Hamlet Ave Cilla 1856

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    SAMLET

    DRLlIA

    Ei\

    Cii^CO

    ACTOS

    IMITACIN

    DE

    SHAKESPEARE.

    DON

    PABLO

    AVECILLA

    Co.

    2^5.

    MADRID:

    IMPRENTA

    DE

    C.

    GONZLEZ

    CALLE

    DE

    SAN ANTN

    NIJM.

    26.

    1856.

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    3/53

    Al

    tiempo

    que

    nuestro

    teatro est inundado

    de

    pro

    ducciones

    dramticas

    francesas

    carece absolutamente

    de

    aig una

    muestra

    del teatro

    ingls

    y

    del

    g:usto

    de

    aquel

    numeroso

    pueblo en

    los

    espectculos. Ya

    por lo

    mismo

    nuestro

    clebre

    Moratin nos

    dio

    una

    fiel

    y

    exacta traduc

    cin

    del

    siempre aplaudido

    drama

    de Shakespeare

    Ham

    let para

    ofrecernos

    un

    modelo perfecto

    del

    gusto

    de

    aquel

    pais;

    pero

    el

    traductor

    espaol

    se

    limit

    hacer

    una versin

    fiel

    y

    genuina de

    esa

    gig ante produccin

    que

    tanto ha

    llamado

    la

    atencin de toda

    la Europa

    literaria.

    Imposible

    fuera

    presentarla

    en escena

    con todos

    los

    de

    fectos

    del original

    que

    diestramente conserv nuestro

    ilustrado

    Inarco

    Clenlo

    y

    yo conceb

    el

    pensamiento de

    arreglarla

    al

    teatro

    espaol sobre la

    traduccin

    de

    tan

    ilustre

    pluma.

    Para ello

    ha sido

    preciso

    variar

    en

    todo

    la marcha

    y

    desenlace de

    la

    accin;

    variar

    el carcter

    de

    los

    persona

    jes

    y

    modelarlos

    un

    g:usto

    racional

    ; ha

    sido preciso al

    fin

    variarlo todo

    y

    aprovechar nicamente

    los

    mag nficos

    y

    sorprendentes

    cuadros poticos

    que

    Shakespeare nos

    ofrece

    vertidos

    al

    castellano

    por

    la

    inimitable

    pluma

    de

    Mora

    ti

    n.

    El

    pblico hallar

    en esta

    produccin

    una muestra

    del

    gusto

    ingls en los espectculos

    y

    hallar sobre todo

    si

    tuaciones

    eminentemente

    trgicas

    y

    nuevas img:enes

    magnficas

    y

    sublimes

    y

    un

    todo

    diferente

    de lo

    que

    ve

    :eneralmeute

    en

    nuestra

    escena.

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    EK80iVAS.

    CLAUDIO,

    Rey

    de

    Dinamarca.

    GERTRUDIS,

    su

    esposa,

    madre

    de

    Hamlet.

    HAMLET,

    Principe

    de

    Dinamarca.

    HORACIO,

    Sumiller

    de Corps.

    POLONIO,?/.

    y

    padre

    de

    OFELIA,

    dama

    de Palacio.

    MARCELO,

    guardia de id.

    CORNELIO,

    id.

    id.

    Caballeros

    y

    acompaamiento.

    La

    escena

    es

    en

    Dinamarca,

    en el

    palacio

    real de

    Elsingor.

    Esta

    obra

    es

    proj.icdad

    do

    DON

    PABLO

    AVECILLA,

    que

    perseguir

    ante

    la

    ley

    l

    que

    sin

    su

    permiso

    la

    reimpri-

    ma

    ,

    vare

    el

    ttulo

    ,

    6

    represente

    en

    algn teatro

    del reino

    ,

    en

    alguna

    sociedad

    de ja-^

    r rma

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    ACTO

    PRIMERO.

    Gran

    saln

    de

    recibimioiilo

    en

    el

    palacio

    real

    de

    Eising-or

    ESCEMA

    PRIMERA.

    Claudio.

    Gertrudis.

    Hamlet.

    Polomo.

    Ofelia.

    Caballeros.

    Acompaainiento.

    Claudio.

    A

    los

    caballeros

    y

    acompaamiento.)

    Aunque

    la

    muerle

    de

    mi

    querido

    heraiano

    Hanilet

    est

    en

    todava

    tan

    reciente

    en

    nuestra

    memoria,

    que

    obliga

    mantener

    en

    tristeza

    los

    corizoncs,

    y

    que

    en

    lodo

    el

    reino

    se

    observe

    la

    imyen

    del

    dolor;

    con

    lodo

    eso,

    tanto

    ha

    combalido

    en

    m

    la

    razn

    la

    naturaleza,

    que

    he.conservado

    un

    prudente

    sentimiento

    de

    su

    prdida,

    junto

    con

    la

    memoria

    de

    lo

    que

    nosotros

    nos

    debe-

    mos.

    A

    este

    in

    he

    recibido

    por

    esposa

    la

    que

    un

    tiempo

    fu

    mi

    hermana,

    y

    hoy

    reina

    con-

    migo,

    compnnera

    en

    el

    Irono

    de

    esta

    belicosa

    nacin,

    si

    bien

    csUis

    alegras

    son

    imperfectas,

    pues

    en

    ellas

    se

    han

    unido

    la

    felicidad las l-

    grimas,

    las

    fiestas

    la

    pompa

    fnebre,

    los

    cn-

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    6

    ticos

    de

    iniicrlc

    los

    C|>ilnlamos

    de

    himeneo,

    pesados

    en

    ig:iJMl

    ij.ilanza

    el

    placer

    y

    la

    aflic-

    cin. Ni

    hemos

    dejado

    de

    se;L;uir

    los

    diclnienes

    de

    vneslra

    prndencia,

    (|ne

    en csla

    ocasin

    ha

    procedido

    con

    ahsolnla

    liherlad,

    de

    lo

    cnal

    os

    quedo

    niny

    ajradecido.

    Ca.

    1.

    Vueslro

    j)iiehlo

    espera

    hallar

    en

    Clandio

    un

    digno

    hermano

    y

    sucesor

    del virluoso

    lamlel.

    Claudio.

    Tales serin

    mis

    desvelos: yo os lo

    juro.

    Cab.

    2.

    Dinamarca

    os

    i'ecomienda

    el precioso

    vastago

    de

    los

    i'eyes daneses,

    al joven

    Ilamlel.

    Claudio.

    8er

    su

    padre

    :

    yo os

    lo

    juro...

    (Se

    veliran

    los

    caballeros

    y

    acompaamiento.) Vqvo

    t,

    Ham-

    lel,

    mi

    deudo,

    mi hijo,

    (|u

    sombras

    delrislcza

    le

    cubien sicm|)re?...

    Hamlet.

    (Siempre

    sepultado en

    profunda

    melancola

    j

    con

    vestiduras negras.)

    Al

    contrario, seor;

    es-

    toy demasiado

    la

    luz.

    Gertr.

    Mi

    buen

    Hamlet,

    no

    as tu

    semblante

    manifieste

    afliccin; vase

    en

    l

    que

    ei'es amigo de

    Dina-

    marca:

    ni

    siempre con

    abatidos

    prpados

    bus-

    ques

    entre

    el polvo

    tu generoso

    padie. T lo

    sabes,

    con)un

    es

    todos;

    el

    que

    vive debe

    mo-

    rir, pasando

    de

    la

    naturaleza la

    eternidad.

    Hamlet.

    Si seora,

    todos

    es

    comn.

    Gertr.

    Pues

    si lo es, porqu aparentas

    tan

    particular

    sentimiento?

    Hamlet.

    Aparentar ...

    No seora, yo

    no

    s

    aparentar.

    Ni

    el color

    negro

    de este manto, ni el

    traje

    acostumbrado

    en

    solennies

    julos,

    ni

    los

    inter-

    rumpidos

    sollozos,

    ni

    en

    los

    ojos

    un abundante

    rio,

    ni

    la

    dolorida

    espresion

    del

    semblante,

    jun-

    to

    con

    las

    i-mulas, los

    ademanes,

    las

    esterio-

    lidades

    de

    senlimiento,

    bastaran

    por sislos,

    fiii

    querida

    madre,

    manifestar

    el

    verdadero

    afecto

    que

    me ocupa el

    nimo.

    Estos

    signos

    ajn'cntan, es

    verdul,

    pei'O

    son

    acciones

    que

    un

    hombre

    puede

    injir.,.

    (Tocndose

    el pecho.)

    Aqui,

    aqui

    dentro lengo

    lo que

    es

    nas que

    apariencia;

    lo

    dems

    no

    es

    otra cosa

    que

    ala-

    \

    ios

    y

    adornos

    del

    dolor.

    Cf.AUDio.

    Bueno

    y

    laudal)le

    es

    que

    tu

    corazn

    pague

    un

    padre

    esa

    liigubre

    deuda,

    Hamlet

    ;

    pero no

    de-

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    bes ignorarlo;

    tu

    padre perdi

    un

    padre

    tam-

    bin,

    y

    aquel

    perdi

    el suyo.

    El

    que

    sobrevive

    limita

    la filial obligacin

    de

    su

    obsequiosa

    tristeza

    un cierto trmino; pero continuar

    en

    intermi-

    nable

    desconsuelo,

    es una

    conducta

    de

    obstina-

    cin impa.

    Ni

    es

    natural en el

    hombre

    tan

    per-

    manente afecto, que

    anuncia

    una

    voluntad

    rebel-

    de

    los

    decretos

    de

    la

    Providencia

    ,

    un

    corazn

    dbil,

    ima alma

    indcil

    ,

    un talento limitado

    y

    falto

    de

    luces. Ser bien

    que el corazn

    parezca

    queriendo

    neciamente

    resistir

    lo que

    es

    y

    debe

    ser

    inevitable?

    loquees tan

    comn como

    cualquiera

    de las

    cosas

    que

    hieren

    nuestros

    sen-

    tidos?

    Eso

    es un

    delito contra

    el

    cielo,

    contra

    la

    muerte,

    contra la

    naturaleza

    misma; es

    hacer

    una injuria absurda

    la

    razn

    que

    nos

    da

    en

    la

    muerte

    de

    nuestros padres

    la mas

    frecuente

    de

    sus lecciones,

    y

    nos

    estc

    diciendo

    desde

    el

    pri-

    mero

    de

    los hombres hasta

    el

    ltimo

    que

    hoy

    espira...

    mortales, ved aqu

    vuestra

    irrevoca-

    ble suerte. ?

    Modera,

    pues,

    yo

    te lo

    ruego,

    esa

    intil tristeza

    ;

    considera

    que

    tienes

    un

    padre

    en

    m, puesto que debe

    ser

    notorio

    al

    mundo

    que

    l

    eres

    la

    persona

    mas

    inmediata

    a

    mi

    trono,

    y

    que te

    amo

    con el

    afecto

    mas

    puro

    que

    puede

    tener

    c

    su

    hijo un padre,

    Gertr.

