EVOLUCIÓN Y FINANCIAMIENTO DE LA PREVISIÓN SOCIAL …

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1 EVOLUCIÓN Y FINANCIAMIENTO DE LA PREVISIÓN SOCIAL EN ARGENTINA Coordinadora Graciela La Ruffa Investigadores Raúl Gaya Sergio Carpenter Carlos R. Martinez Notas: Se agradece muy especialmente la colaboración y comentarios recibidos de Joaquín Alperovich y Andrés Kolesnik. Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la posición oficial de la ASAP. El uso del lenguaje que no discrimine es una de las preocupaciones de los autores. Sin embargo, no hay acuerdo entre los lingüistas sobre la manera de hacerlo en nuestro idioma. En tal sentido y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría utilizar en español o/a, hemos optado por emplear el masculino genérico clásico, aclarando que todas las menciones en tal forma representan a la totalidad de los géneros.

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EVOLUCIÓN Y FINANCIAMIENTO

DE LA PREVISIÓN SOCIAL EN ARGENTINA

Coordinadora Graciela La Ruffa

Investigadores

Raúl Gaya Sergio Carpenter

Carlos R. Martinez

Notas: Se agradece muy especialmente la colaboración y comentarios recibidos de Joaquín Alperovich y Andrés

Kolesnik. Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad de los autores y no reflejan

necesariamente la posición oficial de la ASAP. El uso del lenguaje que no discrimine es una de las preocupaciones

de los autores. Sin embargo, no hay acuerdo entre los lingüistas sobre la manera de hacerlo en nuestro idioma.

En tal sentido y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría utilizar en español o/a, hemos optado

por emplear el masculino genérico clásico, aclarando que todas las menciones en tal forma representan a la

totalidad de los géneros.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 4

1. ASPECTOS GENERALES ................................................................................................. 5

2. FINANCIAMIENTO DE LOS SISTEMAS PREVISIONALES ................................................... 6

3. EL SISTEMA INTEGRADO PREVISIONAL ARGENTINO (SIPA) ............................................ 8

4. LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL (ANSES)........................... 10

5. ESTRUCTURA DEL TRABAJO ........................................................................................ 11

CAPITULO I .............................................................................................................................. 13

A. DEFINICIÓN ................................................................................................................ 13

B. PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL ................................................. 14

C. TÉCNICAS Y DIMENSIONES DEL DISEÑO INSTITUCIONAL .......................................... 17

D. COROLARIO: LA SITUACIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL ARGENTINA ........................ 21

CAPITULO II ............................................................................................................................. 24

A. 1580-1904: PRE HISTORIA DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN ARGENTINA ..................... 25

B. 1904-1944: PRIMEROS REGÍMENES ORGÁNICOS POR ACTIVIDAD ............................ 27

C. 1944-1968: UNIVERSALIZACIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL...................................... 29

D. 1968-1980: CENTRALIZACIÓN ORGANIZATIVA Y UNIDAD LEGISLATIVA .................... 31

E. 1980-1990: CRISIS DE LA SEGURIDAD SOCIAL ........................................................... 33

F. A MODO DE BALANCE ................................................................................................ 36

CAPITULO III ............................................................................................................................ 38

A. ANTECEDENTES, CONTEXTO Y CAUSAS DE LA REFORMA .......................................... 38

B. LA REFORMA PREVISIONAL CONTENIDA EN LA LEY Nº 24.241 ................................. 43

C. CAMBIOS NORMATIVOS CONCOMITANTES A LA LEY Nº 24.241 ............................... 46

D. EFECTOS DEL CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SISTEMA PREVISIONAL ........................ 50

E. PRINCIPALES HALLAZGOS .......................................................................................... 62

CAPITULO IV ............................................................................................................................ 64

A. RECORRIDO NORMATIVO DE LA NUEVA POLÍTICA PREVISIONAL .............................. 64

B. LITIGIOSIDAD, HABER INICIAL Y MOVILIDAD PREVISIONAL ....................................... 81

C. EFECTOS DE LA MACROECONOMÍA Y NUEVA POLÍTICA PREVISIONAL ...................... 85

D. CUESTIONES DESTACADAS ......................................................................................... 97

CAPITULO V ............................................................................................................................. 99

A. POLÍTICAS QUE AFECTAN EL VALOR DE LAS PRESTACIONES ..................................... 99

B. POLÍTICAS SOBRE EL FINANCIAMIENTO DE LA SEGURIDAD SOCIAL ........................ 109

C. POLÍTICAS DIRIGIDAS A MANTENER LA AMPLITUD DE LA COBERTURA .................. 119

D. EN SÍNTESIS .............................................................................................................. 121

CAPITULO VI .......................................................................................................................... 124

A. LA PARTICIPACIÓN DE LA FUNCIÓN SEGURIDAD SOCIAL EN EL GASTO DE LA

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NACIONAL ............................................................................ 124

B. LA COMPOSICIÓN DE LA FUNCIÓN SEGURIDAD SOCIAL POR SERVICIO

ADMINISTRATIVO FINANCIERO (SAF) ............................................................................... 127

3

C. EL DÉFICIT PRESTACIONAL PREVISIONAL POR SERVICIO ADMINISTRATIVO

FINANCIERO ...................................................................................................................... 131

D. EL PRESUPUESTO DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL 137

E. TENDENCIAS CENTRALES ......................................................................................... 147

CONCLUSIONES .................................................................................................... 149

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ............................................................................. 157

ANEXO ESTADÍSTICO ............................................................................................ 162

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INTRODUCCIÓN

A través del presente documento se busca comprender el funcionamiento en Argentina

de la Seguridad Social en general, y de la Previsión Social en particular, a través del

análisis de: sus principales características, su evolución histórica en lo que hace a las

políticas de gobierno desarrolladas en nuestro país y sus consecuencias y, por último

(dada su significación y tipo de financiamiento) su impacto en las cuentas generales del

Estado.

Conocer los efectos producidos por las decisiones de política previsional a lo largo de la

historia nos permitirá alcanzar una mayor comprensión sobre la situación financiera del

sistema previsional actual, constituyendo éste el primer paso en la búsqueda de

soluciones sostenibles en el tiempo.

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1. ASPECTOS GENERALES

La Seguridad Social, entendida como el conjunto de instituciones que tienen por

objetivo la protección de las personas y las familias frente a determinadas contingencias

(vejez, invalidez, enfermedad, desempleo, maternidad, cargas de familia, muerte,

accidente de trabajo y enfermedad profesional), es un sistema solidario donde el Estado

asume un rol vital.

A su vez, la Previsión Social es un componente central de la Seguridad Social, a través de

la cual el Estado cumple una función clave: relacionar a las personas en su etapa activa

con su etapa pasiva, dadas las circunstancias existentes que les dificultan el acumular

fondos para la vejez (ANSES, 2011).

Así, los Estados enfrentan el desafío de garantizar protección social a la mayor

proporción posible de la población adulto mayor y, al mismo tiempo, darles a los

sistemas condiciones de equilibrio financiero en el corto plazo y de sustentabilidad de

las prestaciones en el largo plazo, resultando así, la sostenibilidad de los sistemas

previsionales uno de los retos cruciales del sector público (Piffano et al, 2009).

En nuestro país, la problemática fiscal de las últimas décadas requiere prestar especial

atención a los determinantes estructurales de tan compleja cuestión. En tal sentido, la

Función Seguridad Social, llevada a cabo por distintos organismos nacionales,

representó en los últimos veinte años, en promedio, un 40% del Presupuesto de la

Administración Pública Nacional (APN), observando un máximo de un 45% en el año

1995 y un mínimo de 33% en el año 2005.

En efecto, dicha Función es ejecutada por diversas organizaciones que forman parte de

la APN. Tres de ellas, son lo que se conoce, presupuestariamente, como Instituciones

de la Seguridad Social: la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES); el

Instituto de Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF) y la Caja

de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal, mientras que el resto, se

integran en distintos espacios de la Administración Central (AC).

En líneas generales, los sistemas previsionales contenidos en el Presupuesto de la APN

argentina, se caracterizan por ser contributivos, bajo un régimen de reparto. La situación

financiera de dichos sistemas resulta, entonces, un condicionante clave de la salud fiscal

y por consecuencia, del desarrollo del país.

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2. FINANCIAMIENTO DE LOS SISTEMAS PREVISIONALES

Los sistemas previsionales suelen clasificarse según el tipo de financiamiento en

“Contributivos”, caracterizados por prestaciones financiadas con aportes y

contribuciones de los propios beneficiarios/as (trabajadores activos) y de sus

empleadores y en “No contributivos”, por cuanto sus prestaciones son sostenidas,

usualmente, con recursos provenientes de rentas generales del Estado.

El financiamiento de los sistemas “Contributivos” está determinado por la trayectoria

de la recaudación y el gasto, siendo las principales variables el número de aportantes,

su nivel salarial, las alícuotas de aportes y contribuciones, el número de beneficios al

pago (determinados por la cantidad de años de servicios y edad de retiro requeridos,

entre otros parámetros) y el nivel de las prestaciones (Bertranou, et al, 2011).

El Régimen Público de Reparto (RPR), también denominado Régimen Previsional

Público, se fundamenta en el otorgamiento de prestaciones por parte del Estado, que

se financian a través de un sistema basado en el principio de solidaridad

intergeneracional, es decir que las personas activas (trabajadores) solventan los

beneficios de las personas pasivas (jubilados) mediante el pago de aportes y

contribuciones a la Seguridad Social y a través de impuestos de afectación específica.

En nuestro país, el Sistema Previsional comienza a revelar, en forma muy visible, sus

falencias, desde la década del setenta, debido a la baja tasa de sostenimiento, esto es,

un elevado segmento pasivo en relación al número de aportantes en actividad (por una

combinación de envejecimiento poblacional y creciente informalidad laboral). En 1993,

se dictó la Ley Nº 24.241, que creó el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones

(SIJP). El Sistema público fue reemplazado por uno mixto, combinando prestaciones de

Capitalización y de Reparto. Esto significó que quienes optaron por el régimen privado

derivaran sus aportes a cuentas de capitalización individual gestionadas por las

Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP). La reforma mantuvo las

prestaciones existentes a cargo del Estado y a la vez significó una importante reducción

de los ingresos del Sistema de Reparto, que a su vez se vieron afectados por otras

políticas y situaciones que, relacionadas con el mercado laboral (reducción de

contribuciones patronales, aumento de la informalidad), repercutieron negativamente

en la recaudación de la Seguridad Social. También el financiamiento se vio afectado por

el gasto extraordinario que significó el traspaso de los resultados financieros de once

cajas jubilatorias provinciales, eminentemente deficitarias, a la órbita de la Nación. Parte

de este déficit fue solventado con la derivación a la ANSES del 15% de la recaudación del

conjunto de tributos que integran la Coparticipación Federal de Impuestos (CFI) con las

provincias, detracción prevista en el Pacto Fiscal de 1992 y cuya afectación continuó con

posterioridad a la derogación del Régimen de Capitalización, lo que motivó fallos de la

Corte Suprema de Justicia de la Nación intimando al Banco de la Nación Argentina a

cesar en dicha detracción.

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A partir la mencionada derogación del sistema mixto, se crea el Sistema Integrado

Previsional Argentino (SIPA) en 2008 y las prestaciones del sistema se sintetizan en las

prestaciones del anterior Régimen de Reparto, unificando las condiciones de acceso y

cálculo.

Respecto al financiamiento de las prestaciones, cabe señalar que ningún régimen de

pensiones contributivo, sea de reparto, capitalización colectiva o individual, puede

garantizar a largo plazo pensiones generosas y de acceso generalizado, si hay baja

densidad de cotizaciones, producto, entre otros factores, de la informalidad e

inestabilidad laboral- situaciones determinadas por problemas del mercado laboral y no

del sistema previsional en sí mismo-. Sin embargo, esta limitación suele invisibilizarse,

cuando la diferencia entre la erogación en jubilaciones y pensiones y los recursos por

aportes y contribuciones, se cubren vía carga impositiva, dando lugar así a un sistema

semicontributivo en su financiamiento, carácter no siempre reconocible a simple vista,

en muchos sistemas previsionales del mundo.

Por tanto, analizar la actual forma de financiamiento de nuestro sistema previsional,

adquiere relevancia para toda la sociedad, pues pone en evidencia que la insuficiencia

de los recursos propios generados por el sistema (aportes y contribuciones) frente a las

obligaciones correspondientes a los beneficios otorgados hasta el presente (jubilaciones

y pensiones) han requerido de financiamiento del Tesoro Nacional, aplicando recursos

tributarios que no solo se mantienen en el tiempo, sino que se acrecientan, siendo dable

esperar que dicha situación se vea agravada en el mediano plazo.

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3. EL SISTEMA INTEGRADO PREVISIONAL ARGENTINO (SIPA)

En nuestro país, el Sistema Único de Seguridad Social (SUSS), creado por el Decreto Nº

2.284/91 (Desregulación Económica), integra conjuntamente con el Sistema Nacional

del Seguro de Salud, creado por la Ley Nº 23.661 el SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL

NACIONAL (SSSN).

A través de la Secretaría de Seguridad Social, del ex Ministerio de Trabajo, Empleo y

Seguridad Social (MTEySS) el SUSS tiene a su cargo la administración de cuatro

subsistemas:

A. Subsistema Previsional, SIPA – Ley Nº 26.425

B. Subsistema de Asignaciones Familiares - Ley Nº 24.714

C. Subsistema de desempleo - Ley Nº 24.013

D. Subsistema de Riesgos del Trabajo – Ley Nº 24.557

El presente trabajo, se enfoca, principalmente, en los componentes que integran el

Subsistema Previsional, SIPA, a saber:

1. Régimen General – Ley Nº 24.241

2. Ex Cajas Provinciales transferidas

3. Leyes Nº 18.037, Nº 18.038 y otras leyes anteriores.

4. Regímenes Especiales:

- Personal jerárquico del Poder Judicial de la Nación – Ley Nº 24.018

- Servicio Exterior de la Nación - Ley Nº 22.731;

- Personal Docente - Ley Nº 24.016 y Decreto Nº 137/05;

- Personal Docente Universitario - Ley Nº 26.508;

- Investigadores Científicos y Tecnológicos - Ley Nº 22.929 y Decreto Nº

160/05.

Este sistema comprende al grueso de las personas físicas mayores de 18 años de edad

que se desempeñan bajo relación de dependencia en la actividad pública o privada, o

que ejerzan actividades en forma autónoma;

Finalmente se destaca que, aunque a lo largo de la historia previsional se ha asistido a

un proceso gradual de unificación y homologación de las condiciones de adquisición de

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los beneficios y de determinación del monto de las prestaciones, el Sistema Previsional

Argentino se completa con una serie de beneficios que no están comprendidos en el

SIPA, del que se encuentran excluidos el personal militar de las fuerzas armadas y de

seguridad, el personal policial y quienes sean menores de 18 años. También se excluyen

personas afiliadas a otros sistemas de nivel provincial, municipal y/o profesional,

siempre que no ejerzan en forma simultánea alguna de las actividades previstas en la

Ley Nº 24.241. Así, dichos sistemas por fuera del SIPA son:

• Programa de pensiones no contributivas (PNC): para aquellas personas que

cumplen determinadas condiciones establecidas en la reglamentación vigente,

como por ejemplo el caso de las Pensiones Honoríficas a Veteranos de la Guerra del

Atlántico Sur (ex combatientes de Malvinas), pensiones por leyes especiales,

pensiones graciables (otorgadas por el Congreso Nacional) y pensiones asistenciales

(a madres de siete o más hijos/as, a adultos mayores y a personas con discapacidad).

En general, estas pensiones están destinadas a quienes no pueden acceder al

sistema contributivo.

• Subsistemas nacionales: tales como los correspondientes a las Fuerzas Armadas, a

las Fuerzas de Seguridad Interior bajo la órbita Nacional y otros subsistemas

específicos.

• Cajas Previsionales Provinciales que no han sido traspasadas al SIPA, y que suma al

personal de la administración pública provincial, docente, penitenciario, policial, de

empresas públicas y de la banca oficial (y en algunos casos municipal), de trece

provincias en la actualidad: Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes,

Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Misiones, Neuquén, Santa Cruz, Santa Fe y Tierra

del Fuego.

• Cajas Previsionales Municipales de algunas provincias, tales como Santa Fe,

Neuquén y Entre Ríos.

• Cajas Previsionales Profesionales, que agrupan a quienes ejercen profesiones de

distintos campos (por ejemplo, medicina, odontología, ciencias económicas,

derecho, veterinaria, arquitectura, agrimensura, ingeniería, farmacia, kinesiología,

psicología, bioquímica, agronomía, escribanía y geología) en las diferentes

provincias del país.

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4. LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL

(ANSES)

La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) es el organismo responsable

de la administración de las prestaciones y los servicios nacionales de la Seguridad Social

en la República Argentina. Es un organismo descentralizado creado en el año 1991

(Decreto N° 2.741/91), que desarrolla sus funciones en el ámbito del ex Ministerio de

Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Tiene a su cargo, entre otras tareas:

• Otorgamiento y Pago de Jubilaciones y Pensiones.

• Pago de Asignaciones Familiares a trabajadores/as en actividad,

desempleados/as, jubilados/as y pensionados/as.

• Gestión y liquidación de la Prestación por Desempleo.

• Gestión y liquidación de la Asignaciones para Protección Social: Universal por

Hijo y Embarazo, entre otros.

• Gestión de los Programas tendientes a cubrir necesidades detectadas ampliando

la cobertura previsional de los ciudadanos.

También lleva adelante la implementación de las siguientes políticas nacionales: Becas

Progresar y el Programa de Créditos para Jubilados y Pensionados (ex ARGENTA), entre

otros.

Desde 2008, a partir de la derogación del Régimen de Capitalización, ANSES es la

encargada de administrar los fondos de las cuentas individuales de capitalización

administrados por las AFJP que se traspasaron al Estado. Dichos recursos integran el

Fondo de Garantía de Sustentabilidad del SIPA (FGS), con el objetivo inicial de ser un

fondo de resguardo que garantice el pago de las jubilaciones y pensiones en caso de

eventualidades.

Este Fondo, cuya cartera está compuesta por diversos tipos de activos (títulos públicos,

acciones de sociedades anónimas, tenencias de plazos fijos, obligaciones negociables,

cuotapartes de fondos comunes de inversión, valores representativos de deuda

emitidos en el marco de fideicomisos y cédulas hipotecarias), se constituyó con el

objetivo de contribuir al desarrollo sustentable de la economía nacional y atenuar el

impacto negativo que sobre el régimen de seguridad social pudiese tener la evolución

de diversas variables económicas y sociales. A partir del dictado de la Ley Nº 27.260 de

Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados se pueden afectar estos fondos al

pago de las acreencias del Programa de Reparación Histórica para Jubilados y

Pensionados (PRHJP).

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5. ESTRUCTURA DEL TRABAJO

En la primera parte del trabajo (Capítulo I) se efectúa una breve descripción de los

objetivos de la Seguridad Social, señalando sus principales características y principios

rectores. Asimismo, se repasan las diferentes técnicas organizativas y las dimensiones

del diseño institucional aplicables a la tarea de brindar seguridad social a la población y,

se describen los principales objetivos e instrumentos que comprende la Previsión Social,

a los efectos de situar al lector o lectora en las principales problemáticas que esta

dimensión aborda.

En el Capítulo II se realiza una breve descripción conceptual del proceso histórico de los

Sistemas Previsionales en nuestro país, recorriendo las principales tendencias que, a lo

largo de la historia argentina, han moldeado nuestros sistemas de jubilaciones y

pensiones hasta la década de 1980 inclusive.

El Capítulo III se dedica al abordaje del período de privatización parcial de la previsión

social nacional y la generación de un sistema mixto, que contemplaba componentes de

reparto y de capitalización, y marcado por una importante caída de la cobertura.

El Capítulo IV trata sobre el período histórico 2003-2015, caracterizado por un

importante nivel de cobertura y por la reestatización total del sistema con una lógica

centrada en el componente de reparto.

El Capítulo V da cuenta de las políticas desarrolladas desde el año 2016 hasta la

actualidad, de modo tal de arribar a una descripción del sistema previsional argentino

en un conjunto amplio de aspectos políticos, sociales, económicos y normativos.

Así, en esos cuatro capítulos se analizan las diversas soluciones ensayadas en los

diferentes contextos históricos como base de aprendizaje para enfrentar las nuevas

realidades que caracterizan nuestra época, tales como el envejecimiento poblacional,

los procesos inflacionarios y la fuerte presencia de condiciones laborales precarias,

reflejadas en importantes tasas de desocupación, de trabajo no registrado y en bajos

salarios.

En el Capítulo VI se efectúa el análisis presupuestario de la Función Seguridad Social en

el gasto de la APN, y la evolución de la participación del gasto en jubilaciones, retiros y

pensiones en el total de erogaciones públicas para el período 1995- 2016. Se aborda la

problemática del financiamiento previsional vía la determinación del déficit prestacional

previsional a nivel de cada uno de los Sistemas Previsionales contenidos en el

Presupuesto de la Administración Nacional (Sistema Integrado Previsional Argentino,

Instituto de Ayuda Financiera para el pago de Retiros y Pensiones Militares, Caja de

Retiro, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal, Pensiones no Contributivas del

Ministerio de Desarrollo Social y las jubilaciones y pensiones de otros organismos

nacionales con sistemas previsionales propios). Asimismo, se analiza la evolución en las

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últimas décadas y las tendencias, según se desprende de la normativa vigente, de las

distintas fuentes de financiamiento de la seguridad social.

Finalmente, se presentan las principales conclusiones del estudio, con la esperanza de

que resulten en un aporte útil para un debate tan urgente y necesario para el futuro de

la sociedad argentina, como es el correspondiente a la conformación de un sistema

previsional de amplio acceso y sustentable.

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CAPITULO I

SEGURIDAD SOCIAL: DEFINICIÓN, PRINCIPIOS, OBJETIVOS Y OPCIONES DE

POLITICA

Como ya se ha señalado en la introducción, el objetivo principal de la seguridad social

es la protección de las personas y de las familias frente a las contingencias que impiden

o afectan la generación del propio sustento.

A. DEFINICIÓN

La definición más difundida de seguridad social (OIT, 1984:3) sostiene que la misma es:

“La protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de

medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales que de otra manera

derivarían de la desaparición o de una fuerte reducción de sus ingresos como

consecuencia de la enfermedad, maternidad, accidente de trabajo o enfermedad

profesional, desempleo, invalidez, vejez o muerte; y también la protección en forma de

asistencia médica y de ayuda a las familias con hijos”.

De este modo, aunque tales contingencias incluyen el desempleo, las cargas de familia,

la maternidad, la pérdida de la salud (partiendo de la definición más primitiva de salud

como ausencia de enfermedad), las enfermedades profesionales y los accidentes de

trabajo (componentes que suelen agruparse bajo la categoría “riesgos de trabajo”), sin

duda el principal programa de la seguridad social (en recursos asociados), es el que

busca atender las contingencias de vejez, invalidez y muerte (en rigor, la pérdida de

ingresos del hogar como consecuencia del fallecimiento de uno de sus miembros

económicamente activo o perceptor de una prestación por vejez o invalidez). A lo largo

del presente documento llamaremos al subsistema de la seguridad social encargado de

cubrir estas tres contingencias “sistema previsional”.

Dado que suele utilizarse (Bonari, et al, 2009) la categoría Sistema de Protección Social

para englobar a los seguros sociales (entre los que se incluyen los de vejez, invalidez y

muerte), las asignaciones familiares, la asistencia social y la salud pública (sugiriendo

incluso la incorporación, en los países de menor desarrollo, de la educación básica y los

programas alimentarios en tal sistema), puede considerarse pertinente llamar

subsistema a la previsión social.

La obligatoriedad de la participación en el sistema, el financiamiento tripartito entre

trabajadores, empleadores y el Estado y el importante rol reservado a este último en

materia de regulación, han constituido los principios básicos que desde hace unos 130

años priman en los seguros sociales y que ya se encontraban presentes en sus

desarrollos iniciales impulsados por Bismarck en Alemania.

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Pero es recién en 1942, en el Reino Unido de la Gran Bretaña que Beveridge funda el

concepto moderno de seguridad social, al integrar en un solo esquema a los seguros

sociales, a la asistencia social y a los seguros voluntarios (Beveridge, 1942).

En 1948, durante el período de los primeros años de existencia de las Naciones Unidas,

las mismas, a través de su Declaración Universal de Derechos Humanos, establecen que

toda persona, en tanto miembro de la sociedad, goza del derecho a estar protegida por

las prestaciones otorgadas por los sistemas de seguridad social.

Al respecto el Artículo 22 de la mencionada Declaración explicita que: “Toda persona,

como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante

el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y

los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y

culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad”.

De esta forma, la seguridad social alcanza un estatus global, en el marco de la integración

de los distintos esquemas de protección social en un único sistema, articulado a partir

de determinadas directrices.

B. PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Dichos principios, orientados a partir del enfoque de Beveridge, que rigen, al menos

desde un enfoque normativo, a los sistemas de seguridad social, pueden resumirse en

cinco grandes cuestiones (Mesa-Lago, 2004):

Universalidad en la Cobertura: Entendida como la inclusión de todos los trabajadores y

sus grupos familiares en los beneficios de la seguridad social. Este principio puede

operacionalizarse a partir del concepto de amplitud de la cobertura previsional.

Igualdad, equidad o uniformidad en el trato: Contemplando la no discriminación por

etnia, género, idioma, religión, inclinación política, nacionalidad, región de residencia,

situación económica y patrimonial, condición social u otras.

Solidaridad y redistribución del ingreso: Tanto en términos intrageneracionales (entre

beneficiarios, a través de subsidios cruzados) como intergeneracionales, es decir

mediante transferencias netas de una generación a otra.

Comprensividad y suficiencia de las prestaciones: Refiere a la cobertura del universo

completo de contingencias ya detallado, con un nivel de prestaciones tal que,

efectivamente, permita al trabajador y a su grupo familiar evitar una situación de

pobreza ocasionada por la pérdida, transitoria o permanente, de ingresos provocada por

las antedichas situaciones. En lo que respecta al sistema previsional, coincide con lo que

denominamos intensidad de la cobertura previsional.

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Unidad, responsabilidad del Estado, eficiencia y participación en la gestión: Especifica el

rol clave del Estado como responsable último del sistema de seguridad social y la

importancia de la participación de los propios asegurados en la administración del

sistema, e incorpora las nociones de eficiencia y eficacia económicas, facilitadas por la

existencia de economías de escala en la administración previsional, aprovechadas por

un sistema centralizado.

Resulta conveniente identificar, asimismo, otra mirada, en cuanto a los principales

objetivos propios de la seguridad social en general y de los sistemas previsionales en

particular (Piffano, 1996). Dicha visión, nace y crece en el contexto de los cambios

económicos, políticos y sociales acontecidos a fines de la década de 1970 y comienzos

de la de 1980, período enmarcado por una creciente expansión del desequilibrio fiscal

en la región de América Latina, siendo uno de sus componentes el desbalance financiero

de los sistemas previsionales públicos. Es posible, a partir de este otro paradigma, dar

cuenta de cinco objetivos (autodenominados) modernos de la previsión social, a saber:

Cobertura de la vejez, incapacidad y muerte: Enunciado en forma general como forma

de corregir una serie de fallas de mercado que impiden a los individuos trasladar en

forma voluntaria ingresos desde la etapa activa hacía la etapa pasiva de sus vidas.

Redistribución de los ingresos: Reconociendo las limitaciones del mercado para lograr

resultados, en términos de equidad, que resulten, para el conjunto de la población,

tolerables socialmente y sostenibles políticamente.

Estímulo al crecimiento económico sostenido y al mantenimiento de altas tasas de

ahorro nacional: En este caso se conceptualiza al sistema previsional como una potencial

fuente de crecimiento económico, dada su capacidad de acumular grandes masas de

recursos financieros que, eventualmente, podrían derivarse hacía la inversión

productiva, con importantes correlatos en términos de crecimiento económico.

Neutralidad en el mercado de trabajo: Comprendida como no interferencia en los

mecanismos de mercado que determinarían en forma eficiente la tasa de empleo y el

nivel de salarios. Vale destacar que las potenciales fuentes de distorsión en el mercado

laboral serían, tanto la existencia de aportes y contribuciones, que, funcionando como

un impuesto global al factor trabajo, reducirían su oferta y demanda, respectivamente,

como así también la mera existencia de beneficios previsionales, que incentivarían a un

retiro prematuro de la fuerza de trabajo por parte de buena parte de la población.

Autofinanciamiento: En un marco general de escasez de recursos fiscales, se plantea la

necesidad de lograr el autofinanciamiento de los sistemas previsionales, es decir que los

gastos previsionales sean sostenidos únicamente con el producido por los aportes

personales y/o contribuciones patronales, sin utilizar recursos extra previsionales, tales

como aportes del tesoro o la afectación de tributos, tasas o cánones.

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Resulta claro que algunos de estos objetivos de la seguridad social podrían entrar en

conflicto con los principios previamente enunciados. Incluso, tales objetivos pueden

presentar tensiones e inconsistencias entre sí.

Ejemplos de tales contradicciones, entre principios y objetivos, son el hecho de que

puede resultar imposible financiar prestaciones previsionales que cubran a todos los

trabajadores (universalidad) y permitan efectivamente evitar situaciones de pobreza en

las familias (suficiencia) únicamente con aportes y contribuciones (autofinanciamiento)

si las tasas de cotización necesarias para lograr tal equilibrio financiero fuesen

exorbitantemente altas.

La idea de que el sistema debe financiarse sólo con aportes y contribuciones

(autofinanciamiento), negaría también la garantía estatal irrestricta sobre la promesa

previsional y el respeto de los derechos adquiridos, por sobre la recaudación previsional

(responsabilidad del Estado).

En el plano de la colisión entre los propios objetivos, los mecanismos más usuales para

lograr un sistema que se financie a si mismo (autofinanciamiento) han sido el aumento

de los requisitos de edad y aporte para acceder a los beneficios y la disminución del valor

real de los beneficios previsionales a través de un retraso en el ajuste de las prestaciones

respecto a la pauta inflacionaria. Tales mecanismos, claramente, van en contra del

cumplimiento del objetivo principal del sistema de brindar protección a los trabajadores

frente a las contingencias de invalidez, vejez y muerte (cobertura).

Del mismo modo, los esfuerzos por dotar de mayor progresividad (redistribución) al

sistema (a través de la implementación de haberes mínimos y máximos) e incluso por

conseguir un mayor grado de financiamiento contributivo (mediante la suba de las tasas

de cotización) impedirían disminuir las distorsiones en el mercado de trabajo

(neutralidad). De esta forma, en buena medida los principios y objetivos representan

paradigmas teóricos e ideológicos distintos en el estudio de los sistemas previsionales.

La perspectiva de quienes sostienen los principios es sobre todo social y vinculada a un

enfoque de derechos y de los grados, las formas y las dimensiones de cumplimiento de

los mismos, por ello es sostenida especialmente, a nivel internacional, por el único

Organismo del Sistema de Naciones Unidas, integrado en forma tripartita (por Estados,

empleadores y trabajadores): la Organización Internacional de Trabajo (OIT).

Por su parte, los objetivos modernos, igualan las preocupaciones acerca de la cobertura

de las contingencias y las de tipo redistributivo con el interés por no interferir en los

mercados, sea en el de trabajo por la existencia de beneficios, aportes y contribuciones,

sea en el resto por las imposiciones destinadas a sufragar el quebranto del sistema

previsional.

17

El debate de hasta qué punto la existencia de dichos efectos se verifica (Banco Mundial,

1994) o no (Orszag y Stiglitz, 1999) en la realidad, ha dado lugar a una importante

literatura: la de los mitos de la seguridad social.

Atento a esta pléyade de principios y objetivos de la seguridad social, y a la controversia

existente en relación a la posibilidad y deseabilidad de su cumplimiento, conviene

entonces detallar las distintas técnicas organizativas y dimensiones del diseño

institucional que pueden aplicarse para brindar seguridad social a la población.

C. TÉCNICAS Y DIMENSIONES DEL DISEÑO INSTITUCIONAL

Seguro Social: Configura el aspecto más moderno de los sistemas previsionales en el

mundo y se basa en la idea de obligatoriedad de la participación para un universo de

trabajadores predefinido. Dicha obligación implica el financiamiento compulsivo vía

aportes y contribuciones, y a su vez genera derechos adquiridos por tales

contribuciones, de cumplimiento forzoso por parte del Ente administrador y

susceptibles de ser reclamados judicialmente. De esta forma, el Estado, aún en caso de

no administrar directamente el sistema, resulta el responsable último del mismo, en

tanto el financiamiento descansa, finalmente, en la capacidad recaudatoria estatal,

sustentada en el monopolio de la fuerza. En tal rol de responsable, es usual que se

establezcan a nivel estatal fuertes regulaciones que, entre otros objetivos, buscan

brindar previsibilidad y transparencia a las prestaciones, preestableciendo los

mecanismos de cálculo utilizados en la determinación de las mismas. A su vez, en

reconocimiento del carácter relativo de la noción de pobreza, es decir de la

conceptualización de la misma como social e históricamente determinada, es habitual

que los seguros sociales relacionen la cuantía de los beneficios, aún en mayor medida

que con las cotizaciones realizadas, con el nivel de vida del grupo familiar previo al

impacto de la contingencia acaecida. Asimismo, para salvaguardar el mencionado status

de derecho adquirido, los aportes y contribuciones suelen ingresarse en cuentas

especiales, de modo tal de no mezclarse con los fondos generales del Estado o con el

patrimonio del Organismo administrador.

Asistencia Social: Si bien en cabeza de organizaciones paraestatales, los primeros

esquemas de asistencia social habitualmente han antecedido a los seguros sociales, en

las distintas experiencias nacionales (sin perjuicio de ello, el moderno concepto de

Seguridad Social, integra en un solo sistema ambas técnicas, junto con los seguros

voluntarios). La principal característica de los programas que asumen esta modalidad,

es que las prestaciones no se originan en la previa contribución. De hecho, siquiera

suelen exigir la participación anterior en el mercado de trabajo, sino que atienden la

mera necesidad, establecida a través de algún test de ingreso, o más ampliamente, de

condiciones de vida. Ello conlleva una serie de cuestiones: por una parte, la

determinación del valor de la asistencia obviamente no guarda relación con un ingreso

previo que se sabe inferior a la medida de lo socialmente consensuado como

18

indispensable, sino que, justamente, toma como referencia el valor de tal umbral

inferior y, en algunos casos, la distancia que separa al beneficiario en cuestión de dicho

punto. A su vez, dado que la manifiesta carencia de recursos de los destinatarios implica

la incapacidad para contribuir a un seguro social, es habitual que el financiamiento de

las prestaciones tome como fuente recursos generales, y que, por tanto, no sea

administrado a través de fondos o cuentas separadas. Asimismo, a pesar de que el

derecho a la asistencia, entendida como medio para alcanzar una vida materialmente

decorosa, este consagrado a nivel constitucional o aún supranacional, subsiste un

importante espacio para la discrecionalidad en el otorgamiento de las prestaciones, en

virtud de la laxitud de tales definiciones de derecho y de las dificultades de los grupos

postergados para acceder siquiera al capital cultural y simbólico necesario para accionar

judicialmente en defensa de sus derechos vulnerados. Con el agravante de que el costo

de administración de la asistencia social resulta mayor al del seguro, dada la complejidad

que conlleva determinar las condiciones de vida de los solicitantes, vis a vis la relativa

simpleza de llevar adelante un registro completo de los aportes y contribuciones

realizados por los cotizantes a lo largo de su vida laboral.

Seguros Voluntarios de Mercado: Permiten el acceso, a quienes así lo hayan decidido y

cuenten con medios materiales para hacerlo, a un nivel superior de protección,

materializado en prestaciones dinerarias de mayor valor, que suelen complementar las

propias del seguro social. Contribuyen al equilibrio del sistema al permitir reducir la

presión que los grupos de trabajadores de mayores niveles de ingresos pueden llegar a

desarrollar sobre el seguro social, y, especialmente, las tendencias centrífugas hacia la

pérdida de uniformidad y solidaridad, cristalizada en particularismos, que tales

presiones conllevan. En contrapartida, para fomentar la extensión de su utilización por

parte de dichos grupos e incluso su oferta desde los sectores empleadores, suele

presionarse al Estado para establecer incentivos fiscales a su contratación, con lo cual

esta forma de cuasifiscalidad, conocida como gastos tributarios, reduce la potencial

progresividad del sistema impositivo en su conjunto y en particular la que proviene de

la seguridad social en un sentido amplio.

Es claro que la combinación estándar de seguro social, asistencia social y seguros

voluntarios de mercado no agota el universo de los sistemas de seguridad social. Así,

vale destacar la existencia, pasada o presente, de, entre otros, esquemas de caja de

previsión (caracterizadas por el concepto de pago único, lo que pone en tela de juicio su

pertenencia al ámbito de la seguridad social), planes ocupacionales (como los habituales

en Japón o Australia, originalmente basados en modelos de salarios de eficiencia en que

los aportes voluntarios de los empleadores al fondo de retiro de sus empleados toman

la forma de salario diferido) y prestaciones universales (como las de carácter uniforme,

otorgadas a todos los adulto mayores en Nueva Zelanda).

Sin negar tal diversidad, a los fines del presente trabajo y dada la naturaleza de las

políticas llevadas a cabo en nuestro país en el período bajo estudio, las categorías de

19

seguro social, asistencia social y seguros de mercado resultan suficientes para estudiar

el devenir del sistema previsional argentino.

A su vez, tal combinación de asistencia social, seguro social y seguros voluntarios puede

configurarse de distintas formas, según se ubique en un teórico gradiente

multidimensional que incluye:

Grado de Compulsión: La participación en el sistema previsional puede tomar como

opciones polares el carácter de obligatoria o voluntaria, aunque en la mayoría de los

casos se halle en un valor intermedio. Así muchas veces hay sectores de la sociedad cuya

participación resulta voluntaria (en muchos países, por ejemplo, los trabajadores/as por

cuenta propia) mientras que también, como ya se ha detallado, se puede estimular la

participación a través de incentivos económicos (tales como deducciones impositivas a

los trabajadores y/o empleadores), pero sin volverla obligatoria (Itzcovich, 2011).

Variable predeterminada: Resulta habitual, que en la búsqueda de cierto balance en las

finanzas del sistema o al menos en el esfuerzo por evitar desequilibrios insostenibles, se

predefina el valor de uno de los parámetros del sistema (usualmente la tasa de

sustitución del salario o la tasa de contribución y/o aporte). Tal diseño no resulta trivial,

ya que en caso de definirse en forma previa la tasa de sustitución del salario, el riesgo

se coloca en cabeza de las próximas generaciones, bajo la forma de eventuales

incrementos futuros en la tasa de cotización, imprescindibles para honrar la deuda

implícita previsional en un contexto de envejecimiento poblacional. Simétricamente, si

lo que se pauta en forma anticipada es la tasa de cotización, el riesgo recae sobre los

individuos (lo que resulta bastante cuestionable en virtud del carácter pretendidamente

social de la seguridad social) que no se aseguran de antemano, por el simple hecho de

cumplir con los requisitos de cotizaciones y edad necesarios para el acceso a las

prestaciones, ningún nivel de vida en particular, respecto a su situación pre

contingencia. Es normal, entonces, que se intente predefinir a la vez ambas variables,

dadas las dificultades políticas y sociales que podría provocar la constante modificación

de una de ellas. Lo que lleva a adoptar un mecanismo de ajuste más opaco, por ejemplo,

vía el auxilio de distintas formas de financiamiento no contributivo o por medio de una

reducción de facto en la tasa de sustitución del salario, operacionalizada a través de la

disminución del valor real de las prestaciones previsionales, aun cuando las magnitudes

nominales permanezcan incólumes.

Grado de prefinanciamiento: A grandes rasgos, lo que conocemos como sistemas de

reparto y de capitalización se diferencian por el lapso temporal que transcurre entre el

momento en que se recaudan los recursos (aportes y contribuciones) y el momento en

que se producen las erogaciones (jubilaciones y pensiones). Así, en un sistema de

reparto las prestaciones se pagan con la recaudación propia del momento, mientras que

en un sistema de capitalización los beneficios se abonan con recursos provenientes de

cotizaciones previas. Esta definición resulta útil, por ejemplo, para conceptualizar a un

20

esquema pretendidamente de reparto pero que haya acumulado cuantiosos superávits,

como un sistema de capitalización en la práctica y, análogamente, a un sistema

legalmente de capitalización que, por cualquier circunstancia, paga los beneficios que

otorga con los aportes de sus aportantes actuales, como, en la realidad, un sistema de

reparto. En muchas ocasiones se producen situaciones intermedias, como en el caso de

nuestro país en el período bajo estudio, en que, por ejemplo, el propio sistema otorgue

prestaciones mixtas o en que la concurrencia del uso de reservas y de aportes genera en

los hechos prestaciones con ambos tipos de financiamiento.

Agente Administrador: Dependiendo de quién realice las tareas de administración del

sistema previsional, el mismo puede definirse como estatal, privado o público no estatal,

aun cuando el rol de control y responsabilidad del Estado resulte insoslayable,

erigiéndose siempre, aún si la administración es privada, en garante último del sistema

previsional. Amén de ello, existen situaciones en que distintos actores, en forma

competitiva o cooperativa, participan de la administración del sistema, vía la

privatización parcial del mismo, por la mera tercerización de algunas actividades a él

vinculadas o a través de la participación de los trabajadores.

Grado de descentralización territorial y organizacional: El primer tipo es en relación a la

coexistencia en un mismo territorio nacional de distintos sistemas previsionales,

organizados a partir de la zona de residencia o actividad económica de sus participantes.

Tal situación sucede en los casos en que están contemplados sistemas regionales,

provinciales y/o municipales. Tal descentralización territorial puede asimismo

corresponder solo a determinadas actividades, tales como el empleo público de carácter

subnacional o el ejercicio de profesiones liberales. En cuanto a la descentralización por

rama, se da cuando determinados tipos de actividades (como por ejemplo las de las

Fuerzas Armadas y de Seguridad) tienen regímenes y estructuras administrativas

separadas de la general (en el caso argentino, de hecho, es tal la fragmentación en este

sentido que, dentro de las fuerzas de seguridad el Servicio Penitenciario Federal y el

cuerpo de Guardaparques poseen su propia administración previsional, mientras que,

tanto el resto de las fuerzas de seguridad como las Fuerzas Armadas cuentan con sendos

entes unificados). En contraposición, la existencia de un único sistema centralizado a

nivel nacional ofrece la posibilidad de aprovechar economías de escala en la

administración, a la vez que evita problemas como el de la reciprocidad (pago conjunto)

entre regímenes previsionales disímiles. En materia organizacional, en los casos en que,

en referencia a la administración del sistema, se distribuya beneficiarios y afiliados entre

distintas organizaciones (según rama de actividad, nivel de ingresos laborales o

cualquier otro criterio), aún en presencia de un esquema normativo único, subsistiría la

cuestión del desaprovechamiento de las economías de escala. Mientras que, si la

descentralización es funcional, es decir, dentro de un sistema administrativo con un

único responsable, permitiría, al menos en teoría, el desarrollo de economías de

especialización.

21

De esta forma, la previsión social se recorta, en la Argentina actual, como objeto de

estudio a partir de la delimitación de las prestaciones del seguro social y aquellas

provenientes de la asistencia social pero que poseen, en todos los casos, un carácter

semipermanente, tales como las pensiones no contributivas (dado que la existencia de

prestaciones complementarias voluntarias es prácticamente irrelevante en la

actualidad).

D. COROLARIO: LA SITUACIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL ARGENTINA

En materia de normativa internacional referida a la seguridad social de aplicación en

nuestro país, vale destacar que la República Argentina ha ratificado, en el año 2016, el

Convenio 102 de Norma Mínima de la Seguridad Social de la Organización Internacional

del Trabajo, establecido en 1952.

El alcance de dicha ratificación refiere a asistencia médica, prestaciones por vejez,

prestaciones familiares, prestaciones por maternidad, prestaciones de invalidez y

prestaciones de sobrevivientes, pero no contempla prestaciones monetarias de

enfermedad, prestaciones de desempleo y prestaciones en caso de accidente de trabajo

y de enfermedad profesional.

Atento a la naturaleza del citado convenio, las partes para las que se ha ratificado

cumplen un estándar básico en materia de universalidad y suficiencia de las

prestaciones, mientras que las partes para las que no se ha ratificado esta norma

internacional no garantizan un piso en términos de universalidad y/o suficiencia, lo que

da cuenta de déficits generales en materia de comprensividad.

En términos de igualdad, la situación, pese a los particularismos, en tanto se caracteriza

por una cobertura cuasi universal en varias prestaciones, ha mejorado, al igual que en

lo referente a la solidaridad y redistribución.

En cuanto a unidad, responsabilidad del Estado y eficiencia, la reestatización del sistema

previsional, tal como se muestra más adelante en el presente, estudio, ha supuesto un

avance en el cumplimiento de estos principios, mientras que la participación de los

trabajadores en la gestión todavía se trata de una asignatura pendiente.

En lo concerniente a los objetivos modernos de estímulo al crecimiento económico

sostenido y al mantenimiento de altas tasas de ahorro nacional, la evidencia disponible

no resulta concluyente. En referencia a la neutralidad en el mercado de trabajo, no se

trata de un objetivo que se haya buscado cumplir con decisión, tal como la mera

existencia de prestaciones que permiten el retiro a una determinada edad permiten

demostrar.

22

Finalmente, el autofinanciamiento, como se repasará en los capítulos destinados al

recorrido histórico del sistema previsional argentino, es un objetivo que se ha dejado de

cumplir, definitivamente, desde hace ya casi cuatro décadas.

En cuanto a las técnicas utilizadas, en materia previsional el sistema se asienta sobre el

seguro social, con un pequeño peso de la asistencia social (y con cierta tradición

histórica, magnificada en la última década, de componentes que se encuentran a mitad

de camino entre ambos tipos de prestación), desarrollando, los seguros voluntarios, un

rol entre marginal e inexistente.

Respecto a las dimensiones que hacen al diseño institucional de la seguridad social,

nuestro país se ubica, a lo largo del período bajo análisis, en un punto intermedio

respecto a las opciones polares correspondientes a todas y cada una de ellas.

Así, en Argentina el sistema es obligatorio para la gran mayoría de las categorías

ocupacionales (excepción hecha de las amas de casa que cuentan con un régimen

voluntario, normado por el Inciso 5 del Artículo 3º de la Ley Nº 24.241), pero con

incentivos fiscales (por ejemplo, la deducción en el impuesto a las ganancias que operó

hasta 2008) para realizar aportes extra en forma voluntaria.

A su vez, el sistema es supuestamente de beneficio definido y por tanto de aporte

indefinido, aunque se han registrado, al menos en los últimos años y en lo que atañe al

subsistema de reparto, pocas variaciones en la tasa de aporte personal a la vez que las

importantes modificaciones introducidas en las tasas de contribución patronal han

obedecido a razones que exceden la lógica de la seguridad social, llegando incluso al

punto de presentar signo opuesto al que la prosecución del objetivo de

autofinanciamiento habría requerido.

En cuanto al grado de prefinanciamiento, por su carácter mixto, nuestro sistema

combinaba hasta 2008 prestaciones de reparto y de capitalización, al menos para

quienes habían optado por derivar sus aportes personales a éste último régimen.

Similarmente, la administración del sistema era compartida entre el Estado y el sector

privado, dada la responsabilidad de este último en el pago de las prestaciones derivadas

de la operatoria de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, las

Compañías de Seguros de Invalidez y Vida y las Compañías de Seguros de Retiros y el

peso de aquél en la regulación del régimen privado y en la administración directa del

régimen público. En este caso, también a partir de la reforma de 2008, se eliminó la

participación del sector privado en la gestión.

En cuanto al grado de centralización, en términos territoriales, se registra un avance,

dado que diez provincias (Catamarca, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis,

Santiago del Estero, Río Negro y Tucumán) y la, por entonces, Municipalidad de la Ciudad

de Buenos Aires, han transferido a la Nación sus cajas previsionales correspondientes a

23

los empleados públicos provinciales de tales jurisdicciones. Del mismo modo, otras

provincias que no han transferido sus cajas previsionales a la Nación al menos han

absorbido regímenes municipales que operaban en su territorio. Sin embargo, aún

perviven tal multitud de sistemas previsionales diferentes en el territorio nacional,

operando con tal grado de desconexión, que vuelven imposible conocer, por medios

registrales, la cantidad exacta de beneficiarios de jubilaciones y pensiones que habitan

nuestro país. En cuanto a las economías de especialización y a la centralización a nivel

de organización, tal proceso ha sufrido marchas y contramarchas, como se verifica en el

caso de la recaudación previsional y de las prestaciones no contributivas.

