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Educar para un nuevoestilo de vida

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MATERIAL PARA EL ANIMADORGUIA BÁSICA

Arzobispado de Valencia Vicaria para la Evangelización y Transmisión de la Fe2018-2019


#4

estar atentos y vigilantes

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Arzobispado de Valencia Vicaria para la Evangelización y Transmisión de la Fe

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estar atentos

y vigilantes

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#4

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Estar atentos y vigilantes: la actitud del discernimiento

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Para la reflexión….

Trigo y cizaña.

Principales ideas a transmitir a la luz del Evangelio proclamado.

— Las parábolas no son un cuento para entretener a los oyentes de Jesús. Es su estilo para seguir anunciando el mismo mensaje de Dios. Una forma particular de hacerlo. ¿De qué habla esta parábola?

— Si nos fijamos, Jesús en casi todas ellas empieza con la misma frase: El reino de Dios se parece… Estos breves relatos le sirven para hacer ver a sus oyentes de qué manera Dios actúa en la historia humana.

-- En tiempos de Jesús se esperaba un Mesías que instaurara su Reino después de aniquilar totalmente el mal del mundo. Algunos de sus seguidores pensaban que Jesús era ese tipo de Mesías quien reuniría consigo a un grupo de santos y puros y expulsaría a los malvados e impíos. No obstante esas expectativas no se cumplieron al ver cómo acogía a los pecadores y comía con ellos. Jesús da a entender que no ha llegado el momento del juicio de Dios que es el único que tiene derecho a sentenciar de qué parte está cada uno. Todavía hay tiempo para la conversión.

— La parábola narra una escena que podía resultar familiar a la gente que escucha a Jesús. Sembrar con malas semillas en un campo ajeno era una forma de perjudicar a alguien. Cuando los siervos advierten del desastre, se extrañan mucho y acuden a su amo en busca de una explicación. El amo responde como quien conoce bien el origen de la travesura. Los criados reaccionan de forma lógica: hay que arrancar las malas hierbas y piden permiso.

— El dueño, en cambio, se lo impide, para sorpresa de todos los oyentes, no sea que, al querer acabar con la cizaña, se lleven por delante también el trigo. Prefiere esperar hasta el momento en que las espigas sean visibles y no hay posibilidad de confundirlas. Esta respuesta poco razonable e inesperada es el elemento más llamativo de la parábola. A la lógica nuestra reflejada en la impaciencia de los criados se contrapone la lógica de Dios, personificada en la paciencia y prudencia del amo.

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— La paciencia del Padre puede hacer que lo que parecía cizaña se revele finalmente como trigo. El reino de los Cielos está presente en medio de las realidades negativas de este mundo. La historia es un campo en el que se mezclan el bien y el mal. Ninguno tenemos el derecho de ponernos en el lugar de Dios.

— Todos hemos pensado alguna vez en un mundo perfecto donde no exista el mal, o incluso que pudiera ser arrancado de raíz. La experiencia nos dice que el bien y el mal conviven en la sociedad, en un grupo o en cada persona. Cuesta distinguirlos con facilidad. Casi siempre juzgamos demasiado deprisa y no sabemos distinguir el trigo limpio que crece entre las malas hierbas.

— Jesús advierte de este riesgo de querer decidir demasiado pronto lo que es trigo y lo que es cizaña, lo que hace crecer el Reino de Dios y la cizaña lo que lo perjudica.

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#3 Estar atentos y vigilantes

SESIÓN 1

Acogida

La acogida es el momento en que el grupo se va encontrando, comentando acontecimientos, anécdotas y va entrando poco a poco en el clima de la reunión. No debe descuidarse. En este momento puede hacerse una memoria de lo vivido en la reunión anterior.

Para preparar la reunión

Para ambientar el momento de oración, disponemos la Sagrada Biblia encima de un atril en un lugar destacado. Encendemos una vela que pondremos al lado de la Palabra de Dios. Recordamos la promesa de Jesús a sus discípulos: «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Acompañamos la escena con un plato con sal y una vela símbolos para el Evangelio de hoy.

Leemos la oración inicial de la página 96.

El esquema propuesto de la sesión es el siguiente:

1. Preparar la reunión 2. Acogida (10 minutos)3. Ambientación 4. Lectio (15 min)5. Diálogo sobre la Palabra (20 min)6. Contemplación (10 min)7. Oración (10 min)

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Ambientación

Lector:Jesús enseña a sus discípulos a captar la presencia de Dios que actúa en el mundo en lo pequeño e insignificante. Nos explica sobre el Reino de Dios y para ello, utiliza las parábolas. Nos advierte de caer en la tentación de pretender separar el trigo y la cizaña, cuando viven entremezcladas. Aprenderemos en estas dos sesiones a poner en práctica el discernimiento para vivir en esa actitud: ser conscientes de que Dios nos ayudará a tomar buenas decisiones.

¿Tenemos oídos para escuchar y ojos para saber reconocer, interpretar y elegir?

Música instrumental https://www.youtube.com/watch?v=bnP0SM0t1CU

Animador

Un día más Jesús, me acerco a tu Palabra, Señor para contemplar tu vida, tu vida cotidiana: En estos encuentros hemos ido recorriendo cómo es tu día a día: Cómo has llamado a la gente para que te siguieran y colaboraran contigo en la construcción del Reino de Dios; Cómo nos invitas a cada uno, a que hagamos lo que dices en el sermón de las Bienaventuranzas; Cómo nos ofreces tu Luz para que seamos luz para los demás. ¿Qué querrás decirnos hoy? Sea lo que sea, abre nuestros oídos y nuestro corazón para oír tu voz y tu Espíritu.

+ En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Lectio

Un miembro del grupo, coge las Sagradas Escrituras, ubicadas en un atril especial, situado al lado de una vela. En pie proclama la lectura. Después se devuelve la Bíblia al atril.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 13, 24-30)

Terminada la lectura hacemos unos minutos de silencio.

https://www.youtube.com/watch?v=bnP0SM0t1CU

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Dialogamos sobre la Palabra:

Es bueno que todos hablen y comportan sus aportaciones, dudas, inquietudes, palabras que le sorprenden…

Animador: Al escuchar el texto, me siento parte de esa muchedumbre que escucha a Jesús.

