creadas allí, dentro del trabajo mismo, para los líderes de la zona.

Pregunta.— ¿No cree que se debería hacer un trabajo especí­fico para la formación de estos líderes?

Contestación.— Dentro de un proyecto de Desarrollo Comuni­tario, sin duda. Es decir, es una rama del Desarrollo Comunita­rio. Pero no entro mucho en los detalles de esto porque sería un tema muy amplio.

Pregunta.—A mi me parece (quizá no lo haya entendido bien) que tal vez sea algo importante que explique cómo se logra la aparición de estos líderes, ya que, tal vez, se pueda pensar que los líderes se cogen «a dedo».

Contestación.— La pregunta es mucho más complicada de lo que parece. Sería muy sencilla yéndonos a un plan general, teó­rico, del trabajo social. Me parece que el problema es mucho más complicado. Creo que la cuestión esencial es una cuestión de capacidades naturales y humanas de los líderes locales. Yo, personalmente, no creo en una función técnica, sino en una fun­ción cultural de los líderes locales.

Pregunta (continuación) .— Perdone que insista un poco sobre lo mismo, ¿no sería interesante que usted nos dijera según sus ex­periencias, aunque sea bajando a lo concreto, cómo hizo para captar algún líder, qué cualidades tenía ese líder y qué fun­ciones desempeñó en algún trabajo concreto?

Contestación.—Si les interesa puedo pasar a mis experiencias personales, concretas, de Sicilia; una zona muy difícil por Ia presencia de la Mafia y la existencia de múltiples problemas. Yo diría que una cualidad fundamental en los líderes locales era la capacidad de ponerse a trabajar en cosas comunitarias que den­tro de la cultura local no tenían cabida; es decir, la capacidad, re­volucionaria en este caso, de ponerse frente a la comunidad en un campo que no formaba parte de la cultura de esta so­ciedad. Es decir, que los líderes se evidenciaban naturalmente, surgían de la situación. En tales circunstancias, los líderes son estas personas que, naturalmente y sin formación ninguna, casi analfabetos, son capaces de exponerse personalmente para ha­

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cer algo en un campo comunitario que no formaba parte de la cultura local. En Sicilia hay muchos ejemplos de sindicalistas asesinados por la Mafia y estos sindicalistas eran los que in­tentaban salir del círculo vicioso de la sociedad con problemas de tipo comunitario. Los líderes locales del trabajo social, son pa­recidos a estos sindicalistas que actúan en otros campos no es­trictamente laborales^ pero cuya situación cultural es casi la mis­ma. Por tanto, los líderes se han evidenciado y lo que nosotros hemos hecho —yo no se si es justo— ha sido incorporar estas personas dentro del equipo, con un sueldo parecido al de los trabajadores sociales y con funciones muy distintas, pero den­tro del mismo equipo. Trabajo de equipo, reuniones..., todo esto ha sido la formación de estos líderes locales. Participar en todas las reuniones de grupo con asistentes sociales, maestros, médi­cos, enfermeras, etc... Esta ha sido fundamentalmente la forma­ción de estos líderes. Por otra parte, la responsabilización suce­siva de ellos en funciones dentro de la comunidad, ha hecho ma­durar en ellos una capacidad de llevar grupos y realmente han pasado a dirigir las actividades de los grupos.

Perdonarme si entro en un caso personal. Hace pocos días he recibido una carta de uno de estos señores, que después de casi dos años dice que la cooperativa que hemos hecho juntos ha rea­lizado un trabajo de un millón de pesetas. Y en este tiempo !a cooperativa no podía funcionar porque el Estado no la había per­mitido, no la había aprobado. Y se ha sostenido exclusivamente por la presencia de este hombre dentro de la cooperativa; y se ha mantenido sin asistente social, sin trabajador social, ya que allí se le había acabado el trabajo. Y este es un ejemplo que, aunque personal, me parece útil.

Pregunta.— A mi se me plantean dos problemas, que son los si­guientes: Al hablar de coordinación se ha dicho que se ha soli­citado la ayuda de unos órganos ejecutivos especializados, es de­cir de Sanidad, Agricultura, Enseñanza, etc. Entonces, natural­mente, en todo país en desarrollo, resulta que en toda comuni­dad municipal existen ya cosas como éstas: hay una Comisión, no sé exactamente cómo se llama, de Sanidad, hay una Comifión de Educación, etc. Así que la pregunta es la siguiente: ¿hay al­guna experiencia o alguna orientación en lo que se refiere a la alternativa de actuar al margen de esto o de tratar de vitalizar estos órganos que ya existen? Una segunda pregunta: A través de lo que se ha dicho de los líderes locales, a mí me está dando

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la impresión de que a los líderes se les maneja, y de aquí surge otra cuestión: En un proyecto de Desarrollo Comunitario, ¿quién detenta el poder público — para hablar en términos caricatures­cos— , quién manda? ¿Los profesionales del trabajo social, los lí­deres locales, la administración local...?

Contestación.— En cuanto a la primera pregunta, es necesario adoptar lo que sea útil y válido en lo que ya existe de hecho. Ahora bien, hablando en general, tomando lo que tú has dicho, el problema para mí, no es el de vitalizar (se puede en cierto sen­tido), sino de dejar espacio autónomo y libre a nuevos grupos que surgen para interesarse de sus problemas. Claro que, plan­teado el problema, así aparece otra vez: ¿cómo relacionar estos grupos espontáneos con los que ya existen? Si los que ya exis­ten no funcionan, hay que crear algo nuevo e independiente; si funcionan se tienen que relacionar de manera operativa. Las dos cosas no se excluyen.

El segundo problema es el de los líderes: Si estas personas que surgen de la zona se incorporan al trabajo y si el trabajo es­tá llevando a cabo de manera democrática ellos no están maneja­dos, sino que serán un miembro más del grupo que participa en las decisiones de trabajo, etc. Pero aquí se plantea muy bien tu tercera pregunta, ¿quién lleva la dirección administrativa, etc? Otra vez estamos en el mismo problema. Para mí existe solamen­te el problema del trabajo en equipo. Quiero decir, el que la gen­te que trabaja sobre el campo sea directamente responsable de las decisiones que se toman en la dirección del trabajo sobre el campo, no quiere decir que tomen las decisiones por sí solos, si­no en conjunto con los demás. Pero no se puede hacer nada de dirección administrativa o política del trabajo sobre el campo sin tener en cuenta la participación de los que tienen la responsabi­lidad de trabajar con las personas. Y esto no es así, en abstracto, sino por motivos muy sencillos y prácticos: nosotros, trabajado­res sociales del campo, actuamos con la gente. Nosotros represen­tamos en aquel momento la responsabilidad de la gente, repre­sentamos las necesidades de la gente. Si nosotros estamos fuera de las decisiones, están fuera, también, la gente y nuestro tra­bajo de Desarrollo Comunitario.

Pregunta.— Refiriéndonos a un proyecto concreto de Desarro­llo Comunitario aparece una comunidad, por supuesto, y unos agentes o trabajadores sociales y técnicos que vienen después. Entonces tú dices que por unas razones de ética política — po­

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dríamos decir— y por unas razones de eficacia práctica, ios tra­bajadores sociales deben respetar la libre decisión de la comu­nidad en que trabajan, a través de sus responsables. Esto está bien. Pero, como es natural en política y en cualquier tipo de cuestión, esto debe institucionalizarse y si no, no sirve para nada. Lo interesante es instrumentar orgánicamente esta necesi­dad que tú apuntas, y es que las atenciones y pareceres de la comunidad sean respetados, no por la buena voluntad de los tra­bajadores sociales, sino porque estructuralmente están garanti­zados. Puede ser que haya un control democrático (no vamos a hablar de parlamento o cosas así), pero puede haber otros sis­temas, me supongo.

Contestación.—Yo pienso que te puedo contestar dividiendo la perspectiva en dos momentos. Primero, iniciación del trabajo de Desarrollo Comunitario en la comunidad: todavía no estamos trabajando; es decir, no hay allí nada. Entonces, en este momen­to, la institución promotra se propone solamente finalidades a largo plazo, como es la de crear la autodeterminación de las comunidades. Dentro de estas finalidades los trabajadores socia­les son los responsables de actuar de manera que se produz­ca esta autodeterminación. Segundo momento: el cual llega más o menos pronto, en relación con la autodeterminación. Entonces so­lamente las comunidades tienen su organismo representativo, su organismo responsable, y en este momento tenemos una fun­ción técnica de ayuda a ella y ya no se plantea el problema.

Pregunta.—En el caso de que los miembros de la comunidad, por ignorancia o por lo que sea no pidan la solución de un pro­blema que tú ves que realmente tienen (el problema, por ejem­plo, de que no tienen una escuela o cualquier otra cosa). No lo piden porque no sienten su necesidad. ¿Tú, sin embargo, crees que se le debe dar o se le debe exponer el problema, o es contraprodu­cente el hacerlo?

Contestación.—Aquí hay una cuestión muy importante a tener en cuenta y es que hasta que el trabajador social no goza de la confianza de la comunidad, no podemos intentar enseñar nada ni indicar soluciones nuestras. En el momento en que, en la fase ordinaria, la función varía y el trabajador social está ya dentro de la comunidad y goza de su confianza, no hay nada de malo en que se indique el camino para llegar a la solución de distintos problemas que la comunidad todavía no comprende en su situa­ción concreta. El peligro que yo veo (no quiero ser demagó-

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gico al extremo) es el de decir que vamos a dirigir la comunidad. El problema fundamental está en el principio, en el despegue. En este momento es preciso no intervenir, ya que, de lo contrario, creamos otra vez una misma actitud, vamos al mismo camino anterior, caemos en el mismo círculo, entramos en la función técnica como asistentes sociales. Nuestra función es la de in­dicar soluciones en relación con estos probiemas. Pero, en este momento, la comunidad lo acepta tranquilamente porque ya nos entiende.

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el seminario en los grupos de trabajo

elaborado por José CASCO(S e c re ta rio Social D io c e s a n o ) M a la g a

Durante los dos primeros días del Seminario sobre el Desarro­llo Comunitario, los participantes se dividieron en diez grupos de trabajo, con la finalidad de aportar sus experiencias personales y puntos de vista en relación con el Desarrollo Comunitario y la problemática social moderna. En las páginas que siguen ofrece­mos un resumen de los principales aspectos estudiados y los re­sultados de las discusiones habidas en los grupos.

El primer día de trabajo estuvo ocupado por los temas de interés general para lograr un punto de partida objetivo y realista que sirviera como base a las discusiones de! trabajo social propia­mente dicho. Las dos conferencias del día intentaban ofrecer una panorámica de ios cambios sociales en la actualidad mundial y en la española en concreto.

La labor del trabajo de grupo consistió en la selección de aque­llos aspectos problemáticos más relevantes para el trabajo social y su discusión a nivel de experiencias vividas por los asistentes, y, al mismo tiempo, contrastar las diversas opiniones sobre la viabilidad del Desarrollo Comunitario como respuesta instrumental.

CONFLICTOS SOCIALES

Ante el tema de los conflictos sociales de nuestra sociedad, dos grupos discutieron diversos problemas y tensiones que en­contraban su raíz en la escasa participación de los ciudadanos en las estructuras del país, en los planos político, económico, social, cultural, etc. Independientemente del estudio de nuestros cuerpos legales (que no constituía el objeto de la reunión), los asistentes adujeron numerosas experiencias sobre la ausencia de interés

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en los ciudadanos por una participación en las tareas públicas del país; la desconfianza en la mutua colaboración y en las institu­ciones vigentes privadas o públicas; la actitud generalizada de es- pectativa a que otros resuelvan sus problemas en una situación de apatía y pasivismo.

También se concluyó que era fuente de conflictos sociales en nuestra sociedad, el choque entre las nuevas normas de consu­mo de la sociedad moderna y las posibilidades reales de la pobla­ción, anclada todavía en un sistema tradicional de producción. Esta situación lleva a desequilibrios e inadaptaciones que encuentran su manifestación más patente en la insatisfacción constante de la demanda popular, y las tensiones entre las clases socio-económi­cas, agudizadas por el contraste hiriente del nivel de vida corres­pondiente. ........................

Estos dos grupos estudiaron y discutieron también otros con­flictos sociales propios de una sociedad en evolución, tales como las tensiones generacionales, los problemas de la juventud, etc,

PARTICIPACION EN CENTROS SOCIALESEn un plano más delimitado, los grupos estudiaron la participa­

ción ciudadana en los Centros Sociales y en las instituciones muni­cipales. Las experiencias aportadas demostraron que, en muchos casos, los Centros Sociales no significan una auténtica organiza­ción de los vecinos de la comunidad donde ellos participan y de­ciden, sino un conjunto de servicios que se ofrecen desde fuera de la comunidad. Las causas de esta situación son diversas, pero se destaca, por una parte, la mentalidad de los promotores del tra­bajo social que aún permanecen en una actitud de desconfianza ante las posibilidades de la misma comunidad y que se manifiesta más propicia a la implantación directa de servicios que a una la­bor indirecta educativa. Estas personas o instituciones sólo cuen­tan con profesionales del Servicio Social en aquellas fases del Centro Social en las que las decisiones más importantes ya están tomadas, por lo que la labor de organización de la co­munidad se presenta mucho más difícil y problemática.

