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Ganadería y Clima Dr. Albrecht Glatzle, INTTAS, Filadelfia-Chaco 317 [email protected] Introducción Desde los inicios de la domesticación de animales silvestres con utilidad potencial para el hombre, los primeros ganaderos han sido consientes de la susceptibilidad del ganado para las diferentes condiciones climáticas, como por ejemplo el calor extremo, el frío o la humedad excesiva tanto fría como calurosa. Han ofrecido la protección necesaria de la intemperie a sus animales domesticados, hasta que han probablemente compartido con ellos sus refugios, como por ejemplo las cuevas. Por otra parte es totalmente nueva una idea, con la cual la ganadería moderna se encuentra confrontada desde hace menos de 20 años y con la cual sus protagonistas quieren comprobar la incompatibilidad de la ganadería con los intereses medio-ambientales. Es la idea que sean los animales domésticos que influyan notablemente en el clima del globo, o sean impulsores de un cambio climático peligroso. Vamos a analizar esta idea con pinta científica más tarde. De la susceptibilidad del ganado al clima La comodidad del ganado está influenciada de forma directa e indirecta de las condiciones climáticas. Como consecuencia, la distribución global del ganado bovino tiene sus límites climáticos en los climas húmedos tropicales, en las zonas frías con permahelada y los desiertos. En la zona húmeda calurosa la limitación consiste en la alta carga parasitaria y el estrés calórico, que se siente más pesado con alta humedad atmosférica, mientras en las zonas secas el factor limitante primordial es la baja disponibilidad forrajera y también del agua. Las zonas tradicionales de la ganadería bovina son las regiones semiáridas (sub)tropicales con una temporada lluviosa estival o invernal, normalmente con altas temperaturas en verano, y las zonas templadas, donde siempre han sido necesarios la conservación forrajera y el confinamiento para el invierno. Los tipos de ganado Bos indicus y B. taurus están mejor adaptados para las zonas climáticas respectivas de donde provienen: Los trópicos semiáridos y subhúmedos y las zonas templadas respectivamente. En el Chaco en pasturas sembradas, bien manejadas con una carga adecuada y con la sanitación animal apropiada, es claramente el estrés calórico que más limita la comodidad de los animales. En ocasiones mucho más raras son también los vientos fríos en invierno sobre todo cuando estén acompañados por lloviznas. En ambos casos son las cortinas e islas de monte en los potreros que ofrecen la sombra y la protección necesaria y así mitigan el estrés. La temperatura rectal es un buen indicador del estés calórico para los animales. En el Chaco hemos medida una subida marcada de la temperatura rectal con altas temperaturas ambientales. Claramente el organismo de los animales sin acceso a la sombra no encuentra forma para regular satisfactoriamente su temperatura corporal (Tab. 1). Tabla 1: Temperatura rectal (ºC), como promedio de 5 animales (novillos tipo cebú), medida durante 6 días calurosos consecutivos en verano (Mitlöhner 1996). Hora del día Temperatura ambiental Tipo de pastura Sin sombra Con 10 árboles/ha 09:00 h 31-34 40,8 39,5 15:00 h 40-42 41,7 40,2

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Ganadería y Clima

Dr. Albrecht Glatzle, INTTAS, Filadelfia-Chaco 317

[email protected]

Introducción

Desde los inicios de la domesticación de animales silvestres con utilidad potencial para el hombre,

los primeros ganaderos han sido consientes de la susceptibilidad del ganado para las diferentes

condiciones climáticas, como por ejemplo el calor extremo, el frío o la humedad excesiva tanto fría

como calurosa. Han ofrecido la protección necesaria de la intemperie a sus animales domesticados,

hasta que han probablemente compartido con ellos sus refugios, como por ejemplo las cuevas.

Por otra parte es totalmente nueva una idea, con la cual la ganadería moderna se encuentra

confrontada desde hace menos de 20 años y con la cual sus protagonistas quieren comprobar la

incompatibilidad de la ganadería con los intereses medio-ambientales. Es la idea que sean los

animales domésticos que influyan notablemente en el clima del globo, o sean impulsores de un

cambio climático peligroso. Vamos a analizar esta idea con pinta científica más tarde.