Nos ayudaran a seguir el comentario al Evangelio que proponemos en el libro.Podemos hacer estas preguntas e intentar responderlas entre todos.

¿Con qué compara el reino de los cielos en esta parábola?¿Cómo reaccionan los siervos cuando advierten que el campo de trigo está sembrado de cizaña?¿Qué les responde el dueño del campo?¿Cuál de estas dos posturas parece más razonable desde nuestra lógica?¿Qué nos enseña esta parábola sobre Dios y sobre su Reino?

Leemos el comentario al Evangelio de la página 78 - 80.

Dejo que me resuenen estas preguntas:

¿A qué nos llama el texto?¿Qué respondemos?¿Qué busco al acercarme a Jesús? ¿Qué descubro en Él? ¿A qué me invita?

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Contemplación

Es el momento de contemplar a Dios. Tenemos ideas o imágenes sobre Dios pero, a través de esta Palabra, ¿cómo es el amo del campo (Dios) del que nos habla Jesús? Al descubrirlo nuestra mirada se transforma. El mundo, las personas y a Dios los vemos de una forma distinta, a medida que leemos la Palabra de Dios.

Un voluntario del grupo, lee la contemplación (páginas 101-102). Es momento de guardar silencio, escuchar las palabras del lector. El texto propone unas preguntas para ayudar al coloquio:

Jesús nos habla de la paciente tolerancia de Dios mismo. Del mismo modo que se mezclan las realidades positivas con las negativas, nosotros podemos leer y aplicar hoy a las situaciones de nuestra sociedad, de la Iglesia y de nuestra comunidad parroquial. No somos una agrupación de hombres y mujeres perfectos, sino un campo en donde sigue creciendo junto el trigo y la cizaña. El papa Francisco nos recuerda que:

Uno de los asistentes, lee en voz alta la cita de la exhortación del papa Francisco:

“En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, resucita transformada a través de las tormentas de la historia (…) Esa es la fuerza de la Resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo”

Papa Francisco (EG, 276).

Nos preguntamos: ¿Qué dificultades vemos al realizar nuestra misión?

“Cuando escrutamos ante Dios los caminos de la vida, no hay espacios que queden excluidos. En todos los aspectos de la existencia podemos seguir creciendo y entregarle algo más a Dios, aún en aquellos donde experimentamos las dificultades más fuertes”

Papa Francisco (GE, 175).

Podemos poner música de fondo. Al terminar damos paso a la oración.

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Oración

Intentamos crear un ambiente de recogimiento y oración. Invitamos a disponer el cuerpo, la mente y el corazón.

Al comenzar este rato de oración, hacemos silencio. Dejamos en manos de Dios lo que ahora ocupa nuestra mente y nuestro corazón. Pedimos a Dios que nos envíe su Espíritu y junto a Jesús, nos encontremos con el Padre.

Música instrumental

+ Evangelio Escuchamos una vez más su Palabra: proclamamos Mt 13, 24-30.

Momento de silencio. Durante unos momentos imaginamos a Jesús en el lago de Galilea proclamando esta parábola. Imaginamos el campo, el trigo, la cizaña… Guardamos silencio unos momentos para pensar cómo la Escucha del Evangelio nos ha ayudado en nuestra vida.

San Agustín señalaba que el trigo y la cizaña indican la permanencia, en la Iglesia visible, de santos y pecadores a lo largo de toda la historia. Sólo al final, en el juicio, podrá separarse y cada cual sabrá su verdad. Una sociedad de puros, como quisieron los donatistas en la época de Agustín, no es la Iglesia. Cuando se pretende discriminar para quedarse con los buenos se acaba creando una secta o un club de gente “guay” que al final son un incordio de pedantería. Experimentos de estos los ha habido a lo largo de la historia y, la tentación de llevarlo a cabo, aún más. Pero, por un misterioso aunque misericordioso designio, Dios lo quiere así. Los malos provocan la paciencia de los buenos y estos pueden mover a la conversión de aquellos. Por otra parte, quizás a veces somos cizaña y no trigo y suerte tenemos que no nos arranquen de cuajo, porque fuera de la Iglesia desapareceríamos.

La parábola de hoy nos enseña paciencia, con uno mismo, con el prójimo y singularmente con los compañeros de camino en la Iglesia. Una paciencia que engendra el reconocimiento de la misericordia que han tenido con nosotros y nos lleva a querer ser misericordiosos.

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La Palabra intenta suscitar nuestra palabra en la oración. Es una relación inmediata y personal con Jesús que nos ha hablado. Esa palabra es capaz de resumir, en la forma de invocación, toda nuestra vida frente a Él. La oración se convierte en el momento del trato con Jesús. A la luz de sus Palabras hoy sobre el trigo y la cizaña, dejemos unos momentos para dialogar con Él sobre este texto.

Terminada esta parte, se invita a que cada cuál traduzca en plegaria su propia experiencia. Podemos proponer una oración de acción de gracias (Señor, te doy gracias porque en estas sesiones del Itinerario…), por los momentos de búsqueda de una fe más madura y en los que escuchar el Evangelio nos ha movido a transformar nuestras vidas pidiendo la ayuda de Dios.

Nos unimos todos con la oración final: (página 103).

Señor,Dios mío, tómame de tu mano,que pueda acompañarte sin resistirme. No rehuiré nada de lo que me llegue en la vida. Lo asimilaré con todas mis fuerzas... Iré a todas partes de tu manoy quiero procurar no tener miedo. Intentaré irradiar algo del amor verdadero que hay en mí, en cualquier parte que esté. Amén.

— Etty Hillesum

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Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos, y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre. ¡Eso es ser cristianos! Francisco.

gaudete et exultase, 98

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La vida actual ofrece enormes posibilidades de acción y de distracción, y el mundo las presenta como si fueran todas válidas y buenas.Todos, pero especialmente los jóvenes, están expuestos a un zapping constante. Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento. Francisco.


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SESIÓN 2

Acogida

La acogida es el momento en que el grupo se va encontrando, comentando acontecimientos, anécdotas y va entrando poco a poco en el clima de la reunión. No debe descuidarse. En este momento puede hacerse una memoria de lo vivido en la reunión anterior.