    Si,

    Hamlet,

    refrena

    tu

    dolor,

    y

    aqu

    en

    tu

    pala-

    cio, nuestro

    lado,

    hallarcs

    el

    blsamo

    de

    la

    calma,

    y

    nos

    hars felices.

    Hamlet.

    Obedeceros en

    todo

    sei

    mi

    primer

    conato.

    Claudio.

    Por

    esa afectuosa

    y

    plausible

    respuesta

    quiero

    que

    seas

    otro

    yo en

    el

    imperio

    dans.

    Venid:

    la

    sincera

    y

    fiel

    condescendencia

    de

    Hamlet

    ha

    llenado

    de

    alegra mi

    cornzon.^

    En

    aplauso

    de

    este

    acontecimiento

    no

    celebrar

    hoy

    Dinamar-

    ca

    festivos

    brindis,

    sin

    que

    lo

    anuncie

    las

    nu-

    bes el

    estrpito

    popular,

    y

    el

    cielo

    retumbe

    mu-

    chas veces

    las

    aclamaciones

    del

    Rey,

    repi-

    tiendo el

    brindis

    de

    la

    guerra:

    venid.

    Salen

    Claudio,

    Gertrudis,

    Hamlet,

    j

    Pntonio

    llama

    Ofelia

    que

    tambin

    se

    retira.)

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    8/53

    8

    ESCENA

    II.

    PoLOMO.

    Ofelia.

    PoLOMO.

    Olclia,

    espera.

    Ofii.ia.

    Qu

    me

    (jucreis,

    senor?

    PLO.MO.

    Acabaron

    lus

    amores

    con

    Hamlct.

    Ofema,

    Aun

    1)0

    cnlendcis

    mi

    llanto.

    PoLOMO.

    Y

    qu

    lana

    congoja

    ?

    El

    frivolo

    obsequio

    del

    Principe

    debieras

    considerarle

    como

    una

    mera

    corlesia,

    un

    hervor de

    la

    sangre;

    una

    vi-

    lela

    que

    en

    la

    primavera

    Juvenil de

    la

    nalu-

    raleza se

    adelanta

    vivii-,

    y

    no

    peiuianece:

    liermosa, no

    durable;

    perfume

    de un

    momento

    y

    nada mas.

    Ofelia.

    (Con

    dolor,)

    Nada

    mas ...

    PoLO.MO.

    Pienso

    que

    no... puede

    ser que l

    le

    amara con

    sinceridad

    ,

    sin

    que

    manchi a

    borrn

    alg^uno la

    pureza

    de

    su

    intencin;

    pero

    debieras

    temer

    al

    considerar

    su

    grandeza.

    El no

    liene

    voluntad

    propia,

    y

    vive

    sujeto

    obrar

    seg-un

    su naci-

    mienlo

    corresponde;

    no puede

    como

    una

    perso-

    na

    vulgar

    elegir

    por si

    mismo,

    puesto

    que de

    su

    eleccin

    depende la salud

    y

    prosperidad

    de

    todo

    un

    reino,

    y

    por

    tanto

    esta

    eleccin

    debe

    arreglarse

    la

    condescendencia

    unnime

    de

    ar|uel

    cuerpo

    de

    que

    es

    cabeza.

    Ofelia. Me

    amaba

    tanto ...

    PoLONio.

    Si

    leamaria,

    pero

    considera cual

    prdida

    pa-

    deciera

    tu

    honor, si

    con

    demasiada

    credulidad

    dieras

    oidos su

    \oz lisonjera, perdiendo

    la li-

    bertad

    del corazn

    ,

    facilitando

    sus instan-

    cias

    impetuosas

    el

    tesoro de

    tu

    honestidad.

    Teme,

    Ofelia,

    tenjc, hija mia

    ;

    no

    sigas

    inconsi-

    derada

    tu

    inclinacin; huye

    el

    peligro

    colocn-

    dole

    fuera del

    tiro

    de los amorosos deseos.

    La

    doncella mas

    honesta es

    libre

    en esceso

    si

    des-

    cubre su

    belleza

    al

    rayo

    de

    la

    luna

    :

    la

    virtud

    misma no

    puede

    librarse de

    los

    golpes

    de

    la

    ca-

    lumnia.

    Muchas

    veces

    el

    inseclo

    roe

    las

    flores

    hijas del

    \erano,

    aun

    antes

    que su

    botn

    se

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    9/53

    9

    rompa

    y

    al

    tiempo

    que

    la

    aurora

    matutina do

    la

    juventud

    esparce

    su

    blando

    roclo

    los vientos

    mortferos

    son

    mas

    frecuentes.

    La

    juventud

    aun

    cuando

    nadie

    la

    combata

    halla

    en

    s

    mis-

    ma

    su

    propio

    enemigo.

    Ofelia.

    S

    ya

    os

    he

    complacido...

    pero

    ay padre me

    hablaba

    de

    amor

    con

    tan

    honesta

    apariencia

    autorizaba

    cuanto

    me

    deca

    con

    tan

    sagrados

    juramentos...

    PoiONio

    Yo

    s

    muy

    bien

    cuando

    la

    sangre

    hierve

    con

    cunta

    prodigalidad

    presta

    el

    alma

    juramentos

    la

    lengua;

    pero

    son

    relmpagos

    hija

    ma

    que

    dan

    mas

    luz

    que

    calor:

    estos

    y

    aquellos

    se

    apagan

    pronto

    y

    no

    debieras

    tomarlos

    por

    fuego

    verdadero

    ni

    aun

    en

    el

    instante mismo

    en

    que

    parece

    que

    sus

    promesas

    van

    efec-

    tuarse.

    De

    hoy

    en

    adelante

    cuida

    de

    ser

    mas

    avara

    de

    tu

    presencia

    virginal...

    Pero

    al fin

    cmo

    oy

    el

    principe

    tu

    desvo?

    Ese

    lecuerdo

    es

    el

    que

    me

    despedaza

    el

    cora-

    zn.

    Si

    le

    oyerais

    si

    le

    vierais

    Y

    plida

    te

    estremeces...

    Me

    asi

    una

    mano

    y

    me

    la

    apret

    fuertemente.

    Apartse

    despus

    la

    distancia

    de

    su

    brazo

    y

    fij

    la

    vista

    en

    m

    como

    si

    quisiera

    traspasarme

    hasla

    el

    corazn.

    As

    permaneci

    largo rato

    hasta

    que

    sacudindome

    el

    brazo

    y

    moviendo

    con

    arrebato

    su

    cabeza

    comenz

    andar

    sin

    valerse

    de

    los

    ojos

    para

    hallar

    el

    camino:

    sali

    de

    la

    puerta

    sin

    verla

    y

    al

    pasar

    por

    ella

    torn

    fijar

    en

    m

    la

    vista

    con

    espanto.

    Ah

    s

    pa-

    dre

    niii

    adoraba

    PoLOMO.

    Me

    pesa

    no

    haber

    juzgado

    con

    mas

    acierto

    de

    su

    pasin.

    Tem

    que

    fuera

    solo

    un

    artificio suyo

    para

    perderte.

    Sospecha

    indigna

    ah

    tan

    pro-

    pio

    parece

    de

    la

    edad

    anciana

    pasar

    mas

    all

    de

    lo

    justo

    en

    sus

    conjeturas

    como

    lo

    es

    en la

    ju-

    ventud

    la

    falta

    de

    previsin.

    Pero

    dime

    le has

    Iralado

    con

    dureza

    en

    cslos

    ltimos

    das?

    Ofelia.

    No

    seor

    :

    en

    cumplimiento

    de

    lo

    que

    me

    man-

    dasteis

    solo

    le

    he

    devucllo

    sus

    cartas

    y

    me

    he

    liegado

    sus

    visitas.

    PoLOKio.

    A

    qu

    buscar

    otra

    causa

    de

    su

    melancola

    Ofelia.

    POLOMO.

    Ofelia.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    10/53

    10

    Ofelia.

    Siempre

    le

    hallo

    desde

    ciiloiiccs plido

    y

    iiiaci-

    icnlo,

    cxhnlnndo

    liudos

    suspiros,

    clavados

    los

    ojos

    en

    la

    lierra,

    rozando

    iiiccsantcmeiilc,

    y

    lal

    vez

    inorlificaiido

    su

    cuerpo.

    Poi.OMO.

    Los

    reyes

    y

    lodo

    el

    piicljlo

    solo

    alrihiiyeii laii

    pioCiiiido

    ahaliinionlo

    la

    recieide

    y

    desagracia-

    da

    niiierle

    de sii

    tierno

    padre. \ anios,

    vamos

    V(r

    los

    monarcas;

    coii\ene

    que

    lo

    sepan.

    Si

    cs

    ocnllamos

    csleamor,

    seria

    mas ginide

    el

    senlimieiUo

    f|ne

    pndiranios cansarles

    lenindo-

    le

    ocnllo,

    qne

    el dis,i;nsl.o

    que

    rcc/irian

    al

    sa-

    berlo.

    Vamos,

    hija

    mia.

    Ofelia.

    Pero

    entonces,

    seor.

    Ah

    (

    Viendo venir

    lam-

    let.)

    Hamlell

    evitemos

    su

    vista;

    si,

    vamos.

    (Sa-

    len

    Polonia

    y

    Ofelia,

    y

    entran

    por el

    lado

    opues-

    to los

    de

    la

    e^^cena siguiente:

    lamlct

    siempre

    en

    una

    profunda

    melancola.

    ESCENA

    111.

    Hamlet.

    Horacio.

    Corneijo.

    Mabcel.

    Hamlet.

    Querido

    Horacio,

    y

    han

    pasado dos

    noches sin

    que

    te

    viera?

    HoRAC. Tanto debo d

    vuestro

    afecto?

    Hamlet.

    S,

    bien

    lo

    sabes;

    y

    no

    creas

    que

    es

    lisonja,

    t

    me

    conoces.

    Los

    que

    tienen

    almi

    varada

    la

    len-

    gua,

    vayanse

    lamer

    con

    ella

    la

    grandeza,

    y

    doblen

    los

    goznes dess rodillas donde

    la

    lison-

    ja

    encuentre

    galardn.

    Desde

    que

    mi

    alma

    se

    hall capaz

    de conocer

    los

    hombres

    y

    pudo

    elegirles,

    t

    fuiste

    el

    escogido

    y

    marcado

    para

    ella;

    porque

    siempre,

    desgraciado

    feliz,

    lias

    recibido

    c(^n

    ii;nal semblante

    los

    premios

    y

    los

    reveses de

    la

    fortuna.

    Dichosos

    iquellos

    cuyo

    temperamento

    y

    juicio

    se

    avienen

    con

    lal acuer-

    do,

    que

    no

    son

    cutre

    los dedos de

    la

    fortuna

    una

    flauta

    dispuesta

    sonar

    segn

    ella

    guste.

    Dame

    un

    hombre

    que

    no

    sea

    esclavo de

    sus

    pasiones,

    y

    yo

    le

    colocar

    en

    el

    centro

    de mi

    corazn;

    si,

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    11/53

    li-

    en

    el

    corazn

    de

    mi

    corazn,

    como lo hago

    contigo.

