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Escaleras en las laderas: identidad, vitalidad y paisaje de un escenario urbano constitutivo de La Paz Alumno: Santiago Contreras Soux Docente: Arq. Alcides Torres Rodríguez Materia: Investigación en Arquitectura Semestre: 2-2008 La Paz, 20 de Enero del 2009 UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA FACULTAD DE ARQUITECTURA

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Escaleras en las laderas: identidad, vitalidad y paisaje de un escenario urbano constitutivo de La Paz Alumno: Santiago Contreras Soux Docente: Arq. Alcides Torres Rodríguez Materia: Investigación en Arquitectura Semestre: 2-2008

La Paz, 20 de Enero del 2009

UNIVERSIDAD CATÓLICA BOLIVIANA FACULTAD DE ARQUITECTURA

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Agradecimientos:

A mi mamá por, con quién tuve la charla detonante.

A todos los vecinos de las laderas por dejar a un extraño

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Escaleras en las laderas: identidad, vitalidad y paisaje de un escenario urbano constitutivo de La Paz

ÍNDICE: pág. 3

1. PRÓLOGO pág. 5 Marco teórico 2. PARADIGMAS DE ESCALERAS HECHAS ESPACIO pág. 6

a) “Tiwanaku atemporal”1

b) Iskanwaya o el despertar del valle

c) Los aimaras: los espacios sagrados d) El Incario e) Lo escalonado: imaginario, identidad y esencia de la arquitectura andina f) Sobre los ingresos públicos a algunas casas en los pueblos g) Paradigmas en el exterior. La escalera pública: una necesidad mundial h) Literatura para definir las escaleras i) Arte y escalera: Escher y las escaleras infinitas

3. LA LADERA PACEÑA: HISTORIA, POLÍTICA Y ECONOMÍA pág. 23 a) Historia de las laderas en el desarrollo urbano de La Paz b) El cerco de La Paz: de 1781 a Octubre de 2003. La ladera en el conflicto c) Las escaleras son un hecho económico de las laderas

Proceso metodológico

4. ESCALERAS EN LAS TRES LADERAS pág. 27

a) Ladera oeste: la que siempre mira al Illimani b) Ladera este: la que divide los espacios del Sur y del Centro c) Ladera norte: la que dialoga con las demás

5. ESPACIALIDAD DE LA ESCALERA EN LA LADERA pág. 29 6. ESCALERAS COMO TIPOLOGÍA DE ESPACIOS PÚBLICOS pág. 31

a) Escaleras como faro b) Escaleras como ágora o foro c) Escaleras como anfiteatro moderno aimara d) Escaleras como parque e) Escaleras como patio de ingreso f) Escaleras como basurero público g) Escaleras como símbolo : tiempo, espacio, identidad h) Escaleras como mirador i) Escaleras como torres: Babel en La Paz

7. ESCALERAS Y USUARIOS: sobre el habitante de la ladera pág. 39

1 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004 “Tiwanaku atemporal” pág.148-153

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8. EL PAISAJE DE LA ESCALERA DE LA LADERA pág. 41 9. ESCALERAS, LADERAS Y SENSACIONES: la ciudad, la escalera y sus relaciones simbólicas pág. 42 10. CONCLUSIONES pág. 43 11. RECOMENDACIONES pág. 46 12. ANEXOS pág. 49 13. BIBLIOGRAFÍA pág. 55

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1. PRÓLOGO 1a. Planteamiento del objeto de estudio

Estábamos hablando de ciudad. Y ahí caímos en cuenta que nuestra ciudad no tiene más remedio que medirse con la inevitable fuerza de la gravedad. Y que, por lo tanto, necesita la escalera para hacer ciudad.

Ahí quedó claro el qué investigar.

Lo que planteo a continuación es la certeza que La Paz no puede vivir sin sus escaleras

públicas. Son ineludiblemente importantes para el espacio público.

La “gradas”, como les decimos acá a las escaleras públicas, terminan convirtiéndose en elementos de identidad colectiva. Ya no son simples conectores entre un punto A y un punto B. Son vínculos que desarrollan modos de vida en su interior. Y en ese mundo interior existe un escenario que es la escalera.

A mediados de agosto del año en curso, el periódico local “La Razón” y un grupo de

fotógrafos y artistas desarrollaron un libro (uno de esos que está al alcance de todos) que retrataba las ciudades de La Paz y el Alto en 24 horas mediante una serie de fotografías entre las 6:00 de la mañana y las 6:00 de la mañana siguiente. El libro, más allá de su alto valor estético (hablando de la calidad de una buena parte de las fotografías), no mostró una sola fotografía de la escalera urbana. ¿Es que nadie la ve? ¿Nadie se percata de su existencia?

1b. Objetivos

Al final de su investigación sobre la escalera, Mario Piñeiro (alumno de la carrera de arquitectura de la UCB), termina diciendo: “La investigación referida a la escalera puede resultar interminable, tal es el caso de ésta, que no concluye aquí sino que simplemente se detiene con miras a profundizar en el tema y a poner en práctica lo aprendido”2

Ante este planteamiento, me encamino a profundizar precisamente uno de los tantos temas abordados en la previa investigación de Piñeiro. Me interesa especialmente mostrar eso que nadie ve o nadie quiere ver, salvo las personas que lo tienen que vivir. Esa grada escondida, que todos saben que existe pero que nadie se anima a entender o siquiera ver.

En ese sentido, entender y mostrar el espacio que nadie ve es el objetivo primordial de esta investigación.

La escasa información teórica respecto a esta escalera y al espacio paceño en cuestión me

lleva a la propuesta de realizar estos recorridos en la práctica y a vivirlos en persona. Partiendo, entonces, de la información que la investigación de Piñeiro brinda, es que me propongo develar para la ciudad una de sus identidades más fuertes.

Y de esta manera, pretendo también abrir nuevas posibilidades conceptuales y estéticas

para el desarrollo de posteriores intervenciones en las escaleras públicas que realiza la alcaldía, tan poco “pensadas” dada la importancia urbana que han adquirido.

Uno de mis objetivos es el de brindar a la comuna una nueva manera de encarar la escalera

como un espacio vital para el funcionamiento de la ciudad.

2 PIÑEIRO, MARIO ANDRÉS; La Escalera; Investigación en Tecnología; Cáp. 22, Pág.13, Párr 7.

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1c. Delimitación del tema

Entrando más allá de la misma escalera en la ciudad de La Paz, me encuentro con una segunda escalera: esta escalera que es modo de vida y que sólo la encontramos en las zonas de la ciudad que sí o sí la tienen que usar como un espacio de plena vocación social.

Para poner un ejemplo: escaleras como las que comunican la Av. Arce con la Av. 6 de

Agosto resultan, en muchas ocasiones, simples vínculos carentes de vida y dinámica.

En el caso particular de los barrios verticales de la ciudad -las laderas- la escalera se convierte en el patio de las casas, en la sala de reuniones del barrio, etc. La escalera es espacio público, es calle, es vínculo, es cancha de fútbol, es parque infantil, es parte del modo de vida de la gente que la habita, que la hace suya.

Existe una razón social para entender esta situación. ¿Qué es lo que convierte a esta escalera en un espacio tan importante? Entender esto ayudaría a darle a la escalera la importancia de su dimensión urbana real. De esta manera, la investigación intenta contribuir a mejorar esa expresión social de la escalera en las laderas.

Esto ayudaría entonces a, como dice Piñeiro, “realizar un buen uso de los recursos

económicos destinados a construir escaleras que resulten útiles y apropiadas para la ciudad…”. 3

Pero además es importante entender que hay una razón económica para la existencia de estas escaleras, que constituyen el espacio de flujo de más de la mitad de la gente que baja de El Alto a trabajar a la ciudad de La Paz a tempranas horas de la mañana. Esta actividad les da a estas escaleras una nueva dimensión urbana muy importante.

Es así que me planteo descubrir estos espacios y poder definirlos en la magnitud que se

merecen como verdaderas manifestaciones del desarrollo de modos de vida. Sin embargo, más que un diagnóstico urbano, quiero alcanzar a tener una percepción

sensible y acertada de lo que significa vivir estos espacios. No intento llegar a una hipótesis urbana cabal, sino que, a través de la experiencia, pretendo comprender un universo oculto en las escaleras de las laderas paceñas, que esconden el escenario de miles de vidas.

2. PARADIGMAS DE ESCALERAS HECHAS ESPACIO

2ª. La escalera en La Paz y sus posibles “iguales” Me parece que antes de entrar a la propia investigación formal, espacial, etc., de los espacios de las laderas paceñas, es importante determinar que la escalera pública ha sido tratada en muchas otras condiciones y que se puede observar todo lo apuntado en el prólogo en muchos otros ejemplos paradigmáticos. El análisis de los primeros ejemplos realiza un recorrido histórico de la escalera en los Andes, estudiando las 3 PIÑEIRO, MARIO ANDRÉS; La Escalera; Investigación en Tecnología; Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, La Paz, 2006 Cáp. 2, Pág.1, Párr 5.

Imagen 01: Leonforte, Sicilia, Italia, 1956.

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culturas Tiwanaku, Mollo, Aimara e Inca, y llegando hasta la aplicación de escaleras en los ingresos a casas coloniales. La segunda parte se concentra en ejemplos que, desde la literatura, ayudan a conocer la escalera. Finalmente, se recurre a un par de ejemplos de comparación con otras ciudades y poblaciones del mundo. 2b. “Tiwanaku atemporal”4

“Tiwanaku surgió en la altiplanicie andina paralelamente a las culturas Wankarani y Chiripa, de las cuales asimiló algunos elementos culturales. Posteriormente alcanzó un elevado desarrollo social y cultural, extendiéndose por una amplia región que no sólo incluía el altiplano, sino los valles de la costa y los yungas.”5

(Imagen 02)

“La utilización de complejas tecnologías agrícolas, junto al dominio del agua y de la piedra, hicieron a la cultura Tiwanaku una de las más avanzadas de su época. Al desarrollo urbano le siguió una etapa de expansión por la costa, los valles y el altiplano.”6

(Imagen 03)

La importancia cultural de Tiwanaku en el desarrollo posterior de las culturas andinas, que hasta el día de hoy perviven, fue significativa. Lo que a nosotros nos interesa, sin embargo, es el desarrollo de una arquitectura que, dadas las necesidades físicas, se adaptó a la topografía y al terreno y, posteriormente, encontró motivos geométricos basados en esa necesidad de construir escalonadamente.

El primer gran ejemplo de arquitectura basada en lo escalonado se da principalmente en la pirámide de Akapana, ubicada en el centro ceremonial de la ciudad más importante de la cultura tiwanakota: Tiwanaku.

Akapana, la pirámide, hoy casi irreconocible, en algún momento fue el reflejo de una forma de hacer arquitectura que luego pasaría a las culturas siguientes. “Este recinto habría tenido la forma de cruz escalonada que se conoce como “cruz andina” ya que aún se pueden distinguir restos de su escalonada planta quedando evidencias de los sillares que la constituían”7

“En la cima, existía un templete semisubterráneo que habría tenido una planta cruciforme escalonada a la manera de una cruz andina”

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4 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004

“Tiwanaku atemporal” pág.148-153. 5 Enciclopedia del estudiante Tomo 20: Historia de Bolivia. Varios Autores. Santillana, Bolivia, 2006 pág. 30. párr. 2 6 Enciclopedia del estudiante Tomo 20: Historia de Bolivia. Varios Autores. Santillana, Bolivia, 2006 pág. 32. párr. 1 7 Escalante, Javier; Arquitectura Prehispánica en los Andes, CIMA, La Paz 1992. pág.153, párr. 1 8 Escalante, Javier; Arquitectura Prehispánica en los Andes, CIMA, La Paz 1992. pág.160, párr. 9

Imagen 02

Imagen 03: Camellones en Tiwanaku.

Imágenes 03-04: Reconstrucción ideal de Akapana en Tiwanaku.

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“La planta tiene características escalonadas y es simétrica”9

Además de la pirámide de Akapana, un gran número de edificaciones siguen los mismos motivos compositivos.

Edificaciones como el templo de Kalasasaya y el de Pumapunku también juegan con elementos escalonados tanto en su planta como en elementos de la decoración de paredes y vanos.

Uno de los descubrimientos más sorprendentes que se hicieron fue “la llamada “piedra maqueta” que es un bloque rectangular de arenisca que en su cara superior muestra una serie de rebajes esculpidos a manera de pequeñas escalerillas y patios diminutos.”10

Resaltan también otras piedras con motivos escalonados tallados que se encontraron en el mismo complejo.

Esta piedra se encontró en el complejo arqueológico de Kantatallita.

El tema escalonado no sólo se encuentra en la

arquitectura tiwanakota ya que se extiende a la cerámica y al textil, haciendo del motivo geométrico un elemento de identidad cultural.

Debió impresionar tanto a los excavadores y

estudiosos de esta culturas, que (entre otros) Arturo Posnansky (1874-1946) construiría lo que actualmente conocemos como el Museo de Arqueología, con motivos escalonados en toda su decoración.

Posteriormente, Emilio Villanueva (1882-1970) -tal vez el más grande exponente de la arquitectura boliviana del siglo XX- a partir de 1927, influenciado por esta arquitectura empezó a diseñar una serie de obras con estos motivos estéticos y geométricos. El antiguo Estadio de Miraflores, obedeció a estas orientaciones históricas “… el arquitecto fue capaz de ofrendar a la ciudad de un espacio para la socialización recuperando la ciudad para sus habitantes como el centro ceremonial de Tiwanaku. En la arquitectura del Stadium, la reinterpretación del detalle escalonado en casi todos sus remates sigue en la memoria de quienes tuvieron la dicha de asistir…”11

Carlos Villagómez plantea que el legado de la arquitectura tiwanakota es atemporal y se sigue reinventando hasta el día de hoy en diferentes motivos de la arquitectura paceña, tan querida, tan odiada y tan especial. Estas arquitecturas son “portadoras de una energía o fuerza interior que vive y palpita en todos los restos arqueológicos. Eran fuerza y energía que, a una

9 Escalante, Javier; Arquitectura Prehispánica en los Andes, CIMA, La Paz 1992. pág.139, párr. 3 10 Escalante, Javier; Arquitectura Prehispánica en los Andes, CIMA, La Paz 1992. pág.248, párr. 2 11 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, “Tiwanaku atemporal” pág.148-153

Imagen 05: Análisis geométrico de Akapana.

Imagen 06: Piedra Maqueta en Tiwanaku Grabado del S. XIX por Squier.

Imagen 06: Kantatallita, Grabado S.XIX.

Imagen 07: Estadio de Miraflores antes de un partido. Foto Cordero.

Imagen 08: Estadio de Miraflores y Monolito Bennett.