En el caso de la recaudación el proceso ha incluido la creación de un Organismo Ad-Hoc,

con la máxima autonomía (el Instituto Nacional de los Recursos de la Seguridad Social),

disuelto a menos de dos años de haber nacido, lo que ha implicado la vuelta de la

actividad recaudatoria al ámbito de la autoridad tributaria, jerarquizada con la creación

de una Dirección específica para desarrollar tal tarea. En cuanto a las Pensiones

Asistenciales, el otorgamiento de las mismas, originalmente en cabeza de la autoridad

previsional, ha sido transferido al área de desarrollo social, que ha logrado un grado

creciente de jerarquización dentro del Sector Público Nacional, aunque tal transferencia

ha sido parcialmente revertida en 2004 con el traspaso al ente previsional de las

pensiones a veteranos de guerra y, desde 2016 con el resto (excepto las de

discapacidad).

24

CAPITULO II

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA PREVISIÓN SOCIAL EN ARGENTINA HASTA LA

DÉCADA DE 1990

Una vez desarrollados los conceptos, objetivos e instrumentos que hacen a la definición

misma de seguridad social en general, y al sistema previsional en particular, corresponde

introducir una breve caracterización acerca de las principales tendencias que, a lo largo

de la historia argentina, han ido moldeando el sistema de jubilaciones y pensiones, hasta

nuestros días.

Vale señalar la necesidad de profundizar en las tres últimas etapas históricas del sistema

previsional argentino, esto es: la de la privatización parcial del mismo y generación de

un esquema mixto que contemplaba componentes de reparto y de capitalización, con

una importante caída de la cobertura. La etapa siguiente, caracterizada por un

importante nivel de cobertura y por la reestatización total del sistema y el retorno a una

lógica enteramente centrada en el componente de reparto.

Atento a ello, el presente capítulo incorpora solamente los elementos históricos que

llegan hasta la década de 1980 inclusive, en el entendimiento de que lo sucedido en los

primeros años de la década de 1990 ha operado, a nivel histórico, como un verdadero

preludio de lo que luego fue la reforma de 1994, y, por tanto, no puede ni debe ser

analizado en forma separada de la misma.

Cabe destacar, entonces, que el estudio de lo sucedido desde los noventa y hasta la

actualidad, forma parte del presente trabajo, pero se desarrolla en capítulos

posteriores, acorde a la importancia particular asignada a la temática para los objetivos

planteados en la presente investigación.

Para el análisis propuesto se parte de la caracterización de las siguientes cinco etapas

de la historia previsional argentina previa a la década de 1990 (MTESS, 2003):

• 1580-1904: Pre historia de la seguridad social en Argentina.

• 1904-1944: Primeros regímenes orgánicos por actividad.

• 1944-1968: Universalización de la seguridad social.

• 1968-1980: Centralización administrativa y unidad legislativa.

• 1980-1990: Crisis de la seguridad social.

Del análisis de dichas etapas resulta posible apreciar una serie de sedimentos que cada

una de ellas han introducido en la conformación del sistema previsional argentino, y

cuya influencia llega hasta nuestros días.

25

En tal sentido, se espera que este estudio del pasado pueda contribuir a la construcción

de una base sólida para comprender el presente de nuestro sistema previsional y que, a

la vez, pueda ofrecer elementos valiosos de cara a la tarea de proyectar sus principales

tendencias a futuro.

A. 1580-1904: PRE HISTORIA DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN ARGENTINA

Más allá de las formas que tenían los pueblos originarios para enfrentar la contingencia

de vejez, muchas veces a partir de una asociación entro los conceptos de edad y saber,

propia de sociedades gerontocráticas (Braunstein, 2008), las raíces fundamentales de

nuestro sistema previsional se relacionan con las instituciones desarrolladas, en este

campo, por la metrópoli durante la etapa de dominio colonial español sobre los

territorios que, en la actualidad, conforman Argentina.

La fecha de inicio de esta etapa histórica (1580), que corresponde a la de la segunda

fundación de Buenos Aires, tiene más un carácter simbólico que de precisión histórica,

dado que las mismas instituciones españolas existentes en dicha aldea operaron

asimismo (antes y después) en el resto de las ciudades, actualmente argentinas,

fundadas durante el período colonial.

Dentro de este conjunto de prestaciones y regímenes que podemos considerar como

pre previsionales, el de más antigua data (y paradojalmente, el que sigue vigente hasta

nuestros días), remite a las pensiones (pagos periódicos vitalicios) que, en el marco de

la monarquía absoluta, el Rey de España otorgaba, a partir de un libre ejercicio de su

gracia, a algunos funcionarios militares, civiles y eclesiásticos que le servían en estas

tierras.

La influencia de este tipo de prestaciones es notable en la historia argentina, no

solamente por su vigencia, sino también por su continuidad, a través de los muy diversos

avatares de nuestro devenir histórico.

Así, los distintos tipos de gobiernos patrios mantuvieron el otorgamiento de pensiones

a quienes consideraban, en virtud de los servicios prestados a la patria, como

merecedores de las mismas, pero dado que este mérito no era inequívocamente

definido (como por ejemplo sucede con las actuales pensiones no contributivas a

medallistas olímpicos o a ganadores argentinos del Premio Nobel) seguían tratándose

de beneficios recibidos como una gracia del otorgante.

Ello, a su vez, se plasma en el inciso 17, del Artículo 64 de la Constitución Nacional, por

el que establece como atribución del Congreso Nacional: “dar pensiones”. Con la

reforma constitucional de 1860 se mantiene ello (pasando del Artículo 64 al 67),

cuestión que no se modifica en las reformas de 1866 y 1898. La reforma de 1949

tampoco eliminó esta atribución del Poder Legislativo Nacional (simplemente la movió

del Artículo 67 al 68). Con la reforma de 1957, que anula casi todos los cambios

26

introducidos en 1949, la mencionada potestad del Congreso se mantiene (volviendo al

Artículo 67), al igual que con la reforma constitucional de 1994 (en que pasa al inciso 20

del Artículo 75).

Así, si bien el otorgamiento de nuevas pensiones graciables depende de la asignación

presupuestaria que año a año se realice para tal fin (sin que se registre tal ítem en el

presupuesto nacional de 2013 en adelante), dicha facultad del Congreso Nacional sigue

vigente, procediendo de una línea directa con más de cuatro siglos de vigencia en

nuestro país.

Ello configura una primera muestra de la posibilidad de conceptualizar a nuestro sistema

de seguridad social como un mosaico histórico en que se superponen y articulan

prestaciones y lógicas de funcionamiento provenientes de épocas muy diferentes.

Las otras dos instituciones de la época colonial que se destacan, en relación a la

seguridad social, son los montepíos y las cofradías.

En ambos casos se trata de figuras implantadas localmente a partir de la experiencia de

lo acaecido en la metrópolis colonial y, también, en ambos esquemas, lo lógica

subyacente es la de los socorros mutuos, como una suerte de proto mutualismo, ante

distinto tipo de contingencias.

Las mismas no se centraban en la situación de vejez, sino en los gastos de sepelio, la

viudez y la orfandad, todas ellas asociadas a la contingencia de muerte. La principal

diferencia entre ambas instituciones radica en el criterio de inclusión de la población,

comunitariamente, asegurada.

Por un lado, los montepíos tenían una base profesional (en una lógica proveniente de la

de los gremios medievales), esto es, constituían en agrupamientos por ramo, rubro,

oficio, profesión o sector de actividad laboral.

Por otra parte, las cofradías operaban sobre una base eminentemente territorial y

comunitaria, identificando al grupo que se prestaba mutuo auxilio, no a partir del tipo

de inserción laboral que detentan, sino por su carácter de habitantes de un determinado

espacio y miembros de una determinada comunidad, construida a partir de lazos de

vecindad.

Estas instituciones tendieron a desaparecer durante las casi siete décadas de

enfrentamientos internos suscitados en el país, que comienzan con la revolución de

mayo de 1810 y concluyen con la consolidación de la organización nacional, proceso que

abarca desde 1860 hasta comienzos de la década de 1880.

A partir de esa finalización de los conflictos armados internos, las instituciones propias

de la seguridad social, que por entonces se habían reducido a su mínima expresión,

27

limitada a la existencia de prestaciones de tipo graciable, vuelven a aflorar, pero no ya a

partir de una lógica de comunidad profesional o territorial, básicamente vinculada con

(y organizada por) la sociedad civil, sino con una fuerte impronta estatal. Así, por

ejemplo, la Ley N° 1.909, de 1886 da derecho a la jubilación a los preceptores y

subpreceptores de escuelas primarias de la capital y territorios nacionales y la Ley Nº

2.219, estableció, en el año 1887, solamente para el personal judicial, universitario y

policial, dentro del universo de trabajadores estatales nacionales, el cómputo de dos

años por cada año real de servicio prestado (Rodríguez y Zappietro, 1999). Es interesante

señalar que, si bien no puede definirse como un régimen de carácter contributivo, en

tanto no se establece cotización alguna, el concepto de años de servicios como requisito

de acceso, hace que no se trate de una prestación recibida por gracia del otorgante, sino

por el cumplimiento de ciertos estándares objetivos y verificables. A su vez, en el

Artículo 7 de la Ley N° 3.976, de Presupuesto para el año 1901 se establece una

deducción de: “el 5% del sueldo de todos los empleados civiles de la administración y de

los jubilados”, lo que implica comenzar a aplicar el principio de contributividad en el

financiamiento y acceso.

B. 1904-1944: PRIMEROS REGÍMENES ORGÁNICOS POR ACTIVIDAD

La prehistoria del sistema previsional argentino, se ha convenido que concluye en 1904,

cuando se crea el primer régimen orgánico. El mismo es uno de los primeros esbozos de

una tendencia que dominaría nuestra historia previsional durante largas décadas, ya que

poseía un alcance limitado y particular, en tanto abarcaba solamente a quienes

prestaban servicios en una determinada rama de actividad. En este caso

correspondiente al servicio civil en el sector público.

Este primer régimen orgánico por actividad tomó el nombre de Montepío Civil (cuya

creación ya se preveía en el Artículo 7 de la citada Ley N° 3.976 de Presupuesto de 1901).

Ello permite establecer, al menos desde su denominación, la relación existente con las

instituciones previsionales coloniales.

El principal punto que permite percibir una ruptura histórica de esta etapa con la

anterior, es el hecho de que se abandonan los esquemas semigraciables precedentes

como eje vertebrador. A su vez, se suma, a la incipiente contributividad, la afectación de

sus recursos al pago de las prestaciones previsionales y a los gastos asociados a la

gestión de las mismas.

Todo a lo largo de esta etapa, que se extiende durante cuatro décadas, esto es, hasta

mediados de los años cuarenta del Siglo XX, se van incorporando, en forma paulatina,

distintas profesiones y ramas de actividad a la previsión social. Pero siempre con una

lógica caracterizada por una casi total falta de coordinación entre los diferentes

regímenes orgánicos que van surgiendo, cada uno administrado por una organización

diferente. La cara más visible de esta falta de coordinación es la gran heterogeneidad

28

observada en materia de valores de los diversos parámetros propios de todo régimen

previsional, completamente diferentes en cada uno de ellos (los parámetros

previsionales son, a grandes rasgos, los valores asociados a las condiciones de acceso y

de determinación de los beneficios).

A su vez, la expansión del sistema previsional se da a partir de un primer núcleo

relacionado con las distintas ramas del empleo público. Tales como el servicio civil, el

militar y policial, el empleo en empresas públicas, en ferrocarriles del Estado, en la banca

oficial y el ejercicio del Magisterio en instituciones educativas de gestión estatal.

La extensión de la seguridad social a quienes trabajan en el sector privado se produce

en un proceso muy lento durante el período analizado en la presente sección. Y se

asoció, en sus primeras instancias, a un contexto histórico de conflicto social (Isuani,

1985).

Así, el primer grupo de trabajadores del sector privado que logró el acceso a la previsión

social, fue el de los empleados de ferrocarriles no estatales, a partir de una huelga de

maquinistas, en el año 1915, pero con la condición de que, en caso de una nueva huelga,

perderían el trabajo, junto con “todo el derecho que hubieran adquirido a las

jubilaciones, pensiones y retiros” “y a los aportes que hubieran hecho” (Suriano,

1999:120).

Del mismo modo, hubo intentos por incorporar a algunos sectores masivos del mundo

del trabajo, como por ejemplo los obreros industriales, que se dieron a comienzos de la

década de 1920. Llegando incluso a la sanción de las respectivas normas, pero no al

punto de su efectiva implementación. Ya que encontraron obstáculos y resistencias

tanto por parte de los empleadores, como de los propios trabajadores (Anapios, 2013).

De esta forma, en materia de ampliación del sistema, en el período que va de 1904 a

1944 se logró una importante expansión de la cantidad de trabajadores protegidos por

el derecho a la seguridad social. Pero pese a ello, todavía se encontraba muy lejano el

cumplimiento del principio de universalidad. Dado que la inmensa mayoría del universo

laboral no contaba aun con derecho a cotizar para su jubilación.

Así, a lo largo de esas cuatro décadas, la cantidad de personas afiliadas a las distintas

cajas de seguridad social, pasó de los 24.000 trabajadores estatales, correspondientes

al Montepío Civil, en 1904, a 428.000 personas. Número correspondiente a las distintas

Cajas Jubilatorias que habían sido creadas a 1944, lo que incluía además a los ferroviarios

(1915), a quienes trabajaban en empresas privadas de servicios públicos tales como

tranvías, teléfonos, telégrafos, gas, electricidad y radiotelegrafía (1921), a los bancarios

de instituciones privadas (1929), a los periodistas (1939) y a los miembros de la marina

mercante (1939). Aunque la totalidad de este universo representaba apenas un 7% del

total de trabajadores a mediados de la década de 1940 (Isuani y San Martino, 1993).

29

Es de destacar, como principal legado histórico de este período, la profunda

desarticulación del sistema. Que daba al mismo una impronta signada por el

particularismo en vez de por la generalidad como criterio reinante.

En la misma línea, la administración de las distintas Cajas por las propias organizaciones

que en cada caso correspondiesen, implicaba también que los resultados de dicha

gestión resultarían, por lógica, disimiles.

También este tipo de funcionamiento, no sólo descentralizado, sino,

fundamentalmente, anómico, daba lugar a situaciones de profunda inequidad. Ello no

sólo por la diferencia en los valores de los distintos parámetros, entre las distintas cajas,

sino, por la falta de comunicación existente entre las mismas.

Tal situación remite al concepto de reciprocidad jubilatoria, entendido como la

capacidad de pagar una prestación a prorrata entre uno o más instituciones

previsionales donde, la persona en cuestión, registre años de servicios con aportes.

La no aplicación de este concepto, en el período reseñado, implicaba la posibilidad de

que una persona percibiese más de una prestación, de distintas Cajas de Jubilaciones,

en caso de cumplir con las condiciones de acceso por cada una de ellas establecidas.

Pero, paralelamente, también existía la chance de que otro trabajador, incluso con un

número total de años de servicios con aportes superiores que el del ejemplo

desarrollado en el párrafo precedente, no pudiese acceder a prestación alguna.

Exclusión producida por no cumplir totalmente con los requisitos de ninguna de las cajas

a las que estuvo asociado a lo largo de su vida laboral y dada la falta de mecanismos de

vinculación entre las mismas.

C. 1944-1968: UNIVERSALIZACIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Es entonces a partir de la década de 1940 que el sistema previsional argentino (en rigor

un esquema, en tanto la noción de sistema implica una interrelación de los elementos

que lo componen, inexistente en el caso bajo estudio en el presente período) logra

alcanzar niveles de cobertura socialmente significativos.

Ello es posible mediante la incorporación, siempre con la misma lógica fragmentaria

descripta para la etapa anterior, de algunos de los grupos de trabajadores que poseen

las mayores concentraciones de personas.

Así, en 1944 se incorporan al sistema quienes desempeñan tareas en el ámbito de la

salud (Decreto-Ley N° 10.315), el seguro (Decreto-Ley N° 23.682). En el mismo año y,

con un enorme impacto en términos de cobertura, se suman los empleados de comercio

y afines (Decreto-Ley N° 31.665), lo que implicó una notable expansión inicial del sistema

durante esta etapa.

30

Por su parte, en 1946, se agrega el personal aeronáutico (Decreto-Ley N° 6.395) y un

segundo sector que incluye a un muy elevado número de afiliados: los obreros

industriales (Decreto-Ley N° 13.937).

En 1951 se extiende la cobertura a los colectiveros (Ley N° 14.067) y en 1954 a otros dos

sectores de importante significancia cuantitativa: los profesionales, empresarios y

trabajadores independientes (Ley N° 14.397) y los trabajadores rurales (Ley 14.399), lo

que implica una tercer ola de fuerte aumento de la cobertura en el período, tras lo

realizado en los años 1944 y 1946.

Finalmente, en 1956 la cobertura se expande a un último grupo hasta entonces excluido:

el personal del servicio doméstico (Decreto-Ley N° 11.911).

Todo ello permite pasar, en apenas un lustro, de los 428.000 afiliados totales de 1944

(7% del total de trabajadores) a 2.328.000 afiliados en 1949, lo que representaba,

aproximadamente, a un 35% de los/as activos.

Es, sin embargo, durante este período signado por una fuerte expansión de la cobertura,

cuando comienzan a resultar ya perceptibles los problemas asociados al modelo

previsional por entonces vigente.

Tales problemas se originaban, fundamentalmente, en la impronta desarticulada del

sistema, que generaba dos importantes frentes de tormenta: uno relacionado con el

futuro, como es el de la sustentabilidad y otro concerniente a los conflictos más propios

del presente, tal como resulta la inequidad (Andrenacci et al, 2004).

Es atento a ello, que ya desde los albores mismos de esta etapa de expansión acelerada

de la cobertura, se procuró brindar un gran impulso a una batería de normas tendientes

a homogeneizar las reglas de juego por entonces vigentes en las diferentes cajas de

previsión y a incrementar el grado de coordinación entre ellas.

Dichas preocupaciones, respondían, en gran medida a orígenes ubicados en el plano de

lo fiscal. Dado que surgían de los recaudos que se consideraban pertinentes ante el

acelerado consumo del superávit previsional. Dicho adelgazamiento de las reservas del

sistema, ya por entonces eran claramente visible, incluso frente a un contexto de fuerte

crecimiento de la recaudación.

De este modo, ya en 1946, empieza a plantearse la necesidad de avanzar en la

instauración de esquemas de reciprocidad jubilatoria, dada toda la serie de problemas

que su ausencia provocaba, y que han sido descriptos precedentemente.

A su vez, en el año 1954 se terminan de abandonar los esquemas de capitalización

colectiva, propios de períodos signados por los excedentes financieros. Excedentes que

ya, prácticamente, se habían agotado. Así, a partir de dicho año se adopta formalmente

31

el sistema de reparto o, como por entonces fue llamado por las autoridades, de

solidaridad intergeneracional.

Finalmente, en 1958, se limita el valor de los beneficios de las distintas cajas, fijando en

todos los casos como nivel máximo de tasa de sustitución (relación entre haber y salario)

el 82% móvil del ingreso previo al cese de actividades, reduciendo a su vez el potencial

redistributivo del sistema (dado que el porcentaje pasa a calcularse sobre el ingreso base

del puesto y no de la rama.

Es realmente difícil rastrear en la actualidad las causas exactas que dieron lugar al

surgimiento de esa suerte de “número mágico” en que se ha transformado, en materia

previsional, el 82% móvil, en el imaginario popular de quienes habitan la República

Argentina.

La hipótesis más fuerte al respecto es la que vincula tal guarismo con la existencia en

ese momento de una tasa de sostenimiento (relación entre activos y pasivos) cercana a

cuatro y una tasa de cotización (suma de las tasas de aporte personal y de contribución

patronal) del orden del 20,5%.

Sin embargo, se reconoce que no resulta muy probable que el precitado 82% haya

surgido de un concienzudo cálculo matemático, ni de un sistema de proyecciones

actuariales en toda regla (Bertranou et al, 2011).

En 1964 se registra el primer antecedente de moratoria de la moderna historia

previsional Argentina, corporizada en el Decreto Nº 1.474/64 (Villagra, 2010).

El mismo, si bien no establecía en sentido estricto un plan de facilidades de pago,

constituye un importante precedente, en tanto introduce el concepto de declaración

jurada. Sirviendo la misma para el reconocimiento de la obligación del pago a la

autoridad tributaria, por parte del empleador, de las contribuciones patronales y de los

aportes personales retenidos a sus empleados.

De este modo, la cuestión fundamental, es que la norma de marras desligaba la

acreditación de los años de servicio a favor del trabajador del pago efectivo de las

cotizaciones, a ser efectuado por el empleador.

D. 1968-1980: CENTRALIZACIÓN ORGANIZATIVA Y UNIDAD LEGISLATIVA

A partir de 1968 se vuelven más marcados los cursos de acción tendientes a lograr la

unidad normativa del “sistema” previsional. Así, en un marco general de normativización

de los diferentes componentes de la seguridad social en Argentina, se unifican las trece

cajas previsionales por entonces existentes en solamente tres.

A su vez, la regla de determinación de los beneficios se torna menos generosa, dado el,

por entonces, ya notorio déficit financiero global de las cajas previsionales, (Schulthess

32

y Demarco, 1993). Se pasa, entonces, del 82% al 70% del ingreso previo, que solo se

podía incrementar, hasta el 82%, en caso de contarse con años de aportes excedentarios

al requisito mínimo por entonces previsto por la normativa.

Es claro el carácter regresivo de la redistribución de ingresos implícita en las nuevas

fórmulas de beneficio, dado que con anterioridad se otorgaba una mayor tasa de

sustitución del salario a los trabajadores con menores ingresos (Arza, 2010).

Sin embargo, esta preocupación fiscal de largo plazo se ve contrariada por otra política

con un origen prácticamente simultáneo, como es la instauración de sucesivas

moratorias previsionales. Las mismas, en líneas generales, se focalizaron en la caja

previsional de trabajadores autónomos (tales moratorias, que apuntan a dotar de

cobertura a las personas o de recursos frescos al sistema, antes que a regularizar la

situación de los empleadores, por fuerza deben centrarse en el sector de

cuentapropistas, en tanto se evita de este modo implicar a un actor distinto de aquel

que suscribe el plan de facilidades de pagos).

Es interesante señalar, a estas alturas, una característica distintiva de las moratorias

previsionales y que resulta crucial para justipreciar su impacto sobre la seguridad social

argentina: el hecho de que producen efectos muy diferentes en el corto, en el mediano

y en el largo plazo.

Así, en el corto plazo, las moratorias permiten el ingreso de recurso frescos a las

exhaustas arcas de las cajas previsionales, lo que, a su vez, relaja la presión sobre el

tesoro en materia de financiamiento de sus déficits.

Sin embargo, en el mediano plazo, implican un incremento muy grande de las

erogaciones, dado por el aumento del número de prestaciones al pago, las que, a su vez,

habrá que sostener durante largos años.

Finalmente, en el largo plazo dan una muy clara señal, en tanto la evasión en el sector

pudo contemplarse a partir de entonces como un comportamiento racionalmente

justificado (Jáuregui, 1991).

En línea con el Decreto Nº 1.474/64, en 1967 por medio del Decreto-Ley Nº 17.122 se

instaura una moratoria por las deudas consolidadas por aportes y contribuciones a

septiembre de 1966. Eximiendo a sus participantes del pago de multas y recargos y

estableciendo planes de pago con tasas de interés real negativas.

A su vez, el Decreto-Ley Nº 20.147 de 1973 norma una nueva moratoria por las deudas

previsionales consolidadas previas a dicho año, eximiendo a los deudores de multas y

recargos.

33

E. 1980-1990: CRISIS DE LA SEGURIDAD SOCIAL

A lo largo de las siguientes décadas la crisis previsional se intensificó de la mano de

políticas económicas y sociales que incrementaron el gasto del sistema previsional a la

vez que disminuían sus ingresos. Todo ello en un marco en que se producían profundas

inequidades en el mismo, si se considera a este a partir de su propia lógica de

funcionamiento, eminentemente contributiva.

En octubre del año 1980, el gobierno militar impulsó la eliminación de las contribuciones

patronales (Decreto/Ley Nº 22.293), que hasta ese entonces alcanzaba la alícuota del

15% del ingreso imponible.

Por un lado, se elimina la contribución patronal en función de alivianar la carga al sector

empresarial, en la idea de volverlo “más competitivo”, mientras que, como

contrapartida, se establece una extensión del IVA y la suba en su alícuota.

Ello provocó un empeoramiento del financiamiento del sistema, transformando el

carácter del mismo al otorgar relevancia a los recursos originados en tributos y

transferencias presupuestarias (Arza, 2010).

La experiencia de eliminación de la carga patronal duró hasta la vuelta de la democracia,

cuando en septiembre de 1984 (Ley Nº 23.081) se restablecen las contribuciones

patronales al 7,5%, en noviembre de 1985, que luego suben al 10,5% y, recién en enero

de 1987, llegan a un valor de 12,5%.

Así, dicha eliminación de las contribuciones patronales vigente durante el período 1980-

1984 afectó la base contributiva del sistema desde el lado de sus ingresos.

Simultáneamente, el achatamiento de la pirámide previsional, producto del

incumplimiento en el objeto básico del sistema, es decir la suavización del consumo a

través del mantenimiento de un cierto nivel de ingreso respecto a la situación previa al

retiro, limitaba dicha base contributiva desde el lado de las prestaciones.

Todo ello en un marco en el que el acuerdo intergeneracional íntegro se debilitaba como

consecuencia del sistemático incumplimiento de las promesas contenidas en la

legislación previsional vigente a esos años. Ello, a su vez, limaba la credibilidad del

sistema, fomentando por esta vía la evasión previsional y por tanto disminuyendo los

recursos disponibles para hacer frente a las obligaciones previsionales. A la vez que el

incumplimiento en el correcto pago de estas prestaciones incrementaba la litigiosidad

del sistema, generando nuevos gastos vinculados con la administración del mismo

(Isuani y San Martino, 1993).

A su vez, en materia de moratorias, la Resolución Nº 592/79 de la Secretaría de

Seguridad Social provocó un re empadronamiento general para autónomos, con la

34

posibilidad de modificar las fechas de inicio de actividad y cancelar la deuda por tales

períodos, consolidando su posición a julio de 1979.

Vale destacar, que tanto en el mecanismo para declarar años de servicio y lograr el

acceso a la prestación previsional, como en el posterior pago completo de la deuda

devengada, la presente norma se configura como un muy importante precedente

recogido por muchas de las moratorias previsionales que la sucedieron.

Por su parte, el Decreto Nº 421/85 constituye del mismo modo un importante hito en la

configuración de las moratorias previsionales en la Argentina. La citada norma, en forma

similar a otras que la antecedieron, consolidaba las deudas previsionales de los

trabajadores autónomos a febrero de 1985.

La novedad, en este caso, estribaba en que permitía el acceso a la jubilación una vez

cancelado el 40% de tal deuda consolidada. El resto de dicha deuda estaba previsto que

sería directamente descontada de los haberes previsionales.

En tal sentido, se estaba dando un paso más en la dirección de constituir un esquema

por el cual pudieran declararse años de servicio por actividades laborales autónomas y

reconocerse una deuda en razón del impago de las cotizaciones correspondientes a

dichos periodos. Todo ello para acceder a una jubilación, con anterioridad a la

cancelación del grueso de tal obligación de carácter previsional.

De esta manera, aunque atenuados, las distintas moratorias y similares del período

1964-1985 prefiguraron los componentes de los planes de facilidades de pago por venir.

Se arriba entonces a una situación en que existía un verdadero consenso acerca de la

necesidad de introducir algún tipo de modificación en un sistema previsional que no

había podido cumplir con ninguno de los objetivos para los que había sido creado. Ya

que, a nivel general, no había permitido a sus beneficiarios la suavización del consumo

ni la continuidad de los ingresos. Tampoco había logrado alcanzar una cobertura

universal. Ni había sido capaz de respetar el criterio de equidad vertical que establece

que al margen de un pequeño grado de redistribución intrageneracional (merced a la

existencia de haberes máximos y mínimos) las personas con trayectorias laborales y

salariales disímiles deben recibir en materia de haberes previsionales un trato

suficientemente diferenciado en reconocimiento a las mismas, para, a través de este

medio, reflejar algún grado de correspondencia entre los aportes realizados y los

beneficios recibidos.

De esta forma, una serie de factores, internos y externos al sistema previsional mismo

explican su caída en desgracia (Schulthess, 1994). Los mismos son desde culturales hasta

demográficos e incluyen asimismo tanto componentes eminentemente económicos

como claramente sociales y políticos.

35

Puede decirse entonces, a grandes rasgos, que nuestro esquema previsional nunca

estuvo preparado para resistir los cambios del contexto, tales como el envejecimiento

poblacional, la agudización de los procesos inflacionarios o el empeoramiento

permanente de las condiciones laborales reflejado en mayores tasas de desempleo

abierto, así como de subempleo y no registro y en menores salarios.

Del mismo modo, tampoco ha exhibido el dinamismo necesario para adaptarse a las

nuevas realidades que caracterizan nuestra época en otras dimensiones que exceden la

eminentemente económica, como por ejemplo la pérdida de hegemonía observada en

el hogar monoparental con un perceptor de ingresos único y masculino como forma de

organización familiar predominante en nuestro país en particular y en la región, en

general (Bertranou, 2003).

Por su parte, la génesis misma de nuestro sistema previsional, caracterizada por la

fragmentación y los particularismos, ha obstaculizado la adopción a tiempo de las

modificaciones y cambios paramétricos que podrían haber logrado, sino evitar, cuando

menos atenuar los síntomas de su crisis. Dichos escollos han impedido la introducción

de ajustes más sutiles en pos de salvaguardar los importantes logros obtenidos, que,

aunque parciales, eran notorios, por ejemplo, en materia de mantenimiento de altas

tasas de cobertura previsional.

Tal cobertura responde a un modelo que puede definirse como de universalismo

estratificado (Filgueira, 2007), en tanto los beneficios no alcanzan a todo el grupo

poblacional (los ancianos) pero sí a la mayor parte del mismo, aunque con prestaciones

bastante diferenciadas de acuerdo a la trayectoria laboral de cada quien (Andrenacci y

Repetto, 2005).

Este modelo no ha sido capaz de adaptarse a los cambios poblacionales y laborales de

las últimas décadas. Sin embargo, tal modelo de universalismo estratificado ha

experimentado una recomposición en los últimos años, dado cierto cuestionamiento,

más de facto que de iure, al principio de contributividad y en tal sentido ha sido

protagonista del proceso de reconstitución de la amplitud de la cobertura, referido más

adelante.

Ello ha llevado al desarrollo de visiones que piden recuperar la importancia del principio

de contributividad como condición de acceso a las prestaciones (Lacchini y Zuccotti,

2010) y de otras que cuestionan tanto su posibilidad como su deseabilidad (Di Costa,

2011).

Independientemente de ese importante debate, es claro que la adopción sistemática de

soluciones parciales y temporarias ensayadas para enfrentar los distintos problemas,

tales como la falta de dinamismo del mercado laboral o la creciente litigiosidad

previsional, no han hecho más que exacerbar la mentada debilidad estructural propia

36

de nuestro régimen previsional. Y, por tal vía, desembrozar el camino hacía su, por

entonces, inminente reforma.

Hasta qué punto tal reforma ha logrado subsanar finalmente dichos vicios de nuestro

sistema previsional y en qué medida ha contribuido a su vez a generar problemáticas

por entonces novedosas o a reeditar errores del pasado, se erigen, así, como las

principales cuestiones disparadoras del análisis desarrollado a lo largo de las siguientes

páginas. Especialmente a partir de su derogación que, por su parte, genera un nuevo

juego de interrogantes en referencia a la cobertura y sustentabilidad del sistema.

F. A MODO DE BALANCE

Según algunos autores (Feldman y otros, 1986) los problemas que llevaron al sistema a

recurrentes crisis fueron tres:

1. El proceso inflacionario que licuó los excedentes acumulados en la década de los ‘50 y ’60.

2. La evasión previsional.

3. El retiro a edades tempranas y la “generosidad” en los haberes previsionales.

En la etapa de acumulación de excedentes, el Estado Nacional logró financiarse con ellos

a cambio de títulos de deuda a tasas menores al 8% anual, mientras los guarismos

inflacionarios alcanzaban un piso del 20%. Esas circunstancias estaban conectadas con

las generosas reglamentaciones de las fórmulas de beneficio y las posibilidades de

jubilación anticipada. Factores en los que encarnaba la negociación política.

Pero rápidamente, hacia mediados de la década del ’60, los problemas financieros de un

sistema que parecía “pensar sólo en el presente”, se hicieron sentir. A ellos, se le sumaba

la incertidumbre, la preocupación social tanto de los sectores no incluidos en la

cobertura previsional -que sin embargo tuvieron una débil expresión política (Dvoskin,

2010)- como por el deterioro del haber jubilatorio de quienes si estaban cubiertos. El

haber previsional promedio observó una tendencia de fuerte caída en términos reales

(CIFRA, 2009 y Bertranou, et al, 2011). Entre 1971 y 1991, dicha reducción del haber real

alcanzó el 50%.

Posteriormente, a poco tiempo de la vuelta de la democracia, devino otro colapso

previsional. Con el decreto Nº 2196/86 se declaró al sistema en “estado de emergencia

económica”. Ello significó, entre otros, la “paralización de todos los juicios” previsionales

que obligaban a erogaciones al estado, el uso de nuevas fórmulas para los beneficios

previsionales (jubilación mínima más el 27% del ingreso base ponderado por años de

servicio) que reemplazaban las normadas por la entonces ley vigente, entre otras

medidas tendientes a reducir el gasto previsional agregado. Luego, en 1988, mediante

la Ley 23.568 se deroga el citado decreto.

37

En 1991, mediante Ley 23.982 se establece un proceso de consolidación de las deudas

previsionales originadas por incumplimiento de las normas de movilidad, que terminó

en 1993. La deuda consolidada y pagada en dicho proceso, que implicó a las cajas de

Autónomos, Estado e Industria y Comercio, alcanzó un 2,8% PBI (Schulthess y Demarco,

1993).

38

CAPITULO III

LA REFORMA PREVISIONAL DE LOS NOVENTA, ANTECEDENTES, HITOS Y

CONSECUENCIAS

Hacia 1992 el sistema previsional presentaba un importante desequilibrio financiero,

pues requería de ingentes recursos fiscales para ejecutar la totalidad del gasto

previsional. En ese contexto, la reforma que tomó cuerpo en la Ley Nº 24.241 (aprobada

en 1993) se esgrimió como argumento para terminar con dichos desequilibrios, darle

condiciones de sustentabilidad en el largo plazo al sistema y ordenar la situación

institucional de la previsión social que se observaba compleja.

Sin embargo, como veremos más adelante, la arquitectura institucional elegida: un

régimen mixto con preponderancia de un sistema de capitalización individual, con más

el endurecimiento de las condiciones de adquisición de los beneficios, se encargaron de

desmentir dicha pretensión inicial.

A. ANTECEDENTES, CONTEXTO Y CAUSAS DE LA REFORMA

La evolución crítica del sistema previsional argentino, con raíz histórica en la propia

forma que adoptó su inicio fragmentario y su desarrollo conflictivo, resultó influida a su

vez por distintas causas.

Como su necesidad de financiamiento depende de la evolución que observan la

recaudación fiscal y el gasto previsional, todo lo que incida en el número de cotizantes,

el nivel salarial, las alícuotas de aportes personales y contribuciones patronales, el

número de beneficios (que depende de la edad de retiro y de los años de servicio

requeridos) y el nivel de las prestaciones, termina impactando en la situación financiera

del sistema (Bertranou, el al, 2011).

La evolución macroeconómica, que determina la trayectoria del producto y el volumen

del empleo; la estructura socioeconómica, que da cuenta de la heterogeneidad de las

actividades productivas, de sus procesos de trabajo y de las modalidades de la

generación del excedente; el envejecimiento demográfico; así como la particular

arquitectura institucional del sistema previsional, son, de este modo, elementos clave

de su devenir.

Por otra parte, la construcción de la seguridad social ha sido y es fruto de un proceso

político (Myles 1988), y como tal, está sujeta al derrotero que describe la sociedad en

ese particular sentido. La relación entre el Estado y la sociedad resulta también influida

por el componente ideológico que los distintos órdenes o proyectos políticos despliegan

y que terminan prohijando el instrumental de intervenciones estales que marcan la

trayectoria en cuanto a la estabilidad y la cohesión del sistema social.

39

Como ya se ha esbozado en el Capítulo precedente, tres son los periodos que se

distinguen en la situación financiera del sistema Previsional Argentino desde 1944: 20

años de formación de excedentes, 15 años de relativo equilibrio y, desde 1980 en

adelante, un periodo de déficit previsional.

Conviene entonces detenernos en la explicación de los principales factores que dan

cuenta de este período de quebranto para la seguridad social en nuestro país.

Evolución Macroeconómica y Mercados laborales

Desde mediados de la década de 1970, la economía argentina observa un marcado

derrotero de estancamiento económico que duró, con altos y bajos, hasta el año 1992

(Gráfico Nº 1).

Gráfico Nº 1: Producto Bruto Interno (PBI) en base 1960 = 100. Argentina. 1960-2016.

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial

La raíz de dicha trayectoria también se vincula al proceso histórico de ahondamiento de

la brecha productiva respecto de la observada por los países centrales.

Por ejemplo, desde 1935 a 2014 la productividad de los Estados Unidos se multiplicó por

5,2 mientras que la correspondiente a la Argentina, se amplió por un factor de sólo 3,2

(Graña y Kennedy, 2017).

Desde 1992 y basado en el despliegue del llamado “Plan de Convertibilidad” que

impulsara el Gobierno Nacional a partir de abril del año 1991, cobró fuerza un ciclo de

crecimiento que terminaría en 1998. A pesar de los signos de agotamiento del régimen

de convertibilidad, el nuevo ciclo político del Presidente De la Rúa mantuvo la paridad

peso/dólar bajo régimen de tipo de cambio fijo hasta que el endeudamiento externo se

hizo imposible. Así, en 2001-2002 la Argentina conocería el impacto de una fuerte crisis

económica, social y política, que significó centralmente la caída de dicha convertibilidad

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PIB PIB per cápita

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y del gobierno de la Alianza. El PBI se redujo un 15,5% en esos años y el Estado Argentino

declaró la cesación de pagos de la deuda externa.

La salida de la crisis cambiaria derivó en una fortísima devaluación, con la consiguiente

caída del salario real. Posteriormente, y de la mano de un conjunto de medidas

heterodoxas, se inauguró un proceso de recuperación que persistió hasta el año 2011 y

que significó un incremento del 48% en el PBI respecto del observado en el año 2002.

Luego, la confluencia de factores internos y externos (crisis financiera internacional,

caída de la actividad económica y del comercio mundial), incidieron en la trayectoria de

estancamiento que observó la economía argentina.

El sistema previsional contributivo resulta impactado directamente por la evolución de

los salarios y del empleo registrado: precios y cantidades que afectan el volumen de los

recursos y en el largo aliento la trayectoria de las erogaciones, vía la fórmula de

beneficios.

En nuestro caso, a la tendencia creciente en dichos salarios reales en el periodo 1950-

1974, le sigue una drástica reducción hasta el 2003. En dicho año se inicia una trayectoria

creciente del salario real y de la participación del salario en el producto.

Otra tendencia relevante con inicio en el año 1975 resulta la generación de una brecha

persistente entre dichos salarios reales y la productividad.

A partir del año 2003, se aprecia que ambas variables retoman el sentido observado

entre los años 1950 y 1974.

Estos procesos diferenciados sugieren que la evolución de los salarios reales es afectada

decisivamente por un conjunto de circunstancias: “las condiciones del mercado de

trabajo, el grado de organización de las partes involucradas y por factores económicos

y político-institucionales más amplios” (Amico, 2015).

Por el lado del empleo (Gráfico Nº 2), desde 1980 se observa una tendencia creciente

de la tasa de actividad que alcanza su pico histórico en 2011 (49,4%). En la década de

1970 dicha tasa flotaba en torno al 41%-42%.

41

Gráfico Nº 2: Tasas de Actividad, Empleo, Desocupación y Subocupación. Argentina. 1974-2014

Fuente: Elaboración propia en base a (Graña y Kennedy, 2017).

La tasa de desocupación también muestra un aumento notorio entre 1992 y 2002,

describiendo fuertes momentos de aceleración.

Luego de 2003 se inicia un periodo de reducción del desempleo, que a parir de 2010

recupera los niveles de la década de los ’80. En 2008 se cierra un ciclo de 15 años con

una tasa de desempleo de dos dígitos.

En el Gráfico Nº 3 se muestra la trayectoria de la tasa de precariedad, es decir, la

proporción del empleo no registrado en el total del empleo.

Gráfico Nº 3: Asalariados protegidos, precarios y tasa de precariedad. Argentina. 1974-2014

Fuente: Elaboración propia en base a (Graña y Kennedy, 2017).

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00

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20

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10

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12

20

14

Mill

on

es

Asalariados precarios - Eje derecho Asalariados protegidos - Eje derechoTasa de Precariedad Brecha salarial

42

Desde 1980 se observa un aumento persistente desde 22,9% al pico de 44,7% en 2005.

Luego de ese año dicha tasa cae para asentarse en torno al 34%, un guarismo por arriba

del observado a comienzo de los años ’80. Característica que muestra el afianzamiento

del proceso de precarización laboral argentino. Nótese que ello impacta como un factor

de debilitamiento en el sistema previsional contributivo.

El sistema de reparto resulta ser una transferencia de un grupo social a otro, desde los

trabajadores activos a los jubilados, el ya citado proceso de “transferencias

intergeneracionales” o “solidaridad intergeneracional”.

Como, en cierto sentido, ello riñe con los pilares de la sociedad capitalista, hubo de ser

legitimado muy especialmente, vinculando los aportes previsionales de los trabajadores

a la jubilación, dándole el carácter de “ahorro” individualizado a esos aportes y

construyendo la idea de “salario diferido”.

Fue Paul Samuelson que construyó el argumento central: los individuos deciden entre

consumo presente y consumo futuro, optimizan intertemporalmente con dosis para uno

y para otro: el consumo futuro esta solventado por el ahorro previsional que luego se

transforma en el ingreso de la vejez, un salario diferido en el tiempo. Una perspectiva

basada en la idea del seguro privado, esta vez de manera ficcional (Cesaratto, 2005).

El problema que aparece es que no todo el empleo aporta a la seguridad social, no todo

empleo es registrado por el sistema previsional. Es decir, no todos los trabajadores y las

trabajadoras “ahorran” para tener luego un salario diferido.

Este fenómeno viene de lejos, pero en los últimos 40 años se ha potenciado. La

formación de un “precariado” a nivel global es quizá una de las principales novedades

sociológicas de nuestro tiempo (Standing, 2015).

Varios son los factores que inciden en los procesos de formalización e informalización.

El ciclo económico, los incentivos fiscales (reducción de costos laborales, simplificación

de los procesos administrativos para la registración de los trabajadores y las

trabajadoras, entre otros), la inspección laboral y la regulación laboral (salario mínimo y

otros).

Así, para aumentar la formalidad se necesita el aporte conjunto de dichos factores, en

un contexto de crecimiento estable y de creación de empleo (Maurizio, 2015).

En el caso argentino, con la vigencia de la Convertibilidad, se observa el crecimiento de

la informalidad, aumento del desempleo y crecimiento económico. Políticas de

flexibilización laboral, reducción de cargas impositivas y previsionales tendientes a bajar

el llamado “costo laboral”, fueron el contexto del aumento de la informalidad en ese

periodo.

43

Por otra parte, tal como observáramos anteriormente, desde 2003, hubo crecimiento

del PBI, disminución del desempleo y aumento de la formalidad. En esa última etapa, la

llamada formalización “in situ”, aquella transición de la informalidad a la formalidad que

surge del mismo empleo, alcanza el 60% de la creación de puestos formales (Maurizio

2015). Ello sugiere la incidencia de la convergencia de las políticas públicas en el ataque

al problema.

En materia de contribuciones patronales, en el periodo 1991-2002, el conjunto de las

mismas (previsional, al sistema de asignaciones familiares, al Fondo Nacional de Empleo,

al PAMI y al sistema de Obras Sociales) se reducen de un 33% a cerca del 22% (MTESS,

2003).

En el caso del sistema previsional las alícuotas van desde el 16,0% al 10,4%. Estas

reducciones, junto con la pérdida del grueso de la recaudación de aportes personales

(fruto de la privatización parcial del sistema previsional) invirtieron la importancia

relativa de sus fuentes de financiamiento: en 1990 era un 75% de cargas sociales y un

25% de tributos con asignación específica (Roca, 2005); mientras que en el año 2002 era

del 34% para las cargas y del 66% para otras fuentes.

B. LA REFORMA PREVISIONAL CONTENIDA EN LA LEY Nº 24.241

Entre 1991 y 1994, el gobierno de nacional impulsó una serie de reformas estructurales

que “implicaron la puesta en vigencia del régimen de convertibilidad para el tipo de

cambio, la apertura y liberalización del mercado de bienes y de capitales, las

privatizaciones, la desregulación del mercado de trabajo, como así también cambios en

el sistema previsional” (MTESS, 2003: 26). Un nuevo orden político se puso en marcha,

con el sello inequívoco del Consenso de Washington. Inspirada en la experiencia de

Chile, que edificó en 1981 un sistema capitalización de cotizaciones previsionales aún

vigente, la reforma impulsada parece haber aprovechado el terreno fértil de una historia

de fracasos y promesas incumplidas: “La crisis rompió la inercia institucional y permitió

un cambio de trayectoria” (Arza, 2010: 277). Alineada con los objetivos centrales de la

política económica, la reforma previsional significó la privatización de un espacio que le

era arisco al sector privado y, particularmente, a la industria financiera.

Ante el hecho objetivo de la maduración y la crisis del sistema previsional, la opción pro

capitalización le dio una esperanza de salida: “Carente de garantías de

autofinanciamiento y de un esquema de estímulos diferenciales para los aportantes y

expuesto a la evolución de variables exógenas (demográficas, del mercado de trabajo,

etc.), el sistema previsional vigente carece de viabilidad” (Schulthess y Demarco, 1993:

21).

En particular, el sistema de reparto tendría un problema intrínseco: el envejecimiento

poblacional, que se traduce en la reducción de la relación entre activos y pasivos. Como

los beneficios de dicho sistema “derivan del aporte de los trabajadores en actividad, y

44

no del volumen de los fondos capitalizados”, el sistema de reparto, argumentaban,

propende al desequilibrio financiero.

Las principales características del sistema previsional de la Ley Nº 24.241, promulgada

en octubre de 1993, se pueden sintetizar de la siguiente manera:

1. Crea el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), conformando un

sistema mixto compuesto por dos regímenes: el Régimen Previsional Público (o de

Reparto) y el Régimen de Capitalización. Así, definió un esquema de tres pilares: 1º

pilar: una prestación fija y universal, la Prestación Básica Universal (PBU); 2º pilar:

una prestación según opción entre dichos regímenes. 3º pilar: un esquema

voluntario, también bajo la lógica de la capitalización individual. Los dos primeros

pilares se organizaron según el siguiente esquema:

Cuadro Nº 1: Esquema Prestacional de la Ley Nº 24.241

Fuente: Elaboración propia en base a (Cetrángolo y Grushka, 2004).

El nuevo esquema comenzó a operar en mayo de 1994. El trabajador, tenía 90 días para

elegir entre capitalización y reparto. Por defecto, la opción adjudicada era capitalización.

2. Cambio en las condiciones de otorgamiento de los beneficios y de las fórmulas de

beneficio de la prestación por vejez del sistema de reparto:

Reparto

PBU (monto cuasifijo de $200-$230)

Prestación Compensatoria (PC- 1,5% de

ingreso base por año de servicio)

Prestación Adicional por Permanencia

(PAP – 0,85% de ingreso base por año de

servicio)

Retiro

ProgramadoAFJP

Renta Vitalicia

Previsional

Compañías de Seguros de

Retiro (CSR)

-------------------------------- Jubilación

Ordinaria (JO)

Opción del trabajadorAdministración

Capitalización

PBU

Estado

PC

----------- 

45

Cuadro Nº 2: Cambios paramétricos de la Ley Nº 24.241

Notas: (*): en octubre de 1991 dicho requisito había pasado de un valor de 15 años a 20 años. (**): al

momento de sanción de la Ley Nº 24.241, no se aplicaban las fórmulas de beneficio de la Ley Nº 18.037,

sino una con un factor de actualización. Fuente: elaboración propia en base a la respectiva normativa.