    HoRAC.

    Ser

    el

    mas

    venturoso

    de

    ios

    hombre,

    si

    lograra

    coi-i esponderos

    tanto cario.

    HAi\n.ET.

    Cornelio, Marcelo,

    tambin

    os

    quiero

    vosotros.

    CoRNEL.

    Vos

    nacisteis para amar.

    M ARGEL.

    Y

    Dinamarca

    os

    adora.

    Hamlet. (Con

    horror.

    J

    Tambin s

    por

    desgracia

    abor-

    recer, si...

    aborrecer...

    HoRAC.

    Y

    ser interminable

    vuestra

    tristeza?

    Perdisteis

    un

    padre,

    un

    tierno

    padre;

    pero

    al

    fin

    era

    mor-

    tal

    ,

    y

    pudieran

    distraeros

    las bodas

    de

    vuestra

    madre.

    Hamlet.

    Las

    bodas de

    mi

    madre

    Aun

    no

    se hablan

    en-

    friado los

    manjares cocidos

    para

    el

    convite

    del

    duelo

    ,

    cuando

    se

    sirvieron en

    las mesas

    de

    la

    boda... Oh

    Yo quisiera haberme

    hallado

    en

    el

    cielo

    con

    mi

    mayor enemigo

    antes

    que

    ver

    aquel

    dia ...

    Mi

    padre ...

    me

    parece

    que

    veo

    mi

    padre.

    Horac.

    En

    dnde, seor?

    Hamlet.

    Con

    los

    ojos del

    alma,

    Horacio.

    HoRAc.

    Seor,

    yo creo

    que

    le

    vi

    anoche.

    Hamlet.

    Le

    viste?. .

    quin?

    HoRAC.

    Al

    Rey

    vuestro

    padre.

    Hamlet.

    Al

    Rey

    mi

    padre ...

    Horac. Prestadme

    oido

    atento,

    suspendiendo

    un

    mo-

    mento

    vuestra

    admiracin,

    mieutras

    os

    refiero

    este caso

    maravilloso,

    apoyado

    con

    el testimo-

    nio

    de

    estos

    dos

    amigos.

    Hamlet.

    S,

    por Dios, dimelo.

    Iorac.

    IVIarcclo

    y

    Corneiio

    le

    hablan

    ya

    visto,

    halln-

    dose

    de

    guardia,

    como

    la

    niitad de

    la

    profun-

    da

    noche. Una

    fig-ura,

    semejante

    vuestro

    pa-

    dre,

    armado

    segn

    l

    solia

    de

    pies

    cabeza,

    se

    les

    puso

    delante,

    caminando

    grave,

    tardo

    y

    magestuoso

    por

    donde

    ellos

    cstibaii.

    Tres

    veces

    paso de esta

    manera

    ante

    sus

    ojos,

    que

    oprima

    el

    pavor,

    acercndose

    hasta

    donde

    ellos

    podinn

    alcanzar con

    sus

    lanzas;

    pero

    dbiles

    y

    casi

    he-

    lados por

    el

    miedo,

    permanecieron

    mudos

    sin

    osar

    hablarle.

    Dironme

    parte de

    este

    secreto

    horrible,

    voyme

    la

    guardia

    con

    ellos

    por

    la

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    12/53

    -

    12

    iiocho,

    y

    all

    eiicoiilrc

    ser

    cierlo

    cuanto

    me

    bnljan

    dicho,

    asi

    en la

    lora

    como

    cu

    la forma

    y

    circunstancias

    de

    atjuclla

    aparicin.

    La som-

    bra

    voivi( i,

    seor:

    yo conoc

    vuestro

    padic;

    es

    tan

    pai-( cid()

    l como

    lo

    son

    entre

    si estas

    dos

    manos

    niias.

    lAMiEr.

    En

    dndi

    In

    eso?

    CoRNEL.

    En

    la

    muralla

    de

    palacio,

    donde

    estbamos

    de

    centinela.

    Hamlet.

    y

    no

    le hablasteis?

    HoRAC.

    Si,

    seor,

    yo

    le

    habl;

    pero

    no

    me

    dio

    respuesta

    alguna.

    No

    obstante, una

    vez

    me

    paiece

    que

    alz

    la

    visera,

    haciendo

    con

    ella un

    movimicnlo

    como

    si

    fuera

    hablarme;

    pero

    al

    mismo

    tiempo

    se oy

    la voz del gallo

    matutino,

    y

    al

    sonido

    liuy

    con presta

    fuga,

    desapareciendo

    de

    nues-

    tra

    vista.

    lAMLET.

    Es

    cosa

    bicii

    admirable

    Marcel.

    y

    tan

    cierta

    como

    mi

    piopin

    existencia.

    Hemos

    creido

    que

    era

    obligacin

    nuestra

    avisaros

    de

    ello,

    mi

    venerado Principe.

    Hamlet.

    Si,

    ami^^os,

    si...

    pero

    esto

    me llena

    do

    turba-

    cin...

    Estis de centinela

    esta

    noche?

    Co^^FJ,.

    Si

    seor.

    HaM.et.

    Decis

    que

    iba

    armado?

    HoRAC.

    Si,

    armado.

    HA^n.r:T.

    De

    la

    frente

    al

    pi?

    Marcei..

    Si

    seor, de

    pies

    cabeza.

    Hamlet.

    f^uego

    no

    le

    visteis

    el rostro?

    HoRAC.

    Le

    \imos,

    porque

    Iraia la

    visera

    alzada.

    Hamlet.

    Y

    qu,

    pareca

    que

    cslal>a

    irritado?

    HoRAC.

    Mas anunciaba

    su

    semblante

    el

    dolor

    que

    la

    ira.

    Hamlet.

    Plido

    encendido?

    HoRAC.

    No,

    muy

    plido.

    Ham.et.

    y

    fijaba

    la

    \isla en

    vosotros?

    HoRAC.

    Constantemente.

    Hamlet.

    Yo

    hubiera

    querido

    hallarme

    alli.

    Marcel. Mucho

    pavor os

    hubiera

    causado.

    Hamlet. Si,

    es

    verdad,

    si...

    y

    permaneci

    mucho

    tiempo?

    Horac.

    El que

    puede

    empicarse

    para contar

    de

    uno

    ciento

    con

    moderada

    diligencia.

    Cornel.

    Mas,

    mas

    estuvo.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    13/53

    HoRAC.

    Cuando

    yo

    lo

    vi,

    no.

    Harilet.

    La

    barba

    blanca,

    eh?

    HoRAC.

    Lo

    misino

    que

    cuando

    viva,

    de

    un

    color

    ceni-

    ciento.

    Hamlet.

    Quiero

    ir

    con

    vosotros

    esta

    noche

    al

    puesto por

    si

    acaso

    vuelve.

    CORNEL.

    Oh

    s

    volver,

    yo os

    lo

    aseguro.

    Hamlet.

    Si

    l

    se

    me

    presenta

    en la figura

    de

    m

    noble

    padre,

    yo

    le

    hablar, aunque el

    infierno

    mismo

    abriendo

    sus

    entraas

    me

    impusiera

    silencio.

    Yo

    os

    pido

    todos

    que asi

    como

    hasta

    ahora

    ha-

    bis

    callado

    los

    dems

    lo

    que

    visteis,

    de

    hoy

    en

    adelante

    lo

    ocultis

    con

    el

    mayor

    sigilo;

    y

    sea

    cual

    fuere

    el

    suceso

    de esta

    noche,

    fiadle

    al

    pensamiento,

    pero

    no

    c

    la

    lengua,

    y

    yo sabr

    remunerar

    vuestro celo.

    Adis,

    retiraos.

    Entre

    once

    y

    doce

    ir

    buscaros

    la muralla.

    HoRAC.

    Descansad

    en

    nuestro

    amor,

    ESCENA

    IV.

    Hamlet.

    El

    espritu

    de

    m padre...

    con

    armas...

    qu

    asombro

    Recelo

    alguna

    maldad...

    Oh si

    ya

    hubiese

    llegado

    la hora .. Esperar

    tranquilo...

    Aunque

    lasenlranas

    de

    la

    tierra

    oculten

    los

    cr-

    menes,

    la

    Providencia

    vela

    para

    su

    venganza...

    Queda

    cu

    profunda

    meditacin.)

    ESCENA

    V.

    Hamlet.

    PolOiMO.

    Claudio.

    Gertrudis.

    PoLOKio.

    Observando

    Hamlet

    desde

    los

    bastidores.)

    Vedle,

    monarcas:

    los

    ojos

    clavados en

    la

    tierra,

    plido...

    GiiRTR. Qu

    triste

    abatimiento,

    querido

    hijo

    Claudio.

    Acercndose

    Hamlet.)

    Hamlet, Hamlet,

    has-

    la

    cuando

    nos

    llenars

    de

    amargura con

    tu

    pro-

    funda

    melancola?

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    14/53

    14

    Hamlet.

    (Ailvirtiendo,

    pero

    como

    cnagenado.J Son

    ya

    las

    once?

    Gertr.

    CoiKjuc

    asi

    fali;as

    tu

    mnf^inacion?

    Hami.kt.

    i

    Con

    nfeclada

    tranquilidad.)

    Pcnsalja

    en

    la

    iin-

    liiialeza

    ImiiiaiiM

    ,

    en la

    adini-able

    lbi'ica

    del

    hoinijie

    Qu

    noble

    sn

    razn,

    rjn

    ininilas sus

    facnllades,

    fju

    esprcsivo

    y

    maravilloso

    en

    sns

    foiiiias

    y

    nioviinicnlos,

    qu

    seniejanle

    un n-

    gel

    en

    sus

    acciones,

    y

    en

    su

    espiiln

    qu

    senie-

    janle

    Dios

    Pues

    no

    oljslanle,

    no juzi,Mieis

    fjuc

    me es

    de grande

    cslimacion

    esc purilicado j)ol-

    vo.

    K\

    liombi-e

    no

    me

    deleila

    y

    menos

    la

    mujer.

    Poi.OMO. (Despacio

    Gerlrudis.)

    Ois,

    seora?

    Gertr.

    Sabes

    que

    Tienes

    una

    madre

    que

    le

    adora; vuel-

    ve

    tu

    conlcnlo;

    yo le

    lo

    juro,

    Ui

    amor le lle-

    nar.'i de

    delicias.

    Hami.kt.

    (Con

    vehemenciii.)

    Mi

    amor;

    si,

    mi

    amor

    me

    ha

    ancbalado

    de

    poco

    tiempo esta

    parle la ale-

    firia

    ,

    y

    ha

    sido

    tan

    funeslo

    mi

    salud, que

    la

    tierra,

    esa

    divina

    m(|uiiia

    me

    parece un

    pro-

    montorio

    estril; ese

    dosel

    mamiiico

    de

    los

    cie-

    los

    ,

    ese

    hermoso

    fii-inamento

    que

    veis

    sobre

    nosotros, esa

    techmnbie magestuosa,

    sembi-ada

    de doradas

    luces,

    no

    otra cosa

    me

    parece

    que

    una

    desau-ndable

    y

    pestfera

    multitud

    de

    va-

    pores...