También es causa de esta situación la acción de algunos tra­bajadores sociales que no ocupan el puesto que les corresponde en el Centro Social, haciendo y decidiendo aquello que deberían hacer o decidir los propios vecinos. Por último, es preciso tener en cuenta el pasivismo y la actitud de «recibir» que es caracterís­tica de aquellas comunidades donde anteriormente se ha llevado a

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cabo una acción benéfica desenfocada. Sin embargo, otros asisten­tes aportaron experiencias sobre Centros Sociales auténticos que son instrumentos de la acción organizada de la comunidad.

PARTICIPACION EN LA VIDA MUNICIPALEn cuanto a la participación ciudadana en las instituciones mu­

nicipales, el trabajo social se encuentra en una situación más difí­cil que en el caso de los Centros Sociales. Las asistentes socia­les que discutieron el tema estuvieron acordes en la constatación de la falta de interés de los ciudadanos por participar en la vida municipal, al mismo tiempo que desconocen la legislación al res­pecto.

Por otra parte, en las zonas rurales no están suficientemente claras las funciones del Ayuntamiento y sus miembros, quedando a merced de la voluntad de las personas más cualificadas de la ad ministración local. En cuanto al hecho de la participación se expu­sieron algunas experiencias negativas y también algunas tentativas realizadas por medio de las Juntas de Vecinos, que hasta ahora han logrado una participación informal en el municipio.

ATRASO DE LAS ZONAS RURALESEn la problemática originada por el cambio social se estudiaron

también algunas situaciones que revisten especial importancia en España, tales como el atraso o «rezago» social que experimentan la mayor parte de las comunidades rurales, la desorganización so­cial que presentan los núcleos marginales de las ciudades y el fenómeno migratorio. Ante el problema de las zonas rurales se lle­ga a la conclusión de que es preciso evitar la fácil generalización, estimándose que es muy diferente y variable la problemática social, diferente su vocación socio-económica y sus posibilidades de su­pervivencia y progreso. Por todo ello, el trabajo social no puede abordar a estas comunidades de manera uniforme, por el peligro de inadecuación y disfuncionalidad

Por otra parte se creyó necesario subrayar que una gran parte de los problemas sociales rurales no podrán ser resueltos a par­tir de los propios recursos de las comunidades rurales, ya que muchos de ellos son infraestructurales o dependen de una política agraria a niveles muy superiores.

NUCLEOS MARGINALES URBANOSLos participantes en las reuniones de trabajo discutieron am-

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pliamente el tema de las comunidades marginales a la ciudad, ta­les como suburbios, núcleos semiurbanos, pequeños pueblos cer­canos, etc.

De cara al trabajo social, los asistentes señalaron como proble­mas más relevantes de estos núcleos la carencia de vida familiar como consecuencia del carácter de «ciudad-dormitorio» que tie­nen, la crisis cultural originada por la heterogeneidad de proce­dencias e influencias de sus habitantes y la desorganización comu­nitaria inherente a su situación. El gran problema de estos núcleos de población puede resumirse en el de la desintegración normati­va y grupal.

FENOMENO MIGRATORIO

Como quiera que los asistentes ai Seminario provenían de toda España, el fenómeno migratorio pudo verse a través de las expe­riencias de trabajo en las zonas emisoras y receptoras, respecti­vamente. Se concretó que el problema común a ambas zonas con­sistía en la desorganización y ausencia de control consiguiente del movimiento migratorio. La carencia de información y preparación de los emigrantes, en general, pudo constatarse a través de ex­periencias seguidas muy de cerca en ambas zonas. Independiente­mente de los servicios necesarios en orden a una mejor y más or­ganizada migración, el trabajador social debe cumplir una función distinta en los centros emisores que en las zonas receptoras. Los participantes, al plantearse la raíz y las causas de estos problemas, llegaron a las mismas conclusiones que los grupos que estudiaron la problemática rural y urbana, expuestas anteriormente. Se estudiaron también en este grupo los aspectos más particulares de la inadap­tación socio-cultural de los emigrantes y los problemas carenciales en las zonas receptoras.

SITUACION SANITARIA Y VIAS DE COMUNICACION

Entre los problemas carenciales estudiados en los grupos de trabajo, merecen destacarse por su importancia: la situación sani­taria y el problema de las vías de comunicación. Los trabajadores sociales de diferentes regiones de España consideraban necesa­rio un replanteamiento de los servicios sanitarios, dado que exis­ten numerosos sectores de población que están totalmente des­provistos de los servicios más elementales. La situación es espe­cialmente grave en ciertas zonas rurales donde los habitantes

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deben andar muchas horas de camino para encontrar un médico o un técnico sanitario. El aislamiento, por carencia de todo tipo de comunicaciones, agudiza enormemente el problema.

En otra perspectiva, en los suburbios o barrios periféricos de las grandes ciudades se da una situación parecida, aunque no tan extrema; por tratarse de una población obrera que posee sus se­guros sociales, resulta paradójico que la ausencia de puestos de socorro tenga que ser sustituida con el montaje de servicios volun­tarios de caridad.

VIABILIDAD DEL DESARROLLO COMUNITARIO

Hasta aquí puede apreciarse cómo los grupos de trabajo hicie­ron una labor de concreción, según sus experiencias, de la pano­rámica ofrecida por los conferenciantes en cuanto a la problemá­tica de los cambios operados en la sociedad, en su proceso de transformación. También se han recogido, en algunas ocasiones, las posiciones del trabajo social frente a la realidad. En cada gru­po de trabajo se discutió, además, la viabilidad del Desarrollo Co­munitario, como respuesta o instrumento válido para la acción, en el camino de las soluciones.

El Desarrollo Comunitario es visto por ios participantes como un instrumento adecuado para el logro de una participación efec­tiva de los ciudadanos en los asuntos públicos. Efectivamente, la actividad política, social o económica resulta lejana y difícil para muchas personas porque no se plantean a escala local. Sin embar­go, las propias necesidades de la comunidad constituyen un centro de interés que ya es común y que es aprovechado por la metodolo­gía del Desarrollo Comunitario para poner en movimiento a los ciu­dadanos de una comunidad. Este movimiento, de abajo arriba, lleva a la conciencia de la interdependencia comunitaria, desde la co­marca o la región hasta una dimensión nacional.

Por otra parte, el mejoramiento del nivel de vida por un racio­nal aprovechamiento y explotación de los recursos de la zona, puede hacer viable una congruencia entre las normas de consumo y las de producción. No obstante, se estima que el trabajo de Des­arrollo Comunitario puede encontrar serias dificultades por incom­prensión de parte de las autoridades locales, no siempre propicias a la aceptación de una participación real de los ciudadanos en las instituciones municipales^

En cuanto a la situación de las zonas rurales y núcleos margi-

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nales de las ciudades, el trabajo social puede responder de ma­nera válida por medio de las técnicas del Desarrollo Comunitario, por ser la única actividad que trata el problema en su conjunto en una conexión realista de la situación. Los asistentes opinaron so­bre la necesidad de tener en cuenta la diversidad de zonas, espe­cialmente en los ámbitos rurales, donde la corrección de muchos de sus problemas depende, en gran parte, de una acción exterior a la propia comunidad. Pero estos problemas de la agricultura pi­den una planificación de programas concretos y éstos no podrán lograrse si no existe una participación efectiva de los campesinos. Los habitantes del campo pueden hacer una contribución notable en orden a una auténtica promoción, pero para ello es indispensable que se les ayude a organizarse. El Desarrollo Comunitario puede jugar un importante papel en la preparación de grupos campesinos, de experiencias cooperativistas y estudios de las zonas rurales.

En esta misma línea de afirmación del Desarrollo Comunitario, los participantes a las sesiones de trabajo estimaron que, por me* dio de este trabajo, podría lograrse la relación necesaria entre las comunidades locales y las instituciones públicas encargadas de promover iniciativas de estos sectores. En este punto se adujo la experiencia negativa del Plan de Desarrollo, al no contar con ios propios interesados y no crear la actitud psicológica favorable al cambio y al esfuerzo. Los participantes conocían situaciones en las que los campesinos no aprovechaban la ayuda de instituciones pú­blicas porque no las sentían como propias ni eran conscientes de su necesidad. Al mismo tiempo se expusieron experiencias positi­vas, a través de las que podía comprobarse cómo la labor antece­dente del trabajador social había logrado el nacimiento de la de­manda técnica y ia relación de la comunidad local con las institu­ciones públicas.

PROBLEMATICA DEL TRABAJO SOCIALEl segundo día del trabajo en los grupos estuvo centrado en

torno a temas propios del trabajo social, en diversas situaciones concretas donde hoy actúa, en un afán de mejoramiento y posible adaptación a la metodología e ideología del Desarrollo Comuni­tario.

Se estudiaron las posibilidades operativas en los Centros Socia­les, tan extendidos en nuestro país, en los planes de promoción en zonas rurales y en las nuevas barriadas urbanas. También fueron temas de discusión aspectos muy concretos como la misión del

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índice

trabajador social en relación con los líderes locales o el equipo profesional óptimo en la problemática urbana.EL CENTRO SOCIAL, ¿PUNTO DE PARTIDA O DE LLEGADA?

El Centro Social fue contemplado desde el Desarrollo Comuni­tario y, particularmente, se planteó la cuestión en los términos de una consideración del mismo como punto de partida o como punto de llegada. Los grupos de trabajo opinaron que el Centro Social (que vulgarmente es tenido por un edificio o un conjunto de ser­vicios) no era el punto de partida para el desarrollo de una comu­nidad.

Por el contrario, se estimó que era necesario distinguir entre el verdadero trabajo social y el montaje de unos servicios, y entre la organización de la comunidad para diversas funciones y el edificio material donde podían reunirse. En consecuencia, puede darse un trabajo de Desarrollo Comunitario sin Centro Social, pero no hay un auténtico Centro Social sin organización de la comunidad. Las experiencias aportadas demostraban que el Centro Social sobre­puesto a la comunidad no era considerado por los vecinos como algo propio y no se sentían responsables del mismo .

También se aclaró que la función del Asistente Social en un tra­bajo de Desarrollo Comunitario no se dirige a la solución de unos problemas carenciales, sino a ayudar a que los vecinos se organi­cen y traten de solucionar sus problemas. Por esta razón, aunque el edificio como punto de reunión de los vecinos es útil, sólo debe venir cuando toman conciencia de su necesidad y lo piden.

Por otra parte, los servicios de una barriada no necesariamente deben estar centralizados o dispersos, sino en aquel modo que la comunidad los desea. Ahora bien, el Centro Social como instru­mento operante de la comunidad organizada (con o sin edificio «ad hoc»), es un punto de llegada del trabajo social. Sin embargo, los participantes aclararon que para un trabajo de Desarrollo Co­munitario, el Centro Social constituye un punto de llegada en la fase de la organización de la comunidad, pero que es insuficiente en las perspectivas de una apertura a la intercomunicación con otras comunidades.

LOS PROGRAMAS DE PROMOCION RURALLos planes de promoción rural fueron estudiados y discutidos

con vistas a un mejoramiento de los instrumentos de trabajo de los trabajadores sociales. Después de discutir los problemas acu-

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ciantes de las zonas rurales españolas, así como sus causas, los participantes en los grupos discutieron sobre el trabajo actual que se está desarrollando en diversas zonas del país.

En este sentido, pudo comprobarse una falta de atención, por parte de los trabajadores sociales y planificadores del trabajo, a las opiniones y criterios de los campesinos. Normalmente no se escucha ni se pregunta a estos hombres y con frecuencia se trata de llevar una acción previamente elaborada en ambientes y cir­cunstancias muy distintas a las que vive el agricultor. Además, la situación de los campesinos no llega a abordarse como un problema único que tiene diversas manifestaciones.

Por esta razón las acciones desarrolladas no significan una res­puesta, ya que intentan fijar la atención sobre detalles, sin una vi­sión de conjunto. También la realización de las distintas iniciativas, donde los propios campesinos no participan si no en la ejecución, sin acceso a las decisiones. Igualmente deben clarificarse, en lo posible las perspectivas hacia el futuro, lo que implica en muchos casos un planteamiento sobre la supervivencia de las comunidades. Es necesario dar mayor importancia a la organización de los pro­pios vecinos y a las posibilidades de los líderes locales; en otro caso, siempre vivirán a espensas de la ayuda exterior.

Los participantes estiman que es importante la consideración sobre el pasado histórico de cada población, sus valores y defectos, sus estructuras informales, pero vigentes, y las aspiraciones de los diversos grupos. Se considera indispensable que el trabajador social prepare el camino y facilite la entrada de los técnicos y demás personas que pueden ayudar a la comunidad. Por último, se echa de menos un plan nacional agrario que tenga en cuenta las perspectivas de mercado y que sirva como base a los posibles cam­bios que deban operarse en orden al máximo aprovechamiento de los recursos.LOS SERVICIOS EN LAS NUEVAS BARRIADAS

En cuanto a las nuevas barriadas, los asistentes se enfrentaron con el problema del trabajo social, empeñado en lograr una parti­cipación de los vecinos en los diversos servicios necesarios para la comunidad. Al igual que otros grupos, los asistentes que discu­tieron este tema, constatan el hecho de la ausencia de los ve­cinos en las decisiones y en la gestión de los servicios de las nuevas barriadas.