Para preparar la reunión

El lugar donde habéis escogido reuniros (bien sea en casas particulares, locales parroquiales, en una sala de reuniones, etc) es el más apropiado. No todos disponemos de un oratorio o capilla. Mediante las ideas que os sugerimos, sencillamente, os invitamos a ambientar un sitio acogedor: la Sagrada Biblia abierta encima de la mesa, una vela, una cruz o un icono, la música... os será de mucha ayuda. Encendemos la vela que pondremos al lado de la Palabra de Dios. Recordamos la promesa de Jesús a sus discípulos: «Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Acompañamos la escena con una imagen sobre el trigo y la cizaña símbolos para el Evangelio de hoy.

Leemos la oración inicial de la página 96.

Aquí estamos Padre, reunidos en tu nombre…

El esquema propuesto de la sesión es el siguiente:

1. Preparar la reunión 2. Acogida (10 minutos)3. Ambientación 4. Meditación y diálogo (30 min)5. Acción (15 min)6. Oración final (20 min)7. Avisos (5 min)

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Ambientación

Lector:Jesús enseña a sus discípulos a captar la presencia de Dios que actúa en el mundo en lo pequeño e insignificante. Nos explica sobre el Reino de Dios y para ello, utiliza las parábolas. Nos advierte de caer en la tentación de pretender separar el trigo y la cizaña, cuando viven entremezcladas. Aprenderemos en estas dos sesiones a poner en práctica el discernimiento para vivir en esa actitud: ser conscientes de que Dios nos ayudará a tomar buenas decisiones.

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Meditación

¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy? No leemos la Biblia para saber más cosas sino para acercarnos a la Palabra de Dios y dialogar con ella. En la meditación nos preguntamos: ¿Qué me dice Dios a mí en este texto? Cada uno individualmente y comunitariamente, nos dejamos interpelar y examinar, pues no se trata de unas palabras pronunciadas en el pasado, sino dirigidas a nosotros hoy. Aquí encontramos luz para nuestro camino de fe.

Principales ideas a transmitir

1- Dios, es bueno, hace salir el sol sobre justos e injustos. El mundo es una realidad compleja. Pero no es este el tiempo de los veredictos, de adelantar el juicio, es un tiempo de oportunidades.

2- El reino de Dios ya está entre nosotros, pero todavía no se ha manifestado en toda su plenitud. En nuestro camino de seguimiento de Jesús, en nuestra vocación a la santidad, encontramos luchas, dificultades y tentaciones. Jesús, porque era hombre como nosotros, también recorrió este camino y fue probado hasta la muerte.

3- En Gaudete et Exultate encontramos algunos puntos para meditar sobre esta parábola:

1. La vida cristiana, un combate permanente. La vida cristiana es un

combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para resistir las

tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella,

porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida.

(GE, 158)

2. Lucha contra el Maligno. No se trata solo de un combate contra el mundo

y la mentalidad mundana, que nos engaña, nos atonta y nos vuelve

mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se reduce a una lucha

contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones (cada uno tiene la

suya: la pereza, la lujuria, la envidia, los celos, y demás). Es también una

lucha constante contra el diablo, que es el príncipe del mal. Jesús mismo

festeja nuestras victorias. Se alegraba cuando sus discípulos lograban

avanzar en el anuncio del Evangelio, superando la oposición del Maligno, y

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celebraba: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lc 10,18).

(GE, 159)

3. Pedir al Padre que nos libere de “el malo”. No aceptaremos la existencia

del diablo si nos empeñamos en mirar la vida solo con criterios empíricos y

sin sentido sobrenatural. Precisamente, la convicción de que este poder

maligno está entre nosotros, es lo que nos permite entender por qué a veces

el mal tiene tanta fuerza destructiva (GE, 160)

4. Pedir el don del discernimiento y desarrollarlo. ¿Cómo saber si algo

viene del Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el

espíritu del diablo? La única forma es el discernimiento, que no supone

solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común, es también

un don que hay que pedir. Si lo pedimos confiadamente al Espíritu Santo, y

al mismo tiempo nos esforzamos por desarrollarlo con la oración, la

reflexión, la lectura y el buen consejo, seguramente podremos crecer en esta

capacidad espiritual. (GE, 166)

3. - El discernimiento requiere de partir de una situación de escuchar al Señor, a los demás, a la realidad que nos envuelve; dejarnos interpelar. Siempre hace referencia al eco de la realidad en nosotros. Porque el Señor nos visita tanto en el momento en que experimentamos el consuelo de su presencia como en la dificultad y en los grandes desafíos en que está en juego la vida de todo y de todos.

5. Escuchar desde el discernimiento. Obediencia al Evangelio y al

Magisterio. Tal actitud de escucha implica, por cierto, obediencia al Evangelio

como último criterio, pero también al Magisterio que lo custodia, intentando

encontrar en el tesoro de la Iglesia lo que sea más fecundo para el hoy de la

salvación. No se trata de aplicar recetas o de repetir el pasado, ya que las mismas

soluciones no son válidas en toda circunstancia y lo que era útil en un contexto

puede no serlo en otro. El discernimiento de espíritus nos libera de la rigidez, que

no tiene lugar ante el perenne hoy del Resucitado. Únicamente el Espíritu sabe

penetrar en los pliegues más oscuros de la realidad y tener en cuenta todos sus

matices, para que emerja con otra luz la novedad del Evangelio.

4- También en nuestra comunidad parroquial, y en la Iglesia en general, está presente a la vez lo bueno y lo malo. Esto a menudo nos hace sufrir. No acabamos de entender cómo entre los que seguimos a Jesús ha de crecer también la cizaña. Pensamos a veces en arrancarlo todo de raíz, con decisiones tajantes y drásticas

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que acabasen con malos ejemplos y ciertos escándalos. Dudamos de que el tiempo sea capaz de algunas situaciones o personas se puedan corregir. ¿Qué aprendemos en esta parábola a la hora de hacer frente a estas situaciones? ¿Cómo reaccionamos cuando vemos que a veces crece cizaña entre nosotros? El discernimiento nos ayudará a vivir en esta actitud constantemente.