De la susceptibilidad del ganado al clima

La comodidad del ganado está influenciada de forma directa e indirecta de las condiciones

climáticas. Como consecuencia, la distribución global del ganado bovino tiene sus límites

climáticos en los climas húmedos tropicales, en las zonas frías con permahelada y los desiertos. En

la zona húmeda calurosa la limitación consiste en la alta carga parasitaria y el estrés calórico, que se

siente más pesado con alta humedad atmosférica, mientras en las zonas secas el factor limitante

primordial es la baja disponibilidad forrajera y también del agua. Las zonas tradicionales de la

ganadería bovina son las regiones semiáridas (sub)tropicales con una temporada lluviosa estival o

invernal, normalmente con altas temperaturas en verano, y las zonas templadas, donde siempre han

sido necesarios la conservación forrajera y el confinamiento para el invierno. Los tipos de ganado

Bos indicus y B. taurus están mejor adaptados para las zonas climáticas respectivas de donde

provienen: Los trópicos semiáridos y subhúmedos y las zonas templadas respectivamente.

En el Chaco en pasturas sembradas, bien manejadas con una carga adecuada y con la sanitación

animal apropiada, es claramente el estrés calórico que más limita la comodidad de los animales. En

ocasiones mucho más raras son también los vientos fríos en invierno sobre todo cuando estén

acompañados por lloviznas. En ambos casos son las cortinas e islas de monte en los potreros que

ofrecen la sombra y la protección necesaria y así mitigan el estrés.

La temperatura rectal es un buen indicador del estés calórico para los animales. En el Chaco hemos

medida una subida marcada de la temperatura rectal con altas temperaturas ambientales. Claramente

el organismo de los animales sin acceso a la sombra no encuentra forma para regular

satisfactoriamente su temperatura corporal (Tab. 1).

Tabla 1: Temperatura rectal (ºC), como promedio de 5 animales (novillos tipo cebú), medida

durante 6 días calurosos consecutivos en verano (Mitlöhner 1996).

Hora del

día Temperatura ambiental

Tipo de pastura

Sin sombra Con 10 árboles/ha

09:00 h 31-34 40,8 39,5

15:00 h 40-42 41,7 40,2

¿Cuáles son los mecanismos de regulación de temperatura en bovinos? Existen diferencias raciales

de características físicas que influyen en la regulación termal (Tab. 2). Normalmente son las razas

cebuinas que tienen mayor aptitud de desprendimiento o de prevención de absorción de calor:

Tabla 2: Algunas diferencias físicas marcadas entre las razas cebuinas (Bos indicus) y europeas

(Bos taurus) en relación a la adaptación al clima (Legel 1989).

Rasgo Bos indicus Bos taurus

Relación superficie/peso corporal + -

Gordura de piel - +

Densidad de glándulas sudoríparas + -

Pelo Corto Largo

Color del pelaje Claro Oscuro

Las reacciones agudas fisiológicas de todas las razas bovinas para la regulación de la temperatura

corporal, cuando están expuestas al calor, son las siguientes:

- Aumento de tasa de evapotranspiración.

- Aumento de frecuencia de respiración para mejorar la circulación periférica de sangre.

- Reducción de consumo de forraje (Fig. 1): La fermentación entérica también produce calor.

- Mayor actividad y movimiento en búsqueda de sombra cuando no lo hay (Fig. 1).

Estas reacciones fisiológicas ya comienzan con un umbral de temperatura ambiental más bajo en las

razas europeas que en las razas cebuinas. Cuando los mecanismos regulatorios están insuficientes

para desprender el calor absorbido o generado entéricamente, la temperatura corporal sube. Esto

también es una reacción adaptativa, dado que el animal se desprende pasivamente del calor

acumulado durante las noches más frías sin evapotranspiración de agua la que está generalmente

escasa en zonas áridas.