    Pei'o me

    h?A\o

    fatigado;

    voy rezar,

    implorar la

    misericordia divina

    por

    aquella alma

    en

    pena...

    ESCENA

    VI.

    Claudio. Gertrudis.

    Polomo.

    Claudio.

    Observasteis

    su semblante,

    la

    penetracin

    y

    lerroi

    de

    sus

    miradas?

    No,

    no

    solo

    el

    amor

    de

    Ofelia

    le

    despedaza, alguna

    otra

    fatal

    y

    secreta

    causa

    le

    devoi'a.

    Gertr.

    Siempre fu

    melanclico,

    siempre

    fu

    tan

    sensi-

    ble

    que

    el

    desvio

    de

    Ofelia

    habr

    sido

    bastante

    sepultai-le en el

    letargo.

    Polomo.

    Ofelia me

    ha

    jurado

    que fu visible su

    trastorno.

    Ved

    el Icnguage

    ardiente

    de esta

    carta

    (Dando

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    15/53

    15

    una

    carta

    Claudio.)

    y

    ser

    quiz

    suficiente

    convenceros.

    Claudio. (LeAjendo.) Al

    dolo

    celestial

    de

    mi

    alma,

    la

    sin

    par

    Ofelia.

    Gertr.

    y

    esa

    carta se

    la

    ha

    mandado

    Hamlet?

    PoLOMO.

    Y

    Ofelia

    me la

    ha

    entregado.

    Claudio. (Leiendo.)

    Duda

    que

    son

    de

    fuego

    las

    estrellas;

    duda

    que

    al sol

    el

    movimiento

    falta;

    duda

    de

    un

    Dios

    cuando

    sublime

    truena,

    pero no

    dudes

    de

    mi

    amor

    las ansias.

    Hamlet.

    Gertr.

    Y t,

    Polonio,

    mandaste

    Ofelia

    que

    desoyera

    sus

    amores?

    PoLOKio.

    Qu

    pensar de

    m

    Vuesa

    Alteza

    si

    hubiese to-

    lerado? si hacindome

    violencia

    m propio,

    hubiese

    permanecido

    silencioso

    y

    mudo

    mirn-

    dole

    con indiferencia?

    Hija,

    la

    dije,

    Hamlet

    es

    un

    prncipe muy

    superior

    tu

    esfera; esto

    no

    puede

    pasar

    adelante.

    Y

    la

    mand

    que

    se

    en-

    cerrase

    en

    su estancia

    sin

    recibir recados

    ni

    admitir

    presentes;

    y

    ella,

    seora, solo

    ha

    hecho

    llenar

    mis

    preceptos.

    Gertr.

    Ah si

    la rara

    hermosura

    de Ofelia fuese

    el di-

    choso

    origen

    de

    la

    melancola

    de Hamlet

    En-

    lonces

    debiramos

    esperar

    que

    sus

    amables

    prendas pudieran

    para

    su mutua

    felicidad

    resti-

    tuirle

    su

    perdido

    contento.

    Claudio.

    No,

    no seria

    bastante;

    no he visto

    en

    su

    frente

    el

    dolor

    ni el

    abatimiento;

    he

    visfo

    envueltos

    el

    terror

    y

    los

    furores.

    Pero,

    Gertrudis, la grande-

    za

    y

    la

    corte

    nos espera...

    vamos.

    Gertr.

    Y cuidaremos

    de Hamlet.

    FIN

    DEL

    ACTO PRIMERO.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    16/53

    ACTO

    SEGUNDO.

    Gran

    esplaiiada delaiile del

    Palacio

    Real

    de

    Elsing:or: no-

    che oscura

    y

    lempostuosa.

    ESCENA PRIMERA.

    Marcelo.

    Cornelio,

    con

    armadura

    ,

    espada

    y

    lanza.

    Marcel.

    Bien

    sabes

    que

    no

    temo

    ios peligros;

    pero aho-

    ra

    lieinljlo

    COI)

    espanto,

    y

    si

    no me

    aconiparas

    no

    pndiera

    snljrcponerinc

    al

    terror

    que

    hiela

    mis

    miembros.

    CoRNF.i..

    (Imitar

    la escena

    lo

    que dice el

    recitado.)

    El

    liigiibre

    aspecto

    de

    estas

    antiguas

    niui allas,

    el

    liondo silencio

    (jue reina

    en

    los

    j)rfundos

    fosos,

    el

    sordo

    silbido de los

    vientos,

    el

    penetrante

    ge-

    mido

    de

    las

    ondas,

    el

    negro

    manto de

    la

    noche,

    el

    encapotado cielo,

    el

    trueno

    pavoroso,

    todo

    inspira un

    terror religioso

    que cedieran

    las

    mas

    roljnst is

    almas.

    Marcel.

    A cada

    instante

    me

    parece

    que

    rasg-cndose

    los

    ciclos,

    vuelve

    ;i

    presentrsenos

    la

    espantosa

    visin.

    Corcel.

    Ay Marcelo qu

    asombro

    qu

    triste

    presagio

    Marckl.

    Si

    otia

    vez

    apareciese,

    si

    helado

    de terror

    caye-

    se

    en

    mortal

    cong-oja,

    no,

    amig-o,

    no meaban-

    dones.

    CoRNEL.

    Aun

    tendremos

    valor

    bastante

    para

    soportar

    su

    vista,

    y

    Horacio,

    Horacio que

    impvido

    se aire-

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    17/53

    IV

    vio

    anoche

    hablarla,

    sabr

    inspirarnos

    de-

    nuedo.

    Marcel.

    Pero ya

    han

    dado

    las

    once,

    y

    ni

    aun

    pasos

    se

    oyen

    por

    eslos

    solitarios

    contornos.

    CoRNEL.

    Acaso

    detenido

    por Hamlet...

    pero

    calla

    f

    Escu-

    chando.)

    me

    parece

    oir

    un

    leve

    rumor

    de

    ar-

    mas...

    Si, ya

    le

    percibo

    distintamente.

    Quin

    vive?

    [En voz

    alta.)

    ESCENA l.

    Dicto. Horacio.

    HoRAC.

    Cornelio,

    amigos.

    Marcel. Te

    esperbamos

    con

    impaciencia.

    HoRAC.

    Y

    qu,

    ha

    vuelto

    aparecer

    la

    visin?

    CoRNEf-.

    No,

    nada

    hemos

    visto.

    HoRAC.

    Y

    aun

    no

    ha

    venido

    Hamlet?

    CoRNEL.

    Creiamos

    que

    t

    le

    acompaaras.

    HoRAC. No,

    no

    le he visto,,

    y

    ya media

    la

    noche.

    Marcel.

    All

    en

    el

    lejano

    horizonte

    se

    abre

    el

    cielo

    en

    plidas

    llamas.

    Acaso

    el

    ronco

    y

    formidable

    trueno

    anunciar

    la

    aparicin

    de la

    sombra.

    Relampaguea

    y

    truena

    sucesivamente

    con

    mas

    frecuencia.)

    CoRNEL.

    Yo

    no

    comprendo

    esta

    terrible

    visin;

    pero

    en

    mi

    ruda

    manera

    de

    pensar

    pronostica

    alguna

    estraordinaria mudanza

    nuestra

    nacin.

    HoRAC.

    Parece

    la verdad

    un tristsimo

    presag-io.

    En

    la poca mas gloriosa

    y

    feliz

    de

    Ninive,

    poco

    antes

    que Nio cayese,

    quedaron

    vacos

    los

    se-

    pulcros,

    y

    los

    amortajados

    cadveres vagaron

    por

    las

    calles

    de la

    ciudad

    ,

    gimiendo

    en

    voz

    confusa:

    las

    estrellas

    resplandecieron

    con

    en-

    cendidas colas,

    cay

    lluvia de

    sangre,

    se ocult

    el sol

    entre

    celages

    funestos,

    y

    la

    luna

    padeci

    eclipse, como si el

    fin

    del

    mundo

    hubiera

    Ileg-a-

    do.

    Hemos

    visto

    ya

    iguales

    anuncios

    de

    sucesos

    terribles,

    precursores

    que

    anuncian

    los

    futuros

    destinos: el

    cielo

    y

    la

    tierra

    juntos

    lo

    han

    ma-

    nifestado

    nuestro

    pais

    y

    nuestra

    gente.

    CRiNEL.

    Infeliz

    Dinamarca

    2

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    18/53

    18-

    Marcel.

    Mi

    acalorada

    faiilasia me presenta

    la

    visin

    cada

    inslaiile.

    HoRAC.

    La

    nocho

    pasada

    ,

    cuando

    esa

    misma

    estrella

    que

    est

    al

    occidente del

    polo,

    habia hecho

    ya

    su

    cancera

    para

    iluminar arjuel espacio

    del

    cie-

    lo,

    donde

    ahora

    resplandece, al

    tiempo

    que

    el

    reloj

    daba

    las

    doce,

    fu

    el

    momento de

    aparc-

    ci senos.

    CoRNR..

    Y

    la

    voz

    del

    gallo,

    al

    punto

    se

    cstrenjeci,

    cual

    delincuente

    a|)remiado

    con

    terrible

    precep-

    to.

    Yo

    he

    oido

    decir que

    al

    despuntar

    el

    lucero

    matutino,

    todo estrao espi-itu errante

    por

    la

    tieri a,

    por

    el

    mar,

    el

    lueg^o

    el aire, huye

    su

    centro,

    y

    la

    fantasma

    que

    hemos

    visto

    aca-

    ba

    de

    confirmarnos la

    corteza

    de

    esta opinin.

    HoRAC.

    Ya

    toca

    la

    estrella el

    mismo

    punto

    que

    anoche

    tocaba

    la

    aparicin,

    y

    aun Hamlet no

    llega.

    CoRNEL. {Se

    aumenta

    la temperad.) El

    firmamento

    re-

    dobla

    su

    terror,

    y.

    el

    trueno

    cual

    la

    voz

    de

    los

    inmortales,

    llena de

    terror

    ;\

    la

    tieri a.

    Marce..

    (Aparecer

    en

    el

    fondo

    del

    teatro

    la sombra

    del

    reif

    Hamlet,

    con todas armas, manto

    real,

    lelmo

    y

    la

    visera

    alzada.

    Los de

    la

    escena

    quedarn

    aterrados.)

    Oh ...

    Miradle ...

    Cor

    N EL.

    Amparo

    HoRAC.

    Prodigiosa

    fantasma

    Cornel.

    Con

    la

    misma figura

    que

    tenia

    el

    difunto

    Rey.

    (

    Despus

    de

    un intervalo de terror.)

    HoRAC.

    No

    se

    parece

    lodo

    al

    Rey?

    Mrale,

    Cornelio.

    CoR^EL.

    Muy

    parecido

    es;

    su

    vista

    me

    conturba

    con

    miedo

    y

    espanto.

    Marcel.

    Querr

    que

    le hablen?

    CoRM L.

    Nblnle

    Horacio.

    HoRAc.

    (Adelantndose

    hacia la

    sombra.)