Entre las causas de esta situación debe contarse la actitud mis-

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ma de los vecinos, que se encierran en el individualismo y en la desconfianza que nacen de experiencias y frustraciones pasadas.La presencia del trabajador social en estas barriadas exige, en primer lugar, una adecuada presentación entre los vecinos, para evitar una proyección de los símbolos anteriores. Los participantes estimaron que la primera fase del trabajo debía ser orientada ha­cia un contacto personal a través de las entrevistas domiciliarias, a ias que debían seguir reuniones generales donde públicamente pudieran expresar sus opiniones y contrastar sus criterios. El tra­bajador social puede ayudar a la puesta en acción, mostrando di­versas posibilidades de organización en orden a la solución de los problemas planteados.

Para que el trabajo social sea eficiente debe contar siempre con los propios interesados y estar muy atento al ritmo y marcha de la comunidad. Además, es indispensable que se establezca la relación entre los vecinos y las instituciones municipales dedica­das a cubrir aquellas necesidades urbanas. Para lograrlo es necesa­rio realizar una amplia tarea de información sobre los diversos or­ganismos y funciones existentes, así como de las posibilidades y trámites a seguir.

Con vistas al Desarrollo Comunitario, se estima que la acción en estas barriadas, a través de la necesidad de servicios y su uti­lización, es una magnífica oportunidad para lograr una progresiva organización de los vecinos en comisiones y grupos funcionales.

ANIMADORES SOCIALES Y LIDERES LOCALESRespecto al trabajo social en relación con los líderes locales,

el Seminario, a través de los grupos de trabajo, concedió a este tema toda la importancia que merece desde el punto de vista del Desarrollo Comunitario. Sin líderes locales no es posible reali­zar un auténtico desarrollo de la comunidad.

Los asistentes estudiaron las condiciones y características per­sonales del líder local, cuya exposición se omite en este resumen por ser demasiado extensa y difícil de expresar en el tono de este escrito. A continuación se presentó la cuestión de la preparación de los líderes de la localidad, pues se estimaba que el caso más frecuente sería la existencia de personas que cumpliesen las con­diciones y las cualidades del líder, pero sin la debida preparación para su función. Se acordó que la mejor forma de preparar a los líderes (supuesto un acierto en su búsqueda) es la de integrar a éstos en el equipo de trabajo que actúa en la zona. El contacto

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con los diversos profesionales y la visión del conjunto de los dis­tintos aspectos, al mismo tiempo que la acción responsable al fren» te de la comunidad, son la mejor escuela de la formación de lí­deres. No obstante, y con las debidas reservas, se pensó que tam­bién podría completarse esta preparación con cursillos que pro­porcionasen ideas y métodos para su función.

Las relaciones entre el trabajador social y el líder pueden ex­presarse funcionalmente diciendo que aquél es el animador o ase­sor, en tanto que el líder es verdadero dirigente de la comunidad. La actividad del trabajador social respecto al líder es de respeto y amistad, aunque no debe dejarse influir por las opiniones del líder en cuanto persona, sino en cuanto intérprete de la comu­nidad. Es necesario que el trabajador social esté atento al peligro dé que el líder radicalice los problemas o pierda la representati- vidad de la comunidad. A modo de conclusión, entre las funcio­nes del trabajador social y el líder, se destacó que era importante tener presente que, aunque se trata de dos funciones diferentes, sin embargo, ambos caminan en la misma dirección: preparan a la comunidad para que pueda valerse por sí misma.

INSTITUCIONAUZACION DEL DESARROLLO COMUNITARIOPor último se discutió sobre la necesidad de institucionalizar

la actuación de desarrollo de la comunidad, como un objetivo que debe presidir la orientación y animación del trabajador social. Para ello son necesarias diversas acciones dirigidas a la consecu­ción de un estatuto jurídico, el logro de una coordinación a ni­vel local y de zona, la elaboración de programas concretos de lar­go alcance, la garantía de la renovación periódica de los dirigen­tes, la revisión y, si es preciso, la renovación de los objetivos, et* cétera.

Además de los trabajos de grupos descritos, se tuvieron diá­logos sobre el trabajo social en las zonas de intervención del Pro­yecto Vélez-Málaga, y en el suburbio de las playas de San An­drés (también en Málaga), aprovechando la visita de los asisten­tes al Seminario a dichos centros, en el tercer día. También hubo una reunión interesante sobre las relaciones de promotores y tra­bajadores sociales, así como una explicación en detalle de la Co­operativa de Viviendas, que tiene su sede en la Escuela de Asis­tentes Sociales de Málaga.

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conclusiones del seminario

Antes de hablar de las conclusiones propiamente dichas, es importante destacar el hecho de que, gracias a este Seminario, ha sido posible el contacto y la relación entre diferentes trabajado­res sociales, profesores, iniciativas y escuelas de Servicio Social interesadas.

Naturalmente, no consideramos este Seminario como algo de­finitivo, sino más bien como un ensayo o una prueba. Es más bien un punto de partida, tanto para los trabajadores sociales, como para otros de distintos campos y profesiones. Un punto de par­tida en orden al incremento del interés en torno a este tema y a esta problemática, y a una toma de conciencia sobre la necesidad de la puesta en marcha de proyectos e iniciativas en el campo del desarrollo social y económico de nuestro país.

Esperamos, y esto parece ser un deseo de numerosos grupos representados y presentes en el Seminario, que surjan pronto otras iniciativas en este sentido con el mayor provecho para los parti­cipantes.

Además, el hecho de haber celebrado este Seminario en Má­laga, es decir en Andalucía, una de las regiones españolas que necesitan un esfuerzo de desarrollo planificado y comunitario, no es casual. Es necesario que el problema de Andalucía, como el de otras regiones de España, sea considerado más bien un problema nacional que un problema regional, y con esto no se quiere decir que la solución a sus problemas deba venir, autoritaria o paterna- lísticamente, desde fuera.

índice

CONCLUSIONESCabe considerar dos órdenes de conclusiones:

a) Conclusiones referentes al trabajo Interno del Semi­nario,

b) Consecuencias que surgen de estas conclusiones para el futuro.

a) Conclusiones internas del seminario.En el Seminario ha existido una preocupación de fondo, repre­

sentada por el aspecto de la PARTICIPACION de las comunidades locales y de los individuos en la vida social, cultural, económica y en todos los aspectos de la vida pública; en definitiva, por el pro­blema de la participación en el desarrollo comunitario.

El Seminario ha señalado dos niveles de dificultad o de obs­táculos que pueden impedir o frenar la participación de los ciuda­danos. Por una parte, se consideran unos obstáculos que nacen o provienen de la misma población. Sin embargo, el trabajo social, con sus métodos y sus técnicas puede ayudar eficazmente a su­perar parcial y aun totalmente, tales obstáculos. Es decir, que la población, las comunidades locales, adecuadamente preparadas y ayudadas, podrían llegar a una participación plena e integral.

También a otro nivel se plantea el problema de la participa­ción. Es decir, a nivel de las estructuras existentes. Planteando el problema en términos reales y concretos, el Desarrollo Comunita­rio tiene una importante función. Dinámicamente la función se pue­de ver en una doble perspectiva:

— En las necesidades y la acción a corto y medio plazo, pa­rece que el trabajo social y el desarrollo comunitario tenga que actuar y aprovechar todas las posibilidades existentes no sólo para suplir, cuando pueda] a las defi­ciencias existentes, sino para facilitar un proceso, desde dentro, de renovación y de cambio.

— En las necesidades y la acción a largo plazo, parece clara la necesidad de prever nuevas formas estructura­les, dentro de las cuales la participación sea efectiva e integral.

En particular, se ha señalado en el primer caso, la posibilidad existente a nivel de problemas infraestructurales, donde se pue­de más fácilmente promocionar una relación funcional entre insti­tuciones técnicas y comunidades!) locales.

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Siempre en el campo de la participación, el Seminario indica que ésta siempre debe tener un marco de comunidad y de gru­po, que es donde el Desarrollo Comunitario puede más propiamen­te trabajar y actuar. Para todo esto se señala también que los tra­bajadores sociales deben tener una visión dinámica de la comuni­dad y una visión global de los distintos aspectos que intervienen en el proceso de Desarrollo Comunitario y de su interrelación.

Se ha visto cómo el aspecto de la integración, concretamente representa una premisa y una base importante y fundamental de todos los procesos que requieren la participación de las comunida­des y de los individuos.

En cuanto a este aspecto particular de la integración se puede decir:

— Que ésta no responde a algo preestablecido, sino más bien es un hecho dinámico que se realiza en la fusión de distintos valores y distintas potencialidades que ile­varán a lo que todavía no se puede prefijar.

— Que (a integración se puede realizar verdaderamente cuando se activan todos los recursos potenciales y se tiende a su máximo rendimiento.

En cuanto al aspecto-problema de los líderes de la comunidad el Seminarlo ha subrayado las siguientes exigencias:

1. La presencia y la acción de los líderes dentro del pro­ceso de Desarrollo Comunitario, es esencial e inte­grante.

2. El trabajo social debe predisponer los instrumentos aptos para la búsqueda, promoción y acción de los líde­res locales.

S. La actuación profesional del trabajador social está con­dicionada por el proceso de acción de los líderes; es decir, que tiene que adaptarse al ritmo del proceso de desarrollo de la comunidad.

4. Que sólo a través de la acción de ios líderes, el des­arrollo puede llegar a ciertos aspectos de la comunidad, de los cuales con mucha probabilidad puede estar exclui­do, dada su proveniencia externa (teniendo en cuenta que es un agente externo a la comunidad) . En este sen­tido es muy probable que el proceso de integración pue­da ser acelerado y favorecido por la acción de los lí­

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deres, los cuales pueden llegar a los campos donde nosotros no podemos fácilmente llegar.

En fin ei Seminario ha subrayado con mucho énfasis algunas características del Desarrollo Comunitario en ambiente urbano. Se ha llegado a los siguientes puntos :

1. Se debe intentar poner en marcha experiencias y pro­yectos de Desarrollo Comunitario en el ambiente urbano.

2. Para ello no se puede limitar el trabajo al solo asistente social, sino contar con equipos interprofesionales a dis­tintos niveles.

3. En consecuncia, es claro que el Desarrollo Comunitario en zonas y comunidades urbanas tiene que llegar a in­cluir aspectos económicos de la vida de la comunidad (como el consumo, la vivienda, el trabajo, etc.).

4. Que todos los que actúan en ambiente urbano necesitan una coordinación de los esfuerzos, una planificación de las actividades y un intercambio continuo de experien- cías para llegar a considerar las comunidades, no como aisladas, sino como partes de zonas o sectores urbanos más amplios y homogéneos.

b) Consecuencias para el futuro.

Por lo que se refiere a las consecuencias para el futuro, des­pués de haber hablado, en el poco tiempo libre de que disponía­mos, con cuantos han manifestado una inquietud y un interés di­recto por estos trabajos, son las siguientes:

1. El proceso de Desarrollo Comunitario. El trabajo social dentro de este proceso, no puede ni debe ser un hecho de sólo la buena voluntad. Requiere una preparación y formación particular y actitudes y características también particulares. Para que el ser­vicio social pueda verdaderamente llevar su contribución autóno­ma y directa a los problemas del desarrollo, hace falta que los trabajadores sociales— a los que, en gran parte, está confiada la defensa de ciertos patrimonios humanos y sociales— puedan sen­tarse en paridad de condiciones y opciones, a la misma mesa con los expertos y técnicos que necesariamente tienen que participar en la elaboración de programas y proyectos de desarrollo. Los trabajadores sociales tendrían que ser, en una primera etapa, los representantes más directos del esfuerzo de las poblaciones lo­cales, de la voz de la comunidad, en espera de que la acción social

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produzca el momento en que estas comunidades ya no necesiten intermediarios, porque hayan madurado sus primeros represen­tantes.

2. Hablando concretamente de Desarrollo Comunitario, es cla­ro que una cierta teoría y una cierta práctica hayan producido re­sultados concretos y válidos dentro del ambiente y de la proble­mática rural; es decir, en las zonas subdesarrolladas agrícolas. Parece ser que, hoy en día, el rápido proceso de cambio socio­económico en curso, la emigración rápida y violenta, y la concen­tración urbana, requieren la intervención de la acción social en ambiente urbano no sólo a nivel de organización de comunidad (es decir, de mejorar y coordinar lo que ya existe), sino tam­bién y, sobre todo, a nivel de Desarrollo Comunitario. Sería peli­groso trasladar automática y simplemente cuanto se sabe y se hace en las experiencias rurales al ambiente urbano.