Como se desprende de Fig. 1, en el verano chaqueño los novillos sin acceso a la sombra pasaron

menos tiempo pastoreando durante el día y más tiempo en la segunda mitad de la noche que

aquellos en pastura con 10 árboles/ha. Por otra parte, la actividad general ha sido mayor durante el

día y la noche de los animales sin acceso a la sombra. Lógicamente este comportamiento se ha

transmitido en una ganancia de peso reducida en los animales expuestos a mayor estrés de calor. En

fases con temperatura relativamente baja (máximo diario de 30 a 35ºC) el comportamiento de los

dos grupos de animales ha sido comparable. Pero en días con máximos por encima de 40ºC los

animales con acceso a la sombra dedicaron al pastoreo dos tercios de su tiempo en acción, mientras

aquellos en pastura sin sombra solamente pastorearon en un tercio del tiempo cuando estaban en

acción (Mitlöhner 1996). Un cambio de la temperatura máxima diaria produjo un cambio de

comportamiento de los animales en pastura sin sombra: Expusieron más actividad de noche en días

calientes y más actividad durante el día en días menos calurosos (Fig. 2).

Hace poco que hemos sufrido en Paraguay importantes pérdidas de ganado debido al frío excesivo.

Obviamente mejor adaptadas a las olas de fío son las razas europeas por sus características físicas

(Tab. 2). Por experiencia propia son los animales con poca grasa subcutánea y menor condición

corporal que están los menos resistentes al frío. En el invierno 2013 por primera vez perdí por el

frío extenso en mi campo dos vaquillas las que estaban limitadas en su capacidad de pastorear

debido a pierna herida por accidente y por ende flacas. Hacia el final del invierno cuando la

disponibilidad forrajera ya está limitada y de baja calidad las olas de frío causan más pérdidas que

al inicio del invierno cuando hay todavía mucho pasto y animales con buena condición corporal.

Figura 1: Variaciones diurnas del comportamiento de novillos tipo cebú en pastura sin sombra

(abajo) y pastura con 10 árboles/ha (arriba) en el Chaco Central. Los valores representan el

porcentaje de tiempo dedicado al movimiento (actividad general) y al pastoreo respectivamente.

Son promedios de dos animales revestidos con equipos electrónicos (capaces de distinguir y

registrar los comportamientos mencionados), observados durante 3 meses estivales (Nov. 1995 a

Ene. 1996). Fuente: Mitlöhner (1996)

Figura 2: Actividad de día y de noche de novillos en pastura sin sombra en relación con la

temperatura máxima diaria. Los valores representan el porcentaje de tiempo dedicado al

movimiento (actividad general). Fuente: Mitlöhner (1996)

Los trabajos ya clásicos de Frisch y colaboradores sobre la interacción entre el genotipo bovino y el

estrés ambiental realizados en el “Tropical Cattle Reserach Centre“ en Rockhampton, Australia,

están resumidos en Tab. 3. El estés ambiental es un compuesto entre estrés calórico (que tiene más

impacto aun cuando está acompañado por alta humedad atmosférica), estrés parasitario y estrés

debido a limitaciones en la disponibilidad de forrajes de calidad. Es obvio que en un ambiente ideal

son las razas Europeas británicas o continentales que demuestran mejor performance mientras en

ambientes con alto estrés son las razas cebuinas que rinden más. En pasturas con Gatton Panic y

otros pastos de alto valor en el Chaco, bajo un programa estricto de sanitación de los animales,

tenemos niveles de estrés ambiental medianos dictados sobre todo por las condiciones a veces

extremas climáticas. En estas condiciones el uso de cruzamientos entre las razas cebuinas y las

razas europeas tipo Braford o Brangus está indicado por representar el compromiso ideal entre

adaptación y productividad, combinado con precocidad y alta calidad de la carne (marmóreo).

Tabla 3: Ganancia de peso vivo (kg/día) de tres genotipos bovinos bajo distintos niveles de estrés

ambiental (Frisch y Vercoe 1984)

Genotipo bovino Estrés ambiental

bajo medio alto

HS (Hereford x Shorthorn) Bos Taurus 1,07 0,66 0,38

BHS (Brahman x Hereford x Shorthorn) 0,90 0,69 0,53

B (Brahman) Bos indicus 0,81 0,63 0,56

Claramente es necesario minimizar el estrés calórico para los animales en pastoreo en el Chaco.

Esto mejor se logra con mantener algunos árboles o islas o cortinas de monte en cada potrero.