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mente cartesiana y material como la del hombre actual, parecen simples juegos esotéricos”.12

Es finalmente con el Monoblock de la UMSA, que Villanueva define la capacidad de esta arquitectura de convertirse en imaginario e icono fundamental de la La Paz moderna. “El monoblock de la UMSA goza del privilegio de la atemporalidad, aquella envidiada virtud de la que se jactan contadas obras”

13

La arquitectura de Tiwanaku caló hondo en los

corazones de nuestra sociedad, como un espacio y una expresión de cultura que celebramos ante los turistas y se ha introducido en el subconsciente de las personas que erigen ciudad. “Con el talento y el convencimiento de que la arquitectura no es jamás para el presente, [Villanueva] concibió un mausoleo para el cementerio general…”14

Y es eso lo que se percibe de la arquitectura tiwanakota, imperecedera, atemporal, inagotable. Sigue siendo hasta hoy parte de un sentir colectivo del pasado…

2c. Iskanwaya o el despertar del valle

Se la divisa desde lejos. Parecen manchas en el cerro. La ciudad perdida, olvidada, formando parte del paisaje del valle del río Llica.

Así es como se percibe Iskanwaya, viéndola desde la montaña… Amalgamada entre la vegetación y la topografía punzante de la zona. Grandes muros de piedra laja se alzan entre las pendientes, soportando el peso de la masa; lucen fuertes, inamovibles, titánicos. 12 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, “Tiwanaku atemporal” pág.148-153 13 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, “Tiwanaku atemporal” pág.148-153 14 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, “Tiwanaku atemporal” pág.148-153

Imagen 09: Atrio Monoblock UMSA .

Imagen 10: Monoblock UMSA de Emilio Villanueva.

Imagen 11: Iskanwaya y el Valle del Río Llica. Imagen 12: Vista de la ciudadela de Iskanwaya.

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Los Mollo: los que desafiaron a la topografía Se presume que los mollo existieron como cultura

entre 1200 y 1485, hasta que fueron invadidos por los Incas, que los desperdigaron por todo su territorio, ocasionando su desaparición.

Levantada por la cultura Mollo, Iskanwaya es con seguridad la construcción más importante de esta cultura, ubicada en los valles mesotérmicos de las provincias Muñecas, Larecaja, Franz Tamayo y Saavedra en el departamento de La Paz.

Los valles se ubican de forma transversal a la cordillera y presentan, como la mayoría de los demás valles mesotérmicos, tres pisos ecológicos. El primero corresponde al piso de puna, en la que se encuentran especies vegetales como la tola y la yareta; luego sigue un segundo escalón bastante húmedo, en el que se cultivan especies como maíz y papa; en el tercer piso, más seco, se encuentran cactus, algarrobos y otros matorrales. La altitud de los pisos varía entre los 4000 y los 1200 msnm. La zona tiene un clima templado-lluvioso en verano y muy seco en invierno.

Como muchas otras culturas andinas, la cultura Mollo se dedicaba principalmente a la agricultura (maíz y tubérculos) y también a la explotación del oro.

Iskanwaya y su arquitectura adaptada al terreno

La loma sobre la que se sitúa Iskanwaya está rodeada por una serie de acantilados muy pendientes y la ciudadela se extiende hacia estos acantilados, adaptándose de manera perfecta al paisaje y desafiando a la montaña.

La población de la ciudadela, en la época de su máxima ocupación, se estima entre los 2500 y 3000 habitantes. Todas las construcciones han sido edificadas en torno a un patio central. La ciudad presenta un sistema de circulaciones mediante calles que se adaptan a la forma del terreno. Estas calles, a partir de lo que se ve en la planta y lo que he podido observar y percibir en el sitio, son un gran espacio con una carga interesante. Conforman una especie de ventana urbana orientada al valle.

Toda la ciudadela está construida sobre una serie de plataformas levantadas en base a muros de contención, también de piedra laja y pizarra, que le dan a la ciudad ese carácter tan interesante. La imagen que estos muros proyectan en el paisaje, así como su fusión con éste, hacen de Iskanwaya un impresionante ejemplo de cómo el ser humano usa el espacio físico circundante y cómo éste influye en la evolución y la forma final de la arquitectura. Y creo que esto es parte de nuestra cultura andina, ya que en las laderas de la ciudad de La Paz se tiene la misma imagen. Las construcciones se descuelgan de las laderas, desafiando a la gravedad, estableciéndose en un curioso

Imagen 13: Planimetría de la ciudadela.

Imagen 14: Plano General de las ruinas.

Imagen 15: Muros de piedra desafiando la topografía.

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equilibrio, entre caerse y retornar a la tierra. Los muros se desprenden de la tierra, queriendo alzar vuelo.

Esto me lleva de nuevo al tema de las escaleras

públicas de las laderas, que encajan perfectamente en el panorama existente en la actualidad: una ciudad creada hace muchos siglos, pero que hoy muestra aún que la arquitectura andina siempre va a estar ligada a la construcción escalonada, sea esta como motivo geométrico o como imperativo morfológico.

2d. Los Aimaras: los espacios sagrados

“Al desaparecer la cultura Tiwanaku, grupos aimaras procedentes del sur formaron en torno a los lagos Titicaca y Poopó distintos señoríos o reinos independientes.”15

“Los señoríos aimaras se dividieron, según la lógica andina en dos mitades con un centro de convergencia o taypi situado en el eje conformado los lagos altiplánicos y el río Desaguadero”

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La visión aimara del tiempo y el espacio pervive hasta el presente, manifiesta en rituales y ocupaciones espaciales entorno a wakkas (espacios sagrados). En La Paz las Wakkas sagradas se encuentran, en su mayoría, en los miradores de las laderas. (Es curioso, pero recientemente han aparecido sinnúmero de miradores sagrados, seguramente impulsados por el apetito del turismo comercial). En algunos casos, la cultura occidental ha cercenado estos espacios colocándoles cruces católicas. Sin embargo, dentro del sincretismo cultural que vivimos, estos espacios siguen siendo recuperados por los aimaras paceños.

“En el pensamiento aimara no existe diferencia entre los conceptos de tiempo y espacio porque ambos se identifican con la palabra Pacha, que significa tanto tiempo como espacio.”17

Es importante entender principalmente esto, los primeros pueblos en residir en la actual ubicación de La Paz fueron los aimaras.

En la arquitectura aimara no se encuentran elementos escalonados como tales, a diferencia de las demás culturas andinas.

El urbanismo aimara se conformaba de la siguiente manera: “Los poblados estaban dispersos en un territorio discontinuo formando pequeñas aldeas que dependían de caciques locales, los que a su vez respondían a la cabeza del ayllu máximo.”18

15 Enciclopedia del estudiante Tomo 20: Historia de Bolivia. Varios Autores. Santillana, Bolivia, 2006 pág. 36. párr. 1

16 Enciclopedia del estudiante Tomo 20: Historia de Bolivia. Varios Autores. Santillana, Bolivia, 2006 pág. 38. párr. 1 17 Enciclopedia del estudiante Tomo 20: Historia de Bolivia. Varios Autores. Santillana, Bolivia, 2006 pág. 39. párr. 1 18 Gisbert Teresa, Historia de la Vivienda y los Asentamientos Humanos en Bolivia. IPGH y Academia Nacional de Ciencias de Bolivia; 1988 La Paz. Pág.51. párr. 6

Imagen 19: Chullpas aimaras pintadas cromáticas en la prov. Carangas. Oruro.

Imagen 18: Casas circulares y rectangulares en Cañaviri, La Paz.

Imagen 16: Wakka sagrada en la ciudad de La Paz.

Imagen 17: Atrio y Pueblo de Jesús de Machaca.

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Sin embargo, a través de las reducciones realizadas por Toledo, la conformación de las aldeas aimaras cambió definitivamente. Los espacios urbanos coloniales de los Andes, tanto los “pueblos de indios” como las ciudades españolas, terminaron fusionando los principios del urbanismo español con las formas particulares de organización y distribución del espacio propias de los pueblos originarios, logrando poblados sumamente singulares.

En donde se puede apreciar motivos geométricos más peculiares y geométricos con ciertas referencias al escalonado Tiwanakota, es en las chullpas pintadas de la zona de Carangas cerca del nevado Sajama en Oruro. En ellas se puede observar decoraciones con motivos geométricos, que si bien no son escalonadas, sí tienen una reminiscencia de esa estética del dibujo geométrico decorativo. 2e. El Incario

“Entre 1440 y 1532 se produjo una rápida expansión de la cultura inca a partir del Cusco. La organización administrativa, las políticas sociales y el desarrollo económico permitieron el surgimiento de un extenso imperio”19

El imperio incaico ocupó, en su apogeo, más espacio que cualquier otra cultura andina que lo precedió. El dominio imperial abarcó parte de los territorios los actuales países de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Con la Cordillera de los Andes como eje estructurante longitudinal, éste se dividió en cuatro regiones políticas y geográficas, teniendo al Cuzco como centro político y geográfico del imperio.

Es precisamente en el Cuzco dónde se erigieron algunas de las muestras arquitectónicas más impresionantes de esta cultura. La rapidez con la que el imperio se expandió los obligó a encontrar maneras de control y de gobierno, que se manifestaron en muchos casos a través de la arquitectura. “Su labor arquitectónica se desplegó en la construcción de caminos, templos, fortalezas, tambos, que le permitieron difundir su cultura y tener el control de las tierras conquistadas.”20

Las expresiones más exquisitas de la arquitectura incaica se encuentran en el Perú.

Me interesan, sin embargo, tres ejemplos importantes:

Terrazas cultivables de Pisac. En ellas se ve un claro ejemplo de la construcción adecuada a la topografía y una

19 Enciclopedia del estudiante Tomo 20: Historia de Bolivia. Varios Autores. Santillana, Bolivia, 2006 pág. 40. párr. 1 20 Escalante, Javier; Arquitectura Prehispánica en los Andes, CIMA, La Paz 1992. pág.347, párr. 4

Imagen 20: Territorio del Imperio Inca.

Imagen 22: Andenes en Pisac, Valle Sagrado Perú.

Imagen 21:Plano del Cuzco Incaico.

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de las primeras “escaleras públicas” (por así decirlo) de la zona andina. Las takanas, que se han extendido por todo el territorio andino, son hasta el día de hoy uno de los elementos culturales (ya no entendido como elemento arquitectónico de gran estética) que transforma el paisaje de una manera armónica y natural que debe ser entendida como un gesto que proporciona el ser humano al paisaje natural.

Ollantaytambo. El segundo ejemplo importante se ubica también en el Valle Sagrado de los Incas (recorrido por el río Urubamba afluente del Amazonas): es la población comercial incaica de Ollantaytambo. Esta ciudadela presenta en su arquitectura una de las escalinatas prehispánicas más importantes de los Andes. Las escaleras conforman verdaderos espacios públicos que conectan las áreas ceremoniales (en las alturas) con las de cultivo y vivienda en el valle mismo. Las escaleras parecen realmente trepar contra la gravedad del indomable cerro. Esto demuestra que la escalera era también una demostración del poder. En la parte superior, los templos religisosos y militares coronaban el espacio urbano de Ollantaytambo. Machu Picchu. El tercer ejemplo, y el más cautivante de todos, es sin dudas la ciudadela de Machu Picchu, también en el valle del Urubamba. Esta ciudadela, reconocida mundialmente como una maravilla del mundo, presenta una arquitectura muy similar a la de las laderas paceñas. En esta ciudadela, la escalera adquiere un rol urbano significativo, como un elemento que articula el espacio público. La manera de construir la ciudad o la comunidad en terrenos con acentuada pendiente ha formado parte de la estructura mental del hombre andino, que irremediablemente empieza a construir de forma escalonada, en pleno conocimiento de que es la única manera de hacerlo. Macchu Picchu, además, demuestra la importancia que tenía el espacio público en el urbanismo incaico.

En la ciudad incaica del Cuzco ya se advertían los roles de las diferentes “plazas” que partían a la ciudad en diferentes sectores. Y hasta el día de hoy, esta manera de concebir el espacio público es de vital importancia en esta ciudad; las escaleras son las que comunican los espacios más planos con las cumbres; en éstas se encuentra, entre otras edificaciones, el templo de Sacsayhuamán. Es así que la escalera pública es parte constitutiva de la ciudad andina, de la ciudad incaica. Es parte constitutiva de las zonas rurales de marcada topografía y aparece constantemente en el paisaje urbano-rural andino.

Imágenes 23y 23a: Ciudadela de Ollantaytambo. Valle Sagrado de los Incas. Perú. Escaleras y Takanas. Construcciones religiosas.

Imágenes 24 y 25: Ciudadela de Machu Picchu. Vista General y de graderías para cultivo.

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En Bolivia, el Incario dejó muestras importantes de su morfología escalonada, tanto en la arquitectura como en el urbanismo. La escalinata de la Isla del Sol (lago Titicaca) es el ejemplo más notable de una escalera pública -convertida en espacio urbano- que precedió a las que se construyeron en las laderas paceñas. Es además el testimonio de que en el imaginario del hombre andino pervive el concepto de la escalera como un elemento recurrente.

El tema escalonado como motivo estético y geométrico se ve en un sinnúmero de construcciones:

En el fuerte de Samaipata (originalmente un centro ceremonial de la cultura chané, intervenido más adelante por los incas) aparecen grabados en la gran roca una serie de elementos geométricos de simbologías que representan a animales sagrados. El monumento expone “amplios escalones que dan acceso al conjunto en la cima…”21

En la Isla del Sol, el Palacio de Pilkokaina posee diferentes trazados escalonados en su planta. En la fachada destacan motivos escalonados decorativos en los vanos de la construcción. En las habitaciones interiores surgen “… hornacinas escalonadas hacia el fondo”

Los motivos escalonados se repiten en diferentes figuras talladas en la roca, pero no son los elementos más llamativos del conjunto.

22

La Chincana, también en la Isla, exhibe muros con hornacinas escalonadas, así como una serie de espacios y patios internos comunicados por pasillos y escaleras. Lo interesante del complejo es la manera en que se adapta a la topografía en pendiente.

En el Palacio de las Vírgenes del Sol en la Isla de la Luna se pueden observar nuevamente los patrones compositivos escalonados, tanto en la planta como en las elevaciones. Casi siempre estos elementos conformaban hornacinas.

En Pasto Grande, en la zona yungueña paceña, al sur del nevado Illimani, se construyó un conjunto urbano caracterizado por la utilización de takanas comunicadas por escalones de uso público que, en muchos casos, estaban en voladizo. Es importante destacar el rol social de las takanas, en cuanto en ellas sucedían gran parte los acontecimientos diarios de la comunidad, dado el carácter agrícola de la misma.

21 Gisbert Teresa, Historia de la Vivienda y los Asentamientos Humanos en Bolivia. IPGH y Academia Nacional de Ciencias de Bolivia; 1988 La Paz. Pág.84. párr. 4. 22 Escalante, Javier; Arquitectura Prehispánica en los Andes, CIMA, La Paz 1992. pág.354, párr. 4

Imagen 26: Plaza Mayor, Cuzco, Perú.