Por tanto, puede considerarse como una conclusión de este Se­minario el buscar posibilidades de acción social en el ambiente urbano, dirigidas al verdadero desarrollo de las comunidades o co­lectividades en nuestras ciudades. AI mismo tiempo surge una preocupación: Es evidente que las necesidades urbanas ligadas al fenómeno de rápida industrialización, lleven a desconsiderar las necesidades que al mismo tiempo se producen y se manifiestan en el campo; es decir, en las zonas agrícolas del país. Estos dos as­pectos no pueden ser artificialmente divididos y separados. Están más unidos de lo que a primera vista parece.

La solución o la vía de solución de estos problemas es única, aunque con distintos medios, distintas preocupaciones, distintos problemas y distintos aspectos concretos. La solución de los pro­blemas del campo, está estrechamente vinculada a la de las nuevas necesidades urbanas, o mejor dicho, industriales. El problema de desarrollo es único, aunque se nos presente en distintos aspectos, en distintas localizaciones. Por tanto, la visión de los trabajadores sociales tendría que dirigirse siempre al conjunto de la problemá­tica de hoy, tendría que tener en cuenta la globalidad del fenóme­no del desarrollo.

3. Por último, del Seminario han surgido dos necesidades:a) La necesidad de que los que actúan o quieren actuar en

este campo no actúen ni trabajen aisladamente, sino que estén insertados en un conjunto. Esto tiene conse­cuencias prácticas, como el intercambio de las expe-

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riendas y la coordinación de los esfuerzos. Sin duda alguna, crear en la opinióin pública una inquietud opera­tiva y una comprensión de los problemas actuales, pue­de favofecer mucho la puesta en marcha de programa) efectivamente útiles al Desarrollo Comunitario.

b) La necesidad de una participación efectiva y real de los trabajadores sociales en el proceso de desarrollo de su propia sociedad, para que éste sea un desarrollo efec­tivamente comunitario. Por tanto, como última conclu­sión del Seminario, se expone esta necesidad de disponer de los Instrumentos técnicos e institucionales que son necesarios para una participación de los trabajadores sociales en la acción del desarrollo, más humano y justo, de nuestra sociedad.

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proyecto vélez - málaga de desarrollo

comunitariopor Aurora NOVIS

Ana María MARTIN M.« del Carmen RENGEL Carmen GALVEZG e n e r a l F r a n c o , 6 4 V é l e z - M á l a g a

DESCRIPCION DE LA ZONA

La comarca de Vélez-Málaga está enclavada en la parte orien­tal de la provincia de Málaga, en el Sur de España. Ocupa una superficie total de 344,2 kilómetros cuadrados y sus límites son: Por el Sur, el Mar Mediterráneo: al Norte, la provincia de Grana­da; al Este y Oeste, otras comarcas de la misma provincia de Má­laga (Torrox y Colmenar).

Comprende las tierras que forman el valle del Río Vélez y las situadas en la vertiente meridional de la sierra de Tejeda. Por esa razón se trata de un terreno sumamente accidentado, pero de gran fertilidad en algunas zonas, debido a su orientación hacia el me­diodía y la proximidad del Mediterráneo, lo que hace que el clima sea templado, salvo en las proximidades de las cimas de las sie­rras, con alturas entre 1.500 y 2.100 metros;

Debido a estas características climatológicas, las cosechas son más tempranas que en otros lugares de la provincia. Se cultivan los agrios, viña, olivos, cereales y almendros. Existen también huer­tas diseminadas muy fértiles y plantaciones de caña de azúcar que se extienden por toda la costa y por los alrededores de la cabeza de la comarca.

La población total es de 54.069 habitantes, con una densidad de 157 habitantes por kilómetro cuadrado. Debido a la orografía del terreno hay una parte importante de la población que reside en

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casitas aisladas en las montañas (lagares y pequeños cortijos). En la ciudad (Vélez-Málaga), cabeza de comarca, hay 24.000 habitantes y el resto se distribuye entre nueve pueblos con Ayuntamiento y 19 aldeas que dependen de éstos. Los municipios oscilan entre 2.000 y 5.000 habitantes y la población de las aldeas entre 200 y 1.500.

La propiedad de las tierras en el término municipal de Vélez está distribuida del modo siguiente: 3.750 propietarios, 650 arren­datarios y 230 aparceros.

Hay 152 obreros fijos, 3.502 eventuales y 2.507 autónomos.El tamaño medio de las parcelas es de media hectárea, corres­

pondiendo un promedio de cuatro parcelas a cada propietario.Los productos agrícolas son vendidos por medio del Mercado

de Mayoristas de Vélez-Málaga. La forma usual de venta suele ser a través de intermediarios.

Se cuenta con cooperativas, aunque el movimiento cooperati­vista no tiene gran desarrollo. Las existentes en el término munici­pal de Vélez son:

— Una pasera de comercialización de productos.— Cuatro agrícolas sindicales de productos diversos: tomates,

judías verdes, etc.— Dos almazaras aceiteras.La industrialización de los productos agrícolas es escasa. Uni­

camente existen una fábrica de azúcar en Torre del Mar y las dos almazaras aceiteras citadas. Hay también pequeñas industrias de otro tipo: cerámica, metalúrgica y maderera. Son 50 y se localizan en Vélez-Málaga.INICIACION DEL TRABAJO SOCIAL

El trabajo en esta zona se inició en tres subzonas distintas, situadas al Norte, Sur y Centro de la misma. Las dos últimas co­rresponden al término municipal de Vélez-Málaga, con todas las ca­racterísticas citadas anteriormente. La dei Norte, limítrofe con la provincia de Granada, pertenece al Municipio de Alcaucín. Sus producciones son la vid, el olivo, productos hortícolas y agrios. Las tierras están distribuidas entre 57 propietarios y dos arren­datarios. Existen 10 obreros fijos y 342 eventuales. Corresponden a este término municipal cuatro aldeas, constituyendo dos de las mismas la subzona Norte del Proyecto Vélez.

Estas subzonas han sido elegidas por ser precisamente zonas

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de pequeños propietarios, y por haberse realizado en ellas con an­terioridad un trabajo social por medio de las Escuelas Rurales (1). Además, su posición geográfica supone una posible irradiación de este trabajo ai resto de la comarca.

Al iniciar el trabajo no se contaba con más medios de finan­ciación que los necesarios para sufragar el trabajo de los Asisten­tes Sociales y de los Maestros Rurales. Por tanto, todo el capital existente es el potencial humano de las personas de las zonas y el estímulo que podía suponer para ellos el trabajo de los Asistentes Sociales. Estos eran los únicos medios con que se contaba para realizar el trabajo social.

Previamente al trabajo en las subzonas se hizo un estudio de situación con el que se pretendía llegar al conocimiento, lo más completo posible, de las instituciones provinciales y nacionales que podrían prestar ayuda a los problemas presentados por la co­munidad. Estos conocimientos no fueron utilizados hasta el mo­mento en que la comunidad fue tomando conciencia de su situa­ción y quiso poner remedio a alguno de los problemas que exis­tían.

FASE DE CONOCIMIENTOUna vez realizado este estudio, dio comienzo la fase de cono­

cimiento o audición. En cada subzona los Asistentes Sociales fue­ron presentados a los cabeza de familia. La presentación fue rea­lizada por los Maestros Rurales en el transcurso de una reunión celebrada en la Escuela. En ella empezaron a surgir los primeros problemas de tipo infraestructura!: abastecimiento de agua, arre­glo de caminos vecinales, teléfono, insuficiencia y mal estado de las viviendas rurales, etc.

Por medio de los coloquios familiares (2), realizados en los meses posteriores, los Asistentes Sociales se pusieron en contac­to con todas las familias. En estos coloquios se llegó a un conoci­miento más exacto de ios problemas expuestos en la primera re­unión. Otro de los objetivos perseguidos a través de los mismos,

(1) Forman parte de la Institución Diocesana, Patronato mixto de Escuelas Rurales que fue creado en la provincia de Málaga para paliar la falta de escuelas y enseñanza en las aldeas rurales.

(2) Coloquios libres que se mantienen con las familias de la co­munidad para entrar en contacto con ellos y conocer los problemas colectivos. (Véase fase de la audición en el trabajo «Metodología del Desarrollo Comunitario».)

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era Intentar conocer la actitud de los vecinos con respecto a sus propios problemas y, sobre todo, a los de la comunidad. Se preten­día conocer, asimismo, su posible apertura con relación a la evo­lución de la vida actual.

De estos primeros contactos con la gente fueron surgiendo otro tipo de problemas. Los educativo-culturales, relacionados prin­cipalmente con los jóvenes. Estos manifestaron al Asistente Socia' su necesidad de reunirse para organizar diversiones y adguirir capacitación profesional en torno a la agricultura. La situación de las mujeres y las muchachas en este aspecto profesional era más difícil por no existir en las aldeas un trabajo adecuado para ellas

También fueron descubriendo los Asistentes Sociales, a través de los cologuios, reuniones y simples conversaciones, gue existían problemas relativos a la falta de desarrollo económico en las tres subzonas: pérdida en las cosechas a causa de los intermediarios, del mal estado de las vías de comunicación y de los métodos de­ficientes de cultivo, etc.; mal funcionamiento de las cooperativas existentes y, como consecuencia de ello, falta de confianza en el movimiento cooperativo; falta de industrialización de los produc­tos agrícolas, que daba lugar al desperdicio de una gran parte de la cosecha de frutos (melocotón, tomates, etc.).

FASE DE INTERVENCIONComo respuesta a estos problemas encontrados en la fase de

conocimiento, se promovieron distintas actividades.Problemas infraestructurales.

Estos problemas son los primeros que la comunidad ve, ya que los sienten como una necesidad vital. Por otra parte, la so­lución de los mismos no depende exclusivamente de los miem­bros de la comunidad, y pfer esta razón esperan que se resuelvan desde fuera, sin responsabilizarse en ellos. A nuestro parecer, es­ta puede ser la causa de que los problemas de este tipo sean siempre los primeros que surgen de la comunidad.

De aquí depende, pues, un trabajo social de organización de comunidad, coordinando las instituciones existentes con las ne­cesidades planteadas.

Refiriéndonos concretamente al Proyecto Vélez, nos encontra­mos en este momento. A medida que la comunidad vaya vencien­do la desconfianza existente hacia las instituciones y se responsa­bilice, tomando parte activa en ¡a solución de ios problemas de

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este tipo, lograremos un cierto desarrollo a nivel de organización de la comunidad. Sin embargo, no se logra con esto sólo el Des­arrollo Comunitario. Concretamente, pues, la función del Asisten­te Social en este tipo de problemas, sería la de servir de puente en­tre las instituciones y la comunidad.Problemas de tipo educativo-cultural.

A diferencia de los anteriores, estos problemas entran de lleno dentro del trabajo social del Desarrollo Comunitario. ‘

El trabajo social ante este tipo de problemas va dirigido a ele­var el nivel de vida de la comunidad, haciendo que las personas sean más responsables de sus acciones ante la comunidad y ante ellos mismos. Sirven para que la comunidad se responsabilice en unas actividades que son libres, voluntarias, y sin compromiso económico. Hace que la comunidad empiece a planificar y coordi­nar sus propias actividades con el sentido educativo que esto supone, disminuyendo al mismo tiempo la desconfianza que pue­de existir entre los miembros de la misma, permitiendo así vivir la experiencia de grupo, con todas sus posibilidades de desarrollo.

Por lo que respecta al Proyecto Vélez, estas actividades se di­rigen al mismo tiempo a: jóvenes, adultos y madres de familia.

Con relación a los primeros, creemos que es más fácil el tra­bajo, puesto que tienen la potencialidad propia de la juventud y re­presentan una promesa cierta para el posterior desarrollo de la comunidad.

Con los adultos el trabajo es más complejo, debido a su psico­logía más estática. Sin embargo, opinamos que a través de los medios de comunicación (cine, televisión, etc.), puede conseguir­se un acierta evolución. Esto les ofrece, al mismo tiempo, una posibilidad de reunirse sin exigirles ninguna responsabilidad de tipo económico, como sucede con los problemas de tipo infraes­tructura!.

Respecto a las madres de familia, el trabajo social se dirige a hacerles partícipes en el proceso educativo de sus hijos, mediante reuniones mensuales dirigidas por los maestros. De este modo, pretendemos conseguir que la educación del niño no quede reduci­da a la Escuela. Refiriéndonos a nuestra zona, este aspecto del tra­bajo es interesante, puesto que ofrece a las mujeres, posibilida­des de sentirse «importantes» dentro de la comunidad, ya que tradicionalmente han quedado recluidas en el hogar, sin tener opción a opinar y participar en la vida de la comunidad.

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ACTIVIDADES PARA EL DESARROLLO ECONOMICOHasta ahora el Proyecto no se ha puesto a trabajar directamen­

te en los problemas económicos, habiendo dado prioridad a las ac­tividades que han permitido una más fácil integración de los traba­jadores sociales en la zona, y en la aceptación, por parte de las comunidades, de su trabajo y de su función. Sin embargo, ha lle­gado el momento en que el Proyecto debe necesariamente inte­resarse por estos problemas, puesto que el trabajo en las comu­nidades ha producido ya la base y la necesidad por parte de dis­tintos grupos y frente a distintos problemas. Problemas tales como: cooperación agrícola, mejora de cultivos, cambio de cultivos no rentables, puesta en regadío de nuevas tierras, comercialización de los productos, eliminación de los intermediarios, etc.