Los animales domésticos ¿calientan al planeta?

El famoso informe de la FAO “Livestock‟s Long Shadow” – “La Sombra Larga del Ganado”

(Steinfeld et al. 2006) y cientos de publicaciones subsiguientes, han acusado a los animales

domésticos en general y especialmente a los sistemas de pastoreo en los trópicos y sub-trópicos, de

afectar gravemente al medio ambiente, en especial ocasionando el cambio climático. Dicho informe

responsabiliza a la ganadería de contribuir con el 18% de las emisiones antropogénicas de los gases

de efecto invernadero, un porcentaje incluso más alto que el del sector de transporte. Se han

realizado pocos análisis críticos de estas afirmaciones, y quienes que los llevaron a cabo, recibieron

muy poca atención de parte de los medios. Un equipo de científicos del instituto de zootecnia de la

Universidad de California ha descubierto la falsa medida aplicada por la FAO en dicho informe: A

pesar de que todas las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, que ocurren durante el ciclo de

vida de los productos pecuarios (desde la producción hasta la consumición) han sido consideradas

por la FAO, en el sector de transporte tan sólo el consumo de combustibles ha sido tomado en

cuenta (Pitesky et al. 2009). Esta importante debilidad de dicho informe ya exonera bastante a la

ganadería de la crítica.

La presunción básica a ser aceptada, para poder concluir que el cambio climático es inducido por la

actividad humana, es una sensibilidad notable del clima a las emisiones antropogénicas de gases de

efecto invernadero, como lo sugerido por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático

IPCC (2007) en su cuarto informe (AR4). Sin embargo, existe evidencia empírica considerable que

pone en duda esta hipótesis:

- En la Tabla 2.11 del AR4 están identificados 16 factores naturales y antropogénicos, los

cuales supuestamente influyen en la temperatura del planeta y están siendo utilizados en los

cálculos de proyecciones de ésta. El nivel de entendimiento científico de 11 de estos

factores es calificado como „muy bajo‟ o „bajo‟. Sin embargo, el IPCC concluye con una

certeza de 90% hasta 99%, de que es el hombre quién influye notablemente en el clima, -

una conclusión lógicamente irreproducible y científicamente inaceptable, según los criterios

de una ciencia coherente.

- Las temperaturas medias globales no han subido en los últimos 15 años, a pesar del

continuo aumento de los niveles de CO2, considerado el gas de efecto invernadero más

importante en la atmósfera (Fig. 3),- una realidad que contradice a todos los pronósticos

modelados por el IPCC (Fig. 4).

- Existe un importante número de estudios científicos, varios de ellos recientemente

publicados, que demuestran que hubo eras igual de calientes o incluso más calientes que la

nuestra durante el Holoceno (desde el fin de la última era glacial, hace aproximadamente

12.000 años), a pesar de los niveles pre-industriales de CO2 en aquel entonces (ejemplos:

Mangini et al. 2007, Esper et al. 2012, Axford et al. 2013 Markonis & Koutsoyiannis

2013).

Incluso en caso de que ignoremos estas objeciones y siguiéramos asumiendo una notable

sensibilidad del clima a las emisiones antropogénicas de los Gases de Efecto Invernadero, quedan

muchas inconsistencias entre la realidad y la aprehensión de los ambientalistas de que la producción

y el consumo de la carne contribuyan al cambio climático generando calor (meat = heat): El CO2

emitido a través de la respiración de los animales domésticos y la digestión de forrajes, así como el

consumo de carne y leche, no aumenta los niveles de CO2 en la atmósfera, dado a que éste forma

parte del ciclo natural del carbono. Ni una molécula de CO2 generada por animales domésticos es

emitida de forma adicional al aire, ya que el CO2 producido habría sido capturado a través de la

fotosíntesis por las plantas forrajeras poco antes de la ingestión por el ganado. Además la cantidad

de CO2 procedente del ganado, está compensada en su totalidad, cada año, por la asimilación de

CO2 en los forrajes crecientes. Las únicas fuentes de emisiones adicionales de CO2 son:

Figura 3: La temperatura global de la atmósfera inferior observada con satélite. La línea recta

indica, desde el año 2002, una decadencia media de la temperatura en 0,04°C por década. Los picos

de los años 1998 y 2010, han sido causados por eventos pronunciados de El Niño. La curva verde

demuestra la concentración de CO2 en Mauna Loa, Hawaii (fuente: Gregory 2012).