La cizaña es una mala hierba muy parecida al trigo con unas semillas negras que contienen veneno. Esta parábola nos recuerda que el juicio corresponde solo a Dios y que, mientras , el bien y el mal coexisten juntos.

Dialogamos entre todos. Compartid vuestras reacciones, vuestros comentarios. Es momento de pensar cómo podemos poner estas palabras de Jesús en práctica. Parecen promesas y actitudes tan utópicas que tal vez nos desanimen. No obstante, Jesús termina el sermón llamándonos a la alegría: Estad alegres y contentos. Alegraos y regocijaos. ¿Suena raro verdad? Jesús llamó felices a todos a quienes sigan ese estilo de vida. ¡No lo olvidemos!

Canto Tu bondad- IXCIS Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=OdP3EzvdY-g

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días, todos los días, todos los días de mi vida. Todos los días, todos los días, todos los días de mi vida.

https://www.youtube.com/watch?v=OdP3EzvdY-g

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Acción

¿Cómo ponemos en práctica las enseñanzas de Jesús? Todo lo dialogado hasta ahora nos invita a poner en práctica las palabras que hemos escuchado de Dios, por boca de Jesús. La lectio divina no culmina su proceso hasta que no se llega a la acción, que mueve nuestra vida a convertirse en un don para los demás. Que tomemos la decisión constante de seguir a Jesús como discípulos, de vivir según el Evangelio.

Se trata de poner en práctica la actitud del discernimiento. Pero, ¿qué es? Discernir (dis+cernir), significa separar en lados opuestos, separar lo grueso de lo fino: lo que es de Dios de lo que no viene de Él. Trata de ayudarnos a ver claramente cuál es el camino más alineado con los deseos de Dios para ti y para el mundo. La mayoría de nosotros nos sentimos en tensión en nuestra vida entre el bien y el mal, lo sano y lo insano, el egoísmo y la generosidad.

Tomar decisiones y orientar las propias acciones en situaciones de incertidumbre y frente a impulsos internos contradictorios es el ámbito del ejercicio del discernimiento. Se trata de un término clásico de la tradición de la Iglesia, que se aplica a una pluralidad de situaciones. En efecto, existe un discernimiento de los signos de los tiempos, que apunta a reconocer la presencia y la acción del Espíritu en la historia; un discernimiento moral, que distingue lo que es bueno de lo que es malo; un discernimiento espiritual, que tiene como objetivo reconocer la tentación para rechazarla y, en su lugar, seguir el camino de la plenitud de vida. Las conexiones entre estas diferentes acepciones son evidentes y no se pueden nunca separar completamente.

El Espíritu habla y actúa a través de los acontecimientos de la vida de cada uno, pero los eventos en sí mismos son mudos o ambiguos, ya que se pueden dar diferentes interpretaciones. Iluminar el significado en lo concerniente a una decisión requiere un camino de discernimiento.

Los tres verbos con los que esto se describe en la Evangelii gaudium, 51 – reconocer, interpretar y elegir – pueden ayudarnos a delinear un itinerario adecuado tanto para los individuos como para los grupos y las comunidades, sabiendo que en la práctica los límites entre las diferentes fases no son nunca tan claros.

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RECONOCER

El reconocimiento se refiere, en primer lugar, a los efectos que los acontecimientos de mi vida, las personas que encuentro, las palabras que escucho o que leo producen en mi interioridad: una variedad de «deseos, sentimientos, emociones» (Amoris laetitia, 143) de muy distinto signo: tristeza, oscuridad, plenitud, miedo, alegría, paz, sensación de vacío, ternura, rabia, esperanza, tibieza, etc. Me siento atraído o empujado hacia una pluralidad de direcciones, sin que ninguna me parezca la que claramente se debe seguir; es el momento de los altos y bajos y en algunos casos de una auténtica lucha interior. Reconocer exige hacer aflorar esta riqueza emotiva y nombrar estas pasiones sin juzgarlas. Exige igualmente percibir el “sabor” que dejan, es decir, la consonancia o disonancia entre lo que experimento y lo más profundo que hay en mí.

En esta fase, la Palabra de Dios reviste una gran importancia: meditarla, de hecho, pone en movimiento las pasiones como todas las experiencias de contacto con la propia interioridad, pero al mismo tiempo ofrece una posibilidad de hacerlas emerger identificándose con los acontecimientos que ella narra. La fase del reconocimiento sitúa en el centro la capacidad de escuchar y la afectividad de la persona, sin eludir por temor la fatiga del silencio. Se trata de un paso fundamental en el camino de maduración personal, en particular para los jóvenes que experimentan con mayor intensidad la fuerza de los deseos y pueden también permanecer asustados, renunciando incluso a los grandes pasos a los que sin embargo se sienten impulsados

INTERPRETAR

No basta reconocer lo que se ha experimentado: hay que “interpretarlo”, o, en otras palabras, comprender a qué el Espíritu está llamando a través de lo que suscita en cada uno. Muchas veces nos detenemos a contar una experiencia, subrayando que “me ha impresionado mucho”. Más difícil es entender el origen y el sentido de los deseos y de las emociones experimentadas y evaluar si nos están orientando en una dirección constructiva o si por el contrario nos están llevando a replegarnos sobre nosotros mismos.

Esta fase de interpretación es muy delicada: se requiere paciencia, vigilancia y también un cierto aprendizaje. Hemos de ser capaces de darnos cuenta de los efectos de los condicionamientos sociales y psicológicos. También exige poner en práctica las propias facultades intelectuales, sin caer sin embargo en el peligro de construir teorías abstractas sobre lo que sería bueno o bonito hacer: también en el discernimiento «la realidad es superior a la idea» (Evangelii gaudium, 231). En la interpretación tampoco se puede dejar de enfrentarse con la realidad y de tomar en consideración las posibilidades que realmente se tienen a disposición.

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Para interpretar los deseos y los movimientos interiores es necesario confrontarse honestamente, a la luz de la Palabra de Dios, también con las exigencias morales de la vida cristiana, siempre tratando de ponerlas en la situación concreta que se está viviendo. Este esfuerzo obliga a quien lo realiza a no contentarse con la lógica legalista del mínimo indispensable, y en su lugar buscar el modo de sacar el mayor provecho a los propios dones y las propias posibilidades: por esto resulta una propuesta atractiva y estimulante para los jóvenes.