Para ello es necesario contar con un claro estudio socio-econó­mico de toda la comarca de Vélez. Un estudio que pueda poner las bases de un conocimiento de lo que existe y de las posibilidades potenciales de la comarca misma, para permitir a los trabajadores sociales desarrollar su labor efectivamente sobre los problemas reales: una labor que pueda producir un cambio. Pensamos que el estudio no es solamente un hecho técnico, sino social, y, por tan­to, el proyecto actuará para lograr una difusión de los resultados en toda la comarca.

ACTUACIONES EN EL CAMPO DEL TURISMO Y DE LA ARTESANIA

También en estos dos campos, que representan recursos com­plementarios de la economía de la zona, el Proyecto está intentan­do realizar actividades que permitan llegar a un desarrollo co­munitario de las familias y de las comunidades interesadas.

Por lo que se refiere al Turismo (la zona de intervención del Proyecto limita al sur con el mar, es decir, por la parte oriental de la Costa del Sol), estamos estudiando, a través de una encues­ta, las dificultades, los problemas y las actitudes de las personas de Torre del Mar hacia un trabajo colectivo de explotación de este recurso. La idea es que la comunidad misma se ponga en común a realizar la explotación de este moderno recurso que puede cam­biar la economía de la comunidad misma. Esto sería totalmente distinto al tipo de turismo que mayormente conocemos (hecho a base de inversiones económicas externas a la comunidad y cuyos beneficios no se quedan en la localidad. Sin contar con que se realiza a través de un proceso totalmente extraño a la población).

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En el campo de la artesanía, al contrario, se trata de organizar las fuerzas interesadas para salvar un recurso original de las co­munidades, recurso que está en peligro de perderse en el nuevo proceso económico moderno. Para esto estamos trabajando con los artesanos de la Albardonería de Vélez y con grupos de chicas de bordado de Torre del Mar y de la Caleta, en estrecha colabo­ración con las parroquias de estas últimas dos zonas. Los produc­tos de albardonería, modificados y adaptados a las nuevas exigen­cias de mercado, han encontrado mucha aceptación en comercios de las zonas turísticas. En el plano social, ha permitido una unión y un trabajo común de todas las familias dedicadas a estos trabajos. Si esta actividad tuviera seguro el mercado, fácilmente podría re­presentar un campo de trabajo para los muchos artesanos que hoy en día han dejado su antigua actividad, dada la falta de venta de sus productos.

ACTIVIDADES EN EL CAMPO SANITARIOPor último, nos queda hablar de una actividad que se ha em-

pedado sólo hace poco tiempo y que se refiere al problema sanita­rio existente en nuestra zona. Este problema se presenta bajo distintos puntos como:

— falta de asistencia médica adecuada,— escasa posibilidad de agua,— escasos conocimientos higiénicos y sanitarios,— mala alimentación de los niños, y— escaso aprovechamiento de los recursos médicos existen­

tes, como vacunas, campaña antituberculosa, etc.El Proyecto ha empezado su actividad en dos direcciones:a) Realizar actuaciones a través de grupos ya existentes, para

ensancharlas después a otros grupos. En este caso se ha elegido el trabajar con los grupos de madres, reunidos alrededor de las escuelas. Estos grupos representan la mejor posibilidad de atacar directamente los problemas mencionados, teniendo las madres una clara responsabilidad en este campo.

b) Elaborar un estudio que permita un conocimiento real y exacto de los graves problemas a los que lleva una falta de edu­cación y medios sanitarios en las zonas rurales. Este" estudio se está realizando a través de coloquios (entrevistas que las asisten­tes sociales realizan con las madres). Se piensa que e í próximo año el Proyecto tendrá médicos y enfermeras trabajando en este campo.

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oíndice

desarrollo comunitario en un suburbiopor Margarita RICO

M.a Cristina DE MIGUEL Natividad SANCHEZ Lina MUÑOZPlaya de San Andrés (Banco de Prueba)M álaga

SITUACION DEL BARRIO

Los habitantes que componen este barrio, dentro de una mis­ma comunidad, poseen características diferentes, motivadas por:

— Diferente profesión, originando en la comunidad la exis­tencia de diversos grupos, ya que la mentalidad del pescador es distinta a la del peón albañil, etc.

— Diferente lugar de procedencia, zonas rurales, urbanas e incluso de fuera de la península.

— Raza diferente. La existencia de la raza gitana hace que el resto de la gente no se relacione con ellos, creando un nuevo grupo.

Estas características de la comunidad se refieren a sus rela­ciones internas. Por lo que se refiere al mundo exterior están bastante unidos.

Este barrio, al ser uno de los más necesitados de la ciudad, ha recibido durante muchos años ayuda benéfica, por lo que harí creído siempre que toda persona que venía de fuera de la co­munidad venía para dar limosna. Si su finalidad no era ésta, se creaba en ellos una actitud de reserva y desconfianza, motivada por las frecuentes visitas, encuestas y preguntas que durante años se han realizado aquí en plan de estudios.

— 65 * 0índice

PRIMEROS PASOS DEL TRABAJO

Al comenzar la acción social en el barrio, solamente contába­mos con nuestro trabajo, ya que carecíamos de:

— Medios económicos. Ello ocasionaba en nosotros una gran dificultad, ya que para todo trabajo es necesario contar con me­dios para poder cubrir cuantos gastos se ocasionan.

— Servicios asistenciales. Existía una Guardería que no ha­bía comenzado a funcionar, por carecer de medios económicos; cuatro Escuelas prefabricadas concedidas por el Ministerio de Educación Nacional, cuyas obras no habían sido comenzadas, y un Dispensario parroquial llevado por las Hijas de (a Caridad.

— Lugar adecuado para instalar la permanencia. Provisional­mente lo hicimos en un almacén; más tarde pasamos a una ca­sita que había sido utilizada anteriormente por misioneras segla­res.

Por las visitas hechas a esta zona, y por las personas que acu­dían a la permanencia a exponer sus problemas, conocíamos la mayoría de los problemas del barrio. No obstante, para que nuestro trabajo partiera de la realidad hacía falta conocer las ne­cesidades y problemas sentidos por ellos, según su escala de valores. Si queríamos llegar a este conocimiento, necesitába­mos hacer un estudio, para no basar nuestro trabajo exclusiva­mente en aquellas personas que venían a la permanencia.

Por las circunstancias anteriormente expuestas, no era con­veniente hacer este estudio a base de encuestas. Se pensó en una forma intermedia que, al mismo tiempo que se conocía la realidad, permitiera entrar en contacto más directo con las per­sonas. Ello se hizo a través de los coloquios familiares. A través del diálogo descubrimos sus problemas y la realidad del am­biente.

PROBLEMAS MAS ACUCIANTESPor medio de estos contactos conocimos una serie de proble­

mas comunes, que ellos sentían de una forma subjetiva. A tal efecto, estimamos conveniente comenzar a reunirnos para hacerles ver que esos problemas no les afectaba sólo a cada uno en par­ticular, sino a la comunidad toda. Por tanto, la exposición y so­lución de cualquier problema debía partir de la colaboración y esfuerzo de todos.

Vimos cómo su principal problema era la vivienda, cuya so-

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Ilición la cifraban ellos en conseguir una de las 36 viviendas exis­tentes, adjudicadas a los vecinos de esta barriada. Esto no lespermitía ver otra solución a su problema.

El introducirnos aquí suponía un peligro para nuestro trabajo con ellos, pero nos dimos cuenta que no podíamos permanecer al margen del mismo. ¿Por qué suponía un peligro? Porque la solución estaba fuera de la comunidad y de nuestras posibilida­des, ya que las viviendas pertenecían a un organismo oficial y él era el responsable de su donación. Por otra parte, nuestra in­tervención podría servir de equívoco por creerse que nosotros íbamos a tomar parte en su reparto, facilitándoselas a los más conocidos.

Este problema era al mismo tiempo de unión y desunión para la comunidad:

a) Motivo de unión. Todas las personas que viven en esta zona están necesitadas de vivienda, por tanto, el problema era común a todos.

b) Motivo de desunión. Las 500 familias que integraban la barriada necesitaban vivienda y sólo había 36 disponibles. Cada uno se creía con derecho a una de ellas, siendo esto motivo de desunión; esto hizo que hubiese muchas discusiones y peleas entre ellos.

A pesar del ambiente enrarecido, no tuvimos más remedio que afrontar los hechos y tomar parte en el problema, aplican­do el trabajo social para tratar lo que era motivo de desunión.

En consecuencia, se promovieron diversos medios:— Contactos con los diversos organismos responsables de

las viviendas.— Una vez que nos enteramos de la forma que pensaban ad

judicarlas, tratamos de aclarárselo a los vecinos. Para ello tuvi­mos una reunión.

— Como el reducido número de viviendas no solucionaba el problema de todos se sugiere la ¡dea de formar una coope­rativa de viviendas.

OTRAS ACTIVIDADESTambién vimos la posibilidad de trabajar sobre otros proble­

mas comunes:a) Recogida de basuras, ya que carecían de servicio y éstas

se amontonaban a la puerta de sus casas.iO__@7 m *

índice

b) Alumbrado. No existe ningún alumbrado público, supo­niendo un gran peligro, dada la cercanía de las vías del ferro­carril.

c) Escasez de agua. Sólo existen en el barrio tres fuentes, con muy poco caudal e insuficiente para el abastecimiento de la zona.

Aunque la situación es infrahumana, la acción la hemos plan­teado en los siguientes términos:

— No se ha dado nada en plan de beneficencia o paterna- lismo.

— Hemos intentado ponernos en la situación de ellos y acep­tarlos como personas y ser aceptados por ellos.

— Al trabajar sobre problemas verdaderamente sentidos por ellos y no sobre problemas marginales, no sentidos por la co­munidad, (a gente responde, aunque todavía no de una forma regular y segura. Se pueden conseguir resultados sólidos.

RESULTADOS CONSEGUIDOS— Seis reuniones con los vecinos de la Playa.— Reunión semanal con las. madres de los niños de la guar­

dería.— Solución de algunos problemas de la comunidad: luz, lim­

pieza, etc.— Estudio de otros problemas.— Reunión de coordinación entre los colaboradores.

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contribución de los centros sociales a los problemas de

_ _ _ _ las barriadas periféricaspor Araeeli GRANADOS. c. S. Granja Suárez - M álaga

Blanca MONTESINOS. C. S. "El Peñón" - Churriana A (foración JHIIZ-GAUIL. C. S. Colmenarejo - Cam panillas

La problemática con que se enfrentan los Centros Sociales po­demos clasificarla, de manera esquemática, de esta forma:

FORMACION DE LOS BARRIOS1. Características comunes:

— formados por inmigración, a partir de treinta años hasta la fecha;

— incremento rápido desde hace diez años (industriales, Má­laga);

— vienen buscando solucionar los problemas de trabajo y vi­vienda;

— localización anárquica (falta de urbanización), y— construcciones de una planta, constando de un dormitorio

y una habitación: comedor-estar-cocina.2. Características no comunes:

— los que se encuentran a una distancia mayor de 10 kilóme­tros compaginan el trabajo del campo y la construcción (trabajo no especializado-peones);

— la inmigración a dichos barrios es debida a distintas causas:— facilidad de la adquisición de terrenos para su vivienda;— lazos familiares (importante porque contribuye a una

mejor integración);

— 69 iOíndice

— cercanía de la ciudad, abundancia de comunicaciones;— la construcción de grandes fábricas, que necesitan mu­

cha mano de obra, y— pequeño núcleo formado por el Instituto de Colonización.

Hay barriadas de dos tipos: unas, situadas en las afueras de laciudad, y otras, a una distancia de 14 a 20 kilómetros.

ELEMENTOS DE CONOCIMIENTO DE LOS TRES BARRIOS1. Problemas carenciales (muchos de primera necesidad hacen

más urgente la búsqueda de sus soluciones):— falta de luz en las barriadas situadas a una distancia supe­

rior a 10 kilómetros;— dificultad de adquisición del agua, se carece de canaliza­

ción;— no existen servicios sanitarios a su alcance (médico, Casa

, de Socorro, Dispensario, etc.), ni farmacéuticos;— ausencia de servicios higiénicos (desagüe, recogida de ba­

suras, etc.);— falta de diversiones dentro del barrio;— deficiencia en la asistencia religiosa;— carencia de fuerzas de orden público o de una representa­

ción oficial de la autoridad, y— falta de teléfono, de comunicaciones en casos de urgen­

cia...2. Otros problemas o características:

— instrucción deficiente;— falta de sentido religioso;— falta de formación profesional, que les impide una mayor

cualificación de su trabajo;— comercio caro por falta de competencia (monopolio), y— al tener que desplazarse a la ciudad para conseguir bienes

de primera necesidad, todo se encarece y supone una pérdi- dida grande de tiempo, y de abandono de la casa y los hijos (estos bienes son: suministro, trabajo, médicos, di­versiones...).

NOTA.— Estos datos no se han conseguido por ningún estudio científico; están basados en los proporcionados por el libro «Los Centros Sociales», edición Euramérica, y su comprobación con la realidad.