    Ah

    s,

    quin

    eres

    t

    que

    asi

    usurpas

    este

    tiempo

    la

    noche,

    y

    esa

    presencia

    noble

    y

    gncrera

    que tuvo

    un

    da

    la

    mngeslnd

    del

    soberano dinamarqus,

    que

    yace

    en

    el

    sepulcro?

    Habla, por

    el

    ciclo le

    lo

    pido.

    M

    argel. (m

    sombra

    va

    desapareciendo

    lentamente.)

    Parece que

    est

    irritado.

    Cornel.

    Vs?

    se va

    como

    despreci; mdonos.

    HoRAC.

    Detente,

    habla;

    yo

    te

    lo

    mando,

    habla.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    19/53

    19

    CoRNEL.

    Detente,

    hablo.

    HoRAC.

    Le

    dar COM mi

    Innzn?...

    CoRNEL.

    S,

    herirle

    si

    no quiere

    detenerse.

    (Desaparece

    la

    sombra.)

    Se

    ha

    ido;

    nosotros le

    ofendemos

    con

    hacer

    de-

    mostraciones de violencia.

    Bien

    que

    segnn

    pa-

    rece es

    invninerable

    como

    el

    aire,

    y

    nuestros

    esfuerzos

    vanos

    y

    cosa

    de burla.

    No

    es

    enteramente

    parecido

    al

    Rey?

    Como

    t

    ti mismo.

    Y

    tal

    era

    el

    arns

    de

    que

    iba

    ceido

    cuando

    pele

    con

    el

    ambicioso

    Rey

    de

    Noruega;

    y

    asi

    le

    vi

    arrugar

    sauda

    la

    fren-

    te,

    cuando

    en

    una

    alteracin

    colrica

    hizo

    caer

    al

    de

    Polonia sobre el hielo

    de

    un

    solo

    golpe...,

    Estraa

    aparicin

    es

    esta

    Marcel.

    Pero pasos

    suenan...

    Hamlet.

    HORAC.

    Cor

    N

    EL

    HORAC.

    ESCENA

    III.

    Dichos.

    Hamilet

    armado.

    HoRAC.

    Hamlet

    HOHAC.

    Hamlet.

    HORAC.

    Hamlet.

    CORNEL.

    Horac.

    Hamlet.

    Horac.

    Hamlet.

    (A

    media

    voz.)

    Hamlet.

    Yo

    soy.

    Y

    cmo

    tanto

    tardaste?

    Ahora

    misuio,

    ahora

    mismo

    acaba

    de

    desaparecer

    la

    sombra

    de

    vuestro

    padre

    y

    nuestro

    rey.

    La

    sombra

    de

    mi

    padre

    Y

    ya

    desapareci,

    y

    vosotros

    la

    visteis

    Y

    yo

    la

    habl;

    pero

    no quiso

    responderme.

    Desdichado de

    mi

    No

    temis,

    acaso

    volver.

    Y

    cmo as

    tardasteis?

    Porque

    constantemente

    me

    han

    seguido

    los

    in-

    cestuosos reyes...

    Y

    volver?

    Aqu

    espei amos

    la

    aurora.

    (Como

    distrado,

    contemplando

    con

    admiracin

    el cielo

    al

    or

    los

    truenos.)

    Qu

    especiculo tan

    magnifico

    Qu

    estrellado

    firmamento

    La

    voz

    del

    Seor

    truena

    espantosa Ay

    amigos

    qu

    dulce

    mclancolia

    se

    derrama en

    una

    alma sen-

    sible

    contemplando

    sos

    fulgentes

    ojos

    de

    los

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    20/53

    20

    Cirilos,

    esasoslrcllns

    iiimorlnlcs...

    Pero

    decid,

    SM

    sonilira

    cslaba

    ii-rilada?

    Todos.

    Si,

    iirilada.

    Hami.et.

    Ii

    rilado

    a(incl

    cscclcnle Rey,

    laii aniaiilc

    de

    mi

    madre

    que

    ni

    los

    aires

    celesles perinilia

    lle-

    g-ar

    atrevidos

    su

    roslro...

    Cruel

    memoria

    Amios,

    ella

    queso

    moslraba lau

    amoros.i

    como

    si

    eu

    la

    posesiou

    hubieran

    crecido

    sus

    deseos,

    y

    eu

    un

    mes,

    cu

    un

    mes,

    enrojecidos

    aun los

    ojos con

    el

    prfido

    Maulo,

    se

    cas,

    se

    cas

    con

    mi

    lio,

    hermano

    de

    mi

    padre;

    pero

    no

    mas

    pa-

    recida

    l,

    que

    yo

    lo

    soy

    Hrcules

    Oh

    delin-

    cuenle

    pi-ecipilacionl

    Ir

    ocupar

    con

    tanta dili-

    gencia

    ini

    lecho

    incestuoso

    Marcel.

    fM

    sombra

    vuelve

    apnvccer

    en

    lontananza.)

    Oh

    seor

    veis?

    ya

    viene

    Hamlet.

    Angeles

    y

    ministros

    de

    piedad,

    defendednos.

    flamiet,

    (Se

    aterran

    al

    ver

    la

    sombra,

    y

    des-

    pus

    (te

    iin

    intervalo,

    amlet

    se

    adelanta

    hacia

    ella)m\

    rey,

    mi

    padre, sobei-ano de

    Dinamarca.

    Oh

    i-espndeme,

    uo

    me

    atormentes

    con

    la

    du-

    da.

    Dime

    | orf|u

    tus

    \enoi abIcs

    huesos

    ya

    se-

    pultados

    han

    roto

    sus vestiduras

    fnebres;

    por

    qu

    el

    sepulcro

    donde

    le

    dimos ui'ua

    pacifica,

    le

    ha

    echado

    fuera

    de

    si, abriendo

    sus

    senos

    que

    cerraljan

    pesados

    miinoles?

    Por

    qu

    tu

    difunto

    cuerpo

    todo

    armado

    torna

    otra

    vez

    ver

    los

    rayos

    plidos

    de la

    luna,

    aadiendo

    la

    noche

    horror,

    y

    que

    nosotros

    ignorantes

    y

    d-

    biles

    por

    naturaleza,

    padezcamos

    agitacin

    es-

    pantosa

    con

    ideas que

    esceden

    al

    alcance de

    nuestra

    razn?

    Marcf...

    (La

    sombra

    hace

    movimientos

    que indican lla-

    mar

    lamlet.)

    Os

    hace

    seas

    de

    que le

    sigis.

    IloRAC.

    Con

    qu

    espresivo

    adema.'i

    os

    llama,

    pero

    no

    liay que

    ir con

    l,

    uo

    CoRNRL.

    Ah,

    no

    Hami.f.t.

    Si

    no

    quiere

    hablar,

    haljr

    de seguirle.

    HoRAC. No

    liabais

    tal,

    seor,

    Hamlet.

    y

    por

    qu

    uo?

    Qu

    temores

    puedo

    Icner? Yo

    no

    estimo

    la

    vida

    cu

    nada,

    y

    mi alma

    qu

    puede

    l

    hacerl.i, siendo como

    l mismo

    cosa

    inmortal?

    Otra vez

    me

    llama:

    voyle

    seguir.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    21/53

    21

    HoRAc.

    (Quieren

    detener

    Hamlet,

    pero

    les

    repele

    con

    violencia

    y

    les

    sigue.)

    Pero

    seor, si os

    arreba-

    In

    al

    mar,

    la

    espantoso

    cima de ese

    monte,

    levantado

    sobre

    los

    peascos

    que baten

    las

    on-

    dns,

    y

    aili

    tomase

    alguna

    otra

    forma

    horrible,

    capaz

    de

    impediros

    el

    nso

    de

    la

    razn

    y

    enaje-

    narla

    con

    frenes...

    Ah

    ved

    loque

    hacis;

    el

    lugar

    solo

    inspira

    ideas

    melanclicas

    cual-

    quiera

    que

    mire

    la

    enorme

    distancia

    desdo

    aquella

    cumbre

    al

    mar,

    y

    sienta

    en

    lo

    profundo

    su

    bramido

    ronco.

    Hamlet.

    Todava

    me

    llama

    camina,

    ya

    te

    sigo.

    CoRisEL.

    No,

    no

    iris.

    Hamlet.

    Dejadme.

    HoRAC.

    Creedme,

    no

    le

    sigis.

    Hamlet.

    Mis

    hados

    me

    conducen,

    y

    prestan

    a

    la

    menor

    fibra

    de

    mi

    cuerpo

    la

    nerviosa

    robustez

    del

    len

    de

    Nemea.

    Aun

    me

    llama;

    oh

    apartad

    esas

    ma-

    nos,

    por

    Dios,

    quedar

    muerto

    las

    mas

    el

    que

    me

    detenga.

    Otra

    vez

    te

    digo

    que

    andes,

    ya

    te

    sigo.

    (Hamlet

    deshacindose

    de

    los

    que

    le

    detienen,

    sigue

    a

    la

    sombra

    que

    va

    desapareciendo;

    esta-

    llar

    un

    espantoso

    trueno,

    caer

    una

    mangarle

    fuego:

    la

    sombra

    y

    Hamlet

    desaparecen,

    y

    Ho-

    racio,

    Cornelio

    y

    Marcelo,

    caern

    aterrados.)

    ESCENA

    iV.

    Horac.

    CORiNEL.

    Horac.

    Maro

    EL

    CORISEL.

    Horac.

    Horacio.

    Cornelio.

    Marcelo.

    (Incorporndose

    lleno

    de

    terror

    despus

    de

    un

    largo

    intervalo.)

    Hamlet

    Ay

    Hamlet

    Horacio

    ...

    En

    vano

    quiero

    sacudir

    el

    terror

    que

    me

    hiela...

    Hamlet,

    desdichado

    Hamlet.

    On

    asombro

    qu

    espanto

    V

    slds

    arder

    el

    cielo',

    cugir

    los

    robiislos

    palos,

    y

    relcmblar

    la

    licna.

    01)

    sublime

    sombra

    (Mirando

    con

    tenor

    por

    a

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    22/53

    22

    Marcel.

    COR.NEL.

    HORAC.

    Marcel.

    CORNEL.

    HORAC.

    Marcel

    CORNEL.

    Horac.

    siempre Ilamiet

    y

    la

    visin

    desaparecieron.

    Iiileliz

    Tal

    vez

    siiiiie-;;iclo

    cu

    las

    bramadoras

    hondas

    siente

    todo

    el

    horror

    de

    la agona;

    tal

    vez

    la

    sombra

    le

    ha

    dcs|)edazadn

    entre

    sns

    manos,

    y

    ni

    sus

    cenizas

    conservar

    podremos

    oficiosos.

    O

    all

    le sepult

    en

    los

    hondos centros

    de la

    tierra,

    ai iebalado

    por

    el

    ter, ya

    huella

    esas

    trasparentes

    b\edas.

    Que

    enlutado

    destino

    se

    oculta

    ;i

    Dinamarcal

    Tal

    vez

    a|ucl

    luego ateiiador

    que

    ijiillaba

    es la

    img-en

    de

    la

    sangre

    (jue

    ha

    de

    enrojecer

    nues-

    tro

    suelo.

