Etica y Politica Universitaria

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ETICA Y POLÍTICA UNIVERSITARIA Comentarios en torno al quehacer político en la Universidad Pública por José María González Lara

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ETICA Y POLÍTICA UNIVERSITARIA

Comentarios en torno al quehacer político en la Universidad Pública

por José María González Lara

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Los educadores proclamamos que no ha llegado el fin

de la historia; que ésta está siempre reiniciándose;

que sí hay otras alternativas y que nos toca crearlas.

Por esto continuaremos corriendo tras nuestras utopías

y experimentando los riesgos de nuestra precaria

libertad, que son formas de decir que

seguimos teniendo esperanza.

Pablo Latapí

Hay dos tipos de hombres:

los que hacen la historia

y los que la padecen.

Camilo José Sela

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2

INDICE

Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

I. Política, ética y normatividad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Actividades universitarias… la esencia permanece, 5

Política universitaria, 12

Dimensión social de la ética, 16

Normatividad y autonomía, 18

El poder como privilegio, 24

Sumisión o libre pensamiento, 27

II. Perspectiva histórica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36

Entorno económico global, 36

Pluralidad de ideas, 46

La Universidad pública en el juicio de la historia, 51

Individuo y comunidad, 57

Formación integral universitaria, 61

Propuestas para la dinámica universitaria, 64

Conclusiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

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Prólogo

El comportamiento ético en las universidades públicas no es una cuestión de buenas

intenciones ni de romanticismo utópico, es un asunto de interés primordial y prioritario. Las

funciones y obligaciones de la Universidad pública van más allá que la docencia informativa,

el “nivel de eficiencia terminal” de egresados, las asesorías al sector productivo, la

investigación para patentes o los eventos culturales de elite. El compromiso universitario es la

permanente transformación de la sociedad hacia niveles de organización cada vez más justos,

equitativos y democráticos Los resultados de la ciencia, la técnica y las disciplinas son

elementos fundamentales que la educación pública media y superior deben aportar a los

sectores de la sociedad, para que las actividades inherentes a la Universidad no permanezcan

aisladas del entorno de globalización y en permanente cambio.

Aparte del impacto social, la formación estudiantil –que no sólo información sofista–

debe apuntar a una integración plena de varios aspectos que serán un sello de vida para los

futuros técnicos y profesionales, en una sociedad que requiere de soluciones y alternativas a,

su naturaleza, sus causas y sus efectos. Los comentarios aquí vertidos abordan la problemática

y no escapan a un juicio normativo del “deber ser”, considerando las ideas y opiniones

vertidas por pensadores y eruditos en el tema, así como documentos institucionales, los cuales

son citados y comentados en el desarrollo del ensayo.

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La problemática existente en el ejercicio de la política universitaria es un tema que no

admite cortapisas ni simulaciones, es un asunto que debe discutirse y analizarse con todo rigor

metodológico y seriedad. Los planteamientos y sus resultados no son, ni por asomo,

definitivos y condenatorios de opiniones contrarias (sería incongruente pontificar desde una

sola perspectiva), sino que se ofrecen al análisis y discusión dialéctica para que se profundice

en el tema; una discusión que se ha tardado y un análisis que se hace muy necesario ante una

realidad social que exige respuestas y que ya no puede esperar más tiempo a que las

universidades despierten de un letargo que las mantiene en un status de “superioridad” mal

entendida.

Como se menciona en uno de los apartados de este trabajo: será el juicio de la historia

el que condene o, por el contrario, reconozca a los universitarios del presente... cuando las

futuras generaciones tendrán la palabra.

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I. Ética, política y normatividad

n todo grupo humano se hacen presentes liderazgos de influencia que generan

contiendas explícitas basadas en la normatividad establecida y/o relaciones

encontradas no escritas pero sí tácitas. La política es natural a las organizaciones y a la

sociedad, así la Universidad Pública no escapa a esta condición y continuamente se debate en

actividades que conllevan necesariamente a procesos políticos. En todo caso, el análisis debe

centrarse no en la existencia de la política universitaria, sino en las formas de llevarla a cabo,

en los métodos y en las actitudes de los actores y participantes, en los objetivos de las

voluntades dispuestas a la participación y los intereses que motivan el quehacer político en la

propia Universidad, actividad que debe estar sustentada en las diligencias propias de la

institución y en su naturaleza académica, cultural y de extensión.

Actividades universitarias… la esencia permanece

Por su naturaleza, la Universidad es el espacio propio para la discusión, el análisis, el

desarrollo del conocimiento científico anterior y nuevo, y la cultura: la universalidad de las

ideas y del pensamiento libre.

De hecho las universidades son herederas del conocimiento universal y protectoras de

un acervo de riqueza intelectual y cultural, resguardo que no sólo se encuentra en las

E

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bibliotecas o en los archivos cibernéticos, sino que perdura a través de las faenas educativas,

principalmente la docencia, la investigación y la corresponsablidad que el estudiante adquiere

en la formación de su propio perfil académico y profesional; de ahí una gran responsabilidad

inicial en cuanto al compromiso de preservar el conocimiento científico y disciplinario e

incrementarlo, trasladándolo de generación en generación. Al respecto Miguel Bueno señala

que la cultura es producto de la relación del individuo y de la comunidad con el entorno1, de

ahí que la cultura provoque la adquisición tanto de bienes como de valores que deben ser

preservados2.

Por tanto, la dinámica per se de la Universidad resguarda el conocimiento a lo largo de

la historia, pero también lo incrementa y lo enriquece con el desarrollo de conocimientos

nuevos y de nuevas formas del arte y la cultura, independientemente de los lapsos de tiempo

en que este desarrollo se hace palpable y concreto. Y es precisamente esa dicotomía la que da

sustento al trabajo educativo, sobre todo a la educación media superior y superior en su

responsabilidad histórica ante la sociedad del presente y del futuro.

La explicación objetiva de la realidad en sus diferentes segmentos es tarea fundamental

de la Universidad, lo que se lleva a cabo a través de la exposición del conocimiento ya

desarrollado con anterioridad en las diferentes especialidades científicas y disciplinarias,

además de la investigación como actividad permanente para la obtención de conocimientos

nuevos a través del método científico y con rigor académico. Sin embargo, –y sobre todo en

ciencias sociales cuyo objeto de estudio es la sociedad dinámica– la búsqueda permanente de

la verdad objetiva no se traduce en posiciones únicas y exclusivas, porque el avance científico

ha sido y será dialéctico en el sentido de que las posturas encontradas generan una interacción

1 Bueno Miguel. “Universidad, humanismo y ciencia”. Deslinde. Cuadernos de Cultura Universitaria.

No. 113. p. 6. UNAM. México. Mayo de 1979. 2 “[...] el progreso en la cultura auspicia constantemente la adquisición de nuevos bienes y valores para

agregarlos como una especie de rédito al capital acumulado y, tras de reinvertir la utilidades,

recapitaliza la herencia de la humanidad para hacerla cada vez más rica y abundante, alimentando el

decurso multisecular de la trayectoria histórica del género humano cuyo resguardo corre a cargo de la

faena educativa”. Ibid.

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que resulta en conocimientos nuevos que hacen avanzar a la ciencia misma. Además, las

instituciones de educación media superior y superior del ámbito público –sobre todo en el

nivel superior–, generan indefectiblemente un impacto social tanto por su cotidiana actividad

como por los egresados que de alguna manera se insertan profesionalmente en la sociedad,

desarrollando sus capacidades y aplicando los conocimientos adquiridos en su periodo

formativo.

El desarrollo de las fuerzas productivas en las tres últimas décadas del siglo XX han

determinado que la enseñanza superior en todo el mundo adquiera una marcada atención

tecnológica, lo que es positivo en cuanto que ésta deviene de la aplicación de los resultados de

la investigación científica, esto es que antes de la tecnología misma tanto los docentes e

investigadores, como los estudiantes, deben conocer los principios, leyes y teorías de la

ciencia para comprender su empleo e impacto en la economía y en la sociedad, porque la

Universidad no debe albergar sólo a la tecnología, sino los orígenes científicos del desarrollo

tecnológico. En todo caso la distorsión se presenta cuando la dualidad ciencia-tecnología se

transforma en tecnocracia, esto es la repetición continua sólo de la aplicación del

conocimiento científico, sin una reflexión previa del umbral de la técnica, lo que conlleva a

una deformación de las capacidades estudiantiles, a una reiteración mecánica de pasos

subsecuentes y continuos que no provocan el desarrollo de las capacidades superiores del

pensamiento, es decir la reflexión, el análisis y la creatividad, generando una sujetos

programados que funcionan con diseños estrictamente determinados; lo anterior provoca

asimismo una insensibilidad tanto respecto a los problemas sociales como hacia la cultura y el

arte. Si la educación es tecnócrata, la técnica en sí y por sí misma, el pensamiento reflexivo se

acota y se reduce o, más drásticamente, se elimina; desde la misma docencia y la

investigación, hasta su aplicación técnica, la raíz de la ciencia surge y debe surgir del

humanismo, pero no un humanismo de individualismo a ultranza y proyectos sólo personales,

sino por el potencial del desarrollo del individuo y por los beneficios del progreso que deben

llegar a la toda la sociedad, y esa garantía se corresponde al compromiso universitario a través

de la docencia, la investigación y la extensión.

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De hecho, una de las funciones que estrecha los lazos de manera directa entre la

Universidad y la sociedad es la extensión, que, como el término lo indica, es extenderse con

aportaciones de acuerdo a las actividades inherentes a la institución, acciones permanentes que

son favorables a la formación científica, disciplinaria y técnica, ya que el trabajo académico en

las aulas, los laboratorios y talleres se aplica y se concretiza en acciones vinculadas con la

sociedad y con el entorno, así la dialéctica continua entre teoría y práctica deviene en una

formación profesional completa, evitando el hermetismo y el exilio de los estudios superiores

respecto de la realidad en torno, en los ámbitos científico, cultural y social.

De manera simple, se puede apreciar a la extensión universitaria como un cúmulo de

actividades aisladas y desconectadas del quehacer institucional y como simple requisito para el

ejercicio de los recursos financieros y la aplicación de los recursos humanos en la utilización

de los recursos materiales, y bajo esta perspectiva no se aprovecha todo el potencial y la

riqueza que la Universidad pueda aportar a la dinámica y al devenir histórico de la sociedad a

través de la extensión académica. Los planes de estudio y los proyectos de investigación

deben en primer término diseñarse a partir de las características particulares del entorno

regional, estatal y/o nacional, lo que de hecho debe generar la vinculación efectiva, pero

además dichas experiencias concretas la teoría-praxis del presente detectan la problemática

futura y las posibles soluciones actuales y también en perspectiva que son resultado de la

academia, así la extensión debe estar concatenada con las actividades científicas, técnicas y

disciplinarias; ni profesores ni estudiantes se deben considerar herederos del olimpo de los

dioses alejados de la realidad, si esta consideración elitista se percibe en el ambiente

universitario entonces la Universidad pública se convierte en una “cueva de las ideas” en la

que sólo se observa lo que predeterminadamente se quiere ver, lo que conlleva a un

alejamiento de la realidad en torno.

La extensión no debe generar compromisos que pongan en tela de juicio la libertad

institucional que debe caracterizar a las universidades, sobre todo a la Universidad pública; lo

anterior puede presentarse de dos maneras: tanto por la veracidad y objetividad de los

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resultados de la propia actividad de extensión, para lo que los universitarios deben defender su

propio trabajo y no permitir injerencia que provoque falsificación o interpretaciones

prefabricadas; como por los posibles acuerdos que provoquen obligaciones que atenten contra

la esencia universitaria y la coloquen en situaciones de cumplimiento de acciones asimismo

dudosas en términos éticos y de transparencia.

En la actualidad, socialmente sólo se identifica el concepto universidad como el

espacio institucional donde se capacita a profesionales de las distintas ciencias, técnicas y

disciplinas, como un claustro tecnológico, sin encontrar en dicho concepto la esencia que le

otorga sentido de existencia a la Universidad, que es la formación humanista y científica

universal, que de hecho es su origen histórico como tal; dado lo anterior, no es que se acuda a

las formas tradicionales de la docencia y la organización institucional, sino que sin no se

atiende el sentido humanista la educación superior, ésta sólo se acopla a las necesidades del

mercado laboral –o las condiciones del capital– sin generar las ideas y propuestas aplicables a

la solución de problemáticas del entorno económico, social y político tanto del contexto actual

como para atender a la previsión del futuro, para lo que la Universidad pública debe ofrecer

directrices y líneas de acción, propuestas sustentadas en la investigación científica y

disciplinaria.

Ya en 1968 Erich Fromm señaló que “las máquinas y las computadoras deberán

volverse una parte funcional en un sistema social orientado por la vida y no un cáncer que

empieza por hacer estragos y acaba por matar al sistema [...] Deben volverse medios para los

fines determinados por la razón y la voluntad del hombre [...] Es decir, el hombre y no la

técnica, debe ser la fuente última de los valores, el desarrollo humano óptimo, y no la máxima

producción el criterio para toda planificación”3. Asimismo, en la planeación educativa, como

en toda planificación social, el conocimiento del ser humano en sus potencialidades y

posibilidades reales de desarrollo individual y colectivo debe ser el centro de la formación

3 Fromm, Erich. “La revolución de la esperanza”. p. 84. Fondo de Cultura Económica. México 1982.

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universitaria4, de otra forma el ejercicio la intelectualidad se reduce a elementos netamente de

capacitación, lo que no es negativo en sí mismo, lo que es nocivo es el resultado de privilegiar

la capacitación técnica, es decir la carencia de conciencia individual y comunitaria del sujeto,

que conlleva a un rol social de peonaje de las condiciones de inversión de capital en el juego

de oferta y demanda de trabajo, de tal manera que si el egresado en determinada circunstancia

económica es desplazado de dicho mercado o no ejerce su profesión, se pueden generar

individuos inconformes, afligidos y disgustados con su existencia y renegados de su propia

formación universitaria, personas que no valoran su trayectoria académica y, precisamente por

la ausencia de formación reflexiva y de conciencia, se pueden ver envueltos en frustraciones

existenciales.

El uso de las nuevas tecnologías en la educación media superior y superior debe ir

acompañado de otras estrategias que garanticen la formación integral de los estudiantes, en las

que se incluya el desarrollo de sus capacidades intelectuales y reflexivas, el gusto por la

cultura y los valores éticos de la cooperatividad y la solidaridad. El Programa de las Naciones

Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su Informe sobre el Desarrollo Humano en Chile 2006

concluye que “[...] el uso masivo en Chile del celular, la televisión, la computación, y el

Internet no producirán un salto cualitativo hacia el desarrollo humano si, al mismo tiempo, no

se crean las condiciones que permitan ponerlas al servicio de los fines de la sociedad y las

personas”5, y estas afirmaciones calificadas se aplican a todos los países y a todas las regiones

del mundo.

El gusto por el conocimiento y la cultura –como parte integral de las capacidades

humanas–, aparte de la formación profesional, son una valiosa herencia que la Universidad debe

otorgar a sus egresados, para valorar sus capacidades, para poseer una visión amplia, crítica y

analítica de la realidad e insertarse en la sociedad de una manera propositiva y activa.

4 “[...] el conocimiento del hombre, de su naturaleza y de las posibilidades reales de sus

manifestaciones debe llegar a ser uno de los datos básicos para toda planificación social”. Fromm,

Erich. Ibid. 5 www.desarrollohumano.cl

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Se considera a la cultura aquello que la humanidad crea de acuerdo a sus circunstancias

y a su contexto histórico; o el conjunto de costumbres, conocimiento y nivel de desarrollo

artístico, científico, social o político de una época, un país o un grupo social. Por lo anterior,

se puede afirmar que el desarrollo productivo y social genera una cultura determinada en el

que la propia Universidad está inserta, por eso el desarrollo del arte popular y las expresiones

de las bellas artes, en un contexto determinado, es una dualidad permanente. Así, la cultura

como parte esencial de la formación integral universitaria debe fomentarse tanto al interior de

la institución como difundirse en la sociedad con actividades grupales o socializadas, como un

rescate de lo popular que, como ya se mencionó, también es cultura, y como preservación del

arte universal que debe ser apreciado por segmentos amplios de la población.

La formación académica no es excluyente de la formación cultural, más bien son

complementarias en la formación integral, además la dinámica económica, social y política

está estrechamente ligada a la cultura como el ambiente y las circunstancias históricas que

envuelven las actividades humanas individuales y colectivas. Una sociedad culta valora la

libertad y desarrolla mejor sus potencialidades para el bienestar, la igualdad y la justicia, por

eso la Universidad tiene el compromiso de la difusión cultural, de la preservación y protección

de la creatividad artística y de heredar a sus egresados el gusto por el arte universal para su

desarrollo personal y su inserción social. El gusto por la cultura y el arte desarrolla la

capacidad reflexiva y se fortalece la inteligencia y la capacidad de respuesta de las personas

para aprovechar situaciones favorables o para enfrentar con efectividad situaciones adversas

en los ámbitos personal, profesional y comunitario. Aparte de ejercitar y fortalecer sus

capacidades individuales profesionales, en su formación integral, a través del ejercicio

cultural, los estudiantes universitarios pueden adquirir la capacidad de respuesta efectiva ante

la realidad.

Por otra parte, la cultura, como expresión de los pueblos en su quehacer cotidiano y su

idiosincrasia y asimismo como creatividad del espíritu humano individual, tampoco es única y

existen diferentes expresiones artísticas que la enriquecen, de tal manera que tanto la difusión

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de la cultura como la creación artística son diversas, y como actividades inherentes a la

Universidad deben ser también plurales, de ahí que no puedan ser selectivas ni obstaculizadas

sea por visiones divergentes encontradas o por disposiciones administrativas unilaterales.