Imagen 27: Hornacina escalonada en Pilkokaina, Isla del Sol. Lago Titicaca.

Imagen 28: Palacio de las Vírgenes del Sol. Isla de la Luna.

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A manera de conclusión: Estas muestras de la arquitectura incaica intentan definir cómo el hombre andino siempre convivió armónicamente con su medio natural, modificándolo y trabajándolo para que sea de su provecho, y mostrando siempre una constante preocupación por el espacio público abierto.

2f. Lo escalonado: imaginario, identidad y esencia de la arquitectura andina Habiendo observado la arquitectura prehispánica, como una continuidad entorno físico, es que me formulo la siguiente hipótesis.

La grada como espacio público existe desde la arquitectura precolombina y tiene sus fundamentos en la cosmovisión andina del espacio y el tiempo.

La necesidad de poder construir en los terrenos escabrosos y de alta pendiente del espacio andino, llevó a sus habitantes a asociar el concepto de la grada y el escalonado con motivos estéticos y de connotaciones astrológicas, antropomórficas, geométricas, espaciales y temporales.

Existe una relación directa entre el comportamiento del aimara y su concepción de

espacio y tiempo. Desde el calendario de las cosechas y las estaciones, hasta la organización política y social de los ayllus, se presenta una conexión dictada por la cosmovisión andina del espacio y el tiempo. “La comprensión del espacio andino como parte de un todo, está expresado formalmente en el contexto Ayllu, base organizativa social-espacial, donde “está firmemente arraigado el núcleo humano resistente a la acción del tiempo”23

“por lo tanto la raíz cuadrada de 2, como la diagonal del cuadrado, a partir del cual se desarrolla todo un sistema geométrico, proporcional… decide determinar la escala que va a

23 Bautista Saavedra, cit en Varios Autores. Arquitectura y Ciudad 4. Carrasco Borda, Julio. Contextualización del Espacio Andino Ucamahua Pachamama (El mundo es así); 1992 Colegio de Arquitectos de La Paz.

Imagen 30: Escalinata del Inca, Isla del Sol.

Imagen 29: Vista del Cuzco trepando a las montañas desde Sacsayhuamán.

Imagen 31: Escalera rural con canal de agua en la Isla del Sol.

Imagen 32: Piedra Tallada en Kantatallita, Tiwanaku, Bolivia.

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utilizar según lo que necesita, ya sea para un objeto doméstico, alguna construcción o planificar su espacio regional…”24

(Imágenes 33 y 34)

Esto demuestra la fuerte relación que existe entre el entendimiento del tiempo y el espacio con las proporciones utilizadas para la construcción de las edificaciones. 2g. Sobre los ingresos públicos a algunas casas en los pueblos

Me parece importante citar un ejemplo de escalera pública-privada que trasciende cualquier paradigma, ya que dota a la escalera de una intensa carga poética. Creo que describe mejor que ningún otro ejemplo la importancia de la escalera en ciertos ámbitos rurales.

En el remoto poblado de Aucapata

(Departamento de La Paz, Provincia Muñecas, poblado desde el cuál se accede a Iskanwaya) existen varias casas que presentan escaleras que conectan el espacio público (la plaza) con la intimidad de la vivienda. Estas escaleras describen una tipología de vivienda que se destaca en todos los valles del norte de La Paz. Éstas son la versión a pequeña escala de las de las laderas. El gesto poético de estas gradas es singular y exalta los sentidos.

24 Varios Autores. Arquitectura y Ciudad 4. Carrasco Borda, Julio. Contextualización del Espacio Andino Ucamahua Pachamama (El mundo es así); 1992 Colegio de Arquitectos de La Paz.

Imagen 33: Sistema proporcional andino.

Imagen 34: Conceptualización del espacio andino.

Imagen 35: Plaza de Aucapata, Prov. Muñecas, La Paz.

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Lo más lindo, sin embargo, es la sensación de estar suspendido, mirando desde un palco. Desde luego, la sencillez y belleza con que son erigidas resaltan en ese escenario antiguo que es el pueblo de Aucapata, donde la atemporalidad de los Andes todavía permite encontrar campesinos de ojos azules. Todas aquellas sensaciones experimentadas por mí en aquel pueblo, resumen gran parte de lo que he vivido, un par de años después en las laderas paceñas. 2h. Paradigmas en el exterior: La escalera pública una necesidad mundial

En los siguientes ejemplos intentaremos recorrer, mediante una serie de fotografías, las diferentes aplicaciones que ha tenido el desarrollo de la escalera pública en espacios muy distanciados entre sí. Queremos demostrar con esto que la escalera, más allá de culturas y formas arquitectónicas, identidades y épocas, aparece como una necesidad básica para llevar al hombre de un punto bajo a un punto alto o viceversa. Vamos a encontrar, además, que existen ciertas espacialidades urbanas que se repiten o que en todo caso son muy parecidas.

Imagen 36: Ingreso a una vivienda en la plaza de Aucapata, La Paz.

Imágenes 37 y 38: Diferentes ingresos a casas en poblados del departamento de La Paz.

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Esto me lleva a definir que el elemento arquitectónico y urbano de la escalera ha proliferado por el mundo de manera autónoma. Todas las culturas, desde la Antigüedad, descubrieron que el uso de escaleras (posteriormente vamos a leer una definición de escalera de Julio Cortázar) facilita el recorrer el espacio físico acortando distancias y ahorrando materiales. Así como el invento de la rueda significó un avance en la cultura, la economía y el desarrollo de los pueblos, la escalera significó el avance hacia la arquitectura propiamente dicha. El hombre descubrió rápidamente que su cuerpo era más estable estando parado sobre un plano horizontal que sobre un plano inclinado.

Veamos entonces los siguientes ejemplos: Para muchas culturas antiguas, las escaleras

significaron un tránsito hacia la divinidad. En las pirámides mayas y aztecas, por ejemplo, construidas en terrenos llanos, las gradas de acceso a los templos, que siempre se situaban en la cúspide, tenían elevados peldaños, haciendo que los pocos que podían acceder al espacio sagrado realizasen un gran esfuerzo. Asimismo, era por los mismos peldaños que los prisioneros de guerra eran despeñados hacia abajo, desde el espacio sagrado hacia el piso.

Entre los templos budistas destaca el de Thai Shan (siglo III a.C.), en el que los visitantes acceden a la inmensa estatua de Buda escalando cerca de 1000 gradas. El esfuerzo realizado es un sacrificio que se justifica al poder acceder y mirar la representación de la divinidad.

Encontré una serie de ejemplos diversos que tienen un parecido sumamente similar al de

las takanas andinas, demostrando así que en diferentes partes del mundo el terraceo aparece de forma autónoma en diversas culturas, como una manera inteligente de captar mejor las aguas de riego para poder utilizar los terrenos horizontales logrados más aptos para el correcto crecimiento de los cultivos. Las terrazas de cultivo, a pesar de ser lugares de trabajo -en muchos casos forzado-, constituían lugares en los que la gente encontraba espacios de convivencia.

Una serie de espacialidades urbanas similares a las de las laderas paceñas aparecen

también de manera indistinta de diferentes regiones del mundo. En varias ciudades latinoamericanas, los barrios populares, como las poblaciones de Caracas y las favelas de Río de Janeiro, tienen una extraña similitud con nuestras laderas y escaleras, siendo éstas las que comunican los espacios construidos. Lo más extraño es que hay ejemplos parecidos en Grecia, India y Irán. Apenas el hombre se enfrenta a la construcción en pendiente, surgen este tipo de

Imagen 39: Pirámide Maya en Palenque, México.

Imagen 40: Cultivos en terrazas en Djebel Akhdar, Omán.

Imagen 41: Campos de arroz al norte de Pokkhara, Nepal.

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espacialidades, cada una dentro de su estilo y características culturales, pero todas con ese aire similar y llamativo…

Imagen 45: Pueblo en la punta norte de la Isla Santorin, Grecia.

Imagen 42: Ciudad Vieja den Jodhpur, Rajastán, India.

Imagen 44: Barrio popular en Caracas, Venezuela. El parecido con las laderas peceñas es innegable.

Imagen 46: Pueblo en la punta norte de la Isla Santorini, Grecia.

Imagen 43: Favela en Río de Janeiro, Brasil.

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En una de las fotografías se puede evidenciar la importancia de una escalera pública de la población de Varanasi, a orillas del río Ganges, en la India. Se observa a la gente aglomerarse en el borde, al que se accede por una larga escalinata. Este baño es tomado por parte de los hindúes como un rito de purificación espiritual. La escalera se presenta como paso a un espacio deseado, como recorrido esperanzador, como recorrido expectante… (Imagen 47)

Finalmente, analicé los casos de dos ciudades

chilenas que presentan ciertas similitudes con nuestra ciudad y algunas poblaciones apartadas en la cordillera.

El primer caso es el de Valparaíso: “un antiguo puerto caracterizado por la arquitectura inglesa, los cerros y los funiculares.”25

“Un funicular nos subirá un tramo; luego, el mejor paseo requerirá andar por un laberinto de calles que suben, calles de adoquines, y escaleras por todas partes. "Escaleras babélicas", las llamó el escritor Rolando Gabrielli, quien recuerda una definición de Pablo Neruda sobre el Valparaíso de los cerros, este gran recodo del mundo, con sus oscuras callejuelas, con sus cerros extraordinarios en que se mezclan la miseria, la alegría y el trabajo como conjunciones conmovedoras.”

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El ejemplo más lindo, sin embargo, es “La Ciudad de las Escaleras”; Sewell es una antigua ciudad minera en pleno corazón de la Cordillera de los Andes, que desde el 2006 es Patrimonio de la Humanidad.

Se trata de una ciudad íntegramente constituida por escaleras, en la que no circulan ni tranvías ni automóviles.

“Sewell está enclavada en una ladera de la cordillera chilena sobre un pronunciado desnivel, por lo que podría considerarse una de las únicas ciudades de la era moderna que no posee calles, y que además, el eje central de circulación lo conforma una escalera que comunica a los edificios principales. La escalera, es entonces la única vía de tránsito del pueblo, comunicando la estación de trenes a un lado, con la industria minera.”

25 Gustavo Ng, Valparaíso, una ciudad entre el cielo y el mar; El Clarín, Chile; Domingo 19.02.2006 26 Gustavo Ng, Valparaíso, una ciudad entre el cielo y el mar; El Clarín, Chile; Domingo 19.02.2006

Imagen 47

Imagen 48: Escaleras en Valparaíso.

Imagen 49: Vista de Sewell, pueblo minero en el corazón de la cordillera de los Andes.

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“Su situación en desnivel extremo dio lugar a una estructura urbana más que particular en donde el crecimiento se produjo en altura, con edificios sobre un terreno accidentado y continuamente erosionado”

“…sólo podemos desplazarnos a través de una gran escalera central que se elevaba cruzando el pueblo, dejando libre pequeñas plazoletas de forma irregular alternadas con árboles y plantas. La escalera, comunica así a ambos lados con pasajes en subidas (o bajadas) abruptas y escaleras más pequeñas que comunican los distintos niveles de la ciudad.”27

Todos estos ejemplos me llevan a una conclusión e hipótesis significativas: En diferentes culturas y espacios geográficos, el ser humano ha creado, por

necesidad, escaleras públicas para poder vivir en poblaciones que se adaptan a terrenos de gran pendiente. Sin embargo, cada caso y cada espacio urbano ha seguido códigos propios para generar espacios únicos y diferentes.

2i. Literatura para entender la escalera

En muchos casos, la literatura nos puede ayudar a interpretar conceptos e ideas. En esta línea de análisis, intento establecer dos posibles condiciones que trabajan la escalera como una posibilidad más allá de lo que se ve a simple vista. El espacio público se vuelve parte de la escalera, así como la escalera parte de sus habitantes. 2i1. Instrucciones para subir una escalera; Julio Cortázar Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso. Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se

27 http://www.nevasport.com/ y http://matiascallone.blogspot.com/2007/11/la-ciudad-de-las-escaleras.html (SITIOS WEB)

Imagen 51: Escaleras en Sewell. Imagen 50: Vista de Sewell en una nevada.

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comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie). Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso. Julio Cortázar 2i2. El descenso, de elaboración propia

Cada día, antes del trabajo, se arreglaba la corbata color verde oscuro. Descendía por el callejón oscuro tiritando por el frío áspero de la madrugada. Su paso rápido lo conducía hasta encontrarse con la primera callejuela con pequeñas gradas. A esa hora nadie trabaja, la luz tenue en el cielo, aún oscuro y melancólico, lo acompañan. A esta hora todos duermen todavía… hasta los espíritus del cementerio duermen.

Seguía descendiendo por aquella sinuosa calleja llena de escalones, todavía estaba oscuro, una sensación de humedad y angustia le llenaba los bolsillos. Sí, no necesitaba nada. Seguía caminando cuesta abajo. No aceleraba, mantenía el paso, no era bueno acelerar, había muchas piedras, se podía tropezar y rodar todas las empinadas escaleras. Su voz empezaba a cambiar, murmuraba una canción que le enseñaban en la escuela; pero ahora no necesitaba ir a la escuela, ya tenía trabajo. Pronto tendría mucho dinero para comprarse todos los juguetes y dulces del mundo. Pero cada vez que se le venían esos pensamientos egoístas, se acordaba de sus hermanitos. Ahora, mis hermanitos van a comer rico, rico su sopa se van a servir.

Seguía descendiendo, bajando, cayendo, cuesta abajo hacia el abismo. Aún era de noche. A esta hora la gente sigue durmiendo, no les gusta despertarse a esta hora. Hace mucho frío. Tiene miedo.

Continuaba su ruta hacia el fondo a través de casas apagadas y casuchas derrumbadas, atravesaba terrenos enteros, pero la gente seguía durmiendo. No les gusta despertarse a esa hora. Su voz y su cabello habían cambiado. Eran claros y ásperos como las piedras del piso de las escaleras. Hay que cuidarse de no tropezar con ellas, uno se puede lastimar. Son rocas muy grandes. Aún no amanecía. Su cara se había arrugado. Ahora mantenía un paso inseguro y lento. Se desmoronaba en cada encuentro con una piedra. Su corbata verde oscuro estaba manchada de polvo añejo. Ya no podía ver bien. Sus hermanitos. La sopa. La casa. Sus amigos. A sus hermanitos les gustaban los caramelos. Pensaba en su difunta esposa. ¡Espero que veas cómo me esfuerzo, Antonia! El hombre refunfuñaba, su voz era ronca y seca. ¡Sé que estás ahí arriba! El cielo estaba oscuro todavía.

El cielo estaba oscuro todavía. A estas horas… El viejo se dejó caer en el piso. Ya está. Ya había llegado al fondo del cerro. Vaya cuesta, vaya descenso. Todavía era de noche, estaba oscuro. Ya podía descansar para el día siguiente.