Este trabajo de interpretación se desarrolla en un diálogo interior con el Señor, con la activación de todas las capacidades de la persona; la ayuda de una persona experta en la escucha del Espíritu es, sin embargo, un valioso apoyo que la Iglesia ofrece, y del que sería poco sensato no hacer uso

ELEGIR

Una vez reconocido e interpretado el mundo de los deseos y de las pasiones, el acto de decidir se convierte en ejercicio de auténtica libertad humana y de responsabilidad personal, siempre claramente situadas y por lo tanto limitadas. Entonces, la elección escapa a la fuerza ciega de las pulsiones, a las que un cierto relativismo contemporáneo termina por asignar el rol de criterio último, aprisionando a la persona en la volubilidad. Al mismo tiempo se libera de la sujeción a instancias externas a la persona y, por tanto, heterónomas, exigiendo asimismo una coherencia de vida.

La decisión debe ser sometida a la prueba de los hechos en vista de su confirmación. La elección no puede quedar aprisionada en una interioridad que corre el riesgo de mantenerse virtual o poco realista – se trata de un peligro acentuado en la cultura contemporánea –, sino que está llamada a traducirse en acción, a tomar cuerpo, a iniciar un camino, aceptando el riesgo de confrontarse con la realidad que había puesto en movimiento deseos y emociones. Otros movimientos interiores nacerán en esta fase: reconocerlos e interpretarlos permitirá confirmar la bondad de la decisión tomada o aconsejará revisarla. Por esto es importante “salir”, incluso del miedo de equivocarse que, como hemos visto, puede llegar a ser paralizante

En las siguientes páginas compartimos dos ejemplos de discernimiento

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Oración Entrega de la luz

Después de la lectura del texto y la contemplación, un tiempo breve de silencio. Volver a leer personalmente el texto e invitar a una oración en la línea del pasaje leído: ¿Qué me quiere mostrar Jesús? ¿Qué le respondo? ¿Qué digo? En presencia del Señor, cada uno ofrece su oración y terminamos leyendo, pausadamente, todos a la vez, la que proponemos.

Empezaremos con unos minutos en los que, acompañados de una música suave, Después de la lectura del texto y el comentario, un tiempo cada uno puede cerrar los ojos, concentrándose en la respiración. Desconectamos del bullicio del día.

La Palabra de Dios intenta suscitar nuestra palabra. Es la palabra con la que respondemos al Evangelio, con la que reflexionamos comunitariamente sobre el Evangelio. Esta palabra, una vez pronunciada, establece una relación más profunda con Jesús y entre nosotros. Nos comprímete frente a Él y frente a la comunidad cristiana. Así nos transforma.

Canto o Música Instrumental Cómo la cierva - Ain Karem Disponible: https://www.youtube.com/watch?v=9vzvyGkzRw4

Como la cierva que busca corrientes de agua, mi alma te busca a Ti, Dios de mi vida. (2)

Proclamamos Lectura del santo Evangelio según san Mateo (Mt 13,24-30)

Terminada la lectura hacemos unos minutos de silencio.

Leemos estas dos frases durante el tiempo de silencio:

Discernir significa humildad y obediencia. Humildad respecto a los propios proyectos. Obediencia respecto al Evangelio, criterio último; al Magisterio, que lo custodia; a las normas de la Iglesia universal, que lo sirven; y a las situaciones concretas de las personas, para las cuales no se quiere otra cosa que sacar del tesoro de la Iglesia cuan-to es fecundo para su salvación.

El discernimiento espiritual es la brújula que nos permite reconocer la acción del Espíritu Santo en nuestra vida, en nuestras comunida-des y en el mundo. Hoy como ayer Dios continúa actuando y acom-pañando a su Iglesia, pero muchas veces no recocemos su voz.

https://www.youtube.com/watch?v=9vzvyGkzRw4

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Intercesión

Oremos, hermanos y hermanas, con confianza plena, a aquel que siempre nos escucha:

(Oraciones espontáneas a partir del texto proclamado. Por ejemplo, pidamos juntos para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la forma-ción en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario.

Ponemos música de fondo. Cada uno de forma espontánea hace sus peticiones:

Recitamos juntos la oración de la página 110 del libro.

Señor, si estamos atentos y aprendemos a discernir los signos de tu presencia, oímos con claridad las señales de tu llamada en nuestra puerta.

Y cuando te abrimos y te acogemos, Como huésped grato en nuestra vida, El tiempo que pasamos juntos nos reanima. En tu mesa compramos contigo el pan de la ternura y la fuerza, El vino de la alegría y el sacrificio, La Palabra de la sabiduría y la promesa, La oración de acciono de gracias y el abandono en las manos del Padre.

Así, al volver nuestros ojos a nuestra vida, Descubrimos que tu siempre estás en todo, con nosotros. Nos llamas y nos acompañas. Y entonces comprendemos nuestra misión: amar y servir. Es la sabiduría que tu Espíritu Santo alienta en nosotros. Espíritu Santo danos el don del discernimiento. Amén

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La actitud de escucha implica, por cierto, obediencia al Evangelio como último criterio, pero también al Magisterio que lo custodia (...) No se trata de aplicar recetas o de repetir el pasado, ya que las mismas soluciones no son válidas en toda circunstancia y lo que era útil en un contexto puede no serlo en otro. El discernimiento de espíritus nos libera de la rigidez, que no tiene lugar ante el perenne hoy del Resucitado. Únicamente el Espíritu sabe penetrar en los pliegues más oscuros de la realidad y tener en cuenta todos sus matices, para que emerja con otra luz la novedad del Evangelio.

Francisco.


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Poner en práctica el discernimiento espiritual Algunos ejemplos.

A partir de la persona de Jesús, el Señor, y del ejemplo de los santos, vamos a reflexionar sobre la identidad y la misión de la Iglesia, madre y servidora, insertada en el mundo de hoy.

1— RECONOCER:

Miramos al mundo que nos rodea, sin taparnos los ojos por miedo o por indiferencia. Encontraos en nuestras calles personas que han sido excluidos. También observamos que hay quienes tienen compasión de ellos y denuncian los abusos y atropellos hacia ellos.