3. El régimen de capitalización es un esquema de “beneficio indefinido” (Arza, 2010),

en donde el valor de la prestación previsional depende de la acumulación en el

fondo de pensiones. Esta a su vez reconoce como determinantes la densidad del

aporte del trabajador y la evolución de la rentabilidad conseguida por la cartera de

inversiones administrada por la AFJP. Así, el beneficio queda supeditado a la

evolución de la cartera de activos financieros en que se concretan los ahorros

obligatorios de los trabajadores.

4. El nuevo sistema generó una frondosa institucionalidad destinada a darle soporte.

De (Ley Nº 18.037) A (Ley Nº 24.241)

60/55 65/60

20(*) 30

3 mejores años (de

últimos 10)Últimos 10 años

10% 11%

Vejez 70% (**)PBU+PAP(25,5%+0.85%x

30)

Invalidez – Pensión

por Fallecimiento 75% (**) 70%

Índice del Nivel General

de Remuneraciones

(INGR) de INDEC

Evolución de AMPO

(Aporte Medio

Previsional

Obligatorio)

Movilidad

Concepto

Edad de Retiro

Años de Servicios

Ingreso Base (media de)

Tasa de aportes

Tasa de reemplazo

Reparto

46

Cuadro Nº 3: Instituciones de la Ley Nº 24.241

Fuente: Elaboración propia en base a la Ley Nº 24.241.

C. CAMBIOS NORMATIVOS CONCOMITANTES A LA LEY Nº 24.241

En relación a los pactos fiscales, en agosto de 1992 se promulga el Acuerdo entre el

Gobierno Nacional y las Provincias (Pacto Fiscal I, ratificado por la Ley Nº 24.130); y un

año después el Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento” (Decreto

Nº 1.807/93 y Decreto Nº 14/94) entre dichos actores. Estos acuerdos implicaban el

compromiso de establecer una “serie de medidas que iban desde la reducción y

eliminación de impuestos nacionales y provinciales (…) la modificación de la Carta

Orgánica del BCRA, la reforma del sistema de previsión social y la federalización de

hidrocarburos y privatización de YPF, entre otros” (Roca, Golbert y Lanari, 2012).

En el plano previsional, el Estado Nacional quedaba autorizado a retener un 15% de la

masa bruta de impuestos coparticipables, con destino a la “atención del pago de las

obligaciones previsionales nacionales”, con el compromiso de “disminuir la incidencia

impositiva y previsional sobre el costo laboral” y en paralelo promover el traspaso de las

cajas previsionales provinciales a la ANSES.

A su vez, en materia de derivación (en forma permanente), de otros recursos tributarios,

a la seguridad social, cabe mencionar como cuestiones principales, que, mediante la Ley

Nº 23.966 de 1991 se establece la afectación del 11% del IVA al Régimen de Previsión

Social, que por el Decreto Nº 879/1992 se destina el 20% del producido del Impuesto a

las Ganancias al Sistema de Seguridad Social y que, en virtud de la Ley Nº 24.699, de

1996, se destina el 21% de la recaudación del Impuesto a los Combustibles al

financiamiento del SIJP.

Instituto Conceptos

Fondos de Jubilaciones y Pensiones

(FJP)

Patrimonio fideicomitido que acumula los

aportes de los trabajadores, administrado

por las AFJP. Los aportantes tienen derechos

de propiedad sobre los FJP.

Administradoras de Fondos de

Jubilaciones y Pensiones (AFJP)

Sociedades Anónimas que administran los

FJP y gestionan las prestaciones

previsionales. Cobran una comisión de

administración por sus servicios.

Seguro Colectivo de Invalidez y

Fallecimiento (SCIF)

Da cobertura por riesgo de invalidez y

muerte. Los aportantes financian las

prestaciones. Las AFJP contratan las

Compañías de Seguro de Vida (CSV) que dan

cobertura.

Superintendencia de AFJP (SAFJP)Órgano estatal de control y supervisión del

régimen de capitalización.

Compañías de Seguro de Retiro (CSR)

Brindan la prestación Renta Vitalicia

Previsional, una mensualidad que cubre el

riesgo de longevidad implícito.

47

La Ley Nº 24.463 de “Solidaridad Previsional”

Vigente desde abril de 1995, dicha Ley estableció un importante cambio en la forma de

actualizar las prestaciones públicas. El Estado Nacional garantizaría el pago de las

prestaciones de la seguridad social sólo hasta el límite de los créditos previstos para tal

fin en la Ley de Presupuesto de cada año.

Una segunda medida refirió al establecimiento de topes máximos para los segmentos

más altos de la escala de haberes previsionales, a partir de los cuales se aplicaban

progresivas alícuotas de descuento, medida de marcado efecto redistributivo.

Asimismo, dicha Ley reconocía al sistema previsional como de “reparto asistido basado

en el principio de la solidaridad”, es decir asumía que el mismo estaba imposibilitado

para autofinanciarse y que tenía una función redistributiva.

En los hechos, todo ello no implicó modificar la actualización de haberes, en tanto seguía

aplicándose el coeficiente que surgía de la Ley Nº 24.241.

Vale recordar que dicha ley, según la redacción original de su Artículo 32, establecía que

las prestaciones del régimen de reparto se actualizarían de acuerdo a las variaciones

registradas en el AMPO.

Se suponía que los incrementos de este indicador reflejarían una mejora en los recursos

genuinos del sistema, vinculada con el crecimiento de los salarios del sector formal.

Sin embargo, el aumento del mencionado guarismo entre 1994 y 1997 (del orden del

31% con un AMPO que pasó de $61 a $80) obedeció a un "descreme" del sistema

previsional provocado por el pase masivo de los afiliados de menores salarios a

situaciones de desempleo o de empleo informal.

El marco de esta descomposición del mercado de trabajo fue el de la crisis del llamado

efecto tequila, que significó, según datos oficiales, un incremento mayor al 50% en la

tasa de desempleo abierto, que pasó de un valor de 10% en mayo de 1994 a 16% en

mayo de 1997.

Es por ello que, remedando la Ley de Solidaridad Previsional y volviendo efectivo el

cambio en la regla de cálculo de la movilidad de los beneficios, el Decreto Nº 833/97 (de

abril de 1997), reemplaza al AMPO por el Módulo Previsional (MOPRE) cuyo valor

original se fijó en $80 y a cuya variación se ataba la movilidad de las prestaciones.

Cabe destacar que la modificación en el valor del MOPRE solamente podía establecerse

por acuerdo de ministros, a través de una Resolución Conjunta de las carteras de

Economía y Trabajo.

48

Es decir que se reemplazaba un indicador de ajuste automático defectuoso, en tanto no

lograba reflejar adecuadamente la evolución de los recursos del sistema (objeto para el

que estaba diseñado), por otro de ajuste completamente discrecional cuyo valor no se

modificó hasta su derogación, establecida por la Ley de Movilidad Previsional, vigente

desde 2009.

De esta forma, la inmovilidad del MOPRE impidió actualización alguna ante la gran

inflación de 2002.

La única consecuencia real de la “regla de caja ingenua” contenida en la Ley de

Solidaridad Previsional, fue la inmovilidad del valor del MOPRE dado que año a año el

Poder Ejecutivo elevó al Congreso una previsión presupuestaria ajustada a las

obligaciones previsionales y no al revés, ya que de haber actuado de otra forma las

consecuencias legales habrían sido fuertes e inmediatas como la realidad se encargaría

de demostrar unos pocos años después.

Transferencias de Cajas Provinciales

De 1994 a 1996, diez provincias argentinas y la, por entonces, Municipalidad de la

Ciudad de Buenos Aires, transfirieron sus cajas previsionales a la Nación, tratándose, con

contadas excepciones, de jurisdicciones de nivel provincial con poca población, escaso

desarrollo económico y un importante peso del empleo público, especialmente de nivel

subnacional, con regímenes previsionales fuertemente deficitarios y con prestaciones

muy superiores a las del régimen nacional.

Se trataba de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, La Rioja, San Juan,

San Luis, Mendoza y Río Negro. Entre esas diez provincias concentraban, en 2010,

apenas el 21% de los habitantes del país, según el último censo de población. A su vez,

el peso del empleo público, era en esas 10 provincias (según el Censo 2001), un 43%

mayor que en el resto (11% vs. 8%). Por su parte, el déficit anual de las cajas

previsionales provinciales transferidas a la Nación, correspondiente al periodo 1994-

2002 fue, en promedio simple, del orden del 55% de sus gastos prestacionales,

prácticamente el triple que su similar del régimen nacional (18%).

Tal caracterización obedece, en buena medida, a la economía política de dicha reforma,

que buscaba maximizar el impacto político con la menor erogación posible, en un

contexto en que el gobierno nacional detentaba una posición claramente más fuerte

que el de gobiernos provinciales particularmente dependientes del financiamiento

nacional.

De esta forma, el sistema nacional absorbió cuantiosos déficits en forma inmediata,

logrando, en cambio, que los regímenes incorporados tomen el carácter de residuales,

ya que los nuevos afiliados a las ex cajas provinciales pasaban a incorporarse,

directamente, al régimen nacional de seguridad social.

49

Sin embargo, en una segunda etapa, que tiene lugar entre 2001 y 2006, otro grupo de

diez provincias (Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Santa Cruz,

Chaco, Misiones, Corrientes y Formosa), a las que, con posterioridad a 2015, se sumarían

Chubut, Neuquén y Tierra del Fuego, configuraría un esquema en que el quebranto para

el régimen nacional goza del carácter de permanente.

Dicho sistema es el denominado de “armonización” de cajas previsionales provinciales,

mediante el cual las citadas provincias se comprometen, justamente, a armonizar los

parámetros de sus regímenes previsionales a los del sistema nacional y a cambio de ello

la Nación “garantiza” el financiamiento, en un principio parcial y luego total (5% del

déficit del año 2000, 25% del de 2001, 50% del de 2002, 75% del de 2003 y 100% del

correspondiente al ejercicio 2004 y siguientes) de los quebrantos de dichos sistemas

previsionales.

Otras modificaciones del período 1999-2001

En el contexto de profunda depresión económica registrado entre 1999 y 2001 se redujo

la tasa de aportes personales del 11% al 5% entre noviembre de 2001 (Decreto Nº

1.387/01) y marzo de 2003, estableciéndose en 7% a partir de entonces y hasta enero

de 2008, en que retomó su valor original de 11%.

Vale aclarar que tales variaciones se aplicaron exclusivamente sobre los aportes

correspondientes al régimen de capitalización, mientras que los destinados a reparto

permanecían incólumes en el 11%.

Se suponía que esta política buscaba incrementar los salarios de bolsillo sin afectar

negativamente la competitividad ni el resultado financiero del sector público (de allí

justamente que no se redujese la tasa de aportes de quienes habían escogido el sistema

estatal).

Sin embargo, en los hechos, este mecanismo operó como un gran estímulo para elegir

el sistema de capitalización y, de este modo, en forma indirecta, afectó negativamente

a las finanzas públicas en general y al financiamiento del sistema de reparto en

particular.

Finalmente, y en el inexorable sendero de la gran crisis económica, política y social que

eclosionó en diciembre de 2001, el gobierno nacional decidió aplicar, mediante Decretos

Nº 896/01 y Nº 934/01 y la Decisión Administrativa Nº 107/01, como paliativo al fuerte

déficit fiscal, un recorte del 13% sobre los salarios del sector público y los beneficios

previsionales superiores a $500 a partir de julio de 2001.

Es decir que, como hecho inédito en la historia previsional argentina, se aplicó un recorte

nominal al valor de los beneficios de la seguridad social. Vale aclarar que tal política fue

revertida una vez superada la crisis económica, incluyendo la devolución a través de la

50

entrega de títulos públicos de los montos otrora descontados (establecida por el

Decreto Nº 1.819/02), pero constituye un hito en nuestra historia previsional en tanto

ajuste nominal en el valor de las prestaciones.

D. EFECTOS DEL CAMBIO ESTRUCTURAL EN EL SISTEMA PREVISIONAL

El régimen de convertibilidad de la moneda tuvo profundas consecuencias en la vida

económico-social del país. El tipo de cambio fijo “obligó a una política de mejoras en la

competitividad basada en la reducción de los costos laborales” (Bertranou, et al, 2011:

67) y por ello propició la reducción de contribuciones patronales ya comentada y el

cambio en la estructura de financiamiento de la seguridad social.

Por otra parte, la etapa de la convertibilidad, con su política de liberalización del

comercio internacional, estuvo intrínsecamente asociada al deterioro de la producción

industrial, traducido en un derrotero negativo de los indicadores laborales: caída del

salario real, aumento del desempleo y de la tasa de precarización.

Esta realidad sepultó en la práctica los argumentos de los técnicos de la reforma de la

Ley Nº 24.241, que confiaban en que un régimen de capitalización propiciaría la

formalidad laboral, llegando a sostener que “la evasión es, en cierta manera, un

producto natural de los sistemas de reparto” (Schulthess y Demarco, 1993: 18).

La convertibilidad aseguró el periodo de estabilidad de precios más largo en los últimos

70 años, cuestión nada desdeñable. Pero su “precio” fue el deterioro de los ingresos de

la población y el endeudamiento externo.

Fue posible por la “contención de ciertos valores provocada por los bienes importados

y la contención salarial que generaba la desocupación” (Schvarzer, 2008). La crónica

insuficiencia de divisas que históricamente ha padecido la economía argentina se

potenció con la convertibilidad.

La llamada “restricción externa” era anestesiada con los dólares del endeudamiento

público, cuestión que empezó a tener signos de agotamiento a partir de 1998.

En el año 2001, cuando los acreedores internacionales dejaron de comprar deuda

argentina estalló la crisis económica, la crisis social, la crisis política.

El empleo asalariado sufrió en el periodo un deterioro multidimensional. Hubo una

reducción del salario real en pesos al unísono de la estabilidad o crecimiento de salarios

expresados en dólares. Ello “se tradujo en una conducta defensiva por parte de las

empresas” que propiciaron medidas de reducción del costo laboral directo e indirecto

en resguardo de la competitividad externa (Roca, 2005: 11).

Conducta defensiva que incluyó reducción de personal, evasión previsional,

tercerización y fragmentación del proceso productivo. El Estado acompañó achicando

51

las contribuciones patronales y creando modalidades laborales “promovidas” (contratos

de duración determinada, “a prueba”, por agencia, con creciente participación en el

empleo total (Grushka. 2001).

El siguiente gráfico muestra la evolución de la cantidad de aportantes al SIJP, para ambos

regímenes, capitalización y reparto. También se muestra la trayectoria del desempleo

observada en el periodo que se relaciona con la evolución del número de aportantes.

Gráfico Nº 4: Evolución de Aportantes según Régimen Previsional. Argentina. 1995-2008

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES, del INDEC y de la SAFJP.

El inicio de la serie (1995) muestra un volumen de aportantes similar al año 2002. En esa

trayectoria juegan los ingresos derivados del traspaso de las cajas provinciales y las altas

o bajas relativas a la evolución del desempleo y la tasa de precarización laboral.

Cobertura Previsional

En el periodo 1994-2005, se produce una caída de cobertura previsional de los mayores

de 65 años. El endurecimiento de las condiciones de adquisición de los beneficios que

propuso la Ley Nº 24.241 redundó en dicha reducción (Bertranou, et al, 2011).

Desde la vigencia de la Ley Nº 24.241 (1994) al año 2002, la cobertura “individual” de

adultos mayores de 65 años cayó desde un 77% a un 70%. Ello sumó otras 265.000

personas más al subconjunto sin cobertura, atento a las proyecciones poblacionales de

la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Luego de ese año, la cobertura

siguió cayendo hasta el 66% hacia 2004, para luego recuperarse.

Respecto de quienes tenían cobertura en el sistema nacional, el Gráfico Nº 5 muestra

una baja de cerca de 330.000 beneficiarios entre 1997 y 2005; año en que se revierte la

tendencia al fragor de la “moratoria previsional”.

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6%

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Mill

on

es

Aportantes Reparto Aportantes Capitalización Tasa de desocupación (eje derecho)

52

La llamada “cobertura activa”, que puede ser medida por la porción de quienes

mantienen un empleo registrado en el total del empleo, disminuye según muestra el

Gráfico Nº 4. En el mediano/largo plazo, ello tiene un impacto negativo en la cobertura

al hacer más difícil reunir los años de servicio necesarios para jubilarse. En el corto plazo,

el avance de la informalidad tiene un impacto reductor en los recursos destinados al

financiamiento de la seguridad social.

Otro aspecto importante refiere a lo ocurrido con la evolución de los haberes, indicador

de la “intensidad” de la cobertura, también llamada “cobertura vertical”.

El Gráfico Nº 5 muestra el derrotero del haber medio y del haber mínimo, así como la

evolución de la cantidad de beneficiarios del sistema.

Gráfico Nº 5: SIJP y Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Haber Medio, Haber Mínimo y

Beneficiarios. 1995-2017

Nota: haberes en pesos constantes de diciembre de 2017. Fuente: elaboración propia en base a datos

de la ANSES.

En el periodo 1995-2001, el haber medio muestra un aumento relevante, de unos $7.060

a $9.192 (pesos de diciembre 2017). Esa trayectoria obedece al siguiente proceso (según

estimaciones propias, a partir de datos de la ANSES):

i. En el periodo 1997-2004, se produjo una disminución en la cantidad de

beneficiarios, los ingresos al sistema fueron inferiores a las bajas. En promedio,

dichas altas –respecto del stock- representaron un 4% promedio anual, mientras

que las bajas anuales observaron un ritmo mayor: 5,4% de dicho stock.

ii. Dichas disminuciones observaron haberes medios menores a los correspondientes

a las altas o ingresos. Por ejemplo, para el periodo 2000-2004, los haberes

mensuales de las altas al sistema fueron superiores en un 30.5% al de las bajas.

2,0

2,5

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17

Mill

on

es

Hab

er

($

)

Beneficiarios Hmedio Hminimo

53

El año 2002 presenta otra característica notoria: la caída del haber medio en un 27,2%

respecto de año anterior, un corolario de la suba en la tasa de inflación observada en

dicho año, que alcanzó el 41%.

Ello contrasta con la evolución del haber mínimo que, con una trayectoria constante en

el periodo 1995-2001, en 2002 observa una caída del 5,4%, ostensiblemente a la del

haber medio, explicada por el aumento de $150 a $200 en el haber mínimo del mes de

agosto de 2002.

Técnicamente, se trató de un subsidio complementario al haber previsional, a ser

percibido por quienes gozaban de un solo beneficio con un valor inferior a $200.

Dicho, subsidio, creado por medio del Decreto Nº 1.275/02, era de un monto variable,

estableciendo un piso real de $200 en los beneficios previsionales, y detentaba carácter

no remunerativo (no se computaba para el cálculo de las cargas sociales destinadas al

sistema de salud de la población jubilada y/o pensionada) ni bonificable (no se

contemplaba en la determinación del sueldo anual complementario).

A través de tal instrumento se buscaba, al menos, morigerar los efectos de la inflación

sobre la intensidad de la cobertura correspondiente al segmento más vulnerable de la

clase pasiva.

Ingresos, Gastos y Resultado Previsional e Impacto en el Endeudamiento del Sector

Público Argentino

El siguiente gráfico muestra la trayectoria de los ingresos que financian la seguridad

social administrada por la ANSES y su composición en grandes rubros. También expone

la evolución del nivel de gasto de dicha institución.

Gráfico Nº 6: Recursos y Gastos de la ANSES en porcentaje del PBI. 1995-2002

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES y del INDEC.

0%

1%

2%

3%

4%

5%

6%

7%

8%

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

15%coparticipados

IngresosTributarios

Aportes yContribuciones(sin PAMI)

Gasto SeguridadSocial

54

En el periodo 1995-2002, los recursos de la seguridad social tuvieron un techo de 6,1%

del PBI, cifra sólo superada a partir de 2007.

Fogoneada por los pasajes al sistema de capitalización, por la baja en las alícuotas de

contribuciones patronales, por el desempleo galopante y por la también creciente

informalidad (ver Gráfico Nº 4), la evolución de aportes y contribuciones sigue una

tendencia decreciente que se revierte recién en el año 2005.

En la composición de los recursos (Gráfico Nº 7) se observa que la reducción en las

contribuciones patronales fue contrarrestada a partir de 1997 tanto por el aumento de

los ingresos tributarios como por los recursos correspondientes al 15% de la masa de

impuestos coparticipados.

Los ingresos tributarios se vieron fortalecidos al incluir nuevos recursos derivados de la

recaudación del Impuesto a los Combustibles, que en 1997 representaron un 35% del

total de Tributarios.

Gráfico Nº 7: Origen de los Recursos de la ANSES en porcentaje del gasto. 1995-2002

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES.

En el periodo referido la Seguridad Social observa una marcada insuficiencia de sus

recursos, contributivos.

Dicha brecha, finalmente, se ha cubierto con endeudamiento público, que en última

instancia se pagará con recaudación tributaria futura.

La participación de los Tributarios más el Crédito Interno en la financiación del Gasto de

la Seguridad Social va del 43% en 1995 a 66% en el 2002, una transformación

cualitativamente relevante.

75%

80%

85%

90%

95%

100%

0

0,1

0,2

0,3

0,4

0,5

0,6

0,7

0,8

0,9

1

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Aportes yContribuciones

Tributarios

Crédito Interno

Gasto Previsional /Gasto SeguridadSocial

55

La evolución del gasto de la seguridad social se presenta en el Gráfico Nº 8, para el

periodo 1995-2002.

Dicho conjunto de erogaciones, a su vez, se agrupan en sus principales programas:

programas previsionales, programa de asignaciones familiares, programas de

prestaciones no contributivas y otros gastos.

El rubro otros gastos contiene, principalmente, a los gastos de operación (personal,

bienes de consumo, servicios no personales, bienes de uso), al seguro de desempleo y a

las comisiones pagadas por recaudación.

a. El aumento que se observa, en términos reales, en el año 1996 se debe,

fundamentalmente, a los incrementos en las erogaciones en concepto de

prestaciones previsionales correspondientes a las ex cajas provinciales

transferidas a la nación. Mientras que la baja que se advierte en 2001-2002 se

explica por la reducción del 13% en los haberes previsionales, establecida por el

Decreto Nº 896/01.

b. Todo a lo largo del periodo 1995-2001, el gasto nacional en seguridad social osciló,

en nuestro país, en torno a valores cercanos al 7% del PBI, con excepción de

1997/98 años de fuerte variación del PBI (8,1% y 3,9%) En 2002, año en que el PBI

se redujo en un 10,9, el gasto cayó a 5,6%.

Gráfico Nº 8. Gasto de la ANSES en porcentaje del PBI y en millones de pesos constantes. 1995-2002

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES y del INDEC.

Para analizar la evolución de la situación financiera del Sistema Previsional en particular,

dentro del marco general de la Seguridad Social en el periodo 1995-2002 es de utilidad

200.000

220.000

240.000

260.000

280.000

300.000

4%

5%

6%

7%

8%

1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

Otros

PNC

AAFF

Previsional

Gasto Previsional(millones de $ dic-2017)

56

distinguir entre el “Resultado Previsional”, que suma los aportes y contribuciones

dirigidos al sistema de jubilaciones y pensiones y resta el gasto en dichas prestaciones y

en su administración, de lo que suele llamarse el “Resultado de la Seguridad Social”.

Este último suma al Resultado Previsional los ingresos tributarios con destino a la

Seguridad Social (IVA, Ganancias, Combustibles, Adicional a los Cigarrillos, Monotributo

impositivo y otros) y resta los gastos en asignaciones familiares (contributivas y no

contributivas), Pensiones no Contributivas y otros conceptos de menor relevancia

cuantitativa (tales como, por ejemplo, el seguro de desempleo).

El Resultado Previsional refleja una fuerte tendencia hacia la profundización del déficit

a lo largo del período reseñado.

Mientras que el Resultado de la Seguridad Social observó una importante caída en

1995/96 para recuperase en 1998/99 de la mano principalmente de la asignación

específica del Impuesto a los Combustibles. Tras ello, presenta también una tendencia

bien clara en línea con la profundización del déficit.

En tanto factores explicativos de dichas tendencias, el Cuadro Nº 4 muestra el impacto

de tres medidas de política previsional.

Las mismas son el cambio estructural del régimen jubilatorio, los pactos fiscales de 1992

y 1994 y la reducción de contribuciones patronales.

Dichos factores, que dan cuenta de las orientaciones de las políticas públicas en su

correspondiente período histórico, impulsaron el desequilibrio de las cuentas

previsionales.

Como ya se ha señalado, la instauración del régimen de capitalización implicó la

derivación de la casi totalidad de los aportes personales de los trabajadores hacia los

fondos de jubilaciones y pensiones.

También provocó ahorros fiscales en relación a los montos pagados en nuevas

prestaciones, ahora a cargo del régimen de capitalización, aunque este último efecto se

manifestó en forma muy gradual e incipiente.

A su vez, los pactos fiscales tuvieron como corolario la transferencia de cajas provinciales

a la Nación, lo que implicó absorber la diferencia entre el monto de pagos de

prestaciones y los ingresos previsionales (déficit previsional), además de la financiación

de parte de los quebrantos de las cajas provinciales con acuerdo de armonización.

También significaron la derivación del 15% de la masa de impuestos coparticipables. Se

suman a ello la afectación de tributos específicos a la seguridad social que con

anterioridad (como el IVA y el Impuesto a las Ganancias) o posterioridad (como el

Impuesto a los Combustibles) a la Ley Nº 24.241, fueron un complemento de la reforma

57

previsional estructural.

Finalmente, la reducción en las contribuciones patronales, previamente analizada en el

presente trabajo, afecto, asimismo, el resultado previsional y financiero del sistema.

Cuadro Nº 4: Impacto de políticas públicas en la situación financiera previsional de ANSES, en

porcentaje del PBI. 1995-2008

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Roca y otros (2012), ANSES y SAFJP.

El conjunto de políticas macroeconómicas y previsionales señaladas tuvieron, entonces,

un claro correlato en cuanto a la determinación del déficit de la seguridad social.

Dado el peso de dicha función en el conjunto de las erogaciones del Estado argentino,

han también impactado, fuertemente, en el Resultado Financiero y, por ende, en el

Endeudamiento Neto correspondiente al Sector Público.

Resulta interesante inquirir acerca de la cuantía de dicho fenómeno. En tal sentido, con

la información disponible ha resultado posible realizar una estimación de dicho impacto,

que se presenta a continuación.

Aportes a

AFJP15% MIC

Resultado

Neto

(I) (III)(VI = III+V-I-II-

IV)

1995 0,80% 0,60% 0,63% 0,05% 0,01% -0,81%

1996 0,90% 1,30% 0,60% 0,42% 0,03% -1,99%

1997 1,00% 1,30% 1,13% 0,44% 0,05% -1,56%

1998 1,10% 1,30% 1,10% 0,40% 0,05% -1,65%

1999 1,20% 1,80% 1,19% 0,44% 0,08% -2,17%

2000 1,20% 1,90% 1,25% 0,43% 0,09% -2,19%

2001 1,10% 1,70% 1,09% 0,39% 0,11% -1,99%

2002 0,40% 1,10% 0,97% 0,34% 0,13% -0,74%

2003 0,60% 1,20% 0,55% 0,40% 0,18% -1,47%

2004 0,70% 1,10% 1,38% 0,43% 0,20% -0,65%

2005 0,70% 1,20% 1,40% 0,47% 0,22% -0,75%

2006 0,80% 1,30% 1,42% 0,34% 0,25% -0,77%

2007 0,70% 1,40% 1,46% 0,26% 0,37% -0,53%

2008 0,80% 1,50% 1,48% 0,22% 0,41% -0,63%

Baja

Contribucion

es (II)

Sistemas

Provinciales

(IV)

Ahorros por

pago de

prestaciones

(V))

Año

58

Cuadro Nº 5: Resultado y Endeudamiento del Sector Público Argentino no Financiero (SPAnF) y

Resultado de la Seguridad Social en porcentaje del PBI. 1995-2003

Fuente: Elaboración propia en base a datos de ANSES, Secretaría de Hacienda e INDEC.

El Sector Público observa una marcada tendencia al déficit financiero y fuerte

endeudamiento neto para el periodo. La seguridad social “contribuye” al déficit en una

importante porción: entre 31% y 74% de 1995 a 2001. En 2002 y 2003, años de superávit,

la seguridad social lo reduce.

El endeudamiento neto satisface la necesidad de financiamiento del Sector Público

Argentino, pero también deriva recursos que incrementaron la Inversión Financiera

Neta. Así, se estima que la Seguridad Social impactó en el Endeudamiento Neto en más

20% promedio en el período 1995-2001.

Funcionamiento del subsistema de capitalización

Buena parte de la recaudación de aportes personales previsionales fue derivada a los

Fondos de Jubilaciones y Pensiones, que agregados y capitalizados presentaron la

siguiente evolución a lo largo de su existencia.

Cuadro Nº 6: Valor de los Fondos de Jubilaciones y Pensiones en porcentaje del PBI. Argentina.

1995-2008

Fuente: Elaboración propia en base a datos de SAFJP e INDEC a junio de cada año.

La estructura de cartera de los fondos, normada taxativamente por la Ley Nº 24.241,

permitía la compra de Títulos Públicos.

Concepto 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

Resultado Financiero SPAnF (I) -1,80% -2,70% -1,50% -1,70% -3,00% -2,10% -4,00% 0,20% 1,10%

Endeudamiento Neto SPAnF (II) 4,20% 5,10% 2,90% 4,40% 4,90% 4,30% 6,50% 0,30% 2,90%

Resultado

Seguridad Social (III)

Participación de la Seguridad

Social en el resultado financiero

(IV=III/I)

Participación de la Seguridad

Social en el endeudamiento neto

(IV=III/I)

Seguridad Social:

41%

“Contribuye” al déficit fiscal y al endeudamiento

Reduce el

superávit fiscal y

contribuye al

endeudamiento

-650% -109%

29% 39% 24% 11% 20% 19% 22% 433%

-1,40% -1,30% -1,20%

66% 74% 47% 29% 33% 38% 35%

-1,20% -2,00% -0,70% -0,50% -1,00% -0,80%

Año 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

Valor FJP 0,50% 1,40% 2,50% 3,40% 4,80% 6,60% 8,20% 11,20% 11,40% 9,80% 10,00% 10,50% 10,70% 8,50%

59

A diciembre de 2008, luego de casi 15 años de acumulación, los fondos fueron

traspasados a la administración estatal, a esa fecha, los activos financieros por deuda

del Estado significaban cerca de 60% del total de dichas carteras.

Esto muestra el papel que jugó el régimen de capitalización en el financiamiento del

sector público: por un lado, le privó de los recursos aportados por los trabajadores y,

por el otro, llevo al Estado a la necesidad de “aspirar” dichos recursos para financiarse.

Ello tuvo una contrapartida onerosa, pues la sociedad terminó pagando los intereses por

esa deuda que emitió, que puede contarse como parte del “costo de transición” que

supone el reemplazo de un régimen de reparto por uno de capitalización.

Con la Ley Nº 26.425, que eliminó el régimen de capitalización, los fondos administrados

por las AFJP fueron traspasados al FGS, creado por el Decreto Nº 897/07.

Otro aspecto importante que supuso la instauración del régimen de capitalización fue la

derivación de recursos hacia el sector privado.

A continuación, se presentan los montos transferidos en concepto de comisiones de las

AFJP, Seguro Colectivo de Invalidez y Fallecimiento (SCIF), capitales complementarios

(que incluyen los correspondientes a las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART),

integrados por las Compañías de Seguros de Vida en las cuentas de capitalización en

ocasión de la invalidez o el fallecimiento, como contrapartida del SCIF) y los fondos

derivados a las Compañías de Seguro de Retiro en función de la selección de modalidad

Renta Vitalicia Previsional ofrecidas a los beneficiarios por las mismas.

Cuadro Nº 7: Montos derivados por el Régimen de Capitalización al sector financiero, por tipo de

empresa. Total 1995-2008 en dólares estadounidenses

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la SAFJP.

Las AFJP, las Compañías de Seguro de Vida y las Compañías de Seguro de Retiro fueron

entidades remuneradas en su gestión.

La operación de las AFJP -por ejemplo- en casi 15 años de operación significó recursos

ConceptoMonto (en

millones de U$S)

Comisiones AFJP 7.387

SCIF 4.090

Capitales Complementarios 3.653

Transferencias a CSR 3.742

Total 18.872

60

erogados por los trabajadores aportantes en torno a unos U$S7.387 millones (sin incluir

el costo correspondiente al SCIF).

Para calcular el costo total de la gestión privada del sistema previsional debería sumarse

el costo de las Compañías de Seguro de Vida y de las Compañías de Seguro de Retiro

(CSR), información no disponible en el marco del presente trabajo.

Los ingresos de las compañías de seguro de vida representaron unos U$S 4.090 millones,

mientras que las transferencias desde las cuentas de capitalización a las compañías de

seguro de retiro unos U$S3.742 millones.

Los “capitales complementarios” registran la integración de los capitales que las CSV

realizaron en las cuentas de capitalización individual a efectos de financiar las

prestaciones de invalidez y fallecimiento cubiertas por el SCIF, aunque también incluyen

las derivadas de la Ley de Riesgos del Trabajo.

Sin embargo, y a título sólo ilustrativo, los costos de las AFJP representaron 2,5 veces los

correspondientes a ANSES, que además de gestionar el sistema previsional administra

otros programas de la seguridad social (asignaciones familiares, seguro de desempleo,

etc.). A continuación, se presenta la evolución de dichos conceptos.

Gráfico Nº 9: Comisiones de las AFJP (menos costo del SCIF) y Gasto Operativo de la ANSES, en

porcentaje del PBI. 1995-2008

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la ANSES y de la SAFJP.

La fuerte reducción observada luego del año 2001 estuvo asociada a la regulación que

el estado nacional hubo de imponer en el marco de la crisis económica y la salida del

régimen de convertibilidad.

0,00%

0,05%

0,10%

0,15%

0,20%

0,25%

0,30%

0,35%

19

95

19

96

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

% P

IB

Gasto ANSES Comisiones menos SCIF

61

Aunque el nivel de las comisiones cobradas por las administradoras pueda ser así

percibido como excesivo, para justipreciar ello es necesario contemplar los tres

componentes en que tal comisión puede desagregarse: el costo del SCIF, el costo del

servicio de administración de fondos previsionales y la ganancia de las administradoras.

Respecto al costo del seguro, no puede descartarse que hayan operado precios de

transferencia, dado que no es descabellado considerar comercio intrafirma al circuito

entre AFJP y empresas aseguradoras vinculadas a un mismo grupo económico

controlante.

Asimismo, la estructura de tales seguros se modificó en ocasión de la reducción en las

tasas de aportes personales correspondientes al sistema privado, de modo tal de

morigerar el impacto sobre el aporte capitalizable.

Ello dejó en claro que, o bien el costo previo de tal seguro era innecesariamente alto, o

bien el nuevo esquema no era actuarialmente sustentable en razón de la insuficiencia

de las respectivas reservas técnicas.

En cuanto al costo de administración, el mismo debe ser por fuerza mayor en un sistema

disperso en muchas empresas que en cabeza de un ente único como ANSES, dada la

existencia de economías de escala versus la necesidad de, por ejemplo, administrar una

base de datos de afiliados por parte de cada una de las AFJP.

Del mismo modo, la mentada competencia entre administradoras requiere el

mantenimiento de onerosas estructuras comerciales que incluyen marketing, publicidad

y remuneraciones de una cuantiosa fuerza de ventas (que, en promedio para el período

1995-2007, representó un 86% del personal total de las administradoras, es decir, que

unos 12.000 trabajadores se desempeñaban como promotores, según datos de la

SAFJP).

Así, aun prescindiendo de la discusión acerca de la existencia o no de una tasa de

ganancia excesiva presente en la operatoria de las administradoras, se verifica la pesada

carga que las comisiones representaban para el conjunto del sistema.

Como último dato acerca del funcionamiento de este componente privado, vale señalar

que, en el periodo de vigencia del régimen de capitalización, fueron autorizadas a

funcionar un total de 25 AFJP.

Al momento de eliminación de dicho régimen (diciembre 2008) las AFJP eran sólo 10,

luego de transitar un frondoso proceso de fusiones y adquisiciones.

Los grupos económicos de instituciones financieras (Bancos, Compañías de Seguros) se

erigieron controlantes del sistema, tal como puede apreciarse en el siguiente cuadro.

62

Cuadro Nº 8: Controlantes de AFJP. Participación en el valor de los FJP. 2008

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la SAFJP.

E. PRINCIPALES HALLAZGOS

La política previsional en los años noventa fue restrictiva de la cobertura (la llevó de 77%

en 1995 a 66% en 2004), al aumentar los años de servicio y, en el caso del régimen de

capitalización, individualizadora de los riesgos de la previsión social y de los riesgos

sistémicos.

Las cuentas fiscales tuvieron mecanismos “automáticos” de aparente salvaguarda del

riesgo de inversión, del riesgo macroeconómico, del riesgo demográfico: eran los

beneficiarios del régimen de capitalización quienes debían soportar individualmente sus

efectos.

Asimismo, fomentó el cambio en la composición de los recursos de la seguridad social,

aumentando desde un 28% (1995) a un 44% (2001) el peso de los impuestos en el total,

exacerbando así el financiamiento previsional desde las personas no cubiertas a las

personas cubiertas por la seguridad social.

De igual modo, incrementó los costos de gestión previsional. En el periodo 1996-2001 el

costo de administración del sistema privado fue, en promedio, de 0,27% del PBI, más de

3 veces el costo operativo del régimen público de reparto.

Así, transfirió recursos previsionales públicos al sector privado corporativo, cuyo núcleo

perceptor controlante fue la industria financiera. Ello resultó una novedad en la historia

económica argentina. Se estima dicha transferencia directa en torno a los U$S 8.000

millones.

A su vez, propendió a la nacionalización de las cajas provinciales con relativo éxito,

logrando el traspaso de 10 de ellas (y de la caja de la, por entonces, Municipalidad de la

Ciudad de Buenos Aires).

Mientras que, entre 1991 y 2001, practicante no hubo ajustes por movilidad de las

prestaciones (más allá de los producidos durante la corta existencia del AMPO como

factor de actualización), en 2001-2002., por el Decreto Nº 897/01, se recortaron los

haberes de los rangos de mayores ingresos.

La política económica de los años noventa afectó al sistema previsional de varias

maneras: redundó en la generación de desempleo, aumentó la precarización de la fuerza

Sector Extranjeros Nacionales Total

Bancos y Seguros 67% 20% 87%

Otro 0% 13% 13%

Total 67% 33% 100%

63

laboral y redujo el salario real. Por ende, resultó una macroeconomía con un sesgo hacia

el desfinanciamiento del sistema previsional.

Las implicancias de la política económica y la política previsional provocaron un

empeoramiento del déficit financiero del sector público nacional no financiero, que pasó

de 2,5% PBI en 1995 a 4,1% PBI en 2001.

El déficit de la Seguridad Social, en ese período, osciló entre el 0,5% PBI y 2,0% PBI, lo

que representó una “contribución” relevante al endeudamiento del Sector Público

Argentino, del orden de entre un 20% y un 30% de las necesidades anuales de

financiamiento durante el grueso del período.

A ello hay que sumar el costo de los intereses de la deuda generada por los aportes

personales derivados a los fondos de pensiones.

Las promesas de mejora del sistema previsional que se esgrimieron en la génesis de la

reforma pro-capitalización quedaron incumplidas.

No se verificó el “fortalecimiento del ahorro interno y del mercado de capitales” que se

había previsto.

A su vez, dado el aumento de la informalidad laboral, resultó imposible el cumplimiento

del objetivo de “disminución de la evasión”.

En cuanto al nuevo régimen público, se destacan dos novedades:

i. la creación de la PBU, que significó la consolidación de un carácter

redistributivo entre las personas beneficiarias del sistema.

ii. ii. la posibilidad de tener más de una prestación pública (jubilación y

pensión/es) asociada a la idea del seguro privado.

64

CAPITULO IV

POLÍTICAS PREVISIONALES DEL PERIODO 2003 - 2015

La caída del régimen de convertibilidad devino en una importante devaluación que

impactó en el nivel de precios doméstico.

A la concomitante reducción del salario real y a las beneficiosas condiciones del mercado

mundial que significaron un aumento de los términos de intercambio, le siguió la

elección -por parte del gobierno nacional- de una política heterodoxa que propició el

crecimiento del salario real y el desarrollo del mercado interno.

Ello derivó también en un incentivo al aumento de la utilización de la capacidad instalada

y en el incremento de las ganancias empresariales.

El corolario de dicha amalgama de situaciones y elecciones de política derivó en un

importante aumento del PBI, que en el periodo 2003-2007 creció en términos reales un

52%.

Sin embargo, las condiciones cambiaron en la segunda década del siglo XXI y dicha

impronta de recuperación económica trasmutó en un proceso de “estancamiento con

inflación” (Gerchunoff y Llach, 2018).

La reversión de los términos de intercambio, el deterioro del tipo de cambio real y su

impacto en la competitividad de la economía, el estancamiento de la inversión

productiva, las dificultades de acceso a los mercados financieros internacionales,

terminaron la época de “superávits gemelos” (fiscal y externo) dando lugar a otra con

“déficits gemelos”.

Concomitantemente a dichas condiciones económicas, el conflicto político se agudizó

en un proceso que culminó con el triunfo de la coalición Cambiemos en las elecciones

presidenciales de 2015.

A. RECORRIDO NORMATIVO DE LA NUEVA POLÍTICA PREVISIONAL

El presente raconto por los principales cambios normativos en materia previsional del

período 2003-2015, incluyen tanto políticas dirigidas al objetivo de ampliar la cobertura

previsional (moratorias) como a regular su intensidad (movilidad) así como,

modificaciones paramétricas (en relación a aportes y contribuciones) y estructurales

(libre opción previsional y reestatización del sistema).

Políticas de ampliación de la cobertura

Dada la importancia de la moratoria previsional en materia de cobertura, es menester

desglosar la evolución de dicha política a lo largo del tiempo. Como ya se ha destacado,

65

la reforma previsional de 1994 elevó en cinco años la edad mínima requerida para el

acceso a los beneficios.

Ello sin duda ha sido especialmente perjudicial para las mujeres con edades

comprendidas entre los 55 y los 60 años y para los varones mayores de 60 y menores de

65.

En virtud de ello, y atendiendo a las demandas de un grupo de estas personas, nucleadas

en la Asociación de 50 a 60 (cuyo slogan era: “demasiado viejos para un empleo formal,

demasiado jóvenes para jubilarse”), el Poder Legislativo Nacional sancionó a fines del

año 2004 la Ley Nº 25.994.

La misma establece por su Artículo 2º que las personas que estén en situación de

desempleo y que hayan cumplido con el requisito de treinta años de aportes,

restándoles menos de cinco años para cumplir la edad de retiro, podrán acceder a un

beneficio previsional mínimo, hasta cumplir con la edad requerida, momento en que se

recalculará el valor de la prestación según corresponda en cada caso.

El impacto de esta legislación ha sido más bien acotado en términos de ampliación de la

cobertura previsional, ya que en la inmensa mayoría de los casos el requisito cuyo

endurecimiento impedía el acceso a la jubilación no era la edad sino los años de servicios

con aportes, sobre todo en el contexto de creciente precarización del mercado laboral

ya descrito.

Según datos del Boletín Estadístico de la Seguridad Social, las personas con los años de

servicios con aportes, pero sin la edad mínima, beneficiadas por esta norma, eran, a

fines de 2007, 41.627, es decir menos de un 2,5% del total de la población que había

obtenido a esa fecha una jubilación en el marco de la Ley Nº 25.994.

Respecto al resto de la citada legislación, el Artículo 6º de la Ley Nº 25.994 norma que

los trabajadores que a partir de 2004 tengan la edad mínima para jubilarse tienen

derecho a inscribirse en la moratoria previsional establecida por la Ley Nº 25.865.

Tal Ley, de comienzos de 2004, refería a su vez a una antigua moratoria dictada por la

Ley Nº 24.476 de 1995, que contemplaba un régimen especial de facilidades de pagos

por obligaciones previsionales correspondientes a trabajadores autónomos por

períodos anteriores a octubre de 1993.

Posteriormente, el Decreto Nº 1.454/05 de diciembre de 2005 establece que los pagos

de las cuotas de moratoria podrán ser simultáneos al cobro del beneficio, operando su

regularidad como requisito para la continuidad en la percepción del haber.

Vale remarcar que, hasta ese momento, la moratoria tenía un carácter más tradicional,

ya que la condición de acceso a las prestaciones radicaba en la cancelación anterior de

66

la totalidad de las cuotas del plan de facilidades de pagos suscripto.

A su vez, la Resolución Nº 2.017/06 de la Administración Federal de Ingresos Públicos

(AFIP), de marzo de 2006, reglamenta el mecanismo de adhesión por Internet al

mencionado plan de facilidades de pagos de obligaciones previsionales de trabajadores

autónomos previas a octubre de 1993.

Similarmente, la Resolución Nº 319/06 de la ANSES, de abril de 2006, establece las

normas complementarias y aclaratorias necesarias para aplicar la reformulada

moratoria de 1995, estableciendo, entre otras cosas, los circuitos administrativos

necesarios para acceder por este mecanismo a prestaciones por invalidez y

fallecimiento.

Sin embargo, la verdadera explosión en el número de altas otorgadas por imperio de la

presente normativa se da a partir de agosto de 2006, fecha de entrada en vigencia del

mecanismo de Jubilación Automática para Trabajadores Autónomos, previsto en la

Resolución Nº 625/06 de la ANSES, y también conocido como jubilación por Internet,

dado que por permite realizar la tramitación del beneficio en forma íntegra por dicho

canal electrónico.

Finalmente, la Resolución 884/06 de la ANSES determina, en octubre de 2006, que a

partir del 26/10/2006 se restringe el acceso a la moratoria, al impedir el cobro previo a

la liquidación total de las cuotas para las personas que ya contasen con cualquier tipo

de beneficio bajo la forma de plan social, pensión graciable o no contributiva de otro

tipo, jubilación, pensión o retiro civil, militar o policial, nacional, provincial o municipal.

De esta forma, se establece algún coto al fenómeno de la doble cobertura casi un año

después de la reglamentación de la moratoria y transcurrido prácticamente un trimestre

desde el lanzamiento del trámite abreviado virtual para el acceso a los beneficios.

Vale destacar, entonces, el precario origen normativo de una moratoria previsional por

la que unos dos millones y medio de personas han obtenido su jubilación. Un Decreto

reglamentado por tres Resoluciones de dos organismos distintos, que versa sobre un

Artículo de una Ley que buscaba solucionar un problema completamente distinto, que

asimismo refiere a otra Ley que a su vez modifica una olvidada norma de casi una década

de antigüedad.

No es de extrañar entonces que entre el dictado de la mentada reglamentación y el

crecimiento real y perceptible en el número de prestaciones transcurriese casi un año.

Es en tal sentido que no puede hablarse de una política de ampliación de la cobertura o

de inclusión previsional, como fue enunciada por el gobierno, deliberada y formal, sino

de una muy opaca norma cuyo potencial probablemente haya sido descubierto antes

67

por los actores del sector privado vinculados con la administración de la seguridad social

(abogados y gestores) que por las propias autoridades del sector público que la dictaron.

Así, la primer reacción oficial, en la dirección de apropiarse de la política de ampliación

de la cobertura, surge como consecuencia de una demanda de prestaciones por

moratoria a todas luces inesperada, y data de diciembre de 2005, es decir un mes

después del quiebre en la tendencia decreciente presente en la evolución del número

de jubilaciones del SIJP.

Normativamente, tal política puede encuadrarse en el referido Decreto Nº 1.454/05,

aunque el verdadero hito, que permite aprovechar el potencial de esta política en

términos de recuperación de altos niveles de cobertura previsional en edades pasivas,

está dado por la Resolución Nº 625/06 de la ANSES que crea el mecanismo de jubilación

por Internet a través del que ha sido posible dar curso favorable a más de medio millón

de solicitudes de jubilación por moratoria en sólo tres meses (primer trimestre de 2007)

y a un millón y medio en apenas quince meses (de octubre de 2006 a diciembre de 2007).