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Cada día, antes del trabajo, se arreglaba su corbata a rayas que le había regalado su hermano mayor. Se preparaba para descender la cuesta… 2j. Arte y escalera: Escher y las escaleras infinitas Escher, la relatividad y Heráclito “¿Pero en qué consiste esa secreta armonía que surge de las (¿aparentes?) contradicciones?” “Cada uno de ellos tiene una perspectiva particular de lo que ocurre en ese mundo, y es incompatible con la de los demás.” “Y sin embargo estas escaleras contradictorias forman un triángulo, que representa la armonía, la proporción y la racionalidad.”28

Sin duda, lo más llamativo de las escaleras imposibles de M.C. Escher, es que de alguna manera bizarra y surrealista están representando uno de nuestros peores temores: no comprender el espacio.

En un video de la página de Internet de YouTube, un personaje ficticio concebido en tres dimensiones se encuentra atrapado en la famosa escalera infinita de M.C. Escher. El video muestra a este personaje grotesco tratando de encontrar la manera de escapar de la maldición de la escalera. Al comprender que subiendo los escalones llega inevitablemente al mismo punto del que parte, se da cuenta de que la botella que lanzaba hacia abajo siempre termina volviendo y, además, golpeándole la cabeza. El extraño personaje empieza desesperadamente a buscar escapar de aquel espacio incongruente.

Cuando se da cuenta que puede abrir una puerta y alterar la realidad lanzando la botella a una cámara que lo filma, logra finalmente salir del espacio e ingresar a una gran ciudad que está dispuesta de la misma manera (claro, él no se da cuenta de eso).

Escher trabaja lo imposible, la fatídica realidad, lo inevitable de las cosas. No por algo el personaje recibe una y otra vez el golpe de la botella cada vez que la lanza. En el más grande de los sentidos, estas escaleras se parecen a las de nuestra ciudad: imposibles, extrañas, incomprensibles.

Lo más significativo del grabado es que, a pesar de lo ilógico de las escaleras, se ha conformado un verdadero espacio público ficticio. Esas realidades contrapuestas y aparentemente en discordia generan así un espacio público que no puede ser aprehendido por la racionalidad humana. Es inconcebible y por lo tanto no debería existir.

28 www.antesdelascenizas.blogspot.com/2006/11/relatividad.html

Imagen 52: Escaleras infinitas de M.C. Escher.

Imagen 53: Escaleras infinitas de M.C. Escher.

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La escalera de Escher pierde, entonces, esa cualidad de trasladarnos de un punto “A” a un punto “B”, y ahí es que se parece a la escalera de las laderas. Su propuesta va más allá de la escalera como espacio público: la escalera se convierte en un espacio onírico.

3. LAS LADERAS PACEÑAS: HISTORIA, POLÍTICA Y ECONOMÍA

3a. Historia de las laderas en el desarrollo urbano de La Paz

La historia de las laderas comienza notoriamente a partir de un hecho que marcó un cambio histórico para el país: La Revolución Nacional del 1952. Veinte años antes, la Guerra del Chaco hizo despertar a un pueblo que por mucho tiempo había estado dormido. Fueron precisamente los indígenas aimaras y quechuas los que fueron mandados a luchar por la patria en una tierra inhóspita y desgarradora. Luego del 52, el país entero cambiaría sus funciones para darle a este grupo excluido un lugar en el país. Se aplicaron una serie de reformas entre las cuáles destacan la Reforma Agraria y la Reforma Educativa. Se nacionalizaron los hidrocarburos y el Estado pasó a controlar la mayor parte de la actividad económica nacional.

A partir de ese momento empezó una fuerte migración hacia las ciudades capitales y principalmente hacia la ciudad de La Paz. 3a1. El desarrollo urbano de las laderas En 1954 se promulga la Reforma Urbana, que “tiene como objetivo solucionar el déficit de vivienda y servicios urbanos que afecta a la gran parte de la población de las ciudades del país.”29

Una vez que la ciudad cuenta con nuevas zonas disponibles para su crecimiento, se inicia un proceso desordenado de urbanización. “Se consolida a partir de entonces una asincronía entre la capacidad municipal para elaborar y ejecutar políticas de planificación urbana y la rapidez de la edificación de los asentamientos autoconstruídos y no dirigidos”

30

Para 1964, las laderas empiezan a ocupar los espacios que ocupan hasta el día de hoy; asimismo, existe una proliferación de la vivienda no planificada.

“De la estructura que consolida un eje troncal a principios de siglo (Siglo XX), se pasa a la actual distribución radio concéntrica con varias líneas troncales y el nacimiento de “nuevas ciudades” en la ciudad”31

Así, para 1980, las condiciones extremas de las laderas son revisadas y se propone un “Plan de Remodelaciones Urbanas” para intervenir en ellas. Éste se centra en resolver los siguientes problemas:

- “Una realidad urbana concreta, caracterizada por asentamientos “espontáneos” y por lo tanto ilegales.

- Asentamientos en áreas de alto riesgo geotécnico y de pendientes altas. - Mínimas acciones e inversiones municipales en dichas áreas. - Carencia casi absoluta de infraestructura básica (agua, alcantarillado, energía eléctrica y

pavimentación), así como una definición de los usos del suelo que garantice la preservación de espacios para equipamientos y áreas verdes.”32

29 Cuadros, Álvaro; La Paz, 2004. pág.147; párr. 3

30 Cuadros, Álvaro; La Paz, 2004. pág.149; párr. 1 31 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, Evolución de los asentamientos humanos en La Paz; Pág. 192-200 32 Cuadros, Álvaro; La Paz, 2004. pág.191; párr. 3

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A partir de ese momento, el municipio empezó a invertir en infraestructura básica para

todas las laderas. Sin embargo, no se ha llegado hasta el día de hoy a brindar a todas las viviendas las condiciones necesarias para una vida saludable.

No obstante, las laderas perduran como zonas de condiciones geológicas inestables. A lo largo de los años se han producido sinnúmero de derrumbes y deslizamientos que hacen de las laderas zonas inseguras, que causan inseguridad en la población. El pánico despierta todos los años en épocas de lluvias, situación ante la cual ninguna técnica humana logrará hacer algo.

Esto ha ocasionado también “…desequilibrios ecológicos de magnitud variable, saturación de la precaria infraestructura urbana que fue edificada para otra realidad poblacional, ocupación irracional de zonas no aptas para la construcción; que entre muchos otros demuestran una pérdida del control en el manejo del territorio y de nuestra edilicia urbana.”33

La continua falta de planificación y la carencia general de obras públicas sigue causando que las laderas tengan formas de organización independientes.

“En las Pendientes (las laderas), áreas de recepción de población inmigrante, la superficie residencial es dividida hasta alcanzar un promedio menor a los 100m2.”34

“… se ha continuado con la ocupación de las altas Pendientes y se ha comenzado a destruir áreas de preservación paisajística, con efectos en el deterioro del medio ambiente y en el estímulo de futuros riesgos naturales.”

35

Esto me lleva a pensar, como dijo Villagómez, “¿hasta qué punto los paceños abusaremos de un sitio que históricamente no fue lo suficientemente apto para un desarrollo urbano estable y equilibrado?”

36

3b. El cerco de La Paz: de 1781 a Octubre de 2003. La ladera en el conflicto

Las laderas, además de ser elementos meramente urbanos, son también escenarios que van innegablemente ligados al desarrollo histórico del país y de la historia de la región. La llegada de los españoles cambió para siempre a las sociedades andinas originarias. Los que en un momento reinaban en estas tierras pasaron a un segundo plano durante mucho tiempo.

Las laderas, como un escenario político, están asociadas a diferentes procesos históricos que tuvieron lugar en La Paz. Por ejemplo, numerosos episodios de la Revolución del 52 se desarrollaron de forma fundamental en los bordes de la ciudad.

Sin embargo, existen dos hechos que han marcado la vulnerabilidad de la hoyada respecto a las zonas más elevadas de la urbe: las laderas y El Alto. Al ubicarse en una zona más baja con relación a las alturas, el Casco Urbano siempre queda bajo la sombra de las laderas.

Estos dos hechos son el Cerco a La Paz en 1781 y la “Guerra del Gas” en Octubre del 2003.

33 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, Evolución de los asentamientos humanos en La Paz; Pág. 192-200 34 Cuadros, Álvaro; La Paz, 2004. pág.231; párr. 2 35 Cuadros, Álvaro; La Paz, 2004. pág.231; párr. 3 36 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004, Evolución de los asentamientos humanos en La Paz; Pág. 192-200

Imagen 54: Vista de LA Ceja de El Alto durante el cerco de 1781. Se ven horcas y las tropas indígenas.

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El Cerco a La Paz representa un momento en el cual los movimientos indígenas se dieron cuenta que podían cambiar el orden de las cosas. La Paz fue asediada por las fuerzas beligerantes de los indígenas al mando de Julián Apaza o Tupac Katari, en dos periodos: uno de marzo a junio y el otro de agosto a octubre de 1781.

El Cerco significó muerte, desesperación, hambruna, miedo, terror y enfermedad para los pobladores de la ciudad. El Cerco se instaló en las laderas y en la ceja de El Alto, rodeando por completo a la urbe que, para entonces, ya se había amurallado para prevenir los ataques. Ya que las murallas no cubrían a los barrios indígenas, muchos de sus pobladores, en caso que no se hayan unido a los alzados, se refugiaron en calles y patios de la ciudad amurallada. Pronto, la ciudad se encontraría en terribles condiciones humanas. Muchas personas murieron de hambre y a causa de las enfermedades.

El Cerco puso en evidencia la eventual importancia

estratégica que puede adquirir la ladera en enfrentamientos políticos. Su condición era favorable a las tácticas militares; eso lo aprovecharon muy bien los indígenas, teniendo a su favor las alturas, algo que siempre se buscó desde la época prehispánica para situar los puestos militares.

Esta situación se repitió en Octubre del 2003.

Además de dejar a la urbe -mediante puntos estratégicos de bloqueo- sin comida ni combustible, la presión psicológica que ejerció El Alto sobre la ciudad fue incuestionable. Una vez más se ejercitó una estrategia de cercar al poder criollo, que irremediablemente tuvo que “abandonar” la ciudad y el país. A partir de la Guerra del Gas, la realidad y el panorama político-social boliviano ha cambiado para siempre. La ascensión de Evo Morales a la Presidencia de la República es sólo una demostración más del poder que ejercen las laderas y El Alto sobre la ciudad y el control del poder por las multitudes, que además han empezado a ocupar la ciudad de un modo diferente.

Esto coloca a las laderas y sus pobladores como protagonistas políticos de la ciudad. El habitante de la hoyada puede temerle a lo que representan las laderas, que lo miran desde arriba con aires de grandeza. 3c. Las escaleras son un hecho económico de las laderas

La escalera debe ser entendida como un hecho

económico. El ahorro que significa para cada persona evitar la utilización del transporte público, termina por darle una importancia significativa a la escalera. Si pensamos que el 60% de las personas ahorra por día entre 5 y 20 Bs. con este uso, entonces podemos

Imagen 55: El centro del poder español sitiado.

Imagen 56: Cuadro de Florentino Olivares mostrando el Cerco a La Paz.

Imagen 57: Sindicatos, Juntas Vecinales, la COB y otros movimientos sociales ingresando a La Paz durante la “Guerra del Gas”. Octubre 2003.

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demostrar que las gradas constituyen un hecho económico; son parte de la canasta familiar. Los vecinos de las laderas, la mayoría de ellos de condiciones económicas bajas, las necesitan como parte de una estrategia de supervivencia en la urbe. Por otra parte, estos espacios, al tornarse calles verticales, generan comercios que funcionan en su interior.

Las necesidades básicas de la población se

encuentran por lo general a pocos pasos de las viviendas. En el 90% de las escaleras, las tiendas no se encuentran a más de una cuadra de los ingresos de las diferentes viviendas que dan a éstas. En cada escalera pública, dependiendo de la longitud de la misma, he podido encontrar por lo menos una tienda de abasto.

En el caso del transporte público, se ve que en ningún caso el vecino tiene que caminar más de 5 cuadras para llegar a una parada o a una calle que cuente con medios de transporte.

En el estudio realizado para la construcción del Tren Eléctrico se llegó a la conclusión de que gran parte de la demanda de transporte público para ir al centro provenía de las laderas y de El Alto. Así, se determinó que su importancia era incuestionable. Este estudio, realizado en 1997, arroja una tendencia clarísima: la relación entre las laderas y el centro se intensificará, siendo éstas, las zonas que tienen más relaciones con el centro. Esto demuestra que, si se entiende a la escalera como parte de un mecanismo económico de la ciudad, su rol urbano es mucho más amplio que el de simplemente vincular espacios.

Inicialmente entendemos a la escalera como una solución a un problema físico: la pendiente

pronunciada no permite la habilitación de calles. Una encuesta que realicé en las laderas en el proceso de investigación demostró que los habitantes usan las gradas porque es una manera de acortar distancia y tiempo. Resulta muy lógico que esto suceda: la otra opción es dar vueltas en “eses” y tardar más en llegar a casa y/o gastar más dinero en movilidad.

4. ESCALERAS EN LAS TRES LADERAS: Sobre la relación centro-periferia La configuración física de La Paz divide a las laderas en tres espacios físicos que están

grabados en el imaginario de la ciudad: • La ladera oeste, que está totalmente ligada al crecimiento de El Alto y que tiene

una relación profunda con esta ciudad. • La ladera este, que conforma un plano que divide físicamente a los valles del sur

con los valles del centro. Se caracteriza porque no mira al Illimani. • La ladera norte, que bordea los valles del Choqueyapu y el Orkojahuira, dando una

vuelta de casi 180 grados a lo largo de la Av. Periférica. La ciudad, entonces, entiende que vive rodeada por las laderas, y los habitantes de ellas entienden también que siempre van a estar observando desde arriba a la gran urbe que es La Paz. Las escaleras son además un símbolo del paso de la periferia al centro. Dada esta relación, se crean dinámicas propias que definen la vocación de las escaleras, que no existen en el centro de la ciudad.

Imagen 58: Tienda en las escaleras.

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“La calle no pertenece a todos, en el sentido de “a cada uno”, sino que no pertenece a “nadie”. La ciudad no constituye, así, un espacio colectivo de asociación e intercambio humanos orientados por la motivación del buen vivir,…”37

“La ciudad no es más que los espacios o vías de circulación que sirven a sus habitantes para desplazarse del lugar de habitación al trabajo, etc., pero nada más.”

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Las escaleras de la ladera, a diferencia de las calles multitudinarias de la ciudad, de las calles llenas de violencia visual y sonora, se convierten en espacios vitales para el desarrollo de vida barrial. Es así como podemos definir a la escalera como un espacio en el que, el desarrollo de identidades barriales, lleva al habitante a vivir una parte de ciudad más humana y cálida.