Independientemente que se actualicen los modelos educativos –incluyendo las

estrategias innovadoras para mayor cobertura y actualización con el entorno–, que se adecuen

las formas operativas y administrativas en la aplicación de planes de estudio y se renueve la

interrelación con los sectores productivos y sociales de acuerdo a las necesidades que impone

la dinámica económica, política, social y cultural de la sociedad y del mundo, las funciones de

la Universidad a través del tiempo esencialmente son y serán las mismas. Los albores del

siglo XXI obligan al análisis de los paradigmas de la educación media superior y superior en

su sentido operativo, sin embargo las funciones esenciales que le dan sentido de existencia a la

Universidad son las que provocan la adaptación de la institución a la dinámica de la

humanidad, proyectan e impulsan las modificaciones internas pertinentes, primero para ofrecer

alternativas a las posibles contradicciones sociales y económicas que la misma dinámica

humana provoca, y segundo porque la Universidad, como resultado de su actividad cotidiana

de preservación científica y cultural y de conocimientos nuevos, puede provocar los cambios

institucionales internos y los cambios que la sociedad requiere y necesita para obtener el

crecimiento económico y el bienestar, la igualdad de oportunidades y la justicia.

Política Universitaria

Si el método científico en términos generales es generalmente aceptado, y la difusión cultural

y creatividad artística son una cualidad consensuada universitaria, no es así la planeación y la

estructura administrativa que se establece para que la Universidad cumpla con sus propios

fines y con el compromiso que posee con los sectores sociales y productivos, inclusive la

visión respecto a los modelos educativos y su aplicación no es única y por tanto desde una

perspectiva de poder político y administrativo no debe ser unilateral.

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Así, en el seno universitario se pueden presentar diferentes perspectivas en cuanto a los

planes y programas de docencia, investigación, extensión y difusión de la cultura,

precisamente porque no es, o no debería ser, única y unilateral la visión respecto al impacto

que la actividad universitaria tiene frente a la realidad en torno contextual y circunstancial y

sobre el futuro de la sociedad a la que la Universidad Pública se debe. De ahí que se generen

puntos de vista y opiniones encontradas, situación que no escapa a las posiciones ideológicas

que se sustentan en determinadas filosofías.

La universalidad de las ideas implica necesariamente la pluralidad y el respeto a las

posiciones y opiniones diferentes, por tanto la actividad política, asimismo, se ejerce

permanente en la Universidad Pública, la que se lleva al cabo de acuerdo a ordenamientos y

normatividades que son resultado de procesos históricos determinados y específicos; se define

“política universitaria” como una contienda para acceder a la dirección del rumbo institucional

y a la conducción actual y de los destinos de la educación-formación que se ofrece y de las

actividades académicas, culturales y de extensión, actividades que son inherentes a la

institución, además el término ser refiere a las propuestas, proyectos y acciones de demandas

por parte de los integrantes de la institución hacia sus autoridades, sean estas magisteriales o

estudiantiles.

Se puede afirmar así que en las instituciones de educación media superior y superior

públicas existe una permanente contienda por el poder, sin embargo, ese no es el punto de

análisis puesto que es una actividad natural a las instituciones, sino más bien cómo se accede a

esa facultad formal y/o real y cómo y a través de qué mecanismos se ejerce dicho ejercicio.

Norberto Bobbio expresa que “[...] el término „política‟ se emplea para designar la

esfera de las acciones que tienen alguna relación directa o indirecta con la conquista y el

ejercicio del poder último (supremo o soberano) sobre una comunidad de individuos en un

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territorio”6. En el ejercicio de la política se generan relaciones de poder que se establecen

entre los individuos, en situaciones que no escapan a la dinámica universitaria como una

organización en la que hay sujetos y actores, se supone, en permanente discusión; Bobbio

señala: “En la determinación de lo que comprende el ámbito de la política no puede

prescindirse de la ubicación de las relaciones de poder que en toda sociedad se establecen

entre individuos y grupos, entendiendo el poder como la capacidad de un sujeto de influir,

condicionar y determinar el comportamiento de otro individuo”7.

Sin embargo, la política universitaria históricamente no se ha limitado al interior de las

instituciones. En México existe un amplio registro de hechos en el sentido de la actividad

política de los estudiantes para lograr más y mejores espacios de participación y decisión, y

por otro lado de los docentes e investigadores por reivindicaciones laborales y de

mejoramiento de la educación media superior y superior, aunque también se han sucedido

movimientos universitarios de participación conjunta estudiantil y magisterial. Entre estos

hechos en el siglo XX se pueden citar: el movimiento de autonomía de la Universidad

Nacional en 1929; el activismo político en apoyo a la candidatura presidencial de José

Vasconcelos; las posturas de derecha de grupos de la UNAM ante la política popular y

nacionalista del general Lázaro Cárdenas; el apoyo a las reivindicaciones sociales y

económicas de obreros y campesinos en los cincuentas y sesentas; el apoyo al movimiento de

los médicos en 1965; el movimiento estudiantil y magisterial de 1968 y sus trágicas

consecuencias, además de los acontecimientos de julio de 1971 en la ciudad de México; los

movimientos por la autonomía universitaria en universidades de provincia, entre estos el de la

UAdeC en la primavera de 1973; los movimientos sindicales universitarios de la década de

los setenta; el apoyo casi permanente de grupos estudiantiles a demandas sociales, aunque con

mayor o menor intensidad dependiendo de la región del país, como el caso del movimiento

obrero CINSA-CIFUNSA en Saltillo en 1974, que recibió apoyo real y formal de los

estudiantes universitarios; incluso las demandas y manifestaciones estudiantiles y sindicales de

6 Bobbio, Norberto. “El filósofo y la política. Antología”. p. 135. Fondo de Cultura Económica.

México, 1996. 7 Ibid.

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la última década del siglo pasado que tuvieron su origen y su causa en las décadas de los

ochenta y noventa, sobretodo respecto al cambio de modelo económico en México* que

mayormente ha afectado, hasta la actualidad, a la educación pública superior en el ámbito de

globalización. Alfredo Tecla Jiménez aborda de manera clara la historia de los movimientos

universitarios hasta los años setenta, en los que se demandó una Universidad con mayores

posibilidades de participación al interior y con influencia hacia la sociedad, además de un

enfrentamiento casi permanente con el Estado mexicano y sus políticas educativas y de control

corporativo8.

El carácter conceptual y práctico de la política universitaria adquiere una connotación

histórica de trascendencia puesto que, en estricto sentido, de estas instituciones públicas deben

emerger las mentes que aportarán sus conocimientos y propuestas para el desarrollo

económico, político, social y cultural de la sociedad. Como se señaló, en tanto universalidad

de las ideas y pluralidad en las visiones respecto a la realidad, la política es una actividad que

es efecto del libre pensamiento que debe caracterizar a la propia Universidad pública. Sin

embargo, ante el riesgo de desvirtuar dicha actividad y de convertirla es un simple juego de

intereses en contienda, el sustento ético para la confrontación de ideas, visiones, programas y

proyectos debe ser la defensa y fortalecimiento de la academia y su impacto social presente y

futuro. En este sentido es importante señalar que las contiendas políticas universitarias deben

tener en sí mismas grandes dosis de comportamiento ético frente a la enorme responsabilidad

histórica que representa conducir los hilos de las instituciones públicas de educación media

superior y superior, porque lo que está en juego no son las posiciones ni el control de los

* Aquí nos referimos al cambio del modelo “proteccionista” de sustitución de importaciones (décadas

cincuenta y sesenta del siglo XX), que se amplió con el Estado de Bienestar de los años setenta, y en

los últimos 25 años a la imposición del modelo de “apertura económica y financiera”, primero con la

entrada de México al GATT en 1987 y posteriormente con el TLC y otros acuerdos de libre comercio.

Una exposición clara se puede encontrar en:

Samuelson, Paul A., Nordhaus, William D. et alli. “Macroeconomía con aplicaciones a

Latinomaérica”. McGraw Hill. Decimosexta edición. Capítulo 4, pp. 83-91. México, 2002. 8 Tecla Jiménez, Alfredo. “Universidad, burguesía y proletariado”. Introducción. Ediciones de Cultura

Popular, S.A. México, julio de 1977.

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recursos disponibles y posibles, sino el impacto que las funciones de la Universidad provocan

en la sociedad.

Dimensión social de la ética

Como en toda organización social, en la Universidad la política debe practicarse respaldada

en principios éticos, establecidos en la respectiva Declaración de Principios de las

instituciones. La ética la entendemos como una serie de valores que guían el comportamiento

de los miembros de una organización o de una sociedad en la convivencia y actividades

cotidianas, valores que de hecho tienen su base en el “bien común” o en las decisiones y

acciones que convienen a la mayoría de los componentes del grupo sin menospreciar a las

minorías, aplicado esto a la Universidad pública lo que más conviene a la institución y a la

sociedad en su conjunto es el resultado objetivo y positivo de las funciones que a la institución

competen; se puede señalar entonces que los actos éticos son universales (el respeto a la

libertad, el respeto a la diversidad y a la pluralidad de ideas, la satisfacción integral de las

necesidades del individuo, la transparencia en los actos públicos y la aplicación de los

recursos, la austeridad de los administradores públicos y el respeto a los derechos universales

de las personas).

Se pueden identificar los términos ética y moral, sin embargo los actos morales son

relativos a la historia, la idiosincrasia, la cultura y el desarrollo de las sociedades y las

organizaciones, con un sesgo circunstancial y de corte más personal en términos de la

individualidad; en todo caso la moral es relativa a la persona y sus circunstancias, pero la

ética es universal. Desde la escuela escolástico-tomista, Rafael Martínez del Campo señala

que “[...] el bien o la bondad es la perfección del ser, aquello que de un modo o de otro le

conviene, le es debido [...] el mal o la maldad, es la imperfección del ser, la carencia de

aquello que se le debe [...] Todo ser existente es en sí bueno, por tener una esencia y existir:

en este sentido nada existente es malo, por eso la bondad es una propiedad trascendente, o que

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conviene a todo ser”9, así, los actos del bien común que surgen dialécticamente desde la

persona y la comunidad –en continua interrelación– son buenos en tanto favorezcan, como se

señaló, el bien común, así haya discusión sobre el cómo y el método de las acciones que

proceden a las decisiones.

Si el término “bien común” es la conveniencia socializada y, políticamente,

democratizada en razón de la elección libre de distintos programas y proyectos, la base

conceptual y teórica de la contienda política en la Universidad pública deber ser su propia

naturaleza, de tal forma que la política no debe atentar contra su propia esencia, de lo contrario

se puede generar un daño institucional que llevaría años –quizás generaciones– reconstruir,

tanto por la imagen ante los sectores de la sociedad, como por las consecuencias en el

desarrollo de las personas y en el impacto social negativo, que son fruto de una errónea visión

del quehacer político universitario. Si la “política” en la Universidad induce a la corrupción

académica y al soborno, si se involucra a los estudiantes y maestros en esquemas que no

fomenten la discusión de las ideas y el respeto a la pluralidad, si desde los puestos jerárquicos

de dirección se ejercen amenazas y coercitividad para apoyar determinado proyecto, persona o

grupo, entonces la política atenta contra la esencia y naturaleza de la institución, sin mediar

y/o fomentar los principios éticos y el comportamiento moral individual de los actores

políticos universitarios.

No es ilusorio empatar la ética con la política, siempre y cuando ésta última base su

funcionamiento en el bien común, en el servicio y en la proyección del desarrollo de la

sociedad, más aun en la Universidad pública donde los objetivos son de un grado superior, no

en cuanto a la existencia de una elite académica y cultural, sino porque la preservación del

conocimiento y la generación de conocimiento nuevo y la difusión de la cultura son

actividades que de una manera u otra impactan la realidad en la que se desenvuelven las

instituciones públicas de educación media superior y superior.

9 Martínez del Campo, Rafael. “Etica”. Capítulo III, p. 63. Editorial Jus. México, 1965.

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Normatividad y autonomía

A través de su Declaración de Principios y en sus Estatutos las Universidades públicas

establecen principios éticos que norman sus acciones para el desarrollo de todas las

actividades administrativas, académicas, culturales y además de elección de autoridades, es

decir las actividades políticas10

. Así, los resultados positivos o negativos de los procesos y el

logro de objetivos tienen que ver con la integración de alumnos, maestros, trabajadores y

autoridades en sus tareas correspondientes, también con la verificación de la aplicación de los

recursos físicos y financieros propios y los que el Estado otorga en presupuesto anual y por

programas y proyectos11

. De tal manera que el cumplimiento de las funciones inherentes al

trabajo universitario son susceptibles de juicio en función de sus propios resultados y de los

efectos e influencia que tengan en las actividades económicas, culturales y sociales de la

región en que la propia Universidad está inserta12

.

La forma de gobierno y la manera en que se accede a los puestos y posiciones de

dirección y decisión universitarias se establece operativamente en las leyes orgánicas, en los

estatutos y reglamentos; la autodeterminación en las decisiones y la elección de autoridades

desde una perspectiva autónoma de todo poder político (Estado y partidos políticos), religioso

y/o económico tiene su sustento teórico y práctico en el hecho de que la pluralidad de ideas se

10

La Declaración de Principios de la U.A. de C. es ilustrativa al respecto: “La Universidad Autónoma

de Coahuila, es una institución al servicio del pueblo en la que el Estado delega la tarea de impartir

educación superior. Su actividad se basa en la autonomía universitaria, de la que deriva la capacidad

que tiene de darse sus propias normas de actuación interna y, por lo tanto elegir sus órganos de

autoridad”. Además los artículos 1 y 4 del Estatuto Universitario. Legislación Universitaria. U.A. de

C., pp.21-22, 24 y 25. Saltillo, Coah. Octubre de 1997. 11

Para el caso de la U.A. de C. el patrimonio y aportaciones que reciba esta institución se establece en

artículo 7 de su Ley Orgánica y en el artículo 1 del Estatuto Universitario. Ibid. Pp. 5 y 24. 12

En el mismo sentido la U.A. de C. es ejemplo en la declaración de Principios de su Estatuto

Universitario, la que “[...] como comunidad está comprometida ante la sociedad a cumplir los objetivos

que justifican su existencia, fomentando y preservando la cultura, promoviendo la realización de los

valores que distinguen a la humanidad y haciendo suyos los principios de la ciencia y el arte y lo que se

derive de su ejercicio en tanto favorezca a la formación integral del hombre”; asimismo como se

señala en el artículo 3 del mismo Estatuto: “Como medio para el cumplimiento de estos fines, la

Universidad examinará con sentido crítico las condiciones de la sociedad y actuará de acuerdo con su

naturaleza hacia la conquista de la justicia social”. Ibid. Pp. 22 y.25.

Page 20: Etica y Politica Universitaria

19

basa en el libre pensamiento, aquél que no tiene compromisos ni acuerdos que lo limiten y le

impidan su pleno ejercicio, de esta manera la actividad académica y cultural no debe tener

ataduras de índole externa a la Universidad, sólo aquellas de índole ética y moral que no

permiten que se dañe ni se atente contra la esencia de la institución, porque la libertad de

pensar no está condicionada ni dirigida por ningún poder, esto es la Autonomía Universitaria13

formal y real.

Ejemplos de elección de autoridades universitarias en México: en la Universidad

Autónoma de Zacatecas Francisco García Salinas las autoridades se eligen por voto

ponderado, de tal manera que los votos magisteriales tienen un valor de 45%, los estudiantiles

de 45% y los de trabajadores administrativos el 10%14

; en la Universidad Autónoma de

Chihuahua la elección de rector se realiza por una Junta de Gobierno y los directores través de

ternas elegidas en escuelas y facultades con ponderación de 50% para maestros y 50% para

estudiantes, de dicha terna la Junta de Gobierno designa al director15

; la elección de

autoridades en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca se establece por la

13

Las cuatro primeras universidades de América Latina son: la Universidad Michoacana de San

Nicolás de Hidalgo fundada en 1540 (de acuerdo a los datos de la ANUIES), la de Santo Domingo, la

de San Marcos en Lima, Perú., y la UNAM, que nacieron en la década de 1550; posteriormente, en el

siglo XVII se multiplicaron las universidades en gran parte del subcontinente. En la Universidad de

Córdova, Argentina, es donde se presentó el primer movimiento de autonomía universitaria a finales

del siglo XIX, autonomía que se obutvo en 1918 con la reforma universitaria; con la movilización

estudiantil y magisterial se obtuvo la autonomía para la UNAM en 1929.

Existe polémica respecto al inicio de los movimientos de autonomía universitaria; en el número 110 de

“Deslinde, Cuadernos de Cultura Política Universitaria” de la UNAM, María del Carmen Ruiz

Castañeda expone que el primer antecedente de la lucha por la autonomía universitario fue en México

en 1875, con la experiencia de la Universidad Libre, un movimiento liberal y popular que pretendió la

igualdad de oportunidades para acceder a los estudios superiores, el respeto a los planteamientos

estudiantiles y participación de los mismos en las decisiones, así como fortalecer el desarrollo

científico y la actualización pedagógica de los docentes; el documento publicado en 1979 es una

valiosa recopilación de escritos originales del momento histórico del movimiento estudiantil,

aparecidos en la prensa escrita de ese tiempo o en “La Universidad Libre”, que fue el órgano de

difusión del propio movimiento.