De esta forma, el Decreto Nº 1.451/06 de octubre de 2006 establece que el acceso a los

beneficios en el marco de la prestación anticipada por desempleo (es decir con el

cumplimiento de los aportes, pero no de la edad) caduca a partir de mayo de 2007.

Asimismo, instruye a la ANSES a adoptar mecanismos que prioricen en el acceso a los

beneficios de moratoria a los adultos mayores sin otro tipo de prestación. Tal instrucción

fue aplicada por el Organismo por medio de la precitada Resolución Nº 884/06.

En cuanto al cierre de la moratoria, si bien podría interpretarse que debería producirse

junto con la pérdida de vigencia de la Ley Nº 25.994, esto es a partir de mayo de 2007,

en los hechos al estar contenida en otras normas (Ley Nº 24.476 y Ley Nº 25.865)

continua vigente hasta nuestros días con la particularidad de aplicarse únicamente para

periodos impagos anteriores a octubre de 1993 y por tanto con un potencial decreciente

en cuanto a su capacidad para brindar cobertura a las sucesivas cohortes de nuevos

ancianos con trayectorias laborales signadas por la precariedad laboral.

Ya revistados los antecedentes normativos conviene ahora analizar con más

profundidad las implicancias de la moratoria.

En su concepción original, la mentada moratoria no puede conceptualizarse, en rigor,

como tal, sino como un mecanismo desarrollado para el mero otorgamiento de

prestaciones de carácter semicontributivo o aún no contributivo.

De allí que pueda observarse una importante diferencia con los planes de facilidades de

pagos de deudas previsionales implementados en las cuatro décadas previas.

La misma surge del sentido de la norma: las pasadas moratorias tenían un objetivo

68

financiero. Esto es, incrementar la recaudación de aportes y contribuciones en el corto

plazo, siendo el incremento de la cobertura un efecto social positivamente valorado,

pero no necesariamente buscado (Álvarez y otros, 2006).

Por su parte, la actual moratoria busca explícitamente incrementar la cobertura (en un

primer momento de un grupo en particular, las personas con los aportes pero sin la

edad) ya que financieramente desde sus comienzos representó un flujo de gastos en

forma de jubilaciones superior al correspondiente a los recursos (aportes), al punto de

que algunos autores (Castiñeira, 2007) relacionan otras políticas de seguridad social,

como las reformas estructurales del período, con la necesidad de financiar dichos

beneficios semicontributivos.

Tal carácter semicontributivo se verifica en el hecho de que el mecanismo adoptado

consiste en una declaración por parte del solicitante de tantos años de servicios

(anteriores a octubre de 1993) en cualquier actividad cuentapropista como sean

necesarios para acceder al beneficio jubilatorio y una vez aceptada tal deuda, el ingreso

en un plan de facilidades de pagos (PFP) que contemple un máximo de sesenta cuotas,

siendo necesario abonar la primer cuota para acceder a tal PFP.

A partir del referido pago inicial comienza el trámite jubilatorio y, una vez resuelto

favorablemente el mismo, tras el pago del retroactivo correspondiente al tiempo que

haya demorado la gestión de la prestación, la segunda cuota y siguientes del PFP se

descuentan directamente de los haberes percibidos en forma corriente, con excepción

de los abonados en concepto de sueldo anual complementario, que se cobran íntegros.

De allí que se conceptualice la prestación como semicontributiva, dado que el único

pago auténtico es el inicial, ya que los otros cincuenta y nueve consisten en meros

descuentos sobre una prestación.

Por otra parte, en muchos casos corresponde definir la prestación de marras como no

contributiva, por haber recibido el beneficiario algún tipo de subsidio o ayuda social para

enfrentar el pago de la cuota inicial. Tales situaciones se inscriben en los llamados

Convenios de Inclusión Previsional, por los que, tanto gobiernos provinciales y

municipales como organizaciones confesionales sufragan la cuota originaria.

La ANSES había suscripto, a diciembre de 2006, ciento tres convenios de este tipo

correspondiendo nueve a gobiernos provinciales, ochenta y cinco a municipios y nueve

a organizaciones no gubernamentales, cubriendo a un total de 184.155 personas, es

decir a más de la cuarta parte de las personas que habían podido acceder, hasta ese

momento, a la jubilación sin contar previamente con los correspondientes aportes, por

efecto de la Ley Nº 25.994 (ANSES, 2006).

Sin embargo, la inmensa cobertura de la política de moratoria previsional y su

combinación con programas focalizados y descentralizados que facilitaban el acceso a la

69

misma no enmascara sus dos grandes defectos.

El primero es su carácter no universal, que favorecía el surgimiento de importantes

brechas respecto al acceso.

El segundo viene dado por su incapacidad para excluir a las personas que ya gozaban de

algún beneficio previsional propiciando la doble cobertura para un número importante

de beneficiarios.

En lo que respecta al problema de la doble cobertura, la misma autoridad previsional

reconoce que tal fenómeno creció en 317.650 casos como consecuencia de la moratoria

previsional, como resultado del rezago de tres meses producido entre la

implementación de la jubilación por internet y la imposición del requisito de pago previo

total para quienes ya contaban con beneficio (Boudou y otros, 2007).

De hecho, según datos del Boletín Estadístico de la Seguridad Social, previo a la

explosión de la moratoria, a fines de 2005, un 10% de los beneficios eran jubilaciones de

personas con pensión (unos 300.000 casos), mientras que, a fines de 2007, tal situación

englobaba al 15% de los beneficios (más de 600.000 casos).

Por su parte, la persistencia de importantes bolsones de población adulta mayor sin

beneficio previsional alguno se relaciona tanto con las limitaciones inherentes a la

concepción de la política previsional como con sesgos producidos por su forma de

implementación.

Entre los del primer tipo enunciado se destaca la idea de contribución previa. Es decir,

la definición de seguridad social básicamente entendida como seguro social, con un

papel marginal para la asistencia social y otro casi inexistente para el ahorro previsional

voluntario, en buena medida acorde a las ya reseñadas debilidades institucionales de

tales componentes.

Tal idea, para ser consistente con una cobertura cuasi universal, debe descansar

necesariamente sobre supuestos de pleno empleo con altas tasas de registro.

Si bien es cierto que según datos oficiales del INDEC la desocupación se redujo de 23,6%

en octubre de 2002 (considerando desocupados a los beneficiarios de planes de empleo)

a 7,3% en el cuarto trimestre de 2010 y que la tasa de empleo no registrado de los

asalariados cayó de 49,5% en el segundo trimestre de 2003 a 33,7% en el cuarto

trimestre de 2010, a pesar de tal evolución extraordinaria más de un tercio de la fuerza

de trabajo no contaba con aportes previsionales en el cuarto trimestre de 2010,

generando justificadas dudas sobre la capacidad para brindar cobertura de un sistema

previsional que sigue exigiendo, al menos desde la norma, treinta años de servicios con

aportes a los varones de sesenta y cinco años de edad y a las mujeres de sesenta.

70

La incapacidad, ideológica o política, para reconocer la ficción de estos supuestos genera

una situación completamente improcedente, en que cientos de miles de personas,

especialmente mujeres inactivas, se ven obligadas a declarar empleos que nunca

tuvieron a un Estado que exige y convalida tales manifestaciones, aún a sabiendas de la

falsedad de las mismas.

Las razones de tal inactividad pueden a su vez rastrearse en falencias de los servicios

públicos de cuidado y en pautas culturales patriarcales que dificultan el acceso al

mercado de trabajo, sobre todo a las mujeres provenientes de hogares con bajos

ingresos (Giménez, 2004).

Por su parte otro importante número de personas declara deudas previsionales por

actividades por propia cuenta, cuando en realidad durante esos períodos se

desempeñaron en empleos en relación de dependencia no registrados.

Todo ello resulta en prestaciones que en los hechos no se generan a partir de la

contribución previa y que son en gran medida financiadas por recursos no contributivos,

arribando a una situación conceptualmente consistente, pero por vías que erosionan

por ambos lados la legitimidad del sistema.

A su vez, de este carácter vergonzantemente semicontributivo de las prestaciones, surge

naturalmente un circuito administrativo para la obtención de los beneficios más

complejo y por tanto más costoso y con mayores trabas al acceso que el que emanaría

de una política de ampliación de la cobertura previsional más sincera y transparente.

De este modo, las bases sobre las que descansa el sistema de seguridad social argentino,

que crujen en los hechos, pero que tratan de salvaguardarse en las formas, se erigen en

una importante fuente de obstáculos para cumplir con el principio de universalidad en

la cobertura (Ain, 2008).

Por otra parte, los problemas de implementación que de tal concepción equivoca se

desprenden generan distintos tipos de mecanismos de exclusión que pueden definirse

como brechas al acceso, que en cada caso serán o no salvadas dependiendo del capital

económico, humano y social acumulado por los distintos individuos (Martínez, 2006).

Dado que la moratoria, en rigor, solamente permite declarar como períodos de servicios

impagos como autónomo (a ser regularizados), aquellos anteriores a octubre de 1993,

en los que, a su vez la persona debe haber sido mayor de 18 años de edad, en caso de

querer declarar los 30 años completos de servicios con aportes bajo esta modalidad,

sería necesario haber nacido antes del 1º de abril de 1946.

En rigor, dada la posibilidad prevista en el Artículo 19 de la Ley Nº 24.241 subsiste la

posibilidad de atrasar el retiro de modo tal de compensar la falta de aportes con el

exceso de edad a razón de dos años de atraso en el cobro por cada año sin aportes, una

71

mujer que cumpla la edad jubilatoria en abril de 2011, en caso de no contar con ningún

aporte, recién podría jubilarse diez años después, esto es a los 70 años de edad.

Mientras que un varón que cumpla 65 años el mismo mes del mismo año podría jubilarse

sin problemas. Aunque aquellos que soliciten el beneficio a partir de mayo de 2011,

(nacidos a partir de mayo de 1946) deberán asimismo retrasar su retiro en forma

escalonada y creciente a medida que pase el tiempo.

Este fenómeno de atraso del retiro, por sí solo, ya permitiría proyectar cierta caída de la

cobertura, y ha sido tenido en cuenta a la hora de sancionar, en 2014, la Ley Nº 26.970.

Dicha norma cubre a quienes hayan cumplido la edad jubilatoria (60-65) al 18/09/2016

por deudas hasta el 12/2003. También pueden ingresar derechohabientes de personas

que antes de fallecer se hayan inscripto como autónomos o monotributistas. Cubre a

quienes no puedan pagar la totalidad de las cuotas antes de percibir los haberes. Es

compatible con otro beneficio, siempre que sea uno solo, contributivo, y con un monto

no superior al haber previsional mínimo.

La forma de determinar quién puede o no cubrir dichas cuotas antes de percibir el

beneficio fue a partir de una serie de condiciones, que eran no contar con ingresos

brutos anuales superiores a $180.000, ni declarar Bienes Personales por más de

$720.000, ni poseer bienes informados por la Dirección Nacional de los Registros

Nacionales de la Propiedad Automotor y de Créditos Prendarios por más de $270.000,

ni tener bienes informados por la Administración Nacional de Aviación Civil, ni

embarcaciones de más de 9 metros de eslora informada por la Prefectura Naval

Argentina, ni gastos y/o consumos con tarjetas de crédito y/o débito anuales superiores

a $234.000.

Como ya se consignó, en diciembre de 2005 existían 299.735 personas con doble

beneficio (jubilación y pensión), es decir un 10% de los beneficiarios totales, mientras

que en junio de 2012 había 822.208 personas con doble beneficio, esto es un 18% de los

beneficiarios totales.

A su vez, en junio de 2012 existían aproximadamente 1.000.000 de pensiones con

haberes que no superaban el mínimo.

Ello implica, que la nueva moratoria previsional podría incrementar la doble cobertura

en unos 178.000 casos.

Incluso si el número de nuevos beneficiarios creciera en torno a las previsiones oficiales

(474.000), el doble beneficio treparía al 20%.

Es requisito para la nueva moratoria, el declarar años en que la persona haya sido mayor

de 18 años de edad. Dado que los meses declarados deben corresponder a años

72

anteriores a 2004, considerando que se requieren 30 años de servicios con aportes, que

la edad jubilatoria es de 60 años para las mujeres y 65 para los hombres y que la ley

vence en septiembre de 2016: una mujer nacida en septiembre de 1956, cumple 60 años

en el plazo de la norma, pero solamente puede declarar períodos a partir de septiembre

de 1974, por lo que nueve meses no entrarían a la moratoria.

Por ello, no se resuelve el problema de fondo, que resurgiría a partir de 2017, esto es, la

falta de cobertura contributiva.

Políticas sobre la intensidad de la cobertura

Como ya se ha señalado, el primer intento por recomponer la intensidad de la cobertura,

tras la gran inflación del primer semestre de 2002, data de agosto de dicho año y

consistió en un subsidio complementario, no retributivo ni bonificable, que elevó el

haber mínimo a $200 para quienes gozaban de un solo beneficio previsional (Decreto

Nº 1.275/02).

La trascendencia de esta política corresponde a que serviría de faro al rumbo seguido

durante los siguientes cuatro años, en que se desarrollaron ulteriores incrementos

nominales en los haberes previsionales, que, aunque diferirían del mencionado subsidio

en ser remunerativos y bonificables, se limitaron, básicamente, a elevar el valor nominal

sólo del haber previsional mínimo.

De este modo, entre julio de 2003 y septiembre de 2005, se sucedieron siete

incrementos en la jubilación mínima que paso de $150 a $390 mientras que el resto de

los haberes apenas si recibieron un incremento del 10% (en el caso de las prestaciones

inferiores a $1.000) en septiembre de 2004.

Con posterioridad a ello, el primer aumento de tipo general data recién de junio de 2006

(Decreto Nº 764/06) y marca un nuevo hito en tanto los subsiguientes incrementos de

13% en enero de 2007 (Ley Nº 26.198 de Presupuesto 2007), de 12,5% en septiembre

de 2007 (Decreto Nº 1.346/07), de 7,5% en marzo de 2008 y de 7,5% en julio de 2008

(Decreto Nº 279/08) fueron también generales.

Asimismo, los incrementos correspondientes a marzo (11,69%) y septiembre (7,34%) de

2009, se destacan por ser las primeras actualizaciones, en casi una década, originadas

en una regla de ajuste automático: la Ley de Movilidad Previsional.

Concluida la revisión de los aumentos acaecidos corresponde ahora desarrollar sus

efectos e implicancias.

La estrategia de incremento exclusivo del haber previsional mínimo muestra en primer

lugar la precariedad del contexto macroeconómico en que tuvo lugar.

73

Por ejemplo, en mayo de 2004 el Decreto Nº 683/04 determinó que el haber previsional

mínimo sería de $260 a partir de junio de 2004 y de $280 desde septiembre de 2004, sin

embargo, el último de estos aumentos quedaría sin efecto ya que el Decreto Nº 1.199/04

de septiembre de 2004 norma una jubilación mínima de $308, pagadera desde el

mensual septiembre. Ello evidencia que la evolución de los incrementos de haberes

estaba determinada por las previsiones de recursos fiscales.

Así, a medida que se consolidaba la tendencia hacía un fuerte crecimiento económico,

incipiente desde 2003, la disponibilidad de recursos permitía otorgar incrementos

superiores a los originalmente estimados.

Asimismo, se destaca el carácter discrecional de tales actualizaciones. En la misma

senda, el curso de acción escogido condicionaba en gran medida las decisiones futuras,

ya que a medida que crecía el porcentaje de beneficios concentrados en torno al haber

mínimo más se incrementaba la rentabilidad política de seguir circunscribiendo los

ajustes al conjunto de prestaciones de menor valor, ya que permitía maximizar a la vez

la tasa de incremento y la cantidad de beneficiarios del mismo, mientras que el peso del

grupo que permanecía excluido de los aumentos se reducía paulatinamente.

De esta forma, el porcentaje de beneficios correspondientes al haber previsional mínimo

pasó del 17% del total en marzo de 2002 a representar un 76% en diciembre de 2008.

Independientemente de la histéresis del proceso descripto, distintas circunstancias

posibilitaron romper con la tendencia hacia prestaciones uniformes a partir de junio de

2006.

Por una parte, la Corte Suprema de Justicia Nacional dictaminó, en agosto de 2006, por

medio del denominado "Fallo Badaro I" que no solamente es facultad sino deber del

Poder Legislativo Nacional establecer por Ley el cumplimiento de la garantía de

movilidad de los haberes previsionales consagrada por el Artículo 14 Bis de la

Constitución Nacional (que explícitamente refiere a “jubilaciones y pensiones móviles”).

Condición que no cumplían los incrementos de haberes otorgados hasta ese momento,

dado que habían sido por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional. De allí que tales

incrementos fuesen posteriormente convalidados por el Artículo 48 de la Ley Nº 26.198

de Presupuesto 2007, que a su vez otorgó otro aumento por su Artículo 45.

Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación reconoce, en un fallo de

noviembre de 2007 (conocido como Badaro II) que tal maniobra no da cabal

cumplimiento a la sentencia previa.

Del mismo modo, en el mencionado fallo establece, ante la pasividad del legislador, que

por el período transcurrido entre enero de 2002 y diciembre de 2006 corresponde una

actualización de haberes previsionales del orden del 89%.

74

Tal porcentaje surge de la evolución del Coeficiente de Variación Salarial (CVS), nivel

general, del INDEC, ratificando de este modo que la movilidad de las jubilaciones y

pensiones debe relacionarse con la evolución de los salarios y no de los precios,

reconociendo a los beneficios previsionales y por ende a los aportes, como salarios

diferidos en el tiempo.

Cabe destacar que en el período de referencia habrían recibido incrementos de haberes

superiores a lo establecido por el máximo tribunal un 60% de los 3.231.757 beneficios

con que contaba el régimen previsional en marzo de 2002, a la vez que el resto

obtuvieron incrementos menores a los del mandato judicial.

En el extremo, un 5% de los beneficios a marzo de 2002, es decir unos 170.813 casos,

solamente habían percibido a enero de 2007 actualizaciones de haberes del orden del

25%.

Se verifica así la presión judicial en pos de lograr por parte de las autoridades políticas

una resolución de la cuestión de la movilidad de las prestaciones de la seguridad social,

en un contexto de moderados, pero recurrentes, incrementos de los precios y salarios

nominales, mediante el dictado de una norma tendiente a establecer algún tipo de

mecanismo automático de movilidad sobre la base de indicadores objetivos que refieran

a la evolución de los salarios y que pudieran asimismo tener en cuenta los cambios en la

disponibilidad de recursos.

Vale destacar que, en esta definición laxa, el perimido AMPO, ultimo antecedente

disponible a esa fecha como indicador objetivo y derogado hacía ya más de diez años,

cumplía con ambas condiciones, aunque en forma deficiente ya que no consideraba el

salario medio de la economía sino solamente el formal, excluyendo a aproximadamente

la mitad de los ocupados.

Y, por otra parte, no refería en forma precisa al total de los recursos del sistema al no

tener en cuenta el financiamiento no contributivo que duplicaba en importancia al

producido por aportes y contribuciones, ni considerar el impacto sobre los recursos

genuinos del sistema del incremento del desempleo y la informalidad laboral.

Ello muestra los grados de libertad y por tanto la responsabilidad de los legisladores y

del Poder Ejecutivo en dar cumplimiento al mandato judicial y a la vez generar una

norma justa (respetando la relación entre salarios y jubilaciones) y sustentable (cuyo

cumplimiento pueda financiarse a lo largo del tiempo).

En buena medida, lo que estaba en juego era el sistema contributivo mismo, cuya

existencia depende de la identificación en los hechos de los salarios como su principal

fuente de financiamiento.

La alternativa era convalidar legalmente la realidad de un sistema previsional

75

semicontributivo en su financiamiento pero que seguía sosteniendo ser contributivo en

sus prestaciones, aunque tales contribuciones fuesen una ficción en el marco de la

moratoria previsional.

Así, justamente la moratoria introduce un segundo factor de rediferenciación de las

prestaciones. El mismo está dado por el hecho de que los beneficios de la moratoria si

bien suelen ser iguales en términos brutos (y equivalentes al haber previsional mínimo),

difieren en sus valores netos, ya que la cuota de moratoria descontada en cada caso

depende por una parte de la historia laboral de cada beneficiario y por otra de su edad,

dada la posibilidad de compensar años de aportes faltantes con años de edad por

encima del mínimo exigido legalmente.

Vale destacar, que a medida que crecen los meses de aportes cuya cancelación previa

es requisito para acceder al Plan de Facilidades de Pagos, la moratoria va

transformándose paulatinamente en un componente igualador, en la dirección de una

concentración creciente de beneficios en torno al haber mínimo, al ir disminuyendo la

diferencia entre haber bruto y neto de la cuota de moratoria.

Al impulso de los factores reseñados de diferenciación de haberes (moratoria y fallos

judiciales), a partir de junio de 2006 se produce un cambio en la tendencia hasta

entonces imperante y comienzan a otorgarse incrementos de haberes a la totalidad de

los beneficios.

En la misma línea, en octubre de 2008 se sancionó la Ley Nº 26.417 de Movilidad de las

prestaciones del Régimen Previsional Público. La misma restablece, tras más de una

década, el ajuste automático de los haberes previsionales. Tales actualizaciones operan

en forma semestral en los meses de marzo y septiembre de cada año.

El índice consiste en una función por tramos de la cual se aplica en cada período aquel

que corresponda a un valor menor. El primer tramo contempla dos términos de igual

ponderación, uno en que se considera la variación semestral de los salarios (tomando

de la comparación entre la evolución en el período del Coeficiente de Variación Salarial

(CVS) y del índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables

(RIPTE) el valor más alto) y otro que considera la variación anual de los recursos

tributarios afectados al pago de prestaciones previsionales (sin contar aportes del tesoro

nacional) por beneficio.

Por su parte el segundo tramo está dado por la tasa de crecimiento anual de los recursos

totales de ANSES (libres de aportes del tesoro) por beneficio puesto al pago,

incrementado en un 3%. Durante sus nueve años de vigencia (de 2009 a 2017, inclusive)

siempre se ha aplicado el primer tramo.

Posteriormente, en el año 2010, el Congreso Nacional, por entonces con mayoría

opositora, sanciona la Ley Nº 26.649. La misma establecía una serie de cuestiones.

76

En primer lugar, creaba una garantía del Haber Mínimo equivalente al 82% del Salario

Mínimo Vital y Móvil.

En segundo término, reemplazaba la movilidad de la Ley Nº 26.417 por el siguiente

criterio: el Índice de Salarios Nivel General del INDEC o el índice RIPTE, el que resulte

mejor para el beneficiario.

Como tercer tema, normaba la recomposición del haber inicial de todos los beneficios

según el Índice de Salarios Básicos de la Industria y la Construcción (ISBIC).

La cuarta cuestión era la actualización de los haberes para el periodo 01/04/1991-

30/03/1995 según el INGR y para el periodo 01/01/2001- 31/12/2006 según Índice de

Salarios nivel general, ambos del INDEC.

En el entendimiento de que dicha norma, “implicaría prácticamente la quiebra no sólo

del Sistema Previsional Argentino sino del propio Estado”, mediante el Decreto Nº

1482/10 dicho proyecto fue vetado por el Poder Ejecutivo Nacional.

Más allá de que la fórmula de movilidad vigente hasta 2017, y su implementación,

pudiesen presentar falencias, sin duda resultó un gran avance en términos de

cumplimiento del principio de suficiencia de las prestaciones de la seguridad social,

medido a través de la intensidad de su cobertura.

Así, la restauración e institucionalización (tras la breve y fallida experiencia del AMPO)

de un índice automático de movilidad sobre la base de indicadores objetivos permite

brindar al sistema un marco de mayor previsibilidad en un contexto de incremento

moderado, pero sostenido, del nivel general de precios.

Cambios paramétricos

Las principales modificaciones en esta categoría, en el período de referencia,

corresponden a las alícuotas de aportes personales y contribuciones patronales.

En materia de aportes personales, como se ha analizado previamente, la alícuota, para

quienes cotizaban al sistema de capitalización, se redujo, de un valor original de 11%, a

5% (entre noviembre de 2001 y marzo de 2003) en un primer momento, para

estabilizarse en 7% (de abril de 2003 a diciembre de 2007), previo a su retorno a su valor

inicial de 11% (desde enero del año 2008).

En relación a las contribuciones patronales, cabe recordar que la reforma laboral

establecida por la Ley Nº 25.250, del año 2000, incluyó una reducción tal de las mismas

que implicó llevar la alícuota a su valor mínimo desde el año 1991.

77

Luego, mediante la Ley 25.877 (de 2004) y el Decreto Nº 817/04 se derogaron dichas

disposiciones y se estableció un régimen de reducciones para empresas con menos de

80 empleados y vinculado a la incorporación de nuevos trabajadores.

Por su parte, mediante la Resolución 1.750/04 de la AFIP, se eliminó, a partir de octubre

de 2005, el límite máximo de la remuneración imponible sujeta al pago de las

contribuciones patronales. Cabe aclarar, que para la base imponible de los aportes

personales sí se ha mantenido la existencia de un límite máximo.

Ello obedece a la presencia de un haber previsional máximo y a la necesidad de

salvaguardar, por motivos legales, cierta consistencia entre la base sobre la que se

calculan los aportes y la que se tiene en cuenta al momento de establecer el haber inicial

de la correspondiente jubilación o pensión.

Ello no quita que el hecho de haber eliminado el tope de la base imponible para las

contribuciones patronales pueda llegar a interpretarse, desde un punto de vista jurídico,

como un reconocimiento de un derecho mayor al garantizado en el haber máximo. Sin

embargo, el argumento resulta mucho más fuerte si se trata de los aportes personales.

Cambios estructurales

La Ley Nº 26.222, de Libre Opción Previsional, sancionada a comienzos del año 2007,

establecía una serie importante de modificaciones, aunque manteniendo el sistema

mixto hasta entonces vigente.

En cuanto a la asignación de afiliados, se normaba que los ingresantes que no ejercieran,

en forma explícita, su opción previsional, se incorporarían a reparto, modificando de

esta forma la opción por defecto.

Por su parte, para el caso de los afiliados al sistema privado que a diez años o menos de

cumplir la edad mínima de retiro no hubiesen logrado un saldo en sus cuentas de

capitalización individual igual o mayor a $20.000, la precitada norma establecía su

traspaso semicompulsivo al régimen de reparto (podían optar, por escrito, por

permanecer en capitalización), del mismo modo los aportantes a regímenes especiales

(servicio exterior, judiciales, docentes, investigadores científicos y otros) fueron

reasignados a reparto.

En cuanto al resto de los afiliados, se modificaba el esquema de traspasos, consagrando

la libre opción previsional, es decir que tal universo podía escoger entre un sistema u

otro, con la salvedad de que tal opción solamente era posible entre el 12 de abril y el 31

de diciembre de 2007 y se proyectaba reabrirla cada cinco años. Mientras que el traslado

de una administradora a otra no se cambiaba.

A su vez, para que tal opción operase en pie de igualdad entre ambas alternativas, la

78

alícuota de aporte personal correspondiente al régimen de capitalización volvía a su

valor original de 11% a partir de enero de 2008, mes en que se efectivizarían los

traspasos.

Asimismo, los saldos de las cuentas de capitalización de los afiliados traspasados a

reparto, ya sea por revistar en un régimen especial o bien por no haber logrado una

suficiente acumulación de fondos a una elevada edad, pasaban a integrar, siempre en la

órbita de la ANSES, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional

Público de Reparto (FGS), creado por el Decreto Nº 897/07.

Tal instrumento tiene por objeto operar como una suerte de fondo previsional

anticíclico, en el sentido de garantizar el cumplimiento regular de los pagos

previsionales, por medio del mecanismo de reservar tales recursos e invertir los

eventuales excedentes del sistema previsional, preservando de esta forma su valor.

Así, en su norma de creación, las finalidades del FGS se determinan explícitamente,

como: Atenuar el impacto financiero que sobre el régimen previsional público pudiera

ejercer la evolución negativa de variables económicas y sociales. Constituirse como

fondo de reserva a fin de instrumentar una adecuada inversión de los excedentes

financieros del régimen previsional público garantizando el carácter previsional de los

mismos. Contribuir a la preservación del valor y/o rentabilidad de los recursos del Fondo.

Atender eventuales insuficiencias en el financiamiento del régimen previsional público

a efectos de preservar la cuantía de las prestaciones previsionales.

Se fija, además, que la ANSES es el ente administrador, asistido por un Comité Ejecutivo

compuesto por el Director Ejecutivo de ANSES, el Secretario de Hacienda, el Secretario

de Finanzas y el Secretario de Política Económica (Decreto Nº 2.103/08). El Art. 12º de

la Ley Nº 26.425 crea un Consejo del FGS “cuyo objeto será el monitoreo de los recursos

del sistema”. En su composición se incluye a representantes de la sociedad civil

En la misma línea, por primera vez se establecía para los fondos de jubilaciones y

pensiones porcentajes mínimos de inversión en determinados ítems por motivos ajenos

a la liquidez (a diferencia de los requisitos mínimos de disponibilidades).

Al respecto, la Ley Nº 26.222 por su artículo 5º, dicta que el 5% de los fondos debían

invertirse en: “valores representativos de deuda cuya finalidad sea financiar proyectos

productivos o de infraestructura a mediano y largo plazo en la República Argentina” y

para ello se marcaba un sendero de transición que contemplaba un plazo máximo de

cinco años.

Esta asignación específica de inversiones del ahorro previsional admite dos interesantes

lecturas. Por una parte, puede argumentarse que su único objeto era institucionalizar la

apropiación por parte del Estado Nacional de una porción de dichos fondos, no muy

distinta en lo sustantivo de la obligatoriedad de invertir el 90% de sus disponibilidades

79

en Letras del Tesoro, dictada a fines de 2001 por el Decreto Nº 1.572/01.

Por otro lado, puede plantease que se trataba del reconocimiento formal de la

imposibilidad del sistema para fomentar el desarrollo de un mercado de capitales que

permitiese direccionar el ahorro previsional hacía la inversión productiva.

Asimismo, la mentada ley establecía para las administradoras, por medio de su Artículo

4º, y a partir del mes de abril de 2007, comisiones no superiores al 1% del ingreso sobre

el que se hayan hecho aportes.

Sin embargo, la norma específica que tal limitación refiere a las denominadas

comisiones "puras", esto es libres del costo del seguro general de invalidez y muerte.

Dado que la comisión pura promedio vigente al momento de la reforma era del orden

del 1,1% puede concluirse que en este acápite el impacto de la reforma sobre la

rentabilidad de las administradoras fue marginal.

Incluso puede plantearse que el efecto neto de la reforma sobre la ganancia de tales

empresas puede haber sido hasta positivo, dado que elevó el ingreso máximo imponible

sujeto a descuentos en concepto de aportes personales de $4.800 a $6.000, a partir de

abril de 2007.

En cuanto al seguro, vale recordar que su peso se había reducido en forma marcada, en

paralelo con la disminución en la tasa de aporte personal dirigido al sistema de

capitalización, de modo tal de no achicar en demasía el aporte capitalizable, y que dicha

reducción probablemente haya atentado contra la suficiencia de las reservas técnicas y

por tanto contra la sustentabilidad de tales seguros.

Al respecto, la reforma modificaba el esquema de seguro a partir del mes de enero de

2008. Hasta entonces, cada administradora contrataba un seguro colectivo para el

conjunto de sus afiliados cuyo costo cobraba a cada uno de estos reduciendo su aporte

capitalizable y detallaba tal deducción en sus respectivos resúmenes de cuentas.

Desde 2008, el costo del pago de las prestaciones originadas en la ocurrencia de las

contingencias aseguradas es directamente descontado del fondo de jubilaciones y

pensiones sin que los afiliados puedan percibir claramente el valor de dicho impacto

sobre el monto correspondiente a sus cuotapartes.

El efecto global de la presente reforma es coherente con la escasa resistencia que a la

misma desarrollaron las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones, ya que

posibilitó un "descreme" del mercado de administración de fondos previsionales en

Argentina. Ello obedece a que los "peores" afiliados, es decir quienes aportaban con

mayor intermitencia y sobre menores ingresos, fueron derivados al sistema de reparto.

Mientras que por los "mejores" afiliados, esto es los de mayores niveles de ingresos, las

80

administradoras recibían mayores comisiones. Ya que, si bien la alícuota de la comisión

se redujo aproximadamente un 10%, el ingreso máximo sujeto a aportes se incrementó

un 25%.

Similarmente, el efecto neto sobre la escala de los fondos de jubilaciones era incierto al

contraponerse una serie de factores.

Por un lado, las transferencias hacia el FGS y los menores aportes por la libre opción

previsional y el cambio en la asignación por defecto reducirían el valor de los fondos

administrados por parte de las AFJP.

Por otra parte, el efecto yuxtapuesto de los incrementos en el ingreso máximo imponible

y en la alícuota de aporte personal que creció en cuatro puntos porcentuales

(equiparándose, de esta forma, a la del sistema de reparto), implicaban un incremento

en la cuantía de dichos fondos.

Es interesante observar que la presente reforma puede relacionarse con la moratoria

previsional, en tanto los mayores ingresos de la ANSES en términos de aportes de

indecisos y de traspasos al régimen de reparto, constituirían una importante fuente de

financiamiento aplicada al pago de las prestaciones semicontributivas otorgadas

(Castiñeira, 2007) y en esa clave señala un claro rumbo a seguir que sería profundizado

en el corto plazo.

Así, a fines de 2008, operaba un contexto favorable a la reforma, dado por la crisis

financiera mundial que afectó gravemente a los fondos de jubilaciones y pensiones.

Al respecto, la rentabilidad anual correspondiente al mes de septiembre de 2008 fue

negativa y del orden del 10%, en línea con la tendencia hacía la desvalorización de los

fondos previsionales visible desde enero de 2008 (ANSES, 2008).

De este modo, en el mes de noviembre de 2008, esgrimiendo la precitada rentabilidad

fuertemente negativa y el consecuente incremento de la carga fiscal contingente dada

por la garantía de haber mínimo (que a dicho mes abarcaba plenamente a 52.000

beneficiarios que habían agotado totalmente los saldos de sus cuentas de capitalización

individual), el Poder Ejecutivo Nacional elevó al Congreso un Proyecto de Ley de reforma

previsional.

Tal proyecto que (con cambios mínimos) fue sancionado como la Ley Nº 26.425,

establecía, a grandes rasgos, la supresión del sistema previsional mixto encarnado en el

Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP) y su reemplazo por un régimen

enteramente de reparto denominado Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).

En cuanto a la transición entre un esquema y otro, se normó la transferencia del saldo

de las cuentas de capitalización individual, en especie, al FGS, con la única excepción de

81

lo que correspondía a aportes voluntarios, que podrán derivarse al FGS con impacto

sobre la futura prestación, o bien permanecer en una ex AFJP, siempre que el objeto

social de la entidad se hubiere reconvertido en tal sentido.

De igual modo, se garantizaba la cobertura previsional para los afiliados al Régimen de

Capitalización y la percepción de “iguales o mejores prestaciones”, esto es la

continuación de los pagos de las prestaciones pagadas por las AFJP, ahora por parte del

Estado Nacional.

Mientras que los beneficiarios con Renta Vitalicia Previsional seguirán cobrando bajo

esa modalidad.

En la misma dirección, el personal no jerárquico de las administradoras, cesante por la

presente política (así como el de la SAFJP) se incorporó, en forma voluntaria, a distintas

dependencias del Sector Público Nacional, como por ejemplo la Secretaría de Seguridad

Social, la AFIP y, sobretodo, la ANSES.

A su vez, se define que las tres prestaciones a otorgar por el SIPA a sus beneficiarios son

la PBU, la PC y la PAP, calculada ésta última como el 1,5% del ingreso imponible por año

de servicio con aportes (antes de esta reforma era del 0,85% por año de servicios con

aportes).

En el debate parlamentario y social acerca de esta reforma, con excepción de algunos

actores corporativa o ideológicamente comprometidos con el sistema de capitalización,

fue patente un amplio consenso respecto al fondo de la cuestión (esto es la eliminación

del pilar de capitalización individual y el retorno a un sistema único de reparto),

centrándose la discusión en temas de forma, que, en línea con el presente trabajo,

planteaban dudas sobre la sustentabilidad futura del sistema y por tanto acerca de su

capacidad para lograr y mantener una cobertura amplia y suficiente en su intensidad.

B. LITIGIOSIDAD, HABER INICIAL Y MOVILIDAD PREVISIONAL

El debate sobre la movilidad de las prestaciones ha estado muy presente en la historia

previsional argentina. Como ya se ha mencionado, el artículo 14 bis la Constitución

Nacional establece que la Ley debe definir “jubilaciones y pensiones móviles”.

A su vez, si la jubilación debe reajustarse en relación a la evolución de los precios, a los

cambios en los salarios, o se debe actualizarse atento a la disponibilidad de recursos

presupuestarios, remite también a distintos acervos ideológicos sobre la cuestión

previsional. Corresponde, entonces, repasar las previsiones al respecto de las distintas

normas generales vigentes en nuestro país desde mediados del Siglo XX.

La discusión referida a la Ley Nº 14.499 del año 1958, se saldó a favor de un beneficio

del 82% de la “remuneración mensual asignada al cargo, oficio o función de que fuere

82

titular el afiliado”. Serían las cajas otorgantes por rama de actividad las encargadas de

aplicar dicho criterio. En los hechos ello implicó distribuir intergeneracionalmente por

rama, reproduciendo así en la etapa pasiva las desigualdades registradas en la etapa

activa” (Dvoskin, 2010).

En 1968, la Ley Nº 18.037 cambia ese criterio, por otro: los beneficios serán equivalentes

al 70% del promedio de salarios actualizados según un índice general de

remuneraciones, ampliable al 82% si se efectúan más años de aportes que el mínimo de

20 años. Se elimina, de este modo, la vinculación con la evolución de los salarios por

rama por actividad.

Recordemos que, en 1993, la Ley Nº 24.241 estableció, como movilidad para los nuevos

jubilados y los provenientes de leyes anteriores, el AMPO (total de aportes personales

dividido el número de afiliados al régimen previsional) y que ese criterio rápidamente

fue reemplazado por Ley Nº 24.463 que dejó la movilidad sujeta a la “disponibilidad de

los recursos presupuestarios”, es decir a la decisión discrecional del Estado Nacional al

evaluar la disponibilidad de sus recursos presupuestarios. En línea con ello es que surgió

el MOPRE, “motor de la movilidad” que no tuvo variación en el periodo 1998-2001. Por

otra parte, los beneficios del régimen de capitalización se indexaban según la evolución

de las mensualidades que otorgaba el sistema: los Retiros Programados, según la

evolución de las rentabilidades conseguidas por los Fondos de Jubilaciones y Pensiones

y las Rentas Vitalicias Previsionales según una tasa de interés de referencia con más

ciertas bonificaciones originadas en rentabilidades conseguidas por las CSR, según el

plan de Renta Vitalicia Previsional (RVP) elegido por el beneficiario o la beneficiaria.

Así, a partir de abril de 1991, fecha de entrada en vigencia de la Ley Nº 23.928 (Régimen

de Convertibilidad), no se ejecutó ningún reajuste en los haberes previsionales, además

de los que correspondieron al corto período de vigencia del AMPO, que ya han sido

tratados en el presente trabajo.

Con el advenimiento de la crisis de 2001 y el galopante proceso inflacionario, las

prestaciones previsionales sufrieron en 2002 un profundo deterioro.

Como ya se ha referido, todo a lo largo del periodo 2002-2008 el gobierno nacional

otorgó una serie de aumentos discrecionales, en (la totalidad o en algún tramo de) los

haberes previsionales (ANSES, 2011).

Actualización de las remuneraciones implícitas en la determinación del Haber

Inicial

La movilidad previsional siguió el derrotero de la discrecionalidad en la forma ya

mencionada, aunque no tuvo igual curso que la actualización de las remuneraciones

utilizadas para el cálculo del haber inicial. “La movilidad es una moneda con dos caras:

una cara es el aumento de los jubilados hacia delante y la otra es la actualización en la

83

misma proporción de las remuneraciones históricas de los jubilados futuros” (Jauregui

y Romero, 2013: 1).

La desvinculación de ambos eventos generó inequidades entre los beneficiarios, que

terminan zanjándose en el Poder Judicial.

A partir del 01/04/1991, fecha de entrada en vigencia de la Ley Nº 23.928 (Régimen de

Convertibilidad) dichas remuneraciones de base no sufrieron reajustes normativos.

Tampoco lo fueron luego de la caída de la Convertibilidad, sino hasta la puesta en

vigencia de la Resolución Nº 298/08 de ANSES (del 09/04/2008).

En dicha norma, se actualizan las remuneraciones según el impacto de los aumentos que

discrecionalmente otorgó el Estado Nacional durante el período 2002-2008.

Tanto por la citada falta de actualización en las remuneraciones como por la

discrecionalidad en la movilidad o la desactualización de los haberes máximos, entre

otros elementos, se generó un cúmulo de presentaciones judiciales de beneficiarios/as

reclamando el reajuste de los haberes previsionales.

En tres importantes fallos (Sánchez, de 2005; Badaro, de 2007; Ellif, de 2009), la Corte

Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) determinó los criterios de movilidad para los

haberes previsionales, tanto para la antigua Ley Nº 18.037 como para su sucesora, la

vigente Ley Nº 24.241.

Ordenó la actualización de las remuneraciones históricas según índices salariales para

los periodos tanto para el período 1991-1995, en que mandó a aplicar el Índice INGR,

como para el período 2002-2006, y convalidó los aumentos legales definidos por el

Gobierno Nacional de 2007 en adelante.

Ello resultó materia relevante para el haber previsional, pues en el periodo 2002-2006

la evolución del Índice Salarial INDEC alcanzó el 88,57%.

Si bien el haber mínimo aumentó de $200 a $470 en ese periodo, cerca del 60% de los

beneficiarios, cobraba por sobre la mínima y por ende quedaron rezagados en la

actualización.

El siguiente cuadro muestra la evolución de los principales casos y normativas aplicadas

a la temática.

84

Cuadro Nº 9: Actualización de Remuneraciones y Movilidad. Fallos CSJN y normativa

Fuente: Elaboración propia en base a (Jauregui y Romero, 2009), (Fantini, 2013) y normativa.

Con el argumento de que la Ley de convertibilidad estableció la prohibición de

indexación, el Estado Nacional no reajustó las remuneraciones hasta el año 2008,

mientras que se limitó a reajustar los haberes mensuales a través de los mecanismos

discrecionales previamente comentados.

Todo ello derivó en un frondoso proceso de litigios judiciales potenciado por los

numerosos “intersticios” previsionales que resulta necesario considerar para

determinar la movilidad (diversidad de leyes, prestaciones distintas, fechas de aplicación

e índices a tener en cuenta).

El Poder Judicial argentino escribió una verdadera “crónica” de la movilidad (Fantini,

2013). Finalmente, la Ley Nº 26.417 y el Decreto Nº 807/16 determinaron criterios de

movilidad y de actualización de las remuneraciones en congruencia a los fallos judiciales

Caso/NormaLey / Haber Inicial y/o

MovilidadResolución

Chocobar 18.037 / MovilidadINGR INDEC hasta 31/03/1991. Ajuste de periodo 91/95 al

3,28% por año.

Sánchez 18.037 / Movilidad

Ajuste de periodo 91/95 con INGR hasta septiembre 1993 y

luego combinación del Índice de Precios al Consumidor

(IPC) y del Índice de Salarios del Peón Industrial.

Badaro 18.037 / Movilidad

Ajuste de periodo 91/95 con INGR. Ajuste 01/01/2002 -

31/12/2006 con Índice de Salarios INDEC. 2007 en adelante

con aumentos del PEN.

Ellif24.241 / Haber Inicial y

Movilidad

Ajuste Haber Inicial según el Índice de Salarios Básicos de

la Industria y la Construcción (ISBIC) hasta fecha de cese

laboral. Movilidad según BADARO.

Resolución Nº 140/98

de ANSESHaber Inicial Ajuste según ISBIC para periodos anteriores al 31/03/1991.

Resolución Nº 298/08

de ANSESHaber Inicial Ajuste según aumentos del PEN periodo 2002/2008

Resolución Nº 135/09

de la Secretaría de la

Seguridad Social (SSS)

Haber Inicial

Ajuste según aumentos del PEN periodo 01/01/02 -

28/02/2009 + movilidad Ley 26.417 a partir del

01/03/2009.

Ley Nº 27.260

Haber Inicial de quienes

suscriban los acuerdos

transaccionales del PRHJP:

Decreto Nº 807/16Haber Inicial – Ceses a

partir de 01/08/2016.

Resolución Nº 56/18 de

ANSES

Haber Inicial – Ceses con

anterioridad al

01/08/2016.

Ajuste Haber Inicial según el Índice de Salarios Básicos de

la Industria y la Construcción (ISBIC)

Declara inconstitucional la Resolución Nº 56/18 de ANSES

Anteriores a 31/03/1995: INGR. Del 01/04/1995 al

30/06/2008 según RIPTE. De ahí en adelante, movilidad

según la Ley Nº 26.417.

Blanco24.241 / Haber Inicial y

Movilidad

85

(en cierta manera y, por ende, también objeto de nuevas presentaciones judiciales,

como prueba el reciente fallo “Blanco” que reabre la cuestión de la movilidad a aplicar

para el cálculo del haber inicial).

A continuación, se presenta la evolución del número de presentaciones judiciales

efectuadas en el periodo 2002/2016.

Gráfico Nº 10: Juicios previsionales ingresados al Fuero Federal de la Seguridad Social (Primera

Instancia). 2002-2016

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Poder Judicial de la Nación (PJN).

Dicha evolución observa una fuerte tendencia creciente: en el periodo 2004/2016 la

cantidad de nuevos juicios que ingresan anualmente al sistema se multiplicó por 3,5

veces.

Por otra parte, la ANSES registra los siguientes montos erogados en concepto de

sentencias judiciales.

Cuadro Nº 10: Pagos de Sentencias Judiciales, en millones de pesos corrientes. 2010-2016

Fuente: Elaboración propia en base a datos de ANSES.

C. EFECTOS DE LA MACROECONOMÍA Y NUEVA POLÍTICA PREVISIONAL

Las nuevas condiciones macroeconómicas alentaron el crecimiento del nivel de

actividad y del volumen del empleo.

0

20.000

40.000

60.000

80.000

100.000

120.000

Año 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Pagos

(millones de

$ corrientes)

2.146 2.247 3.259 5.591 8.266 10.208 16.218

86

El sistema previsional recibió, de este modo, nuevos flujos de aportantes, tal como lo

muestra el gráfico siguiente. Entre 2002 y 2015 se sumaron 5,1 millones de aportantes,

totalizando, en 2016, unos 9,9 millones.

Gráfico Nº 11: Aportantes, Beneficiarios/as y Tasa de Sostenimiento. 1995-2016

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES.

Entre las causales de los desequilibrios financieros de los sistemas previsionales de

reparto, usualmente se identifica a la tasa de sostenimiento como un “termómetro” de

su salud financiera. Esta mide la relación entre trabajadores activos y pasivos. En el caso

del SIJyP-SIPA, dicha tasa tuvo la trayectoria que se muestra en el gráfico.

En un régimen de capitalización, la tasa de sostenimiento pierde entidad valorativa en

cuanto a su impacto en la situación financiera del sistema previsional, pues el haber de

los beneficiarios ya no depende de las contribuciones de los trabajadores activos y de

los empleadores sino del fondo de pensiones acumulado.

Por ello, para el periodo 1995-2008 se muestra la relación entre aportantes y

beneficiarios diferenciada de lo ocurrido posteriormente.

Entre 2009 y 2014 la tasa de sostenimiento pasa de 1,72 a 1,94. Luego del año 2014

describe una trayectoria descendente, motivada por el impacto de la ampliación de la

moratoria previsional, que se produce a partir de la Ley Nº 26.970.

La composición de los aportantes según tipo de régimen laboral fue en 2016 idéntica a

la observada en 1994, según se muestra en el Cuadro Nº 11.

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

0

2

4

6

8

10

12

19

95

19

96

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

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20

05

20

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20

09

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10

20

11

20

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20

13

20

14

20

15

20

16

Mill

on

es

de

pe

rso

nas

Tasa Sostenimiento (eje derecho) Aportantes/Beneficiarios

Aportantes Beneficiarios

87

Sin embargo, la tasa de desocupación es significativamente distinta, un 38% menor en

2016; mientras que la tasa de precariedad para ese año resulta un 8% más baja que en

1994.

Cuadro Nº 11: Indicadores del mercado laboral. Argentina. Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES y del INDEC.