En el apartado siguiente tememos ser algo subjetivos, pero también se carece de un estudio científico de la realidad. Habla-

70 — oíndice

mos de nuestra experiencia; a todo habría que añadir: «nos pa­rece»...

ACTITUDES DE LA GENTE

— Apenas si tienen conciencia de grupo, influye en esto el proceso de la formación del barrio, teniendo principal im­portancia la abundancia o escasez de lazos familiares.

— Necesitan acudir a recursos externos para conseguir sus aspiraciones, y esto hace que no se consideren ellos capa­ces, ni apenas si les ha pasado por la imaginación que la fuerza la tienen en el grupo y que es posible conseguir en­tre todos el mejoramiento de sus circunstancias, de su nivel...

— También influye en este sentido la falta de tradiciones (el barrio se ha formado con gente de muchos sitios).

— En los jóvenes se nota cierta disposición de agruparse, a pe­sar de que consideran todo lo de fuera como mejor, intentan en ocasiones, y con resultados positivos, agruparse para algo,

— Los mayores (de cincuenta años en adelante) son más ce­rrados ante el cambio de la sociedad, son más Individualis­tas y no tienen mucha confianza unos en otros.

DESDE EL TRABAJO DE CASOS AL SERVICIO SOCIAL DE CO­MUNIDADEmpezó nuestro trabajo en la barriada a través del servicio

social de casos, para atender a los problemas propios de las per­sonas casi en su mayoría emigradas de zonas rurales. Los proble­mas que se atendieron principalmente fueron de vejez, escolares y sanitarios. Esto facilitó su integración en el medio urbano, ya que contaban con quien les ayudase a solucionar sus problemas,

Partiendo del servicio social de casos, se mejoran los servi­cios de escuela y dispensario. El problema escolar fue intensamen­te sentido por los padres del barrio, lo que prueba su afán por elevar el nivel cultural de su familia. Muchos de ellos vienen pre­cisamente de los pueblos a la capital con la esperanza de tener más medios que en el campo para la educación de sus hijos. Como solución a estas necesidades se abren dos nuevas escuelas. El lo­cal del dispensario se mejora por la necesidad de su función en la barriada, ya que los ambulatorios del Seguro de Enfermedad se encuentran en la capital y el acceso hasta ellos es incómodo y distante. Esta labor la realizan dos enfermeras, facilitándonos

— 71*0índice

nuestro trabajo de servicio social de casos, sobre todo al prin­cipio.

Estas primeras actividades del servicio social de casos van preparando el terreno a una labor de fondo, porque un asistente social no debe conformarse en atender casos individuales, pues se quedaría a mitad de su labor.

Son tan urgentes las necesidades y tan numerosas, dados los cambios de las estructuras sociales, y tan escasa la preparación de los individuos para adaptarse a estos cambios, que el servicio social de casos queda relegado a un segundo término, para poner todo el empeño en el servicio social de grupo y de comunidad. Sin embargo, el servicio social de casos, por una parte, ha facili­tado las relaciones de amistad y confianza entre la comunidad y el asistente social y, por otra, ha dado elementos muy valiosos de observación psicológica y social ante los comportamientos de las personas y la situación social que le plantean.

Creación de un Patronato.—El período de transición entre el servicio social de casos y comunidad está facilitado por la crea­ción de un Patronato. Su fin responde a prestar una ayuda técnica a problemas que afectan a la comunidad, tales como alcantari­llado y camino.

No consideramos aún Desarrollo Comunitario a esta etapa, aun­que los problemas han sido sentidos por la gente de la barriada, pero sin tomar parte activa en su solución. Hay que tener en cuenta que es un sistema nuevo de trabajo que la gente no cono­ce, ni está preparada para ello, por lo que, a pesar de ver los problemas, no saben cómo resoverlos.

La iniciación del Desarrollo Comunitario es una etapa lenta, al no contar con elementos técnicamente preparados y tropezar con mentalidades opuestas a este método de trabajo.

Aunque el Patronato haya empezado desde arriba, poco a poco, a medida que la comunidad se ha ido responsabilizando, ha ido asumiendo una función más técnica, al mismo tiempo que se inser­taba más en la comunidad al tener que tratar problemas concretos.

HACIA EL DESARROLLO COMUNITARIO

Los primeros pasos dados en este trabajo han sido los de las reuniones con los cabezas de familia con el fin de organizar la Junta de Vecinos. Las primeras reuniones fueron poco numerosas

72 — oíndice

y apenas tomaban parte activa en ellas. Difícilmente se lograba interesarles, ni se notaba integración entre ellos.

Estas reuniones se comenzaron en noviembre pasado y en ene­ro pudo elegirse la Junta Directiva. Se había logrado un cambP notable en ellos, en cuanto a interés, tal vez por la ayuda técnica de los miembros del Patronato y por la aportación del Ayuntamien­to para la construcción del camino y alcantarillado. En las reunio­nes siguientes se nombran distintas comisiones para resolver los problemas de la comunidad, recogida de basuras, festejos, etc., que van asumiendo la función del Patronato.

En esta etapa los miembros de la Junta Directiva van responsa­bilizándose y la función del Patronato se reduce a apoyar la labor de las distintas comisiones en los organismos oficiales donde estos acuden a resolver los problemas de la comunidad, lográn­dose con ello la integración de sus miembros. Facilita también este trabajo la apertura de un salón recreativo donde los vecinos se reúnen en sus ratos libres, entablándose nuevas amistades y ma­yor unión entre ellos.

Estamos en una fase muy delicada de transición entre la par- ricipación parcial y responsabilización total de los miembros oe la comunidad.

METODOS DE CONTACTO UTILIZADOSColoquios familiares.— El trabajo dio comienzo saliendo del

edificio para ir a realizar los coloquios familiares, con el fin de que la gente misma, a través del diálogo, descubriera sus proble mas y los de la comunidad; también para darles a conocer en qué consistía nuestro trabajo dentro de la barriada, que no era de ha­cer cosas, sino de colaborar con ellos en sus necesidades. En esto les insistíamos mucho, ya que estaban acostumbrados a que les dieran las cosas hechas. Este fue el medio de contacto para iniciar el desarrollo comunitario en una barriada.

A través de estos coloquios se veían claros los problemas que tenía la comunidad, los que habían descubierto ellos y los que aun no habían sido percibidos; entre estos hay algunos bastante importantes. Pero pensamos que para que el Desarrollo Comunita­rio sea auténtico, hay que partir de los problemas sentidos por ellos.

A través de las visitas intentábamos hacer un estudio del am­biente y procedencia de cada familia, ya que es un barrio surgido recientemente.

índice

Primera reunión.—Como consecuencia de estos coloquios sur­ge la primera reunión general, convocando a todos los cabezas de familia a través de los niños de la escuela. El fin de la reunión era presentarles el cuadro de problemas que habían sido descu­biertos por ellos mismos a través de los coloquios familiares y las posibles soluciones; es decir, organismos y recursos que po drían ayudarles a solucionarlos. A esta reunión asistieron 38 per­sonas. Ellos dieron su opinión respecto a lo expuesto, demostran­do estar bastante desanimados, ya que han intentado varias veces dar solución a uno de sus problemas («la luz») y aún no han po­dido conseguirlo. No obstante, demuestran estar dispuestos a co laborar en todo lo necesario.

ACTIVIDADESDiversiones Juveniles.—Partiendo de un problema común de la

Juventud, como es la falta de diversiones en la barriada, se con­voca una reunión de jóvenes con el fin de descubrir entre todos qué se podría realizar en este sentido. Se hizo sobre este proble­ma un cuestionario. Se trataba de que desde el primer momento se realizara um diversión que partiese del interés de ellos.

Partiendo de aquí se ha creado un Tele-club, ya que la televisión la prefería un gran grupo. Ellos han tomado total parte activa en su constitución. Se lleva a cabo una labor educativa a través de en­trevistas personales y reuniones.

Un ejemplo de cómo se trabajó en ese sentido. Se hizo una merienda que fue organizada por ellos mismos. Se dividieron en grupos y cada uno se encargó de realizar una acción concreta; pre­parar (a merienda, recoger dinero, folklore, etc. Al día siguiente ésta fue revisada por los jefes de grupos y algunos que volunta­riamente quisieron participar; ellos mismos descubrieron los fa­llos que habían tenido: falta de organización, irresponsabilidad de los jefes, etc.

Autoanálisis de la comunidad.— Fue necesario hacer una en­cuesta para llegar a la solución del problema actual de las vivien das, y para saber cuáles eran las más necesitadas de la ayuda del Patronato, ya que éste nos había limitado el número de solicitudes. Para realizar este trabajo fue precisa la colaboración de un equipo de la misma barriada.

Partiendo de esta encuesta se tuvo una reunión .general con el fin de que ellos mismos eligiesen los vecinos que realizarían la solicitud. En esta reunión participaron 73 vecinos .

74 oíndice

Agua, luz y participación.—Otros de los problemas sentidos por ellos son la luz y el agua. Para tratar de solucionarlos, ha sido necesario tener una entrevista con el señor Alcalde de Málaga, con objeto de Interesarle y procurar que entre en el presupuesto municipal. A esta entrevista acompañaron a la asistente social tres padres de familia que fueron elegidos en una reunión, con el fin de que en todo momento esté el barrio representado, a la vez que ellos colaboran en todo. El resultado fue bastante positivo, ya que el Alcalde demostró estar bastante interesado.

Un índice de la participación de la gente en el Desarrollo Co­munitario, es que ellos mismos piden las cosas. Por ejemplo, a través de las reuniones solicitaron se les diese una charla sobre «Seguridad Social»; el señor que vino de fuera se extrañó de tan­ta asistencia. Si no hubiese sido pedido por ellos, hubiera sido bas­tante inferior la asistencia.

— 75 ^índice

oíndice

cooperativa de viviendas “san Vicente de paul“

por Sor Teresa PALOM O María «losó DE MI0UEL(Escuela de Asistencia Social) Rampa de la Amora, 3 M álaga

FUNDAMENTOS PREVEOSEn la Escuela Diocesana de Asistencia Social de Málaga, se abre

una oficina de servicio social de casos, Con ello perseguimos dos fines:

1. ° Atender los problemas que se presentan a las familias de esta zona,

2. ° Que sirviera de «centro piloto» de prácticas para las alum- nas de la Escuela.

Entre los muchos problemas que atendimos, en seguida nos di­mos cuenta que había uno que se presentaba con muchísima fre­cuencia y que en el Libro de Registro se señalaba siempre sin so­lución. Se trataba del problema de vivienda.

Buscando cómo solucionar este problema, común a muchas fa­milias, convocamos una reunión para sugerirles la creación de una Cooperativa como el medio de solución. Pasamos, por tanto, del servicio social de casos a una actividad de servicio social de co­munidad.

El servicio social de casos es básico para la formación de los asistentes sociales. El conocimiento de la personalidad, sus reaccio­nes, limitaciones, etc.; las relaciones humanas dentro de lá fa­milia, el empleo, el barrio..., no pueden dejarse de lado. Sin em­bargo, cuando existen cientos y miles de personas que reclaman ayuda, no es suficiente este método.

El servicio social no puede quedarse al margen cuando se da cuenta que existe un problema colectivo, teniendo como tiene po­sibilidades de acción. : •

POSIBILIDADES DE ACCION

Nuestra experiencia demuestra que el servicio social es váli­do para grupos numerosos de personas que necesitan ayuda. Ofre­ciendo esta ayuda (no de una manera paternalista), tenemos «una fe inextinguible en la gente», trabajamos con la gente y no para la gente; el proceso es básicamente educacional, la gente aprende al mismo tiempo que actúa y progresivamente va aumentando su participación.

De esta forma, los esfuerzos del Municipio o de las Institucio­nes encargadas de la solución de este problema, en este caso el Ministerio de la Vivienda, Obra Sindical del Hogar, etc., se unen a los esfuerzos e iniciativas de los mismos beneficiarios.

Las clases populares, íntimamente, no quieren «recibir». Quieren tener lo propio y decidir por sí. En nuestra experiencia ellos van aportando sus ahorros para en varios años amortizar su vivienda. Ellos la han elegido, han hablado con los arquitectos para la dis­tribución que prefieren, con el constructor sobre su precio, etc. Así la vivienda es la suya, con la que han soñado durante todo el pe­ríodo que ha durado su construcción y han participado en los trámi­tes para conseguirla.

El trabajo social tiene que interesarse por estos problemas, sen­tidos por todo un barrio o sector de la población, porque si no se in­teresa, la solución que se le dará, será sólo en plano económico y se abandonará el social y humano. Por tanto, la participación de la gen­te queda al margen, mientras que en nuestro trabajo es fundamen­tal, y también fundamental — si queremos ayudar al pueblo de una manera real— en los esfuerzos de desarrollo del país.