En Coahuila, fue en 1973 cuando posterior a un movimiento de estudiantes y maestros –sobre todo los

primeros– se instituye la autonomía universitaria, un suceso auténtico relevante en la entidad, pero que

no ha sido bien estudiado y analizado, inclusive en la propia institución no se le otorga la importancia

histórica debida, ya que la fecha (3 de abril) no se recuerda ni se conmemora. 14

Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Zacatecas, versión en red Internet. 15

Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Chihuahua, versión en red Internet.

Page 21: Etica y Politica Universitaria

20

modalidad del principio universal, a través del voto “uninominal, libre y secreto” de

estudiantes y maestros16

; en la Universidad Autónoma de Nuevo León la elección de rector y

directores es a través de ternas que una Junta de Gobierno analiza para la designación17

; la

Universidad Autónoma de Coahuila, asimismo, establece mecanismos para el voto universal,

libre y secreto, sin ponderación alguna y en la que participan la totalidad de maestros y

alumnos debidamente inscritos18

; para el caso de Argentina Victoria Kendel desarrolla un amplio y

profundo ensayo basado en el movimiento estudiantil reformista de Córdoba en 1918, titulado

“Formas de Gobierno en la Universidad Pública. Reflexiones sobre la Colegiación y la Democracia”19

,

trabajo que puede ser un referente respecto a las formas de gobierno en las universidades públicas

latinoamericanas.

En sociedades democráticas el acceso a la conducción del Estado y el gobierno se

presenta a través de partidos políticos, los que ya en el ejercicio del poder aplican los

proyectos y programas ofertados en campaña, a través de un presupuesto de ingresos y egresos

que previamente debe aprobar la representación social en cámaras y congresos. La

Universidad pública, sin embargo, no debe gobernarse desde una perspectiva similar a la de

los institutos políticos, ya que, si bien se presentan contiendas internas en la institución, el

objetivo no debe ser la imposición de una visión única, sino precisamente la discusión de las

distintas posiciones filosóficas y científicas, de esta manera la pluralidad enriquece el

quehacer académico y cultural.

El Estado dirige y coordina las actividades de la sociedad en función del bien común,

para efecto de lograr igualdad de oportunidades, la justicia y el desarrollo económico; con el

respeto y apoyo a la actividad académica –como el estudio, la investigación y el análisis plural

de la realidad–, así como el fomento y la difusión de la cultura, el propio Estado se fortalece y

genera esquemas de responsabilidad profesional en las instituciones públicas de educación

16

Ley Orgánica de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, versión en red Internet. 17

Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, versión en red Internet. 18

Estatuto Universitario de la Universidad Autónoma de Coahuila. Opus cit. Pp. 45-47. 19

www.bibliotecavirtual.clacso.org.ar

Page 22: Etica y Politica Universitaria

21

media superior y superior, demandando la vinculación necesaria para que las faenas

especializadas del conocimiento influyan positivamente en el quehacer del gobierno y de los

demás sectores sociales y productivos. En todo caso, con la base del respeto mutuo, la

Universidad pública y el Estado deben colaborar de manera coordinada, sin alterar los

espacios de actividad de las dos entidades para efecto de un desarrollo armónico de la

sociedad; sin embargo, basados en la filosofía, la ciencia y las disciplinas, es deber y

compromiso de los universitarios señalar los posibles yerros del Estado, con aportaciones

propositivas y en un ámbito democrático y de Estado de Derecho20

.

El ejercicio de la autonomía no implica que las instituciones públicas de educación

superior se posicionen herméticamente frente a los demás actores sociales, políticos,

económicos y culturales, como si la filosofía, la ciencia y la cultura se encontraran en un limbo

idealista intocable, sino que más bien la autonomía universitaria es una muestra de

responsabilidad en el autogobierno y en mostrar los resultados tangibles e intangibles de la

actividad académica y cultural, es una demostración de que la sociedad es progresista y

20

El análisis y la discusión en torno a las relaciones entre la Universidad y el Estado trascienden el

tiempo desde la acuñación del concepto de autonomía en 1918 en la Universidad de Córdoba,

Argentina; las reflexiones de Manuel Rodríguez Puente en 1975 son vigentes, por lo que vale la pena

citarlo textualmente:

“Estas tensiones entre la autonomía y la cooperación con el Estado, se han planteado no solamente

entre ambas instituciones, sino que en el seno mismo de la Universidad se ha debatido largamente la

disyuntiva entre una tendencia centrípeta, que aspira a concentrar todas sus potencialidades en ella

misma, para consagrarse con absoluta libertad al cultivo de la cultura por la cultura en sí, que sería la

única forma de asegurar plenamente la más completa autonomía universitaria, y la tendencia centrífuga

que, aceptando que las Universidad es un producto de la comunidad en general, concibe su actividad

como una función social.

“Aunque esta disyuntiva presenta, sin duda, graves dificultades para su solución, porque no siempre es

fácil conciliar las exigencias propias de la evolución cultural con el servicio de la cultura a la

comunidad, sin embargo, los imperativos creados por el desarrollo de los tiempos recientes [...] se han

encargado de hacer anacrónica tal disyuntiva que, en rigor, nunca fue tal, pues nunca fue, aunque

pudiera parecer lo contrario, ni factible ni deseable el enclaustramiento universitario. Y no se trata de

que el Estado imponga a la Universidad como una obligación esa acción sobre el medio social, sino

que la propia Universidad siente la necesidad de realizarla y no sólo en el aspecto estrictamente

científico o tecnológico sino que procura también proyectar sus criterios sociológicos, económicos y

aun políticos sobre la sociedad que la rodea”.

Rodríguez Puente, Manuel. “La Universidad y el Estado”. Deslinde. Cuadernos de Cultura Política

Universitaria. pp. 11-12. UNAM. México. Marzo de 1975.

Page 23: Etica y Politica Universitaria

22

continuamente perfectible. El abuso de la autonomía, en una equivocada interpretación de

ésta, expresa un retroceso social puesto que los universitarios se posicionan como ciudadanos

de excepción que poseen privilegios, situación que está reñida con la esencia universitaria y

con la ética política, porque autonomía no es impunidad y autogobierno sin transparencia.

Los Estatutos y Reglamentos se establecen para garantizar, en la dialéctica del

conocimiento, un rumbo adecuado de las universidades públicas para influir positivamente en

la sociedad. La normatividad es incompleta y debe ser susceptible de ajustes y reformas

cuando se interpreta a discreción y genera distorsiones insalvables que dañan a las

instituciones educativas y obstaculizan su desarrollo permanente. Cabe hacer una pregunta:

para evitar distorsiones operativas, ¿la reglamentación debe establecerse a la defensiva?:

cuando el nivel de conciencia no es el adecuado y no se práctica la ética política, los candados

jurídicos se hacen necesarios para impedir las distorsiones que atentan contra el espíritu y la

esencia de las universidades públicas. Los candados jurídicos en un principio pueden

burocratizar las actividades esenciales de la Universidad, pero es responsabilidad de la

comunidad universitaria dinamizar la dialéctica del desarrollo institucional, para efecto de que

en tanto se adquiera conciencia ética de la política dichos candados desaparezcan

paulatinamente del espectro normativo.

Por lo anterior, tres condiciones son necesarias para garantizar un verdadero desarrollo

académico y cultural de las instituciones públicas de educación media y superior y su impacto

en el desarrollo democrático de la sociedad:

normatividad clara y eficiente para impulsar las actividades individuales y

colectivas;

la transparencia en el uso de los recursos públicos que se ejercen en la

Universidad y la rendición de cuentas en el ámbito público; y

el respeto a las disposiciones normativas para la elección de autoridades

universitarias, con reglamentos equitativos y ágiles, en los que se determine la

Page 24: Etica y Politica Universitaria

23

equidad y, asimismo, la transparencia en el uso de recursos para campañas

políticas internas.

Aparte de las reglas para elegir autoridades, la reglamentación académica es

fundamental para que se establezcan con claridad y certeza las formas y los mecanismos del

ejercicio de la cátedra y la investigación, para efecto de que los docentes e investigadores

tengan el conocimiento cierto del ingreso, la permanencia y la promoción en sus actividades

laborales educativas. Si no existe una Reglamento Académico, o si existe pero posee lagunas o

ambigüedades, se puede distorsionar la vida académica de las universidades públicas puesto

que las decisiones en este aspecto se pueden dictar bajo criterios de una política distorsionada

de compromisos personales, de revancha o de intereses particulares; ante la ausencia o

ineficiencia de reglamentación académica, en las decisiones de esta índole no se considera el

nivel de formación científica, disciplinaria y artística de los académicos de acuerdo a su área y

especialización, sino decisiones en función de criterios patrimonialistas y personales del grupo

en el poder. Lo anterior no sólo distorsiona el ejercicio noble de la política universitaria, sino

que genera retrocesos o poco avance en el desarrollo académico de las instituciones, lo que a

la postre afecta tanto a las universidades como al resultado de su actividad, sus egresados y su

influencia en la sociedad. Un reglamento académico claro, transparente, objetivo, justo y

equitativo es fundamental en la Universidad pública.

La misión para la cual surgieron las universidades públicas se debe realizar con

independencia de poderes ajenos a éstas, pero esto no quiere decir que los universitarios gocen

de inmunidad e impunidad ante la sociedad. La autonomía no debe servir para ocultar y

proteger manejos indebidos dentro de las universidades; la verdadera autonomía universitaria

es la autodeterminación con libertad y respeto a la pluralidad de ideas, la obtención de

resultados positivos, la transparencia y la rendición de cuentas, lo anterior se logra si la

política de los universitarios y el establecimiento de Estatutos y Reglamentos se sustentan

éticamente en la naturaleza de la Universidad pública, de no ser así las actividades

desarrolladas en la institución son una simulación producto de intereses ajenos a la esencia

Page 25: Etica y Politica Universitaria

24

académica, cultural y de extensión, que debe ser el principio y fin del ejercicio de la política en

las universidades públicas.

El poder político como privilegio

Haciendo política en perspectiva histórica y de futuro, en la Universidad el poder como tal

adquiere relevancia sólo relativa, porque el poder no debe buscarse como un fin en sí mismo,

sino como un medio para lograr los objetivos académicos, culturales y de extensión, objetivos

resultantes de la contienda entre visiones educativas y formativas diferentes, las que tarde o

temprano tienen un impacto social, en este sentido la política universitaria no debe ser un

campo de batalla, sino un encuentro plural entre ideas y valores.

A diferencia de ocupar posiciones en sí mismas o, en estricto sentido, de “poseer el

poder”, para Erich Fromm existen diferencias importantes entre el “ser” y el “tener”: “El modo

de ser tiene como requisitos previos la independencia, la libertad y la presencia de la razón

crítica. Su característica fundamental es estar activo, y no en el sentido de una actividad

exterior, de estar ocupado, sino en una actividad interior, el uso productivo de nuestras

facultades, el talento, y la riqueza de los dones que tienen (aunque en varios grados) los seres

humanos. Esto significa renovarse, crecer, fluir, amar, trascender la prisión del ego aislado,

estar activamente interesado, dar. Las palabras señalan una experiencia, pero no son la

experiencia. Por ello ser constituye algo que no puede describirse con palabras y sólo es

comunicable si alguien comparte mi experiencia. En la estructura de tener, dominan las

palabras muertas; en la estructura de ser domina la experiencia viva e inexpresable”21

; este

planteamiento ilustra la necesidad de una verdadera política universitaria plural, no sólo de

directrices y acatamientos, porque, retomando a Fromm, el “tener” posiciones como

21

Fromm, Erich. “Tener o ser”. P. 92. Fondo de Cultura Económica. México, 1978.

Page 26: Etica y Politica Universitaria

25

patrimonio* sólo ajusta la realidad universitaria a los intereses personales o de grupo, porque

“... sólo en el grado en que abandonemos el modo de tener, que es el de no ser (o sea, que

dejemos de buscar la seguridad y la identidad aferrándonos a lo que tenemos, „echándonos‟

sobre ello, aferrándonos a nuestro ego y a nuestras posesiones), puede surgir el modo de

ser”22

, un modo personal basado en la ética y un modo comunitario-institucional sustentado

en la naturaleza y esencia de la Universidad pública.

Más que la obtención del poder político como privilegio, el reto de la actividad política

en la Universidad pública debe llevar al análisis de la actualidad de las ciencias y su impacto

en el entorno social y productivo, donde la investigación se destina a la solución de los

problemas de un sistema económico y político en el que se presentan cada vez más las

contradicciones que generan nuevas problemáticas; Pablo González Casanova, en un análisis

sobre el papel político de la academia, señala que “las nuevas ciencias y la dialéctica aparecen

como solución de problemas concretos, pero como problemas de un sistema auto-regulado,

adaptativo y creador de una sociedad en que las soluciones de la democracia, la liberación y el

socialismo son contradictorias y creadoras de un mundo alternativo que no existe. Y esas

soluciones se dan en la crisis de un sistema como el capitalista que se ha redefinido muchas

más veces y más profundamente que cualquier otro anterior”23

. Desde esta perspectiva

dialéctica el reto para las universidades públicas es superlativo, y no se puede perder el tiempo

en “politiquerías”, sino en hacer política de proyectos y programas para entregar a la sociedad

* El concepto “patrimonio” indica propiedad privada de bienes y servicios, así, cuando se habla de

patrimonialismo es para indicar una de las deformaciones de la política en todos los ámbitos, incluida

la Universidad pública, en el sentido de apropiarse de las instituciones y hacer uso de éstas como un

patrimonio personal o de un grupo (es decir el grupo ganador en las contiendas electorales). El

patrimonialismo es el resultado de la inexistencia de mecanismos adecuados de transparencia en el uso

y destino de los recursos públicos, asimismo en el resultado de su aplicación; en las universidades

públicas las posturas patrimonialistas premian y “otorgan” horas académicas, plazas, premios,

privilegios, recursos y hasta condenas y castigos a criterio y discreción de acuerdo a intereses creados,

pero sin considerar a la Institución como una organización de interés público y con un compromiso

social de importancia. 22

Ibid. 23

González Casanova, Pablo. “Las nuevas ciencias y las humanidades. De la academia a la política”.

Antrhropos Editorial y Publicaciones del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. p. 355.

España 2004.

Page 27: Etica y Politica Universitaria

26

el conocimiento nuevo y la solución de la problemática en los sectores público, privado y

social.

Con un plan de trabajo aceptado por la mayoría de la comunidad, con una visión plural,

los recursos financieros propios y estatales se destinan sin regateos a las prioridades

académicas, culturales y de extensión, ejerciendo el gasto con responsabilidad, austeridad

republicana y transparencia, ya que es la sociedad la que sostiene a la educación pública24

, por

tanto el presupuesto no deberá ser un patrimonio que se deba ejercer para los intereses y

beneficios gratuitos del grupo ganador en la misma competencia política. En ese sentido, las

posiciones académicas y los puestos administrativos se deben ejercer en función de los

principios más nobles de la Universidad, porque lo que está en juego no es el ingreso

económico o los privilegios, sino un espacio de oportunidad para generar la dinámica continua

de progreso permanente y perfectible de la institución, y del desarrollo continuo del

conocimiento estructurado que debe impactar positivamente a la sociedad; un ejemplo de lo

anterior se indica en el Estatuto Universitario de la Universidad Autónoma de Coahuila: “Al

asumir todos los universitarios su responsabilidad y obrar de acuerdo a esta Declaración de

Principios, se conseguirá que toda la labor de la Institución tienda al servicio del pueblo, al

que por derecho le corresponde ser destinatario de la obra de la Universidad”25

.

Más que privilegios, con el poder político en la Universidad se asumen retos y

compromisos que exigen el ejercicio democrático de la política en el ámbito del respeto a la

diversidad de las ideas y el aprovechamiento optimo de los recursos humanos, físicos y

financieros con que cuenta la institución.

24

“[...] encontramos que la política de gastos públicos es también de naturaleza irreversible. Como que

una política de gastos públicos se traduce siempre en la realización de proyectos que requieren grandes

sumas de inversión y períodos más o menos largos para su total realización, es posible que los efectos

expansivos continúen una vez que se haya recuperado la economía y nada pueda hacerse para detener

súbitamente el proyecto público. Además, al considerar la naturaleza del proyecto a ser realizado,

tiende a predominar la idea de que el dinero se invierta en aquellos de utilidad para la comunidad:

escuelas, carreteras, viviendas, etc.“ . González, Antonio J. y Maza Zavala, Domino Felipe. “Tratado

Moderno de Economía”. Capítulo 15, p. 343. Grupo Editorial Iberoamérica. México, 1976. 25

Declaración de Principios del Estatuto Universitario de la U.A. de C. Opus cit. p. 23.

Page 28: Etica y Politica Universitaria

27

Sumisión o libre pensamiento

Una visión equivocada de la política en las instituciones públicas universitarias se convierte en

grilla*, donde están ausentes los proyectos y programas –o sólo se ofrecen como requisito

electorero o de promoción personal–, donde impera la intriga, la mentira, “el golpe bajo”, el

descrédito, la falta de respeto, la insidia, la manipulación de las mentes juveniles y el fraude,

olvidándose de las funciones esenciales y la responsabilidad social que se tiene con la

institución, con las familias, con los estudiantes, con la propia sociedad y con la historia. La

aspiración de la política debe ser el servicio**

; quienes hacen la política no deben presuponer

que el poder es una instancia de orden superior con derechos gratuitos sobre el derecho de los

demás, ni considerar que dicho poder es patrimonialista y de privilegio de acuerdo al puesto y

a los recursos que se manejan y aplican.

