Es Posible Un Modelo Propio - Albornoz

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    Es posible un modelo propio de desarrollocientfico y tecnolgico de Argentina?

    Mario Albornoz

    La primera pregunta que es necesario responder a la hora de imaginar posiblesmodelos de desarrollo cientfico y tecnolgico, aunque pueda parecer retrica, es elporqu de la necesidad de invertir en ciencia y tecnologa. La pregunta parece retrica,dado que la necesidad de que los estados, y an las empresas, inviertan en ciencia ytecnologa hoy parece ser una evidencia que nadie pone en cuestin, ms all de lasvoces crticas que advierten efectos negativos en el modelo imperante en materia dedesarrollo cientfico y tecnolgico. La convocatoria a este debate presupone laimportancia de la ciencia y la tecnologa para el logro de objetivos cruciales de lasociedad argentina. Partimos, entonces, de la base de que creemos en las promesas

    de la ciencia en su contrato social con la poltica, aunque probablemente, dotados deun espritu crtico, tratemos de no cerrar los ojos ante sus aspectos negativos. Es,precisamente, este cruce de caminos entre los aspectos positivos y negativos de laciencia una de las claves para definir orientaciones de poltica cientfica y tecnolgica.

    La fe en la ciencia corta las ideologas

    Steve Shapin, filsofo e historiador de la ciencia describe el nacimiento de larevolucin cientfica en estos trminos:

    Los historiadores anunciaron la existencia real de un acontecimientocoherente, turbulento y culminante que () cambi lo que se saba del mundonatural y la manera en que se consegua el conocimiento correcto de estemundo: la revolucin cientfica.

    Fue el momento en que el mundo se hizo moderno; fue Algo Bueno queocurri en algn momento del perodo que va desde finales del siglo XVI hastacomienzos del siglo XVIII.

    La Revolucin cientfica, adems, fue interpretada como una revolucinconceptual, una reordenacin fundamental de nuestros modos de pensar lonatural(Shapin, S. 2000).

    Por medio de la investigacin cientfica afirma Shapin- el ser humano ha alcanzadouna reconstruccin conceptual del mundo que es cada vez ms amplia, profunda yexacta. Desde entonces, la modernidad conlleva la aspiracin a aplicar elconocimiento cientfico para el mejoramiento de las condiciones humanas, tanto lasmateriales como las morales, sociales y polticas.

    Refirindose a la ms contempornea revolucin de las tecnologas basadas enciencia, o la tecnociencia, como algunos autores prefieren llamarlas, Daniel Bell (1994)utiliz expresiones muy enfticas al compararla con las grandes rupturas civilizatorias,caracterizndola por el hecho indito de que el agente revolucionario es elconocimiento terico sobre la estructura social.

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    Desde otra perspectiva, John Bernal (1976), destacado cientfico marxista ingls, eraenftico al sostener que la civilizacin, tal como la conocemos hoy, sera imposible sinla ciencia, ya que no solamente hace posible sus aspectos materiales, sino que estimplicada en los aspectos intelectuales y morales de la sociedad.

    Daniel Sarewitz (2001), un autor que forma parte del pensamiento progresista de losEstados Unidos, analista crtico de la poltica cientfica, afirma las decisiones depoltica cientfica son un poderoso catalizador del cambio econmico y social. AfirmaSarewitz que el financiamiento de la ciencia y la tecnologa por parte de los gobiernosest justificado principalmente por tres razones:

    1. el avance de la ciencia es necesario para crear nueva riqueza,

    2. es tambin necesario para resolver problemas particulares de lasociedad,

    3. el avance de la ciencia provee informacin necesaria para tomar

    decisiones ms efectivas.

    Los aspectos no positivos

    Con el correr del tiempo, se torna evidente que, ms all de su carcter revolucionario,persisten disparidades entre las promesas y los resultados de la ciencia. La cuestinsobre la que hay que discurrir es si tales disparidades entre promesas y resultados, ascomo los efectos negativos, son inherentes a la propia ciencia, son efectos noqueridos de las aplicaciones de la tecnociencia, o son el resultado evitable- dedecisiones mal tomadas.