4a. Ladera oeste: la que siempre mira al Illimani

Los espacios que se generan en estas escaleras están ligadas a esa inevitable realidad de mirar siempre hacia la cordillera, que se termina convirtiendo en parte constitutiva del paisaje urbano que las escaleras conforman. La Ladera oeste es la más amplia de las tres y es, al mismo tiempo, la que alcanza pendientes más pronunciadas.

Estos espacios se caracterizan por ser los conectores entre la ciudad de La Paz y la ciudad de El Alto. Por sus escaleras bajan todas la mañanas miles de trabajadores hacia el centro, poblando los diferentes espacios que las escaleras brindan. Estas escaleras son, además, el escenario de un recorrido diario de los mismos pobladores que descienden hacia el centro con diferentes motivos.

Durante el cerco a La Paz de 1781, la ladera oeste y la Ceja del Alto se constituyeron en puntos de acuartelamiento y de hostigamiento a la ciudad española.

La ladera oeste está constituida por gran número de barrios y es parte de dos Sub-Alcaldías: la de Max Paredes y la de Cotahuma. Tiene una vía estructurante principal, la Av. Buenos Aires, y un gran número de avenidas que suben hacia el Alto.

37 VARIOS AUTORES; Pensar la Ciudad; “La inhabitable ciudad contemporánea latinoamericana”, Hoyos Jaramillo, Luís Eduardo; Pág. 222, párr. 3 38 VARIOS AUTORES; Pensar la Ciudad; “La inhabitable ciudad contemporánea latinoamericana”, Hoyos Jaramillo, Luís Eduardo; Pág. 222, párr. 3

Imagen 59: Gente circulando las escaleras.

Imagen 60: Ladera Oeste y el Illimani.

Imagen 61: Siempre viendo al Illimani.

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4b. Ladera este: la que divide los espacios del Sur y del Centro. Los espacios generados en estas escaleras tienen una directa relación con la ladera oeste. Estas laderas constituyen una especie de graderías de un gran anfiteatro generado por el espacio urbano paceño, en el cual el escenario sería el Centro. Estos espacios se caracterizan por conectar espacialmente al barrio de Pampahasi, y la meseta sobre la que se encuentra, con las villas que se descuelgan por los terrenos pendientes. Pampahasi tuvo en el cerco a La Paz de 1781 un papel importante, al ser uno de los puntos de acuartelamiento de las hordas indígenas.

Sus escaleras constituyen lugares de menor flujo que el que caracteriza a las escaleras que descienden del oeste. Sin embargo, mantienen esa vitalidad que caracteriza a todas las escaleras públicas de las laderas.

Toda la ladera gira en torno a una vía estructurante que es la que lleva a Pampahasi; las demás vías son tentáculos de la vía principal. Todos sus barrios forman parte de la Sub-Alcaldía de San Antonio.

4b. Ladera norte: la que dialoga con las demás Los espacios de esta ladera están ubicados de forma que desde ellas se observan diferentes puntos de la ciudad. Cada una de sus escaleras tiene un ángulo diferente de la ciudad y se adecua a esta situación. Por esta razón, tienen un panorama diferente del Anfiteatro de la ciudad. A diferencia de las otras dos laderas, las escaleras de la ladera oeste tienen como límite final los bosques que se asientan en las cimas de las montañas; en este caso, el borde de la ciudad está definido por una mancha verde de árboles, que define el final de las escaleras; éstas penetran en los bosques y dibujan circuitos interiores. A diferencia de las otras dos laderas, la meta no es una meseta poblada, sino un espacio indefinido y misterioso, representado por el riesgo que significa ingresar en ellos. Es así que la meta es en sí la clandestinidad y lo incierto, lo desconocido. La vía que define a la ladera norte es la avenida Periférica, que estructura longitudinalmente y conecta íntegramente a toda la ladera norte. Toda la ladera norte pertenece a la Sub-Alcaldía de Periférica y es la que más crecimiento espacial ha tenido en los últimos años, sobre todo hacia el ingreso a la ciudad desde los Yungas. Sus escaleras constituyen espacios que vinculan: a) la Periférica con el centro, y b) la Periférica con los límites líquidos de la ciudad. Líquidos, porque no se sabe dónde acaban y están en constante crecimiento.

Imagen 62: La ladera este desde la Av. Pasankeri.

Imagen 63: La ciudad desde la ladera este.

Imagen 64: La ladera Norte desde Pampahasi.

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5. ESPACIALIDAD DE LA ESCALERA EN LA LADERA

Las escaleras constituyen espacios lineales, espacios de carácter longitudinal. Corredores urbanos, para ser precisos. Su forma y su espacio están netamente ligados a la empinada topografía y sus consecuencias en la disposición de los mismos. Las edificaciones son construidas de forma escalonada, siguiendo las mismas pautas que se han usado desde tiempos precolombinos para la construcción en pendiente.

El tema histórico de la construcción en terrazas ha supuesto una nueva forma de aplicación humana, en una ciudad que se cuelga de las alturas para ser referencia de sí misma. Uno no puede entender a La Paz sin su topografía y su suelo (poco conveniente para la edificación de una metrópoli). La Paz es una ciudad que ha adoptado la construcción en pendiente y la sucesión escalonada de sus edificios como parte de su imagen y su imaginario colectivo.

A diferencia de una ciudad plana, como por ejemplo Santa Cruz, La Paz fija su mirada en las diferencias de altura entre un inicio A y un destino B. El destino B siempre va a estar más abajo o más arriba que el inicio A. El “Aquí”, conocido y seguro, siempre va a estar ligado a otra referencia espacial que se encuentra en un otro plano subconsciente, del cual ya se tiene una respuesta afirmativa. No por algo siempre se dice, “voy a bajar a la Zona Sur” o “voy a subir al Alto”. El individuo, en la ciudad de La Paz, sabe a ciencia segura, que bajando o subiendo va a llegar a un destino fijado. Donde sea que se encuentre, sabe que bajando va a llegar a un espacio céntrico. Su imaginario urbano le dice que casi siempre se va a bajar de las periferias a los espacios céntricos. Esto le da al paceño una peculiar forma de ubicarse en la ciudad, de fijar puntos de referencia que lo ayudan a no perderse. Santa Cruz, a diferencia de La Paz, no tiene puntos o hitos por los cuales el habitante puede guiarse, perdiendo ese sentido de ubicación respecto a un entorno, cualidad que resalta en el imaginario colectivo del paceño.

Subir y bajar son parte de nuestra identidad colectiva, parte de nuestro experimentar el espacio público y el espacio privado.

La gran mayoría de los terrenos construibles de la

ciudad están ligados a pendientes considerables, que determinan que incluso dentro de los mismos hogares, la grada adquiera un papel tan importante como un pasillo.

En el caso del espacio público, este fenómeno es aún más considerable, ya que la escalera pública es el único

Imagen 65: Espacios abismales. Ladera Oeste

Imagen 66: Espacios claustrofóbicos. Ladera Oeste

Imagen 67: Escaleras semi-públicas. Ladera Norte

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elemento que puede desafiar a la topografía, apoyándose en ella para existir.

La demanda espacial en la ciudad ha obligado a sus habitantes a recurrir, sobre todo desde la revolución del 52 y de la migración hacia las ciudades, a espacios que normalmente no serían utilizados. A partir de entonces, la escalera pasó de ser una medida desesperada del crecimiento abrupto de La Paz, a convertirse en un escenario más de su vida urbana y de su funcionamiento como organismo en constante movimiento y expansión.

En cuanto a su diseño o forma, básicamente los

vecinos no los consideran como partes fundamentales de la esencia de la escalera. Han aprendido, como grupo urbano, a aprovecharlas tal y como le son entregadas por el municipio. Y en caso que el municipio no les proporcione estos espacios, ellos construyen sus propias gradas, que responden en algunos casos mejor a la identidad del lugar.

El diseño de las escaleras es muy funcional, pero no siempre responde a los usos que se les da. Las gradas se convierten de un momento a otro en espacios mucho más dinámicos y adquieren nuevas posibilidades de uso y ocupación espacial.

Así, la grada se convierte en el escenario urbano que mejor responde a las

necesidades espaciales que el medio físico (la topografía) exige de la ciudad. Es entonces que al habitante le parece lógica la existencia de escaleras, que las necesite y le guste deambular por ellas, ya que éstas se han convertido en parte de su imaginario como grupo social.

6. ESCALERAS COMO TIPOLOGÍA DE

ESPACIOS PÚBLICOS

Las escaleras son espacios que sirven también de elementos de circulación y de flujo de ciudadanos del centro a la periferia, como espacios de uso urbano netamente ligados a la falta de vínculos entre vecinos. Es así que formulo la siguiente hipótesis: Si entendemos que la escalera se debe a la necesidad de la gente de relacionarse entre sí, es evidente que la ciudad está buscando ese calor humano que tiende a perderse en el anonimato de las grandes metrópolis. El habitante de la ciudad busca lograr esas dos dimensiones: la de permanecer como ser anónimo dentro de las zonas centrales al mezclarse con la masa de gente y, por otra parte, la de constituirse en personaje, individual y conocido, de su barrio. La ciudad se debate, entonces, entre esas dos facetas de sí misma.

Imagen 68: El crecimiento desmedido ha llevado a la ciudad a los límites, de su propia capacidad física

Imagen 69: Espacio apto para usos múltiples. Al fondo se ve personas hablando

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La necesidad de entrar en contacto con otros, aquellos

que son diferentes, hace que el vecino busque espacios de expresión en espacios que no tienen previstas tales funciones. Por ejemplo, la calle, la cancha de fútbol y las escaleras se convierten en los espacios que expresan la necesidad del hombre de comunicarse con sus similares.

Tal como sucedía en los tiempos precolombinos y

posteriormente en los espacios ocupados por las clases indígenas (“barrios de indios”), actualmente, en las laderas se hace evidente la apropiación espacial de los espacios públicos. A diferencia del centro, escenario en el cual sólo algunos espacios realmente logran generar dinámicas de comunicación barrial, en las laderas, los espacios públicos se convierten en los lugares de encuentro de las personas, para contarse cosas, para jugar, para realizar un sinnúmero de actividades.

Esto convierte a las escaleras en espacios netamente polifuncionales, de constante mutación y transformación.

Además, es fundamental destacar que la apropiación del espacio genera diferentes usos que varían de acuerdo a la edad. Por ejemplo, los niños usan las escaleras como espacios de juego, sobre todo durante el fin de semana. Asimismo, al atravesarlas para ir de la casa a la escuela y viceversa, las escaleras se convierten en espacios esporádicos de juego.

Los jóvenes son los que menos usos le dan a la escalera, estando sus espacios de interés en las zonas más céntricas. De todos modos, cerca de un 7% de los encuestados ha declarado que la escalera es también usada como punto de reunión entre los amigos. Algunas de estas actividades están relacionadas al consumo de alcohol como detonante social.

Las personas de mediana edad respondieron en su mayoría que esos espacios son usados como “confesionario barrial”, la escalera es parte de una actividad de chismerías, intrigas y malas voces… pero sobre todo es el escenario dónde la gente se encuentra con su vecino a contarle su vida. Esta función reemplaza y mejora a las del Internet, el celular y el teléfono de la ciudad moderna. En la escalera pública esas facetas de la vida tecnológica son reemplazadas por relaciones humanas mucho más benignas y personales.

En todo caso, las escaleras albergan múltiples usos que les da una vida de casi 24

horas. Hay que tener en cuenta que la mayoría de la gente las usa desde muy temprano en la mañana para llegar a sus diferentes destinos, y que hasta muy entrada la noche siguen siendo utilizadas por los habitantes de la ladera.

Imagen 71: Escaleras que conectan distintas viviendas, existen tiendas y dinámicas de barrio dentro de ellas.

Imagen 70: Escaleras que llevan a límites inciertos (Ladera Norte).

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a) Escaleras como acceso a un faro En este acápite pretendo establecer una analogía entre las escaleras que conducen a un

faro típico y las escaleras públicas como acceso, ya sea a un mirador de la ciudad o simplemente a una altura. También me interesa comparar la cima del faro, aquella que emana luz y guía a los marineros, con esta cima deseada y alcanzable al subir por las escaleras.

En algunos casos, las escaleras llevan a puntos elevados o montículos que les dan una característica especial. Estos lugares, a los que se llega por escaleras empinadas, se definen simbólicamente como accesos a “faros” que permiten observar la ciudad y son puntos de referencia en la noche.

Subir la escalera puede definirse como la acción simbólica de llegar a la cima, de trascender espiritualmente. Para alcanzar esta superación humana, el ser humano (en este caso el habitante), debe realizar un esfuerzo, que le da a la meta o la cima un significado especial de recompensa o premio. En el caso de las laderas paceñas, la cima, el punto elevado, es parte de un sentimiento del habitante de sentirse arriba, de sentirse observador, obteniendo así un fuerte sentimiento de grandeza. Al alcanzar la punta, no sólo está llegando a un punto B, si no que está enalteciendo el espíritu, que es lo que el faro simboliza.

El faro es, además de un punto de observación, un sitio desde el cual se puede vigilar y proteger un espacio. Así como desde el faro se observa al mar y se aguarda y se guía a los marineros, desde los miradores, cruces, calvarios, etc., el habitante observa a la ciudad y de alguna manera la “protege”. La ciudad se guía bajo la luz que estos espacios puedan emanar, y no hablo de luz física, sino de una “luz” generada por estos espacios a través de la mirada. El solo hecho de permanecer en lo alto, les da a estos lugares un significado especial, convirtiéndose en imaginario urbano del cuidado omnipresente.

Sabiendo que la mayoría de estos espacios tiene un carácter sagrado para el grueso de la población aimara, podemos entender la rol urbano que ejercen sobre el habitante que los observa desde abajo.

b) Escaleras como ágora o foro Ancestralmente, las sociedades andinas realizan algunos hechos de la vida social y las

decisiones de comunidad en los espacios públicos de sus asentamientos. Es por eso que la cancha de fútbol (que reemplaza a las plazas, templetes, patios, etc.), la calle y la escalera siguen siendo los espacios en los que la comunidad se reúne a debatir. En algunos casos, en los que no hay espacios públicos más grandes, la grada o la calle son las que cumplen esas funciones. Dada la escasez de espacio que existe en esta ciudad y en particular en las laderas

Imagenes 72 y 73: Escaleras como accesos a faros: en estas dos imágenes vemos, como es que sucede esta vigilia de la que hablaba anteriormente

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donde los espacios horizontales son prácticamente imposibles, se debe pensar en alternativas que permitan generar espacios públicos que respondan al medio físico.

La escalera, como una especie de ágora o foro,

aparece entonces como una alternativa que le sirve a la ciudad para ganar espacios. La escalera constituye un potencial espacio que todavía puede intensificarse en uso, si es que se planificaran espacios más amplios que permitan la conglomeración de más gente.

c) Escaleras como “anfiteatro moderno”

aimara Durante los fines de semana la escalera adquiere

sus más grandes connotaciones y alcanza un clímax en su uso. Los encuentros entre los vecinos dinamizan la actividad dentro de las escaleras y realzan su importancia urbana, ya que en las escaleras suceden muchas de las actividades pública-privadas de la gente. Estas reuniones o encuentros pueden variar en su duración e intensidad, pero no les quitan a las gradas la capacidad de actuar como un espacio público que posibilita la comunicación entre dos partes.