Huérfana del valor servicio y exenta de la esencia de la institución, la política

universitaria errónea no valora a las personas como sujetos de su propio proceso histórico –

sean maestros, estudiantes o trabajadores– y de un desarrollo comunitario y social; desde esta

errónea y falaz perspectiva, quienes son electos en los procesos electorales gozan de

superioridad, privilegio y patrimonio, y toda la comunidad universitaria sólo debe asentir y

* Por tradición y deformación conceptual –aceptada generalmente– se entiende el término “grilla”

como la capacidad y acción del quehacer político (en referencia al insecto que continuamente genera

ruido con sus pequeñas patas –nada más alejado de la realidad, porque en todo caso el grillo es también

símbolo musical del medio ambiente y la defensa del equilibrio ecológico; en la composición Sun

King, en el album Abbey Road, los Beatles introducen el sonido del grillo que musicalmente

ambientaliza el amanecer–), es decir el término es peyorativo de la política. En la Universidad Pública,

y la U.A. de C. no está exenta de dicha percepción, erróneamente se ha identificado a la “grilla” con

grupos cuyas posiciones son de corte ideológico de izquierda en el sentido de la defensa de la

participación comunitaria en los procesos y las decisiones, así como del uso optimo y transparente de

los recursos públicos, la participación social, entre otras demandas. En todo caso el término ha

desvirtuado la acción política y, por ende, la sociedad percibe equivocadamente a la política

universitaria. ** Se entiende el servicio como una actitud de apoyo y de eficiencia en la atención de las necesidades

de los usuarios de gestiones y trámites; se puede añadir que en sí mismo el servicio contiene una gran

dosis de ética personal, debido a que éste es por sí mismo solidario para con el usuario, puesto que,

aparte de una remuneración de ley, el prestador del servicio no exige más ingreso monetario por

extender su trabajo en la atención y asesoría al usuario o demandante.

Page 29: Etica y Politica Universitaria

28

obedecer, porque de lo contrario “atentan contra la institución” aquellos que expresen

opiniones diferentes de las posiciones de quienes ocupan los puestos de dirección y autoridad.

Pero más se distorsiona la política cuando se exige lealtad hacia las personas y no hacia los

proyectos, aunque en el devenir de los acontecimientos como resultado el comportamiento

ético pase a segundo término; por lo anterior se exige “institucionalidad” al identificar a la

institución centrándola en una persona o en un grupo dominante, de esta manera, si no se

acatan sumisamente los mandatos u ordenanzas, los “rebeldes no son institucionales”, así, la

libertad, como ejercicio operacional de la voluntad es coartada, enjuiciada y condenada.

Sin considerar a las personas como sujetos de la historia, con la articulación relaciones

jerárquicas de dominio y sumisión en las universidades públicas, los procesos de elección de

autoridades en una determinada forma de gobierno pueden originar erróneas interpretaciones de los

Estatutos institucionales, siempre para justificar el poder por el poder mismo, de esta manera el voto

puede ser inducido por chantaje, represión violenta o sutil, directrices y ordenanzas de instancias

políticas y administrativas superiores, control político de las instancias universitarias involucradas en

los procesos electorales internos y, peor aún, el riesgo del fraude electoral. Lo anterior también puede

distorsionar las elecciones, porque más que orientar el análisis hacia proyectos y programas, el voto se

puede inducir –sobre todo en el alumnado– a través de dádivas, regalos y fiestas, de tal forma que el

candidato que obtiene el triunfo lo hace por ser el más popular y no el más capaz, mucho menos por

ofrecer un proyecto institucional atractivo y realizable. El Estatuto Universitario de la UAdeC es un

documento ejemplar de participación democrática26

, sin embargo, ante la carencia lo que se hace

necesario en la Universidad de la entidad coahuilense es establecer un Reglamento de Elecciones claro

y objetivo, para transparentar los procesos electorales en todos sus ámbitos y se rescaten los valores

democráticos establecidos en el Estatuto Universitario, así como el espíritu de participación libre y

respetuosa27

.

26

Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Coahuila. Capítulo IV, artículos 11-26. Legislación

Universitaria. Saltillo, Coah. Méx., 2003. 27

Estatuto Universitario de la U.A. de C. Exposición de Motivos y Declaración de Principios. Opus

cit. pp. 19-23.

Page 30: Etica y Politica Universitaria

29

La sumisión es docilidad, no es obediencia institucional, la primera cede la voluntad al

que domina, la segunda acepta las ordenanzas que convienen a la comunidad en una jerarquía

organizacional fundamentada de acuerdo a criterios de planeación. La sumisión se presenta

bajo dos aspectos: el temor a ser sancionado y a perder espacios de actividad personal, lo que

incluye el ingreso económico; o por los intereses creados en función de obtener canonjías o

concesiones. Estos dos aspectos pueden presentarse tanto de forma pasiva o activa, de

acuerdo al mandato del poder. Estructurado el espacio del grupo dominante, con el manejo de

los recursos y el control de los espacios, se puede acudir a la coacción y hasta la represión en

sus variantes violenta o sutil; dado este escenario se genera un círculo vicioso colectivo que se

sustenta en el concepto malentendido de “institucionalidad”, que implica que la pirámide

jerárquica no es de organización, sino de poder por el poder mismo. Ante esta situación la

elección racional se acota y se limita el espíritu creativo de los miembros de la comunidad, la

libertad se torna relativa y la decisión se reduce a elegir la seguridad laboral o académica, a

cuidar y conservar lo que se tiene para no correr riesgos, el horizonte de las decisiones se

estrecha y se cae en un círculo vicioso donde sólo el poder tiene la razón y las opiniones

diferentes son disidencia susceptible de ser sancionada o eliminada.

Ya que las actividades son evaluadas y aprobadas por la estructura de poder sobre un

ambiente de subordinación viciada –que no organizativa– se reducen las posibilidades de

organización libre académica y cultural y, en todo caso, los equipos de universitarios que

desarrollan actividades al margen de la autoridad deben hacer acopio de voluntad y creatividad

organizativas para obtener recursos y aplicarlos a sus iniciativas; así, lo más probable es que

si estudiantes o maestros universitarios quieran llevar a cabo un proyecto con apoyo oficial de

las autoridades, éste será calificado positivamente por el poder en tanto no afecte sus intereses

y aprobará más o menos recursos para la instrumentación de la iniciativa, lo que, de hecho,

genera que el proyecto conlleve una línea oficiosa de desarrollo teórico y operacional... la que

el poder decida. De esta manera el ejercicio crítico, sustentado en el análisis para propuestas

alternativas en la academia y la cultura, se anula eliminando la esencia del pensamiento libre,

Page 31: Etica y Politica Universitaria

30

que es precisamente la diversidad de visiones y de ideas en una práctica democrática plural y

respetuosa que, de hecho, debe caracterizar a la Universidad pública.

Puesto que genera pasividad en la creatividad y en el ejercicio analítico y discursivo,

la dinámica de dominio y sumisión se presenta en diversas organizaciones (partidos políticos,

empresas privadas, sindicatos, dependencias públicas, organizaciones no gubernamentales)

obstaculizando el avance de las mismas; esta distorsión política genera retrocesos individuales,

colectivos e institucionales en la Universidad pública, puesto que al negar la dialéctica del

conocimiento se retraza el avance en la propia naturaleza universitaria, se obstaculiza la

discusión de las ideas y se niega la producción de un amplio crisol de posibilidades de

influencia en la realidad entorno. Por eso, bajo está dinámica viciada, toda postura política

alternativa se le denomina como “aventura” sin certeza y paradójicamente se le cataloga como

“irracional” en el contexto “institucional”, asumiendo que la estabilidad es el pivote de las

instituciones, porque sin asumir riesgos se conserva lo que se tiene sin peligro de error, o

como en la grilla versa el dicho: “el que se mueve no sale en la foto”.

He ahí el problema de la política sin el sentido ético del bien común y del respeto a la

dignidad de las personas; las instituciones públicas de educación media superior y superior no

están exentas de las distorsiones políticas y sus efectos.

El comportamiento ético de los universitarios debe basarse en los principios y valores

éticos de la educación pública28

: el compromiso social; la educación como inversión y no sólo

como un costo; la equidad social en el acceso a la educación y el desarrollo profesional; el

fomento de la competitividad pero también de la cooperatividad; la cultura para todos, como

una herramienta de análisis y crítica propositiva. La pluralidad de ideas, la discusión

dialéctica, el diálogo respetuoso, la eficiencia administrativa y académica y la convivencia

democrática son aspectos que fortalecen y generan una constante transformación positiva de

28

Como ejemplo se puede acudir a la Declaración de Principios del Estatuto Universitario de la UA

de C. Opus cit.. pp. 21-23.

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31

las universidades públicas como centros del conocimiento científico nuevo y aplicado, la

difusión de la cultura y la formación integral de los estudiantes.

Si objetivamente la Universidad Pública debe su existencia a los procesos históricos

que la vieron nacer y, fundamentalmente, a la sociedad que con su esfuerzo hace posible la

educación pública, entonces la discusión –más que de personalidades y simpatías– debe

centrarse en dos aspectos: la actividad interna inherente y el impacto social generado. Toda

sociedad debe pensar y planear su propio futuro y el espacio por antonomasia para este

ejercicio es la Universidad, donde el comportamiento ético es fundamental.

Pero, ¿cómo percibir si los valores éticos abrazan el ambiente universitario?, ¿cómo

verificar la inexistencia de la coacción y la sumisión?, tarea que no es sencilla. Juan Masiá

Clavel, de la Universidad de Deusto en Bilbao, España, plantea varios cuestionamientos para

un diagnóstico inicial del comportamiento y percepción de la realidad universitaria por parte

de las comunidades estudiantil y magisterial29

:

¿se perciben motivaciones de esperanza y realización en docentes y alumnos?;

¿se percibe un ámbito de solidaridad, acompañamiento, sana convivencia, discusión y

dialogo, así como respeto a los derechos humanos?;

¿se percibe el gusto por la cultura regional y universal, aprecio por las tradiciones y su

defensa?;

¿se percibe indignación por la injusticia social y económica, así como el deseo por

transformar la realidad a través de la cooperatividad con la sociedad?

Complementariamente se pueden añadir otros cuestionamientos:

¿se aprecia en los alumnos el gusto por la ciencia y el conocimiento en general y en

particular de sus estudios seleccionados?;

29

Masiá Clavel, Juan. “¿Qué educación y para qué persona?”. En “La ética en la Universidad”, p. 13-

15. Aula de Etica. Universidad de Deusto. Bilbao, España, 1995.

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32

¿se identifica en los docentes una intención y capacidad para la formación más que la

simple información sofista?;

¿se percibe en la comunidad un ambiente del ejercicio de libertad para expresar ideas y

opiniones y el respeto a la pluralidad?;

¿se prefiere el silencio en función de conservar lo ya ganado u obtener derechos?;

¿se obtienen y defienden canonjías como consecuencia de actos negociados con el

poder en turno?;

¿se observa la defensa de la “estabilidad” a costa de obstaculizar el desarrollo

institucional?

Entre otros temas, estos planteamientos pueden contribuir a realizar una autocrítica

para una reflexión seria a efecto de analizar si existen distorsiones en la práctica de la política

universitaria y en el ejercicio del poder, asimismo para reflexionar sobre el papel que en el

presente desempeñan las universidades y si, de ser el caso, se necesita readecuar sus prácticas

a tiempos actuales que requieren instituciones de educación superior más comprometidas con

su propio entorno y con la sociedad.

En la perspectiva ética, en la Universidad pública la pirámide jerárquica de orden y

funcionamiento debe tender más a la horizontalidad comunitaria y menos a la verticalidad del

poder. Ya citado anteriormente, para Ildefonso Camacho “[...] el campo de la ética no se agota

con ese modelo, que corresponde a la ética personal. Cuando se plantean problemas éticos no

es raro tropezar con la dificultad derivada de identificar demasiado rápidamente ética y ética

personal. A muchos les cuesta reconocer el terreno de la ética social como un ámbito distinto

del de la ética personal y complementario de él. Cabe admitir que la ética personal es la ética

por excelencia... pero la ética personal no es toda la ética”30

; así, con la práctica exclusiva de

una “política” únicamente desde la perspectiva personal, en las instituciones públicas de

educación superior se afecta a la comunidad y, peor aún, si en este ámbito de lo individual por

30

Camacho, Ildefonso. “La ética y su proyección sobre algunos aspectos de la economía”. En “La

ética en la Universidad”, pp. 46-48. Aula de Etica. Universidad de Deusto. Bilbao, España, 1995.

Page 34: Etica y Politica Universitaria

33

sobre la colectividad se introduce a los estudiantes en un esquema articulado de intereses

únicamente personales, se pueden generar vicios que son resultado del egoísmo, y aquí

también está en juego es la formación integral de los educandos, porque la percepción

individualista a ultranza puede afectar sus relaciones personales y sociales futuras, ya que,

aparte de su futura vida familiar y profesional, se integrarán a su comunidad en particular y a

la sociedad.

La ética indica que, en función del bien común, se deben respetar jerarquías

organizacionales de orden necesarias para el rumbo y funcionamiento adecuados de las

instituciones, en las que cada persona juega un papel importante y se desarrolla aplicando sus

capacidades, aptitudes y actitudes para el logro de los objetivos planeados, proyectados y

presupuestados; pero en las organizaciones educativas superiores no es aceptable un orden

jerárquico anquilosado en el que existen instancias de mando y grupos subordinados cuyo

único papel es obedecer, situación que no contribuye al desarrollo personal-profesional y

organizacional. Es contra natura que en las universidades públicas se practiquen esquemas

autoritarios de domino y sumisión, porque entonces los estudiantes, docentes, investigadores

y trabajadores son objetos manipulables a los que se les puede indicar u ordenar qué pensar,

qué decir, qué decidir y qué hacer, de esta manera se pierde el respeto a la dignidad de las

personas y a la perspectiva histórica de las propias instituciones. A los incondicionales se les

ordena, con los divergentes o disidentes se puede negociar con el esquema de ganar-ganar,

pero también desde la perspectiva del poder-privilegio el insumiso es susceptible de ser

eliminado.

La grilla destruye... la política construye. Una apreciación equivocada de la política

universitaria se aprovecha de la ausencia de transparencia tanto en la aplicación de los

recursos como en el mal uso de los mismos, dejando de lado la austeridad republicana. La

grilla enfrenta posiciones personales y no de proyectos y visiones, confronta grupos y no

ideas. En la grilla toda oposición es traición y toda crítica es ya mala por sí misma, toda

Page 35: Etica y Politica Universitaria

34

propuesta distinta es censurable y desdeñable, de tal manera que el análisis y el pensamiento

crítico son pecados sin redención y, por tanto, merecen una condena.

Por el contrario, la política es propuesta y proyecto de trabajo en el que se incluyen, de

ser minimamente coincidentes, aspectos del proyecto de la contraparte y se reconocen las

aportaciones y el trabajo del contendiente; en la política universitaria adecuada y de buen

nivel, es decir que es apta para sus fines31

, se discuten dialécticamente las distintas visiones y

no se anula ni se elimina a las minorías, sino que se consideran sus propuestas y aportaciones,

con el objetivo de potenciar el desarrollo permanente de la institución y no solamente

conservar un estatus establecido de acuerdo a intereses determinados y sin impacto en los

sectores productivos y sociales.

La dirección política de la Universidad pública desde una perspectiva de la obtención

del poder por el poder mismo no toma en cuenta el fortalecimiento de la institución ni su

proyección social, en este sentido la vida académica, cultural y extensiva se subordina a las

decisiones políticas –o de grilla– y, ya que a la comunidad universitaria se le limita el acceso a

la información, el rumor, los comentarios de pasillo, las pláticas en corrillos, son los aspectos

a explotar para direccionar el rumbo institucional, es decir que se genera la especulación como

un modus vivendi universitario, con las implicaciones negativas del caso.

Si bien a información institucional puede ser reservada, la referente a planes, proyectos

y programas debe ser abierta, clara y transparente, pero en la dinámica de dominio-sumisión la

información es clasificada de acuerdo a la perspectiva del control político y de la manutención

del poder; en este sentido importan más las personas agentes y/o actores políticos más que por

su trayectoria académica-universitaria, así no extraña que existan autoridades que en poco

valoran la cultura y que no acuden, como universitarios cultos, a la lectura como una práctica

31

“Bueno ante todo es lo mismo que perfecto. En este sentido todo ser existente, dotado de una

esencia, es bueno en sí. Bueno además significa apto para un fin [...] perfectamente bueno es el objeto

que realiza el ideal de aptitud que le corresponde”. Martínez del Campo, Rafael. Opus cit. Capítulo II,

p. 47.

Page 36: Etica y Politica Universitaria

35

reflexiva cotidiana. La especulación en sí misma es un visión endeble del futuro, sin sustento

argumentativa capaz de generar una proyección y prospectiva acorde con la esencia y

necesidades de la institución; en la Universidad pública la especulación política basa su reales

en cercanías, en amiguismos, en compromisos, en posiciones de fuerza para la negociación, en

disciplinas mal entendidas, en la negación de la verdad y en la sumisión. Ante los rumores y

los comentarios al oído se instala la especulación, la institución se personifica en individuos y

grupos de poder, la proyección y prospectiva de la institución se desplaza o simplemente se

elimina, el futuro de los estudiantes no cuenta y el impacto social universitario se ve mermado

o no existe.