Fig. 4: Proyecciones del calentamiento global (promedio de múltiples modelos en base a distintos

escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero: B1, A1B, A2) con rangos de incertidumbre

que han sido presentadas en los distintos informes del IPCC (FAR, SAR, TAR). La curva naranja

(“commitment”) indica la proyección de calentamiento en el caso de la conservación de los gases de

efecto invernadero y los aerosoles en los niveles del año 2000 (fuente: IPCC 2007, Fig. TS26).

a) el consumo de energías fósiles durante el proceso de producción; lo que se presenta

especialmente bajo en los sistemas de pastoreo, ya que no necesitan el laboreo de la tierra,

ni la cosecha mecanizada (o solamente en casos excepcionales).

b) la deforestación para la siembra de pasturas. Las emisiones resultantes de la deforestación

están parcialmente compensadas (1) por la significativa captación de carbono a través de

pastos tropicales con raíces profundas, como afirma un estudio de Fisher et al. (1994) del

Centro Internacional de Agricultura Tropical CIAT en Colombia, (2) por el carbón vegetal,

muy persistente en el suelo, que resulta parcialmente de la quema de la vegetación boscosa

(Mannetje 2007), y también (3) por la expansión agresiva de las “malezas leñosas” en

pasturas, en caso de no mantener un control constante de su crecimiento.

La deforestación genera una “deuda de carbono” única, la cual debería estar repartida sobre los

productos pecuarios producidos durante el período de utilización de la pastura (que reemplaza el

bosque), lo que puede fácilmente sumarse a cientos de años (como en el caso de las praderas de

Europa Central que están situadas, casi en su totalidad, en lugares que anteriormente estaban

cubiertos de bosque). Pero en los estudios publicados sobre las emisiones de gases de efecto

invernadero durante el ciclo de vida de los productos pecuarios, los así llamados “life cycle

analyses”, normalmente esta deuda de carbono está (1) sea ignorada (en el caso de sistemas de

producción en pasturas viejas) o (2) sea cargada en su totalidad al año de su aparición (momento de

la deforestación) en el caso de sistemas de pasturas recién establecidas.” Esta práctica constituye

claramente una flojedad científica en los “life cycle analyses” de productos pecuarios.

Al igual que el CO2, también el metano forma parte de un ciclo natural (con un lapso de vida en la

atmósfera relativamente corto, de 8.7±1.3 años según el IPCC, 2007). Por esta razón, emisiones

constantes (resultantes por ejemplo de la fermentación entérica en los rumiantes) no cambian la

concentración de metano en la atmósfera, dado que están contrapesadas por una tasa constante u

oscilante de descomposición (gracias a la reacción química con derivados del vapor de agua en el

aire y gracias al consumo por bacterias metanótrofas). Que yo tenga conocimiento, ni una sola

publicación científica considera esta realidad. Sino, en la literatura científica, las emisiones de

metano procedentes de animales domésticos están interpretadas sin excepción en un 100%, como

una fuente antropogénica adicional de un gas de efecto invernadero, igual que el CO2 procedente de

la quema de energías fósiles. Ajustes de las emisiones de metano, resultantes de la ganadería por las

emisiones ya existentes, en un escenario básico (por tiempo o espacio) no existen en la literatura, -

otra grave deficiencia científica en la apreciación de una eventual contribución de la ganadería en el

cambio climático.

Entre 1990 y 2007, la población de ganado bovino y búfalo a nivel mundial creció en más de 125

millones de cabezas, o en un 9% (FAO: http://faostat.fao.org/site/291/default.aspx), lapso en el cual

la tasa de aumento de metano atmosférico bajó a cero (Fig. 2, arriba). Estas observaciones

empíricas difícilmente son compatibles con la afirmación de la FAO (Steinfeld et al., 2006), de que

los animales domésticos contribuyen en un 35% a 40% en las emisiones antropogénicas de metano.