    Uno puede preguntarse, frente a desastres como el de la central de Fukushima si loque ocurri es un riesgo inherente a la tecnologa energtica nuclear, o si fue elresultado de decisiones mal tomadas. Y si fueron decisiones mal tomadas, se debiello a errores tcnicos, simplemente, o expresan una lgica econmica y poltica queslo mira unos resultados deseables e ignora los riesgos potenciales?

    Sarewitz opta por hacer responsable a una lgica estrictamente cientfica otecnocrtica, que ignora las consideraciones sociales:

    Nuestro argumento es que tales disparidades en parte reflejan decisiones depoltica cientfica tomadas sin una adecuada consideracin de un contextosocial ms amplio(Sarewitz, D. 2001)

    La consecuencia de esta forma de mirar el problema es que resulta necesariocontextualizar la poltica cientfica para alcanzar impactos sociales positivos,obviando los riesgos de los efectos negativos. Qu significa contextualizar? Significaal menos dos cosas:

    a) Comprender y aceptar el hecho de que el avance cientfico es acompaadonecesariamente por un rango de impactos sociales.

    b) Tener la capacidad de leer cules son las demandas la sociedad a la quepertenecemos, as como tambin sus recursos y su vulnerabilidad.

    Por ejemplo, la innovacin tecnolgica basada en la ciencia es ofrecida como la llavepara acceder al crecimiento econmico en la sociedad moderna, pero tambin est

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    implicada en una creciente concentracin de la riqueza global y una gradual peroprogresiva supresin de puestos de trabajo. Tiene sentido en sociedades castigadaspor el desempleo favorecer procesos de innovacin que lo hacen ms agudo, teniendoen cuenta que una de sus caractersticas ha sido definida como destruccincreadora de puestos de trabajo?

    No hay un camino nico.No lo hay en economa y tampoco en ciencia y tecnologa.Por lo tanto, estamos obligados a buscar nuestro camino. Pero hay una realidad anms cruda: la ciencia actual es hija de la guerra. Daniel Bell (1994) relata con lujo dedetalles el proceso de utilizacin de la ciencia como arma de guerra y el complejoproceso que conmovi a la comunidad cientfica norteamericana despus deHiroshima, no slo en trminos de culpa sino de lucha por el poder. John Bernal(1976), actor principal de aquel proceso, reclamaba en forma militante el control socialpara la ciencia.

    Cmo entender la tremenda expansin de la ciencia y la tecnologa del siglo XX sintomar en cuenta que la segunda guerra mundial no solamente dio origen al control de

    la energa nuclear, sino a la computadora, la penicilina y el radar, entre otrasinnovaciones? Cmo olvidar que la conquista del espacio es hija de la guerra fra?No es posible olvidar el impulso al desarrollo tecnolgico que provino de los escudosnucleares y antimisiles. Hasta Internet es, en alguna medida, hija del temor a losataques nucleares.

    La cuestin es, entonces, en el contexto de sociedades pacficas, cmo encontrar unmotivo que dinamice la creacin y aplicacin de conocimientos cientficos con unnfasis equivalente.

    La bsqueda del modelo propio

    La bsqueda de un camino propio tiene mucha tradicin en Amrica Latina. Muchosautores cientficos duros, tecnlogos, economistas, cientficos sociales e inclusoplanificadores- imaginaron y exploraron estrategias para lograr que el proceso dedesarrollo de los pases latinoamericanos se nutriera de una capacidad cientfica ytecnolgica propia. Estos pensadores pueden ser vistos como formando parte de unpensamiento latinoamericano en ciencia y tecnologa. Esta visin me pareceaceptable, si bien me parece preferible reconocerlos en sus diferencias:

    a) Los industrialistas voluntaristas (Jorge Sabato y Mximo Halty),b) Los reformadores crticos (Amlcar Herrera y Francisco Surez)c) Los revolucionarios (Oscar Varsavsky).

    a) Los industrialistas voluntaristasJorge Sabato y Mximo Halty, tenan una visin centrada en el desarrollo industrial ypueden ser considerados como optimistas en la medida que crean en la capacidadlocal para alcanzar el desarrollo y regular los flujos de tecnologa extranjera.