Cobertura Horizontal

La política de ampliación de la cobertura resultó en la inversión de la tendencia

restrictiva de la seguridad social que, hasta ese momento, venía siendo impuesta por los

cambios paramétricos introducidos en el marco de la Ley Nº 24.241.

Al año 2015, la cobertura de los adultos mayores de 65 años en la Argentina,

considerando todos los regímenes previsionales (esto es, el SIPA, las pensiones no

contributivas, los sistemas provinciales y municipales, los de las FFAA y de seguridad, las

cajas profesionales y otros) alcanzó el 98% (Grushka, et al, 2016).

El cuadro siguiente muestra que, a diciembre del año 2017, el total de beneficios del

SIPA alcanzaba los 6,85 millones, siendo un 77% correspondiente a jubilaciones y el 23%

restante a pensiones.

Cuadro Nº 12: Beneficios del SIPA por tipo de prestación y programa. Diciembre 2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES.

Los casos de moratoria sumaban el 52,8% del total de beneficios. Si se analiza por tipo

de prestación, los casos con moratoria ascendieron a 64,9% para las jubilaciones y al

12,4% para las pensiones.

Según muestra el siguiente cuadro, a partir del impulso de la moratoria previsional (esto

es, desde el año 2005) la cantidad de beneficios aumentó en magnitud del orden de los

3,7 millones, esto es, un 115%.

AñoRelación de

dependencia

Cuenta

Propia Desocupación Precariedad

1994 72% 28% 12,20% 36,30%

2001 81% 19% 18,30% 42,10%

2008 76% 24% 7,30% 37,70%

2016 72% 28% 7,60% 33,60%

 Concepto Jubilaciones Pensiones Total

Con Moratoria 3.417.845 200.312 3.618.157

Sin Moratoria 1.847.674 1.383.187 3.230.861

Total 5.265.519 1.583.499 6.849.018

88

En el periodo 2005-2017, ello significó la incorporación promedio neta de beneficiarios

previsionales (SIPA, PNC y ex cajas provinciales transferidas) a razón de 102 mil casos

anuales más en relación a las altas netas observadas en el año 2002.

Cuadro Nº 13: Beneficios SIPA por tipo de prestación. Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES.

A diciembre de 2017, la cantidad de beneficiarios alcanzó los 5,66 millones, una cifra

menor a la cantidad de beneficios.

Ello se debe a que existen beneficiarios con más de una prestación, en general con una

jubilación y una pensión.

Quienes se encuentran en esta situación de doble cobertura, eran, a fines de 2017, unos

1,15 millones de personas, de los cuales el 65% (750 mil casos) obtuvo su jubilación con

la moratoria previsional.

Otra característica notoria resulta la composición por género. En el caso de beneficiarios

arroja un 63% para las mujeres.

En cuanto a los beneficios, el siguiente cuadro muestra que el 67% de los mismos

corresponde a mujeres.

Cuadro Nº 14: Beneficios del SIPA por tipo de prestación y sexo. Diciembre 2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES.

Cobertura Vertical

La evolución en términos reales de los haberes promedio tuvo dos momentos

diferenciados: 2003-2009, en que se mantiene en un nivel constante, en torno a los

$8.000, versus 2010-2017 que presenta un incremento notorio y constante hasta 2013,

para luego mantenerse, con altos y bajos alrededor de los $10.500 (en ambos casos

medidos en pesos de diciembre de 2017).

Año Jubilaciones Pensiones Total

2005 1.872.824 1.306.388 3.179.212

2017 5.265.519 1.583.499 6.849.018

Sexo  Jubilaciones Pensiones Total

Varones 2.012.267 220.611 2.232.878

Mujeres 3.253.226 1.362.839 4.616.065

Sin datos 26 49 75

Total 5.265.519 1.583.499 6.849.018

89

En el primer periodo mencionado hubo reajustes en los haberes mínimos mayores a la

inflación (IPC), mientras que, en el caso de los haberes mayores a dicho valor mínimo,

los incrementos fueron menores a los del IPC.

El siguiente gráfico muestra la evolución mensual del haber mínimo, muy por encima de

lo reconocido a los haberes mayores a dicho básico.

Para este último caso se trata de una estimación propia, basada en datos referidos a las

series mensuales de pago de haberes previsionales. También se muestra la evolución

del IPC y del índice RIPTE.

Gráfico Nº 12: Evolución mensual del Haber Mínimo, del Haber Medio del resto de las prestaciones,

del IPC y del RIPTE (100 = enero 2003). 2003-2008

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES, del MTESS y del INDEC.

Como se consignó anteriormente, entre los años 2002-2008, el Estado Nacional propició

incrementos discrecionales en los haberes previsionales.

Se otorgaron aumentos a los haberes mínimos a un ritmo muy diferente del

correspondiente a las prestaciones de mayor valor, lo que explica las tendencias que se

pueden observar en el gráfico precedente.

La evolución de los haberes mínimos sigue en cierta medida a la trayectoria del ISBIC

(salarios básicos de la industria y la construcción).

Ello se diferencia sustantivamente de la evolución del RIPTE, que en el periodo creció

por encima del IPC.

Por debajo del IPC, se tiene la evolución del haber medio correspondiente a prestaciones

mayores al haber mínimo.

100

150

200

250

300

350

01/2

003

05/2

003

09/2

003

01/2

004

05/2

004

09/2

004

01/2

005

05/2

005

09/2

005

01/2

006

05/2

006

09/2

006

01/2

007

05/2

007

09/2

007

01/2

008

05/2

008

09/2

008

Haber Mínimo Haber Medio > Mínimo IPC RIPTE

90

Esa última circunstancia significó un importante atraso relativo en el monto prestacional

de un subconjunto de beneficiarios en relación a otros.

El corolario de ello fue un aumento de la litigiosidad previsional, los criterios

establecidos por la Corte suprema de Justicia, la Ley Nº 26.417 de Movilidad Previsional

y finalmente también el impulso, en 2016, del llamado Programa de Reparación

Histórica.

El gráfico siguiente muestra el resultado de un ejercicio realizado a efectos de estimar

el impacto que la indexación de las prestaciones mayores al haber mínimo según el

índice RIPTE hubiera producido en las cuentas fiscales. Así, se tiene que:

a. En el periodo 2002-2008 los pagos incrementales de prestaciones hubieran

alcanzado no más de un 0,52% del PBI (máximo correspondiente al año 2006).

b. Entre 2004 y 2008 el superávit observado en la situación financiera de la Seguridad

Social resulta de mayor envergadura que la estimación de erogaciones por

aplicación de movilidad según el índice RIPTE para el subconjunto perceptores de

haberes mayores a la prestación mínima.

Gráfico Nº 13: Montos no pagados por diferencia en la movilidad en relación a la RIPTE (prestaciones

mayores al haber mínimo), Resultado de la Seguridad Social y Montos pagados por Moratoria. 2002-

2008

Fuente: Elaboración propia sobre datos de ANSES.

El gráfico anterior también consigna los montos pagados en concepto de prestaciones

de la llamada moratoria previsional.

El conjunto atestigua que luego del año 2004, la decisión de dicho atraso en la movilidad

corrió en paralelo al superávit de la situación financiera de la seguridad social.

-1,5%

-1,0%

-0,5%

0,0%

0,5%

1,0%

1,5%

2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

% P

IB

Dif. RIPTE Moratoria (%PIB) Resultado Seg. Social

91

También sugiere que el impulso de la moratoria previsional no necesitó de otros

recursos que los generados por el propio sistema de seguridad social.

En cuanto al periodo 2010-2013, la movilidad de la Ley Nº 26.417 hizo posible el

aumento en términos reales aun considerando que la incorporación masiva de

beneficiarios de la moratoria redujo el haber medio.

En el siguiente gráfico se puede observar la trayectoria de dicha movilidad, en relación

a la del IPC.

Gráfico Nº 14: Movilidad e IPC. Variación Anual en porcentaje. Argentina. 2009-2017

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la ANSES y CIFRA (IPC 7 provincias).

Otro indicador de la intensidad de la cobertura resulta ser la Tasa de Sustitución (TS),

que puede conceptualizarse como la relación existente entre el haber percibido y el

salario promedio de la vida laboral.

Esto es, qué porcentaje de sus ingresos en etapa activa se termina recibiendo durante

la etapa pasiva.

Como no existe disponibilidad pública de los datos necesarios para su cálculo, se opta

por mostrar un indicador que lo aproxima, pero que es distinto: la relación entre el haber

medio de las jubilaciones y el RIPTE.

Dicho indicador muestra hasta qué punto el haber previsional promedio logra

reemplazar los ingresos laborales.

Vale recordar que el índice RIPTE refiere únicamente a la porción de los ingresos de los

trabajadores estables que no supera el límite máximo de ingresos sujetos a aportes

personales.

12%

17%

22%

27%

32%

37%

42%

2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Movilidad L 26.417 IPC

92

Gráfico Nº 15: Haber Medio de Jubilaciones versus RIPTE y Cantidad de Jubilaciones. 2003-2017

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la ANSES y del MTESS.

En el periodo 2004-2008 se observa una fuerte baja en la relación entre el haber medio

y el RIPTE, atento a la convergencia de dos procesos: el índice RIPTE se incrementa a un

ritmo superior al de la movilidad de las prestaciones y la vigencia de la moratoria

previsional incorpora beneficiarios, fundamentalmente, con prestaciones equivalente al

haber mínimo.

Luego, la citada relación se recupera desde un piso de aproximadamente el 34% en

2008, hasta llegar a poco menos del 42% en 2017.

Existe un fuerte debate sobre la tasa de sustitución que otorga el sistema previsional

argentino. En un informe de noviembre de 2016, denominado IMF Country Report

16/346, el Fondo Monetario Internacional (FMI), tomando datos elaborados por la

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco

Interamericano de Desarrollo (BID), destaca que la tasa de sustitución de la Argentina

resultaría muy superior a los estándares internacionales en la materia, siendo un 36%

mayor al promedio de los países de la OCDE.

La conclusión no se hizo esperar: hay margen para ajustar la fórmula de beneficio y así

bajar el gasto previsional cuya magnitud sería “insustentable”.

Sin embargo, de un análisis de la metodología utilizada por dichos organismos

internacionales, surge que:

a. Se efectúa un cálculo representativo del beneficiario individual.

b. Se toma la fórmula de beneficio determinada por la normativa vigente y se la aplica

para el caso del salario promedio y luego para algunos múltiplos de éste.

0

1

2

3

4

5

6

32%

34%

36%

38%

40%

42%

44%

46%

48%

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 20152016 2017

Mill

on

es

Jubilaciones (eje derecho) Haber Medio Jubilaciones / RIPTE

93

c. Como dichos salarios son los de la vida activa, se hace un ejercicio proyectando

hacia el futuro, tomando en cuenta la cantidad años de servicio para acceder al

beneficio, siguiendo supuestos macroeconómicos (2% crecimiento del PBI real y

salario real, 2,5% de inflación anual, 40 años de vida laboral con ingresos constantes,

etc.).

Así, el indicador estudiado por dichos organismos consiste en una evaluación de la

performance teórica de la fórmula de beneficio aplicada a un individuo que cumple con

los requisitos para jubilarse.

Es un ejercicio que no toma en cuenta diferencias sustanciales entre los países en toda

una serie de dimensiones: en el mercado laboral (que en la Argentina tiene gran

heterogeneidad, con un tercio de la fuerza de trabajo en la informalidad, lo que implica

la aparición de inmensas lagunas contributivas); en las participaciones salariales en el

PBI; en materia de tasas de actividad; por nombrar sólo algunas.

Ello hace que la simulación no sea representativa de la tasa de sustitución real. En la

Argentina de hoy, por caso, más de la mitad de la población jubilada en el sistema

nacional no reunió los años de servicio necesarios para la jubilación contributiva.

Evolución de los recursos, gastos y situación financiera de la seguridad social

En el periodo 2003-2016 los cambios en la situación macroeconómica y en la

arquitectura de la seguridad social se manifestaron en el aumento de los ingresos

públicos que financian el sistema.

Estos pasaron de representar 4,5% del PBI en 2003 a 10,0% del PBI en 2016, lo que

implica un aumento del 124%.

Destaca el ya mencionado incremento de aportes y contribuciones, motivados en el

aumento del nivel de empleo, de la formalidad y del salario real, así como de la re

estatización del sistema.

En términos de la composición de los recursos de la seguridad social, dichos recursos

contributivos aumentan su participación en el total del 36% al 56% del total, según

muestra el siguiente gráfico.

94

Gráfico Nº 16: Evolución de los Recursos de la Seguridad Social, en porcentaje del PBI. Argentina.

2003-2016

Fuente: Elaboración propia sobre datos de ANSES.

En el año 2016, los ingresos tributarios aumentan cualitativamente debido al ingreso de

los recursos del régimen de sinceramiento fiscal (blanqueo), mientras que -para ese

mismo año- los recursos provenientes del 15% de la masa de impuestos coparticipados

disminuyen en razón del acuerdo fiscal con las provincias en el marco de la Ley Nº

27.260.

Por otra parte, la relación entre el gasto previsional en particular y el gasto de seguridad

social en general presenta una tendencia decreciente, ya que pasa de representar el

88% en 2003 a ser un 75% en 2016.

0%

1%

2%

3%

4%

5%

6%

7%

8%

9%

10%

11%

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Aportes y Contribuciones (sin PAMI) Ingresos Tributarios

15% coparticipados Gasto Seguridad Social

95

Gráfico Nº 17: Composición de los Recursos de la Seguridad Social. Argentina. 2003-2016

Fuente: Elaboración propia sobre datos de ANSES.

Se observa una sensible reducción en la brecha de utilización de recursos tributarios,

que tuvo su valor más bajo en el año 2011 y que luego de dicho ejercicio presenta una

muy clara tendencia alcista.

El gasto agregado de la seguridad social creció de 5,6% PBI en 2003 a 11,0% PBI en 2016,

esto es, un 96%.

La composición de las erogaciones muestra un aumento relevante en todos sus

programas, siendo el de mayor peso el previsional.

Sin perjuicio de ello, por un lado, los gastos correspondientes a las asignaciones

familiares, que incluye la creación del programa de Asignación Universal por Hijo y de

Asignación Universal por embarazo (AUH) presentaron, en el período, un incremento

del 496%.

Por otra parte, los recursos destinados al pago de las Pensiones No Contributivas

(impulsadas, fundamentalmente por las pensiones por discapacidad, de tipo

asistenciales) observaron, asimismo, un aumento muy sustancial, que resultó del orden

del 412% a lo largo de los años bajo análisis.

El siguiente cuadro muestra el peso de los distintos factores que impulsaron el

crecimiento, tanto de los ingresos como de las erogaciones, del sistema de seguridad

social, en un ejercicio correspondiente a los años que van desde la reestatización del

sistema en 2008, hasta el cambio de gobierno en 2015.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Crédito Interno Tributarios

Aportes y Contribuciones Gasto Previsional / Gasto Seguridad Social

96

Cuadro Nº15: Motivos de las variaciones en los Recursos y en las Erogaciones de la seguridad social,

en porcentaje de PBI. Argentina 2008-2015

Fuente: Elaboración propia sobre datos de ANSES e INDEC.

Por el lado de los recursos, se observa un aumento, a lo largo del período de siete años

reseñado, del orden del 2,6% del PBI.

Aproximadamente un tercio del mismo corresponde al efecto de la eliminación del

régimen de capitalización sobre los aportes personales percibidos por la ANSES.

Mientras que el resto del incremento se relaciona con el aumento del nivel de empleo y

de la formalidad laboral y con incrementos en los recursos tributarios por encima de la

evolución del producto.

Por su parte, la variación en las erogaciones (4,0% del PBI) fue mayor a la de los recursos

en 1,4% del producto.

La principal causa de este importante aumento de los gastos de la seguridad social,

corresponde a la ampliación de la cobertura de los distintos programas de la seguridad

social, que explican dos tercios del total del incremento presupuestario registrado.

Mientras que el tercio restante se explica por la evolución en el valor de los haberes de

las distintas prestaciones.

Al respecto, vale recordar que el mecanismo de movilidad instaurado por la Ley Nº

26.417 generó incrementos por encima de la trayectoria del producto, lo que significó

un efecto redistribuidor a favor de la población beneficiaria.

Por esta vía, los aumentos en la recaudación tributaria afectada a la ANSES y en los

índices salariales, además de permitir una recuperación de los recursos, implicaron un

aumento de los gastos, en tanto generaron aumentos en el valor de las prestaciones.

Motivos de DiferenciasDiferencia

2008/2015

Evolución macroeconómica 1,80%

Retorno de todos los Aportes Personales al Estado 0,80%

Diferencias Recursos 2,60%

Cobertura Previsional por Moratoria y Otros 1,30%

Efecto de la Movilidad en el Sistema Previsional 1,20%

Cobertura de la Asignación Universal por Hijo 0,60%

Cobertura de otras Asignaciones Familiares 0,10%

Cobertura de las Pensiones no Contributivas 0,70%

Otros Factores 0,10%

Diferencias Erogaciones 4,00%

Re

curs

os

Ero

gaci

on

es

97

En resumidas cuentas, las trayectorias presentadas por los ingresos y por los gastos del

sistema significaron una disminución del déficit previsional (sin contemplar AAFF, pero

incluyendo los gastos operacionales) hasta el año 2011 inclusive, en que alcanzó un piso

equivalente al 1,7% del producto.

Luego, como la evolución de los aportes y contribuciones se mantuvo relativamente

constante, la movilidad aseguró incrementos en los haberes en términos reales y la

ampliación de la moratoria por medio de la Ley Nº 26.970 incrementó la cobertura, el

déficit previsional se profundizó, hasta alcanzar, en 2016, un valor del orden del 3,4%

del PBI.

Gráfico Nº 18: Evolución de la Situación Financiera de la Seguridad Social, en porcentaje del PBI.

Argentina. 2003-2016

Fuente: Elaboración propia en base a datos del SIDIF.

D. CUESTIONES DESTACADAS

La evolución macroeconómica en 2003-2011 mostró trayectorias positivas: aumento del

PBI, disminución del desempleo e incremento del trabajo formal. Ello elevó la

recaudación del sistema previsional en términos del producto.

La política previsional de 2003-2015 permitió extender la cobertura, lo que implicó una

ampliación de derechos a quienes no cumplían con las reglas del sistema. Para ello se

crearon nuevas lógicas, en este caso una “ficción contributiva” que redundó en un

proceso de cuasi universalización de la jubilación. Esas reglas tienen un basamento en

la propia Constitución Nacional y su artículo 14 bis: "El Estado otorgará los beneficios de

la seguridad social".

-3,5%

-3,0%

-2,5%

-2,0%

-1,5%

-1,0%

-0,5%

0,0%

0,5%

1,0%

1,5%

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

Resultado Seguridad Social Resultado Seguridad Social (sin blanqueo)

Resultado Previsional

98

Asimismo, se eliminó el régimen de capitalización y con ello el Estado Nacional recuperó

los recursos provenientes de los aportes personales obligatorios de quienes, hasta

entonces, se encontraban afiliados al mismo.

Ello también significó la eliminación de la transferencia de recursos hacia el sector

privado en concepto de comisiones a las AFJP y pagos a compañías de seguros.

A su vez, entre 2002 y 2008, la movilidad del régimen público fue discrecional. El Estado

Nacional reajustó los haberes mínimos con un criterio cercano a la evolución de los

salarios básicos de la industria y la construcción, mientras que para el resto la

actualización fue ostensiblemente menor. Sin embargo, según estimaciones realizadas

en el presente trabajo, para los años 2004-2008, la Seguridad Social estaba en

condiciones de afrontar con sus propios recursos el pago de una movilidad basada en el

RIPTE. En el periodo 2002-2008 los pagos incrementales de prestaciones hubieran

alcanzado un máximo de 0,52% del PBI (en 2006).

Atento a ello, en 2008, luego de una frondosa litigiosidad previsional y de los fallos de la

Corte Suprema de Justicia que determinaron los criterios que debía observar la

movilidad previsional, se definió una fórmula para ella que resultó en la práctica un

mecanismo redistributivo a favor del universo de beneficiarios previsionales y luego,

para las personas beneficiarias de asignaciones familiares y prestaciones no

contributivas.

A nivel macro, a partir del 2011 el país entra en un estancamiento económico. Ello

provoca una ralentización tanto de los aportes y contribuciones, que se ubicaron en

torno al 5,5% PBI, como de los recursos tributarios.

En paralelo, el gasto aumentó, fundamentalmente, por dos motivos: se propició una

ampliación de la cobertura (vigencia de la moratoria que permitió el fuerte incremento

de la población jubilada y nueva moratoria, establecida por la Ley Nº 26.970) y un

aumento de su intensidad (hubo crecimiento en términos reales de los haberes

previsionales).

La suma de los factores descriptos en los párrafos precedentes provocó un fuerte

aumento en el déficit previsional, que en 2016 alcanzó los 3,4% PBI, duplicando el

quebranto registrado en 2011.

99

CAPITULO V

POLÍTICAS PREVISIONALES 2016 - 2018

Como resultado del proceso eleccionario del año 2015, la coalición Cambiemos asumió

el gobierno de la República Argentina. Sus primeros pasos en materia económica

significaron una fuerte devaluación de la moneda, la elevación de las tarifas energéticas,

y el acuerdo con los llamados “fondos buitre”, acreedores de cierta porción de la deuda

externa que había entrado en cesación de pagos con la crisis de 2001 y que no habían

participado de las renegociaciones de la deuda de los años 2005 y 2010.

El diagnóstico del nuevo gobierno ponía énfasis en la necesidad de reducir el déficit

fiscal, de cuidar la emisión monetaria y propender a una baja de la presión tributaria. En

ese sentido, en una de sus primeras medidas reduce significativamente las retenciones

al agro y a la minería (reducciones parcialmente revertidas en 2018) y un poco más tarde

impulsará otras reducciones tributarias.

En materia previsional, una serie de intervenciones no se hicieron esperar. A

continuación, se revisan dichas políticas y algunos fallos de la Corte Suprema de Justicia

que afectaron al sistema de Seguridad Social en aspectos clave: el valor de las

prestaciones que cobran sus beneficiarios, la conformación y nivel de los recursos que

financian el sistema, la amplitud de su cobertura.

A. POLÍTICAS QUE AFECTAN EL VALOR DE LAS PRESTACIONES

En este caso, se destaca, por un lado, la autodenominada Ley de Reparación Histórica

para Jubilados y Pensionados. Dicha norma, además de la recomposición de haberes

para personas con acciones legales iniciadas a la ANSES (o en condiciones de iniciarlas)

por falencias en la movilidad aplicada, contiene otras cuestiones. Tales como aspectos

que hacen a la amplitud de la cobertura (PUAM). O elementos relacionados con el

financiamiento del sistema. Temáticas que se desarrollan en profundidad, en las

respectivas secciones, más allá de mencionarse aquí.

Por otra parte, los cambios en la fórmula de movilidad, introducidos por Ley a fines de

2017, son la otra gran cuestión relacionada con el valor de las prestaciones previsionales

de la ANSES.

Finalmente, existen otra serie de modificaciones, que van desde la forma de calcular el

haber inicial hasta la política de préstamos a perceptores de jubilaciones, pensiones,

pensiones no contributivas y asignaciones universales por hijo, pasando por nuevos

fallos judiciales sobre la movilidad jubilatoria.

100

Ley Nº 27.260 – Régimen de Sinceramiento Fiscal y Programa de Reparación

Histórica

En el mes de mayo de 2016 se registra la aprobación parlamentaria del primer proyecto

de ley impulsado por el gobierno del Presidente Mauricio Macri, que implica un abordaje

relevante de la materia previsional. Además de sus aspectos vinculados a la seguridad

social, la Ley Nº 27.260 tuvo el objetivo de impulsar un “Régimen de Sinceramiento

Fiscal” y concretar la reformulación de ciertos tributos.

Sus principales medidas referidas a la cuestión previsional son las siguientes:

1. Impulsa un “Programa de Reparación Histórica para Jubilados y Pensionados”

(PRHJP) con financiamiento en dos fuentes de recursos: el FGS y el producido del

citado Régimen de Sinceramiento Fiscal.

2. Crea una nueva prestación: la “Pensión Universal para el Adulto Mayor” (PUAM).

3. Refrenda el acuerdo del Estado Nacional y las provincias argentinas para anular,

paulatinamente, la detracción del 15% de la masa bruta de impuestos

coparticipables destinados a la financiación del Sistema Previsional.

4. Deroga la Ley Nº 27.181 que protegía las participaciones accionarias del Estado

Nacional en la cartera del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).

5. Prepara el terreno para una reforma previsional creando un Consejo Consultivo

para ello y estableciendo un plazo de tres años para presentar una reforma integral

a la discusión parlamentaria.

6. Declara la emergencia “en materia de litigiosidad previsional”.

7. Impulsa modificaciones al sistema tributario: baja de las alícuotas y aumento del

mínimo no imponible del Impuesto a los Bienes Personales; eximición de la renta

de acciones de empresas del Impuesto a las Ganancias, eliminación del Impuesto a

la Ganancia Mínima Presunta.

A través del PRHJP se propone saldar cierta deuda previsional que se supuso contraída

con los beneficiarios del SIPA por la desactualización de sus haberes, según los criterios

establecidos por la Corte Suprema de Justicia.

Por ende, se actualizan los haberes iniciales y la movilidad de una parte de los

beneficiarios del SIPA tomando índices salariales para los periodos 1991-1995 (INGR del

INDEC) y 2002-2006 (RIPTE del MTESS). Ello tendría un impacto relevante en el haber

actual de dichos beneficiarios.

101

La deuda a reconocer es la diferencia entre el haber devengado considerando dichos

índices salariales y lo que efectivamente el sistema pagó. Si corresponde, se tributa el

impuesto a las ganancias, calculando la situación mes a mes devengado.

A su vez, se divide a los beneficiarios en tres grupos: quienes tienen sentencia judicial

por reajuste de haberes, quienes se encuentran con juicio en trámite, y quienes no han

iniciado acciones judiciales contra la ANSES, pero con derecho a la actualización. Al

primer grupo le otorga el retroactivo computado desde 2 años anteriores a la demanda.

Al segundo, retroactivos acotados a 4 años. Y para el tercer grupo no hay retroactivo

alguno.

La forma jurídica utilizada para perfeccionar legalmente la situación de cada persona

comprendida en el PRHJP es un Acuerdo Transaccional firmado por ANSES y el

beneficiario, quien debe aceptar las condiciones del acuerdo y desistir de impulsar

nuevas demandas, dando tratamiento de “cosa juzgada” al objeto del reclamo.

En cuanto al alcance del PRHJP y al valor de la actualización media de haberes por el

mismo otorgada, se detallan en el siguiente cuadro.

Cuadro Nº 16: Casos y Mejora Promedio, en pesos, del PRHJP, a enero de 2018

Notas: (*) a fecha 21/02/2018. (**) Incluye casos con actualización menor a $500. Fuente: Elaboración

propia en base a Informe Nº 108 de la Jefatura de Gabinete de Ministros.

También se informa que se han liquidado 140.970 beneficios con retroactivos. El monto

del aumento promedio ($3.942), representa, un incremento del 36% del haber previo

(sin actualización).

Existen varios temas controvertidos respecto del PRHJP.

a. El primero de ellos se relaciona a que el impulso del programa no eliminará la

frondosa litigiosidad previsional que hay en la Argentina. Por ejemplo, no se puede

evitar que una persona acepte el Acuerdo, pero luego plantee un nuevo reclamo

razonado en las diferencias respecto de la aplicación de los índices salariales

establecidos por la CSJN y los que efectivamente termina aplicando la ANSES.

b. El segundo remite a que el cambio en la naturaleza del FGS al soportar la

financiación del PRHJP, afecta la estructura del sistema e implicaría la pérdida

Concepto

Propuestas

aceptadas

por

beneficiarios

Acuerdos

suscriptos

con huella

digital (**)

Acuerdos

homologados

por el Poder

Judicial (*)

Total

Beneficios

con mejoras

del PRHJP

Casos 838.212 421.373 213.139 1.186.176

Aumento promedio

PRHJP0 0 0 $ 3.942

102

gradual del valor del fondo.

c. El tercero da cuenta del hecho de que la desactualización en los haberes a que

refiere el PRHJP es diversa en su origen.

Decreto Nº 807/16 y Resolución Nº 56/18 de la ANSES de cambio en los

índices de actualización del haber inicial

Con estas normas, a partir de agosto 2016, los ingresos imponibles históricos tomados

para la determinación del haber inicial, para las altas a partir del 01/08/16, se

actualizarán según el siguiente criterio:

a) Hasta el 31/03/1995, con el Índice Nivel General de Remuneraciones (INGR).

b) Desde el 01/04/1995 al 30/06/2008, con el índice RIPTE.

c) A partir del 01/07/2008 las variaciones resultantes de la movilidad de la Ley Nº

26.417.

De esta manera se refrendan las decisiones adoptadas en los fallos judiciales. El nuevo

criterio produce cambios en los coeficientes utilizados en toda la serie. El siguiente

gráfico muestra la evolución de los últimos 25 años, destacándose que la nueva

actualización para el periodo 1991-2004 significa un aumento sustancial respecto del

criterio establecido con anterioridad al Decreto Nº 807/16, que oscila entre el 40% y el

70%.

Gráfico Nº 19. Coeficientes de Actualización del haber inicial. Argentina. 1991-2016

Fuente: Elaboración propia en base a la normativa vigente en cada momento.

1

6

11

16

21

26

31

en

e-9

1

en

e-9

2

en

e-9

3

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e-9

4

en

e-9

5

en

e-9

6

en

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7

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e-9

8

en

e-9

9

en

e-0

0

en

e-0

1

en

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5

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e-0

6

en

e-0

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e-0

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en

e-0

9

en

e-1

0

en

e-1

1

en

e-1

2

en

e-1

3

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e-1

4

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e-1

5

en

e-1

6

Antes de Dto.807/16 Dto.807/16

103

A su vez, a partir de abril de 2016, mediante la Resolución Nº 56/18 de la ANSES, se

incluyó, asimismo, a aquellos casos con fecha de alta anterior al 01/08/16.

Al respecto, según el fallo “Blanco”, de la CSJN, de diciembre de 2018, dicha Resolución

Nº 56/18 de la ANSES es declarada inconstitucional, por lo que el criterio establecido

por el Poder Judicial, en relación con la actualización de los ingresos de referencia para

el cálculo del haber inicial, es que, para las prestaciones otorgadas con anterioridad a

marzo de 2009, se debe aplicar el ISBIC en vez del RIPTE. Vale destacar que, de abril de

1995 a febrero de 2009, el RIPTE creció un 178% y el ISBIC un 435%.

Ley Nº 27.426, de reforma de la movilidad jubilatoria

Luego de conseguir un resultado electoral favorable en las elecciones de octubre de

2017, el Gobierno Nacional impulsó un conjunto de reformas que atravesaron variados

aspectos, tales como el laboral, el tributario y el previsional. En este último caso, el 28

de diciembre de 2017 logró aprobar un Proyecto de Ley que implicó un cambio en la

movilidad previsional, a saber:

1. Reemplaza la fórmula de movilidad previsional de la Ley 26.417, vigente a dicha

fecha, por otra conformada por un mix entre dos variables: un 70% de la variación

del IPC Nacional más un 30% de la evolución del índice RIPTE. A su vez, se pasa de

actualizaciones semestrales a trimestrales.

2. Establece la garantía de pago del 82% móvil del valor del Salario Mínimo, Vital y

Móvil (SMVM) a los beneficiarios que acrediten 30 o más años de servicios con

aportes efectivos. Se excluye explícitamente a las personas que hubieran accedido

a las prestaciones mediante moratorias previsionales (Leyes Nº 24.476, Nº 25.994 y

Nº 26.970).

3. La extensión desde 65 a 70 años de la facultad del empleador o la empleadora de

intimar al trabajador a jubilarse. Ello no afecta el derecho de solicitar el beneficio

con anterioridad. En la reglamentación (Decreto Nº 110/18) se establece la

obligación de ANSES de proporcionar la información al empleador respecto del

cumplimiento del requisito años de servicio del trabajador.

Esta modificación normativa dio lugar a importantes movilizaciones sociales en su

contra. Diversas organizaciones sindicales, sociales y políticas se opusieron al cambio de

la fórmula de movilidad, fundamentalmente por dos motivos.

En primer lugar, la fórmula vigente hasta entonces calculaba la movilidad como un

promedio de las evoluciones del RIPTE y de la recaudación tributaria con destino a la

ANSES, lo que permitió, como se mencionó anteriormente, el crecimiento de los haberes

por sobre la inflación.

104

En segundo término, como la última actualización de los haberes se efectuó en

septiembre 2017, son seis los meses que correspondería actualizar. Pero la actualización

de la Ley Nº 27.426 es trimestral. Así, el Gobierno Nacional promulgó el Decreto Nº

1.058/17 que contemplaba un “subsidio extraordinario” por única vez según el siguiente

criterio:

a) Para las Jubilaciones y Pensiones que hayan cumplido con los años de servicio y de

edad y cuya cuantía sea inferior a pesos diez mil ($ 10.000), el monto del subsidio

fue de $750.

b) Para las Jubilaciones y Pensiones con moratoria y cuya cuantía sea inferior a diez

mil pesos ($ 10.000), así como para las personas beneficiarias de Pensión Universal

para el Adulto Mayor o de Pensiones No Contributivas, el subsidio resultó de $375.

c) Para Beneficiarias/os de la Asignación Universal por Hijo para Protección Social, el

subsidio recibido fue de $400.

Con fecha 05/06/18 la Sala 3 de la Cámara Federal de la Seguridad Social revocó la

aplicación del criterio adoptado por la Ley referido a la aplicación de la nueva fórmula

de movilidad en el mes de marzo de 2018, ordenando liquidar según la correspondiente

a la Ley Nº 26.417, dado que considera que las normas no se pueden aplicar en forma

retroactiva, por lo que recién correspondería aplicar el nuevo plexo normativo a partir

de la actualización de junio de 2018.

Tal lo mencionado anteriormente, la Ley Nº 26.417 estableció una movilidad consistente

en un promedio entre la evolución de los recursos tributarios con destino a la ANSES y

la evolución salarial (RIPTE).

Todas las variables que han estado en el centro del debate sobre la movilidad tienen

efectos diferenciados en la población beneficiaria y en la relación entre dicha población

y los trabajadores activos. Ello se debe a que la población trabajadora es

estructuralmente heterogénea. En nuestro tiempo, existe un doble consenso básico:

1) Las prestaciones se relacionan al salario en actividad. Es decir, se reproduce en

cierta medida la heterogeneidad salarial.

2) El sistema previsional es solidario y aplica esa solidaridad al menos de dos maneras:

i. Intrageneracional: estableciendo un haber previsional mínimo y máximo.

ii. Intergeneracional: fijando un tope máximo al ingreso imponible y al haber

previsional, aunque la recaudación impositiva se ve beneficiada por cuanto lo

que no se recauda vía aporte previsional por exceder el tope, es objeto de la

aplicación de la alícuota correspondiente del impuesto a las ganancias.

105

Ahora bien, la novedad de la movilidad elegida por la Ley Nº 27.426 es la inclusión de la

inflación (IPC) en términos preponderantes (70%), desechando la evolución de la

recaudación de los recursos tributarios con destino a la Seguridad. Ello tiene algunas

particularidades:

a. La nueva movilidad elimina un componente que en el periodo de funcionamiento

de la Ley Nº 26.417 (2009-2017) redistribuyó recursos a favor de los beneficiarios

previsionales. La evolución de esa recaudación en el periodo 1995-2017 fue tres

veces la correspondiente a la inflación. Otro corolario de la medida es la eliminación

de la impronta procíclica que la evolución de la recaudación impositiva le impuso a

la movilidad previsional, que sugiere tanto la teoría como la evidencia empírica

analizada en el presente estudio.

b. El uso del IPC en la movilidad pretende que los haberes no pierdan poder de

compra. Aun así, ello observa algunas aristas controvertidas:

i. El hecho que la población adulta mayor tenga una canasta de bienes de

consumo con distintas ponderaciones respecto de la del IPC (Martinez, 2012),

puede implicar una evolución distinta del impacto de los precios. En época de

cambios en los precios relativos se genera un diferencial que puede jugar a

favor o en contra de las personas beneficiarias.

ii. La estructura de ponderación de la canasta del IPC está basada en la Encuesta

Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHo) 2004/05 que observa 12 años desde

su relevamiento. Los cambios en el patrón de consumo o cambios en los precios

relativos de los bienes afectan dicha estructura, implicando también en el

ámbito de la aplicación de la movilidad jubilatoria, sesgos distributivos.

iii. Cambios en las políticas públicas también pueden afectar la canasta de

consumo de la población adulto mayor. Es el caso de la creación o eliminación

de programas de subsidio a los productos medicinales por parte del sistema de

salud (Martinez y Dinerstein, 2017).

c. El reemplazo del periodo de reajuste semestral de la movilidad por uno trimestral

tuvo también otras implicancias: la pérdida de un trimestre de reajuste previsional.

Los recursos tributarios ingresados a la ANSES presentaron un aumento del 30,3%,

mientras que el RIPTE observó un incremento de un 27,1%. Ello hace suponer que

el indicador semestral habría arrojado un guarismo en torno al 14,0%, que contrasta

fuertemente con la nueva movilidad que para marzo 2018 arrojó un 5,71% de

incremento. Como resultado del fragor en el debate y acuerdo político que ocasionó

la Ley Nº 27.426, el gobierno nacional otorgó el subsidio comentado previamente.

Presentaciones judiciales actualmente en curso, cuestionan no sólo (como ya se ha

mencionado) la norma a aplicar en marzo de 2018, sino incluso la nueva movilidad

en su totalidad.

106

d. La disminución del porcentual correspondiente al RIPTE de 50% a 30%, también

introduce efectos redistributivos. Dada la tendencia a la caída del salario real en

1975-2001 que se ha analizado en el presente estudio, la disminución de la

participación de los salarios en la movilidad habría jugado a favor del sector pasivo.

Lo contrario sugiere el siguiente gráfico para el periodo 2002/15, mientras que

nuevamente para el periodo 2016/17 se observa una caída. Entonces, con la

disminución del porcentual del RIPTE incluido en la fórmula acota la posibilidad de

que el sector pasivo pierda capacidad de compra en periodos de reducción de

salarios reales y por el contrario de que gane en tiempos de salarios reales

crecientes.

Gráfico Nº 20: RIPTE y Recaudación Tributaria a la Seguridad Social vs. Inflación. 1995-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del MTESS, de la ANSES, del INDEC y del Centro de Estudios

para el Desarrollo Argentino (CENDA).

Vale recordar que, tal como ya se ha detallado en el presente estudio, entre los años

2009 y 2015, los aumentos en la recaudación provocaron, por la vía del incremento real

en el valor de las prestaciones, un aumento en los gastos previsionales del orden de

1,2% del PBI.

A continuación, se presenta una estimación del impacto en el gasto prestacional para el

año 2018 de los citados cambios en la movilidad de las prestaciones.

Para ello se realizó un ejercicio que incluyó un conjunto de supuestos, entre los cuales

se encuentra la inflación 2018 estimada a partir del Relevamiento de Expectativas de

Mercado (REM) del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

100%

150%

200%

250%

300%

350%

400%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

110%

120%

130%

140%

150%

19

95

19

96

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

20

12

20

13

20

14

20

15

20

16

20

17

RIPTE/IPC RecTrib/IPC (Eje derecho)

107

Cuadro Nº 17: Efectos de la nueva movilidad en el gasto de la seguridad social, en millones de pesos.

Argentina. Año 2018

Fuente: Elaboración propia sobre datos de ANSES.

Como se ve, la nueva movilidad tiene un efecto neto reductor del gasto prestacional por

un valor de alrededor de 0,6% PBI, en 2018. Hay varios factores que inciden en ello:

a. La variación semestral de la recaudación tributaria destinada a la ANSES por

beneficiario/a -presente en la fórmula anteriormente vigente- superó con creces la

variación del IPC (16,4% vs 11,6%).

b. La variación del RIPTE en el segundo semestre 2017 fue de 12,1%. La nueva

movilidad, al reducir del 50% al 30% el peso del RIPTE (reemplazando la diferencia

por el IPC) ha implicado una menor movilidad.

c. El cambio en la periodicidad de los reajustes (de semestral a trimestral) tiene un

efecto reductor, pues se eligió una modalidad que subsume un trimestre completo

de actualización. Si el “precio” de dicho trimestre se supone igual al tomado por la

nueva movilidad en marzo, se estima que dicha reducción representa unos $39.969

millones (0,4% PBI). El gobierno nacional compensó parcialmente dicha reducción

con el bono efectivizado en marzo de 2018 que, tal como surge del cuadro anterior,

representaría unos $4.636. El Bono es por única vez, mientras que el efecto de la no

actualización se mantiene en el tiempo. Según una estimación propia y para el caso

de las prestaciones del SIPA, la reducción permanente del haber previsional sería

de un 3,6%.

d. El cambio en la periodicidad de los reajustes ha sugerido, además, la identificación

de otro beneficio o perjuicio. Dada un criterio de movilidad determinado, ¿un

reajuste trimestral sería más beneficioso que uno semestral? Si se considera un

criterio con ajustes semestrales en junio y diciembre versus el ajuste trimestral en

marzo, junio, septiembre y diciembre, efectivamente es conveniente el trimestral.

Pero el criterio de la movilidad anterior era pagar en marzo y septiembre (no en

junio y diciembre) y en ese caso ocurre precisamente lo contrario: resulta

conveniente el pago semestral.

El efecto de esta serie de factores ha resultado claramente negativo, en términos de

intensidad de la cobertura.

Concepto SIPAPNC, PUAM y

otrosAAFF Total

Efecto del cambio en la movilidad -59.078 -7.741 -6.117 -72.935

Garantía de 82% del SMVM 3.362 0 0 3.362

Bono marzo 2018 2.449 605 1.582 4.636

Total -53.267 -7.136 -4.535 -64.938

108

Así, la movilidad otorgada, de octubre de 2017 a octubre de 2018, fue de un 19,19%

acumulado, mientras que la variación del IPC nacional, según datos de INDEC, fue del

45,91% en el período y la del RIPTE de 28,29%.

De esta forma, por efecto de los cambios introducidos en la movilidad previsional,

durante dicho período de doce meses, los haberes de las jubilaciones, pensiones, PNC y

AAFF (incluyendo la AUH) nacionales perdieron un 18,31% de su poder de compra y un

7,09% de su capacidad para sustituir a los ingresos laborales.

Otras políticas que afectan el valor del haber previsional

En febrero de 2016, la CSJN falló favorablemente respecto del pedido de un jubilado por

invalidez del régimen de capitalización individual (vigente entre 1994 y 2008) que

cobraba su prestación en una Compañía de Seguros de Retiro.

La acción del beneficiario se debía a la diferencia entre la movilidad de su prestación y

la determinada para las prestaciones del sistema nacional (SIPA).

La corte ordenó a la ANSES pagarle la diferencia retroactiva. Ello sienta jurisprudencia

respecto de un derecho que tendrían unos 150 mil beneficiarios que cobran en esa

modalidad.

En otro caso, la CSJN dio lugar al reclamo de un beneficiario de retiro por invalidez del

sistema privado que reclamó percibir el haber mínimo.

Otro caso inminente es el de los aportes que voluntariamente (aportes voluntarios y

depósitos convenidos) hicieron afiliados al sistema de capitalización y que fueron

retenidos por el sistema nacional.

En otro orden, mediante el Decreto Nº 516/17 se facultó el otorgamiento de préstamos,

financiados por el FGS, a beneficiarios no incluidos en el SIPA (tales como quienes

perciben pensiones no contributivas y asignaciones familiares por hijo).

Mediante la Resolución Nº 155/2017 de la ANSES se definieron las características de

dichos préstamos.

Estas disposiciones permitieron que al año 2017 el stock de préstamos alcanzara un total

de 3.366.263, con un monto que ascendió a $ 73.746 millones, equivalente a un 6,1%

del valor del FGS, según datos del Informe del mes de febrero de 2018 del Consejo del

FGS.

Vale destacar que estos créditos han sido relanzados, con una ampliación de montos y

plazos, en agosto de 2018, por lo que se espera que su cuantía se incremente

fuertemente.

109

A su vez, todo esto implica un doble efecto, por un lado, se afecta una parte significativa

de los fondos del FGS a una aplicación financiera con un rendimiento real negativo, y,

por otro, al fomentarse el endeudamiento de las personas beneficiarias del SIPA, de las

PNC y de la AUH, disminuye el valor neto a cobrar en concepto de las mismas (esto es,

la prestación “de bolsillo” una vez descontada la cuota del respectivo crédito).

Por todo ello, interesa entonces conocer como el PRHJP y otras políticas del mismo

período han afectado el financiamiento del sistema previsional argentino.

B. POLÍTICAS SOBRE EL FINANCIAMIENTO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

En esta sección se abordan tanto los cambios normativos referidos a la afectación de

distintos recursos tributarios destinados al financiamiento de la seguridad social, como

los fallos judiciales en la materia.

Asimismo, se desarrollan las modificaciones implementadas en relación al FGS y su

evolución en el período.

Finalmente, se da cuenta de las reformas concernientes al financiamiento contributivo

del sistema, a partir de 2016, en especial en cuanto a la reducción de alícuotas de las

contribuciones patronales.

Fallos judiciales y reformas a los recursos tributarios afectados a la seguridad

social

En un fallo de fecha 24/11/2015, la CSJN dio lugar a los planteos de inconstitucionalidad

realizados por tres provincias argentinas (Santa Fe, San Luis y Córdoba) respecto de la

deducción del 15% de la masa de impuestos coparticipables que realizaba el Estado

Nacional para financiar a la ANSES.

El fallo se basó en el entendimiento de que dicha deducción se realizaba sin acuerdo de

las provincias, pues los pactos entre ellas y el Estado Nacional tuvieron vigencia sólo

hasta el año 2005.

Por ende, instó a “cesar en forma inmediata de detraer dichos fondos” y a que las partes

acuerden la forma y plazos en que el Estado Nacional reintegrará las sumas adeudadas

a las provincias. Además, exhortó al PEN y al Congreso de la Nación a que “asuman su

rol institucional” para impulsar la elaboración del llamado “sistema de coparticipación

federal”, deuda pendiente en el federalismo fiscal argentino desde la reforma

constitucional de 1994 (López Accotto y otros, 2011).

El impacto de dicho fallo se puede apreciar en el hecho de que la precitada fuente de

financiamiento, para el periodo 1995-2016, en promedio, significó un 1,2% del PBI. Esto

es, un 17% de los recursos de la Seguridad Social.

110

El PEN, los gobiernos provinciales y el Congreso Nacional rubricaron un acuerdo en línea

con el fallo judicial de marras, que se plasmó en la Ley Nº 27.260.

Dicho acuerdo establece un esquema de eliminación gradual de la mentada detracción

del 15% de la masa de impuestos coparticipables.

Se instruye, además, que las provincias podrán tomar préstamos de libre disponibilidad

del FGS en el periodo 2016-2019, etapa en que todavía no es completaría la citada

devolución de los correspondientes recursos coparticipables. El siguiente cuadro

muestra la trayectoria temporal de dichos conceptos.

Cuadro Nº 18: Devolución del 15% de los recursos precoparticipados y préstamos de Libre

Disponibilidad. Años 2016-2020

Fuente: Elaboración propia a partir de la Ley Nº 27.260.

En paralelo a la reforma de la movilidad previsional, aprobada por la Ley Nº 27.426, se

impulsó una amplia reforma tributaria tendiente a reducir la magnitud de la presión que

los impuestos le imprimen a las personas y a la actividad económica.

Así, en el marco de la Ley Nº 27.432, se estableció un conjunto de medidas que afectan

los recursos tributarios de la seguridad social.

1. Eliminación del Artículo 104 de la Ley del Impuesto a las Ganancias y con ello, la

vuelta a la coparticipación federal del 100% de la recaudación de dicho impuesto,

incluido el 20% hasta entonces destinado al Sistema de Seguridad Social.

2. Afectación del 100% del Impuesto a los Créditos y Débitos Bancarios a la ANSES, a

la vez que se otorga la posibilidad de que dicho tributo se compute como pago a

cuenta del Impuesto a las Ganancias en forma gradual, hasta llegar, en el año 2022,

a un cómputo de 100% para tal pago a cuenta.