    Oh

    victima

    inocente

    Hamiet

    no

    pudo

    irritar

    al

    cielo;

    Ilamlel

    era

    virtuoso,

    Hamiet

    penetraba

    la

    armonia

    del Universo,

    y

    saljia

    sentir.

    (Hamiet

    aparecer

    en

    el

    fondo

    plido

    y

    desen-

    cajado;

    los de

    la

    escena

    se

    retiran

    horrorizados

    creyendo

    que

    es

    su

    sombra,

    ji

    Ilamlel

    va

    llegan-

    do

    con

    pasos

    fluctuosos.)

    Ol I

    Es

    sa

    sombra,

    piedad

    Oh

    ESCENA

    V.

    Dichos.

    ^Uami.et.

    Ham.et.

    IIORAC.

    COHNEL.

    Marcel.

    HAMLET.

    Horac.

    Cornel.

    Marcel.

    Hamlet.

    (Mirando

    con

    asombro

    por

    todas partes.)

    Ser

    todo

    ilusin

    Huello

    la

    tierra?

    El

    palacio

    del

    b. n-baro

    {llcconocindoes.) Amigaos.

    El

    es

    (Le

    abrazan.)

    Hamiet

    (Enagenado.)

    Acordarme de ti si, alma ineli-

    ce,

    mientias

    haya

    memoria

    en

    este agitado

    mundo.

    Acordarme

    de

    l

    Si, yo

    me

    acor-

    dar.

    Hamiet

    >

    Prncipe

    Si;

    por

    los

    ciclos

    te

    lo

    juro.

    Oh

    malvado

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    23/53

    23

    Marcel.

    HORAC.

    Cor

    ^ EL.

    Hamlet.

    HORAC.

    CORNEL.

    Marcel.

    Hamlet.

    HORAC.

    Hamlet.

    HORAC.

    Hamlet.

    Horac.

    Hamlet,

    CORKEL.

    Hamlet,

    malvado ...

    halagefio

    y

    execrable

    malvado

    Delira

    el

    ii)feiz.

    Serena

    tu

    razn;

    esls

    con

    lus

    amig-os.

    Qu

    os

    ha

    sucedido,

    seor?

    Oh

    un

    prtenlo.

    Confiad el

    secreto

    nuestra

    amistad.

    Lo

    juramos.

    Lo

    juris; tenis

    virtudes;

    impenetrable

    ser en

    vuestro

    pecho

    el

    arcano

    de

    esta

    portentosa

    noche.

    Y

    la

    losa

    de

    nuestra

    tumba

    sellar

    mas

    el

    secre-

    to.

    Hablad,

    seor,

    hablad.

    A

    mis

    conturbados

    ojos

    ardi

    la

    naturaleza,

    rasgronse

    los

    cielos,

    restall

    el

    trueno

    pavoro-

    so,

    y

    arrebatado

    en

    mortal

    estupor,

    s,

    y

    no

    ser ilusin) me

    vi

    en

    las

    cncavos

    cuevas

    que

    forman

    las

    asperezas

    de

    esa

    montana

    para

    sos-

    tener

    el

    furor del

    mar

    irritado.

    Y

    nosotros

    por

    mucho

    tiempo

    perdimos

    el

    senti-

    do

    vista

    del

    pavoroso

    espectculo.

    All

    la

    venerable

    sombra

    arranc

    un

    gemido,

    que

    corri

    penetrante

    por

    las

    asperezas.

    Ah

    s,

    es

    un

    difunto

    venerable,

    s;

    yo

    os

    lo

    juro,

    pero

    reprimid

    el

    deseo

    de

    saber

    lo

    que

    entre

    l

    y

    yo

    ha

    pasado.

    Y

    olvidareis

    nuestro

    juramento?

    No

    fiareis

    en

    nuestro eterno

    secreto

    ?

    Con

    vehemencia.)

    Y

    me

    pidi

    venganza,

    s,

    venganza

    Nuestras diestras

    empuarn

    los

    hierros

    aterra-

    dores.

    Id.)

    Yo

    soy

    el

    alma

    de

    tu

    padre,

    esclam,

    des-

    tinada

    por

    cierto

    tiempo

    vagar

    de

    noche,

    y

    apri-

    sionada

    en

    fuego

    durante

    el

    dia

    ,

    hasta

    que

    sus

    llamas

    purifiquen

    las

    culpas

    que

    comet

    en

    el

    mundo.

    Oh

    si

    no

    me

    fuera

    vedado

    revelarte

    los secretos

    de

    la

    prisin

    quo

    habito,

    pudiera

    decirte cosas

    que

    la

    menor

    de

    cns

    bnsturia

    a

    despedazar

    tu

    corazn,

    helar

    tu

    sangre

    juvenil,

    lus ojos

    inflamados

    como

    eslieas

    sallar

    de

    sus

    rbitas,

    tus

    anudados

    cabellos

    separarse

    herizn-

    dose

    como

    las

    pas

    del

    colciico

    cspin...

    Pero

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    24/53

    24

    Marcki..

    CORNEL.

    IlA.'\n.Er.

    cilar

    horribles misterios

    no

    son

    pnra odos pro-

    fanos. Ay

    aliciide

    : si

    tuvieras

    amor

    tu

    tier-

    no

    padre...

    Oh

    Dios

    Venga

    su

    muerte,

    vcnj^a

    un

    liomicidio

    cruel,

    atroz,

    un

    liomicidio...

    HoRAC.

    Revela

    lodo el

    secreto

    para

    que

    con alas

    velo-

    ces

    como

    la fantasa,

    con

    la

    prontitud

    de

    los

    pensamientos

    amorosos

    nos

    piecipitcmos

    la

    venganza.

    Hamlet.

    Un

    asesino,

    dijo,

    un

    lrbaro

    asesino

    me

    arreba-

    t

    la

    vida

    ,

    cuando

    mi

    pecho estaba

    en

    todo su

    vig:or,

    sin

    hallarme

    disj)ucsto

    para

    aquel

    tran-

    ce,

    sin haber

    sonado el

    clamor

    de

    la

    agona,

    sin lugar

    al

    reconocimiento

    do tanta

    culpa:

    presentado al

    tribunal

    eterno

    con

    todas mis

    im-

    perrecciones

    sobre

    un cabeza.

    Oh

    maldad

    hor-

    rible,

    horrible ...

    Si

    oyes la

    voz

    de

    la

    naturale-

    za,

    no

    sufras,

    no...

    Seguid.

    Esparcise

    la

    voz

    de

    que

    estando

    en

    mi

    jardn

    dormido

    me

    mordi

    una

    serpiente.

    Todus

    los

    odos de

    Dinamarca

    fueron

    engaados grosera-

    mente con

    esta

    fabulosa invencin;

    pero t de-

    bes de

    saber,

    hijo

    mo, que

    la

    sei piente

    que

    mordi tu

    padre...

    No, no dijo

    mas...

    Adis,

    csclam

    ,

    Hamiet,

    ya

    la

    lucirnaga, amorti-

    guando

    su

    aparente

    fuego,

    nos

    anuncia la

    prox-

    n)i(lad

    del

    da,

    derramando

    el

    ambiente de la

    naana,

    y

    tengo

    que

    volver

    lORAC.

    Hamlet.

    montos...

    Adis

    venganza

    los

    su I Areos

    lor-

    adios

    y

    desapare-

    HoRAC.

    JIamlet.

    CORISEL.

    M

    ARGEL.

    Hamlet,

    co

    de mis

    ojos

    espirantes.

    Y

    el asesino?

    Tal

    vez maana

    volver

    la respetable

    sombra

    turbar la

    quietud

    de

    las

    tinieblas,

    y

    entonces

    me lo

    revelar...

    Si,

    lodo

    lo sabris.

    Cuntos crmenes

    quedarn

    envueltos

    en el

    mis-

    leiio

    Principe,

    sabis

    nuestro

    amor.

    S,

    bien

    os

    conozco;

    pero

    jurad

    por

    m

    espada

    que

    nunca

    revelareis

    los

    prodigios

    de

    esta

    noche.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    25/53

    25--

    ToDOS.

    S,

    lo

    jurarnos.

    Hamlet.

    {A

    Marcelo

    y

    Cornelio.j Amigos,

    retirad: id

    cubrir vueslros

    puestos: pronto

    nos

    veremos.

    CoRNEL.

    Sabis

    que

    s

    arrostrar los

    peligros.

    Marcrl.

    Sabis

    que es

    vuestra

    mi espada.

    Hamlet.

    Adis, amigos.

    ESCENA

    VI,

    Hamlet.

    Horacio.

    Hamlet.

    Con

    precipitacin,

    pero

    con

    reserva.)

    La

    ser-

    piente

    que mordi

    tu padre

    cifie

    la corona,

    dijo

    la

    sombra. Si,

    aquel

    incestuoso, aquel

    monstruo

    adltero,

    tu

    madre,

    olvidando mi

    puro

    carino,

    olvidando

    mi fidelidad

    los

    solem-

    nes juramentos

    que

    la

    hice

    en nuestro desposo-

    rio,

    me

    aborreci

    y

    se

    rindi

    sus

    halagos.

    Horac.

    Oh

    brbaros

    Hamlet.

    Dormia

    en

    el

    jardin,

    y

    tu

    tio

    derram en

    mi

    odo

    un licor

    ponzooso,

    sutil

    como

    el

    mercu-

    rio,

    y

    que se

    dilata

    por

    todos

    los

    conductos del

    cuerpo,

    y

    con

    sbita

    fuerza

    le

    ocupa,

    cuajando

    la mas

    pura

    y

    robusta

    sangre.

    Y

    sufrirs,

    cla-

    maba,

    que l

    tlamo

    real

    de

    Dinamarca

    sea el

    lecho

    de la

    lujuria

    y

    abominado

    incesto?

    Adis,

    adis;

    acurdate

    de

    mi.

    Horac.

    Venganza, Hamlet,

    venganza

    Hamlet.

    Si,

    descansa,

    descansa,

    agitado

    espritu.

    Pero

    aun

    es

    preciso

    finjir,

    Horacio.

    Meditaremos

    el

    golpe,

    y

    ser

    espantosa la

    venganza,

    espanto-

    sa.

    Sigeme,

    Horacio.

    Horac.

    El

    furor

    levantar nuestro

    brazo.

    FIN DEL

    ACTO

    SEGUNDO.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    26/53

    ACTO

    TERCERO

    Saln

    de

    palacio.

    ESCENA

    PRIMERA

    Hamlet.

    Horacio.

    Hami.kt.

    No,

    Ilorncio; no

    me

    es dado

    socndir

    el

    (error

    que

    aun hiela

    mis

    meml)ros.

    La

    sombra

    de

    mi

    padre, oh

    desdichado

    all

    enli e

    elernas

    llamas

    cspia

    los crmenes

    que

    nn pifido pari icida no

    le

    permili(3

    horrar

    con el humilde anepenli-

    mienlo.

    IlORAC. Desventurado

    monarca

    HAftH.KT.