    Jorge Sabato fue quien con ms claridad formul la idea de que uno de los motoresdel desarrollo radica en los vnculos entre el gobierno, la estructura productiva y lasinstituciones acadmicas (Sabato, J. y Botana N., 1970). Enfatiz la funcin de lasempresas en el desarrollo tecnolgico, si bien en el contexto del pensamiento de lapoca, que reconoca en el Gobierno la mayor capacidad para dar el impulso inicial

    para la movilizacin de los restantes actores.

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    Sabato defini a la tecnologa como el conjunto ordenado de conocimientos (nonecesariamente cientficos) utilizados en la produccin y comercializacin de bienes yservicios. En oposicin a los enfoques ms tradicionales que elevaban elprotagonismo de los conocimientos cientficos, destac que los saberes que lacomponen no provienen solamente del mbito cientfico (si bien stos tienen granimportancia), sino que tambin se cuentan en ella elementos aportados por laexperiencia emprica.

    Adems de su valor de mercado, seal Sabato, la tecnologa tiene un valorestratgico, dado que hay pases y empresas que la poseen y otros que no,generndose as una situacin de dependencia. Por lo tanto, es necesario lograr laprovisin de este insumo central. En tal sentido, recomendaba implementar programasde I+D cuyo objetivo fuera la "creacin, propagacin y aplicacin de conocimientoscientficos", junto a otras medidas destinadas a abrir el paquete de la tecnologa paracomprar mejor cuando fuera necesario hacerlo y para reconocer aquellosconocimientos generados por la experiencia de la prctica productiva e incorporarlosen la cultura industrial local.

    Mximo Halty, de nacionalidad uruguaya,abord el proceso de desarrollo tecnolgicodesde el modelo ms general del desarrollo econmico. Afirmaba que:

    La industrializacin de los pases en va de desarrollo tiende a conllevar unadependencia tecnolgica creciente con respecto a las fuentes extranjeras. ()los pases en va de desarrollo encaran un problema estructural dedependencia en cuanto a un factor crucial para su desarrollo (Halty Carrere, M.1986).

    Para revertir esta situacin de dependencia propona una estrategia que contemplaralas distintas etapas de produccin, distribucin, consumo y comercializacin del

    conocimiento tecnolgico.

    b) Los reformadores crticosAmlcar Herrera se refera a los condicionantes externos del desarrollo cientfico ytecnolgico de los pases menos avanzados.

    Los impedimentos que se oponen a la incorporacin de la ciencia y latecnologa como elementos dinmicos del desarrollo de los pases atrasadosno son pasivos, como en general se ha supuesto, sino activos y determinadospor una estructura del atraso en gran parte condicionada por el modo deinsercin de esos pases en la escena internacional(Herrera, A, 1995).

    Dicho de otra manera, el atraso cientfico de esos pases, tal como Herrera lo defina,no es simplemente el resultado de una carencia, de una falta que podra, por lo tanto,ser corregida con ayuda externa, sino una consecuencia necesaria de su estructuraeconmica y social. Herrera distingua adems entre las polticas explcitas y laspolticas implcitas, siendo las implcitas las declarativas y las explcitas, lasverdaderas polticas, aquellas que tienen que ver con la asignacin de los recursos.

    Francisco Surez enfatizaba los aspectos mimticos del estilo de desarrollo cientficode los pases latinoamericanos y caracterizaba el sistema cientfico de estos pasescomo "exogenerado y endodirigido (Surez, 1973).

    c) Los revolucionariosOscar Varsavsky realizaba un cuestionamiento ms radical que se tradujo en ladistincin entre la ciencia importada, copiada o generada localmente en funcin de

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    demandas sociales, y el modelo de pas que a cada una de ellas corresponda. Nocualquier estilo cientfico es compatible con un estilo de sociedad determinada,afirmaba (Varsavsky, 1969). Varsavsky imaginaba una ciencia militante, al servicio deun proyecto poltico y social revolucionario.

    Nuevas circunstancias

    Habiendo transcurrido al menos tres dcadas desde aquellas primeras experiencias,hay que tomar en cuenta que el mundo cambi y en el plano de la ciencia y de latecnociencia cambi mucho.