Así, en un contexto mediado por las numerosas demandas judiciales de las provincias

contra la Nación en relación de la coparticipación federal de impuestos, entre ellas la de

la Provincia de Buenos Aires acerca del Fondo del Conurbano Bonaerense, el Gobierno

Nacional y las provincias argentinas (excepto San Luis, más allá de que La Pampa,

posteriormente, haya denunciado el acuerdo suscripto) firmaron en noviembre de 2017

un “Consenso Fiscal”, luego refrendado mediante la Ley Nº 27.429.

En él se establecen una serie de compromisos tributarios entre las partes. Se presenta

Concepto 2016 2017 2018 2019 2020

Detracción de la masa de

impuestos coparticipables12% 9% 6% 3% 0%

Préstamos de Libre

Disponibilidad6% 3% 3% 3% 0%

111

un cálculo del impacto en los recursos al sistema de seguridad social para el año 2018,

atento a las modificaciones señaladas más arriba. Se muestra también el efecto de la

reducción de 3% de la masa de impuestos coparticipados, que también integra los

cambios mencionados.

Cuadro Nº 19: Impacto de las políticas adoptadas en los recursos tributarios de la Seguridad Social.

Año 2018

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda y de la ANSES.

Vale señalar que la Adenda 2018 a dicho Consenso Fiscal fue suscripta sólo por 18

provincias, ya que se sumaron al rechazo, ya expresado por San Luis y La Pampa, las

provincias de Santa Fe, Santa Cruz, Chubut y Formosa.

La Reparación Histórica y los avatares del FGS en 2016-2018

Vale recordar que el Decreto Nº 897/07 (modificado por el Decreto Nº 894/2016)

establece entre las finalidades del FGS: “atender eventuales insuficiencias en el

financiamiento del régimen previsional público a efectos de preservar la cuantía de las

prestaciones previsionales” (art.1 inc. d.).

Simultáneamente, indica el mecanismo institucional a aplicar, de ocurrir la necesidad de

auxilio financiero de los haberes previsionales. El Organismo Administrador del FGS

debe informar a Jefatura de Gabinete si la contingencia se origina o no en factores

estructurales que hagan necesaria una modificación del régimen vigente, y

consecuentemente insta al poder ejecutivo a impulsar las modificaciones pertinentes.

Otra de las finalidades asignadas al FGS es “contribuir a la preservación del valor del

fondo” (art. 1 inciso c).

Así, la introducción del PRHJP, que no surge de una eventualidad sino de una política

pública, que tiene un fuerte impacto en la situación financiera previsional y que por ende

afectará el valor del FGS, sugiere un cambio en la concepción que el Estado Nacional ha

desarrollado en relación dicho fondo.

Al momento de aprobarse la Ley Nº 27.426, no se conoció ningún estudio del impacto

de la medida. Prácticamente no hubo disponibilidad de datos oficiales sobre cantidad

de casos, densidad de la actualización en el haber y otros guarismos relevantes.

Concepto(en millones

de $)

Impuesto a las Ganancias -125.099

Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios 201.738

Subtotal 76.639

Reducción del 9% al 6% de los recursos precoparticipados -35.219

Total 41.420

112

Luego, el Consejo del FGS dio a conocer una estimación de la afectación del FGS

motivada por el Programa, que se presenta a continuación:

Cuadro Nº 20: Estimación de Pagos del PRHJP y evolución del FGS, en millones de dólares

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Informe de febrero de 2017 del Consejo del FGS.

Se observa allí, que el Estado Nacional espera que, a partir de la ejecución del PRHJP, el

valor en dólares del FGS se reduzca a la mitad en 15 años.

En marzo de 2018, la Jefatura de Gabinete de Ministros (JGM) informó al Congreso

Nacional algunos detalles de la evolución de los casos y los montos relativos al PRHJP,

datos que se presentan a continuación.

Cuadro Nº 21: Recursos y Pagos del PRHJP, en millones de pesos

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Informe Nº 108 de la JGM al Congreso.

El PRHJP significó un importante aumento del gasto previsional, cercano al 0,5% del PBI.

La ANSES prorrogó hasta el 30/06/2018 (y luego hasta el 31/08/2018) el plazo para

aceptar la propuesta de Reparación Histórica y por ende se espera que aumente la

cantidad de casos.

A marzo de 2018, el gobierno nacional declara que existen unos 50.000 casos en análisis

para hacer una propuesta.

El programa también tuvo impacto en los ingresos, pues el producido del mencionado

Régimen de Sinceramiento -normativamente- tuvo como destino participar del

financiamiento del programa. Los saldos de libre disponibilidad de dicho financiamiento

fueron invertidos en Letras del Tesoro Nacional, registrándose a marzo 2018 un monto

de $124.075 millones.

Cabe destacar que, con posterioridad, mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº

27/2018, denominado de desburocratización, simplificación y afectación del FGS, se

excluye del Régimen de Contrataciones de la Administración Nacional (normado por el

Concepto 2016 2017 2018 2019 2020 2025 2030 2039 2040-2051

Pagos RH 189 5.671 6.051 6.039 5.867 4.464 3.605 2.060 1.132

Recursos Sinceramiento 189 5.671 3.086 0 0 0 0 0 0

FGS 0 0 2.965 6.039 5.867 4.464 3.605 2.060 1.132

Valor FGS (con tasa 5% u$s) 55.228 57.990 57.913 54.746 51.593 38.743 27.449 11.558 4.083

Concepto Al 31/01/18 Observaciones

Ingresos Régimen Sinceramiento

Fiscal148.341

El saldo total recaudado ha sido invertido

en Letras del Tesoro Nacional

Rendimientos acumulados por

inversión en Letras del TN36.667

Gasto PRHJP 50.922

113

Decreto Nº 1.023/2001) a las operaciones del FGS. Asimismo, se autoriza a la ANSES a

realizar operaciones con los recursos del FGS, propias de los mercados financieros y

bursátiles permitidas.

Entre ellos, constituir fideicomisos, alquilar o prestar títulos y acciones. Con ello, se

preparaba el terreno para la apertura a nuevas modalidades operativas de inversión, sin

cumplir con los criterios del Régimen de Contrataciones del Estado Nacional.

Estas disposiciones fueron posteriormente derogadas en junio de 2018 por el Congreso

Nacional a través del art N° 134 de la Ley Nº 27.444 de Simplificación y

Desburocratización para el Desarrollo Productivo de la Nación.

En cuanto a su magnitud, el FGS informa un valor, al 31/12/2017, del orden de los $1,2

billones, esto es, unos U$S64.055 millones.

Desde el traspaso de los recursos que eran administrados por las AFJP, el FGS ha crecido

un 37% en términos de PBI (3,2%), representativo de un aumento del 127% en su valor

en dólares (U$S36.000 millones).

Dicho crecimiento, es explicado, fundamentalmente, por la rentabilidad conseguida que

las inversiones que lo componen. Allí conviven dos tipos de situaciones: una derivada de

los acervos de recursos que generan flujos de nuevos ingresos al FGS (plazos fijos, títulos

públicos, obligaciones negociables, dividendos accionarios, etc.) y otra determinada por

las diferencias en los precios de los activos, las denominadas ganancias de capital.

Vale destacar que, al 28/09/2018, el valor del fondo había crecido, durante 2018, un

39,33% en pesos corrientes, pero había disminuido un 36,01% en dólares

estadounidenses.

El siguiente cuadro muestra la evolución de las rentas del FGS informadas por la ANSES

y la tasa de rendimientos netos del FGS.

Cuadro Nº 22: Rentas, Rendimientos y Transferencias al FGS. Años 2009-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos de la ANSES.

Con la información disponible no es posible determinar con precisión el aporte de esas

rentabilidades en la acumulación del FGS.

No obstante ello, sí se puede efectuar el ejercicio de capitalizar dichos flujos de rentas

anuales a su propia tasa de rentabilidad (Rentas del FGS/ Valor del FGS, corregido por la

participación de los instrumentos de renta fija), de lo que se obtiene que, a diciembre

Concepto 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Rentas del FGS (en millones de $) 8.006 8.118 10.312 16.299 21.904 37.904 52.164 69.898 77.197

Rendimientos Netos del FGS (var. anual) 42,90% 24,50% 8,70% 20,70% 33,80% 43,30% 40,00% 31,80% 37,40%

Ganancias de Capital (en millones de $) 701 2.656 6.075 4.000 2.000 0 2.873 0 0

114

de 2017, un 28% del FGS estaría derivado de los flujos de rentabilidad.

Por otra parte, también han existido ingresos de nuevos recursos al FGS,

mayoritariamente asociados a superávits de la ANSES.

El impacto en la composición del fondo de dichas transferencias, estimado, por medio

de la aplicación, anual, de los rendimientos netos promedio del FGS, arroja un 5,7% del

total del fondo a fines de 2017.

Desde su creación, no se habían producido salidas de recursos desde el FGS, que tiene

como fin específico el financiamiento de contingencias que afecten el haber previsional.

Esta circunstancia se modificó a partir de la Ley Nº 27.260, que lo incluye como una de

las fuentes de financiamiento del PRHJP.

Asimismo, la evolución de la cartera del FGS, en términos de PBI, se detalla en el

siguiente cuadro.

Cuadro Nº 23: Composición del FGS, en porcentaje del PBI. Años seleccionados

Nota: Composición al último día hábil de cada año, salvo 2008 que es al 05/12/08. Fuente: Elaboración

propia sobre datos de ANSES.

A diciembre de 2017, los rasgos más sobresalientes que presenta dicha evolución de la

composición del FGS, son:

a. La disminución de las disponibilidades y de los Plazos Fijos, así como el desarme

de la cartera mantenida en títulos extranjeros (incluidos en el rubro “Otros”). En

total, el conjunto de estos tres rubros, presenta una disminución de 2,02% del PBI,

en 2008-2017. Vale destacar que, de 2008 a 2015, la caída registrada fue de un

75% y en 2015-2017 de un 81%.

Instrumento 2008 2011 2013 2015 2017

Disponibilidades 0,31% 0,19% 0,27% 0,21% 0,08%

Títulos Públicos Nacionales 5,08% 5,28% 6,14% 7,10% 6,70%

Títulos Emitidos por Entes Estatales 0,06% 0,05% 0,07% 0,07% 0,17%

Obligaciones Negociables 0,14% 0,06% 0,23% 0,17% 0,10%

Plazo Fijo 0,89% 1,08% 0,48% 0,15% 0,01%

Acciones 0,68% 0,76% 0,83% 1,45% 2,36%

Fondos Comunes de Inversión 0,28% 0,08% 0,23% 0,30% 0,20%

Proyectos Productivos o de Infraestructura 0,19% 1,28% 1,33% 1,46% 0,91%

Prestamos Beneficiarios SIPA 0 0 0,08% 0,27% 0,42%

Prestamos Beneficiarios no SIPA 0 0 0 0 0,30%

Préstamos a Provincias Ley Nº 27.260 0 0 0 0 0,43%

Otros 0,92% 0,39% 0,17% 0,17% 0,01%

TOTAL 8,54% 9,16% 9,84% 11,34% 11,70%

115

b. El incremento de Proyectos Productivos y de Infraestructura en 0,72% PBI. Ello se

descompone en un crecimiento del orden del 668% en 2008-2015 y una

disminución, cercana al 38%, en 2015-2017.

c. La creación de un capítulo de préstamos a beneficiarios que significa un 0,72% PBI

en 2017, con un crecimiento del 167% en 2015-2017, de la mano de la

incorporación de beneficiarios de prestaciones distintas a las pagadas por el SIPA.

d. La concesión de préstamos a provincias por un 0,43% PBI, en 2017, en el marco

del ya referido acuerdo fiscal entre el gobierno nacional y las provincias

refrendado por la Ley Nº 27.260.

e. La suba de los títulos públicos y de entes estatales en cartera (1,73% PBI) asociado

fuertemente al pago de los intereses y al aumento del precio de los instrumentos.

También se observa un relevante incremento en la participación accionaria (1,68%

PBI), asociado a la valorización del mercado bursátil.

Los siguientes gráficos muestran la evolución del rendimiento del FGS neto de los

ingresos de capital y en relación a la evolución de la inflación.

También se exponen los avatares del mercado de acciones y del de bonos, tanto en

forma de número índice (acumulado) como por medio de sus variaciones anuales.

Los indicadores relevados son el panel de acciones del Mercado de Valores de Buenos

Aires (Merval) y el indicador de bonos elaborado por el Instituto Argentino de Mercado

de Capitales (IAMC).

Gráfico Nº 21: Rendimiento del FGS, Merval, Bonos e IPC, base 2008=100. Años 2008-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Merval, el IAMC, el INDEC y la ANSES.

0

500

1.000

1.500

2.000

2.500

3.000

2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Rend.Merval Rend.Bonos IAMC IPC Rend.Neto FGS

116

Gráfico Nº 22: Rendimiento del FGS, Merval, Bonos e IPC, en porcentaje. Años 2008-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Merval, el IAMC, el INDEC y la ANSES.

Los rendimientos netos del FGS observan un nivel positivo en términos reales. El índice

Merval muestra una mayor volatilidad, con fuertes subas en 2013 y 2017 y una

rentabilidad negativa en 2011. El índice de Bonos IAMC exhibe un patrón más estable

que el Merval, sin picos tan elevados en 2013 y 2017, pero con una pequeña rentabilidad

en 2011.

Cambios en los recursos contributivos de la seguridad social

La Ley Nº 27.430, de fines de 2017, establece la unificación de la alícuota de las

contribuciones patronales al 19,5% para el año 2022, en un esquema gradual de

reducción (que impacta en empresas grandes) o aumento (Pymes y otras), dado que,

esta nueva norma implica la eliminación de dos regímenes de reducción de

contribuciones patronales normados por la Ley Nº 26.940.

El de reducción del 50% de las contribuciones patronales para empleadores que tuvieran

hasta cinco trabajadores y el de reducción en la contribución correspondiente a los

nuevos trabajadores de empresas con planteles de entre seis y ochenta personas. La

única excepción a ello, contemplada por la Ley Nº 27.430, corresponde a los

microemprendimientos (Artículo 169), aunque dicha salvedad caduca a partir del año

2022.

También a ese año y con gradualidad anual, se elimina el cómputo como crédito fiscal

del IVA, aplicable en algunos territorios provinciales, según lo normado por el Decreto

Nº 814/2001.

-60

-30

0

30

60

90

120

150

2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017Rendimiento Neto FGS Bonos IAMC Merval

117

En contraposición, se crea una suerte de “mínimo no imponible” a las contribuciones

patronales, con el objetivo de reducir la carga a los empleadores, en un esquema gradual

de 4 años de aumentos progresivos en dicho mínimo. Para 2022, su valor (ajustable

según el IPC nacional) será de $12.000. Para 2018, año inicial contemplado en la

reforma, se computa el 20% de dicho monto, previéndose aumentos anuales de 20% a

partir de entonces.

Vale aclarar, que en septiembre de 2018 se suspendieron el incremento y la

actualización correspondientes a 2019, como parte del paquete de medidas tendientes

al ajuste fiscal suscriptas por el gobierno argentino en el segundo acuerdo de 2018 con

el FMI. Sin perjuicio de ello, en noviembre de 2018 se estableció, que, desde dicho mes,

y hasta diciembre de 2019 inclusive, un “mínimo no imponible” de las contribuciones

patronales para el sector textil y de calzado de $12.000, actualizable según la inflación.

La unificación gradual de la alícuota al 19,5%, el establecimiento del mínimo no

imponible y la derogación de los regímenes de promoción tendrá un efecto neto en

términos de reducción de la alícuota efectiva en 2022. Es posible hacer un ejercicio para

ilustrar la tendencia de dicha evolución, aunque dicho cálculo no resulta un pronóstico

por cuanto depende de la evolución de numerosas variables tales como el PBI, los

salarios, la tasa de registro laboral, etc.

Cuadro Nº 24: Impacto de los cambios en las Contribuciones Patronales 2017-2022,

en porcentaje del PBI

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ANSES y del Ministerio de Hacienda.

La reforma implicaría una reducción sustancial (40,5%) en la alícuota efectiva de

contribuciones patronales y una disminución del financiamiento contributivo del

sistema, del orden del 1,39% del PBI.

Se hace notar que la alícuota para 2017 se refiere a lo que ingresa como recurso a la

Concepto %PBI

Incremento por unificación alícuota en

20220,02%

Incremento por derogación de regímenes 0,06%

Reducción por MNI en 2022 -1,47%

Total -1,39%

Alícuotas Contribuciones Patronales %

Efectiva 2017 15,00%

Efectiva 2022 8,90%

118

ANSES y suma los programas de reducción de contribuciones patronales para

Microempleadores y Trabajadores Adicionales.

Para obtener la alícuota efectiva 2017, desde el punto de vista del empleador, debe

restarse el crédito fiscal del IVA, lo que permitiría arribar a una alícuota de partida del

orden del 14,9%.

De este modo, el gasto tributario previsto por el Presupuesto Nacional 2018, vinculado

a los regímenes de reducción de contribuciones patronales vigentes a 2017, presenta la

siguiente cuantía:

Cuadro Nº 25: Gasto Tributario de las Contribuciones Patronales, millones de pesos corrientes.

Año 2018

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Como ya se ha señalado, la Ley Nº 27.430 prevé un esquema de reducciones en la

detracción al crédito fiscal en el IVA por Zona Geográfica, dejando 2018 con el mismo

valor que 2017 y eliminándolo en 2022.

El principal concepto (Zona Geográfica) funciona como una reducción de contribuciones

indirecta, al detraer del IVA un porcentaje de la masa salarial que sirve como base del

cálculo de dichas contribuciones.

Entonces, ello no impacta en los recursos fiscales ingresados como contribuciones

patronales, sino en los recursos que se perciben en concepto de IVA.

La unificación de la alícuota tiene un efecto complejo de medir. Se realizó una

estimación tomando en cuenta la normativa, que aplica una alícuota del 21% para un

subconjunto del sector servicios y a empresas de más de 80 empleados.

El resultado de dicha aproximación no arrojó cambios sustantivos en la alícuota

unificada respecto a la alícuota teórica aplicada hasta 2017.

El impacto, para el año 2018, de la reducción en la recaudación de las contribuciones

patronales (por el establecimiento del mínimo no imponible para su base de cálculo) se

estima en unos $38.537 millones.

Concepto

Gasto Tributario en

Millones de pesos

corrientes

Zona Geográfica 36.274

50% Microempleadores 3.435

Trabajadores/as adicionales 3.222

Total 42.931

119

C. POLÍTICAS DIRIGIDAS A MANTENER LA AMPLITUD DE LA COBERTURA

La PUAM es una prestación de carácter no contributivo, que requiere contar con una

edad mínima de sesenta y cinco años. Para las personas que no hayan nacido en el país,

se adiciona un requisito de residencia en el mismo, de diez años si son naturalizadas

como argentinos/as y de veinte años si no lo son.

La prestación consiste en una mensualidad, equivalente al 80% del haber mínimo

previsional, actualizable según la movilidad del SIAP y no genera pensión derivada. Se

han trasladado a la PUAM a las personas que mayores de sesenta y cinco años que

percibían pensiones no contributivas por vejez o invalidez, dado que el valor de las

mismas (establecido en 70% del haber mínimo previsional) resultaba menor al de

aquella.

La PUAM, en su concepción original (que data de mayo de 2016) era compatible con la

continuidad laboral (tanto en relación de dependencia como por cuenta propia), en cuyo

caso los meses de coexistencia entre ambas fuentes de ingresos, con aportes y

contribuciones previsionales, serán computados como tiempo de servicio a los fines de

obtener un beneficio previsional contributivo.

Posteriormente, mediante el Decreto Nº 110/2018, de febrero de 2018, se estableció

una incompatibilidad adicional. Quienes continúen en la actividad laboral, pero reúnan

los requisitos para acceder al beneficio contributivo, no pueden percibir la PUAM.

Posteriormente, mediante el Artículo 38 de la Ley Nº 27.467, de presupuesto para el

ejercicio 2019, se establece la incompatibilidad de la PUAM con cualquier actividad

laboral, excepto la de los monotributistas sociales.

La introducción de esta prestación universal a la vejez institucionaliza el derecho a la

seguridad social para aquellas personas que no logran alcanzar los requisitos

contributivos, es decir los 30 años de servicios con aportes al sistema. Ese

reconocimiento es el corolario de una historia tortuosa, que dejaba a ese colectivo al

amparo no de la previsión social sino de la “menos prestigiosa” asistencia social. Como

el sistema previsional contributivo no resulta universal porque existe desempleo y

empleo no registrado, el sector no cubierto sumaba más de un tercio de la población

trabajadora.

Con las moratorias previsionales de los años 2005/2006 y 2014, la intervención estatal

desplegó una “ficción contributiva” (Dvoskin, 2017) que universalizó el derecho de dicho

colectivo, pero incluyéndolo, de forma un tanto forzada, en el universo contributivo.

Con la introducción de la PUAM, una prestación de menor densidad comparándola con

la prestación contributiva, se diferencia al conjunto que no cumplimentó los años de

servicios con aportes previsionales requeridos.

120

Si bien, originalmente, abría una puerta para aquellos a quienes les faltan unos pocos

años de servicios con aportes, al permitirles cobrar la prestación, seguir trabajando y

completar los 30 años para poder acceder a la jubilación contributiva, no se esperaba

que el mismo fuese un escenario muy frecuente.

En la misma línea, la reciente reforma de la PUAM, restringe esa posibilidad a un sector

muy acotado, como el de los monotributistas sociales (que eran 345.800 en septiembre

de 2018, según datos del ex MTESS).

Adicionalmente, subsisten importantes dudas acerca del carácter actual de la PUAM. La

misma, originalmente, surgía como un reemplazo de las moratorias previsionales con un

mayor nivel de institucionalidad.

Sin embargo, dado que el Artículo 37 de la citada Ley Nº 27.467, de presupuesto 2019

establece que: “La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) en forma

previa al otorgamiento de la prestación realizará evaluaciones socioeconómicas y

patrimoniales sobre la base de criterios objetivos que fije la reglamentación, a fin de

asegurar el acceso a las personas que presenten mayor vulnerabilidad”, la PUAM

reemplazaría a las PNC por vejez.

De esta forma, se trataría de una prestación asistencial y focalizada, más que universal,

cuya principal ventaja, respecto a las Pensiones no Contributivas que reemplaza,

radicaría en la edad mínima prevista (65 años contra 70) y en valor del beneficio (80%

del haber previsional mínimo contra 70%).

El sistema previsional tiene una reconocida misión redistributiva. Para los trabajadores

formales en relación de dependencia, nuestro sistema compone la jubilación con una

proporción del ingreso en actividad (promedio de últimos 10 años) y la Prestación Básica

Universal, una suma fija. Ese es un primer mecanismo redistribuidor.

Un segundo mecanismo es el de los regímenes subsidiados, tal el caso de Monotributo

y del de Personal de Casas Particulares, en donde la relación entre el aporte y el ingreso

imponible es mucho menor que la correspondiente a quienes se desempeñan en una

clásica relación de dependencia.

Se entiende que hay un conjunto de razones para, al menos, cuestionar la introducción

de una quita a la jubilación mínima para este conjunto de trabajadores:

a. A septiembre de 2017, el INDEC informó que el ingreso medio de los trabajadores

sin descuento jubilatorio era de $7.991, es decir un 90% del Salario Mínimo Vital y

Móvil. Entonces, dado que al salario mínimo de relación de dependencia le

corresponde una jubilación del 82% de ese salario, entonces correspondería

descontar, a lo sumo, un 10% y no un 20% del haber mínimo a las personas que

no han podido acceder a puestos de trabajo registrados, y que luego lo más

121

probable es que no reúnan los años necesarios para la jubilación contributiva.

b. La proporción de los recursos fiscales (tributarios o endeudamiento) en el

financiamiento del sistema previsional alcanzó en 2016 el 35,6%. Recursos

impositivos que también fueron pagados por las personas sin acceso a un puesto

de trabajo registrado.

c. La “quita” afecta individualmente a dicho colectivo de trabajadores,

fraccionándolo socialmente. Vale preguntarse si ello induce un cierto tipo de

asunción de responsabilidad por la evasión de aportes al propio conjunto de

trabajadores. Según dicho informe del INDEC, el 66% de los trabajadores sin

descuento jubilatorio se encuentran en el 30% de la población de menores

ingresos.

A diciembre de 2017, los beneficios correspondientes a la PUAM ascendieron a 68.183,

un 1% de los beneficios liquidados por ANSES (sin contar PNC). Las altas mensuales

alcanzaron en el cuarto trimestre de 2017 unos 5.790 casos, mientras que el monto

erogado en 2017 alcanzó los $2.970 millones.

Por su parte, a junio de 2018 el número de prestaciones al pago correspondiente a la

PUAM ya era de 88.858, evidenciando, en el primer semestre del año, un crecimiento

consistente con la proyección correspondiente a la meta presupuestaria del año, que es

de una media de 90.989 pensiones para 2018.

De este modo, tras las 5.790 altas mensuales (en promedio) del cuarto trimestre de

2017, se pasó a 3.313 en el primer trimestre de 2018 y 3.579 en el segundo trimestre de

dicho año. Para cumplir con la meta presente en el presupuesto 2018, en el segundo

semestre de dicho año las altas netas mensuales deberían ser, como media, unas 3.736.

A su vez, para lograr ejecutar la meta física prevista en el presupuesto 2019 (129.613

prestaciones promedio en el año), debería incrementarse el número de casos en unos

3.057 al mes, lo que implica una reducción del 15% en el número de altas respecto a las

proyectadas para 2018 y es consistente con una política que presenta mayores

incompatibilidades y restricciones que en su formulación original.

D. EN SÍNTESIS

El gobierno de la coalición Cambiemos, que emergió del proceso eleccionario de fines

de 2015, se ha mostrado particularmente activo en materia previsional:

a. Impulsó el Programa de Reparación Histórica, que aumenta el gasto previsional,

focalizando en los beneficios que no provienen de la moratoria, y en particular en

los de mayor haber. La financiación del PRHJP corre por cuenta de los ingresos

extraordinarios del “Régimen de Sinceramiento Fiscal” y del FGS. La estimación

122

oficial proyecta una tendencia hacia la desaparición del FGS en el largo plazo.

b. Creó la Prestación Universal para el Adulto Mayor, que institucionaliza el derecho

a la jubilación de las personas con trayectorias laborales signadas por la

precariedad del empleo y por largos períodos de desocupación y no participación

en el mercado de trabajo, aunque con una prestación reducida y una tendencia

hacia la focalización.

c. Modificó la estructura de financiamiento de la Seguridad Social, reduciendo los

recursos provenientes de las contribuciones patronales. Se estima que la alícuota

efectiva de la parte de estas contribuciones que se destina al sistema previsional,

a 2022, estará en torno a 9%. Ello representaría una reducción del orden de un

1,4% del PBI. En contrapartida, la eliminación del financiamiento a la seguridad

social proveniente del Impuesto a las Ganancias se vería más que compensada por

la incorporación del 100% del Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios al

acervo de recursos de la Seguridad Social. Aunque ello impacta directamente

sobre la masa de recursos federales destinados a los gobiernos de nivel provincial.

d. Cambió la fórmula de movilidad, incorporando la inflación en un 70% a su cálculo,

lo que elimina el efecto redistributivo previsto en la fórmula establecida por la Ley

Nº 26.417 y que reduce en un 8,8% la prestación por el mecanismo inicial de

cambio en la fórmula de beneficio, una cifra que impacta a la baja del gasto de la

Seguridad Social en un 0,7% PBI para 2018. De este modo, a octubre de 2018, los

haberes previsionales (incluyendo el haber mínimo) resultaron, en términos

reales, más de un 18% inferior a los vigentes un año atrás. Solamente el haber

mínimo de quienes hayan cumplimentado en forma perfecta el requisito de años

de servicios con aportes (situación que corresponde a, apenas, un sexto de los

beneficios al pago) sufrirá un descuento real algo menor (de algo más del 17%),

dada que la nueva norma de movilidad establece una garantía (que incrementa la

diferenciación y reduce el carácter redistributivo del sistema) para este grupo,

equivalente el 82% del salario mínimo, vital y móvil.

e. Varió la composición de la cartera del FGS, reduciendo la participación en

proyectos productivos, incorporando préstamos a beneficiarios de prestaciones

por fuera del SIPA y a las provincias, en este último caso en el marco del pacto

fiscal de 2016.

En el periodo 2016-2018 (y en las proyecciones del presupuesto 2019) la evolución

macroeconómica no resulta promisoria en relación al nivel de actividad, ni en cuanto al

volumen y, sobretodo, calidad del empleo, lo que resulta especialmente visible en

materia de formalización de la fuerza de trabajo. Por ende, no se han activado los

motores impulsores de los recursos, tributarios y contributivos, del sistema de seguridad

social. En paralelo, en cumplimiento de un fallo de la CSJN, se ha reducido el

123

financiamiento proveniente del 15% de la masa de impuestos coparticipables, previendo

su eliminación en 2020. Si se suma a ello las otras políticas reseñadas en lo concerniente

a la reducción de contribuciones patronales, la situación financiera del Sistema

Previsional en particular, y de la Seguridad Social en general, en dicho periodo, presenta

todas las condiciones propias de una tendencia hacia la profundización del déficit.

Es claro que existe un “ida y vuelta” entre la macroeconomía de un país y su seguridad

social. La evolución del sistema previsional no es independiente de la evolución

macroeconómica, pero la trayectoria de la “macro” tampoco es independiente de la

estructura de su régimen previsional. Por ejemplo, la política económica del régimen de

convertibilidad fue congruente con el cambio estructural de la Ley Nº 24.241.

A su vez, la macroeconomía del periodo 2003-2015 fue también consistente con el

cambio estructural en el sistema de Seguridad Social que promovió.

En el caso del gobierno de Cambiemos, todavía quizá no haya pasado el tiempo

suficiente para una caracterización acabada, considerando que aún se encuentra en

estudio el proyecto de reforma previsional al que obliga la Ley Nº 27.260. Sin perjuicio

de ello, pueden vislumbrarse algunas señales: el PRHJP significó un aumento del gasto

previsional a costa del FGS, la reforma en la movilidad previsional ha resultado en una

reducción de los haberes y se promovió una reforma tributaria que disminuye las

contribuciones patronales destinadas al financiamiento previsional.

124

CAPITULO VI

ANÁLISIS PRESUPUESTARIO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

El presente capítulo tiene por objeto dar cuenta del devenir de los aspectos

presupuestarios que hacen a la seguridad social en Argentina, a lo largo del período que

inicia en el año 1995 y que llega hasta nuestros días.

Ello implica, en primer lugar, considerar la evolución del peso de la Función Seguridad

Social en el conjunto de las erogaciones correspondientes a la Administración Pública

Nacional, tanto en términos del producto como en relación al total de gastos.

En segundo término, corresponde desarrollar la participación de las distintas

prestaciones e instituciones que integran dicha función en el total de las asignaciones

presupuestarias destinadas a la misma.

En una tercera instancia, se analiza el déficit previsional (diferencia entre las sumas de

los montos de los aportes y las contribuciones y de las jubilaciones, pensiones y retiros)

total y el correspondiente al sistema estrictamente contributivo (sin considerar las

moratorias ni la PUAM) para cada una de las instituciones precitadas y su efecto sobre

el déficit financiero del conjunto de la Administración Pública Nacional.

En una cuarta instancia se profundiza en el presupuesto de la ANSES, y en especial en lo

concerniente a los ingresos del Organismo, detallando tanto la situación de los ingresos

contributivos, como los principales aspectos que hacen a sus recursos de origen

tributario.

A. LA PARTICIPACIÓN DE LA FUNCIÓN SEGURIDAD SOCIAL EN EL GASTO DE

LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NACIONAL

Dentro de la Función Seguridad Social se incluyen los gastos derivados de las

prestaciones previsionales (jubilaciones, retiros y pensiones), las asignaciones familiares

y el seguro de desempleo. Asimismo, se contemplan las transferencias a las provincias

de los impuestos asignados al financiamiento de la previsión social (IVA y Bienes

Personales de acuerdo a la Ley N° 23.966) y las derivadas del financiamiento de los

déficits previsionales de las cajas de jubilaciones provinciales no transferidas al Estado

Nacional en proceso de armonización (Cláusula 12 del Compromiso Federal de 1999,

ratificado por la Ley N° 25.235).

La Función Seguridad Social representó en los últimos 20 años, en promedio, el 40,1%

del presupuesto de la Administración Pública Nacional, observando un mínimo de 33,2%

en el año 2005 y un máximo de 46,6% para el año 2017 (desplazando así al anterior

mayor valor, de 44,7%, alcanzado en 1995). Es posible identificar claramente dos

subperíodos: el primero que comienza en 1995 y finaliza en 2005 con una clara

125

tendencia a la baja en la participación de la Función Seguridad Social en el gasto de la

Administración Pública Nacional; mientras que el segundo subperíodos se encuentra

comprendido por los años entre 2005 y 2017 con una tendencia al alza de la

participación de dicha función de gasto.

Teniendo en cuenta las proyecciones del presupuesto 2019, la participación alcanzaría

el 49,1% en 2018 y el 50,0% en 2019. Estos aumentos en la participación de la Función

Seguridad Social en 2017, 2018 y 2019 se relacionan con una mayor contención del

aumento del gasto en el resto de las finalidades, que implican que el gasto total de la

Administración Pública Nacional crezca en menor magnitud, donde a partir del año 2017

este último se reduce en términos del PBI. Así, entre 2016 y 2017 la seguridad social

explica el 72,2% del aumento del gasto total. En consecuencia, se observa un

desplazamiento del resto de las finalidades de gasto.

Esto se visualiza en el Gráfico N° 23 donde se muestra el gasto de la Administración

Pública Nacional (APN) por Finalidad y Función en términos del Producto Bruto Interno

(PBI).

Mientras el gasto en Seguridad Social en términos del PBI aumenta desde 2014, el gasto

total se reduce desde el máximo de la serie del año 2016.

En el Gráfico se puede observar, también, que desde el año 2004 hay una tendencia al

aumento del gasto total, alcanzando su máximo en el año 2016 con el 26,0%. La Función

Seguridad Social presenta un mínimo en el año 2005 de 5,0% del PBI para incrementarse

hasta el año 2017 al 11,3% y proyectándose valores similares para 2018 y 2019, en el

mensaje del presupuesto 2019.

Continuando con el análisis de la evolución del gasto utilizando los subperíodos

definidos anteriormente, se tiene que en el primer subperíodo (1995-2005), en términos

del PBI, el Gasto Total de la APN se incrementa del 14,1% al 14,9% mientras que la

Función Seguridad Social se reduce del 6,3% al 5,0%. Esto implica que la reducción del

gasto en seguridad social liberó recursos hacia otras finalidades de gasto. En el

subperíodo 2005-2017 el Gasto Total se incrementa del 14,9% al 24,3% del PBI y la

Función Seguridad Social del 5,0% al 11,3% del PBI explicando el 67,9% de la variación

del Gasto Total. Si se observa el período completo la Función Seguridad Social aporta el

49,4% de la variación del Gasto Total.

126

Gráfico Nº 23: Gasto de la APN por Finalidad y Función. En % del PBI. 1995-2018

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

En el Gráfico No. 23 Bis se muestra la evolución de las participaciones porcentuales de

las distintas finalidades de gasto, desagregando la Finalidad Servicios Sociales en la

Función Seguridad Social y en Resto de Servicios Sociales. En Resto de Servicios Sociales

se incluye las siguientes funciones de gasto según el Clasificador Presupuestario 2013:

Salud; Promoción y asistencia social; Educación y cultura; Ciencia y técnica; Trabajo;

Vivienda y urbanismo; Agua potable y alcantarillado; Otros servicios urbanos. Como ya

se mencionó, la participación de la Función Seguridad Social desciende de 1995 (44,7%)

a 2001 (39,1%), como consecuencia, por una parte, de las políticas de contención del

gasto en seguridad social llevadas adelante en el período, tales como el aumento en los

requisitos de edad y años de aporte para el acceso al beneficio previsional, la Ley de

Solidaridad Previsional o el congelamiento de la movilidad de los haberes por el

establecimiento del MOPRE y, por el lado de las asignaciones familiares, la Ley N° 24.714

que establece rangos y topes de ingreso para acceder al beneficio; por otra parte, gana

participación la Finalidad Servicios de la Deuda Pública a expensas del resto de las

finalidades de gasto. En 2002 la Función Seguridad Social recupera su participación

debido a la cesación de pagos de la deuda pública cuyos servicios de intereses estuvieron

suspendidos hasta 2005. No obstante, continúa su tendencia a la baja hasta 2005.

0

5

10

15

20

25

30

Administración gubernamental Servicios de Defensa y Seguridad

Resto Servicios Sociales Seguridad social

Servicios económicos Servicios de la deuda

Gasto total

127

Precisamente ese año es cuando la participación de la función Seguridad Social presenta

su mínimo. A partir de dicho mínimo, comienza a recuperar su participación por la

implementación de la Ley N° 25.994 que instituye la Jubilación Anticipada por

Desempleo y la Moratoria Previsional. Este aumento en la cobertura previsional implicó

que la Función Seguridad Social regresara a los niveles de participación alrededor del

valor promedio de la serie y se sostuviera en dichos valores principalmente a través de

la instauración en el año 2008 de la Ley de Movilidad Previsional y de la ampliación de

la cobertura de las asignaciones familiares con la Asignación Universal por Hijo en el año

2009.

Gráfico No. 23 Bis: Participación de la Función SS en el Gasto de la APN. En %. 1995-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

B. LA COMPOSICIÓN DE LA FUNCIÓN SEGURIDAD SOCIAL POR SERVICIO

ADMINISTRATIVO FINANCIERO (SAF)

La Función Seguridad Social es llevada a cabo por distintos organismos que componen

la Administración Pública Nacional. Tres de estos organismos integran lo que se

denomina el carácter Instituciones de la Seguridad Social.

Tal universo de organizaciones públicas previsionales con personería jurídica propia, se

encuentra conformado por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES),

por el Instituto de Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF)

y por la Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal.

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

Administración gubernamental Servicios de Defensa y Seguridad

Resto Servicios Sociales Seguridad social

Servicios económicos Servicios de la deuda

128

Sin embargo, a lo largo del período analizado hay una serie de organismos de la

Administración Central que presentan diversos gastos que forman parte, también, del

conjunto de erogaciones correspondientes a la Función Seguridad Social.

Entre ellos se pueden mencionar a las Pensiones no Contributivas del Ministerio de

Desarrollo Social (MDS), las prestaciones de retiros y pensiones de las fuerzas de

seguridad: Prefectura Naval Argentina (PNA), Gendarmería Nacional Argentina (GNA) y

Servicio Penitenciario Federal (SPF), las jubilaciones y pensiones de los jueces de la Corte

Suprema de la Nación (Consejo de la Magistratura), las jubilaciones de los

Guardaparques (Administración de Parques Nacionales) y finalmente, los subsidios al

empleo agrario (Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios -RENATEA-)

incorporados en 2015 y retirados en 2017.

Cuadro Nº 26: Gasto de la Función Seguridad Social por Servicio Administrativo Financiero, millones

de pesos corrientes. Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Con el fin de hacer homogénea la serie de datos las pensiones no contributivas se

incluyeron en el Ministerio de Desarrollo Social a lo largo de todo el período (en el año

1995 se encontraban en el presupuesto de ANSES y en 2017 parte de las mismas se

imputa a dicho organismo).

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2017 2018

ANSES 15.020 16.699 24.763 113.988 516.130 1.026.454 1.296.101

IAF 1.174 1.174 1.448 2.795 14.393 30.102 33.650

Caja de Retiros, Jubilaciones y

Pensiones de la Policía Federal591 571 827 3.210 11.609 22.110 25.262

Gendarmería 163 167 209 672 2.111 5.786 6.257

Prefectura 100 106 141 414 1.515 4.206 4.604

Servicio Penitenciario 64 87 139 560 2.708 4.838 5.793

Desarrollo Social 504 673 1.328 9.964 62.495 102.035 121.490

Registro Nacional de Trabajadores

y Empleadores Agrarios (RENATEA)0 0 0 0 491 0 0

Consejo de la Magistratura 15 12 10 17 62 111 177

Parques Nacionales 0 1 0 2 34 73 67

Resto 4 5 1 0 0 1 1

Total 17.635 19.496 28.867 131.623 611.547 1.195.717 1.493.400

129

Asimismo, los retiros de la policía de ex - territorios nacionales (contenidos en el

presupuesto del Ministerio del Interior hasta el año 2000) se imputaron en la Caja de la

Policía Federal.

Cuadro Nº 27: Participación porcentual de los gastos por SAF en el Gasto de la Función SS

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

El gasto de la Función Seguridad Social está concentrado en la ANSES, que tuvo en 2017,

una participación del 85,8%, presentando un valor mínimo de 83,9%, (2014) y un

máximo de 88,1% (2007), sin dispersiones relevantes respecto de su valor promedio

(85,0%). La participación del Ministerio de Desarrollo Social creció mucho, pasando de

un 2,9% en 1995 a un 10,4% en 2014. En el Cuadro N° 28 se expone el gasto en

jubilaciones, retiros y en pensiones por SAF.

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2017 2018

ANSES 85,2 85,7 85,8 86,6 84,4 85,8 86,8

IAF 6,7 6 5 2,1 2,4 2,5 2,3

Caja de Policía 3,3 2,9 2,9 2,4 1,9 1,8 1,7

Resto fuerzas de seguridad 1,9 1,8 1,7 1,3 1 1,2 1,1

Resto 2,9 3,5 4,6 7,6 10,2 8,5 8,1

Total 100 100 100 100 100 100 100

130

Cuadro Nº 28: Gasto previsional por SAF. En millones de $ corrientes. Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2017 2018

ANSES 13.338 14.736 20.127 88.358 433.432 845.202 1.074.528

Jubilaciones y/o

Retiros9.301 10.175 13.027 66.470 332.676 650.252 816.733

Pensiones 4.037 4.561 7.100 21.887 100.756 194.950 257.795

IAF 1.166 1.168 1.441 2.773 14.323 29.986 33.512

Jubilaciones y/o

Retiros1.166 784 1.012 1.929 9.604 17.808 23.587

Pensiones 0 384 429 844 4.718 12.178 9.924

Caja de Policía 584 563 820 3.167 11.520 21.952 25.044

Jubilaciones y/o

Retiros447 411 653 2.194 7.492 13.672 18.519

Pensiones 137 152 167 973 4.028 8.280 6.525

Gendarmería 163 167 209 672 2.111 5.786 6.220

Jubilaciones y/o

Retiros134 132 110 358 1.376 3.753 3.861

Pensiones 30 35 99 315 735 2.034 2.359

Prefectura 100 106 141 411 1.488 4.193 4.593

Jubilaciones y/o

Retiros71 75 71 140 628 1.838 2.058

Pensiones 28 31 70 272 860 2.355 2.536

Servicio

Penitenciario63 86 137 553 2.682 4.793 5.752

Jubilaciones y/o

Retiros50 72 114 495 2.117 3.994 4.649

Pensiones 13 14 23 58 566 800 1.103

Desarrollo Social 504 654 1.317 9.938 62.266 101.844 120.828

Pensiones 504 654 1.317 9.938 62.266 101.844 120.828

Consejo

Magistratura15 12 10 17 62 111 177

Jubilaciones y/o

Retiros12 8 5 7 30 52 88

Pensiones 3 3 5 10 32 59 89

Parques

Nacionales0 1 0 2 34 73 67

Jubilaciones y/o

Retiros0 1 0 2 34 73 67

Resto 1 5 1 0 0 1 1

Jubilaciones y/o

Retiros1 5 1 0 0 1 1

Total Gasto

Prestacional

Previsional

15.934 17.498 24.204 105.892 527.917 1.013.941 1.270.722

131

En este sentido, se puede observar que las prestaciones previsionales que se pagan a

través de ANSES son las de mayor envergadura de la Administración Nacional a lo largo

del período bajo análisis.

Dentro de las mismas, es notoria la baja que se produce en la participación en el total

del gasto en pensiones, como consecuencia del mayor crecimiento del número de

jubilaciones a partir de las moratorias 2010. Asimismo, las Pensiones no Contributivas

del Ministerio de Desarrollo Social presentan un importante incremento en el nivel de

ejecución.

En el Cuadro N° 29 se muestran las participaciones porcentuales en el gasto en

jubilaciones y/o retiros y pensiones por SAF respecto del total de las prestaciones, donde

es posible visualizar estos hechos destacados. A lo largo del período analizado ANSES

representa en promedio el 83,8% del gasto prestacional previsional con un mínimo de

81,3% (2014) y un máximo de 86,8% (2008). Como en el caso del análisis del gasto de la

Función Seguridad Social el porcentaje de participación de ANSES muestra una baja

dispersión respecto del valor promedio. En lo que respecta a las Pensiones no

Contributivas la participación aumenta del 3,2% en el año 1995 al 10,9% en el año 2016.

Cuadro Nº 29: Participación del gasto en jubilaciones y pensiones por SAF. En %. Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

El análisis anterior muestra que la Función Seguridad Social representa el mayor gasto

dentro del Presupuesto de la Administración Nacional y pone de manifiesto la relevancia

que tiene ANSES en el mismo, razón por la cual este estudio se enfoca principalmente

en las cuestiones presupuestarias de dicho organismo.

C. EL DÉFICIT PRESTACIONAL PREVISIONAL POR SERVICIO

ADMINISTRATIVO FINANCIERO

Los sistemas previsionales contenidos en el Presupuesto de la Administración Nacional

se caracterizan, en general, por ser contributivos y operar bajo un régimen de reparto.

SAF 1995 2000 2005 2010 2017 2018

ANSES 83,7 84,2 83,2 83,4 83,4 84,6

IAF 7,3 6,7 6 2,6 3 2,6

Caja de Policía 3,7 3,2 3,4 3 2,2 2

Gendarmería 1 1 0,9 0,6 0,6 0,5

Prefectura Naval 0,6 0,6 0,6 0,4 0,4 0,4

Servicio Penitenciario 0,4 0,5 0,6 0,5 0,5 0,5

Desarrollo Social 3,2 3,7 5,4 9,4 10 9,5

Consejo Magistratura 0,1 0,1 0 0 0 0

Parques Nacionales 0 0 0 0 0 0

Resto 0 0 0 0 0 0

Total Gasto Prestacional Previsional 100 100 100 100 100 100

132

En este sentido, las prestaciones previsionales son financiadas por los aportes y

contribuciones de las personas activas. Así, si se define el déficit de dichos sistemas

previsionales como la diferencia entre los aportes y contribuciones y el gasto

prestacional previsional, esto es, las erogaciones jubilaciones, retiros y pensiones (JRP),

a partir de la información presupuestaria se puede establecer cuál es el esfuerzo que

debe afrontar la sociedad para financiar dicho déficit.

Cuadro Nº 30: Ingresos por aportes y contribuciones (AyC); Gasto en Jubilaciones, Retiros y Pensiones

(JRP) y resultado, por SAF. En millones de pesos corrientes. Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

En el Cuadro N° 30 se exponen por SAF el déficit prestacional previsional, los aportes y

contribuciones y los gastos en jubilaciones y/o retiros y pensiones. Se incluye a las

Pensiones no Contributivas y a la Pensión Universal para el Adulto Mayor ya que son

reflejo parcial del no acceso al beneficio por ninguno de los otros sistemas y suman al

déficit.

Por su parte, las prestaciones previsionales del Consejo de la Magistratura y las

contenidas en el resto no observan registros de aportes y contribuciones.

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2017 2018

ANSES -4.810 -9.279 -10.850 -21.773 -154.347 -379.879 -504.354

AyC 9.439 6.518 10.930 73.651 302.080 509.527 625.374

JRP 14.250 15.797 21.781 95.425 456.427 889.406 1.129.728

IAF -865 -867 -919 -2.129 -8.620 -17.933 -19.562

AyC 301 302 522 644 5.702 12.053 13.949

JRP 1.166 1.168 1.441 2.773 14.323 29.986 33.512

Caja de Policía -467 -445 -611 -2.376 -7.366 -13.360 -15.550

AyC 117 118 210 791 4.154 8.592 9.494

JRP 584 563 820 3.167 11.520 21.952 25.044

Gendarmería -135 -131 -144 -159 221 -1.474 -1.277

AyC 29 37 64 514 2.332 4.312 4.944

JRP 163 167 209 672 2.111 5.786 6.220

Prefectura -71 -74 -92 -166 0 -1.467 -1.652

AyC 28 32 49 245 1.488 2.725 2.941

JRP 100 106 141 411 1.488 4.193 4.593

Servicio Penitenciario -46 -71 -108 -423 -2.036 -3.547 -4.346

AyC 17 15 29 129 646 1.247 1.406

JRP 63 86 137 553 2.682 4.793 5.752

Desarrollo Social -504 -654 -1.317 -9.938 -62.266 -101.844 -120.828

Pensiones 504 654 1.317 9.938 62.266 101.844 120.828

Consejo Magistratura -15 -12 -10 -17 -62 -111 -177

AyC 0 0 0 0 0 0 0

JRP 15 12 10 17 62 111 177

Parques Nacionales 0 1 0 9 -1 -15 24

AyC 0 1 0 11 34 58 91

JRP 0 1 0 2 34 73 67

Resto -1 -5 -1 0 0 -1 -1

AyC 0 0 0 0 0 0 0

JRP 1 5 1 0 0 1 1

Total Déficit

Prestacional Previsional-6.914 -11.536 -14.054 -36.973 -234.476 -519.630 #¿NOMBRE?