¿Dónde vemos en nuestro alrededor personas que no solo son pobres sino que están siendo perseguidos, explotados por razones económicas, étnicas, religiosas o políticas?

También dialogamos sobre aquellas personas que conocemos que han salido en la defensa de las víctimas de la persecución y de la explotación, mencionando algunos nombres y lo que sabemos sobre ellas. Encontramos nombres de hombres y mujeres que han ofrecido su vida por defender a los indefensos, rescatar la dignidad de las personas y que merecen nuestra admiración.

2— INTERPRETAR

La Palabra de Dios nos ayuda a comprender mejor. Podemos escoger algunos textos que nos ayudan a la reflexión interior y grupal con el Señor.

«No hay amor más grande que dar la vida por los amigos» — Jn 15, 13

«Me he consagrado para dar buenas noticias a los pobres…» — Lc 4, 16-21

«Jesús anuncia su muerte y su resurrección» — Mc 10, 33-34

«Dichosos los que son perseguidos» — Mt 10,28

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Compartimos nuestras impresiones: Según la Palabra de Dios y desde nuestra fe, ¿cuál es el sentido de dar la vida por los demás? ¿En qué consiste nuestro testimonio como cristianos? ¿De qué manera vamos a asumir la promoción de la dignidad de todas las personas? ¿y de los vulnerables de la sociedad? ¿Estamos dispuestos a asumir consecuencias?

Nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos. Ésta es una excusa frecuente en ambientes académicos, empresariales o profesionales, e incluso eclesiales. Si bien puede decirse en general que la vocación y la misión propia de los fieles laicos es la transformación de las distintas realidades terrenas para que toda actividad humana sea transformada por el Evangelio, nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social: «La conversión espiritual, la intensidad del amor a Dios y al prójimo, el celo por la justicia y la paz, el sentido evangélico de los pobres y de la pobreza, son requeridos a todos». Temo que también estas palabras sólo sean objeto de algunos comentarios sin una verdadera incidencia práctica. No obstante, confío en la apertura y las buenas disposiciones de los cristianos, y os pido que busquéis comunitariamente nuevos caminos para acoger esta renovada propuesta.

— Evangelio Gaudium, 201

A su vez, en una entrevista, el papa Francisco realizaba estas declaraciones referentes a la clase media de la santidad.

Yo veo la santidad en el pueblo de Dios, su santidad cotidiana. Existe una clase media de la entidad de la que todos podemos formar parte. Veo la santidad en el pueblo de Dios paciente: una mujer que cría a sus hijos, un hombre que trabaja para llevar el pan a cada, los enfermos, los sacerdotes ancianos que tantas veces heridos pero siempre con su sonrisa porque han servido al Señor, las religiosas que tanto trabajan y viven la santidad escondida. Es es, para mi, la santidad común. Yo asocia la santidad a la paciencia: no solo hacerse cargo de los sucesos y circunstancias de la vida, sino también como constancia de seguir adelante día a día. Esta es la santidad militante de la que habla el mismo san ignacio.

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Benedicto XVI afirma que:

Todos sabéis los que sucede cuando encontráis a alguien interesante y atractivo y queréis ser amigo suyo. Siempre esperáis resultar interesantes y atractivos, y que deseen ser vuestros amigos Dios quiere vuestra amistad. Y cuando comenzáis a ser amigos de Dios, todo en la vida empieza a cambiar.

Al contemplar el luminoso ejemplo de los santos, se suscita en nosotros el gran deseo de ser como ellos, felices por vivir cerca de Dios, en su luz, en la gran familia de los amigos de Dios. Ser santo significa vivir cerca de Dios, vivir en su familia.

3— ELEGIR:

No sirve quedarnos emocionados o llenos de lástima por quienes dieron su vida. Nos dejaron un mensaje y nos señalaron un camino.

Algunas acciones que podemos realizar:

— Adoptar un santo como patrono de nuestro grupo del IDF que será nuestra fuente de inspiración. — Programar en nuestras actividades alguna tiempo de servicio gratuito en beneficio de los más pequeños y excluidos.

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Es verdad que el discernimiento espiritual no excluye los aportes de sabidurías humanas, existenciales, psicológicas, sociológicas o morales. Pero las trasciende. Ni siquiera le bastan las sabias normas de la Iglesia

Francisco. gaudete et exultase, 170

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Ejemplo de discernimiento (II)

La presencia de los jóvenes en la Iglesia y en la sociedad.

1— RECONOCER:

En estos momentos, según un informe de la ONU, hay más jóvenes de entre 10 y 24 años que nunca antes en la historia de la humanidad, unos 1.800 millones en una población mundial de 7.300 millones. Son el 32% de la población en países menos desarrollados y el 17% en los países más desarrollados. Lo que significa que se encuentran con dificultades para encontrar un trabajo decente, acceder a la educación y a servicios de salud que cubran sus necesidades. Suelen tener un poder adquisitivo más bajo, si consiguen empleo suelen trabajar en niveles inferiores o en servicios temporales, y suelen estar menos integrados en los procesos electorales y políticos que los grupos de mayor edad.

Ellos serán quienes definirán y dirigirán el futuro de nuestro planeta. No obstante, prevalecen las preocupaciones de los adultos, a menudo no se les escucha, no se les tiene en cuenta.

En relación con la fe y la religiosidad, los jóvenes nos ven a los cristianos, a la Iglesia de diversas maneras: unos la aman de forma espontánea; otros la cuestionan para que sea auténtica, y no faltan los que buscan a Cristo sin su pertenencia a la Iglesia. Hay una masa indiferente, acomodada pasivamente a la civilización del consumo y otros sucedáneos, así como seguidores de otras religiones, a veces fanáticos y no creyentes.