    En el plano geopoltico, la Globalizacin. En el plano de la investigacin cientfica, la evolucin cientfica actual en

    campos como las ciencias de la vida o las nano-ciencias. En el plano de la tecnologa, las TIC y su impacto sobre todas las formas de

    vida; incluyendo los modos de hacer ciencia. En el plano de las polticas tecnolgicas: la Innovacin. En el plano de la organizacin de la ciencia: la ciencia grande o gran

    ciencia.

    Una de las transformaciones ms relevantes que experiment la inversin en ciencia apartir de la posguerra es que a partir de entonces la ciencia se ha convertido en unrubro de inversin: es lo que se conoce como la gran ciencia o ciencia grande.

    En forma paralela a sus vnculos ntimos con los proyectos militares, la ciencia seconvirti en un elemento clave para la produccin y en un rubro de inversin a granescala. La ciencia grande, como la denomin Derek de Solla Price (1973), mereca

    tal nombre pura y simplemente por sus dimensiones y envergadura: grande en sus presupuestos, grande en el tamao de sus grupos de investigacin y grande por utilizar grandes y costosos equipamientos localizados en grandes

    laboratorios.

    La creacin de conocimientos en el contexto de la ciencia grande fue en ciertamedida equivalente al modo de produccin fordista en el plano de las grandesindustrias. La acumulacin de recursos necesaria para investigar habra de tenerinevitables consecuencias, no slo sobre la cantidad y calidad de los conocimientosalcanzados, sino sobre su relacin con la sociedad, por su ntima vinculacin con losprocesos de reproduccin y acumulacin del capital.

    El costo de la ciencia da lugar fenmeno de pinza al que se refera el filsofo ehistoriador de la ciencia francs Jean Jacques Salomon (1994). Con ello se refera aque la concentracin de recursos no remite slo al plano del mundo de las empresas,sino que se proyecta en el plano internacional agigantando el abismo entre los pasesindustrializados y el conjunto de pases con menor desarrollo econmico y social.

    Este rasgo impone a los pases la necesidad de ocuparse de la ciencia para lograr eldesarrollo y al mismo tiempo los aleja de la posibilidad de alcanzar desarrollos propiosen la investigacin cientfica: la pinza que atrapa a estos pases segn Salomon, losdeja embretados entre la necesidad de desarrollar prcticas cientficas y tecnolgicasavanzadas y la dificultad de poder hacerlo en razn de los altos costos que elloimplica.

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    La autonoma de la ciencia

    Un tema que cruza la problemtica del valor social de la ciencia es el de su presuntaautonoma. Fue la ciencia por s misma la responsable de los nuevos conocimientos,

    o fue la decisin poltica de fijar metas y asignar recursos lo que hizo posible la laborde los cientficos? Cunto influy la ciencia en el xito en la guerra? Pero en formarecproca: cunto influy la guerra en el desarrollo de la ciencia?

    Una visin, ampliamente arraigada en la comunidad cientfica de las ciencias durases que la ciencia no est socialmente condicionada. Pese a que evidentemente laciencia fue movilizada por la guerra, segn lo confesara el propio presidenteRoosevelt, y a que sus principales logros, tales como el radar, la computadora, labomba atmica e incluso la penicilina (desarrollada para atender infecciones en elcampo de batalla) fueron respuesta a demandas precisas de la conduccin de losasuntos blicos, se estableci la ficcin de que la investigacin bsica tiene de por suna capacidad de permitir el logro de objetivos polticos y de curar los males sociales.

    Curiosa ficcin, porque en su famosa carta al lder de la comunidad cientficanorteamericana, Vannevar Bush, el Presidente Roosevelt le preguntaba cmo podranser utilizados para la paz los conocimientos desarrollados durante la guerra, peroaclaraba que ello deba ser hecho con la aprobacin previa de las autoridadesmilitares.

    Bush contest que se deba apostar a la investigacin bsica, en un clima de libertadcientfica (Bush, V. 1999). Toda una paradoja, no despojada de cinismo, ya que quienconoca bien la importancia de la conduccin poltica de la investigacin, estabaproponiendo un modelo basado en la creencia de que la ciencia se gua a si misma yproduce de por s efectos sociales.