133

En el caso de ANSES se incluyeron dentro de las prestaciones el gasto de las asignaciones

familiares a pasivos y los complementos a las prestaciones previsionales ya que los

mismos se financian con los recursos del sistema previsional. Los complementos a las

prestaciones previsionales son subsidios otorgados a los beneficiarios como ser el

subsidio a las tarifas de los servicios públicos (Decreto 319/97) y aquellos otorgados para

incrementar el haber de los beneficiarios que percibían montos inferiores a una

determinada suma. Estos últimos son subsidios dinerarios para grupos de

beneficiarios/as de determinadas edades como los instrumentados, por ejemplo, por

medio de los Decreto N° 2627/92, N° 1524/94, N° 1010/97 y N° 259/98. Asimismo, se

incluye la parte de las transferencias al Instituto Nacional de Servicios Sociales para

Jubilados y Pensionados (INSSJyP) que surgen de los descuentos sobre los haberes

previsionales. El mismo se calcula como la diferencia entre las transferencias al INSSJyP

y los ingresos por contribuciones de los activos con destino al financiamiento del

organismo.

Así, se observa que todos los organismos con prestaciones previsionales tienen déficit

(con alguna excepción puntual en determinado año) siendo el correspondiente a la

ANSES el de mayor relevancia, representando en promedio, para el período 1995 – 2017

el 72,0% con un máximo de 82,2% en el año 2001 y un mínimo de 57,8% en el año 2011

(teniendo en cuenta el déficit 2018 según recurso y crédito vigente dicho porcentaje se

eleva a 72,2%). El importante desvío respecto del valor promedio obedece a las distintas

políticas implementadas en el período que implicaron acentuados cambios en ingresos

y gastos en momentos diferentes del tiempo, lo que arroja déficits muy variados. No

obstante, en el Gráfico N° 31 se puede corroborar que el Total de Déficit Prestacional

Previsional en términos del PBI observa una fuerte correlación en su trayectoria

temporal con la del Déficit de ANSES, lo que conduce a pensar que dicho Total de Déficit

Prestacional Previsional está dominado por el de ANSES.

Cuadro Nº 31: Déficit prestacional previsional por Servicio Administrativo Financiero En % del PBI.

Años seleccionados

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2017 2018

ANSES 1,7 3 1,9 1,3 2,6 3,6 4,1

IAF 0,3 0,3 0,2 0,1 0,1 0,2 0,2

Caja de Policía 0,2 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Gendarmería 0 0 0 0 0 0 0

Prefectura 0 0 0 0 0 0 0

Servicio Penitenciario 0 0 0 0 0 0 0

Desarrollo Social 0,2 0,2 0,2 0,6 1 1 1

Consejo Magistratura 0 0 0 0 0 0 0

Parques Nacionales 0 0 0 0 0 0 0

Resto 0 0 0 0 0 0 0

Total Déficit Prestacional

Previsional2,5 3,7 2,4 2,2 3,9 4,9 5,4

134

En el Cuadro N° 31 se presentan los déficits previsionales en porcentaje del PBI, lo que

representa una medida de la presión tributaria adicional necesaria para financiarlos.

Conviene remarcar en esta instancia que estos déficits sólo se calculan como la

diferencia entre los ingresos por aportes y contribuciones y las prestaciones

previsionales puras, sin contemplar costos administrativos.

De esta manera, como se puede observar en el Gráfico N° 24 el Total del Déficit

Prestacional Previsional se incrementa hasta el año 2001 para luego descender hasta el

año 2010 (con un leve repunte en el año 2008) y luego incrementarse hasta el 4,9% del

PBI hacia el año 2017 y se proyecta al 5,1% en 2018.

El gasto en las Pensiones no Contributivas crece sostenidamente desde el año 2005

hasta ubicarse en el 1,0% del PBI.

Por su parte, el déficit de las prestaciones de las Fuerzas Armadas y de Seguridad

desciende del 0,6% al 0,3% del PBI.

Gráfico Nº 24: Total Déficit Prestacional Previsional y por SAF en % del PBI. Años 1995-2018

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Resulta conveniente comparar el déficit global que tiene la Previsión Social en el déficit

de la Administración Pública Nacional.

Para ello se expone en el Gráfico N° 25 la evolución de ambos déficits y se muestra,

0

1

2

3

4

5

6

SAF ANSES

IAF y Fuerzas de Seguridad Ministerio de Desarrollo Social

Otros Total Déficit Prestacional Previsional

135

además, el déficit de la Administración Pública Nacional, de excluirse el correspondiente

a la Previsión Social.

Como se puede observar, el déficit de la Previsión Social es mayor que el de la

Administración Pública Nacional hasta el año 2014.

Esto se ve reflejado en la trayectoria del Déficit de la Administración Pública Nacional

excluido el de Previsión Social que es superavitario excepto a partir del 2014.

Asimismo, se puede observar que las prestaciones de previsión social del presupuesto

de la Administración Pública Nacional requirieron un financiamiento a lo largo del

período entre 2 puntos y 4 puntos del PBI, siendo esta la medida de la presión tributaria

adicional necesaria para lograr el equilibrio.

Gráfico Nº 25: Déficit Prestacional Previsional y Déficit de la Administración Nacional En % del PBI.

Años 1995-2018

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

El déficit del sistema de previsión social debe incluir las prestaciones no contributivas,

dado que el Estado reconoce la existencia de personas sin acceso a los beneficios del

sistema contributivo, y su financiamiento con recursos de rentas generales.

No obstante, resulta ilustrativo calcular el déficit de la previsión social abstrayéndolo de

las diversas políticas de inclusión previsional que se fueron implementando en los

últimos años, como las diferentes moratorias previsionales y la Pensión Universal para

el Adulto Mayor (PUAM). En este sentido, el análisis se enfoca en el resultado de ANSES,

ya que allí se encuentran las políticas mencionadas.

-8

-6

-4

-2

0

2

4

6

Déficit prestacional previsional total Déficit AN

Déficit AN excluido prestacinal previsional

136

Las citadas moratorias tenían un esquema donde al haber del beneficiario se le

descontaban las cuotas del plan de pagos. Los registros presupuestarios se realizaron

imputando en los ingresos las cuotas de la moratoria y los gastos por el total del haber.

Así, si se excluye en los aportes y contribuciones las cuotas de la moratoria descontadas

del haber y del gasto el monto de las prestaciones identificadas en el Subprograma

“Prestaciones Previsionales Ley N° 25.994” y además no se contempla el gasto de la

PUAM, se obtiene el resultado neto de políticas de inclusión previsional, con el fin de

determinar si dicho resultado es deficitario en función de los parámetros legales (tasa

de aporte y contribución; forma en la que se determinan el haber de los beneficios, edad

de acceso, años de aporte, etc.).

Este resultado es expuesto en el Gráfico N° 26, donde se puede observar que el sistema

contributivo administrado por ANSES presenta un superávit entre los años 2010 y 2015.

Esta situación superavitaria se relaciona con la estatización de los fondos de jubilaciones

y pensiones y el consecuente direccionamiento de los aportes personales al régimen

público de reparto. El superávit crece hasta el año 2013 donde revierte su tendencia por

el mayor crecimiento de los gastos que de los ingresos, para volverse deficitario en el

año 2016.

Gráfico Nº 26: Déficit Prestacional Previsional Contributivo en % del PBI. Años 1995-2016

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Un comentario adicional respecto del cálculo del resultado puro del sistema previsional

está relacionado con la remuneración máxima imponible contemplada para el cálculo

de los aportes personales.

137

Como en la liquidación del impuesto a las ganancias se deducen del ingreso los aportes

a la seguridad social, entre ellos el aporte personal a la previsión social, se tiene que al

presentar estos aportes un tope máximo se limita el monto deducible de la base

imponible de este impuesto (aumentando su recaudación), mientras que por el otro

lado disminuyen los ingresos públicos en concepto de aportes a la seguridad social.

El contribuyente paga más porque el impuesto a las ganancias tiene alícuotas mayores

en el tramo de ingreso correspondiente a la remuneración máxima imponible y genera

menores aportes a la seguridad social.

En consecuencia, se podría decir que el déficit estaría sobreestimado ya que no se tiene

en cuenta en su cálculo la porción de los aportes personales que ingresan a las arcas del

fisco como impuesto a las ganancias.

Sin embargo, la existencia de remuneraciones máximas imponibles en los aportes son

las que determinan los haberes máximos de las prestaciones, razón por la cual la

sobreestimación del déficit comentada sería relativa por estar morigerada por esta

cuestión.

D. EL PRESUPUESTO DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD

SOCIAL

Como se expusiera anteriormente, tanto dentro de la Función Seguridad Social, en

general, como de las prestaciones previsionales, en particular, se destaca, por su

magnitud, el presupuesto de la ANSES. Por esta razón es que el análisis hace foco en la

situación presupuestaria de esta institución.

En el Cuadro N° 32 se presenta el esquema Ahorro - Inversión - Financiamiento de la

ANSES, donde a partir de la clasificación económica de los recursos y de los gastos se

exponen estos últimos utilizando la apertura por programa y, en los casos en que es

pertinente, se desagregan los conceptos por las funciones de gasto distintas a la

Seguridad Social, con el fin de clarificar que ciertos gastos llevados adelante por el

organismos son imputados a finalidades diferentes a aquella que constituye el objeto de

estudio del presente trabajo.

Por su parte, las Contribuciones Figurativas muestran las transferencias recibidas desde

otras reparticiones de la Administración Pública Nacional para financiar gastos llevados

a cabo por el organismo, mientras que los Gastos Figurativos exhiben las transferencias

que ANSES realiza a otros organismos. Se utilizan con el fin de no duplicar ingresos y

gastos. En la consolidación a nivel de la Administración Pública Nacional estas

Contribuciones y Gastos Figurativos presentan el mismo valor.

138

Cuadro Nº 32: Esquema Ahorro - Inversión – Financiamiento de la Administración Nacional de la

Seguridad Social. En millones de pesos corrientes. Años seleccionados

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2016 2017

Ingresos Corrientes 14.815 15.513 25.305 126.911 529.972 800.657 974.259

Aportes y Contribuciones a la

Seguridad Social11.682 8.816 12.481 83.896 336.011 449.978 591.744

Aportes Personales 2.234 1.184 1.478 29.429 129.633 172.436 226.792

Contribuciones Patronales 7.576 6.028 11.003 54.467 206.379 277.542 364.952

INSSJyP 1.871 1.604 0 0 0 0 0

Ingresos No Tributarios 4 5 33 99 624 973 1.091

Ingresos Tributarios 3.121 6.690 12.752 34.201 140.156 277.236 271.148

Bienes personales 282 39 113 0 0 0 0

Adicional Cigarril los 0 493 403 771 2.916 4.188 5.626

Monotributo Impositivo 0 245 529 1.463 3.969 4.810 7.282

Régimen de Sinceramiento

Fiscal Ley Nº 27.2600 0 0 0 0 103.531 44.811

Combustibles Líquidos 0 1.677 2.212 4.848 13.604 18.972 28.160

Internos Unificados 0 108 61 113 596 990 1.296

IVA 1.596 2.031 3.831 11.741 43.272 58.260 74.728

Ganancias 1.243 2.096 5.603 15.264 75.798 86.486 109.246

Impuesto al Cheque 0 0 0 0 0 0 0

Rentas de la Propiedad 8 1 39 8.715 53.181 72.470 110.277

Transferencias Corrientes 0 0 0 1 0 0 0

Gastos Corrientes 17.684 19.159 25.537 116.995 538.700 786.538 1.065.667

Actividades Centrales 212 214 441 3.202 11.883 14.134 23.348

Seguridad Social 201 212 441 3.202 11.883 14.134 23.348

Deuda Pública 11 2 0 0 0 0 0

Prestaciones Previsionales 13.718 13.337 17.877 81.976 410.069 572.659 803.484

Atención Ex-Cajas Provinciales 0 1.980 2.050 5.635 19.903 26.502 32.353

Atención Pensiones Ex-

Combatientes y Régimen

Reparatorio Ley Nº26.913

0 0 202 747 3.460 4.811 6.394

139

Cuadro Nº 32: Esquema Ahorro - Inversión – Financiamiento de la Administración Nacional de la

Seguridad Social. En millones de pesos corrientes. Años seleccionados (continuación)

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2016 2017

Pensión Universal para el

Adulto Mayor0 0 0 0 0 18 2.970

Complementos a las

Prestaciones Previsionales0 0 374 2.261 2.250 5.902 1.210

Asignaciones Familiares Pasivos 0 0 491 1.642 5.223 8.152 11.370

Asignaciones Universales para

Protección Social0 0 0 6.340 34.036 50.475 60.116

Asignaciones Familiares Activos 378 695 1.118 8.449 25.160 46.243 66.816

Asignaciones Familiares Sector

Público Nacional0 0 0 0 1.224 2.758 3.609

Seguro de Desempleo 376 302 206 683 319 1.636 3.370

Transferencias y Contribuciones

a Instituciones de la Seguridad

Social y Organismos

Descentralizados

3.000 2.631 2.779 6.057 17.701 43.780 42.469

Salud (incluye PAMI 95-97) 2.479 2.086 789 3.164 15.523 21.692 31.623

Promoción y asistencia social 0 336 0 0 0 0 0

Seguridad Social (incluye AFIP

95 - 2001)521 209 1.990 2.893 2.179 22.088 10.845

Educación y Cultura 0 0 0 3 7.472 9.467 8.157

Asistencia financiera al

Programa Conectar Igualdad0 0 0 3 604 422 0

Programa de Respaldo a

Estudiantes de Argentina -

PROGRESAR

0 0 0 0 6.868 9.045 8.157

Resultado Económico -2.868 -3.646 -232 9.916 -8.728 14.119 -91.408

Ingresos de Capital 344 83 2 0 0 5 1

Gastos de capital 3 5 15 237 2.173 2.258 567

Seguridad Social 3 5 15 161 424 364 567

Educación y Cultura 0 0 0 77 1.749 1.894 0

Resultado Financiero antes de

contribuciones-2.528 -3.568 -245 9.679 -10.901 11.866 -91.973

Contribuciones Figurativas 3.343 6.244 8.187 24.579 152.891 289.591 374.280

15% coparticipados 2.967 3.911 8.187 24.503 95.366 81.136 89.845

Otros 376 2.333 0 0 55.191 168.927 203.003

Programa Conectar-Igualdad y

PROGRESAR0 0 0 0 0 18.388 23.178

Restitución Coparticipados Ley

27.2600 0 0 0 0 20.284 57.258

140

Cuadro Nº 32: Esquema Ahorro - Inversión – Financiamiento de la Administración Nacional de la

Seguridad Social. En millones de pesos corrientes. Años seleccionados (continuación)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Por el lado de los ingresos corrientes, se destacan los ingresos por aportes y

contribuciones, los provenientes de la afectación de impuestos y, hacia el final del

período, las rentas de la propiedad.

En el Gráfico N° 27 se presenta la composición de los Ingresos como porcentaje del PBI.

Allí se puede observar que los Aportes y Contribuciones tuvieron un marcado

incremento entre 2007 y 2009, cuyos niveles se mantienen hasta la actualidad.

SAF 1995 2000 2005 2010 2015 2016 2017

Contribuciones para financiar

gastos de capital0 0 0 77 2.335 856 997

Gastos Figurativos 2.128 2.353 3.478 16.557 84.400 110.817 144.918

IAF. 873 869 926 2.151 8.519 12.019 17.596

Caja de Policía 402 432 612 2.425 7.520 10.397 13.337

Gendarmería 0 0 144 172 0 101 1.474

Prefectura 0 75 92 166 90 708 1.467

Servicio Penitenciario Federal 50 70 108 423 2.037 2.730 3.624

Desarrollo Social (1995 incluye

PNC)512 650 1.330 9.938 62.259 79.942 101.852

Ministerio de Trabajo 0 109 240 959 2.156 2.606 2.606

Ministerio de Salud 0 0 25 294 1.806 2.296 2.942

Procuración General de la

Nación0 0 1 2 12 18 8

Jefatura de Gabinete 0 0 1 0 0 0 0

Secretaría de Cultura y

Comunicación0 1 0 0 2 0 12

Tesorería General de la Nación 0 0 0 27 0 0 0

Ministerio de Defensa 206 132 0 0 0 0 0

Ministerio del Interior 84 15 0 0 0 0 0

Resultado Financiero -1.312 323 4.464 17.701 57.590 190.639 137.389

141

Por su parte, tanto los Ingresos Tributarios (impuestos afectados) como el 15% de

coparticipables tuvieron una trayectoria con una muy baja dispersión respecto de sus

niveles promedio.

Por último, Otros Ingresos tiene una participación de cierta relevancia en el inicio de la

serie (1995-1997) como consecuencia de los ingresos derivados de las privatizaciones

de empresas públicas y una participación más importante a partir del año 2009 por el

efecto de los ingresos por rentas de la propiedad originadas en el Fondo de Garantía de

Sustentabilidad.

Gráfico Nº 27: Composición de los Ingresos de la Administración Nacional de la Seguridad Social, en %

del PBI. Años 1995-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

En lo que respecta a los aportes y contribuciones los mismos ascendieron en promedio

al 3,7% del PBI observando un mínimo de 1,8% en el año 2003 y un máximo de 5,8% en

el 2013.

Los aportes personales destinados al financiamiento de la seguridad social administrada

por ANSES, tuvieron una trayectoria explicada por la evolución de cotizantes al sistema

de seguridad social y las remuneraciones respectivas, observando dos cambios

estructurales: uno a partir de 2007 donde la Ley N° 26.222 establece la opción a las

personas afiliadas al régimen de capitalización de regresar como cotizantes al régimen

142

de reparto y la modificación de la remuneración imponible para el cálculo de los aportes

personales y otro a partir del año 2009, cuando la Ley N° 26.425 unifica el sistema

previsional en un régimen único de reparto pasando a cotizar todos los afiliados al

régimen previsional administrado por ANSES. Vale recordar que, por la Ley N° 24.241 los

aportes personales se determinan en relación a una remuneración imponible que tiene

un mínimo (3 veces el valor del Módulo Previsional) y un máximo equivalente a 75 veces

el valor de dicho Módulo (según el texto de la Ley N° 26.222).

Por su parte, las contribuciones patronales descendieron del 2,7% en 1995 al 1,6% del

PBI en el año 2003 por la evolución de la masa salarial sujeta a contribuciones y por la

disminución de las alícuotas correspondientes a dichas cotizaciones, llevada adelante a

partir del año 1994. A su vez, desde el año 2004, por el Decreto N° 491/2004, se

incrementa la remuneración máxima sujeta a contribuciones y dicho máximo se elimina

a partir de septiembre de 2005.

Vale mencionar que, por la Ley Nº 27.430, desde 2018 se contempla, para el valor del

salario bruto, una suerte de mínimo no imponible en el cálculo de las contribuciones

patronales.

El mismo es de $2.400 al mes para 2018, llegando a $12.000 en 2022, más la

correspondiente actualización mensual por inflación de dichos montos, excepto para la

textil y de calzado, en que ya es de $12.000 actualizables desde noviembre de 2018.

Gráfico Nº 28: Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social destinados a la Administración Nacional

de la Seguridad Social, en % del PBI. Años 1995-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Aportes Personales Contribuciones Patronales

143

Durante la década de 1990 se estableció una importante asignación específica del

producido de diferentes impuestos con destino a la financiación de prestaciones

previsionales del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), originalmente Sistema

Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP).

Esta afectación tributaria en promedio fue del 2,1% del PBI, siendo su menor valor el del

año 1995 (1,1%) y alcanzando su el máximo en 2016 (3,4%).

Si se tiene en cuenta la afectación del 15% de los impuestos coparticipables brutos los

recursos tributarios afectados a la ANSES ascienden a 3,4% (media 1995-2017), 2,2%

(1995) y 4,5% (2016) del PBI.

Al inicio del período analizado la afectación de impuestos se componía del 11% del

Impuesto al Valor Agregado, el producido del impuesto sobre los bienes personales y el

20% del Impuesto a las Ganancias. La Ley Nª 23.966 del año 1991 establecía que del 11%

de IVA (art 5) y del total de Bienes Personales (art. 30) el 90% estaba destinado al

financiamiento del régimen de previsión social de la Nación y 10% al régimen de

previsión social de las provincias.

A su vez, en el año 1996, la Ley N° 24.966 establece por su artículo 2° que se asignará al

financiamiento del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones:

a) El 21% de lo que se recaude por la aplicación de los gravámenes específicos a las

naftas, gasolina natural, solvente, aguarrás y a los productos compuestos por una mezcla

de hidrocarburos, que califiquen como naftas.

b) El producido de impuestos que graven, en forma específica, el gasoil, diesel-oil,

kerosene y el gas natural comprimido.

Mientras que por el artículo 3° se afecta el producido del impuesto que gravare a los

automotores, chasis con motor y motores de tales vehículos que utilicen como

combustible gasoil, en lo que corresponda a una alícuota aplicable sobre la base

imponible de hasta el 10%, y por el artículo 5° se asigna la suma de $120 millones del

impuesto a las ganancias.

Asimismo, suspende la afectación del 90% del producido del Impuesto sobre los Bienes

Personales.

Conviene aclarar, sobre este último punto, que, como consecuencia de la transferencia

de las cajas previsionales provinciales al sistema previsional nacional, los recursos

provenientes de la afectación del 11% de IVA y del total del Impuesto sobre los Bienes

Personales que tenían como destino las cajas transferidas fueron absorbidos por el

sistema nacional.

144

Por su parte, por el Decreto N° 879/92 (ratificado por Ley N° 24.307) se destina el 20%

del Impuestos a las Ganancias al Sistema Único de Seguridad Social para atender el pago

de obligaciones previsionales. Originalmente el Decreto N° 879/92 establecía que dicha

afectación estaba destinada al incremento de activos o disminución de pasivos.

Luego, en la Ley N° 24.463 de Solidaridad Previsional (Art. 31) de marzo de 1995, se

modifica el destino de la afectación al pago de obligaciones previsionales.

Con posterioridad, la Ley Nº 27.432 elimina, a partir de 2018, todas las distribuciones de

la recaudación del Impuesto a las Ganancias anteriores a su coparticipación entre el

Estado Nacional y los gobiernos de nivel provincial, lo que implica eliminar este recurso

tributario del conjunto de impuestos con asignación específica a la seguridad social.

La misma norma establece que, desde 2018, la totalidad de la recaudación del impuesto

a los créditos y débitos en cuenta corriente se destinará a la ANSES.

Por otro particular, la Cláusula Primera del "Acuerdo entre el Gobierno nacional y los

gobiernos provinciales" (12 de agosto de 1992), ratificado por Ley Nº 24.130, autoriza al

Gobierno Nacional a retener un 15% de la masa de impuestos coparticipables para

atender el pago de las obligaciones provisionales nacionales y otros gastos operativos

que resulten necesarios.

Posteriormente, la Ley N° 27.260 ratifica el Acuerdo entre el Estado Nacional, los

gobiernos provinciales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del 23 de mayo de 2016,

por el que el Estado Nacional se compromete a reducir el porcentaje retenido con

destino al financiamiento de obligaciones previsionales a razón de 3 puntos

porcentuales por año a partir de 2016.

Por su parte, la ley N° 24.977, en su Artículo 59° establece que el 70% producido del

componente impositivo del Monotributo se destinará al financiamiento de las

prestaciones administradas por la Administración Nacional de la Seguridad Social.

Por último, el sistema previsional cuenta con la afectación del producido del Régimen

de Sinceramiento Fiscal previsto en la Ley Nº 27.260.

Al tratarse de un tributo que grava la exteriorización de una riqueza en un momento

dado, esta afectación no implica un financiamiento continuo a lo largo del tiempo.

145

Gráfico Nº 28: Ingresos Tributarios y 15% de la masa coparticipable, destinados a la Administración

Nacional de la Seguridad Social, en % del PBI. Años 1995-2017

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda.

Cuadro Nº 33: Impuestos afectados a la Administración Nacional de la Seguridad Social.

Años 1995-2017.

Fuente: Elaboración propia en base a la normativa vigente.

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

4,01

99

5

19

96

19

97

19

98

19

99

20

00

20

01

20

02

20

03

20

04

20

05

20

06

20

07

20

08

20

09

20

10

20

11

20

12

20

13

20

14

20

15

20

16

20

17

Ingresos Tributarios 15% Coparticipables

Impuesto Grado de afectación

IVA11% (93,73% Nación - 6,27%

Provincias)

Bienes Personales

100% (90% Nación - 10% P) hasta

1996. Luego sólo se afecta el 10% a

Sistemas Previsionales Provinciales

Ganancias20% + $120 millones (hasta 2017

inclusive)

15% de coparticipables brutos

15% hasta 2015 (12% en 2016, 9% en

2017, 6% en 2018, 3% en 2019 y 0%

desde 2020)

Combustibles l íquidos 21%

Gasoil 100%

Monotributo Impositivo 70%

Sinceramiento fiscal 100%

146

El tercer rubro destacado de los ingresos corrientes son las rentas de la propiedad que

hacia el año 2016 alcanzaban al 0,9% del PBI.

Este tipo de recurso no presentó, dentro del período bajo estudio, valores significativos

hasta el año 2006, inclusive.

Hasta entonces, contemplaba solamente la rentabilidad de las inversiones de

excedentes financieros realizadas por la ANSES.

Vale recordar que la ANSES ha presentado resultados financieros después de

contribuciones de signo positivo a partir del año 2003.

En el año 2007, por el Decreto 897/2007, se crea el Fondo de Garantía de Sustentabilidad

del Régimen Previsional Público de Reparto, el que se integra con:

a) Los recursos propios percibidos por la ANSES que al cierre de cada ejercicio anual

resulten de libre disponibilidad una vez deducida la deuda exigible del organismo y

que se hallen registrados como disponibilidades o como activos financieros.

b) Los bienes que reciba el Régimen Previsional Público como consecuencia de la

transferencia de los saldos de las cuentas de capitalización en cumplimiento del

artículo 3º del Decreto Nº 313/07, reglamentario de la Ley Nº 26.222.

c) Las rentas provenientes de las inversiones que realice.

d) Cualquier otro aporte que establezca el Estado Nacional mediante su previsión en

la Ley de Presupuesto correspondiente al período que se trate.

A partir de la Ley N° 26.425 de creación del SIPA, que dispone la unificación del sistema

previsional en un Régimen de Reparto Público, todos los activos acumulados en las

cuentas del Régimen de Capitalización pasan a formar parte del Fondo de Garantía de

Sustentabilidad. Por esta razón, a partir del año 2009 se puede observar que los ingresos

por rentas de la propiedad adquieren mayor relevancia.

Finalmente, los ingresos de capital tuvieron cierta importancia como parte del

financiamiento de las obligaciones previsionales en la primera mitad de la década de

1990, dada la afectación del 30% del producido de las privatizaciones, normada por la

Ley N° 23.966.

Por su parte, las erogaciones están dominadas por el gasto prestacional, cuyo principal

componente es el de origen previsional.

En este sentido, en el gasto asociado a las prestaciones previsionales se incluyen las

asignaciones familiares a pasivos y los complementos a las jubilaciones y pensiones.

147

De esta manera, el total del gasto previsional ascendió en promedio al 5,3% del PBI con

un máximo de 7,7% en el año 2016 y un mínimo de 3,6% en el año 2005.

A lo largo del período analizado se fueron incorporando otras prestaciones, como ser el

gasto previsional de las cajas provinciales transferidas a la Nación y las pensiones de los

ex combatientes de la guerra de Malvinas.

A partir del año 2005, se suman también los beneficios de la jubilación anticipada y de

la moratoria previsional de la Ley N° 25.994.

En el año 2014 se extiende la moratoria con la Ley N° 26.970 y en 2016, por la Ley N°

27.260, se establece la Prestación Universal del Adulto Mayor.

Todas estas extensiones del nivel prestacional implicaron el crecimiento de sus

erogaciones, en términos del PBI, desde su mínimo en 2005 hasta su máximo en 2016.

Otro de los componentes del gasto prestacional que cobró vigor a partir del año 2009

fue el relacionado al pago de las asignaciones familiares, como consecuencia de la

creación de la Asignación Universal por Hijo para Protección Social (Decreto N° 1602/09)

y de la Asignación por Embarazo para Protección Social (Decreto Nº 446/11), así como

de la incorporación de quienes perciben la AUH y asisten a un establecimiento educativo

al universo de destinatarios de la Asignación Familiar por Ayuda Escolar Anual (Decreto

Nº 504/15).

A su vez, el Decreto Nº 593/16 incorpora al cobro de las asignaciones familiares a los

trabajadores que desarrollan su actividad laboral como inscriptos al Régimen

Simplificado para Pequeños Contribuyentes (monotributistas).

E. TENDENCIAS CENTRALES

En relación a los aspectos principales, de índole presupuestaria, que hacen al devenir de

la seguridad social nacional en nuestro país, en las últimas décadas, merecen destacarse:

a. El importante crecimiento registrado en las erogaciones correspondientes a la

Finalidad Seguridad Social desde el año 2007, acorde al incremento en la cobertura

previsional registrado desde entonces y apenas levemente superior a la media de

incremento del gasto total de la Administración Pública Nacional observado en el

período.

b. El peso preponderante de la Administración Nacional de la Seguridad Social dentro

de la citada finalidad, todo a lo largo de la etapa 1995-2018.

c. La elevada significatividad del déficit previsional (diferencia entre la suma de la

recaudación de aportes personas y contribuciones patronales destinados al sistema

previsional y el total del gasto en jubilaciones y pensiones) y gran influencia sobre

148

el resultado financiero consolidado de la Administración Pública Nacional.

d. La importancia de los recursos tributarios, que son una parte fundamental del

financiamiento de la seguridad social y tienen entre sus principales componentes a

un porcentaje de la recaudación del impuesto al valor agregado y al ingreso total

del impuesto a los créditos y débitos en cuenta corriente (hasta 2017, en vez del

producido por dicho tributo se derivaba a la ANSES una porción de lo recaudado por

el impuesto a las ganancias), además de otros impuestos de menor importancia

cuantitativa, como los correspondientes a combustibles y cigarrillos.

e. La afectación del 15% de la masa coparticipables a la seguridad social, que atraviesa

un proceso de gradual desaparición, a razón de tres puntos porcentuales por año

en 2016-2020.

f. La recuperación, para la componente pública del sistema, de la totalidad de la

recaudación de los aportes personales, luego de la unificación del sistema

previsional, sin que se advierta, desde entonces, una variación real significativa de

esta fuerte de financiamiento, mientras que cambios normativos recientes, como la

creación de mínimo no imponible referido a la base salarial de las contribuciones

patronales, podrían afectarla negativamente.

g. La novedosa relevancia de las rentas de la propiedad, dentro del conjunto de

recursos de ANSES, desde el año 2007 (y en especial desde 2009), como

consecuencia de la creación del FGS, que es su principal fuente. Esta tendencia se

revertiría, a partir de 2019, por la utilización de parte del capital del FGS para el

pago prestaciones, lo que implicaría una fuente financiera de importancia y una

menor capacidad para generar rentas de la propiedad.

149

CONCLUSIONES

En el presente documento hemos repasado la historia previsional de la Argentina, que

ha sido generosa en las variantes ensayadas para atacar y tratar de dar solución a las

diferentes crisis financieras por las que ha atravesado el sistema previsional. A su vez

determinadas por realidades sociales, económicas, demográficas y políticas diversas,

pero que han fracasado en cuanto a conseguir el equilibrio de las cuentas públicas y

asegurar mecanismos que permitan dar sostenibilidad financiera al sistema.

En nuestro país la cobertura previsional ha estado históricamente asociada con el

empleo registrado o formal de la economía, quedando un significativo segmento de

adultos mayores fuera de la misma, como consecuencia de su imposibilidad de acceder

a los beneficios del sistema por no reunir la totalidad de los requisitos requeridos por la

normativa o por haber permanecido en la economía informal durante su trayectoria

laboral.

A la caída de la cobertura operada en el periodo 1995 - 2005, consecuencia tanto del

incremento de los años de aporte requeridos como del deterioro del mercado de trabajo

por diversas políticas de flexibilización laboral implementadas, le siguieron políticas

tendientes a contrarrestar dicho proceso. Las mismas aumentaron la cobertura de la

mano de moratorias que otorgaron beneficios previsionales a personas con pocos o

directamente sin aportes realizados durante su vida activa y sin consideración de la

situación socioeconómica del solicitante del beneficio, ni de si ya contaba con un

beneficio previsional. Además, al ser fruto de una decisión discrecional del Poder

Ejecutivo, resultaba esperable que el desempeño del mercado de trabajo condicione

nuevamente el nivel de cobertura.

Respecto del objetivo de autofinanciamiento, cabe señalar que el mismo se ha dejado

de cumplir desde hace ya cuatro décadas. Los estudios demográficos publicados

recientemente auguran que en 2050 la Argentina tendría que afrontar un crecimiento

significativo del gasto social, donde uno de los efectos más relevantes se generaría en la

redistribución intergeneracional de recursos desde los jóvenes hacia los adultos

mayores, producto de la reducción del gasto en educación y el necesario incremento de

los recursos destinados a la Seguridad Social. En este contexto, no extraña que se haya

abortado la posibilidad de que la institución PUAM, creada para dar parcial cobertura al

colectivo de adultos mayores que alcanzando requisitos de edad para acceder a una

jubilación carezcan de los años de aporte establecidos, desaliente a quienes se

encuentran cercanos a la edad de retiro a efectuar aportes a la Seguridad Social, con el

consiguiente efecto en el financiamiento del sistema. Dicha obturación se realizó

mediante la reciente focalización de la PUAM.

Se evidencia que, dada la multiplicidad de objetivos que debe contemplar un Sistema de

Seguridad Social, tanto en el diseño general como en las políticas parciales que se

150

implementan para su operación, se deben sopesar los costos asociados a tales objetivos

(Barr y Diamond 2008), pues si bien el logro de los mismos requiere cubrir a la mayor

cantidad de beneficiarios con prestaciones lo más altas posibles, esto opera en el marco

de una restricción de recursos (OIT, 2011).

Cabe destacar, que todo régimen de jubilaciones y pensiones, llámese de reparto o de

capitalización colectiva o individual está íntimamente relacionado con las cotizaciones

de los trabajadores y con las contribuciones de los empleadores.

Ningún régimen público o privado puede garantizar a largo plazo beneficios generosos

ni autofinanciamiento si hay bajas cotizaciones, producto de la informalidad e

inestabilidad laboral o de políticas que condicionen la cuantía de tales recursos, dado

que la informalidad y el nivel de empleo son problemas del mercado laboral y no del

Sistema Previsional.

Por último, y a modo de conclusión se señalan a continuación algunas reflexiones finales:

1. El sistema previsional argentino vive en permanente tensión. La causa más general

de ello se asocia a su propia naturaleza y origen: esto es, ser una construcción

política mediante la cual se institucionaliza y organiza la forma en que una parte de

la población transfiere los recursos que le permiten subsistir a otra parte de ese

conjunto. Esa tensión subsiste a pesar de que el derecho previsional es consagrado

en la Constitución Nacional y en la legislación. Pero ese derecho no es del todo

refrendado por la práctica de un Estado que sufre los vaivenes macro-políticos,

macro-económicos y macro-sociales; a su vez en parte provocados y enfrentados

por los distintos proyectos políticos que en su historia asumen su conducción.

2. El conflicto previsional se expresa en al menos dos dimensiones. Una

estrictamente previsional, que refiere a su vez a tres elementos distintivos: la

extensión de la cobertura, la suficiencia de dicha cobertura y la necesidad de

financiamiento del sistema. Esta disputa describe en la Argentina de las últimas

décadas un esquema pendular que gira entre dos proyectos diferentes: por un lado,

la consolidación de una organización previsional típica del “estado de bienestar”

que colectiviza los riesgos previsionales sistémicos, mientras que, por otro, se

promueve la fuga hacia un esquema de individualización -parcial o total- de dichos

riesgos. La segunda dimensión refiere a que dichas necesidades financieras

compiten por espacio fiscal con otros “bienes públicos” que los sucesivos

gobiernos jerarquizan de distintas maneras. Los gobiernos tienen legitimidad para

establecer el vector ordenador de sus prioridades de política. Pero es innegable que

un país que no encuentra una síntesis estratégica nacional y que oscila entre

proyectos políticos que cambian las reglas de juego entre alternativas polares,

termina obstaculizando la generación de una inteligencia institucional que logre

buenos estándares de cobertura, eficiencia y sustentabilidad previsional.

151

3. A la consolidación del sistema nacional y generación de excedentes de los años

50/60 le siguió una época de incumplimiento de las promesas a su colectivo

cubierto, con la consiguiente seguidilla de crisis sistémicas. Luego, en la década de

los ’90, se impulsó una nueva estructura institucional en pos de superar la crisis e

ineficiencias del régimen público de reparto. En la práctica, dicha reforma se basó

en el endurecimiento de las condiciones de acceso a las prestaciones y e n el

desarrollo de una opción por un régimen de capitalización individual con

administración privada de la gestión previsional. Lo que en la praxis le otorgó a la

industria financiera -su controlante mayoritario- un espacio de valorización que le

era históricamente ajeno. La “conquista” de dicho espacio le significó la captura de

recursos por unos u$s8.000 millones con más el poder que le otorgaba la facultad

de direccionar los recursos pensionales entre los distintos grupos económicos e

instituciones públicas que competían por la recepción de dichos fondos. Esa

experiencia terminó disminuyendo la cobertura, provocando costos fiscales de

magnitud, habilitando transferencias al sector privado que administraba las AFJP

y compañías de seguros vinculadas, y dejando una estela de promesas

incumplidas.

4. Luego de la crisis del 2001 y hasta el año 2015, se abre un periodo en el que se

impulsaron políticas de aumento de la cobertura, tanto en su extensión como en

su intensidad para los sectores de menores haberes, así como la eliminación del

mencionado régimen de capitalización, un giro copernicano al sistema instituido por

la Ley Nº 24.241. En paralelo, aumentaron también otros componentes de la

seguridad social (asignaciones familiares, prestaciones no contributivas). El

corolario fue un aumento del gasto de la seguridad social de 4,5% PBI, por mayores

casos e incremento en las prestaciones medidas en términos reales. Esos mayores

gastos contaron también con mayores recursos, que en ese periodo aumentan en

4,2% PBI, por la vuelta de los aportes personales a las arcas del Estado, el

crecimiento de la actividad económica, el aumento del empleo y la mayor

formalidad.

5. Entre los años 2002 y 2008 el gobierno nacional otorgó reajustes de haberes de

manera discrecional: diferenció fuertemente entre la movilidad para las

jubilaciones mínimas y el resto. El presente trabajo calculó el potencial efecto fiscal

que el Estado hubiere tenido en el caso de haberse otorgado la movilidad según el

índice RIPTE para las prestaciones mayores a la mínima: los montos adicionales al

gasto de la seguridad social hubieran significado un máximo anual de 0,47% PBI,

cuantía que no hubiera comprometido las finanzas de la Seguridad Social, atento el

superávit observado en 2004 - 2010. Ello sugiere que la licuación parcial de haberes

que generó dicha discrecionalidad no financió otras prestaciones de la seguridad

social, ni los aumentos de la jubilación mínima, ni la política de moratoria

previsional. También muestra que en ese periodo existía espacio fiscal para aplicar

152

a la solución -al menos parcialmente- del problema de reajuste de haberes que se

había generado en la población beneficiaria. Dicha inacción ayudó a incrementar

el tamaño de la deuda implícita asociada.

6. Desde el punto de vista presupuestario, el sistema previsional en su conjunto, esto

es, incluyendo, además de las Jubilaciones y Pensiones contributivas y

semicontributivas del SIPA, las Pensiones no Contributivas, los regímenes de las

Fuerzas Armadas y de Seguridad y otros regímenes particulares, presenta déficits

en todo el período analizado. El mismo es cubierto parcialmente mediante la

afectación de recursos tributarios entre 1995 y 2003. A partir de 2004 y hasta el año

2016 dicha afectación genera superávits, dando origen, a mediados del año 2007,

al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (Decreto Nº 897/07).

7. Las prestaciones previsionales administradas por ANSES en su componente

estrictamente contributivo, es decir, sin incluir las prestaciones originadas en la

moratoria previsional y la PUAM, son financieramente deficitarias con una

tendencia creciente entre 1995 y 2001 para revertir su trayectoria hasta hacerse

superavitario entre los años 2010 y 2015. Dicha trayectoria decreciente del déficit

es consecuencia de la licuación parcial del gasto previsional, del aumento de la

actividad económica y de la formalidad, del aumento de las contribuciones

patronales por la vía de la eliminación de las remuneraciones máximas imponibles

para su determinación y, a partir de 2009, de los aportes personales antes

destinados al régimen de capitalización.

8. La fórmula de movilidad de las prestaciones determinada por la Ley Nº 26.417, en

la práctica de los años 2009-2015 tuvo un efecto redistributivo a favor de la

población beneficiaria; es decir, mejoró las prestaciones en términos reales y

significó un aumento en términos de PBI. Este “virtuosismo” de la movilidad

previsional puede contrastar con la suerte de otras políticas presupuestarias en al

menos un sentido: ¿quién y por qué se decide la mejora relativa de un sector

respecto de otro? La mejora en la suficiencia de las prestaciones previsionales es

un objetivo loable, pero el mecanismo automático puede hacer menos eficiente

la redistribución.

9. Las políticas previsionales que han venido siendo impulsadas por la Coalición

Cambiemos, a lo largo del periodo 2016-2018, se pueden agrupar según los distintos

objetivos que han buscado satisfacer:

a. Políticas que segmentan o estratifican el universo de beneficiarios: crea la

PUAM para los trabajadores que no reúnen los requisitos del sistema

contributivo (universo recientemente recortado a los sujetos de asistencia por

su vulnerabilidad social) con un monto igual al 80% de la jubilación mínima y

otras características más restrictivas; garantiza el 82% del salario mínimo vital

153

y móvil para los beneficios obtenidos sin moratoria previsional; impulsa el

Programa de Reparación Histórica que otorga un reajuste para aquellos casos

sin actualización de las remuneraciones que sirven para el cálculo del haber

inicial (periodos 1991-1995 y 2002-2008).

b. Políticas que cambian la cuantía del haber previsional, es decir que afectan la

tasa de sustitución del salario: modifica la fórmula de movilidad definiéndola

como un mix entre inflación (70%) y evolución salarial (30%); y en el arranque

omite indexar un trimestre completo, teniendo la incorporación del IPC dos

aristas: el deseo de eliminar el efecto redistributivo automático antes

mencionado y el interés por asociar la movilidad a la evolución de precios de

una canasta de bienes representativa del consumo de la población total, más

allá de la canasta de la población adulto mayor.

c. Políticas que imprimen otro carácter al Fondo de Garantía de Sustentabilidad:

como el financiamiento del mencionado PRHJP por cuenta del FGS, que llevan

a que el Estado Nacional haya proyectado su práctica desaparición de aquí a 20

años.

d. Políticas tendientes a modificar la composición de los recursos de la Seguridad

Social. Hacia fines de 2017 se impulsó una reducción gradual de las

contribuciones patronales, que hacia 2022 se calcula en torno al 40% de la

alícuota vigente a 2017. También se eliminó el impuesto a las ganancias como

fuente de financiamiento y se incorporó la totalidad de lo recaudado por el

impuesto al cheque. En esta reingeniería subyace también el fallo de la CSJN en

torno a la eliminación del destino al sistema previsional del 15% de la masa de

impuestos coparticipables, que regía desde el acuerdo entre Nación y

provincias del año 1992.

10. El carácter contributivo del sistema resultó jaqueado por sus ingentes necesidades

de financiamiento. Desde la década de 1980 se sumaron cuantiosos recursos de

origen tributario que tampoco bastaron para equilibrar sus finanzas. En los años ‘90

cambia la composición al reducirse las contribuciones patronales y derivarse los

aportes personales a capitalización, a la vez, que, en paralelo, se aumentaba la

afectación de recursos tributarios a la seguridad social. Pero además se requirió

enfrentar los efectos reductores de recursos fiscales derivados del desempleo, la

precarización laboral y el estancamiento del valor agregado. Ello enfatiza el vínculo

entre la evolución macroeconómica y los recursos del sistema previsional. Entre

1974 y 2017, la informalidad ascendió desde un 24% a un 33% del total del empleo.

Entre 2011 y 2015, la argentina reconoce una reducción de su valor agregado per

cápita y entre 2015 y 2019, según las previsiones presupuestarias, en su valor

agregado bruto. Esta relación resulta clave para entender la sustentabilidad de la

previsión social.

154

11. Al año 2018, el 55% de los beneficios y el 36% del gasto previsional se destinan a

atender las prestaciones derivadas de las moratorias previsionales. Esta

circunstancia se vincula de la decisión política de otorgar cobertura de forma

prácticamente universal. El resultado social más palpable de ello resulta su efecto

en la pobreza, que para los adultos mayores se mantiene en 6,9%, con una

indigencia del 0,8% según datos del INDEC correspondientes al primer semestre de

2018. Allí existe un doble efecto: en la reducción de las tasas y en la brecha de la

pobreza (Banco Mundial, 2014). Pero esto también pone de relieve una

problemática central: la importancia del sector informal de la economía y del

trabajo no remunerado, con colectivos laborales que no logran reunir los estrictos

requisitos para acceder al sistema contributivo. Así, las moratorias previsionales y

luego la PUAM representan las formas en que el Estado argentino enfrentó los

efectos previsionales de una realidad caracterizada por la precarización laboral.

12. El haber medio jubilatorio en proporción al índice RIPTE (proxi de la tasa de

sustitución del salario) fue 42% en 2017, valor ubicado entre la insuficiencia de

recursos y el umbral de independencia económica del adulto mayor. Ello parece

estar lejos de la idea sostenida por organismos internacionales referida a que la

tasa de reemplazo es alta en la Argentina. El sistema contributivo sigue asociado al

mercado laboral, con el Estado en un rol redistribuidor.

13. También hay una problemática asociada a la “dispersión” en los montos de los

beneficios, vinculado a por lo menos dos situaciones:

a. la capacidad de ciertos grupos con mayor poder de negociación que logran

concretar mejores condiciones respecto del resto, más allá de la

heterogeneidad de los colectivos laborales;

b. la fenomenal litigiosidad previsional, fruto fundamentalmente de los

incumplimientos del Estado al derecho previsional instaurado y a la “inacción”

del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo para resolver la cuestión de la

movilidad. Esa litigiosidad obligó al poder judicial a expedirse en materias que

eran resorte de otros poderes. Ello generó casos de altos haberes disociados de

las generales de la ley.

14. Pero la cuestión de la litigiosidad y la mencionada inacción de ambos poderes

(Ejecutivo y Legislativo), tuvo y tendrá costos adicionales sobre la sociedad en su

conjunto. Por ejemplo, la CSJN determinó que la actualización de las

remuneraciones que componen el haber inicial, en los casos anteriores al 2009,

deben calcularse conforme la aplicación del ISBIC en lugar del RIPTE. Es claro que

dicha cuestión habría implicado un menor costo social de haberse ocupado el Poder

Legislativo de tratar la cuestión luego de la crisis del 2001.

155

15. El sistema previsional argentino acepta y necesita la revisión de sus institutos. Se

mencionan algunas temáticas:

a. La existencia de reglas no del todo consistentes en relación a la posibilidad de

tener más de un beneficio (jubilación y pensión), solo restringido por el tope en

el monto a percibir por el beneficiario aplicado a la suma de las prestaciones.