Podemos leer más en el libro: J. Cerezo y P. Gomez . Jóvenes e Iglesia - Fundación Santa María

Video: Programa Encuentros ‘ Los jóvenes y su participación en la Iglesia de Valencia’ https://www.youtube.com/watch?v=pIKBX3HjRBQ

2— INTERPRETAR

En diálogo con el Señor, podemos leer uno de los textos que se proponen:

La propuesta de Jesús: las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-12)

https://www.youtube.com/watch?v=pIKBX3HjRBQ

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El joven rico (Mt 19, 16-22)

Después de la proclamación del Evangelio y de un comentario que nos ayude a ponernos en contexto y conocer qué nos quiere decir Dios a través de Jesús, podemos actualizar esta Palabra con unas palabras del papa Francisco:

Me vienen a la memoria las palabras que Dios dirigió a Abrahán: «Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré» (Gen 12,1). Estas palabras están dirigidas hoy también a ustedes: son las palabras de un Padre que los invita a “salir” para lanzarse hacia un futuro no conocido pero prometedor de seguras realizaciones, a cuyo encuentro Él mismo los acompaña. Los invito a escuchar la voz de Dios que resuena en el corazón de cada uno a través del soplo vital del Espíritu Santo.

Cuando Dios le dice a Abrahán «Vete», ¿qué quería decirle? Ciertamente no le pedía huir los suyos o del mundo. Su invitación fue una fuerte provocación para que dejase todo y se encaminase hacia una tierra nueva. Dicha tierra, ¿no es acaso para ustedes aquella sociedad más justa y fraterna que desean profundamente y que quieren construir hasta las periferias del mundo? Sin embargo, hoy, la expresión «Vete» asume un significado diverso: el de la prevaricación, de la injusticia y de la guerra. Muchos jóvenes entre ustedes están sometidos al chantaje de la violencia y se ven obligados a huir de la tierra natal. El grito de ellos sube a Dios, como el de Israel esclavo de la opresión del Faraón (cfr. Es 2, 23).

Deseo también recordarles las palabras que Jesús dijo un día a los discípulos que le preguntaban: «Rabbí […] ¿dónde vives?». Él les respondió: «Venid y lo veréis» (Jn 1,38). También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. ¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino? Estoy seguro que, si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo, esta llamada continua a resonar en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena. Esto será posible en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida. Incluso cuando el camino se encuentre marcado por la precariedad y la caída, Dios, que es rico en misericordia, tenderá su mano para levantarlos.

En Cracovia, durante la apertura de la última Jornada Mundial de la Juventud, les pregunté varias veces: «Las cosas, ¿se pueden cambiar?». Y ustedes exclamaron juntos a gran voz «¡sí»”. Esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia. ¡Escuchen ese grito que viene de lo más íntimo! También cuando adviertan, como el profeta Jeremías, la inexperiencia propia de la joven edad, Dios los estimula a ir donde Él los envía: «No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte» (Jer 1,8).

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Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces, no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro. También la Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno; así como también de las dudas y las críticas. Hagan sentir a todos el grito de ustedes, déjenlo resonar en las comunidades y háganlo llegar a los pastores.

Papa Francisco. Carta a los jóvenes

para la preparación del Sínodo 2018.

3— ELEGIR

Es momento de ponernos a la práctica. Dialogamos y pensamos cómo comprometernos frente a alguna de las preguntas que planteamos:

1. ¿Cómo comunicamos a los jóvenes que son necesarios para construir el futuro de la Iglesia?

2. ¿Cómo hacemos para conocer el “idioma” joven? ¿Conocemos qué les gusta, qué motivaciones tienen, qué les interesa, qué música escuchan, qué hacen en su tiempo libre?

3. ¿Los acompañamos en su realidad? ¿Cómo podemos hacerlo?

4. A menudo se sienten descartados y rechazados por el sistema político, económico y social en el que viven. Cómo ayudar a que sus propuestas y reivindicaciones se transformen en propuesta y colaboración? ¿Cómo podemos presentarles a Jesús hoy, (él también fue joven)?

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No se trata solo de un combate contra el mundo y la mentalidad mundana, que nos engaña, nos atonta y nos vuelve mediocres sin compromiso y sin gozo. Tampoco se reduce a una lucha contra la propia fragilidad y las propias inclinaciones. Es también una lucha constante contra el diablo. Jesús mismo festeja nuestras victorias Francisco.


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El Discernimiento.

El discernimiento no es un auto-análisis ensimismado, una introspección egoísta, sino una verdadera salida d nosotros mismos hacia el misterio de Dios, que nos ayuda a vivir la misión a la cual nos ha llamado para el bien de los hermanos.

Gaudete et Exultate, 175.

Es necesario dejarse interpelar por el Espíritu Santo, aprender a escucharlo a escucharlo antes de tomar decisiones. Es la exhortación que hizo el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Francisco destacó que si no se discierne acerca de lo que sucede, se corre el riesgo de caer en una fe ideológica.

El Espíritu Santo, que mueve el corazón, inspira, suscita las emociones fue el tema central de la reflexión del Papa. Y recordó que en preparación a la fiesta de Pentecostés, la Iglesia pide que se rece para que el Espíritu Santo llegue al corazón, a la parroquia y a la comunidad. El Pontífice comenzó a partir de la Primera Lectura del día que —dijo— podríamos llamar “la Pentecostés de Éfeso”. Y explicó que, en efecto, la comunidad de Éfeso había recibido la fe, pero ni siquiera sabía que existía el Espíritu Santo. Era “gente buena, gente de fe”, pero no conocía este don del Padre. Y cuando después Pablo les impuso las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas.

El Espíritu Santo mueve el corazón

En efecto, el Espíritu Santo mueve el corazón, tal como se lee en los Evangelios donde tantas personas —Nicodemo, la hemorroísa, la samaritana, la pecadora— se sienten impulsadas a acercarse a Jesús precisamente por el Espíritu Santo. ¿Cuál es el lugar que el Espíritu Santo tiene en nuestra vida?: “¿Yo soy capaz de escucharlo? ¿Yo soy capaz de pedir inspiración antes de tomar una decisión o de decir una palabra o de hacer algo? ¿O mi corazón está tranquilo, sin emociones, un corazón fijo? Pero, algunos corazones, si nosotros hiciéramos un electrocardiograma espiritual tendrían un resultado lineal, sin emociones. También en los Evangelios están éstos. Pensemos en los Doctores de la Ley: eran creyentes en Dios, conocían todos los mandamientos, pero el corazón estaba cerrado, detenido, no se dejaban inquietar”.