En algunos casos, los lazos comunicacionales se intensifican, sobre todo en los fines de semana, y adquieren un carácter de foro, donde los vecinos debaten sobre su barrio o cualquier tema que sea pertinente. Estos espacios se convierten en espacios representativos de un fuerte sentido de comunidad. La escalera permite tratos más intensos entre los vecinos, mucho más cercanos, que difieren de las relaciones que se dan en otras zonas periféricas de la ciudad.

Existe una gran diferencia entre una calle de un barrio acomodado de la Zona Sur y una escalera pública en un barrio de la ladera. Ésta es fundamental para entender las diferencias culturales existentes en una misma ciudad. En primer lugar, muchas de las casas de los barrios acomodados tienen un jardín amurallado que las separa de la ciudad, que las aísla de su entorno. Las casas que dan a las escaleras públicas de las laderas se caracterizan por no tener un jardín que las separe del espacio público: uno pasa de la sala directamente al espacio público, al espacio de todos.

Esta diferencia en la tipología evidencia los diferentes modos de vida que son desarrollados en La Paz. El habitante de la escalera sale a ella para desarrollar su vida social: el portón de ingreso, más su pedazo de descanso en la escalera, funcionan como patio. En esa lógica, es evidente que estos encuentros suceden “sin querer”; sin embargo, detrás de esa aparente casualidad, existe una búsqueda de contacto con el vecino. El vecino confirma que le gusta encontrarse con sus vecinos en la calle. Esa predisposición a relacionarse con otros genera, en los barrios y las escaleras de las laderas, espacios de

Imagen 74: Estas escaleras están definiendo en su parte superior un espacio amplio apto para reuniones de vecinos.

Imagen 75: Estas escaleras permiten que la gente se reúna con mayor facilidad en el espacio que proveen.

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convivencia grupal muy similares a los que se experimenta en el campo, donde se desarrollan relaciones humanas “de tú a tú”; donde el barrio, como elemento de identidad, posee significados mucho más intensos que en otros sectores de la ciudad.

d) Escaleras como parque La escalera como parque infantil resulta en infinitas

posibilidades de ocupación territorial. En estas áreas, el niño inventa nuevas lógicas de uso espacial y convive con el espacio de una manera mucho más intensa. Cada quien replantea las posibilidades que un mismo espacio le puede dar. Ese constante repensar el espacio hace que estos niños se entrenen para descubrir ciudad donde nadie más la descubre; a generar espacios y recovecos que producen un impacto en sus quehaceres.

Al mismo tiempo, la escalera como espacio “indefinido”, sin juegos predeterminados, sin obviedades, los obliga a buscar creativamente nuevas opciones para no caer en el aburrimiento. La escalera, entonces, brinda un soporte para cambiantes funciones que varían desde canchas para trompos, pistas de combate de cachinas, hasta creativos resbalines (barandas de cemento pulido). En los fines de semana, estos espacios se activan de maneras mucho más intensas y se superponen actividades.

e) Escaleras como patio de ingreso

La grada, a pesar de permitir un constante contacto entre los vecinos, llega a formar parte del hogar privado e íntimo. No todas las casas tienen patio, por lo que la escalera “pública” se convierte en parte del espacio familiar. Así, la casa permanece como un santuario de la intimidad y de la vida privada de familia. Más de la mitad de los encuestados ha respondido que no hace visitas a las casas de sus vecinos y, si las hace, se realizan únicamente los fines de semana.

Queda entonces claro que el habitante prefiere usar la escalera antes que la casa como espacio social. La grada aparece entonces como un espacio netamente público de carácter muy diverso, en el que, sin embargo, se generan relaciones intensas entre vecinos de una misma escalera.

La escalera adquiere una nueva tipología de uso. Como

parte del diseño se ha empezado a incorporar pequeños patios de ingreso semi-privados, que marcan un preámbulo espacial. Estos espacios que no son ni de la calle ni del dueño de casa, son respetados por la comunidad como áreas que ocupan únicamente los dueños de casa, pero que no necesariamente les pertenecen. Estos matices de la vida público-privada dentro de un escenario urbano como la escalera, definen lógicas andinas de apropiación del espacio. A menudo, en los pueblos

Imagen 76: Los pescamos jugando con su gato, apenas se dio cuenta se dejó de moverse.

Imagen 77: Lo que vemos acá es un resbalín y diferentes canchas para trompos…

Imagen 78: En estas escaleras, cada vecino cuida las plantas de su “patio”.

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altiplánicos, la vida semi-privada se desarrolla efectivamente en el espacio que separa el interior de la casa del de la calle. Esta lógica nos permite entender esta particular manera de utilizar el espacio público.

f) Escaleras como mirador Los números de la encuesta realizada en las laderas

han arrojado el siguiente resultado: el 100% de la población que utiliza las gradas, observa la ciudad al recorrerlas; algunos con más frecuencia que otros, o con más interés y sensibilidad, pero el caso es que existe un grupo social paceño que está constantemente observando su ciudad, entendiéndola y palpándola en su transcurrir por el espacio.

La escalera se perfila entonces como un espacio de vocación sensible y sumamente enriquecedor de la percepción para el ojo entrenado.

El espacio del observador tiene características de vínculo interesantes: por un lado, el habitante observa la ciudad, de alguna manera, desde un punto de observación lejano, donde predomina la visión emergente. Por ejemplo, si desde una de las laderas una persona observa la Iglesia de San Francisco, inmediatamente recordará la imagen de San Francisco desde una perspectiva diferente, en su escala real, en la memoria. La observación de la ciudad desde un punto alejado, que permite verla en su totalidad, siempre va a vincular la memoria que cada persona tiene de los diferentes espacios de la ciudad con la imagen que está viendo en ese momento.

La escalera pública funciona muy bien como mirador. Es básicamente eso, un balcón que mira a la ciudad, pero además es un balcón que mira a sus propios espacios. Desde una escalera pública también se puede observar el espacio inmediato, aquel que el habitante de la ladera conoce de memoria.

De esta manera, estamos hablando de dos escalas de la mirada: una que mira el macro, la imagen total y global de la ciudad, que la entiende en sus grandes rasgos, y otra que percibe el detalle del espacio y es mucho más personal, ya que se dirige a los espacios conocidos.

La escalera, entonces, juega con la mirada del

habitante y le permite entender la ciudad en sus diferentes escalas; le permite vivir la ciudad en sus diferentes tamaños y connotaciones simbólicas.

g) Escaleras como basurero público El tema de la basura es abordado con frecuencia

entre las preocupaciones de los vecinos. En las zonas más marginales de las laderas es donde aparece más basura.

Además de los residuos que provienen de los domicilios, las escaleras se convierten en el corredor para

Imagen 79: En esta foto lo que vemos es el ingreso a casas, el contacto con el vecino es inevitable.

Imagen 80: No mirar el paisaje se hace inevitable.

Imagen 81: El habitante de la ladera siempre va a estar viendo.

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piedras, arena, ladrillos y otros escombros que son arrastrados por el agua. En épocas de lluvia, estos materiales llegan incluso a imposibilitar el paso seguro de la gente. “Se vuelven ríos cuando llueve, y ya no podemos pasar”. “Cuando hay época de lluvias las gradas se llenan de piedras, barro y charcos y es peligroso”. Estos testimonios de dos vecinos de una zona estudiada, ilustran la transformación de la escalera pública en ríos y riachuelos. Es así que la escalera, parecida a un cañadón, en algunos casos por la falta de sumideros, conexiones de alcantarillado y agua potable, etc., termina convirtiéndose en un río más.

h) Escaleras como símbolo : tiempo,

espacio, identidad El gráfico establece claramente tres espacios

temporales en los que se usan más las escaleras: los horarios de ingreso y salida del hogar. Esto determina que las escaleras coinciden con las necesidades de movimiento de los ciudadanos, convirtiéndose en corredores de gran importancia en el funcionamiento del barrio.

La necesidad de usar las escaleras como espacio

vinculante entre lo público y lo privado, entre la ciudad y el barrio, las convierte en espacios dinámicos y vitales. Conociendo que las escaleras son usadas por el 58% de los habitantes de esas zonas por lo menos tres veces al día, podemos entender la importancia de las mismas en el desarrollo de la cotidianeidad. El día a día se lo vive con la grada como el segundo espacio donde las personas pasan, después del trabajo o el hogar, mayor cantidad de tiempo. Algunas personas llegan a pasar cerca de dos horas diarias utilizando las escaleras.

Las gradas son también un factor temporal en la vida del habitante de la ladera. Como promedio, la mayoría de la población tiene que usar las escaleras unas tres veces (por lo general de ida y vuelta) y tardan en promedio 1-5 minutos en bajar por ellas y 6-10 minutos en subirlas. Así, usan las escaleras por lo menos 39 minutos al día. La escalera se convierte entonces, después del hogar y el trabajo en el tercer espacio en frecuencia de uso para el habitante de la ladera. Ese tiempo lo usa para ir de un lugar a otro, pero además para descubrir la ciudad a través de una mirada reposada.

Las escaleras se han convertido en parte de la

identidad de un grupo poblacional que las necesita y convive con ellas a diario. El hecho de que más del 60% de las personas prefieran circular por las escaleras a hacerlo por las calles y senderos que no tienen escalones, ya está marcando el pensamiento y la forma de ver el espacio habitado del vecino de la

Imagen 82: Basura que nunca deja de aparecer.

Imagen 83: El habitante recurre nuevamente a identificarse con su cultura. Las laderas son el escenario de ese reencuentro.

Imagen 84: El habitante ha vuelto a usar los espacios públicos, la cancha de fútbol además de un escenario deportivo es parte de la vida social y cívica de las personas.

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ladera. “Voy por la escalera, porque la conozco mejor, porque es mía. En la escalera me siento en mi patio”.

i) Escaleras como torres: Babel en La Paz En un texto referido a la construcción de la torre como un ideal no alcanzado de la construcción de una ciudad, he detectado la posible analogía con la escalera de la ladera. En este caso, la comparación con las laderas y su rol, como vehículos para alcanzar la cima, es ineludible. La construcción de La Paz, parecida a la de Babel, trata de alcanzar la cima (el cielo), cayendo al final en una serie de infortunios que provienen de la naturaleza del sueño inconstruible; a menudo lo es tanto, que el desafío a la naturaleza (Pachamama o Dios), ha terminado por hacer que sinnúmero de zonas de las laderas se hayan deslizado cerro abajo, con sus casas, sus habitantes y sus sueños.

El parecido de esta “ladera catastrófica” a Babel es impresionante. Barrios enteros como Cotahuma, Kupini, La Merced, El Tejar, Achachicala Alto, Callapa, Villa Nuevo Potosí, La Portada, etc., siguen viviendo bajo la amenaza de Babel, el símbolo de la destrucción divina (natural) de los sueños de la humanidad.

Y hoy, más que nunca, la metrópolis paceña, castigada por Dios, ha perdido su lenguaje.

“Pero eso es justamente lo contrario a la visión de babel que me interesa resaltar ahora. Frente a la devastación militar que aniquila la supuesta imperfección de la Torre y de la ciudad (es decir, la vida misma), debemos propugnar la continuación de la utopía inacabada, la construcción urbana, la obra en curso. Puede que sea errática, pero al menos no tiene casi nunca la dimensión ‘incorregible’ que caracteriza a la aniquilación. … no hay mejor ciudad ideal que una Babilonia integradora y libertaria que hace de la arquitectura el pivote simbólico para negociar pacíficamente la identidad social.”39

El texto de Juan Antonio Ramírez, abre la mente a aceptar que la destrucción de la ciudad no es necesariamente el fin de la construcción de la misma. Su reflexión aboga por la reconstrucción de la misma. Esta construcción de ciudad debe venir irremediablemente de la naturaleza del lugar y debe ser consecuente con su soporte natural. “… lo sigue en ese juego sutil de las obras que parecen emerger del sitio, aquellas que sientes íntimamente que

39 Ramírez, Juan Antonio; Ideales urbanos: La Torre de Babel y la utopía de la ‘ciudad en proceso’; Arquitectura Viva 88, 1-2 2003, Pág. 30-33

Imagen 85 y 86: Dos cuadros de la Torre de Babel realizados durante el Renacimiento.

Imagen 87: Carpas para damnificados del deslizamiento en Kupini. 1997.

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siempre han estado ahí, de una manera natural y simple.”40

“… no podemos comprender el desamor de aquellos que quieren reemplazar un árbol por una horrible pila de ladrillos de seis huecos que dice ser casa; un mal reemplazo, de naturaleza por construcción, que sale también de una cabeza de seis huecos”

41

Según Villagómez, la ciudad debe construirse en un marco que mantenga armonía con el entorno natural y físico para evitar caer, como Babel, ante la ira de los “Dioses Andinos”.

7. ESCALERAS Y USUARIOS: sobre el

habitante de la ladera “ La Paz se construye en las zonas deprimidas como una respuesta a desesperadas necesidades básicas de incorporación al sistema imperante…” 42

En cada barrio de las laderas existen por lo menos de cinco a diez tramos de escaleras públicas. Esto me lleva a la conclusión de que éstas articulan mejor al tejido urbano que las mismas calles. Los verdaderos vínculos espaciales de la ladera son las gradas, que generan entre sí una trama urbana única en el mundo. La escalera, desafiando a la topografía, se apodera del medio físico para crear soportes espaciales que refuerzan su importancia urbana.

La ciudad de La Paz, viéndola desde las alturas, desde sus miradores y espacios sagrados, está en su mayoría conformada por los espacios que generan las laderas. Si tenemos en cuenta que cerca del 65% de la población vive en las laderas, podremos entender también su importancia urbana.

El hecho de que hayan tantas escaleras públicas no responde sólo al suelo sobre el que se ha edificado la ciudad: responde además a una necesidad de vincularlas laderas con el centro. Las escaleras públicas no son otra cosa que nexos entre un centro y una periferia.

Son además la representación de la idiosincracia de la gente que las habita. En las escaleras, la gente encuentra parte de su esencia. En las laderas paceñas se conforman diferentes barrios que identifican a ciertas agrupaciones ciudadanas. Por ejemplo, gran parte de los barrios periféricos que se encuentran cerca al ingreso a la ciudad desde los Yungas, surgen de la concentración de 40 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004; La Casa de Abilio y la Torre de Hans; pág. 189-192 41 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004; La Casa de Abilio y la Torre de Hans; pág. 189-192 42 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004; Ciudad y sensibilidad. Segunda parte; pág.200-2005

Imagen 88: Diferentes escaleras en la ladera oeste.

Imagen 89: Un joven bajando a la escuela, el camino que recorre hasta la movilidad es largo.