Ello es visible, por ejemplo, en la posibilidad de obtener, a lo largo de la vida

múltiples pensiones por fallecimiento.

b. El análisis de la edad de retiro tomando en cuenta la tendencia al aumento de

la esperanza de vida de la población vis a vis los problemas para generar empleo

registrado, en especial para la población joven.

c. La inclusión de las problemáticas de género que inciden en las dificultades

adicionales que las mujeres tienen para cumplimentar los requisitos del sistema

contributivo, en presencia de discriminación laboral, segmentación

ocupacional y reparto desigual de las tareas de cuidado, entre otras cuestiones.

d. La cuestión de las cajas provinciales que no han sido transferidas, que

presentan mejores condiciones de acceso y de cálculo de las prestaciones que

el sistema nacional y cuyos déficits son financiados, al menos parcialmente, por

el Estado Nacional.

e. La pérdida en el poder adquisitivo de las prestaciones, derivada de tener una

movilidad asociada al IPC general y no a un índice de precios referido a la

canasta representativa del consumo de los adultos mayores.

16. El principal desafío de la sociedad para encontrar un camino sustentable a su

previsión social no es otro que el del aumento de su productividad agregada y el

consenso político social para distribuir el fruto de dichos recursos. Esos han sido los

pilares de la construcción de la Seguridad Social y sigue siendo la respuesta central

ante las problemáticas mencionadas. Así, la reducción de la tasa de sostenimiento

(activos/pasivos) observada pasa a segundo término, si se acepta la posibilidad de

abandonar la lógica de la contributividad como principal fuente de financiamiento

y mecanismo central de acceso a las prestaciones.

Lograr una macroeconomía para la Seguridad Social y un sistema de Seguridad Social

que genere sinergias al conjunto, es la manera de resolver la problemática de su

sustentabilidad. Ello obtura pensar el largo plazo con las restricciones del presente.

Resulta impensable el diseño de un tipo de reforma que solucione de una vez y en forma

permanente los problemas presentes y futuros de la previsión social, pero sin dudas es

importante la definición de una visión estratégica, que surja de un consenso político y

social, que permita el diseño e implementación de políticas que conlleven al logro de

156

los objetivos planteados, que mejoren las variables del Sistema, que impulsen la

formalidad de los mercados laborales y coordinen los mecanismos no contributivos de

protección social en pos de consensuar la forma que adoptará su financiamiento.

157

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Suriano, J. (1999). “Estado y conflicto social: el caso de la huelga de maquinistas

ferroviarios de 1912”. En: Lucita, E. (1999). “La patria en el riel”. Colihue.

Villagra, K. (2010): “Guía Práctica Profesional: Sistema Informático para Contribuyentes

Autónomos y/o Monotributistas (SICAM)”. Editorial Estudio.

162

ANEXO ESTADÍSTICO

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

ANSES 15.020 16.284 16.303 16.377 16.584 16.699 15.972

IAF 1.174 1.178 1.178 1.184 1.200 1.174 1.094

Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones

de la Policía Federal591 544 548 574 574 571 549

Gendarmería 163 164 165 165 170 167 162

Prefectura 100 99 102 102 107 106 106

Servicio Penitenciario 64 71 76 80 83 87 85

Desarrollo Social 504 503 577 569 563 673 756

Registro Nacional de Trabajadores y

Empleadores Agrarios (RENATEA)0 0 0 0 0 0 0

Consejo de la Magistratura 15 15 14 13 12 12 10

Parques Nacionales 0 0 0 1 1 1 1

Resto 4 3 3 0 4 5 20

Total 17.635 18.861 18.967 19.065 19.298 19.496 18.754

Cuadro Nº 26: Gasto de la Función Seguridad Social por Servicio Administrativo Financiero

Millones de pesos corrientes

SAF 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

ANSES 16.194 17.858 21.033 24.763 31.607 49.830 65.184

IAF 1.136 1.396 1.433 1.448 1.461 1.681 1.943

Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones

de la Policía Federal538 730 742 827 971 1.196 1.462

Gendarmería 164 206 214 209 206 244 291

Prefectura 108 133 135 141 146 171 203

Servicio Penitenciario 89 119 128 139 172 210 266

Desarrollo Social 645 728 1.047 1.328 2.005 3.225 4.669

Registro Nacional de Trabajadores y

Empleadores Agrarios (RENATEA)0 0 0 0 0 0 0

Consejo de la Magistratura 9 9 9 10 10 11 13

Parques Nacionales 1 1 1 0 1 2 2

Resto 4 53 4 1 1 1 1

Total 18.889 21.232 24.746 28.867 36.580 56.570 74.033

Cuadro Nº 26: Gasto de la Función Seguridad Social por Servicio Administrativo Financiero (Continuación)

Millones de pesos corrientes

163

SAF 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

ANSES 86.133 113.988 150.536 200.723 265.753 357.051 516.130

IAF 2.360 2.795 3.275 4.595 7.046 10.581 14.393

Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones

de la Policía Federal2.053 3.210 3.928 5.041 6.408 8.580 11.609

Gendarmería 374 672 910 1.099 1.354 1.566 2.111

Prefectura 277 414 546 716 893 1.158 1.515

Servicio Penitenciario 334 560 898 1.283 1.533 1.993 2.708

Desarrollo Social 6.851 9.964 14.950 23.018 31.809 44.329 62.495

Registro Nacional de Trabajadores y

Empleadores Agrarios (RENATEA)0 0 0 0 0 0 491

Consejo de la Magistratura 14 17 20 27 33 44 62

Parques Nacionales 2 2 7 7 16 25 34

Resto 1 0 0 0 0 0 0

Total 98.399 131.623 175.070 236.509 314.845 425.326 611.547

Cuadro Nº 26: Gasto de la Función Seguridad Social por Servicio Administrativo Financiero (Continuación)

Millones de pesos corrientes

SAF 2016 2017 2018

ANSES 755.743 1.026.454 1.296.101

IAF 20.453 30.102 33.650

Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones

de la Policía Federal15.948 22.110 25.262

Gendarmería 3.757 5.786 6.257

Prefectura 2.785 4.206 4.604

Servicio Penitenciario 3.682 4.838 5.793

Desarrollo Social 80.051 102.035 121.490

Registro Nacional de Trabajadores y

Empleadores Agrarios (RENATEA)587 0 0

Consejo de la Magistratura 87 111 177

Parques Nacionales 53 73 67

Resto 0 1 1

Total 883.144 1.195.717 1.493.400

Cuadro Nº 26: Gasto de la Función Seguridad Social por Servicio Administrativo

Financiero (Continuación)

Millones de pesos corrientes

164

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

ANSES 85,2 86,3 86,0 85,9 85,9 85,7 85,2 85,7 84,1 85,0

IAF 6,7 6,2 6,2 6,2 6,2 6 5,8 6,0 6,6 5,8

Caja de Policía 3,3 2,9 2,9 3,0 3,0 2,9 2,9 2,8 3,4 3,0

Resto fuerzas de seguridad 1,9 1,8 1,8 1,8 1,9 1,8 1,9 1,9 2,2 1,9

Resto 2,9 2,8 3,1 3,1 3,0 3,5 4,2 3,5 3,7 4,3

Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Cuadro Nº 27: Participación porcentual de los gastos por SAF en el Gasto de la Función SS

SAF 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

ANSES 85,8 86,4 88,1 88,0 87,5 86,6 86,0 84,9 84,4 83,9

IAF 5 4,0 3,0 2,6 2,4 2,1 1,9 1,9 2,2 2,5

Caja de Policía 2,9 2,7 2,1 2,0 2,1 2,4 2,2 2,1 2,0 2,0

Resto fuerzas de seguridad 1,7 1,4 1,1 1,0 1,0 1,3 1,3 1,3 1,2 1,1

Resto 4,6 5,5 5,7 6,3 7,0 7,6 8,6 9,7 10,1 10,4

Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Cuadro Nº 27: Participación porcentual de los gastos por SAF en el Gasto de la Función SS (Continuación)

SAF 2015 2016 2017 2018

ANSES 84,4 85,6 85,8 86,8

IAF 2,4 2,3 2,5 2,3

Caja de Policía 1,9 1,8 1,8 1,7

Resto fuerzas de seguridad 1 1,2 1,2 1,1

Resto 10,2 9,1 8,5 8,1

Total 100 100 100 100

Cuadro Nº 27: Participación porcentual de los gastos por SAF en el

Gasto de la Función SS (Continuación)

165

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

ANSES 13.338 14.468 14.662 14.705 14.672 14.736 14.112

Jubilaciones y/o Retiros 9.301 10.097 10.556 10.183 10.121 10.175 9.701

Pensiones 4.037 4.371 4.106 4.522 4.552 4.561 4.411

IAF 1.166 1.171 1.171 1.177 1.194 1.168 1.089

Jubilaciones y/o Retiros 1.166 1.171 839 845 856 784 741

Pensiones 0 0 333 332 337 384 347

Caja de Policía 584 537 541 551 566 563 544

Jubilaciones y/o Retiros 447 406 424 432 411 411 395

Pensiones 137 131 117 119 155 152 149

Gendarmería 163 164 165 165 170 167 162

Jubilaciones y/o Retiros 134 133 133 127 132 132 125

Pensiones 30 31 32 37 37 35 37

Prefectura 100 99 101 101 107 106 105

Jubilaciones y/o Retiros 71 71 72 71 76 75 75

Pensiones 28 28 30 30 31 31 30

Servicio Penitenciario 63 70 75 79 82 86 85

Jubilaciones y/o Retiros 50 53 57 60 69 72 71

Pensiones 13 17 18 19 13 14 14

Desarrollo Social 504 497 567 551 547 654 740

Pensiones 504 497 567 551 547 654 740

Consejo Magistratura 15 15 14 13 12 12 10

Jubilaciones y/o Retiros 12 13 12 10 9 8 7

Pensiones 3 2 3 3 3 3 3

Parques Nacionales 0 0 0 1 1 1 1

Jubilaciones y/o Retiros 0 0 0 1 1 1 1

Resto 1 1 1 0 0 5 0

Jubilaciones y/o Retiros 1 1 1 0 0 5 0

Total Gasto Prestacional

Previsional15.934 17.023 17.298 17.344 17.351 17.498 16.849

Cuadro Nº 28: Gasto previsional por SAF.

En millones de $ corrientes.

166

SAF 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

ANSES 13.860 15.568 17.806 20.127 26.375 43.935 55.616

Jubilaciones y/o Retiros 9.783 10.686 11.801 13.027 17.446 32.267 41.390

Pensiones 4.078 4.882 6.005 7.100 8.929 11.668 14.226

IAF 1.131 1.390 1.428 1.441 1.453 1.671 1.930

Jubilaciones y/o Retiros 764 961 1.003 1.012 1.022 1.190 1.142

Pensiones 368 430 425 429 430 481 787

Caja de Policía 533 725 735 820 962 1.182 1.443

Jubilaciones y/o Retiros 389 528 568 653 743 860 1.033

Pensiones 144 197 167 167 219 322 410

Gendarmería 164 206 214 209 206 244 291

Jubilaciones y/o Retiros 125 153 122 110 112 140 173

Pensiones 39 53 93 99 94 104 118

Prefectura 107 131 134 141 146 170 202

Jubilaciones y/o Retiros 76 82 65 71 75 98 120

Pensiones 32 50 69 70 70 72 82

Servicio Penitenciario 88 118 127 137 170 208 263

Jubilaciones y/o Retiros 71 96 105 114 145 174 217

Pensiones 17 21 22 23 25 34 46

Desarrollo Social 633 716 1.034 1.317 1.990 3.211 4.656

Pensiones 633 716 1.034 1.317 1.990 3.211 4.656

Consejo Magistratura 9 9 9 10 10 11 13

Jubilaciones y/o Retiros 6 5 5 5 5 5 6

Pensiones 4 4 4 5 5 6 7

Parques Nacionales 1 1 1 0 1 2 2

Jubilaciones y/o Retiros 1 1 1 0 1 2 2

Resto 0 0 1 1 1 1 1

Jubilaciones y/o Retiros 0 0 1 1 1 1 1

Total Gasto Prestacional

Previsional16.527 18.865 21.489 24.204 31.314 50.634 64.416

Cuadro Nº 28: Gasto previsional por SAF. (Continuación)

En millones de $ corrientes.

167

SAF 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

ANSES 70.903 88.358 122.009 168.715 222.972 295.607 433.432

Jubilaciones y/o Retiros 53.159 66.470 92.003 127.150 168.337 222.689 332.676

Pensiones 17.744 21.887 30.006 41.565 54.634 72.919 100.756

IAF 2.342 2.773 3.247 4.560 7.002 10.529 14.323

Jubilaciones y/o Retiros 1.604 1.929 2.299 3.278 4.448 7.417 9.604

Pensiones 738 844 948 1.282 2.553 3.112 4.718

Caja de Policía 2.021 3.167 3.887 4.995 6.354 8.515 11.520

Jubilaciones y/o Retiros 1.490 2.194 2.669 2.993 4.123 5.477 7.492

Pensiones 532 973 1.218 2.001 2.231 3.037 4.028

Gendarmería 374 672 910 1.099 1.354 1.566 2.111

Jubilaciones y/o Retiros 183 358 522 582 824 1.122 1.376

Pensiones 192 315 388 517 529 444 735

Prefectura 275 411 541 712 888 1.151 1.488

Jubilaciones y/o Retiros 136 140 194 273 398 471 628

Pensiones 139 272 347 439 490 679 860

Servicio Penitenciario 329 553 887 1.274 1.522 1.973 2.682

Jubilaciones y/o Retiros 275 495 776 1.128 1.335 1.713 2.117

Pensiones 54 58 110 146 188 260 566

Desarrollo Social 6.831 9.938 14.911 22.969 31.731 44.166 62.266

Pensiones 6.831 9.938 14.911 22.969 31.731 44.166 62.266

Consejo Magistratura 14 17 20 27 33 44 62

Jubilaciones y/o Retiros 6 7 9 12 17 20 30

Pensiones 8 10 11 15 17 24 32

Parques Nacionales 2 2 7 7 16 25 34

Jubilaciones y/o Retiros 2 2 7 7 16 25 34

Resto 1 0 0 0 0 0 0

Jubilaciones y/o Retiros 1 0 0 0 0 0 0

Total Gasto Prestacional

Previsional83.092 105.892 146.418 204.357 271.872 363.574 527.917

Cuadro Nº 28: Gasto previsional por SAF. (Continuación)

En millones de $ corrientes.

168

SAF 2016 2017 2018

ANSES 603.990 845.202 1.074.528

Jubilaciones y/o Retiros 468.140 650.252 816.733

Pensiones 135.850 194.950 257.795

IAF 20.358 29.986 33.512

Jubilaciones y/o Retiros 13.859 17.808 23.587

Pensiones 6.499 12.178 9.924

Caja de Policía 15.830 21.952 25.044

Jubilaciones y/o Retiros 10.254 13.672 18.519

Pensiones 5.576 8.280 6.525

Gendarmería 3.757 5.786 6.220

Jubilaciones y/o Retiros 2.481 3.753 3.861

Pensiones 1.276 2.034 2.359

Prefectura 2.779 4.193 4.593

Jubilaciones y/o Retiros 1.124 1.838 2.058

Pensiones 1.655 2.355 2.536

Servicio Penitenciario 3.650 4.793 5.752

Jubilaciones y/o Retiros 2.966 3.994 4.649

Pensiones 684 800 1.103

Desarrollo Social 79.942 101.844 120.828

Pensiones 79.942 101.844 120.828

Consejo Magistratura 87 111 177

Jubilaciones y/o Retiros 44 52 88

Pensiones 42 59 89

Parques Nacionales 53 73 67

Jubilaciones y/o Retiros 53 73 67

Resto 0 1 1

Jubilaciones y/o Retiros 0 1 1

Total Gasto Prestacional

Previsional730.446 1.013.941 1.270.722

Cuadro Nº 28: Gasto previsional por SAF. (Continuación)

En millones de $ corrientes.

SAF 1995 2000 2005 2010 2017 2018 2019 2020 2021 2022

ANSES 83,7 85,0 84,8 84,8 84,5 84,2 83,7 83,8 82,5 82,9

IAF 7,3 6,9 6,8 6,8 6,9 6,7 6,5 6,8 7,4 6,6

Caja de Policía 3,7 3,2 3,1 3,2 3,3 3,2 3,2 3,2 3,8 3,4

Gendarmería 1 1,0 1,0 1,0 1,0 1 1,0 1,0 1,1 1,0

Prefectura Naval 0,6 0,6 0,6 0,6 0,6 0,6 0,6 0,6 0,7 0,6

Servicio Penitenciario 0,4 0,4 0,4 0,5 0,5 0,5 0,5 0,5 0,6 0,6

Desarrollo Social 3,2 2,9 3,3 3,2 3,2 3,7 4,4 3,8 3,8 4,8

Consejo Magistratura 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,0 0,0

Parques Nacionales 0 0,0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0 0,0

Resto 0 0,0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0 0,0

Total Gasto Prestacional

Previsional100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Cuadro Nº 29: Participación del gasto en jubilaciones y pensiones por SAF.

En %

169

SAF 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

ANSES 83,2 84,2 86,8 86,3 85,3 83,4 83,3 82,6 82,0 81,3

IAF 6 4,6 3,3 3,0 2,8 2,6 2,2 2,2 2,6 2,9

Caja de Policía 3,4 3,1 2,3 2,2 2,4 3 2,7 2,4 2,3 2,3

Gendarmería 0,9 0,7 0,5 0,5 0,5 0,6 0,6 0,5 0,5 0,4

Prefectura Naval 0,6 0,5 0,3 0,3 0,3 0,4 0,4 0,3 0,3 0,3

Servicio Penitenciario 0,6 0,5 0,4 0,4 0,4 0,5 0,6 0,6 0,6 0,5

Desarrollo Social 5,4 6,4 6,3 7,2 8,2 9,4 10,2 11,2 11,7 12,1

Consejo Magistratura 0 0,0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0 0,0

Parques Nacionales 0 0,0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0 0,0

Resto 0 0,0 0,0 0,0 0,0 0 0,0 0,0 0,0 0,0

Total Gasto Prestacional

Previsional100 100 100 100 100 100 100 100 100 100

Cuadro Nº 29: Participación del gasto en jubilaciones y pensiones por SAF. (Continuación)

En %

SAF 2015 2016 2017 2018

ANSES 82,1 82,7 83,4 84,6

IAF 2,7 2,8 3 2,6

Caja de Policía 2,2 2,2 2,2 2

Gendarmería 0,4 0,5 0,6 0,5

Prefectura Naval 0,3 0,4 0,4 0,4

Servicio Penitenciario 0,5 0,5 0,5 0,5

Desarrollo Social 11,8 10,9 10 9,5

Consejo Magistratura 0,0 0,0 0 0

Parques Nacionales 0,0 0,0 0 0

Resto 0,0 0,0 0 0

Total Gasto Prestacional

Previsional100 100 100 100

En %

Cuadro Nº 29: Participación del gasto en jubilaciones y

pensiones por SAF. (Continuación)

170

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

ANSES -4.810 -7.672 -7.521 -7.880 -8.939 -9.279 -10.488

AyC 9.439 7.906 8.087 7.719 6.750 6.518 4.745

JRP 14.250 15.578 15.608 15.599 15.688 15.797 15.233

IAF -865 -870 -854 -868 -894 -867 -811

AyC 301 301 317 310 300 302 278

JRP 1.166 1.171 1.171 1.177 1.194 1.168 1.089

Caja de Policía -467 -416 -423 -432 -444 -445 -429

AyC 117 120 118 119 123 118 115

JRP 584 537 541 551 566 563 544

Gendarmería -135 -133 -132 -131 -132 -131 -128

AyC 29 32 33 34 37 37 34

JRP 163 164 165 165 170 167 162

Prefectura -71 -73 -73 -71 -77 -74 -76

AyC 28 26 28 30 30 32 29

JRP 100 99 101 101 107 106 105

Servicio Penitenciario -46 -53 -60 -62 -66 -71 -69

AyC 17 17 15 17 17 15 16

JRP 63 70 75 79 82 86 85

Desarrollo Social -504 -497 -567 -551 -547 -654 -740

Pensiones 504 497 567 551 547 654 740

Consejo Magistratura -15 -15 -14 -13 -12 -12 -10

AyC 0 0 0 0 0

JRP 15 15 14 13 12 12 10

Parques Nacionales 0 0 1 0 1 1 1

AyC 0 0 1 1 1 1 1

JRP 0 0 0 1 1 1 1

Resto -1 -1 -1 0 -4 -5 -5

AyC 0 0 0 0 0

JRP 1 1 1 0 4 5 5

Total Déficit Prestacional

Previsional-6.914 -9.732 -9.646 -10.008 -11.113 -11.536 -12.755

Cuadro Nº 30: Ingresos por aportes y contribuciones (AyC); en Jubilaciones, Retiros y Pensiones

(JRP) y resultado, por SAF.

En millones de pesos corrientes.

171

SAF 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

ANSES -9.371 -10.384 -10.750 -10.850 -12.412 -15.024 -22.215

AyC 5.689 6.628 8.750 10.930 16.006 31.445 37.456

JRP 15.060 17.012 19.500 21.781 28.417 46.469 59.672

IAF -806 -877 -938 -919 -926 -1.142 -1.366

AyC 325 514 489 522 526 529 564

JRP 1.131 1.390 1.428 1.441 1.453 1.671 1.930

Caja de Policía -415 -543 -539 -611 -745 -902 -1.139

AyC 118 182 197 210 217 280 304

JRP 533 725 735 820 962 1.182 1.443

Gendarmería -124 -151 -157 -144 -139 -170 -213

AyC 40 55 58 64 67 73 78

JRP 164 206 214 209 206 244 291

Prefectura -74 -84 -87 -92 -96 -119 -150

AyC 34 47 48 49 49 51 52

JRP 107 131 134 141 146 170 202

Servicio Penitenciario -72 -93 -100 -108 -138 -175 -227

AyC 16 25 27 29 31 33 36

JRP 88 118 127 137 170 208 263

Desarrollo Social -633 -716 -1.034 -1.317 -1.990 -3.211 -4.656

Pensiones 633 716 1.034 1.317 1.990 3.211 4.656

Consejo Magistratura -9 -9 -9 -10 -10 -11 -13

AyC 0 0 0 0 0 0

JRP 9 9 9 10 10 11 13

Parques Nacionales 1 1 1 0 1 2 4

AyC 1 1 1 0 3 4 6

JRP 1 1 1 0 1 2 2

Resto -4 -3 -4 -1 -1 -1 -1

AyC 0 0 0 0 0 0

JRP 4 3 4 1 1 1 1

Total Déficit Prestacional

Previsional-11.507 -12.859 -13.616 -14.054 -16.456 -20.752 -29.975

Cuadro Nº 30: Ingresos por aportes y contribuciones (AyC); en Jubilaciones, Retiros y Pensiones

(JRP) y resultado, por SAF. (Continuación)

En millones de pesos corrientes.

172

SAF 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

ANSES -20.371 -21.773 -29.266 -44.504 -60.179 -89.465 -154.347

AyC 55.895 73.651 99.376 132.664 174.087 221.342 302.080

JRP 76.266 95.425 128.642 177.168 234.265 310.807 456.427

IAF -1.775 -2.129 -2.445 -3.234 -4.291 -6.399 -8.620

AyC 567 644 802 1.326 2.711 4.130 5.702

JRP 2.342 2.773 3.247 4.560 7.002 10.529 14.323

Caja de Policía -1.613 -2.376 -2.827 -3.550 -4.678 -5.658 -7.366

AyC 408 791 1.061 1.445 1.677 2.856 4.154

JRP 2.021 3.167 3.887 4.995 6.354 8.515 11.520

Gendarmería -223 -159 -287 -290 -270 187 221

AyC 151 514 622 809 1.084 1.753 2.332

JRP 374 672 910 1.099 1.354 1.566 2.111

Prefectura -163 -166 -230 -302 -379 -154 0

AyC 112 245 311 409 509 997 1.488

JRP 275 411 541 712 888 1.151 1.488

Servicio Penitenciario -267 -423 -683 -1.077 -1.280 -1.624 -2.036

AyC 63 129 203 197 242 349 646

JRP 329 553 887 1.274 1.522 1.973 2.682

Desarrollo Social -6.831 -9.938 -14.911 -22.969 -31.731 -44.166 -62.266

Pensiones 6.831 9.938 14.911 22.969 31.731 44.166 62.266

Consejo Magistratura -14 -17 -20 -27 -33 -44 -62

AyC 0 0 0 0 0

JRP 14 17 20 27 33 44 62

Parques Nacionales 6 9 7 12 8 7 -1

AyC 8 11 14 19 24 31 34

JRP 2 2 7 7 16 25 34

Resto -1 0 0 0 0 0 0

AyC 0 0 0 0 0

JRP 1 0 0 0 0 0 0

Total Déficit Prestacional

Previsional-31.251 -36.973 -50.663 -75.941 -102.833 -147.316 -234.476

Cuadro Nº 30: Ingresos por aportes y contribuciones (AyC); en Jubilaciones, Retiros y Pensiones

(JRP) y resultado, por SAF. (Continuación)

En millones de pesos corrientes.

173

SAF 2016 2017 2018

ANSES -247.487 -379.879 -504.354

AyC 392.249 509.527 625.374

JRP 639.736 889.406 1.129.728

IAF -12.332 -17.933 -19.562

AyC 8.026 12.053 13.949

JRP 20.358 29.986 33.512

Caja de Policía -10.275 -13.360 -15.550

AyC 5.555 8.592 9.494

JRP 15.830 21.952 25.044

Gendarmería -364 -1.474 -1.277

AyC 3.393 4.312 4.944

JRP 3.757 5.786 6.220

Prefectura -708 -1.467 -1.652

AyC 2.071 2.725 2.941

JRP 2.779 4.193 4.593

Servicio Penitenciario -2.730 -3.547 -4.346

AyC 920 1.247 1.406

JRP 3.650 4.793 5.752

Desarrollo Social -79.942 -101.844 -120.828

Pensiones 79.942 101.844 120.828

Consejo Magistratura -87 -111 -177

AyC 0

JRP 87 111 177

Parques Nacionales -13 -15 24

AyC 39 58 91

JRP 53 73 67

Resto 0 -1 -1

AyC 0

JRP 0 1 1

Total Déficit Prestacional

Previsional-353.937 -519.630 -667.722

Cuadro Nº 30: Ingresos por aportes y contribuciones

(AyC); en Jubilaciones, Retiros y Pensiones (JRP) y

resultado, por SAF. (Continuación)

En millones de pesos corrientes.

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

ANSES 1,7 2,6 2,4 2,4 2,9 3,0 3,6 2,8 2,5 2,2

IAF 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,3 0,2 0,2 0,2

Caja de Policía 0,2 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Gendarmería 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Prefectura 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Servicio Penitenciario 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Desarrollo Social 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2 0,3 0,2 0,2 0,2

Consejo Magistratura 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Parques Nacionales 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Resto 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Total Déficit Prestacional

Previsional2,5 3,3 3,0 3,1 3,6 3,7 4,4 3,4 3,2 2,8

Cuadro Nº 31: Déficit prestacional previsional por Servicio Administrativo Financiero

En % del PBI.

174

SAF 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

ANSES 1,9 1,7 1,7 1,9 1,6 1,3 1,3 1,7 1,8 2,0

IAF 0,2 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Caja de Policía 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1

Gendarmería 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Prefectura 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Servicio Penitenciario 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Desarrollo Social 0,2 0,3 0,4 0,4 0,5 0,6 0,7 0,9 0,9 1,0

Consejo Magistratura 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Parques Nacionales 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Resto 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

Total Déficit Prestacional

Previsional2,4 2,3 2,3 2,6 2,5 2,2 2,3 2,9 3,1 3,2

Cuadro Nº 31: Déficit prestacional previsional por Servicio Administrativo Financiero (Continuación)

En % del PBI.

SAF 2015 2016 2017 2018

ANSES 2,6 3,0 3,6 4,1

IAF 0,1 0,2 0,2 0,2

Caja de Policía 0,1 0,1 0,1 0,1

Gendarmería 0,0 0,0 0,0 0,0

Prefectura 0,0 0,0 0,0 0,0

Servicio Penitenciario 0,0 0,0 0,0 0,0

Desarrollo Social 1,0 1,0 1,0 1,0

Consejo Magistratura 0,0 0,0 0,0 0,0

Parques Nacionales 0,0 0,0 0,0 0,0

Resto 0,0 0,0 0,0 0,0

Total Déficit Prestacional

Previsional3,9 4,3 4,9 5,4

Cuadro Nº 31: Déficit prestacional previsional por Servicio

Administrativo Financiero (Continuación)

En % del PBI.

175

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Ingresos Corrientes 14.815 13.927 16.152 16.285 15.105 15.513

Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social 11.682 9.902 10.238 9.916 9.027 8.816

Aportes Personales 2.234 1.697 1.535 1.158 1.027 1.184

Contribuciones Patronales 7.576 6.584 6.969 7.023 6.329 6.028

INSSJyP 1.871 1.620 1.734 1.735 1.671 1.604

Ingresos No Tributarios 4 6 3 4 16 5

Ingresos Tributarios 3.121 3.987 5.879 6.351 6.060 6.690

Bienes personales 282 458 30 48 34 39

Adicional Cigarril los 0 0 0 66 265 493

Monotributo Impositivo 0 0 0 0 0 245

Régimen de Sinceramiento Fiscal Ley Nº 27.260 0 0 0 0 0 0

Combustibles Líquidos 0 257 2.031 1.828 1.733 1.677

Internos Unificados 0 0 0 290 178 108

IVA 1.596 1.907 2.149 2.217 1.999 2.031

Ganancias 1.243 1.365 1.669 1.902 1.851 2.096

Impuesto al Cheque 0 0 0 0 0 0

Rentas de la Propiedad 8 32 32 14 3 1

Transferencias Corrientes 0 0 0 0 0 0

Gastos Corrientes 17.684 18.972 18.927 18.935 19.046 19.159

Actividades Centrales 212 308 222 302 240 214

Seguridad Social 201 173 135 227 236 212

Deuda Pública 11 135 86 75 4 2

Prestaciones Previsionales 13.718 14.111 13.284 13.271 13.263 13.337

Atención Ex-Cajas Provinciales 0 1.009 1.973 2.007 2.021 1.980

Atención Pensiones Ex-Combatientes y Régimen

Reparatorio Ley Nº26.9130 0 0 0 0 0

Pensión Universal para el Adulto Mayor 0 0 0 0 0 0

Complementos a las Prestaciones Previsionales 0 0 0 0 0 0

Asignaciones Familiares Pasivos 0 0 0 0 0 0

Asignaciones Universales para Protección Social 0 0 0 0 0 0

Asignaciones Familiares Activos 378 381 418 462 607 695

Cuadro Nº 32

176

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Asignaciones Familiares Sector Público Nacional 0 0 0 0 0 0

Seguro de Desempleo 376 402 317 226 286 302

Transferencias y Contribuciones a Instituciones de la

Seguridad Social y Organismos Descentralizados3.000 2.761 2.713 2.667 2.630 2.631

Salud (incluye PAMI 95-97) 2.479 2.229 2.193 2.059 2.078 2.086

Promoción y asistencia social 0 0 0 327 314 336

Seguridad Social (incluye AFIP 95 - 2001) 521 376 325 281 238 209

Trabajo 0 156 195 0 0 0

Educación y Cultura 0 0 0 0 0 0

Asistencia financiera al Programa Conectar Igualdad 0 0 0 0 0 0

Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina -

PROGRESAR0 0 0 0 0 0

Resultado Económico -2.868 -5.044 -2.775 -2.649 -3.941 -3.646

Ingresos de Capital 344 99 209 87 63 83

Gastos de capital 3 7 9 14 7 5

Seguridad Social 3 7 9 14 7 5

Educación y Cultura 0 0 0 0 0 0

Resultado Financiero antes de contribuciones -2.528 -4.953 -2.575 -2.576 -3.884 -3.568

Contribuciones Figurativas 3.343 6.116 4.171 5.418 6.813 6.244

15% coparticipados 2.967 3.246 3.617 3.818 3.713 3.911

Otros 376 2.871 554 1.600 3.100 2.333

Programa Conectar-Igualdad y PROGRESAR 0 0 0 0 0 0

Restitución Coparticipados Ley 27.260 0 0 0 0 0 0

Contribuciones para financiar gastos de capital 0 0 0 0 0 0

Gastos Figurativos 2.128 2.125 2.111 2.335 2.387 2.353

IAF. 873 879 851 884 898 869

Caja de Policía 402 403 407 421 436 432

Gendarmería 0 0 0 0 0 0

Prefectura 0 0 0 71 76 75

Servicio Penitenciario Federal 50 54 59 62 66 70

Desarrollo Social (1995 incluye PNC) 512 548 537 571 618 650

Ministerio de Trabajo 0 20 34 179 144 109

Cuadro Nº 32 (Continuación)

177

SAF 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Ministerio de Salud 0 0 0 0 0 0

Procuración General de la Nación 0 0 0 0 0 0

Jefatura de Gabinete 0 0 0 0 0 0

Secretaría de Cultura y Comunicación 0 0 0 0 0 1

Secretaría General 0 0 2 1 0 0

Tesorería General de la Nación 0 0 0 0 0 0

Ministerio de Defensa 206 204 205 127 132 132

Ministerio del Interior 84 18 17 18 16 15

Dirección Nacional de Vialidad 0 0 0 0 0 0

Resultado Financiero -1.312 -962 -515 506 541 323

Cuadro Nº 32 (Continuación)

178

SAF 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Ingresos Corrientes 13.648 13.308 15.162 20.159 25.305 33.561

Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social 7.885 7.972 7.696 9.634 12.481 18.082

Aportes Personales 869 649 847 1.109 1.478 2.565

Contribuciones Patronales 5.547 5.743 6.508 8.524 11.003 15.517

INSSJyP 1.469 1.579 341 0 0 0

Ingresos No Tributarios 41 5 29 32 33 14

Ingresos Tributarios 5.721 5.327 7.435 10.483 12.752 15.177

Bienes personales 30 31 100 104 113 144

Adicional Cigarril los 224 176 241 336 403 402

Monotributo Impositivo 210 165 198 349 529 608

Régimen de Sinceramiento Fiscal Ley Nº 27.260 0 0 0 0 0 0

Combustibles Líquidos 1.545 1.787 1.797 1.996 2.212 2.355

Internos Unificados 109 18 72 52 61 42

IVA 1.608 1.428 2.100 3.199 3.831 4.893

Ganancias 1.995 1.721 2.927 4.446 5.603 6.734

Impuesto al Cheque 0 0 0 0 0 0

Rentas de la Propiedad 0 5 2 11 39 287

Transferencias Corrientes 0 0 0 0 0 0

Gastos Corrientes 18.038 18.303 18.891 21.733 25.537 32.607

Actividades Centrales 182 210 254 290 441 595

Seguridad Social 182 210 254 290 441 595

Deuda Pública 0 0 0 0 0 0

Prestaciones Previsionales 12.887 12.291 13.687 15.838 17.877 23.760

Atención Ex-Cajas Provinciales 1.786 1.704 1.883 1.936 2.050 2.304

Atención Pensiones Ex-Combatientes y Régimen

Reparatorio Ley Nº26.9130 0 0 36 202 312

Pensión Universal para el Adulto Mayor 0 0 0 0 0 0

Complementos a las Prestaciones Previsionales 0 494 440 615 374 512

Asignaciones Familiares Pasivos 0 238 360 361 491 513

Asignaciones Universales para Protección Social 0 0 0 0 0 0

Asignaciones Familiares Activos 617 477 483 551 1.118 1.459

Cuadro Nº 32 (Continuación)

179

SAF 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Asignaciones Familiares Sector Público Nacional 0 0 0 0 0 0

Seguro de Desempleo 354 472 237 190 206 339

Transferencias y Contribuciones a Instituciones de la

Seguridad Social y Organismos Descentralizados2.213 2.416 1.548 1.915 2.779 2.814

Salud (incluye PAMI 95-97) 2.031 1.912 985 717 789 1.017

Promoción y asistencia social 0 199 54 0 0 0

Seguridad Social (incluye AFIP 95 - 2001) 181 305 509 1.198 1.990 1.796

Trabajo 0 0 0 0 0 0

Educación y Cultura 0 0 0 0 0 0

Asistencia financiera al Programa Conectar Igualdad 0 0 0 0 0 0

Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina -

PROGRESAR0 0 0 0 0 0

Resultado Económico -4.390 -4.995 -3.729 -1.573 -232 954

Ingresos de Capital 5 4 1 2 2 2

Gastos de capital 4 2 6 18 15 18

Seguridad Social 4 2 6 18 15 18

Educación y Cultura 0 0 0 0 0 0

Resultado Financiero antes de contribuciones -4.390 -4.992 -3.733 -1.589 -245 939

Contribuciones Figurativas 6.425 7.462 7.435 6.646 8.187 10.116

15% coparticipados 3.254 2.846 4.545 6.646 8.187 10.116

Otros 3.172 4.616 2.890 0 0 0

Programa Conectar-Igualdad y PROGRESAR 0 0 0 0 0 0

Restitución Coparticipados Ley 27.260 0 0 0 0 0 0

Contribuciones para financiar gastos de capital 0 0 0 0 0 0

Gastos Figurativos 2.247 2.125 2.555 3.028 3.478 4.484

IAF. 802 803 915 916 926 935

Caja de Policía 431 425 560 554 612 751

Gendarmería 0 125 155 155 144 138

Prefectura 75 76 84 87 92 96

Servicio Penitenciario Federal 69 73 94 101 108 139

Desarrollo Social (1995 incluye PNC) 627 622 729 1.047 1.330 1.991

Ministerio de Trabajo 116 0 0 150 240 349

Cuadro Nº 32 (Continuación)

180

SAF 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Ministerio de Salud 0 1 7 18 25 57

Procuración General de la Nación 0 0 0 0 1 0

Jefatura de Gabinete 0 0 0 0 1 2

Secretaría de Cultura y Comunicación 1 0 0 0 0 0

Secretaría General 0 0 0 0 0 0

Tesorería General de la Nación 0 0 0 0 0 24

Ministerio de Defensa 126 0 0 0 0 0

Ministerio del Interior 0 0 0 0 0 0

Dirección Nacional de Vialidad 0 0 11 0 0 0

Resultado Financiero -211 345 1.147 2.029 4.464 6.571

Cuadro Nº 32 (Continuación)

181

SAF 2007 2008 2009 2010 2011 2012

Ingresos Corrientes 53.996 66.983 97.293 126.911 169.271 223.683

Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social 34.538 42.365 63.358 83.896 112.490 147.138

Aportes Personales 13.321 13.152 27.833 29.429 45.369 56.777

Contribuciones Patronales 21.217 29.213 35.525 54.467 67.121 90.362

INSSJyP 0 0 0 0 0 0

Ingresos No Tributarios 21 27 43 99 138 147

Ingresos Tributarios 18.775 23.471 25.405 34.201 45.605 59.049

Bienes personales 0 0 0 0 0 0

Adicional Cigarril los 447 550 659 771 1.013 1.229

Monotributo Impositivo 733 947 1.084 1.463 2.086 2.673

Régimen de Sinceramiento Fiscal Ley Nº 27.260 0 0 0 0 0 0

Combustibles Líquidos 2.651 3.200 3.778 4.848 5.603 8.117

Internos Unificados 88 50 27 113 112 121

IVA 6.368 7.987 8.754 11.741 15.229 19.314

Ganancias 8.489 10.736 11.103 15.264 21.562 27.594

Impuesto al Cheque 0 0 0 0 0 0

Rentas de la Propiedad 662 1.117 8.487 8.715 11.039 17.349

Transferencias Corrientes 0 2 1 1 0 0

Gastos Corrientes 51.410 67.154 88.591 116.995 155.077 207.260

Actividades Centrales 834 1.255 2.220 3.202 4.476 5.605

Seguridad Social 834 1.255 2.220 3.202 4.476 5.605

Deuda Pública 0 0 0 0 0 0

Prestaciones Previsionales 40.807 51.659 65.676 81.976 113.506 157.512

Atención Ex-Cajas Provinciales 2.715 3.456 4.612 5.635 7.477 9.799

Atención Pensiones Ex-Combatientes y Régimen

Reparatorio Ley Nº26.913416 510 614 747 1.025 1.404

Pensión Universal para el Adulto Mayor 0 0 0 0 0 0

Complementos a las Prestaciones Previsionales 146 1.049 1.495 2.261 390 344

Asignaciones Familiares Pasivos 766 985 1.322 1.642 1.870 2.063

Asignaciones Universales para Protección Social 0 0 323 6.340 9.037 11.169

Asignaciones Familiares Activos 2.305 3.748 6.201 8.449 10.598 11.154

Cuadro Nº 32 (Continuación)

182

SAF 2007 2008 2009 2010 2011 2012

Asignaciones Familiares Sector Público Nacional 0 0 0 0 0 0

Seguro de Desempleo 413 499 734 683 582 575

Transferencias y Contribuciones a Instituciones de la

Seguridad Social y Organismos Descentralizados3.008 3.992 5.395 6.057 5.820 6.999

Salud (incluye PAMI 95-97) 1.622 2.021 2.547 3.164 4.373 6.045

Promoción y asistencia social 0 0 0 0 0 0

Seguridad Social (incluye AFIP 95 - 2001) 1.386 1.971 2.847 2.893 1.446 954

Trabajo 0 0 0 0 0 0

Educación y Cultura 0 0 0 3 296 636

Asistencia financiera al Programa Conectar Igualdad 0 0 0 3 296 636

Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina -

PROGRESAR0 0 0 0 0 0

Resultado Económico 2.587 -171 8.703 9.916 14.195 16.423

Ingresos de Capital 46 3 1 0 1 1

Gastos de capital 42 52 90 237 3.432 787

Seguridad Social 42 52 90 161 128 145

Educación y Cultura 0 0 0 77 3.303 643

Resultado Financiero antes de contribuciones 2.590 -220 8.614 9.679 10.764 15.637

Contribuciones Figurativas 13.379 16.754 18.242 24.579 34.752 41.563

15% coparticipados 13.379 16.754 18.242 24.503 32.436 41.041

Otros 0 0 0 0 0 0

Programa Conectar-Igualdad y PROGRESAR 0 0 0 0 0 0

Restitución Coparticipados Ley 27.260 0 0 0 0 0 0

Contribuciones para financiar gastos de capital 0 0 0 77 2.316 522

Gastos Figurativos 6.229 8.685 15.470 16.557 22.933 33.290

IAF. 1.151 1.373 3.591 2.151 2.493 3.095

Caja de Policía 909 1.154 3.308 2.425 2.877 3.589

Gendarmería 172 210 216 172 287 290

Prefectura 119 150 163 166 230 302

Servicio Penitenciario Federal 176 228 267 423 700 1.078

Desarrollo Social (1995 incluye PNC) 3.212 4.656 6.831 9.938 14.911 22.969

Ministerio de Trabajo 359 715 851 959 959 1.253

Cuadro Nº 32 (Continuación)

183

SAF 2007 2008 2009 2010 2011 2012

Ministerio de Salud 100 141 207 294 451 693

Procuración General de la Nación 1 1 2 2 3 5

Jefatura de Gabinete 4 15 0 0 0 0

Secretaría de Cultura y Comunicación 0 0 0 0 2 2

Secretaría General 0 0 0 0 0 0

Tesorería General de la Nación 25 43 36 27 21 15

Ministerio de Defensa 0 0 0 0 0 0

Ministerio del Interior 0 0 0 0 0 0

Dirección Nacional de Vialidad 0 0 0 0 0 0

Resultado Financiero 9.740 7.848 11.386 17.701 22.583 23.910

Cuadro Nº 32 (Continuación)

184

SAF 2013 2014 2015 2016 2017

Ingresos Corrientes 290.750 390.008 529.972 800.657 974.259

Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social 193.103 248.231 336.011 449.978 591.744

Aportes Personales 73.901 95.043 129.633 172.436 226.792

Contribuciones Patronales 119.202 153.188 206.379 277.542 364.952

INSSJyP 0 0 0 0 0

Ingresos No Tributarios 177 283 624 973 1.091

Ingresos Tributarios 74.597 103.110 140.156 277.236 271.148

Bienes personales 0 0 0 0 0

Adicional Cigarril los 1.332 1.985 2.916 4.188 5.626

Monotributo Impositivo 3.099 2.941 3.969 4.810 7.282

Régimen de Sinceramiento Fiscal Ley Nº 27.260 0 0 0 103.531 44.811

Combustibles Líquidos 8.522 12.017 13.604 18.972 28.160

Internos Unificados 160 151 596 990 1.296

IVA 24.907 32.722 43.272 58.260 74.728

Ganancias 36.576 53.295 75.798 86.486 109.246

Impuesto al Cheque 0 0 0 0 0

Rentas de la Propiedad 22.873 38.384 53.181 72.470 110.277

Transferencias Corrientes 0 0 0 0 0

Gastos Corrientes 273.878 368.019 538.700 786.538 1.065.667

Actividades Centrales 6.768 9.006 11.883 14.134 23.348

Seguridad Social 6.768 9.006 11.883 14.134 23.348

Deuda Pública 0 0 0 0 0

Prestaciones Previsionales 209.172 277.843 410.069 572.659 803.484

Atención Ex-Cajas Provinciales 11.955 15.360 19.903 26.502 32.353

Atención Pensiones Ex-Combatientes y Régimen

Reparatorio Ley Nº26.9131.845 2.404 3.460 4.811 6.394

Pensión Universal para el Adulto Mayor 0 0 0 18 2.970

Complementos a las Prestaciones Previsionales 646 816 2.250 5.902 1.210

Asignaciones Familiares Pasivos 2.660 3.727 5.223 8.152 11.370

Asignaciones Universales para Protección Social 15.805 22.115 34.035 50.475 60.116

Asignaciones Familiares Activos 14.671 20.184 25.160 46.243 66.816

Cuadro Nº 32 (Continuación)

185

SAF 2013 2014 2015 2016 2017

Asignaciones Familiares Sector Público Nacional 329 998 1.224 2.758 3.609

Seguro de Desempleo 508 430 319 1.636 3.370

Transferencias y Contribuciones a Instituciones de la

Seguridad Social y Organismos Descentralizados9.241 12.267 17.701 43.780 42.469

Salud (incluye PAMI 95-97) 7.988 10.657 15.523 21.692 31.623

Promoción y asistencia social 0 0 0 0 0

Seguridad Social (incluye AFIP 95 - 2001) 1.254 1.610 2.179 22.088 10.845

Trabajo 0 0 0 0 0

Educación y Cultura 278 2.869 7.472 9.467 8.157

Asistencia financiera al Programa Conectar Igualdad 278 511 604 422 0

Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina -

PROGRESAR0 2.358 6.868 9.045 8.157

Resultado Económico 16.872 21.989 -8.728 14.119 -91.408

Ingresos de Capital 0 2 0 5 1

Gastos de capital 3.980 3.839 2.173 2.258 567

Seguridad Social 141 199 424 364 567

Educación y Cultura 3.839 3.639 1.749 1.894 0

Resultado Financiero antes de contribuciones 12.892 18.152 -10.901 11.866 -91.973

Contribuciones Figurativas 56.713 95.500 152.891 289.591 374.280

15% coparticipados 53.288 72.676 95.366 81.136 89.845

Otros 0 19.840 55.191 168.927 203.003

Programa Conectar-Igualdad y PROGRESAR 0 0 0 18.388 23.178

Restitución Coparticipados Ley 27.260 0 0 0 20.284 57.258

Contribuciones para financiar gastos de capital 3.425 2.984 2.335 856 997

Gastos Figurativos 44.978 60.915 84.400 110.817 144.918

IAF. 4.198 6.274 8.519 12.019 17.596

Caja de Policía 4.658 5.599 7.520 10.397 13.337

Gendarmería 270 0 0 101 1.474

Prefectura 333 110 90 708 1.467

Servicio Penitenciario Federal 1.281 1.604 2.037 2.730 3.624

Desarrollo Social (1995 incluye PNC) 31.731 44.178 62.259 79.942 101.852

Ministerio de Trabajo 1.533 1.827 2.156 2.606 2.606

Cuadro Nº 32 (Continuación)

186

SAF 2013 2014 2015 2016 2017

Ministerio de Salud 955 1.310 1.806 2.296 2.942

Procuración General de la Nación 6 9 12 18 8

Jefatura de Gabinete 0 0 0 0 0

Secretaría de Cultura y Comunicación 5 5 2 0 12

Secretaría General 0 0 0 0 0

Tesorería General de la Nación 8 1 0 0 0

Ministerio de Defensa 0 0 0 0 0

Ministerio del Interior 0 0 0 0 0

Dirección Nacional de Vialidad 0 0 0 0 0

Resultado Financiero 24.627 52.737 57.590 190.639 137.389

Cuadro Nº 32 (Continuación)