Page 37: Etica y Politica Universitaria

36

II. Perspectiva histórica

sí como el pasado al presente, las actividades de hoy tendrán un impacto en el futuro,

tiempo que, en su momento, ya como hechos del pasado, se analizará como un periodo

histórico en el que se generaron resultados positivos o negativos. La política universitaria no

es sólo un aspecto inherente de la Universidad que influye determinantemente en las

actividades académicas, culturales y de extensión, sino que es un aspecto que tiene su

perspectiva histórica y, dependiendo de los resultados, puede fortalecer a la institución o

conducirla por la senda de la ineficiencia y el ostracismo, de darse lo segundo el tiempo y los

recursos para la reconstrucción son extensos y amplios. Por eso la política en la Universidad

debe llevarse a cabo con la realidad presente pero, indefectiblemente, también con visión de

futuro puesto que las ulteriores generaciones serán las beneficiadas o perjudicadas con las

decisiones que se asuman en el hoy; precisamente en las decisiones actuales se deben

aprovechar las experiencias del pasado y con un análisis objetivo de las circunstancias y del

entorno presente proyectar el horizonte de posibilidades de desarrollo institucional,

comunitario e individual.

Entorno económico global

Los valores éticos sostienen la actuación de las personas en las distintas actividades en las que

se desarrollan, y para quienes lo hacen en la Universidad, las actividades se abocan a la

A

Page 38: Etica y Politica Universitaria

37

academia, la cultura, la extensión, la administración y la política interna y externa. Se insiste

que los valores no son aislados de un contexto y de una realidad histórica y presente, de tal

forma que existen valores acordados y escritos, además de valores tácitos que son aceptados

por la generalidad de las personas que integran las organizaciones. Precisamente porque el

desarrollo natural de la economía capitalista –lo que ha llegado a ser “la globalización” en las

últimas décadas y que ha generado distorsiones a nivel mundial, sobre todo en cuanto a

inequidad en la distribución de la riqueza se refiere y a los nocivos efectos en el medio

ambiente32

– no ha generado ni provocado una sociedad de bienestar material y psicológico

para la mayoría de la población. Ante el avance del capital en los setentas, Erich Fromm

señaló que el modo de producción actual no ofrece, hasta la fecha y hoy más que nunca,

situaciones de satisfacción individual y social: “Lo grandioso de la Gran Promesa, los

maravillosos logros materiales e intelectuales de la época industrial deben concebirse

claramente para poder comprender el trauma que produce hoy día considerar su fracaso”33

.

32

Amin, Samir. “La acumulación a escala mundial. Crítica de la teoría del subdesarrollo”. Siglo XXI

Editores. España, 1974. Amin, ya desde la década de los setentas proyectó lo que sería la expansión

del capital y su impacto negativo en los países periféricos o subdesarrollados –ahora llamados

“emergentes”–, situación que en los años noventa se hizo palpable.

Soros, George. “La crisis del capitalismo global. La sociedad abierta en peligro”. Plaza y Janés.

México, 1999. Aunque sin un estricto rigor científico o académico, esta obra es importante, sobre todo

porque el autor es un experto inversionista financiero en la especulación mundial; señala que “la fe

ciega en las fuerzas del mercado” impiden ver la inestabilidad económica recurrente y la problemática

que es resultado del desarrollo desigual.

Ianni, Octavio. “Teorías de la globalización”. Siglo XXi Editores y UNAM. Quinta edición. México,

2002. 33

Fromm, Erich. “Tener o ser”. p. 22. Opus cit.

Ampliando el comentario, el autor citado, al respecto del desarrollo capitalista y sus efectos negativos

en el individuo y en la sociedad, con visión de futuro enlistó algunas razones que continúan vigentes:

La satisfacción ilimitada de los deseos no produce bienestar, no es el camino de la felicidad ni

aun del placer máximo.

El sueño de ser los amos independientes de nuestras vidas terminó cuando empezamos a

comprender que todos éramos engranes de una máquina burocrática, y que nuestros

pensamientos, sentimientos y gustos los manipulaban el gobierno, los industriales y los medios

de comunicación para las masas que ellos controlan.

El progreso económico ha seguido limitado a las naciones ricas, y el abismo entre los países

ricos y pobres se agranda.

El progreso técnico ha creado peligros ecológicos y de guerra nuclear; ambos pueden terminar

con la civilización, y quizás con toda la vida.

Page 39: Etica y Politica Universitaria

38

De hecho no se puede escapar al movimiento acelerado de expansión del capital en su

acumulación y sus efectos, aunque los tratados comerciales y la apertura económica no han

dado los resultados esperados, en todo caso más bien se debe acondicionar la globalización a

las características de los países y de sus regiones, y esas alternativas de solución a la

problemática pueden y deben emerger de la Universidad, son esos los temas que deben

interesar al hacer política universitaria y éstos deben contener una dosis mayor de ética, de lo

contrario ni se cumple con la esencia de la institución ni se ofrece una formación integral a los

futuros profesionales de las ciencias y las disciplinas: los universitarios deben pensar en su

propio futuro, pero también en cómo aportar nuevos conocimientos a la sociedad en todos los

campos de las ciencias, la técnica y las disciplinas.

En la segunda mitad del siglo XX la ciencia y la tecnología tuvieron gran relevancia en

el desarrollo de la humanidad, influencia sólo comparable a ciertas etapas históricas que

influyeron de manera determinante en el rumbo de las sociedades, como el renacimiento en los

siglos XIV y XV y la revolución industrial de finales del siglo XVIII y principios del XIX. En

tiempos recientes la ciencia ha sido un factor nodal para eficientar los procesos de producción

de mercancías, el intercambio comercial regional e internacional y los flujos de capital entre

naciones a través del crédito, el ahorro y la especulación. Precisamente, la tecnología como

ciencia aplicada ha generado en los países desarrollados y en algunos sectores de los países

emergentes una considerable reducción de costos de producción y mayor calidad de los

productos, lo que se traduce en mercancías con precios competitivos y mayores ganancias de

capital. Así, las utilidades generadas por mayor eficiencia en la inversión a nivel mundial

hacen necesario la reinversión de capital en espacios en que nuevamente se garanticen

menores costos.

Estamos pues ante una expansión de capital sin precedentes, expansión que supera las

barreras de la división geográfica y política entre países y que establece condiciones no tan

sólo de empleo y crecimiento económico, sino también de políticas públicas en varios

aspectos, como lo son la definición del gasto público y sus rubros, la seguridad que garantice

Page 40: Etica y Politica Universitaria

39

la acumulación, la privatización de actividades estatales y, muy importante, la educación en

todos sus niveles.

A partir del Renacimiento, la modernidad colocó al ser humano en el centro del orden

cósmico, la filosofía, la ciencia y el arte fomentaron el desarrollo de las capacidades humanas

y sus efectos en la vida cotidiana. El avance del capitalismo poco a poco fue desplazando el

interés social por el individualismo defendiendo la libertad económica como la expresión más

palpable de la independencia de lo humano frente a todo poder de dominio, sobre todo el

Estado. A mediados del siglo XX, y más concretamente a partir de la década de los ochenta,

las relaciones de producción a escala mundial generaron un centro de interés intangible pero a

la vez concretizado en la dialéctica social, esto es la ganancia de capital*, y la ciencia en el

capitalismo se ajustó a esta condición en el sentido de que la investigación y sus resultados se

venderían al mejor postor en función de eficientar los procesos productivos para la obtención

de mayores ganancias en un proceso de acumulación progresivo y acelerado. En la

postmodernidad el Estado se repliega de la economía reduciendo sus actividades económicas,

se fomenta la desregulación del mercado y se reduce el gasto público al extremo de establecer

* La ganancia es el resultado de reducir al precio los costos. De acuerdo a las corrientes del

pensamiento económico, sobre todo la escuela clásica (ahora la neoclásica) y la escuela marxista,

existe polémica permanente en cuanto al concepto ganancia, sobre todo porque los primeros engloban

en los costos tanto a los medios de producción como a la fuerza de trabajo en el volumen total de la

inversión y el incremento del capital se genera en el mercado en el equilibrio del juego de oferta y

demanda; por el contrario, los marxistas exponen que cada unidad producida posee un valor nuevo que

proviene de la aplicación de la mano de obra en un tiempo de trabajo determinado, es decir que antes

de ingresar al mercado los productos ya tienen un valor agregado producto del trabajo y que no es

retribuido, de ahí las ganancias de capital y por tanto los costos sólo y únicamente se reducen en el

volumen de fuerza de trabajo contratada y no en las unidades y cantidades exactas de medios de

producción en la mercancía como unidad.

Cartelier, Jean. “Excedente y Reproducción. La formación de la economía política y clásica”. Fondo

de Cultura Económica. México, 1981.

Sunkel, Osvaldo y Paz, Pedro. “El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo”. Siglo

XXI Editores. Vigesimosegunda edición. México, 1988.

Las dos obras anteriormente señaladas son dos extraordinarios compendios de las diferentes corrientes

del pensamiento económico que tratan el aspecto de la ganancia y su origen, y se exponen las dos

perspectivas al respecto: el valor económico surge en la producción, lo que genera la acumulación de

capital; por otro lado el valor se determina por las expectativas de los agentes en el mercado, esto es

oferta y demanda que genera las utilidades del capitalista.

Page 41: Etica y Politica Universitaria

40

el déficit cero y el capital influye en los gobiernos y sus políticas públicas, ante esto los

propios gobiernos pierden margen de maniobra cediendo a las condiciones de la inversión

directa para efecto de generar empleo en condiciones de competitividad, situación en la que el

ser humano interesa sólo en función de la acumulación capitalista y no como sujeto histórico

de su propia vida e inserto en la sociedad.

La continuidad del desarrollo del capitalismo como un sistema económico complejo y

sumamente ramificado mundialmente expresado en el proceso de globalización, se puede

contemplar como el avance organizativo de las sociedades de manera progresiva y ascendente,

una continuidad propia de la naturaleza del sistema y la cual ya preveían los teóricos de la

economía desde el siglo XIX, pero esta continuidad provoca contradicciones económicas y

sociales agudas a nivel mundial34

.

Ante esto, si la inversión de capital es la que ofrece al mercado los satisfactores de vida

en un juego de competencia, es dicha planeación de inversión la que establece asimismo las

condiciones de empleo y contratación, de tal manera que determina las necesidades específicas

de capacitación científica y, sobre todo, técnicas que requiere el mercado laboral. En ese

sentido la población que ofrece su fuerza de trabajo (para obtener un salario que le permita

adquirir satisfactores en el mercado), deberá cumplir con las características y exigencias en

cuanto a aptitudes y actitudes para emplearse en las empresas competitivas.

La competitividad provoca que se generen mercancías de calidad a mejor precio,

reduciendo los costos de producción sobre todo en mano de obra y que la fuerza de trabajo se

capacite técnicamente de manera continua, esta es la dinámica del capital a la que no se puede

escapar si pretenden sobrevivir en el mercado no sólo las empresas –que ahora compiten en un

ámbito mundial–, sino también las personas que pretendan acceder a mejores niveles de vida

o por lo menos para no estar incluidos en las cifras del desempleo.

34

Amin, Samir. Opus cit.

Soros, George. Opus cit.

Ianni, Octavio. Opus cit.

Page 42: Etica y Politica Universitaria

41

Por tanto, la educación pública y privada deberá estar diseñada para satisfacer la

demanda del mercado laboral y capacitar a los educandos para que estos se puedan incorporar

competitivamente a dicho mercado, esto desde la perspectiva del individualismo a ultranza: si

se habla de competencia siempre habrá un ganador y un perdedor, el perdedor deberá por

consiguiente seguir en otra competencia para acceder a los espacios de inversión y de empleo

que le permita obtener un ingreso. Más aún, los organismos económicos y financieros

multinacionales (FMI, Banco Mundial, OCDE) en las “cartas de intención” con países

subdesarrollados han recomendado y establecido el viraje de la educación superior hacia

esquemas de competencia que satisfagan las necesidades de la inversión de capital y del

mercado laboral. En efecto, tal parece que la capacitación técnica en todas las áreas es

primordial en el ámbito de la globalización, de tal manera que han perdido vigor e importancia

ciencias y disciplinas que no aporten las capacidades que requiere la competitividad, como la

historia, la antropología, la sociología, las bellas artes y, sobre todo, la filosofía, disminuyendo

la demanda para su estudio, porque la práctica de estas ciencias y disciplinas (supuestamente

desactualizadas) no garantiza un empleo y un ingreso económico adecuado para un mejor

nivel de vida. Así, de preferencia la educación debe orientarse hacia la aplicación de la

ciencia –la técnica– y si se generan conocimientos nuevos éstos deberán aplicarse a la

eficiencia y optimización de la inversión de capital –la investigación científica y dsiciplinaria

condicionadas–, pero la educación no privilegia o excluye el desarrollo de la capacidad

reflexiva a través de la filosofía, las disciplinas, el arte y la cultura.

Ya que el Estado se ha replegado de la actividad económica y lo hará aun más, en los

países receptores de inversión extranjera directa –que genera empleos– la educación debe

reestructurarse y por tanto las dependencias del ramo establecen programas de evaluación

estandarizados que exigen con insistencia mayor eficiencia en el aprendizaje y en la aplicación

de conocimientos técnicos, dejando de lado aquellas áreas del conocimiento que por su

naturaleza profundizan más en la realidad para su comprensión y análisis: no interesa al

mercado laboral que los empleados y trabajadores conozcan la historia, las causas y efectos de

la problemática social, la ciencia en sus fundamentos, las relaciones sociales de producción,

Page 43: Etica y Politica Universitaria

42

los espacios de participación social, el arte en sus distintas expresiones y, mucho menos, la

filosofía. Sin embargo, son precisamente las disciplinas analíticas las que permiten al ser

humano desarrollar ampliamente sus capacidades intelectuales que, a final de cuentas, son las

que han permitido el avance de la humanidad; en términos generales, en su mayoría la

población de los países emergentes y/o subdesarrollados (al menos en México) no acceden a la

lectura, no se interesan por la cultura, no valoran las expresiones artísticas, no pretenden el

conocimiento de la ciencia en sus primeras causas, de tal manera que no sorprende que los

medios masivos de comunicación, principalmente la televisión, ofrezcan programación muy

pobre en términos reflexivos y del ejercicio de la capacidad intelectual. Pero lo más

sorprendente es que las instituciones educativas no se preocupen por formar individuos que,

aparte de la capacitación técnica, posean la práctica cotidiana del conocimiento que genera

conciencia participativa, ciudadana, nacionalista y democrática.

Entonces se puede afirmar que para la expansión del capital –que no es un

planteamiento vago, sino las inversiones a gran escala de las grandes corporaciones

empresariales mundiales y nacionales– es primordial que la población no aplique su

capacidad intelectual –que no reflexione, que no piense–, porque de ser así los individuos

podrían conocer a fondo la realidad y estar proclives a la organización y participación social

que provoque distorsiones al modelo neoliberal en los niveles local, nacional e internacional.

No extrañe así que, en general y por lo que se observa, la comunidad estudiantil destine

una gran parte de su tiempo al interés por programas televisivos de baja calidad analítica y

reflexiva; si en las universidades no se fomenta la cultura desde los planes de estudio, no

extrañe que canales televisivos de alta calidad en su programación, como el canal 11 del

Instituto Politécnico Nacional y el Canal 22 cultural mexicano, no tengan aceptación pública

como tienen gran audiencia las telenovelas, el futbol o los programas de barata comicidad. El

uso de las capacidades intelectuales y la visión profunda de la realidad no es una tarea que se

antoje sencilla y sin aplicación; si a la gente se le ofrece lo fácil, ésta tenderá al menor

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43

esfuerzo y al conocimiento digerido y teledirigido y, peor aún, será proclive a la

manipulación de los medios masivos de comunicación.

Sin embargo, hay una gran paradoja en las exigencias de encuadrar la educación media

superior y superior sólo a la capacitación técnica, puesto que ésta sólo genera personas con

habilidades, pero no desarrolla las habilidades del pensamiento crítico; la contradicción está

en que si la población no tiende a la práctica de las capacidades intelectuales, muy difícilmente

se puede aspirar a transformar la sociedad de atrasada a desarrollada. La actividad de “pensar”

es espontánea en el ser humano, es cotidiana, pero el concepto “pensante” se refiere a un

pensamiento estructurado y sistematizado que lleve al individuo a una mayor comprensión de

la realidad para así poder contribuir en la transformación de la misma, y a valorar la libertad y

su ejercicio en un contexto y circunstancia comunitaria, social y hasta global. De ninguna

manera se debe desdeñar la aplicación técnica, pero no es la única cualidad del ser humano,

que también tiene posibilidad de analizar y de establecer relaciones de solidaridad,

cooperatividad y participación comunitaria.

En los últimos años, en las instituciones públicas de educación superior se privilegia la

aplicación de la ciencia ya aceptada, de tal manera que es más valioso para los parámetros de

evaluación académica las consultorías o investigaciones de campo que provoquen eficiencia y

mayor productividad en empresas determinadas, pero la generación de nuevos conocimientos,

“hacer ciencia”, nos viene de los países centrales o desarrollados, inclusive se ha llegado a

afirmar que el servicio social obligatorio debería realizarse en la iniciativa privada y no en

trabajo comunitario o dependencias públicas. No es equivocado destinar el trabajo académico

a aplicación del conocimiento, lo equivocado es no aplicar recursos y establecer programas

que también generen la capacidad analítica de los estudiantes y la actualización docente en el

conocimiento profundo de la realidad. Las evaluaciones a la educación superior que a partir

de los años noventa está llevando a cabo la SEP Federal no exigen el establecimiento de

estrategias y acciones que logren el objetivo de formar a los estudiantes universitarios como

personas integrales y como sujetos y actores de la historia.