    Algunos aos despus, Michael Polanyi, un prestigioso fisicoqumico devenido enfilsofo, autor de un llamado de atencin sobre la responsabilidad de los cientficos,daba carcter programtico al rechazo de la injerencia poltica en la prctica cientfica,acuando la idea de la Repblica de la Ciencia a la que caracterizaba como unasociedad extremadamente liberal, que deba ser defendida de las hordas polticas, talcomo en su momento fuera necesario defender la democracia de Atenas (Polanyi, M.1962).

    Aunque este planteo conlleva el reconocimiento de que existe un correlato entre laprctica cientfica y determinados valores sociales, lo cierto es que le asigna a laciencia bsica un carcter casi demirgico, ya que atribuye a los cientficos lacapacidad de elegir los rumbos de la investigacin, sin condicionamientosexternos, a la par que se confa en que la sociedad se beneficiar de ellos porsenderos que quedan en un territorio ms oscuro.

    Fue clebre el contrapunto del liberal Polanyi y el marxista Bernal. Este ltimo tambinclamaba por la responsabilidad social de los cientficos, pero desde una perspectivamuy diferente. En su Historia Social de la Ciencia, Bernal (1976) denunciaba quemuchos cientficos trataron de excluir de su conciencia las desagradablesconsecuencias de sus investigaciones, dando un carcter abstracto a su inters por elconocimiento o como ellos dicen orientndose en un sentido exclusivamentecientfico. La repetida insistencia de algunos cientficos en la pureza y la libertad de la

    ciencia -objetaba Bernal- es por s misma una indicacin de su mala conciencia antelas consecuencias sociales de su trabajo y de los efectos que los cambios socialestraen al futuro mismo de la ciencia.

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    Hay, como hemos visto, una visin que otorga la ciencia una posicin central. Estecientfico-centrismo que otorga al conocimiento cientfico la capacidad de influir sobrela sociedad sin estar a su vez condicionada por ella, no es un fenmeno exclusivo delos cientficos de un color poltico determinado. No son necesariamente liberales ni dederechas quienes consideran que el poder de la ciencia se fundamenta sobre suautonoma, que su firmamento est poblado de valores ligados a la excelencia y que lapertenencia a la comunidad cientfica constituye alguna suerte de supranacionalidad.Hay tambin un cientfico-centrismo progresista que otorga a la ciencia la capacidadde producir transformaciones polticas y sociales. Unos y otros olvidan que son lassociedades las que producen las transformaciones. La ciencia es una actividad socialque se lleva a cabo en el contexto de la sociedad a la que pertenece.

    Tiene una vertiente extremadamente liberal, pero tambin tiene una visinprogresista: la ciencia autnomamente puede producir cambios sociales. Cabrapreguntarnos si esta visin se libra del adjetivo cientificista, aunque en un sentidodistinto al que aplicaba Varsavsky.

    La ciencia reproduce el sistema social

    La idea de que la ciencia transforma a la sociedad ms all de las condicionesmateriales que ella hace posible y funda una racionalidad necesariamentedemocratizadora ha recibido muchas objeciones.

    Max Horkheimer (2003), uno de los ms destacados miembros de la llamadaEscuela de Frankfurt era muy pesimista con relacin al proyecto moderno fundadoen la racionalidad cientfica y muy escptico con relacin a la posibilidad de que laciencia modifique el orden social vigente. Ocurre todo lo contario, sealaba: cuando se

    convierte la ciencia se convierte en fuerza productiva, reproduce y consolida lasrelaciones sociales. Librada al juego de las fuerzas del mercado, favorece laconcentracin monoplica.

    Muchos otros autores han sealado que en el contexto de determinadas reglas dejuego sociales, la ciencia y la tecnologa favorecen la concentracin de capital, eldesempleo y otros efectos negativos. Bernal, por ejemplo, afirmaba que la vastaciencia ha contribuido a la formacin de monopolios debido a su necesidad de serfinanciada por grandes capitales (Bernal, J. 1976). Las industrias basadas principal oenteramente en la ciencia han sido monopolistas desde el principio, agregaba.

    En otro apartado de la voluminosa historia social de la ciencia sealaba que en lamedida en que nuestro actual sistema econmico y nacional contine, la investigacincientfica tiene poco que temer. El capitalismo, aunque pueda no haber dado siempreal trabajador cientfico un salario suficiente, siempre habr de protegerlo, dado que esuno de los gansos que produce huevos de oro para su mesa.