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Dejarse interpelar por el Espíritu Santo, no a la fe ideológica

La exhortación central del Papa Francisco fue la de “dejarse inquietar”, es decir, dejarse interpelar por el Espíritu Santo que nos hace discernir y no tener una fe ideológica: “Dejarse inquietar por el Espírito Santo: “Eh, he oído esto… Pero, padre, ¿aquello es sentimentalismo?”. No, puede ser, pero no. Si tú vas por el camino justo no es sentimentalismo”. “He sentido las ganas de hacer esto, de ir a visitar a aquel enfermo, o de cambiar de vida o de dejar esto…”. Sentir y discernir: discernir lo que siente mi corazón, porque el Espíritu Santo es el maestro del discernimiento. Una persona que no tiene estos movimientos en su corazón, que no discierne lo que sucede, es una persona que tiene una fe fría, una fe ideológica. Su fe es una ideología. Eso es lo que sucede”.

Interrogarse acera de la propia relación con el Espíritu Santo

Era éste el “drama” de aquellos Doctores de la Ley que se enfadaban con Jesús. Por último, el Obispo de Roma exhortó a interrogarse acerca de la propia relación con el Espíritu Santo: “¿Pido que me guíe por el camino que debo elegir en mi vida y también todos los días? ¿Pido que me dé la gracia de distinguir lo bueno de lo menos bueno? Porque lo bueno de lo malo se distingue inmediatamente. Pero está ese mal escondido que es el menos bueno, pero que tiene escondido el mal. ¿Pido esta gracia? Yo quisiera sembrar esta pregunta en su corazón”.

Sería necesario preguntarse —añadió el Papa Francisco— si tenemos un corazón inquieto porque está movido por el Espíritu Santo. El Pontífice invitó también a interrogarse cuando “nos llegan las ganas de hacer algo” si le pedimos al Espíritu Santo que nos inspire, que “diga que sí o que no”, o si sólo hacemos “cálculos mentales”.

Y recordó que en el Apocalipsis de Juan comienza invitando a las “siete Iglesias” —las siete diócesis de aquel tiempo— a escuchar lo que el Espíritu Santo les dice. “Pidamos también nosotros esta gracia de escuchar lo que el Espíritu Santo dice a nuestra Iglesia, a nuestra comunidad, a nuestra parroquia, a nuestra familia” y a “cada uno de nosotros”, finalizó el Papa. Pidamos “la gracia de aprender este lenguaje para escuchar al Espíritu Santo”.

Fuente: Homilía del papa Francisco en la misa matutina. (29 de mayo de 2017) (María Fernanda Bernasconi – RV)

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Tu nos ofreces el ejemplo de vida de los santos, la ayuda de su intercesión y la participación en su destino, para que, animados por su presencia alentadora, luchemos sin desfallecer en la carrera.

Porque mediante el testimonio admirable de tus santos fecundas sin cesar a tu Iglesia con vitalidad siempre nueva, dándonos pruebas evidentes de tu amor. Ellos nos estimulan con su ejemplo en el camino de la vida.

De los prefacios de los Santos

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Pueblo de Dios en salida Hacia el Congreso de Laicos. Madrid 2020

Pueblo de Dios en salida” es, precisamente, el camino que la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS) ha propuesto para hacer efectivo el paso de un laicado concebido como consumidor de actividades eclesiásticas a un laicado corresponsable. Habrá un congreso nacional de laicos, sí, pero ‘Pueblo de Dios en salida’ no es solo el título: es también el antes y el después.

Se trata de un camino protagonizado por los laicos. Empieza antes del Congreso y planteará líneas concretas de proyección del laicado para los próximos años.

La Plenaria de la Conferencia Episcopal de abril de 2018 aprobó la celebración del Congreso Nacional de Laicos.

El proceso tendrá el marcado carácter sinodal, de discernimiento y espiritual que el papa Francisco quiere imprimir en la Iglesia. La primera etapa (precongreso) será en el ámbito diocesano el 9 de Noviembre de 2019 en Valencia, con la participación de laicos de parroquia, de movimientos y asociaciones. Para ello se organizaron grupos de laicos para reflexionar, con el método de la lectio divina, a la luz de la exhortación Gaudete et exsultate, sobre la vocación universal a la santidad: “Volver a la Escuela de Jesús: Educar para un estilo de vida. Posteriormente trabajarán el documento-cuestionario “Un laicado en acción”. Deberéis adquirir el documento-cuestionario donde se recogen las experiencias y sugerencias que se trasladarán al encuentro diocesano, y servirán para elaborar un Instrumentum laboris entre noviembre de 2019 y enero de 2020.

El cuestionario se puede recoger en la librería EDILVA, a partir del día 15 de abril. Una vez cumplimentado de forma grupal en los grupos del Itinerario Diocesano de Formación (IDF) - Volver a la Escuela de Jesús, deberéis entregarlo en la Vicaría de Evangelización y Transmisión de la Fe (Calle Avellanas, 12 - 46003 - Valencia)

La segunda etapa será propiamente el Congreso “Pueblo de Dios en salida”, del 14 al 16 de febrero de 2020. No será un congreso al uso de ponencias, es un congreso de laicos, preparado por los laicos, en el que van a hablar los laicos; ellos mismos harán las propuestas concretas de acción para los próximos años.

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Para que después del Congreso de Madrid 2020 no quede en papel mojado, se llevará a cabo la tercera etapa, o postcongreso a nivel diocesano de nuevo, tratando de concretar las líneas de acción en la realidad diocesana y de los movimientos y asociaciones, potenciándose el seguimiento mediante acciones a través de encuentros periódicos que ayuden a reforzar la vocación e impulsar la misión de los laicos. Se trata de aplicar el método del discernimiento y la sinodalidad que trata de impregnar Francisco en toda la Iglesia: Reconocer (fase encuentro diocesano), Interpretar a la luz de la Palabra (Fase Congreso Madrid) y Elegir (fase post-congreso diocesano).

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Quiero que María corone estas reflexiones, porque ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón y se dejó atravesar por la espada. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña Francisco.


guia basica IDF #4 estar atentos y vigilantes 4 estar... · Dios los vemos de una forma distinta, a...

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