    Aun

    vive,

    aniigo,

    Hamiet;

    aun

    vive

    para

    lerror

    del

    incesluoso

    res:cida,

    y

    para

    vengar

    el

    neg:ro

    crimen.

    HoRAC.

    Veng:anza,

    [lamlcl;

    aplaca la iri ilada

    y

    venera-

    ble

    sombra.

    Hamlet.

    Si,

    que

    devora

    mi pecho

    una

    hidrpica

    sed

    que

    solo

    aplacar; )

    la

    sangie

    del

    malvado.

    Pero

    ay,

    foiaciol

    U i sabes

    cuanto

    ador

    mi

    padre,

    cunto

    ansiar

    su

    veng-an/a;

    pero me

    horroiiza

    la

    sangi-e;

    Jio

    soy un

    hircano

    tigre

    que de san-

    gre

    me

    alimento.

    Una

    duda atroz me

    atormenta.

    HoiiAc.

    Decid

    ,

    seiloi-.

    IIami.f.t.

    Ksa

    pavoiosa

    visin

    (|ue

    conturba

    las

    leyes

    i\o

    la

    natmaleza, no

    pudiera

    ser

    un

    espritu

    infer-

    nal

    qiic

    levantara

    mi

    biazo

    j)arricda?No

    pudie-

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    27/53

    27

    ra

    anoche

    ser

    todo

    un sueno, un

    sueno

    de

    ter-

    lor?

    HoRAC.

    Por

    tres

    veces

    npnreci

    la

    sombra,

    y

    por

    Ires

    veces

    vimos

    disliiilnmente

    el

    ornes de

    vuestro

    padre,

    su

    aspecto

    mogesluoso; por

    tres

    veces

    viiios

    vuestro

    mismo

    padre

    irritado,

    amena-

    zante...

    Hamlet.

    Pidindome

    venganza.

    HoRAC.

    Las

    circunstancias

    que os

    dio de su

    muerte

    de-

    ben

    deshacer

    toda

    sospecha.

    Hamlet.

    Y

    el

    presentimiento

    que

    grita

    en

    mi

    pecho,

    que

    arrebata

    mi

    razn,

    que

    enciende

    mis

    iras

    y

    po-

    ne

    mi

    diestra

    en

    movimiento;

    si,

    todo

    me

    con-

    vence:

    pero

    escucha:

    aun

    yo

    quiero

    aadir

    otra

    prueba.

    He

    mandado

    ensayar

    para

    esta

    .noche

    la

    tragedia de

    la

    muerte

    del

    conde

    Gonzago,

    que

    tiene

    la

    mayor

    semejanza

    con

    la

    muerte

    de

    n)i

    padre.

    Fcil

    nos

    ser

    hacer

    que

    Claudio

    asisla

    al

    espcclcculo

    ,

    y

    los

    hombres

    culpables

    son

    heridos

    en el

    alma

    con tal

    violencia

    por

    la

    ilusin

    del

    teatro

    ,

    que

    vista de

    todos

    publican

    sus

    delitos.

    Nosotros

    su

    lado le

    observaremos;

    si

    muda de

    color, si

    se

    estremece...

    HoRAC.

    El

    asesino

    fu...

    Hamlet. Y

    ser

    espantosa

    la

    venganza.

    HoRAC.

    Pero

    finjid

    serenidad

    y

    contento;

    arrancad

    de

    vuestro

    semblante

    esa

    profunda

    melancola

    mensagera

    del huracn

    furioso.

    Hamlet.

    Todo

    me

    favorece: los

    desvos

    de

    Ofelia

    son

    credos

    suficiente

    causa

    mi

    tormento.

    No

    te-

    mas.

    Viendo

    llegar

    Claudio.)

    Oh

    su

    sola

    vis-

    ta me

    estremece

    de

    terror,

    inflama

    mis

    ojos,

    heriza

    mis

    cabellos.

    ESCENA

    II

    Hamlet.

    Horacio.

    Claudio.Gertrudis.

    Gkrtr.

    Dirigindose

    cariosa

    Hamlet.)

    Querido

    Hamlet,

    hijo

    mi.

    Claudio.

    Tu

    madre

    te

    buscaba

    solcita;

    no te

    ha

    encon-

    trado

    en

    til

    habitacin,

    ni

    hoy

    cual

    de

    coslum-

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    28/53

    -^28-

    l>re has

    ido

    s:ilii(l;ii-la...

    Pero

    siempre

    Ilaiii-

    Icl

    con

    los

    ojos

    clavados

    en

    la

    liorra, exhalando

    profundos

    suspiros

    y

    csLremeciLMidole cual

    el

    esclavo

    la

    iniLada

    voz

    de

    su seor.

    Gekik. Si,

    adorado

    llaujiel;

    hoy

    n)isnio

    le

    ha de

    deber

    nuestro

    aujoi-

    la

    confianza de liis

    secrelos.

    Tal

    vez dichosos

    podienios

    su/uinislrarle

    el

    saluda-

    lj e

    hlsanio

    astanle para

    empalidecer

    lu

    rostro

    ,

    y

    marchitar

    tus

    ojos

    centellantes...

    pero

    calma tu

    corazn,

    yo

    har

    que

    sea

    lu

    amor

    coriespondido.

    Hamlet.

    Oh,

    n)i amor

    no seora:

    ya

    quedar satisfecho.

    GiiRTH.

    Sernate,

    Hamlet,

    y

    abandona

    lu

    suerte

    en

    ma-

    nos

    de

    tus

    tiernos padres, que

    tanto

    anlielan

    lu

    felicidad.

    Hamlet. Ya me

    esfucizo, seora;

    peio nada es

    bastante

    aiaancar

    de

    un

    alma

    la

    melancolia.

    Tara

    el

    desgraciado,

    cebarse en

    su

    dolor es

    su mejor

    consuelo.

    Abrumada mi razn

    de

    melanclicas

    ideas, solo en

    lo sublinie,

    en

    lo (|U0

    inspira

    tei-

    ror

    y

    espanto, encuentra

    su

    consuelo;

    y

    paia

    daros

    una

    prueba

    do

    que

    i)rocm 0

    distraerme,

    he

    m;mdado

    que

    esta

    noche

    ejecuten

    en

    la sala

    de

    espcclculos,

    una

    leirible

    tragedia,

    nniy

    po-

    cas veces

    ejeculada:

    all

    gemir

    con

    la

    victima,

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    29/53

    29

    alli

    cebar

    mi

    senlimionlo,

    y

    despus

    sacudien-

    do

    la

    ilusiou,

    volver

    al

    mundo

    fsico,

    y

    lal

    vez

    me

    hallar

    uienos

    desdichado.

    Claudio.

    Y

    tambin

    nosotros

    le

    acompaaremos.

    Gertr.

    y

    yo

    le

    juro

    que

    volvers

    ser

    feliz.

    Hawiet.

    Asi

    me

    lo

    pronostica

    el

    corazn...

    Ah

    pero

    voy

    un

    momento

    mi

    rezo,

    levantar

    ias

    palmas

    a

    los

    cielos

    por

    aquel

    desdichado

    padre,

    que

    sor-

    prendido

    por

    una

    serpiente,

    si,

    por

    una

    ser-

    piente,

    muri

    con

    todas

    sus

    culpas,

    y

    acaso

    es-

    pia

    en

    los

    tormentos

    sus

    debilidades

    humanas.

    ESCENA

    III

    Claudio.

    Gertrudis.

    Horacio.

    CiAUDio.

    T,

    Horacio,

    que tanto

    debes

    su

    amistad,

    ha-

    bla,

    te pregunta

    tu'monarca.

    No

    le

    has arran-

    cado

    el

    secreto

    que

    tanto

    le

    oprime?

    HoRAC.

    Hondos

    suspiros,

    ardiente

    lloro

    son

    las

    nicas

    conanzas

    que

    le

    he

    merecido.

    Sin

    embargo,

    podria

    aseguraros

    con

    vehementes

    indicios

    la

    causa

    positiva

    de

    sus

    males.

    Claudio.

    )j)pii

    Gertr.

    )

    '

    ,

    ,

    p

    1

    Horac.

    Hamlet

    ha

    amado

    a

    Ofea

    con

    todo

    el

    fuego

    de

    su

    alma

    ,

    y

    viendo

    admitidas

    sus

    caricias,

    su

    amor

    deg-ener

    en

    un

    volcan

    furioso.

    Ofelia,

    in-

    grata

    tanta

    ternura,

    le

    ha

    devuelto^

    sus

    bille-

    tes,

    se

    ha

    negado

    sus

    obsequios

    y

    c

    sus

    visi-

    tas,

    y

    Hamlcl

    es

    victima

    de

    su

    pasin

    devora-

    dora.

    Claudio.

    Y

    itada

    mas,

    Horacio?

    T

    le

    debes

    su

    confianza.

    HoRAC.

    No

    le

    debo,

    seor,

    otros

    secretos.

    Gertr.

    Busca

    Polonio

    y

    Ofelia,

    diles

    que

    vengan,

    que

    es

    preciso

    salvar

    al

    Principe

    c

    costa

    de

    cual-

    quier

    sacrificio.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    30/53

    --30

    ESCENA

    IV-

    Ci.Aunio.

    Gertrudis.

    Claudio.

    Cnda vez,

    niici-ida Gerlriidis,

    nic

    llGiinn

    mns

    de

    tciTor

    la

    mclnncolin

    y

    tenebrosas

    palabras

    de

    Hainlel.

    Prommlad

    mi

    inadi'e,

    que el

    amor

    la

    ha |)recpilado

    como

    mi

    lorrenle.

    Gertr.

    No, Claudio,

    l

    le

    ama.

    Claudio.

    Voy

    levantar

    las

    palmas

    por

    mi

    padre,

    decia

    con

    ma

    voz

    confusa que

    arrancaba

    de

    lo pro-

    fundo

    de

    su

    pedio,

    revolviendo

    con

    tei'ror

    sus

    mirad

    is.

    Acaso,

    Gertrudis,

    pudiera

    haber

    pene-

    trado

    en

    las

    densas

    tinieblas

    que

    envolvieron

    la

    muerte de

    su

    padre?

    Gertr.

    Oh Dios

    pero

    no,

    Claudio, t

    solo,

    sin

    testigos,

    cuando dormia,

    entre

    espesos celag:es, derra-

    maste

    en

    su

    oido

    el

    licor

    venenoso.

    Claudio.

    Si,

    y

    ningn

    mortal

    lo vio,

    yo te

    ln

    juro;

    solo

    all

    desde

    el

    cielo pudo un

    ojo

    peiieli ante...

    Gertr.

    Su

    cuei'po

    sin

    herida

    alguna

    tranquiliz

    los

    ni-

    nimos,

    y

    se

    le

    crey

    mordido

    de

    serpiente

    ve-

    nenosa... Ay Claudio,

    cunto

    me

    cuesta

    tu

    amor

    Claudio.

    Pero

    sers dichosa.

    Gertr.