El científico australiano, Tom Quirk (2010), demostró que el aumento histórico de la concentración

de metano en la atmósfera (Fig. 2, abajo) se explica mejor con el consumo humano de combustibles

fósiles (siempre asociado con una cierta fuga de metano).

También la estabilización de las emisiones de metano en los años 1990 estuvo asociada, con alta

probabilidad, con la adopción de tecnologías modernas en la producción y el uso de combustibles

fósiles (Aydin et al. 2011), especialmente con la reposición de cañerías viejas, de las cuales se

filtraban cantidades importantes de gas natural, sobre todo en la ex Unión Soviética. Según NOAA

(Fig. 5), el metano está aumentando otra vez ligeramente desde el 2008, lo que Quirk atribuyó a

modificaciones atmosféricas moduladas por El Niño (Fig. 6).

Figura. 5: Concentración global media de metano atmosférico. Fuente: National Oceanic and

Atmospheric Administration (NOAA 2012).

Figura 6: Cambios anuales del metano atmosférico (en partes por billones/año) analizados en

núcleos de hielo (antártica) hasta el año 1990 (puntos en color naranja), y por mediciones directas

en la atmósfera en Cape Grim (Tasmania), desde 1983 hasta 2011 (triángulos azules). Los picos en

las mediciones (gráfico a la derecha) representan un efecto indirecto de la erupción del volcán Mt.

Pinatubo, en Junio de 1991, y en 1998, 2006 y 2010 las influencias de El Niño. Fuente de datos

CSIRO: http://cdiac.ornl.gov/methane.html

1980 1990 2000 2010

-2

0

2

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1000 1100 1200 1300 1400 1500 1600 1700 1800 1900 2000Changes in a

tmospheric m

eth

ane p

pb/y

ear

Ice cores from the Law Dome, Antarctica

Atmosphere at Cape Grim, Tasmania

La idea de una considerable contribución por parte del ganado en las emisiones globales de metano,

se origina en cálculos teoréticos, de abajo hacia arriba. Sin embargo, no existe una relación

discernible entre las concentraciones atmosféricas medias de metano observadas en los distintos

lugares del globo por el satélite Europeo ENVISAT durante tres años (2003-2005), y la distribución

global del ganado doméstico (Fig. 7 arriba y abajo).

Fig. 7 Arriba: Distribución global de la concentración de metano atmosférico, medida por el

satélite ENVISAT durante 3 años consecutivos, desde 2003 hasta 2005 (Schneising et al. 2009).

Abajo: Distribución global del ganado doméstico (rumiantes y monogástricos). Fuente: FAO

(Steinfeld et al. 2006).

Livestock units per square km 0 0.1–0.5 1–2.5 National boundaries

0–0.1 0.5–1 >2.5

La ganadería ¿incompatible con la biodiversidad?

Existe cada vez más evidencia en la literatura científica, que paisajes diversos abarcan más

diversidad biológica que ecosistemas relativamente monótonos. Para el Chaco el estudio de Carlini

et al. (1999), realizado en una estancia del Chaco Central Paraguayo desarrollada según la

legislación vigente (la que exige la preservación de 50% de la superficie de cada finca en

condiciones naturales o con alteración mínima en forma de reservas naturales, corredores, cortinas

e islas de monte) corrobora esta opinión. En este estudio, resumido en el Fig. 8, el número de

especies de vertebrados detectados en los ecosistemas naturales de la finca estudiada no superó al

número de especies en el conjunto de los ecosistemas modificados. Al contrario, la tercera parte de

las especies observadas ocurrió exclusivamente en los ecosistemas modificados.

Figura 8: Número de especies de vertebrados observadas en ecosistemas naturales (EN = monte

nativo y pastizales inundables) y ecosistemas modificados (EM = conjunto de islas de monte en

pasturas, corredores y bordes de monte, pasturas con islas, pasturas sin islas y cuerpos de agua -

tajamares), según Carlini et al. (1999).

Estos resultados indican que, una finca ganadera en su totalidad con varios biotopos, mucho borde

de monte, con tajamares que representan humedales artificiales y una fuente segura de agua,

también para animales silvestres etc., normalmente presenta mayor biodiversidad natural que el

monte seco nativo. Entonces en el Chaco no se sacrifica la biodiversidad con la producción

ganadera - hecho normalmente ignorado en los medios.