Imagen 90: Se ve en la fotografía la influencia de la vida moderna y popular y su contraste con la precariedad y la pobreza

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los migrantes yungueños. De la misma manera, en la ladera oeste se organizan la mayoría de los habitantes que han emigrado del altiplano paceño y del norte del departamento.

La existencia de las escaleras se justifica entonces también desde un punto de vista social y etnológico: los similares se buscan entre sí y les conviene mantenerse agrupados. Y las escaleras, las canchas de fútbol y la calle son justamente los espacios que reemplazan a las plazas y espacios públicos de las diversas comunidades. Este fenómeno tiende a transformar de diversas formas los valores que llegan del campo y los adecuan a la vida citadina. Este fenómeno se explica muy bien en dos películas trascendentales acerca de la ciudad de La Paz y su relación con la transformación de la identidad “rural” (identidad que de alguna manera rescata la visión andina del espacio, la vida, la muerte, la moral, etc.) a partir del contacto con la ciudad. En “Chuquiago” (1977) de Antonio Eguino, filme que narra la historia de cuatro personajes característicos de la ciudad de La Paz, hay una escena en la que uno de estos personajes desciende desde las laderas hasta el centro de la ciudad. La escena, dentro de sus connotaciones estéticas de fotografía, demuestra el cambio de rol que se produce a lo largo del descenso por las escaleras. Eguino expresa el rol que asume el habitante periférico en el centro, al entrar en contacto con la urbe (digámosle “moderna”), y la retroacción que esto produce en la identidad en el momento del regreso. Además, en este ir y venir del centro, el director expone un proceso ya sea de negación de la identidad colectiva o de autoafirmación de la misma. En el caso de “La Nación Clandestina” (1989), de Jorge Sanjinés, se intenta reflejar la transformación del individuo al entrar en contacto con la ciudad (en este caso La Paz). El habitante del campo, con todos sus valores morales y éticos, queda entrampado en la ciudad que, como arma devoradora de identidades, destruye todos aquellos valores que constituían su identidad rural. La ciudad de La Paz aparece como el gran pervertidor de los valores aprendidos por la transmisión oral desde los tiempos precolombinos. Pero, en realidad, no es el mundo occidental el que termina desgarrando la identidad del personaje principal de la historia, sino la ciudad de La Paz. Esto, en palabras de Carlos Villagómez, se expresa de la siguiente manera:”La Paz constituye el reflejo de una sociedad boliviana andina en proceso de consolidación y amalgama de su componentes sociales y culturales”. 43

43 Villagómez, Carlos. “La experiencia urbana en Bolivia”, Revista Encuentro, Año V, No 10, julio 1995.

Imagen 91: Personas subiendo escaleras,

Imagen 92: Las paredes se convierten en algunos casos en soportes para chismes, etc.

Imagen 93: Las puertas son también elementos que muestran la identidad y el nivel económico de las familias, se convierten en decoraciones de índole social.

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Así, La Paz es un recipiente para el eclecticismo cultural, para la amalgama de visiones del mundo. De esta forma, La Paz es, como hecho cultural (recurriendo a la definición de Aldo Rossi de la ciudad como una invención del hombre y, por ende, un hecho cultural), un transgresor de identidades múltiples que consolidan una gran identidad colectiva que se refleja en sus espacios. Las escaleras son parte sustancial de una forma particular, andina, de hacer ciudad. Articulan eficientemente los espacios de una mayoría de la población; logran construir una coherencia cultural al constituirse en los espacios donde fluye el intercambio de formas de ser, de conductas y de saberes.

8. EL PAISAJE DE LA ESCALERA DE LA LADERA

“La ciudad es la obra humana por excelencia”. Aldo Rossi.

Las escaleras constituyen en sí mismas parte esencial del paisaje urbano de la ciudad de La Paz. Se han convertido en la tipología más representativa de la urbe paceña, cuyos espacios verticales la convierten en una ciudad única en el mundo. La ciudad del ladrillo sin revocar se muestra al mundo tal y como es, sin vergüenza de su aparente “falta de dinero”. Esto se logra gracias a la masificación del estilo. La reiteración de una forma o de una tipología, desde cualquier punto de vista, genera un patrón tipológico que siempre va a terminar reflejado en una imagen. La sucesión de arquitecturas similares en las laderas ha constituido una manera paceña de hacer ciudad. Esta imagen que proyectamos como ciudad es parte del imaginario colectivo de la ciudad. (Imagen 94)

“Por el momento […], sentenciemos que La Paz es un estilo “así nomás había sido”. 44

En las laderas paceñas se ha logrado generar armonía compositiva entre los elementos que conforman el tejido. Esta armonía se traduce en espacios similares que dialogan entre sí, marcando pautas para las nuevas construcciones que se adaptan a la arquitectura preexistente, mostrando un respeto profundo por lo que el Otro concibe. Esta actitud es muy diferente a la de quienes construyen en el centro, a los que les importa muy poco lo que sucede a su alrededor. (Imagen 95)

Las escaleras son entonces “paisajes urbanos miméticos”, que buscan hilar

imagen y forma de vida en un solo concepto espacial.

“Si pudiéramos desdoblar y aplanar imaginariamente nuestra ciudad sería una tábula rasa espantosa e insoportable de ver.”45

44 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004; Ciudad y sensibilidad. Segunda parte; pág.205-210

45 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004; Ciudad y sensibilidad. Segunda parte; pág.205-210

Imagen 95

Imagen 94

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Sin embargo, las escaleras y su paisaje urbano deben su esencia y atractivo a la superposición de elementos de manera vertical, los cuales se disponen para sortear la profunda pendiente. Sin esta pendiente, la imagen que proyectarían no sería diferente de la de El Alto, que se basa en la misma lógica tipológica.

La combinación del medio natural y la intervención humana generada en las

laderas encierra el encanto de sus espacios y la magia de sus paisajes. En el caso de la construcción de las escaleras, queda

en evidencia que las escaleras más nuevas son aquellas que fueron construidas por el municipio. Las escaleras más antiguas y las escaleras de las zonas más marginales de las laderas fueron realizadas por los vecinos y siguen siendo trabajadas con métodos rústicos y de manera irregular. Sin embargo, en estas últimas escaleras pervive un encanto especial y una mayor capacidad de convertirse en espacios multifunción.

En el caso de la construcción por parte del municipio, se ve que el cemento es el material que predomina. En cambio, en las escaleras más antiguas y edificadas por los mismos vecinos se tiende a utilizar diferentes medios, entre los que predominan el cemento (obviamente) y la piedra; asimismo, otras escaleras fueron trabajadas con pequeños apuntalamientos de tierra con troncos o tablas, o simplemente consisten en tierra escalonada. Estos últimos dos casos predominan en los ingresos a las viviendas desde la escalera pública misma y se encuentran en las zonas más marginales, con terrenos mucho más escabrosos y pendientes más intensas.

El juego material del paisaje de las escaleras (escaleras + casas) trabaja espacios de ladrillo y cemento o de tierra y cemento. El paisaje predominante no contiene árboles ni vegetación; así, son los vecinos quienes deben “procurarse su propio verde” para decorar sus predios.

Las escaleras definen un espacio y generan en su conjunto un paisaje urbano

que varía de un sitio a otro, pero que tiene un lenguaje estético y visual común. Es precisamente este lenguaje arquitectónico el que ha proliferado en La Paz y que encuentra su más sabrosa manifestación en las laderas.

Imagen 95: Escalera construida por los vecinos.

Imagen 96: Escalera construida por el municipio.

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9. ESCALERAS, LADERAS Y SENSACIONES: la ciudad, la escalera y sus relaciones simbólicas

“La sensibilidad ante el fenómeno urbano es, a mi juicio, la clave para comprender, estudiar, planificar, establecer normas, diseñar y llevar correctamente todas nuestras prácticas urbanas; sin ella, todo estudio urbano será un legajo inerte,…”46

LA ESCALERA MIRANDO A LA CIUDAD

¿Qué es lo que más le gusta de las escaleras de su barrio?

Las personas no pudieron llegar a dar una respuesta clara a esta interrogante acerca de qué es lo que más les gusta de sus escaleras. Sin embargo, a partir de una lectura perceptiva realizada en los diferentes sitios visitados hasta ahora, he podido ver que la gente valora mucho los espacios sociales que las gradas les brindan.

Pero también está claro que la grada además representa un elemento que incide en la economía familiar, propiciando un ahorro de hasta 10 Bs por día si es que se desciende caminando al centro de la ciudad.

Debemos entender a las escaleras como corredores de índole fuertemente económico y social. A lo largo de éstas se ubican tiendas y comercios (dependiendo de la longitud de las mismas) que facilitan la vida económica de los habitantes.

Aproximadamente la mitad de las viviendas que he visto o visitado por la zona tienen sus ingresos principales por las escaleras. Eso convierte a la escalera en una calle sin autos, una calle en la que la ciudad se vive intensamente en su dimensión humana.

En un sentido estricto, la escalera no difiere demasiado de la calle, por cuanto existen flujos transversales que se realizan a través de ellas. Simultáneamente, se presentan flujos longitudinales que caracterizan a las calles periféricas. De esta forma, se teje una compleja red de flujos humanos.

La necesidad de descender a la ciudad a pie hace que el vecino obtenga una visión mucho más amplia, completa y sensible de su ciudad. Al trasladarse en automóvil, la velocidad no permite que uno se asombre con los diferentes paisajes y situaciones que ofrece la ciudad. El descenso a pie motiva a ver la ciudad con ojos diferentes, más calmos y más atentos…

Considerada como un fenómeno social y cultural, la

grada se manifiesta como un elemento que hace a la ciudad más humana con sus habitantes.

En todo gran colectivo humano la periferia siempre tiende a ser el espacio delincuencial más importante. Así, los problemas de la delincuencia y de la basura son dos 46 Villagómez Paredes, Carlos; La Paz ha muerto; Ediciones Plural; La Paz 2004; Ciudad y sensibilidad Primera parte; pág.200-205

Imagen 96: Escalera mirando a la ciudad.

Imagen 97: Escalera mirando a su barrio.

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conflictos latentes para el vecino de las laderas, ya que éstas se cuentan entre los barrios con mayor incidencia de delincuencia y violencia callejera (pandillas, tugurios, etc.) en el ámbito paceño. Una gran cantidad de postes de luz se han “decorado” con muñecos que advierten al “choro” y al “cogotero” de su eventual linchamiento. La permanente vigilia comunitaria ha logrado hacer resurgir el concepto de la justicia comunitaria: los servicios policiales y judiciales no logran controlar la violencia, por lo que la población recurre nuevamente o un tipo de justicia que se aplicaba en el mundo andino originario. (Imagen 98)

Más allá de los problemas éticos y morales que esta práctica trae consigo, es importante darse cuenta del nivele de independencia que ha adquirido esta población con respecto del centro. Los barrios periféricos parecen estar independizándose de su centro desde un punto de vista político y social. A mi modo de ver, este fenómeno involucra además esta forma de ser del vecino, que ve la ciudad desde arriba y mira al de la hoyada como a Otro, un Ajeno, por más que éste sea de su misma clase social, de su misma ciudad o de su misma condición étnica. El habitante de la ladera se desvincula del centro.

El habitante de la ladera no pertenece al centro y se siente ajeno al mismo. Muta su condición y su forma de ser para entrar en él. Luego, al volver a su hogar siente que está regresando a su comunidad y vuelve a cambiar de piel. El habitante de la ladera es un ser mutante, que se transforma todos los días al descender por las escaleras y convertirse en ese ser anónimo que es en el centro. Deja su individualidad al traspasar los límites del centro cuando deja de ser periférico; luego, recobra su individualidad y retorna a su hogar. Esto sucede todos los días, lo cual otorga a la escalera ese papel de transmutador de la identidad.

Básicamente, este habitante que se mueve con fluidez tanto en el centro como

en la ladera y usa a las escaleras como recurso para su mutación, nunca llega a pertenecer al CENTRO; siempre va a permanecer como parte de la PERIFERIA.

La escalera es más que un espacio social y público complemente real y tangible; es un espacio simbólico que le da la posibilidad a la PERIFERIA de FILTRARSE EN EL CENTRO. TIENE UN VALOR INTANGIBLE Y TRASCENDENTAL.

Las escaleras tienen múltiples razones de ser: son hechos económicos, culturales, políticos, sociales e incluso simbólicos. Y eso es lo que las hace un espacio VIVO.

¿MIRA LA CIUDAD A LA ESCALERA? Las escaleras se han mantenido ocultas para la

ciudad; ésta no las mira, pero las reconoce como parte suya. Los habitantes del centro y los barrios del Sur, poco tienen que ver con las laderas. Para ellos, éstas son manchas de color ladrillo que sirven de telón de fondo y

Imagen 99: El habitante, mutante, regresa a casa, recupera su identidad.

Imagen 98

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noción de perspectiva para los espacios en los que esta gente circula normalmente. Las laderas siempre van a ser aquello que vemos pero que no imaginamos de cerca. Una gran mayoría de las personas que habitan en el centro o los barrios del Sur, nunca ha pisado los espacios que conforman las escaleras y las viviendas de las laderas. La población se identifica más con elementos como San Francisco o el Illimani que con las laderas y sus espacios. La ciudad no está mirando más allá de lo que su escenario de vida le dice que mire. El habitante de la hoyada no sube la mirada de manera sensible para dejarse asombrar por los espacios que la ladera tiene escondidos.

La escalera de las laderas permanece como un espacio del que poca gente, fuera del habitante de la zona o el vecino, tiene conocimiento. La vida interior, los espacios vitales que se formulan dentro de este escenario se mantienen dentro de la intimidad del barrio. Y así lo quiere su gente. El estilo de vida que llevan tiene características que no se dan en ninguna parte de la ciudad, y eso hace único a este lugar. Más allá de las problemáticas sociales, creo que existen espacios en los que la calidad humana de la vida supera a los beneficios materiales de la riqueza. Estos espacios, deprimidos económicamente, logran generar dinámicas humanas interesantes y humanas, espacios en los que la comunidad importa, en los que se tiene un nombre, en los que a uno lo tratan de conocido, en los que hay una aproximación más cercana al Otro.

Las laderas tienen algo que le falta al resto de la ciudad: la posibilidad de

aprender a mirar sensiblemente a su alrededor.

10. CONCLUSIONES Cada uno de los capítulos va dirigido a demostrar la importancia urbana de estas escaleras que se han mantenido escondidas para la ciudad.

A diferencia de las escaleras del centro, donde no existe una dinámica del espacio público, las de las laderas encierran las más variadas dinámicas sociales. Esto las convierte en espacios con diferentes usos y funciones, pero con un enorme poder simbólico en la gente, constituyendo un escenario urbano donde acontecen algunas de las vivencias más importantes del barrio. Queda así demostrado, que el habitante de la ladera necesita de la escalera como espacio público, ya que ésta es parte de su diario vivir.