Page 45: Etica y Politica Universitaria

44

Los modelos de acumulación de capital generan la especialización de la fuerza de

trabajo de acuerdo a los objetivos de ganancia, con la globalización el modelo económico

provoca una especialización técnica acentuada, pero las consiguientes políticas económicas

que respaldan el desarrollo del sistema económico no consideran ni por mucho los efectos de

los cambios que el propio modelo provoca, como sucedió en México a partir de la década de

los ochenta; en la expansión del capital no se consideran los efectos sociales, económicos y

culturales del modelo económico aplicado, y compete, de hecho, a las universidades públicas

investigar y ofrecer una explicación al respecto. La globalización afecta positiva y, en mayor

medida, negativamente tanto a los sectores sociales como a las empresas, así como a la

administración pública, situación que debe ser objeto de estudio y análisis, para ofrecer

soluciones a las a las problemáticas de los sectores, dificultades que se presentan hoy y

previsiblemente en el futuro.

Aparte de la especialización técnica en determinada área, si sólo se plantea un

aprendizaje general para incrementar la productividad de las empresas entonces el

conocimiento que se debe ofrecer a la población se centraría en cuatro áreas fundamentales:

matemáticas, expresión oral y escrita, idioma inglés y manejo de programas y softwares de

computación, áreas con las que las empresas garantizarían los conocimientos necesarios para

que sus trabajadores y empleados resuelvan problemas y tengan la iniciativa de ofrecer

esquemas nuevos de solución, en un uso intensivo de la fuerza de trabajo que resulte en

menores costos de producción y productos de mayor calidad. Sin embargo, esta capacitación

única y exclusivamente individual no conlleva a una integración comunitaria y social; la

competencia en el sistema capitalista es incuestionable y competitivos deben ser los egresados

de la educación técnica y superior, lo que se cuestiona es la ausencia de formación analítica y

crítica.

Provenientes en su mayoría de las clases medias y baja, los estudiantes universitarios

de instituciones públicas ven en los estudios superiores la posibilidad de la movilidad

económica y social en la búsqueda de un mayor bienestar, de ahí su distancia analítica

Page 46: Etica y Politica Universitaria

45

respecto a las relaciones sociales y a las contradicciones del sistema global que, por esa visión

individualista, no merecen ser consideradas, lo que genera una alineación presente respecto a

un prototipo de persona adaptable al status quo, pero pasiva socialmente; pero el problema

radica en que bajo las premisas de la globalización el futuro es incierto e impredecible, y si la

capacitación técnica no está acompañada de una madurez intelectual que permita a los

egresados una mayor amplitud en su desarrollo personal y profesional, los egresados pueden

adquirir frustraciones y descontento respecto a los estudios superiores que realizaron en su

vida universitaria en un periodo de vida determinado, así, el conocimiento científico y

disciplinario y la cultura se pueden convertir en desgracia más que en valor agregado de la

persona para vivir en armonía con ella misma y con su entorno, no para que la globalización

económica y cultural sea comprendida en su justa dimensión más que caer en sus devoradoras

fauces. La experiencia universitaria debe ser la primavera donde se cosechen las flores de la

realización, porque la práctica del conocimiento expande la conciencia.

Entender la formación universitaria solamente en función del mercado laboral –que

cada vez será más restringido por las exigencias de productividad y competitividad

mundiales– es olvidarse de la naturaleza propia de la Universidad, que la entrelaza

directamente con los problemas y retos de la sociedad. Si hasta la década de los setenta las

discusiones se centraban generalmente en la relación del Estado con las instituciones públicas

autónomas de educación media superior y superior, desde los años ochenta hasta la actualidad,

y por la misma dinámica de la economía mundial, las universidades se enfrentan hoy a

intereses de poder económico de mayor envergadura, como los intereses de corporaciones

trasnacionales que, bajo el chantaje de la inversión de capital, influyen en las decisiones de

políticas educativas a nivel nacional a través de las dependencias del ramo, además del avance

tecnológico y de cobertura de los medios masivos de comunicación cuya capacidad de

penetración e influencia social son un verdadero desafío para el quehacer universitario, para

que se genere un mayor impacto formativo en los estudiantes y de influencia extensiva en el

desarrollo social en los entornos regional, estatal y nacional.

Page 47: Etica y Politica Universitaria

46

Citado por Alfredo Tecla Jiménez, el uruguayo Rodney Arismendi ya presagiaba en la

década de los cincuenta el futuro de la Universidad adscrita sólo a la dinámica económica

capitalista y no a la solución de los efectos causados por ésta: “Salvo momentos de excepción,

la universidad latinoamericana ha servido escasamente a la sociedad que la mantiene. Se

continúa malgastando enormes sumas de dinero y esfuerzo. La Universidad es estéril porque

no ha logrado el maridaje de la ciencia y la técnica con las necesidades del país. No sólo la

institución es estéril, sino que los profesores, salvo escasas excepciones, no engendran hijos –

discípulos– capaces de mantener la continuidad del saber, sino profesionales sin conciencia ni

responsabilidad social, apresurados por lograr los réditos del esfuerzo realizado en la etapa

estudiantil”35

.

Por lo anterior, el compromiso social de la Universidad pública es, hoy por hoy, de

mayores alcances, por eso la política universitaria debe llevarse al cabo sustentada en el reto

de que la propia institución influya e impacte en mayor medida a la solución de la

problemática que ha generado la postmodernidad, a contrarrestar las distorsiones provocadas

por la globalización económica tanto a nivel empresarial como social, a apoyar los planes y

programas estatales cuyo objetivo es una mayor equidad en la distribución de la riqueza y al

avance democrático de la sociedad. En un ámbito de libre pensamiento, con la filosofía y el

instrumental delas ciencias exactas, naturales y sociales, el trabajo de los universitarios debe

engendrar soluciones posibles a los problemas de la sociedad y las propuestas para resolver los

retos que impone el mundo actual.

Pluralidad de ideas

En el contexto político, económico, social y cultural se pude hablar de una ética política en la

Universidad, pero sobre todo ligada a un contexto en el que la institución está inserta y que

juega un papel preponderante. La política universitaria no está enclaustrada y no es aislada de

35

Tecla Jiménez, Alfredo. Capítulo II. p 43. Opus cit. El comentario de Rodney Arismendi está

tomado de “Encuentros y desencuentros de la universidad con la revolución”. Ediciones de la Revista

Estudios, p. 17. Montevideo, Ur., 1956.

Page 48: Etica y Politica Universitaria

47

la sociedad; refiriendo a Norberto Bobbio podemos señalar que “[...] toda acción política es

una acción social en el doble sentido de evento interindividual y de acontecimiento grupal;

pero no toda acción social es política. La política es una de las grandes categorías en las que

se divide el universo social, aquella en la que tienen efecto las relaciones entre individuos, en

la que se forman grupos de sujetos y se desarrollan relaciones entre grupos”36

, lo que aplica

claramente al ejercicio político en las universidades, sobre todo públicas. El interés individual

o de grupo en la Universidad Pública es engañoso cuando no se coloca en primer término la

esencia de la institución que por naturaleza es comunitaria y deviene de la pluralidad de ideas

y visiones y su resultado (investigación, docencia, extensión, difusión de la cultura y sus

propios egresados) es destinado a la sociedad y no sólo a un grupo específico de ésta, de tal

manera que el exclusivo juego de intereses en la política universitaria es contra natura a la

institución.

Aunque la dinámica económica influye determinantemente en el quehacer de las

instituciones, y la Universidad no está exenta de esto, para efecto de análisis Bobbio delimita

el papel de la ideología y de la economía respecto del que juega la política, pero sin separarlos

del todo: “La distinción del poder político con respecto al económico e ideológico permite

delimitar la esfera de las relaciones y de los grupos con respecto a las dos esferas vecinas

(aunque las fronteras son flexibles) de las relaciones y de los grupos ideológicos. Esta

delimitación es producto de una lenta transformación histórica [...]”37

.

En su mayor parte los ingresos económicos de la Universidad pública dependen del

Estado –por los actores económicos que cumplen sus obligaciones tributarias–, así, para

ejercer los recursos públicos el poder se ejerce políticamente desde las posiciones jerárquicas

de orden y administración a través de medios reglamentados impuestos –no necesariamente

represivos– sobre la comunidad universitaria, pero éticamente se supone que los medios de

coerción se aplican desde una perspectiva ideológica a través de medios de persuasión,

36

Bobbio, Norberto. Opus cit. p. 140. 37

Ibid.

Page 49: Etica y Politica Universitaria

48

ideología que debe sustentarse en la esencia propia de la Universidad; si en las propuestas de

continuidad y transformación universitarias no permea el espíritu universitario, entonces el

poder en la Universidad sólo se usa exclusivamente para la permanencia en los puestos y

posiciones –lo que conlleva riesgos de corrupción–, dejando de lado una dinámica de

desarrollo de la institución, o lo que es más preocupante, se puede importar una visión de

poderes externos a la institución, así, estaríamos hablando de una sumisión institucional que

no contribuye a desarrollar las actividades esenciales de la educación media superior y

superior y que no permite el impacto institucional en el desarrollo de la sociedad.

Ya que por antonomasia es el espacio de la reflexión, la confrontación de ideas, del

pensamiento crítico y de las propuestas de solución a diferentes problemáticas, en la

Universidad naturalmente se desarrolla la contienda política como una actividad propia en

tanto existen distintas visiones y concepciones de la realidad, una dialéctica que sustentada en

principios y valores no necesariamente debe ser conflicto o enfrentamiento violento. “Dos

cabezas piensan mejor que una” señala la sabiduría popular, visión que no está fuera de la

realidad: así como el movimiento y el desarrollo del universo se genera por una lucha de

contrarios que derivan en una síntesis derivada, el desarrollo de la sociedad humana

históricamente se ha dado por el enfrentamiento de ideas divergentes pero que dan por

resultado el avance cualitativo y cuantitativo de la organización social en permanente progreso

y desarrollo; los feudos fueron lo más avanzado frente al sistema esclavista, asimismo el

liberalismo económico-político frente al sistema feudal, hoy la socialdemocracia es una

postura progresista frente a la política conservadora o de retroceso en la distribución de la

riqueza y el respeto a la diversidad de ideas38

. Si por esencia la Universidad es “universal”, la

dialéctica de la pluralidad debe ser asimismo esencial en las actividades universitarias, que la

llevarán a una mayor y mejor organización para cumplir ampliamente sus funciones. La

búsqueda de la verdad es permanente y ésta ha de darse en permanente discusión y análisis,

esto es lo que de hecho hace a la humanidad ser humanidad, no como un accidente de la

38

Cornforth, Maurice. “Materialismo y método dialéctico”. Capitulo VIII. Editorial Nuestro Tiempo.

México 1980; Harnecker, Marta. “Elementos del materialismo histórico”. Capítulos I y II. Siglo XXI

Editores. México, 1986.

Page 50: Etica y Politica Universitaria

49

historia, sino como una constitución de la especie en articulación permanente y en desarrollo,

de ahí que el respeto al derecho de disentir sea un aval de lo humano en convivencia social.

Aun con el uso de las nuevas tecnologías, el conocimiento científico y disciplinario es

dialéctico y debe obedecer a un sistema y a un método rigurosos, de tal manera que las

hipótesis, los planteamientos y los juicios concluyentes deben estar ligados con otros

conocimientos anteriores que los fundamentan, esta es la base de la filosofía, de las ciencias y

las disciplinas, lo que otorga tanto unidad como coherencia al conocimiento estructurado de la

realidad, de tal manera que la pluralidad de ideas es una condición sine cuan non de la

academia y de la política en la Universidad.

Las sociedades avanzan a mejores estadios de organización cuando la mayoría de sus

miembros –si no es que todos– participa en la vida pública y en su comunidad, lo que se aplica

claramente en el quehacer universitario, porque si la Universidad es una entidad académica y

cultural, para la sociedad ésta debe ser el referente teórico y práctico del ejercicio democrático,

lo que se logra con una política de promoción y respeto de la pluralidad de ideas, la que

genera un crecimiento dialéctico cualitativo y cuantitativo de las universidades públicas.

En la Universidad la política es la actividad que debe cimentarse en la esencia

académica, para confrontar propuestas de planes, proyectos y programas; así, la política es una

actividad importante no en cuanto a su contenido en la búsqueda del poder en sí mismo, sino

en cuanto a la dinámica generada en la expresión ideológica de distintas percepciones sobre el

presente y el futuro tanto de la institución como de la sociedad, a la que a fin de cuentas están

destinada las actividades universitarias y la educación media superior y superior. De hecho

muchas universidades públicas del país han vivido en el estancamiento precisamente porque la

lucha por el poder no ha llevado a una discusión dialéctica del futuro de las instituciones

mismas; Tecla Jiménez cita a Guillermo Soberón, quien en su posición de rector de la UNAM

en 1975 se lamentó de la ausencia de investigación ligada a los procesos productivos, sin

plantear los resultados que vendrían sin una auténtica autorreflexión y análisis: “Nuestras

Page 51: Etica y Politica Universitaria

50

actuales posibilidades (una abundante población juvenil y la actitud comprensiva y

cooperadora del gobierno*) han sido inhibidas por ciertas limitaciones, tales como escasez de

personal entrenando, insuficiente definición de los problemas nacionales y falta de

comunicación y cooperación entre el sector de la producción y el de la investigación. En

nuestro país, las dependencias gubernamentales están usando de manera creciente la

investigación universitaria, mientras que el área industrial apenas ha acudido a ellas, si es que

lo ha hecho alguna vez. Mucho podría ser ganado si las fuerzas productivas intensificaran su

participación en un programa organizado de investigación a nivel universitario”39

.

La ética política en las universidades públicas permite la autocrítica y la reflexión

respecto al desarrollo interno y la proyección institucional. Si bien las instituciones públicas

de educación media superior y superiores se articulan en la dinámica de la administración

pública y en las esferas de gobierno en sus distintos niveles, los programas gubernamentales

de apoyo a las actividades universitarias se deben adoptar desde una postura crítica y analítica

en el sentido de adoptar las estrategias de las autoridades educativas adaptándolas a la realidad

de las propias universidades y del entorno regional en el que éstas desarrollan sus actividades

inherentes; si en la consecución de recursos públicos no media una posición reflexiva y de

análisis entonces las estrategias del gobierno son impuestas a la comunidad universitaria y

deben acatarse. Por lo anterior, la pluralidad de ideas es en estricto sentido operativo una

práctica valiosa para aprovechar y optimizar los recursos públicos ordinarios y extraordinarios,

desde la perspectiva de mantener la esencia de la Universidad pública en sus acciones internas

y su impacto positivo en los sectores sociales y económicos**

.

* Las cursivas son del autor del presente ensayo, para recalcar la “ingenuidad” histórica de Guillermo

Soberón al percibir la realidad universitaria en su relación con el gobierno mexicano en la década de

los setenta. 39

Tecla Jiménez, Alfredo. Opus cit. Capítulo II. p 73. El comentario de Guillermo Soberón está citado

de “La investigación como función universitaria esencial”, periódico El Día. 17. México, 21 de agosto

de 1975. **

Con el argumento de la necesidad de reorganizar a las universidades públicas y por la supuesta

incapacidad de las autoridades universitarias de generar instituciones ordenadas y sistematizadas, en

México se han aplicado programas a la ecuación superior iniciados a partir del sexenio de Ernesto

Zedillo (1994-2000), como el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), posteriormente

Page 52: Etica y Politica Universitaria

51

La Universidad pública en el juicio de la historia

A pesar de que el ámbito de lo moral en la política parece ser diferente respecto al aspecto

ético40

, se puede establecer un parámetro en torno al ejercicio político, pero verificando el

resultado que en el futuro será historia41

, así, desde esa posición la política es una actividad

noble en una dialéctica de visiones y perspectivas, entonces de la política universitaria surgen

y se diseñan el rumbo y la senda de las acciones para la continua superación académica, para

la vinculación efectiva con los sectores, para el intercambio académico nacional e

internacional, para la eficiencia administrativa y para el fomento cultural al interior y hacia

todos los estratos sociales.

el Programa de Fomento de la Educación Superior (FOMES), hasta el actual Programa Interno de

Fortalecimiento Institucional (PIFI), de tal manera que el cumplimiento a cabalidad de dichos ordenamientos ha llevado a que estos se apliquen sin mediar una reflexión o discusión interna en no

pocas universidades públicas del país, de tal manera que el ordenamiento por parte de la Secretaría de

Educación Pública Federal sólo se acata, sin adecuar dichos programas a la realidad determinada y

circunstancial de las instituciones en el entorno regional y estatal; además se ha generado un desgaste

laboral en administrativos, docentes e investigadores de los Departamentos, Escuelas y Facultades por

el hecho de cumplir con las exigencias burocráticas de sus instituciones propias y de la dependencia

federal. De tal forma que, al llevar a cabo sólo las directrices institucionales “impuestas” desde la

burocracia y sin mediar una reflexión colectiva de los maestros e investigadores, la pluralidad de ideas

se ve mermada e, incluso, desplazada; los ordenamientos eficientistas no contribuyen al desarrollo de

la Universidad pública, más aún obstaculizan su potencial y la riqueza de su propia naturaleza, lo

anterior no indica justificar la ineficiencia y la negligencia que puedan existir en la comunidad

universitaria, sino que el convencimiento del cumplimiento de las funciones esenciales de la

Universidad pública, la discusión y el análisis por parte de los actores universitarios, deben ser la

práctica que desarrolle y proyecte a las instituciones, y no sólo la aplicación de políticas educativas

impuestas ausentes de reflexión contextual y circunstancial. 40

“[...] una cosa es plantearse la pregunta sobre cuál es el espacio que ocupa la acción política, y otra

cosa es interrogarse sobre cómo debe conducirse quien actúa políticamente, si hay reglas de conducta

que distingan la acción política de otras formas de comportamiento. También este es un problema que

versa sobre la llamada autonomía de la política; pero es una autonomía, en dado caso que se logre

demostrar, que tiene que ver no con su esfera de aplicación, sino con el sistema normativo al que

obedece”. Bobbio, Norberto. Opus cit. p. 144. 41

“No hay explicación más clara y justificación más convincente del contraste entre moral y política

que la constatación de la existencia de dos morales en razón de dos diferentes modos de juzgar la

misma acción según si adoptamos el punto de vista de los resultados. Ahora bien, lo que pone en

contraste la conducta del hombre político con la moral común es su inspiración en la ética de los

resultados, en lugar de la de los principios. La bondad de una acción política se juzga por el éxito, y se

califica como buen político al que logra obtener el efecto deseado”. Ibid . p. 148.