    La concentracin monoplica no remite slo al plano del mundo de las empresas, sinoque se proyecta en el plano internacional agigantando el abismo entre los pasesindustrializados y el conjunto de pases con menor desarrollo econmico y social. Aesto se refera Jena Jacques Salomon con su metfora de la pinza que atrapa a lospases en desarrollo.

    Con una mirada propia de las ciencias polticas, Daniel Sarewitz reconocarecientemente que las cosas siguen bsicamente de la misma manera y pona comoejemplo que la innovacin tecnolgica basada en la ciencia es ofrecida como la llave

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    para acceder al crecimiento econmico en la sociedad moderna, pero tambin estimplicada en una creciente concentracin de la riqueza global y una gradual peroprogresiva supresin de puestos de trabajo.

    Qu significa un modelo propio?Cules deberan ser las orientaciones, las lneas centrales que debera tener unapoltica cientfica de mediano plazo en la Argentina, basada en un modelo propio dedesarrollo cientfico y tecnolgico? Qu estrategias deberan tenerse en cuenta parallevarlas a cabo? Siguiendo un modelo clsico de anlisis poltico, creo es importantedistinguir tres niveles:

    a) Lo fcticob) Lo normativoc) Lo prospectivo.

    a) Lo fcticoEste nivel es el de los juicios de realidad. Dnde estamos? Con qu recursoscontamos? Ya en los sesenta la UNESCO recomendaba comenzar el diseo de laspolticas por lo que llamaba el diagnstico de la situacin real. Es cierto que estediagnstico fctico no es independiente de los propsitos de la poltica, pero no debeser olvidado. Muchos proyectos carecen del tamao adecuado. Muchos instrumentosestn insuficientemente dotados. Lo fctico, ms que lo normativo, es lo que permite eldiseo de un camino propio.

    b) Lo normativoLo normativo tiene que ver con los valores de la poltica. Tambin con el estilo deimplementacin. En cuanto a los valores, se debe entender que el proyecto de unasociedad democrtica, equitativa y productiva, inserta en el mundo con personalidadpropia debe impregnar todas las polticas. Claro est que aqu la distincin de AmlcarHerrera sobre las polticas explcitas y las implcitas adquiere toda su dimensin.

    En cuanto al diseo del modelo al que aspiramos debemos evitar una confusin:confundir la poltica de ciencia y tecnologa con una poltica de investigacin.

    a) Una poltica de investigacin conduce a un actor hegemnico: el investigador.Es propensa a derivar en la Repblica de la Ciencia a la que se refera Polanyi.

    b) Una poltica de ciencia y tecnologa incluye a mltiples actores: adems de los

    cientficos, los tecnlogos, los empresarios, los funcionarios pblicos y losciudadanos.

    En este sentido, es til recuperar algunas de las recomendaciones de Mximo Halty:

    El desarrollo tecnolgico puede ser considerado como un proceso continuoque incluye las etapas de generacin (investigacin), difusin (transferencia detecnologa) y aplicacin (innovacin tcnica) del conocimiento. Slo tiene lugarcuando las tres etapas se desarrollan y vinculan armoniosamente.

    La propiedad de los modelos de poltica, su originalidad, depende de quines hacenla lectura de las necesidades, fijan los objetivos y escogen los instrumentos.

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    c) Lo prospectivoLas acciones en el plano de la ciencia y la tecnologa son necesariamente de largoplazo. Lo prospectivo nos recuerda la necesidad de pensar teniendo en cuenta elfuturo. Una poltica cientfica y tecnolgica al servicio de demandas socialesdemocrticamente identificadas debe contar con la capacidad de indagar y preverhorizontes futuros:

    horizontes futuros de la ciencia y la tecnologa horizontes futuros de la sociedad articulacin de ambos horizontes.