El único lugar de La Paz donde la escalera verdaderamente vive y funciona es en las

laderas. No existe otro lugar de la ciudad donde esto suceda.

Imagen 100: La ciudad vive bajo la sombra de la ladera, ésta siempre va a ser el fondo.

Imagen 101: Laderas de fondo, al final del cañón.

Imagen 102: Paisajes constitutivos de La Paz.

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Podemos también afirmar que, entre de los espacios públicos de la ciudad existe uno que se vive con humanidad: la escalera de las laderas es un espacio social que está representando a una comunidad que vive el espacio en su totalidad.

Los recorridos y las conversaciones con la gente que usa las escaleras me han permitido entender que la ciudad debe constituirse por la búsqueda del asombro y la mirada sensible hacia los espacios de mayor potencialidad humana y cultural.

Una vez finalizada la investigación, creo necesario rescatar la fuerte identidad que las gradas imparten al grupo social que las habita. El habitante de la ladera se identifica con sus escaleras y las hace suyas.

La escalera, además, cultiva en esta gente la capacidad de mirar la ciudad en sus

diferentes intensidades.

Cada uno de los puntos que se han tratado a lo largo de la investigación se dirige a afirmar con contundencia que las escaleras públicas de las laderas constituyen uno de los espacios más representativos, característicos y dinámicos de la ciudad de La Paz. Y forman parte de un imaginario colectivo, que las hace parte significativa del paisaje de la ciudad.

11. RECOMENDACIONES Esta investigación puede ser todavía ampliada desde

diferentes puntos de vista y desde diferentes disciplinas. Lo que se plantea es que hay todavía mucho que aprender de estos espacios y que acá no se acaba el cuento.

En las entrevistas realizadas, los vecinos han volcado parte de sus inquietudes y yo las traduzco en un último texto, que debe servir para dar un siguiente paso: desarrollar escaleras que mejoren las condiciones actuales y refuercen las intensas actividades que surgen en las escaleras.

Me parece que los diseños de estas escaleras deben contemplar las esencias del lugar, en vez de negarlas por completo. Sabiendo que, de todos modos, el habitante termina encontrando la manera de usar las escaleras del modo que le gusta usarlas, la Alcaldía debería aprender a escuchar y ser sensible con las problemas que estos espacios y su gente denuncian a gritos. Uno:

El habitante de las laderas quiere que sus gradas tengan árboles y jardineras durante todo el año, que la Alcaldía se preocupe de mantener y cuidar ese poco

Imagen 103: Escaleras que viven.

Imagen 104: Escaleras en la intimidad.

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verde que piden. Imaginemos cómo cambiaría el rostro de la ciudad si todas las escaleras de las laderas empezaran a llenarse de árboles, teniendo en cuenta que además estarían ayudando a que la tierra se mantenga en su lugar evitando los deslizamientos. Eso muestra la necesidad que tiene el paceño de relacionarse con el verde, ya que, ante la ausencia de éste, aprende a ser amigo del hormigón, mucho menos resistente a la erosión y a los deslizamientos. Dos:

Se plantea la necesidad de proveer a los grupos humanos de espacios más grandes y más atractivos para que las personas se reúnan a charlar. Estoy hablando de pequeñas ágoras que generen dinámicas interiores tipo vecindario. Es este espacio público vital el que les interesa y el que la Alcaldía no les brinda. La mayoría de los barrios realiza sus reuniones vecinales en espacios público abiertos en vez de en espacios cerrados construidos; así, se confirma la visión milenaria andina del ritual: las ceremonias importantes de una comunidad o un pueblo se celebraban desde un principio al aire libre. Por ello, se debieron construir atrios en las iglesias renacentistas y se incentivó a los sacerdotes católicos a llevar sus imágenes y cruces al exterior. Hoy se recurre nuevamente al espacio abierto para llevar a cabo estos rituales organizativos. Entonces, las gradas podrían ser las que reemplacen a estos espacios para no entorpecer la evolución de las rutas del transporte. En vez de construir casas vecinales y cosas por el estilo, el Municipio debería crear en las laderas espacios públicos para reunir gente, no sólo para juntas organizativas del barrio, sino para actividades recreativas, sociales, fiestas, etc.

Tanto las escaleras interiores (en edificios, casas, mercados, etc.) como las escaleras públicas, poco a poco van perdiendo vitalidad. En cambio, la escalera de la ladera es un ser viviente que además tiene connotaciones culturales, económicas y hasta políticas… Tres:

El vecino quiere que sus escaleras logren agrupar en la tarde a sus hijos y sus niños, ya que una buena parte de la gente trabaja en el centro o lejos de sus hogares, se llevan a sus hijos con ellos o los deja al cuidado de hermanos mayores. Los padres trabajadores quieren que haya más espacios de juego y recreación que sean seguros para sus niños.

Los tres puntos anteriormente mencionados deben servir al diseñador como una guía, no

constituyen verdades unívocas.

Imagen 105: formas de vida traducidas en espacio.

Imagen 106: Escaleras que se autoconstruyen, llenas de identidad.

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Esta investigación debe ser leída de tal manera que sirva de base para el posterior diseño de escaleras en las laderas paceñas. Es, al mismo tiempo, el testimonio de un observador, no de un vecino. Así, creo que es fundamental profundizar estos pensamientos con los aportes de la estadística, la historia, la sociología la sicología social, la antropología y otras disciplinas que se articulen en un trabajo de campo mucho más profundo y exhaustivo.

En este texto se ha pretendido proponer una concepción teórica del significado urbano de las escaleras; no se lo puede considerar como un análisis urbano de forma estricta.

En sí, lo que se requiere es mirar con otros ojos, despertar el diseño sensible y

que sea consciente del usuario.

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12. ANEXOS Encuesta al vecino: resultados Escaleras públicas en las laderas de la ciudad de La Paz: Aprendiendo del vecino Universidad Católica Boliviana “San Pablo” Carrera de Arquitectura

1. ¿En qué ladera vive usted?

· Ladera

Oeste; 12; 39%

· Ladera

Norte; 11; 35%

· Ladera

Este; 8; 26%

· Ladera Oeste · Ladera Norte · Ladera Este

2. ¿Para llegar a su casa necesita usar

algún tipo de grada pública?

· Si; 22; 71%

· No; 9; 29%

· Si · No

3. ¿A qué hora del día usa más las

gradas que llevan a su casa?

· Temprano en la mañana;

18; 32%

· A media

mañana; 5; 8%

· Al mediodía; 13;

22%

· En la tarde; 6; 10%

· Empezando la

noche; 15; 25%

· A media noche;

2; 3%

· Temprano en la mañana · A media mañana· Al mediodía · En la tarde· Empezando la noche · A media noche

4. ¿Cuántas veces al día tiene que usar las

escaleras de su barrio?

· Una vez; 3; 11%

· Dos veces; 9; 32%

· Tres veces; 9; 32%

· Cuatro o más veces;

7; 25%

· Una vez · Dos veces· Tres veces · Cuatro o más veces

5. ¿Su a) trabajo,

b) colegio o c) universidad se encuentran a cuantas cuadras

de su casa o en el barrio?

· 1 cuadra; 5;

17%

· 2 a 5 cuadras; 9;

29%· 5-10 cuadras (en

otro barrio); 2; 7%

· En otra zona; 5; 17%

· En el centro; 9;

30%

· 1 cuadra · 2 a 5 cuadras· 5-10 cuadras (en otro barrio) · En otra zona· En el centro

6. ¿Qué medio de transporte usa para ir a

trabajar, ir a la escuela o universidad?

· Caminata; 18;

55%

Minibús o micro; 4; 12%

· Transporte

particular; 1; 3%·

Transporte público +

caminata; 9; 27%

· Taxis; 1; 3%

· Minibús o micro· Dos líneas de micro o minibus· Trufis· Taxis· Transporte particular· Transporte público + caminata· Caminata

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7. ¿Qué medio de transporte usa para

volver de trabajar, de la escuela o universidad?

5; 16%

; 0%

; 0%

1; 3%

1; 3%

14; 46%

10; 32%

· Minibús omicro· Dos líneas demicro o minibus· Trufis

· Taxis

· Transporteparticular· Transportepúblico + caminata· Caminata

8. Prefiere usted usar las gradas o prefiere

subir por senderos y calles sin escalones.

9. ¿Por qué usa usted las gradas públicas?

18; 44%

13; 32%

7; 17%

1; 2%2; 5%

· Es más corto· No queda otra, las calles y senderos no llegan a mi hogar· Es la ruta más transitada y segura· En el camino paso por la tienda, o por vecinos o amigos· Otros: especifiqueAhorrar doble pasaje

10. ¿Cuánto dinero calcula que ahorra su

familia al día bajando al centro de la ciudad a pie y/o subiendo a pie, en vez de usar el transporte público?

1; 3%7; 23%

9; 29%

9; 29%

5; 16%

· 1-3 Bs · 3-5 Bs · 5-10 Bs· 10 a 20 Bs · 20 o más Bs

11. ¿A cuantas cuadras de su hogar se

encuentra la tienda más cercana?

28; 90%

3; 10%

; 0%

; 0%

; 0%

· 1 cuadra

· 2 cuadras

· 3-5 cuadras

· 6-8 cuadras

· 9 o máscuadras

12. ¿A cuantas cuadras de su hogar se

encuentra la primera parada de transporte público?

9; 29%

11; 36%

11; 35%

; 0%

; 0%

· 1 cuadra

· 2 cuadras

· 3-5 cuadras

· 6-8 cuadras

· 9 o máscuadras

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13. ¿Cuánto tiempo tarda aprox. en subir las escaleras públicas que usa?

4; 14%

14; 50%

7; 25%

3; 11%

; 0%

; 0%· 1-5 min.· 6-10 min.· 11-15min.· 15-20 min.· 20-30 min.· 30 min. o más

14. ¿Cuánto tiempo tarda aprox. en bajar las

escaleras públicas que usa?

22; 71%

9; 29%

; 0%

; 0%

; 0%

; 0%

· 1-5 min.· 6-10 min.· 11-15min.· 15-20 min.· 20-30 min.· 30 min. o más

15. ¿Cómo es la forma de construcción de las

escaleras que usa para ir a su hogar o trabajo?

22; 76%

6; 21% 1; 3%

; 0%

· El municipiolas ha construido

· Los vecinos

· Alguna otraorganización

· Se hanconstruido con eltiempo

16. ¿De qué material están hechas las

escaleras que usa en su barrio?

19; 62%1; 3%

3; 10%

6; 19%

1; 3%

1; 3%

· Cemento conbaranda de cemento· Piedra

· Cemento conbaranda metálica· Cemento sinbaranda· Diferentesmateriales· Tierraescalonada

17. ¿Cuántas escaleras públicas conoce o

sabe que hay en su barrio?

1; 3%

2; 6%

17; 55%

7; 23%

4; 13% · 1-3· 3-5· 5-10· 10-20· 20 o más

18. ¿Considera usted que el estado de las

escaleras públicas de su barrio es adecuado?

2; 7%

9; 30%

7; 23%

11; 37%

1; 3%

· Muy adecuado

· Adecuado

· Medioadecuado· Poco adecuado

· Desastroso

19. ¿Considera usted que el diseño y la

forma de las escaleras son adecuadas para subir por ellas, incluso cargando bultos?

1; 3% 5; 17%

12; 40%

11; 37%

1; 3%

· Muy adecuado · Adecuado· Medio adecuado · Poco adecuado· Imposibles de subir

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20. ¿Los peldaños de las escaleras de su

barrio son cómodos y le permiten subir con facilidad las escaleras?

; 0%

19; 63%5; 17%

4; 13%2; 7%

; 0%

· Muy cómodos · Cómodos· Suficientemente cómodos · Poco cómodos· Incómodos · No se pueden usar

21. ¿Está usted contento con el diseño de

las escaleras? ¿Le parecen lindas las escaleras de su barrio?

2; 7%6; 21%

10; 34%

9; 31%

2; 7%

· Muy contento.Son lindas

· Contento.Están bien

· Más o menoscontento. Bien nomásson.· No estoycontento. Son mediofeas y descuidadas.· Son horribles.

22. ¿Cuánta basura es regada en las

escaleras?

; 0% 2; 7%

11; 38%

9; 31%

7; 24% ; 0%

· No se riega basura en las escaleras· Muy poca· Poca· Bastante· Mucha· Demasiada

23. ¿Además de usar las escaleras para ir del

trabajo al hogar, para qué otras cosas la usa?

22; 20%

12; 11%

7; 7%

15; 14%15; 14%

7; 7%

8; 7%

; 0%

16; 15%

; 0%

5; 5%

· Punto de reunión oencuentro

· Para jugar

· Para tomar unos tragosen la puerta de la tienda

· Para esperar a laspersonas

· Para ver la ciudad(mirador)

· Para tomar sol

· Para salir al exterior, notengo patio o jardín

· Para escuchar la radio

· Contar Chismes, debatir,charlar

· Para orinar

· Otros (especifique)

24. Con qué frecuencia se reúne con sus

vecinos en las escaleras?

2; 7%

3; 11%

17; 61%

6; 21%

; 0%

; 0%· Todos los días

· Día por medio

· Los fines desemana· Una o dosveces al mes· Una vez cadaseis meses· Una vez al año

25. ¿Usted o sus hijos juegan en las gradas del barrio?

21; 68%

10; 32%

· Si· No

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26. ¿Con qué frecuencia sus hijos juegan en las escaleras?

10; 47%

5; 24%

6; 29%

; 0%

; 0%

; 0%

· Todos los días

· Día por medio

· Los fines desemana· Una o dosveces al mes· Una vez cadaseis meses· Una vez al año

27. ¿Al transitar las escaleras de su barrio

usted hace visitas a sus vecinos?

14; 45%

17; 55%

· Si· No

28. ¿Con qué frecuencia hace visitas a sus

vecinos mientras pasa por las escaleras?

29. ¿Dónde realiza su barrio los cabildos y/o reuniones de los vecinos?

5; 12%

1; 2%

17; 39%12; 28%

8; 19%

· En el centrode la junta de vecinos

· En la casa dealgún vecino

· En la canchade fútbol

· En la calle

· En lasescaleras y susespacios

30. ¿Qué problemas encuentra usted en las

escaleras?

16; 16%

20; 20%

4; 4%19; 19%7; 7%

2; 2%

12; 12%

17; 17%1; 1% 2; 2%

· No encuentro problemas. Están bien· Basura· Inseguridad· Escalones muy empinados· Muy pocos lugares para descansar· Mal estado· No hay escaleras construidas, uno tiene que hacer las suyas

31. ¿Durante la noche, cree usted que las

escaleras son lugares seguros?

; 0% 3; 10%

5; 16%

19; 61%

4; 13%

· Muy segura · Segura · Poco segura· Insegura · Violenta

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32. ¿Al pasar por las escaleras se detiene con frecuencia a ver la ciudad?

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13. BIBLIOGRAFÍA

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