    Si,

    s

    ..

    mas

    miro con espanto

    grabado

    con

    sangre

    en

    las

    eternas

    bvedas

    el

    nombre

    atroz

    de

    parricida.

    Claudio.

    No

    quieras ser dbil

    y

    confesar tu flaqueza..

    Gertr.

    Creo

    llevar en

    mi

    frente

    el

    sello

    de

    mi

    delito,

    y

    tiemblo

    de mi

    misma

    como de

    mi

    mas

    implaca-

    ble

    delator.

    Claudio.

    Basta de

    debilidad

    y

    pensemos

    solo

    en

    asegu-

    rar nuestra

    ventura...

    Oye,

    es

    picciso

    calmar

    mi

    sobresalto,

    llamlet,

    tu

    hijo

    me

    llena

    de

    ter-

    ror con

    sus mii-adas:

    hoy mismo,

    (erlrudis,

    hoy mismo

    habi'

    de

    salir

    de Elsiigor

    y

    de

    Di-

    namarca.

    Gertr.

    Qu

    dices mi

    adorado

    hijo?

    Claudio.

    Si;

    Hamiet;

    pero

    est

    muy

    querido

    do

    la

    finlica

    multitud,

    y

    conviene

    para

    mantenerla

    tranqui-

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    31/53

    31

    lidad

    que

    su repentina

    ausencia

    aparezca

    como

    cosa

    muy de

    antemano

    meditada

    y

    resuelta.

    Los

    males

    desesperados

    son

    incurables

    se

    ali-

    vian

    con

    desesperados

    remedios.

    Finjiremos

    un

    importante

    mensaje

    sobre

    los

    armamentos

    del

    joven

    Fortimbrs

    y

    Hamlet

    y

    sus

    adictos

    no

    podrn

    penetrar

    el

    misterio.

    Gertr. y

    asi

    quieres

    arrebatar

    de

    mis

    brazos

    mi

    que-

    rido

    Hamlet?

    Serena

    tu

    rostro

    nada

    tienes

    que

    temer.

    Claudio.

    Corta ser

    la

    ausencia

    y

    tal

    vez

    en

    nuevos

    cli-

    mas

    hallar

    el

    remedio de

    sus males.

    Gkrtr.

    Esperemos al

    menos

    que

    Ofelia

    devolvindole

    su

    amorte

    restituya

    su

    contento.

    Si

    Claudio

    vers

    que

    entonces

    Hamlet forma

    nuestras

    delicias.

    ESCENA

    V.

    Claudio.

    Gertrudis.

    Poloinio.

    Ofelia.

    PoLOMO. Qu tenis

    que

    ordenar?

    Gertr.

    AmJgos solo

    Ofelia

    la hermosa

    Ofelia

    puede

    volver

    Hamlet

    con sus

    caricias

    la

    alegra

    que

    le ha

    arrebatado.

    Si Ofelia

    amase

    Hamlet...

    Ofelia.

    Por

    desgracia

    seora

    no

    me

    es

    dado

    sofocar

    la

    llama

    que

    en mi

    encendieron

    sus

    obsequios.

    Mi

    padre

    me

    hizo

    conocer

    muy

    al

    princ jo

    que

    mi

    amor

    con el primognito

    de

    Dinamarca

    me

    arrastrara lo?

    peligros

    de ilusorios

    sueos;

    y

    yo

    hija

    obediente

    comenc

    poner

    diques

    una

    pasin que

    nacia del centro

    de

    mi

    pecho

    y

    que

    me

    arrebnti-a

    hasta

    el precipicio.

    La

    razn

    al

    fin

    sin

    que

    pudiera

    dominar

    mis

    inclinacio-

    nes

    me

    arrastr

    devolverle

    sus

    billetes

    y

    negarme

    sus

    visitas.

    Claudio.

    Y

    bien

    no

    pudiera

    Ofelia

    alimentar

    las

    espe-

    ranzas

    del

    que tanto la

    adora

    hasta

    que

    la

    rue-

    da

    del

    tiempo

    gastara

    en

    su fantasia

    la

    reciente

    idea

    de

    la

    desgi-aciada

    muerte

    de

    su

    padre?

    PoLOPsio.

    El honor

    del

    sexo

    hermoso

    cual uu

    puro

    cris-

    tal

    se

    empaa

    al

    menor

    aliento

    y

    jams

    Ofelia

    ser

    el

    tiro

    de

    la indignacin

    de

    Dinamarca.

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    32/53

    -

    32

    Gertr.

    No,

    Poloiiio;

    conocemos ^iicslros

    virludcs,

    y

    rospclainos

    vuestra repiilacioii.

    S

    Ofelin

    amase

    Flamlel;

    si

    llamlel es

    vcnliiroso

    con

    Ofelia,

    el

    amor

    anlc

    las

    saci as

    aras

    les

    tender

    su

    co-

    yunda.

    PoLOMO. Uu

    Priucipc

    daes

    no

    puede

    elegir

    por

    si;

    ne-

    cesita

    el

    consentimiento

    do

    su

    piiel>lo,

    y

    no

    so

    buscan

    solo

    las

    virtudes para

    dividir

    el tlamo

    del

    monarca.

    Off.i.ia.

    Gertr.

    Y

    no

    puedo

    ser

    suya, porque

    es

    Principe.

    Solo

    poseyndole,

    podemos volver

    Ilamlcl

    su

    contento.

    Te

    adora,

    y

    todas

    las

    hermosas

    sern

    sus

    inflamados ojos,

    neg-ras

    sombras

    y

    des-

    preciables

    SLM es. Los daneses aman

    demasiado

    su

    Principe,

    para

    no procm aric

    su

    venlui a.

    Tu

    ilustre naciuiiento,

    el

    crdito

    de

    tu padi c,

    tus

    viitudcs,

    tu

    hermosiii a, todo, Ofelia,

    los

    in-

    clinar

    prestar

    gustosos su

    consentimiento

    para

    vuestro

    enlace.

    Claudio.

    El

    pueblo

    de

    Dinamarca

    no

    querr

    faltar

    ;i

    an-

    tiguas

    y

    justas

    costumbres,

    ni el

    monarca d

    i-

    ns

    podr cxijirselo.

    ESCENA

    VI.

    Gertrudis.

    Poi.omo.

    Ofelia.

    Gertr.

    (Siguiendo

    Claudio

    con los ojos.)

    Y

    asi

    res-

    pondes

    tanto

    amor

    y

    tantos sacrificios

    Y

    asi

    respetas

    tus

    juramentos,

    y

    eres el

    padi C

    de

    mi

    desgi aciado

    Ilamiet

    No,

    amigos,

    no

    cual

    dbil

    caa

    ser

    Gertnidis arrebatada

    por el

    fu-

    ror

    de

    las

    tempestades,

    siguiendo

    el curso

    de

    su

    lorrenle.

    Yo

    sabr

    conseguir el consenti-

    miento

    de

    Dinamarca,

    y

    hacer

    su

    secreto

    hi-

    meneo.

    Ofelia.

    Yo adoro

    amiot,

    y

    Ilamiet

    me

    adora.

    Poi.OMO.

    Harto

    sensible

    me

    es,

    seora,

    contradecir

    tan

    generosos

    sentimientos;

    pero

    pesai de

    haber

    encanecido

    entre

    los

    prfidos

    y

    dorados

    techos,

    el

    honor

    ha

    sido

    mi

    guia

    ,

    y

    desconociendo

    la

    doblez,

    siempre

    fu

    mi

    lengua el

    rgano

    de

    la

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    33/53

    35

    Gertr.

    Ofelia,

    Gertr.

    POLO?IO.

    Gektr.

    POLONIO.

    Ofelia.

    verdad.

    Conozco

    vuestro

    poder

    en

    Dinamarca

    por

    el

    amor

    que os

    granjeasteis

    en

    todos

    los

    co-

    razones:

    s

    que

    Hamiet

    es

    el

    idoIo

    del

    pueblo,

    y

    fcil

    os

    fuera

    conseguir

    su

    consentimiento

    pa-

    ra el

    enlace;

    pero

    el Rey

    se

    opone,

    y

    seria

    pre-

    ciso

    procurar la

    voluntad

    de

    los

    subditos

    por

    secretas

    neg-ociaciones

    que

    cada

    cual

    interpre-

    tar

    su

    arbitrio.

    Din O

    fuera

    los

    daneses

    prestar un

    consentimiento

    que contrariara

    inte-

    reses

    populares,

    y

    procurndolo

    conseguir

    por

    secretos

    medios,

    se

    creyera

    obra

    de la

    baja

    am-

    bicin

    de

    Polonio,

    y

    efecto

    de

    la

    vil

    corrupcin

    de Ofelia.

    Y

    el

    desdichado

    Hamiet,

    ser

    victima

    de

    su

    ar-

    diente pasin,

    y

    Ofelia

    que

    le

    ama,

    escuchar

    sus

    g-emidos,

    y

    reprimir su

    llanto,

    sin

    poderle

    prestar dulce

    consuelo?

    Oh seora

    Ay

    amig-os

    cuan

    desdichada

    es la

    Reina

    de

    Dinamarca.

    Yo

    que

    he

    sentido

    todo el

    poder

    de

    las

    pasiones;

    yo

    que

    por

    ellns

    precipitada

    der-

    ramar hasta

    la

    tumba

    un

    llanto ardiente

    que

    sin

    desahogar mi pecho

    abrasa

    mis

    mejillas,

    yo

    no

    podr

    prestar

    alivio

    un

    amor

    puro,

    celestial...

    Tal

    vez

    ceder

    y

    entonces...

    (Viendo

    Hamiet por

    las

    habitaciones

    interio-

    res

    y

    le

    llama.)

    Miradle,

    qu

    plido,

    qu

    abati-

    do.

    Hamiet

    (Entra

    despacio en

    la

    escena.)

    que-

    rido

    Hamiet

    Desg-raciado Principe

    Padre mi

    ESCENA

    VII.

    Dichos.

    Hamlet.

    Gertr.

    Acaso ahora,

    Hamiet,

    hallarn

    tus ojos

    algn

    objeto

    que

    alivie tu

    mclancolia.

    Hamlet.

    (Distraido.)

    Ay

    madre

    El

    sol

    radiante

    para

    mi perdi

    todo su

    brillo,

    y

    el

    sucio

    envuelto

    en

    tinieblas

    solo

    me

    presenta

    hoirores.

    Gertr.

    Ya s

    todo

    el

    secreto;

    t

    adoras

    Ofelia.

    3

  • 7/25/2019 Hamlet Ave Cilla 1856

    34/53

    34

    Hami.et.

    Yo...

    es verdnd...

    inc fu dado

    amar

    all

    en

    relices

    dias,

    pero...

    (iEnia.

    Tendrn proiilo

    lriiiiiio tus

    males;

    la

    sa;-rada

    coyunda

    te

    uni

    lii

    hermosa

    Olelia;

    ella

    le

    ama,

    y

    otra

    \ez

    volvers

    lu conlenlo.

    IIamlet.

    (A

    Ofelia

    con vehemencia.)

    iNo

    le

    cases,

    no;

    auiKjiie

    seas

    un hielo

    en

    l