    Es una tarea muy creativa esta, de pensar de cara al futuro, que se seala comonecesaria. En efecto, los anlisis y las herramientas que ayuden a entender y evaluarlas conexiones entre las decisiones de poltica cientfica y los impactos sociales nonecesariamente econmicos estn virtualmente ausentes, tanto de la teora como dela prctica de la poltica cientfica. El dogma de la poltica cientfica suele considerar

    que tales anlisis son imposibles (debido a que los impactos no son previsibles) einnecesarios (debido a naturaleza automtica de los beneficios). Pese a estasobjeciones, es necesario aprender a tomar decisiones con una mirada al futuro.

    El riesgo

    A finales de los ochenta, el socilogo alemn Ulrich Beck (2006) introdujo un concepto,el de la sociedad de riesgo, que tuvo gran difusin y dio lugar a numerosos debates.Confrontando en gran medida con el optimismo epistemolgico y las promesas de unmundo feliz que se lograra a impulsos de las tecnociencias, la idea apuntaba a que

    ciertos riesgos implcitos en el estilo de desarrollo tecnolgico predominante generanuna tensin difcil de sostener largo plazo.

    El escenario actual es el de sociedades que se sienten amenazadas a una escalaplanetaria, en un marco de tensiones que, obviamente, van ms all de loestrictamente tecnolgico, aunque este dato lejos de debilitar la idea, la fortalece porcuanto pone en evidencia su carcter social.

    Se percibe, en forma todava algo difusa pero creciente, que la ciencia y la tecnologahan ayudado a crear nuevas y extremas- formas de riesgo en el doble sentido dedaos incontrolables que acechan a las sociedades en forma global, sin distincin depobres y de ricos, y de una nueva conciencia sobre las consecuencias de las

    decisiones que se toman en un contexto social menos protector que el de antao.

    De una parte, riesgos tales como el efecto invernadero, las catstrofes nucleares, losderrames de petrleo u otros daos que perjudican a la humanidad en su conjunto,remiten a la universalizacin de la tecnologa y a determinadas formas de suaplicacin. De otra parte, la percepcin del riesgo est asociada a la convivenciacotidiana con decisiones arriesgadas.

    Como afirman los filsofos espaoles Jos Antonio Lpez Cerezo y Jos Luis Lujn(2001), en un contexto de creciente individualizacin, el riesgo y la incertidumbre segeneralizan y entran en la percepcin y el lenguaje cotidiano. En este sentido, lacuestin no es slo que los riesgos sean mayores, sino que hoy los peligros son

    imputados a acciones y decisiones humanas. En eso consiste el riesgo en su segundaacepcin y por eso la nocin ha irrumpido en la agenda pblica. La sociedad parece

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    demandar mayor responsabilidad en la toma de decisiones y esto atae no solamentea los polticos y empresarios, entre otros actores institucionalizados, sino en ciertamedida a cada uno de los ciudadanos.

    Cinco apostillas finalesLa revolucin no la hace la ciencia; la hacen las sociedades. La ciencia contribuye:ayuda a pensar, ilumina, brinda soluciones pero son las sociedades las que decidenvalerse o no de ellas, en qu medida y para qu.

    En ciencia y tecnologa los modelos autrquicos o autosuficientes no son viables.Aprendemos los unos de los otros. Ya en el antiguo texto de Francis Bacon sobre lacasa de Salomn, los sabios que gobernaban con tanto acierto aquella isla sostenanla prctica de aprender lo bueno de los dems para aplicarlo, con la idea clara de quees imposible depender slo de las propias capacidades.

    Las estrategias nacionales slo son viables en el marco de estrategias regionales, nosolamente como estrategia destinada a alcanzar masa crtica sino para lograr unaprendizaje comn de los diversos actores.

    La masa crtica hoy no implica necesariamente proximidad fsica. Por eso las redesson un instrumento central de las polticas. Y las redes con argentinos en el exterior loson an ms.

    Finalmente, si tuviera que elegir un mensaje de todos los que he repasado en estacharla, me quedo con Francisco Surez y su denuncia de lo mimtico porque es unainvitacin a pensar sobre los problemas propios en busca de las soluciones msadecuadas.Esto no implica que no debamos mirar cmo lo hacen los dems. Por el

    contrario, lo mimtico es un obstculo para aprender, porque impide pensar. Uncamino propio supone, por sobre todas las cosas, la capacidad de pensar por nosotrosmismos.

    La Plata, 8 de junio de 2011

    Notas bibliogrficas

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