También la regeneración de árboles nativos, como por ejemplo Algarrobo y Carandá, en pasturas

viejas, una práctica cada vez más común en las fincas, contribuye claramente a la diversificación

del paisaje y de la vida silvestre y a la comodidad del ganado en pastoreo. Otras prácticas buenas de

manejo como por ejemplo el ajuste de la carga hacia niveles conservadoras, o dejar en pie de forma

selectiva algunos arbustos nativos con utilidad forrajera, o la implantación de la Leucaena en las

zonas donde persiste, pueden constituir aportes importantes para la diversidad biológica y al mismo

tiempo a la comodidad y a mejores condiciones del ganado.

La napa acuífera ¿está recargada bajo monte?

Es un prejuicio muy difundido que la deforestación restringa la recarga de la napa acuífera en el

Chaco. Lo contrario está correcto. Se ha podido comprobar en varios lugares y oportunidades que la

infiltración de agua de lluvia hacia la napa acuífera ocurre con mayor frecuencia e intensidad en

campos agrícolas y pasturas, que bajo monte nativo cerrado. El agua infiltrada forma lentes de

aguas potables someras encima de las aguas subterráneas salobres. Mediciones repetidas en

0

20

40

60

80

100

exclusiv. EN EN y EM exclusiv. EM

Número de especies registradas en

Mamíferos

Aves

Reptiles

Anfibios

Peces

intervalos de 15 días durante 3 años, a lo largo de un gradiente espacial entre pastura sembrada y el

monte nativo, mostraron que la profundidad de la napa acuífera y su conductividad quedaban

mayores bajo monte que bajo pastura (Fig. 9), lo que demuestra infiltración repetida de agua de

lluvia hacia la napa bajo pastura, mientras bajo monte el agua de lluvia nunca llegó hacia la napa

(en aprox. 2,5 m de profundidad) en todo el período de observación.

Figura 9: Promedios de conductividad y de profundidad de la napa acuífera a través de 3 años de

observación a lo largo de un trayecto de 50 m de la pastura sembrada hacia el monte. Los números

en el eje de abscisas representan los números de pozos de observación (Glatzle et al. 2006).

Sin embargo, la recarga mayor de la napa bajo pastura puede resultar problemática en condiciones

específicas, es decir en lugares con muy alto nivel de la napa acuífera salobre. En estas condiciones

la mayor recarga puede producir la ascensión capilar del agua salobre a la superficie y así promover

la salinización de los suelos (como por ejemplo en los bordes de los campos bajos). Por esta razón

es importante dejar intacto cortinas prominentes de monte en los sitios susceptibles a la salinización

con alto nivel de la napa salobre.

Conclusión

El bienestar del ganado depende del clima, entre otros factores. Hay varias estrategias de mitigación

del estrés calórico y del frio para el ganado en pastoreo. Estas incluyen la selección de una genética

adaptada al clima y el ofrecimiento de sombra y protección mediante arboles e islas de monte en

cada potrero. Por otra parte, las afirmaciones presuntamente científicas de que la ganadería

contribuya al cambio climático, ampliamente divulgadas en todos los medios, están afectadas por

graves deficiencias metodológicas, de manera que no está justificado, bajo criterios estrictamente

científicos, sostener esta incriminación de los animales domésticos.

Con la ganadería no se sacrifica para nada la biodiversidad natural en el Chaco a condición que se

respete las disposiciones legales al dejar casi el 50% de cada finca ganadera en condiciones

prístinas o con alteración mínima en forma de reserva natural, cortinas, corredores e islas de monte.

Además, la habilitación de las fincas mediante el desmonte parcial y la implantación de pasturas

promueve la recarga de la napa acuífera con agua de lluvia.

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mS

/cm

Superficie profundidad conductividad

Pastura Monte

Como consecuencia, las fincas ganaderas en el Chaco, manejadas según los criterios de buenas

prácticas están altamente productivas y perfectamente compatibles con el medio ambiente y el

bienestar del ganado. Representan naturaleza en producción.

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