LA INTEGRACION POR MEDIO DE LA COOPERATIVAUno de los aspectos más importantes de la Cooperativa es el

de la integración social de sus miembros.Esta integración se realiza en tres direcciones:a) de integración a la Cooperativa;b) de integración en su bloque cuando ocupen sus viviendas, yc) de integración barrio-ciudad.a) Integración a la Cooperativa. Para ello hemos de cuidar mu­

cho su participación, por medio de los principios cooperativos de autodeterminación, control democrático, etc. Por medio de las re­uniones toman contacto unos con otros, y juntos luchan por conse­guir las ansiadas viviendas.

78 oíndice

También en el terreno personal han sido solidarios de sus pro­blemas. Tenemos numerosos ejemplos de ello: un socio tiene un accidente de trabajo y, dado de baja, no puede seguir cotizando. Los demás socios le ayudan para que esto no sea un obstáculo para conseguir la vivienda que le correspondía. Otro no tiene ahorrado lo suficiente, y es a un compañero a quien le sobra la cantidad se­ñalada, que la hace pasar a la cuenta de aquél para que no pierda la vivienda.

b) Integración en su bloque. Cuando ocupen sus viviendas les ayudará mucho a su integración, si no lo hubieran hecho ya en la Cooperativa.

Nuestro trabajo no termina cuando se han conseguido las vi­viendas, ai contrario, podemos decir que comienza. Aunque es difí­cil planificar ahora para el futuro, se puede pensar en un trabajo so­cial para hacer de estos bloques verdaderos núcleos de comunidad. Por ejemplo, pensamos en crear una Junta de Vecinos para el buen funcionamiento del edificio, preparar a las madres para las nuevas necesidades de la vivienda, educación de los hijos, etc.

c) Integración barrio-ciudad. El problema de la integración delbarrio a la ciudad de la que forma parte, evitando complejos de su­burbio y actitudes negativas. '

Estos objetivos no pueden alcanzarse si el barrio carece de los servicios fundamentales y de trabajadores sociales para el desarrollo comunitario, que, sin afanes paternalistas, cuiden de que las categorías dirigentes surjan dentro de los mismos beneficia­rios, estableciéndose una cooperación entre las estructuras del Municipio y los habitantes del barrio. Para ello pensamos hacer un estudio sociológico de los barrios donde van enclavados nuestros bloques, con el fin de crear los servicios comunes necesarios y los equipos aptos para el desarrollo comunitario. Se piensa que para planificar este estudio hace falta formar una junta compuesta por un sociólogo, arquitecto, asistente social, maestra de economía do­méstica y enfermera.

METODOLOGIA A EMPLEARNo se puede trabajar con mil quinientos socios juntos; para ha­

cer que todos participen hay que dividirlos en grupos.Es sumamente necesaria esta participación de los socios como

medio de integración en la Cooperativa. Hemos comprobado que ios primeros que han participado en todas las tareas, en su crea­ción, aprobación, marcha de la cooperativa, están totalmente inte­

— 79índice

grados; mientras que los últimos, que lo han encontrado casi todo hecho no lo están, al menos en su mayoría. Esta participación cons­ta de dos aspectos: informativo y operativo.

La información se hace mediante las reuniones y por medio de la Hoja Informativa mensual. Por estos dos medios la Junta Di­rectiva, asistentes sociales y contable, informan de la marcha de la Cooperativa en todos sus aspectos: el económico —viviendas— , so­cial y cultural. Contestan también a cuantas preguntas surgen.

Más importante es aún su participación en el trabajo, como se ha Venido haciendo, pero sería necesario se extendiese al mayor nú­mero posible de socios. Hasta ahora el trabajo de los socios ha sido: búsqueda de solares, llevar la contabilidad, inscripción en el libro de registro, asignación de viviendas, etc.

El trabajo conjunto socios-asistentes sociales ha consistido en: gestiones en instituciones, visitas a autoridades, arquitectos y constructores, preparar reuniones y la Hoja Informativa.PARTICIPACION DE LAS FAMILIAS DE LOS SOCIOS

De hecho, el padre de familia es el socio de la Cooperativa, pero si a él le interesa la vivienda este interés es mucho más sen­tido por la esposa, quien pasa más horas en el hogar y se preocupa de su limpieza, decoración, etc. Partiendo de estos intereses mani­festados por ellas en una encuesta realizada con motivo de los temas que preferían se tratasen en la Hoja Informativa de la Coope­rativa, pensamos trabajar también en procurar la promoción de la mujer. *

La división por grupos es necesaria si queremos lograr la máxi­ma participación de todos los miembros. Hemos dividido las reunio­nes, y lo mismo las actividades, en tres grupos de quinientos so­cios cada uno, que tienen reuniones semanales separados, y una conjunta para no perder el contacto.

Las actividades también hemos procurado dividirlas; los prime­ros socios que van a entrar a estas viviendas, centran sus activida­des en su construcción y en los nuevos barrios que van a ser ocu­pados por ellos. Los restantes socios, en la búsqueda de solares y otras actividades secundarias, como el envío de la Hoja Mensual, etcétera.

Al ocupar sus viviendas pensamos que deberán formarse grupos por bloques o zonas de bloques ocupados por ellos, cuidando de que surjan categorías dirigentes de entre ellos mismos.

80 —índice

notasbibliográficas

* T. R. Batten: LAS COMUNIDADES Y SU DESARROLLO. (Estudio introductorio con referencia especial a la zona tropical.) Fon­do de Cultura Económica. México-Buenos Aires.

Tras de hacer una pequeña introducción en la que se presentan algunas definiciones de lo que es el desarrollo comunitario, esta obra nos presenta una serie de líneas a seguir para el plantea­miento del desarrollo social en una comunidad.

En el capítulo «Organizaciones y Comunidades», el autor trata de demostrar a los trabajadores sociales cómo las comunidades por lo general suelen tener unas características especiales que, de no ser tenidas en cuenta, pueden hacer fracasar cualquier plan de desarrollo por muy bien planeado que esté y por muy insignifican­tes que nos puedan parecer estas causas.

En otro capítulo, el autor nos presenta algunos principios de trabajo para la organización, facilitando algunos puntos de tipo técnico a tener en cuenta a la hora de plantearse cualquier trabajo de campo: establecer relaciones amicales con las gentes, tratar de que éstas sean conscientes del cambio que se trata de operar en ellas, interesarse en trabajar a nivel de grupo...

Tras una serie de capítulos menos interesantes sobre el trabajo, en proyectos para comunidades desorganizadas, cuya falta de in­terés consiste en estar basados en experiencias de comunidades en zonas africanas o asiáticas, se llega a un apartado destinado al estudio de la organización de la escuela, principalmente la mi­sionera, y de la manera que ésta influye en la sociedad donde está ubicada, a través de su misión pedagógica.

El capítulo destinado a la alfabetización como medio de llegar al desarrollo de la comunidad, es el más interesante del libro, ya que, junto a los siguientes, presenta los sistemas de introducir nuevas ideas en las comunidades, del trabajo en grupos. Estos son

— 81 Oíndice

los más aplicables a nuestra realidad y los que nos aportarán los ejempjos más prácticos. En ellos, Batten hace una presentación de diversos métodos de alfabetización, recalcando la primacía de la convivencia frente a la imposición. Continua, presentándonos lo Incompleta que es la alfabetización para llegar a dar ideas nuevas, destacando la importancia del grupo de estudios y la aplicación edu­cativa de los medios audiovisuales.

«P. S.»

* Developpement et Civilisations: DESARROLLO COMUNITARIO, ANIMACION Y PARTICIPACION CREADORA. Revista Develop­pement et Civilisations. Núm 21, marzo 1.965. Publicación tri­mestral.

«Desarrollo y Civilización» ha dedicado el número de marzo, de forma monográfica, al desarrollo comunitario.

A lo largo de sus 112 páginas se analizan los programas de ocho naciones, considerando, alguno de ellos, como experiencia pi­loto.

Una breve introducción pone de manifiesto la toma de con­cienció en el momento presente, del derecho que todo ser humano tiene a participar en el desarrollo de su comunidad local y nacio­nal. «Sea cual sea su origen, el hombre no puede quedar pasivo en un mundo, que de otro modo se realizaría sin él». Esta toma de conciencia, que puede considerarse universal, es sin duda una de las grandes revoluciones del siglo XX. Pero si la toma de conciencia es un fenómeno universal, el hecho de la participación activa de todos los hombres en el desarrollo, es aún privilegio de los movi­mientos humanistas de desarrollo comunitario.

«La animación, desde el punto de vista del desarrollo», primer artículo de la Revista, estudia:

_ La problemática del desarrollo y de la participación («LasSociedades de los países en vías de desarrollo están prácti­camente todas en una etapa de crisis cultural, más o menos pronunciada.»)

— El encuadramiento, ¿factor de participación u obstáculo? («El encuadramiento al servicio de los hombres o los hombres al servicio del encuadramiento.»)

— Animación, participación y política de desarrollo estructural.A continuación, como ya dijimos, se analizan ocho programas de

82 — oíndice

desarrollo comunitario que abarcan un amplio haz de temas intere* santes:

— Obstáculos al desarrollo.— Centros de formación de animadores locales.— ¿Qué son ios animadores?— La mujer en los programas de animación.— Métodos de trabajo.— Control de resultados.— Planificación .— La industrialización en el medio rural.— El movimiento cooperativo.Por último, se presenta una breve relación de Instituciones de

planificación de desarrollo comunitario.«Desarrollo y Civilización» es una Revista publicada por el «Cen­

tro Internacional de Investigación y Formación», encaminada a con* seguir un desarrollo armónico. Este Centro es el órgano de coordi­nación de asociaciones y de agrupaciones nacionales, cuyo objetivo principal es aportar su participación a la solución de los problemas del desarrollo integral armonizado, en relación con los valores autén­ticos de cada civilización y de la persona .

M. J. M.

* Ezequiel Ander Egg: METODOLOGIA Y PRACTICA DEL DESARRO­LLO DE LA COMUNIDAD. Editorial Humanitas. Buenos Aires,

1965. 236 páginas.

La expresión «desarrollo de la comunidad», desconocida todavía para muchos, era hace unos años completamente ignorada. En los últimos decenios es cuando ha cobrado una vigencia inusitada, sien­do abundantísimos los trabajos aparecidos sobre el tema.

El autor entiende por desarrollo de la comunidad un complejo de procesos progresivos, con una dirección determinada, destinados a alcanzar una serie de objetivos en una comunidad dada. De acuerdo con esto, nos presenta diferentes tipos de programas de desarro­llo de comunidad, junto con un esquema de acción para llevar a la práctica esos programas, señalando al mismo tiempo los principales medios instrumentales del desarrollo de la comunidad: organiza­ción de cooperativas, construcción de viviendas por ayuda mutua, creación de Centros Sociales, etc.

Podemos decir que la obra que nos ocupa está inspirada por la

— 83 ^índice

Idea de buscar, como dice el autor, un método para el estudio de comunidades que, teniendo validez científica, permita realizar los estudios sin necesidad de un total «afinamiento» — al mayor ritmo y al menor costo posible— orientados hacia un «conocer para ac­tuar y para transformar».

El autor elimina todo lo supérfluo y accesorio, fijándose sólo en lo esencial: en el «qué» y en el «cómo» del desarrollo de la co­munidad. Todo ello servido por una redacción y un léxico muy di­rectos, de gran eficacia y completamente asequibles al lector de tipo medio. Hay que destacar, por tanto, su carácter eminentemen­te práctico. En efecto, la obra comentada se basa en la «angustio­sa necesidad sufrida por algunos países, de llevar a cabo realizacio­nes inmediatas, pues los problemas son demasiado urgentes como para esperar la conclusión de estudios previos exhaustivos»; el libro aspira a «no quedarse en lo puramente teórico, sino que quie­re descender a la acción lo más rápidamente posible».

En esta misma línea, el autor demuestra su capacidad de sínte­sis. Podríamos decir que en líneas generales el libro es esque-

4 mático. El lector no precisa hacer resúmenes ni extractos. Todo está ya hecho, listo para su aplicación inmediata.

Consecuencia de todo lo expuesto es su validez como libro de texto en cualquier trabajo que se intente sobre el desarrollo de comunidad, ya que señala paso a paso las etapas a seguir para su realización.

«P. S.»

B I B L I O G R A F I A S O B R E D E S A R R O L L O C O M U N I T A R I O

* Arce, A. M., y J. O. Morales:SOCIOLOGIA COMPARATIVA, sietecasos de desarrollo de la Comunidad Turrialba. Costa Rica, 1954. *

* Batten, T. R.. y A. G. Dickson: VOLUNTARY ACTION AND SO­CIAL PROGRES, A BRITISH COUNCIL STUDY BOOCKLET. London, 1959.

84 — oíndice

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*

86 — oíndice

instituciones de formación y

desarrollo social

* ARBEITSGEMEINSCHAFT FUR ENTWICKLUGSHILFE.Sociedad de cooperación para la promoción y el desarrollo.

* ASOCIACION DE VOLUNTARIOS DE VENEZUELA EN PROGRA­MAS DE BIENESTAR SOCIAL.

Edificios VAM. Avenida Andrés Bello.Apartado núm. 4745. Caracas.

* BANQUE INTERNATIONALE POUR LA RECONSTRUCTION ET LEDEVELOPPEMENT.

Economic developpement institute.1818 H. Street, N. W. Wáshington D. C.20433, U. S .A.