Page 53: Etica y Politica Universitaria

52

Si bien la actividad inmediata se mide en resultados y aplicación de recursos, el

impacto y la influencia de la Universidad posee un doble juicio: por un lado la misma sociedad

concretamente aprueba o desaprueba la actividad de los universitarios y, desde otra

perspectiva, la historia juzga el papel desempeñado en un tiempo y contexto determinados,

estableciéndose qué períodos resultaron aceptables y eficientes y cuáles fueron negativos o

“sin pena ni gloria”.

En efecto, los periodos históricos de las instituciones se juzgan y evalúan al paso del

tiempo, es cuando las personas y los grupos que aplicaron ciertas premisas, planes y proyectos

son evaluados y calificados según si su trabajo y ejercicio haya tenido o no impacto al interior

de la organización y hacia el exterior de la misma. De ahí que la política universitaria deba ser

una actividad noble de los propios universitarios, porque derivados de las contiendas, los

resultados positivos o negativos trascienden el espacio-tiempo y se insertan en la historia de la

institución y de la sociedad.

En todo caso, a partir de las condiciones y las circunstancias históricas del siglo XXI y

sus antecedentes en el siglo anterior concluido, se hace necesaria una reflexión colectiva en

torno a si la Universidad pública es sólo funcional en el sentido de ofrecer una servicio público

en la calidad educativa que se ofrece o si se proyecta a la sociedad y al futuro. En primer

término se deben delinear los parámetros de calidad y a qué necesidades atienden, los que

deben acudir no tan sólo a las necesidades de la inversión de capital, que en sí misma sugiere

la idea de la capacitación individual, sino también a las exigencias de la solución de

problemáticas sociales y hasta políticas, todo esto basado en la ciencia yen las disciplinas y su

aplicación, puesto que sólo a partir de la excelencia académica y la extensión efectiva se podrá

influir positivamente en la sociedad.

Si la búsqueda de la verdad es una constante en la Universidad, esta búsqueda

permanente no debe enclaustrarse en el seno de la institución, porque este ejercicio teórico-

práctico no debe ser único ni exclusivo de una elite intelectual, pero debe quedar claro que

Page 54: Etica y Politica Universitaria

53

para efecto de coordinación con los sectores público, privado y social la participación es

institucional en toda la expresión de la palabra, sin embargo para efecto de apoyar

movimientos sociales y políticos externos los universitarios deberán hacerlo a título personal

de acuerdo a su ideología, sus convicciones y principios. Lo anterior no implica que por sus

actividades científicas y disciplinarias los universitarios no puedan opinar e incluso participar

en procesos de construcción social, económica y cultural, de hecho es un compromiso de la

comunidad universitaria intervenir solidariamente con los actores sociales para compartir sus

conocimientos y generar el desarrollo armónico de la sociedad en todos sus ámbitos.

La historia de la humanidad muestra que la organización social ha ido de menos a más

en grados de complejidad. De hecho la realidad económica, política, social y cultural no es la

misma hoy que hace diez o veinte años, más aún, que hace siglos; si nos proponemos analizar

el mapa de la historia de la humanidad, la sociedad capitalista no es la misma hoy que en la

revolución industrial, ésta última superó en complejidad a la sociedad mercantilista y a la

feudal y, asimismo, éstas a las sociedades esclavista y primitiva. Desde la perspectiva

económica los modos de producción no se establecen por fechas, sino que se deben analizar en

términos de generaciones cuyos avances organizativos se traslapan y entrelazan; aunque

existen sucesos determinantes que son hitos que influyen en los procesos, el avance de la

humanidad ha sido dialéctico en constantes contradicciones que, tarde o temprano, generan

resultados que a su vez enfrentarán contradicciones: la sociedad es dinámica... no estática.

Por más que las concepciones ideológicas conservadoras se esfuercen en mantener el

status quo de la sociedad defendiendo intereses de grupo, con elites dirigentes tanto en el

poder político como en la economía, en la ciencia y en la cultura, es indefectible que la

dialéctica de la sociedad periódicamente provoca avances en la organización social para la

participación ciudadana en los procesos democráticos, para la justicia, la equidad y el Estado

de Derecho efectivo, con instituciones sólidas que se perfeccionan continuamente para

defender el interés colectivo y el bien común.

Page 55: Etica y Politica Universitaria

54

¿Puede la Universidad pública ser conservadora?, dada su propia naturaleza la

respuesta es tajantemente negativa, porque no es la voluntad arbitraria de maestros,

investigadores y estudiantes la que determina su progresismo o conservadurismo, sino que es

precisamente su relación con la filosofía, las ciencias y las disciplinas la que en un proceso

dialéctico de conocimientos pasados y nuevos obliga a los universitarios a postularse y

posicionarse en el desarrollo cualitativo y cuantitativo de la humanidad y, en concreto, del

entorno social inmediato y mediato. Es decir que la filosofía y la ciencia son, por naturaleza,

progresistas, tal cual deben ser las instituciones universitarias en su responsabilidad con el

saber, y esto en definitiva lo registra la historia. Si la Universidad pública ascienta sus

voluntades en una perspectiva conservadora está destinada a la mediocridad o posiblemente a

su extinción, y otros actores sociales ocuparán de una manera u otra el espacio en la sociedad

que corresponde a la dinámica universitaria y a la educación media superior y superior

pública.

Ha habido momentos deplorables en torno a la actividad política externa de las

universidades públicas, un caso histórico fue la utilización de estas instituciones para frenar la

política social y económica en el periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas (1934-

1940) en México, cuando se fraguaron constantes ataques desde las Universidades públicas;

más aún, cuando la Universidad institucionalmente se liga a partidos políticos de cualquier

filiación ideológica, los resultados académicos tienden a mermarse, porque la autonomía es

para preservar el conocimiento y generar nuevos conocimientos, no para ajustarse a

compromisos de índole política externa a la institución. Por eso no se debe confundir la

política interna en la Universidad, la extensión universitaria con los sectores (cuyo sustento es

la ciencia, la técnica y las disciplinas) y la participación a título individual de los universitarios

en movimientos políticos, sociales y culturales de su entorno.

Los movimientos estudiantiles de 1968 en el mundo, tanto en el bloque capitalista

como en el del socialismo real, dieron cuenta de cómo a partir del análisis científico y de la

interpretación del desarrollo de la humanidad los universitarios fueron capaces de influir en la

Page 56: Etica y Politica Universitaria

55

transformación social y política, por eso son dignos de reconocimiento los movimientos

estudiantiles progresistas que, transcurrido el tiempo, son un “parteaguas” histórico en los

países en que se sucedieron dichos acontecimientos. La explosión de la conciencia de la

década de los sesentas generó movimientos estudiantiles creativos que en su tiempo fueron

reprimidos y condenados por los poderes políticos, económicos y religiosos, sin embargo en el

presente y para el futuro se les ha reivindicado colocándolos en su justa dimensión histórica y

ahora son un referente del avance de la democracia participativa, superándose paulatinamente

la democracia electoral representativa.

Un caso cercano fue el movimiento de Autonomía Universitaria en Coahuila y los

primeros años del ejercicio del derecho de autodeterminación en los años que van de 1973 a

1978, lo que para propios y extraños es uno de los periodos históricos más creativos y

productivos de la universidad pública coahuilense en términos de desarrollo de la docencia, la

creación de espacios educativos para ampliar la cobertura concibiendo la educación media

superior y superior como un derecho inalienable, una extraordinaria promoción y difusión de

la cultura, además de una extraordinaria participación social de la base magisterial y

estudiantil; independientemente del rumbo que los estudiantes de esa época han tomado en su

desarrollo político y profesioal, se les recuerda históricamente como una generación activa,

culta, con ideales y poseedora de un alto nivel de conciencia social.

De la Universidad deben surgir tanto las respuestas a la problemática social, con la

aplicación de la ciencia y las disciplinas para ese fin, y asimismo debe generarse un modelo de

generador de ciudadanos que, además de competitivos, sean participativos, responsables y

cooperativos con la sociedad; Ildefonso Camacho comenta: “[...] (se debe) admitir que las

estructuras sociales son algo que no es controlado ni depende sólo de la voluntad de un sujeto

que quiere obrar éticamente... la ética social tiene que introducir el concepto de acción

colectiva, un concepto mucho más difuso que el de acción individual pero cuya realidad no se

puede negar... detrás de las estructuras sociales, late un determinado modelo de hombre y de

Page 57: Etica y Politica Universitaria

56

sociedad, y que eso es algo que puede ser sometido a la reflexión y a crítica”42

, obviamente

desde la discusión dialéctica, como se señala en la Declaración de Principios del Estatuto

Universitario de la UAdeC43

; en el artículo tercero del mismo documento se señala: “[...] la

Universidad examinará con sentido crítico las condiciones de la sociedad y actuará de acuerdo

con su naturaleza hacia la conquista de la justicia social”44

.

Precisamente en un mundo globalizado, donde las condiciones las imponen las

corporaciones multinacionales, en que las directrices de gasto público están “regidas” por los

organismos financieros multinacionales y cuando las líneas educativas devienen de un modelo

para países desarrollados aplicado a países periféricos, entonces las comunidades

universitarias históricamente deben reflexionar y discutir sobre su propio futuro y los efectos

de la expansión del capital en la sociedad regional y nacional, asimismo en las consecuencias

del cambio de acumulación de capital a escala mundial que de manara directa afecta al aparato

productivo y a las relaciones sociales. Se aprecia que en función de la globalización y de las

exigencias de los organismos educativos oficiales, actualmente las universidades públicas se

orientan a un eficientismo para una supuesta excelencia y calidad educativas que no se

confirma en la realidad concreta y tangible del entorno. Es evidente que la educación pública

debe ser de calidad, sin embargo dicha calidad debe estar en función de la realidad a donde se

destina el resultado educativo, por tanto la práctica formativa no es estandar o uniforme, sino

que adquiere particularidad adaptando las formas académicas y los modelos educativos de

acuerdo al entorno regional.

Por lo anterior, la historia ha de juzgar el comportamiento ético y político de los

universitarios, en el cumplimiento de sus deberes y responsabilidades y en su compromiso con

42

Camacho, Ildefonso. Ibid. 43

“La Universidad hará que los universitarios participen en la realidad social. Además, éstos deberán

acudir a los sectores marginados, estableciendo con ellos, un fructífera acción recíproca que permita

hacer conjuntamente el análisis de sus problemas y buscar vías para su solución. Como consecuencia,

los universitarios asumirán un papel activo en el proceso de concientización que cuestiona e impugna

todas las formas de opresión”. Declaración de Principios del Estatuto Universitario de la U.A. de C.

Opus cit. p. 23. 44

Artículo 3 del Estatuto Universitario de la U.A. de C. Ibid. p. 25.

Page 58: Etica y Politica Universitaria

57

la sociedad; las tareas efectivas del presente serán el respaldo del futuro, y los procesos

históricos serán registrados no sólo para la veneración oficial, sino como parte fundamental

del desarrollo cualitativo y cuantitativo de las universidades públicas en su permanente

relación con los sectores público, privado y social.

Individuo y comunidad

Las sociedades no pueden vivir sólo del individualismo y de la competencia permanente como

lo señalan los “agoreros del libre mercado”, de ser así, y en condiciones desiguales, siempre

habrá ganadores y perdedores, lo que ha ocasionado en las últimas décadas agudas

desigualdades e injusticia social. Para Ildefonso Camacho se ha dado por supuesto que “[...] el

comportamiento ético es siempre personal y depende fundamentalmente de la libertad de la

persona, aunque no se niegue que ésta pueda estar limitada por determinados cuestionamientos

que reduce su margen de libertad”45

; pero, cintando a Max Weber en “El político y el

científico”, el modelo de ética se puede establecer en dos categorías de actuación: la ética de

la convicción que se traduce en una perspectiva personal del comportamiento frente a la

realidad individual y comunitaria; y la ética de la responsabilidad, que es la perspectiva que la

persona debe tener hacia su propia realidad y la realidad social: “Tenemos que ver con

claridad que toda acción éticamente orientada puede ajustarse a dos máximas

fundamentalmente distintas entre sí e irremediablemente opuestas: puede orientarse conforme

a la „ética de la convicción‟ o conforme a la „ética de la responsabilidad‟ [...] Cuando las

consecuencias de una acción realizada de acuerdo con una ética de la convicción son malas,

quien las ejecutó no se siente responsable de ellas, sino que responsabiliza al mundo, a la

estupidez de los hombres o a la voluntad de Dios que los hizo así. Quien actúa conforme a

una ética de la responsabilidad, por el contrario, toma en cuenta todos los defectos del hombre

medio... no tiene ningún derecho a suponer que el hombre es bueno y perfecto y no se siente

45

Camacho, Ildefonso. Opus cit. p.46.

Page 59: Etica y Politica Universitaria

58

en situación de poder descargar sobre otros aquellas consecuencias de su acción que él pudo

prever”46

.

En este trabajo se considera que la perspectiva ética personal conlleva definitivamente

a una perspectiva social; por lo anterior se puede hablar de una posición individual de

maestros y alumnos de acuerdo a su formación académica y profesional y, asimismo, de su

participación para contribuir a la transformación de la sociedad, desde la reflexión teórica

unida permanentemente a la praxis concreta, lo cual debe fomentarse y promoverse en la

Universidad a través de sus funciones inherentes y de la política interna.

La ética en la práctica política universitaria provoca el desarrollo perfectible de la

conciencia en el estudiante de las Universidades públicas, esto es el autoconocimeinto en su

trayectoria de vida, su pasado que determina su presente en la participación política, así como

el conocimiento de sus derechos y obligaciones actuales, asimismo la proyección de su propio

futuro como persona y como profesional de una ciencia o disciplina, lo anterior en un contexto

comunitario inmediato y social mediato.

Contrario a la crítica que puede surgir de algunos sectores sociales, la política

universitaria no es errónea per se, pero conlleva riesgos deformativos. Lo que puede

distorsionar la convivencia democrática al interior de las instituciones de educación media

superior y superior es la manera y la forma de llevar a cabo la dinámica política, como por

ejemplo la inequidad de los procesos electorales internos, la aceptación de prácticas que no

permiten la limpieza y la transparencia de los recursos financieros aplicados a dichos procesos

y la promoción a través de acciones y actividades en las que no median los proyectos

académicos, culturales y de extensión. Si lo que se busca en las contiendas son los puestos y

posiciones en función del ingreso económico, del status o del manejo del poder en sí mismo,

entonces la política, como una actividad noble y buena, se desvirtúa y se desprestigia, así

46

Weber, Max. “El político y el científico”. pp 163-164. Alianza Editorial. México, 1992.

Page 60: Etica y Politica Universitaria

59

aparecen los intereses personales y de grupo dejando de lado la esencia universitaria y, bajo

esta perspectiva negativa, no se considera a la sociedad como destinataria del trabajo

universitario y, asimismo, no se toma en cuenta que los estudiantes y los maestros, como

integrantes de una comunidad dedicada a las más altas expresiones humanas, son sujetos de la

historia y no objetos manipulables y/o amenazados.

Por lo anterior, la formación de los estudiantes universitarios, y futuros profesionales

de la sociedad, debe plantearse y aplicarse desde una perspectiva integral de la persona. El

contenido, las formas y modelos de la educación universitaria generan polémica y discusiones

continuas, sin embargo se pudieran plantear líneas formativas generales –que no sólo

informativas– que hagan del individuo una persona integral para que contribuya al crecimiento

y desarrollo de la sociedad; estas líneas generales serían:

Formación científica, técnica y disciplinaria que provea al egresado los conocimientos

y herramientas para emplearse y obtener capacidades y aptitudes que le permitan

competir en el merado laboral, considerando un nivel de exigencia académica tal que

se garantice el proceso de aprendizaje-enseñanza.

Formación cultural para que el egresado aprecie el entorno en el que se ha

desarrollado como persona, valorar las expresiones artísticas, conocer la historia

universal y la historia patria y fomentar en éste los valores que sostienen la identidad

nacional pero sin olvidar el contexto globalizador.

Formación profesional que contenga los valores, actitudes y capacidades para

desenvolverse de manera responsable en su desarrollo como trabajador o empleado,

tales como saber expresarse y argumentar de manera escrita y oral, ofrecer

creativamente soluciones viables a la problemática de los sectores público, privado y

social, saber integrarse y colaborar en equipos de trabajo, tener habilidades de gestoría

y atreverse a tomar decisiones, lo anterior se puede llevar a cabo a través de

actividades extracurriculares y espacios de participación donde el alumno desarrollo

dichas habilidades;.

Page 61: Etica y Politica Universitaria

60

Formación democrática que integre al mismo egresado a la sociedad practicando los

valores que hacen que la sociedad avance a mejores estadios de organización donde sea

preponderante el respeto a la dignidad de las personas y la defensa de los derechos

individuales y colectivos, la práctica de la tolerancia como forma de convivencia a

través del diálogo y la sana discusión reconociendo lo valioso que resulta la diversidad

de ideas, y fomentar la participación comunitaria y social como una forma de

conciencia para generar menores ciudadanos.

Las estrategias educativas deben ser parte de un Todo, puesto que la formación debe

considerarse como integral y no tan sólo información sofista, como ya se señaló en este trabajo

en el apartado sobre la esencia de la Universidad. La formación integral universitaria debe

tender a la capacitación científico-técnica y al desarrollo de aptitudes profesionales

competitivas de los educandos, pero integralmente también a la cultura, a conservar la

identidad nacional y a la participación democrática. De hecho la docencia y la investigación

deben poseer el sustento ético del compromiso con los futuros cuadros de la sociedad en

distintas actividades y con la dinámica social y económica entorno.

Si bien la competitividad laboral y económica es un hecho cotidiano, no se debe

acceder sólo a las exigencias del capital sacrificando la formación integral que anteriormente

se ha mencionado, porque si no se atiende a la formación de personas en su entorno

comunitario y social, países como México se convertirán –si es que el camino no está ya en

marcha– sólo en oferentes de mano de obra calificada –y muy probablemente barata–, sin

opciones de desarrollo y de avance democrático, de tal manera que la sociedad mexicana se

convertirá en simple peón en el ajedrez de la expansión del capital a gran escala, destino

manifiesto que pudiera alcanzarnos, si no es que ya nos atrapó.

Page 62: Etica y Politica Universitaria

61

Formación integral universitaria

La formación integral implica la participación política, pero permanentemente nutrida de una

ética de actuación personal y colectiva; al respecto, el educador y pedagogo Paulo Freire

plantea una dimensión social de la educación, acentuando la dualidad teoría-praxis y la ética:

Una educación completamente diferente a la educación colonial. Una educación por el

trabajo, que estimule la colaboración y no la competencia. Una educación que dé valor a

la ayuda mutua y no al individualismo, que desarrolle el espíritu crítico y la creatividad, y

no la pasividad. Una educación que se fundamente en la unidad entre la práctica y la

teoría, entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, y que por eso mismo impulse a los

educandos a pensar bien. Una educación que no favorezca la mentira, las ideas falsas, la

indisciplina. Una educación política, tan política como cualquier otra educación, pero que

no trata de pasar por neutra. Al proclamar que no es neutra, que la neutralidad es

imposible, afirma que su política es la de los intereses del pueblo.47

Puede hablarse de ética política en la Universidad cuando la actividad política conduce

a la integración de conocimientos en un Todo que aglutina realización personal y teoría ligada

estrechamente a la práctica, generando conciencia social. Augusto Hortal propone que “[...] la

ética trata de elaborar una perspectiva en la que integra los conocimientos particulares en

relación con el núcleo aglutinante que la constituye como saber integrador: cómo actuar para

vivir humanamente”48

; la ética práctica en el sentido de que los conocimientos deben estar

actualizados con la realidad continuamente cambiante: “Al integrarse los conocimientos

científicos en esta perspectiva más amplia (de la ética) no pierden su propio valor ni la

referencia a los métodos con los que fueron obtenidos. Si las perspectivas de la ética entran en

contradicción con los conocimientos empíricos relevantes que aportan las ciencias, estas

perspectivas quedan descalificadas. Las ciencias tienen pues también una función crítica del

47

Freire, Paulo. “La importancia de leer y el proceso de liberación”. p. 175. Siglo XXI editores.

México, 1992. 48

Hortal, Augusto. “La ética profesional en el contexto universitario”. En “La ética en la

Universidad”, p. 69. Aula de Etica. Universidad de Deusto. Bilbao, España, 1995.

Page 63: Etica y Politica Universitaria

62

saber integrador”49

. Propiamente es desde la perspectiva política, que no de la “grilla”, donde

se pueden establecer principios y valores éticos tanto en la investigación aplicable y aplicada,

como en la formación de los futuros profesionales que se insertarán a la sociedad, con una

posición de capacidad no tan sólo competitiva, sino también cooperativa.

Si se concibe la formación universitaria como integral –académica, profesional,

cultural y democrática50

–, en la que cada aspecto formativo es importante en el Todo

resultante, entonces la política será también formativa para los estudiantes, porque bien

ejercida –con valores y principios– y con una participación sana, en el futuro ya como

profesionales de distintas áreas, los egresados serán profesionales capaces y ciudadanos

críticos, cooperativos, propositivos y participativos, para que la sociedad sea cada vez más

justa, equitativa y democrática. Por otro lado, una equivocada política –o la grilla barata*,

que son intereses sin ideología ni argumentos– conlleva prácticas viciosas que deforman al

estudiante con elementos nocivos en los que se corre el riesgo de la corrupción, elementos que

bloquean su potencial intelectual, de discernimiento y de solidaridad. Al hacer política en la

Universidad se debe pensar en qué tipo de ciudadanos se envía a la sociedad, de tal manera

que es muy relevante el compromiso moral y social de las autoridades de la institución y de

los formadores universitarios.

49

Ibid.. 50

Como ejemplo podemos citar la Misión de la Facultad de Economía de la U.A. de C.: “La

formación científica, profesional y democrática de economistas, así como la generación de

conocimientos de la ciencia económica, para ofrecer alternativas y soluciones viables y propositivas a

la problemática socioeconómica de la región y del país”; asimismo la de la Universidad Autónoma de

Coahuila, que en el papel es más general por el ámbito que engloba: “Ofrecer educación media

superior y superior de calidad. Formar a los alumnos a través de la transmisión de conocimientos y del

desarrollo de habilidades del pensamiento. Desarrollar la disciplina de la investigación científica,

tecnológica y humanística. Difundir la cultura y sus beneficios y buscar influir en los cambios de su

entorno al promover la vinculación con los sectores social, público y privado. Formar profesionales

competitivos basados en la práctica de valores universales, con conciencia social, que participen de

manera responsable en el desarrollo sustentable de nuestra sociedad democrática”. * Entendemos el concepto como una práctica de intereses determinados por posiciones personales y de

grupo, que es carente de argumentos teóricos y conceptuales y de planes y proyectos útiles para

fortalecer a la institución universitaria.

Page 64: Etica y Politica Universitaria

63

Una sociedad más justa y equitativa no se consigue por obra y gracia de los que en un

periodo histórico detentan el poder, sino que las sociedades avanzan indefectiblemente en

tanto los ciudadanos participen organizadamente en la transformación positiva de la política,

la economía, la organización social y la cultura**

. De hecho el avance democrático del México

del siglo XXI inicia en los movimientos y luchas sociales del siglo XX y el camino aún es

largo. Las universidades, como centros del conocimiento científico y la cultura, deben jugar

un papel preponderante en el fortalecimiento de la democracia mexicana, cuyo resultado

inherente sea el Estado de Derecho, la justicia social y la igualdad de oportunidades, esto

desde la perspectiva académica sin comprometer a la institución con algún poder político o

económico, en todo caso, como ya se mencionó, la participación de los universitarios deberá

plantearse desde una postura personal y no institucional.

Si bien la competitividad es un hecho cotidiano, no se debe acceder sólo a las

exigencias del capital sacrificando la formación integral que anteriormente se ha mencionado,

porque si no se atiende a la formación de personas con identidad histórico-cultural en su

entorno comunitario y social, países como México se convertirán –quizás ese camino ya está

en marcha– en oferentes de mano de obra calificada y barata, sin opciones de desarrollo y de

avance democrático; así, estaría por alcanzarnos un supuesto “destino manifiesto” de las

poderosas corporaciones de producción, comerciales y financieras, donde jugaríamos el papel

de simples peones en el ajedrez de la expansión del capital a gran escala.

**

Un dato histórico relevante es que ya desde 1789 en Suecia los ciudadanos exigieron transparencia

en el uso de los recursos públicos, a la fecha ese país es de los más democráticos del mundo y con un

nivel de vida envidiable. En cuanto a transparencia otros países siguieron el ejemplo sueco, en México

apenas hace algunos años se empezó esta discusión, pero definitivamente, en nuestro país fueron las

organizaciones sociales las que presionaron para este avance democrático y social.

Page 65: Etica y Politica Universitaria

64

Propuestas para la dinámica universitaria

En función de una política universitaria adecuada y progresista, es viable aportar algunas ideas

concretas en términos de dinamizar permanentemente las actividades inherentes de la

Universidad pública en su interior y para hacer efectiva su influencia positiva en la sociedad.

En razón a las actividades de extensión universitaria y para la formación integral de los

y las estudiantes, señalamos que las relaciones Universidad-Estado deben estar centradas en el

respeto de las correspondencias, de las atribuciones y de las instancias públicas de

operatividad. Si la Universidad es una institución de orden pública es viable que participe con

el Estado en acciones que le permitan vincular la labor docente, de investigación y de difusión

de la cultura con planes y programas de gobierno en los niveles federal, estatal y municipal,

para apoyar el desarrollo social, económico y cultural de la sociedad. Esta relación debe

enmarcarse en la reciprocidad que implica el apoyo, la colaboración y la coordinación.

De acuerdo a los cuatro aspectos formativos de la educación universitaria señalados

anteriormente, para efecto de integrar a la comunidad estudiantil universitaria en actividades

concretas articuladas, se debe generar la integración operativa y logística del gobierno con las

instituciones públicas de educación media superior y superior, pero también con los sectores

sociales y productivos, para garantizar la formación integral y, asimismo, para que las

Universidades se proyecten como agentes de cambio efectivo en la sociedad. De manera

general –que no únicas– se pueden considerar algunas propuestas concretas en torno a la

formación integral universitaria y a las actividades inherentes a la institución.

Formación científica, técnica y disciplinaria:

Fortalecimiento de equipo y uso de nuevas tecnologías de acuerdo a las necesidades

tanto de las ciencias y disciplinas, como del entorno económico, social y cultural.

Page 66: Etica y Politica Universitaria

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Se deben agilizar los trámites internos y gubernamentales para la adquisición de

laboratorios y equipo especializado, con sistemas ágiles y menos burocráticos, además

de apoyar las gestiones del esquema de donaciones.

Establecer las tecnologías necesarias para generar la Universidad a Distancia, además

para que las distintas licenciaturas e ingenierías ofrezcan la modalidad del Sistema de

Enseñanza Abierta a aquellos aspirantes que no tienen la posibilidad de aprovechar el

proceso de aprendizaje-enseñanza presencial, para que la educación media superior y

superior llegue a todos los sectores de la sociedad.

Previo al título universitario con la totalidad de asignaturas aprobadas y los

requerimientos necesarios, con planes de estudio flexibles y con un número

determinado de asignaturas aprobadas, la Universidad debe ofrecer el título de

“técnico superior universitario”, para que los estudiantes posean los conocimientos

técnicos y humanísticos necesarios para competir en el mercado laboral, para que

obtengan una capacitación que les permita, de ser el caso, trabajar y estudiar para

obtener posteriormente el título universitario en licenciatura o ingeniería.

Incrementar los convenios de colaboración Universidad-Estado en investigación y la

aplicación del conocimiento nuevo, donde se integren equipos de maestros

especialistas y estudiantes.

Desburocratizar los programas gubernamentales de apoyo para la actualización

permanente de docentes e investigadores, tanto en el uso de nuevas tecnologías como

en el conocimiento de nuevos descubrimientos científicos y su aplicación.

Mayor colaboración interinstitucional para la divulgación de la ciencia y las disciplinas

en los niveles educativos primaria, secundaria y medio superior, inclusive a toda la

población a través de los medios masivos de comunicación.

La Universidad Pública debe fomentar los concursos en ciencias, artes y disciplinas, en

los que participen maestros y estudiantes.

Aprovechar los esquemas de apoyos financieros por parte de Fundaciones para efecto

de proyectos de investigación científica, disciplinaria y cultural.

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Formación profesional:

Establecer convenios de vinculación efectiva entre los gobiernos y la Universidad

Pública, para que los conocimientos generados se apliquen a programas y planes

económicos y sociales, así como en obras de infraestructura económica, social y

cultural.

Aprovechar los esquemas de apoyos financieros por parte de Fundaciones para efecto

de proyectos y acciones de apoyo comunitario y social.

Consultorías de las instituciones de educación superior a las distintas áreas de gobierno

en sus tres niveles y a las empresas privadas, con la organización de maestros y

estudiantes en equipos especializados o multidisciplinarios.

Servicio Social efectivo y, sobre todo, para apoyar programas sociales más que

dependencias e instituciones.

La Universidad y el Estado pueden apoyar las actividades estudiantiles

extracurriculares, como la organización y asistencia a Congresos y Foros científicos y

disciplinarios, siempre y cuando dichas actividades se encuentren estrecha y

operativamente ligadas a la academia.

Las instituciones educativas superiores, en sus distintas áreas y especialidades, pueden

ser evaluadoras y certificadoras de la función pública federal, estatal y municipal.

Formación cultural:

Coordinación entre las dependencias de la cultura de los tres niveles de gobierno con

las instituciones públicas de educación superior, para efecto de hacer efectiva la

promoción cultural en la población de todos los niveles sociales (plazas públicas,

promocionales en cines, radio y televisión, actividades en colectivos de transporte

público, colaboración con sindicatos, entre otros).

Gestionar el otorgamiento de becas gubernamentales –estatales y federales– para

generar valores artísticos en las instituciones públicas de educación media superior y

superior.

Page 68: Etica y Politica Universitaria

67

Fomentar conjuntamente con instituciones estatales encuentros y foros de

especialistas, con objeto de analizar y proponer estrategias de promoción y difusión

cultural efectivas.

En coordinación con dependencias del ramo organizar brigadas culturales de maestros

y estudiantes universitarios, para llevar la cultura a los barrios, a las colonias y a las

comunidades de las regiones y entidades, con eventos sencillos y digeribles que

induzcan a la apreciación del arte: títeres y marionetas, teatro callejero, exposiciones

plásticas itinerantes, interpretación de instrumentos musicales y orquestas de cámara,

entre otros.

Firmar convenios con las estaciones de radio y televisión estatales, para efecto de

generar propuestas de programación cultural, y no sólo de promoción de posibles y

supuestos logros y avances de las universidades públicas.

Formación democrática:

Generar la coordinación de la Universidad con las instancias de participación política y

social, para efecto de colaborar en programas de concientización en torno a la defensa

de los derechos humanos y la participación social.

Actividades y acciones coordinadas con las dependencias federales, estatales y

municipales encargadas de la transparencia pública y el respeto de los derechos

humanos, para efecto de promover los valores democráticos tanto al interior de las

instituciones educativas, como con la participación de maestros y estudiantes en

actividades para toda la sociedad.

Coordinar actividades con las dependencias encargadas de atender a la juventud, para

que los y las estudiantes universitarios fomenten con sus pares de edad los valores

éticos, la participación política y la conciencia social.

Los institutos electorales estatales deben participar como observadores en las

universidades donde se llevan a cabo elecciones abiertas de autoridades, para efecto de

legitimar y garantizar la transparencia, legalidad y equidad de dichos procesos

electorales.

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Abrir espacios de análisis en la radio y televisión públicas y otros medios masivos de

comunicación, en los que participen los maestros y estudiantes, con el objetivo de

promover en la población una visión analítica y participativa respecto a la problemática

socioeconómica de los estados y sus regiones.

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Conclusiones

La actividad de la Universidad se norma por estatutos y reglamentos, pero el comportamiento

de las personas sólo puede analizarse a partir de la apreciación del bien común; los supuestos

de la actividad política universitaria –como en todos los espacios políticos– son: la moral

individual de las personas para actuar con justicia y con la verdad, y la ética comunitaria que

está sustentada en los valores establecidos en la Declaración de Principios de las instituciones

universitarias. En la actualidad, cuando México requiere seguir avanzando en las

transformaciones políticas, sociales y económicas, el papel de las universidades es de vital

importancia para contribuir, no sólo al crecimiento económico, sino al desarrollo integral de la

sociedad mexicana.

El ejercicio ético de la política en las universidades públicas no es sólo un asunto de

buenas intenciones, sino que es una necesidad real debido a que la esencia de la Universidad –

la universalidad– es la reflexión y la discusión de las ideas y su práctica. El trabajo

universitario es un compromiso social ya que es la sociedad la que la sostiene y es a la

sociedad a la que se debe destinar el resultado de las actividades inherentes a la Universidad:

la investigación científica y disciplinaria que, con el conocimiento ya existente genera

conocimientos nuevos; la docencia que preserva y traslada el conocimiento universal de

generación en generación; las actividades de extensión que debe impactar positivamente a la

sociedad; la formación integral de los futuros profesionales que deberán aportar sus

conocimientos a la propia sociedad; la promoción de la cultura al interior de la institución es

parte de la formación del alumnado, además de la difusión cultural hacia la población que no

tiene acceso a la formación universitaria.

Un ejercicio equivocado de la política, “la grilla”, genera distorsiones en las

actividades universitarias esenciales, corriéndose el riesgo de la corrupción por el sólo juego

de intereses personales y de grupo, lo que provoca el patrimonialismo y la ausencia de

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transparencia sobre los recursos que son públicos. La “línea política” irreflexiva por relaciones

de dominio y sumisión genera el sometimiento de la comunidad, atenta contra la pluralidad de

ideas, excluye la discusión dialéctica, desestima el respeto a la dignidad de la persona, excluye

la participación conciente y suprime la convivencia democrática.

Será la historia posterior el sendero del juicio de las universidades públicas, para

verificar si se practicó la política universitaria para generar impacto positivo en la sociedad...

tendrán la palabra las futuras generaciones de hombres y mujeres de buena voluntad. futuro

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