* B. D. P. A.Bureau pour le developpement de la Prodution Agricole.233, Bd. Saint-Germain, Paris 7e.

* B. I. R. D.BANQUE INTERNATIONALE POUR LA RECONSTRUCTION ET LE

DEVELOPPEMENT.Wáshington 25, 1818 H. Street, N. W.

* C. E. C.«Le Centre Europeen de la Culture» .Geneve, rué de Lausanne. 122.

* CENDES.Centro de estudios del desarrollo. Universidad Central de Ve­

nezuela.Edificio Asovac. Avenida Nevéri. Colinas de Bello Monte. Ca­

racas.

— 87 Oíndice

* C. E. T. R. E. D. E.Centre de Adiestramiento en desarrollo económico regional

Univ. de Ceará, Fortaleza.Ceará, Brasil.

* CENTRE DE COOPERATION POUR LE DEVELOPPEMENT ECONO-MIQUE ET HUMAIN.

48, rué Saint-Lazare. París 9e.

* CENTRE DE DEVELOPPEMENT DE L’ O. C. D. E.91, boulevard Exelmans, París 16e.Centro Internacional.

* CENTRE INTERNATIONAL POUR LE DEVELOPPEMENT.23-25, avenue Mac-Mahon. París 17e.

* CENTRO DE ESTUDIOS SOCIO-ECONOMICOS PARA EL DES­ARROLLO DE LA COMUNIDAD.

S. L. Gerona, 34, 4-3,Barcelona. 10 .

* C. I. E. D. E. H. L.Centre d'lnformations et d'Etudes d'Economie Humaine en Lo- rraine.Secretariat et bureau d’études 10.*, route de Woippy, Metz.

* C. I. R. D.Centre International de Developpement Rural.96, rué du Fanbourg Poissonnlere, París 10e.

* COMITE POUR LA COOPERATION INTERNATIONALE EN MATIEREDE SOCIOLOGIE RURALE.

Wageningen (Pals-Bas).C/o Landbouwhogesdhool, Hereustraat 25.

* COMMUNITY DEVELOPPEMENT FOUNDATION.8-10 Rué Taime.Paris, 16.

* C. R. E. F. A.Centro de Educación Fundamental para el Desarrollo de la Co­

munidad en América Latina.Quinta Erendira.Patzcuaro, Michoacan .México.

88 — oíndice

DIVISION PARA EL DESARROLLO INTERNACIONAL DE CIENCIAS SOCIALES.

UNESCO. Place de Fontenoy, París 7e.

DIVISION DE EDUCACION DE LA COMUNIDAD.Departamento de Instrucción.Puerto Rico.

I. E. D. E. S.Instltut d’étude du developpement economique et soclale.58, boulevard Arago, 75, París 13e.

INSTITUTO CATOLICO DE ESTUDIOS SOCIALES DE BARCELONA.Buenavista, 6, 1.°, Barcelona, 12.

INSTITUTO DE CIENCIAS SOCIALES.Diputación Provincial de Barcelona.Calle Carmen, 47, Barcelona, 1.

INSTITUTO COLOMBIANO DE DESARROLLO SOCIAL.Bogotá.

INSTITUT DE FORMATION ET DE RECHERCHE DES NATIONS UNIES.

New York, N. Y. 10017.IRFED.Instltut International de Formation et de Recherche en vue du

Developpement harmonisé.47, rué de la Glaciére, París 13e.I. V. A. C.Instituto Venezolano de Acción Comunitaria .Avenida Los Mangos, 13, Las Delicias de Sabana Grande, Ca­

racas.

NATIONAL FEDERATION OF STTLEMENTS AND NEIGHBORHOOD CENTERS.

232 Madison Avenue, New York, N. Y. 10016.U. I. E. S.Union Internationale d'Etudes Sociales .Bruxelles, av. de l'lser, 19.UNESCO.Organisation des Nations Unies pour l'education, la Science et la

culture. Place de Fontenoy, París 7e.

oíndice

noticiariolegislativo

(Noticias de la actualidad legislativa en España)

Publicamos en nuestro an­terior Noticiario un comen­tario en t o r n o a las lí­neas fundamentales del nue­vo sistema de Seguridad So­cial, contenido en la Ley de Bases de 28-XII-1963 y des­arrollado articuladamente por los Decretos 907 y 909/1966, de 21 de abril.

H o y queremos dedicar nuestra atención a una par­cela de la Seguridad Social de singular importancia, des­de el doble punto de vista de las urgentes necesidades a cubrir y de la excepción que constituye respecto del régimen general. Nos referi­mos a la Ley 38/1966, de 31 de Mayo, que establece el

«Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social».

SEGURIDAD SOCIAL AGRARIA

Las características especia­les de esta rama de la pro­ducción, tan fundamenta! para la economía española, exigen también un tratamiento es­pecial en los sistemas de protección. No obstante, tal vez por esa pasividad y es­toicismo que caracteriza a nuestros trabajadores agríco las, el campo ha sido ob­jeto de un inexplicable olvi dO.

En España, los trabajadores agrícolas comenzaron a ser

— 91índice

objeto de especial legisla­ción, por Ley de 10 de febre­ro de 1943, que estableció un sistema agropecuario, entre otros, para el Seguro de Ve­jez e Invalidez. Este régimen no tuvo inmediata aplicación, lo que motivó la aparición de normas provisionales para reconocer el derecho al perci­bo del Subsidio de Vejez. A impulsos de la necesidad de un trato especial, fue creada por Decreto 613/1959, de 23 de abril, la Mutualidad Nacio­nal de Seguridad Social Agra­ria, bajo los auspicios de una revisión total del sistema, fundado en los siguientes principios rectores: 1.° Uni­dad del sistema (a la Mutua­lidad le quedaron atribuidas las funciones del Mutualismo Laboral y de los Seguros So­ciales); 2.° Equiparación del trabajador del campo a los de otras actividades; 3.° Man­tenimiento de la gestión a través de los organismos ya c r e a dos, encomendándose concretamente al I. N. P.

EL NUEVO REGIMEN ESPECIAL

Consta la Ley que lo esta­blece de 55 artículos, 10 dis­posiciones finales y cuatro transitorias.

Constituye el nuevo régi­men una medida más, para­lelamente, entre aquellas me­didas con que la política so­

cial del momento presente trata de paliar y penar el pro­ceso de despoblación del campo, evitando el enveje­cimiento de la población ac­tiva laboral, cuando no, en al­gunos sectores, su casi total desaparición.

Trata para ello la Ley de superar los criterios que has­ta ahora han venido inspi­rando los Seguros Sociales en la Agricultura, cuya ac­ción protectora estaba mar­cada con el signo de la «ac­ción benéfica», en evidente contraste con los principios nel Seguro Social. Muestra bien patente de ello es el carácter simbólico de las co­tizaciones obreras, la insufi­ciencia de las cotizaciones patronales y la igualmente incompleta aportación del Estado. Estas circunstancias han motivado el déficit de la Seguridad Social del sec­tor agrícola, el cual ha teni­do que ser soportado por el sector industrial.

Consecuencia del estado deficitario del régimen era la escasísima cuantía de las prestaciones, muy inferiores a las de la Seguridad Social industrial.

Tras la promulgación de la Ley de Seguridad Social Ge­neral era, pues, absolutamen­te necesario replantear todo e! sentido, el contenido y la estructura de la Seguridad

92 —índice

Social Agraria, buscando e! saneamiento de su sistema económico - financiero y la equiparación, en lo posible, de sus prestaciones a las del nivel protector de la indus­tria,

Los objetivos fundamenta­les del nuevo Régimen son, pues, los siguientes: 1.°) Lo­grar un grado de protección social concorde con el de los trabajadores de la industria; 2.°) Estimular el trabajo cam­pesino procurando la conti­nuidad en °la vida laboral de los trabajadores agrícolas y facilitando su formación y es- pecialización; 3.°) Conseguir un núcleo de población acti­va agraria integrado por tra­bajadores en edad laboral de óptimo rendimiento, atenuan­do la tendencia migratoria.

En la determinación del campo de aplicación de la nueva Seguridad Social Agra­ria, se ha elaborado un crite­rio realista, consistente en considerar trabajador agríco­la, no al que dedica más o menos jornadas de trabajo a? campo, sino al que liga su vida a la labor agraria, sien­do ésta su medio fundamen­tal de subsistencia. Quedan borradas con ello, las circuns­tancias de fijeza o eventua­lidad, constituyéndose el co­lectivo protegido por la Se­guridad Social Agraria, por dos grupos muy bien defini­

dos de trabajadores: a) los trabajadores por cuenta aje­na (fijos o eventuales); b) los trabajadores por cuenta propia.

La afiliación de los traba­jadores al Régimen — requi­sito indispensable— será rea­lizado mediante su inclusión en el censo, previa justifica­ción de su condición, para evitar inclusiones indebidas. Ello permitirá, consecuente­mente, estructurar un siste­ma de cotización continuada, que determinará el derecho específico a las diversas prestaciones concretas e n función de períodos carencia­les, más o menos fuertes, según el tipo de prestación de que se trate.

En materia de prestacio­nes, busca la Ley la deseada equiparación entre los traba­jadores del campo y los de la industria, según hemos di­cho. Tres aspectos destacan en este orden, en el nuevo sistema.

En primer lugar, el crite­rio en el establecimiento de los cuadros de prestaciones, garantizando la protección de aquellas situaciones que pue­dan determinar las necesida­des más importantes, de un modo más completo; para aquellas otras contingencias que no revistan extremada urgencia, se fijan prestaclo-

— 93índice

nes ponderadas inferiores al régimen general.

En segundo lugar, no se incluyen prestaciones que existen en el régimen gene­ral cuando la naturaleza de la contingencia en el campo presenta características que determinan la imposibilidad material de su valoración.

En tercer lugar, la Ley vie­ne a resolver en esta mate­ria uno de los problemas más inveterados de nuestra Segu­ridad Social; el de la conser­vación de derechos adquiri­dos en un régimen cuando el trabajador pasa a otro dis­tinto. La solución adoptada — «prorrata a temporis»— es la de procurar que los efec­tos de la totalización de pe­ríodos de cotización, benefi­cien a los que acrediten en un régimen, períodos su­periores a los mínimos esta­blecidos para consolidar de­

rechos a pensiones y efec­tuando el prorrateo de la cuantía.

Finalmente, característica importante del nuevo Régi­men, es la estructuración de su sistema económico-fi­nanciero sobre bases técni- nicas que garanticen el nivel de recursos necesarios y un sistema distributivo de la co­tización, valorada en función del colectivo que en cada período tiene que atender.

La gestión del Régimen se atribuye a una Mutualidad Nacional, con base represen­tativa de empresarios y tra­bajadores, a través de la Or­ganización Sindical. Su encua- dramiento en el Instituto Na­cional de Previsión, permiti­rá utilizar la estructura admi­nistrativa de este organismo con las gantías técnicas ade­cuadas.

L. M.

94 — oíndice

Para lapromoción urbana y la organización comunitaria,

UN LIBRO BASICO:

LOSCENTROSSOCIALES

por Antonio DEL VALLE y Ramón ECHARREN

179 páginas, 55 pesetas Ed. EURAMERICA

(Colección Desarrollo Social)

oíndice

El próximo número de

DOCUMENTACIONSOCIAL

abordará el tema:

EX PERIEN C IA S D E PR O M O C IO N SO C IA L

* la problemática social

* experiencias en medio rural y urbano

* metodología de la promoción

NO DEJE DE ADQUIRIRLO iOíndice

númerospublicados

1. LO SOCIAL EN CARITAS (agotado).2. LOS CENTROS SOCIALES (agotado).3. LA ASISTENCIA SOCIAL (agotado).4. LAS MIGRACIONES EN ESPAÑA (agotado).

5-6. COMO ESTUDIAR UN MUNICIPIO (agotado).7. LA ACCION SOCIAL (agotado).8. ASPECTOS SOCIALES DE LA VIVIENDA (agotado).

9-10. LA VIVIENDA EN SUS ASPECTOS ECONOMICOS(agotado).

11-12. LAS COLONIAS DE VACACIONES (agotado).13. LAS TECNICAS DEL TRABAJO DE GRUPO.14. LAS GUARDERIAS INFANTILES (agotado).15. EL COOPERATIVISMO.16. EL SERVICIO SOCIAL DE COMUNIDAD.

17-18. LA PLANIFICACION SOCIAL.19. EL SERVICIO SOCIAL.20. LA ANCIANIDAD, PROBLEMA SOCIAL DE NUESTRO

TIEMPO.21. SERVICIO SOCIAL DE CASOS Y SUPERVISION.22. CENTROS DE FORMACION Y SERVICIO SOCIAL.

Segunda época:

1. LA PROMOCION SOCIAL.

2. EL DESARROLLO COMUNITARIO.

Próximo número:

3. EXPERIENCIAS DE PROMOCION SOCIAL.

PRECIO: tnESPAÑA: 50 pesetas ejemplar. Suscripción anual, 160 pesetas. (ndicf EXTRANJERO: 1,25 dólares ejemplar. Suscripción anual. 4 dólares.